ANÁLISIS COMPARATIVO DE LAS CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DE LOS FLUÍDOS REFRIGERANTES MÁS UTILIZADOS E. García Ortiz, G. Búrdalo, M. Veiga, J. Cepeda, M. Fuentes, M. de Barrios, J. Ferrero, Universidad de León, Escuela de Ingenierías Industrial e Informática, Campus Universitario, 24071-León, España +34 987 291777 e.garcia.ortiz@unileon.es Resumen: La prohibición en algunos casos, o conveniencia en otros, de no utilizar determinados refrigerantes, ha abierto un abanico nuevo de posibilidades técnicas en la elección de los fluidos más aconsejables para los equipos de frío. Por ello, es conveniente conocer en profundidad el comportamiento de dichos refrigerantes al objeto de tener fundamentos para la elección de los más adecuados en cada circunstancia. En la presente comunicación se analizan las características básicas de los fluídos refrigerantes más utilizados en las instalaciones frigoríficas actuales, tales como R-134a, R-124, R-125, R-410A, R-507 ó R-717. Se estudian los aspectos relativos a presión de evaporación, volumen específico, relación de compresión, trabajo específico de compresión, calor disipado, temperatura de descarga o COP, entre otros. Palabras clave: frío, refrigeración, refrigerantes 1. INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES La tecnología del frío ha experimentado una fuerte evolución a partir de mediados del pasado siglo XX, primero con la aparición de los refrigerantes halogenados y, posteriormente, con la decidida protección del medio ambiente frente a las consecuencias derivadas del uso de los mencionados refrigerantes. Hoy en día nos encontramos inmersos en una fase de adaptación y cambio en las instalaciones frigoríficas, tanto a nivel de fabricantes, como de usuarios, formando los técnicos parte importante de esta, por llamarla así, “revolución” en el mundo de la industria del frío. Reseñamos a continuación, sin remontarnos a acontecimientos más o menos lejanos, una serie de hechos históricos relevantes en el desarrollo de los refrigerantes y la industria de la refrigeración o o o o o o o o o o 1873 - El Dr. Carl Linde introdujo el compresor de amoníaco. 1931 - Se introduce comercialmente el freón 12. 1932 - Introducción comercial del freón 11. 1936 - Introducción comercial del freón 22. No obstante, su desarrollo a gran escala no se produjo hasta después de la 2ª guerra mundial. 1950 - Introducción comercial del R-500. 1961 - Introducción comercial del R-502. 1974 – Los científicos Molina y Rowland presentaron la hipótesis de que algunos gases emanados desde la Tierra deterioraban la capa de ozono, lo que fue confirmado más tarde por la NASA. 1987 – Se aprueba el Protocolo de Montreal, por el que se decide eliminar los compuestos que deterioran la capa de ozono. A partir de ese mismo año los principales fabricantes de refrigerantes comienzan a producir compuestos que puedan sustituir a los que habrían de desaparecer, entre ellos los R-134a, el R-123, R-124 y diversas mezclas zeotrópicas. 1990 – Revisión de Londres, en donde se reducen notablemente los plazos para la eliminación de los denominados CFC’s. 2000 – Publicación de una reglamentación en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas el 29 de septiembre. Este reglamento CE nº 2037/2000, establece las fechas que limitan el uso de los fluidos clofluorocarbonados (CFC) y de los hidroclorofluocarbonados (HCFC). Así pues, partimos de una situación que, no por conocida, deja de tener gran trascendencia en el sector frigorífico, como a continuación comentaremos. 2. LOS REFRIGERANTES Y EL MEDIO AMBIENTE Veremos en los apartados siguientes la relación existente entre estos compuestos químicos y el medio ambiente. 2.1. El deterioro de la capa de ozono La acción destructora de la capa de ozono por los compuestos que contienen cloro es mundialmente aceptada. El cloro, procede de la descomposición de las moléculas de clofluorocarbonados (CFC) y en menor medida de los hidroclorofluocarbonados (HCFC). Se ha definido un índice que pretende poder comparar el poder destructivo de los diferentes refrigerantes. Dicho índice es el ODP (Ozone Depletion Potencial). Toma el valor 1 de referencia para el R-11, siendo muy elevado para aquellos compuestos que contiene cloro en sus moléculas sin existir átomos de hidrógeno (CFC), y con cifras tanto más pequeñas cuanto mayor es la presencia de átomos de hidrógeno (HCFC). Se concluye, por tanto, que la ausencia de átomos de cloro indicará la nula repercusión del correspondiente compuesto sobre la capa de ozono. Más adelante se indicarán los datos de ODP correspondientes a los fluidos más significativos. 2.2. La contribución al efecto invernadero. De forma paralela a lo indicado en relación con la capa de ozono se ha estudiado la contribución de estos compuestos al efecto invernadero, contribución que puede adquirir mayor importancia en el futuro dada la permanencia de dichas moléculas en la atmósfera. Resulta obligado añadir a todo lo expuesto que existen otras actividades y sectores industriales que igualmente utilizan CFC’s y HCFC’s, ya que éstos pueden usarse, por ejemplo, como agentes propelentes en aerosoles, en productos de limpieza y otros ámbitos, por lo que la tecnología del frío representa una aportación más, si bien importante, en el deterioro del medio ambiente en los dos aspectos considerados. De forma análoga a la anterior, se ha definido un índice en relación con la diferente contribución que presentan los compuestos al efecto invernadero, en definitiva al calentamiento global del planeta. Se conoce como GWP (Global Warning Potencial), y su referencia es el valor correspondiente al CO2. En la tabla siguiente se exponen los valores relativos a una serie de refrigerantes. Tabla 1: Índices medioambientales REFRIG. R-11 R-22 R-124 R-23 R-125 R-134a R-404A R-410A R-507 R-717 ODP (R-11 = 1) 1 0,055 0,022 0 0 0 0 0 0 0 GWP (CO2 = 1; 100 a) 200 1.700 480 11.700 2.800 1.300 3.260 1.725 3.300 0 Ya se pueden hacer especiales consideraciones sobre las cifras que figuran en la tabla. El primero, R-11, es el más representativo de los CFC’s, como lo demuestra el valor de 1 de ODP. Los dos siguientes fluidos (HCFC) ofrecen valores de ODP reducidos, debido a la presencia de hidrógeno, pero la presencia también de cloro es causa de su ya muy próxima desaparición. Por el contrario, los que se encuentran entre el R-23 y el R-507, compuestos hidrofluorocarbonados (HFC), no dañan a capa de ozono, si bien su contribución al efecto invernadero es digno de señalar. Finalmente, y como refrigerante singular, está el R-717 (NH3), que es totalmente inocuo para cualquiera de los dos efectos sobre el medio ambiente considerados. 2.3. Las consecuencias legales. Ya se ha expuesto someramente la evolución de hechos que han afectado al desarrollo de la tecnología del frío en cuanto a los fluidos refrigerantes. Reproducimos a continuación en la figura 1 un resumen de lo determinado por la Unión Europea, a partir del Reglamento ya mencionado CE 2037/2000. Figura 1: Desarrollo del reglamento CE 2037/2000 Así pues, la utilización de los HCFC, también denominados “refrigerantes de transición”, viene siendo cada día más restrictiva, lo que culminará en enero de 2015. Figura 2: Fluidos disponibles más importantes La utilización de refrigerantes que no presenten ningún condicionante legal es, por tanto, absolutamente obligada. En la figura 2 se ha reflejado la situación actual y para un próximo futuro de los fluidos disponibles más importantes. Sólo cabe añadir que la consideración de “medio/largo plazo” puede aludir al hecho posible de que en un futuro estos refrigerantes que hoy se mencionan como “definitivos” dejen paso a otros más adecuados para el medio ambiente, en especial por lo que hace referencia al calentamiento global. 3. ANÁLISIS DE ALGUNOS REFRIGERANTES RELEVANTES Analizaremos a continuación las características de mayor importancia de algunos de los refrigerantes, de los diversos tipos, a fin de que puedan compararse entre sí, con atención especial, como es lógico, a aquellos que deben utilizarse hoy en día. Para ello, nos fijaremos en su comportamiento en el ciclo clásico frigorífico, el ciclo saturado simple, y para los parámetros termodinámicos más importantes, estudiando la variación de dichos parámetros en función de la variación de la temperatura de evaporación. 3.1. Bases de partida Nos basaremos en las siguientes consideraciones y parámetros: • Aplicación del fluido a un ciclo saturado simple, para una temperatura de condensación de +30 ºC • Parámetros a estudiar en el ciclo: Presión de evaporación Volumen específico Relación de compresión Capacidad frigorífica Trabajo específico de compresión Calor disipado Temperatura de descarga Coeficiente de funcionamiento • Variación en la temperatura de evaporación: Desde - 40ºC hasta - 5ºC Los refrigerantes estudiados serán los siguientes: o HFC’s: R-23, R-125, R-134a, R-404A (mezcla), R-410A (mezcla), R507 (mezcla) o HCFC’s: R-124 o CFC’s: R-11; R-502 (mezcla) o Inorgánico: R-717 3.2. Análisis de comportamiento de los fluidos Presión de condensación. En la gráfica 1 puede verse que sobresale específicamente el caso del R-23, en el que las presiones son llamativamente altas. Se trata de un refrigerante que sólo puede utilizarse para bajas temperaturas, no pudiendo ser la temperatura de condensación superior a + 20ºC. Se ha reflejado únicamente a efectos de comparación. Igualmente destacable es el R-11, actualmente prohibido (CFC), y utilizado para temperaturas en el entorno de 0ºC. Sobresalen sus cifras, muy bajas. El resto de los refrigerantes, incluido el R-717 (amoniaco), ofrecen cifras similares en cuantía y evolución, siendo las más bajas las del R-134a, sustitutivo natural del R-11. Presión de evaporación Presión de evaporación (bar) 25 R-23 20 R-124 R-125 R-134a 15 R-404A R-410A 10 R-507 R-11 R-502 5 R-717 0 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 Temperatura (ºC) Gráfica 1: Evolución de la presión de evaporación Volumen específico Volumen específico 1800 Volumen específico (dm 3/kg) 1600 R-23 1400 R-124 R-125 1200 R-134a 1000 R-404A 800 R-410A R-507 600 R-11 R-502 400 R-717 200 0 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 Temperatura (ºC) Gráfica 2: Evolución del volumen específico Estudiamos la evolución del volumen específico a la entrada del compresor en el ciclo saturado simple de referencia (gráfica 2). Llamativamente altos los volúmenes correspondientes al R-11, lo que avala el que se haya utilizado para temperaturas altas. De igual forma podemos comentar el caso del R-717, con cifras elevadas, siendo ésta una de sus propiedades más perjudiciales y que ha de tenerse en cuenta en el diseño de sus instalaciones. De muy interesantes cabe calificar las gráficas, con valores muy pequeños, del R134a y del R-404A, fluidos en la actualidad en gran desarrollo y aplicación. Relación de compresión. Relación de compresión 18 16 Relación de compresión R-23 14 R-124 R-125 12 R-134a 10 R-404A 8 R-410A R-507 6 R-11 R-502 4 R-717 2 0 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 Temperatura (ºC) Gráfica 3: Evolución de la relación de compresión Factor éste, la relación de compresión (gráfica 3), muy importante por su repercusión en el tamaño y cualificación económica de una instalación, siendo conveniente que sus valores no aumenten de forma excesiva. Como era de esperar, las gráficas presentan una tendencia claramente decreciente a medida que las temperaturas de evaporación aumentan. El más destacable en las gráficas es el R-23, lo que vuelve a apoyar su buena adaptación a bajas temperaturas. Puede reseñarse que el comportamiento del R-134a es algo mejor que el del R-11. Capacidad frigorífica La capacidad frigorífica (gráfica 4) nos viene a definir la importancia de un refrigerante en su utilidad para absorber calor en su paso por el evaporador, de ahí el interés de que sus valores sean altos. Sobresale, por tanto el R-717, muy por encima del resto; la anchura del segmento de evaporación en su caso, en un diagrama p-h, es la mayor en los fluidos utilizados habitualmente. Esto hace que su uso en instalaciones de mediano o gran tamaño sea en ocasiones muy adecuado. En el resto de los fluidos se aprecia una variación muy pequeña en las cifras, todas ellas bastante similares. Capacidad frigorífica (kJ/kg) Capacidad frigorífica (kJ/kg) 1200 R-23 1000 R-124 R-125 800 R-134a R-404A 600 R-410A R-507 400 R-11 R-502 200 R-717 0 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 Temperatura (ºC) Gráfica 4: Evolución de la capacidad frigorífica Trabajo específico de compresión Trabajo específico de compresión (kJ/kg) Trabajo específico de compresión (kJ/kg) 450 400 R-23 350 R-124 R-125 300 R-134a 250 R-404A 200 R-410A R-507 150 R-11 R-502 100 R-717 50 0 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 Temperatura (ºC) Gráfica 5: Evolución del trabajo específico de compresión Si dejamos aparte el R-410A, el único que destaca de forma significativa es el R717, que vuelve a dejar patente las enormes diferencias de comportamiento termodinámico que presenta en relación con el resto de fluidos estudiados, todos ellos orgánicos. Sin duda esos elevados valores inciden en la inversión requerida en sus instalaciones. La totalidad de las gráficas presentan, en mayor o menor medida, una tendencia decreciente. Esta característica común, junto a otras ya comentadas, pone de relieve la necesidad de realizar un buen diseño en las instalaciones, con el mejor ajuste posible en la temperatura de evaporación. Calor disipado Se trata del calor cedido en condensador (gráfica 6) y, nuevamente, el único sobresaliente viene a ser el R-717, con cifras relevantes que repercutirán en las instalaciones necesarias. En este parámetro las gráficas, si bien de carácter decreciente, tiene pendientes muy pequeñas. Calor disipado (kJ/kg) 1600 Calor disipado (kJ/kg) 1400 R-23 R-124 1200 R-125 1000 R-134a R-404A 800 R-410A R-507 600 R-11 400 R-502 R-717 200 0 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 Temperatura (ºC) Gráfica 6: Evolución del calor disipado Temperatura de descarga Temperatura de descarga (ºC) 180 Temperatura de descarga (ºC) 160 R-23 140 R-124 R-125 120 R-134a 100 R-404A 80 R-410A R-507 60 R-11 R-502 40 R-717 20 0 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 Temperatura (ºC) Gráfica 7: Evolución de la temperatura de descarga En la gráfica 7, dejando de lado el caso singular del R-717, el resto de los fluidos también merece algún comentario, ya que, aunque todas las gráficas presentan tendencias similares, las cifras sí que ofrecen diferencias de mención en algún caso. Así, por ejemplo, ha de citarse el mejor comportamiento del R-134a frente al R-11. Igualmente, son bajos los valores del R-125 y del R-404A, este último del máximo interés, ya que se está implantando con frecuencia en instalaciones de baja temperatura Coeficiente de funcionamiento COPr 7 6 R-23 R-124 COPr 5 R-125 R-134a 4 R-404A R-410A 3 R-507 R-11 2 R-502 R-717 1 0 -40 -35 -30 -25 -20 -15 -10 -5 Temperatura (ºC) Gráfica 8: Evolución del coeficiente de funcionamiento El COPr, o Coeficiente de funcionamiento real (gráfica 8), viene a ser el parámetro que define de manera global la comparación entre los diferentes refrigerantes. De manera general, como ya viene sucediendo, mejora sus cifras de forma clara al incrementarse la temperatura de evaporación. Si lo analizamos para los diferentes fluidos, el R-124 (HCFC) y el R-717 presentan los mejores resultados, estando a continuación el R-11 (CFC). El resto solapa prácticamente sus gráficas, con una ligera ventaja para el R-134a, y siendo la más baja la correspondiente al R-125. Otros condicionantes de interés En el estudio de los fluidos refrigerantes a utilizar no podemos dejar de considerar tres aspectos importantes y gran repercusión práctica. 1. Por una parte, el aspecto económico, presupuestario, de las instalaciones a proyectar. Puede asegurarse, sin gran margen de error, que las instalaciones que utilizan refrigerantes orgánicos tienen implicaciones económicas bastante similares, por lo que este factor, para este tipo de fluidos, no es excesivamente relevante en la elección del refrigerante a utilizar. Sin embargo, las instalaciones de amoniaco (R-717) son comparativamente más caras, necesitan de unos aspectos tecnológicos más complejos, que no pueden ser motivo de esta comunicación, y que implican mayor peso económico. En este sentido, también hay que considerar que esa complejidad exige a veces la presencia de técnicos cualificados para el mantenimiento de la instalación. 2. Desde el punto de vista tecnológico también es necesario tener presente la disponibilidad de equipos a nivel comercial de forma contrastada. En el mercado actual no hay dificultad para poder disponer de equipos que utilicen, dentro de los estudiados, los fluidos siguientes: R-134a, R-404A, R-507, R-717 e incluso R-23, si bien, como es lógico, paulatinamente se irán añadiendo a esta lista nuevos refrigerantes, como es el caso del R-407C. 3. Finalmente, un último aspecto, también económico, no puede olvidarse. Se trata del coste del propio refrigerante. En este sentido, la primacía absoluta la tiene el R-717, de coste unitario muy inferior al de los fluidos orgánicos. 4. CONCLUSIONES En este estudio hemos presentado un análisis de un conjunto de diez refrigerantes relevantes en el desarrollo de la ingeniería del frío, tanto desde el punto de vista legal, por las repercusiones de la directiva CE 2037/2000, como de sus características termodinámicas. De ellos ya habría que descartar los CFC’s y HCFC’s, restando únicamente los orgánicos HFC’s y el R-717 (amoniaco). En el análisis termodinámico, realizado sobre 8 parámetros en base a un ciclo frigorífico básico de referencia, se han constatado las propiedades diferenciales de cada uno de los fluidos considerados. Creemos que todo ello puede contribuir a un mejor conocimiento de la situación del sector, en un aspecto tan importante como es el diseño de la instalaciones, a partir de la elección adecuada del refrigerante a utilizar, así como de las condiciones del ciclo, pues una correcta elección de las temperaturas de evaporación y condensación tiene una gran repercusión en su rendimiento. BIBLIOGRAFÍA Franco, J.M., 2006. Manual de Refrigeración. Ed. Reverté. Navarro, J., Cabello, R., Torrella, E., 2003. Fluidos Refrigerantes, Tablas y Diagramas. AMV Ediciones. Rodríguez, E., 2005. Los Refrigerantes en las Instalaciones Frigoríficas. Ed. Thompson Paraninfo. Sánchez, M.T., 2005. Ingeniería del Frío: Teoría y Práctica. AMV Ediciones.