113 CAPÍTULO III ADOPCIÓN SUMARIO: 1. DISPOSICIONES GENERALES. 2. PRINCIPIOS GENERALES. 3. PERSONAS QUE PUEDEN SER ADOPTADAS. 4. PERSONAS QUE PUEDEN SER ADOPTANTES. 5. DECLARACIÓN JUDICIAL DE LA SITUACIÓN DE ADOPTABILIDAD. 6. GUARDA CON FINES DE ADOPCIÓN. 7. JUICIO DE ADOPCIÓN. 8. TIPOS DE ADOPCIÓN. 9. NULIDAD. 10. INSCRIPCIÓN. 1. DISPOSICIONES GENERALES Este instituto está incorporado al derecho argentino desde 1948, naciendo como un cuerpo de normas especial y complementario del CC, a través de la ley 13.252, aunque luego fue recibiendo importantes modificaciones a través de las leyes 19.134 y 24.779. Sin embargo, su régimen ha sido motivo de numerosas críticas, a las que el legislador ha tratado de darles una solución legislativa mediante un adecuado marco normativo. Además, no puede desconocerse el constante dinamismo que caracteriza al derecho de familia, lo cual conlleva la necesaria adaptación de la normativa a las exigencias y realidades sociales. La adopción, del verbo adoptar, hace referencia a incorporar como hijo a aquel que no lo es biológicamente. El citado concepto, coincide con lo dispuesto en el art. 558 del CCCN, según el cual se coloca a la adopción como una fuente de filiación, el que tiene como vínculo determinante el aspecto jurídico, al que se accede solamente por una sentencia judicial. En el sentido legal, se entiende por adopción al acto jurídico mediante el cual se crea un vínculo de parentesco entre dos personas, entre las que se establece una relación de paternidad y/o maternidad. El artículo 594 del CCCN conceptualiza la adopción estableciendo que: “es una institución jurídica que tiene por objeto proteger el derecho de los niños, niñas y adolescentes a vivir y desarrollarse en una familia que le procure los cuidados tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales, cuando éstos no les pueden ser proporcionados por su familia de origen”. Como principio general, la adopción es el derecho de los niños a vivir en una familia, y no al revés, extremo que resulta del transcripto art. 594. Cabe aclarar que la citada norma se refiere a la adopción en general, aunque hay supuestos especiales, o excepciones, que no surgen en la definición del art. 594. Mariano C. Otero 114 Es el caso de la adopción de integración, supuesto en el cual la adopción no se da como mecanismo de protección, para atender a las necesidades afectivas y materiales que la familia de origen no puede proporcionarle, sino que a través de esta modalidad de adopción la intención es que el adoptante tenga vínculo filiatorio con el hijo de su cónyuge o conviviente, para que de esa forma sea considerado como un hijo más. Otra cuestión no contemplada en el art. 594, es que además de los niños, niñas y adolescentes, excepcionalmente una persona mayor de edad puede ser adoptada, siempre que se cumpla alguno de los supuestos contemplados en el art. 597 del CCCN. Cabe destacar que en el ámbito de los derechos del niño se reconoce a la adopción como un instrumento necesario para la protección de las personas menores de edad, institución ésta que tiene justificación y fundamento en los valores justicia, solidaridad y paz social1. También es importante destacar que la adopción es un instituto al que debe recurrirse en forma subsidiaria. Como dice Herrera, sólo se puede apelar a ella cuando dicha contención y afecto no le pueda ser proporcionada por la familia primaria o ampliada2. El ya mencionado art. 594 del CCCN culmina aclarando que “La adopción se otorga solo por sentencia judicial y emplaza al adoptado en el estado de hijo, conforme con las disposiciones de este Código”. Al ser ello así, para que la adopción tenga lugar debe mediar la intervención de un juez competente, por lo que la sola voluntad de los interesados no alcanza a tal fin. Este extremo resulta concordante con lo dispuesto en el art. 21 de la Convención sobre los Derechos del Niño, norma en la que se establece que “Los Estados Partes que reconocen o permiten el sistema de adopción cuidarán de que el interés superior del niño sea la consideración primordial y: a) Velarán porque la adopción del niño sólo sea autorizada por las autoridades competentes, las que determinarán, con arreglo a las leyes y a los procedimientos aplicables y sobre la base de toda la información pertinente y fidedigna, que la adopción es admisible en vista de la situación jurídica del niño en relación con sus padres, parientes y representantes legales y que, cuando así se requiera, las personas interesadas hayan dado con conocimiento de causa su consentimiento a la adopción sobre la base del asesoramiento que pueda ser necesario (…)”. 1 CSJN, 02/08/2005, S., C. s/Adopción; AR/4/57921. 2 Conf. Herrera, Marisa, El régimen adoptivo en el Anteproyecto de Código Civil: más sobre la trilogía: Blanc, Abeledo Perrot Nº AP/DOC/2146/2012. Nuevo Código Civil y Comercial. Volumen II 115 Ahora bien, para la adecuada aplicación práctica del instituto y que cumpla con la adecuada protección a determinadas personas, es muy importante el avance que se genera en la normativa con la implementación del nuevo CCCN, pero ello solo no alcanza. Será también tarea y responsabilidad de todos los operadores del Derecho que se cumplan con los principios rectores de esta fuente de filiación. 2. PRINCIPIOS GENERALES Tal como ocurre en otros institutos, en el CCCN también se fijan principios generales relativos a la adopción, los que aparecen enumerados en su art. 595. Dichos principios representan las bases constitucionales reconocidas en la materia, dentro de las que debe enmarcarse lo relativo a la adopción. En el mencionado artículo se establece que “La adopción se rige por los siguientes principios: a) el interés superior del niño; b) el respeto por el derecho a la identidad; c) el agotamiento de las posibilidades de permanencia en la familia de origen o ampliada; d) la preservación de los vínculos fraternos, priorizándose la adopción de grupos de hermanos en la misma familia adoptiva o, en su defecto, el mantenimiento de vínculos jurídicos entre los hermanos, excepto razones debidamente fundadas; e) el derecho a conocer los orígenes; f) el derecho del niño, niña o adolescente a ser oído y a que su opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de madurez, siendo obligatorio requerir su consentimiento a partir de los diez años”. A continuación, analizaré cada uno de los principios mencionados precedentemente. A. Interés superior del niño: Este principio resulta de rango constitucional, de acuerdo a lo normado en el art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional, la cual reconoce expresamente a la Convención sobre los Derechos del Niño. Y es la citada Convención la que en su art. 3.1 reconoce al interés superior del niño. Este principio fue recogido a nivel nacional por la ley 26.061 (de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes), que en su art. 3º dispone que “A los efectos de la presente ley se entiende por interés superior de la niña, niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y garantías reconocidos en esta ley. Debiéndose respetar: a) Su condición de sujeto de derecho; 116 Mariano C. Otero b) El derecho de las niñas, niños y adolescentes a ser oídos y que su opinión sea tenida en cuenta; c) El respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social y cultural; d) Su edad, grado de madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones personales; e) El equilibrio entre los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescentes y las exigencias del bien común; f) Su centro de vida. Se entiende por centro de vida el lugar donde las niñas, niños y adolescentes hubiesen transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su existencia. Este principio rige en materia de patria potestad, pautas a las que se ajustarán el ejercicio de la misma, filiación, restitución del niño, la niña o el adolescente, adopción, emancipación y toda circunstancia vinculada a las anteriores cualquiera sea el ámbito donde deba desempeñarse. Cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de las niñas, niños y adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos, prevalecerán los primeros”. Por su parte, la ley de promoción y protección integral de los Derechos de los Niños de la Pcia. de Buenos Aires, Nº 13.298, se encarga de definir al interés superior del niño, en los siguientes términos: “Se entiende por interés superior del niño la máxima satisfacción integral y simultánea de sus derechos en un marco de libertad, respeto y dignidad, para lograr el desenvolvimiento de sus potencialidades, y el despliegue integral y armónico de su personalidad. Para determinar el interés superior del niño, en una situación concreta, se debe apreciar: a) La condición específica de los niños como sujetos de derecho. b) La opinión de los niños de acuerdo a su desarrollo psicofísico. c) La necesidad de equilibrio entre los derechos y garantías de los niños, y sus deberes. d) La necesidad de equilibrio entre los derechos y garantías de los niños, y las exigencias de una sociedad justa y democrática” (conf. art. 4). Si bien este principio será desarrollado en profundidad en el subpunto A del punto 2 del Capítulo IV de esta obra, en este acápite haré referencia a distintas cuestiones que hacen al reconocimiento de este principio en el ámbito específico de la adopción. Es importante tener presente que más allá de la definición citada acerca del interés superior del niño, dicho principio puede manifestarse de distintas maneras, pues el juez en cada caso en el que deba decidir deberá evaluar de qué manera se protege de mejor manera el citado principio rector. (Continúa) Nuevo Código Civil y Comercial. Volumen II 119 Asimismo, hace al interés superior del niño, la facultad delegada al juez en el art. 621 del CCCN, a través de la cual puede decidir si en el caso en concreto dicho interés se protege de mejor manera con el otorgamiento de la adopción plena o de la simple. • Jurisprudencia 1. Si de las propias manifestaciones de la progenitora no surge que el abandono de su hija recién nacida en el hospital haya estado viciado en razón de su estado puerperal, sino que ello habría sido tramado con anticipación, como tampoco que el pedido de reintegro de la niña, efectuado casi 15 meses después del nacimiento haya obedecido a alguna situación insuperable o por lo menos justificante del lapso transcurrido, el interés superior del menor impone revocar la sentencia que transformó la guarda con fines de adopción otorgada al matrimonio que la tuvo desde aquel momento, en una protección cautelar SCBA, 10/07/2013, N. N. o S., V.; DFyP, 2013 (diciembre), 81; AR/JUR/41959/2013). 2. La decisión de conceder la guarda de menores con fines de adopción a favor de los actuales guardadores es acertada por responder cabalmente al superior interés concreto y actual de ellos, teniendo en cuenta la propia conducta de la progenitora que no logró regenerar vínculo afectivo alguno y se constituyó en obstáculo a tal fin y que junto a sus guardadores han podido consolidar a lo largo del tiempo saludables lazos parento-filiales (SCBA, 29/05/2013, G., K. M., G., F. E.; AR/JUR/22703/2013). 3. Habiéndose declarado el desamparo material y moral de una niña y su estado de adoptabilidad, el principio del interés superior del niño torna procedente disponer que continúe conviviendo con su familia cuidadora a los fines que ésta intente iniciar los trámites de adopción, teniendo en cuenta para ello que la ha criado como a una hija y constituye su centro de vida, mientras que sus padres biológicos no se encuentran en situación objetiva de madurez psíquica y emocional suficiente como para asumir su crianza y así brindarle la contención necesaria para proveer a su desarrollo pleno, mental y espiritual (SCJ Mendoza, Sala I, 09/03/2012, L. V. y ot. en J: 35.331 Comp. en autos 15817/9/3F R.L.M.A. s/ med. tutelar s/ inc. cas.; LLGran Cuyo 2012 (junio), 527; AR/JUR/3174/2012). 4. Corresponde rechazar la restitución de una persona menor de edad dada en guarda preadoptiva, solicitada por los padres biológicos si se trata de un niño de siete años de edad, que reconoce a sus guardadores como su familia y que no ha tenido contacto con su familia de sangre, pues tales circunstancias permiten concluir que la restitución se contrapone al interés superior del niño, en tanto le produciría un quiebre en su vida emocional y afectiva, generando un trauma psíquico de profunda incidencia en su desarrollo posterior (STJ Río Negro, 28/10/2009, Rocha, Karina y Delgado, Omar; DFyP, 2010 (junio), 140; AR/JUR/50966/2009). 120 Mariano C. Otero 5. En los juicios de adopción, corresponde hacer prevalecer por sobre todos los intereses en juego el del sujeto más vulnerable y necesitado de protección, por lo que los tribunales deben ser sumamente cautos en modificar situaciones de hecho respecto de personas menores de edad, y mantener, por lo tanto, aquellas condiciones de equilibrio que aparecen como más estables, evitando así nuevos conflictos cuyas consecuencias resultan impredecibles (del dictamen de la Procuradora Fiscal que la Corte hace suyo; CSJN, 19/02/2008, Guarino, Humberto José y Otra; DJ, 2008-I, 993; JA, 2008-II, 19; AR/JUR/104/2008). 6. La “verdad biológica” no es un valor absoluto cuando se la relaciona con el interés superior del niño, pues la identidad filiatoria que se gesta a través de los vínculos creados por la adopción es también un dato con contenido axiológico que debe ser alentado por el derecho como tutela del interés superior del niño (CSJN, 02/08/2005, S., C. s/Adopción; LA LEY online 4/57921). B. Respeto por el derecho a la identidad: El derecho a la identidad ya había sido reconocido en distintos cuerpos de normas. Dispone el art. 8.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño que “Los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas. 2. Cuando un niño sea privado ilegalmente de algunos de los elementos de su identidad o de todos ellos, los Estados Partes deberán prestar la asistencia y protección apropiada y con miras a restablecer rápidamente su identidad”. El art. 11 de la ley 26.061 también se refiere al derecho a la identidad: “Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a un nombre, a una nacionalidad, a su lengua de origen, al conocimiento de quiénes son sus padres, a la preservación de sus relaciones familiares de conformidad con la ley, a la cultura de su lugar de origen y a preservar su identidad e idiosincrasia, salvo la excepción prevista en los artículos 327 y 328 del Código Civil. Los Organismos del Estado deben facilitar y colaborar en la búsqueda, localización u obtención de información, de los padres u otros familiares de las niñas, niños y adolescentes facilitándoles el encuentro o reencuentro familiar. Tienen derecho a conocer a sus padres biológicos, y a crecer y desarrollarse en su familia de origen, a mantener en forma regular y permanente el vínculo personal y directo con sus padres, aun cuando éstos estuvieran separados o divorciados, o pesara sobre cualquiera de ellos denuncia penal o sentencia, salvo que dicho vínculo, amenazare o violare alguno de los derechos de las niñas, niños y adolescentes que consagra la ley. (Continúa) ANEXO Cuadro comparativo de normas del Código Civil y el Código Civil y Comercial de la Nación * parte pertinente * 263 CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN PARENTESCO CÓDIGO CIVIL Concepto y terminología. Art. 529.- Parentesco es el vínculo jurídico Art. 345.- El parentesco es el vínculo subsistente existente entre personas en razón de la natu- entre todos los individuos de los dos sexos, que raleza, las técnicas de reproducción humana descienden de un mismo tronco. asistida, la adopción y la afinidad. Las disposiciones de este Código que se refieren al parentesco sin distinción se aplican sólo al parentesco por naturaleza, por métodos de reproducción humana asistida y por adopción, sea en línea recta o colateral. Elementos del cómputo. Art. 530.- La proximidad del parentesco se Art. 346.- La proximidad de parentesco se estaestablece por líneas y grados. blece por líneas y grados. Grado. Línea. Tronco. Art. 531.- Se llama: a) grado, al vínculo entre dos personas que pertenecen a generaciones sucesivas; b) línea, a la serie no interrumpida de grados; c) tronco, al ascendiente del cual parten dos o más líneas; d) rama, a la línea en relación a su origen. Art. 347.- Se llama grado, el vínculo entre dos individuos, formado por la generación; se llama línea la serie no interrumpida de grados. Art. 532.- Se llama línea recta a la que une a los ascendientes y los descendientes; y línea colateral a la que une a los descendientes de un tronco común. Art. 349.- Hay tres líneas: la línea descendente, la línea ascendente y la línea colateral. Clases de líneas. Art. 348.- Se llama tronco el grado de donde parten dos o más líneas, las cuales por relación a su origen se llaman ramas. Art. 350.- Se llama línea descendente la serie de grados o generaciones que unen el tronco común con sus hijos, nietos y demás descendientes. Art. 351.- Se llama línea ascendente la serie de grados o generaciones que ligan al tronco con su padre, abuelo y otros ascendientes. Cómputo del parentesco. Art. 533.- En la línea recta hay tantos grados como generaciones. En la colateral los grados se cuentan por generaciones, sumando el número de grados que hay en cada rama entre cada una de las personas cuyo parentesco se quiere computar y el ascendiente común. Art. 352.- En la línea ascendente y descendente hay tantos grados como generaciones. Así, en la línea descendente el hijo está en el primer grado, el nieto en el segundo, y el bisnieto en el tercero, así los demás. En la línea ascendente, el padre está en el primer grado, el abuelo en el segundo, el bisabuelo en el tercero, etcétera. Art. 353.- En la línea colateral los grados se cuentan igualmente por generaciones, remontando desde la persona cuyo parentesco se quiere comprobar hasta el autor común; y desde éste hasta el otro pariente. Así, dos hermanos están en el segundo grado, el tío y el sobrino en el tercero, los primos hermanos en el cuarto, los hijos de primos hermanos en el sexto, y los nietos de primos hermanos en el octavo, y así en adelante. Art. 354.- La primera línea colateral parte de los ascendientes en el primer grado, es decir de cada uno de los padres de la persona de que se trate, y comprende a sus hermanos y hermanas y a su posteridad. Art. 355.- La segunda, parte de los ascendientes en segundo grado, es decir de cada uno de los abuelos de la persona de que se trate, y comprende al tío, el primo hermano, y así los demás. Art. 356.- La tercera línea colateral parte de los ascendientes en tercer grado, es decir de cada uno de los bisabuelos de la persona de que se trate, y comprende sus descendientes. De la misma manera se procede para establecer las otras líneas colaterales, partiendo de los ascendientes más remotos. (Continúa)