El rol del maestro en la educación democrática desde la perspectiva de John Dewey. La democracia como una forma de vida Héctor Gabriel Espitia Abril1 Resumen La educación democrática ha sido una preocupación constante por parte de la misma sociedad, no basta con tener instituciones democráticas, valores y condiciones para que esta se transmita automáticamente a las nuevas generaciones. Si bien la sociedad cuenta con diferentes instituciones, la escuela es la principal institución encargada de la educación democrática. Pero ¿qué es educación democrática? Si la democracia es entendida como una forma de vida cómo la escuela puede enseñar esto?. Para Dewey el propósito de la educación es permitir el crecimiento intelectual, moral y emocional del individuo y consecuentemente la evolución de una sociedad democrática. La educación constituye un desarrollo tanto individual como social. Esto implica reconocer que el niño está inserto en un grupo social que posee determinadas características que a su vez condiciona al niño y este en la medida que se va desarrollando va planteando exigencias que parten de sus intereses y necesidades a la misma sociedad. Es así como el maestro tiene una doble responsabilidad en la educación democrática, la primera en permitir que en el aula de clase se desarrollen experiencias que permitan al alumno formar un pensamiento crítico y en segundo lugar participar como ciudadano en la construcción de una sociedad mejor. Palabras claves: democracia, educación, maestro Vivimos en un mundo que ha cambiado considerablemente, las últimas décadas han sido tan agitadas que la dinámica social y familiar ha vivido grandes transformaciones. En otrora la información era reservada a unos pocos, el flujo de la misma ha tomado en este momento 1 Licenciado en educación- especialidad estudios religiosos de la Universidad de la Salle, Magister en pedagogía Universidad Industrial de Santander. Master of Arts Educational Administration- Saint Mary´s University of Minnesota -U.S.A. Vicerrector académico Universitaria Uniagustiniana. Candidato a doctor en educación Universidad Santo Tomás. 1 velocidades que permiten conocer lo que ocurre al otro lado del mundo en cuestión de segundos. Con la invención del ordenador y posteriormente de la internet, la información que antes estaba exclusivamente en manos de un reducido grupo de académicos hoy está disponible para que todos los seres humanos puedan acceder a ella. Los avances científicos y tecnológicos, la globalización, el mercado entre otros han influido considerablemente en la dinámica social y familiar. Esta transformación que la sociedad humana viene experimentando no fue ajena al análisis de John Dewey ya desde finales del siglo XIX e inicios del XX la industrialización y la influencia del mercado estaban planteando nuevas exigencias que antes en una sociedad marcadamente agraria no se veía. Se estaba produciendo una sociedad totalmente distinta a la antigua y este nuevo tipo de sociedad exigía un nuevo tipo de educación. Infortunadamente el cambio de la educación iría a menores velocidades que las necesidades de la misma sociedad. Comprender el rol del maestro para la formación democrática es establecer en primer lugar la relación entre democracia y educación. Si bien es cierto este problema no es nuevo ni ajeno a las reflexiones de académicos, esto ha sido abordado desde diferentes perspectivas. Los conceptos de educación y democracia permiten dirigir automáticamente la mirada sobre un clásico de la pedagogía y se trata de John Dewey (1859-1952), quien logró presentar una propuesta que trasformaba la visión tradicional de democracia llevándola a otro nivel. La democracia como forma de vida, planteará el autor, consiste en que cada individuo que hace parte de la sociedad pueda expresar en la vida diaria actitudes y comportamientos que permitan reconstruir la sociedad en función del bienestar tanto personal como grupal. Esa expresión está compuesta de necesidades, intereses, cualidades y responsabilidades. El tema de la presente ponencia se desarrollará en tres momentos. El primero permitirá realizar un acercamiento al concepto de democracia, el segundo abordará el concepto de educación, y finalmente lo que implicaría una educación democrática y el rol del maestro en esta tarea. La democracia como forma de vida. A lo largo de historia de la humanidad, el hombre ha inventado diferentes formas de organización social y política, encontrando diferentes expresiones que han permitido que cada 2 país desarrolle su propia dinámica. Entre todos los regímenes políticos la democracia ha demostrado tener mayor solidez2. Pero al abordar el tema de la democracia se encuentra que desde el momento de su creación en la antigua Grecia hasta hoy se ha expresado de diferentes formas e incluso existen distintas maneras de la comprensión del mismo concepto y por ende de la misma práctica. Si bien los elementos de todas las aproximaciones conceptuales tienen que ver con su raíz etimológica: dḗmos, que puede traducirse como «pueblo» y κράτος krátos, que puede traducirse como «poder». Esto quiere decir, según el diccionario de la real academia española que la democracia es una “doctrina política según la cual la soberanía reside en el pueblo, que ejerce el poder directamente o por medio de representantes”. Toda la valoración que se ha realizado a la democracia como un modelo que contribuye al desarrollo de las naciones presenta tensiones internas que vienen dándose desde su mismo origen (Cfr. Lago, 2009, p.140). Tensiones que el mismo John Dewey hace más de un siglo identificó llegando a afirmar que el peligro para la democracia venía desde su interior, ya que existía un desfase entre las exigencias del mundo moderno, los desarrollos de la ciencia y las instituciones democráticas. Amy Gutmann, presenta en su artículo titulado “Democracy”3 una visión panorámica sobre las principales concepciones de la democracia que se han presentado en el siglo XX. En el análisis que realiza la autora presenta seis concepciones Schumpeterian Democracy, Populist Democracy, Liberal Democracy, Participatory Democracy, Social Democracy y Deliberative Democracy de las cuales la primera tiene una referencia platónica centrada en la apelación “al sabio o rey-filósofo como modelo ideal de gobernante” (Lago, 2009, p. 142), elemento que Dewey criticó en Democracy and education en el capítulo VII titulado “The Democratic Conception in Education”, hace más de nueve décadas. Joseph Shumpeter4, profesor de economía política de la Universidad de Harward, ha definido la democracia como “aquel sistema institucional para llegar a las decisiones políticas, en “Si en la discusión clásica se intentaba demostrar la superioridad moral y política de la democracia sobre los otros regímenes políticos clásicos (monarquía, oligarquía, tiranía, etc.), hoy la perspectiva es completamente distinta. Una vez aceptado que la democracia es un valor mínimo, irrenunciable por cualquier sociedad política, la cuestión que se plantea es la de cómo debe entenderse esta vida democrática a fin de que pueda considerarse éticamente digna”. (Gracia, 2001, p. 347) 3 En: A companion to contemporary political philosophy / edited by Robert E. Goodin, Philip Pettit. 4 Su principal obra es Capitalism, socialism and democracy, publicada en 1943. Existe una traducción en español por José Diaz García, publicada por ediciones Aguilar en 1952, en México. 3 2 el que los individuos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha de competencia por el voto del pueblo”. (1952 p. 358). Su reflexión apunta a identificar que en la democracia debe existir una élite de expertos en materia de política, los procesos democráticos consistirán que el pueblo simplemente se limite a escoger y elegir a través del voto. Esto plantea un lucha entre los que se consideran con las capacidades para poder ser elegidos en una búsqueda para que la mayoría logre sufragar a favor de ellos. Shumpeter plantea tres condiciones necesarias para el éxito del método democrático (Cfr. Shumpeter, 1952, pp.383-392) mantener la desigualdad política, limitar la esfera política y mantener la apatía política. La primera condición de mantener la desigualdad política genera una brecha entre la masa y los expertos, dándole la responsabilidad a los expertos de dirigir y la única tarea de la masa será ejercer el derecho a sufragar. La esfera política estaría limitada exclusivamente a la designación del gobierno y por lo tanto será lo único sometido al proceso democrático. Finalmente la apatía política de la masa permitirá que se mantenga al margen del gobierno político y de ese modo no existirá conflictos de intereses. En esta concepción de la democracia no subyace una preocupación directa por el individuo, por su calidad como votante (Cfr. Lago, 2009, 151) por sus necesidades y por su aspecto activo dentro de la misma sociedad. Shumpeter escribió su obra en 1943, pero ya mucho antes Dewey haría la crítica a la reducción de la democracia como un simple ejercicio de sufragio, al considerar que todos los individuos están llamados a entender la democracia como una forma de vida y no aún simple ejercicio del sufragio. (Cfr. EW 1, 227-249). Para Dewey la idea de considerar que unos pocos, los expertos, son los únicos que pueden participar en los problemas sociales y definir las posibles soluciones estaría en contra de la misma democracia. Esta lucha la enfrentó de una manera explícita en su obra The public and its problems (LW 2, 235- 372), como reacción a lo planteado por Lippman (1889-1974). En 1922 Walter Lippman publicó Public opinion y tres años más tarde The Phantom public. En esas obras el autor reflejó la desconfianza que tenía frente a la democracia popular y en especial llamó la atención que para que existiera una democracia esta debería estar apoyada sobre un grupo de expertos, pues ellos tenían el conocimiento para poder orientar y gobernar. Para él los individuos, el público, carecían de una información directa sobre los asuntos democráticos y por ende no podían juzgar y participar en temas relevantes. Para Lippman el público dependía de la información de segunda mano proporcionada por los medios de 4 comunicación en especial por el periódico, pero ello poseía limitaciones entre las cuales se podía caer en manipulaciones y por lo tanto la opinión pública estaba cargada de prejuicios y de impresiones superfluas; a diferencia Dewey, afirmará castillo que “la opinión no era sólo el reino de los prejuicios, las impresiones vagas, los lugares comunes, las emociones fáciles. Ciertamente, las opiniones son sólo eso, opiniones, ideas a medio formar o ideas sin aclarar, si las mantenemos al margen de la discusión abierta. Sometidas a esa prueba, en cambio, pueden llegar a demostrar si son adecuadas y provechosas con relación a una situación problemática” (Del castillo, 2004, p. 15) John Dewey consideró la necesidad de formar a los individuos, permitiendo que ellos a través de una inteligencia desarrollada, pudiesen participar en la dinámica social y planteó que “todo aquel que este afectado por las instituciones sociales, debe participar en su constitución y dirección”5 (LW 11, 218). El permitir que sólo los llamados “sabios o una élite de expertos”, determinara la democracia, iría en contra de lo que realmente es ella; “Los individuos de la masa sometida pueden no ser muy sabios; pero hay algo respecto a lo cual saben más que cualquier otro, y es donde les aprieta el zapato y el dolor que ello les produce”6 (LW 11,219) Dewey considera importante la participación del individuo el cual debe “ser consultado de forma activa y no pasiva” (LW 13, 295) para que este pueda sentirse partícipe de los procesos sociales expresando así “cuáles son nuestras necesidades y preocupaciones” (LW 13, 295). Pretender definir que su participación es un fantasma como lo expresa Lippman y que los ciudadanos son outsiders, están por fuera de los asuntos políticos, mientras los expertos y políticos son Insiders que tienen el privilegio de los asuntos públicos. Los ciudadanos se limitaran a elegir sus líderes y dejar a un lado la participación en los problemas públicos. (Cfr. Lippman, 2011, p. 59). La función del experto será la de orientar tanto a los políticos como al público, pero a la vez “está ahí para representar lo invisible. Él representa a personas que no son los votantes, las funciones de los votantes que no son evidentes, eventos que están fuera de la vista, las personas mudas, las personas por nacer, las relaciones entre las cosas y las personas” (Lippman, 1922, p.241). “all those who are affected by social institutions must have a share in producing and managing them” (LW 11, 218). Aunque en (LW 13, 295) reconoce que es una idea del Doctor Felix Adler. 6 “The individual of the submerged mass may no be very wise. But there is one thing they are wiser about that anybody else can be, and that is where the shoe pinches, the troubles they suffer them” ( LW 11, 219) 5 5 Dewey a lo largo de su vida reflejó una preocupación por la reconstrucción social a través de la educación y la vivencia de la democracia. Dewey no fue ajeno a los problemas sociales, desde sus primeros escritos reflejó su interés por plantear una nueva manera de entender la democracia. En “The Ethis of democracy” publicado en 1888 emerge la semilla de superar la visión reducida de la democracia que había planteado Henry Maine en su obra Popular Government, publicada en 1885 y que según Dewey la democracia queda limitada a una conceptualización de estructura de poder y a una forma más de gobierno, dentro de muchas otras. Dewey considera que el interés sobre la democracia es muy generalizado pero a la vez surge un problema: son muy pocas las personas que verdaderamente comprenden el significado de la democracia por ello dirá: La idea misma de la democracia, el significado de la democracia, debe ser continuamente explorado de nuevo, tiene que ser constantemente descubierto y redescubierto, rehecho y reorganizado, mientras que las instituciones políticas y económicas y sociales en que se encarna tienen que estar rehaciéndose y reorganizándose para cumplir con los cambios que se están produciendo en el desarrollo de nuevas necesidades por parte de los seres humanos y nuevos recursos para satisfacer estas necesidades ... La democracia como forma de vida no puede estar quieta. Es, también, si es vivir, debe ir al encuentro de los cambios que están aquí y que están por llegar. Si no avanzamos, si intenta quedarse quieto, ya está empezando el camino hacia atrás que conduce a la extinción. (LW 11, 82). La democracia como forma de vida implicaba el reconocimiento de las capacidades del ser humano y su continuo desarrollo. Pero a la vez se plantea un reto para la misma sociedad el permitirle contar al individuo con los elementos básicos para así poder participar. Dewey desde su comprensión plantea que la libertad del ser humano en una democracia tendrá dos componentes, el primero que le apunta a la posibilidad de elegir y la segunda la posibilidad de actuar. Las dos están estrechamente ligadas. La concepción de democracia como forma de vida implica un proceso de crecimiento, corrección, reacomodación, por ello Dewey plantea que para que pueda existir la democracia debe cambiar y responder a las necesidades presentes de la sociedad y de los individuos. En el pasado las condiciones de vida eran diferentes, e incluso en simples términos numéricos existían menos individuos y por ende habían menos necesidades, era más simple llegar a consensos. 6 La educación como una reconstrucción continua de la experiencia. Dewey señaló que existe una educación formal o sistemática y otra informal. La primera es más abstracta, más superficial y menos influyente. La segunda es más completa amplia y segura (Cf. MW 9, 19). La educación sistemática es la desarrollada en la escuela, a través de un plan de estudios, con una metodología y con una serie de maestros. Para comprender mejor el concepto de educación es necesario identificar en qué consistía la escuela para Dewey. En el artículo segundo del credo pedagógico escrito por Dewey en 1897, todo el apartado está destinado a definir la escuela y podemos encontrar las diferentes características que denotaba para el pedagogo de Burlintong. La escuela es, primariamente, una institución social. Siendo la educación un proceso social, la escuela es simplemente aquella forma de vida en comunidad en la que se han concentrado todos los medios más eficaces para llevar al niño a participar en los recursos heredados de la raza y a utilizar sus propias capacidades para fines sociales. Yo creo que la educación es, pues, un proceso de vida y no una preparación para la vida ulterior. Yo creo que la escuela debe representar la vida presente, una vida tan real y vital para el niño como la que vive en el hogar, en la vecindad o en el campo de juego7. (EW 5, 86-87) La escuela desde una visión Deweyana plantea el reto de ser una institución que represente la vida, en ese sentido el autor es crítico frente a la educación tradicional donde la escuela abstraía al niño de su realidad, la educación estaba referida a acontecimientos e información del pasado. Para el autor la representación de la vida tiene un condicionante que la sitúa en el presente. De igual manera hace referencia a lo que le implica la vida al niño, algo real y vital. Al hacer referencia a lo que significa lo vital para el niño es lo que le interesa, le llama la atención, lo motiva a profundizar, a experimentar, a indagar a preguntarse, es donde sus esfuerzos son canalizados por el interés y lo conduce a un verdadero aprendizaje. El niño se siente motivado por las cosas que le ocurren en su hogar y en la vecindad e infortunadamente la escuela tradicional le interesa simplemente el llenar información en la mente del niño. 7 “ the school is primarily a social institution. Education being a social process, the school is simply that form of community life in which all those agencies are concentrated that will be most effective in bringing the child to share in the inherited resources of the race, and to use his own powers for social ends. I believe that education, therefore, is a process of living and not a preparation for future living. I believe that the school must represent present life-life as real and vital to the child as that which he carries on in the home, in the neighborhood, or on the playground.” (EW 5, 86-87) 7 Dewey pretendió una transformación social a través de la educación en una sociedad democrática, que como condición básica debería permitir que el individuo fuera libre para pensar y actuar. La libertad de pensamiento connota la capacidad el individuo para reflexionar inteligentemente sobre los problemas que lo afectan directa e indirectamente, para ello la tarea de la escuela consistiría en permitirle al individuo desarrollarse integralmente, rompiendo el esquema de educación memorística que tanto defendía la educación tradicional. La libertad para actuar implicaba en el pensamiento de Dewey la posibilidad de contar con las condiciones básicas para poder existir, el Estado debería velar para que tales condiciones fueran una realidad independientemente de la clase social donde se encontrara ubicado el individuo. Comprender al individuo como un organismo social, Dewey reconoció que este interactuaba con otros en función de la construcción social y que la misma sociedad permitía a su vez el desarrollo y crecimiento de cada individuo. Para este crecimiento era necesario compartir una voluntad común que superara las visiones egocéntricas que podrían generar la destrucción de la misma sociedad. Para Dewey ello se conseguiría si cada individuo era consciente de su propio crecimiento y lograba involucrarse en los problemas de la misma sociedad y más específicamente en la consecución de soluciones. Cuando el individuo se esfuerce en conseguir un perfeccionamiento de su desempeño individual en consecuencia mejorará su sociedad. La educación para Dewey será el camino que ayudará a que la sociedad se consolide democráticamente, en ese sentido el autor consideró que la escuela debería ser una comunidad embrionaria que ayudara a transformar y mejorar la sociedad. Dewey no pretendió escribir una formulación con la cual los maestros siguieran al pie de la letra para conseguir una formación democrática. La educación debe trabajar para crear una generación de ciudadanos más inteligentes y comprometidos con las generaciones pasadas y futuras. Si bien Dewey no compartió la idea de educación para la vida, porque veía en ello algo incierto, tampoco quería decir que se cayera en una acción utilitarista para el momento presente del niño, al contrario era crear las condiciones para que el niño pudiese independientemente de las situaciones actuar responsablemente utilizando el método de la ciencia. LA educación democrática se centra en la comprensión de la libertad y a través de la participación, la deliberación, el juicio, y las discusiones sobre situaciones sociales, la vida social 8 e intelectual, los alumnos se preparan para sus roles como ciudadanos, reflejando la democracia como una forma de vida. El maestro y la educación democrática. John Dewey publicó en 1938 un artículo titulado “To those who aspire to the profession of teaching”8 un escrito rico en elementos que ayudan a orientar a las personas que desean dedicar su vida a ser maestros. El autor plantea tres preguntas bajo las cuales debería realizar el análisis cualquier persona que quiera ser maestro, a saber, a. Qué oportunidad ofrece la vocación, o en otras palabras, qué demanda tiene? b. cuáles serían las capacidades para tener éxito? y c. Cuáles son los problemas de esa vocación, que apunta a desanimar al que escoge esta ocupación? El maestro tiene la responsabilidad intelectual de ayudar a que tanto sus alumnos como las personas que lo rodean desarrollen un pensamiento reflexivo que los impuse a participar de los asuntos sociales de una manera crítica y proactiva, ayudando a transformar la sociedad. El autor ve claramente la responsabilidad de los maestros al insistir que “nuestros jóvenes son el principal activo de la sociedad, y que su protección adecuada y su adecuada crianza es la atención más fundamental de la sociedad.”9 (MW 7, 110), de ahí surge el reto de transformar las prácticas educativas e influir en la misma sociedad. El maestro no se puede limitar a realizar lo que le dicen los programas preestablecidos, debe poseer ese espíritu de responsabilidad que le permita discernir las experiencias que pueden contribuir a que el individuo en la vida cotidiana pude resolver situaciones dentro de un contexto democrático, a través del diálogo y actuar con un sentido crítico que surja de un análisis de la realidad. Sintetizando con una cita de nuestro autor que expresa: “Todo maestro debería comprender la dignidad de su profesión; la de ser un servidor social destinado a mantener el verdadero orden social y asegurar el desarrollo social acertado.”10 (EW 5, 95), podemos afirmar que el maestro no puede ser un simple espectador social lo que le implica vincularse y promover el desarrollo social. Dewey identifica que toda práctica educativa es en esencia compleja ya que involucra una serie de factores que no pueden ser estandarizados por la misma naturaleza de los seres 8 “Para aquellos quienes aspiran a la profesión de la enseñanza”. Su primera publicación fue en My Vocation, by Eminent Americans; or, What Eminent Americans think of their callings, comp. Earl Granger Lockhart. New York: H. W. Wilson Co., 1938), 325-34 9 “our young are the chief asset of society, and that their proper protection and their proper nurture is the most fundamental care of society” (MW 7, 110) 10 “every teacher should realize the dignity of his calling; that he is a social servant apart for the maintenance of proper social order and the securing of the right social growth” (EW 5, 95) 9 humanos, del contexto social y cultural. Por ende los maestros no pueden buscar fórmulas que sean aplicables en todos los procesos educativos. Dewey reconoce que el aporte investigación científica es el de permitirle al maestro realizar de la observaciones con mayor rigurosidad de una manera inteligente. En ese sentido cada investigación apunta a ampliar los puntos de vista y así proporcionar elementos que permitan abordar los problemas de una manera más adecuada de tal forma que “habiéndose enriquecido en su juicio, tiene un radio más amplio de alternativas para seleccionar el tratar las situaciones individuales” 11(LW 5, 10). Parafraseando a Oscar Saldarrieaga podemos preguntarnos: ¿cómo explicar que la escuela colombiana lleve más de doscientos años empeñada en formar ciudadanos en una democracia, y estemos en el estado actual? (Cfr. 2011, p.263) Si miramos las prácticas democráticas, las necesidades de la sociedad y de los mismos individuos, los problemas de corrupción, violencia, pobreza y desánimo podríamos afirmar que nuestra educación democrática no ha cobrado los frutos esperados. La respuesta al interrogante, planteado anteriormente, puede orientarse hacia diferentes direcciones buscando culpables, pero nuestro discurso y nuestras prácticas no pueden continuar alejándonos del compromiso por reconstruir nuestra sociedad. Tenemos que recuperar la razón de ser del maestro envuelto en una vocación que busca crear un nuevo tipo de hombre que puede participar en la búsqueda de soluciones a los problemas sociales y que en medio de su individualidad pueda crecer y ayudar a desarrollar a otros seres humanos. La tarea no tiene un guion establecido, requiere la creatividad para renovar nuestras prácticas educativas y que estén cargadas de significado para las personas que se están formando y esto aplicaría tanto a los maestros como a los alumnos. Bibliografía Obras completas de John Dewey en inglés. The Early Works of John Dewey 1882-1898 (1969-1975), ed. by Jo Ann Boydston, Carbondale, Southern Illinois University Press, 5 vols. 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