Jurisprudencia

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42-43JURISPRUDENCIA
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J URISPRUDENCIA
El Tribunal Constitucional anula
dos sentencias dictadas sin una
prueba aprobada y no practicada
El Tribunal Constitucional
ha dictado una sentencia
en un juicio de faltas de tráfico
y lesiones por la que anula
la tramitación de éste,
al no haber sido practicada
una prueba propuesta
por el recurrente, retrayendo
las actuaciones a la práctica
de dicha prueba, con anulación
por tanto de las sentencias
del juzgado y de la Audiencia
Provincial.
42 / PROCURADORES • Octubre 2005
l interés jurídico no radica
sólo en los perjuicios materiales que persigue el denunciante en el proceso de amparo ante
la sala primera del Tribunal Constitucional (STC. 109/2005, de 9 de
mayo de 2005), de la que ha sido ponente el magistrado Guillermo Jiménez Sánchez, sino en los fundamentos de derecho esgrimidos por
la sala para proteger los razonamientos de los derechos constitucionales que amparan al recurrente
y determinar la nulidad de actuaciones pretendidas.
Precisamente la prueba no practicada hubiera permitido al demandante establecer el lucro cesante que
incrementaría además la indemnización que hubiera podido corresponderle y que el juez de instrucción
E
limitó en la sentencia, además de las
sanciones penales.
No conforme con esta resolución, el demandante interpuso recurso de apelación contra la sentencia del juzgado ante la Audiencia
Provincial que tampoco incluyó en
la suya el lucro cesante, por estimar
que correspondía al apelante justificar y probar los daños reales y efectivos padecidos, prueba que no se ha
practicado en este sentido, si bien
es cierto que el apelante propuso y
se acordó la remisión a la sociedad
donde trabajaba, petición que no fue
atendida por la misma.
Tenaz en su pretensión, el demandante acudió en amparo al Tribunal Constitucional, en cuyo recurso aduce vulneración del derecho
a la tutela judicial efectiva y a la utilización de los medios de prueba
pertinentes (Art. 24, apartados 1 y 2
CE) pues solicitó la práctica de la
prueba que no sólo era pertinente
sino decisiva para el éxito de la pretensión indemnizatoria del lucro cesante como lo demuestra el hecho
de que los órganos judiciales desestimaron su pretensión precisamente por no haberse acreditado la existencia del lucro cesante y su cuantía.
Por otra parte, dice la sala, la falta de
práctica de la prueba acordada, encaminada precisamente a acreditar
el lucro cesante mediante la certificación por la empresa contratante
de la retribución mínima garantizada al demandante, no se debió a una
conducta poco diligente del actor, sino precisamente a la inactividad de
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los órganos judiciales, quienes dictaron sentencia sin esperar a recibir
la certificación interesada.
En trámite de alegaciones, el Ministerio Fiscal –se refiere a la STC
133/2003 de 30 de junio– interesa el
otorgamiento del amparo, la anulación de la sentencia de la Audiencia
Provincial y la retroacción de las actuaciones al momento inmediatamente posterior a la admisión de la
prueba en segunda instancia para
que por el órgano judicial se adopten las medidas procesales pertinentes respetuosas con el derecho fundamental vulnerado.
A través de una amplia fundamentación en derecho, la sala primera del Tribunal Constitucional, y al
referirse al caso planteado, establece
literalmente: el punto de partida en el
examen de la vulneración del derecho a la prueba ha de ser el reconocimiento de que el artículo 24.2 CE
establece el derecho a utilizar los medios de prueba pertinentes para la defensa, lo que implica, como hemos
reiterado, que este derecho garantiza a las partes la posibilidad de
impulsar una actividad probatoria
acorde con sus intereses (por todas,
SSTC 173/2000 de 26 de junio, FJ3, y
131/195, de 11 de septiembre, FJ2).
Ahora bien, el alcance de esta garantía se encuentra delimitado por tres
órdenes de consideraciones: en primer lugar, el propio tenor literal del
artículo 24.2 CE; en segundo lugar, su
carácter de derecho constitucional de
configuración legal; y por último, su
carácter de derecho procedimental.
En cuanto al primer aspecto, la
propia formulación del artículo 24.2
CE, que se refiere a la utilización de
E
los medios de prueba “pertinentes”,
implica que su reconocimiento no
ampara un hipotético derecho a llevar a cabo una actividad probatoria
ilimitada, en virtud de la cual las partes estarían facultadas para exigir
cualesquiera pruebas que tuvieran a
bien proponer, sino que atribuye sólo el derecho a la admisión y práctica de las que sean pertinentes, entendiendo por tales aquellas que tengan
una relación con el thema decidendi
(por todas SSTC 147/2002, de 15 de
junio, FJ4; 70/2002, de 3 de abril, FJ5;
165/2001, de 16 de julio, FJ 2a).
En segundo término, añade la
sala, tratándose de un derecho de
configuración legal, la garantía que
incorpora ha de realizarse en el marco legal establecido en el ordenamiento jurídico respecto a su ejecución (SSTC 173/2000, de 26 de
junio, FJ3, y 167/1988, de 27 de diciembre, FJ 2). En tal sentido es preciso por un lado desde la óptica de
las partes procesales que éstas hayan
solicitado la prueba en la forma y
momento legalmente establecido y
que el medio de prueba esté autorizado por el ordenamiento.
Por último, dice la sala, el alcance
de esta garantía constitucional exige que para apreciar su vulneración
quede acreditada la existencia de una
indefensión constitucionalmente relevante (por todas, STC 157/2000, de
12 de junio, FJ 2c); ello se traduce en
la necesidad de demostrar que la actividad probatoria que no fue admitida o practicada era decisiva en términos de defensa (STC 147/2002, de
15 de julio, FJ 4), esto es, que hubiera podido tener una influencia decisiva en la resolución del pleito.
s preciso que las partes hayan solicitado
la prueba en la forma y momento legalmente
establecido y que el medio de prueba esté
autorizado por el ordenamiento
La aplicación de la anterior doctrina al supuesto sometido a nuestra
consideración, concluye la sala, conduce a apreciar la vulneración del derecho constitucional aludida, pues,
tal como hemos dejado constancia
en los antecedentes de esta resolución, la Audiencia Provincial desestimó la pretensión indemnizatoria
con fundamento en que resultaba extemporáneo intentar probar en la
fase de apelación la existencia de lucro cesante porque el demandante de
amparo no había agotado las posibilidades probatorias que en la instancia pudo utilizar y por tanto “resta
por añadir que la responsabilidad de
la falta de la práctica de la prueba ha
de situarse única y exclusivamente en
el órgano jurisdiccional en la medida en que tras el dictado del auto de
24 de abril de 2004 mediante el que
se admitía la prueba solicitada, no se
celebró vista ni se volvió a realizar
ningún trámite procesal antes del
dictado de la sentencia de apelación
que permitiese al demandante reaccionar frente a la inactividad del órgano judicial para la práctica de las
diligencias probatorias acordadas”.
Esta sentencia, que al iniciar la
crónica se califica de gran interés,
conduce a la sala primera del Tribunal Constitucional a otorgar amparo
al recurrente, declarar que ha sido
vulnerado el derecho de éste a utilizar los medios de prueba pertinentes
para su defensa y, por último, a anular la sentencia de la Audiencia Provincial, estimatoria parcial del recurso de apelación interpuesto contra la
sentencia del juzgado de instrucción
dictada en el juicio de faltas a que
esta reseña se contrae, retrotrayendo
las actuaciones al momento procesal
oportuno para que dicha Audiencia
prosiga la tramitación del recurso de
apelación con pleno respeto al derecho fundamental lesionado. CARLOS DE ZULUETA
CEBRIÁN
Procurador
Octubre 2005 • PROCURADORES / 43
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