1 Historia de la Filosofía 2º de Bachillerato. Instituto de Enseñanza Secundaria Séneca. Córdoba Profesor: Antonio de la Blanca Barrios 2 1ª parte: Filosofía antigua y medieval Índice 1. Orígenes de la filosofía occidental 1.1. Explicación mítica 1.1.1. Marco histórico 1.1.2. Explicación mítica 1.2. Explicación racional 1.2.1. Marco histórico 1.2.2. El saber filosófico 2. La Sofística y Sócrates. La preocupación por el hombre 2.1. La aparición del hombre en la filosofía 2.2. Los sofistas 2.2.1. Relativismo y escepticismo 2.2.2. Fisis y nomos 3. Platón 3.1. Introducción al pensamiento de Platón 3.2. Biografía 3.3. El problema del conocimiento y la concepción de la realidad 3.3.1. La teoría de los dos mundos 3.3.2. La teoría del conocimiento 3.4. Las relaciones entre ética y política 3.4.1. La concepción platónica del hombre 3.4.2. Ética y política Ética Política 4. Aristóteles 4.1. Biografía 4.2. Naturaleza y causalidad 4.2.1. El hilemorfismo 4.2.2. El movimiento 4.2.3. La teoría de las causas 4.2.4. La Cosmología 4.3. Virtud y felicidad. El carácter comunitario del bien 4.3.1. La concepción del hombre 4.3.2. La ética 4.3.3. La política 5. Filosofía medieval 5.1. Filosofía griega y cristiana 3 1. Orígenes de la Filosofía Occidental 1.1. La explicación mítica. 1.1.1. Marco histórico L a filosofía tiene su origen en Grecia en el siglo VII antes de Cristo. Grecia en los siglos anteriores al surgimiento del nuevo saber está formada por un conjunto de pueblos carentes de unidad política y con gran retraso respecto a otras culturas aledañas mucho más desarrolladas como Egipto o Persia. Sin embargo, aunque carecieran de unidad política, los griegos tenían conciencia de pertenecer a un pueblo diferente a otros contemporáneos a ellos: se llamaban a sí mismos helenos, tenían una lengua propia, una cultura común. Esta conciencia se reflejaba también en las maneras cómo explicaban los misterios de la naturaleza y del hombre: los mitos griegos. Los rasgos más relevantes que definen a estos pueblos que vivieron en Grecia antes de la aparición de la filosofía son: Es una sociedad autárquica cuya economía se basa casi exclusivamente en la agricultura y la ganadería. Su estructura social es muy rígida. El sector privilegiado está constituido por la aristocracia militar, que es también el sector económicamente más poderoso. Los aristócratas son también los depositarios de las virtudes, siendo la más importante de ellas la virtud de la areté, que significa al mismo tiempo linaje noble, éxito personal y valor en el campo de batalla. La organización política y social es piramidal. El dirigente es el basileus, que es ayudado en las tareas de gobierno por el consejo de ancianos. Estos últimos llevan al basileus las demandas del pueblo que se reune periódicamente en la asamblea popular. Estos pueblos no conocen la escritura, y por tanto, carecen libros sagrados, y, lo que resulta extraño, no hay sacerdotes encargados de velar por los dogmas sagrados y de castigar a los infractores, por lo que existe una gran tolerancia religiosa. Aunque la religión más importante es la apolínea existe pluralismo religioso, siendo todas ellas religiones antropomórficas. Los griegos a diferencia de otras culturas antiguas nunca tuvieron una religión única, ni tampoco una religión oficial que justificara el poder de los sectores dominantes. Tampoco tuvieron una casta de sacerdotes (como sucedía en el Egipto de los faraones), encargados de llevar a cabo los cultos y ritos religiosos. Siempre hubo distintas religiones y libertad de culto. Los dioses griegos eran muy parecidos a los hombres (a veces eran bondadosos, otras tremendamente injustos, se enamoraban y reñían entres sí; en definitiva, tenían los mismos rasgos de los hombres, simplemente que en grado superlativo. Entre las religiones más importantes estaban la olímpica, la órfica y la dionisiaca. Dionisos fue hijo de Zeus y Sémele. La esposa de Zeus, la celosa Hera, al enterarse persiguió a Sémele, embarazada de Dioniso; ésta, antes de morir dio el niño a Zeus, 4 quien lo cuidó hasta nacer de la pierna de Zeus. Para que no fuera asesinado por Hera Zeus lo convirtió en cabritillo y lo mandó al extranjero. Fue el inventor de la vid y el vino Tampoco existe una organización escolar, desempeñando la labor educativa los poetas. Dos son los grandes poetas arcaicos griegos: Homero, autor de dos grandes obras de la literatura universal: la Iliada y la Odisea. El segundo de los grandes poetas griegos es Hexiodo, autor de Los trabajos y los días y la Teogonía. 1.1.2. Explicación mítica A través de los poetas los griegos aprendían tanto conocimientos teóricos (cuál era el origen del universo, cómo era éste, cómo había aparecido el hombre y la mujer, etc.), como conocimientos prácticos (cómo había que portarse con los dioses, cómo había que labrar la tierra, etc.), expresándose todo esto en forma de mitos. Los mitos son un conjunto de leyendas y doctrinas tradicionales de carácter imaginario que nos hablan del origen y vida de los dioses, del mundo y de los hombres. Los rasgos más importantes de éstos son: Tienen carácter sagrado y revelado, siendo el poeta el medio del que se valen los dioses para dar a conocer a los hombres lo que necesitaban saber. Los mitos se relacionan con los ritos, la magia y la religión. Los mitos implican una actitud intelectual: creen que las cosas sucedieron tal y como lo explican los mitos. Suponen una explicación total, conteniendo tanto un sistema de prescripciones (normas a seguir, costumbres que hay que respetar, leyes que hay que cumplir…), como conocimientos. Las fuerzas naturales se encuentran personificadas (Gea: la Tierra es, por ejemplo, una diosa). Hablan de un tiempo remoto prestigioso, es decir, de un tiempo pasado donde todo era bueno, perfecto. El destino, al que están sometidos todos los seres, incluso los dioses, es la fuerza fundamental y se manifiesta como moira (fuerza que abarca, dirige y controla todo lo existente), y como daymon, el hado personal y del que nadie puede escapar. Los mitos se cuentan en forma de relatos dramáticos, y suponen la primera interpretación del mundo. Los fenómenos naturales (lluvia, mareas, partos, etc.) ocurren porque los dioses quieren, lo cual hacía imposible la ciencia, pues ésta sólo puede estudiar los fenómenos que se producen siempre de una determinada manera. Cuestiones ¿ Cuáles son las funciones de los mitos para los griegos? Describe algunos mitos actuales. ¿Por qué todas las culturas, incluyendo la nuestra actual, necesitan mitos? 5 1.2. Explicación racional 1.2.1. Marco histórico. A partir del siglo VII antes de Cristo en Grecia se producen una serie de cambios sociales, políticos y culturales fundamentales, que hacen posible la aparición de una nueva forma de racionalidad, de saber: la filosofía o ciencia. Grecia, con una cultura más pobre que la de otros pueblos contemporáneos como los egipcios o los persas, reúne una serie de condiciones que van a posibilitar el nacimiento el nacimiento de un nuevo saber: el saber racional, el germen de donde fructificará dos formas de saber vigentes aun: la filosofía y la ciencia. Los hechos históricos más importantes que explican la aparición de este nuevo saber son: Aparición de la polis. La polis es una institución de enorme importancia en la cultura griega. Es un territorio no muy extenso, que incluía una serie de aldeas con frecuencia agrupadas alrededor de una ciudad. Cada una de las polis tenía independencia política. Eran como pequeños estados con su gobierno, ejército, etc. Eran sociedades relativamente abiertas, que tuvieron que adaptarse repetidamente a los cambios como consecuencia de la relativa dependencia que sufrían de los persas. En muchas de las polis había una gran tolerancia y libertad, lo que va a provocar la progresiva democratización de sus estructuras políticas, que, siglos más tarde, darán lugar al estado democrático. Las polis termina con la autarquía, dándose una gran expansión colonial, independizándose progresivamente de la tutela persa. El comercio se desarrolla, entrando los griegos a través de él en contacto con otros pueblos con culturas distintas, con otras religiones, etc. Estas relaciones provocan la conciencia de la heterogeneidad de las costumbres, creencias, leyes, etc., al tiempo que descubren la ciencia que han desarrollado otros países, sobre todo la matemática y la astronomía egipcia y persa. En esta época se produce un cambio social de importantes consecuencias: el poder se desplaza de la aristocracia a los comerciantes. Con el comercio aparece la moneda, el dinero. Aparece un fenómeno nuevo en Grecia: la esclavitud y la mala consideración del trabajo manual. Los esclavos procedían de los territorios conquistados y carecían de cualquier derecho. Esta desconsideración del trabajo físico nos la explica así Jenofonte: “Lo que se conoce por artes mecánicas lleva consigo un estigma social, y con razón se considera deshonroso en nuestras ciudades; pues tales artes dañan el cuerpo de quienes trabajan en ellas…esta degeneración física redunda también en perjuicio del alma. Además, los operarios de estos oficios no disponen de tiempo para cultivar la amistad y la ciudadanía”. 6 Otro hecho que va a resultar fundamental para la aparición de la filosofía es el descubrimiento y empleo del alfabeto fenicio. La vida social se hace más compleja: la aparición de la participación política, el comercio, la navegación, etc., hacen insuficientes las explicaciones míticas. Esta complejidad social y la esclavitud provoca la aparición de ciertos hombres que no tienen que trabajar, y sienten la necesidad de explicaciones más acordes con las nuevas necesidades: cálculo matemático, geografía, etc. Todos estos cambios y fenómenos sociales determinan la necesidad de un nuevo saber, saber que va a ser contrario al mito y al saber y costumbres tradicionales y colectivas. Este nuevos saber es racional: el logos: razón expresada a través del lenguaje. 1.2.2. El saber filosófico o ciencia E stos nuevos sabios que surgen buscan una nueva forma de explicar los fenómenos que han preocupado a las culturas de todos los tiempos, como el origen del mundo, la forma de la tierra, la posición de las estrellas... El nuevo saber implica una nueva actitud intelectual. Las imágenes de las que se valían los poetas (Gea era una madre bondadosa, el rayo era un arma que utilizaba Zeus, algunas constelaciones eran dioses...), para explicar los hechos en los mitos, son sustituidas por los conceptos (por ejemplo, la tierra ya va a ser considerada como el espacio donde vive el hombre compuesto de diversos elementos físicos: tierra, agua...) Las ideas colectivas que caracterizaban a las explicaciones míticas, van siendo sustituidas por reflexiones críticas individuales. Este saber nuevo supone, por una parte, un saber teórico, el logos, y un saber práctico, la techné. Se busca el saber al margen de los dioses. Lo que antes era revelado por los dioses a los poetas, es ahora investigado por el sabio a través de la razón, dando lugar a un conocimiento que a veces se opone a la información sensible que nos suministran los sentidos. La fuerza del destino va siendo sustituida por la investigación sobre las leyes de la naturaleza. La arbitrariedad con que sucedían los fenómenos según el mito (llovía porque los dioses querían, por ejemplo), es sustituida por la de necesidad. El filósofo se convierte en el ideólogo de la sociedad en que vive, en la persona que dice a sus contemporáneos lo que es verdad y mentira, lo que hacer y/o evitar, cómo ser felices, cómo vivir en una sociedad justa,... Los mitos no desaparecen totalmente, sino que persisten, conviviendo con las nuevas explicaciones. Se intenta extraer la verdad del cosmos, a través del conocimiento de sus leyes, que ocurren por necesidad, porque no pueden ocurrir de otra manera, y no porque los dioses quieran o no. 7 Se dan dos tendencias dentro de esta primitiva filosofía: la primera es una tendencia naturalista que intenta explicar la naturaleza en términos naturales y con el concurso de la razón, pero también de los sentidos como fuente del conocimiento: el principio de todo es el agua, el aire, el fuego, etc. La segunda tendencia, en ocasiones acompañando a la primera, es la racionalista, según la cuál se intenta explicar lo existente a través del uso exclusivo de la razón, desconfiando y/o negando, la información que nos suministran nuestros sentidos. El progreso de estas dos tendencias dio lugar al desarrollo de una serie de teorías cada vez más elaboradas para explicar el mundo natural, hasta culminar en la primera auténtica filosofía: la filosofía platónica Como sucede siempre que surge un nuevo saber se hace necesario crear nuevos conceptos que permiten explicar los conocimientos nuevos. De ellos los más importantes son: Phisis. Este término significa al mismo tiempo la totalidad de los fenómenos naturales (la naturaleza), y la esencia de ellos. Arché: (principio). Este concepto significa conjuntamente origen, sustrato, y causa. A partir de estos dos conceptos se considera que el cosmos, el universo, la naturaleza en su totalidad, es un todo ordenado porque cada uno de los seres que lo componen están en su sitio, porque la arjé trae consigo un orden universal y único, y por lo tanto los fenómenos naturales ocurren por necesidad, porque no pueden ocurrir de otra manera. El arjé de los seres hace también que la naturaleza sea dinámica, poseedora de un movimiento intrínseco. Cuestiones 1ª. ¿Por qué el concepto de necesidad es fundamental e imprescindible para la aparición de la ciencia? 8 2. La sofística y Sócrates. La preocupación por el hombre 2.1. La aparición del hombre en la filosofía A unque podamos afirmar que los asuntos relacionados con el hombre fueron temas de los que siempre se ocupó la actividad intelectual humana, y que el interés de los presocráticos por encontrar una explicación racional del mundo es una modalidad de aquella permanente inquietud, es cierto que ha habido momentos en la historia en que la persona humana se ha convertido específicamente en centro de preocupación dominante. Uno de ellos quedó registrado en la Atenas del siglo V a.C., y llevó a decir a uno de sus pensadores más relevantes, Protágoras, aquello de que “el hombre es la medida de todas las cosas” y de “acerca del cosmos sólo sé que no sé nada, lo que realmente me importa es conocerme a mí mismo”. Algunos estudiosos se refieren a este fenómeno hablando de un viraje antropocéntrico en la cultura ateniense del momento; este antropocentrismo luego iría a tener una gran trascendencia más allá de sus límites geográficos e históricos. Pero ¿qué ocurrió para que se produzca este cambio?, ¿cómo se explica?. Pues ocurre que, tras la victoria de los atenienses contra los persas en Maratón, y con el gobierno de Pericles, Atenas no sólo vive su siglo de oro y adquiere prestigio y la hegemonía sobre las demás polis griegas, sino que protagoniza un cambio en su organización social interna que también tendrá su importancia en el futuro de la vieja Europa: se inventa e instaura la democracia. La otra polis que ha destacado en la lucha contra los persas es Esparta, estado fuertemente militarizado y que siempre mantuvo una gran rivalidad con Atenas por conquistar la hegemonía frente esta última polis. Las guerras contra los invasores persas exigieron la movilización de buena parte de la sociedad ateniense al margen de la aristocracia militar, una sociedad que ahora, tras la victoria, reclamaba participar activamente en los asuntos de gobierno de la ciudad. Los factores que posibilitaban esta dedicación radicaba en la existencia de tiempo libre que les permitía el hecho ya comentado de la existencia de esclavos que realizaban las tareas laborales. Otro factor que colaboró en la valoración de la actividad política e intelectual era el desprecio por el trabajo físico, considerado por ellos como una actividad propia de las gentes inferiores. Los ciudadanos –categoría a la que no pertenecían las mujeres, niños, extranjeros ni esclavos- disponían en Atenas de la capacidad no sólo de elegir a sus gobernantes, sino de ser miembros de la Asamblea en la que ellos mismos habrían de defender sus propios intereses sin perjudicar a los otros. El ateniense, sin descuidar su privacidad, daba una importancia primordial a la vida pública, a la discusión, a la formulación de teorías sobre lo que era la “vida buena”. 9 Dada esta situación, resulta fácil entender que los temas de preocupación y ocupación dominante fueran los relacionados con el ciudadano en su dimensión individual y social, es decir, asuntos de carácter ético y político y que el ciudadano sintiera la necesidad de una preparación que le capacitara para ejercer las funciones que él mismo estaba demandando. Nada extraña, entonces, que los pensadores del momento, participando de esta sensibilidad, centraran su actividad en torno a estos asuntos. Es así como nos explicamos la aparición en escena de los sofistas. 2.2. Los sofistas L os sofistas eran personas cultas, generalmente extranjeros. Aparecen en el siglo V antes de Cristo, están dotados de una sabiduría práctica adquirida en la reflexión sobre su propia experiencia, dueños de una gran habilidad retórica y capacidad de persuasión, que vendían sus enseñanzas al ciudadano que pretendía alcanzar el poder en la polis o empeñado en ganar, a toda costa, un proceso judicial. La filosofía emigra de las colonias (Mileto, Éfeso) a Atenas. En este período los filósofos representan los intereses y preocupaciones de la democracia ateniense. Coincidiendo con su preponderancia política -Atenas no tendrá más rival político que Esparta-, se convierte en la capital de la filosofía, donde Platón establecerá su Academia. El triunfo de la democracia coincide con un período de prosperidad económica y cultural. La democracia instaurada supone cambios muy importantes en las relaciones y status de los ciudadanos atenienses. Entre los más importantes tenemos: Igualdad política, igualdad social y gobierno del pueblo (ciudadanos, no esclavos). Libertad personal respecto de personas y grupos; sólo sujeción a la ley. La ley es el único soberano permanente, y su valor es discutido y examinado a fondo; Contraponen los conceptos "ley", "nomos" (convencional, arbitraria y provisional, hecha por los hombres) y "naturaleza" (permanente, común y universal e independiente de la voluntad de los hombres). También discuten sobre la ley moral. Por ser extranjeros, no podían intervenir directamente en la política de Atenas, pero educaban a la mayoría de los políticos atenienses. Viajeros incansables, defendieron el ideal del panhelenismo: la unidad de todos los griegos, por su lengua común, que debería contribuir a mantener la paz y olvidar las diferencias. 10 Fueron educadores a sueldo de los jóvenes «bien», con un modelo renovado de enseñanza muy amplia y puesta al día. Enfatizaban la oratoria y la erística, y enseñaban a convencer entre otras cosas para ganar pleitos en los tribunales. Fueron grandes oradores. Los ateniense preferían escucharles antes que asistir al teatro, y difundían sus ideas mediante sus discursos. Aunque escribieron también, apenas conservamos fragmentos suyos. Afirmaron la importancia capital de la palabra: "La palabra es una gran dominadora, que con un pequeñísimo y sumamente invisible cuerpo, cumple obras importantes, pues puede hacer cesar el temor y quitar los dolores, infundir la alegría e inspirar la piedad... Pues el discurso, persuadiendo al alma la conduce convencida, a tener fe en las palabras y a consentir en los hechos... La persuasión, unida a la palabra impresiona al alma como ella quiere. La misma relación tiene el poder del discurso con respecto a la disposición del alma que la disposición de los remedios respecto a la naturaleza del cuerpo". Gorgias, Elogio de Elena. Aunque “iban por su cuenta” y no formaban una escuela con doctrinas compartidas, podemos conocer algo sobre inquietudes y actitudes ante la vida más o menos comunes, que permitan acercarnos a ellos. No son pensadores sistemáticos, ni buscaban un sistema de pensamiento deducido de principios universales. Procedían inductivamente, acumulando informaciones y datos durante sus viajes, de los que procuraban derivar conclusiones de carácter práctico. Su sed de saber era inagotable, y llegaban a ser auténticas enciclopedias andantes. Tuvieron un enorme influjo en la vida de Atenas. Llevaron a cabo una aguda crítica de las instituciones e ideas tradicionales, propiciando su renovación. Pero la oratoria y el arte de la persuasión eran técnicas muy manipulables, si las utilizaban ciudadanos ambiciosos y egoístas. 2.2.1. Relativismo y Escepticismo. Si recuerdas el dicho popular “nada es verdad ni mentira, sino que todo depende del color del cristal con que se mira”, te habrás hecho una idea de lo que entendemos por relativismo. Los hechos y las cosas son de una manera u otra, en relación a aquel que los ve. Los hinchas de equipos rivales, nos dan una versión –la mayor de las veces opuesta- del partido que acaba de enfrentarlos. Las experiencias distintas que los sofistas han tenido de situaciones plurales, les ha llevado a mantener una posición abierta, poco rígida, en sus juicios sobe la realidad. Así nos dice Protágoras: "El hombre es la medida de todas las cosas, de las que existen y de las que no existen”, lo cual supone una actitud relativista, ya que para este sofista no existe en ningún campo (teórico, moral, político...), la verdad absoluta, sino que la verdad depende de la situación desde la que nos situemos. No sólo renunciaron a conocer la verdad sobre la naturaleza, sino también sobre los problemas del hombre y la sociedad. Sus viajes les enseñaron que no hay dos pueblos con las mismas leyes o costumbres. Por eso consideraban las leyes puramente convencionales, carentes de valor absoluto. 11 La radicalización final de estas posiciones podría ser el de la máxima popular "lo mismo da ocho que ochenta". Hemos llegado a lo que se conoce con el nombre de escepticismo, del que el sofista Gorgias puede ser un buen exponente, con aquellas frases lapidarias, que recogen sintéticamente esta postura, y que tanto irritara a muchos ciudadanos de la época: “Nada existe. Si algo existiera, no lo podríamos conocer. Y si lo conociéramos, no nos lo podríamos comunicar”. 2.2.2. Fisis y Nomos. El significado de estas palabras es el de fisis = naturaleza, aquello que es de una manera independiente de la voluntad del hombre: los ciclos de los cielos, las estaciones del año,... y nomos = normas, leyes, costumbres. En la Grecia arcaica se pensaba que tanto las leyes que gobiernan la naturaleza, como las leyes y normas que regulan la vida de los hombres tenían un carácter inamovible e independiente de la voluntad de los hombres. Tanto los fenómenos naturales como las leyes y normas del Estado, habían sido impuestas por los dioses, y, por tanto, al hombre sólo le cabía aceptarlas y obedecerlas. Con los sofistas esta consideración cambia. Empiezan por establecer una dicotomía: La fisis, es decir, la naturaleza y las leyes que la regulan, son inalterables, no dependen para nada de la voluntad de los hombres. A éstos sólo les cabe aceptarlas y seguirlas, les perjudiquen o beneficien. Sin embargo, el nomos, las leyes, costumbres y normas que regulan la vida de los hombres, han sido obra de los hombres mismos, no dependen para nada de los dioses, sino que son los hombres, bien de forma democrática o autoritariamente, los que las han creado. El nomos puede beneficiar a la mayoría de los hombres o a una minoría, pero no podemos apelar a un dios para que las cambie o las conserve, pues esto depende sólo de los hombres, son pues convencionales. Son fruto de la voluntad de los hombres, por tanto, no tienen carácter sagrado, y, por tanto pueden cambiar si los hombres quieren. Las leyes políticas y las normas representan, pues, convenciones, intereses ciudadanos más o menos amplios. 2.3. Sócrates A teniense (470-399), perteneció a una familia modesta (padre escultor y madre comadrona), nunca quiso dedicarse a la política ni salir de su pobreza. Su figura continúa rodeada de misterio y admiración, pues no escribió nada y los testimonios que nos llegan son contradictorios. Así mientras Aristófanes y Jenofonte lo ridiculizan hasta el extremo, Platón y Aristóteles lo consideran el mejor de los hombres. Es contemporáneo de los sofistas y, como ellos, se dedica a preparar a los jóvenes. Dos cosas, sin embargo, le diferencia de ellos: no cobra por la enseñanza y se opone al 12 relativismo y escepticismo de los sofistas. Fue un ciudadano ejemplar, y en la guerra dio pruebas de su valor. Como ya hemos dicho, no dejó escrito alguno, por lo su obra sólo la conocemos a través de los que le conocieron, especialmente de Platón, que se sintió muy influenciado por las enseñanzas de su maestro. Sócrates era un ciudadano muy especial. No escribe libros, rechaza la fama y la celebridad, no cobra a sus discípulos. Y no presume de sabiduría. Según se narra el oráculo a través de la pitonisa había dicho que no existía un hombre más sabio que él, pero él lo interpretó diciendo que quien cree que no sabe nada es quien más cerca está de la sabiduría, no los que creen que todo lo saben. Este es el sentido de la famosa sentencia que se le atribuye: "sólo sé que no sé nada". Era un hombre impulsado por su interior a buscar la verdad, y dedicó toda su actividad a examinarse a sí mismo y a los demás respecto al bien del alma, la justicia y la virtud en general. Pensaba que la vida sin este tipo de reflexiones no merecía ser vivida. Se comparaba a sí mismo con un tábano que aguijonea a los demás para que no se duerman y presten atención a la virtud. De joven centró su interés intelectual en el conocimiento de la naturaleza, pero más tarde centró sus preocupaciones intelectuales en la investigación sobre el hombre y su conducta. Para Sócrates si el hombre quiere ser virtuoso y, por tanto, feliz, debe autoconocerse: “conócete a ti mismo”, va a ser su máxima central. El hombre es el único ser autoconsciente, y por ello, debe ser dueño de sí mismo. El optimismo en la capacidad de la razón humano, le llevó a creer en la existencia de leyes y virtudes de carácter universal. El hombre debe de elegir su camino y hacer lo mejor si quiere ser virtuoso y feliz, y para ello es fundamental la reflexión intelectual. El ser virtuoso es inseparable del deber social, del buen ciudadano, pues ética y política van siempre unidas, son las dos caras de una misma moneda. Sólo en la sociedad justa puede ser el ciudadano virtuoso y feliz, y sólo con ciudadanos virtuosos se puede desarrollar el estado justo. Tuvo una gran influencia entre la juventud ateniense. Enseñaba a los jóvenes a criticar la conducta inmoral e injusta de los gobernantes, lo cual levantó las iras de éstos, que le acusaron de corromper a la juventud y de impiedad para con los dioses. Fue juzgado, y condenado a muerte. Pudo huir antes de morir, pero Sócrates consideró que esto era peor que la misma muerte, muriendo rodeado de sus discípulos tomando la cicuta. Su proyecto moral y cívico fue el de formar ciudadanos sabios y justos. Entiende la filosofía como un diálogo que hace posible la búsqueda colectiva de la verdad, por eso el diálogo es el mejor método para alcanzarla. Estaba convencido de que cada hombre posee dentro de sí una parte de la verdad, pero a menudo sólo puede descubrirla con ayuda de los otros. Rechazaba, por tanto, que alguien posea ya la verdad. Los instrumentos necesarios para el progreso cognoscitivo y moral son: La ironía: aceptación de la ignorancia que desencadena el saber. La mayéutica: razonamiento a través del diálogo riguroso, por medio del cual el discípulo va alcanzando la verdad, y, por tanto, la virtud. 13 La estrategia de Sócrates para, mediante la mayéutica, llegar hasta la definición verdadera, era inductiva, como los sofistas: partiendo del análisis y examen de casos particulares se llegaba a una generalización que nos diese la definición buscada. Como se ha dicho rechazó el relativismo y escepticismo de los sofistas. Si no existe ninguna verdad absoluta, si no es posible entender todos la misma significación en los conceptos, el lenguaje se vuelve algo inútil, ya no podemos hablar de nada. ¿Cómo discutir si las leyes de la ciudad son justas o injustas si no tenemos antes una idea clara de lo que es la justicia en sí? De la misma manera que un zapatero no puede hacer zapatos, si no sabe antes qué es un zapato (le falta el modelo) los seres humanos tampoco podrán ser justos, virtuosos o felices si ignoran qué quieren decir éstas palabras. Para este filósofo el conocimiento y la virtud van siempre juntas, pues sólo aquél que conoce el bien, la virtud, es capaz de practicarlo. Dicho en sentido contrario, el mal no es fruto de la mala voluntad, sino de la ignorancia. A esta doctrina se le conoce como «intelectualismo moral o ético». [Después Aristóteles criticaría fuertemente este planteamiento.] Actividades 1ª. Comenta las siguientes frases y haz una valoración personal de ellas: 1. "El hombre es la medida de todas las cosas, de las que existen y de las que no existen”. (Protágoras) 2. “Nada existe. Si algo existiera, no lo podríamos conocer. Y si lo conociéramos, no nos lo podríamos comunicar”. 2ª Establece una relación entre la filosofía de Sócrates y la de los sofistas y justifica tu posición ante ellas. 14 3. Platón 3.1. Introducción a la filosofía de Platón L a filosofía platónica viene determinada por tres factores fundamentales: Las guerras del Peloponeso y la crisis de la democracia ateniense. Su ascendencia aristocrática La muerte de su maestro y amigo Sócrates. Desde joven su vocación y motivación fundamentales fue la política, como lo fue para muchos miembros de su aristocrática familia. La crisis democrática y, sobre todo, la muerte injusta de Sócrates le hizo desterrar este primer proyecto político y dedicarse al estudio de la filosofía. No obstante, esta motivación política no la perdió nunca (como hemos visto en los dos intentos de implantar su sistema político en Sicilia), hasta el punto que podemos decir que en gran parte la filosofía platónica no es sino una preparación para aquélla. Efectivamente, Platón asumía el intelectualismo moral de Sócrates, según el cual para poder actuar y legislar con justicia, para poder hacer el bien, es necesario conocerlo previamente. De esta manera la filosofía de Platón no es sino el intento de prepararse para conocer el Bien, para luego poder llevar a cabo el proyecto de un Estado justo gobernado por el filósofo, única persona que conoce la justicia y el único que se encuentra preparado para ejecutarla, erradicando de una vez por todas el desorden, la violencia, la injusticia. La filosofía de nuestro filósofo, por lo que acabamos de decir, tiene dos momentos distintos, aunque siempre entrelazados: una crítica radical a la filosofía, la cultura y la sociedad de su época. En este sentido su filosofía no es sino la meditación de un fracaso: el de la polis ateniense. El otro momento es el de una teorización extraordinariamente brillante y original sobre la auténtica realidad y la implantación de un estado verdaderamente justo. A excepción de una carta de carácter autobiográfico, toda la obra que nos ha quedado de Platón está escrita en forma de diálogo en el que una serie de personajes, reales y/o mitológicos, del pasado o contemporáneos de Platón, hablan y discuten sobre multitud de temas. Platón no sale nunca como personaje de sus diálogos, sino que él habla por boca del personaje “Sócrates”. Los diálogos platónicos se pueden dividir en tres grandes épocas: los de la “juventud”, en los que es patente la influencia de Sócrates, los de la “madurez, los más importantes y brillantes, y los de la “vejez”, diálogos que respiran un profundo pesimismo. 15 Platón ha sido sin duda el filósofo que, junto con Aristóteles, más ha influido en la cultura occidental. Su filosofía sigue siendo actual porque trata de dar respuesta a los tres grandes interrogantes del hombre enfrentado a su destino: ¿Cómo adquirir el saber? ¿Cómo conseguir la justicia? ¿Cómo ser realmente feliz? 3.2. Biografía de Platón Nació en Atenas probablemente en el año 427 a.C. en una familia noble y poderosa. Recibió la educación física e intelectual de los jóvenes de su época, siendo bastante posible que asistiera a las lecciones del heraclitano Cratilo. Las guerras del Peloponeso entre Atenas y Esparta marcó la vida de muchos jóvenes atenienses, entre ellos, la de Platón. Estas guerras fueron algo más que la guerra por la hegemonía entre dos estados poderosos, sino que el enfrentamiento entre dos formas de entender la vida y la sociedad, la pugna entre la democracia y la aristocracia. En el año 407 sobrevino el acontecimiento capital de la vida de Platón: su encuentro con Sócrates. El maestro tenía entonces 63 y el alumno 20. Platón debió seguir las lecciones de Sócrates durante ocho años. Derrotada Atenas y vencedora Esparta, ésta va a formar el gobierno de los Treinta tiranos en Atenas, del que dos tíos de Platón formaron parte. Pero con este gobierno aumentó el descontento y la injusticia, por lo que años siguiente se reinstauró la democracia. Ésta se mostró también incapaz de instaurar el orden. Por si fuera poco el régimen democrático acusó a Sócrates de impiedad y de corromper a los jóvenes, siendo condenado a muerte. Le ofrecen la posibilidad de huir y exiliarse pero Sócrates rehúsa evadirse y bebe la cicuta en el 399. Este hecho marcó profundamente a Platón y determinó, ante este hecho tan terriblemente injusto, su decisión de abandonar su vocación política y dedicarse a la filosofía. No obstante, la finalidad última de la filosofía de Platón fue política: imbuido por el intelectualismo moral de su maestro, Platón consideraba que para alcanzar la “sociedad justa” es necesario previamente conocer qué es la Justicia, qué es el Bien y eso sólo lo puede conocer el filósofo. Por tanto el “gobernante justo” deberá haber sido previamente filósofo, pues sólo éste puede implantar la justicia porque es el único que sabe realmente en qué consiste y lo que conviene a los ciudadanos. Invitado a la corte de Dionisio I, en Siracusa, se hizo amigo de Dión, que era cuñado de Dionisio, y con quien concibió la idea de poner en marcha sus ideas políticas sobre el buen gobierno. Al parecer, las condiciones de la corte no eran las mejores para emprender tales proyectos, dado que Dionisio gobernaba de forma tiránica; irritado por las ideas de Platón, lo hizo vender como esclavo en Egina, entonces enemiga de Atenas, siendo rescatado finalmente por un conciudadano que lo devolvió libre a Atenas. Al poco tiempo de retornar a Atenas funda la Academia. La Academia, más que una escuela, es una comunidad con principios inspirados en los pitagóricos y con una fuerte vertiente religiosa: legalmente era una comunidad cultural dedicada a las musas y en la que se practicaban la investigación y la educación filosóficas. Poco es lo que realmente se sabe acerca de la forma en que funcionaba este centro. Puede ser 16 que haya contado con una colección de obras filosóficas, científicas y jurídicas. En ella había diferentes maestros, además del cabeza de la escuela. No se sabe realmente qué se enseñaba ni cómo se impartían los contenidos, aunque no es inverosímil que existiera un estricto ordenamiento jerárquico en el que tanto los maestros como los alumnos se encontraran organizados según su capacidad y su grado de iniciación. Hacia el año 367 muere Dionisio I, y su hijo primogénito, Dionisio II, sube al trono; tiene 30 años y carece de experiencia en los asuntos públicos. Dión llama inmediatamente a Platón haciéndole ver las perspectivas que se ofrecen para realizar reformas políticas mediante la aplicación de las ideas que le son caras. El filósofo acude y deja a Eudoxio la dirección de la Academia. Dionisio le acoge muy bien y parece mostrarse alumno dócil; sin embargo, muy pronto Dionisio ve en Dión y en el filósofo proyectos políticos que rechaza y los dos son expulsados de Siracusa. Regresa a Atenas en el año 360 donde continuó sus actividades en la Academia, siendo ganado progresivamente por la decepción y el pesimismo, lo que se refleja en sus últimas obras, hasta su muerte en el año 348-347. Platón fue el creador de un nuevo género literario, el diálogo, que combina un estilo literario altamente poético con elementos dramáticos en forma de conversación entre Sócrates y uno o más interlocutores. El contenido de tales diálogos es una teoría política y filosófica propia, cuyos elementos principales son la superioridad moral de la virtud, la identificación del vicio con la ignorancia, la inmortalidad del alma, la idea pitagórica de la reencarnación, el interés por la paideia o educación de los jóvenes y el proyecto de un Estado gobernado por filósofos. El fundamento que vertebra toda su filosofía es su teoría de las ideas, según la cual el mundo sensible depende de un mundo trascendente y superior, que es el auténtico. Para introducir estos conceptos se sirve de un método crítico de carácter científico que se expresa mediante la mayéutica, es decir, el empleo de preguntas y respuestas que garantizan una correcta argumentación a cada paso. Este es un sistema que pretende diferenciarse de los discursos sofísticos, aunque comparte con ellos muchos aspectos retóricos. La filosofía de nuestro autor es expuesta en los diálogos a través del personaje de Sócrates que habla casi siempre de forma irónica. La ironía en su significado etimológico quiere decir autodesprecio o cuestionamiento del propio conocimiento y, por extensión, de las ideas de los otros, contraponiendo la doxa (opinión falsa preconcebida) con la alétheia (conocimiento verdadero). Como autor literario, Platón demuestra un dominio asombroso de la lengua griega, que maneja con gran elegancia aunque también empleando palabras sencillas, fácilmente comprensibles, con profusión de metáforas y símiles, que se fue haciendo cada vez más artificioso a medida que envejecía su autor. 3.3.3.3. El problema del conocimiento y su concepción de la realidad 3.3.1. La teoría de los dos mundos Toda la filosofía platónica descansa sobre su teoría de las ideas. Para Platón existen dos mundos: el mundo sensible, que conocemos a través de los sentidos, y el mundo inteligible o mundo de las ideas, que conocemos mediante la razón. Son mundos que 17 existen de forma independiente y real, aunque son radicalmente distintos, siendo el segundo el único específicamente real, ya que es el único que existe tal como es desde siempre, y el mundo sensible existe porque existe el ideal, es una copia material de aquél. Platón es consciente de la extrañeza y dificultades que estas ideas traían consigo de manera que para hacerlas más inteligibles las ilustra por medio del mito de la caverna. Mundo de las ideas Las ideas son las “esencias”, aquello “por lo que una cosa (particular) es lo que es”. Así la idea de la "Belleza” es la Belleza “en sí”, aquello-por-lo-que-las-cosas-sensibles (un perro, una gaviota, un cuadro,...) son bellas. Estas ideas (y aquí radica la novedad del platonismo) existen separadas de las cosas sensibles. No son lo que hay de común en los seres de la misma especie o género (como más tarde nos dirá Aristóteles), sino que tienen una existencia independiente del mundo natural; tienen existencia real e independiente. Las ideas en cuanto son “esencias”, son eternas, simples e inmutables; son trascendentes: existen más allá del mundo sensible. Esta concepción, pues, implica la duplicación del mundo. El mundo sensible es fugaz, efímero, dominado por el cambio continuo, mientras que el mundo de las ideas es un mundo permanente, no sometido a cambio alguno. A diferencia de las cosas sensibles, las ideas son únicas (existen muchas cosas bellas pero una sola idea de belleza). Esta teoría viene motivada, según su discípulo Aristóteles, porque “Platón, desde su juventud se había familiarizado con Cratilo y con las opiniones de los partidarios de Heráclito, según las cuales todas las cosas están en flujo continuo y no es posible, por ello, alcanzar un saber firme. Por otra parte, como era discípulo de Sócrates, que se ocupaba de problemas morales..., buscando en ellos lo universal y siendo el primero que puso el pensamiento en dar definiciones, Platón pensó que sus definiciones no podían recaer sobre otros seres sensibles – ya que no es posible dar una definición de un objeto que cambia continuamente- sino en otro tipo de seres. A estos seres los llamó ideas, afirmando que lo sensible está separado de ellas y de ellas recibe su nombre”. Las ideas están jerarquizadas, la suprema es la idea de Bien, es la que da sentido y orden a todas las restantes y al mundo sensible. El saber y la ciencia son fruto del Bien. Por ello la verdad, igual que la justicia o la belleza, son manifestaciones del Bien: “Con frecuencia me has escuchado decir que la idea del Bien es el objeto supremo, a partir de la cual las cosas justas y todas las demás se vuelven útiles y valiosas. Y bien sabes que estoy por hablar de ello y. Además, que no lo conocimos suficientemente. Pero también sabes que , si no lo conocemos, por más que conociéramos todas las demás cosas, sin aquello nada nos sería de valor, así como si poseemos algo sin el Bien”. (Platón, La República). Platón para hacer más inteligible esta difícil teoría establece un símil con el sol: igual que el sol es la fuente de la vida, de modo que todas las cosas naturales existen por él, y si el sol desapareciera también lo harían el resto de los seres naturales, lo mismo sucede con la idea del Bien en el mundo de las formas. De la misma manera: igual que el sol hace posible el conocimiento de la realidad material, el Bien es el que hace posible el conocimiento de las ideas. 18 En segundo lugar, y por debajo de la idea de Bien, se encuentran las ideas morales, políticas y estéticas:: valor, justicia, belleza... Las ideas matemáticas como cuadrado, par, línea..., se encuentran en la tercera posición de la escala jerárquica. En el último rango se encuentran las ideas que sirven de modelo a las cosas sensibles: caballo, flor,... Esta jerarquía de ideas le lleva a reivindicar un orden estricto en el mundo de las ideas de manera que cada idea participa de las situadas en el plano superior y, de esta manera, todas participan de la idea del Bien. Mundo sensible Es el mundo que es percibido a través de los sentidos. Este mundo está sometido a un devenir constante, es imperfecto pues está compuesto de materia, se encuentra sometido al nacimiento y a la muerte. La relativa perfección que tienen las cosas naturales le vienen de que participan de las ideas, pues es una copia material del mundo ideal. Génesis En el diálogo el Timeo Platón nos dice que el mundo sensible se ha originado gracias al concurso de tres elementos: El demiurgo: constituye un nuevo mito que introduce Platón en su filosofía. El demiurgo es una especie de dios, alfarero divino le llama Platón, muy poderoso, que forma el mundo a imagen del mundo de las ideas a partir de una materia primordial. No es creador, como el dios cristiano, sino sólo fabricante. No está nada claro si Platón realmente aceptaba la existencia de este ser mítico o era sólo una forma de hacer entender a sus discípulos la acción de las ideas sobre la materia. Aún si existiera es inferior a las ideas, pero como ellas sería eterno, bueno y poderoso. La materia: constituye el elemento con el que trabaja el demiurgo. También existe desde siempre y para siempre. Está totalmente indeterminada y sus movimientos son caóticos. El artesano divino transforma esta materia caótica e informe en un mundo ordenado regular (cosmos). Las ideas: constituyen el modelo en el que se fija el demiurgo para crear el mundo natural, que captamos a través de los sentidos. El artesano divino intenta hacer las cosas lo más parecidas a las ideas, aunque no puede fabricarlas totalmente perfectas como ellas, ya que la materia es por su propia naturaleza algo imperfecto, caótica y desordenada. Resumiendo podemos concluir que para Platón hay dos mundos realmente existentes, aunque radicalmente distintos, siendo uno perfecto (mundo de las ideas), eterno y jerarquizado, siendo la idea del Bien la que ocupa la cúspide de esta jerarquía, y la que fundamenta la existencia y perfección del resto de las ideas. La otra realidad es la formada por el mundo natural. Es un mundo compuesto de materia e idea, y por tener como uno de sus componentes la materia caótica es un mundo imperfecto, copia del ideal, sometido al nacimiento y a la muerte, y por tanto, cambiante. Existe porque existe el mundo de las ideas, y como este último tiene su último fundamento en el Bien los seres naturales tienen su finalidad última en la idea del Bien. 19 Implicaciones de la idea de Bien en Ontología en Antropología en Teoría de conocimiento en Ética en Política intelectualismo moral reivindicación de la figura del “rey-filósofo” y autoritarismo ilustrado dualismo antropológico reivindicación del conocimiento absoluto y critica radical al relativismo Mundo de las Ideas alma conocimiento estricto; aspiración a la Verdad absoluta bien moral; aspiración al Bien absoluto Mundo Sensible cuerpo mera opinión mal moral dualismo ontológico justicia política injusticia en Estética erótica o dialéctica del amor belleza absoluta; aspiración a la Belleza absoluta belleza imperfecta y relativa 3.3.2. La teoría del conocimiento Para Platón el auténtico conocimiento es el conocimiento de las ideas, pero si éstas son inmateriales y se encuentran “más allá” del mundo donde vivimos, ¿cómo podemos alcanzar el conocimiento de ellas, única manera de poder llegar a la verdad? El filósofo nos da dos explicaciones no contradictorias entre si, pero de rango muy distinto. La primera de ellas es de tipo mítico, la segunda plenamente filosófica. La explicación mítica se refiere a la teoría de la reminiscencia : nuestro conocimiento, nos dice Platón, no es sino un recuerdo de lo que nuestra alma ya sabía cuando se encontraba en el mundo de las ideas, pero que al incorporarse a un cuerpo, "cárcel del alma", había olvidado. Así nos dice en el Fedón: “Si es verdadero lo que tu acostumbras a decirnos a menudo, de que el aprender no es otra cosa que recordar, es necesario que hayamos aprendido, en un tiempo anterior aquello de lo que ahora nos acordamos. Y eso no sería posible si nuestra alma no hubiera existido en otro lugar antes de llegar a ser en esta forma humana” La segunda explicación es la que Platón principalmente mantuvo a partir de los diálogos de madurez, y que nunca abandonará. Es la explicación dialéctica (de la que hablaremos más adelante. Uno de los textos más claros donde Platón desarrolla esta concepción es en La República, en el pasaje de la alegoría de la línea, (texto que leeremos y comentaremos en clase). En ella nos dice que existen cuatro grados jerarquizados de conocimiento, estructurados en dos grandes áreas: 20 Conocimiento sensible Es el conocimiento del mundo sensible. A través de él no podemos alcanzar la verdad sino, como nos dice en el mito de la caverna, sólo leves reflejos de ella. El tipo de conocimiento que alcanzamos es la opinión. A su vez de este grado cognoscitivo podemos alcanzar dos tipos de conocimiento: Conjetura: Es el conocimiento de las imágenes, sombras o reflejos de las cosas sensibles. Es el grado más bajo de conocimiento, y quien confunde este saber con la verdad está en el mayor de los errores. Un ejemplo actual de conocimiento conjetural sería el que creyera que una foto es la realidad y no una mera copia en papel de una realidad material. Creencia: Es el conocimiento que adquirimos de las cosas sensibles a través de nuestros sentidos. Mediante este conocimiento tampoco podemos alcanzar la verdad o el saber, pues es un conocimiento cambiante, fluctuante, ya que es un reflejo del mundo sensible y éste es esencialmente mutable. Es, por supuesto, un conocimiento necesario pues es a través de él como nos podemos desenvolver en la vida y podemos satisfacer nuestras necesidades, absolutamente inexcusables para la vida, sin embargo, a través de la creencia no es posible conocer la auténtica realidad, alcanzar la verdad. Conocimiento inteligible Éste sí es el auténtico conocimiento pues sólo a través de él podemos llegar al conocimiento de la verdad. También como el sensible tiene dos grados: Conocimiento discursivo, matemático o episteme. Nos proporciona el conocimiento verdadero de los objetos matemáticos. Estos objetos son realidades intermedias entre el mundo sensible y el inteligible pues, de una parte, las realidades matemáticas son eternas y permanentes como las ideas, pero, de otra, existen multitud de objetos de una misma especie (existen muchos tipos de rectángulos, por ejemplo), rasgo que le aproxima al mundo sensible. Además el hecho de que precisemos de la experiencia sensible para su conocimiento y comprensión también lo aleja del ideal del auténtico conocimiento. El conocimiento matemático, no obstante, es absolutamente necesario para llegar al conocimiento de la realidad primordial, las ideas, pues es un conocimiento intermedio y, por ello, fundamental para prepararnos para el gran esfuerzo que supone llegar al auténtico conocimiento, la sabiduría. Razón intuitiva, sabiduría, ciencia, episteme: Es el conocimiento que nos lleva a conocer la auténtica realidad: las ideas. Para llegar a alcanzar este conocimiento no necesitamos para nada los sentidos, sino sólo la razón. Al estar el mundo de las ideas jerarquizado (unas son más importantes que otras), necesitamos un método para ir ascendiendo de la manera más adecuada por el mundo de las formas y alcanzar la sabiduría. Este método, que es también un conocimiento, es la dialéctica, a través de la cual vamos conociendo las ideas y el mundo sensible como una copia de aquél. Por tanto, para Platón, los fundamentos de la existencia, de la realidad son las Ideas, que constituyen el sustrato intangible de todo lo perceptible, lo material. No son los sentidos los que nos muestran la verdadera estructura del mundo, sino la razón, que en su estado más elevado tiene acceso directo a las Ideas que gobiernan la realidad, la Belleza, la Justicia, el Bien. Todo conocimiento presupone la existencia de Ideas. Lejos de ser una abstracción irreal o una metáfora imaginaria del mundo concreto, el Reino de las Ideas es considerado por Platón como la verdadera base de la realidad, lo que 21 determina orden relativo del mundo sensible y lo hace cognoscible. Por eso nos dice Platón tener experiencia directa de las Ideas trascendentes es la meta primordial y el destino del filósofo, y cómo, siguiendo a su maestro Sócrates, sólo el que conoce el bien puede llevarlo a cabo, el filósofo es, en la sociedad utópica que teoriza Platón, el que debe gobernar pues sólo él puede hacerlo de manera justa. El instrumento para ascender progresivamente en el conocimiento del mundo de las ideas es el método dialéctico está constituido por un doble camino: Dialéctica ascendente: Se parte de las realidades sensibles para ir ascendiendo a las ideas menos importantes y más fáciles de conocer, hasta llegar a alcanzar la idea suprema y hasta tal punto difícil de conocer que sólo una minoría escasísima pueden conseguirlo: la idea del Bien. Dialéctica descendente: Es el camino inverso, partiendo de la idea suprema vamos encadenando todas las ideas hasta llegar a las más bajas, y la realidad sensible. De esta manera el filósofo llega a comprender realmente que la auténtica realidad y verdad está en el mundo de las ideas y que el mundo sensible es sólo una copia del ideal. Mediante la dialéctica ascendente se va de la multiplicidad a la unidad suprema: el Bien; a través de la descendente se parte de la unidad para llegar a la pluralidad de las ideas que se encuentran en la base de la pirámide jerárquica. Sólo el filósofo puede llegar a alcanzar la idea del Bien y, por tanto, sólo él puede practicarlo pues no se olvide que Platón siguiendo a su maestro Sócrates defiende el intelectualismo moral que afirma que sólo el que conoce el bien es capaz de ponerlo en práctica. Por ello, como ya hemos señalado, también en La República defiende que sea el filósofo quien gobierne pues es el único que va a gobernar con justicia, sin aprovecharse del poder para sí o para beneficiar a una minoría. 3.4. Las relaciones entre ética y política 3.4.1. La concepción platónica del hombre La concepción que tiene Platón del hombre está influida por el pitagorismo y por su maestro Sócrates. Como ellos Platón piensa que el hombre está compuesto de dos partes radicalmente distintas: el cuerpo y el alma. Tiene, pues, una concepción dualista del hombre, concepción que será más tarde retomada por el cristianismo y que tendrá vigencia hasta nuestros días. El cuerpo es terrenal y, por tanto, generable y corruptible y, por consiguiente, imperfecto. Es un obstáculo para el alma ya que la arrastra con sus pasiones y demandas y le dificulta el conocimiento de la verdad, que es la tarea más importante del hombre. En este sentido Platón nos dice que el cuerpo “es la cárcel del alma”. Por ello lo mejor que debe de hacer el hombre es liberarse en lo posible del cuerpo para permitir que cumpla con sus funciones primordiales: conocer el Bien y llevar a cabo la instauración de una sociedad justa, y purificarse. Esta consideración negativa del cuerpo y la exaltación del alma será luego recogido también por el cristianismo. La unión que mantiene el cuerpo y el alma es meramente accidental ya que pertenecen a dos mundos totalmente distintos. Esta unión se produce, según nos 22 cuenta Platón en el Fedro, por una falta que cometió el alma en el mundo de las ideas, de donde procede. Al cometer esta falta el alma es expulsada del mundo donde habitaba y condenada a unirse a un cuerpo hasta que logre purificarse. El alma (psique) es, como para otros sabios anteriores, la parte esencial del hombre. Ya en los poemas de Homero se habla del alma como principio de la vida del cuerpo. En Platón el alma no es ya sólo el principio de la vida humana, sino también la que permite al hombre llevar a cabo todas sus operaciones: comer, andar, pensar, amar... El alma está compuesta a su vez por tres partes jerarquizadas: Alma apetitiva: En ella residen los deseos y pasiones más bajas, es la que nos empuja a satisfacer nuestros deseos biológicos y por la que el hombre persigue el placer, el cual, aunque no es malo en sí mismo, sí lo es cuando lo preferimos ante cosas más valiosas e importantes. Se encuentra localizada en el vientre. Alma irascible: Es la fuente de donde manan las pasiones nobles, el valor, la actividad. Constituye algo similar a lo que nosotros llamamos voluntad. Es superior a la anterior. Platón la localiza en el pecho. Durante mucho tiempo nuestro filósofo fluctuó en la apreciación de las peculiaridades de estas dos almas, no obstante podemos considerar que la opinión más clara a partir de los diálogos de madurez es la de considerarlas indisolubles con el cuerpo y, por tanto, como él mortales. Alma inteligible o racional: Es la más importante y la que posibilita que el hombre sea hombre, es su esencia. Es de naturaleza “divina”. Es inmortal y en el diálogo el Fedón Platón nos propone una serie de argumentos mediante los que él cree demostrar su inmortalidad. El alma racional tiene entre sus funciones las dominar al cuerpo y controlar a las otras dos almas. Esta teoría la ilustra nuestro autor a través del mito del carro alado y el auriga. Según este mito el alma humana es similar a un auriga que conduce un carro llevado por dos caballos. Uno de ellos es malo, caprichoso, sometido a todos los deseos sensibles y representa al alma concupiscible; el otro caballo es bueno, quiere actuar bien pero no sabe cómo; simboliza al alma irascible. El auriga que dirige el carro debe de controlar y reprimir al primer caballo y conducir por el camino correcto al segundo y como es obvio representa al alma racional. Cuando muere el hombre quien en realidad muere es el cuerpo y, como ya hemos dicho, y a pesar de que Platón no tuvo nunca una postura definitiva, también mueren las dos almas inferiores. Si al morir el hombre el alma racional no ha sido suficientemente virtuosa y no ha limpiado sus faltas vuelve a reencarnarse en otros seres hasta que consiga ser virtuosa. Cuando esto último ocurre, nos dice Platón en el Fedro y en La República, al separarse el cuerpo del alma racional esta última asciende a su lugar de origen: el mundo de las ideas. Tanto la teoría de la inmortalidad del alma como la de la reencarnación Platón la había adoptado del pitagorismo, que a su vez la había recogido de la tradición órfica. El alma, que existe desde siempre, antes de incorporarse al cuerpo vivía en el mundo de las ideas y allí era sabia y buena, pero al introducirse en el cuerpo lo olvida todo. El alma, a través de la experiencia sensible va recordando todo lo que ya sabía. Por ello para Platón lo que hace el hombre no es conocer cosas nuevas sino recordar lo que ya sabía pero que en la cárcel del cuerpo había olvidado: doctrina de la reminiscencia. El alma racional, como elemento esencial y más importante del hombre ejerce las siguientes funciones, algunas de las cuales ya hemos señalado: controlar el cuerpo y dirigir e las otras dos almas. 23 volver a alcanzar el conocimiento de la Verdad y el Bien. actuar justamente, obrar según la virtud. diseñar la sociedad justa. pulgar las faltas para poder salvarse y poder ascender al mundo de las ideas. 3.4.2. Ética y política Para Platón, como para la mayoría de los ciudadanos griegos, ética y política son dos facetas que no se pueden disociar, nadie puede ser buen ciudadano si no es al mismo tiempo un hombre virtuoso, y al contrario, nadie puede ser virtuoso si no es un ciudadano justo. Si queremos ser virtuosos y conseguir la felicidad (planteamiento moral), sólo podremos conseguirlo si somos buenos ciudadanos y vivimos en un estado justo (vertiente política). En la Grecia de entonces no se distinguía entre vida pública y vida privada. El ciudadano, y por tanto hombre libre, sólo podía alcanzar su plenitud en la vida pública con sus iguales. Como ya hemos dicho, el trabajo físico era considerado impropio de los hombres libres, estando reservado para los sectores populares y los esclavos. La ética La concepción platónica de la virtud parte de la doctrina socrática del intelectualismo moral: Sólo aquél que conoce el bien puede practicarlo; el vicio, el mal, es consecuencia de que no conocemos realmente cuál es nuestro auténtico bien, y por ello lo confundimos con bienes efímeros y vulgares, que nos producen, en el mejor de los casos, sólo una satisfacción momentánea, y de los cuáles muchas veces nos arrepentimos. Esta consideración va a ser completada por medio de su tesis de la existencia de una realidad sensible y otra inteligible, y la existencia del Bien, fundamento de todo. Como además el mundo ideal es superior al físico y el alma pertenece al primero y es espiritual e inmortal, la virtud del hombre debe de ir en último término dirigida primordialmente a alcanzar el éxito del alma. Para Platón la virtud tiene tres significados, que no pueden tomarse de manera independiente: Virtud como sabiduría. El hombre virtuoso, y por tanto feliz, es aquel que sabe, aquel que ha llegado al conocimiento del Bien. De esta manera Platón, como Sócrates, se opone al relativismo moral de los sofistas: sólo existe, nos dice Platón, una manera de ser justo, de hacer el bien, de ser virtuoso, y ésta se consigue a través del conocimiento. Virtud como purificación. Esta segunda significación procede de la influencia pitagórica que tuvo Platón. En diálogos como el Fedro o el Fedón el filósofo nos dice que el hombre virtuoso debe purificar su alma de las pasiones o renunciar en lo posible a los placeres del cuerpo para poder alcanzar, de una manera similar a como siglos más tarde nos propondrá el cristianismo, el acceso al bien. En diálogos posteriores su posición se va relativizando, y así en el Filebo nos dice que la vida virtuosa es “mixta”, en la que, aunque el objetivo fundamental es el conocimiento y la purificación del alma, hay que aceptar los placeres físicos aunque con moderación, y siempre que nuestra alma superior sea la que controle en último término nuestra conducta. Virtud como armonía: Esta concepción la plantea Platón en La República. En este libro nos dice que la virtud más elevada es la justicia, y ésta consiste en “el 24 acuerdo de las tres partes del alma, exactamente como los tres términos de una armonía”, la armonía surge en el alma cuando “cada parte hace lo que le es propio”, de forma que “dominen o sean dominadas entre sí conforme a naturaleza”. Esto significa que el alma es justa cuando cada una de sus partes es gobernada por la virtud correspondiente, y se respeta la jerarquía: el alma apetitiva es conducida y controlada por la virtud de la prudencia, el alma irascible lo es por la fortaleza o valentía y la racional por la virtud de la sabiduría. Cuando se produce esto se produce una armonía vital y nuestra vida es justa. Esta última idea nos lleva a la política, pues, como ya hemos dicho, sólo en la sociedad, en relación con los ciudadanos de la polis, es como el hombre se puede desarrollar como tal, y sólo es en la sociedad justa donde el hombre virtuoso puede llegar a ser feliz y alcanzar el auténtico sentido de la vida. La política Platón pretende, como uno de sus grandes objetivos, diseñar un modelo de organización social que haga posible una constitución que erradique las injusticias y posibilite la instauración del orden social y la justicia. Este modelo político aunque recoge algunos aspectos de la forma de organización de Esparta, es utópico, en el sentido de que este régimen del que nos habla Platón no existe aún en ningún lugar, y él nos lo propone como un proyecto, el único justo como veremos, para el futuro. Considera que todos los sistemas políticos que han existido y existen en la actualidad son injustos; son los siguientes: Aristocracia: Es el gobierno más cercano a la justicia, pues en él gobiernan los mejores, los ciudadanos más virtuosos, pero en muchas ocasiones la aristocracia va perdiendo la autoridad progresivamente, por lo que para evitar la pérdida de aquélla se sirven de los militares, que van ganando poco a poco más influencia hasta que el sistema degenera en Timocracia: Es el gobierno de los militares, ciudadanos que actúan fundamentalmente por ambición y ansias de poder y de honores. En este sistema existe el orden pero impuesto por la fuerza y por la represión. Oligarquía: Es el gobierno en el que los que detentan el poder son los ricos y, por tanto, se mueven buscando las riquezas para ellos y los suyos. Esto genera rencor en el pueblo, que se rebela, quita el poder a los potentados y se da lugar a la Democracia: Es el gobierno de todos, por lo que, según Platón, cada uno busca su propio beneficio y el régimen degenera en anarquía, sin tener en cuenta el bien común, el bien de la polis, Al final, los ciudadanos cansados de la anarquía dan el poder a un tirano para que imponga la ley, dando lugar a la Tiranía: En este sistema lo que rige es la demagogia y la astucia. El tirano gobierna despóticamente, y no asegura la paz ni la justicia. Por lo tanto, si todos los sistemas que han existido no han hecho posible el orden y la justicia, es necesario pensar otro sistema distinto y para ello, antes que nada, hay que detectar cuáles son las causas que han provocado la corrupción y la injusticia en todos los regímenes existentes hasta ahora. Dos son, según Platón, las causas principales que la han propiciado: La existencia de la familia, que fomenta los privilegios y las emociones y, por tanto, imposibilita la ecuanimidad y la justicia a la hora de establecer derechos y deberes. 25 La distribución azarosa del trabajo, tanto desde una perspectiva social como sexual. Piensa Platón que las distintas tareas que hay que acometer en la polis deben de ser realizadas por los que estén realmente capacitados para ello, independientemente de su sexo o de su origen social. Es necesario pues abolir las causas del desorden social y pacificar el Estado de acuerdo a criterios radicalmente nuevos. Los ciudadanos de la polis deben estructurarse en tres grandes sectores sociales, siendo el criterio único para establecer tal división el tipo de alma, la inclinación, que predomine en cada uno de los ciudadanos. Efectivamente, Platón rechaza de modo radical la igualdad entre los hombres y considera que existen tres tipos distintos, dependiendo estas diferencias del tipo de alma que predomine en cada uno de los hombres: Los gobernantes-magistrados: Son los encargados de dirigir los destinos de la polis. Son elegidos entre los guerreros, por haberse destacado por su especial inteligencia y prudencia. En ellos predomina el alma racional. Deben de tener un conocimiento riguroso y profundo del mundo de las ideas y haber conocido la idea del Bien, condición única para gobernar justamente: intelectualismo moral. Son los únicos que gobernarán para el bien de todos, sin aprovecharse para sí o para sus allegados. Los guerreros-guardianes: En ellos predomina el alma irascible, son fuertes y valerosos, y, por tanto, están llamados a vigilar y proteger al régimen, tanto de los peligros y revueltas internas, como de los posibles ataques del exterior del Estado . Estas dos clases no podrán tener riquezas, ni bienes materiales; tampoco podrán casarse, con lo que se evitará caer de nuevo en las dos causas que provocaron la corrupción de todos los sistemas políticos existentes hasta hoy, siendo de esta manera total su dedicación al bien común. Los artesanos, agricultores y comerciantes: Son los encargados de producir las riquezas y bienes absolutamente necesarios para la pervivencia de la polis. Constituyen el grupo más numeroso y son los únicos que pueden casarse y tener riquezas. Forman el sector anímica y socialmente más bajo, y Platón apenas si les presta atención en sus obras de filosofía política. Son los que mantienen a las otras dos clases, a quienes siempre tienen que obedecer. Relación de los distintos órdenes de Platón Cuerpo Alma Interés Estamento Virtud Cabeza Razón Conocimiento Gobernantes Sabiduría Pecho Voluntad Honor Soldados Valor Vientre Deseo Placeres Productores Templanza La educación Una vez establecidas las clases sociales, Platón se pregunta cómo hacerlas posibles en la realidad de la polis. La educación cree el filósofo es el procedimiento más adecuado para ello. La educación que diseña Platón , una prueba más de su personalidad elitista y aristocrática, va dirigida sólo a los futuros gobernantes y guerreros, y considera que la instrucción de los futuros productores debe de impartirla los propios padres. 26 La educación será común para los dos sectores, y estará compuesta de tareas para formar el alma y el carácter, por medio de la música; y ejercicios físicos y paramilitares para endurecer al cuerpo, la gimnasia. Más tarde, cuando ya hayan realizado esta preparación, los que se vayan a dedicar a la milicia seguirán preparándose para ello, y los más dotados, los mejores, seguirán estudiando Matemáticas y Filosofía para culminar su preparación y poder dedicarse más tarde a las tareas de gobierno. Esta selectiva y estricta educación exige también el control y censura de lecturas y de cantos. Si se respetan las clases y cada uno de sus miembros cumplen la función para la que están dotados habrá justicia, orden y paz y, por tanto, los hombres podrán ser felices. Este sistema político se le ha denominado comunismo platónico, aunque como luego veremos no tiene nada que ver con el que en el siglo XIX propugnará Marx. La justicia política no es, por tanto, equivalente a la igualdad de los ciudadanos, sino una armonía entre clases sociales, cada una de las cuales cumple la función para la que están dotados sus componentes. La injusticia en este sistema sólo se producirá cuando no se cumplen estas funciones o algún ciudadano se encuentra en una clase distinta a la que por su alma debería de pertenecer. Para evitar esta situación Platón nos dice que hay que establecer sistemas de ascenso o degradación. Son, pues, los filósofos los que gobernarán en un régimen que podemos denominar con propiedad de justo. Así nos lo dice Platón en el libro de madurez que de manera más nítida nos desarrolla su ideal, La República. El paso del tiempo y su propia experiencia le hicieron ver las enormes dificultades de llevar a la práctica semejante proyecto. Por ello, en el último de sus diálogos, Las Leyes, considera que dado que no es nada fácil que gobiernen los filósofos, es necesario, al menos, preparar a los gobernantes para que gobiernen, si no de manera totalmente justa, si al menos para que se acerquen a este ideal lo más posible. 27 4. Aristóteles 4.1. Biografía A ristóteles nace en Estagira en el año 384 y muere en el 322 antes de Cristo. Nicómaco, su padre, oficiaba como médico del padre de Filipo de Macedonia. Macedonia y Tracia eran dos reinos del noreste de Grecia, que los griegos del sur consideraba primitivos y analfabetos. Su padre lo mandó a Atenas a estudiar en la Academia de Platón, de quien fue discípulo. En la Academia platónica colaboró en la enseñanza y escribió algunos diálogos a la manera platónica, de los que sólo se han conservado algunos pocos fragmentos, aunque en poco tiempo fue desechando esta influencia y fue adoptando un pensamiento original. Aristóteles fundó una escuela de carácter marcadamente científico, sobre todo en el campo de la investigación biológica. Fue invitado por Filipo de Macedonia a hacerse cargo de la educación de su hijo Alejandro, futuro heredero del trono. Trató Aristóteles de convertir al futuro rey en un verdadero griego, pero Alejandro tendrá una visión política imperialista al modo oriental, incompatible con los ideales griegos de libertad, autonomía y ciudadanía. Cuando muere Filipo (335-334), Alejandro sube al trono y Aristóteles regresa a Atenas donde funda el Liceo (especie de galería cubierta donde se discutía y se enseñaba paseando, de ahí el apodo de "peripatético"). Allí desarrolló sus propias enseñanzas durante trece años separándose progresivamente del platonismo de la Academia. En el Liceo se creará por primera vez una de las más importantes bibliotecas en las que se recopilaban los más diversos temas: investigación histórica, historiografía filosófica, obras científicas sobre biología, física, etc. A la muerte de Alejandro, en el 323, en Atenas se produce una reacción antimacedónica, y como Aristóteles estaba ligado a la monarquía de Macedonia, se le amenaza con un proceso de impiedad. Temiendo correr la misma suerte que Sócrates, y adoptando una postura totalmente distinta a la de aquél, Aristóteles huyó de Atenas para refugiarse en Calcis de Eubea. En Calcis una supuesta afección estomacal puso fin a su vida al año siguiente de su llegada, cuando tenía sesenta y tres años de edad. 4.2. Naturaleza y causalidad Como ya hemos dicho, aunque en su juventud Aristóteles estuvo influenciado por Platón, pronto rechazó esta influencia y ya desde sus primeras obras de madurez rechaza el idealismo de su maestro, afirmando que sólo existe un mundo, el natural y, por tanto, éste es el que tenemos que estudiar para hallar las leyes y principios que lo caracterizan y gobiernan. Al saber que tiene por objeto el conocimiento de este mundo, el único que existe, le llama Física. Aristóteles va a darnos una nueva interpretación: la physis como “aquello que tiene en sí mismo un principio de movimiento”. Por tanto, para nuestro filósofo, la naturaleza, al contrario que para Platón, es algo sometido a un orden y a una regularidad que 28 puede ser estudiada. Podremos estudiar, así, cómo es el hombre, los seres vivos, el cosmos... 4.2.1. El hilemorfismo Existe, pues un solo mundo, el que podemos captar a través de los sentidos. Mundo que está compuesto de seres naturales, y que Aristóteles llama sustancias primeras, es decir, las cosas individuales que están sometidas al cambio, al nacimiento y a la muerte. Si bien, hemos dicho, Aristóteles rechaza la teoría de las ideas de Platón, sin embargo no rechaza todo lo que éste entendía por idea. Como Platón, su antiguo discípulo piensa que el universal (la idea) existe, tiene algún tipo de realidad, aunque no esté separada de las cosas individuales, es decir, este universal existe “únicamente” en las cosas naturales individuales y es lo que distingue a unas especies o géneros de otros, es, por ejemplo, lo que hace que todos los hombres nos distingamos de cualquier otra especie. A este universal le llama forma, y junto con la materia constituye las cosas naturales. Es decir cualquier realidad es un compuesto de materia y de forma. A la teoría que afirma que los seres individuales están compuestos de dos elementos inseparables (diferencia con Platón), la materia, el cuerpo en los animales y los hombres, y que es lo que diferencia sensiblemente a los seres de la misma especie, la forma, lo que determina las diferencias esenciales entre unas especies y otras. La forma es la esencia de las cosas, lo fundamental de ellas, la sustancia segunda, le llama a veces Aristóteles. Ésta es eterna, existe desde siempre, pero sólo unida con la materia. Todos los seres tienen una forma que hace que las cosas sean lo que son y no otra cosa. La forma es, por ejemplo, lo que hace que los hombres, independientemente de las diferencias de edad, raza, sexo,... sean hombres y no otro ser. Es lo que identifica a los seres de una misma especie y por lo que utilizamos un sólo concepto para nombrarlos (ej. hombre, caballo...), y por lo que se distinguen unas especies de otras. Así pues, lo que aparece (nace) o muere es el ser concreto, formado de cuerpo (materia próxima) y forma, elementos que no existen de forma independiente, sino únicamente en el compuesto. Aristóteles considera que para avanzar en el conocimiento de la Naturaleza y de sus seres naturales, caracterizados por sus cambios, es necesario tener en cuenta otros dos elementos: Acto y potencia son dos componentes de todos los seres particulares, finitos. El acto es lo que una cosa es en el momento en que se la considera, y potencia es algo que ahora mismo no se es, pero que se puede llegar a ser, es la posibilidad de ser alguna cosa, aunque luego no se cumpla. En acto eres estudiante de 2º de Bachillerato, en potencia eres médico, barman, cantante... Potencia y acto, materia y forma son estructuras paralelas. La materia, nos dice el estagirita, está en potencia de la forma. La forma es lo que actualiza a la materia, lo que da vida, lo que hace que algo que no existía pase a existir (un niño, una silla...). 4.2.3. El movimiento Los seres naturales se diferencian de los artificiales por su movimiento intrínseco, es decir, los seres naturales se caracterizan por tener la capacidad de cambiar o movernos por causas internas al ser vivo. 29 La distinción que hace Aristóteles entre potencia y acto le sirve para definir el movimiento: éste “es el acto de lo que está en potencia”, o dicho de otra forma es “el paso de ser en potencia a ser en acto”. Existen dos tipos de movimiento: Movimiento sustancial: Es el paso de lo que no existe a la existencia, y al contrario. Sólo existen dos clases de este movimiento: generación y corrupción. Movimiento accidental: Es aquel en que sólo cambia algún accidente. Existen tres tipos: Cualitativo: Pérdida o modificación de alguna cualidad. Cuantitativo: Aumento o disminución de una sustancia. Local: Desplazamiento por movimiento de rotación o traslación de la sustancia que cambia. 4.2.4. Teoría de las causas Aristóteles opina que para conocer algo científicamente es neceaseis conocer sur causas. La causa es aquello que explica porqué un ser es como es. Cuatro son las causas que constituyen a los seres tanto los naturales como los artificiales: Material: La materia. Designa aquello de lo que está hecho una sustancia. Formal: Modelo en función del que la causa material se estructura de una manera determinada y sólo de ésa. Es la esencia del ser. Agente o eficiente: Aquello que provoca la aparición de un ser determinado. Final: Es el fin que persigue la sustancia. Es la causa más importante pues conocer científicamente algo es dar respuesta al por qué. Según Aristóteles todos los seres de la naturaleza, y ésta tomada en su totalidad, como universo, están gobernados por fines, por ello a su concepción se le llama teleológica. 4.2.5. La cosmología La concepción aristotélica del universo está basada en el sentido común y en una serie de prejuicios culturales, que van a ser extraordinariamente influyentes (toda la cosmología cristiana y árabe van a ser de raíz aristotélica, con algunas correcciones) y negativos (la autoridad intelectual que durante toda la edad media tuvo nuestro filósofo en Europa obstaculizó la aparición de teorías más cercanas a la verdad que la concepción que consideramos. No hay que olvidar que en la ciencia griega Aristarco de Samos había demostrado que la tierra giraba alrededor del sol y que, por tanto, el centro del universo no era la tierra sino el sol, y que uno de los argumentos de autoridad que durante el Renacimiento se oponían a la concepción heliocéntrica era la teoría cosmológica aristotélica). La cosmología aristotélica tiene los siguiente rasgos: Esencialista: Todo se explica por la “naturaleza” o “cualidades” inmanentes de los cuerpos físicos. Teleológica: Todos los astros están gobernados por un determinado fin. Dualista: Existen en el cosmos dos ámbitos radicalmente distintos. Estos dos mundos son: 30 Mundo sublunar: Es el que queda bajo la esfera de la luna. Está formado por los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Cada uno de estos elementos tiene su lugar natural, en orden a su peso, así la tierra ocupa el lugar más bajo, por encima está el agua, luego el aire y, por encima de todos ellos, el fuego, que está en contacto con la esfera de la luna. En este mundo existen dos tipos de movimiento local: el violento que es aquél que es impulsado por una causa exterior, y el natural que es el propio de cada uno de los cuatro elementos. En este mundo existe la imperfección y la corrupción, por lo que es imperfecto Mundo supralunar: Abarca desde la esfera de la luna hasta la esfera de las estrellas fijas. Caracterizan a este mundo los siguientes rasgos: Este mundo contiene diversas esferas cristalinas, cada una de las cuales soporta un astro. Tanto las esferas como los astros están constituidos por un quinto elemento, el éter que es perfecto y por ello en este mundo no existe la corrupción, ni la imperfección, ni la muerte. Todas los astros giran con un movimiento uniforme y circular alrededor de la tierra que ocupa el centro del universo. La última esfera es la que soporta a las estrellas fijas y es el límite último del universo. El movimiento de las esferas viene dado por la existencia de un Motor inmóvil o Primer Motor. Éste es un ser inmóvil, que mueve sin ser movido e impulsa el movimiento circular de la última de las esferas que a su vez provoca el movimiento de la siguiente esfera y así sucesivamente. Este motor tiene muchas de las características de la idea de Bien platónica y es inmaterial, espiritual, es acto puro, eterno y lo único realmente perfecto que existe; por ello, Aristóteles le llama a veces Dios. Es absolutamente autónomo, no depende de nadie, es autocognoscente y su única actividad es la de conocerse a sí mismo. 4.3. Virtud y felicidad. El carácter comunitario del bien 4.3.1. La concepción del hombre Aristóteles fue un gran estudioso de los seres vivos e hizo clasificaciones de éstos tan completas y exhaustivas que no fueron superadas hasta el siglo XIX. Los seres vivos se caracterizan por tener en sí mismos un principio vital, que les diferencia de los seres físicos o de los artificiales. Tal principio radica en la forma, que Aristóteles llama alma. Existen tres tipos de alma correspondientes a los tres tipos de vida: Alma vegetativa: Es propia de todos los seres vivos y ejerce las funciones de nutrición, crecimiento y reproducción. Alma sensitiva: Es ya propia de los animales y de los hombres. Ejerce las funciones de conocimiento sensible, del deseo y la locomotriz. Alma racional: Propia sólo de los hombres y ejerce las funciones de conocimiento racional y la voluntad libre o deliberación. El hombre, como pensaba también Platón es un compuesto de cuerpo y alma, pero esta unión no es para Aristóteles como para su maestro accidental, sino esencial, formando una unidad inseparable. El alma, nos dice Aristóteles, es mortal, es decir, cuando muere el hombre muere todo entero, el cuerpo y también el alma. El alma es lo que da vida al cuerpo, su extinción supone la muerte del cuerpo, del hombre. El hombre comparte con el resto de los seres vivos determinadas actividades, pero hay algunas que nos pertenecen el exclusiva, entre ellas la vida moral. 31 4.3.2. La ética Para Aristóteles, todos los comportamientos humanos están gobernados por fines. Muchos de los fines que perseguimos son medios para alcanzar un fin último: la felicidad. Ésta es muy difícil de conseguir, pues siempre existen muchas asechanzas, tanto internas como externas. Aunque todos los hombres la perseguimos, sin embargo, hay muchas formas de entenderla. De todas maneras, la felicidad más alta es la que es resultado de elegir lo mejor, la que está más cercana a lo más elevado del hombre: la vida teórica, la actividad intelectual, y para ello es imprescindible el uso de la razón y de la libertad. Para conseguir la felicidad, la vida buena, hay que tener presente nuestro carácter, que nos condiciona pero no nos determina. Pero ¿cómo alcanzarla? Aristóteles nos dice que con el ejercicio de la función más importante del hombre: la razón. Si la vida humana se desenvuelve en tres ámbitos: la vida del cuerpo, la vida social y la vida intelectual, las tres vidas deben de armonizarse sin necesidad de renunciar a los placeres que acompañan cada una de estas facetas de nuestra vida, aunque procurando que aquéllos no dirijan nuestra vida, sino que sea la razón la que gobierne todas nuestras acciones. Cuando el hombre vive de acuerdo a sus capacidades es dichoso y virtuoso. La virtud no es una afección ni una pasión (amor, ira...), tampoco es una capacidad pues la virtud no es innata, sino adquirida. La virtud es un hábito, un modo de ser consecuencia del aprendizaje y la repetición. La virtud, nos dice Aristóteles, “es un hábito por el cual el hombre se hace bueno y por el que ejerce la función que le es propia”. Es una disposición permanente, fruto de una elección voluntaria. Existen dos tipos de virtudes, unas que regulan nuestras vidas sensitiva y vegetativa: virtudes morales, y las que dirigen nuestra actividades intelectuales: virtudes intelectuales. Virtudes morales: Se dirigen al control de nuestra vida vegetativa y sensitiva, y deben de estar dirigidas por la razón. Aristóteles las define diciéndonos que son “el término medio entre dos extremos que son viciosos", tanto por defecto como por exceso. El término medio no es equidistante, sino que siempre está más cerca de uno que de otro. Así, por ejemplo, el valor, término medio entre la temeridad (exceso) y la cobardía (defecto), está más cercano a la temeridad que a la cobardía. El término medio también depende de las circunstancias que rodean a la acción. La más importante virtud moral es la justicia. Para ser feliz se requiere también la amistad, la cosa más necesaria de la vida. No se puede vivir sin ella. Virtudes intelectuales o dianoéticas: Es la disposición permanente a la actividad intelectual, la perfección del puro entendimiento. El conocimiento se perfecciona con el ejercicio, con el aprendizaje. 4.3.3. La política. El carácter comunitario del bien Como para su maestro Platón la ética y la política están estrechamente unidas. El hombre sólo puede alcanzar su plenitud y perfección moral dentro del Estado, de la sociedad. Aristóteles define al hombre como un “animal político”, un hombre que es “por naturaleza social”, pues sólo en sociedad nos hacemos hombres. Esta socialidad del hombre se manifiesta en tres niveles: Familia: constituida por el marido, la mujer, los hijos, nietos y esclavos. Aldea: Conjunto de familias que se agrupa en busca de ventajas. 32 Estado: Agrupación más perfecta. Es más importante que las dos anteriores pues se basta a sí mismo mientras que aquellos no. La política debe de perseguir el bien de los ciudadanos, el bien común, procurando el bien material y perfeccionamiento moral de los ciudadanos a través de la práctica de la virtud. La virtud fundamental del Estado es la justicia. Estas apreciaciones sólo abarcan a los ciudadanos, dentro de los cuales no entran ni las mujeres, los extranjeros, metecos y los esclavos. Para que el Estado pueda garantizar el bienestar de sus miembros debe de establecer la división del trabajo, la colaboración mutua, debe de solucionar sus problemas. Igualmente el Estado debe de guardar la paz, defender la ciudad en tiempos de guerra. Los ciudadanos, hombres libres deben de estar exentos de actividades laborales físicas, por ello son precisos los esclavos. Aristóteles acepta la división del trabajo que había propuesto Platón , pero rechaza la comunidad de bienes pues considera que la propiedad no es el origen de los conflictos, sino este afán de riquezas es inmoderado. También rechaza la comunidad de mujeres que había propuesto Platón. Aristóteles no se decanta, como su maestro, por una forma determinada de gobierno, sino que hace un análisis de los gobiernos que existen y han existido , considerando que todos ellos se pueden clasificar en seis tipos, tres positivos y tres injustos. Los tres justos son: Monarquía: Es el gobierno de uno sólo que procura el bien común. Aristocracia: Gobierno de los mejores y que buscan el bien común. República o democracia: Gobierno de la mayoría. Los regímenes injustos son degeneraciones de los anteriores y son: Tiranía: Degeneración de la monarquía. Gobierna uno sólo buscando su exclusivo provecho o el de sus allegados. Oligarquía: Régimen en el que gobierna un grupo para su exclusivo beneficio. Demagogia: Es el gobierno de los pobres. Aristóteles se plantea finalmente cual de los gobiernos justos es el más perfecto, a lo que responde que desde un punto de vista teórico sin duda es la monarquía, a quien seguiría la aristocracia, pues qué duda cabe que las ventajas de que nos gobierne el mejor o los mejores son incuestionables, pero en la práctica estos sistemas tienden a corromperse pronto, por lo que podemos considerar que el menos malo, el preferible, es la democracia. Aristóteles también justifica el sistema democrático razonando que si éste es el gobierno de las clases medias, que constituyen el grupo más numeroso del Estado, la búsqueda del bien de la mayoría coincide con el bien de las clases medias, aunque pueda perjudicar a los extremos, menos numerosos, los ricos y los pobres. 33 5. Filosofía medieval 5.1. Filosofía griega y cristiana E l cristianismo entró en el mundo como una religión revelada, como un conjunto de principios y dogmas necesarios para conseguir la felicidad eterna, por tanto, su pretensión primitiva no fue la de elaborar un sistema teórico. El cristianismo trata de enseñar el camino hacia Dios y tiene como idea central la redención, la llegada liberadora de Jesús. El cristianismo fue adoptado, tanto en tiempos de Cristo, como en los primeros tiempos de su expansión por gentes de los sectores más pobres de los judíos y, más tarde, de los romanos, sectores culturalmente atrasados. Es por ello, entre otras razones, por lo que no hay en los Evangelios una filosofía elaborada. Para el cristiano la fuente fundamental de conocimiento es la fe, algo totalmente extraño a la filosofía griega y su prolongación en Roma. Para la filosofía pagana la fuente de conocimiento si no única, sí la más importante es la razón. Por ello, el cristianismo es repudiado por los sectores cultos de Roma, pues aquél acudía para explicar el mundo y al hombre a entidades y razones oscurantistas y supersticiosas. También es necesario tener en cuenta para comprender la aparición de la filosofía cristiana que en los primeros siglos el cristianismo carecía de unidad ideológica ya que las distintas iglesias (Roma, Alejandría, Éfeso,...) interpretaban el mensaje de Cristo de formas diferentes (Así, por ejemplo, unos cristianos defendían que el pan y el vino que se bendecía en la misa era realmente el cuerpo y la sangre de Cristo, y otros afirmaban que sólo eran símbolos conmemorativos de la pasión del creador de esta religión. Así que cuando por diversos motivos el cristianismo se va expandiendo y ganando adeptos hasta convertirse en tiempos de Constantino en la religión más importante del Imperio Romano, se va haciendo absolutamente necesario darle unidad interna a dicha religión. Igualmente se convierte en algo prioritario para las altas jerarquías crear un sistema filosófico racional que diera coherencia interna a la religión, al tiempo que les permitía hacer frente, con las mismas armas dialécticas, a las agudas críticas que esta religión sufría de los filósofos paganos. Y como el cristianismo original carecía de una filosofía, los primeros padres de la Iglesia acudieron a aquellos filósofos que tenían más puntos de contacto con esta religión; y entre ellos el más próximo era Platón, a quien adoptaron en primer lugar, y siglos mas tarde, a Aristóteles. Resumiendo podemos decir que la filosofía cristiana perseguía los siguientes objetivos: Empleo de las mismas armas dialécticas que las utilizadas por los filósofos paganos. 34 Defensa del cristianismo frente a sus opositores. Elaboración de un sistema coherente, sistemático y único de verdades. Lucha contra las herejías que se prodigaban en las diferentes iglesias. Necesidad de racionalizar una serie de contenidos de fe que fundamentaran el papel político-social del cristianismo, al convertirse en la ideología dominante durante toda la edad media. No obstante, el cristianismo incorporaba a la filosofía temas que eran absolutamente extraños a las filosofáis anteriores. Entre estos temas cabe destacar: El monoteísmo. La filosofía griega nunca había reivindicado con precisión la existencia de un solo dios, sino que siempre había mantenido la existencia de una multitud de dioses, e incluso se habían reivindicado por algunos filósofos la inexistencia de ellos. Aparte de esto el Dios cristiano tenía unas características que eran totalmente extrañas a la filosofía griega y romana: Omnipotencia (lo puede todo) Providencia (cuida de todo, y especialmente de los hombres) Autosuficiencia (es el único ser que no necesita de nadie ni de nada) Creador (ha creado todo lo existente) Paternidad... Mundo. Se consideraba que había sido creado por Dios de la nada, lo que suponía un poder ilimitado, totalmente extraño a los filósofos griegos y romanos. La creación de mundo por Dios traía consigo; Su contingencia (depende de Dios). Su fugacidad (todo se va fugazmente) Su temporalidad (tuvo un principio y tendrá un fin) El hombre. Para el cristianismo éste: Había sido creado por Dios a su imagen y semejanza Los cuerpos resucitarían en el juicio final Alma inmortal Necesidad de la gracia divina para la salvación. Descubrimiento de la historia. Para la filosofía griega la historia se repite, es cíclica. Para el cristianismo, la historia es lineal: comienza con la expulsión de Adán y Eva del Paraíso Terrenal, tiene un episodio central con la venida de Cristo a la tierra, y acabará con el Juicio Final, cuando Cristo baje de nuevo a la tierra a juzgar a vivos y muertos. La filosofía griega había situado a Dios en relación con el Universo. El cristianismo lo pone en relación con la Historia en un doble sentido: Dios es providente, es decir, se ocupa del hombre aquí en la tierra, cosa totalmente extraña para la mentalidad grecoromana. Dios se ha hecho hombre, constituyéndose en el centro de la historia, idea igualmente inexistente en la cultura clásica. Nueva concepción de la verdad. Las filosofías anteriores habían tratado los límites del conocimiento y estaban habituados a la convivencia de distintos sistemas filosóficos y a la pluralidad de escuelas. Lo cual implicaba que ninguna de ellas se arrogaba la posesión en exclusiva de la verdad absoluta y el diálogo entre ellas se hacía posible. Para el cristianismo ninguna de estas 35 premisas eran válidas pues la verdad es única y absoluta y, como no podía ser de otra forma, era la cristiana, a la que se podía acceder por un instrumento que sólo podía poseer el cristiano: la fe. La historia de la filosofía cristiana medieval podemos dividirla en tres etapas distintas: 1. Apologística: siglos II y III. Fue obra de los primeros sabios cristianos, y su labor principal es darle unidad y coherencia al mensaje cristiano; apenas si hay filosofía en sus textos, sino casi en exclusiva teología. 2. Patrística: siglos IV al VI. En esta etapa se acude a Platón y se le cristianiza, desechando lo que en su pensamiento podía contradecir al cristianismo. El filósofo más importante es Agustín de Hipona. 3. Escolástica: siglos X al XIV. Esta escuela se vale de Aristóteles par su filosofía. Es el periodo de máximo esplendor de la filosofía cristiana y su figura más notoria es Tomás de Aquino. A la Escolástica le sucedió un movimiento crítico, y que supuso un paso trascendental para la aparición de la Ciencia Nueva que culminará con Galileo: el nominalismo, cuyo máximo exponente será Guillermo de Ockham.