EL AMOR ETERNO DE DIOS A SU ESPOSA DEL TRONO DE LA GRACIA 19 de enero de 2014 Bendecidos con toda bendición. Un saludo a todos los soldados en Armagedón. ¿Dónde están los soldados del ejército de Melquisedec? ¡ABBA PADRE! Un saludo para todos ustedes, mis compañeros de milicia, todos los que están peleando la buena batalla aquí en Armagedón. Reciban un saludo de nuestro Rey Melquisedec, en Luz Inaccesible, y de su amada Lis, de su Ayuda Idónea, Lisbet, Reciban el saludo. Una vez más, un honor, un privilegio poder traer las instrucciones que nuestro Rey le ha entregado a ella. Y, yo recibo que hoy Papá, una vez más utiliza este vaso de barro, que es Él en mí, para transmitir su sentir, su palabra, cada detallito que Lis me ha transmitido. Yo recibo eso. Estamos todos pendientitos, apagamos los celulares, todos ya pendientes, tomando nota de cada detalle y declaro que hoy vamos a otro peso de gloria más precioso, rumbo a la transformación. Las instrucciones llevan como título el día de hoy, de parte de nuestra amada Lis, El Amor Eterno de Dios a su Amada Vamos a desarrollar cuatro puntos. El primer punto, si quieres anotarlo allí, vamos a hablar acerca de: I. La desobediencia del Hombre en Edén Cabe anotar que cuando se dice la desobediencia del hombre, estamos hablando del hombre y de la mujer. Busquemos el primer verso en Génesis capítulo, 1 verso 26. 26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Oye, subraya ahí: varón y hembra los creó. ¿Y, qué más hizo? Verso 28. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Entonces, ¿qué hizo Dios? Dios creó al hombre y a la mujer. ¿Cómo los hizo? Dioses, perfectos. Dice que a su imagen. ¿Qué significa a su imagen y semejanza, amada? Pues, que son dioses, que son igualitos que Él. ¿No es cierto? Tienen todo. Ah, y le dijo –sojuzgad la tierra, multiplíquense-, o sea que tuvieran descendencia. Dios estaba contengo, agradado de ellos, contentísimo. Dice que los bendijo. Mire, como cuando Melquisedec, recuerdas que bendijo a Abraham, que recibió los diezmos allá, y Melquisedec se agradó y lo declaró bendecido. Pues, acá, perfecto los declaró bendecidos a los dos. ¿Y, qué sucedió, entonces? Vamos al siguiente verso, Génesis capítulo 2, verso 20. 20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. “No se halló ayuda idónea para él”. Una pregunta, amada: ¿No le había creado Dios ya una mujer a su imagen y semejanza? O sea, Dios le puso ahí lo mismo, calidad, le puso lo mejor, una mujer. ¿Y, por qué aquí dice que no se halló ayuda idónea para él? ¿Qué, acaso como que Adán no estaba conforme con lo que Dios le había dado? ¿Quería Adán algo diferente? ¡Humm! Qué tremendo eso. Mira el siguiente verso, Génesis 2, verso 22. 22 Y de la costilla que Melquisedec tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona… ¿Cómo la llamó Adán? Varona. Oye, Dios la había llamado hembra, pero acá, él la llama Varona. ¡Hum! Oye, se le dio de su carne. Amada, ¿a quién representa Adán? A Satanás, la serpiente antigua. ¿No es así? Eso es en lo que Papá nos edificó. Pues de la costilla. ¿Y, qué representa esa carne? Pues, maldad, pues de allí mismo le dio hueso de sus huesos y carne de su carne y la llamó Varona. Él no la llamó ayuda idónea. ¿Él cómo la llamó? Varona. Qué tremendo. Qué interesante ese detallito que Lis nos hace resaltar en este momento. Porque una ayuda idónea es aquella persona, aquel ángel que está al lado de uno y entonces, ayuda, colabora, alerta, recuerda la sabiduría, recuerda la obediencia – cuidado con esto, mira Dios nos dijo esto-; pero, allí no estaba la ayuda idónea. No se halló ayuda idónea para Adán. ¡Hello! Qué tremendo eso. Mira adelantito, lo que sucedió. Génesis 3: 6 6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos… ¿Quién vio? La mujer. 6 que era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable… Ahí está la codicia, la carne. 6 árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. ¡Hum! Así que comieron los dos. Sus ojos carnales codiciaron. Por eso, Dios le dice a la mujer que “su deseo será para su marido”, su mente carnal. ¿Qué sucedió allí? Mire, Dios les había dicho que se multiplicaran, que sojuzgaran, que gobernaran y les había dado una instrucción. Y qué hizo la mujer, no la ayuda idónea, la Varona, pues allá entre los dos, los dos son responsables, uno no puede decir –no que fue el hombre, que fue la mujer-, no. La serpiente esa, el mismo satanás allí presente en Adán y enredó a la mujer. Decía allí que su deseo será para su marido, su mente carnal, donde vive su mente carnal que es satanás. Eso fue lo que sucedió. Y, esos dos personajes que eran dioses, que tenían todo para reinar en el Edén, ¿dónde terminaron? Fuera de él. Terminaron cómo, expulsados. Mire el verso siguiente, el verso 14. 14 Y Melquisedec dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Oye, ¿qué hicieron tan malo que resultaron fuera de Edén? Ya no gobernaron, no reinaron en Edén, terminaron afuera. El que estaba al lado de esta mujer era la serpiente, era Adán, la serpiente, satanás mismo, y entonces la mujer se dejó gobernar por su marido. ¿A quién representa esa serpiente? A la mente carnal. Me decía Lis, que eso es lo que sucede hoy en día, de bendecidos que estaban en Edén, reinando con nosotros acá en la fiesta, tremendo, en la unidad, tremendo – vamos para Armagedón-. ¿Dónde están? Su marido, su mente carnal, la carne -¡Hello! hay que ir identificando ese marido-, la carne se los llevó y comenzaron a maquinar, y comenzaron a romper la unidad, a entrar en contrataciones, en razonamientos. Ellos no se sometieron a la unidad. Eso fue lo que sucedió y terminaron como muchos han terminado. Por eso, me decía, que no nos podemos olvidar nosotros, diga: NOSOTROS, no nos podemos olvidar que tenemos carne, todavía no nos han transformado. En la mente ya, tenemos, imagínate la sabiduría, pero este cuerpo todavía no lo han transformado y estamos llamados a identificarlo, a no tener más alto concepto –no, ya yo soy, olvídate-. ¡Cuidado! Cuidado porque ahí es donde entra la raíz de amargura, las situaciones. Oye, y una raíz es algo que no se ve, una cosita ahí –te acuerdas el tema pasado, que Lis nos decía-, una raíz de amargura, no es un árbol de amargura, es una raíz y entran los pensamientos, las contrataciones. Y, así como estos terminaron fuera del Edén, un individuo puede terminar, un bendecido tremendo, dónde está, terminó fuera del Edén. Entonces, Lis nos decía, vamos a identificar cuál es ese marido. ¿Te acuerdas que Dios le dijo a la mujer, que su deseo será para su marido y que él se enseñoreará de ella? Vamos un momentito a Job capítulo 2, verso 9 y 10. Toma nota de estos versos. Job tenía una mentira en su carne, una sarna maligna, que Dios permitió que le diera, desde la planta del pie hasta la coronilla. Entonces, mira lo que le dijo su mujer. Job 2:9-10 9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y, qué le respondió Job. 10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. No pecó Job con qué, con sus labios. ¡HELLO! Me decía Lis, que si la mujer hubiera sido ayuda idónea para Job, le hubiera dicho – oye, tranquilo, Dios te va a sanar, Dios nos ha bendecido, Dios nos ha dado todo, esto es pasajero-, pero allí no había ayuda idónea, allí había una Varona, allí había la mente carnal. El esposo de esa mujer, el marido de esa mujer de Job era el mismo satanás, la carne. Le dijo –maldice a Dios y muérete-. Y donde Job no hubiera retenido su integridad, diga: INTEGRIDAD, acuérdate de esa palabra, integridad; donde Job no retenga la integridad, entonces se hubiera muerto allí. Oye, tremendo eso. Hay que revisar, no solamente, el marido este, la carne que tenemos nosotros encima, sino los que están alrededor nuestro. Mire como están hoy en día otros, porque le hicieron caso a esa serpiente de otro, no la serpiente de él, la serpiente de otro. ¿Dónde están? Porque fulano le dijo –no, no, olvídate, vámonos, que esto no es así-, y comenzaron a pelear y a gritar, en gritería – yo no me someto-. ¿Y, dónde están ahora? Fuera de la fiesta. No fueron ayuda idónea para nadie. ¡Qué tremendo! Pero, Job se mantuvo. Oye, cuántos se declaran en integridad. Dígale al que está a su lado: TE DECLARO EN INTEGRIDAD. ¿Qué es integridad? Mira, ahí, firmes, guardando la unidad, en obediencia, en sometimiento con nuestro Rey Melquisedec. Así se mantuvo Job, oye y qué tremendo el verso, dice que no se halló pecado en su boca, no pecó. Tremendo eso. Qué bello, qué ejemplo tan tremendo. Mira Mateo 6:24, otro verso que nos da nuestra amada Lis. Mateo 6:24 24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Mira, en la historia de Job habían dos maridos allí; o la integridad de Job, o lo que le decía la mujer. Y allí, Job se mantuvo y le sirvió a su señor. Pues de la misma manera, aquí Lis me decía –aquí se manifiestan los dos esposos, los dos maridos-. Diga: DOS MARIDOS. ¿A quién estás tú sirviendo? A la carne, le estás sirviendo a la mente carnal tuya o al que está al lado tuyo –porque no es solamente la tuya, es el que está al lado tuyo-. Oye, Job no solamente tenía esa sarna encima en el cuerpo, sino que tenía a la compañera que estaba al lado, imagínate. Tremendo. Y, hoy en día se repitió eso. Muchos que no tenían una ayuda idónea que le recordara el sometimiento, ya no están en la fiesta. Diga: NO LE PUEDO SERVIR A DOS SEÑORES. No le puedo servir a dos señores. Me decía Lis –si te entregas a la mente carnal, vives como un diablo y si te entregas a la mente espiritual vives como un dios. Mira, ¿cuántos quieren vivir como dioses? ¿Queremos vivir como dioses, cierto? Diga: YO QUIERO VIVIR COMO UN DIOS, como lo que soy, somos dioses. Pero, si un dios, un hijo legítimo todavía le sirve a la mente carnal, vive como un diablo. Por más que tú te declares –oye, soy un dios-, pero estás en un desorden tremendo ahí, vives como un diablo. Mira un segundito, Marcos, mira lo que sucedió allá en Marcos 4:15. Esta es la parábola del sembrador. Mira lo que sucede con la mente carnal allí. Dice: Marcos 4:15 15 Y éstos son los de junto al camino: en quienes se siembra la palabra, pero después que la oyen, en seguida viene Satanás… ¿Quién? Satanás, la carne allí presente, el marido ese. ¿Y, qué hace? 15 y quita la palabra que se sembró en sus corazones. son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben con gozo; 17 pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la persecución… 16 Estos ¡Hello! Mira ahí la persecución. ¿Qué es lo que se ha vivido en estos días? Persecución por causa de qué, de la palabra. No se han sometido a la palabra que se está dando de parte de nuestra amada Lis. Dice: 17persecusión por causa de la palabra, luego, qué, tropiezan. 18 Estos son los que fueron sembrados entre espinos: los que oyen la palabra, 19 pero los afanes de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 20 Y éstos son los que fueron sembrados en buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. ¿Qué sucedió? Se sembró la palabra. ¿Había buena raíz? No, no había raíz ahí abajo. Y, entonces tú dices –ese es un bendecido, está militando conmigo. -¿Y, éste? -Este es un bendecido por años-, pero no había raíz, no había nada. Vino la persecución y lo sopló ¡pap!, la palabra, un mensajito, una cosita, una chateada, un vídeo, le llegó esto, lo otro. Hubo persecución y qué pasó, se ahogó la palabra. Se hizo qué, infructuosa. Tremendo, porque llegó, qué tremendo que el verso dice –enseguida viene satanás-. ¿A quién representa satanás? Ya sabemos que Satanás fue destruido, pero mira, estamos hablando de este satanás, la carne, de ese marido, de ese que estaba allá en Eva, en Adán, en la esposa de Job ahí y los destruyó. Adán y Eva terminaron fuera de Edén, y bendecidos que estaban en la fiesta, ya no están. Eso sucedió allí. Ahora, el segundo punto en el tema de hoy. II. Vamos a ver cuál es el marido que Dios nos manda a solo tener Romanos 7:4. Dice: 4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. A fin de que llevemos qué, fruto para Dios. Entonces, me decía Lis: -¿Quién es ese otro que resucitó de los muertos, y que a través de Él, la Esposa, diga: NOSOTROS, la Esposa, vamos a llevar fruto? ¿Quién es? Melquisedec. ¿Quieres tú seguir llevando fruto? Pues, seamos de otro. Diga: YO SOY DE OTRO. YO SOY DE MELQUISEDEC. No del otro marido, no le puedo servir a los dos; o estoy en la carne, o estoy acá en el espíritu, siguiendo instrucciones de nuestro Rey Melquisedec. Y, fíjate qué tremendo, que Pablo menciona –habéis muerto a la ley-. Y alguien puede decir –la ley, viste, ahí está que no hay ley-. ¿A cuál ley se refiere cuando dice habéis muerto a la ley? Porque, de hecho, nosotros no estuvimos en el tiempo de la ley. Nosotros no fuimos de ninguna tribu de por allá. No, no, nosotros no estuvimos en la ley de Moisés. ¿Entonces, a cuál ley hoy en día nosotros podemos decir hemos muerto a la ley? Mírela ahí un momentito en Romanos 7, verso 21. Qué tremendo esto que Lis nos comparte, oye esto está espectacular. Yo sé que tú te estás gozando con este tema. Decía el apóstol Pablo: Romanos 7:21 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 22 Porque 24 ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. 25 Gracias ¿Qué dice el verso 25? “Yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.” Mira, Pablo quería hacer el bien. ¿Qué hijo de Dios no quiere hacer el bien? ¿Cuántos quieren hacer el bien? ¿Tú quieres amar a tu hermano, cierto? Tú quieres ser obediente, quieres comportarte, dar fruto para Dios, ¿no es cierto? Sabiendo que la salvación no es por obras, estamos hablando de galardones, estamos hablando de los tiempos cruciales, del tiempo del fin, amada. Pues, nosotros, Pablo se encontraba en lo mismo –Pablo quería hacer el bien, pero hallaba otra ley-. ¿Cuál era la ley? La ley del pecado que estaba en sus miembros. A esa ley es que –hemos muerto a esa ley-, así es que nos tenemos que declarar: muertos a esa ley. Esa ley que Pablo decía –miserable de mí quién me librará-, pues Papá nos dio las herramientas. Decía Lis: Papá nos dio las herramientas, Papá venció, Papá pudo gobernar esa carne, aun en debilidad, Él nos enseñó, nos dio una armadura. Mira, amada, ¿cuántos quieren ver al Rey? ¿Cuántos quieren ya ver al Rey? Transformado y que nuestro cuerpo sea transformado. Pues, es el tiempo en que tenemos que declararnos de nuestro Rey Melquisedec, haciendo sendas derechas, declarándonos muertos a ese marido, a esa mente carnal. ¡Hello! Qué tremendo esto. Mira a Jeremías capítulo 3, verso 13. 13 Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Melquisedec tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Melquisedec. 14 Convertíos, hijos rebeldes… ¿Convertíos qué? Diga: HIJOS REBELDES. Eran hijos, sí, pero cómo estaban, en rebeldía. 14 Convertíos, hijos rebeldes, dice Melquisedec, porque yo soy vuestro esposo… ¡Abba Padre! Yo soy qué, vuestro esposo. Oiga, qué lindo Papá, llamando a los hijos que han estado en rebeldía y les dice: 14 Convertíos, hijos rebeldes, dice Melquisedec, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en, dónde, en Sion; Oye, hoy en día estas instrucciones que Papá nos está dando a través de Lis es para introducirnos ya en esa tierra prometida, ya estamos en Armagedón, pero a la Transformación, amada. Qué tremendo. Papá nos estaba hablando. Mire, en los últimos temas, él nos hablaba: haciendo sendas derechas, que la gracia purifica, que la gracia te limpia de toda contaminación. Pues acá está diciendo: -Hijos rebeldes, conviértanse. Conviértanse. Vengan de nuevo, decía Él, porque yo soy vuestro esposo y los voy a introducir. Mire, el papá quiere el bien de su hijo – no es cierto-. ¿Qué papá no quiere el bien de su hijo? Es como un caso que me decía Lisbet, que en Estados Unidos sucedió hace algunos años. Un padre de familia, él veía cómo su hijo fue muy rebelde y el hijo era un criminal; irrespetaba a su papá, a su mamá, hacía crímenes, irrespetaba a la abuela, robaba, golpeaba, violaba. Bueno, este hombre era tremendo. Llegó un momento en que el papá dijo: -Este hombre no está haciendo un bien para la sociedad-. Y, fue tanta la ocupación de ese padre –esto que voy a decir es bien tremendo- el papá sabes qué decidió –aunque nosotros no apoyamos que alguien le quite la vida a otro- pero el papá por el bien del hijo, le quitó la vida. Tremendo eso. Y, claro, la ley, tuvo que ir preso, porque imagínate, lo que siembras cosechas. Pero, investigaron el tema y las autoridades se dieron cuenta que –verdaderamente- este padre estaba cansado, estaba cansado de lo que estaba haciendo su hijo. Y que a última hora, como que no se había perdido mucho. Oye, tremendo caso. Una vez, nuestro Padre nos decía que si nosotros mismos no éramos de bendición en el reino, Papá decía: –Pues, no se pierde mucho, para ti el morir es ganancia. Ahora, si tú estás colaborando, estás siendo de bendición a tus hermanos, al gobierno de Dios, pues no es ganancia, mejor te queremos acá-. ¿Tú recuerdas eso, cierto? Pues, de la misma manera. ¿Qué es lo que Papá está queriendo traer a través de esta exhortación, amada? Mostrarnos el amor, pero con el amor, la exhortación. ¡Hello! Porque hay hijos rebeldes, hay hijos que se han rebelado. Y ha habido instrucciones de parte de Lis para el gobierno, y qué es lo que han hecho cuando se les ha dicho –mira, siéntate, siéntate por el bien tuyo, por el bien de la amada, todavía no entiendes esto, por favor- y se les ha escrito, yo he visto los correos -mira, por favor…Oye, y lo que se levanta es, tremendo, una rebeldía tremenda. Y uno dice –¿oye, y reaccionó el bendecido así?-, no solamente a veces el colaborador, a veces hay otros que lo han respaldado. Oye, y se han manifestado de una manera carnal, tremenda. Que tú dices –ese bendecido fue educado por nuestro Padre, ¿y dónde estaba? Porque son hijos rebeldes. Pero, amada, yo recibo que nosotros somos esos hijos que estamos sometidos a nuestro Esposo. Diga: MI ESPOSO, MI AMADO ES MELQUISEDEC. Y, no a mi carne, no la carne, sino al Espíritu, a nuestro Padre, a nuestro Dios. ¡ABBA PADRE! Vamos a entrar al tercer punto, III. Ese misterio de la iniquidad, Melquisedec lo está revelando ahora a través de su ayuda idónea Vamos a ir a Romanos 1:18. Observa este caso, de personas que recibieron el conocimiento de Dios, entendieron la justicia de Dios y mira cómo terminan. Obsérvalo, bien tremendo está este verso. Romanos 1:18 18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es, qué, les es manifiesto, pues Dios, ¡oye!, Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Diga: NO TIENEN EXCUSA. Oye, como les pasó a Adán y Eva, no tenían excusa. Se echaban la culpa el uno al otro, no había respeto ni fidelidad entre ellos, ni de ellos con Dios su Creador. Diga: NO TIENEN EXCUSA. ¡Hello! Verso 21 21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, habiendo qué, conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. 23 y 24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, 25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. 26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, 27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. 28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó… Diga: DIOS LOS ENTREGÓ. ¿Quién los entregó? Dios. 28 …a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; 30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, oye, inventan males, desobedientes a los padres, 31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; 29 estando 32 quienes habiendo… Oye, ese verso 32, míralo ahí. 32 quienes habiendo entendido… ¡hello!, habiendo entendido el juicio de Dios… Entendían su palabra, entendían su ciencia. 32 ...que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican. Y cuando habla de muerte –dice Lis- es que son entregados a satanás, a su carne, a su marido, a la mente carnal, al desobediente. Oye, tremendo. Y, me decía Lis, porque mira, aquí están hablando de casos de personas que entendieron la justicia, entendieron muchas cosas de Dios, y en qué terminaron… ¿Y, por qué terminaron así? Porque no honraron a Dios. -Decían que él era Dios. -Sí, tremendo. Pero, a la hora en que Él hizo un cambio en su Gobierno, no soportaron eso y no honraron a Dios. Entonces, se fueron a seguir a un hombre –no, yo sigo a éste, yo sigo al otro, yo sigo a mi líder, yo sigo a fulano-. Bendecido, ahí no hay disculpa. Eso no es como con Adán y Eva –no, la mujer que tú me diste-. No, ahí no hay culpa. Porque tú mismo, hello, bendecido que me oyes, tú mismo fuiste edificado. Fuiste edificado. Tú mismo fuiste edificado. Tú te alimentaste de este árbol de la vida. Tú te alimentaste, no hay disculpa. ¡Hello! No hay disculpa ahí. -No, es que yo seguí a éste, porque éste llevaba más tiempo que yo. Éste era mi obispo, éste era mi colaborador, éste era Pedro, éste era Andrés, éste era…- ponle el nombre de los que han salido –éste era Emilio, y entonces, yo lo seguí y seguí a este otro. Bendecido, no vayas a resultar como Adán y Eva –no, la mujer-. No. Tremendo. Y, entonces Dios los entregó a una mente reprobada. Diga: MENTE REPROBADA. ¡Wow! Y, me decía Lis que una mente reprobada es una mente que comienza juzgando livianamente las cosas –no, yo soy un bendecido, yo, pues una mentirita de metida de pata acá, una cosita….-. Dice ella, que así es como comienzan, y luego se va manifestando ese marido completamente, una mente carnal, reprobada. ¡Wow! ¡Qué tremendo! Mira Segunda carta a Tesalonicenses capítulo 2, verso 7, 10 al 12. Dice: 7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Oye, y me decía Lis que en su momento, obviamente, nosotros entendimos que ahí está hablando del inicuo, de Pedro, pero está hablando en sí de un género carne. ¡Hello! Está hablando de ese marido, de ese marido que es la carne, la mente carnal, que puede llegar a llevar a una persona a dejar de heredar. De hecho, Lis me mencionaba el ejemplo de Tito. ¿Te acuerdas que Tito, él comenzó a fornicar con la madrastra? Eso fue tremendo. Y entonces, qué hizo Pablo, Pablo lo entregó al marido ese, a satanás, a la carne –el tal sea entregado a satanás-. Lo entregó, pero se corrigió. Y hay casos como este. Mira el verso 10: 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Ahí está hablando –obviamente- del segundo aspecto de la salvación. 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. Se complacieron en qué, en la injusticia. Me decía Lis, quiero leer acá, dice que ese poder engañoso que viene de Dios y que supuestamente para el sistema son demonios es un número de deseos engañosos de la carne. O sea, entregar una persona a la carne, a Satanás, cuando Dios envía ese poder engañoso, ahí viene un sinnúmero de deseos engañosos que comienzan a gobernar una persona y a destruirla. Y, ya sabemos que no aprovecha para bien, aun los que se han ido, ahora piensan que están bien y por no recibir el amor de la verdad, hello, son enviados a creer una mentira. Oye, qué cosa tan tremenda, cómo Dios es de celoso. Tremendo nuestro Dios. Él envía un mensaje para su amada y Dios es celoso -¿no recibieron el amor de la verdad? Ok, yo les envío qué, un poder engañoso, y comienza el laberinto, comienzan sus razonamientos. Tremendo eso. Y comienzan a decir que Lis está mal, lo cual es una mentira; que el nombre de Dios es JH, actualmente, y eso es una mentira, porque su nombre ahora es Melquisedec; que Lis es viuda, oye, que Lis es viuda, y eso es una mentira; y muchas mentiras más. Porque mira, si ellos dicen, que tremendo esto, si una persona de estas dice: Lis es viuda. ¿Qué significa? Que entonces, Papá murió, que sus días sí acabarán. Y, entonces, si Lis es viuda, la amada es viuda, entonces todos enviudamos. No. Pero para ellos sí, porque esa es la mente carnal, tú te das cuenta. Una persona en la mente carnal dice: -Ah, se le murió el esposo, es una viuda-, pero es que, un momentito, aquí esto es diferente porque acá, el que estaba presente, el que ha estado presente es Papá Dios. Él dejó un velo, pero Papá, sus días no acabarán. Diga: SUS DÍAS NO ACABARÁN. Entonces, cuál viuda. La amada no está viuda. ¿O, acaso la relación que tenía Lis con nuestro Padre era carnal? No. ¿Cuál es tu relación con tu Dios? ¿Carnal? Tampoco. Nuestra relación con nuestro Dios es espiritual. Eso no acaba. ¡Qué tremendo! ¡Qué tremendo! Lis me decía: Yo nunca vi a Melquisedec como carne, en su velo José Luis y siempre, sólo lo escuché lo que salía de su boca, que es el árbol de la vida. Él siempre dice la verdad. Él dice: Mis días no acabarán. ¿Y, quién soy yo –dice Lis- para decir que mi esposo murió, cuando Él no murió? Yo soy una mujer virtuosa, y su ayuda idónea, sujeta a mi esposo, el Espíritu yo lo que Él me diga, yo lo creo y punto. Somos de este siglo, pero no vivimos conforme a este siglo. Diga: NO VIVIMOS CONFORME A ESTE SIGLO. -Pero a ellos no les interesó el amor, ni amar a su prójimo como a sí mismo, cuando somos espíritus justos hechos perfectos para siempre y no carnales-. ¡Qué tremendo! Oye, ¿cuántos le dan gracias a Papi por ese amor precioso? Por eso hoy entendemos, amada, que nosotros no estamos solos, que Lis no está sola, que Papá siempre estuvo y estará presente. Y, ahora más que nunca. ¡Qué bello! ¡Qué bello! ¡ABBA PADRE! Recibe sin límites, Lis, por esto. Cuarto punto. IV. Vamos a ver cuán grande es ese eterno amor de Dios a su amada, a pesar de toda desobediencia Mira Jeremías 31:3-5 3 Melquisedec se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. ¡Wow! 4 Aún te edificaré, y serás edificada, oh virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos, y saldrás en alegres danzas. 5 Aún plantarás viñas en los montes de Samaria; plantarán los que plantan, y disfrutarán de ellas. ¡Wow! ¡Qué amor tan tremendo, eterno, de Dios con su pueblo! Oye, cuántos se gozan con ese amor de su Dios. Con su amado, cuántos se gozan, con su amado. ¡Qué tremendo! ¡Qué precioso! Oye, y la llama, oh virgen de Israel, porque una virgen –me decía Lis- es la que se reserva para su esposo, la que se cuida para su esposo como nosotros nos estamos reservando. ¿Cuántos quieren ver ya a su esposo otra vez? Lo queremos ver ya en un cuerpo de la gloria suya, hello, para estar para siempre con él. Pues ahí nos cuidamos como la virgen se cuidaba para su amado, para su esposo. ¡Qué lindo el amor de Dios! Y, ahora en Joel capítulo 2, verso 18 – 19; 27 18 Y Melquisedec, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. ¡Wow! 19 Responderá Melquisedec, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan, mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y nunca más os pondré en oprobio entre las naciones. 27 Y conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Melquisedec vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. Oye, parece que su pueblo necesitaba mucho perdón y prolongó su misericordia. ¡Qué tremendo! Mire qué tremendo al comienzo del verso: Y Melquisedec, solícito por su tierra, perdonará a su pueblo. “Solícito”, o sea Papá está solícito. Qué es solícito, que Él está pendiente de su amada. Por eso ha habido tantos cambios en esta etapa para su amada, porque los ojos de Papá han estado haciendo cambios y le ha estado dirigiendo a Lis, solícito por su amada, pendiente de su amada, que su amada no sea avergonzada, que su amada sea bien administrada, que se le presente la palabra a su amada, que no se retenga esta verdad. ¡Qué lindo nuestro Padre! Dígale: GRACIAS, REY. GRACIAS, MELQUISEDEC POR SER SOLÍCITO CON NOSOTROS, CON TU AMADA, CON TU ESPOSA. ¡Qué bello! Joel 2:28, dice. 28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas… Oye, no solamente sobre los hijos, sino los siervos y siervas. Qué lindo el amor de Papá, la misericordia aun con los de afuera. ¡Uy! Qué tremendo. 29 …derramaré mi Espíritu en aquellos días. daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo. 31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Melquisedec. 32 Y todo aquel que invocare el nombre de Melquisedec será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, ¡hello!, como ha dicho Melquisedec y entre el remanente al cual él habrá llamado. 30 Y Mira, hay salvación para todo aquel que invocare a Melquisedec. Se cumple la parábola del hijo pródigo. Todo el que venga en esa humildad, esos hijos rebeldes, aun los de afuera. Mire que dice aun sobre los siervos y sobre las siervas, gente de afuera, que supuestamente uno no los ve como hijos, pues vendrán. Oye, y este tiempo es tan tremendo porque le nombre de Melquisedec, mire, para todos esos lugares en donde no ha llegado la palabra todavía y donde va a llegar esta palabra. ¿Cuántos reciben que esta palabra va a seguir corriendo? Y va a llegar a esos lugares donde Melquisedec, el nombre Melquisedec, impacta –oye, ese nombre, Dios mismo-. Porque las religiones que están por allá, en oriente, en todo eso, en Europa, en África, ellos reconocen ese nombre –oye, el Dios Altísimo, el Dios Soberano-. Pues, aquí dice que todo aquel que invocare ese nombre será salvo. ¡Wow! ¿Cuántos se gozan con eso? Cierto, nosotros no estamos con eso de –no, es que ellos no llevan tiempo aquí-. No importa, el que llegue así sea a las once y cincuenta y nueve, como el hijo pródigo, llegará y se le viste como si hubiera llegado temprano a trabajar. Se le da todo, porque Papá lo quiere así. Diga: EL ETERNO AMOR DE DIOS. Terminamos con Apocalipsis 22. Mira qué fiestón, nos espera. Apocalipsis 22 6 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. 7 ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. 8 Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. 9 Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Claro era un ángel. Adora a Dios. 10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. ¡HELLO! 11 El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. ¿Cuántos son santos acá? Pues, dice: santifíquese todavía. 12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, ¡Hello!, para recompensar a cada uno según sea su obra. Oye, “su obra”, cualquier religioso dice –oye, no es por obras-, pero es que ahí está hablando, oye qué tremendo, cuál es la obra que él nos exige porque está en nosotros: Amar a tu prójimo como a ti mismo. Mírame un segundito acá. ¿Cuál es la obra? Amar a tu prójimo. ¡Hermoso! ¿No es cierto? Así se cumple todo. Si Papá nos encuentra en amor entre nosotros, amándonos, amando lo que Él ama, respetando lo que Él respeta, en sometimiento, en amor, en su orden y en su gobierno, mira, hay galardón. Diga: ESE GALARDÓN ES PARA MÍ. ¿Tú lo recibes? ¿Tú vas a permitir que alguien te lo arrebate? No, no, no. Diga: ESO ES MÍO. ESE ES NUESTRO GALARDÓN. Sigue diciendo el verso 12. 12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, ¡Hello!, para recompensar a cada uno según sea su obra, según el amor a su prójimo. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. 14 Bienaventurados, BENDECIDOS, los que lavan sus ropas, ¡hello!, para tener derecho al árbol de la vida, inmortalidad, hello y para entrar por las puertas en la ciudad. 15 Mas los perros estarán, dónde, fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. 16 Yo Jesús, ahí se puede decir, Melquisedec, el Señor, porque es otro velo, Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. Él mismo ayer, hoy y por los siglos. Lo importante es lo que Él dice. 17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. ¿Cómo dice el Espíritu y la Esposa? Espíritu y la Esposa con E mayúscula. O sea, Papi y Lis, cómo dicen. 17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye… Todos los que oyen a Papi y Lis 17 digan: Digan: VEN. Ven. 17 diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua… Oye, ¿por qué estás comiendo algarrobas? Ven, hay comida. Mira, hay agua 17 tome del agua de la vida gratuitamente. Oye, mira, decía Lis: Esto es para el que es puro, genuino, le gusta hacer el bien, los amadores de la verdad. Sea quien sea, Dios hace como Él quiere, y quién es el hombre para altercar con Dios. Porque el único que altercó o alterca contra Dios es Satanás, o sea, la carne, la carne desobediente. ¿Cuántos se agradan de eso? ¿Cuántos se agradan de que pronto viene nuestro Esposo. ¿Y, cómo están nuestras vestiduras? Lindas. ¿No es así? Resplandecientes, preciosas. ¿Y, qué estamos practicando? El amor, la fe que obra por el amor. Oye, yo declaro que todos somos hallados así para celebrar ese fiestón con nuestro Rey. Mira cómo dice ahí Apocalipsis 19: 7-9. Dice: 7 Gocémonos y alegrémonos… ¡ABBA PADRE!, y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. 9Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados, BENDECIDOS, los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. Mire ahí dice, en el verso 8, Y a ella se le ha, qué, concedido. ¡Hello! Concedido. En otras palabras, se nos dio ese privilegio de ser obedientes a nuestro Esposo. Diga: SE ME HA CONCEDIDO. Amada, ¿se nos ha concedido? Sí. Porque, mira, hay otros que no se les ha concedido. ¿Tú entiendes este orden precioso? ¿Cierto? ¿Tú lo entiendes, amada? Hay otros que no se les ha concedido eso, porque Papá hace como Él quiere. Él hace como Él quiere; a uno alumbra y otro endurece. Pues, esa amada, somos esas primicias que vamos a celebrar esas bodas, ese fiestón. Imagínate, qué clase de fiesta, nosotros con nuestro Amado para gobernar el mundo. ¡Wow! Yo lo recibo, amada. Pues, eso es un fiestón tremendo y se nos ha concedido que nos vistamos bien. ¿Cuántos se declaran bien vestiditos para la fiesta? Para recibir esos galardones. Eso va a ser una fiesta muy tremenda. Diga: YO TENGO MI GALARDÓN. Y, no vamos a cambiar ese galardón por nada. Vamos a soltar ese otro marido, mira, me decía Lis, que nos divorciemos del otro marido. ¿Cuál otro marido? La carne, la mente carnal, bien divorciados y seamos de nuestro Rey, de Melquisedec. Dejemos el otro atrás, esa carne ahí, todo lo que es de la carne atrás, amada. Y, bien vestiditos, oye, con lino fino bien hermosos porque la fiesta es para siembra. ¡ABBA PADRE! ¡Cuántos reciben que hoy mismo es esa fiesta! ¡Cuántos le dan un aplauso a nuestro Rey Melquisedec! ¡ABBA PADRE! Eso es, gózate, amada. Ponte en pie ahí y dile: GRACIAS, REY. Dígale: GRACIAS, MI REY. GRACIAS, MI PADRE. Diga: YO RECIBO QUE PARTICIPO DE ESAS BODAS, QUE ME HE DIVORCIADO DE ESE OTRO MARIDO, DE LA CARNE, DE SATANÁS, DE ESA SERPIENTE ANTIGUA, DE TODAS SUS OBRAS Y QUE ME VISTO DE ESAS VESTIDURAS HERMOSAS, DE AMOR, DE LA FE QUE OBRA POR EL AMOR. ¿Tú lo recibes, amada? Y, estamos listos. Estamos ya en Armagedón, pero ya prontito esas bodas, oye, ese fiestón está comenzando en cualquier momento. Gracias, Papá. Dígale: GRACIAS, PAPÁ. ¡ABBA PADRE! ¡ABBA PAPITO! Amada en las naciones, reciban sin límite. Lis, recibe sin límite por esta palabra preciosa que tú nos traes de nuestro Rey. Yo los declaro bendecidos con toda bendición. Un aplauso fuerte para nuestro Rey y seguimos en fiesta aquí en Armagedón. ¡ABBA PADRE!