FINANCIACIÓN Y NECESIDAD DE LOS SISTEMAS ALTERNATIVOS DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS DE CONSUMO EN CATALUÑA.Antecedentes normativos los tenemos de todo tipo, desde la propia Constitución Art. 51 “los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores y los usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces….”, el Estatut de Catalunya de 1979 (Competencia exclusiva de la Generalitat en relación a las materias de defensa de los consumidores y usuarios), el nuevo Estatut de Catalunya de 2006, la Ley 22/2010 del 20 de julio del Código de Consumo de Cataluña (Los conflictos que vengan derivados de una relación de consumo se canalizarán principalmente a través de la mediación y el arbitraje………), la Ley 3/2014, de 27 de marzo, modificación del texto refundido de la Ley General para la defensa de los consumidores y usuarios, la Ley 5/2012, de 6 de Julio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles (la cual excluye la materia de consumo), el Decreto 98/2014 de 8 de julio, sobre el procedimiento de mediación en las relaciones de consumo, la Ley 20/2014, de 29 de diciembre, para la mejora de la protección de las personas consumidoras en materia de créditos y prestamos hipotecarios, vulnerabilidad económica y relaciones de consumo. Esta Ley que modifica el Código de Consumo de Cataluña podría llegar a ser un soplo de aire fresco para muchas personas que residen en Cataluña y que se encuentran en una situación con su vivienda habitual muy desoladora por la falta de pago, consecuencia ésta que lleve a los Bancos o entidades a realizar la correspondiente ejecución hipotecaria. No olvidemos todas las Directivas Europeas, en especial la Directiva 2013/11/UE, que están a nuestro alcance y nos sirven de muestra en materia de consumo.En la práctica y en aplicación de la citada normativa, todas las reclamaciones de consumo suelen llevarse a cabo confiando en el sistema alternativo de resolución de conflictos, siendo la primera opción la mediación y si no es posible, el arbitraje. Cataluña es una Comunidad Autónoma de referencia en los procesos de mediación en consumo. Y es que, mediación y consumo son dos materias íntimamente relacionadas que conjugan la una con la otra múltiples posibilidades. 1 La normativa que tenemos en Cataluña define la mediación de consumo como un procedimiento de resolución extrajudicial de conflictos por el que se busca la obtención de una solución consensuada entre las personas consumidoras y las personas empresarias. Este procedimiento se lleva a término mediante la intervención de una persona mediadora que actúa de forma imparcial, experta y neutral. Esta expresión de “experta”, ¿se refiere más bien a experta en mediación o más bien se referirá a experta en consumo?. La realidad no es otra que la Ley también indica que los profesionales que podrán desarrollar estas mediaciones serán básicamente los que actúen desde la propia Administración, las Asociaciones, las Organizaciones de Consumidores o los Colegios Profesionales. En cuanto a estos Colegios Profesionales, ¿qué mediaciones podrán llevarse a termino?, ¿Todas sin excepción?, ¿Las que son relativas a sus Colegiados?, ¿las que hacen referencia a los servicios que ofrecen estos Colegiados?. Lo cierto es que poco o nada se dice al respecto, pudiendo entender que cualquier opción es la buena. Que a mi me conste a día de hoy aún no se ha realizado mediación alguna en relación a lo comentado por parte de un Colegio Profesional. Existen Colegios Profesionales, como los de los Abogados, los Psicólogos, los de Trabajo Social, entre otros, que están predispuestos e incluso podemos decir que formados en la materia de consumo y que podrían desarrollar estas mediaciones.- Otra cosa es que hablemos de cómo se financiarían estas mediaciones realizadas por Colegios Profesionales. ¿Todos tendrían los mismos honorarios?, ¿Habría Colegios Profesionales donde las mediaciones serian más caras que en otros Colegios por su posible dedicación? Una opción seria que todos estos Colegios Profesionales interesados en realizar mediaciones, suscribieran un Convenio con la Agencia Catalana de Consumo para regular el precio o coste de las sesiones de mediación. También podrían existir convenios entre los distintos Colegios Profesionales que se dedicaran a la mediación, pudiendo de esta forma colaborar intercolegialmente o bien distribuirse incluso los asuntos. De hecho, hasta podrían solicitarse subvenciones, tal y como disponen las organizaciones de consumidores, con el fin de reducir los costes de la mediación como institución en sí. No es extraño poder ver que tenemos Fundaciones o Clínicas de Mediación Universitarias que aportan servicio de medición soportando estas un coste “0”. Cualquier opción que podamos imaginar sería buena siempre que se de un servicio correcto y profesional a las partes mediadas. Como podéis 2 estar observando aún tenemos muchas preguntas con diferentes tipos de respuesta. Destacar que el Decreto 98/2014, de 8 de julio, indica textualmente y en relación al coste de estas mediaciones de consumo que en ningún caso podrán ser de carácter disuasorio. Indistintamente que las personas usuarias de los servicios de la Agencia Catalana del Consumo o de Organizaciones de Consumidores conozcan que estas mediaciones son gratuitas por el sistema, ¿qué entenderemos por este concepto de que el coste no sea disuasorio?, ¿Los 40 € que marca el Centro de Mediación de Catalunya?, ¿Cogeremos como referencia los 30€ que marca el Anteproyecto de Ley de Resolución Alternativa de conflictos de consumo (Estatal)?, O bien, ¿ existirá libertad de precio? la respuesta queda en el aire. Es de hacer constar que el referido texto legal indica que es posible la aplicación del derecho a la Justicia gratuita en los supuestos previstos a las normas reguladoras correspondientes que vengan de aplicación. Pero lo cierto es que en Cataluña, las mediaciones o intermediaciones que se han podido realizar por parte de la Agencia Catalana del Consumo han sido totalmente gratuitas, sin coste alguno para el consumidor ni para la Empresa o comercio relacionado con el asunto. ¿Tenemos que interpretar que ahora se cobrarán estas mediaciones si nos ceñimos a que la normativa indica que no podrán tener un precio disuasorio? Está claro que según lo que se abone por estas mediaciones, correremos el riesgo que muchos de los consumidores que accedían a la mediación ahora ya no lo harán por tener que abonar un precio. Flaco favor quizás haremos si queremos poner un precio a estas mediaciones que hasta ahora parece que podían ser gratuitas.- Incidir no obstante que en relación a este coste del procedimiento de mediación se indica que podrá establecerse un precio para el ejercicio de la actividad mediadora y no el que deberá de establecerse. ¿De quién dependerá la elección?, ¿del mediador?, ¿de la Organización o Institución?. Dice el dicho que aquello que no se paga no se agradece. Quizás el legislador lo que ha deseado en su redactado es que en un principio puedan generarse unos honorarios al trabajo de mediación pero que estos sean a elección del mediador o Institución de la cual dependa. 3 Si estas mediaciones vienen derivadas por parte de la propia Administración podemos interpretar que pueden ser igualmente gratuitas si provienen de una reclamación de consumo y ello porque si decide el reclamante ir a arbitraje, previamente se deberá facultar o dar la posibilidad a las partes de acudir a mediación y ello podría entenderse que deriva del propio proceso de Arbitraje como algo previo. Tanto el consumidor como el usuario tendrán el mismo derecho de acceder a la mediación por las vías o recursos que sean, pues no se podrá obstaculizar a ninguna parte que desee acudir a la mediación. Me preguntaba un usuario que si en sus condiciones de póliza de seguro se incluye que ante un siniestro existe una cobertura de los servicios o necesidades jurídicas que pudiera menester, hasta una cantidad concreta, ¿podría entenderse que estos mismos servicios jurídicos se incluiría la mediación? O bien, ¿debería previamente judicializarse el asunto y en caso de derivación a mediación, entonces seguro que serían abonados?. Mi opinión es que quien puede lo más, puede también lo menos y que en todo caso los gastos de mediación han de ser abonados por la entidad aseguradora hasta llegar a la cantidad según contrato. Sí es cierto que puede razonarse que las entidades aseguradoras en caso de ofrecer servicios internos de mediación, pueden ser observados con pocas garantías de imparcialidad o neutralidad (principios indispensables de la mediación), debiendo de contratar este servicio de forma externa o por sorteo. Esto, no debería ser en absoluto un problema, pues si un asegurado desea estar representado por un abogado externo, está en su derecho hasta que se alcance la cantidad que por contrato de póliza se cubra. La diferencia entre esta cantidad y la que indique la factura del Letrado, será abonada por el asegurado. Por tanto tenemos aquí otra forma de financiación que posiblemente no abonaría el usuario consumidor. Hablando del Seguro y/o sus condiciones, me causa asombro ver como aquellos que se hacían llamar, no hace demasiado tiempo, como tramitadores, ahora se presentan como mediadores. Solo espero que los particulares no se confundan ante esta figura del mediador asegurador y el mediador MEDIADOR. Los gastos judiciales son desgravables por los particulares hasta una cantidad de trescientos euros en su Renta y siempre que vengan derivados del trabajo, ¿también lo sería si aplicáramos la mediación en 4 esta materia laboral?, ¿O solo cabría si también se judicializara el asunto y terminara por resolverse en mediación?, ¿Podríamos contemplar la posibilidad que los particulares que hayan accedido a mediación para resolver sus conflictos se desgravaran estos trescientos euros? Hay algún escéptico que puede pensar que no, y no le quito razón, aunque algunos de nosotros queramos o prefiramos pensar que sí con el único ánimo de contemplar alternativas financieras que se acomoden a las necesidades de los solicitantes de mediación. Deberíamos reclamar que toda cantidad invertida en solventar conflictos mediante procesos de mediación se tuviera la posibilidad de desgravarse su coste, máxime porque estamos desatascando los Tribunales y siendo ello un buen argumento para que los usuarios recurrieran a la mediación con más facilidad y frecuencia. Eso sí, la empresa o comercio siempre podrá deducirse estos gastos y sin excepción. Desde las Asociaciones de Consumidores se realizan importantes trabajos de pacificación de los asuntos y reclamaciones derivadas de la materia de consumo donde se procuran realizar gestiones que se encaminan a poder desencallar conflictos que bien no debían haber ocurrido o algunos otros que han surgido por malas interpretaciones, falta de paciencia, etc. El riesgo que corren aquí las partes intervinientes en mediación desde las Organizaciones de Consumidores es que no se vea al mediador profesional como una parte independiente del proceso, es decir que no lo consideren ni neutro ni imparcial. Ante este tipo de realidad, lo que realizan las Asociaciones de Consumidores cuando comunican con el comercio o empresa es mantener una reunión privada para explicarle qué es la mediación, qué principios son los que rigen en la misma, en qué consistirá y si tendrá algún precio o no, etc. Se realiza mucho hincapié en el hecho que comprendan el concepto de confidencialidad, circunstancia que motiva que estas empresas decidan acudir a mediación sabiendo que conservarán su reputación en el mercado. Se le indica al comercio que si así lo desea, podrá realizarse co-mediación, que podrá asistir el comerciante acompañado por un mediador del gremio al que pertenezca para que pueda sentirse, si ese el caso, en igualdad de condiciones. Por lo general se han realizado mediaciones a las que el comerciante ha asistido sin venir acompañado del gremio y se han cerrado con acuerdos tanto parciales como totales. El pequeño comercio y el de proximidad confía en este sistema extrajudicial de resolución de conflictos, pues es el que quizá está más 5 necesitado de mantener a sus clientes-usuarios. Estos comerciantes desean preservar la buena relación con los vecinos próximos a su comercio, pues viven de que sus clientes repitan y hablen del comercio con las personas del barrio. Se ha mostrado un gran interés en este sentido para acceder a las mediaciones. En ocasiones hemos visto un gran desequilibrio entre las partes, pudiendo ser una de ellas un gran Centro Comercial o Gran Empresa y la otra un consumidor que nada tiene que ver con ese gran volumen que es la Empresa. Ante estas circunstancias se ha planteado o propuesto en ocasiones que la mediación sea abonada en partes no iguales por ellos, pudiendo abonar de cada sesión de mediación la Gran Empresa un 85 % y el usuario un 15 %. En algún momento se había considerado que esto podía ser un problema para las empresas, pero lo cierto es que no ha sido así, se han mostrado colaboradoras en este sentido entendiendo que de esta forma todos ganaban. Cierto es que se está socializando y normalizando cada vez más cualquier tipo de alternativa a la vía Judicial. Esta vía Judicial, desgraciadamente, es la que motiva que se incurra, por los interesados, en muchas ocasiones en gastos y más gastos innecesarios a la espera de una solución derivada de un tercero (el Juez) y que muy probablemente la parte vencedora (si así la podemos denominar) deberá ejecutar y gastar por ende aún más recursos económicos porque la parte vencida no quiere cumplir esa sentencia. Si nos centramos en las mediaciones de consumo emocionales o sociales, como pueden ser aquellas que no conllevan solicitar una compensación o indemnización ni tampoco una acción de hacer que produzca un beneficio único al particular-usuario, agradeceremos a este particular en cuestión que quiera realizar una mediación, con los gastos que ello comporta, valorando el interés social y no solo el particular. No referimos claro está a aquellas mediaciones en las que se solicitan como reclamación, modificaciones o inclusiones en el etiquetado de los productos, en referencia a las garantías de los productos, en referencia a la inclusión de la composición de las prendas de ropa, en referencia a productos caducados de grandes superficies, así como otros muchos ejemplos. Este tipo de mediaciones de ayuda social derivados de una posible queja o alarma en los productos, deberían de ser totalmente gratuitas al 100 % para el reclamante o bien si existiera posibilidad de pago debería de ser abonado totalmente por la Empresa, con los beneficios que le causaría 6 el haber conocido de antemano una irregularidad en sus productos denunciada por un consumidor que si lo lleva a mediación, no podrá ser sancionado por la Administración por los hechos ocurridos por ser confidencial el procedimiento y fondo del asunto en sí. Las relaciones de consumidor-empresa son a día de hoy necesarias para todas las partes. Los comercios de proximidad, grandes superficies, pequeñas y grandes empresas, precisan de la confianza y las compras del usuario. Y es que una cosa va ligada con la otra, compraremos un producto si la tienda, marca o empresa nos da confianza. Esta confianza se adquiere con el tiempo y por lo general con los años. Una buena publicidad, seriedad, marketing, buen producto y otros condicionantes dirigirán al consumidor a seguir manteniendo el interés en el producto. Si vamos atrás en el tiempo, no han pasado tantos años en los que no disponíamos de muchas alternativas de elección de productos y ello hacía que aunque no estuviéramos del todo satisfechos nos viéramos en la obligación de repetir, por lo que el privilegiado solía ser el comercio. Hoy, ya no es así y es que es tan feroz la competencia que, o bien tenemos satisfecho al cliente o éste cambiará con extrema facilidad de marca, tienda, comercializadora, empresa de servicios, etc… Motivo de esto es que estas Empresas tienen que encontrar agentes que les diferencien de la competencia. Si desean mantener satisfecho al cliente para que vuelva, nos recomiende y se quede con nosotros, deberemos tener alternativas positivas y serias para cuando éste tenga un conflicto con la empresa o bien tenga diferencias de impresiones con la misma. Un buen ejemplo es tener como alternativa a la Mediación ante las diferencias entre empresa y cliente. Para un Jurista positivista no debería de entender que el conflicto tan solo se resuelve desde la vertiente judicial considerando que existen otras alternativas que harán que las partes intervinientes en su contienda puedan resolver por sí mismas la situación que les distancie. Lo mismo haremos para aquellas partes que no acuden a un jurista sino a un facultativo o psicólogo por coexistir problemas o circunstancias personales o de pareja, queriendo por mi parte significar que el psicólogo que actúe como mediador, lo haga como tal y no como psicólogo terapeuta. o Como corolario, entiendo que sería indispensable que el Estado sus comunidades Autónomas competentes, incentivaran y 7 fomentaran el uso de las alternativas de resoluciones de conflictos a la vía judicial, no solo por el abaratamiento del coste de estos asuntos sino también por ser una forma de que las partes lleguen a entenderse y por ser un procedimiento más ágil que el de los Juzgados. Realmente el usuario del servicio de mediación queda muy satisfecho con los resultados y es una realidad la necesidad de este sistema. Lo agradecen tanto las empresas como los particulares y si este sistema estuviera financiado por parte o totalmente por el Estado o Comunidades Autónomas, aún más se confiaría y accedería al mismo. Un ejemplo de ello, son las Juntas Arbitrales de Consumo las cuales son un verdadero éxito en cuanto a su utilización por los consumidores y usuarios, que acceden con mucha frecuencia y recomendación a dicho sistema especialmente por su gratuidad y buen servicio. Carlos García Roqueta Abogado, mediador, profesor-ponente y árbitro en materia de consumo. Cuenca, a Julio de 2015 8