Ruta seguida por el componente de agronomía en el proyecto “Alimentos Prehispánicos, Alimentos Promisorios” El siguiente informe pretende reseñar el trabajo del equipo de agronomía en el proyecto. Los planteamientos y los compromisos de la propuesta inicial del proyecto aprobado por Colciencias, los cuales van resaltados en amarillo como título de cada sección, sirven de hilo conductor para organizar el informe. Después de cada enunciado de estos compromisos originales sigue la explicación de lo que se hizo en el proyecto para cumplir con estos compromisos. Objetivo específico 2: Determinar el potencial productivo, nutritivo e industrial, de al menos uno de los cultivos utilizados por sociedades prehispánicas y por los habitantes actuales del altiplano boyacense Para lograr el Objetivo 2 la metodología será: el reconocimiento del potencial de los cultivos prehispánicos que se cultiven hoy en día. Se trabajará en un solo cultivo, la achira (Canna sp.), ya que este alimento ha sido reconocido en los cálculos dentales de población arqueológica de Tunja ( Parra, R 2000). Mediante el "diagnóstico agrario" se evaluará el cultivo escogido dentro del sistema de vida actual del Valle de Tenza. La valoración nutricional se hará a partir de los estudios de los componentes químicos de la planta. La valoración industrial implicará un campo experimental en la UPTC donde se comparen variedades de la planta, y se puedan reconocer sus potencialidades alimenticias e industriales. Se trabajará en un solo cultivo, la achira (Canna sp.), ya que este alimento ha sido reconocido en los cálculos dentales de población arqueológica de Tunja. Desde su concepción, el proyecto “Alimentos Prehispánicos, Alimentos Promisorios” busca conocer los usos y saberes existentes de los cultivos andinos, y a partir de esto prever futuras posibilidades para expandir y promover estos cultivos. Parte central del aporte de la agronomía a este enfoque sería entonces la experimentación en campo de una de las especies estudiadas para conocer sus rasgos básicos de fisiología y desempeño agronómico, lo cual informaría futuras propuestas para expandir su uso. Lo innovador de esta propuesta fue que la investigación agronómica formal normalmente se concentra en unas pocas especies (como el trigo, la papa y el café), mientras que los cultivos tradicionales de menor extensión reciben poca atención. El componente agronomía de “Alimentos Prehispánicos, Alimentos Promisorios” haría un experimento científico y riguroso según los criterios de la agronomía, para recoger información de base sobre un cultivo andino—precisamente el tipo de información que se ha recogido desde hace décadas para los cultivos de gran extensión, pero que se desconoce para los cultivos menores. Se eligió la achira (Canna indica, conocido en Boyacá no como “achira” sino como “raíz” o “sagú”) para realizar este experimento agronómico, porque anteriores estudios desde el Museo de Arqueología de Tunja la habían señalado como un cultivo de bajo impacto ambiental, de un arraigo cultural que llega hasta la época muisca y con posibilidades para el uso como alimento fresco, tanto como producto procesado comercial. Este doble uso es especialmente importante para la seguridad alimentaria, porque la achira da a la familia campesina un alimento para el autoconsumo, pero también una fuente de ingresos en efectivo que permiten conseguir otras necesidades vitales. La averiguación en campo reveló que la zona principal donde se cultiva la achira en Boyacá es en el Valle de Tenza, y una serie de visitas de reconocimiento señaló al municipio de Guayatá como el lugar dentro del Valle de Tenza que tiene el cultivo de achira como elemento muy tradicional en su sistema económico campesino. Existen otros municipios cultivadores de achira en el Valle de Tenza, como por ejemplo La Capilla y Chinavita, pero en sus visitas de reconocimiento el investigador principal determinó que el cultivo de achira y la extracción artesanal de almidón que va asociada a ello no son tan arraigados en estos sitios. Algunas personas de estos otros municipios consumen rizomas de achira enteros como alimento, y otras están impulsando el cultivo a gran escala de la achira, pero el sistema agrario típico de la zona no incluye al cultivo de achira como elemento clave y ancestral. Mediante el "diagnóstico agrario" se evaluará el cultivo escogido dentro del sistema de vida actual del Valle de Tenza. Entonces, antes de emprender el experimento agronómico sobre la achira, se hizo un ejercicio de diagnóstico agrario en una zona rural de Guayatá para conocer el sistema agrario existente, y el rol de la achira en la economía campesina. Este diagnóstico serviría como paso previo y eje articulador a todos los demás resultados del componente de agronomía en “Alimentos Prehispánicos, Alimentos Promisorios”. Cuatro estudiantes (de agronomía, ciencias sociales y biología) pasaron nueve días en campo con el coordinador de agronomía, siguiendo la metodología de diagnóstico agrario enseñada en l’Institut des Régions Chaudes Supagro en Montpellier, Francia, y detallada en manuales como Initiation à une démarche de dialogue: Étude des systèmes de production dans deux villages de l’ancienne boucle du cacao (Côte d’Ivoire) de Nicholas Ferraton et al. (Éditions du Gret, 2002). Al final de este ejercicio la imagen que se obtuvo de la agricultura local fue de una agricultura campesina de subsistencia basada en el autoconsumo. Exhibe varios rasgos de la agricultura campesina tradicional descrita por Toledo y Barrera-Bassols en su libro La memoria biocultural (Icaria Editorial, 2008), a saber la diversidad genética y de actividades económicas; la dependencia sobre energía solar, animal y humana más que sobre insumos sintéticos comprados; la relativa autosuficiencia de las fincas; la pequeña escala; el uso principalmente de mano de obra familiar; la conservación de grandes áreas sin cultivar; la creación y transmisión de conocimiento tradicional acerca de la agricultura. El cultivo de la achira juega un rol menor en el sistema de producción de la zona estudiada, y se está abandonando a medida que los jóvenes se van de la zona y los hogares restantes consisten en parejas mayores que buscan minimizar el trabajo necesario para asegurar su subsistentica básica. Si bien el cultivo de achira representa una actividad con valor cultural, de bajo impacto ambiental e incluso un uso muy económicamente productivo de la tierra, es demasiado trabajo para que los ancianos lo sigan practicando, y demasiado mal pago para mantener a los jóvenes en la zona. Al mismo tiempo, el diagnóstico agrario señaló al cultivo de la achira como una de las pocas actividades agrícolas de la zona estudiada que tiene potencial para expandirse más allá de cierto límite. Mientras que el cultivo de plátano o de la huerta familiar no se expanden más allá del área requerida para la subsistencia de la familia, el almidón de achira, al ser un producto no perecedero y con mercado comercial, ofrece una opción interesante para jóvenes buscando trabajar mucho y acumular más dinero de lo necesario para la subsistencia básica (acumulación que sirve en su turno para conformar una nueva unidad familiar, para ahorrar, para capitalizarse, etc.). La gran cantidad de trabajo necesario para procesar la achira implica una baja remuneración al día de trabajo, pero si se pudiera superar este obstáculo con innovaciones en el sistema de cultivo, la achira podría mantener y atraer a los jóvenes en la zona, a diferencia de los cultivos de autoconsumo que actualmente dominan el sistema de producción. La valoración nutricional se hará a partir de los estudios de los componentes químicos de la planta. La valoración industrial implicará un campo experimental en la UPTC donde se comparen variedades de la planta, y se puedan reconocer sus potencialidades alimenticias e industriales. El diagnóstico agrario confirmó el interés y la importancia de investigar varios aspectos de la achira para realizar su potencial de mejorar el bienestar de la zona de Guayatá, y en particular de servir como actividad lucrativa para los jóvenes rurales. Para lograr esta meta se requerirán esfuerzos a largo plazo en el área agronómica, en el área del procesamiento agroindustrial y en el área de mercadeo y valor agregado. Si bien reconoce la importancia de las otras dos áreas, “Alimentos Prehispánicos, Alimentos Promisorios” se limita en su propuesta a hacer investigación directamente relacionada con las plantas y su agronomía. En vez de realizar el experimento en predios de la UPTC, lejos de la zona donde más se cultiva la achira y con un clima totalmente distinto, se decidió realizar el experimento en Guayatá, donde se había realizado el diagnóstico agrario. Esto da una pertinencia adicional al experimento, al realizarse en las condiciones reales de los campesinos y sus cultivos. Entre otras dificultades, el hacer el experimento en una finca y no en la UPTC implicó buscar un terreno donde hacerlo. Después de explorar varias posibilidades, se optó por instalar el campo experimental en la finca de la familia Novoa en Guayatá. Esta decisión respondió sobre todo a consideraciones logísticas: esta finca disponía de habitaciones para hospedar a los investigadores en sus visitas de seguimiento del campo, había personas de confianza en la finca para ayudar con tareas de mantenimiento y cuidado del campo experimental, y sobre todo los habitantes de esta finca estaban dispuestos a ceder el terreno durante el año que duraría el experimento. Durante el diagnóstico agrario se habían identificado cuatro variedades de achira en la zona de estudio. En la propuesta inicial de “Alimentos Prehispánicos, Alimentos Promisorios” se había planteado comparar unas diez variedades de achira en el campo experimental. Pero ya conociendo las variedades autóctonas de Guayatá, se decidió que sería más apropiado trabajar con y conocer estas cuatro, en vez de traer variedades de otras zonas. El espíritu general del proyecto es conocer y potencializar los recursos existentes en Boyacá, antes de importar elementos foráneos. Además de esto, una menor cantidad de variedades a evaluar da la posibilidad de mirarlas más a fondo, lo cual sería imposible con diez variedades por cuestiones de presupuesto y tiempo. En vez de hacer un solo análisis nutricional sobre la achira en general, se puede comparar el contenido nutricional de las distintas variedades para ver si tienen diferencias entre sí. Al manejar menos variedades, se puede comparar no sólo rendimiento de almidón en polvo (el producto más comúnmente aprovechado de la achira), sino el rendimiento del rizoma entero, el cual tiene el potencial de ampliar la oferta de alimentos básicos producidos en fincas de la zona. Por último, tratar con cuatro variedades en vez de diez permite evaluar la calidad forrajera y el rendimiento de hojas de estas variedades, a ver si tienen potencial como fuente de alimento animal. En breve, evaluar cuatro variedades locales en vez de diez variedades nacionales no sólo hace el experimento más pertinente a las prácticas locales ya existentes, sino que permite analizar más aspectos de la utilidad potencial de la achira. Se concibió un diseño experimental que diera rigor estadístico a los resultados, al mismo tiempo que se ajustara a las irregularidades del terreno disponible para el experimento. Cada hilera del campo se sembró a una sola variedad, y como tal representa una unidad experimental. Como el terreno es pendiente, se decidió orientar las hileras de cada variedad de arriba abajo, de modo que cada hilera tiene plantas en la parte alta de la pendiente y plantas en la parte baja, y cualquier variabilidad por ubicación en la pendiente se promedia a lo largo de la hilera. Hubo tres repeticiones (o sea tres hileras sembradas) por variedad, dispuestas al azar en bloques. En los experimentos agronómicos se preocupa por el llamado “efecto borde”, o sea la tendencia de plantas ubicadas en el borde de un campo de crecer diferentemente a las plantas dentro del campo. Para evitar este efecto borde, se sembraron dos hileras de borde consistiendo en risgua, una variedad no local de la achira. Estas hileras de borde, al igual que las plantas en los extremos superior e inferior de las demás hileras, no entraron en la medición de resultados (y es por eso que se utilizó la variedad risgua que se consigue gratis, en vez de pagar por semilla de otras variedades que luego no se mediría en el experimento). Por último, el porte bajo de una de las variedades evaluadas, la llamada “Bambú”, la hacía tan distinta de las otras variedades que habría un efecto borde en cada hilera si se sembrara “Bambú” al lado de otra variedad. Por esta razón, las hileras de “Bambú” se colocaron a un lado del campo experimental. El diseño final se veía entonces así: Se sembró el campo experimental el 29 de abril 2012, después de dos arados previos y una aplicación de cal para bajar la acidez del suelo. A lo largo del año siguiente se hizo el mantenimiento típica que realizan los campesinos locales en sus cultivos de achira: dos desyerbas, dos aplicaciones de abono orgánico (a razón de 400 g por planta en total). Estas operaciones agrícolas se hicieron con mano de obra contratada, salvo la aplicación de abono, que hizo el equipo de investigación de agronomía en sus visitas mensuales para hacer mediciones experimentales. Los factores a evaluar en el experimento fueron los siguientes: Rendimiento y calidad forrajera de hojas, para determinar potencial como alimento animal. Esto se mide cortando las hojas de las plantas (de algunas plantas a finales de septiembre 2012, y de todas las plantas en marzo 2013) para pesarlas y someterlas al análisis químico de su contenido de fibra y de proteína, factores importantes para los ganaderos a la hora de elegir un forraje para alimentar a los animales. Rendimiento, calidad nutricional y preferencia culinaria de rizomas enteros, para recuperar el consumo en fresco del rizoma y determinar cuáles variedades son más aptas para este uso. El rendimiento se mide pesando los rizomas a la hora de la cosecha en marzo 2013, la calidad nutricional se determina enviando muestras de los rizomas a un laboratorio de química de alimentos y la preferencia culinaria se mide el 10 marzo 2013 en una cata controlada con habitantes de Guayatá. Rendimiento y calidad nutricional de almidón extraído de rizomas, para determinar el potencial agroindustrial de las distintas variedades. El rendimiento de almidón se mide pesándolo después de extraído y secado, y la calidad nutricional en un laboratorio de química de alimentos. Cobertura vegetal del suelo para determinar la utilidad anti-erosiva de las variedades, determinada por mediciones del área horizontal que cubre la copa de cada planta. Crecimiento, área foliar, contenido de clorofila y distribución de biomasa para entender las diferencias que se manifiesten entre variedades para los otros factores. El crecimiento se determina midiendo el alto de las plantas en varios momentos del ciclo vegetal, el área foliar se obtiene por mediciones de lo largo y ancho de cada hoja de una muestra de plantas y el contenido de clorofila se mide con un aparato electrónico que analiza una muestra de hojas. La distribución de biomasa se determina al cosechar unas plantas al final del experimento y pesar sus partes (raíces, rizomas, tallos, hojas) por separado. Resultado: Campo experimental de variedades de achira como espacio de generación de conocimiento Como se explica arriba, el campo experimental sirve para evaluar el potencial nutricional, industrial y ganadero de la achira. De las variedades evaluadas en el campo, se hace una comparación del rendimiento, calidad nutricional y calidad culinaria del rizoma entero, lo cual ayudará a recuperar el consumo de este rizoma como alimento de base en las zonas templadas (lo cual permite el reemplazo parcial de alimentos comprados como son el arroz y la papa). También se hace una comparación del rendimiento y calidad nutricional del almidón extraído del rizoma, lo cual es el uso principal que se da actualmente a este cultivo. Y por último, se hace una comparación del rendimiento y la calidad forrajera de las hojas de las distintas variedades. Al mismo tiempo, las mediciones fisiológicas como el crecimiento, el contenido de clorofila y el área foliar ayudan a explicar las diferencias encontradas en los factores de rendimiento y calidad nutricional entre distintas variedades. Este resultado está 100% cumplido. Existe el campo experimental, y ha venido generando nuevos conocimientos, los cuales se formalizarán al analizar los datos finales y escribir el artículo académico. Resultado: Artículo sobre la experimentación de variedades de achira Con los resultados de este experimento se publicará por lo menos un artículo en una revista académica. Este artículo está comenzado ya con los capítulos de introducción y metodología. El resto (o sea los apartados de resultados, discusión y conclusiones) no se puede escribir hasta no tener los datos finales del experimento. En resumen, está 50% cumplido este resultado. Resultado: Evaluación y promoción de 10 variedades de achira Este resultado procede directamente del campo experimental y las actividades de socialización asociadas a ella. En este sentido tanto la evaluación como la promoción de las variedades depende de la finalización del experimento a mediados de marzo. Al recoger y analizar los datos que salgan del experimento, se tendrá la evaluación de estas variedades en términos de su rendimiento y calidad para producción de rizoma entero, de almidón extraído y de hojas forrajeras. Al realizar el evento de socialización del experimento el 10 de marzo, los asistentes (que incluirán campesinos locales, autoridades locales y de otros municipios y académicos de varias instancias) conocerán las distintas variedades evaluadas y sus distintos usos, o sea que este evento sirve para la promoción de las variedades. Del mismo modo, el artículo académico que resulte del experimento dará a conocer el desempeño agrícola de cada una de las variedades evaluadas. Finalmente hay que repetir que se están evaluando y promoviendo cuatro variedades de achira en vez de diez. Este cambio es resultado directo del diagnóstico agrario, que reveló que hay cuatro variedades locales sembradas por los campesinos de la zona de estudio en Guayatá. Al saber esto, se estimó más pertinente evaluar las variedades autóctonas antes de introducir material genético nuevo a la zona. También el estudiar cuatro variedades en vez de diez permite un diseño experimental más riguroso (con más plantas y repeticiones) de lo que hubiera sido posible con más variedades a evaluar, y al mismo tiempo permite analizar más factores de estas cuatro variedades, a saber: el potencial forrajero de sus hojas, el contenido nutricional tanto de rizomas enteros como del almidón extraído y el efecto sobre crecimiento y rendimiento del corte a ras de la planta para usar sus hojas como forraje. En resumen, este resultado estará 100% cumplido a finales de marzo, aunque se ajusta la propuesta inicial, bajando de diez a cuatro variedades evaluadas y promovidas.