medioambiente Vivir sin plástico Los “plasticarianos” son personas que evitan el derroche de productos con plástico para reducir su enorme impacto medioambiental E l uso, o más bien abuso, del plástico se ha disparado en las últimas décadas y está produciendo importantes consecuencias negativas en el medio ambiente, en la salud y en la economía de todo el planeta. Los consumidores que reciclan los envases plásticos en el contenedor amarillo contribuyen a mejorar esta situación, pero el problema de los residuos plásticos va más allá de los envases. En el mercado, se pueden encontrar multitud de productos y materiales plásticos. Reducir su uso, como marcan las tres erres del consumo ecológico, parece por tanto muy difícil, pero no imposible. Cada vez más ciudadanos se convierten en “plasticarianos”, como los definió el diario The Independent. Se trata de ciudadanos que intentan evitar este material o, al menos, reducir su uso indiscriminado; en especial, los más nocivos, como los productos de usar y tirar, el agua embotellada o las bolsas de plástico de un solo uso. Algunos de ellos, incluso, demuestran un especial activismo en pro de un planeta con menos basura plástica. Estas son algunas iniciativas particulares: Chantal Plamondon y Jay Sinha son una pareja canadiense que en 2006 creó “Life Without Plastic” (“Vida sin plástico”: www.lifewithoutplastic.com/store), tras varios años pensando en la mejor manera de contribuir a reducir la gran cantidad de residuos plásticos generados en todo el mundo. En esta página web, se ofrece todo tipo de información y una completa tienda online con cientos de productos de consumo cotidiano sin plástico. Beth Terry es una californiana que vio en 2007 la foto de un ave muerta en la playa con restos de plásticos en su interior. Impactada, comenzó a reducir el consumo de plástico y a concienciar a la sociedad a través de su blog, “My Plastic Free Life” (“Mi vida sin plástico”: myplasticfreelife.com); de un libro (“Plastic Free”), que ha recibido el apoyo de famosos como el músico Jack Johnson o la actriz Rosanna Arquette; además de crear vídeos, conferencias, etc. Sandra Krautwaschl es una fisioterapeuta austriaca que se interesó por este tema después de ver el documental “Plastic Planet” (“Planeta plástico”) de Werner Boote y de afrontar las preguntas de sus tres hijos. Convenció a su familia para vivir un mes sin plástico y contarlo en su página web “Kein Heim für Plastik” (“Ningún hogar con plástico”: www.keinheimfuerplastik.at) y en el libro “Plastikfreie Zone” (“Zona libre de plástico”). Asegura que no hace falta imponerse prohibiciones absolutas, sino consumir menos y de más calidad. Javi Terrón, Marion de La Porte y Javier Barrios creaban en 2014, en Bilbao, “Sinplástico” (www. sinplastico.es), una cooperativa que promueve la reducción del uso indiscriminado del plástico y conciencia sobre este problema. Desde su tienda online venden más de 400 alternativas sin plástico para bebés, el cuidado personal y el hogar. La invasión del plástico La producción anual de plásticos a nivel mundial ha aumentado de 1,5 millones de toneladas en 1950 a 245 millones de toneladas en 2008, de los que unos 60 millones corresponden a Europa. Según la Comisión Europea, se espera que continúe creciendo a un 5% anual. En España, hace medio siglo cada ciudadano consumía unos 300 gramos anuales; en la actualidad, 115 kilos. 38 Los plásticos se elaboran en su gran mayoría a partir del petróleo, de manera que al utilizarlos de manera masiva se contribuye a un uso insostenible de un recurso no renovable y con un considerable impacto ambiental en forma de contaminación o cambio climático. Según Manuel Maqueda, impulsor de la web “El plástico mata” (elplasticomata.com), este material tarda hasta mil años en biodegradarse y enseguida se fragmenta en trocitos que absorben y acumulan contaminantes tóxicos. Asegura que todos los econsistemas del planeta, hasta la Antártida, sufren sus efectos nocivos. Desde su página web y desde la ONG Plastic Pollution Coalition, Maqueda trata de concienciar sobre las consecuencias del uso incorrecto del plástico. Vertederos en el mar La generación de residuos plásticos es cada vez mayor y no solo se acumulan en vertederos, donde llegan buena parte de estos desechos. El problema es especialmente llamativo en los mares y océanos de todo el planeta. Para Miquel Canals, investigador de la Universidad de Barcelona (UB) y colaborador en un trabajo internacional de muestreo en mares europeos, algunas áreas de los fondos marinos parecen auténticos vertederos. Las cifras de la acumulación de residuos plásticos en los ecosistemas marinos son complicadas de precisar. Un estudio reciente, impulsado por la organización 5 Gyres Institute, que lucha contra este problema, asegura que hay unos 5 billones de plásticos flotando en los mares del planeta, unas 270.000 toneladas que podrían llenar unos 11.000 camiones de transporte internacional. Otro sondeo, realizado por un equipo de investigadores españoles, es más prudente y estima dicha cantidad en unas 10 veces menos, una cifra en cualquier caso preocupante. Según Maqueda, hay “sopas de plástico” en suspensión con fragmentos de tamaño medio de cuatro milímetros y billones de ellos microscópicos que matan más de un millón de aves marinas y más de 100.000 mamíferos marinos y tortugas cada año. El impacto económico de la contaminación causada por los desechos plásticos asciende a unos 13.000 millones de dólares, según las estimaciones más conservadoras, dadas a conocer por Mette Løyche Wilkie, directora de la División de Implementación de Política Ambiental del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). www.consumer.es Según los expertos, existen en los mares “sopas de plástico” que matan al año más de 1 millón de aves marinas y 100.000 mamíferos marinos y tortugas 39