REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA DIRECCIÓN DE INVESTIGACIONES Y POSTGRADO ESPECIALIZACION EN DERECHOS HUMANOS CONCEPCIÓN FLEXIBLE DEL PRINCIPIO DE SOBERANÍA NACIONAL RESPECTO A LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Trabajo de Grado presentado como requisito parcial para optar al grado de Especialista en Derechos Humanos Autor Abg.: Peter A. Solano R. Tutor: Prof. Msc. Raúl González V. Caracas, Junio de 2011 ii DEDICATORIA A mis Padres quienes cuidaron de mis primeros pasos y supieron guiarme por el buen camino de la vida. En especial a mi siempre amada Madre (+) Carlota Vidalina Rondón, mi génesis y fuente de mi inspiración, quien perdura eternamente como un inagotable lucero, iluminando desde el firmamento, el sendero que hace feliz a mi corazón. ¡Bendición! iii RECONOCIMIENTO A mi querida hermana Miriam del Valle Gutiérrez Rondón, quien me ha brindado por siempre su afecto y extendido su mano generosa para lograr con éxito el objetivo propuesto. A Nelson Nieto, por su fraterna solidaridad. A mi Tutor el Profesor Raúl González por su invalorable guía e inconmensurable apoyo. A toda mi familia en su conjunto por su respaldo y permanente motivación, al igual que mis más cercanas amistades. A la Universidad Nacional Abierta, que me ha brindado la oportunidad de cursar estudios en su seno fortaleciendo mi compromiso profesional con las causas más nobles. A todo el elenco de excelentes Profesores y Profesoras que conjuntamente con la Profesora Gladys de Delgado como eje motriz, compartieron sus conocimientos, consejos y orientaciones. Así como a todo su personal en general, soporte fundamental que responsablemente en su eficaz desempeño, me ofrecieron atención y dieron oportunas respuestas a mis requerimientos. A todas mis compañeras y compañeros de curso de quienes obtuve un provechoso aprendizaje y me honran con su amistad. A todas y todos ¡Muchas Gracias! iv ÍNDICE GENERAL pp. VEREDICTO DEL JURADO DEDICATORIA RECONOCIMIENTO ÍNDICE GENERAL LISTA DE CUADROS RESUMEN ii iii iv v vii viii INTRODUCCIÓN 1 CAPÍTULOS I II EL PROBLEMA 4 1.1 Contextualización y Delimitación del Problema 1.2 Interrogantes de la Investigación 1.3 Definición del Problema 1.4 Justificación e Importancia del Estudio 1.5 Objetivo de la Investigación 1.5.1 Objetivo General 1.5.2 Objetivos Específicos 4 8 8 9 10 10 11 MARCO TEÓRICO 12 2.1 Antecedentes Relacionados con la Investigación 2.2 Evolución Histórica de la Soberanía y de los Derechos Humanos. 2.2.1 Breve Evolución histórica de la Soberanía. 2.2.2 Breve Evolución histórica de los derechos Humanos. 2.3 Los Derechos Humanos en el Marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 2.4 Los Instrumentos Jurídicos y Mecanismos Fundamentales que Legalmente Inciden Sobre la Limitación de la Soberanía del Estado Venezolano. 2.4.1 Instrumentos Jurídicos 2.4.2 Mecanismos 2.5 La Doctrina Jurisprudencial de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en Materia de Derechos Humanos con Relación a la Soberanía 12 v 17 17 21 30 38 38 42 III IV V Nacional. 2.5.1Avances Jurisprudenciales 2.5.2 Retrocesos Jurisprudenciales 2.6 La Influencia de los Derechos Humanos Como Limitación a la Soberanía Nacional Consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 51 53 57 MARCO METODOLÓGICO 74 3.1 Fundamentos Epistemológicos 3.2 Tipo y Diseño de la Investigación 3.2.1 Tipo de la Investigación 3.2.2 Diseño de la Investigación 3.3 Procedimiento 3.4 Sistema de Variables 3.4.1 Definición Conceptual 3.4.2 Definición Operacional 74 76 76 78 79 81 82 84 PROPUESTA 85 4.1 Denominación de la Propuesta 4.2 Objetivo 4.3 Objetivos Específicos 4.4 Presentación 4.5 Justificación 86 86 86 87 89 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 90 5.1 Conclusiones 5.2 Recomendaciones 90 93 BIBLIOGRAFÍA 64 94 vi LISTA DE CUADRO pp. CUADRO 1 Identificación y Definición de las Variables 83 2 Operacionalización de las Variables 85 vii UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO ESPECIALIZACION EN DERECHOS HUMANOS CONCEPCIÓN FLEXIBLE DEL PRINCIPIO DE SOBERANÍA NACIONAL RESPECTO A LOS DERECHOS HUMANOS EN LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Trabajo Especial de Grado Autor: Peter A.Solano R. Tutor: Prof. Msc. Raúl González V. Año: 2011 RESUMEN El presente trabajo de investigación se plantea dentro del marco metodológico documental y se ubica en el plano de los derechos humanos, específicamente en relación a la limitación que estos imponen al principio de soberanía nacional para su protección y salvaguarda. En atención a ello, se hizo necesario hacer un estudio enfocado sobre la preeminencia de los derechos humanos frente a la soberanía nacional teniendo como base la humanista Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), cuya problemática consiste en contrastar los derechos humanos con dicho principio, teniendo en cuenta a su vez, la doctrina jurisprudencial del Tribunal Supremo de Justicia, que en ocasiones han contrapuesto el mismo en su clásica versión, frente a ciertos organismos internacionales bajo el argumento de que estos actúan con pretendida injerencia en el orden interno, a pesar de que ostentan competencia y jurisdicción, atribuidas mediante convenios y pactos internacionales, lo cual ha sido aceptado soberanamente por el Estado venezolano en virtud de la ratificación de los mismos. Por tanto, el objetivo general de la investigación es formular una concepción flexible del principio de soberanía nacional, utilizando a tal fin, fuentes legales, bibliográficas y jurisprudenciales, mediante un análisis sistemático, crítico y global, para poder llegar a la conclusión principal de que el clásico poder absoluto que durante siglos le ha sido endilgado al principio de soberanía nacional, en el presente se encuentra limitado por el insoslayable respeto a los derechos humanos. Descriptores: Concepción Flexible. Principio de Soberanía. Derechos Humanos. viii INTRODUCCIÓN El día 30 de diciembre de 1.999 entró en vigencia en Venezuela una nueva Constitución Nacional, la cual introdujo una serie de modificaciones e innovaciones en la estructura y conformación del Estado, tanto en lo político, social y económico, constituyéndose un nuevo orden jurídico sustentado en un Estado social de derecho y justicia, lo cual implica que el Estado venezolano se encuentra totalmente transversalizado por los derechos humanos, tema este que dejó de estar monopolizado por el ordenamiento jurídico interno, visto el interés universal que en protección de los mismos en el mundo se ha suscitado luego de una serie de eventos históricos que se caracterizaron por lesionar la dignidad humana; entre los que destaca la Segunda Guerra Mundial culminada en 1945, la cual provocó la necesidad de establecer normas en su resguardo mediante declaraciones, convenios, pactos y tratados que debido a la progresividad de esos derechos, que se han convertido en verdaderos instrumentos jurídicos los cuales prevén diversos mecanismos de protección, incluyendo jurisdicciones internacionales, todo ello instituido para garantizar la no vulnerabilidad de los mismos. Sin embargo, el asunto de los derechos fundamentales del ser humano se remonta a tiempos anteriores, particularmente a la época de la llamada Revolución Inglesa, Revolución Estadounidense y de la Revolución Francesa, que permitieron sentar las bases para el reconocimiento de derechos que posteriormente se fueron constitucionalizando, específicamente en cuanto a los derechos civiles de las personas, para luego trascender al ámbito internacional, hecho este que reviste de una gran importancia porque en definitiva fue lo que permitió que paulatinamente se hayan ido consolidando una serie de principios para el logro de ese progresivo desarrollo. Los procesos revolucionarios antes citados, también contribuyeron al 1 surgimiento del Estado republicano, donde la soberanía ya no residiría en el monarca, marcando así el fin del absolutismo y el surgimiento de nuevos conceptos como los de soberanía popular y soberanía nacional, pero siempre entendiendo que la misma es la máxima expresión de poder de un Estado en el orden interno, siendo que si bien en el escenario internacional, reconoce a iguales (otros Estados), niega cualquier posibilidad de un poder superior que le obligue. De manera que el poder del Estado se estima absoluto en base a su soberanía; desafortunamente muchos gobernantes del nuevo modelo republicano seguían manteniendo la forma absolutista de ejercer la soberanía, derivando por ejemplo en modelos dictatoriales y autoritarios, volcándose contra los propios ciudadanos que, en teoría, eran los titulares de la misma. Tales modelos dieron lugar a una serie de movimientos sociopolíticos tanto a nivel interno como internacional, que de alguna forma buscaban restringir ese ejercicio desmedido del poder que solo encontrarían eco luego de producirse la segunda guerra mundial, como ya se ha expuesto, debido a sus fatales consecuencias. De allí que la creación de sistemas internacionales de protección para garantizar el respeto a los derechos humanos instaurados a partir de 1948, se ha constituido en un nuevo paradigma de justicia, que necesariamente requiere para lograr la tutela efectiva que le es encomendada, relativizar el principio de soberanía nacional. El objetivo de la presente investigación es formular una concepción flexible del principio de soberanía nacional respecto a los derechos humanos, mediante el análisis de la influencia de estos para su limitación conforme a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Los principales soportes teóricos del trabajo investigativo, descansan sobre la base de las disposiciones constitucionales que establecen el carácter supremo que los derechos humanos comportan; así como, el estudio de la doctrina y jurisprudencia en armonía con el tema tratado. La investigación se desarrolla dentro del marco metodológico del tipo 2 documental, diseñado bajo parámetros bibliográficos, teniendo como eje central la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV 1999) y las declaraciones, convenios y pactos internacionales en materia de derechos humanos. El trabajo especial de grado está estructurado en cinco (5) Capítulos, en el Capítulo I se contextualiza y delimita el problema, se indican las interrogantes, se expresa la justificación y se plantean los objetivos, además se elaboran los cuadros correspondientes donde se identifican y definen las variables y su operacionalización. En el Capítulo II se establece el marco teórico, en el que se exponen los antecedentes relacionados con la investigación, los aspectos generales y se desarrollan cada una de las variables. En el Capítulo III, se explana el marco metodológico, dentro de un tipo documental con diseño bibliográfico y se describe de forma sucinta, las fases que se cumplieron para realizar la investigación. En el Capítulo IV se expone la propuesta, y en el Capítulo V se finaliza la investigación, expresándose las conclusiones y recomendaciones pertinentes, conforme al trabajo realizado. Posteriormente se cita toda la bibliografía utilizada. 3 CAPÍTULO I EL PROBLEMA 1.1 Contextualización y delimitación del problema Como consecuencia de las atrocidades acontecidas durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la comunidad internacional se vio en la imperiosa necesidad de tomar medidas tendientes a que tales hechos no se repitieran hacia el futuro, de allí que luego de su finalización, particularmente a partir de 1948, se promulgaron una serie de instrumentos y mecanismos, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), el Pacto de los Derechos Civiles y Políticos (1966), el Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966), entre otros de rango mundial, así como la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969) y otros más a nivel regional, en sintonía con sus respectivos sistemas de tutela como lo son en este caso la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, todo con la finalidad de dar reconocimiento y protección a derechos considerados inherentes al ser humano que habían sido vulnerados a lo largo de la historia. En tal sentido, uno de los temas más polémicos en el ámbito del derecho ha sido y lo sigue siendo en la actualidad, es el relativo a la conciliación de los derechos humanos con el principio de soberanía nacional, dado que aquellos tienen un carácter universal por tanto su defensa y protección resulta ser un aspecto que no está reservado exclusivamente al orden jurídico interno de los Estados en virtud de la potestad que dicho principio otorga, pues se trata es de hacer prevalecer y respetar la dignidad de la persona humana frente al poder de estos. 4 Covarrubias (2007) señala que: La soberanía otorga a los estados el derecho a que no intervengan en sus asuntos internos, y podría decirse que no hay otro asunto más puramente interno que la forma como un Estado trata a sus ciudadanos en su territorio. (p. 17). Efectivamente, pero hay que acotar que cuando se aborda el aspecto referente a los derechos humanos, el asunto no solo atañe al orden político y jurídico interno, sino que puede trasladarse hacia el ámbito internacional, lo cual ha traído como consecuencia posiciones doctrinarias divergentes, ya que algunos opinan que las obligaciones internacionales respecto a los derechos humanos podrían atentar contra el principio de soberanía nacional, Krasner citado por Covarrubias (ob. cit.) afirma “los derechos humanos (constituyen) un ámbito en el que los conceptos convencionales de soberanía han sido menoscabados.” (p. 34). Sin embargo, actualmente es tal la trascendencia que se le ha otorgado a los derechos humanos, que todo lo relativo a la protección de los mismos, deja entrever que no sería admisible que ello se agotara fatalmente en la soberanía del Estado, lo que ha dado pie a propuestas reorientadoras del clásico principio de soberanía nacional. Es así como se puede observar igualmente que en los procesos integracionistas se han venido produciendo formulas que atenúan las posiciones conservadoras; en tal sentido Ferrero (2007) opina que “La integración regional no significa abandono de la soberanía estatal sino su puesta en común, es decir una mutualización de la soberanía entre estados, con el propósito de preservarla.” (p. 3). Esto es lo que la Unión Europea ha denominado repartición distributiva de competencias, donde la soberanía se pone al servicio de los objetivos comunes de sus miembros, fortaleciendo el sistema comunitario que conforman. De modo que el concepto clásico de soberanía se estima reductivo en 5 la medida que impida el acceso a los beneficios y favores que concede el derecho internacional de los derechos humanos, y es que los principios que rigen estos derechos han tenido una gran influencia en la modificación de conceptos e instituciones tanto a nivel interno de los Estados como en lo externo. El concepto de soberanía surgió como un principio absoluto, donde el Estado ejercía un poder sin equivalentes ni superioridad, no obstante el reconocimiento de los derechos humanos con carácter universal ha provocado que necesariamente tenga que hacerse un replanteamiento sobre tal concepción, De la Cueva (1964) niega la existencia del poder soberano, al afirmar que “No hay tal poder soberano, no puede haberlo; porque desde el instante mismo en que un hombre acepta la existencia de tan desmesurada autoridad, esclaviza su voluntad y prescinde de su condición de hombre libre.” Tan severa apreciación refleja la supremacía que se estima tiene la dignidad humana frente al Estado, en este caso representada por uno de sus atributos como lo es la libertad. Empero, en opinión del investigador tampoco podría decirse que la libertad es absoluta, de manera que tanto la soberanía como la libertad tienen cierta relatividad, por lo que es necesario establecer un equilibrio que permita tanto el ejercicio de aquella como el de este derecho. Jellinek (1999) opina que la soberanía no pertenece a las categorías absolutas sino a las históricas, esto como consecuencia de que el concepto de soberanía es el resultado de un proceso histórico que tiene su momento cumbre en la Revolución Francesa, en contraposición los derechos humanos si bien fueron positivizados en 1948 con su Declaración Universal, los mismos no son estrictamente el resultado de un proceso histórico, sino que forman parte de la esencia misma del ser humano, son intrínsecos a su existencia. Como ya fuera dicho, ese reconocimiento a los derechos humanos, trajo consigo que se hayan desarrollados una serie de principios que le rigen los cuales son explanados en múltiples pactos internacionales de obligatorio cumplimiento legal para los Estados que los suscriben, y frente a los cuales 6 no puede oponerse el concepto de soberanía para evadir el compromiso de garantizarlos; sin embargo, delimitar con precisión tal circunstancia no es tarea fácil, debido a los aspectos históricos, políticos, sociales, culturales, económicos y jurídicos que se interponen. Por ello es importante analizar el concepto de soberanía sin la investidura tradicional que le otorgara Bodin, Hegel y Hobbes en siglos pasados, sino que hay que analizarla a la luz del presente siglo XXI, donde el respeto a los derechos humanos se considera de suprema importancia para el mantenimiento de la paz mundial y la conservación de la raza humana. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, contempla normas orientadas a garantizar esa preeminencia de los derechos humanos, sobre la base del principio de progresividad que los caracteriza. No obstante, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia venezolano, ha tenido una conducta algo contradictoria reflejada en múltiples decisiones, siendo que en unas destaca la importancia que tienen los órganos internacionales de protección de esos derechos, armonizando los instrumentos que los sustentan con la normativa interna, pero en otras utilizando el argumento de la no injerencia enmarcada en el ámbito de la soberanía nacional, ha rechazado la superioridad de las decisiones de dichos órganos en la materia. La apreciación es que los derechos humanos se han ido incorporando y profundizando cada vez con mayor amplitud en el ámbito jurídico y político internacional, siendo ello un factor determinante que inspira una interpretación y concepción moderna de lo que ha de entenderse por soberanía. Los derechos humanos, si bien durante mucho tiempo fueron de competencia exclusiva de la jurisdicción interna en franco ejercicio del clásico concepto de soberanía nacional, en la actualidad y con sobradas razones se extienden subsidiariamente a la jurisdicción internacional en la medida que Venezuela ha ratificado los tratados, convenios y pactos internacionales que 7 la contemplan y expresamente ha aceptado esa jurisdicción, todo de conformidad con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, consecuencialmente contrae obligaciones de cumplimiento en la protección de los derechos humanos que no deben ser soslayadas bajo el paradójico argumento de que atentan contra la soberanía nacional. Frente a toda esta problemática que evidentemente afecta la protección efectiva de tan preciados derechos por parte de los órganos internacionales destinados a garantizarlos, al existir en Venezuela actualmente cierta incoherencia jurisprudencial por parte de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia que confronta los postulados que rigen en el ámbito del derecho internacional de los derechos humanos, se hace necesario realizar un profundo análisis para determinar si tales derechos se erigen como un límite a la soberanía nacional, con el fin de evitar actuaciones arbitrarias por parte del Estado que perjudiquen el ejercicio, la defensa y la protección de los mismos. 1.2 Interrogantes de la investigación De todo lo expuesto anteriormente surgen las siguientes interrogantes: ¿Cuál es la importancia de los derechos humanos en el marco de la Constitución Bolivariana de Venezuela? ¿Cuáles son los instrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales que legalmente inciden sobre la limitación de la soberanía del Estado venezolano? ¿Cuál es la jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en materia de derechos humanos con relación a la soberanía nacional? ¿Cuál es la influencia de los derechos humanos como limitación a la soberanía nacional consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela? 8 1.3 Definición del Problema El presente estudio está dirigido a acometer la problemática que se refleja al contrastar el principio de soberanía nacional con la prioridad que impone la protección de los derechos humanos en atención a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela: ¿Cómo flexibilizar la rigurosidad del principio de soberanía nacional respecto a los derechos humanos? Expuesta la problemática en su contexto real, la interrogante planteada mediante el desarrollo del presente estudio hallará su explicación en sintonía con los objetivos a fin de efectuar una propuesta dirigida a flexibilizar el clásico concepto de soberanía nacional teniendo como limite el respeto a los derechos humanos. 1.4 Justificación e importancia del estudio El sistema internacional de protección de los derechos humanos se encuentra vinculado con el estado de derecho, si bien en la vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, están consagrados un conjunto de principios que garantizan el ejercicio de los derechos humanos, la importancia de estos derechos trascienden el ordenamiento interno, por lo que se han creado sistemas de protección a nivel internacional con la finalidad de reforzar su defensa y protección. La sumisión de los Estados que integran esos sistemas de protección que se rigen por sus propios instrumentos jurídicos, mecanismos y jurisdicción, son el resultado de un acto voluntario de aquellos en pleno ejercicio de su soberanía nacional, de allí que deben velar porque todos esos postulados previstos en los instrumentos jurídicos internacionales relativos a los derechos humanos se cumplan. Sin embargo, no son pocos los casos en que se produce una contradicción interpretativa entre el alcance de los 9 referidos sistemas y el principio de soberanía, partiendo de que la Constitución de un Estado representa la superioridad normativa sobre facultades y derechos, deberes y obligaciones, que por ser supremas excluyen la posibilidad de que exista un orden jurídico que le supere, lo cual está íntimamente ligado al principio de soberanía que se instituye como una libertad conductual que permite a los Estados su autodeterminación, provocando interpretaciones divergentes en tal sentido. Estas contradicciones interpretativas hacen necesario se profundice el estudio de los derechos humanos y el principio de soberanía nacional, con el fin de ampliar su comprensión y emprender un correcta interpretación de la Constitución Venezolana en franca sintonía con el sistema internacional de protección de los derechos humanos al que por propias disposiciones previstas en ella en su parte dogmatica, la soberanía se encuentra limitada cuando se trata de garantizar y proteger dichos derechos. Todo ello destaca la importancia de la presente investigación y justifica su propósito, el cual es contribuir en construir un concepto de soberanía nacional que contemple la posibilidad de flexibilización de su ejercicio frente al principio de progresividad que ostentan los derechos humanos. El estudio del tema objeto de la investigación, desde el punto de vista jurídico se estima trascedente por cuanto constituye un aspecto no resuelto en el marco del derecho Constitucional, significando una contribución para esclarecer los límites que imponen los derechos humanos al principio de soberanía. Por tanto, la investigación desde el punto de vista social beneficia a los seres humanos en general como únicos y exclusivos sujetos de estos derechos, al adentrarse en un nuevo paradigma que procura ofrecer soluciones frente a la concepción restrictiva del principio de soberanía, la cual ha provocado interpretaciones reduccionistas que pudieran afectar la defensa plena, así como el goce y disfrute de los mismos en Venezuela. De igual forma contribuye con los abogados, jueces y demás profesionales vinculados al estudio, promoción y defensa de los derechos humanos. 10 Desde el punto de vista académico, la presente investigación se somete en su totalidad a la consideración por parte de estudiantes del área de los derechos humanos, docentes, investigadores y público en general, pudiendo a su vez servir de apoyo en la creación o ampliación de conocimientos que nutran el acervo intelectual relativo a dichos derechos. 1.5 Objetivos de la Investigación 1.5.1 Objetivo General: Formular una concepción flexible del principio de soberanía nacional respecto a los derechos humanos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 1.5.2 Objetivos Específicos: - Identificar los derechos humanos en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. - Caracterizar los instrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales que legalmente inciden sobre la limitación de la soberanía del Estado venezolano. - Analizar la jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en materia de Derechos Humanos con relación a la soberanía nacional. - Determinar la influencia de los Derechos Humanos como limitación a la soberanía nacional consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. - Diseñar una propuesta de concepción flexible del principio de soberanía nacional respecto a los derechos humanos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 11 CAPÍTULO II MARCO TEORICO 2.1 Antecedentes relacionados con la investigación. El autor de la presente investigación, una vez analizado diversos trabajos relacionados con el tema objeto de estudio, determinó algunos de gran importancia que permiten establecer el marco teórico referencial que servirá como soporte de la misma, enfocados sobre el tema de la soberanía y los derechos humanos. A continuación se señalaran esas investigaciones que servirán de referencia y soporte al presente trabajo. Moreno (2007) en su Tesis Doctoral “La Concepción y el Concepto de Soberanía” presentado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Madrid, España, realiza un recorrido histórico adentrándose en la relación entre soberanía y el surgimiento del Estado, haciendo énfasis en las teorías de Jean Bodin unos de los autores más importantes en la formulación del concepto clásico de soberanía, el cual le atribuye un poder absoluto y perpetuo a la misma. Consideraba este autor atendiendo a su época que la soberanía no era delegada, pertenecía al Rey por una especie de donación que el pueblo le había otorgado, de manera que aquel estaba muy por encima de este y solo obedecía a los mandatos divinos, sentando así las bases del absolutismo. Dicho trabajo se relaciona con la investigación presente, debido a que contribuye a analizar las teorías de Jean Bodin, que si bien han tenido una importancia relevante desde aquellos tiempos, requiere de una visión actualizada que sintonice con los nuevos paradigmas que los derechos 12 humanos imponen. Por su parte Dueñas (2005) en su trabajo de investigación “Soberanía y Estado Constitucional: Su importancia en la integración y en el derecho comunitario” Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México, aborda el tema de la soberanía y sus limitaciones atendiendo a los tratados internacionales que suscriben los Estados, donde hace un estudio sobre la disputa jerárquica del principio de soberanía y las obligaciones que derivan de los tratados internacionales, lo que le permite expresar que “…la limitación de la soberanía puede surgir de la concertación de tratados, práctica que desde comienzos del siglo XIX, se ha hecho frecuente y extendido a múltiples asuntos, o bien a un acto unilateral.” (p. 741). Lo cual comparte el autor de la presente investigación, porque ello es lo que particularmente sucede con los tratados y convenios internacionales en materia de derechos humanos cuando son ratificados por los Estados. Asimismo en dicha investigación, Drommi citado por Dueñas (ob. cit.) explana: La integración regional no es incompatible con la soberanía nacional. La potestad perpetua de una república, como decía Jean Bodin no será menos absoluta porque la energía del poder soberano se extiende por integración en sentido horizontal, aunque no por internacionalización en sentido vertical. De todas formas por muchos años, la idea de Estado como potencia nacional encontró su expresión jurídica en el dogma de la soberanía. Las relaciones del derecho comunitario de la integración no niegan ni limitan ni excluyen a la soberanía, sino que la ubican en un marco ampliado, donde se extiende o prolonga el poder soberano del Estado en otras materias que no tenía aunque ahora compatibilizado con el poder soberano de otro estado miembro. (p. 751) La apreciación citada, tiene su asidero en que una de las aéreas donde el concepto de soberanía ha venido siendo ampliado, es en el de la integración, y el mejor ejemplo de ello es la Unión Europea, que está 13 constituido por un conjunto de Estados que ejercen una soberanía en forma colectiva, que algunos denominan soberanía compartida, abarcando diversas materia que antes eran exclusivas de los mismos, pero que con el propósito de lograr fines comunes en el orden económico, social, cultural, de defensa y seguridad, ha ido cediendo en favor del referido sistema comunitario. De manera que diversas Constituciones Nacionales se han sumado a las corrientes integracionistas y mediante normas precisas abren el camino del comunitarismo permitiendo la celebración de pactos para la conformación de organizaciones supraestatales, afianzándose así en el contexto internacional, bajo condiciones de reciprocidad y equidad, donde el concepto de soberanía debe flexibilizarse para lograr esos propósitos lo cual se vincula con el presente estudio. Según Gómez (2002), en su trabajo de investigación intitulado “La Protección Internacional de los Derechos Humanos y la Soberanía Nacional” Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México, plantea que durante los siglos XIII y primera mitad del XIX se creyó que era suficiente con reconocer los derechos humanos en las Constituciones de los Estados para que los mismos fueran respetados por estos y por los ciudadanos en general, pero la realidad ha reflejado un desbordamiento constante de los poderes del Estado que reflejan la insuficiencia constitucional para garantizar dichos derechos. De esa circunstancia es que han surgido instrumentos conectados a sistemas internacionales de protección que procuran asegurar su reconocimiento efectivo, así tenemos el Sistema Universal de Protección de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los Sistemas de Protección Regionales, como el europeo, el interamericano y el africano. Efectivamente, Gómez (ob. cit,) manifiesta que esa protección ha ido evolucionando tanto a nivel universal por vía de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) o mediante sistemas regionales que en ningún caso son excluyentes sino que se complementan, sumando sus ventajas para 14 salvaguardar la dignidad humana. Añadiendo que el derecho interno debe velar por la observancia de los derechos humanos excluyendo la razón de Estado, mientras que el derecho internacional debe proteger esos derechos fuera del alcance de la soberanía nacional, pero opina que existe una contradicción cuando las normas que rigen estos sistemas entran en contradicción con el ordenamiento jurídico interno de los Estados. El citado trabajo, tiene relación con la presente investigación, en razón de que en el mismo se abordan puntos contradictorios que pudieran reflejar los sistemas de protección de los derechos humanos con relación a la normativa interna, destacando que en el mismo se aprecia como los derechos humanos se extienden más allá de la soberanía nacional. Por su parte Meléndez (1997) en su trabajo de investigación denominado “Los Derechos Fundamentales en los Estados de Excepción según el Derecho Internacional de los Derechos Humanos” Universidad Complutense de Madrid, aborda un tema de vital importancia en el que la protección de los derechos humanos requiere de especial atención, como lo es el estado de excepción, donde la estabilidad o supervivencia misma del Estado puede encontrarse en grave riesgo, allí hace un análisis de cómo se deben activar los mecanismos que permitan salvaguardar los derechos humanos como justificación última del sistema democrático. En tal sentido Meléndez (ob. cit.) afirma: A nivel convencional los distintos sistemas internacionales de protección de los derechos humanos han desarrollado positivamente la protección de estos derechos en las situaciones de excepción. Han ampliado la lista de los derechos y garantías inderogables y de los principios jurídicos aplicables de tales situaciones, así como también han establecido ciertas obligaciones y controles a los Estados para hacer uso de las facultades extraordinarias, sin transgredir el ordenamiento jurídico internacional. (p. 7) Tales consideraciones obedecen a que justamente, en los estados de 15 excepción como antes se indicaba, el Estado toma medidas que en primer término buscan volver todo a la normalidad, pero de ningún modo se puede suspender la vigencia de los derechos humanos, particularmente aquellos derechos que la doctrina a denominado pertenecientes al núcleo duro, como lo es por ejemplo el derecho a la vida. Sin embargo, el problema se plantea por el hecho de que el Estado puede en esos casos restringir una serie de derechos, que en no pocas veces, bajo el fragor de las circunstancias que provocaron la situación excepcional, tienden no a restringirlos sino tácitamente a derogarlos, generando un ambiente donde la población quedaría a merced del poder del Estado, de allí que se haría necesaria la intervención de los órganos internacionales a favor de la protección de eso esenciales derechos. Es sabido que la suspensión de garantías está sujeta a ciertas condiciones que se deben observar en forma estricta para atender la emergencia que se trate, las cuales han de ser temporales en relación con duración de la situación, pero indudablemente el Estado está obligado siempre a respetar y salvaguardar la integridad personal, de igual forma estos estados de excepción deben ser publicados por los medios oficiales y dar conocimiento de los mismos a la comunidad internacional. De manera que el mencionado trabajo se vincula favorablemente con el presente estudio, porque aborda la importancia de los derechos humanos, su defensa y protección, en situaciones extraordinarias de la vida política de un Estado en los que la integridad de las personas y su vida se exponen al peligro, por lo que ante un posible desborde del poder del Estado en la acción de intentar controlar los hechos que han provocado la excepcionalidad, se hace necesario aplicar los principios rectores de los derechos humanos frente al principio de soberanía nacional. De manera que en su conjunto, los trabajos mencionados, en los que se tratan aspectos relativos a los derechos humanos y la soberanía resultan verdaderamente provechosos, por cuanto, en ellos se trata el tema desde 16 distintas vertientes teniendo como factor común la importancia y prevalencia de los derechos humanos frente al principio de soberanía nacional. 2.2 Evolución humanos. histórica de la soberanía y de los derechos 2.2.1 Breve evolución histórica de la soberanía. El concepto de soberanía desde tiempos remotos ha sido objeto de múltiples debates, no existe precisión en la historia antigua para ubicar sus inicios, Dodds citado por Moreno (2007), afirma “La familia fue la piedra angular de la estructura social arcaica, la primera unidad organizada, el primer ámbito de la ley” (p. 7). Efectivamente, porque la familia como organización social precedió al Estado, en las que el poder era ejercido por el padre en las sociedades patriarcales, quien poseía una autoridad ilimitada sobre sus hijos, los cuales eran objeto de obligaciones más no sujetos de derecho respecto a aquel. El citado autor señala que este tipo de organización social “duró en Atenas hasta el siglo VI en que Solón introdujo ciertas garantías legales” (p. 8). Solón acuñó el término timocracia para referirse a una forma de gobierno en el que el poder era ejercido por los que detentaban la riqueza y la sociedad era dividida en diversas clases sociales, sistema que a la postre daría paso a la democracia y con ello al Estado Griego clásico. Por su parte Aristóteles siguiendo a Platón, consideró la autarquía como un atributo del Estado, entendida esta como la capacidad de autosuficiencia que este debe poseer para satisfacer sus necesidades, la autarquía es sinónimo de independencia. Sin embargo, la acepción de soberanía no se vislumbraba para entonces. Afirma Moreno (ob. cit.): En la polis griega, el “poder” constituido en sus variadas y distintas opciones políticas, según las circunstancias de cada momento no parece haberse visto nunca cuestionado ni amenazado por la 17 oposición o disputa de otras fuerzas exteriores o poderes establecidos, que pudieran esgrimir a su favor un mejor derecho. (p. 23). Entre otras razones porque ese poder no era cuestionado interna o externamente, de manera que el pensamiento griego a pesar de que fue la cuna de la democracia como forma de organizar el Estado, no ofrece una aproximación clara sobre el concepto de soberanía. Por su parte los romanos que, si bien desarrollaron importantes instituciones jurídicas, sobre todo atinentes al derecho civil, su devenir histórico se sustentó en un sistema político imperial caracterizado por una suerte de mezcla entre autocracia, monarquía y democracia; señala el citado autor: El poder de Roma no se sintió nunca amenazado por otras fuerzas que no fueran las emanadas de su propio poder. Por esa razón, no tuvo necesidad de establecer para su pervivencia otros mecanismos de defensa del poder, que los generados por él mismo, a manera de contrapesos, para su propia autodefensa. (p. 16) De tal planteamiento, similar al efectuado sobre los griegos, aflora que la soberanía está vinculada a la idea del poder, y surgirá por la confrontación del poder del Estado con otros poderes, entre los cuales, afirma Jellynek, según el autor en referencia, está: La Iglesia, que quiso poner al Estado a su servicio; el imperio romano que no quiso conceder a los Estados particulares más valor que el de provincias y los grandes señores y corporaciones, que se sentían poderes independientes del Estado y frente de él. (p. 23) De modo que será la lucha de poderes lo que hará emerger el concepto de soberanía, el cual tendría en Bodin (1576) su mentor, quien expuso: La soberanía es el poder absoluto y perpetuo de la República (...). La soberanía no es limitada, ni en poder, ni en responsabilidad, ni en tiempo (...) es necesario que quienes son soberanos no estén 18 de ningún modo sometidos al imperio de otro y puedan dar ley a los súbditos y anular o enmendar las leyes inútiles (...). Dado que, después de Dios, nada hay mayor sobre la tierra que los príncipes soberanos, instituidos por Él como sus lugartenientes para mandar a los demás hombres, es preciso prestar atención a su condición para, así, respetar y reverenciar su majestad con la sumisión debida, y pensar y hablar de ellos dignamente, ya que quien menosprecia a su príncipe soberano menosprecia a Dios, del cual es su imagen sobre la tierra. (s/n). Fue entonces en la edad media, ante las constantes disputas de poder escenificadas principalmente entre la iglesia, el imperio y los señores feudales, que los análisis de Bodin van a fijar las bases del concepto de soberanía, la cual calificó de indivisible y detentada por el Rey, en razón de que, según su apreciación, solo a él le había sido otorgado el poder máximo de decisión (summa potestas) en obsequio de la gracia de Dios en pacto supremo, de modo que el Rey era la encarnación del Estado y sobre el solo podía imperar la ley divina. Casi un siglo después, Hobbes (1651) desvinculará esa relación de dependencia en cuanto a que la legitimación de la soberanía en el Rey era producto de una concesión divina al considerar que este era el tenedor de la soberanía no por mandato de Dios, ya que, entre otras apreciaciones, era imposible comprobar la existencia del pacto que le había conferido semejante atributo, sino por una transmisión que el pueblo le hacía de ella que le era consecuencia de la ley natural, pudiendo enajenar su libertad como causa del caos social a cambio de seguridad, decía Hobbes “El fin del Estado es, particularmente, la seguridad.” De manera que el Estado no era producto de un pacto con Dios, sino de un pacto entre los ciudadanos; aunque el Rey, seguía siendo el depositario de la soberanía, con el carácter indivisible e ilimitado que había valorado Bodin. Luego el ingles Locke, tal como lo expone Camps (1988) “propuso que la soberanía emanaba del pueblo y pese a aceptar la visión contractualista 19 de Hobbes, consideraba que los ciudadanos poseen unos derechos a los que no pueden renunciar.” (s/n). De modo que se comienza a cuestionar ese poder ilimitado del Estado atribuyendo un carácter irrenunciable a ciertos derechos, como el de soberanía. Los argumentos de Locke van a tener gran repercusión para la época; otros pensadores como Montesquieu exponen sus pensamientos en la misma línea, orientados a ejercer mecanismos de control al poder del Estado e inclusive de la Iglesia, fuente para entonces de grandes abusos y atropellos en contra de los ciudadanos. Transcurrida nuevamente poco menos de una centuria, irrumpe Rousseau (1762) replanteando el concepto de soberanía, develando que la misma reside es en el pueblo y es este en quien recae colectivamente, para este autor la soberanía debe ser interpretada como la máxima expresión de la voluntad general que se traduce en ley. Los postulados de Rousseau van a influir notablemente en los principios que enarbolaría la Revolución Francesa (1789) los cuales marcarían el fin del absolutismo y el nacimiento del Estado moderno. No obstante, el concepto de soberanía popular descrito por Rousseau, se vería confrontado por otro explanado por Sieyés (1789), quien argumentaba que “La nación existe ante todo, es el origen de todo. Su voluntad es siempre legal, es la ley misma. Antes que ella y por encima de ella solo existe el derecho natural.” (s/n). Por tanto, la soberanía deviene del derecho natural y no reside en el pueblo sino en la Nación, que ejerce el poder constituyente del Estado, es decir que aquella como colectivo precede al Estado, consumándose esa soberanía una vez constituido el mismo, quedando a su vez el pueblo sometido a las leyes que ese Estado dicte, producto del poder constituyente de aquella y solo en caso que se desvíe de los fines que le fueron encomendados, se podría reactivar nuevamente la soberanía de la Nación. Por cuanto decía el citado autor “La nación se forma por el solo derecho natural. El gobierno, por el contrario, solo puede pertenecer al derecho positivo.” (s/n) 20 Son las concepciones de Rousseau (soberanía popular) y la de Sieyés (Soberanía nacional), luego de un largo proceso de análisis y propuestas de otros pensadores que les precedieron, las que a partir de la Revolución Francesa (1789) van a ser incorporadas en las diversas Constituciones promulgadas a posteriori, cobrando cada vez más fuerza el concepto de soberanía popular, con ocasión del reconocimiento universal de los derechos humanos en 1948. 2.2.2 Breve evolución histórica de los derechos humanos. Nikken (1999) al tratar el concepto de derechos humanos expone que “La noción de derechos humanos se corresponde con la afirmación de la dignidad de la persona frente al Estado.” (p. 1). De allí se puede deducir que los derechos humanos tienen su fundamento en la dignidad humana que le es inherente y que la persona tiene derechos superiores que supeditan a ellos la actuación del poder público del Estado. Empero, lo que antes se ha transcrito en escasas dos líneas, ha tardado siglos para ser comprendido y aceptado, aunque no del todo en la práctica real de estos derechos. Ha sido largo el camino recorrido, Camps (ob. cit.) expresa: A partir del momento que las distintas culturas acceden a la escritura y dejan testimonio de sus costumbres y creencias, podemos rastrear en sus textos los primeros esbozos de aquello que, a fuerza de evolucionar y perfeccionarse, al cabo de siglos acabaremos denominando derechos humanos. (s/n). Efectivamente, gracias a la invención de la escritura existen referencias testimoniales muy lejanas que permiten apreciar y observar como la persona humana a lo largo de su desarrollo evolutivo, producto de su racionalidad y de las emociones, desde siempre ha procurado por distintos medios de lograr su bienestar. 21 Egipto, Mesopotamia y Persia (3000 a.C.) En el caso de la cultura egipcia la vida es un tránsito al reino de los muertos, previo juzgamiento de Osiris su Rey, quien evaluaba la conducta que en la tierra había tenido el difunto. La mitología jugó un papel fundamental en la cultura egipcia. Los Dioses rigen el destino del hombre, quien obedece sus preceptos observando una vida digna para el logro de la vida eterna después de la muerte. El respeto tiene su fuente en Dios, no en el hombre. En Mesopotamia, se encuentran los albores del derecho escrito, donde se contemplan normas punitivas por agresión al ser humano. Efrain (s/f) indica “…la ley preveía en algunos casos el uso de la fuerza para proteger los derechos de los más débiles.” (s/n). De esta época data el Código de Hammurabi (1790? a.C.), donde se contempla la llamada Ley del Talión, que facultaba la agresión retributiva entre humanos, como una forma de equidad. El Código de Hammurabi se basa en la equidad, “Yo soy Hammurabi, el Rey de la Equidad…” (s/n) Lara (1982), aunque con penalizaciones que hoy son consideradas brutales, como era el caso del ojo por ojo, conjugaba normas de carácter civil y penal. Fue promulgada por el hombre, pero de origen divino. Contemplaba una serie de derechos categorizados según la persona que se trate, distinguiendo entre hombres libres y esclavos. Por su parte la Ley Mosaica (1250), conocida también como La Torá o Tora según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es un texto sagrado, transcripto por Moisés en virtud del dictado directo de Dios, en él están contenidos los Diez Mandamientos, decálogo de conducta que el hombre ha de cumplir para ser digno ante el Supremo legislador. El humano debe respetar a sus iguales, sus bienes y su honorabilidad. Es fuente del derecho natural, estipula regulaciones religiosas y normas de conducta basadas en la ética, destacando algunas que pudieran relacionarse con los 22 que hoy conocemos como derecho humanitario. El Rey Ciro el Grande de Persia (Antiguo Irán), al conquistar Babilonia, deja como legado una declaración escrita sobre arcilla denominada cilindro de Ciro (539 a.C.), donde la libertad, el respeto, la honorabilidad cobran gran importancia. Allí expresa, según lo cita Rachet (1991): Las personas serán libres en todas las regiones de mi imperio para moverse, adorar a sus dioses y emplearse, mientras no violen los derechos de otros. Prohíbo la esclavitud, y mis gobernadores y subordinados quedan obligados a prohibir la compra venta de hombres y mujeres. (p. 147) El cilindro de Ciro es considerado para muchos, como la primera declaración equivalente al reconocimiento de derechos humanos. Tiene un sustento esencialmente humanista, y no divino, de hecho conviene en la libertad de culto. Grecia y Roma (650 a.C.) En Grecia, gracias a las profundas reflexiones sobre la libertad, la responsabilidad, la igualdad, provocará la creación de un régimen político que bautizaran como democracia. Los griegos conciben que la moral y las leyes son producto del acuerdo entre humanos, no de la gracia divina, sentando así la base más remota del ius positivismo. El código de Dracón (621 a.C.) otorga la exclusividad al Estado de penalizar los crímenes. El concepto de dignidad estaba vinculado a la libertad del hombre. Por su lado, Roma adopta instituciones políticas y jurídicas de los griegos, desarrollando un régimen de derecho constituyendo un sistema normativo del orden social, basado en el reconocimiento de derechos a los ciudadanos. La libertad para los romanos era sinónimo de éxito. Se castiga la injuria como una afrenta al honor civil (existimatio) El concepto de dignidad se relaciona con el orgullo. 23 La libertad para los griegos era un principio fundamental, sin embargo ella no se extendía a todos las personas, mantenían la esclavitud y la mujer libre no tenía derecho al voto ni acceso al poder. Aristóteles sostenía que el esclavo lo era por naturaleza, cuando carecía de suficiente inteligencia, así lo refiere Camps (ob. cit.) “…aquellos en quienes el empleo de las fuerzas corporales es el mejor y único partido que puede sacarse de su ser, se es esclavo por naturaleza” (s/n) Roma representa la fuente por excelencia del derecho civil, que a partir de la ley de las Doce Tablas (450 a.C.), suprime el carácter sagrado a la administración de justicia. Sin embargo, Roma era una sociedad sumamente esclavista. El epicentro de su estructura social reposaba en el status libertatis y estatus familia. India y China (600 a.C.) La cultura oriental será influenciada por factores religiosos, místicos y filosóficos. La religión hindú determina un sistema social de castas, (niveles sociales), que prohíbe la interrelación humana atendiendo a esa estratificación. Los intocables, son humanos excluidos de la sociedad. Buda (560- 480 a.C.) desafiará la religión hindú, abogando por una existencia armoniosa entre todos los seres, donde no haya cabida al sufrimiento, Camps (ob. cit.) “No lastimes a los demás con lo que te causa dolor a ti mismo” (s/n). Centra su filosofía en el hombre y no en dioses. La dignidad depende de la capacidad de perfeccionamiento del hombre. En China, será la filosofía de Confucio (551-479 a.C.). Yu (1997) “Las cuatro cualidades del hidalgo: en su conducta privada, es digno; en el servicio a sus superiores, es respetuoso; en su sustento al pueblo, es benéfico; y justo en su imposición de prestaciones.” (p. 54). La dignidad y el respeto son valores que tanto Buda como Confucio van a inculcar en sus respectivas culturas; para Buda la dignidad está asociada 24 con la sabiduría y la misericordia, para Confucio el respeto responde a jerarquías personales, como por ejemplo el oferido a la ancianidad resulta primordial. Mientras que la dignidad se sustenta en la conducta del individuo. Era Cristiana (30-33) Predicación de Jesús de Nazaret, proclamando la dignidad e igualdad de los seres humanos como hijos de un solo Dios, se crea el espacio propicio para las luchas de liberación de esclavos. Jesús revoluciona todo el panorama social y político de su época, pasando a ser la antítesis de los principios sobre los cuales se fundaba la sociedad de entonces. De hecho supuso un avance ético al dignificar al ser humano y al romper con la desigualdad de los hombres por su origen o nacionalidad, por sexo o por su estado jurídico, ya fuesen esclavos o libres. Roma 313- 529 (d.C.) Con el Edicto de Milán se va a reconocer la libertad religiosa en el Imperio Romano, empero, el edicto fue anulado en 392 por Teodosio el Grande. Posteriormente se promulgará el Código Justiniano, el emperador bizantino Justiniano llevó a cabo la ardua tarea de codificación del derecho romano, el corpus juris civilis. Muchas máximas jurídicas que todavía se emplean derivan de él. Se le debe la noción moderna de justicia e incluso la palabra misma. Arabia (570-632 d.C.) Nacimiento de Mahoma creador del islam como una fuerza social, política y religiosa, unificando a Arabia, el fundador del Islam considera a Jesús de Nazaret como un gran profeta. Mahoma empieza a divulgar el Islam, lo cual supone un proceso de humanización de las costumbres de las sociedades del Norte de África. Insistió en la igualdad de los seres humanos 25 proclamada por el cristianismo "Todos los hombres son iguales, como los son los dientes del peine del tejedor.” Con ello se reafirma la no superioridad de ningún ser humano sobre otro, no debe existir privilegio alguno. Europa y América. Siglo X al Siglo XV (d.C.) Domina la filosofía del cristianismo sobre cualquier otra ideología, dando lugar al humanismo cristiano. Se habla de un derecho natural divino, donde destacan las ideas de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. En Bologna, Italia, se funda a primera escuela de derecho, por el jurista italiano Irnerius, la cual contribuyó a revivir el Corpus Juris de Justiniano y a difundir el derecho romano por toda Europa occidental En 1215 bajo el reinado de Juan Sin Tierra en Inglaterra nace la Carta Magna, era una época caracterizada por el feudalismo, y como consecuencia de regímenes represivos, esta Carta viene a contemplar algunas garantías, como la de seguridad jurídica, restringiéndose el poder del monarca. La Carta Magna, constituye una lenta elaboración medieval de la idea romana de derecho, ius, y su relación con la idea jurídica de dominium, es decir, de propiedad privada. Lo que aquí va a producirse es el paso de una concepción del ius como algo objetivo, id quod iustum est (el que justo es), a una concepción mucho más individual y subjetiva, el ius como potestas, y en último término como libertas. Todo ello se va elaborando lenta y a veces tormentosamente en torno a la idea de dominium, que empieza por ser concebido como el conjunto de las obligaciones y deberes que tienen los demás con relación a una cierta situación patrimonial y acaba por definirse en términos de los actos de voluntad de quien tiene la cosa a título de propietario. Se consolidan en Inglaterra algunas libertades a pesar de las grandes monarquías, como reacción a esta forma de gobierno mediante reclamaciones de libertad en el campo de las creencias, plasmándose en ordenamientos legales nociones de derechos humanos como límite a la 26 acción gubernamental, se prescriben una serie de derechos y libertades frente al monarca, explanados por el pueblo como inderogables. Un ejemplo es la importancia que se le dio a los valores libertad, propiedad e igualdad. El concepto de respeto a la libertad y seguridad jurídica fue incorporado de la siguiente manera: “ningún hombre libre podrá ser detenido o encarcelado o privado de sus derechos o de sus bienes…. Sino en virtud de sentencia judicial de sus pares y con arreglo a la ley del reino” En Italia con el Siglo XV se inicia el periodo histórico denominado renacimiento, con base filosófica en el humanismo, el cual tendrá una gran influencia en Europa, inspirado en la antigüedad clásica, recobrando la concepción griega del hombre como medida de todas las cosas, y la libertad de pensamiento y de acción se vuelven irrenunciables. De igual forma en el Siglo XV se inicia el proceso de colonización de América por parte de los europeos, donde tristemente se escenificará el más grande genocidio conocido por la humanidad, destaca la obra de Fray Bartolomé de las Casas como pionero en esas tierras de la defensa de lo que hoy se conoce como derechos humanos. Fueron diversas la rebeliones que encabezaron los aborígenes en plano de resistencia a esa fuerza avallsalladora exterior que fatalmente se impuso y que luego tardaría igualmente siglos en reivindicar. Siglo XVI al Siglo XX (d.C.) El Edicto de Nantes 1598 y el Acta de Tolerancia de Maryland de 1649 representan la plasmación normativa de la filosofía y de la tolerancia. Son textos pragmáticos, muy vinculados a las condiciones históricas, sobre todo las relativas a las guerras religiosas. Durante el periodo comprendido entre 1776 y 1791 una serie de acontecimientos traerán consigo el surgimiento del Estado constitucional moderno, se definen ciertos derechos como fundamentales del individuo, inspirados en la ideología liberal del iusnaturalismo racionalista. 27 La filosofía de los derechos fundamentales se desarrollará principalmente en Francia y en las colonias inglesas de América del Norte. La independencia de los Estados Unidos a partir de 1776 se inspirará, en parte, en ella. En la llamada doctrina de las constituciones se incluirán desde entonces los objetivos fundamentales de una determinada comunidad y su desarrollo en los derechos humanos. 1787. Constitución de los Estados Unidos. Define las ramas del gobierno (judicial, legislativo y ejecutivo) y delimita sus facultades. Establece también que es superior a cualesquiera otras leyes, estatales o federales 1789 La Revolución Francesa culminará este proceso del Siglo de las Luces con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. En ella se proclamó la igualdad de todos los ciudadanos "hombres" franceses, al igual que la declaración americana hacía con los ciudadanos americanos. La Declaración de los Derechos del Hombre y el del Ciudadano en 1789, fue inspirada por la declaración de independencia estadounidense de 1776 y el espíritu filosófico del siglo XVIII, marca el fin del antiguo régimen absolutista y el principio de una nueva era. 1791. Carta de Derechos Americana. Trata sobre las primeras 10 enmiendas a la Constitución de Estados Unidos y se incluyen la libertad de expresión, de prensa, de religión, el derecho a juicio por jurado, la protección contra castigos crueles y contra registros irrazonables. La Revolución Industrial (1819) por un lado supone avances económicos y por otro provoca mayores diferencias entre las personas, explotación femenina, empleo mal remunerado, condiciones infrahumanas de trabajo, por lo que Adán Smith, liberalista, político, filosóficamente aboga principalmente por el desarrollo de la libertad personal e individual y a partir de ésta, por el progreso de la sociedad. La Revolución Rusa de 1917se produce en el contexto de la Primera Guerra Mundial que agudiza la crisis económica y política, con el gobierno de 28 los Zares en franca decadencia. Lenin, fue el artífice de la revolución, adaptando la tesis de Marx a la realidad rusa, se encargó de promover la justicia e igualdad a las personas que vivían en la miseria. En 1919 con el fin de la Primera Guerra Mundial, se constituye la Organización Internacional del Trabajo (OIT) fuente del reconocimiento de los derechos humanos. La asunción plena de Hitler al poder en Alemania (1934) representará un capitulo obscuro para la historia que culminará en 1945, Hiroshima, Nagasaki, y antes que ellas Berlín, Manila y Tokio se convirtieron en las últimas ciudades que sufrieron la devastación y el horror provocados por las batallas finales de la Segunda Guerra Mundial dejando un saldo de genocidios, torturas, 55 millones de muertos, destrucción, invasiones y crímenes de lesa humanidad. Con estos últimos sufrimientos se cierra una etapa de la historia de la humanidad caracterizada por la agresividad incontrolada y la impresionante capacidad autodestructiva del ser humano. Surge así la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 25 de junio de 1945 La ONU, mediante la cual se crean diferentes mecanismos que orientan a los Estados a establecer un sistema universal de promoción y protección de los derechos fundamentales de la persona humana, con el propósito de fortalecer la armonía entre estos y el desarrollo de los pueblos, lo cual dio origen a la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada por la Resolución 217 de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Al respecto Ignatieff citado por Camps (ob. cit.), afirma que: Con la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, se otorgó a los derechos de los individuos un reconocimiento jurídico internacional. Por primera vez, a los individuos --fuera cual fuese su raza, religión, género, edad o cualquier otra característica-- se les garantizó unos derechos que podían oponer a las leyes estatales injustas o a las costumbres opresivas. (s/n). 29 Mientras que Laqueur en cita igualmente de dicha autora declara: Antes de 1948 sólo los Estados tenían derechos reconocidos internacionalmente. En ese año -una especie de nivel cero- la Declaración Universal de los Derechos Humanos garantizó estos derechos a los individuos amenazados por Estados o por costumbres opresoras, es decir, por las comunidades. (s/n). Ambas opiniones son enteramente compartidas por el autor del presente estudio, porque ciertamente es a partir de 1948 con la Declaración Universal de los Derechos Humanos que comienza la positivización de los mismos con la finalidad de establecer un nuevo orden mundial basado en el respeto a la dignidad del ser humano. 2.3 Los derechos humanos en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. La Constitución Nacional de un Estado es el máximo instrumento en el que se consagran normas y principios que van a permitir su organización, en ella se establecen limitaciones al ejercicio del poder público y se reconocen derechos superiores con respecto al mismo, como lo son los derechos humanos, los cuales están fundamentados a su vez, en una serie de principios enunciativos que tienen como fin universal el respeto a la dignidad humana; de manera que se podría aseverar que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV 1999) tiene un carácter principista, porque en ella se contemplan valores supremos que sirven de base y orientación al Estado, fijando restricciones a este en preservación de aquellos. En efecto, el Preámbulo de la CRBV (1999) predice los empíreos valores que la sustentan, entre los que destacan la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, lo cual es transversalizado a lo largo de 30 su articulado, así en sus artículos 2 y 3 se impone al Estado, la obligación de actuar propugnando la preeminencia de los derechos humanos, teniendo siempre como fin la defensa y el desarrollo de la persona humana. Luego, en el Titulo III, De los Derechos Humanos y Garantías, y de los Deberes, Capitulo I, Disposiciones Generales, se formulan armónicamente una serie de normas y principios que instituyen su prevalencia, comenzando con el artículo 19 que declara: El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público, de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen. Se observa que efectivamente, la norma constitucional impone al Estado la obligación de garantizar a todo persona el goce y disfrute de los derechos humanos, teniendo como eje el principio de progresividad, uno de los principios más importantes que le informan, sobre el cual se ha referido Bidart citado por Terriles (2001), en los siguientes términos: Una vez que el sistema ha engrosado la constelación de derechos mediante el agregado de derechos nuevos, o por la ampliación con contenidos nuevos de derechos viejos, el “plus” acumulado no puede desaparecer en el futuro, así desaparezca la fuente que expresamente les confirió el ingreso. (p. 215). De manera que la progresividad implica la prohibición de que los derechos humanos sean desmejorados y por tanto, se evita que sea disminuida su protección, no es permisible entonces que exista un retroceso sobre los mecanismos estatuidos para su tutela. Dicho principio se encuentra reforzado en los artículos 22 y 23 del Texto Constitucional al señalar que: 31 Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos. Artículo 23. Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a las establecidas en esta Constitución y en las leyes de la República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público. De las normas transcritas, se aprecia que por un lado, la Constitución no es taxativa respecto a que no solo los derechos reconocidos en ella como humanos tienen vigencia en el orden interno, sino que también lo tendrán aquellos que no estén previstos en forma directa, reafirmando que los preceptos internacionales en relación con los derechos humanos son igualmente de obligatoria observancia para el Estado, primer llamado a garantizarlos, destacando en todo caso, la aplicación de las normas más favorables a la persona para su ejercicio, por tanto, su protección igualmente trasciende hacia la esfera internacional. La correlación existente entre la normativa interna y externa, así como los mecanismos que se disponen para el amparo de los derechos humanos, supone un gran avance para su consolidación, en virtud de que se produce una simbiosis necesaria que permite protegerlos con una mayor amplitud, al extremo que el pueblo venezolano está constitucionalmente facultado para desconocer todo aquello que represente un riesgo para su vigencia efectiva, al señalar en el artículo 350 que: El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, 32 principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos. Lo cual supone una subordinación del Estado frente a tan esenciales derechos, es decir, por mandato constitucional le está vedado contrariarlos y en caso de que ello ocurra, tales actos serian nulos según lo dispuesto en su artículo 25: Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o menoscabe los derechos garantizados por esta Constitución y la ley es nulo; y los funcionarios públicos y funcionarias públicas que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil y administrativa, según los casos, sin que les sirvan de excusa órdenes superiores. Es claro que aparte de la nulidad absoluta, la norma in comento impone responsabilidad personal a los funcionarios que ordenen o ejecuten actos transgresores que afecten los derechos humanos. En consecuencia, la obediencia y custodia de los derechos humanos debe ser el propósito fundamental del Estado venezolano en atención a su Constitución Nacional, esto es, no interferir en su goce legítimo y asegurar su satisfacción. De igual forma, la CRBV (1999), en su artículo 20 y 21 garantiza el derecho al libre desenvolvimiento de la personalidad y de igualdad ante la ley, respectivamente, así como la prohibición de aplicación retroactiva de esta, excepto cuando sea más beneficiosa para la persona, según lo dispone el artículo 24, garantizando a su vez a todas las personas, conforme al artículo 26, el acceso a los órganos de administración de justicia, a ser amparada por estos (artículo 27), a acceder a la información y a los datos que sobre si misma o sobre sus bienes, consten en registros oficiales y privados, con las excepciones de ley (artículo 28). Mientras que el artículo 29 impone la obligación al Estado de investigar y sancionar legalmente los delitos contra los derechos humanos cometidos por sus autoridades, los cuales son imprescriptibles, teniendo el Estado que indemnizar integralmente a las víctimas (artículo 30). 33 Es amplio el elenco de derechos humanos reconocidos en el Texto Constitucional venezolano, atendiendo al hecho de que son indivisibles e interdependientes, en virtud de que se encuentran interrelacionados entre sí, mientras la indivisibilidad implica su singularización en un solo núcleo, derechos humanos, independientemente de la denominación que se les asigne, verbigracia, civiles, políticos, etc; la interdependencia, es la reciprocidad existente entre ellos, en razón de que el ejercicio de un derecho está condicionado por la satisfacción de otro u otros, por ejemplo, no se puede garantizar el derecho a la vida si se conculca el derecho al trabajo. El reconocimiento de los derechos humanos, deriva en gran medida de los tratados internacionales ratificados por Venezuela. A continuación el autor de la presente investigación, realiza una identificación de otros derechos reconocidos específicamente en la CRBV (1999), de acuerdo a una clasificación que abarca derechos de nacionalidad y ciudadanía, derechos civiles, derechos políticos, derechos sociales y de las familias, derechos culturales y educativos, derechos económicos, derechos de los pueblos indígenas y derechos ambientales; los cuales se encuentran contenidos en su Título III. • Capítulo II. De la nacionalidad y de la ciudadanía: - Sección primera, artículos 32 al 38: Derecho relativos a la nacionalidad. - Sección segunda, artículos 39 al 42: Derechos relativos a la ciudadanía. Capítulo III. De los derechos civiles. Artículo 43: Derecho a la vida. Artículo 44: Derecho a la libertad personal. Artículo 45: Prohibición a la desaparición forzada de personas. Artículo 46: Derecho a la integridad física, psíquica y moral. Artículo 47: Derecho a la inviolabilidad del hogar. Artículo 48: Derecho a la intimidad de las comunicación privada. Artículo 49: Derecho al debido proceso. Artículo 50: Derecho al libre tránsito. 34 Artículo 51: Derecho de petición y de obtener oportuna y adecuada respuesta. Artículo 52: Derecho general de asociación con fines lícitos. Artículo 53: Derecho de reunión con fines lícitos. Artículo 54: Prohibición a la esclavitud ni servidumbre. Artículo 55: Derecho a la protección personal y de la propiedad privada. Artículo 56: Derecho a un nombre, apellido y a la identidad biológica y civil. Artículo 57: Derecho a la expresión del libre pensamiento. Artículo 58: Derecho a la comunicación y a la información. Artículo 59: Derecho a la libertad de religión y de culto. Artículo 60: Derecho a la protección del honor, vida privada, intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación. Artículo 61: Derecho a la libertad de conciencia. • Capítulo IV. De los derechos políticos y del referéndum popular. - Sección primera. De los Derechos Políticos: Artículo 62: Derecho a la participación política directa o por representación. Artículo 63: Derecho al sufragio. Artículos 64 y 65: Limitaciones al derecho a elegir y ser electo. Artículo 66: Derecho a la rendición de cuentas públicas. Artículo 67: Derecho de asociación política. Artículo 68: Derecho a manifestar pacíficamente. Artículo 69: Derecho de asilo y refugio. Artículo 70: Medios de participación y protagonismo en lo político. - Sección segunda: Del referendo popular. Artículo 71 al 74: Derechos relativos a los distintos tipos de referendos. • Capítulo V. De los derechos sociales y de las familias. Artículo 75: Derecho a la protección de la familia. Artículo 76: Derecho de protección a la maternidad y paternidad. Artículo 77: Derecho de protección al matrimonio. Artículo 78: Derecho de protección a los niños, niñas y adolescentes. 35 Artículo 79: Derecho de la juventud a ser sujetos activos en el desarrollo. Artículo 80: Derecho a la protección de la ancianidad. Artículo 81: Derecho a la protección de las personas discapacitadas. Artículo 82: Derecho a una vivienda adecuada. Artículos 83, 84 y 85: Derechos relativo a la salud. Artículo 86: Derecho a la seguridad social. Artículo 87: Derecho y deber de trabajar. Artículo 88: Derecho a la igualdad en el trabajo. Artículo 89: Derecho a la protección en el trabajo. Artículo 90: Derecho a una jornada máxima de trabajo. Artículo 91: Derecho a un salario suficiente. Artículo 92: Derecho a prestaciones sociales en recompensación por el trabajo. Artículo 93: Derecho a la estabilidad en el trabajo. Artículo 94: Garantía de responsabilidad y aplicación de la legislación laboral. Artículo 95: Derecho a la sindicalización laboral. Artículo 96: Derecho a la negociación colectiva. Artículo 97: Derecho a la huelga. • Capítulo VI. De los derechos culturales y educativos Artículo 98: Derecho a la libertad de creación cultural. Artículo 99: Irrenunciabilidad a los valores de la cultura venezolana. Artículo 100: Derecho a la protección de la cultura popular venezolana. Artículo 101: Derecho a la difusión cultural. Artículo 102: Reconocimiento de la educación como un derecho humano. Artículos 104, 105, 106: Normas relativas a una educación de calidad. Artículo 107: Derecho a una educación ambiental y de identidad venezolana. Artículo 108, 109 y 110: Garantías de formación ciudadana, autonomía universitaria y reconocimiento del Estado a la ciencia como de interés público. 36 Artículo 111: Derecho al deporte y a la recreación. • Capítulo VII. De los derechos económicos. Artículo 112: Derecho a la libertad económica. Artículo 113: Garantía de libre competencia económica Artículo 114: Severidad de sanción legal al ilícito económico y delitos conexos. Artículo 115: Derecho a la propiedad privada. Artículo 116: Garantía de no confiscación de bienes privados y excepción. Artículo 117: Derecho a disponer de bienes y servicios de calidad. Artículo 118: Derecho a la asociación económica social y participativa. • Capítulo VIII. De los pueblos indígenas. Artículo 119: Reconocimiento de la existencia de los pueblos indígenas. Artículo 120: Derecho al respeto a los hábitat indígenas. Artículo 121: Derecho de los pueblos indígenas. Identidad étnica y cultural. Artículo 122: Derecho a la saludo de los pueblos indígenas. Artículo 123: Derecho a la economía indígena y protección laboral. Artículo 124: Garantía de protección a la propiedad intelectual indígena. Artículo 125: Derecho a la participación política. Artículo 126: Indivisibilidad de la Nación, Estado y Pueblo • Capítulo IX. De los derechos ambientales Artículo 127: Derecho y deber de proteger el ambiente. Artículos 128 y 129: Garantías de protección del ambiente. Por otro lado, la CRBV (1999) no solo obliga al Estado a garantizar el ejercicio de tales derechos, sino que la promoción y defensa de los mismos se extiende a toda persona a tenor de lo dispuesto en el artículo 132 que reza “Toda persona tiene el deber de cumplir sus responsabilidades sociales….promoviendo y defendiendo los derechos humanos…”. De manera que la norma impone un deber a los individuos que en el cumplimiento de sus responsabilidades sociales deben tener siempre presente la prevalencia 37 de los derechos humanos. De igual forma el artículo 152 dispone que las relaciones internacionales de la República se rigen entre otros principios, por el respeto a los derechos humanos, lo cual es de gran significación a los fines de la presente investigación, ya que es un reflejo de la importancia que el constituyente otorgó a estos derechos, de allí que sería cuesta arriba lograr ese propósito si no se flexibiliza el concepto clásico de soberanía. Por su parte el artículo 261 constitucional exceptúa de la jurisdicción penal militar el juzgamiento por actos violatorios a los derechos humanos, estimándose como una garantía para evitar cualquier eventual parcialización de la justicia que pudiera surgir en tal sentido. Entretanto, el artículo 271 ratifica la imprescriptibilidad de las acciones para sancionar los delitos cometidos contra los derechos humanos. 2.4 Los iinstrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales que legalmente inciden sobre la limitación de la soberanía del Estado venezolano. 2.4.1 Instrumentos jurídicos La Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) es apreciada como el primer instrumento de reconocimiento general de dichos derechos, más no contempla un pleno carácter jurídico, motivado por diferencias derivadas de factores ideológicos y políticos que para entonces prevalecieron; sin embargo, esas normas programáticas, en principio jurídicamente no vinculantes, plantearon un elevado compromiso moral para los Estados integrantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU 1945), marcando un hito en la historia y representa desde entonces el nuevo paradigma en el orden del derecho internacional y nacional constitucional. A partir de entonces se han suscrito una serie de pactos que si tienen 38 un carácter vinculante para los Estados ratificantes de los mismos, al respecto expone Camps (ob. cit.): …durante años, se ha desarrollado un conjunto de instrumentos y mecanismos de derechos humanos para asegurar su primacía y oponerse a sus violaciones dondequiera que ocurran. Los compromisos de derechos humanos contenidos en la Declaración Universal han sido traducidos en obligaciones legales de derechos humanos (tratados y convenciones) para los Estados que los han ratificado. (s/n). De manera que los instrumentos internacionales sobre derechos humanos, se pueden clasificar en dos categorías a saber: No vinculantes y vinculantes, los primeros tienen la finalidad de servir de guías de actuación o estándares de conducta como consecuencia de acuerdos o declaraciones convenidas por consenso entre los Estados, no contienen normas de derecho en sentido estricto, se trata de obligaciones de carácter moral con arreglo a la buena fe, son fuente para el desarrollo legislativo internacional y nacional en materia de derechos humanos. Los segundos, los instrumentos vinculantes, imponen compromisos jurídicos a los Estados que comportan responsabilidades en caso de incumplimiento como se ha señalado en la cita, en la doctrina se les denomina pactos o tratados. Existen diversos instrumentos no vinculantes sobre derechos humanos, el primero de ellos fue la propia Declaración Universal, como antes se indicó, pero debido a la trascendencia de su cometido, ha sido y es la fuente principal de los pactos posteriores, por lo que en la primera Conferencia Internacional de Derechos Humanos (Teherán 1968) se exhortó a los Estados a ceñirse a los principios en ella contenidos. Igual sucedió con la Declaración Americana de los Derechos del Hombre, sobre la cual es importante destacar que precedió a la Declaración Universal al ser aprobada el 02 de mayo de 1948 en Bogotá en la IX Conferencia Internacional Americana, conjuntamente con la Carta constitutiva de la Organización de 39 Estados Americanos (OEA), solo que su alcance se limita al continente americano. Ahora bien, son los instrumentos jurídicos internacionales de carácter normativo, ratificados por Venezuela los que generan obligaciones, así conforme al artículo 23 de su Constitución Nacional (1999), se otorga jerarquía constitucional a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos suscritos y ratificados por ella, lo cual es uno de los grandes avances contemplados en su articulado, en tal sentido dice Cisneros (2004): ...Venezuela se encuentra hoy día, al menos desde el punto de vista teórico y conceptual, de acuerdo con la consagración de la protección que debe el Estado frente al individuo, ajustada a los compromisos internacionales adquiridos voluntariamente ante la sociedad internacional. (p. 8). Precisamente, son esos compromisos internacionales adquiridos voluntariamente por Venezuela que en armonía con su Constitución (1999), los que van a incidir sobre la limitación a la soberanía cuando se procure garantizar la protección y defensa de los derechos humanos por los órganos internacionales respectivos. En primer término, se hace necesario identificar cuáles son algunos de esos instrumentos normativos con repercusión sobre la soberanía nacional, derivados del orden externo, para luego enlazarlos con los mecanismos de vigilancia y protección correspondientes. A nivel universal los principales son: Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966, Nueva York y sus dos protocolos facultativos (1966 y 1989). 40 Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado y abierto a la firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966, Nueva York, y su protocolo facultativo (2008). Estatuto de Roma aprobado el 17 de junio de 1998 en la ciudad de Roma mediante la Conferencia Diplomática de Plenipotenciarios, convocada por la Asamblea General de la ONU, mediante el cual se crea la Corte Penal Internacional con competencia para juzgar personas por la comisión de delitos contra la humanidad. Asimismo, Venezuela ha ratificado una serie de Convenios específicos como la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial (1965), Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (1979), Convención Contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (1984), Convención Sobre los Derechos del Niño (1989), entre otros. A nivel regional los principales instrumentos aprobados por la Organización de Estado Americanos (OEA) son: Declaración Americana Sobre Derechos y Deberes del Hombre. (1948) Convención Americana de Derechos Humanos. (1969). Ratificación publicada en la Gaceta Oficial Nº 31.256 del 14 de junio de 1977. Protocolo Adicional a la a la Convención Americana Sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Protocolo de San Salvador 1989). Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos Relativo a la Abolición de la Pena de Muerte (1990). Convención Interamericana Para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer (Convención de Belem do Pará 1994). A los que se le suman otros instrumentos, entre varios, como la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, Convención Interamericana Sobre Desaparición Forzada de Personas, Convención Para 41 la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Personas con Discapacidad. Como se aprecia, es amplio el catalogo de instrumentos normativos en relación a los derechos humanos, pero no es solo el carácter vinculante de los mismos lo que provoca puedan tener incidencia sobre la soberanía nacional, sino que además es necesario que exista un mecanismo jurisdiccional internacional cuyas decisiones judiciales sean de obligatorio cumplimiento para los Estados. El sistema universal de protección de los derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se caracteriza por realizar particularmente una labor de vigilancia y promoción de estos derechos, contando para ello con distintos órganos y mecanismos en atención al instrumento que se trate, encabezado por el Consejo de Derechos Humanos. 2.4.2 Mecanismos A Nivel Universal La Asamblea General Es el principal órgano deliberativo de la ONU, donde están representados los 192 Estados miembros, cada uno con derecho a un voto. Se reúne a lo largo de todo el año, aunque la mayoría de sus reuniones tienen lugar entre septiembre y diciembre. Aprueba en torno a 300 resoluciones cada año sobre una amplia variedad de temas. Las resoluciones no son legalmente vinculantes para los Estados, pero representan la autoridad moral de la comunidad mundial. Consejo de Seguridad El órgano más poderoso de la ONU, que tiene la responsabilidad fundamental de mantener la paz y la seguridad internacional y puede autorizar el uso de la fuerza. Algunas de sus decisiones son legalmente 42 vinculantes para todos los Estados. Lo forman 15 miembros, incluidos 5 permanentes y 10 elegidos periódicamente. Secretaría de la ONU y Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos. La Secretaría General de la ONU es el principal órgano administrativo de las Naciones Unidas. Está encabezada por el Secretario General de la ONU y su oficina principal se encuentra en Nueva York. El programa de derechos humanos de la ONU está dirigido por el Alto Comisionado para los Derechos Humanos y su sede se encuentra en Ginebra. Consejo de Derechos Humanos Creado en el año 2006 como el principal órgano político de derechos humanos de la ONU, en sustitución de la Comisión de Derechos Humanos, se compone de 47 Estados miembros. Celebra sesiones durante todo el año y puede abordar el espectro completo de derechos humanos y formular recomendaciones a los Estados. El Consejo también lleva a cabo una revisión del cumplimiento de las obligaciones de los Estados miembros de la ONU en materia de derechos humanos, a través del examen periódico universal. Órganos de Vigilancia de los Tratados Están constituidos por los Comité de expertos en derechos humanos independientes encargados de velar el cumplimiento por parte de los Estados de los tratados internacionales en esa materia. En la actualidad hay ocho comités. (1) Comité de Derechos Humanos; (2) Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; (3) Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, (4) Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer; (5) Comité Contra la Tortura, (6) Comité de Derechos del 43 Niño; (7) Comité para la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares; y (8) Comité sobre los derechos de las Personas con Discapacidad. Esos Comité tienen dos mecanismos complementarios para supervisar el cumplimiento de los derechos humanos: el examen de los informes periódicos que los Estados están obligados a presentar; y en algunos casos, la recepción y seguimiento de denuncias por violaciones a los derechos del respectivo tratado según sea el caso. Los Comité también reciben los informes alternativos que presentan las organizaciones no gubernamentales (ONG) de los países y además se prevén mecanismos denominados procedimientos especiales, instruidos por expertos en derechos humanos independientes encargados por el Consejo de Derechos Humanos, para examinar la situación concreta en un país o un asunto temático. Es importante destacar que, ningún órgano de los antes mencionados tiene facultades jurisdiccionales por lo que no les es posible condenar judicialmente a los Estados por incumplimiento de sus obligaciones, a excepción de ciertas decisiones del Consejo de Seguridad que si son obligantes. No obstante, los informes de los Comité y del Consejo de Derechos Humanos tienen un efecto moral y de impacto mediático en la sociedad internacional, de manera que la incidencia de estos organismos sobre la soberanía es prácticamente nula desde el punto de vista jurídico estricto sensu. Por su parte, la Corte Penal Internacional (1998) creada por el Estatuto de Roma que entró en vigencia en el año 2002, si está investida de facultades jurisdiccionales bajo el principio de complementariedad, referido a que secunda a los tribunales penales nacionales, tal como lo dispone en su artículo 1 de dicho Estatuto: La Corte será una institución permanente, estará facultada para ejercer su jurisdicción sobre personas respecto de los crímenes más graves de trascendencia internacional de conformidad con el 44 presente Estatuto y tendrá carácter complementario de las jurisdicciones penales nacionales. La competencia y el funcionamiento de la Corte se regirán por las disposiciones del presente Estatuto. Ello implica que si un Estado no actúa oportunamente y con la diligencia debida en la investigación y/o sanción de los delitos graves cometidos por cualquier persona, como el de genocidio, lesa humanidad, los crimines de guerra y de agresión, entonces “La Corte podrá ejercer sus funciones y atribuciones de conformidad con lo dispuesto en el presente Estatuto en el territorio de cualquier Estado Parte y, por acuerdo especial, en el territorio de cualquier otro Estado.” (Artículo 4.2). Cortés (s/f) afirma que: El cambio de énfasis en el derecho internacional ha sido determinado por la búsqueda de la consecución de una idea de justicia frente a dos grandes problemas: el creciente aumento de la pobreza y la desigualdad especialmente en los países más pobres y la violación flagrante de los derechos humanos de los ciudadanos en muchos Estados. El autor de la presente investigación comparte esa opinión pero observa que no son dos los grandes problemas, sino tres tal como se desprende en el citado párrafo: aumento de la pobreza, desigualdad y violación flagrante de los derechos humanos; a lo cual se le agrega consecuencialmente el problema de la impunidad. Sin dudas que la Corte Penal Internacional para el logro de sus fines, actuando en el ejercicio de sus funciones, conforme a las normas dispuestas en el Estatuto de Roma, tendrá incidencia sobre la soberanía nacional de los Estado partes del mismo, incluso para aquellos que por acuerdo especial así lo convengan. A Nivel Regional A nivel regional americano, el sistema se ha generado dentro del marco 45 de la Organización de Estados Americanos (OEA 1948), pero a diferencia del sistema universal de Naciones Unidas, posee no solo mecanismos de vigilancia y promoción, sino que también cuenta con un órgano jurisdiccional de protección para atender fundamentalmente los asuntos contenciosos sobre violación de los derechos humanos, de manera que los ciudadanos de los Estados parte del sistema, puedan contar con acciones judiciales en el ámbito internacional frente a las omisiones o ineficacia de la justicia interna de sus Estados. Los órganos que componen el sistema interamericano de protección de los derechos humanos en América, conocido como sistema interamericano de protección, son la Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humano, con sede en las ciudades de Washington y San José de Costa Rica respectivamente. A continuación se destacan algunas características, atribuciones y funcionamiento de cada uno de estos órganos. Comisión Interamericana de Derechos Humanos - Función: Su objetivo principal no es la investigación de violaciones aisladas, sino la protección en general de los derechos humanos en un país violador de éstos. - Competencia: Están sujetos a ella todos los Estados miembros de la OEA hayan o no sido signatarios del Pacto de San José de Costa Rica - Composición: Está integrada por 7 miembros elegidos por la Asamblea General de la OEA de una lista de candidatos propuesta por los Gobiernos de todos sus Estados miembros. - Sesiones: Se reúne por un período de tiempo no mayor a 8 semanas al año. Pueden tener períodos extraordinarios. Las sesiones son privadas, a menos que se decida la contrario y las decisiones se aprueban por consenso; sólo cuando éste no se logra se somete el asunto a votación - Peticiones Individuales: Se plantean en forma directa ante la Comisión. 46 - Legitimación activa: Cualquier individuo, grupo de individuos, organización no gubernamental legalmente reconocida, en la doctrina es llamada Actio populatis (acción popular) - Requisitos de admisibilidad: Agotamiento de los recursos judiciales internos. Existen excepciones cuando los órganos jurisdiccionales internos no actúan con diligencia frente a las denuncias, para las cuales el plazo será el de un período de tiempo razonable a criterio de la Comisión, al igual que está podrá evaluar la admisibilidad de una petición en el supuesto de que los mecanismos internos de protección no resulten idóneos para resolver el asunto en el orden interno. Identificación del o los accionantes. Descripción del acto o situación que constituye la violación de derechos humanos. Identificación del estado que el peticionante considera responsable de la violación Mención específica de los derechos humanos presuntamente violados Información acerca de si se agotaron los recursos internos o si esto fue imposible de lograr su ejercicio. La materia de la petición no debe estar siendo conocida en otro procedimiento de arreglo internacional No debe haber sido conocida ni resuelta por la Comisión u otra Organización Intergubernamental Debe ser fundada y procedente. - Admisibilidad: El Secretariado de la Comisión lleva a cabo el procedimiento siguiente: Solicita información de los hechos al Estado y otorga un período para la aportación de pruebas, tanto para el Estado como para el peticionante. Luego de esta investigación previa, el Secretariado envía el expediente a la Comisión para el examen de admisibilidad de la denuncia. En caso de la Comisión admita la petición, profundizará en la 47 investigación y puede requerir: información adicional de las partes, oír testigos o expertos, hacer visitas in loco, es decir en el Estado denunciado. A continuación procederá a ofrecer a las partes un arreglo amistoso (el que puede realizarse igualmente en cualquier otra etapa del procedimiento) Si el Estado es miembro de la OEA y parte de la Convención: En caso de no lograrse un acuerdo entre las partes que ponga fin a la disputa, la Comisión elaborará un primer informe, en el que señalará los hechos y conclusiones del caso y propondrá las medidas que estime convenientes, fijando un plazo para que el Estado las cumpla. La opinión se transmite al Estado, quien no las puede publicar. Notificado el Estado, transcurre un término de 3 meses, en el cual: (a) El caso puede ser solucionado por arreglo amistoso; (b) el Estado toma en cuenta las medidas recomendadas por la Comisión y las hace suyas; (c) el caso es enviado a la Corte por el Estado o por la Comisión. Si no se da ninguno de estas situaciones: la Comisión puede emitir su opinión y conclusiones sobre el conflicto, hacer nuevamente recomendaciones y fijar un nuevo plazo para su cumplimiento. Si el Estado no cumple con dichas recomendaciones, la Comisión decidirá por mayoría absoluta de votos si pública o no su informe. Si el Estado es miembro de la OEA, pero no es parte en la Convención: La Comisión realiza un informe, en el que adopta una decisión final que incluye recomendaciones para el Estado y un plazo para que éste las cumpla. Si el Estado no adopta en tiempo las medidas recomendadas, la Comisión puede publicar la decisión en su Informe Anual o por cualquier otro medio que estime conveniente. Esta resolución no es de carácter obligatorio; sin embargo, usualmente, los Órganos Políticos de la OEA, como la Asamblea General, discuten el informe, ya que la resolución es publicada en el Informe Anual de la Comisión, que le es enviado. Procedimiento para conocer sobre violaciones específicas de derechos humanos: Demandas interestaduales Los Estados partes del Pacto de San José de Costa Rica, están 48 facultados para denunciarse unos a otros. Sin embargo, hasta ahora ninguno ha hecho uso de ese derecho. Corte Interamericana de Derechos Humanos - Función: Resolver controversias contenciosas y evacuar consultas sobre asuntos que los Estados parte o la Comisión le presenten, relativa a la interpretación de los instrumentos internacionales sobre derechos humanos, aunque las mismas están limitadas según el Protocolo Adicional Nº 2. - Competencia: Están sujetos a ella sólo aquellos Estados signatarios de la Convención Americana de Derechos Humanos. (1969) y podrá conocer de los casos de violación a los principios y normas contenidos en dicha Convención siempre y cuando el Estado denunciado hayan reconocido o reconozca la competencia de la Corte para ello, siendo necesario a todo evento, que haya finalizado el procedimiento previo ante la Comisión. Legitimación activa: Sólo los Estados parte en la Convención y en la Comisión tienen derecho a presentar un caso ante la Corte. En el caso Kokott, por vía de excepción, la Corte consideró que el vínculo de nacionalidad confiere al Estado el derecho de ejercer la protección diplomática en favor de la víctima. - Rol de la Comisión en el procedimiento: La Comisión comparecerá en todos los casos ante la Corte, pero no es parte en el proceso, pues debe tener completa independencia frente a las partes involucradas. Pero ha habido excepciones como en el caso Kokott. Antes citado. - Rol del denunciante en el procedimiento: El individuo no tiene locus standi, con lo cual éste no tiene derechos en el proceso, por lo menos cuando éste se ha iniciado. - Composición: Está integrada por 7 Jueces nacionales de los Estados miembros de la OEA, pero no necesariamente de la Convención. - Sesiones: Durante dos períodos al año y puede convocarse a períodos extraordinarios. Las audiencias son públicas y las deliberaciones son privadas. 49 - Procedimiento: El procedimiento ante la Corte consta de una parte escrita y otra oral. La escrita comienza con una demanda, a la que sigue una contestación y eventualmente una réplica y una contrarréplica. En la parte oral que se realiza mediante audiencias, se escucha a los testigos, a los agentes del Estado o a los delegados de la Comisión y a los expertos. El procedimiento termina con un fallo definitivo e inapelable. Si se considera que se ha violado un derecho o libertad protegido en la Convención, la Corte dispondrá que se le restablezcan a la víctima los mismos. De ser procedente, asimismo ordenará el resarcimiento de los daños materiales a la parte lesionada. Dentro de los 90 días a contar desde su notificación, las partes pueden solicitar a la Corte una interpretación sobre el sentido y alcance de la decisión, en caso de desacuerdo, pero le está vedado al individuo, directo beneficiario de la sentencia pedir que ésta se interprete. Los Estados parte tienen la obligación internacional de cumplir el fallo de la Corte, pero ésta no tiene imperio para hacer cumplir sus fallos. La Convención dispone que la Corte informe a la Asamblea General de la OEA cuando un Estado no haya cumplido con un fallo. Hasta el momento, la Corte no ha hecho uso de esta facultad. Vistos los distintos instrumentos y mecanismos en materia de derechos humanos, el autor de la presente investigación observa que del sistema universal destaca la Corte Internacional Penal y en el ámbito regional la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como los mecanismos externos de protección en atención de los instrumentos de los cuales derivan, que mayor incidencia pueden tener sobre la soberanía nacional, en virtud de que se trata de órganos jurisdiccionales, cuyas actuaciones con el propósito de evitar la impunidad y castigar delitos graves contra los derechos humanos la primera, y de garantizar el ejercicio de los derechos humanos la segunda, requieren de una mayor flexibilidad de aquella. 50 2.5 La jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en materia de derechos humanos con relación a la soberanía nacional. Brewer (2002), destaca que de nada sirven las declaraciones de derecho si no existen los mecanismos judiciales que las garanticen y concluye que “el sistema judicial es la garantía fundamental de los derechos humanos, pudiéndose distinguir dos tipos de garantías judiciales: las garantías genéricas y las garantías especificas.” (p. 25). Entendiéndose como genéricas la organización de un sistema judicial para administrar justicia, creación y funcionamiento de tribunales por ejemplo y las específicas están referidas a las acciones que las personas pueden ejercer por ante dicho sistema, verbigracia, la acción de amparo constitucional. Reale (1976) afirma que la jurisprudencia es “toda manifestación de Derecho a través del ejercicio de la jurisdicción, la jurisprudencia se sustenta de las normas interpretadas por un juez o tribunal con referente a lo que dice la ley y su resolución con respecto a ella.” (s/n). García (1965) por su parte opina que es un "…conjunto de principios y doctrinas contenidos en las decisiones de los tribunales.” (p. 68) De manera que la jurisprudencia es la expresión de la administración de justicia en la resolución de los casos que se someten a su consideración. En Venezuela la jurisprudencia constitucional, es fuente de derecho. Por su parte la doctrina deriva de las opiniones de los estudiosos del derecho y suele ser citada por los jueces en sus decisiones judiciales, de manera que en la doctrina jurisprudencial se conjuga la opinión doctrinaria con el criterio del juzgador. En Venezuela con la entrada en vigencia de la Constitución Nacional de 1999, se produjeron cambios significativos en el sistema judicial, entre ellos una nueva conformación del Tribunal Supremo, al que se adicionaron dos nuevas Salas aumentando las que antes existían, estas fueron la Sala Electoral y la Sala Constitucional, la última con una serie de facultades 51 descritas en su artículo 336, teniendo el poder ultimo de interpretación de dicha Constitución conforme lo dispone su artículo 335 que reza: Las interpretaciones que establezca la Sala Constitucional sobre el contenido o alcance de las normas y principios constitucionales son vinculantes para las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia y demás tribunales de la República. Esta novedosa norma en el derecho constitucional venezolano, ha sido la catapulta para que la Sala Constitucional haya emitido sus criterios interpretativos, en unos casos plausibles, pero en otros ha suscitado posiciones encontradas en la doctrina patria e internacional, en particular a lo referente a los tratados internacionales sobre derechos humanos, sobre lo cual expone Casal (2006): Tanto dicha Sala como las restantes del Tribunal Supremo de Justicia y los demás tribunales del país ostentan la facultad de interpretarlos, pues éste es un paso necesario para su aplicación. Pero al hacerlo quedan sujetos a los criterios establecidos por las instancias que de acuerdo con tales tratados tienen la competencia de determinar el alcance de sus disposiciones. Ésta es una de las consecuencias que cabe atribuir a los artículos 19, 23 y 31 de la Constitución, la cual aún no ha sido acogida por la jurisprudencia constitucional. (p. 272). En efecto, comparte el realizador de la presente investigación que los criterios interpretativos de tales instrumentos deben hacerse, en principio, con apego a las interpretaciones que hagan de ellos las instancias jurisdiccionales internacionales competentes a tal efecto, aunque el órgano nacional puede hacer una interpretación más favorable con el objeto de garantizar el derecho humano que corresponda, en cuyo caso privará esta última interpretación. Sin embargo, como se ha señalado antes, la Sala Constitucional ha tenido una posición dual, a continuación se expondrán algunas decisiones que constituyen un avance a favor de los derechos humanos y otras que 52 podrían estimarse como un retroceso respecto a la protección de los mismos. 2.5.1 Avances jurisprudenciales El autor del presente estudio considera conveniente, antes de entrar a analizar las sentencias de la Sala Constitucional, hacer referencia a una decisión de la Sala Plena de la extinta Corte Suprema de Justicia Tribunal Supremo, de fecha 14/10/1997, sustanciada bajo el expediente Número 251, que declaró la inconstitucionalidad de la “Ley sobre Vagos y Maleantes”; la cual fue siempre cuestionada por discriminatoria y contraria a los principios de un juicio justo y del debido proceso, estuvo en vigencia desde 1939 y fue derogada estando en vigencia la Constitución Nacional de 1961, en lo que pudiera considerarse una interpretación amplia y progresista de dicha Constitución y de la forma en que el derecho interno acogió al derecho internacional. Los magistrados de la para entonces Corte Suprema de Justicia, argumentaron entre otros aspectos, lo siguiente “La Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José 1969) se ha incorporado a nuestro Derecho Interno como norma ejecutiva y ejecutable reforzada por la jurisprudencia, la cual le ha dado el carácter de parámetro de constitucionalidad.” Y agrega “Ello entraña la incorporación a nuestro ordenamiento jurídico interno del régimen previsto en convenciones internacionales.” Se aprecia la equivalencia constitucional que se le otorgó a los instrumentos internacionales relativos a la protección de los derechos humanos, en razón de que las disposiciones de la Ley en cuestión, eran abiertamente contrarias a las contenidas en la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH 1969) y al Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (1966). Inclusive la Corte advierte: Conviene observar que se ha exhortado al Gobierno venezolano a adoptar e implementar una serie de recomendaciones, a los efectos de reducir las violaciones a los derechos humanos, 53 derivadas de la aplicación de la Ley sobre Vagos y Maleantes. Sobre todo se ha hablado de la necesidad de impulsar la discusión de la Ley de Protección a la Seguridad Ciudadana, que supuestamente se encontraba en ese proceso. De modo que la más alta instancia judicial venezolana, lejos de conflictual el principio de soberanía nacional con las actuaciones dentro de su competencia por parte de los órganos internacionales de protección sobre derechos humanos, destacó la importancia de las recomendaciones de los mismos. Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 95 de fecha 15 de marzo de 2000. En esta sentencia, la Sala Constitucional expresa que: conforme al artículo 23 de la Constitución vigente tienen rango constitucional los derechos humanos contenidos en tratados, pactos y convenios suscritos y ratificados por Venezuela, derechos que prevalecen en el orden interno, en la medida que ellos contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorable a los establecidos en la propia Constitución. Esa fue un apreciación bien acertada por la Sala, en ella se reconoce la jerarquía constitucional que tienen los tratados internacionales sobre derechos humanos en atención al artículo 23 constitucional, dando cabida en el orden interno a la CADH (1968), a los efectos de la aplicación del principio de doble instancia, considerando: …la necesidad de que en el proceso exista una doble instancia, derecho que aparece consagrado en el artículo 8 de la Ley Aprobatoria de la Convención Americana sobre Derechos Humanos Pacto de San José de Costa Rica, dentro de las garantías judiciales… Efectivamente el mencionado artículo 8 en su numeral 2.h establece que toda persona tiene derecho a recurrir del fallo ante un juez o tribunal 54 superior, principio que igualmente está consagrado en nuestra Constitución en su artículo 49.1 in fine “Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del fallo, con las excepciones establecidas en esta Constitución y en la ley.” A pesar de que la Sala erróneamente expone “Dicho principio, a pesar de no estar recogido por la Constitución vigente, se aplica con jerarquía constitucional, debido al citado artículo 25” errando de nuevo al hacer referencia al artículo 25 cuando lo correcto es el 23 de la Constitución venezolana. Sin embargo, lo importante a destacar es el reconocimiento expreso que la Sala Constitucional realiza, en el sentido de que los instrumentos internacionales ratificados por Venezuela en materia de derechos humanos son vinculantes para el ordenamiento jurídico interno, por cuanto tienen rango constitucional. Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 2707 de fecha 18 de diciembre de 2001. En este fallo la Sala concilia el derecho interno con el internacional sobre derechos humanos con base a lo establecido en los artículos 21 y 40 de la CRBV (1999) y el artículo 8 de la CADH (1969), cuando bien expresa: …partiendo de las premisas que determinan el contenido y el alcance del derecho a la igualdad procesal de las partes como expresión del derecho a la defensa y al debido proceso, establecidos en los artículos 21 y 49 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, concatenadamente con el artículo 8 de la Convención Americana de los Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica, esta Sala declara con lugar la presente acción de amparo constitucional, razón por la cual confirma la sentencia consultada. Así se declara. Con ello se reafirma el derecho al debido proceso y a la defensa, haciendo énfasis víctimas, en la garantía de protección de los derechos de las compaginando la Constitución 55 Nacional con instrumentos internacionales sobre derechos humanos suscritos y ratificados por Venezuela como la CADH (1969). Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 607 de fecha 21 de abril de 2001. Mediante esta sentencia la Sala reconoce una vez más el carácter Constitucional que tienen los Tratados Internacionales sobre DDHH suscritos y ratificados por Venezuela y su prevalencia en el orden interno, al tratar nuevamente el principio de doble instancia y al respecto expone: Conforme al artículo 23 del Texto Fundamental, tienen rango constitucional los derechos humanos contenidos en los Tratados, Pactos y Convenios suscritos y ratificados por la Venezuela, derechos que prevalecen sobre el orden interno en la medida que ellos contengan normas sobre su goce y penas más favorables de los establecidos en la Constitución Nacional. Dado que entre este tipo de derechos se encuentra el doble grado de jurisdicción, consagrado en los artículos 2.3.a) y 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 8 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; 25.1 y 8.2.h de la Declaración Americana sobre Derechos Humanos; dicho principio se aplica con jerarquía constitucional, debido al citado artículo 23, el cual debe regir en forma efectiva y no como una mera formalidad, tal como lo ha dicho esta Sala Constitucional en sentencia n° 95/2000, del 15.03, de lo contrario, se estaría no solo infringiendo la razón de la doble instancia, sino también el principio constitucional contenido en los artículos 26, 27 y 257 del Carta Magna, que coloca a la justicia por encima de los formalismos, se estaría infringiendo la doble instancia. Se ratifica de esta forma la doctrina jurisprudencial que ha ido desarrollando la Sala Constitucional sobre la base del artículo 23 de la CRBV (1999), pero además en esta decisión la Sala se apoya en la doctrina interpretativa de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (ComisiónIDH) al hacer cita de su informe número 55 del 18 de diciembre de 1997, respecto a la interpretación de esta sobre el objetivo del recurso contra sentencia definitiva. 56 De tal forma que la Sala constitucional de acuerdo a las sentencias en referencia, de ningún modo encuentra justificación para oponer el principio de soberanía a los efectos de la no sujeción a las normas que derivan de los tratados internacionales sobre derechos humanos ni de las interpretaciones que sobre los mismos hacen los órganos competentes creados por dichos tratados o contra las recomendaciones o decisiones judiciales que de estos emanen según sea el caso. 2.5.2 Retrocesos jurisprudenciales Paradójicamente la Sala Constitucional a pesar de los pronunciamientos hechos a favor de que los instrumentos internacionales sobre derechos humanos tienen rango constitucional, en atención a lo dispuesto en el artículo 23 de la CRBV (1999), ha emitido también decisiones que entran en contradicción con ello, a continuación se exponen las siguientes sentencias que así lo confirman. Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 386 de fecha 17 de mayo de 2000. En este fallo a pesar de que la Sala resolvió parcialmente con lugar el amparo constitucional instaurado, se pronunció respecto a una comunicación emanada del agente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la cual este manifiesta la conveniencia de “realizar una reunión de los Magistrados a los fines de fijar criterios y asumir posiciones comunes respecto al sentido y alcance de la aplicación inmediata y directa de los Tratados y Convenios sobre Derechos Humanos” lo cual rechazó en el propio texto del fallo por ser “…tal sugerencia una inaceptable injerencia de dicho agente en las funciones jurisdiccionales de este Alto Tribunal…” y considera inaceptable “la instancia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos en el sentido de solicitar la adopción de medidas 57 que implican una crasa intromisión en las funciones de los órganos jurisdiccionales del país…”, Respetando los argumentos expresados por la referida Sala para sus afirmaciones, considera el autor de la presente investigación que, es necesario la existencia de una mayor armonía entre las instancias judiciales venezolanas y los órganos del sistema de protección de los derechos humanos a fin de evitar confrontaciones innecesarias que en definitiva a quien perjudican es a las víctimas que han sido o son objeto de violaciones de sus derechos humanos. Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 1013 de fecha 12 de junio de 2001. En esta sentencia la Sala inexplicablemente mediante una interpretación restrictiva establece una serie de condiciones para el ejercicio del derecho a réplica como parte del derecho a la libre expresión del pensamiento consagrado en el artículo de la 57 CRBV (1999) y 14 de la CADH (1968). En efecto la Sala expresa que: …el derecho a la réplica y a la rectificación no lo tienen ni los medios, ni quienes habitualmente ejercen en ellos el periodismo, ni quienes mantienen en ellos columnas o programas, ni quienes mediante “remitidos” suscitan una reacción en contra. Se trata de un derecho concedido a quienes se ven afectados por la información de los medios, y que carecen de canales públicos para contestar o dar su versión de la noticia. Se infiere que los periodistas o las personas que expresen sus pensamientos y susciten con ellas opiniones en contra, no tienen derecho a réplica, con lo que la interpretación hecha por la referida Sala, a falta de un ley que regule el ejercicio de ese derecho, podría afectar uno de los principios básicos de los derechos humanos, como lo es la no discriminación. Al respecto opina Ayala citado por Correa y Cañizalez (2003): 58 …nada en la Convención Americana justifica una interpretación restrictiva del derecho humano a la rectificación o respuesta, a fin de excluir de su ámbito a las ideas u opiniones inexactas o agraviantes, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección, categorías de seres humanos. (s/n). Luego, ante las críticas de que fue objeto la citada sentencia por un calificado sector de la doctrina, el Tribunal Supremo de Justicia emitió un comunicado de acuerdo, sobre la conformidad con la sentencia y los magistrados de la Sala Constitucional, en fecha 12 de junio de 2001, en el que entre sus considerando señaló que las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia en sus diferentes Salas, no están sometidas a ninguna revisión por parte de instancias internacionales “porque ellas constituyen ejercicio pleno de nuestra soberanía y se dictan conforme a nuestro ordenamiento jurídico, en nombre del pueblo venezolano y como expresión de una patria libre.” Y que los tratados, pactos o convenciones relativos a los derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, conforme a lo previsto en el artículo 23 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, tienen jerarquía constitucional pero su “interpretación jurídica corresponde a la Sala Constitucional de este Alto Tribunal.” De tal forma que, el Tribunal Supremo de Justicia venezolano recurriendo al clásico concepto de soberanía en contraposición al principio de responsabilidad internacional del Estado (Convención de Viena artículo 27), aclarando que la Sala tiene competencia para la interpretación de los tratados internacionales en materia de derechos humanos, niega la posibilidad de revisión de sus fallos por instancias internacionales, que lógicamente no se logra mediante un recurso ordinario o extraordinario de revisión, sino por vía de una petición autónoma si la decisión en cuestión violenta los derechos humanos, lo cual pareciera obviar el real alcance de lo dispuesto en el artículo 23 de nuestra Constitución Nacional que allí cita, y 59 además contraría la competencia que otorga la propia Convención Americana (1968) en su artículo 64 a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para la interpretación de este tipo de tratados. Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 1942 de fecha 15 de julio de 2003. En esta sentencia la Sala afirma: ...La Sala considera que, por encima del Tribunal Supremo de Justicia y a los efectos del artículo 7 constitucional, no existe órgano jurisdiccional alguno, a menos que la Constitución o la ley así lo señale, y que aun en este último supuesto, la decisión que se contradiga con las normas constitucionales venezolanas, carece de aplicación en el país, y así se declara. Y más adelante agrega: Mientras existan estados soberanos, sujetos a Constituciones que les crean el marco jurídico dentro de sus límites territoriales y donde los órganos de administración de justicia ejercen la función jurisdiccional dentro de ese Estado, las sentencias de la justicia supranacional o transnacional para ser ejecutadas dentro del Estado, tendrán que adaptarse a su Constitución. Pretender en el país lo contrario sería que Venezuela renunciara a la soberanía. Persistiendo así la Sala, según el caso, en desconocer la naturaleza jurídica de los órganos internacionales de protección de los derechos humanos, al hacer una interpretación ortodoxa del principio de soberanía nacional, considera el autor del presente estudio, que tal posición resulta regresiva en materia de derechos humanos, visto que en ese fallo retóricamente se justifica la no derogatoria de las leyes de desacato, las cuales atentan contra la libertad de expresión y han sido cuestionadas por los órganos internacionales de derechos humanos, de igual forma ddesconoce la Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) que se ha pronunciado sobre el carácter obligatorio de 60 implementar las medidas provisionales que emanen de ésta y deja implícita una concepción de soberanía según la cual, el respeto a los derechos humanos, no forma parte de este concepto contraponiendo los derechos del Estado frente a los derechos humanos de la persona. En definitiva, la sentencia en opinión del investigador, constituye un retroceso en el reconocimiento de la jerarquía constitucional de los tratados internacionales sobre derechos humanos y coloca una barrera debilitando la posibilidad de que se adopten medidas cautelares que efectivamente protejan a las personas frente a las violaciones de derechos humanos. Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Sentencia Número 1939 de fecha 12 de julio de 2008. Esta ha sido una de las sentencia más polémicas pronunciada por la referida Sala Constitucional, ya que declara la inejecutabilidad de un fallo de la CorteIDH que declaró con lugar una demanda, mediante la cual se ordenó al estad venezolano se reincorporaran a la victimas en el cargo de jueces que ejercían para el momento en que fueron destituidos de los mismos. Entre otros aspectos la Sala fundamentó su fallo en la primacía del principio de soberanía nacional, expresando que la CorteIDH: …dictó pautas de carácter obligatorio sobre gobierno y administración del Poder Judicial que son competencia exclusiva y excluyente del Tribunal Supremo de Justicia y estableció directrices para el Poder Legislativo, en materia de carrera judicial y responsabilidad de los jueces, violentando la soberanía del Estado venezolano en la organización de los poderes públicos y en la selección de sus funcionarios, lo cual resulta inadmisible. Para luego de exponer una serie de argumentos en sintonía con ello, y finalmente concluir en su motivación que: En este caso, estima la Sala que la ejecución de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 5 de agosto de 2008, afectaría principios y valores esenciales del orden 61 constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y pudiera conllevar a un caos institucional en el marco del sistema de justicia, al pretender modificar la autonomía del Poder Judicial constitucionalmente previsto y el sistema disciplinario instaurado legislativamente, así como también pretende la reincorporación de los hoy ex jueces de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo por supuesta parcialidad de la Comisión de Funcionamiento y Reestructuración del Poder Judicial, cuando la misma ha actuado durante varios años en miles de casos, procurando la depuración del Poder Judicial en el marco de la actividad disciplinaria de los jueces. Igualmente, el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos pretende desconocer la firmeza de las decisiones de destitución que recayeron sobre los ex jueces de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo que se deriva de la falta de ejercicio de los recursos administrativos o judiciales, o de la declaratoria de improcedencia de los recursos ejercidos por parte de las autoridades administrativas y judiciales competentes. Con esta muy particular interpretación, la Sala Constitucional de nuevo confronta las decisiones emanadas de los órganos internacionales garantes de los derechos humanos, configurando un desconocimiento de la acción de amparo interamericano que al igual que en la sentencia 1942, se superponen los derechos de la nación sobre la base del principio de soberanía nacional por encima de las personas. Pero la Sala no conforme con haber declarado como inejecutable la decisión de la CorteIDH, fue más allá aun y en su decisión estableció que: Con fundamento en el principio de colaboración de poderes (artículo 136 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 78 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, se solicita al Ejecutivo Nacional proceda a denunciar este Tratado o Convención, ante la evidente usurpación de funciones en que ha incurrido la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, con el fallo objeto de la presente decisión. Como consecuencia de la actitud asumida por el alto órgano jurisdiccional venezolano, la ComisiónIDH en su Informe anual (2008), 62 abordó mediante cuestión previa, lo resuelto en la referida sentencia señalando que se “desconoce las obligaciones internacionales asumidas por Venezuela como Estado Parte de la Convención Americana” y ante la contumacia reflejada en el mismo le insta a cumplir sus obligaciones haciéndole saber que no se puede alegar normas del derecho interno para desconocer el derecho internacional que le sea vinculante. De igual forma le hace saber lo perjudicial que es para el sistema de protección regional la denuncia de los instrumentos jurídicos que la sustentan, pero que en todo caso los fallos ya producidos son inapelables y los Estados están obligados a acatarlos y cumplirlos. A mayor abundamiento parte de lo que expreso la CorteIDH: …el Tribunal Supremo de Justicia ha reafirmado que toda decisión o laudo internacional puede ser objeto de control constitucional, si se pretende ejecutar en Venezuela. La Comisión señala que cada Estado tiene autonomía para decidir o interpretar, a través de sus organismos competentes, cuál es la jerarquía de los tratados internacionales en su ordenamiento interno. No obstante, la posición de los tribunales internos respecto del lugar que ocupan los tratados internacionales en el orden constitucional interno, no libera al Estado de su obligación internacional de cumplir a cabalidad con los tratados de derechos humanos, obligación que fue asumida libremente, así como tampoco lo exime de dar cumplimiento a las decisiones de los órganos de derechos humanos a cuyo sistema se ha sometido voluntariamente. Al respecto, la CIDH subraya que la ratificación de un tratado internacional constituye una auto limitación a la soberanía de los Estados, por lo que no puede invocarse esa soberanía para incumplir las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos. En efecto, Venezuela como miembro de la Organización de Estados Americanos y habiendo ratificado la Convención Americana de Derechos Humanos (1968), reconoció la competencia contenciosa de la CorteIDH con jurisdicción supranacional, la cual estableció entre sus fines o propósitos, un régimen de protección internacional de derechos humanos que como se señala en el preámbulo de dicha Convención es de “naturaleza convencional, 63 coadyuvante y complementaria de la que ofrece el derecho interno de los Estados Americanos”; de manera que en atención al principio Pacta Sunt Servanda (Lo pactado obliga) previsto en los artículos 26 y 27 de la Convención de Viena (1967), en concordancia con el artículo 68 de la mencionada Convención Americana y el artículo 23 de la CRBV (1999), son de obligatorio cumplimiento para el Estado venezolano, por cuanto este reconoció la jurisdicción de aquella desde el 24 de junio de 1981. 2.6 La influencia de los derechos humanos como limitación a la soberanía nacional consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Como ya antes se ha indicado en esta investigación, Bodin (1576) acuño un concepto de soberanía que ha sobrevivido en su esencia a lo largo de más de cuatro siglos, por cuanto el la conceptualizó como un poder absoluto, ilimitado y no sometido a ningún imperio exterior, lo cual encanta a muchos, más que un concepto el referido autor construyó la primera Teoría sobre la Soberanía, tal como lo describe Carré de Malberg (2001): En la doctrina del siglo xvi el sentido de la palabra (soberanía) se modifica grandemente; la soberanía es el carácter de una potestad que no depende de ninguna otra y no admite a ninguna otra en concurrencia con ella... Toda esta evolución viene a parar en la célebre definición de Bodino. (p. 84). En su estudio, el citado autor con referencia a la forma como Bodino llega al concepto de república, señala: Para Bodino, antes que hubiera ciudad ni ciudadano, ni forma alguna de república, todo jefe de familia era soberano en su casa, con poder sobre los suyos. Pero el surgimiento de la fuerza, la violencia, la ambición y la venganza, provocaron el enfrentamiento entre las familias, resultando unos victoriosos y otros vencidos. De entre los vencedores, el que había sido nombrado jefe y capitán, 64 continuó detentando el poder, pero ahora, sobre todos ellos, sobre los vencedores y sobre los vencidos; a unos como súbditos fieles y leales, a los otros como esclavos. Desde ese instante, la entera libertad que cada uno tenía de vivir a su arbitrio, sin ser mandado por nadie, se convirtió en servidumbre, despojados de toda libertad los vencidos y disminuidos en ella los vencedores. (p. 14) Se infiere que para Bodino la familia es el antecedente o fuente de la república, es a su semejanza que se constituirá el Estado, y este al igual que la familia deberá estar dotado de un poder absoluto, en este caso sobre aquellos que lo conforman e integran; pero teniendo siempre presente al príncipe (monarca) que en definitiva es el representante de Dios en la tierra y le corresponde ejercer esa soberanía, ese poder absoluto. Sin embargo, más adelante Bobbio igualmente citado por Moreno (ob cit), advertía en referencia al poder absoluto establecido por Bodino a la soberanía, que: Contrariamente a lo que comúnmente se cree, poder absoluto no quiere decir de ninguna manera poder ilimitado; simplemente significa que el soberano, siendo detentador del poder de hacer leyes valederas para todo el país, no está sometido a esas leyes, porque no es posible mandarse a sí mismo. (p. 30). Es decir que el monarca estaba exento de esas leyes, pues era él quien las promulgaba, de todo lo cual derivó el denominado absolutismo. Sería más adelante, sobre todo con las ideas de Rousseau y su teoría del pacto social que fueron acogidas por la Revolución Francesa (1789), que se dará fin a la detentación de la soberanía por parte del monarca, acabando así con el absolutismo y se traslada la misma a la Nación en su conjunto, para finalmente residir en el pueblo, como ocurre actualmente en la mayoría de los países del mundo. Obviamente que para la época de Bodino no existía un sistema de derecho internacional como hoy lo conocemos y por tanto mucho menos normas a ese nivel en materia de derechos humanos, siendo precisamente el reconocimiento de estos derechos lo que ha marcado un nuevo paradigma que transversalisa todo el derecho en general, tanto a nivel internacional por 65 vía de declaraciones, pactos o tratados y a nivel nacional mediante la Constitución y todo el ordenamiento jurídico que de ella se deriva, con el supremo fin, de salvaguardar la dignidad humana. Expresa Brewer (ob. cit.): Fue precisamente contra la soberanía del parlamento inglés que se produjo la Revolución Americana; y fue contra la soberanía parlamentaria como en las Constituciones de los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial, se incorporaron por primera vez en los textos constitucionales, declaraciones efectivas de derechos humanos. (p. 3). Compartiendo la opinión citada, se observa como los derechos humanos desde entonces se constituyen en una medida de límite a la soberanía. Efectivamente, a mediados del Siglo XX, con la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) se va a gestar un nuevo orden jurídico mundial, por cuanto tal como lo afirma Meléndez (1997) se “…sientan la base para la positivación internacional de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y para su protección jurídica internacional, y consecuentemente, limitan la soberanía de los Estados en esta materia, abriendo paso de manera más firme y estable a la jurisdicción internacional.” (p. 94). Opinión que comparte el autor de la presente investigación, en virtud de que efectivamente el principio de soberanía debe ceder cuando se confronta con la protección de los derechos humanos de las personas. Con la promulgación de la Constitución Nacional en 1999 Venezuela se ajusta a estas nuevas realidades, en ella los derechos humanos tienen un papel preponderante, se concibe el Estado social de derecho y se reconocen los mismos de una forma más precisa y avanzada que en la Constitución que le precedió (1961), estableciéndose una serie de principios rectores en su parte dogmatica que implican un total redimensionamiento del Estado en función de ello. Entre esos principios se exponen algunos que implican una limitación al ejercicio del poder público, delimitando el marco político, social y 66 económico de su actuación, entre los cuales es importante destacar: Artículo 3: El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona humana y el respeto a su dignidad... y la garantía del cumplimiento de los derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución. Artículo 19: El Estado garantizará a toda persona conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los Derechos Humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del poder público. Artículo 25: Todo acto dictado en ejercicio del poder público que viole o menoscabe los derechos organizados por esta Constitución y la ley es nulo... Artículo 29: El Estado estará obligado a investigar y sancionar legalmente los delitos contra los Derechos Humanos cometidos por sus autoridades.... Artículo 30: El Estado tendrá la obligación de indemnizar integralmente a las víctimas de violaciones de los Derechos Humanos que le sean imputables, o a su derecho habiente, incluido el pago de daños y perjuicios.... Artículo 299: El régimen socio económico de la República Bolivariana de Venezuela se fundamenta en los principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre competencia, protección al ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad.... Así mismo, la norma del artículo 23 de vital importancia en tal sentido, establece la preeminencia de los tratados en relación a la Constitución cuando regulen de un modo más favorable al goce de los Derechos Humanos, caso en el cual adquirirán rango constitucional, el cual reza: Artículo 23: Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos, suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más favorables a las 67 establecidas en esta Constitución y en las leyes de la República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público. Por su parte el artículo 5 de la CRBV (1999) establece que: Artículo 5: La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos. Con absoluta claridad se deduce de la norma transcrita que el titular de la soberanía es el pueblo y la misma es intransferible, ello quiere decir que ni el Estado, ni sus órganos, ni el gobierno, ni ningún funcionario, ni nadie se puede arrogar esa distinción, de hecho, la norma determina que los órganos del Estado, es decir las instituciones que detentan el ejercicio del poder público, devienen del pueblo y a él están sometido como consecuencia de la soberanía de la que es titular. De modo que, una cosa es la soberanía y otra es el poder público, que muchas veces y a conveniencia se confunden deliberantemente o por ignorancia, pero siempre con consecuencias indeseables, particularmente cuando producto de ello se violentan los derechos humanos o se impide su cabal defensa, inclusive su promoción. Ahora bien, considerando que los derechos humanos están dirigidos a garantizar y defender la dignidad de la persona en forma integral y estas en su conjunto son las que conforman el pueblo en el cual reside la soberanía, sería un contrasentido decir que la soberanía es oponible a los derechos humanos, puesto que los derechos humanos están dirigidos a garantizar y proteger a las personas y no son una concesión graciosa del Estado, sino que ese reconocimiento cristalizado en normas jurídicas ha sido el producto de un largo proceso histórico en el que el propio pueblo ha sido protagonista para contener el poder desbordado de aquel, que al parecer olvida que ha 68 sido el propio pueblo quien se lo ha otorgado y por tanto le está vedado revertirlo en su contra; de allí que como señala Dueñas (ob. cit.) El cada vez más frecuente abuso del Estado en todas partes del mundo, hace que surja una nueva disciplina jurídica amparada en tratados y convenios internacionales que de protección efectiva y garantías a personas en peligro de sufrir cualquier arbitrariedad estatal o de los gobernantes. (p 746). Esa disciplina jurídica a la que se refiere Dueñas es el derecho internacional de los derechos humanos que se erige como un muro de contención frente al ejercicio arbitrario del poder por parte del Estado, con el propósito de que este lo ejerza con las limitaciones que nacen del frente al imperativo categórico dignidad humana. Por ello el artículo 23 de la CRBV (1999) eleva a rango constitucional los tratados internacionales en materia de derechos humanos y son de preferencial aplicación respecto al régimen de derecho interno, cuando sus disposiciones resultan más favorables para su protección. Por otro lado, pero manteniendo el orden de ideas, la CRBV (1999) en forma congruente con el artículo 5 antes citado y ratificando que la soberanía reside en el pueblo, señala en su artículo 73 lo siguiente: Artículo 73: ….Los tratados, convenios o acuerdos internacionales que pudieren comprometer la soberanía nacional o transferir competencias a órganos supranacionales, podrán ser sometidos a referendo por iniciativa del Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros; por el voto de las dos terceras partes de los o las integrantes de la Asamblea; o por el quince por ciento de los electores o electoras inscritos e inscritas en el Registro Civil y Electoral. De forma que la propia Constitución Nacional prevé la posibilidad de que la soberanía pueda ser comprometida, pero no en perjuicio de la Nación, sino cuando se hace necesario para que precisamente se coadyuve a lograr los fines del Estado venezolano, así de acuerdo con lo previsto en el artículo 69 152 de la CRBV (1999) “Las relaciones internacionales de la República responden a los fines del Estado en función del ejercicio de la soberanía y de los intereses del pueblo…”, base fundamental para el logro de los procesos de integración que conforme al artículo 153 el Estado está obligado a promover y favorecer la integración latinoamericana y caribeña, con el propósito de ir hacia la conformación de una comunidad de naciones dirigida a su común desarrollo que garantice el bienestar de los pueblos y provea la seguridad común de sus habitantes. Dueñas (ob. cit) opina en cuanto a los procesos de integración y la soberanía: los procesos de integración regional parecen estar abandonando paulatinamente el término soberanía (en los Tratados de la Comunidad Europea no tiene lugar), puesto que sólo nombrarlo parece despertar sentimientos nacionalistas extremos o miedo a perder la identidad frente a procesos avasalladores e incluso dominadores que puedan someter al país o condenarlo a su desaparición. (p. 751) Sin dudas que la Unión Europea (nombre actual), ha dictado pautas en la configuración de los procesos integracionistas, mediante un proceso que lento pero nutritivo a sus fines, que ya ha recorrido medio siglo desde el momento de su fundación en 1958, para situarse hoy como una referencia obligada, siendo el tema de la soberanía uno de los puntos más álgidos que ha enfrentado para lograr los acuerdos que hasta la fecha se han suscrito. Ciertamente como lo señala el autor citado, el replanteamiento de la soberanía, en este caso calificada como compartida o delegada en parte por los Estados miembros, fue necesario para poder avanzar en la construcción e integración de gran parte de Europa, por los obstáculos que representaba su interpretación ortodoxa. Para ilustrar que no necesariamente debe existir discrepancia entre soberanía e integración, cita a Dromi quien expone: La integración regional no es incompatible con la soberanía 70 nacional. La potestad perpetua de una república, como decía Jean Bodin no será menos absoluta porque la energía del poder soberano se extiende por integración en sentido horizontal, aunque no por internacionalización en sentido vertical. De todas formas por muchos años, la idea de Estado como potencia nacional encontró su expresión jurídica en el dogma de la soberanía. Las relaciones del derecho comunitario de la integración no niegan ni limitan ni excluyen a la soberanía, sino que la ubican en un marco ampliado, donde se extiende o prolonga el poder soberano del Estado en otras materias que no tenía aunque ahora compatibilizado con el poder soberano de otro estado miembro. (p. 751) Sin dudas que la Unión Europea cual es su nombre actual, con sus virtudes y sus errores ha dictado pautas para los procesos de integración, los cuales han sido asimilados en Suramérica, es el caso del Mercado Común Suramericano (MERCOSUR) por ejemplo. Pero lo importante es destacar que estos procesos no pueden llevarse a cabo sin tener en cuenta el respeto a los derechos humanos, de manera que al igual que ocurre en el orden interno constitucional venezolano, los derechos humanos deben transversalizarlos y crear instrumentos que los contemplen bajo el principio de progresividad y a su vez ofrecer mecanismos que garanticen su protección, defensa y promoción, sin que sea oponible la soberanía como premisa de defensa para el Estado transgresor. Con relación al caso de los estados de excepción; esto es conforme al artículo 337 constitucional venezolano, cuando existan circunstancias de orden social, económico, político, natural o ecológico “que afecten gravemente la seguridad de la Nación, de las instituciones y de los ciudadanos y ciudadanas, a cuyo respecto resultan insuficientes las facultades de las cuales se disponen para hacer frente a tales hechos.” En tales situaciones, podrán ser restringidas temporalmente las garantías consagradas en la Suprema Norma “salvo las referidas a los derechos a la vida, prohibición de incomunicación o tortura, el derecho al debido proceso, el derecho a la información y los demás derechos humanos intangibles.” 71 De manera que la salvaguarda de los derechos humanos inclusive en los Estados de excepción, fundamentalmente aquellos considerados por la doctrina como el núcleo duro, igualmente deben ser garantizados por el Estado, al respecto acota Meléndez (ob. cit), que los Estados: …tienen facultades para recurrir en situaciones especiales de emergencia excepcional, a ciertas medidas extraordinarias que no podrían tomar en situaciones de normalidad constitucional. También podría afirmarse que estas facultades o poderes extraordinarios no son ilimitados, sino por el contrario, están sujetos a la legalidad y a ciertos controles y reglas legales determinadas tanto por el Derecho Interno como por el Derecho Internacional. Estos límites y controles que deben imperar en los estados de excepción restringen las actuaciones de los poderes públicos, particularmente del Ejecutivo, y suponen un límite legítimo a la soberanía de los Estados. (p 99) Opinión que comparte el autor del presente trabajo de investigación, ya que es necesario que el poder público del Estado sea objeto de límites, aún en situaciones extraordinarias, para impedir que bajo el argumento de la defensa de la soberanía nacional se cometan tropelías contra la dignidad de las personas, lo cual contraría la naturaleza de los derechos humanos. Con la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) se reafirmó la dignidad humana, en la Constitución de 1999 imbuida de los principios que informan a eso derechos, prima el respeto a esa dignidad sobre todas las actuaciones del poder público nacional, así que en Venezuela conforme a su orden Constitucional, los derechos humanos no pueden ser supeditados al poder del Estado bajo una insostenible retorica que complica su efectiva vigencia y protección, cuando arguye en rechazo un intervencionismo de organismos internacionales competentes que amparan los mismos a cuya jurisdicción se ha sometido voluntariamente, sobre el argumento de la defensa de la soberanía nacional, que como se ha podido apreciar en la presente investigación, la necesaria tutela de los derechos humanos le trasciende, por cuanto los mismos forman parte del nuevo orden público 72 internacional articulado con el orden jurídico interno. En consecuencia, un Estado que atenté contra los derechos humanos, no puede ampulosamente cobijarse en los clásicos principios del derecho internacional público, tales como la no intervención, la autodeterminación o la soberanía, para evadir su responsabilidad de respetar, garantizar y proteger esos primarios derechos. 73 CAPÍTULO III MARCO METODOLOGICO 3.1 Fundamentación Epistemológica Según Damiani (1997), el significado de una investigación no se comprende si no se esclarece el fondo epistemológico sobre el cual se sustenta, y el conocimiento científico no tiene fundamento en sí mismo si no lo legitima un paradigma. Epistemológicamente la presente investigación se sitúa en la corriente epistémica del antropocentrismo, en concordancia con los planteamientos derivados que surgen del modelo racionalista y del moralismo/eticismo. El antropocentrismo según Barreras (2008) es un modelo epistémico originario y se entiende como “la actitud científica y del conocimiento que centra en el ser humano el referente principal” (p. 33); por lo que se destaca el valor de lo humano frente al Estado. Amengual (1998) indica que “el antropocentrismo es el modo de pensar específico de la modernidad” (p. 36) considerando a la modernidad como el periodo en que el hombre se descubre y afirma como punto de referencia de toda la realidad. En cuanto al racionalismo Barrera (ob. cit.) afirma “El racionalismo tiende a reconocer como fundamento del conocimiento a la razón, a los procesos abstractos derivados de la actividad pensante.” (p. 45). Es decir, que mediante la capacidad reflexiva del sujeto este accede al conocimiento. De igual forma el citado autor considera que dentro del modelo moralista “los actos, el conocimiento, la realidad, están signados por el trasfondo ético y ésta condición determina lo que es correcto e incorrecto en materia del conocimiento…” En resumen es lo 74 que determina el deber ser conceptualizado por Kant. Los modelos antes descritos han sido escogidos como basamento epistémico porque la investigación tiene como eje central al ser humano, fundamentándose en la dignidad que le es inherente, en virtud de su racionalidad y obedeciendo a valores morales y éticos que imponen el reconocimiento de una serie de derechos que han de ser garantizados y reconocidos por el Estado a favor de la persona humana. El antropocentrismo permite estudiar y comprender al ser humano como un fin en sí mismo destacando su preeminencia sobre los demás seres vivos, el análisis mediante este modelo de investigación permite establecer una apreciación de sus intereses fundamentales en contraposición al Estado omnipotente. El modelo racionalista contribuye a explicar hipótesis que se van explanando a través de la investigación, sobre la base del conocimiento que otorga la razón, proyectándose hacia la contextualización de nuevos paradigmas en relación al concepto de soberanía teniendo como referente a los derechos humanos. El respeto a los derechos humanos tienen como medida patrones que se sustentan en la moral y la ética, de allí que el modelo de investigación moralista/eticista posibilita el estudio de factores que se relacionan con la conciencia humana, tomando en cuenta que tales derechos son valores reconocidos en normas fundamentales que regulan la conducta de las personas y cuyo cumplimiento estriba en un deber moral sobre una base eminentemente ética. A nivel metodológico la investigación se desarrolló mediante el método deductivo, en razón de que el estudio tomo como punto de partida un problema existente a fin de llegar a un resultado, Padrón (2006), señala que este método suele comenzar con el análisis de teorías previamente existentes que pudieran tener alguna relación con la clase de fenómenos bajo estudio, lo cual es equivalente a buscar sus posibles estructuras afines. 75 Asimismo, según Hurtado y Toro (1999) el método deductivo es conocido como el primer método científico ya que la lógica y la matemática son abstractas y deductivas. De igual forma expresan dichos autores que la deducción como método científico es un proceso mental o de razonamiento que va de lo general a lo particular, tomando en cuenta una o múltiples premisas para llegar a una conclusión y posibilita mediante el razonamiento lógico la toma de decisiones sobre el grado de certeza que tiene una hipótesis o formular un juicio a partir de otro. Como procedimiento científico aporta el fundamento de racionalidad formal necesario para comenzar el proceso sistemático para el logro del conocimiento. 3.2 Tipo y Diseño de la Investigación. 3.2.1 Tipo de la investigación. Obedeciendo al área objeto de la investigación, que es la ciencia jurídica dentro del marco de los derechos humanos, la misma sigue el modelo documental, partiendo del aspecto teórico del estudio, sustentándose en fuentes de información de origen impreso. Según Ramírez (1998), define la investigación documental como: Una variante de la investigación científica, cuyo objetivo fundamental es el análisis de diferentes fenómenos de la realidad a través de la indagación exhaustiva, sistemática y rigurosa, utilizando técnicas muy precisas; de la documentación existente, que directa o indirectamente, aporte la información atinente al fenómeno estudiado. Por su parte Cázares, Christen, Jaramillo, Villaseñor y Zamudio (2000) expresan: La investigación documental depende fundamentalmente de la información que se recoge o consulta en documentos, 76 entendiéndose este término, en sentido amplio, como todo material de índole permanente, es decir, al que se puede acudir como fuente o referencia en cualquier momento o lugar, sin que se altere su naturaleza o sentido, para que aporte información o rinda cuentas de una realidad o acontecimiento. (p. 18). Así mismo, la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL 2005) señala que los estudios documentales son: 1.- Estudios de desarrollo teórico: presentación de nuevas teorías, conceptualizaciones o modelos interpretativos originales del autor, a partir de análisis crítico de información empírica y teorías existentes. 2.- Revisiones críticas del estado del conocimiento: integración, organización y evaluación de la información teórica y empírica existente sobre un problema, focalizando ya sea en el progreso de la investigación actual y posibles vías para su solución, en el análisis de la consistencia interna y externa de las teorías y conceptualizaciones para señalar sus fallas o demostrar su superioridad de unas sobre otras, o ene ambos aspectos. 3.- Estudios de educación comparada: análisis de semejanzas, diferencias y tendencias sobre características o problemas de al educación en el contexto de realidades socioculturales, geográficas o históricas diversas, con fundamento en información publicada. (p. 7) De manera que la investigación se apoya en diversos documentos existentes, tales como trabajos de investigación previos, información y multiplicidad de datos obtenidos de materiales impresos, audiovisuales y/o electrónicos, permitiendo con ello profundizar el análisis crítico del problema y las distintas teorías que lo abordan, todo con el propósito de hacer una interpretación propia que permita llegar a conclusiones y recomendaciones mucho más precisas y concretas. De igual forma esta investigación se caracteriza porque se estudian las variables tal como se presentan en la realidad objeto de estudio sin controlarlas de forma alguna. 77 3.2.2 Diseño de la Investigación. A fin de alcanzar los objetivos específicos propuestos en la presente investigación, se utilizó el diseño bibliográfico, fundamental en las investigaciones documentales. Mediante el estudio y revisión del material documental de forma precisa y sistemática, en la investigación se confrontaron principios que instruyen al concepto de soberanía y al de los derechos humanos, teniendo como marco principal de referencia la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) con el fin de determinar una concepción flexible del principio de soberanía respecto a los derechos humanos. En tal sentido, la Universidad Santa María (USM 2005) expresa su importancia por cuanto “....a través de la revisión del material documental de manera sistemática, rigurosa y profunda se llega al análisis de diferentes fenómenos o a la determinación de la relación entre variables.” (p. 44). La presente investigación se basó en un enfoque jurídico dogmático que según Witker (1999) “es aquella que concibe el problema jurídico desde una perspectiva estrictamente formalista, descontando todo elemento fáctico o real que se relacione con la institución, norma jurídica o estructural legal en cuestión”. (p/sn). El diseño, según USM (ob. cit.), representa la estrategia que se ha de seguir para el desarrollo de la investigación, en la que se concibe de forma estructural y funcional cada etapa del proceso. Siendo el diseño del presente trabajo, no experimental transeccional, por cuanto en el estudio objeto de investigación no se construye ninguna situación, sino que se observan las ya existentes, sin ser provocadas o manipuladas por el investigador, lo cual experimentales y concuerda con lo descrito para los transeccionales por Hernández, Fernández diseños no y Baptista (2003) y según el manual de la USM (ob. cit.). La investigación se elaboró 78 utilizando una metodología fundamentalmente cualitativa, propia de las ciencias sociales, donde se destaca la apreciación del comportamiento humano, en virtud de que está orientada a la producción de elementos teóricos a través del análisis, interpretación y reconstrucción de la realidad. A tal fin se cumplieron diversas fases mediante un procedimiento ordenado. 3.3 Procedimiento El investigador recolectó toda le información necesaria para sustentar el presente estudio, mediante diferentes etapas, previa elaboración del título el cual fue denominado “Concepción Flexible del Principio de Soberanía Nacional Respecto a Los Derechos Humanos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. Para ello procedió a visitar bibliotecas, universidades, librerías, portales electrónicos, indagando acerca de la problemática planteada en el estudio, procurando todos los datos de importancia expuesto en antecedentes de trabajos monográficos no publicados relacionados con el tema, obras de autores reconocidos en el foro jurídico y en la jurisprudencia enfatizada con el estudio. Logrando con ello recabar toda la información pertinente para su análisis y posterior realización del trabajo de grado. Hernández y Baptista (2.000) señalan “la revisión de la literatura consiste en detectar, obtener y consultar la bibliografía y otros materiales que pueden ser útiles para los propósitos del estudio” (p. 23). Para obtener información sobre un tema se revisan textos donde es importante destacar el nombre del libro, del autor para posteriormente tener disponible la información necesaria. En cuanto al método, la USM (2.005), define “método es el camino a seguir mediante una serie de operaciones fijadas de manera voluntaria, reflexiva y planificada, para alcanzar un determinado fin, que puede ser material o conceptual” (p. 46). De lo expuesto anteriormente se puede decir 79 que el método es un conjunto de reglas y ejercicios prácticos de forma sistemática y ordenada para producir efecto sobre el objeto de estudio. Según el manual de la USM (2.005), expresa que las técnicas “se refieren a los medios que hacen manejables a los métodos; indican cómo hacer para alcanzar un resultado propuesto, se sitúan a nivel de los hechos o de las etapas operativas y permiten la aplicación del método por medio de elementos prácticos, concretos y adaptados a un objeto bien definido.” (p. 46). Con respecto a lo expresado anteriormente las técnicas vienen hacer un procedimiento basado en instrucciones bien definidas para asegurar su confiabilidad en futuros resultados. Para la recolección de la información, se acudió al uso de técnicas operacionales para el manejo de las fuentes documentales tales como: Técnicas de fichaje, subrayado, el resumen y la interpretación jurídica. Sabino (1.992), expone que “las fichas bibliográficas son una simple guía para recordar cuáles libros o trabajos han sido consultados o existen sobre un tema” (p. 167). De manera que el fichaje consiste en un conjunto de procedimientos metodológicos que sirve para la recolección de manera organizada Para Morles (1.980), el subrayado es “la técnica de trabajo para centrar la atención en ideas importantes.” (p. 15). La técnica del subrayado es aquella que utiliza el investigador para resaltar todo lo que este considere de mayor relevancia para su investigación. Morles (ob, cit.), define el resumen “como técnica de trabajo para centrar la atención en ideas importantes.” (p. 15). Se puede decir que el resumen afianza las ideas convenientes para lo que se quiere dar a conocer en una investigación. En el tema objeto de estudio, también se aplicaron técnicas que conllevan al análisis interpretativo de normas jurídicas, tal es el caso de la interpretación jurídica de los artículos 103 y 106 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, así como otras leyes, para establecer su verdadero propósito. 80 En opinión de Bravo (1.987), el análisis jurídico “se aplica a los tratados internacionales, a las constituciones, a las leyes, a los códigos, decretos, reglamentos y demás textos jurídicos. Aunque con algunas precauciones puede aplicársele aquellos textos que de alguna manera se refiere a cuestiones de tipo jurídico, sin serlo totalmente”. (p.63) La interpretación lógica lo que busca es escudriñar cual es el espíritu de la ley, para controlar, completar, restringir o extender su alcance. Por otro lado, la interpretación histórica busca comprender el derecho como fenómeno social, en el cual se hace necesario el estudio de la historia jurídica de la humanidad de un modo comprensivo. Después de aplicar las técnicas por etapas se procesó la información, se enumeraron los procedimientos de como se realizó la investigación, se ratificó el tema que fue objeto de estudio, se buscaron antecedentes en trabajos no publicados relacionados con el tema, se realizó el Capítulo I, Capítulo II, Capítulo III, Capítulo IV, la introducción, el resumen, la bibliografía, el índice, la dedicatoria y reconocimiento. 3.4 Sistema de Variables Las variables son aquellas características que requieren ser estudiadas en la investigación para lograr su comprensión o medición. El autor Tamayo y Tamayo (2002), define la variable como “un aspecto o dimensión de un fenómeno que tiene como característica la capacidad de asumir distintos valores, ya sea cuantitativa o cualitativamente” (p. 84). Por su parte el Manual de Normas Para la Elaboración, Presentación y Evaluación de los Trabajos Especiales de Grado de la Universidad Santa María (USM 2.005), precisa sobre la variables que “En los trabajos de grado constituyen el centro de estudio y se presentan incorporadas en los objetivos específicos…” (p. 36). En cuanto a la presente investigación, de las variables objeto de estudio se extrajo lo conveniente que es flexibilizar el rígido 81 concepto de soberanía nacional, así como necesario es estudiar la limitación que la propia Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) impone al principio de soberanía nacional cuando los derechos humanos se encuentran comprometidos. De allí que, en esta parte del trabajo se procede a identificar las variables. De acuerdo a Tamayo y Tamayo (1990). “Se denomina variable a un aspecto o dimensión de un fenómeno que tiene como características la capacidad de asumir distintos valores, ya sean cuantitativamente o cualitativamente” (p. 84). Según estos planteamientos, se puede distinguir que una variable consiste por ende, en una serie de características o propiedades por estudiar, susceptibles de sufrir cambios. 3.4.1 Definición Conceptual La definición conceptual constituye una abstracción articulada en palabras para facilitar la comprensión y su adecuación a los requerimientos prácticos de la investigación. El citado Manual de la Universidad Santa María (2.005), expresa que la definición conceptual de la variable “es la expresión del significado que el investigador le atribuye y con ese sentido debe entenderse durante todo el trabajo.” (p. 36). Precisamente, ese significado que atribuye el investigador mediante el uso articulado de palabras, facilitan la comprensión y permite una adecuación a los requerimientos prácticos de la investigación. De tal forma que las variables constituyen un aspecto necesario en toda investigación científica, pero además esa definición establecida por el investigador debe ser comprobada. En la presente investigación, se identifican las variables definiéndolas conceptualmente, para posteriormente operacionalizarlas a la par de los objetivos planteados. A continuación se identifican y señalan las variables. 82 Cuadro 1 Identificación y Definición de las Variables OBJETIVO ESPECIFICO VARIABLE DEFINICIÓN CONCEPTUAL Identificar los derechos Derechos Humanos humanos en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela Caracterizar los instrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales que legalmente inciden sobre la limitación de la soberanía del Estado venezolano. Son un conjunto de atributos y valores inherentes al ser humano por el solo hecho de serlo, sobre la base de la dignidad que le es natural. Instrumentos Jurídicos y Son los convenios, Mecanismos pactos o tratados ratificados por Venezuela contentivos de normas que reconocen derechos humanos. Instancias creadas por estos para velar por su fiel cumplimiento. Doctrina Jurisprudencial Criterios jurídicos expresados en una o varias decisiones judiciales. Analizar la doctrina jurisprudencial de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en materia de derechos humanos con relación a la soberanía nacional. Determinar la influencia Influencia de los Toda actuación del de los derechos Derechos Humanos Estado tiene como humanos como medida limite el respeto limitación a la soberanía a los derechos humanos. nacional consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Fuente: Elaborado por el autor (2010), según manual de la USM (2005) 83 3.4.2 Definición Operacional Una vez identificadas las variables, se procederá a su operacionalización de acuerdo a los elementos de estudios que la contienen, facilitando con ello la recopilación de los datos que sean necesarios. En las Normas Para La Elaboración Presentación y Evaluación de Los Trabajos de Grado de la Universidad Santa María (ob. cit.), se afirma que la definición operacional de la variable “representa el desglosamiento de la misma en aspectos cada vez más sencillos que permiten la máxima aproximación para poder medirla, estos aspectos se agrupan bajo las denominaciones de dimensiones, indicadores y de ser necesarios subindicadores” (p. 36). Señalando que las dimensiones “representan el área o las áreas del conocimiento que integran la variable y de la cual se desprenden los indicadores” (ob. cit., p.37), exponiendo que estos últimos “son los aspectos que se sustraen de la dimensión, los cuales van a ser objeto de análisis en la investigación.” (ib) Dice Tamayo y Tamayo (2002): "En el proceso de operacionalización de variables es necesario determinar los parámetros de medición a partir de los cuales se establecerá la relación de variables enunciadas por la hipótesis”. (p.169). Según Sabino (2000), la operacionalización de las variables consisten en “Aislar cada una de ellas, agrupar en dimensiones e indicadores y asignarle un sentido único y claro para evitar ambigüedades, distracciones e innecesarias discusiones sobre terminología” (p. 81). El autor del presente estudio, interpreta las variables como concepto, que al ser descompuestas en su estructura, posibilita realizar el estudio en conjunción con las dimensiones y los indicadores a fin de lograr el objetivo general dando respuesta a las interrogantes formuladas en sintonía con el planteamiento como un todo. 84 Cuadro 2 Operacionalización de las Variables VARIABLE Derechos Humanos DIMENSIÓN Jurídica Constitucional Instrumentos Jurídicos Jurídica y Mecanismos Constitucional INDICADOR -Evolución Soberanía Histórica -Evolución Humanos de la Derechos -Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) -Declaraciones, Pactos y Convenios sobre Derechos Humanos -Sistema Protección Humanos Doctrina Jurisprudencial los de Internacional de de los derechos Jurídica -Sentencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia Influencia de los Jurídica Derechos Humanos -Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) Fuente: Elaborado por el autor, según manual de la USM (2005) 85 CAPITULO IV LA PROPUESTA 4.1 Denominación de la Propuesta Concepción flexible del principio de soberanía nacional respecto a los derechos humanos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 4.2 Objetivo Diseñar una concepción flexible del principio de soberanía nacional respecto a los derechos humanos en la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela. 4.3 Objetivos Específicos - Valorar el respeto y la protección de la dignidad humana como principio supremo de los derechos humanos. - Determinar el alcance de la soberanía como poder absoluto del Estado con relación a los derechos humanos. - Fundamentar el origen de los sistemas internacionales de protección de los derechos humanos. - Explicar la limitación del poder del Estado respecto a los derechos humanos. - Interpretar el derecho internacional de los derechos humanos. - Contrastar el principio de soberanía nacional y los derechos humanos. 86 4.4 Presentación El clásico principio de soberanía nacional que durante siglos ha sido contrapuesto para repeler cualquier tipo de injerencia o intervención que afecte el derecho de autodeterminación de los pueblos, necesariamente debe ser atenuado frente a los casos de violación de los derechos humanos. La realidad actual de las relaciones internacionales está caracterizada por un alto grado de interdependencia entre los Estados, siendo el mejor ejemplo de ello los procesos de integración, es prácticamente imposible que un Estado logre niveles de desarrollo y bienestar para sus ciudadanos si mantiene una posición rígida sobre el concepto de soberanía, ello significaría un aislamiento con impredecibles consecuencia. Lo mismo ocurre en relación a los derechos humanos, por cuanto su vigencia efectiva se logrará en la medida que dicho concepto se flexibilice y ofrezca menos resistencia a fin de permitir su salvaguarda, sin que por ello los Estado dejen de ser soberanos. A lo largo del estudio realizado, el investigador ha observado una visión extremadamente reactiva por parte del Estado venezolano frente a ciertos informes y decisiones emanadas de los mecanismos regionales de protección de los derechos humanos, cuando se le ha acusado de haber violentado los mismos, recurriendo en última instancia en defensa para el rechazo, al argumento de la preeminencia de la soberanía nacional. Sin embargo, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se encuentra transversalizada por el respeto a los derechos humanos, su ejercicio efectivo y la protección de los mismos son el alfa y el omega del Estado Social de Derecho y de Justicia que aquella consagra. Si se parte de que la propia Constitución establece que la soberanía reside en el pueblo, la ratificación de instrumentos jurídicos internacionales sobre derechos humanos, que contemplan mecanismos jurisdiccionales para su amparo, no es más que un acto producto del ejercicio de esa soberanía con el fin de consolidar a la persona humana frente a las posibles arbitrariedades en que 87 el Estado pudiera incurrir, nunca lo contrario. Con el propósito de flexibilizar la rigurosidad del principio de soberanía nacional respecto a los derechos humanos, el autor del presente trabajo, formula la siguiente propuesta: 1) El derecho internacional de los derechos humanos no debe supeditarse a ningún principio supremo que no sea otro que el respeto a los mismos como imperativo categórico. 2) El alcance de poder absoluto que se atribuye a la soberanía nacional no puede entenderse como una condición de superioridad del Estado frente al individuo en tanto y en cuanto, las personas requieran de una firme defensa y protección a sus derechos humanos. 3) Los sistemas de protección de los derechos humanos no riñen con el principio de soberanía nacional, por el contrario, al haber sido creados mediante el franco ejercicio de la misma por parte de los Estados, es insoslayable que estos den cumplimiento a los mandatos que de ellos legítimamente se derivan, sin que ello suponga una minimización del poder soberano. 4) La soberanía es el fundamento del poder constituyente que crea al Estado, en consecuencia, es la fuerza motriz de la democracia; ella precede a ambos conceptos y es quien legitima a esta última por cuanto es en el pueblo en quien reside; luego, estando el pueblo integrado por personas que son los sujetos de los derechos humanos, los cuales les son inherentes por el solo hecho de ser personas; entonces estos derechos han de tenerse como la medida y limite del poder del Estado. 5) La regulación del ejercicio de los derechos humanos ha dejado de ser un asunto exclusivo del derecho interno de los Estados, su protección luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial se ha extendido al ámbito internacional, no se trata de imposición de normas y jurisdicciones internacionales, sino que es el resultado de propias decisiones de los Estados que han considerado su conveniencia para la protección y defensa 88 de tan esénciales derechos. En consecuencia, mediante el ejercicio de la soberanía nacional los Estados deben coadyuvar al fortalecimiento del derecho internacional de los derechos humanos, oponer a estos deliberadamente el principio de soberanía sería su negación. 6) El principio de soberanía nacional y los principios que informan a los derechos humanos no pueden ser divergentes, por cuanto aquel permite el reconocimiento de estos y estos a su vez, son los que permiten que aquella sea ejercida con entera libertad. Por tanto, se debe superar el anacronismo existente en la actualidad, cuando frente a violaciones de los derechos humanos, demostradas previa la verificación del debido proceso, la parte accionada trata de refugiarse en el principio de soberanía nacional para evadir su obligación en promoverlos, garantizarlos y respetarlos, impidiendo así su efectiva vigencia. 4.5 Justificación. El investigador aprecia que la necesidad de las formulaciones anteriormente expuestas contribuiría a procurar resolver la presunta disyuntiva existente entre el principio de soberanía nacional y los derechos humanos. La ratificación de los instrumentos internacionales respectivos es un ejemplo vivo del legitimo poder supremo de los Estados, que en dicha materia constituye un esquema ampliado de protección jurídica a favor de de sus ciudadanos. El ejercicio de la soberanía en el plano internacional no solo implica una asistencia de derechos según el tema que se trate, sino que también comporta obligaciones que el Estado no puede ni debe pretermitir. Todo ello destaca la importancia de la propuesta y justifica su propósito, el cual es contribuir en construir un concepto de soberanía nacional que contemple la posibilidad de flexibilización de su ejercicio frente al principio de progresividad que ostentan los derechos humanos a fin de salvaguardar en cualquier circunstancia la dignidad del ser humano. 89 CAPÍTULO V CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES 5.1 Conclusiones. El nuevo paradigma representado por el reconocimiento de los derechos humanos a partir de su Declaración Universal en 1948, estableció las bases para el desarrollo de un derecho internacional y nacional en una relación de sujeción a los principios que rigen a esos derechos. La invocación de la soberanía nacional respecto a la interpretación y aplicación de los convenios, pactos y tratados sobre derechos humanos a la luz de los nuevos tiempos, resulta improcedente en opinión del autor de la investigación realizada. A lo largo del articulado de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) se identifica que la misma está transversalizada por el reconocimiento de los derechos humanos, inclusive aquellos que no estén expresamente reconocidos no debe entenderse como una negación de su existencia y ejercicio atendiendo al principio de preeminencia que le es propio; de modo que para garantizar todos esos derechos más allá de la obligación del Estado venezolano, el artículo 23 otorga jerarquía constitucional a los tratados, pactos y convenciones internacionales que en esa materia sean suscritos y ratificados por éste. Mediante el estudio efectuado se ha evidenciado la caracterización de una serie de instrumentos jurídicos y mecanismos fundamentales para la protección y defensa de los derechos humanos, advirtiendo que uno de los principales obstáculos que han tenido los sistemas internacionales para garantizar esos derechos cuando los mecanismos dispuestos en el 90 ordenamiento jurídico interno no materializan su tutela efectiva, es la interpretación ortodoxa que se hace del concepto de soberanía nacional frente a los mismos, alegando intervencionismo o injerencia, esa rigidez no puede sostenerse cuando de preservar y garantizar los derechos fundamentales de la persona humana se trata, la progresiva afirmación que con el transcurrir del tiempo han ido adquiriendo tales derechos por consenso mayoritario de la humanidad, impone una inequívoca transformación del clásico concepto de soberanía nacional, que atribuye al Estado un poder ilimitado sobre el cual no hay nada que lo supere. La jurisprudencia analizada de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia en ciertos casos reafirma la constitucionalidad de los tratados internacionales en materia de derechos humanos y en otros efectúa interpretaciones restrictivas, sustentándose en el principio de soberanía. La interpretación restrictiva excesivamente apegada al formalismo legal, atenta contra la dinamicidad y flexibilidad requerida para garantizar la recepción del derecho internacional de los derechos humanos por parte del ordenamiento jurídico interno, que siempre debe tener como eje fundamental brindar mayor protección a la persona humana. Sostener que las decisiones que emanan de los organismos internacionales de protección de los derechos humanos debilitan la soberanía nacional implicaría que los mismos quedarían supeditados exclusivamente al derecho del Estado, lo cual sería un retroceso que contraría el principio de progresividad que les caracteriza. A lo largo de la investigación realizada se observa como la primigenia concepción de Bodin sobre soberanía fue evolucionando para imbricarse en las nuevas realidades sociales sobre todo por la influencia del reconocimiento de los derechos humanos; sería imposible hablar en la actualidad de la de procesos de integración inter estatales bajo el principio de soberanía absoluta de los Estados; de hecho, la integración debe estar dirigida al logro efectivo de mayores beneficios a sus ciudadanos y por ende significa ofrecer un nivel de bienestar que les permita mejores posibilidades 91 de desarrollo, de manera que si se condicionan estos procesos al clásico concepto de soberanía nacional, es muy probable que nunca se cristalicen. Los derechos humanos no son una concesión graciosa del Estado, por el contrario estos derechos han sido posivitizados para contener el poder de aquel, de manera que dichos derechos no surgieron mediante una alianza de intereses con el Estado sino por confrontación, en donde siempre el victimario es éste y las victimas serán los seres humanos. De igual forma, la cada vez más creciente constitucionalización de los derechos humanos, refleja que la adopción de los instrumentos internacionales donde se les reconocen y de los mecanismos que los garantizan, es producto de un acto pleno del ejercicio de la soberanía nacional, por tanto resulta cuesta arriba oponer dicho principio a las actuaciones de aquellos, cuando actúan dentro del marco de las atribuciones que le han sido conferidas. El avance es irreversible, el escudo de soberanía pierde vigor, ellos constituyen un límite, se trata en realidad de una autolimitación del propio Estado en aras de garantizar el primero y último de sus fines, el respeto efectivo al núcleo monolítico de esos derechos, la dignidad del ser humano. El autor del trabajo de grado, finalmente formula una concepción flexible del principio de soberanía nacional, partiendo de la concepción de Bodin, señalando que: La soberanía nacional es el máximo y perpetuo poder del Estado, limitado por el respeto a los derechos humanos. De tal forma que la soberanía no se dogmatiza como un poder intransigente, por el contrario se desmitifica y flexibiliza esa concepción absoluta que durante siglos le ha caracterizado, sin dudas que ostenta el carácter máximo del poder, el cual será perpetuo en la medida que exista el Estado, pero ese poder encuentra su limitación en el respeto a los derechos humanos, el ejercicio de la soberanía no debe ir en desmedro de la dignidad de las personas, concebir lo contrario amen de ser una lamentable paradoja, constituye una total aberración. 92 5.2 Recomendaciones. El autor estima conveniente a fin de dar apertura a una concepción flexible del principio de soberanía respecto a los derechos humanos, ofrecer las siguientes recomendaciones: Se debe fortalecer la educación en y para los derechos humanos en todos los ámbitos de la vida nacional, por cuanto solo con el aprendizaje significativo de los principios que informan a estos derechos, se logrará la comprensión real de su alcance y propósito. De igual forma se hace necesaria la promulgación de una ley que prevea la canalización del cumplimiento de las decisiones y recomendaciones emanadas de los organismos internacionales competentes en materia de protección de los derechos humanos, con ocasión de la comprobada violación a los mismos, previa verificación del debido proceso correspondiente. El reconocimiento internacional de los derechos humanos es consecuencia del pleno ejercicio de la soberanía de los Estados, a través de ella no solo estos imponen su poder en el orden interno y se hacen valer frente a sus pares, sino que también contraen obligaciones que trascienden las fronteras; necesario es entonces evaluar las exhortaciones y atender las decisiones jurisdiccionales de los organismos internacionales creados por voluntad expresa de los propios Estados, con ajenidad a factores políticos y/o económicos, a fin de eludir su influencia y evitar la impunidad, De igual forma, es fundamental que esos organismos internacionales por su parte, cumplan con su misión al margen de toda presión externa que pueda poner en duda la confiabilidad de sus dictámenes. La justicia ha de ser el fiel de la balanza entre soberanía y derechos humanos, por ello se requiere de instituciones serias, e independientes, confiables transparentes, comprometidas en garantizar su real vigencia efectiva. 93 y BIBLIOGRAFÍA Amengual, G. (1998). Modernidad y Crisis del Sujeto. Editorial Caparrós. Barreras, M. (2008) Modelos Epistemológicos en Educación e Investigación. SYPAL, Quirón Ediciones, Cuarta Edición, Caracas Venezuela. Bodin, J. (2000). Los Seis Libros de la República. Capítulo VIII. Materiales de Derecho Constitucional. Universidad de Valladolid. España. Bravo, J. (1987). La Investigación Documental. Editorial Panapo. Caracas. Venezuela. Bodin, J. (1966). Los Seis Libros de la República. Traducción de Pedro Bravo, Caracas. Brenes, R. (1993). Introducción a los Derechos Humanos. Editorial Euned. Costa Rica. Brewer, R. (2002). El Fortalecimiento de la Instituciones de protección de los Derechos Humanos en el Ámbito Interno. 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