REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA INFORME FITOSANITARIO REGIONAL 1.1 INTRODUCCIÓN L a Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León (véase Figura 1.I) está formada por 260 parcelas de muestreo, de las cuales 118 pertenecen a la Red de Rango I (malla sistemática de luz ocho kilómetros superpuesta sobre las masas forestales de la región) y 168 a la Red de Rango II (malla sistemática de luz cuatro kilómetros superpuesta sobre las masas forestales de los Espacios Naturales de la Comunidad), siendo 26 los puntos de solapamiento entre ambas redes. En la Figura 1.II se recoge la distribución de las mismas según provincias, siendo Burgos, León y Soria las que cuentan con un mayor número de parcelas, cerca de las 40 e incluso más; el resto de provincias tienen un número menor, con unos 20 puntos de muestreo cada una de ellas. En todas estas parcelas se evaluaron un total de 6240 árboles (véase Figura 2.III), siendo las coníferas las especies de mayor peso en la red con casi el 60% de los pies; el pino silvestre (Pinus sylvestris) y pino negral (Pinus pinaster) eran los más abundantes. En las frondosas las especies con mayor representación fueron el rebollo (Quercus pyrenaica), el haya (Fagus sylvatica) y la encina (Quercus ilex). En el presente informe se describe el estado fitosanitario general apreciado para el conjunto de la red en las evaluaciones realizadas entre los meses de junio y agosto de 2009. Para ello se detalla la evolución mostrada por variables como la defoliación y decoloración de cada una de las principales especies arbóreas que conforman la red así como enumeran los diversos agentes dañinos registrados en ellas, anotándose las posibles repercusiones que tuvieron sobre el vigor general del arbolado. En el Anejo VII se aportan tablas y gráficas con la estadística descriptiva y registros históricos de las defoliaciones y decoloraciones medias obtenidas para cada una de las especies evaluadas y grupos de edad considerados en la región. También se añaden otras con las intensidades medias de daño de los diversos grupos de agentes dañinos detectados en la red durante la presente y pasadas evaluaciones, además de una relación de los mismos en 2009. En el Anejo VIII se aportan varios mapas con la distribución geográfica de estos agentes en la Comunidad mientras que en el Anejo IX se adjuntan varios listados o bases de daños con todos los agentes y síntomas observados en campo. Toda esta información se empleó en la elaboración y redacción del presente informe fitosanitario, remitiéndose a ella para cualquier consulta o aclaración. TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 1 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 1.2 DEFOLIACIÓN L a defoliación media del conjunto de la red experimentó en este último año un apreciable incremento que la situó en el 22.1% frente al 20.4% de 2008 (véase Figura 1.IV). La media actual, que retomaba niveles de daño apreciados en 2007, seguía siendo ligera y propia de masas con buen estado fitosanitario pero rompía con la clara tendencia decreciente que venía mostrando la variable desde el comienzo de las evaluaciones en 2002, cuando se registró el máximo histórico del 25.2%. Según publicaciones europeas en materia de redes de prospección fitosanitaria en los bosques (ICP-Forests, Forest Condition in Europe. 2004 Technical Report, Hamburgo 2004), variaciones superiores a los cinco puntos porcentuales implicarían cambios significativos en el estado fitosanitario de las masas forestales, sin que tal circunstancia se diera respecto ninguno de los registro obtenidos en años anteriores. En la Figura 1.VIII, en la que se recoge la evolución temporal y geográfica de la variable, puede apreciarse cómo con el paso del tiempo las extensiones de superficie amarillenta (defoliaciones más elevadas) se fueron reduciendo y haciendo cada vez más aisladas en favor de las superficies verdes más intensas (defoliaciones más bajas), sobre todo en los tres últimos años. La extensa mancha amarillenta de 2006 correspondía a las masas de pino negral y piñonero (Pinus pinea) de las llanuras arenosas de Tierra de Pinares en las provincias de Valladolid, Ávila y Segovia, en donde la vegetación se mostró más afectada por el efecto acumulado de las sequías de 2005 y 2006. En la presente evaluación destacaron las extensiones amarillentas aparecidas principalmente en el sur de la provincia de Ávila, que se debieron en buena parte al gran incendio de este verano del Valle del Tiétar y Sierra de Gredos, claramente provocado con origen en los montes del término municipal de Arenas de San Pedro. En el suroreste de la provincia de Salamanca fueron también destacados los daños causados por pequeños tortrícidos en los rebollares. El resto de manchas amarillentas con cierta entidad, siempre Figura 1.I Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León (Rango I & II) 2 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA Puntos según provincias 20 14 24 58 39 41 20 23 Áv ila Burgos León Palencia 21 Salamanca Segov ia Soria Valladolid Zamora Figura 1.II Distribución del número de puntos de muestreo según provincias – Redes de Rango I & II (2009) muy localizadas, se debieron principalmente a claras (norte de Palencia, norte de Burgos y linde entre las provincias de Burgos y Soria). Estas actuaciones, de marcado origen antrópico que si bien forman parte de la dinámica general del bosque y condicionan la posterior evaluación de las masas tratadas, incrementan apreciablemente la defoliación media el año de su ejecución. Esta variable, índice último del estado fitosanitario de la vegetación, ve con ello distorsionada artificiosamente su utilidad. Sin ir más lejos, el año pasado, de obviarse los pies cortados en clara, la defoliación media se hubiera situado en el 19.7%, registro que sí hubiera permitido inferir una mejoría significativa en el estado fitosanitario general de los bosques en la región respecto el apreciado en 2002, con un 25.1%. En la presente evaluación, con claras (22.1%) o sin claras (21.6%), la defoliación media aumentó perdiéndose esta mejoría. Según especies o grupos de especies, y siguiendo la tónica de años anteriores, las coníferas y frondosas mostraron defoliaciones casi idénticas del 22.1% que no permitían inferir diferencias significativas en el estado fitosanitario de ambos grupos, que podrían calificarse de buenos. Sin embargo las diferencias existentes entre cada una de las principales especies arbóreas evaluadas sí llegaron a ser relevantes en alguna ocasión. Excluyendo las coníferas y frondosas de escaso peso o representación en la red, se registraron diferencias apreciables entre los estados fitosanitarios del pino laricio (Pinus nigra), con una defoliación media del 18.3%, y el pino negral, con una media del 23.7%. Ambas coníferas mostraron los registros más extremos en la defoliación media en este último año (véase Figura 1.V). El pino laricio fue la especie con mejor aspecto de la red en 2009. La defoliación media apenas mostró variación respecto el año pasado, situándose en el 18.3% frente al 18.0% de 2008. Se trataba de uno de los registros más bajos obtenidos hasta el momento sustancialmente inferior a las medias registradas en años anteriores, si bien no implicaban cambios significativos en el estado fitosanitario. Esto se debió a que las medias más elevadas de esta especie, los picos de defoliación registrados en 2003, 2005 y 2007 (véase Figura 1.VI) que sí implicaría cambios destacables en el vigor de la conífera, se debieron de forma casi exclusiva a las claras realizadas dichos años en varios puntos de la red en Segovia, León y Palencia respectivamente. De obviarse los pies talados, las defoliaciones medias de aquellos años se hubieran situado 21.7% (2003), 21.6%(2005) y 19.2% (2007), siendo más evidente la suave pero clara tendencia decreciente que subyace bajo las oscilaciones de carácter artificial que suponen las claras. En esta suave evolución decreciente tan solo perduraría el repunte de 2005, en este caso mucho más leve, que se debió en esencia a la incidencia de la procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) en varios puntos de esta conífera, principalmente el 49069.1.B de Figueruela de Arriba, en Zamora. En la presente evaluación la gran mayoría de pies, el 85%, se consideró ligeramente defoliado, mientras que el 10% estaban completamente sanos. Todas las parcelas de las nueve en las que esta conífera era especie principal tuvieron defoliaciones medias leves, superando el 20% tan solo tres de ellas. Fueron los puntos 42162.2.AB de San Leonardo de Yagüe (pinar con pies de varias edades en los que fueron frecuentes las pérdidas de vigor debidas al exceso de competencia y falta de insolación directa), el TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 3 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 24110.1.B de Páramo de Sil (masa mixta de pino laricio y silvestre con varios roturas debidas a nevadas y fuertes vientos) y el 34004.1.B de Aguilar de Campoo (con bolsones de procesionaria y daños asociados en todos los pies). Tanto éstos como el resto de daños y síntomas registrados en el pino laricio fueron en términos generales de escasa incidencia, sin apenas incidir en las defoliaciones de los pies afectados. Entre los insectos destacaron los defoliadores, como la procesionaria, Brachyderes sp u Ocnerostoma piniariella, de los que solo el primero causó daños de cierta consideración incrementando la defoliación media de los pies afectados (22.0%) por encina de la de los no dañados (17.5%); en algunos pies aislados los daños fueron de consideración. Otros insectos como los chupadores Brachonyx pineti o Leucasipis pini, así como los barrenillos Tomicus minor o Tomicus piniperda, tuvieron presencias más o menos aisladas, incluso anecdóticas, sin causar pérdidas de foliación reseñables. Entre los agentes patógenos únicamente fue destacable la incidencia de Cyclaneusma sp en al parcela anteriormente referida de Aguilar de Campoo, dándose también la incidencia anecdótica de Sphaeropsis sapinea en pie aislado del norte de Burgos. En el punto 09407.1.B de Valmala la nieve causó daños de cierta entidad, con el derribo de un pino laricio y posterior brote de escolítidos secundarios en las copas. El exceso de competencia y falta de luz fueron fenómenos relativamente frecuentes que acarrearon ciertas pérdidas de vigor, sobre todo en el segundo, con una defoliación media del 30.0% para los pies afectados. El pino piñonero fue la especie que mostró mayor cambio en esta última evaluación. Su defoliación media mostró un drástico incremento que más de cinco puntos porcentuales que la situó en el 21.3% frente al 15.9% de hace un año. La media actual seguía siendo ligera y propia de masas saludables, si bien el empeoramiento respecto el año pasado era significativo. Tal y como puede apreciarse en la Figura 1.VI, el descenso registrado en la defoliación media durante 2007 y 2008 fue destacado, siendo inequívoca la recuperación del estado fitosanitario de la especie tras los efectos acumulados de las sequías de 2005 y 2006 que condujeron a la variable hasta prácticamente igualar el máximo histórico de 2002 (25.6%); el repunte registrado en 2004 se debió a la tala de árboles en clara en el punto 47161.1.A de Simancas, en Valladolid. La pérdida de vigor apreciada en esta última evaluación se sospechó causada en parte a la escasez de precipitaciones de este último año, que si bien en términos generales no causó daños claramente identificables, si favoreció la caída de acícula vieja ayudada quizás por la incidencia de otros agentes secundarios como el hongo Thyriopsis halepensis, de presencia generalizada en las masas de esta conífera. En la presente evaluación la gran mayoría de árboles (77%) mostraron defoliaciones moderadas, mientras que el resto (17%) tuvieron defoliaciones principalmente moderadas. De entre las 17 parcelas en las que esta conífera era especie principal, destacaron tres por tener defoliaciones medias moderadas superiores al 30%. Una de ellas fue el punto 47101.1.A de Nava del Rey, que acusaba daños Pies según especies 1% Pinus sylvestris 2% 2% Pinus pinaster 4% Pinus pinea Pinus nigra 9% 30% Juniperus thurifera Otras coníferas Quercus pyrenaica 10% Fagus fylvatica Quercus ilex Quercus faginea Quercus petraea Castanea sativa 14% 15% 1%2% 4% Otras frondosas 6% Figura 1.III Distribución del número de árboles según especie forestal – Redes de Rango I & II (2009) 4 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA importantes a cargo de la procesionaria. También el punto 05057.1.A de Cebreros mostró un pobre estado fitosanitario siendo de los pocos puntos en los que la sequía, en combinación con el hongo Thyriopsis halepensis y la escasez de suelo, mostró claramente sus efectos, con pérdida de acícula generalizada, decoloraciones asociadas y brotes puntisecos en la parte superior de las copas. El punto 47122.2.A de Portillo también tuvo una defoliación media elevada, si bien estaba incrementada por los pies de quejigo que la conformaban; aún así el estado fitosanitario de los piñoneros evaluados en ella era relativamente pobre. El resto de parcelas de esta conífera mostraron defoliaciones inferiores al 25%. Entre los diversos agentes dañinos o factores debilitantes que incidieron en el pino piñonero destacó sin duda la procesionaria, de cuyas puestas y pequeños bolsones ya se notó cierto incremento en la frecuencia de aparición hace un año corroborado por los daños apreciados en la presente evaluación. Los pies afectados tuvieron una defoliación media del 31.6% frente al 20.2% de los árboles sin la plaga. Las parcelas más dañadas fueron la 47101.1.A de Nava del Rey anteriormente referida y la 05072.1.A de Espinosa de los Caballeros. La presencia del hongo Thyriopsis halepensis también resultó destacable, generalizada en las acículas más viejas de los pies de esta conífera pero a diferencia de la pasada evaluación y coincidiendo nuevamente con un año seco, incrementó su intensidad, no en el número de pies afectados pero sí en el daño causado, con una defoliación media del 25.9% en los pies con el hongo frente al 20.1% de los no afectados. El resto de agentes incidió de forma más o menos dispersa, algunos incluso anecdótica, pero sin influencia significativa en las defoliaciones de los pies afectados. Fueron los casos de los hongos yesqueros (Fomes pini), perforadores de piñas (Dioryctria mendacella y Pissodes validirostris), insectos defoliadores (Brachyderes sp) y chupadores (Leucaspis pini), así como los daños derivados del exceso de competencia. La defoliación media del pino silvestre experimentó en esta última evaluación un ligero aumento que la situó en el 21.9% frente al 21.4% de hace un año. La media actual fue uno de los registros más bajos obtenidos hasta el momento, propio de masas saludables pero que, al igual que hace un año, no permitía inferir una mejoría significativa en el aspecto del arbolado respecto ninguno de los apreciados en pasadas evaluaciones. De obviarse los efectos de las claras tanto en la presente evaluación (principalmente puntos 09067.1.B de Canicosa de la Sierra, 34185.1.B de Triollo y 42164.1.A de San Leonardo de Yagüe) como en la de 2008, la variación en la defoliación media en esta última evaluación seguía siendo mínima (con un 20.5% en este último año y un 20.3% el año pasado) e igualmente no podrían inferirse cambios significativo en el estado fitosanitario de la vegetación. La gran mayoría de pies (87%) se consideró ligeramente defoliados, mientras que el 9% lo estuvieron moderadamente. Del poco más del 2% de pies de la conífera muertos, la gran mayoría lo fueron debido a las claras referidas anteriormente. Entre las 80 parcelas en la que ésta conífera era especie principal y que mostraron mayores defoliaciones medias, en este caso superiores al 30%, estaban evidentemente aquellas en las que se realizaron las cortas y otras dos: puntos 09309.1.B de Regumiel de la Sierra y 09214.1.A de Merindad de Montija. El primero, latizal-fustal muy denso, estaba seriamente afectado por el exceso de competencia, mientras que el segundo la incidencia tanto de Cronartium flaccidum como principalmente de Sphaeropsis sapinea deterioraron el estado del arbolado respecto años anteriores. El resto de parcelas mostraron defoliaciones inferiores al 30%, algunas de ellas aún moderadas, que respondieron a la incidencia de agentes abióticos y bióticos muy diversos dado al gran número de pies de esta confiera evaluados. Se podrían citar como más frecuentes algunos escolítidos secundarios (Tomicus minor y Tomicus piniperda en menor medida) que puntisecaban brotes en las copas de numerosos pies, en algunas ocasiones asociados a restos de cortas (punto 09067.1.A de Canicosa de la Sierra) o nevadas (circunstancia mas habitual y dispersa); en ningún caso fueron daños importantes que supusieran incrementos destacables en la defoliación de los pies afectados. Con muchísima menor frecuencia que estos barrenillos, y también en menor número que hace un año, destacaron insectos defoliadores varios, como Brachyderes sp, Pachyrhinus sp, Cryptocephalus pini, Panolis flammea, Diprion pini y la propia procesionaria, si bien los daños causados fueron muy reducidos e incluso anecdóticos en todos ellos. La presencia de insectos chupadores tales como Brachonyx pineti o Leucaspis pini fue sólo relevante para el aspecto de las acículas afectadas, escasas y normalmente en la parte baja de las copas. Entre los agentes patógenos destacó el muérdago (Viscum album), que fue con diferencia el más frecuente pero sin embargo tuvo mínima o nula repercusión en la defoliación de los pinos silvestres afectados; tan solo en los pies con afecciones moderadas llegó a incrementar las defoliaciones, con una media del 26.3% frente al 19.7% de los pies no parasitados. Con mucha menor frecuencia también se registró la incidencia destacada de varios hongos. Uno de ellos fue Cronartium flaccidum, que en los árboles con afecciones moderadas causó pérdidas significativas de vigor e incluso la muerte de algún árbol (punti 42215.5.AB de Vinuesa). También fue destacada la incidencia de Sphaeropsis sapinea, que en el norte de Burgos causó el aborto o puntisecado de numerosos brotes en el momento de su brotación allá en primavera incrementando la defoliación media de los pies afectados hasta el 33.0%, media propia de árboles con escaso vigor. El hongo Fomes pini resultó relativamente más abundantes en los árboles con diámetros superiores a los 40 cm, mientras que el punto 42141.1.B de La Póveda de Soria destacó la aparición por primera vez en todos estos años TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 5 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 del hongo Herpotrichia juniperi, muestra inequívoca del largo tiempo que los brotes de estos árboles estuvieron bajo la nieve en este último invierno. Precisamente este último meteoro fue el agente abiótico más destacado, con daños aislados y generalmente leves por encima de los 1100 metros de altitud. La falta directa de insolación, que afectó a poco más del 2% de los pinos silvestres evaluados en la red, sí incidió de forma notable en el vigor de los árboles afectados, con una defoliación media del 39.0% siendo varios además los pies muertos por este factor. La defoliación media del pino negral mostró un leve incremento en esta última evaluación, pasando del 21.7% de 2008 al 23.7% actual. Esta cifra, propia de masas aún con cierto vigor, no permitía inferir una variación significativa en el estado fitosanitario de la conífera durante todos estos años. Sin embargo en esta especie habría que matizar nuevamente algunos de los porcentajes debido a las claras realizadas sobre todo hace un año, cuando de cortaron pies en varias parcelas de Salamanca, Segovia y Soria que incrementaron sensiblemente la variable. De obviarse los pies talados la defoliación media en 2008 se hubiera situado en el 19.7%, registro respecto del cual la media actual (libre de influencias debidas a cortas) mostraría una variación mucho más notable en la que el incendio de Arenas de San Pedro de finales de julio que afectó al Valle del Tiétar y Sierra de Gredos (el punto 05132.1.B de Mombeltrán, todo él de pino negral, fue arrasado) adquirió su importancia. Fue el responsable directo del aumento de dos puntos porcentuales en la defoliación media de esta conífera en este último año. El 19.7% alternativo de 2008 tampoco permitía inferir mejoras significativas en el estado fitosanitario del pino negral tan siquiera respecto el máximo histórico registrado en 2003 (25.9%), año en el que también se dieron varias claras en puntos de Segovia y Zamora. De obviarse los árboles cortados en dichas claras así como los apeados igualmente en 2005, la defoliación media, con calores alternativos del 22.7% y 22.8% respectivamente, seguiría sin mostrar variaciones significativas en todos estos años. En estas circunstancias los picos de defoliación serían los registros de 2004 y 2006. El primero (24.8%) se debió a la quema del punto salmantino 37002.1.B de Agallas, mientras que el segundo (23.9%) lo fue principalmente por los efectos acumulados de las sequías de 2005 y 2006 y que en esta conífera resultaron destacables, sobre todo en los pinares del centro de la región debilitados entre otros factores por la abundante presencia del muérdago y la actual o pretérita resinación de muchos pies. Todo ello, y prescindiendo de los incrementos de la defoliación ciertamente artificiosos por cortas, permitía establecer varias etapas en la evolución mostrada por la defoliación media de esta conífera. Una primera hasta 2006 en la que la defoliación media del pino negral fue estable sin cambios sustanciales en su estado fitosanitario, si bien las sequías de 2005 y 6 Memoria 2006 secaron numerosos pies e incrementaron sensiblemente la variable hasta el 25.5%. En los dos años siguientes, una vez muertos los pies más débiles, la variable mostró una clara tendencia decreciente no significativa pero sí indicativa del proceso de revigorización en la especie. Esta mejoría se rompió bruscamente en la presente evaluación tanto por el incendio de este último año como por lo que se sospechó, al igual que en el caso del pino piñonero, era efecto de la escasez de precipitaciones de este último año, que si bien no causó daños claramente identificables sí estuvo detrás de la caída de mucha acícula vieja. En la presente evaluación el 76% de los pinos negrales se consideraron ligeramente defoliados, mientras que el 15% lo fue de forma moderada y tan solo el 6% se consideró no defoliado. De las 40 parcelas en las que esta conífera es especie principal, seis mostraron defoliaciones medias moderadas, estando entre ellas el punto de Mombletrán completamente quemado. De entre las otras cinco podían encontrarse pinares densos con falta de desarrollo en algunos pies debido a la falta de insolación directa (punto 09102.1.AB de Cillaperlata), pinares con daños por nevadas (punto 37234.3.B de El Payo) u otros debilitados con numerosas matas de muérdago en las copas (punto 40063.2.A de Cuéllar) a las que podría sumarse además las defoliaciones causadas por la procesionaria (punto 40225.1.A de Villacastín) o la merma de vigor generada por su resinación (punto 40057.1.A de Coca). El principal agente de daño en esta conífera fue el muérdago, cuyas matas parasitaban las ramas, guías y troncos del 19% de pinos en los que incrementó la defoliación de forma significativa hasta el 27.7%, casi todos ellos localizados en Segovia. De entre los insectos defoliadores destacaron los daños causados por la procesionaria, presente en muchas parcelas de esta conífera causando daños de cierta entidad a 30 pies, con una defoliación media que alcanzó el 28.7%. También resultó destacada, más por la frecuencia de los daños que por su verdadera repercusión en el vigor del arbolado afectado, la incidencia de Brachyderes sp, que causaron las mordeduras típicas en dientes de sierra en las acículas de un total de 107 (11%) negrales. La incidencia del resto de insectos defoliadores (Luperus espagnoli u Ocnerostoma piniariella), minadores de brotes (Tomicus minor y Tomicus piniperda) y chupadores (Leucaspis pini), así como la de otros de identificados, fue muy reducida y en términos generales sin repercusión alguna en el estado fitosanitario de los pies afectados. Las lesiones de carácter abiótico, principalmente roturas por viento y nieve, fueron escasas y leves, si bien algunas supusieron un fuerte incremento en la defoliación de los pies dañados o incluso su muerte. Los puntos 24047.2.A de Castrocontrigo, 24210.1.A de Villagatón y 37234.3.B de El Payo, todos ellos por encima de los 900 metros de altitud, fueron los más afectados. La falta de insolación directa, que afectó al 3% de los pinos negrales, supuso una pérdida clara en el vigor del arbolado, con una defoliación media del 42.0%. REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA Defoliación media regional % 30 25 20 15 10 5 0 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.IV Evolución de la defoliación media en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II Defoliación media según especie % 30 25 20 15 23,7 10 21,3 21,9 22,4 Pinus pinea Pinus sylvestris Juniperus thurifera 24,2 22,7 22,3 Quercus faginea Quercus ilex 20,2 18,3 23,1 20,6 20,9 22,8 5 0 Pinus nigra Pinus pinaster Otras coníferas Fagus sylvatica Quercus petraea Quercus pyrenaica Castanea sativa Otras frondosas Figura 1.V Defoliación media según especies en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II (2009) TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 7 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 Defoliaciones medias regionales - Coníferas % 30 25 20 Pinus nigra Pinus pinaster Pinus pinea 15 Pinus sylvestris Juniperus thurifera Otras coníferas 10 5 0 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.VI Evolución de la defoliación media de las coníferas en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II Defoliaciones medias regionales - Frondosas % 35 30 25 Fagus sylvatica Quercus faginea 20 Quercus ilex Quercus petraea Quercus pyrenaica 15 Castanea sativa Otras frondosas 10 5 0 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.VII Evolución de la defoliación media de las frondosas en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II 8 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.VIII Evolución geográfico-temporal de la defoliación en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 9 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 La defoliación media de la sabina (Juniperus thurifera), especie del género con mayor número de pies en la red, mostró por segundo año consecutivo un leve incremento que la situó en el 22.4% frente al 21.7% de 2008. Si bien hace un año el aumento en la variable se debió principalmente a los daños causados por la nieve en el punto 42046.1.B de Catalañazor, que volvieron a repetirse en este último invierno, en la presente evaluación no pudo atribuirse a la incidencia de ninguno de los agentes dañinos registrados. La media actual era además intermedia a la de años anteriores, no pudiendo inferirse una clara diferencia en el estado fitosanitario de la especie respecto los apreciados en ninguna de las pasadas evaluaciones, tan siquiera de la de 2002, cuando se registró el máximo histórico del 27.3% por causas tampoco determinadas. Como en todas las coníferas anteriores, la gran mayoría de sabinas (78%) se consideraron ligeramente defoliadas, mientras que el 18% lo fueron de forma moderada. De las cinco parcelas en las que esta conífera es especie principal, tan solo el punto de Catalañazor, con daños por nieve, tuvo una defoliación media moderada (27.9%), siendo las del resto todas ligeras. En general los agentes dañinos detectados sobre la sabina fueron escasos, de baja o mínima frecuencia (algunos anecdóticos) y en muchos casos sin repercusión clara en la defoliación de los árboles afectados. Fueron los casos de las cochinillas de Lepidosaphes juniperi (presentes tan solo con cierta intensidad en las arcéstidas del punto 40212.1.B de Valdevacas de Montejo), los daños causados por el lepidóptero Gelechia senticetella así como de los hongos Gymnosporangium sp e Hypoderma sabicinum (presentes en el punto leonés 24060.1.B de Crémenes, también debilitado por escasez de suelo). Las agallas del díptero Etshuoa thuriferae fueron muy frecuentes, encontrándose en el 66% de las sabinas evaluadas pero sin defoliaciones asociadas. Tan solo los daños causados por la nieve en el 14% de las sabinas y los debidos a la falta de insolación directa en el 8% incrementaron significativamente la defoliación de los pies afectados, que fueron del 32.9% y 34.5% respectivamente. Ya dentro de las frondosas y como en muchas de las anteriores evaluaciones, destacó el haya por tener la defoliación media más baja de todas ellas, con un 20.2%, media que mostró un leve incremento respecto el 17.8% de hace un año (véase Figura 1.VII). La media actual, propia de masas con buen estado fitosanitario, era intermedia a los registros de años anteriores sin que permitiera inferir una variación significativa en el estado fitosanitario de la frondosa respecto ninguno de ellos. Parte del aumento registrado en esta última evaluación se debió a los daños causados por el viento en este último año en varias parcelas de la provincia de León, principalmente en el término municipal de Burón, en el que se encontraron algunas copas diezmadas o pies tronchados; también el incremento en la intensidad de los 10 Memoria daños causados por Rhynchaenus fagi pudo influir. La evolución mostrada por la defoliación media en años anteriores no pudo asociarse claramente a la incidencia o cese de los daños causados por uno u otro agente. Tan solo la intensidad media conjunta de los daños causados por diversos agentes abióticos pudo guardar cierta relación con la evolución mostrada por la defoliación, siendo mínima en los años de descenso. Y es que en todos estos años (incluido el actual por golpes de calor en algunas parcelas) fue denominador común en mayor o menor grado el peor aspecto de la parte superior de las copas, más expuesta básicamente a los agentes abióticos, con ramillos puntisecos o portantes y decoloraciones o necrosis foliares. En la presente evaluación el 81% de las hayas evaluadas se consideraron ligeramente defoliadas, mientras que el porcentaje de pies sanos o con defoliaciones moderadas fueron muy parecidos, con un 8% y 10% respectivamente. De las 27 parcelas en las que esta frondosa es especie principal, solo dos de ellas mostraron defoliaciones medias moderadas debido a el aumento de los daños causados por Rhynchaenus fagi (punto 24130.3.B de Riaño) y daños causados por el viento (24025.1.B de Burón). Entre los agentes dañinos más destacados en la presente evaluación destacaron los ya referidos, el viento y el curculiónido Rhynchaenus fagi. Las ramas rotas y troncos quebrados por el primero incrementaron de forma destacada la defoliación de los pies afectados (6%), con un 26.0% frente al 19.9% de los no dañados; también la nieve causó algunas daños dispersos. El segundo tuvo una presencia casi generalizada, afectando con cierta intensidad al 72% de las hayas evaluadas que tuvieron una defoliación media del 21.5% frente al 16.9% de los árboles no dañados. La presencia de otros insectos como gallígenos varios (Mikiola fagi y Hartigiola annulipes), insectos chupadores (Phyllaspys fagi y otros no determinados) y ácaros (Aceria nervisequis o Aceria stenaspis) fue mucho más reducida e irrelevante para el vigor del arbolado. Las perdidas de vigor que generaba la falta de luz, daño muy disperso en las parcelas de esta frondosa que afectó al 15% de las hayas, sí repercutieron en la defoliación de los pies afectados, que alcanzó el 27.3%. La defoliación media de la encina rompió con la tendencia decreciente registrada en los últimos cuatro años para situarse en el 22.3% (véase Figura 1.VII). Esta media, propia de masas saludables, permitía aún inferir una clara mejoría en el estado fitosanitario de la especie respecto el apreciado en el año 2002, cuando se alcanzó el máximo histórico del 30.0%. Tanto este registro, como el pico de defoliación registrado en 2004, así como los posteriores descensos en la variable y el presente incremento, no pudieron atribuirse a una causa determinada. Tan solo en los últimos años pudo apreciarse cierta merma en la incidencia de agentes abióticos en concordancia con el descenso mostrado por la defoliación media hasta el año pasado. En la presente evaluación tan REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA solo pudo sospecharse en las escasez de precipitaciones como agente causante del aumento en la defoliación, que si bien tan solo en algún pie causó daños claros (punto 42187.1.A de Torrubia de Soria), en el resto de encinas causó la pérdida de hoja vieja, quizás favorecida además por la incidencia de hongos secundarios como Spilocaea quercusilicis. La mayor incidencia del hongo Botryosphaeria stevenssii respecto años anteriores (muy limitada en todo caso), que se ve favorecida por otra parte en periodos de estrés hídrico, también corroboraría esta hipótesis. En la presente evaluación fueron mayoría (73%) los pies con defoliaciones ligeras, siendo abundantes las que mostraron defoliaciones moderadas (21%) y escasas las completamente sanas (6%). De las 24 parcelas en las que esta quercínea es especie principal, seis de ellas tuvieron defoliaciones medias moderadas, destacando los puntos 47045.4.B de Castronuño, 47154.1.A de Santibáñez de Valcorba y el punto 24165.2.B de Sobrado con medias superiores al 28%. En todos ellos, así como en otros muchos de esta quercínea en mayor o menor grado, se encontraron multitud de ramillos sin hojas aún portantes que incrementaron sensiblemente la defoliación de los pies sintomáticos. Éste era un daño sin causa determinada que de forma reiterada fue apreciado tanto en la presente evaluación como en anteriores. Y es que prácticamente ninguno de los agentes dañinos identificados sobre la encina, pese a la elevada frecuencia de algunos de ellos, incrementaron de forma significativa la defoliación de los árboles dañados. El más destacado fueron los insectos defoliadores, que en su mayor parte no pudieron determinarse (tan solo en algunas parcelas pudo sospecharse con cierto fundamente en la acción de Tortrix viridana); de forma anecdótica cabría citar la presencia de galerías causadas por Lithocolletis ilicis. La acción de todos ellos apenas incrementó la defoliación media de los pies afectados. También resultaron frecuentes las hojas con erinosis (Aceria ilicis) y las agallas de Dryomyia lichtensteini y en menor medida las de Plagiotrochus quercusilicis, todos agentes de nula o mínima relevancia fitosanitaria. Los daños causados por Coroebus florentinus mostraron cierto incremento respecto años anteriores, retomando niveles de daño no observados desde las primeras evaluaciones, con lo que podía guardar también cierta relación con el incremento mostrado por la defoliación media de la especie en 2009. Los pies dañados (4%) tuvieron una defoliación media (25.0%) ligeramente superior a la de las encinas no afectadas. Entre los agentes patógenos, de mucha menor incidencia que los insectos e igualmente nula o mínima repercusión fitosanitaria, cabría citar la bacteria Brenneria quercinea, que formaba las melazas típicas en las bellotas de puntos muy diversos, si bien en muy pocos árboles causó daños dignos de mención. La falta de insolación directa fue un agente disperso y muy escaso pero que sí incrementó sustancialmente la defoliación de los pocos pies afectados (28.1%). La defoliación media del roble albar (Quercus petraea) experimentó en este último año un mínimo aumento que la situó en el 20.6% frente al 19.7% de hace un año (véase Figura 1.VII). La media actual, uno de los registros más bajos obtenidos hasta el momento y propio de masas saludables, mantenía los niveles de daño registrados en las dos primeras evaluaciones y que se vieron significativamente incrementados en 2004 y sobre todo 2005 debido a los daños causados por el lepidóptero defoliador Tortrix viridana, el oidio (Microsphaera alphitoides) y golpes de calor. Fueron episodios que no volvieron a repetirse y de los que parece las masas de esta frondosa están recuperadas. En la presente evaluación la práctica totalidad de robles albares evaluados se consideraron ligeramente defoliados, mientras que de las cuatro parcelas en las que esta quercínea es especie principal ninguna estaba moderadamente defoliada. La que peor aspecto mostró fue el punto 24037.1.B de Cármenes, con varios pies gravemente dañados por falta de iluminación directa, lo que incrementó notablemente sus defoliaciones y provocó la muerte de un roble. En todas las parcelas fue general la incidencia de insectos defoliadores, confirmándose la incidencia de Tortrix viridana en el punto 24021.1.A de Boñar; en el resto tan solo pudo sospecharse la incidencia de pequeños tortrícidos. En la presente evaluación los daños por oidio (Microsphaera alphitoides) fueron mucho menos intensos que en años anteriores, con lesiones destacables principalmente en los punto 34904.3.B de La Pernía y 24130.3.B de Riaño. La incidencia de los agentes abióticos, viento y nieve, fue anecdótica. No así las pérdidas de vigor asociadas a la falta de insolación directa, que se dieron en el 12% del arbolado e incrementaron la defoliación media de los pies afectados hasta el 28.6%. La defoliación media del rebollo también mostró en este último año un leve incremento que la situó en el 23.1% frente al 20.8% de hace un año (véase Figura 1.VII). La media actual, que rompía con la tendencia decreciente de los últimos años, era propia de masas con un estado fitosanitario aún saludable que no se diferenciaba sustancialmente del registrado en ninguna de las anteriores evaluaciones. Desde el 26.7% registrado en 2002, la defoliación media de esta especie mostró hasta el año pasado una clara tendencia decreciente que el 2006 se vio interrumpida por un leve repunte debido en buena parte a la incidencia de agentes abióticos diversos (sequía, golpes de calor, nevadas) en masas levemente más atacadas por insectos que años anteriores. La influencia que tuvieron las cortas en claras fue limitada, si bien incrementó la defoliación media principalmente en los últimos tres años, que de obviarse los pies talados serían del 22.2%, 20.3% y 22.6% respectivamente; en 2009 las claras se realizaron en el punto 09014.1.A de Los Altos. En la presente evaluación la mayoría de pies (74%) se calificaron con defoliaciones ligeras, mientras que el 19% se hizo con defoliaciones moderadas y tan solo el 5% se TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 11 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 consideró completamente sanos. De entre las 35 parcelas en las que el rebollo es especie principal, nueve mostraron defoliaciones medias moderadas, estando entre ellas la parcela de Los Altos anteriormente referida en la que se apearon seis pies en clara. Fueron varios los puntos de Salamanca en formar este grupo debido a los fuertes ataques registrados por insectos defoliadores en el suroeste de la provincia, en la Sierra de Gata. Fueron los puntos 37234.1.AB y 37234.2.B de El Payo, 37221.1.B de Navasfrías, 37245.1.B de Peñaparda y 37061.1.B de El Cabaco. También fueron varios los puntos burgaleses de la Sierra de la Demanda con la misma problemática (09037.2.B de Barbadillo de Herreros, 09718.1.B de Ciudad Castrillo y 09318.2.B de Riocavado de la Sierra) agravada en algún caso por los puntisecados atribuidos al hongo Apiognomonia errabunda. En todas las ocasiones se sospechó la incidencia de pequeños tortrícidos (no pudo confirmarse la incidencia de Tortrix viridana en ningún caso) en combinación quizás con Altica quercetorum, pues fueron relativamente habituales las hojas completamente esqueletizadas. En todos estos puntos fueron afecciones importantes que en buen número de rebollos (10%) mostraron intensidades de ataque moderadas y graves que causaron defoliaciones de consideración (la defoliación media de estos árboles se situó en el 33.3%), siendo en parte responsables del leve incremento de la defoliación media registrado este último año en el rebollo. En términos generales los insectos defoliadores no determinados fueron sin duda el agente dañino más destacado, registrado en el 66% de los rebollos e incrementando ligeramente la defoliación media de estos árboles (23.9%) respecto la del resto (20.0%). Solo en contadas ocasiones se llegaron a identificar los insectos defoliadores, con menciones a Altica quercetorum, Attelabus nitens y Tortrix viridana, este último principalmente en los puntos 24098.1.A de Matallana de Toría y 24120.1.AB de Prioro. Resultó también destacada la presencia del oidio principalmente en las hojas de la parte baja de la copa, brotes chupones y fundamentalmente del regenerado, en donde llegaba a abortar algunas hojas; en el 22% del arbolado adulto evaluado causaba fundamentalmente clorosis o manchas amarillentas en las hojas que apenas incidieron en la defoliación. Cabrían destacar los puntisecados asignados al hongo cortical Apiognomonia errabunda en varios puntos de la Sierra de la Demanda y Sierra de Urbión, que afectaron tan solo al 7% de los rebollos pero incrementó su defoliación hasta el 25.1% frente al 22.4% de los no afectados. El resto de agentes bióticos detectados sobre esta quercínea tuvieron escasa frecuencia de aparición e incidencia sobre la defoliación, siendo los casos de insectos gallígenos diversos (insectos de los géneros Andricus, Neuroterus, Biorhiza, Dryophanta, etc), insectos chupadores (Phylloxera quercus y otros no determinados), hongos foliares (Mycosphaerella maculiformis) y bacteriosis (exudados y tumoraciones). De entre los daños 12 Memoria abióticos, muy dispersos, tan solo el viento llegó a causar daños puntuales de consideración. Los daños debidos a la falta de iluminación directa se dieron en el 8% del arbolado e incrementaron sensiblemente la defoliación de los pies afectados (25.9%). La defoliación media del quejigo fue la única entre las principales frondosas que mostró un ligero descenso es esta última revisión, pasando del 23.4% de hace un año al 22.7% actual (véase Figura 1.VII). Esta cifra, propia de masas con un estado fitosanitario bueno y cuarto mínimo histórico consecutivo para la especie, fortalecía la tendencia general decreciente registrada en la variable desde el comienzo de las evaluaciones. Permitía además inferir una clara mejoría en el aspecto de la frondosa respecto el apreciado en el año 2002, cuando se obtuvo una defoliación media del 32.0% claramente influenciada por los daños causados por heladas en los puntos 09410.2.A del Valle de Mena y 34135.4.B de Pomar de Valdivia. En la presente evaluación fueron mayoría (73%) los pies considerados ligeramente defoliados, si bien también abundaron los consignados con defoliaciones moderadas (23%). De las cinco parcelas en las que esta quercínea es especie principal ninguna mostró defoliaciones medias moderadas. El punto anteriormente referido de Pomar de Valdivia fue el que mostró peor aspecto, con una defoliación media del 25.8% debida en parte a la escasez de suelo y falta de recursos hídricos derivada. En la presente evaluación destacaron los insectos defoliadores como principal agente de daño, ya no por la intensidad de los daños causados, que apenas incrementaron las defoliaciones de los pies afectados, sino por su frecuencia de aparición, que se consignó en el 48% de los quejigos evaluados; de forma anecdótica se identificaron las lesiones y signos de Tortrix viridana en el punto 47154.1.A de Santibáñez de Valcoorba. El resto de agentes dañinos mostraron una frecuencia de aparición mucho menor, así como también era escasa su incidencia sobre el estado fitosanitario de los pies afectados. Fueron los casos de insectos gallígenos (Neuroterus sp, Andricus sp y Plagiotrichus quercusilicis), insectos chupadores (Phylloxera quercus), insectos perforadores, oidio, Apiognomonia sp, golpes de calor y daños derivados del exceso de competencia o falta de insolación directa. Dentro de las frondosas de mayor peso en la red también habría que citar el castaño (Castanea sativa). Su defoliación media mostró en este último año un leve incremento que la situó en el 20.9% frente al 19.8% de 2008 (véase Figura 1.VII). La media actual, uno de los registros más bajos obtenidos hasta el momento propio además de masas vigorosas, no permitía inferir variación significativa alguna en el estado fitosanitario de la especie respecto ninguno de los apreciados en pasada evaluaciones, tan si quiera respecto el máximo de 2006 (24.6%) cuando se dieron daños apreciables por sequía en el punto 05221.1.A de Santa Cruz del Valle. En la presente evaluación la mayoría de castaños (78%) se consideraron REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA ligeramente defoliados, prácticamente el resto (19%) tuvieron defoliaciones moderadas. De las tres parcelas en las que esta frondosa es especie principal, todas mostraron defoliaciones medias ligeras, si bien el punto anteriormente referido de Santa Cruz del Valle fue el que presentó peor aspecto. En él podían encontrarse varios castaños con defoliaciones moderadas en los que eran multitud los ramillos puntisecos y portantes así como las hojas decoloradas debidas a recientes golpes de calor, si bien las sequías de 2005 y 2006 así como la puesta en luz de los árboles tras las claras de regeneración realizadas justo antes de la instalación del punto determinaron su precario aspecto actual. Además del golpe de calor referido, que incrementó la defoliación de los castaños afectados hasta el 32.5% frente al 20.1% del resto, también resultados destacables por su alta frecuencia de aparición los daños debidos a insectos defoliadores no determinados y exceso de competencia en el punto 24115.2.A de Ponferrada. Con mucha menor incidencia también se consignaron daños leves debidos al hongo foliar Mycosphaerella maculiformis. Dentro del grupo de otras coníferas, el aumento registrado en la defoliación media respecto el año pasado (véase Figura 1.VI) se debió principalmente al ligero empeoramiento sin causa clara apreciado en el pino insigne (Pinus radiata) en la parcela 09410.1.A del Valle de Mena, única de la red en la que se evaluó esta conífera. Su estado fitosanitario empeoró sustancialmente en 2006 tras una granizada y posterior ataque del hongo secundario Sphaeropsis sapinea, que puntisecó multitud de brotes y guías. En la presente evaluación los ramillos recientemente puntisecos parecían deberse a la incidencia de un insecto perforador de carácter secundario (Tomicus sp) o a la falta de luz en la parte baja de las copas, lo que unido a la escasez de acícula vieja incrementó la defoliación hasta el 27.9% actual. La otra de las coníferas, el tejo (Taxus baccata), evaluado principalmente en el punto 34067.1.B de Dehesa de Montejo, mostraba un buen aspecto con una defoliación media del 20.9% muy cercano al mínimo histórico de 2008 (20.0%). En ella tan solo cabría anotar los daños consignados por exceso de competencia, agallas de Taxomyia taxi y decoloraciones de origen incierto causadas quizás por hongos foliares. Pese a ello la defoliación media de la especie mostró una clara tendencia decreciente a lo largo de todos estos años, pudiendo apreciarse una clara mejoría en el estado fitosanitario de la conífera respecto los apreciados en las dos primeras evaluaciones. La defoliación media del grupo de otras frondosas también mostró un leve incremento respecto el año pasado (véase Figura 1.VII) que se debió en buena parte al pobre aspecto mostrado por el chopo (Populus nigra) en el punto 24037.2.B de Crémenes, afectado por insectos defoliadores y el hongo foliar Taphrina populina. Atendiendo a los grupos de edad considerados en la copa dominante de cada parcela, pies mayores y menores de 60 años, y al igual que ocurrió en todas las evaluaciones anteriores, no se registraron diferencias significativas entre los respectivos estados fitosanitarios. La defoliación media de los pies menores de 60 años fue del 22.0% mientras que la de los más vetustos se situó en el 22.4%, niveles de defoliación ligeros muy parecidos que se corresponderían con estados fitosanitarios buenos. 1.3 DECOLORACIÓN L a decoloración media del conjunto de la red se situó en los 0.091 putos, mostrando así un leve repunte respecto el año pasado que recuperó los niveles de decoloración registrados en 2007 (véase Figura 1.IX). En la Figura 1.XI se aporta la secuencia geográfico-temporal de las decoloraciones apreciadas en todos estos años, que debido a la escasa cuantía o relevancia mostrada por la variable, ésta estuvo determinada en muchas ocasiones por las incidencias puntuales que supusieron daños por incendios (como en el punto 49223.1.A de Trabazos, en Zamora, quemado en 2003, o el último incendio de Arenas de San Pedro, en Ávila, que quemó el punto 05132.1.B de Mombeltrán) o claras y cortas de regeneración más o menos intensas (como la clara realizada en 2005 en la parcela 050159.1.B de Navalonguilla, en Ávila). Al igual que hace un año la única confiera que no mostró ningún pie decolorado fue la sabina (véase Figura 1.X). Destacó el grupo de otras coníferas debido a la decoloración generalizada que mostraban los tejos del punto 34067.1.A de Dehesa de Montejo, posiblemente debida al exceso de competencia no pudiéndose descartar la incidencia de otros agentes como la falta de nutrientes o patógenos foliares. De entre los pinos destacó la decoloración observada en el pino negral, 0.143 puntos debidos en su mayor parte al incendio de Arenas de San Pedro que quemó el punto anteriormente referido de Mombeltrán. De forma muy dispersa se registraron algunas decoloraciones debidas a la muerte de pie aislados o asociadas al muérdago, tal y como ocurrió en el punto 40225.1.A de Villacastín, con numerosas afecciones moderadas a cargo de esta fanerógama parásita que junto con la incidencia de la procesionaria también repercutieron en la defoliación de los árboles, que se mostraban bastante debilitados. En el pino silvestre ocurrió otro tanto de lo mismo, con una decoloración de 0.092 puntos debida en su mayor parte al apeo en clara de 32 pies principalmente en los puntos 09067.1.B de Canicosa de la Sierra, 34185.1.B de Triollo y 42164.1.A de San Leonardo de Yagüe. TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 13 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 Decoloración media regional 4 3 2 1 0,227 0,082 0,084 2003 2004 0,169 0,144 0,096 0,065 0,091 2005 2006 2007 2008 2009 0 2002 Figura 1.IX Evolución de la decoloración media en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II (2009) Decoloración media según especie 4 3 2 1 0,462 0,017 0,143 0,046 0,092 0,118 0,000 0,026 0,043 0,035 Quercus faginea Quercus ilex Quercus petraea 0,104 0,078 0,059 Quercus pyrenaica Castanea sativa Otras frondosas 0 Pinus nigra Pinus pinaster Pinus pinea Pinus sylvestris Juniperus thurifera Otras coníferas Fagus sylvatica Figura 1.X Decoloración media según especies en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II (2009) 14 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.VIII Evolución geográfico-temporal de la decoloración en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 15 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 Relación Densidad - Defoliación Relación Densidad - Intensidad T4 Intensidad % 1,6 120 1,4 100 1,2 80 1,0 R2 = 0,01 2 R = 0,00 0,8 60 0,6 40 0,4 0,2 20 0,0 0 0 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 9000 -0,2 10000 0 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 9000 10000 pies/ha pies/ha Relación Intensidad T2 - Defoliación Relación Densidad - Intensidad T2 Intensidad % 2,5 120 100 2,0 2 R = 0,01 80 R2 = 0,01 1,5 60 1,0 40 0,5 20 0 0,0 0 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 9000 0,0 10000 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 pies/ha Intensidad Relación Intensidad T3 - Defoliación Relación Densidad - Intensidad T3 % Intensidad 120 1,8 1,6 100 1,4 80 1,2 2 R = 0,00 1,0 60 2 R = 0,01 0,8 40 0,6 0,4 20 0,2 0,0 -0,2 0 0 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 9000 10000 0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0 1,2 1,4 1,8 Intensidad pies/ha Relación Intensidad T8 - Defoliación Relación Densidad - Intensidad T8 Intensidad 1,6 % 2,5 120 100 2,0 80 1,5 R2 = 0,00 60 1,0 40 R2 = 0,17 20 0,5 0 0,0 0,0 0 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 9000 10000 pies/ha 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 Intensidad Figura 1.XII Regresiones diversas entre varias de las variables fitosanitarias consideradas: densidad, defoliación e intensidades de daño medias (2009) 16 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA Continuando con la decoloración del pino silvestre, cabría anotar la presencia puntual de decoloraciones asociadas a la incidencia moderada del hongo cortical Cronartium flaccidum, a la muerte de pies aislados o daños por falta de luz. Las decoloraciones asignadas en el pino piñonero (0.046) se debieron a al incidencia secundaria del hongo foliar Thyriopsis halepensis principalmente en el punto 05057.1.A de Cebreros, que decoloraba las acículas más viejas aún prendidas. Las decoloraciones apreciadas en las frondosas fueron de mucha menor entidad, afectando principalmente al rebollo y haya. La decoloración media del rebollo (0.104 puntos) se debió tanto a la tala en clara de varios ejemplares en el punto 09014.1.A de Los Altos como al pobre aspecto que mostraron muchos de ellos en las parcelas de la Sierra de Gata, en el suroeste de Salamanca, en las que se registraron daños importantes por insectos defoliadores no determinados, posiblemente pequeños tortrícidos: puntos 37234.1.AB de El Payo, 37221.1.B de Navasfrías y 37061.1.B de El Cabaco. La decoloración media del haya se cifró en los 0.118 puntos y se debió a la incidencia, en algunas ocasiones conjunta, de Rhynchaenus fagi (que en algunas parcelas de León causó daños de cierta entidad: puntos 24025.2.B de Burón, 24060.4.AB de Crémenes y 24130.3.B de Riaño) y golpes de calor. Estos últimos causaron mayor daño en pies vetustos emplazados en localizaciones de escaso suelo o bastante pedregosas, como así ocurrió en los puntos 09050.1.B de Berberana o 42141.1.AB de Sotillo de Rincón. Estas decoloraciones así como presencia de ramillos puntisecos o aún portantes se localizaron en la parte superior de estas copas. En la encina destacó el punto 49247.1.B de Villalpando, con decoloraciones generalizadas en la parcela que se sospecharon causadas también por el fuerte calor y déficit hídrico. Asimismo, las decoloraciones apreciadas en el quejigo tuvieron nuevamente su origen en el fuerte calor de los días previos a la evaluación en el punto 09410.2.A del Valle de Mena. 1.4 ESPESURA DE LA MASA E l rango de densidades de las 260 parcelas que constituyen la red es bastante amplio, pasando de los más de 9400 pies por hectárea de la parcela 09412.1.B del Valle de Tobalina, en Burgos, a los poco menos de 40 pies por hectárea de la parcela 47232.1.A de La Zarza, en Valladolid. La primera se trata de una masa muy densa de rebrote de encina y otras quercíneas con un sotobosque denso de boj (Buxus sempervirens), mientras que la segunda es un pinar de piñonero de pies bastante adultos y sin matorral emplazado en los arenales del centro de la región. En la Figura 1.XII se adjuntan varias regresiones entre las densidades de las parcelas y sus respectivas defoliaciones medias e intensidades de daño más relevantes. Al igual que en años anteriores, no pudo establecerse ninguna relación clara entre dichas variables fitosanitarias (tampoco en función del área basimétrica) tanto para el conjunto de la red como para frondosas o coníferas por separado. Tan solo respecto los daños T8, daños debidos en su mayor parte al exceso de competencia e interacciones físicas entre las copas del arbolado, se apreció cierto incremento en la frecuencia e intensidad de las lesiones en masas más densas, explicándose en torno al 17% de los resultados obtenidos. Era una relación muy leve, predecible además dada la naturaleza de los propios daños pero que por sí sola no influía sustancialmente en el estado fitosanitario del arbolado. DAÑOS T 1.5 DAÑOS T1: ANIMALES Y PASTOREO L a intensidad media de los daños causados por este tipo de agentes fue mínima, al igual que en pasadas evaluaciones. En este último año se situó en los 0.005 puntos respecto los 0.008 de 2008. Por lo general fueron daños leves que en la mayoría de los casos afectaron a pies aislados en parcelas muy dispersas. Uno de los agentes más habituales fueron las ardillas (Sciurus vulgaris), que comían las piñas de varias especies de pino en toda la región, si bien tan solo en unos pocos árboles dañaron el suficiente número como para consignar un daño leve. En su mayor parte se trataron de pinos negrales o piñoneros, tal y como ocurrió en los puntos 40063.1.A de Cuéllar y 47161.1.A de Simancas (véase Figura 1.XIII). También se encontraron piñas de silvestre y laricio dañadas por piquituerto (Loxia curvirostra), pequeño paseriforme que picoteaba y abortaba las piñas de ambas conífera con una frecuencia mucho más reducida que la ardilla. Tan solo causó daños mínimamente destacables en pies aislados en la red, no descartándose la incidencia de otros fringílidos. Los daños causados por el ramoneo de la fauna de ungulados y ganado doméstico estuvieron también presentes, destacando el punto 42141.1.B de la Póveda de Soria, en donde pies jóvenes de pino silvestre vieron roídos o comidos reiteradamente algunos de su ramillos inferiores. El resto de animales causaron daños mucho más aislados, siendo el caso de las perforaciones causadas por TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 17 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 Figura 1.XIII Descortezamiento causado por la fauna salvaje en el tronco de un joven pino laricio (izquierda). Piñas de pino negral dañadas por ardilla (superior derecha). Piña de pino silvestre dañada por piquituerto (inferior derecha). el picapinos (Dendrocopos major) en los troncos de varias coníferas, así como las heridas o descortezamientos causados también por ungulados y jabalís (Sus scrofa). 1.6 DAÑOS T2: INSECTOS Y ÁCAROS. L a intensidad media del daño causado por los insectos mostró en este último año un leve repunte, situándose en los 0.513 puntos frente a los 0.454 de 2008. Se trataba, al igual que en pasadas evaluaciones, del grupo de agentes dañinos más relevantes de toda la red, con 3005 (48%) pies afectados repartidos en 219 (84%) parcelas. La gran mayoría de estos árboles mostraron daños leves, siendo relativamente escasos los que sufrieron incidencias de daño moderadas (a cargo principalmente de insectos defoliadores) y anecdóticos los que resultaron gravemente dañados. Según provincias, Ávila y Segovia fueron las menos afectadas con una intensidad media de daño que no alcanzó los 0.150 puntos en ningún caso, mientras que 18 Memoria León y Palencia alcanzaron las intensidades medias de daño más elevadas, prácticamente por encima de los 0.800 puntos. En la Figura 1.XV, en la que se aporta la evolución geográfico-temporal de la variable, puede apreciarse como los insectos mostraron tradicionalmente mayores intensidades de daño en la mitad noroccidental, siendo la provincia de León la más afectada en muchas de las evaluaciones. En las coníferas destacaron por su elevada frecuencia los daños causados por insectos defoliadores diversos, entre los que sin duda sobresalieron los ocasionados por la procesionaria. Este lepidóptero incrementó levemente la intensidad de los daños respecto el año pasado, afectando a 111 pinos repartidos en 20 parcelas, daños en su mayoría leves pero abundantes también los moderados, que afectaron a 30 pies con grados de infestación 2-4 en muchas de las masas. Si bien el pino negral, el piñonero y el laricio fueron las especies más afectadas con un número similar de árboles atacados, fue el segundo la especie que se vio más dañada, con un incremento en la defoliación de los pies afectados del 11.4% frente a los no afectados. Una de las parcelas más REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA Figura 1.XIV Bolsón de procesionaria en la copa de un pino laricio, en la que tan solo permanecía intacta la metida del año (superior izquierda). Ramillo de pino silvestre minado por Tomicus minor (superior derecha). Grumo de resina (inferior izquierda) causado por la oruga de Retinia resinilla, que se desarrolla en su interior (inferior derecha). dañadas fue el punto 47101.1.A de Nava del Rey, pinar joven de piñonero bastante abierto en el que tan solo permanecía intacta la metida del año. En la parcela 05072.1.A de Espinosa de los Caballeros, igualmente de piñonero, los daños resultaron también destacables. En el pino negral las parcelas que mostraron mayores daños fueron la 49214.1.AB de Tábara y 40225.1.A de Villacastín. Del pino laricio los daños, casi siempre leves, se centraron en los puntos 34004.1.A de Aguilar de Campoo, 49069.1.B de Figueruela de Arriba y 40051.1.A de Castroserracín. En este último punto, masa mixta de laricio y negral, la oruga mostró una clara preferencia por la primera conífera, con algunas defoliaciones graves en las inmediaciones del punto, mientras que la segunda permaneció apenas sin daños. Entre los escarabajos defoliadores destacó el género Brachyderes, cuyas mordeduras en forma de dientes de sierra fueron habituales en las acículas de muchos pinos en toda la región, si bien los daños llegaron a ser mínimamente destacables en 145 árboles de 11 parcelas, disminuyendo el daño respecto pasadas evaluaciones. La especie más afectada en número de árboles fue sin duda el pino negral, con 107 pies que sin embargo convivieron perfectamente con el daño, al igual que en el resto de coníferas atacadas (pino silvestre y laricio). Ya con una frecuencia de aparición mucho más reducida se anotó la incidencia del pequeño crisomélido Luperus espagnoli sobre varios negrales del centro de la región, en los que llegó a causar daños destacables. Mordía las acículas del año que se secaban y doblaban a partir de la lesión sobresaliendo lateralmente de los brotes En las parcelas segovianas 40057.1.A de Coca, 40110.1.A de Lastras de Cuellar y 40138.1.A de Nava de la Asunción, este insecto resultó relativamente habitual. En el punto 24029.1.B de Cabrillanes destacó la aparición del lepidóptero Panolis flammea, noctúido que causó daños apenas perceptibles para el estado fitosanitario del arbolado. TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 19 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.XV Evolución geográfico-temporal de los daños causados por insectos y ácaros en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II 20 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA Figura 1.XVI Grumo de resina causado por Dioryctria splendidella en el tronco de un pino silvestre (izquierda). Agallas de Etshuoa thuriferae en los ramillos de sabina (superior derecha). Cochinillas de Lepidosaphes juniperi en las arcéstidas de la sabina (inferior derecha). De forma ya puntual y sin apenas causar daños destacables en los pies afectados, se anotó la incidencia del curculiónido Phachyrhinus sp y crisomélido Cryptocephalus pini en pinos aislado de silvestre, la del lepidóptero Ocnorostoma piniariella en pies aislados principalmente de pino laricio y la de Gelechia senticetella en sabinas de la provincia de Soria. Los daños causados por el himenóptero Diprion pini, otros años muy destacados en las provincias de Ávila, Segovia y Soria, fueron en la actualidad igualmente anecdóticos. El resto de daños causados por insectos defoliadores sobre coníferas no pudieron atribuirse a ningún agente en concreto, consignándose como no determinados sin que en ningún caso influyesen de forma relevante en el estado fitosanitario de los pies afectados. Los insectos chupadores detectados sobre las coníferas fueron escasos y siempre con una incidencia de daño leve o mínima. Destacaron dos, uno fue el género Leucaspis, cuyas cochinillas podían encontrarse fácilmente en las acículas más viejas de muchos pinos, si bien tan sólo en 82 pies (ejemplares de negral, laricio y principalmente pino silvestre) de 10 parcelas ocasionaron clorosis mínimamente destacables. Los puntos de pino silvestre 24110.2.B de Páramo del Sil y 24151.1.A de Santa Colomba de Corueño, así como el de pino laricio 09358.2.B de Santo Domingo de Silos, fueron los más dañados con buena parte de sus pies afectados. El otro insecto chupador fue Brachonyx pineti, pequeño curculiónido que causó lesiones cloróticas de cierta relevancia en 85 ejemplares de pino laricio y principalmente pino silvestre repartidos en su mayor parte en los puntos 24110.1.B de Páramo del Sil, 24130.1.B de Riaño y 34185.1.B de Triollo. Si bien los daños, siempre leves, no perecían ser de por sí determinantes para el estado fitosanitario del arbolado, el insecto sí mostró cierta preferencia por los pies ligeramente debilitados, pues en el caso del pino silvestre la defoliación media de los pies afectados se cifró en el 25.6% frente al 20.3% de los no dañados. En las acículas más viejas de la mayor parte de los pinos evaluados en la red se apreciaron punteaduras clorótico necróticas que se sospecharon causadas por insectos chupadores no determinados a parte de los ya descritos. Solo en unas pocas localizaciones, como en las parcelas 24152.1.A de Santa Colomba de Somoza y otras TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 21 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 del término municipal Castrocontrigo (León), dichas lesiones se apreciaron con tal abundancia como para consignar un daño leve, si bien la repercusión del daño sobre el estado fitosanitario de los pies afectados (pino silvestre y principalmente pino negral) era mínima. En las arcéstidas de varias sabinas del punto segoviano 40212.1.B de Valdevacas de Montejo fueron visibles numerosas cochinillas del hemíptero Lepidosaphes juniperi, que podría ser causantes del aborto de alguno de los frutos. Entre los insectos perforadores de brotes destacó el escolítido Tomicus minor, que abortaba o puntisecaba ramillos en la parte superior de las copas de 331 pinos, casi todos ellos silvestre, repartidos en 48 parcelas (básicamente en los pinares de la Sierra de Urbión y Sierra de la Demanda). Fueron en su gran mayoría daños leves asociados en muchas localizaciones (23 parcelas) a ramas, guías o troncos rotos o partidos por la nieve durante este último invierno; en el punto burgalés 09067.1.A de Canicosa de la Sierra lo fueron a los restos de cortas dejados tras la clara. Los daños que ocasionaban, pese a ser muy aparentes, no repercutieron en el estado fitosanitario de los árboles dañados. También se atribuyó el puntisecado de algunos brotes a Tomicus piniperda, que afectó a un número mucho menor de pies de silvestre, negral y laricio. Fueron tan solo 16 árboles repartidos en cinco parcelas, entre las que destacó el punto 09268.1.A de Pinilla de los Barruecos como el más afectado. La repercusión en el estado fitosanitario de los pies afectado era igualmente nula. Con una incidencia ya anecdótica en los brotes de pino silvestre, cabría destacar la presencia de los grumos de resina típicos del tortrícido Retinia resinilla, que no mostraron mayor importancia a parte de ser un daño o síntoma muy aparente y que de forma siempre muy dispersa podían encontrarse en muchos pinares de esta conífera. Igualmente aislados fueron los daños causados por evetrias (Rhyacionia sp) en el pino silvestre así como las exudaciones de resina propias de Dioryctria splendidella en troncos de negral y silvestre (véase Figura 1.XVI). De apariencia muy llamativa pero con una incidencia nula en el estado fitosanitario de las coníferas, también se detectaron varios insectos gallígenos cuya frecuencia de aparición resultó destacable. Uno de ellos fue el pequeño díptero Etshuoa thuriferae, presente de forma habitual en las masas de sabina en las que causaba la hipertrofia de la yema terminal de los ramillos, en donde se formaban escamas de gran tamaño. Fueron 84 las sabinas con estas agallas en un total de 7 parcelas. También en los tejos se encontraron agallas similares causadas por el díptero Taxomyia taxi. Por último habría que anotar los daños causados por insectos perforadores en las piñas del pino piñonero. Destacó el número de piñas dañadas por la oruga de Dioryctria mendacella (véase Figura 1.XVII), que aumentó su incidencia respecto años anteriores igualando los niveles de daño registrados en 2006. Fueron 31 los piñoneros afectados por el lepidóptero con al menos con 34 piñas dañadas por árbol. Se repartieron en un total de ocho parcelas, siendo las más dañadas los puntos 47161.1.A de Simancas, 47165.1.A de Tordesillas y 47232.1.A de La Zarza, todos ellos en Valladolid. La incidencia del curculióinido Pissodes validirostris fue mucho más reducida, consignándose daños en tan solo tres pies de tres parcelas. No fue extraño encontrar piñas dañadas por ambos insectos al mismo tiempo. En el resto de parcelas de piñonero pudieron encontrarse algunas piñas recientemente dañadas por estos perforadores pero en mucho menor número. Figura 1.XVII Piñas de piñonero dañadas por Dioryctria mendacella (arriba) y Pissodes validirostris (abajo). 22 Memoria Ya en las frondosas volvieron a ser los insectos defoliadores los causantes del mayor número de daños. En la gran mayoría de las ocasiones no pudo determinares la especie causante de las lesiones puesto que eran muchos defoliadores primaverales de los que tan solo llegaron a observarse daños que no permitían una correcta identificación. Se dieron en pies de toda clase de REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA frondosas (1089) repartidos en gran número de parcelas (95), siendo en su mayoría daños leves que apenas influyeron en el estado fitosanitario de los árboles afectado. En general casi todas las quercíneas, el castaño y los chopos se vieron bastante afectados por estos insectos. Cabría anotar una excepción, y fueron los daños causados posiblemente por pequeños tortrícidos (Archips sp, etc. – véase Figura 1.XVIII), en algunas ocasiones en combinación quizás con Altica quercetorum, en los rebollares de la Sierra de Gata, en el suroeste de la provincia de Salamanca. Fueron los puntos 37234.1.AB y 37234.2.B de El Payo, 37221.1.B de Navasfrías, 37245.1.B de Peñaparda y 37061.1.B de El Cabaco, en los que abundaron los pies con daños moderados. También en algunos rebollares de la Sierra de la Demanda y Sierra de Urbión (puntos en el término municipal de Barbadillo de Herreros, 09318.2.B de Riocavado de la Sierra y 42117.1.A de Molinos de Duero) se registraron daños moderados. Los pies afectados tuvieron una defoliación media elevada (33.0%) propia de masas con un estado fitosanitario pobre. Entre los defoliadores sí determinados destacó el pequeño curculiónido Rhynchaenus fagi, habitual en las parcelas de haya y que dañaba las hojas principalmente de la parte baja e intermedia de la copa, donde se encontraba más resguardado de los agentes climáticos. Su incidencia fue similar a la de años anteriores, estando presente en casi todas las parcelas de esta frondosa afectando al 72% de las hayas. Los daños que causaba (galerías sinuosas, antracnosis marginales y mordeduras internas a modo de perdigonadas) fueron leves sin clara repercusión fitosanitaria en la mayor parte de las ocasiones, excepción hecha de varios puntos en la provincia de León (puntos 24025.2.B de Burón, 24060.4.AB de Crémenes y 24130.3.B de Riaño), con daños moderados en los que las defoliación media de los pies afectados alcanzó el 31.2% con decoloraciones incluida; la defoliación media de las hayas con daños leves fue tan solo del 20.7%. El lepidóptero Tortrix viridana fue también uno Figura 1.XVIII Hojas de rebollo mordisqueadas y esqueletizadas reunidas con sedas a modo de refugio con detritos en su interior probablemente causados por pequeños tortrícidos (superior izquierda). Hoja de rebollo enrollada por un pequeño tortrícido, probablemente Tortrix viridana (superior derecha). Crisálida de Tortrix viridana en el envés de una hoja de rebollo (inferior izquierda). Hoja de haya con la galería y antracnosis marginal típica de Rhynchaenus fagi (inferior derecha). TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 23 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 Figura 1.XIX Agallas de Mikiola fagi en hojas de haya (superior izquierda). Agallas de Andricus quercusramuli en ramillos de rebollo (inferior izquierda). Agallas de Cynips quercusfolii en hoja de rebollo (superior centro). Agallas de Andricus kollari en un ramillo de quejigo (inferior centro). Agallas de Dryomyia lichtensteini en hojas de encina (superior derecha). Hojas de encina con erinosis (inferior derecha). de los insectos más frecuentes, identificándose sus daños, refugios y exhuvias de crisálidas en varias parcelas de roble albar (24021.1.B de Boñar) y rebollo (24098.1.A de Matallana de Torío y 24120.1.AB de Prioro); en muchas de las parcelas de esta última quercínea se sospechó su incidencia o al menos la de otros pequeños tortrícidos, si bien no pudo determinarse con certeza. Fueron 75 los árboles afectados (proporcionalmente el roble albar resultó más dañado que el rebollo) con daños leves en todas las ocasiones. La mayor incidencia de este insecto se dio en la provincia de León, con registros puntuales de la plaga en la provincia de Burgos y Valladolid. Otro de los defoliadores destacados fue Euproctis chrysorrhea, limántrido que como en años anteriores abundó en la vegetación ripícola de las parcelas situadas a orillas del Canal de Castilla, en Palencia. Los daños que causaba eran en todo caso leves. En el punto 24172.1.B de Truchas destacó la aparición por primera vez en todos estos años de lesiones mínimamente destacables causadas por el crisomélido Galerucella lineola en hojas de abedul (Betula sp). El resto de insectos defoliadores identificados causaron daños en una proporción de árboles bastante más reducida y casi siempre con una intensidad leve que no mermó el estado fitosanitario de las plantas afectadas. Se registraron esqueletizaciones atribuibles al crisomélido Altica quercetorum en rebollos del punto 09266.2.B de Pineda de la Sierra, así como se sospechó su incidencia en varios quejigos del punto 09433.1.A de Villagalijo y los puntos anteriormente referidos principalmente de la Sierra de Gata en Salamanca. También se encontraron las 24 Memoria esqueletizaciones propias de Xanthogaleruca luteola en olmos del punto 34048.1.B de Castil de Vela. De manera aún más reducida, casi anecdótica o más bien generalizada pero con un grado de incidencia mínimo, se identificaron las lesiones propias del curculiónido Attelabus nitens y orugas de Acronicta aceris en hojas de rebollo, así como galerías de Lithocolletis ilicis en hojas viejas de encina. Al igual que en el caso de las coníferas, los insectos gallígenos detectados en las frondosas eran de apariencia muy llamativa pero con una incidencia mínima en el estado fitosanitario de los pies afectados. Como en años anteriores fueron muy diversos y se detectaron sobre gran número de árboles y especies en mayor o menor grado, pero en muy pocos su abundancia era tal como para consignar un daño leve. En las hayas resultaron relativamente frecuentes las agallas de Mikiola fagi (véase Figura 1.XIX), pero también se encontraron otras de Hartigiola annulipes. En las hojas de encina fueron bastante habituales las agallas del pequeño díptero Dryomyia lichtensteini, destacando el punto 24122.1.B de Puente de Domingo Flórez con muchas de las quercíneas afectadas. En encinas, quejigos y principalmente rebollos, se observaron agallas de himenópteros muy diversos. De forma puntual se registraron algunas de Biorhiza pallida, Trigonaspis mendesi, Plagiotrochus quercusilicis, Cynips quercusfolii y Dryophanta divisa, pero las de los géneros Neuroterus y Andricus fueron las más REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA abundantes. En las hojas destacaron las de Neuroterus anthracinus, Neuroterus numismalis y Neuroterus quercusbaccarum. En los ramillos abundaron las de Andricus kollari, Andricus quercusramuli, Andricus foecundatrix (yemas) y Andricus quercustozae. La incidencia de insectos chupadores fue igualmente irrelevante para el vigor pies afectados, consignándose daños leves en muy pocos árboles. Destacaron por su frecuencia de aparición el hemíptero Phylloxera quercus, que causaba punteaduras cloróticoamarillo-necróticas muy típicas en las hojas mayoritariamente de rebollo, 46 pies, repartidos en 12 parcelas. También el ácaro Aceria ilicis, causante de la hipertrófia de la pilosidad del envés foliar de la hoja de encina conocida vulgarmente como erinosis, estuvo presente en 111 encinas, casi la cuarta parte, de 27 parcelas. En las hayas, ya con una frecuencia de daño mucho más reducida que en los casos anteriores, se detectaron hojas afectadas por el ácaro Aceria nervisequa y Aceria stenaspis en menor medida; también el pulgón lanífero del haya (Phyllaspys fagi) pudo encontrarse en algunas ocasiones. Y es que en esta frondosa, así como en el castaño, resultaron abundantes las punteaduras cloróticas causadas tanto por este último chupador como por otros muchos pulgones no determinados, pero que como el resto de estos insectos chupadores apenas incidieron en el vigor de la planta. En los brotes más tiernos de algunas encinas pudieron encontrarse colonias de pulgones no determinados tipo Cinara, si bien los daños causados eran mínimos (debilitamiento de algunos brotes). La presencia de insectos perforadores en las frondosas fue escasa, causando en la mayor parte de las ocasiones daños leves en troncos y ramas que incrementaron ligeramente la defoliación de los pies afectados. Destacó como principal perforador el bupréstido Coroebus florentinus (véase Figura 1.XX), que incrementó su incidencia respecto años anteriores retomando niveles de daño no observados desde las primeras evaluaciones. Las ramas de color rojizo recientemente secas tan características fueron detectadas en 24 encinas de ocho parcelas, si bien los puntos 37136.1.A de Fuenteguinaldo y varias más del término municipal de Castronuño, en Valladolid, fueron las más Figura 1.XX Ramas de encina recientemente secas por Coroebus florentinus (izquierda). Galería subcortical causada por Coroebus florentinus que anilla la rama y provoca su muerte (superior derecha). Colonia de pulgones tipo Cinara en un ramillo tierno de encina con las bellotas en formación (inferior derecha). TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 25 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 afectadas. La incidencia de insectos perforadores no determinados fue relevante en el rebollo, no tanto por el número de pies afectados (12 en cinco parcelas) sino por el daño causado, que incrementó la defoliación de los pies afectados hasta el 40.4%. Provocaban la muerte de ramas de calibre diverso en la parte alta de muchas copas, siendo los puntos 37245.1.B de Peñaparda y otros en el término municipal de El Payo, en Salamanca, los más afectados. 1.7 DAÑOS T3: BACTERIAS, FANERÓGAMAS L HONGOS, VIRUS Y a intensidad media del daño causado por este tipo de agentes mostró en esta última evaluación un leve descenso situándose en el 0.221 puntos frente a los 0.324 de hace un año. Se trataba de un registro relativamente bajo e intermedio al de pasadas evaluaciones. En total fueron 1239 (20%) árboles los afectados repartidos en 144 (55%) de las parcelas, siendo mayoría las afecciones leves, escasas las moderadas y muy contadas las graves. Tan solo en una de estas ocasiones acarreó la muerte del árbol hospedante, concretamente un pino silvestre en la parcela 42215.1.A de Vinuesa dañado por el hongo cortical Cronartium flaccidum. Según provincias fueron Palencia y Valladolid la más afectada por agentes patógenos, con intensidades medias respectivas de 0.385 y 0.306 puntos; en el lado opuesto Salamanca y Zamora mostraron intensidades medias inferiores a la décima. En la Figura 1.XXII, en la que se muestra la evolución geográfico-temporal de la variable, puede apreciarse como en estos últimos años podrían establecerse dos áreas principales de daño: una en la zona norte de la región, entre las provincias de León y Palencia, y otra en las llanuras arenosas del centro, en las provincias de Valladolid y Segovia. La primera se correspondería con las principales áreas de daño del oidio en masas básicamente de rebollo. La segunda, más intensa, se debería a la incidencia conjunta de Thyriopsis halepensis y Fomes pini, así como del muérdago en los pinares de piñonero y negral de la zona. Figura 1.XXI Acícula de piñonero piñonero dañada por Thyriopsis halepensis (superior izquierda). Brote de pino silvestre seco por la acción invernal de Herpotrichia juniperi (superior derecha). Ramillo de pino laricio abortado en el momento de su brotación a causa de Sphaeropsis sapinea (inferior izquierda). Necrosis en los tejidos vasculares de un brote de pino silvestre debido a Sphaeropsis sapinea (inferior derecha). 26 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.XXII Evolución geográfico-temporal de los daños causados por hongos, bacterias, virus y fanerógamas parásitas en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 27 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 Figura 1.XXIII Copa de pino negral con numerosas matas de muérdago en ramas y tronco (superior izquierda). Cuerpo de fructificación de Phellinus pini (superior derecha). Chancro carbonoso de Cronartium flaccidum en el tronco de un pino silvestre (inferior izquierda). Tumoración de origen no determinado en el tronco de un pino piñonero (inferior centro). Tronco de pino silvestre con resinaciones de origen no determinado que requerirían la toma de muestras para descartar la incidencia de Fusarium circinatum (inferior derecha). En las coníferas destacó el hongos foliar Thyriopsis halepensis, que si bien seguía siendo uno de los agentes patógenos más relevantes en el pino piñonero, redujo su incidencia de aparición respecto años anteriores. Su presencia fue en verdad generalizada en las acículas más viejas del pino piñonero, donde formaba las manchas necróticas con pústulas típicas (véase Figura 1.XXI), pero solo en el 20% de los piñoneros evaluados se detectó causando daños de entidad que incrementaron la defoliación media de los pies afectados hasta el 25.9% frente al 20.1% de los no dañados. Se trata de un hongo termófilo de carácter secundario que ve favorecida su incidencia en años de sequía. En el punto 05057.1.A de Cebreros, en Ávila, masa densa de piñonero situada en localización de suelo somero muy sensible al estrés hídrico, se dieron las intensidades da daño más elevadas, con decoloraciones asociadas. 28 Memoria Otros de los hongos foliares encontrados fueron los ascomicetes Cyclaneusma sp y Lophodermium sp. Ambos mostraron un carácter completamente secundario afectando a las acículas más viejas, encontrándose también y de forma muy abundante en la pinocha del suelo, muestra inequívoca de su actividad igualmente saprófita. Los daños causados por Cyclaneusma sp fueron escasos, limitándose a los pinos de laricio de la parcela 34004.1.B de Aguilar de Campoo debilitados por el ataque de procesionaria. Del segundo no se consignaron daños de importancia, prevaleciendo su actividad saprófita. En el punto 42141.1.B de La Póveda de Soria destacó la aparición por primera vez en todos estos años de daños causados por el hongo Herpotrichia juniperi en ramillos de pino silvestre. Su incidencia, que incrementó ligeramente la defoliación de los pies afectados, era muestra inequívoca del largo tiempo que permanecieron REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA algunos brotes bajo las nieves este último invierno. Entre los hongos corticales destacaron nuevamente por su abundancia los cuerpos de fructificación de Phellinus pini (sinonimia de Fomes pini), bastantes frecuentes en los pinos piñoneros preferentemente de mayor edad y tamaño, con diámetros de más de 35 centímetros; se dieron en 66 pies de 13 parcelas. También se localizaron en algunos pies de silvestre (11) en las provincias de Ávila (pinares adultos de Hoyocasero) y Burgos. Los daños causados eran mínimos, pues afectaban a la madera y apenas incidían en la defoliación de la planta, si bien en el pino silvestre el hongo mostró una clara predilección por árboles más débiles con una defoliación significativamente superior a la del resto. Su presencia suponía una reducción en el volumen de madera aprovechable así como una merma en la resistencia mecánica del árbol, facilitando la rotura de la parte afectada (tronco o ramas) ante la acción de agentes abióticos como nieves o viento. En el tronco de muchos piñoneros y pinos silvestres, así como algunos ejemplares aislados de pino negral, laricio y sabina, se detectaron tumoraciones de tamaño muy diverso cuyos agentes no pudieron determinarse (véase Figura 1.XXIII). Tan solo en el caso del pino piñonero y silvestre llegó a sospecharse la relación con Phellinus pini al encontrarse los cuerpos de fructificación del hongo y las tumoraciones compartiendo hospedante, si bien esta circunstancia no se dio en muchas ocasiones. En los pinares de silvestre de Burgos (Sierra de la Demanda) y Soria (Sierra de Urbión) se registraron con concierta frecuencia los chancros carbonosos causados por el basidiomicete Cronartium flaccidum, hongo cortical de lento avance pero que acaba por secar las ramas o guías afectadas, e incluso el árbol si ataca a una parte relevante del tronco, como así ocurrió en el punto de Vinuesa anteriormente referido. Los chancros carbonosos fueron detestados en 50 pinos silvestres de 24 parcelas en su mayoría con grados de incidencia leve, si bien las afecciones moderadas resultaron relativamente abundantes con repercusión clara en el vigor del arbolado, que vio incrementada su defoliación media hasta el 37.5% frente al 19.6% de los pies con daños leves; eran árboles débiles de futuro comprometido. Los pies dañados por el patógenos eran árboles relativamente gruesos (en su mayoría de más de 30 centímetros de diámetros), de talla media o levemente más altos que sus inmediatos sin daños por exceso de competencia o falta de luz. En el norte de la provincia de Burgos resultaron destacables los daños causados por Sphaeropsis sapinea, que en la presente evaluación se limitaron al pino silvestre y laricio siendo tres las parcelas afectadas: 09214.1.A de Merindad de Montija y 09413.1.A del Valle de Valdebezana para el pino silvestre con 10 árboles atacados, y el punto 09190.1.B de la Junta de Villalba de Losa con daños destacables en un solo pie de laricio. En el punto 09192.1.B de la Jurisdicción de San Zadornil también se encontraron pequeños arbolillos del regenerado afectados por el hongo. En todos ellos abundaban los brotes puntisecos o abortados en el momento de su brotación en primavera, con leves resinaciones y lo que parecían los cuerpos de fructificación negros del hongo en las zonas de tejido necrosado. Eran todas localizaciones en las que las frecuentes nieblas y altas condiciones de humedad favorecían la incidencia de todo tipo de hongos. La defoliación de los pinos silvestres afectados se vio incrementada además de forma notoria, alcanzando el 33.0% frente al 20.5% de los pies no afectados, siendo evidente la pérdida de vigor. En la presente evaluación el pino insigne, especie muy susceptible al hongo, se vio libre de daños, atribuyéndose la muerte de los ramillos puntisecos encontrados en el punto 09410.1.A del Valle de Mena a escolítidos secundarios y falta de luz. En las sabinas de la parcela 24060.1.B de Crémenes se registraron como en años anteriores daños leves causados por la roya Gymnosporangium sp, que llegaba a secar algunos ramillos. En las coníferas tan solo quedaría por destacar la incidencia de la fanerógama parásita Viscum album o muérdago, que no por citarse la última fue la afección menos importante, sino todo lo contrario. Se trató del agente más destacado del grupo citándose en las copas de 387 árboles (más que en años anteriores), principalmente pinos silvestres y negrales con grados de incidencia deferentes en cada una de ellas. Si en la gran mayoría de pinos silvestres los daños que generaba fueron leves, en casi la mitad de los pinos negrales llegaron a ser moderados, siendo clara la repercusión en el estado fitosanitario de estos últimos. La defoliación media de los pinos negrales no afectados por el muérdago fue del 22.7%, cifra propia de árboles con buen aspecto. En los pies dañados se situó en el 27.7%, valor claramente más elevado que permitía inferir un deterioro significativo en el estado fitosanitario de los pinos hospedantes. Atendiendo a los diferentes grados de afección la diferencia en las defoliaciones era aún mayor: mientras que la pérdida de vigor era escasa en los pies con daños leves cuya defoliación se cifró en el 24.2%, en los pies más parasitados el empeoramiento era claro, con una defoliación media que alcanzó el 32.0%. En muchos casos se trataban de pies antiguamente resinados en las provincias de Segovia y Valladolid en los que la debilidad previa era un factor decisivo para el establecimiento y posterior avance del muérdago, si bien también se daba en pinos negrales no resinados. Los pinos silvestres afectados por el muérdago se localizaban principalmente en los pinares de la Sierra de la Demanda y Sierra de Urbión. En esta conífera apenas existía diferencia entre la defoliación media de los pies afectados o no afectados. TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 29 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 Figura 1.XXIV Lesiones necróticas causadas por Mycosphaerella maculiformis en hoja de castaño (izquierda) y rebollo (inferior derecha). Manchas necróticas oceladas típicas de Spilocaea quercusilicis en hojas de encina (superior derecha). Tal y como se viene realizando desde hace varios años en todas las parcelas de la red con especies del género Pinus, así como en sus itinerarios de acceso, se prestó especial atención a la presencia de aquellos daños o síntomas inicialmente atribuibles tanto a Bursaphelencus xylophilus como Fusarium circinatum. Si bien del primero no se sospecharon daños, del segundo sí que se detectaron lesiones potencialmente peligrosas en las inmediaciones del punto 42165.3.A de San Pedro Manrique, en Soria. Se encontró un pequeño rodal de pinos silvestres con fuertes resinaciones en el tronco que no pudieron asociarse a la incidencia de ningún otro patógeno. En un principio tanto los ramillos puntisecos por Sphaeropsis sapinea así como las resinaciones y abultamientos asociados en algunas ocasiones al muérdago podrían confundirse con esta enfermedad, no siendo el caso de estos pinos silvestres. En el momento de entrega del presente informe aún estaba pendiente la toma de muestras y su posterior envío al laboratorio del Centro de Sanidad Forestal de Calabazanos para su análisis. Al igual que en pasadas evaluaciones los hongos foliares fueron los agentes patógenos más frecuentes en 30 Memoria las frondosas. Destacó sobre el resto el ascomicete Microsphaera alphitoides u oidio, que descendió notablemente su incidencia respecto años anteriores afectando tan solo a 255 árboles repartidos en 21 parcelas. En términos relativos el roble carballo (Quercus robur) fue la quercínea más afectada con casi la mitad de sus árboles dañados. La siguieron con una cuarta parte de árboles sintomáticos el roble albar y rebollo, sin apenas daños en el caso del quejigo. En la mayor parte de las ocasiones el micelio blanquecino del hongo causó clorosis leves que afectaban principalmente a las hojas de la parte baja de la copa así como a las de los brotes chupones y regenerado, abortando en este último el crecimiento de algunas de ellas. La repercusión en el estado fitosanitario de los pies afectados fue mínima en la gran mayoría de los casos. Las manchas necróticas causadas por el ascomicete Mycosphaerella maculiformis fueron relativamente frecuentes en las masas de castaño y principalmente rebollo de toda la región (véase Figura 1.XXIV), si bien se consignaron causando daños mínimamente destacables en el punto 24115.2.A de Ponferrada y en un rebollo aislado del punto 09192.1.B de la Jurisdicción de San Zadornil. Las lesiones foliares REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA causadas por este hongo sí parecieron tener en la presente evaluación cierta influencia en el estado fitosanitario de los castaños afectados, que vieron incrementada notablemente su defoliación (6.2%) respecto la de los pies no dañados. Al igual que ocurrió en la pasada evaluación, pero esta vez sólo en el punto 34048.1.B de Castil de Vela, se detectó la incidencia conjunta de los hongos foliares Mycosphaerella populi y Taphrina populina (sinonimia de Taphrina aurea) en los chopos híbridos (Populus x euroamericana) que la formaban. En los chopos del punto 24037.2.B de Cármenes se detectó la incidencia única de Taprina populina. Los daños que causaban ambos hongos, manchas necróticas circulares y abolladuras foliares, fueron siempre leves sin incidencia clara en el estado fitosanitario de los chopos afectados. En los chopos híbridos de la parcela 34031.1.B de Belmonte de Campos se detectó el moteado necrótico propio de Drepanopeziza punctiformis, hongo foliar que tampoco afectó significativamente al estado fitosanitario de los pies afectados. Con una presencia ya muy reducida se detectó el ascomicete Trochila ilicina en varios de los acebos (Ilex aquifolium) de la parcela 42027.1.B de Arévalo de la Sierra. Su incidencia se incrementó respecto años anteriores, si bien no incidió en el vigor del arbolado. No se consignaron daños debidos al hongo foliar Spilocaea quercusilicis, si bien pudo acelerar la caída de hoja vieja en la encina. Necrosando hojas y abortando principalmente ramillos se consignó la incidencia del ascomicete Apiognomonia errabunda (sinonimia del teleomorfo Apiognomonia veneta) sobre un total de 69 árboles de nueve parcelas. Casi todos ellos fueron pies de rebollo, pero también se vieron afectados algunos quejigos y plátanos. Los mayores daños se centraron en varias parcelas de las provincias de Soria (42117.1.A de Molinos de Duero, 42141.2.B de La Póveda de Soria y 42173.2.A de Soria) y Burgos (09070.1.B de Carazo y 09718.1.B de Ciudad Castrillo), siendo en términos generales escasa la incidencia sobre el estado fitosanitario de los pies afectos. De forma escasa y muy dispersa se registró la incidencia del hongo Botryosphaeria stevensii necrosando ramillos en encina. Fueron tan solo cinco los pies dañados repartidos en tres únicas parcelas (el punto 47154.1.A de Santibánez de Valcorba fue el más afectado). Se trata de un hongo termófilo que ve favorecida su incidencia en periodos de estrés hídrico. Las encinas sintomáticas vieron mermado su estado fitosanitario, con un apreciable incremento en sus defoliaciones (7.3%) respecto las encinas no dañadas. En los troncos de varios árboles dispersos en la red (chopos, hayas, encinas, sauces y abedules) se detectó la presencia de hongos de pudricción no Figura 1.XXV Tumoración causada por la bacteria Agrobacterium tumefaciens en el tronco de un rebollo (arriba). Tumoración de probable origen bacteriano en el tronco de un haya (abajo). determinados. Se trataban de cuerpos de fructificación más o menos aislados cuyas podredumbres afectaban a la resistencia mecánica de los troncos y ramas afectadas, lo que facilitaba su rotura tal y como ocurrió en el abedul afectado del punto 24145.1.B de San Emiliano. En el tronco de varias hayas débiles y moribundas del norte de Burgos pudieron encontrarse las placas carbonosas típicas del género fúngico Hypoxylon bajo sus cortezas. El daño tan solo se consignó en un pie recientemente seco del punto 09050.1.B de Berberana. En el tronco de numerosas frondosas pudieron TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 31 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 encontrarse tumoraciones de muy diverso tamaño que en el caso de robles y rebollos se atribuyeron a la bacteria Agrobacterium tumefaciens (véase Figura 1.XXV). En el resto de frondosas (hayas, encinas, castaños, abedules, etc.) tan solo se intuyó su posible origen bacteriano. En la presente evaluación volvió a destacar la bacteria Brenneria quercinea, que abortaba el crecimiento de numerosas bellotas de encina en toda la red, si bien sólo en nueve de ellas lo hizo con la suficiente entidad como para consignar un daño leve. Muchas de ellas se localizaron en parcelas de la provincia de Salamanca. En las bellotas abortadas era común observar las melazas típicas: exudaciones gomosas, traslúcidas y de tacto pegajoso similar a salivazos. Su presencia no pareció repercutir en el estado fitosanitario de las encinas afectadas. En los troncos y ramas de encinas, rebollos y algún pie de haya disperso pudieron encontrarse de forma esporádica exudaciones negras brillantes de aspecto céreo muy aparentes que en un principio estarían asociadas a infecciones bacterianas no determinadas. Algunos autores relacionan estas exudaciones con la propia bacteria Brenneria quercinea en el caso de las encinas, que a su vez estaría relacionada con el síndrome de la “seca”. Sin embargo, en el caso de estas últimas, la defoliación media de los pies sintomáticos (21.6%) fue incluso inferior a la media del resto de encinas no afectadas (22.4%). La presencia de hiedra (Hedera helix) fue relativamente habitual en los troncos de especies arbóreas muy diversas en toda la región, si bien su acción epífita no mermó el vigor de ninguno de los pies afectados. 1.8 DAÑOS T4: AGENTES ABIÓTICOS E n la presente evaluación se produjo un leve aumento en la intensidad media de los daños causados por agentes abióticos, situándose en los 0.062 puntos frente a los 0.041 de 2008. La media actual era uno de los registros más bajos obtenidos hasta el momento que distaba bastante de los daños abióticos registrados en pasadas evaluaciones, principalmente 2005 y 2006, en los que la sequía fue especialmente intensa, además de darse en algunas localizaciones daños importantes por nevadas. En la Figura 1.XXVI, en la que se aporta la evolución geográfico-temporal de los daños causados por este grupo de agentes, puede apreciarse claramente las zonas más dañadas por el efecto acumulado de las sequías de 2005 y 32 Memoria 2006 (pinares de negral y piñonero que vegetan las extensas superficies de arenas dunares cuaternarias del interior). Asimismo puede observarse como los daños causados principalmente por la nieve en todos estos años orlaban la región emplazados en las cotas más elevadas del cinturón montañoso de la región (pequeños puntos y superficies de color más intenso). En la presente revisión fueron 311 (5%) los árboles dañados repartidos en 73 (28%) de las parcelas, muestra clara de la dispersión de los daños. La mayoría de estos árboles, de especies muy diversas, mostraron daños leves, si bien fueron 17 los pies gravemente dañados a cargo del viento y la nieve. Según provincias León, Ávila y Palencia fueron las más afectadas con intensidades media de daño superiores a los 0.100 puntos; por el contrario, en Segovia, Valladolid y Zamora apenas se registraron daños. Al igual que en años anteriores, el agente más destacado fue la nieve, que daño las copas de 117 árboles repartidos en 45 de las parcelas. La mayoría de ellos fueron pinos silvestres, si bien se registraron daños en casi todas las especies principales: En términos relativos la sabina fue la más afectada, con más del 5% de sus árboles dañados. A grandes rasgos se dieron por encima de los 1200 metros de altitud en Burgos y León, y 1000 metros en Soria, las provincias más afectadas por este agente. El daño causado fue en la mayoría de las ocasiones leve (ramas partidas), si bien en varias parcelas se registraron daños moderados y graves (pies derribados o con sus copas partidas) que incrementaron notablemente la defoliación de los árboles afectados (véase Figura 1.XXVII). En varias ocasiones los daños acarrearon la muerte del ejemplar: un pino laricio en el punto 09407.1.B de Valmala y un pino negral en el 37234.3.B de El Payo. La relación entre los daños por nieve y posterior cría de perforadores secundarios (Tomicus sp) en las maderas caídas se dio principalmente en pinares de Burgos y Soria, si bien en ningún caso fueron brotes peligrosos que requirieran tratamiento. El otro de los agentes abióticos más destacados fue el viento, que partió ramas, guías y algún tronco en un total de 72 árboles de 19 parcelas. Abarcó un amplio número de especies, si bien el haya fue la especie más afectada tanto en términos generales (35 árboles dañados) como relativos (casi el 6% de pies afectados). En la mayor parte de las ocasiones el daño causado fue leve, si bien en varias parcelas se registraron daños moderados y graves (pies derribados o con sus copas partidas) que incrementaron notablemente la defoliación de los árboles afectados. Los daños acarrearon la muerte de un pino silvestre en el punto 09026.1.A de Arlanzón, la de un rebollo en el punto 24110.1.B de Páramos del Sil y la de un álamo en el 49268.1.B de Villarón de Campos. En el término municipal de Burón y Riaño, am1bos en León, los daños fueron abundantes. REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.XXVI Evolución geográfico-temporal de los daños causados por los agentes abióticos en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 33 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 Figura 1.XXVII Copa de pino silvestre partida por el viento (izquierda). Tronco de pino negral partido por el peso de la nieve (superior derecha). Ramillos de pino piñonero secos en el momento de su brotación por la falta de precipitaciones (inferior derecha). El resto de agentes abióticos mostraron una incidencia mucho más reducida, tanto en número de árboles como de parcelas. Por un lado la sequía o estrés hídrico, que fue prácticamente generalizada en toda la región debido al deficitario régimen de precipitaciones de este último año, tan solo causó daños claramente identificables en 51 árboles repartidos en 4 parcelas. Los puntos 05057.1.A de Cebreros y 34091.1.A de Lagartos fueron los más afectados, el primero de piñonero con multitud de ramillos puntisecos y el segundo de rebollo con escaso desarrollo foliar. En estrecha relación con la sequía cabría anotar también la incidencia de golpes de calor sobre 23 árboles de 6 parcelas. En muchas de las ocasiones se trataban de árboles que vegetaban en suelos poco profundos y escasa retención de agua en los que el fuerte calor de algunos días de verano decoloraron y necrosaron rápidamente hojas en los ramillos superiores. En varias parcelas (punto de sabina 24060.1.B de Crémenes y punto de roble Carballo 34199.1.B de Velilla del Río Carrión) llegaron a consignarse incluso daños por escasez de suelo. Los daños consignados por granizo eran anecdóticos. 34 Memoria 1.9 DAÑOS T5: ACCIÓN DIRECTA DEL HOMBRE L a intensidad media de los daños de origen antrópico se cifró en los 0.039 puntos, nuevo mínimo histórico para esta variable en la región. Fueron 124 (2%) los árboles con daños de este tipo, siendo similar el número de pies con lesiones leves (41), moderadas (44) y graves (39). Todos ellos se repartieron en 11 (4%) de las parcelas, siendo la provincia de Segovia la más afectada en términos relativos en contraposición con las de Ávila, León y Valladolid, en las que no se registraron daños de interés. Al igual que en pasadas evaluaciones los daños más relevantes fueron los ocasionados en operaciones selvícolas de claras, en los que se apearon un total de 39 árboles (casi todos ellos pinos silvestres) en seis parcelas. En Burgos se cortaron seis rebollos en el punto 09014.1.A de Los Altos y ocho pinos silvestres en el punto 09067.1.B de Canicosa de la Sierra. En el punto 09413.1.A del Valle de Valdebezana se cortó un pie de silvestre dominado y REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA 1.10 DAÑOS T6: FORESTALES. INCENDIOS E n la presente evaluación destacó sin duda el gran incendio acontecido a finales de julio en el Valle del Tiétar y Sierra de Gredos, en Ávila. Fue un incendio provocado que tuvo su origen en los montes del término municipal de Arenas de San Pedro y que llegó a calcinar más de 4.000 hectáreas de superficie arbolada principalmente de pino negral; arrasó por completo el punto 05132.1.B de Mombeltrán. En los puntos 49268.1.B de Villarín de Campos (pequeña chopera aislada) y 49223.11.A de Trabazos (pequeño rodal de pino negral también aislado) era aún evidente el debilitamiento que mostraban la masas tras los incendios acontecidos en 2004 y 2003 respectivamente. 1.11 DAÑOS T7: CONTAMINANTE LOCAL O REGIONAL CONOCIDO. Figura 1.XXVIII Parcela de Mombeltrán arrasada por el fuego (arriba). Resinación de un pino negral por el sistema de pica de corteza con estimulación (inferior izquierda). Descortezamiento en el tronco de un pino negral causado durante labores de saca de madera cortada en clara (inferior izquierda). moribundo al tiempo que se realizaron podas. En Palencia se apearon ocho pinos silvestres en el punto 34185.1.B de Triollo. En Soria se talaron 13 pinos silvestres en el punto 42164.1.A de San Leonardo de Yagüe. Finalmente en Zamora fueron dos los pinos silvestres y un negral los cortados en le punto 49166.2.B de Puebla de Sanabria. Debido a las operaciones de saca fueron varios los árboles en estos puntos con algunos descortezamientos (véase Figura 1.XXVIII). Destacaron también los daños ocasionados en la resinación de un buen número de pinos negrales en las parcelas segovianas 40057.1.A de Coca y 40182.1.A de San Martín y Mudrián. Las caras de resinación eran lesiones de importancia que debilitaban los pinos resinados de forma significativa, pues su defoliación media fue del 29.4% frente al 23.4% de los pinos negrales no resinados. En casi todos los pies resinados podían encontrarse matas de muérdago. A l igual que en anteriores años, no se registraron daños inicialmente atribuibles a la acción de contaminantes en ninguna de las parcelas evaluadas en la red. 1.12 DAÑOS T8: OTROS DAÑOS. B ajo este epígrafe se englobaron los daños causados por la falta de iluminación, interacciones físicas entre el arbolado y de competencia en general, además de otros no clasificables en ninguna de las categorías de daño anteriores. En la presente evaluación la intensidad media del daño causado por este tipo de agentes fue de 0.283 puntos, registro que mantenía los niveles de daño obtenidos desde 2005. Se trataba además del segundo grupo de agentes dañinos en importancia tras los insectos. Fueron 1529 (25%) las árboles afectados repartidos en 184 (71%) parcelas de muestreo, abarcando todo tipo de especies y localizaciones a excepción de los pinares habitualmente poco densos de las llanuras arenosas del interior de la región (véase 1.XXVIII). En la gran mayoría de las ocasiones las lesiones registradas fueron leves o mínimas, siendo 40 los pies con daños graves que en muchas ocasiones derivaron en la muerte del árbol. Según provincias Palencia y Soria fueron las más afectadas con intensidades medias de daño superiores al medio punto, mientras que la intensidad media del daño en Valladolid resultó prácticamente nula. TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 35 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Figura 1.XXVIII Evolución geográfico-temporal de los daños causados principalmente por altas espesuras en la Red de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León – Redes de Rango I & II 36 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA La incidencia de los distintos agentes aquí considerados fue muy similar a la registrada en años anteriores. Los daños más destacados fueron los debidos a la falta de luz, que se dieron en el 6% de los árboles e implicaron una merma o empeoramiento apreciable en el estado fitosanitario. La defoliación media de los árboles afectados fue del 31.2% frente al 21.6% de los pies libres de este tipo de agentes. Fueron árboles pertenecientes a los estratos medio e inferior, muchos de ellos dominados, con dimensiones claramente inferiores a las de sus inmediatos. Concretamente con un diámetro 9.3 centímetros y altura 3.2 metros inferiores al diámetro y altura medios de sus respectivas parcelas. Fueron 11 los árboles muertos por este motivo. Los daños debidos a la competencia en general fueron mucho más frecuentes, consignándose en el 9% de los pies evaluados. No obstante apenas influyeron en su defoliación media, que se situó en el 21.3%. En esta ocasión, y al igual que ocurría con la falta de luz, también fueron árboles de menor talla que sus inmediatos, pero no de una manera tan acusada; 1.6 centímetros más delgados y 0.4 metros más bajos. Tan solo un árbol se secó por este motivo. La capacidad de daño causado por las interacciones físicas fue muy limitada. Se consignaron en el 9% del arbolado pero apenas influyó en su defoliación media, que fue del 20.5%. Figura 1.XXV Ramillos de pino negral con escasez de acículas debido a la escasez de insolación directa. TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 37 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 1.13 PRINCIPALES CONCLUSIONES COMPOSICIÓN DE LA RED En 2009 se visitaron 260 puntos de muestreo en las Redes de Seguimiento de Daños en los Bosques de Castilla y León evaluándose un total de 6240 árboles, cuyas especies principales fueron: Pinus sylvestris (30%), Pinus pinaster (15%), Pinus pinea (6%), Quercus pyrenaica (14%), Fagus sylvatica (10%) y Quercus ilex (9%). El porcentaje restante (16%) estaba compuesto por especies muy diversas todas ellas de escasa presencia, algunas incluso anecdóticas (Pinus nigra, Juniperus thurifera, Taxus baccata, Castanea sativa, Populus sp, Fraxinus sp, Ilex aquifolium, Sorbus sp, etc.). DEFOLIACIÓN La defoliación media del conjunto de la red experimentó un ligero aumento situándose en el 22.1% frente al 20.4% de hace un año. Se trataba de una defoliación ligera propia de masas con buen estado fitosanitario pero que rompía con la clara tendencia decreciente que venía mostrando la variable desde el comienzo de las evaluaciones en 2002. En términos generales tanto las coníferas como las frondosas mostraron aspectos saludables con defoliaciones casi idénticas del 22.1%. Las defoliaciones medias de las principales especies arbóreas no mostraron diferencias significativas en la mayor parte de las ocasiones. Tan solo pudo apreciarse el pino laricio (Pinus nigra), con una defoliación media del 18.3%, mostró un estado fitosanitario claramente más vigoroso que el apreciado en el pino negral (Pinus pinaster), con una defoliación media del 23.7%. Las defoliaciones medias del resto de especies se situaron en niveles intermedios: 21.3% para el pino piñonero (Pinus pinea), 21.9% para el pino silvestre (Pinus sylvestris), 22.4% para la sabina (Juniperus thurifera), 20.2% para el haya (Fagus sylvatica), 22.7% para el quejigo (Quercus faginea), 22.3% para la encina (Quercus ilex), 23.1% para el rebollo (Quercus pyrenaica) y 20.9% para el castaño (Castanea sativa). Atendiendo a los grupos de edad considerados las defoliaciones medias resultaron igualmente semejantes, con un 22.0% para los pies menores de 60 años y un 22.4% los más vetustos. DECOLORACIÓN La decoloración media del conjunto de la red mostró un leve repunte situándose en los 0.091 puntos sobre cuatro frente a los 0.065 de hace un año. Era un nivel de decoloración bajo que respondía en la mayor parte de las ocasiones a cortas en clara o incendios así como a cuestiones fitosanitarias muy aisladas (principalmente golpes de calor o fuertes defoliaciones por insectos). ESPESURA La espesura de la masa no fue un factor determinante para el estado fitosanitario del conjunto de la red. No se encontraron relaciones fiables entre ninguna de las variables empleadas en su medida (densidad y área basimétrica) y los principales parámetros fitosanitarios considerados (defoliación, decoloración y diversas intensidades medias de daño). DAÑOS T1 Los daños causados por animales vertebrados fueron de mínima cuantía (0.005 sobre tres) y limitados a pies aislados en parcelas muy dispersas. Los daños fueron en la mayor parte de las ocasiones leves, destacando la ardilla (Sciurus vulgaris) como uno de los principales agentes de daño. 38 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA DAÑOS T2 La intensidad media del daño causado por los insectos y ácaros se incrementó ligeramente respecto 2008 situándose en los 0.513 puntos sobre tres respecto los 0.454 de hace un año. Afectó al 48% de los árboles de la red con intensidades de daño leves en casi todas las ocasiones. Los daños más importantes fueron causados principalmente por insectos defoliadores. Entre los insectos defoliadores que afectaban a las coníferas destacó el leve repunte en los daños causados por la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa). Fueron varias las confieras afectadas, pero sin duda la más dañada fue el pino piñonero, que vio incrementada la defoliación de los pies atacados en un 11.4% respecto los no afectados. Los daños causados por coleópteros diversos, entre los que destacó el género Brachyderes, fueron relativamente frecuentes, incluso generalizados, pero de mínima repercusión fitosanitaria en la mayor parte de las ocasiones. La incidencia de insectos chupadores en las coníferas, principalmente a cargo de Leucaspis sp, careció de importancia fitosanitaria. Entre los diversos insectos perforadores y minadores que afectaron a las coníferas destacó el escolítido Tomicus minor, que con una intensidad de daño casi siempre leve secaba brotes en las copas de multitud de pinos, la mayoría silvestres, en los pinares principalmente de la Sierra de Urbión y Sierra de la Demanda. En muchas ocasiones el insecto aprovechó para la cría las leñas frescas dejadas por las nieves en este último invierno. La incidencia del resto de insectos perforadores fue muy reducida. La presencia relativamente frecuente de agallas de Etshuoa thuriferae sobre los ramillos de sabina (Juniperus thurifera) y de Taxomyia taxi en los del tejo (Taxus baccata) no tuvo ninguna repercusión en el estado fitosanitario de los árboles afectados. En las masas de piñonero del interior resultaron relativamente frecuentes las piñas dañadas principalmente por Dioryctria mendacella, siendo mínima la incidencia de Pissodes validirostris. Sobre las frondosas destacó la incidencia principalmente de insectos defoliadores no determinados, muy habituales en quercíneas, castaños y chopos (Populus sp). Destacaron los daños registrados principalmente en los rebollares de la Sierra de Gata, en Salamanca, en los que pequeños tortrícidos en probable combinación con Altica quercetorum causaron defoliaciones importantes. Dentro de los sí identificados destacó el curculiónido Rhynchaenus fagi, que de forma generalizaba dañaba las hojas principalmente en la parte baja e intermedia de las copas de casi todas las hayas (Fagus sylvatica) evaluadas. En el roble albar (Quercus petraea) y rebollo fueron frecuentes las lesiones y signos propios de Tortrix viridana principalmente en la provincia de León. En la vegetación ripícola se encontraron daños causados por Xanthogaleruca luteola, Garelucella lineola y Euproctis chrysorrhea. En términos generales los daños causados por todos estos insectos fueron leves con escasa repercusión en el estado fitosanitario de las especies afectadas, sin que las defoliaciones medias de cada una de ellas sufrieran incrementos significativos respecto los pies no atacados. En las frondosas resultó relativamente frecuente la incidencia de insectos gallícolas, siendo el rebollo la especie hospedante más habitual. En las hojas de haya se encontraron numerosas agalla de Mikiola fagi, mientras que en las de encina abundaron las de Dryomyia lichtensteini. En las hojas y ramillas del rebollo y quejigo se dieron con frecuencia las de Neuroterus y Andricus respectivamente. Su presencia, muy aparente, fue por el contrario irrelevante para el estado fitosanitario de los árboles afectados. Entre los insectos chupadores más habituales en las hojas de las frondosas destacó el hemíptero Phylloxera quercus sobre las de rebollo. Nuevamente su incidencia fue insignificante para el estado fitosanitario de los árboles afectados. Los ácaros también alcanzaron cierta notoriedad, como fue el caso de Aceria ilicis en las hojas de encina y Aceria nervisequis en las de haya. Los daños que causaron fueron otra vez irrelevantes para el vigor de los árboles afectados. De entre los perforadores de frondosas destacó el incremento registrado en los daños causados por Coroebus florentinus principalmente en las provincias de Salamanca y Valladolid. Sobre el rebollo destacaron también los daños causados por insectos perforadores no determinados en la Sierra de Gata. TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 39 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 DAÑOS T3 La intensidad media del daño causado por hongos, bacterias, virus y fanerógamas parásitas descendió ligeramente situándose en los 0.221 puntos sobre tres frente a los 0.324 de 2008. Afectaron al 30% del arbolado casi siempre de forma leve; tan solo en una ocasión acarrearon la muerte de la planta hospedante. El principal agente patógeno de los registrados en las coníferas fue el muérdago (Viscum album), fanerógama parásita cuya intensidad media de daño así como su frecuencia de aparición se incrementaron nuevamente respecto años anteriores. Afectó principalmente a dos especies: el pino silvestre en las masas de la Sierra de la Demanda y Sierra de Urbión, y el pino negral en las llanuras arenosas del interior de la región. Mientras que el primero apenas vio mermado su vigor, los pies de negral parasitados mostraron una defoliación media del 27.7% frente al 22.7% de los no parasitados, claramente más vigorosos. El principal hongo foliar detectado sobre las coníferas fue Thyriopsis halepensis, que de forma generalizada y con una incidencia planamente secundaria afectaba a los piñoneros de la región. Respecto años anteriores redujo el número de pinos afectados, si bien la intensidad del daño fue mayor, causando daños de cierta entidad que incrementaron la defoliación media de los pies afectados hasta el 25.9% frente al 20.1% de los no dañados. Destacó la aparición de Herpotrichia juniperi en pinos silvestres de la Sierra de Urbión. En las ramas y troncos de varias de las confieras se registró la incidencia de diversos hongos corticales y xilófagos. El más frecuente, principalmente en los piñoneros de mayor edad y en menor medida pinos silvestres, fue Phellinus pini, cuya repercusión en el estado fitosanitario de los pies afectados era en todo caso mínima. De forma ya mucho más reducida y limitada a pies de silvestres principalmente en las Sierras de Urbión y de la Demanda, se encontraron chancros corticales de Cronartium flaccidum, que en pies con afecciones moderadas incrementó la defoliación media hasta el 37.5% frente al 19.6% de los pies con daños leves. Otro de los hongos a destacar fue Sphaeropsis sapinea, cuya incidencia se minimizó en el pino insigne (Pinus radiata) para incrementarse en el pino silvestre y laricio del norte de la provincia de Burgos, donde abortó el crecimiento de buen número de ramillos en el momento de su brotación. En todas las parcelas de la red con especies del género Pinus, así como en sus itinerarios de acceso, se prestó especial atención a la presencia de aquellos daños o síntomas inicialmente atribuibles tanto a Bursaphelencus xylophilus como Fusarium circinatum. Si bien del nemátodo no se sospecharon daños, en las inmediaciones del punto 42165.3.A de San Pedro Manrique, en Soria, se encontró un pequeño rodal de pinos silvestres con fuertes resinaciones en el tronco que podrían estar causadas por el hongo. En el momento de entrega del presente informe aún estaba pendiente la toma de muestras y su posterior envío al laboratorio del Centro de Sanidad Forestal de Calabazanos para su análisis. De entre los hongos foliares detectados sobre las frondosas destacó el oidio (Microsphaera alphitoides), que redujo su incidencia respecto años anteriores. En términos relativos el roble carballo (Quercus robur) fue la quercínea más afectada, seguida por el roble albar y rebollo, sin apenas daños en el quejigo. Abundó en las hojas de la parte baja de las copas así como en los brotes chupones y regenerado. La repercusión en el estado fitosanitario de los pies afectados fue mínima. El resto de patógenos foliares mostraron una frecuencia de aparición escasa o endémica e incidencias por lo general reducidas, destacando Mycosphaerella maculiformis en el castaño y Mycosphaerella populi, Taphrina aurea y Drepanopeziza punctiformis en los chopos. En las frondosas pudieron detectarse varias infecciones bacterianas, todas ellas de mínima repercusión en el estado fitosanitario de los pies afectados. Destacó la causada por Brenneria quercinea en las bellotas de numerosas encinas sobre todo en la provincia de Salamanca. De forma ya mucho más dispersas se encontraron exudaciones negras y brillantes así como tumoraciones de tamaño diverso en los troncos y ramas de robles, encinas, hayas, castaños o abedules. DAÑOS T4 La intensidad media del daño causado por los agentes abióticos experimentó un ligero ascenso situándose en los 0.062 puntos sobre tres respecto los 0.041 de 2008. Se dieron en el 5% de los árboles de forma muy dispersa, siendo en la mayoría de las ocasiones lesiones de escasa importancia. Los daños más relevantes corrieron a cargo del viento y la nieve. Los daños por nieve se registraron, a grandes rasgos, principalmente en pinos silvestres por encima de los 1200 metros de altitud en Burgos y León, y 1000 metros en Soria, las provincias más afectadas por este factor. Los daños por viento se centraron principalmente en el haya al noreste de la provincia de León. 40 Memoria REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN MEMORIA DAÑOS T5 La intensidad media de los daños causados por el hombre se situó en los 0.039 puntos sobre tres, descendiendo levemente respecto los 0.051 puntos del año pasado; afectaron a casi el 2% de los árboles. Destacaron por su relevancia la corta en clara de un total de 39 árboles, casi todos ellos pinos silvestres. Seguidamente se situaban los daños por resinación de pinos negrales en la provincia de Segovia, que resultaron determinante para el empeoramiento del estado fitosanitario de los pies resinados, cuya defoliación media se situó en el 29.4% frente al 23.4% de los no resinados. En menor medida se dieron daños por podas y descortezamientos debidos a las operaciones de saca. DAÑOS T6 En la presente revisión destacaron los daños causados por el incendio registrado a finales de julio en el Valle del Tiétar y Sierra de Gredos, que quemó por completo el punto 05132.1.B de Monbeltrán. DAÑOS T7 Al igual que en años anteriores, en la presente revisión no se registraron daños recientes causados por contaminantes locales o regionales conocidos. DAÑOS T8 La intensidad media de los daños derivados principalmente de altas espesuras en las masas forestales fue de 0.283 puntos sobre tres, media que mantenía los niveles de daño obtenidos desde 2005. Los daños por falta de luz, presentes en el 6% del arbolado, mermaron notoriamente el vigor del arbolado afectado (masa accesoria) incrementando sus defoliaciones en un 9.6%. Los daños por exceso de competencia se consignaron en el 9% del arbolado (masa codominante) sin que su incidencia incrementase notoriamente la defoliación de los pies afectados. El daño derivado de las interacciones físicas entre las copas del arbolado era nulo. TECMENA SL – Técnicas del Medio Natural 41 REDES DE SEGUIMIENTO DE DAÑOS EN LOS BOSQUES DE CASTILLA Y LEÓN REDES DE RANGO I Y RANGO II – RESULTADOS 2009 42 Memoria