e.Boletín de Derecho de autor Abril - junio 2007 DOCTRINA Y OPINIONES MEDIDAS TECNOLÓGICAS E INTEROPERABILIDAD EN EL DERECHO DE AUTOR Y LOS DERECHOS VECINOS Yves Gaubiac1 1. La dimensión digital cambió los modos de comunicación de las obras y de otras prestaciones. Facilita su difusión permitiendo a la vez un control de la misma. Con el fin de tomar en cuenta esta realidad, se adoptaron nuevas medidas jurídicas. El origen de estas medidas se remonta a los dos Tratados de la OMPI firmados en diciembre de 1996. Respecto del derecho de autor, el artículo 11 obliga a los Estados contratantes a organizar “una protección jurídica adecuada y recursos jurídicos efectivos contra la acción de eludir las medidas tecnológicas efectivas que sean utilizadas por los autores en relación con el ejercicio de sus derechos en virtud del presente Tratado o del Convenio de Berna y que, respecto de sus obras, restrinjan actos que no estén autorizados por los autores concernidos o permitidos por la Ley.” 2 Las legislaciones han ido introduciendo progresivamente disposiciones de este orden, no solamente para respetar las obligaciones resultantes de la ratificación de estos tratados, sino también porque es patente la necesidad de las mismas. Así, en la Unión europea, la Directiva del 22 de mayo de 2001 relativa a la armonización de determinados aspectos de los derechos de autor y derechos afines a los derechos de autor en la sociedad de la información se inscribe en esta óptica3, como corolario de las legislaciones nacionales de los Estados miembros. Las medidas tecnológicas están destinadas a proteger el ejercicio de los derechos, permitiendo el control del acceso a la obra, pero entrañan una limitación, a saber: la interoperabilidad. 1 © Yves Gaubiac 2007 Yves Gaubiac, Doctor en Derecho, Abogado asociado en la Firma Kimbrough & Associés París, Profesor en la Universidad Panthéon-Assas París 2, Secretario general de la Asociación literaria y artística internacional (ALAI), Jefe editorial de la Revista internacional del derecho de autor (RIDA). 2 Para los artistas intérpretes y los productores, el artículo 18 del Tratado de la OMPI sobre Interpretación o Ejecución y Fonogramas prevé disposiciones similares. Para las medidas de información sobre el régimen de derechos, ver el artículo 12 en lo que concierne al derecho de autor y el artículo 19 para los artistas intérpretes y los productores de fonogramas. 3 Ver los artículos 6 y 7 para las medidas de información sobre el régimen de los derechos. Original: francés I- Las medidas tecnológicas: un medio de asegurar el ejercicio de los derechos 2. Las medidas tecnológicas impiden o limitan las utilizaciones no autorizadas por los titulares de un derecho de autor o de un derecho afín al derecho de autor de una obra, una interpretación, un fonograma, un videograma o de un programa. El régimen de la copia privada está ya muy fuertemente impactado por las medidas tecnológicas y las disposiciones legales existentes a este respecto. Después de hacer algunas observaciones generales, analizaremos la situación de la copia privada. A. Observaciones generales 3. Existen reglas para la protección y en contra de la elusión, la neutralización o supresión de las medidas tecnológicas. No obstante, no existe ninguna disposición que imponga la obligación de implementar tales medidas para proteger la explotación de las obras y de otras prestaciones. Los titulares de derechos tienen toda la libertad a ese respecto. Si el titular de derechos recurre a ellas, las medidas deben estar protegidas tal como lo están las obras y las otras prestaciones, todo ello en el marco del derecho de autor o los derechos conexos. Una medida tecnológica protegida comprende toda técnica, dispositivo o componente que en su funcionamiento normal, esté destinado a impedir o restringir actos referidos a obras o prestaciones protegidas que no cuenten con la autorización del titular de los derechos de autor o de un derecho vecino al derecho de autor sobre una obra, una interpretación, un fonograma, un videograma o un programa. Estas medidas tecnológicas deben ser eficaces, es decir, deben permitir a los titulares de derechos el control de una utilización, gracias a la aplicación de un código de acceso, de un procedimiento de seguridad como la codificación o un mecanismo de control de la copia. Se trata de métodos que efectivamente funcionen. Los protocolos, formatos o métodos de codificación no son necesariamente medidas tecnológicas protegibles, que constituyan más que simples ideas. El calificativo « eficaz » cae bajo el control de los magistrados, quienes conocerán de los casos de elusión de medidas tecnológicas. Éstos podrán juzgar –con frecuencia después de un peritaje- que la medida tecnológica de que se trate es ineficaz. La elusión de las medidas tecnológicas es sancionada al mismo título que la de las obras u otras prestaciones. Las medidas de incautación o embargo y las sanciones penales pueden pronunciarse en contra de las personas que están detrás del origen de la elusión o que contribuyeron en las condiciones descritas en los textos atinentes. Existen disposiciones jurídicas específicas a propósito de la copia privada. El formato digital permite controlar la reproducción de las obras, sin causar perjuicio a la intimidad de las personas. Antes era materialmente imposible controlar la realización de las copias privadas sin inmiscuirse en la vida privada. B. La excepción de la copia privada 4. La dimensión digital de la comunicación de las obras ha incrementado considerablemente la posibilidad de la copia privada, en calidad y en cantidad, causando un perjuicio a los titulares de derechos, a tal punto que el test de las tres etapas que prevén muchas legislaciones -2- tomando en cuenta la existencia de las medidas tecnológicas, justifica los límites al número de copias e incluso la imposibilidad de confeccionar una única copia. 5. En lo sucesivo, el test de las tres etapas constituye la piedra angular de la apreciación del alcance de las excepciones. Fue introducido en el Convenio de Berna con ocasión de la Conferencia diplomática de la revisión de Estocolmo en 1967, a propósito del derecho de reproducción4. Su aplicación se generalizó en el anexo del Tratado de Marrakech del 15 de abril de 1994 sobre el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (Acuerdo sobre los ADPIC). La excepción debe ser un caso especial, no puede atentar contra la explotación normal de la obra o de otra prestación protegida, ni causar un perjuicio injustificado a los intereses legítimos del titular del derecho. De lo contrario, la excepción pierde entonces su estatus de excepción. Las obras y otras prestaciones de carácter literario musical y artísticas son el objeto de múltiples copias no controladas por parte de autores y otros titulares de derechos, en particular en vista del desarrollo de la difusión de obras en Internet, particularmente a través del peer to peer (P2P), y cuando las medidas tecnológicas de protección aplicadas por los titulares de derechos son neutralizadas. Es entonces difícil considerar que la copia privada sea un caso especial en sí mismo. La afectación a la explotación normal de la obra u otras prestaciones protegidas hace referencia a la actividad por la cual los titulares de derechos ejercen los derechos exclusivos que les son conferidos para obtener un valor económico de los mismos. Las excepciones o limitaciones se presumen no atentatorias de la explotación normal de una obra, “si su alcance o grado se limitan de forma que no constituyan una competencia a las utilizaciones económicas que no forman parte de esas excepciones.” 5. La Corte de casación francesa tuvo la oportunidad de aplicar el test de las tres etapas a la tentativa de copiado privado de un DVD en un videocasete analógico por el propio propietario del DVD6. Esta jurisdicción dictó su decisión tomando en consideración el carácter digital de la explotación del filme. Ratificó la imposibilidad de efectuar una copia de un DVD, en razón de la afectación de lo que de otra forma sería causada a la explotación normal de la obra, misma que conlleva la eliminación de la excepción de la copia privada que “se aprecia en 4 Artículo 9, 2): “Se reserva a las legislaciones de los países de la Unión la facultad de permitir la reproducción de dichas obras en determinados casos especiales, con tal que esa reproducción no atente a la explotación normal de la obra ni cause un perjuicio injustificado a los intereses legítimos del autor.” Este criterio que fija las reglas generales fue retomado en el Acuerdo sobre los ADPIC, en el artículo 13 con algunas diferencias. En el Acuerdo sobre los ADPIC, se menciona a los titulares de derechos en tanto que en el Convenio de Berna únicamente se hace mención de los autores. Además, el triple test se extiende a todas las excepciones previstas. Este criterio también se retomó en los Tratados de la OMPI de 1996: el Tratado de la OMPI sobre el derecho de autor (WCT) prevé una disposición similar al texto del Convenio de Berna pero para el conjunto de sus excepciones en el artículo 10, igualmente en el Tratado de la OMPI sobre Interpretación o Ejecución y Fonogramas (WPPT) -- artículo 16. 5 El test de las tres etapas fue cuidadosamente precisado en el marco de un panel especial de la Organización mundial del comercio (OMC). Remitimos a los lectores al análisis profundo de este panel especial que sirve de referencia : Conclusiones y Recomendaciones del 15 de junio de 2000 sobre las excepciones a los derechos exclusivos contenidos en el artículo 110 5) de la ley de 1976 sobre el derecho de autor de los Estados Unidos de América. Ver nuestro artículo Les exceptions au droit d'auteur : un nouvel avenir, l'OMC statue sur les exceptions au droit d'auteur, Com. com. électr. Junio 2001. 6 Caso Mulholland Drive : Casac. 1ra civ. 28 de febrero 2006 : Com. com. électr. 2006, com. 56, nota Ch. Caron ; JCP G 2006, II, 10084, nota A. Lucas ; Légipresse 2006, n°231, III, p. 71, nota V.L. Bénabou ; Prop. Intel. 2006, n° 19, p. 179, nota A. Lucas ; JCP E 2006, 2178, n° 11, obs. H.J. Lucas ; Prop. Ind. 2006, com. 61, nota J. Schmidt-Szalewski ; LPA 2006, n° 153, p. 20 -3- vista [1)] de los riesgos inherentes al nuevo entorno digital en cuanto a la salvaguarda de los derechos de autor y [2)] la importancia económica que la explotación de la obra, bajo la forma de DVD, representa para la amortización de los costos de producción cinematográfica…”. En su decisión, la Corte de casación provee a los jueces de fondo los parámetros del examen del caso que les será sometido, considerando además, que el test de las tres etapas se impone al magistrado. En Francia, como en los otros países que también lo adoptaron, el test de las tres etapas debe ser aplicado. Los tribunales deberán determinar la afectación a la explotación normal de la obra y el perjuicio injustificado a los intereses legítimos de los titulares de derechos, sea caso por caso, mediante criterios económicos, como la amortización de las producciones cuya explotación se realiza a través del soporte que es copiado (CD, DVD, o acceso en línea…). Cuando se vea confrontado a la copia de un soporte digital, el juez de fondo deberá sistemáticamente examinar la importancia económica de la explotación de la obra y llevar a cabo una interpretación de los hechos. Subsiste la dificultad de determinar si el juez decidirá en función del impacto potencial del acto de reproducción sometido a su juicio considerado en el conjunto de un sector económico dado, o si bien limitará su examen al solo caso de reproducción que le está siendo sometido. Por ejemplo, si la materia de juicio consiste en la reproducción de un DVD por una sola persona que no haya realizado más que una copia, ¿decidirá en función únicamente de este caso –en esta hipótesis, difícilmente considerará que existe una afectación a la explotación normal de la obra o de la prestación protegida y que esta reproducción causa un perjuicio injustificado a los intereses legítimos del titular del derecho – o bien considerará que tal acto contiene en potencia múltiples reproducciones y que entonces la excepción por copia privada no puede sostenerse? 6. Las medidas tecnológicas restringen el número de copias, incluso impiden totalmente la realización de las mismas, a pesar de que las legislaciones disponen que no debe impedirse toda copia privada o cualquier otra excepción. Si la ley obliga a los titulares de derechos a tomar las medidas que permitan el ejercicio efectivo de las excepciones, esta misma ley preverá que los titulares de derechos no estén, no obstante, obligados a permitir el ejercicio de las excepciones, principalmente de la copia privada, cuando la obra u otra prestación protegida es puesta a disposición del público conforme a las disposiciones contractuales convenidas entre las partes, de manera que cada uno pueda tener acceso a ellas en el lugar y en el momento que lo desee. Así, cuando los titulares de derechos permiten el acceso a una obra a través de ciertos medios, en este caso un sitio accesible al público, estos titulares no seguirán estando obligados a otorgar el beneficio de la excepción para los otros modos de difusión y de transmisión de la obra. El derecho de efectuar una copia a partir de todo soporte o de toda fuente desaparece. La Directiva del 22 de mayo de 2001 prevé igualmente esta solución (artículo 6, 47)8. En lo sucesivo, la sola obligación a cargo de los autores y otros titulares de derechos consiste en la posibilidad para el público de tener acceso a la obra y eventualmente de copiar la obra en ciertos casos, pero no la de copiar todo soporte sobre el que se encuentre fijado la obra o a partir de cualquier fuente. El objetivo de la compra de un soporte no es el de hacer copias; sino el de poder leer tal soporte. 7 “Lo dispuesto en los párrafos primero y segundo no será de aplicación a obras o prestaciones que se hayan puesto a disposición del público con arreglo a lo convenido por contrato, de tal forma que personas concretas del público puedan acceder a ellas desde un lugar y en un momento que ella misma haya elegido.” 8 De todas formas, generalmente no se puede impedir a los particulares la realización de copias privadas de programas de televisión. -4- Algunas legislaciones adoptan las mismas soluciones. La ley belga prevé que si las obras son accesibles a través de sitios, el productor ya no está obligado a permitir una copia a partir de los soportes que venderá al público. En efecto, a pesar del carácter imperativo de las excepciones en el derecho belga, la ley de 22 de mayo de 2005 de este país prevé que “De cualquier forma pueden derogarse contractualmente las disposiciones previstas en el primer párrafo cuando se trate de obras que sean puestas a disposición del público bajo demanda según las disposiciones contractuales de manera que cada uno pueda tener acceso desde el lugar y en el momento que decida individualmente” 9. En el universo digital, el titular de los derechos podrá hacer desaparecer la excepción de copia privada para las obras accesibles bajo demanda. 7. Además, en vista del desarrollo de la difusión de obras en el Internet, principalmente a través del peer to peer (P2P), y cuando las medidas tecnológicas de protección aplicadas por los titulares de derechos son neutralizadas, numerosas obras o prestaciones son copiadas de forma privada. Estas copias realizadas a partir de obras falsificadas no permiten considerar tales copias como beneficiarias de la excepción por copia privada, dado que las excepciones al derecho de autor se suponen realizadas a partir de obras legalmente adquiridas. Además, la cantidad de obras que circulan en el Internet sin autorización condena a las copias de las mismas sobre la base del test de las tres etapas. Autorizar tales actos a título de copia privada, lo que de entrada cubriría la actividad ilegal, resultaría en la negación de los fundamentos del derecho de autor en sí mismo. Sería una forma de “purificar” los actos ilícitos así cometidos. Además de que autorizar la copia privada proveniente de fuente ilegal no cumpliría con la primera condición del test –el caso especial--, la segunda condición tampoco sería satisfecha. En efecto, el control de la comunicación de las obras a través de las medidas tecnológicas corresponde a una forma normal de explotación de las obras. Ahora bien, pretender que la copia privada está permitida, ya sea a partir de una fuente legal o ilegal, causaría, evidentemente, una afectación a la explotación normal de las obras. Esto es igualmente cierto respecto de la tercera condición. Es difícil pretender que, a la par de la copia privada de fuente legal, la autorización de la copia privada de fuente ilegal estuviera justificada y que no fuera tampoco injustificada frente a los intereses legítimos de los titulares de derechos. El derecho a la remuneración en sí no puede hacer que se vuelva justificado el perjuicio injustificado de tal forma causado10. El test de las tres etapas que conduce a la exclusión del campo de la excepción a las copias privadas a partir de obras ilegalmente adquiridas, justifica el mantenimiento de la remuneración impuesta sobre la venta de los materiales o soportes, sea que la obra copiada tenga un origen legal o ilegal. En efecto, si la remuneración debiera excluirse por este hecho, entonces los titulares de derechos se verían no únicamente privados de la remuneración por la circulación ilegal de sus obras u otras prestaciones, en particular en vista de la difusión a través del peer to peer (P2P) o cuando las medidas tecnológicas de protección son neutralizadas, sino también privados de la remuneración a título de la copia privada. Lo que sería injusto siendo que ellos no tienen ninguna responsabilidad particular en cuanto a la difusión ilegal de su obra o prestación. 9 Artículo 23 bis de la ley sobre el derecho de autor modificada por la ley del 22 de mayo de 2005. Ver la Opinión del Consejo de expertos del derecho de autor, No. SzJSzT 17/06 del 11 de mayo de 2006, sobre el estatus jurídico de la copia privada proveniente de fuentes ilegales (Hungría). 10 -5- Las medidas tecnológicas conducen con frecuencia a extender el control de la utilización de las obras más allá de los derechos de propiedad intelectual. Se ha vuelto un medio de control de acceso a las obras y de captación de clientela. Las medidas que permiten la interoperabilidad de los archivos digitales están destinadas a reducir esta captación. II - Un límite a las medidas tecnológicas: la interoperabilidad 8. Una medida tecnológica no puede tener por efecto la extensión del monopolio de los autores y de otros titulares de derechos más allá de los derechos que la ley les confiere, al poner en práctica, por ejemplo, un esquema de comercialización de las obras o de otras prestaciones que no estuviera basado en los derechos de propiedad intelectual. El objetivo de la interoperabilidad es el de impedir la segmentación del mercado en virtud de las medidas tecnológicas. Que nosotros sepamos, únicamente la ley francesa contiene disposiciones detalladas sobre este punto. Conforme a esta ley, los proveedores de medidas tecnológicas deben comunicar la información esencial para la interoperabilidad, en las condiciones establecidas11. Existe todavía incertidumbre alrededor del tema lo que hace necesario que la interoperabilidad encuentre su papel (A), y se defina su régimen (B). A. El papel de la interoperabilidad 9. Adoptar medidas en favor de la interoperabilidad que tengan por objeto limitar los derechos de acceso que se arrogan los titulares de derechos más allá de los derechos de que son titulares, no es indispensable en una ley de propiedad intelectual, ya que los derechos de propiedad intelectual están limitados como derechos privados que el legislador otorga a los titulares de derechos, limitados en su alcance, duración y provistos de excepciones. Más allá de éstos, está el dominio público. Si la interoperabilidad penetra en materia de derechos de autor y derechos conexos, es en el ámbito de sus límites, justamente un límite para las medidas tecnológicas. La interoperabilidad permite la elusión, la neutralización o la supresión de las medidas tecnológicas cuando las condiciones para su aplicación se encuentran satisfechas. En la Unión europea, la Directiva del 22 de mayo de 2001 no prevé la interoperabilidad en la larga lista de excepciones limitativas de su artículo 5. El considerando 54 indica los criterios favorables a la interoperabilidad pero éstos son extraños al objetivo de la Directiva12. Esta última prohíbe a los legisladores de la Unión europea la introducción de excepciones diferentes a aquellas de las enumeradas en el artículo 5. Por tanto, es difícil considerar a la 11 Artículo L331-5 CPI: “Las medidas tecnológicas no deben tener por efecto el impedir la puesta en práctica efectiva de la interoperabilidad y ello sin violentar lo dispuesto por el derecho de autor. Los proveedores de medidas tecnológicas proveen el acceso a la información esencial para la interoperabilidad en las condiciones definidas en los artículos L. 331-6 y L. 331-7” 12 “Se han logrado importantes progresos en materia de normalización internacional de los sistemas técnicos de identificación de las obras y prestaciones protegidas digitales. En un contexto en el que tienen cada vez más importancia los sistemas de red, las diferencias entre medidas tecnológicas podrían conducir a una incompatibilidad de los sistemas dentro de la Comunidad. Debe impulsarse la compatibilidad e interoperabilidad de los sistemas. Sería muy conveniente fomentar el desarrollo de sistemas globales.” -6- interoperabilidad como una excepción al derecho de autor y los derechos conexos. La interoperabilidad es un elemento nuevo en el derecho de autor y los derechos conexos. Será necesario observar cómo se implanta en la práctica. El análisis lleva a observar otras dos dificultades: 1° distinguir esta interoperabilidad de la admitida como una excepción a los derechos sobre un programa de cómputo y 2° distinguir su régimen de aquel del derecho de la competencia económica. 10. En materia de programas de cómputo, la interoperabilidad es una excepción clásica. Encuentra su explicación en la posibilidad de permitir que un nuevo programa de cómputo funcione en el universo informático de los futuros usuarios. En este caso, el que crea un nuevo programa de cómputo no está obligado a solicitar la autorización de un autor de un programa preexistente si desea reproducir el código de este último o traducir la forma de este código cuando estos actos son indispensables para obtener la información necesaria para la interoperabilidad del programa. No obstante, en este caso, este tercero debe haber adquirido el derecho de utilizar un ejemplar del programa que desea descompilar. El legislador francés prevé que las nuevas disposiciones sobre la interoperabilidad se apliquen sin perjuicio de las disposiciones en materia de interoperabilidad de programas de cómputo. El contexto de la interoperabilidad en derecho de autor y derechos conexos y aquel en materia de programas de cómputo es diferente. En el primero, se trata de permitir a los usuarios la utilización de obras adquiridas legalmente en todos sus aparatos, sin que los códigos de acceso destinados a proteger el mercado representen un obstáculo. En materia de programas de cómputo, se trata de permitir al autor de un programa de cómputo el poder hacer funcional su programa en un universo informático utilizado por los usuarios potenciales de su nuevo programa. De cualquier forma, ahí en donde ambas interoperabilidades se aproximan, pues la interoperabilidad en materia de derechos de autor y derechos conexos también concierne a los programas de cómputo, la cuestión será la de volver compatibles los programas. Si los objetivos son diferentes, la naturaleza similar de los objetos en cuestión hace que la interoperabilidad de los programas de cómputo conforme al derecho de autor y los derechos conexos debiera satisfacer igualmente las condiciones establecidas por el régimen de la interoperabilidad excepcional al derecho de autor sobre el programa de cómputo. Esta aplicación cumulativa podría llevar a reducir las situaciones en las que la nueva interoperabilidad podría entrar en juego, y sobretodo podría acarrear dificultades. Así, por ejemplo, respecto de la comunicación a terceros de la información, en derecho de autor y derechos conexos, la publicación de la información sobre los códigos, particularmente la de los códigos fuente, deberá estar garantizada, salvo alguna circunstancia particular. En tanto que la interoperabilidad –limitante de los derechos sobre un programa de cómputo—no acarrea la comunicación a los usuarios de los códigos que permiten la interoperabilidad. En el primer caso, la comunicación es la regla, en el segundo no. 11. Además, por lo que respecta al derecho de la competencia económica, la problemática de la interoperabilidad es de hecho, bastante próxima a la del derecho de la competencia. Los principales actores de la interoperabilidad serán en menor medida los consumidores que las empresas de mercado de la comunicación, los fabricantes de materiales o los productores de programas. Más aún, crear un sistema voluntariamente cerrado de comunicación de las obras en un sistema propietario, sobretodo si la empresa que explota tal esquema económico llega a adquirir una parte sustancial del mercado, puede crear distorsiones artificiales a la -7- competencia, impidiendo a otros industriales el acceso al mercado. Las medidas que favorecen la interoperabilidad llevan a impedir tal situación, dado que incluso si el objetivo explícito de una ley es impedir que las empresas al proponer las obras obliguen a los consumidores a cambiar su material segmentando voluntariamente el mercado sin beneficio particular para el consumidor, la realidad llevará a una afectación potencial de la competencia, ya que serán sobretodo los industriales de la comunicación, fabricantes de materiales o productores de programas los que estarán en medida de producir y poner en marcha los programas que permitan la interoperabilidad. La dimensión del derecho de la competencia dependerá de las alternativas que existan en el mercado de las obras y de los materiales para acceder a éstas. Si las alternativas existen, no habrá lugar a aplicar el derecho de la competencia. B. Régimen de la interoperabilidad 12. La interoperabilidad no puede conducir a un punto en que se afecten los derechos de propiedad intelectual, definiendo así su campo de aplicación. Este punto es sustancial; de otra forma, la interoperabilidad neutralizaría las medidas tecnológicas destinadas a proteger los derechos de propiedad intelectual, lo que iría en contra de los Tratados de la OMPI de 1996 y, en consecuencia, de las leyes nacionales que protegen las medidas tecnológicas contra la elusión. Pero el contenido de estos derechos debe ser preciso. En efecto, toda empresa que comunique legalmente obras es titular de un derecho de propiedad intelectual – derecho de autor o derecho vecino — en virtud del contrato que le transfiere todos los derechos inherentes a su actividad. El propietario de una plataforma de descarga legal es titular de un derecho en vista de la difusión de la obra o la prestación protegida. Con frecuencia, tal empresa no será titular de un derecho exclusivo y, en este caso, otras empresas podrán ejercer la misma actividad conllevando el aumento de los circuitos de comunicación de las obras y de otras prestaciones protegidas. En estas condiciones, ¿cómo es posible pronunciarse por la interoperabilidad de los sistemas e imponer a una empresa la comunicación a un tercero de los datos esenciales para la interoperabilidad que detenta sobre una medida tecnológica, si esta empresa detenta derechos de propiedad intelectual por difundir obras a partir de una plataforma que ésta ha puesto en marcha? La interoperabilidad tendría necesariamente como consecuencia la afectación a los derechos de propiedad intelectual de esta empresa al afectar las medidas tecnológicas. ¿Deberían limitarse los derechos otorgados por las leyes al primer titular, en el supuesto al autor, artista intérprete o productor, según la naturaleza del derecho en cuestión, y considerar entonces que los mismos derechos transferidos entre operadores sucesivos pierden su naturaleza de derechos intelectuales? En esta hipótesis, los operadores en el Internet, más comúnmente los del sector de las telecomunicaciones, por ejemplo, ya no serían titulares de derechos de propiedad intelectual, lo que justificaría así las medidas para la interoperabilidad adoptadas en su contra. El papel de la interoperabilidad y su realidad dependerá esencialmente de los derechos de que se beneficien los difusores, por tanto de los contratos que éstos hayan celebrado con los autores y otros titulares de derechos. Estos contratos servirán de referencia para determinar la -8- calificación de los derechos de que serán titulares, o eventualmente una ley o una jurisprudencia que decidiera sobre la calificación de estos derechos. Si no fueran derechos de propiedad intelectual, los difusores no podrían negarse a la interoperabilidad. Si fueran derechos de propiedad intelectual, podrían, con este fundamento, justificar la negativa a la interoperabilidad, excepto por lo que respecta a la afectación de las reglas del derecho de la competencia, pero esto es objeto de otras disposiciones. La transmisión de derechos será la clave esencial de la interoperabilidad, cuyo principal desafío reside en la comunicación de las interfases de programación necesarias para permitir a un dispositivo técnico el acceso a una obra o a una prestación protegida por una medida tecnológica. 13. Si está obligado a ello, el titular de los derechos sobre la medida tecnológica de protección deberá comunicar al solicitante la información esencial para la interoperabilidad. En la práctica, será con frecuencia el proveedor de la medida técnica el encargado de hacerlo pues este conoce las características de su programa, aún si la persona obligada debería ser el titular de los derechos sobre la medida técnica, siendo su usuario, por tanto el que decide controlar el acceso a las obras y otras prestaciones adjuntas al programa que hubiera adquirido. El contrato entre el proveedor de la medida técnica y el titular de la misma, deberá definir la información necesaria para la interoperabilidad y proveer un proceso de transmisión de dicha información. Un mecanismo de depósito ante tercero podría implementarse con el fin de prever la situación en que no se pueda acceder al proveedor o al conocimiento del programa. ¿Los destinatarios de las informaciones serán los operadores, los editores de programas de cómputo, los fabricantes de las medidas tecnológicas de protección, los explotadores de servicios, o bien el público, beneficiarios al fin de cuentas de la interoperabilidad? Quizá un nuevo derecho está en gestación y se confrontará con la dimensión mundial de la comunicación de las obras, según los surgientes y los modelos económicos que se pongan en marcha. -9-