Sexualidad y afectividad en el climaterio M.ª E. Manso Martínez Matrona. Terapeuta sexual. Equipo de Atención Primaria El Espinar y Villacastín. Segovia RESUMEN Se analizan los cambios que se pueden producir en la sexualidad durante el climaterio. Se revisan la valoración, los diagnósticos y los cuidados de enfermería relacionados con el patrón de sexualidad y se proponen estrategias prácticas de acción desde un modelo integral. Palabras clave: climaterio, sexualidad, relaciones afectivas, educación para la salud SUMMARY Analysis of the changes that may occur in sexuality during the climateric. Assessment, diagnostics and nursing care related to sexuality patterns are reviewed, suggesting practical strategies of action based on an integral model. Key words: climateric, sexuality, affective relationships, health education (Matronas Profesión 2002; 8: 13-20) INTRODUCCIÓN En la actualidad, la mujer ha iniciado un proceso que la lleva a estar mejor informada, con libertad para afrontar el cambio personal del climaterio, sin tabúes ni connotaciones negativas. El hecho de que la mujer se conozca mejor a sí misma, conozca los cambios del proceso fisiológico que se está produciendo en su organismo y elabore estrategias para adaptarse y disfrutar de esta nueva etapa de su vida, le permite aumentar su calidad de vida y su salud. Cuanto más sanos estamos mejor nos encontramos con nosotros mismos, más probabilidades tendremos de gozar de una vida sexual satisfactoria, y viceversa, una persona que disfruta de su sexualidad es una persona más sana. La sexualidad y la afectividad no son aspectos aislados de la persona; por ello, se propone utilizar un «modelo integral» que aúna los modelos biologista y psicosocial, y que tiene una visión amplia, positiva e integral de la sexualidad. Se propone la intervención desde la promoción y la prevención, sin descartar la necesidad en algunos casos de intervención terapéutica, siempre después de una valoración individual. Este modelo se dirige también a la colectividad, a grupos de riesgo, intentando mejorar conocimientos y cambiar actitudes para mejorar los niveles de salud. Debemos ser conscientes y reflexionar sobre el modelo de atención que manejamos y preguntarnos ¿desde qué perspectiva trabajamos? y ¿desde qué perspectiva queremos trabajar? Debemos individualizar y tener una perspectiva integral y positiva. Es necesario escuchar las demandas o problemas que cada mujer nos plantea, y planificar los cuidados pensando en ésta y con ésta: su valoración específica y sus necesidades. La vivencia de la sexualidad depende de las costumbres y normas sociales, más o menos explícitas, pero que todos conocemos, incluso sin ser en muchas ocasiones conscientes de ellas. Todos transmitimos actitudes de las que se aprende y refuerza qué es «lo correcto» socialmente, muchas veces desde el silencio sobre el tema. Es necesario que analicemos nuestra actitud ante la sexualidad, ya que si no la conocemos, corremos el riesgo de estar proyectando nuestros prejuicios, estereotipos y tabúes, no sólo con nuestro lenguaje verbal, sino también con el no verbal, que en el fondo es el más veraz. ¿Cuál es nuestra actitud ante la sexualidad: erotofílica o erotofóbica? Cuando estamos delante de un/a usuario/a: ¿hacemos una valoración del patrón de sexualidad, como una parte más que influye en su calidad de vida y salud? ¿Preguntamos sobre la satisfacción en las relaciones sexuales, sobre su relación de pareja, sobre los posibles cambios con los procesos vitales como la menopausia o ante una medicación o enfermedad? Si revisamos las historias clínicas, observaremos que, curiosamente, este apartado suele tener pocos datos. En este trabajo se analizan los cambios que se pueden producir en la sexualidad durante el climaterio. La vivencia de la sexualidad depende de las costumbres y normas sociales más o menos explícitas Matronas Profesión 2002; junio n.º 8 13 Se realiza una revisión de los artículos sobre sexualidad y climaterio. Se revisan valoración, diagnósticos y cuidados de enfermería relacionados con el patrón de sexualidad y se proponen estrategias prácticas de acción desde un modelo integral. «El amor y el deseo son las alas del espíritu, de las grandes hazañas» (Goethe). Antes de centrarnos en el climaterio, recordemos: • Desde que nacemos hasta que morimos hay sexualidad, con diferentes manifestaciones. • El cerebro es el órgano más importante para la sexualidad. • La sexualidad no sólo consiste en penetración y reproducción: aparentemente lo separamos, pero socialmente se sigue transmitiendo este mensaje. Curiosamente, en nuestra sociedad no están «bien vistas» las situaciones relacionadas con la sexualidad y en las que «no nos podemos reproducir»: sexualidad en la infancia, en las personas mayores, en el embarazo, en los homosexuales. Tácitamente, se nos indica que lo correcto es la sexualidad «cuando nos podemos reproducir»: pareja heterosexual y en edad fértil. • La sexualidad es la energía que nos motiva a buscar afecto, contacto, placer, ternura e intimidad. Influye en nuestros pensamientos, sentimientos, acciones, relaciones y, por tanto, en nuestra salud. 14 CONCEPTOS DE GENITALIDAD Y GLOBALIDAD1 • Genitalidad: cuando un niño o una niña se exploran, todavía en la cuna, van descubriendo su cuerpo, los estímulos, las sensaciones... que reciben de éste. El niño tiene sus genitales más externos, por lo que le es más fácil el contacto con ellos. A medida que va creciendo aprende perfectamente cómo funcionan, ante qué estímulos responden y cómo se siente. Este conocimiento se va favoreciendo socialmente, ya que en los grupos de niños se habla de forma mucho más abierta de todo lo relacionado con lo genital. Los niños se masturban mucho antes que las niñas; es difícil encontrar un chico que llegue a su primera experiencia sexual, en pareja, sin haberse masturbado nunca, pero no es raro encontrarse chicas que llegan a su primera experiencia sexual sin conocer ante qué estímulos y cómo responde su genitalidad. En los grupos de niñas no está socializado hablar de todo lo relacionado con la genitalidad, como ocurre en los grupos de niños. El chico llega a su primera experiencia sexual en pareja con la genitalidad más desarrollada que la chica. Socialmente se asocia genitalidad con sexualidad. El placer genital está focalizado en la zona de los genitales; la sensación es intensa, produce tensión en la zona y se describe como lineal. • Globalidad: en los juegos del grupo de niñas y chicas adolescentes está permitido socialmente tocarse, Las sensaciones globales y genitales no pertenecen a uno u otro sexo, cualquier persona las tiene a lo largo de su vida peinarse, ir de la mano, bailar. Evidentemente, está permitido el contacto porque está separado de cualquier connotación sexual, y la niña/adolescente introyecta lo agradable del contacto. En el grupo de niños y chicos adolescentes está «prohibido» el contacto. Cualquier niño, desde bien pequeño, conoce la norma social: «me pueden tildar de homosexual». Los chicos sólo se tocan en las peleas, jugando al fútbol, etc. La chica suele llegar a su primera experiencia sexual en pareja con la globalidad más desarrollada que el chico. Socialmente, la globalidad no se asocia tanto a la sexualidad como la genitalidad. El placer global es una sensación de bienestar, de placer generalizado, suave, que se describe de forma circular y radial, difundida por todo el cuerpo. Las sensaciones globales y genitales no pertenecen a uno u otro sexo, cualquier persona las tiene a lo largo de su vida; sin embargo, en la sociedad occidental, estas sensaciones pueden aparecer frecuentemente dicotomizadas: el psicoerotismo femenino se caracteriza por un gran desarrollo de la globalidad, y el psicoerotismo masculino por mayor desarrollo de la genitalidad, lo que puede dar lugar a problemas sexuales y de comunicación entre ambos sexos. «Todo nuestro cuerpo es sensible, tenemos dos metros cuadrados de piel para poder ser estimulada y disfrutar de ella». CLIMATERIO: REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA Se ha realizado una revisión bibliográfica en la base de datos Cuiden (10 últimos años) y Medline (cuatro últimos años) y se han encontrado indexados 13 artículos con las palabras clave sexualidad y menopausia o climaterio. En España, se han publicado tres estudios sobre lo que piensan las mujeres de la menopausia2-4. Según un estudio realizado en tres centros de salud de Granada el 90% de las mujeres piensa que la menopausia es una etapa más de la vida2, y el 72% en un estudio de la comunidad de Madrid3. En el estudio de Granada, el 54,4% de las mujeres tiene una opinión positiva ante la menopausia, el 22% la manifiesta negativa y otro 22% no tiene opinión formada. En un estudio realizado en Sevilla el 50% de las mujeres considera que la menopausia es una etapa más de sus vidas5. En otros estudios con mujeres de diferentes culturas predomina siempre, de forma importante, una opinión neutral o positiva acerca de esta etapa. Las características demográficas no guardan relación con la actitud ante la menopausia2. En el estudio de Granada, un 55,5% de mujeres piensa que la llegada de la menopausia no significa una disminución de las necesidades sexuales, mientras que un 30% opina lo contrario. Un 71,2% de mujeres de este estudio no cree que sus maridos las vean menos deseables en la posmenopausia y el 74,3% no se sienten menos atractivas en este periodo. En una encuesta entre 2.001 mujeres (entre 45 y 55 años) para conocer si había cambios en el interés sexual durante los 12 meses anteriores a la menopausia se observó que el 62% no manifestó cambios en su interés sexual y el 31% reportó un decrecimiento6. Resultados parecidos se encontraron en un estudio prospectivo en Dinamarca dirigido a una cohorte de 474 mujeres nacidas en 1936 y entrevistadas a los 40, 45 y 51 años. El 70% no había experimentado cambio en su deseo sexual en el periodo estudiado. Es interesante destacar que la frecuencia y el cambio en el deseo sexual experimentado por las mujeres de 51 años no se relacionó con la aparición de la menopausia, se relacionó altamente con la percepción que tenía de su salud anterior y presente, con la disponibilidad de pareja y con el estado social. La anticipación de la declinación del deseo sexual a consecuencia de la menopausia realmente predijo un decrecimiento7. En un estudio llevado a cabo entre mujeres noruegas (entre 45 y 55 años), el 59% había reducido la frecuencia coital, mientras que un 26% la había aumentado o la mantenía igual (15%)8. En la evaluación preliminar del programa de atención integral a la mujer climatérica, en la comunidad valenciana se obtienen mejoras importantes tras el paso por el programa. En los aspectos referentes a la sexualidad, el porcentaje de mujeres que refiere sequedad vaginal disminuye del 44,9 al 34,2%; también mejoran de forma significativa las mujeres que manifestaban disminución del deseo y de la respuesta sexual9. No está claro hasta qué punto los cambios en la función sexual que aparecen en el climaterio son consecuencia de los cambios en el equilibrio hormonal o de los factores psicosociales que están presentes en esta etapa10. Cuatro de los siete artículos encontrados en la base de datos Medline analizan la influencia de la terapia hormonal sustitutiva (TSH) en la mejora de las relaciones sexuales11-14. El trabajo de Von Sydow11 compara los efectos de los cambios hormonales y los psicosociales en la menopausia, y la conclusión es que la THS no tiene efectos significativos en la dimensión sexual, conclusión que no comparten el resto de estos artículos. Sólo uno de los artículos encontrados15 menciona diagnósticos y cuidados enfermeros relacionados con esta etapa. En un estudio realizado en Sevilla con respecto al grado de información y actitudes de las mujeres premenopáusicas sobre el climaterio, al preguntar a éstas sobre el profesional con el que se sentirían más cómodas para hablar de estos temas, el 50% cita al médico como profesional de referencia, el 31% a la matrona, el 15% a la enfermera y el 4% al ginecólogo. El canal de información más utilizado son los familiares o amigos en un 78%, los medios de comunicación en un 56% y sólo en un 15% citan al sanitario5. Cambios biopsicosociales La identificación de los cambios que pueden producirse en este periodo y que pueden tener influencia sobre la sexualidad es el primer paso para establecer estrategias de mejora y adaptación ante ellos. • Desde un punto de vista físico, en el climaterio la vagina puede empezar a estar menos elástica, sus paredes se adelgazan y cambian de color a un rosa más Matronas Profesión 2002; junio n.º 8 15 16 pálido; asimismo, disminuye progresivamente su tamaño. El epitelio vaginal más fino se puede inflamar o ulcerar con más facilidad. • Disminuye la lubricación; esto puede ocasionar sensación de sequedad, picores en la vulva y la vagina, que pueden llegar a ser incómodos en la relación sexual con penetración y producir dispareunia. • Al adelgazarse las paredes vaginales, las formaciones contiguas de la uretra y vejiga pueden irritarse mecánicamente con el coito; éste es un hecho más frecuente cuando la lubricación no es efectiva. Por esto, algunas mujeres se pueden quejar de una sensación urente hasta 2 o 3 días después del contacto sexual y pueden aparecer deseos urgentes de orinar tras el coito. • El clítoris está más expuesto, ya que existe una involución de los labios mayores. • La reducción de la flora de Döderlein y la elevación del pH pueden favorecer las infecciones vaginales. Los cambios físicos parecen estar muy influenciados por la existencia, de forma habitual, de relaciones sexuales con penetración: conservación de la expansión y lubricación de la vagina casi intactas. Por el contrario, si no se practica el coito ni la masturbación, la relación sexual con penetración puede resultar difícil 5-10 años después de la menopausia. La vitalidad de las relaciones sexuales es muy variable de unas personas a otras; puede existir una disminución del deseo sexual debido a múltiples factores, ya que la libido es una cualidad compleja, muy personal, que está modulada por numerosos parámetros. Las mujeres que tienen una disminución de su libido suelen referir relaciones muy centradas en la genitalidad y que adolecen de globalidad y/o afectividad. En muchas ocasiones, si no se tiene una buena comunicación, puede producirse un distanciamiento en la pareja, ya que se pueden llegar a rechazar muestras de afecto, que sí pueden apetecer, con objeto de evitar llegar a la relación genital: «no dejo que me bese o abrace...», «me voy más tarde que él a la cama...». En la respuesta sexual se ha observado que16: • La fase de excitación es más lenta, aumenta el tiempo necesario para llegar a la fase de meseta de la respuesta sexual. • La fase del orgasmo dura menos, las contracciones son más escasas, 3-4, en comparación con 5-10 en la joven. La autoestima y el autoconcepto están interrelacionados con el disfrute de las relaciones sexuales • El tempus del hombre también aumenta. El hombre en esta época sufre una demora en el tiempo de su erección; ésta a menudo no es del todo completa y puede mantenerse durante periodos más largos, existiendo una mayor capacidad de control sobre la eyaculación y una disminución de la necesidad de eyacular. El periodo refractario aumenta. Es necesario que el hombre conozca de antemano todos estos cambios, ya que, si no, los puede vivir de forma negativa, con ansiedad y, por miedo (temor a la impotencia), disminuir sus relaciones sexuales, ya que el temor a la impotencia puede provocarla. Si bien los cambios biológicos son más profundos en la mujer, parece que los determinantes físicos del sexo influyen mucho más en el hombre. A medida que el impulso biológico decrece, la importancia del orgasmo disminuye para aumentar el valor de las fantasías y el ambiente que acompaña a la relación. En el hombre, con el paso de los años, los factores psíquicos de la sexualidad se imponen sobre los biológicos17. La capacidad de alcanzar el orgasmo sigue siendo la misma, siempre que nos adaptemos a estos cambios. La sexualidad si se cultiva puede perdurar, y normalmente perdura durante toda la vida en ambos sexos. La sexualidad en esta etapa también puede estar influenciada por la presencia de problemas de salud, una enfermedad sistémica, intervenciones quirúrgicas y la consiguiente medicación. La mujer tiene más experiencia y no existe miedo al embarazo; las mujeres expresan (80%) sentir alivio ante la menopausia porque eso significa el cese de la menstruación y, por tanto, el riesgo de quedar embarazadas2. El final de la capacidad reproductora tiene significados culturalmente diversos y coincide con un momento vital de las mujeres en que, habiendo cumplido con la crianza de los hijos, se presentan otras posibilidades para su vida personal. Cerrar esta etapa del ciclo vital abre para muchas mujeres otros horizontes2, y así se recoge en trabajos con metodologías cualitativas, en los que las mujeres reafirman su papel social en el trabajo como esencial para su identidad18 o destacan la oportunidad que les brinda la edad media de la vida para cambiar la asignación de sus tiempos, llegar a ser ellas mismas y tener tiempo para ellas19. El cambio de papel puede hacer que la pareja pueda disponer de más tiempo de intimidad. La autoestima y el autoconcepto están interrelacionados con el disfrute de las relaciones sexuales. En el estudio de Granada2, las mujeres asocian la tranquilidad que encuentran en esta etapa con el hecho de sentirse más maduras y mejorar su autoconfianza. La mujer que ha tenido unas relaciones sexuales placenteras, bien ajustadas, con una buena comunicación, es más probable que busque soluciones a los cambios o posibles problemas que pueden aparecer en esta etapa y continúe disfrutando de su relación, sin que aparezca alteración de los patrones de la sexualidad. Si la insatisfacción sexual ha sido norma, si la sexualidad se ha vivido como una carga, es probable que utilice la menopausia como una «excusa» para librarse de ella, produciéndose una disminución del impulso e incluso una intolerancia hacia cualquier forma de actividad sexual. Que la pareja salga reforzada en sus lazos o separada tras las adaptaciones y reajustes que se han de realizar en estos años depende del grado de confianza y comunicación que haya logrado. EL PAPEL DE LA MATRONA Las matronas debemos de asumir como responsabilidad la educación para la salud en el ámbito de la sexualidad a lo largo de la vida de la mujer. Es evidente que para poder abordar de forma eficaz el patrón de sexualidad-reproducción debemos tener establecida una relación de confianza con la mujer, respetar los límites que ella quiera poner y sentirnos cómodas hablando de este tema. En muchas ocasiones, es la propia mujer la que nos manda mensajes para poder abordar su problemática con nosotras/os, entonces debemos estar atentas/os y tener nuestra «puerta abierta». Valoración focalizada del patrón de sexualidadreproducción Hay que tener en cuenta los factores biopsicosociales y hacer una correcta valoración individual de cada mujer. Las matronas debemos de asumir como responsabilidad la educación para la salud en el ámbito de la sexualidad Centrándonos en una valoración focalizada del patrón de sexualidad-reproducción, recogeremos y analizaremos: • Percepción de las relaciones de pareja afectivosexuales: – Cambios en ella, en su pareja o en la relación: localizar el inicio, intentar relacionarlo con acontecimientos vitales. – Adaptación y estrategias desarrolladas por la mujer/pareja ante los cambios percibidos. – Satisfacción. La capacidad para alcanzar el orgasmo, los cambios en la libido y el grado de comunicación. • Creencias, mitos, tabúes en torno a la menopausia y la sexualidad que vive la mujer. • Expectativas y preferencias sexuales. • Espacios íntimos con su pareja. • Factores físicos, psicológicos o relacionados con el entorno que puedan estar en la base del problema o reforzándolo. • Percepción de sí misma, autoconcepto-autoestima: ¿ha cambiado?, ¿con qué lo relaciona? • Miedo a embarazo. Método anticonceptivo: previo y actual. • Enfermedades o fármacos que puedan afectar el deseo sexual, tanto en la mujer como en su pareja. • Necesidad de adquisición de conocimientos, habilidades o actitudes. • Capacidad de aprendizaje de la mujer. • Factores que puedan dificultar el aprendizaje: déficit sensoriales, falta de motivación, prejuicios, entorno inadecuado, etc. • Factores y recursos que influyan positivamente en el aprendizaje: motivación, disponibilidad, nivel cultural, etc. Diagnósticos enfermeros relacionados con este patrón20 • Disfunción sexual (NANDA 3.2.1.2.1). Este diagnóstico enfermero nombra una situación en que la persona experimenta un cambio en la función sexual que Matronas Profesión 2002; junio n.º 8 17 18 ve como insatisfactorio, inadecuado o no gratificante. Se aconseja usar esta etiqueta diagnóstica únicamente cuando es la propia persona la que identifica un problema o manifiesta su insatisfacción sexual. • Alteración de los patrones de sexualidad (NANDA 3.3). Nombra una situación en que la persona expresa preocupación respecto a su sexualidad. Se aconseja usar esta etiqueta cuando la persona, que previamente tenía una sexualidad satisfactoria, a raíz de una crisis, exprese insatisfacción o preocupación por el futuro. Se desaconseja utilizarla cuando la persona manifieste una insatisfacción crónica con su sexualidad, que debe ser diagnosticada y tratada por un sexólogo. • Déficit de conocimientos (especificar) (NANDA 8.1.1). Situación en que la persona carece de información cognitiva relacionada con un tema específico o la que tiene es deficiente. Se aconseja usar esta etiqueta de forma positiva, es decir, cuando las nuevas experiencias o los cambios en el estilo de vida o de salud requieran que la persona adquiera conocimientos amplios y estructurados, con la finalidad de tratar con competencia la nueva situación. Aunque estos tres diagnósticos mencionados son los más directamente relacionados con la sexualidad, no olvidemos la visión integral; otras etiquetas diagnósticas pueden estar modificando o afectando directamente el patrón de sexualidad: afrontamiento individual inefectivo (NANDA 5.1.1), baja autoestima situacional (NANDA 7.1.2.2), alteración de los procesos familiares (NANDA 3.2.2). ATENCIÓN DE LA MATRONA «Para sentir interés hay que saber qué se pretende y sentir que ello cubre alguna necesidad»: es necesario planificar nuestros cuidados con la mujer y desarrollar un enfoque desde una perspectiva positiva. La mujer tiene más experiencia, más sabiduría, ausencia de miedo al embarazo, más tiempo para momentos de ocio, reencuentro con la pareja, concepto de belleza dinámica... Cuando planificamos la atención de la matrona en esta etapa, podemos establecer, entre otros, los siguientes objetivos y estrategias, siempre adaptados a cada mujer/pareja: • Brindar una información completa, cercana y atractiva, usando los métodos de aprendizaje más adecuados a las capacidades e intereses de la mujer. La mujer es más sabia y tiene más experiencia en esta época de la vida • Enseñar a la mujer a identificar los posibles cambios biopsicosociales que se pueden producir en esta etapa de su vida, con el fin de aumentar los conocimientos básicos de la mujer/pareja sobre la sexualidad y el climaterio. • Trabajar la información desde la participación: elaborando conjuntamente con la mujer los objetivos de aprendizaje, ayudando a ésta a crear diferentes estrategias adaptadas a sus necesidades, creencias y circunstancias personales. En ningún momento debemos olvidar incentivar la autonomía de la mujer, para que sea capaz de asumir la responsabilidad de su propia salud sexual. • Es importante recordar que la mera información no siempre es suficiente para la modificación de actitudes; si nos queremos plantear un aprendizaje significativo en la educación para la salud, tenemos que tener en cuenta el campo cognitivo, el conductual y el motivacional, y plantear: ¿sé cuidarme?, ¿puedo cuidarme?, ¿quiero cuidarme? • Enseñar a la mujer a comunicarse y relacionarse de forma asertiva para poder expresar pensamientos, expectativas, necesidades y temores respecto a esta etapa y perder el miedo a hablar de sexualidad y afectos. • Reflexionar sobre lo que se desea y no se desea: plantear a la mujer un ejercicio de reflexión en el que debe contestarse a sí misma tres preguntas (usar papel y bolígrafo): ¿qué quiero?, ¿qué no quiero? y ¿qué hago para conseguirlo?21. Tras explicitar lo que se desea, la mujer analiza los cambios que dependen directamente de ella, y puede poner en marcha estrategias de cambio a nivel conductual, o reforzar las ya existentes y que se hayan demostrado eficaces, así como constatar las estrategias no eficaces con objeto de extinguirlas. La mujer es más sabia y tiene más experiencia en esta época de la vida, trabajemos con ella para que se permita sacar partido de esta sabiduría. • Aprender a poner límites. La mujer debe aprender a decir «no» y a pedir lo que quiere. • Enseñar a la mujer a hacer paradas de pensamiento: ¿qué me pasa?, ¿qué estoy notando?, ¿por qué? Darle claves para que pueda analizar situaciones. • Reflexionar con la mujer/pareja la importancia de cultivar el erotismo, la afectividad y combatir la monotonía, que pueden producir conductas reiterativas y normas rutinarias. Fomentar la imaginación; la mujer/pareja se preguntará: qué le/les gusta, qué le/les erotiza, relacionándolo con la necesidad de planificar tiempos, espacios y actividades íntimas con la pareja; potenciando un ambiente estimulante: música, velas, baño, ropa atractiva... • Ayudar a buscar estrategias para establecer espacios propios de autocuidado y recuperar o favorecer los espacios personales. • Analizar cómo influye el modelo cultural y las expectativas en la vivencia de la sexualidad en el climaterio. • Ayudar a la mujer a identificar y expresar sus preocupaciones sobre su imagen corporal y deseabilidad como pareja sexual. Reflexionar sobre el modelo de belleza actual, su evolución histórica, su relación con las diferentes culturas. Enfocar la belleza desde el concepto de belleza dinámica, desde el potencial de un cuerpo capaz de transmitir y recibir placer, relacionarse y disfrutar de todo lo que le rodea, oler, oír, sentir, saborear y ponerse en contacto con los demás, independientemente de que sus tamaños y medidas se adapten o no al modelo social de belleza. La belleza dinámica se puede trabajar con activación intrasofrónica durante una sesión de relajación, recorriendo nuestro cuerpo y repasando todo su potencial. • Analizar los papeles de género en nuestra cultura y su influencia en las relaciones sexuales (psicoerotismo femenino y masculino), vinculándolos con recuperar la globalidad: desmitificar la importancia de las relaciones coitales; para ello, podemos proponer a la mujer/pareja técnicas de crecimiento erótico como el placereado, cuyo objetivo es recuperar y ampliar la sensibilidad erótica a toda la piel. Analizar con la mujer/pareja la importancia de aumentar el tiempo dedicado al juego sexual, no enfocado como un medio, sino como un fin en sí mismo. Propuesta de placereados A la mujer se le explica qué son los placereados y cómo se realizan, y se le formula la siguiente propuesta: • Buscar un momento en el que no les puedan interrumpir, crear un clima agradable. • Explicar a su pareja que lo que pretenden es disfrutar Hay que analizar con la mujer/pareja la importancia de aumentar el tiempo dedicado al juego sexual de las caricias en todo su cuerpo, excluyendo la zona genital, ya que todo su cuerpo es sensible. Se pacta que no habrá relación coital. • Uno de los miembros de la pareja es el activo: acaricia despacio, sin saltarse ninguna zona (pelo, frente, cejas, párpados, pestañas, mejillas, orejas, abdomen, dedos de los pies, etc). Explora cómo le gusta más acariciar, con las yemas de los dedos, con la palma de la mano... El otro miembro de la pareja es pasivo, no se mueve ni habla, salvo que alguna caricia le moleste; simplemente disfruta de las caricias. Después, se cambian los papeles, el activo hace de pasivo y el pasivo de activo, en esa misma sesión o en otro momento si no se dispone de tiempo. • Tras el placereado, los dos miembros de la pareja comentan las sensaciones que han tenido, las caricias que les han gustado más, qué les han recordado. • Desarrollar la comunicación: insistir en que el diálogo es importante. • Para las caricias se pueden usar objetos agradables: plumas, pañuelos, entre otras cosas. El placereado se puede hacer, en una fase posterior, incluyendo genitalidad, pero recordando que el objetivo primordial es recuperar la globalidad. El autoplacereado sirve para desarrollar el autoconocimiento y la autoaceptación. Lo hace la mujer sola, con la misma metodología expuesta: sitio agradable y tranquilo, música relajante. Se acaricia, examina, toca, abraza todo su cuerpo y averigua qué zonas son las más sensibles, cómo le gusta acariciarse, disfrutando de ello. • Ayudar a la mujer a recuperar o fomentar las fantasías sexuales como fuente de placer: muchas mujeres no están acostumbradas a identificar qué fantasías les excitan, les gustan, incluso las pueden rechazar cuando aparecen en su mente. Matronas Profesión 2002; junio n.º 8 19 El autoplacereado sirve para desarrollar el autoconocimiento y la autoaceptación 20 • Adiestrar a la mujer en los ejercicios de Kegel, además de ser útil para fortalecer la musculatura del suelo pélvico, mejora la lubricación vaginal y favorece el reconocimiento de los genitales, potenciando sensaciones. • Informar sobre el uso de lubricantes vaginales si existe sequedad vaginal; es mejor que sean hidrosolubles. • Informar sobre métodos anticonceptivos. Si la mujer tiene más de 50 años, tras un año sin menstruación, puede dejar de usar un método anticonceptivo, y si tiene menos de 50 años, se recomienda que continúe utilizando un método anticonceptivo 2 años. No existe el «método ideal», está en función de los deseos, necesidades, contraindicaciones y de las características únicas de cada usuaria. Debemos recordar que la THS en la premenopausia no protege de un posible embarazo: las dosis de estrógenos que se requieren para inhibir la ovulación son mucho mayores que las usadas en la THS22. «Hemos de aprender a darnos el placer que necesitamos, estar bien con nuestro cuerpo, con nuestra piel, con nosotros/as mismos/as, sentir que somos quienes queremos ser, que estamos donde queremos y con quienes queremos estar; hemos de saber cuidarnos y establecer relaciones de cuidado mutuo para el bienestar, la salud y el desarrollo» (Fina Sanz). BIBLIOGRAFÍA 1. Sanz F. Psicoerotismo femenino y masculino. Barcelona: Kairos, 1997. 2. 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