ANEXO II: CAMPO SEMÁNTICO DE NIETZSCHE I. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO 1.Verdad Dentro del ataque de Nietzsche al platonismo, resaltar su rechazo al concepto de Verdad. La Verdad es la mentira por antonomasia de la Razón. Por eso Nietzsche modifica el concepto de verdad. Nietzsche entiende que todas las grandes verdades de la metafísica y la ciencia empírico-matemática no son más que abusos gramaticales. No hay “verdades en sí“, del mismo modo que no hay “cosas en sí“, ni “hechos en sí”; no hay sino “perspectivas“: O dicho de otra manera, “no hay hechos, sino interpretaciones“. Nietzsche defiende así una concepción de la verdad que él mismo llama perspectivismo. Pero también se podría llamar pragmatismo, ya que una verdad es “verdadera” por si aumenta nuestro poder, si sirve a la vida. Efectivamente, éste es el momento en que podemos empezar a utilizar realmente la muerte de Dios a nuestro favor. Es el momento de abrirnos a una nueva concepción de la verdad y la mentira, del error y el acierto, a una concepción de la verdad y la mentira en sentido extramoral. Podemos poner a la verdad al servicio de la vida y no a la vida al servicio de la verdad: porque se asume explícitamente que lo que es verdad es verdad porque nos interesa, luego se desenmascara todo intento de esgrimir una verdad desinteresada contra nuestros intereses, nuestras pasiones, nuestros instintos. El propio Nietzsche define la verdad del siguiente modo: "Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; la verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son" (Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Madrid, 2000, p. 25). Con esto indica Nietzsche que la verdad, tal y como la concibe nuestra tradición cultural (adecuatio rei et intellectus, es decir adecuación entre el entendimiento y las cosas), es fruto de una operación (la abstracción) en la que se forman los conceptos. Pero en ella lo real, que es individual, singular, y en movimiento, se pierde. Por consiguiente, la verdad es sólo una ilusión. 2.Positivismo El fin de su período “metafísico” implica la ruptura con Wagner y el abandono de Schopenhauer y el inicio de su período positivista. Se inspira en Voltaire y los ilustrados franceses, y adopta una postura “positivista” o “científica” para condenar la metafísica (sobre todo, la platónica), la religión y el arte. La figura es ahora “el hombre libre“: En Humano, demasiado humano (1878), la lucidez “científica” – en realidad, crítica psicológica- de que 1 quiere hacer gala Nietzsche le conduce a decir que se trata de una “filosofía de la mañana”. Las otras dos obras de esta época llevan cuyos títulos muy significativos: Aurora (1881) y La ciencia jovial [La gaya scienza] (1882). El positivismo es una corriente filosófica que nace en el XIX y se prologa a lo largo de todo el siglo XX, que pretende hacer una lectura científica del discurso metafísico con el fin de demostrar su falta de consistencia y de rigor. Nietzsche asumió en buena medida esta perspectiva cuando emprende la tarea de dinamitar las bases metafísicas y éticas de nuestra tradición. En efecto, gran parte de la crítica la hace con argumentaciones biológicas, fisiológicas y ambientales. No obstante, no se puede afirmar que Nietzsche sea un positivista en sentido estricto. El positivismo es para él sólo un momento crítico ha de superarse con una la creación de una nueva cultura. 3.Jovialidad Nietzsche pretende despojar a la filosofía del espíritu de pesadez y gravedad, darle pies ligeros de bailarín. Frente a la morbosidad aburrida del moralista disfrazado de filósofo y la gravedad lingüística del oteador de la “Verdad”, Nietzsche contraataca con el espíritu de la jovialidad. En su libro La gaya ciencia o La ciencia jovial afirma que ”Ciencia jovial” se refiere a un saber en el cual salen a la luz muchas cosas irracionales y locas, incluso canciones y poemas. Nietzsche no quiere ser objetivo, sino apasionadamente subjetivo. Detrás de cualquier pensador están sus afectos y delirios, aunque no se reconozca. Y esto es así porque la pretendida Verdad que fundaría la objetividad se da en el seno del lenguaje, que no es sino el producto de un proceso antropológico de creación de metáforas arbitrarias que no alcanza jamás la cosa-en-sí, sino que desemboca en ilusiones, mentiras y ficciones compartidas socialmente. La verdad es una metáfora muerta, una metáfora que, tras el largo uso, el pueblo hipostasía y fija como correcta, firme, canónica y vinculante. “Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son”. Frente a esto, la no-verdad es indispensable para favorecer la vida… Nietzsche tampoco quiere ser sistemático. “La voluntad de sistema es una falta de honestidad”. Su obra rechaza todo raíl lógico-abstracto que encauce y sistematice, para abrirse a todo juego, clarividencia, pasión. El filósofo debe olvidarse de la Verdad, del más engañoso disfraz de la Razón, para usar el lenguaje en pro de sus fuerzas dominantes y así convertir la verdad personal en expresión de sus pasiones. "La risa y la jovialidad son tanto núcleos temáticos que importan a Nietzsche, como herramientas indispensables de sus análisis y escritura. El gusto por el consuelo intramundano de la risa se hace palpable sobre todo en la malicia con la que Nietzsche, en giros precisos e irreverentes, provoca la complicidad del lector. Entre las pistas joviales de su filosofía están: sus invectivas contra los filósofos, las máscaras de las pretensiones absolutas, la auscultación de las patologías modernas, la reelaboración del tiempo y el amor a la vida. Esos giros cómplices, irreverentes, desenmascaradores señalan una dimensión estructurante de la relación que Nietzsche mantiene con la tradición filosófica, pero también con la originalidad de las tareas de las que su propia filosofía quiere hacerse cargo. Lejos de postrarse en la aniquilación nihilista de que todo saber es una quimera, la filosofía se afirma como el gozoso experimento que con la risa comprende de manera excepcional la existencia humana". 2 4.Razón Nietzsche cree que detrás de la moral cristiana se halla la filosofía de Sócrates y Platón. Sócrates marca el inicio de la decadencia del espíritu griego al situar por encima del instinto vital a la Razón, al preferir el Concepto a las cosas mismas, al condenar los instintos y la fuerza en la figura de Calicles. Platón concretó las ideas de Sócrates: dos mundos contrapuestos, el reino de las Ideas y el mundo sensible, desconfianza frente a las pasiones, conocimiento verdadero -ciencia- desinteresado y objetivo, frente al conocimiento interesado y ambicioso -opinión- de los sofistas. Nietzsche considera que el error fundamental de toda la metafísica desde Sócrates está en la invención de un mundo racional y la desvalorización del mundo del devenir. La crítica de Nietzsche a la metafísica occidental se dirige a dos aspectos: 1. Los conceptos básicos de toda la metafísica tradicional: esencia, sustancia, unidad, alma, Dios, permanencia… son puras ficciones. 2. Dos causas del nacimiento de la metafísica occidental: 3. a. Origen psicológico de la metafísica: la metafísica es un signo de tendencias antivitales, de un instinto de vida decadente y contrario al espíritu griego anterior. La raíz moral que motivó la aparición de la filosofía platónica fue el temor a la mutación, la muerte y la vejez, lo que le condujo a inventarse un mundo en donde no estén presentes dichas categorías. La metafísica platónica es un síntoma de resentimiento ante el único mundo existente, miedo al caos; b. La influencia de la gramática: la mayoría de las frases de nuestro lenguaje tienen la estructura sujeto-predicado lo que nos lleva directamente a la metafísica aristotélica: sustancia-accidente. La razón tiene en la filosofía de Nietzsche dos vertientes. Por una parte, en la obras denominadas ilustradas (Humano, demasiado humano; Aurora; La gaya ciencia), la razón es el bisturí con el que disecciona los valores fundamentales de nuestra cultura para mostrar el engaño que ocultan. Y por otra, considera la propia razón ilistrustrada como fruto del hiperdesarrollo de lo apolíneo en detrimento de lo dionisíaco, y, por conguiente, la responsable de la momificación de la cultura. 5.Idea/Concepto Platón distingue dos mundos: el mundo verdadero y el aparente. El aparente está formando por individuos que son copias de las Ideas, lo percibimos mediante los sentidos y está sujeto a cambio o devenir. El mundo verdadero está formado por Ideas, esencias eternas e inmutables que percibimos mediante la razón. 3 Para Nietzsche esta distinción platónica es un síntoma de egipticismo. es decir de obsesión por el más allá y desprecio al devenir. Platón, infiel al espíritu griego, se dejó conquistar en sus viajes por el odio egipcio al devenir, al tiempo, a la vida. Nietzsche compara las ideas con momias conceptuales. Los filósofos son adoradores de la muerte y no de la vida. Dentro de las ideas no hay nada, sólo los individuos concretos son reales. La idea más vacía y la que más ha perjudicado a la humanidad es la Idea de Dios, que en Platón se identifica con la Idea del Bien. II. ANTROPOLOGÍA 6.Espíritus libres En el prólogo a Humano, demasiado humano, dedicado a los espíritus libres como Voltaire, Nietzsche escribe que a menudo se sale de sus escritos con una especie de horror y desconfianza hacia la moral y hacia Dios. Es tal la soledad que afronta quien cuestiona tales valores que no duda en resguardarse en cualquier veneración. Cometió errores al buscar afinidades en el pesimismo de Schopenhauer o en el cristianismo de Wagner. Ese tipo de autoengaño le fue necesario para sobrevivir y adentrarse en terrenos que están «más allá del bien y del mal». Llegado el momento fue capaz de sustituir a Schopenhauer y Wagner por los «espíritus libres». El «espíritu libre» es aquel capaz de romper las cadenas que lo atan a la moral y la religión cristiana, al “deber”. Una vez liberado merodea alrededor de lo más prohibido, “¿No es posible subvertir todos los valores?, ¿y es el bien acaso el mal?, ¿y Dios sólo una invención y sutileza del diablo? ¿Es todo acaso en definitiva falso?” Estos pensamientos radicales le conducen a la confusión del nihilista que termina cuando se accede a la maestría del espíritu libre. Se desprende de todo pesimismo (la gangrena de los viejos idealistas) y aprende a captar que toda valoración es el producto de una perspectiva, de un tipo de vida. Son aquellos que han logrado liberarse del fardo de valores que la metafísica, la ética y la religión han cargado sobre el ser humano, y viven la jovialidad de la transvaloración, desde una concepción de la vida basada en la libre creación y en el amor al instante presente. En el texto sobre las tres transformaciones están representados en el niño. Son los ha superado la moral de esclavos y son creadores y dueños de sí mismos. 7.“Incipit Zaratustra” A período positivista o ilustrado le sigue la “Filosofía de la mañana“. Es ahora cuando Nietzsche llega a su máxima altura, cuando su pensamiento alcanza el “mediodía” : Escribe su obra fundamental, más allá de la cual ya no será capaz de remontarse: Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie (1883-1884). Nietzsche elabora sus grandes temas: muerte de Dios, nihilismo, eterno retorno y superhombre. La muerte de Dios vuelve inútiles todos los 4 valores lo que sume a la humanidad en la desorientación del nihilismo. Este no debe conducir a la desesperación sino que debe ser visto como una oportunidad para dar a la vida el valor que tiene de suyo, un valor absoluto. El símbolo con el que Nietzsche desarrolla esta idea es el “eterno retorno“: si pensáramos que cada instante de nuestra vida ha ocurrido ya infinitas veces y volverá a hacerlo en el futuro ¿no intentaríamos vivirlo lo más intensamente posible? Quien es fiel a la tierra y acepta sólo los valores que afirman la vida es la figura del superhombre. Este tiene más de artista dionisiaco que de la “bestia rubia” que más tarde será perversamente utilizada por el nazismo. Es el inicio de la libertad; del desarrollo espontáneo de la nueva cultura. Se trata de la filosofía del mañana, en la que el Uebermensh substituirá a la humanidad presente. III.METAFÍSICA/REALIDAD 8.Mundo verdadero/Mundo aparente Nietzsche llama platonismo a toda teoría para la que la realidad está escindida en dos mundos: un mundo verdadero, dado a la razón, inmutable y objetivo, y un mundo aparente, dado a los sentidos, cambiante y subjetivo. Al mundo verdadero en Platón le corresponde la eternidad y se relaciona con el bien y el alma mientras que al mundo aparente le corresponden el nacimiento y la muerte y se relaciona con el mal y el cuerpo. El platonismo es una filosofía producto de una nefasta influencia del lenguaje, que busca siempre sustancias donde sólo hay devenir y una enfermedad de la vida misma: sólo individuos con un tono vital bajo pueden creer en la fantasmagoría de un mundo trascendente: la cultura occidental se inventa un mundo verdadero (objetivado en Dios gracias al cristianismo) para encontrar consuelo ante lo terrible del único mundo existente, el mundo dionisíaco. El hecho de que el artista ame más la apariencia que el mundo real no significa que se coloque del lado de la metafísica y del cristianismo. El artista trágico ama la apariencia en el sentido en que dice sí a lo terrible de la vida, es dionisíaco. En la apariencia del arte, la vida misma se transfigura. El artista es el que intenta abrir nuevas posibilidades en el mundo, el que intenta hacer de la vida una obra de arte. Nietzsche también afirma que una vez que hemos perdido el mundo verdadero tampoco nos queda el mundo aparente. Hay que empezar de cero a construir los nuevos valores. En el examen de Pau aparecerá sólo el término “mundo aparente” pero hay que compararlo con el concepto de “mundo verdadero”. Por ello hablaremos de ambos. Para Nietzsche los sentidos no mienten nunca, por ello, considerará a la razón una invención vacía de contenido. En consecuencia el único mundo que puede existir es el que nos muestran los sentidos. Esto lleva al autor a afirmar que el mundo aparente es el verdadero, mientras que el mundo verdadero sólo es una mentira que se completa con todo aquello que percibimos con los sentidos. Por eso manifiesta continuamente sus dudas sobre la correspondencia de la verdad conocida con la realidad. Nietzsche crítica a Platón por defender el mundo verdadero de la 5 Idea frente a la Cosa, ya que como es sabido, Platón defendió el dualismo ontológico, dividió la realidad en dos mundos opuestos. 9.Virtud/Moral Nietzsche critica en la moral cristiana su carácter antinatural y su dogmatismo. La moral cristiana es “antinatural” pues ordena ir contra la vida, es una moral del resentimiento. Esto se ve claramente en la obsesión por limitar el papel del cuerpo y la sexualidad. Para ello han inventado las ideas de pecado y libertad. El cristianismo tiene necesidad de hacernos creer que somos libres para poder hacernos sentir culpables. Su idea de virtud coincide con la vieja idea de virtud-purificación pitagórica y platónica. La moral socrática-cristiana es dogmática, cree en la existencia de valores objetivos, pero los valores los crean las personas, son proyecciones de nuestra subjetividad, del tipo de vida que somos (ascendente o descendente). En La genealogía de la moral aborda Nietzsche la crítica de la moral cristiana a partir del estudio del origen de los valores. Para ello, emplea el método genealógico, consistente en una investigación etimológica e histórica de la evolución de los conceptos morales, del bien y del mal: 1. En la Grecia heroica de Homero el bueno era el fuerte, el apasionado, el poderoso, el guerrero, el creador de valores. A partir de Sócrates y Platón, el pesimismo nihilista comienza a ganar a los griegos. El bueno es aquel que renuncia a la vida, a las pasiones y al cuerpo en favor de un mundo de las Ideas inexistente. 2. Judaísmo y cristianismo, apoyados en el platonismo, son el origen de una nueva moral cuya característica fundamental es el resentimiento. Este consiste en condenar la vida porque se es impotente para vivirla. Judaísmo y cristianismo llevan a cabo una inversión de los valores de la Grecia heroica: A partir de ahora los buenos son los compasivos, los obedientes, los mansos, los sumisos, los débiles, los impotentes, los abstinentes, los enfermos, los pobres, los miserables, los deformes, los que aman a Dios. Por el contrario, ahora pasan a ser malos los superiores, los orgullosos, los fuertes, los poderosos, los héroes. Frente a la moral heroica de los antiguos griegos la moral cristiana es una moral de esclavos, una moral para masas resentidas. Apoteosis del resentimiento: Tertuliano prometiéndoselas muy felices cuando desde el cielo viese sufrir a los paganos en el infierno… 3. Nietzsche propone una nueva inversión de los valores, una transmutación de los valores. La moral cristiana del resentimiento, de condena de la vida, sería sustituida por una moral sana que se guía por valores que dicen “sí” a la vida, a las pasiones y a los instintos. El abanderado de esta nueva moral sería el superhombre, aquel capaz de asumir la “pesada carga” del eterno retorno y de ”espiritualizar las pasiones”. Nietzsche critica de la moral tradicional su dogmatismo moral y su carácter antivital. El dogmatismo moral presenta las dos características siguientes: consideración de los valores morales como valores objetivos y universalidad de los valores morales. 6 Platón situó los valores en el mundo eterno e inmutable de las Ideas, el cristianismo los sitúa en el ámbito eterno e inmutable de la mente de Dios. Pero la moral tradicional, dice Nietzsche, se equivoca totalmente: los valores morales no tienen una existencia objetiva, no existe un ámbito en el que se encuentren los valores como realidades independientes de las personas, no existen los valores como una de las dimensiones de las cosas, ni como realidades que estén más allá de éstas, en un supuesto mundo objetivo. Los valores los crean las personas, son proyecciones de nuestra subjetividad, de nuestras pasiones, sentimientos e intereses, los inventamos, existen porque nosotros los hemos creado. Sin embargo, es frecuente olvidar este hecho, de ahí que habitualmente los vivamos como objetivos y los sintamos como mandatos, como exigencias que vienen de fuera (de la ley de Dios, de la Naturaleza o de la conciencia moral). El dogmatismo moral consiste precisamente en olvidar que los valores dependen de nosotros, consiste en mantener que tienen una existencia objetiva. Como consecuencia de la creencia en el carácter independiente de los valores, la moral tradicional creyó también que las leyes morales valen para todos los hombres: si algo es bueno es bueno para todos, si algo no se debe hacer no es correcto que lo haga nadie. Esto es, precisamente, lo que indicaba el imperativo categórico kantiano y la conclusión a la que se podía llegar también a partir de la consideración tomista de la ley moral como consecuencia de la ley natural, y ésta de la ley eterna. Nietzsche niega este segundo rasgo del dogmatismo moral: si realmente los valores existiesen en un Mundo Verdadero y Objetivo podríamos pensar en su universidad, pero no existe dicho Mundo, por lo que en realidad los valores se crean, y por ello cambian y son distintos a lo largo del tiempo y en cada cultura. Una vez criticado el fundamento absoluto que sirve de soporte a la validez de la moral, no se puede pensar en su universalidad. Fuente: http://auladefilosofia.net/2011/11/09/campo-semantico-nietzsche-pau-extremadura-2012/ http://filosofiayliteratura.jimdo.com/ http://filosofiayliteratura.jimdo.com/quién-soy/nietzsche/ 7