Obra maestra y valor mercantil

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Profra. Ma. Elena Tovar Garnica
Bachillerato Instituto D´Amicis.
Actividad: Lee el siguiente ensayo. (Aprendizaje por medio de productos informativos)
Obra maestra y valor mercantil
En la actualidad se habla mucho de lo que son las grandes “Obras de Arte” u “Obras Maestras”, ya
sea en pintura, escultura, música o danza. Si bien es cierto que muchas de éstas son muy
importantes (a niveles sociales y hasta económicos), no se sabe con exactitud qué tanta técnica o
esfuerzo han requerido por parte de sus creadores para ser parte de este prestigiado
campo.Muchos conocemos piezas tales como “La Gioconda” de Leonardo Da VInci o “ El
Cascanueces” de Piotr Ilich Tchaikovsky, pero (en cuanto a música se refiere),quién conoce a
compositores como György Kurtág o Steve Reich quienes, además de tener presencia en el mundo
de la música actual (puesto que ambos están vivos) son una influencia para muchos otros
compositores y músicos en la actualidad (cosa que quizás Tchaikovsky haya dejado de ser desde
hace ya algunas décadas debido a los grandes avances en las armonías e interpretaciones
contemporáneas).
Sin embargo, si alguna vez preguntamos a alguna persona (que no sea muy conocedora de
la música clásica) qué obra conoce más, si “El Cascanueces” o “Music for 18 musicians” de Reich, la
respuesta será la primera, esto debido a que probablemente durante su vida (al asistir al Ballet,
en películas y hasta comerciales) haya tenido contacto con el compositor ruso “dieciochesco” pero
nunca con el que en la actualidad es uno de los más importantes músicos vivos que hay.
Existen autores que se han enfocado a analizar este tipo de problemáticas (en función,
sobre todo, a las artes visuales). Una definición de “Obra Maestra” muy asertiva es la de Jean
Galard , quien menciona lo siguiente:
Las obras maestras son objetos bienhechores que asumen, esencialmente, la tarea de activar la relación
estética y que, por añadidura, nos persuaden de que les resulta “absolutamente natural” hacernos este
favor. ( p.23)
Con esto el autor quiere decir que las “Obras Maestras” son objetos construidos en el imaginario
de una sociedad que necesitaba satisfacer sus deseos estéticos y categorizar aquellas obras que le
parecían mejores y que causaban ciertos efectos en las personas. Sin embargo, no es posible
afirmar que todas estas piezas son “Maestras” puesto que no necesariamente se utilizó una gran
técnica para elaborarlas o simplemente, quien la elaboró, continuó copiando patrones de su época
y nunca se dedicó a innovar. Sobre este mismo tema el autor Hans Belting habla sobre la
construcción de esta “Obra Maestra” y las diferentes etapas por las que pasa la obra hasta ser
considerada de este tipo.
De acuerdo con Belting, existen seis fases que han marcado la historia del arte y a partir
de las cuales se ha venido construyendo el concepto de “Obra Maestra”. La primera etapa es
considerada la “aparición” de las ideas modernas del arte (y también del museo), esto fue durante
el Siglo XVIII y básicamente se comenzaba a venerar a las piezas como si fueran una religión. (p.4950). En la segunda, el arte ya era un objeto incluso “mágico” que penetraba profundamente en las
emociones de las personas. “La obra maestra aparecía como la promesa secreta de deseos
ocultos e insatisfechos”. (p. 51)
En la tercera etapa, durante el Siglo XIX, los artistas intentan imitar obras del
renacimiento, sin embargo al fracasar en estos intentos, personajes como James, se frustran con la
idea de que el arte no podrá alcanzar tal perfección y que es casi imposible crear obras tan
“majestuosas” como las de Rafael o Da Vinci. (p. 53). Es en la cuarta etapa cuando se “intenta”
tener ciertas rupturas (con artistas como Duchamp) con estas ideas de “Obra Maestra”, sin
embargo, diversos autores se dieron la tarea de promover otras piezas y de colocarlas en el
imaginario, dando como resultado, un enorme fracaso en las vanguardias “rebeldes” de creadores
como Breton o Duchamp (p. 57).
En la penúltima etapa, las ideas contemporáneas muestran un panorama negativo en la
elaboración de grandes obras. Sin embargo, resurge el concepto de “artistas genio ” que elaboran
“Obras Maestras” para una sociedad que ya no esperaba este tipo de trabajos; es entonces que
con la creación del Guernica de Picasso resurge la idea en el Siglo XX de crear estas piezas. (p.5758). En la última etapa ya se tiene simplemente una “cultura de museo” en la que la obra se
materializa por completo y todo se relaciona con cuestiones de mercado y política aún cuando
existieron movimientos que intentaron liberarse de estas ideas. (p.61).
De manera resumida, se pudo observar el análisis que Belting realizó a distintas etapas del
arte y cómo se han ido presentando conflictos y situaciones que han tenido como consecuencia,
su materialización (más como un objeto con valor económico, político
y social que uno
puramente artístico). De la misma forma, el autor argentino Nestor García Canclini habla sobre el
valor del arte en la actualidad desde un punto de vista económico y político, puesto que se han
creado artistas y obras para compensar las necesidades de la sociedad. Este tipo de acciones
fueron realizadas por una clase “poderosa” y “pudiente” que impone gustos sobre los demás y
que obliga a valorar la producción por su costo y fama. Estas necesidades se satisfacen con una
igualdad en los puntos de vista artísticos de cualquier disciplina, esto debido a que cualquier
diferencia pone en peligro la estabilidad y la rutina de las masas controladas por aquellos que
imponen sus reglas sobre lo que debe ser o no. Esta reflexión proviene del siguiente texto de
Canclini:
La convergencia entre conflictos artísticos y conflictos sociales deriva en la necesidad de cada clase
de legitimar y afianzar el poder económico mediante la acumulación de capital simbólico. La fracción
que Impulsa el cambio industrial debe crear instituciones culturales, aparatos ideológicos, que correspondan a su proyecto modernizador y lo garanticen. Para legitimarlo construye un discurso
justificador a través de los científicos, artistas y escritores afines y también contribuye a formar el
consenso mediante la imposición de idénticos materiales y procedimientos en la estructura y
superestructura. (p. 147)
Es así como nos afrontamos a una situación que nada tiene que ver con la “belleza” o la “estética”
de los objetos, sino con cuestiones que van más allá del creador y de la técnica; ya no importa
tanto la forma en cómo se han elaborado las obras sino para quien van dirigidas o en qué museo
van a ser expuestas. Solamente se ha pensado en el artista como un productor real durante una
época muy lejana a la actual: La Edad Media. En ese entonces, el creador era visto más como un
artesano y no como una “mina de oro” para aquellos que quisieran obtener grandes ganancias con
la venta u obtención de un objeto que más que artístico, en la actualidad se volvería simbólico. El
valor de las grandes obras (la mayoría de las veces) no está en su gran técnica o dificultad para ser
ejecutada o interpretada ( en el caso de las artes escénicas) sino en la “fama” y el “aura” que les
rodea.
En el “imaginario” de la sociedad, las grandes “Obras Maestras” forman parte de un
acervo imposible de desconocer; la gente viaja por el mundo y lo primero que quiere conocer son
estas piezas. Hay cientos de ejemplos que se pueden dar para esto: Las llamadas “7 Maravillas”,
los museos más importantes del mundo (El Louvre en primer lugar, el “Met”, todas las sucursales
de la franquicia Guggenheim, etc.) las salas de conciertos y de ópera más famosas del mundo
(Scalla de Milán, Metropolitan Opera, etc.) , entre otros lugares que se han dado a conocer no
exactamente por la “real magnitud” de sus representaciones, sino por las obras que se presentan
ahí (comúnmente son piezas muy conocidas por parte del público general y no por uno
especializado en estas disciplinas).
Es posible que a partir de todas estas reflexiones nos demos cuenta de quiénes y por qué
se establecen ciertas producciones como parte de un repertorio general que no va a cambiar y que
obviamente nunca va a tratar de ser innovado, puesto que la gente ha sido educada, manipulada y
culturalizada para gustar siempre de las mismas cosas (nos han impuesto gustos como el de La
Gioconda en la pintura o a Miguel Ángel en la escultura). Quienes se han dedicado a establecer
esto son en su mayoría organizaciones políticas y de desarrollo económico o personas con gran
poder adquisitivo que luchan constantemente contra el cambio y la vanguardia y que prefieren
mantener una población “estable”, culturalmente hablando, y que no piense que existen cosas
distintas que comprueben que el intelecto y la creatividad de los artistas (y del ser humano) ha ido
creciendo y que va más allá de lo que se esconde tras las galerías de los grandes museos o de las
salas importantes de conciertos.
Bibliografía
Galard, Jean. ¿Qué es una obra maestra?. Editorial Crítica. España, 2000.
García Canclini, Nestor. La producción simbólica: teoría y método en sociología del arte. Siglo XXI.
Argentina, 2006.
ACTIVIDAD 2: Reflexiona de manera personal y resuelve las siguientes cuestiones.
a) ¿Qué se entiende por obra maestra en la actualidad?
b) Resume las ideas de Belting con respecto al imaginario estético en la actualidad.
c) ¿Qué papel juega la sociedad en la construcción de los elementos estéticos?
d) Menciona la importancia de lo citado por Néstor García Canclini
f) Da tus propias conclusiones y una reflexión con respecto al panorama artístico y estético en la
actualidad y la construcción del imaginario.
NOTA: Esta actividad requiere entre 2 y 3 sesiones para ser elaborada.
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