DOLENTIUM HOMINUM N. 70 – año XXIV – N. 1, 2009 REVISTA DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS AGENTES SANITARIOS (PARA LA PASTORAL DE LA SALUD) Actas de la XXIII conferencia internacional promovida y organizada por el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios sobre La pastoral en el cuidado de los niños enfermos 13-14-15 noviembre 2008 Nueva Sala del Sínodo Ciudad del Vaticano DIRECCIÓN CORRESPONSALES S.E. MONS. ZYGMUNT ZIMOWKSI, Director S.E. MONS. JOSÉ L. REDRADO, O.H., Redactor Jefe P. FELICE RUFFINI, M.I., Secretario COMITÉ DE REDACCIÓN BENEDETTINI P. CIRO BOLIS DRA. LILIANA CUADRON SOR AURELIA D’ERCOLE P. GIOVANNI EL-HACHEM DRA. MAYA GRIECO P. GIANFRANCO HONINGS P. BONIFACIO IRIGOYEN MONS. JESÚS JOBLIN P. JOSEPH MAGNO P. VITO NEROZZI-FRAJESE DRA. DINA PLACIDI ING. FRANCO SANDRIN P. LUCIANO TADDEI MONS. ITALO BAUTISTA P. MATEO, Bolivia CASSIDY MONS. J. JAMES, U.S.A. DELGADO P. RUDE, España FERRERO P. RAMON, Mozambique GOUDOTE P. BENOIT, Costa de Marfil LEONE PROF. SALVINO, Italia PALENCIA P. JORGE, México PEREIRA P. GEORGE, India VERLINDE SRA. AN, Bélgica WALLEY PROF. ROBERT, Canadá TRADUCTORES CHALON DRA. COLETTE CASABIANCA SRA. STEFANIA FARINA SRA. ANTONELLA FFORDE PROF. MATTHEW QWISTGAARD SR. GUILLERMO Dirección, Redacción, Administración: PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS AGENTES SANITARIOS (PARA LA PASTORAL DE LA SALUD), CIUDAD DEL VATICANO; Tel. 06.698.83138, 06.698.84720, 06.698.84799; Fax: 06.698.83139 www.healthpastoral.org - e-mail: opersanit@hlthwork.va Publicación cuatrimestral. Suscripción: 32 € comprendidos los gastos de envío Impreso en la Editrice VELAR, Gorle (BG) En la cubierta: vidriera de P. Costantino Ruggeri Poste Italiane s.p.a. Spedizione in Abbonamento Postale - D.L. 353/2003 (conv. In L. 27/02/2004 nº 46) art. 1, comma 2, DCB Roma Sumario 6 Renuncia del Presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios (para la Pastorale de la Salud) y nombramiento de su sucesor 8 Palabras de homenaje al Santo Padre 36 5. Estilo de vida y salud de los niños Prof. Guido Castelli Gattinara 39 6. Realidad y origen de las enfermedades infantiles desde el punto de vista personal: la alimentación Dra. Paola Rosati S.Em. Card. Javier Lozano Barragán 46 7. Origen tecnológico y científico 9 Discurso del Santo Padre Benedicto XVI LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS de enfermedades que afligen a los niños: cambio tecnológico, transformación industrial y posibilidades de rehabilitación Prof. Andrzej Sysa 49 8. Ciencias pediátricas Prof. Alberto G. Ugazio jueves 13 noviembre 51 9. El desarrollo de nuevos fármacos en los niños Dr. Paolo Rizzini 57 10. Origen de las enfermedades en la política a favor de los niños Prof. Jozef Glasa PROLUSIÓN 12 La pastoral en el cuidado de los niños enfermos S.Em. Card. Javier Lozano Barragán PRIMERA SECCIÓN LA REALIDAD 62 11. Iniciativas de la OMS a favor de la salud de los niños: contaminación ambiental y cambio climático del globo Dra. María Neira SEGUNDA SECCIÓN ¿QUÉ PENSAR? 17 1. Historia de los cuidados de los niños enfermos en el mundo Dr. Arcadi de Arquer 67 1. Cuidado de los niños enfermos en la Sagrada Escritura Prof. Bruna Costacurta 22 2. Demografía de la población infantil en el mundo y mortalidad Dra. Marina Cuttini 71 2. El cuidado de los niños enfermos según los Padres de la Iglesia Prof. Gabriele Marasco 26 3. Definición de discapacidad en las principales enfermedades que afligen a los niños Prof. Matilde Leonardi 32 4. Enfermedades de los niños y globalización: riesgos y oportunidades Dra. Sally Smith 76 3. El cuidado de los niños enfermos en la historia de la Iglesia Prof. Massimo Aliverti 80 4. Testimonio de los santos que han consagrado su vida al cuidado de los niños enfermos Mons. Angelo Bazzari 131 5. Cómo adaptar el medio hospitalario viernes 14 noviembre al entorno social del niño Maria Josep Planas Magda Boltà Guillem Puche 135 6. Pastoral de la salud 88 5. Fe, caridad y niños enfermos S.Em. Card. Darío Castrillón Hoyos 92 6. Niños enfermos y esperanza cristiana P. Luciano Sandrin, M.I. 97 7. Responsabilidad cristiana y el niño enfermo Mons. Ignacio Carrasco De Paula 101 8. Diálogo interreligioso 101 8.1 Hebraísmo Prof. Abramo Alberto Piattelli 103 8.2 Punto de vista islámico Dr. Redwan Abdallah 104 8.3 Atención al niño enfermo: perspectiva de un médico que trabaja en el campo Dr. Kezevino Aram 107 8.4 El cuidado espiritual 109 de los niños enfermos. Perspectiva budista Prof. Chen, Kay-yu 8.5 La pastoral en el cuidado de los niños enfermos: punto de vista de la postmodernidad P. Ján Ďačok, S.J. en el cuidado de los niños enfermos desde el punto de vista socio-político: medios de comunicación social S.E. Mons. Claudio M. Celli 138 7. Políticas nacionales e internacionales de cuidados a la salud, legislación, migraciones, recursos económicos, científicos y tecnológicos, políticas alimentarias e higiene social Prof. Pedro Antonio Reyes López 147 8. El niño enfermo y su familia Dr. Vito Ferri 152 9. Personal sanitario y el niño enfermo Dra. María Lucía Sperlinga Sra. Michela Bazzari 10. ??? ??? sábado 15 noviembre 155 10. Las órdenes y las congregaciones religiosas y el niño enfermo Hno. Pascual Piles Ferrando, O.H. 166 11. Voluntariado y asociaciones dedicadas TERCERA SECCIÓN ¿QUÉ HACER? 112 1. Niños enfermos: catequesis y formación en la fe S.E. Mons. Sergio Pintor 115 2. Niños enfermos y pastoral sacramental P. Eugenio Sapori, M.I. a la atención de los niños enfermos Sra. Alberta Parayre 169 12. El sostén espiritual a los niños enfermos: sacramentos y oración Dr. Patrick Theillier 172 13. Visita al niño enfermo P. Juan de Aguirre 120 3. La psicología del niño enfermo en el acercamiento pastoral Mons. Tony Anatrella 126 4. Investigación y medicamentos, nutrición y estilo de vida P. Jacques Simporé, M.I. Las ilustraciones de este número proceden del volumen: In continua ricerca de Carlo Tarantini Editrice Velar, 2008 RENUNCIA DEL PRESIDENTE DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS AGENTES SANITARIOS (para la Pastoral de la Salud) Y NOMBRAMIENTO DE SU SUCESOR El Santo Padre Benedicto XVI ha aceptado la renuncia que ha presentado por límites de edad Su Eminencia el Cardenal Javier Lozano Barragán al cargo de Presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios (para la Pastoral de la Salud) y ha llamado para sucederle en el mismo cargo a S.E. Mons. Zygmunt Zimowski, hasta ahora Obispo de Radom y, al mismo tiempo, lo ha elevado a la dignidad de Arzobispo. Su Excelencia Reverendísima Monseñor Zygmunt Zimowski PRESIDENTE DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LOS AGENTES SANITARIOS (para la Pastoral de la Salud) Nace en Kupienin (diócesis de Tarnów, Polonia) el 7 de abril de 1949. Es ordenado sacerdote el 27 de mayo de 1973 y es encardinado en Tarnów. Consigue la Licencia en Teología Dogmática en la Universidad Católica de Lublín. Obtiene el Doctorado en Teología Dogmática en la Facultad Teológica de la Universidad Leopold-Franzens de Innsbruck. El 1° de febrero de 1983, inicia sus servicios en la Congregación para la Doctrina de la Fe. El 14 de abril de 1988, es nombrado Capellán de Su Santidad y luego Prelado de Honor el 10 de julio de 1999. Ha sido Postulador de los procesos de Beatificación y Canonización de Karolina Kózka, del Revdo. Roman Sitko y de Sor María Julittae Ritz. Ha enseñado Eclesiología en la Universidad Católica de Lublín y en la Universidad Cardenal Stefan Wyszyński de Varsovia. Es autor de 120 publicaciones, de 40 cartas pastorales y de algunos libros, así como de muchos artículos. Ha participado en la preparación del Catecismo de la Iglesia Católica especialmente en la edición polaca. Ha colaborado con la Sección Polaca de Radio Vaticana. El 28 de marzo del 2002, el Papa Juan Pablo II lo nombra Obispo de Radom y es ordenado en la catedral de Radom el 25 de mayo de 2002 por el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger. En la Conferencia Episcopal polaca ha desempeñado los siguientes cargos: Presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe, Miembro del Consejo Permanente, Delegado para la Pastoral de los Emigrantes Polacos, Miembro de la Comisión ecuménica y del Grupo para los Contactos con el Consejo ecuménico de Polonia, Miembro del Grupo de Obispos de la solicitud pastoral para Radio María y Miembro de la Sociedad Polaca de Mariología. Además del polaco, conoce el italiano, el alemán, el inglés, el francés y el ruso. 8 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS PALABRAS DE HOMENAJE AL SANTO PADRE Beatísimo Padre: Todos los participantes en la XXIII Conferencia Internacional sobre el cuidado pastoral de los niños enfermos, provenientes de 67 países, saludan con devoción a Vuestra Santidad y le agradecen de corazón por su paterna bondad al recibirnos al término de nuestros trabajos. Vuestra Santidad es la guía clara que orientará a toda la Iglesia en este importante ámbito de la pastoral de la salud. Santo Padre, luego de haber introducido el tema de modo general, lo hemos estudiado en tres fases: realidad, pensamiento y práctica pastoral en la asistencia a los niños enfermos. En la primera parte, la realidad, hemos considerado la historia de este cuidado en la Iglesia, la situación actual de la mortalidad infantil, las enfermedades de hoy y su impacto en el ambiente globalizado; seguidamente hemos reflexionado acerca del origen de dichas enfermedades, tanto en el plano personal como tecnológico y científico, político y ecológico. En la segunda parte, el pensamiento, hemos expuesto los datos de la Revelación en la Sagrada Escritura y en los Padres de la Iglesia, luego hemos escuchado el testimonio de algunos santos que han consagrado su vida a la atención de los niños enfermos; en fin, hemos reflexionado sobre estos datos a la luz de las tres virtudes teologales y de la responsabilidad de los cristianos sobre el particular; asimismo, hemos iniciado un diálogo interreligioso sobre el cuidado de los niños con los representantes del Hebraísmo, del Islamismo, del Hinduismo, del Budis- mo y de la Posmodernidad. En la tercera parte, la práctica pastoral, hemos analizado los siguientes temas: desde el punto de vista religioso, los niños enfermos y la Catequesis, la Pastoral sacramental, la Diócesis y la Parroquia, las Órdenes y las Congregaciones religiosas, el Voluntariado, el sostén espiritual que brindan, los aspectos pastorales en relación con la Psicología; desde el punto de vista biomédico, los niños enfermos y la investigación, los cuidados, el seguimiento y las instituciones; desde el punto de vista socio-político, estos niños y los medios de comunicación social, los sistemas sanitarios nacionales e internacionales, las legislaciones, las migraciones, los recursos económicos, científicos y tecnológicos, las políticas alimenticias y la higiene social; desde el punto de vista familiar, la familia del niño enfermo, el personal sanitario y las visitas a los niños enfermos. Cuarentiun Relatores, provenientes de catorce Naciones: Italia, España, Polonia, Eslovaquia, Suiza, Estados Unidos de América, México, Colombia, Egipto, India, Taiwán, Francia, Argentina y Burkina Faso, nos han ayudado a entender esta Pastoral en su globalidad y amplitud. Ahora, Beatísimo Padre, al término de nuestros trabajos, le rogamos que nos guíe con su palabra y con su Apostólica Bendición, como la luz que deberá conducirnos en la Iglesia en el cuidado pastoral de los niños enfermos. S.Em. Card. JAVIER LOZANO BARRAGÁN Presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios Santa Sede 9 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Señor cardenal; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; ilustres profesores; queridos hermanos y hermanas: Me alegra encontrarme con vosotros, con ocasión de la Conferencia internacional anual organizada por el Consejo pontificio para la pastoral de la salud, que ha llegado a su vigésima tercera edición. Saludo cordialmente al cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del dicasterio, y le agradezco las amables palabras que me ha dirigido en vuestro nombre. Extiendo mi gratitud al secretario, a los colaboradores de este Consejo pontificio, a los relatores, a las autoridades académicas, a las personalidades, a los responsables de los centros de atención médica, a los agentes sanitarios y a los que han prestado su colaboración, participando de distintas maneras en la realización del congreso, que este año tiene como tema: “La pastoral en el cuidado de los niños enfermos”. Estoy seguro de que estos días de reflexión y confrontación sobre un tema tan actual contribuirán a sensibilizar la opinión pública sobre el deber de dedicar a los niños todas las atenciones necesarias para su armonioso desarrollo físico y espiritual. Si esto vale para todos los niños, tiene más valor aún para los enfermos y necesitados de cuidados médicos especiales. El tema de vuestra Conferencia, que concluye hoy, gracias a la aportación de expertos de fama mundial y de personas que están en contacto directo con la infancia en dificultad, os ha permitido poner de relieve la difícil situación en la que sigue encontrándose un número muy notable de niños en vastas regiones de la tierra, y sugerir cuáles son las intervenciones necesarias, más aún, urgentes, para acudir en su ayuda. Ciertamente, los progresos de la medicina durante los últimos cincuenta años han sido notables: han llevado a una considerable reducción de la mortalidad infantil, aunque aún queda mucho por hacer desde este punto de vista. Basta recordar, como habeis observado, que cada año mueren cuatro millones de recién nacidos con menos de veintiseis días de vida. En este contexto, el cuidado del niño enfermo representa un asunto que no puede menos de suscitar el atento interés de cuantos se dedican a la pastoral de la salud. Es indispensable un esmerado análisis de la situación actual para emprender, o continuar, una acción decidida para prevenir en la medida de lo posible las enfermedades y, cuando ya están contraídas, a curar a los niños enfermos con los más modernos descubrimientos de la ciencia médica, así como a promover mejores condiciones higiénico-sanitarias, sobre todo en los países menos favorecidos. El desafío hoy consiste en conjurar la aparición de muchas patologías antes típicas de la infancia y, en general, favorecer el crecimiento, el desarrollo y el mantenimiento de un estado de salud conveniente para todos los niños. En esta vasta acción todos están implicados: familias, médicos y agentes sociales y sanitarios. La investigación médica se encuentra a veces ante opciones difíciles cuando se trata, por ejemplo, de lograr un buen equilibrio entre insistencia y desistencia terapéutica para garantizar los tratamientos adecuados a las necesidades reales de los pequeños pacientes, sin caer en la tentación del experimentalismo. No es superfluo recordar que toda intervención médica debe buscar siempre el verdadero bien del niño, considerado en su dignidad de sujeto humano con plenos derechos. Por tanto, es necesario cuidarlo siempre con amor, para ayudarle a afrontar el sufrimiento y la enfermedad, incluso antes del nacimiento, de modo adecuado a su situación. Además, teniendo en cuenta el impacto emotivo debido a la enfermedad y a los tratamientos a los que se somete al niño, los cuales a menudo resultan 10 particularmente invasores, es importante garantizarle una comunicación constante con sus familiares. Si los agentes sanitarios, médicos y enfermeros, sienten el peso del sufrimiento de los pequeños pacientes a los que atienden, se puede imaginar muy bien ¡cuánto más fuerte es el dolor que viven los padres! Los aspectos sanitario y humano jamás deben separarse, y toda estructura asistencial y sanitaria, sobre todo si está animada por un auténtico espíritu cristiano, tiene el deber de ofrecer lo mejor en competencia y humanidad. El enfermo, de modo especial el niño, comprende sobre todo el lenguaje de la ternura y del amor, expresado a través de un servicio solícito, paciente y generoso, animado en los creyentes por el deseo de manifestar la misma predilección que Jesús sentía por los niños. “Maxima debetur puero reverentia” (Juvenal, Sátira XIV, v. 479). Ya los antiguos reconocían la importancia de respetar al niño, don y bien precioso para la sociedad, al que se debe reconocer la dignidad humana que posee plenamente ya desde el momento en que, antes de nacer, se encuentra en el seno materno. Todo ser humano tiene valor en sí mismo, porque ha sido creado a imagen de Dios, a cuyos ojos es tanto más valioso cuanto más débil aparece a la mirada del hombre. Por eso, ¡con cuánto amor hay que acoger incluso a un niño aún no nacido y ya afectado por patologías médicas! “Sinite parvulos venire ad me”, dice Jesús en el Evangelio (cf. Mc 10, 14), mostrándonos cuál debe ser la actitud de respeto y acogida con la que hay que tratar a todo niño, especialmente cuando es débil y tiene dificultades, cuando sufre y está indefenso. Pienso, sobre todo, en los niños huérfanos o abandonados a causa de la miseria y la disgregación familiar; pienso en los niños víctimas inocentes del LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS SIDA, de la guerra o de los numerosos conflictos armados existentes en diversas partes del mundo; pienso en la infancia que muere a causa de la miseria, de la sequía y del hambre. La Iglesia no olvida a estos hijos suyos más pequeños y si, por una parte, alaba las iniciativas de las naciones más ricas para mejorar las condiciones de su desarrollo, por otra, siente con fuerza el deber de invitar a prestar mayor atención a estos hermanos nuestros, para que gracias a nuestra solidaridad común puedan mirar la vida con confianza y esperanza. Queridos hermanos y hermanas, a la vez que expreso el deseo de que numerosas condiciones de desequilibrio aún existentes se solucionen cuanto antes con intervenciones resolutivas en favor de estos hermanos nuestros más pequeños, manifiesto mi profundo aprecio por quienes dedican energías personales y recursos materiales a su servicio. Pienso con particular gratitud en nuestro hospital del “Niño Jesús” y en las numerosas asociaciones e instituciones socio-sanitarias católicas, las cuales, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, buen Samaritano, y animadas por su caridad, dan apoyo y alivio humano, moral y espiritual a numerosos niños que sufren, amados por Dios con singular predilección. La Virgen María, Madre de todos los hombres, vele sobre los niños enfermos y proteja a cuantos se prodigan para cuidarlos con solicitud humana y espíritu evangélico. Con estos sentimientos, expresando sincero aprecio por la labor de sensibilización realizada en esta Conferencia internacional, aseguro un recuerdo constante en la oración e imparto a todos la bendición apostólica. Sábado 15 de noviembre de 2008 BENEDICTO XVI La pastoral en el cuidado de los niños enfermos 12 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS jueves 13 noviembre PROLUSIÓN JAVIER LOZANO BARRAGÁN La Pastoral en el cuidado de los niños enfermos Como es de costumbre, en nuestra Conferencia internacional procedemos en tres etapas: realidad, reflexión y acción. Desde estos tres ángulos tratamos de cumplir con la tarea que nos ha asignado el Santo Padre de orientar, promover y coordinar la Pastoral a llevar a cabo en este terreno tan urgente de los niños enfermos. Permítaseme introducir nuestro estudio haciendo unas breves alusiones a dos de estos tres puntos. Estas alusiones podrían ser una primera aproximación a nuestro tema, que será desarrollado ampliamente por muy competentes expositores, en espera de las especiales orientaciones que el Santo Padre Benedicto XVI se dignará darnos. I. REALIDAD Una breve visión de conjunto sobre el estado actual de las enfermedades infantiles en el mundo la pudiéramos enunciar de la siguiente manera: 1. Las enfermedades Casi el 40% de todas las defunciones de menores de cinco años ocurren durante el período neonatal, o sea, el primer mes de vida. Sin embargo, recientemente ha disminuido el porcentaje de mortalidad en casi todo el mundo. Alrededor del 26% de estas muertes neonatales (que son el 10% de todas las defunciones de niños menores de cinco años) son producidas por infecciones graves. Una proporción significativa de esas infecciones son originadas por la neumonía y la sepsis (una grave infección bacteriana transmitida por la sangre que se trata con antibióticos). Cerca de 2 millones de niños menores de cinco años mueren anualmente de neumonía (más o menos uno de cada cinco fallecimientos a escala mundial), y hasta 1 millón más mueren por infecciones graves, incluida la neumonía, durante el período neonatal. A pesar de los progresos realizados desde 1980, las enfermedades diarreicas ocasionan el 17% de las muertes de menores de cinco años. El paludismo, el sarampión y el SIDA, en conjunto, son responsables del 15% de las defunciones infantiles. Más de 4 millones trescientos mil niños han muerto recientemente de SIDA, cada día se infectan de SIDA 7 mil nuevos niños, más de 10 millones de niños quedaron huérfanos por el SIDA. Otras enfermedades comunes en la infancia son la Malaria, la filiariasis linfática, la esquistosomiasis (gusanos en la sangre), la encefalitis japonesa, la leishmaniasis (parásitos, 2 millones de defunciones cada año), y el dengue. En cuanto a sustancias químicas que causan daño a los niños tenemos los pesticidas, los detergentes, el petróleo, los solventes, los productos farmacéuticos mal guardados y accesibles a los niños (que son exploradores por naturaleza), el plomo en la pin- tura y en el aire (puede reducir su cociente intelectual). En el 2001 murieron 685,000 niños de menos de 15 años debido a accidentes prevenibles vg. de tráfico o ahogados1. Más allá de sus repercusiones individuales, muchas enfermedades y problemas de salud interactúan, elevando las tasas de mortalidad. La desnutrición contribuye hasta al 50% de las muertes infantiles. 149 millones de niños están malnutridos. El agua insalubre, la higiene deficiente y las condiciones inadecuadas de saneamiento no sólo explican la alta incidencia de las enfermedades diarreicas, sino que contribuyen de manera importante a la mortalidad de los niños menores de cinco años por neumonía, complicaciones neonatales y desnutrición. La mayoría de estas causas de mortalidad son evitables. Se estima que mil cien millones de personas no tienen acceso al agua potable. Se estima que dos mil cuatrocientos millones de personas no tienen acceso a los servicios sanitarios adecuados. Los químicos sintéticos son entre 50,000 y 100,000 hoy en día. Muchos de ellos afectan la salud de los niños. 2. Causas La pobreza permanece como la principal causa de las enfermedades del niño. Mil doscientos millones de gentes viven con menos de un dólar por día. Aún en los países más ricos, uno de cada seis niños vive bajo la línea de la pobreza. La 13 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 brecha entre ricos y pobres se ensancha cada vez más. La mayor parte de los pobres viven en los cinturones de miseria de las grandes ciudades, “slums”, “shantytowns”, favelas, cinturones de miseria. El agua que les llevan en pipas, no es limpia; las casas no son adecuadas, no tienen servicios ni drenajes, en estas ciudades la polución ambiental es máxima. La densidad poblacional es muy grande. Los lugares donde se encuentran los niños son especialmente tres: el biental externa, hay que atender a la interna, dentro de estos lugares. Se estima que dos millones de niños antes de los 5 años mueren por enfermedades respiratorias debido a la contaminación del aire fuera y dentro de la casa debido a concentraciones de azufre y dióxido. hogar, la escuela y la comunidad. Hay veces que se trata de un hogar sin agua corriente, con piso de tierra, sin la ventilación adecuada, y a veces se trata de un cuarto redondo donde se cocina y se duerme. Muchas veces el humo de la cocina, perjudica grandemente a los niños. Lo mismo los insectos que se crean en el suelo, los mosquitos que trasmiten la malaria, las moscas, las ratas y ratones, etc y ciertos animales domésticos. En cuanto a la escuela, hay veces que carecen de letrinas y de ubicación conveniente, tanto desde el aspecto de iluminación como de ventilación. La comunidad significa los lugares donde el niño hace su vida además fuera del hogar, como son las calles del barrio, los parques, los campos deportivos, los ríos o lagunas, los depósitos de basura, los lugares de trabajo. Todos estos lugares son riesgos para la misma salud de los niños. Además de la polución am- como sigue: diarrea, 90%, malaria, 90%, enfermedades respiratorias, 60%, enfermedades crónicas respiratorias, 50%, accidentes, 30%, cáncer, 25%, enfermedades prevenibles por vacunas, 10%, tuberculosis, 10%, enfermedades mentales, 10%, enfermedades cardiovasculares, 10%. Los riesgos son físicos, biológicos y químicos. El ambiente lo constituyen el padre y la madre, la cocina y la recámara, el patio y la calle, los vecinos, la escuela, el campo, la comunidad, el lugar de trabajo, el ecosistema. Más de 250 millones de gentes están afectados directamente por la desertificación y mil millones en más de cien países están amenazados por serlo. En 1990 desaparecieron más de 110 millones de hectáreas de bosques2. Los medios del ambiente que afectan a los niños son en especial el agua y el aire, la comida y el suelo, los objetos, otra gente, los ani- 3. El ambiente El influjo del ambiente en las enfermedades infantiles se calcula males, incluyendo los insectos trasmisores de enfermedades. Las circunstancias en las que los afectan son el comer, beber, jugar, dormir, aprender, trabajar, viajar. Las vulnerabilidades de los niños son respecto al sistema respiratorio, a las dimensiones y peso corporal, a la absorción de la piel, al metabolismo. Los efectos se producen en los órganos y sus funciones en el desarrollo físico y mental, y en las habilidades de aprendizaje. Son 6 las prioridades de la degradación ambiental que atacan a los niños: seguridad del agua en la casa, falta de higiene y cura deficiente, polución del aire, contagio por enfermedades infantiles, infecciones por productos químicos y accidentes. Por la falta de agua potable la enfermedad más común, la diarrea, causa anualmente un millón trescientas mil muertes de niños por año. Es la enfermedad que más muertes causa entre los niños. Otras infecciones son la hepatitis A y E, la disentería, el cólera y la tifoidea. Se asocian con infecciones oculares y de la piel, tracoma, y esquistosomiasis. En cuanto a los químicos, el exceso de fluorido en el agua, al beberla causa la fluorosis cojeante del esqueleto, y el arsénico, la arsenicosis3. 4. Niños y conflictos armados En el decenio pasado más de dos millones de niños han sido asesinados en conflictos armados, 6 millones han quedado inválidos, docenas de miles han sido mutilados por las minas antihombre, sólo en el 2002, 300,000 niños han sido reclutados por diversos ejércitos para combatir. 5. Comercio sexual Se ha extendido el comercio sexual y la pedofilia. El número de niños de los que se abusa en el comercio sexual es de dos millones y medio. El 29.9% de los casos de abuso sexual de menores se lleva a cabo por los padres de los mismos. El comercio de la pedopornografía se eleva a 8 mil millones de euros al año. Es una red vastísima debido en especial a la globalización y a internet. 14 6. Trabajo infantil Otra causa de las enfermedades infantiles es el trabajo inadecuado de los niños: 250 millones de niños, de menos de 15 años trabajan en el mundo en los países subdesarrollados, de los cuales, entre 50 y 60 millones lo hacen en condiciones de peligro. Según la Organización mundial del Trabajo 120 millones de niños y niñas entre los 5 y 14 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS pecial, muchos niños tienen la TV en su cuarto y la ven hasta entrada la noche, sin control alguno de sus padres. Lo mismo se diga para internet en el que navegan sin dirección moral de ninguna clase. Se ha extendido la violencia en las escuelas, los crímenes, las pandillas, etc. Muchas familias han renunciado a su deber educativo. No dan a sus hijos amor, cuidado personal, coloquio, constante, formación de la II. LA ILUMINACIÓN DESDE LA PALABRA DE DIOS Respecto a esta iluminación, permítaseme hilvanar unas pequeñas reflexiones con relación a la actitud de Cristo respecto a los niños. En los textos evangélicos de los Sinópticos que nos muestran esta actitud destaco tres puntos: el acogimiento de los niños, el evitar escandalizarlos y la compañía de sus ángeles. El acogimiento lo encontramos en Mt 19,13; Mc 10,15 y Lc 18,17; evitar escandalizar a los niños, en Mt 18,6; y la compañía de los ángeles a los niños en Mt 18,10. 1. El acogimiento “Dejen que los niños vengan a Mí y no se lo impidan, porque el Reino de los cielos es de quienes son como ellos” (Mt 19,14) años trabajan a tiempo completo. Muchos, 6 días a la semana, y algunos, los 7 días. Son obligados a hacerlo, muchas veces encerrados en locales inapropiados y hasta con guardias armados para que no huyan. 7. Educación Muy importante causa de las enfermedades infantiles especialmente desde el punto de vista mental es la inadecuada educación que reciben hoy los niños: Los Padres de familia están ausentes en el campo educativo. Los maestros tantas veces también. Se han extendido por todos lados los stereos/lectores de compact disk, las computadoras, los playstations, las cámaras digitales, los celulares. No hay ningún control para los programas de TV que ven. En el primer mundo en es- conciencia moral, enseñándoles a distinguir lo que es bueno de lo que es malo. Peor todavía cuando las familias están divididas y se dividen a los hijos La mayor parte de los niños y adolescentes están abandonados a sí mismos y a sus instintos. Sus maestros son Internet y la TV. Según datos de ISTAT un niño, en la etapa escolar habrá visto 15,000 horas la TV y habrá “asistido” a 18,000 homicidios4. Ante este nada halagador panorama complementado por los datos que escucharemos en la primera parte de nuestra Conferencia internacional, nos preguntamos: ¿cuál será el papel pastoral de la Iglesia para contribuir a remediar esta situación? La respuesta vendrá en la tercera parte de nuestra Conferencia, no sin antes haberla reflexionado desde la iluminación que nos dé la Palabra de Dios. En la Pastoral en el cuidado de los niños enfermos, primero que todo debemos propiciar que los niños se acerquen a nuestro Señor. No se trata solamente de un recurso psicológico en el que hay que fundarnos para acercarnos al niño enfermo. No se trata de que el niño enfermo se pueda acercar al agente de pastoral, sino de que el niño enfermo se acerque a Dios nuestro Señor. No por ello se rechazan los recursos que puedan brindar las ciencias psicológicas. Se asumirán adecuadamente, es verdad, pero sólo como meros instrumentos que puedan ayudar a algo más profundo que la sola comprensión del estadio evolutivo de la persona en los primeros pasos de su existencia. Para acercarse al niño enfermo lo primordial es el amor de Dios. Este amor es el Espíritu Santo, amor infinito de Dios. El recurso número uno es la plegaria al Espíritu Santo para que El acerque los niños a Jesucristo. Este amor del Espíritu lo debe implorar al agente de pastoral para que lo inunde a él y así, lleno de este amor, tenga toda la delicadeza y ternura para ser una trasparencia del Amor de Cristo a los niños y así pueda dejar que el niño enfermo se acerque a la fuente de la vida mediante una identificación con nuestro Señor. Muchas veces se pensará que psicológica- 15 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 mente el niño no tiene la aptitud para hacerlo por su corta edad, sin embargo, aún en el caso de no trabajar con una psicología behaviorista, los cánones psicológicos son ampliamente rebasados por la gracia de Dios, por la divinización que concede Dios a sus hijos pequeños que les da una connaturalidad con su Padre Dios que se realiza de manera misteriosa e inexplicable mediante los laboratorios psicológicos. No debemos olvidar que la única puerta para encontrarse plenamente con Cristo es el sufrimiento, y que desde el sufrimiento se llega a la felicidad. Esta es la Redención que se aplica con plenitud en el niño enfermo. Por tanto, de acuerdo a la praxis eclesial, un instrumento de primera categoría para que el niño enfermo se acerque a Dios nuestro Señor son los sacramentos. El Bautismo y los demás sacramentos de acuerdo a la edad en que se encuentren. Algo podrá explicarle al niño enfermo el agente de pastoral, pero no olvidemos que el más importante maestro es el Espíritu Santo que nos conduce a toda la verdad, y que implora también por el niño enfermo con gemidos inenarrables, que por tanto, no podemos narrar ni comprender. 2. El escándalo “A quien escandalizare a uno de estos pequeños que creen en Mí, más le valiera que le ataran al cuello una rueda de molino y lo arrojaran en lo profundo del mar” (Mt 19,6) La segunda reflexión es acerca de evitar escandalizar a los niños. El escándalo, como bien sabemos es toda acción u omisión que conduzca a otro a pecar. Como acción visto objetivamente el escándalo se extiende desde la indebida manipulación genética, de los embriones y fetos hasta todas las posturas malthusianas que se dirigen directa o indirectamente a matar a los niños ya nacidos. Podemos reflexionar en el escándalo que significa hacer trabajar inadecuadamente a los niños en lugar de darles la educación que sea posible. La pobreza es el escándalo fundamental que hace que los niños para su supervi- vencia deban necesariamente trabajar en una edad del todo inapropiada. Escándalo es también que se carezca de la medicina apropiada para la supervivencia de tantos niños enfermos. Es un escándalo social que lleva a la muerte o al menos a consecuencias aún físicas y mentales el que tantos niños no se pueden desarrollar por carencias sanitarias de todo tipo. Muchas veces estas carencias no se deben a la familia como tal pues ella también se encuentra en estas situaciones límites, sino a la justicia social, nacional e internacional, a haber puesto la economía como el horizonte más importante del país o de los países y por tanto de las relaciones interestatales. Además es escándalo el aceptar en los diversos niveles la ya citada política malthusiana que aboga por el control demográfico a costa a la vida de los más pobres y débiles, que más que control demográfico es en realidad la supresión de la población. Existe también un escándalo fundamental que consiste en destruir el ambiente natural donde debe crecer el niño que es la familia. Una familia dividida es el escándalo más profundo que priva al niño de la recta perspectiva del amor que es el daño más fuerte que se le puede hacer al niño. Lo mismo se diga que es un escándalo que los padres de familia, guiados por un horizonte economicista, con tal de conservar un nivel económico alto de vida, se dediquen de tal manera al trabajo fuera del hogar que no tengan tiempo para una relación afectuosa con sus hijos y renuncien a ser sus verdaderos educadores, dejando todo al cuidado de extraños, así sean los mejores maestros en los diversos centros educativos. Por supuesto que un escándalo terrible es el abuso sexual de los niños y más todavía cuando se les prostituye en el turismo sexual. Escándalo mayor también es abusar militarmente de los niños convirtiéndolos en niños soldado. Escándalo es también el que los padres de familia no controlen lo que sus hijos estén siendo pervertidos especialmente mediante los medios de comunicación, ya decíamos anteriormente que según encuestas realizadas en varios países, un niño, en la etapa escolar habrá visto 15,000 horas la TV y habrá “asistido” a 18,000 homicidios. Es escándalo también el dejar a los niños sin guía para asimilar o no todo lo que se presenta en la TV como criterios para guiarse en la vida de interrelación humana basados estos últimos tantas veces en la violencia y la revolución sexual. 3. Los ángeles “No desprecien a ninguno de estos pequeños, pues les digo que en el cielo, los ángeles de ellos están mirando siempre el rostro de mi Padre celestial” (Mt 10,11). Los ángeles tienen como misión transmitir la visión del Padre celestial, que en último término es la meta de toda vida. La visión del rostro del Padre celestial es lo que hemos dado en llamar “Visión beatífica”, la plenitud de la vida, la vida eterna. Ésta es la significación de los ángeles custodios, ésta es la misión que han recibido: transmitirnos el Rostro de Dios nuestro Padre. Balbuciendo sobre el significado del Rostro de Dios podremos decir que se trata del Amor infinito en la Omnipotencia y en la Verdad. Así se llega al Rostro de Dios Padre omnipotente, por el Verbo-Verdad que es el Hijo de Dios, Cristo nuestro Señor, impelidos por el Amor del Espíritu Santo. Esta Omnipotencia, Verdad y Amor, se realizan en totalidad en la muerte y resurrección de Cristo. Los ángeles nos custodian en cuanto nos acercan a Cristo y por Él a nuestro Padre Dios, llenos de un Amor inexpresable que es el Espíritu Santo, pero que por la Inhabitación trinitaria nos hacen conscientes de una cercanía divina que es lo único que nos puede hacer sentirnos seguros en la vida. Por eso Cristo, cuando les dice a sus discípulos que no impidan que los niños se acerquen a Él porque los ángeles de los niños contemplan siempre el Rostro del Padre, les está diciendo que no traten de impedir sino que colaboren con los ángeles a hacer conscientes a los niños de la presencia de Dios Uno y Trino en su pequeño corazón. Consecuentemente, en el trato pastoral a los niños enfermos no podemos olvidar que los grandes protagonistas son los ángeles cus- 16 todios, y la misión pastoral en el cuidado pastoral de los niños enfermos debe tener como prioridad reconocer, confiarse y colaborar con estos personajes misteriosos. El angel trasparenta el poder de Dios, su Verdad y su Amor. Es un enviado trinitario. Tiene cuidado de la vida de cada uno de nosotros, y en el caso de los niños enfermos, tiene a su cargo la fuerza, la verdad y el amor de cada uno de ellos. El Angel custodio es un gran colaborador del Señor para que cada persona humana cumpla con la misión que Dios le ha confiado. Esta misión siempre pasa por la muerte y resurrección de Cristo. Encomendar al niño enfermo al Angel custodio significa rogarle para que acerque el niño más a Cristo, y en su misterio personal infantil reciba el don de la salud terrena, o bien, llegue plenamente a conformarse con Cristo en la salud total en su muerte y resurrección. La devoción a los Ángeles es una parte muy importante del cuidado pastoral de los niños enfermos. Desperdiciar a estos aliados LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS tan importantes en la Pastoral de la Salud, encapsulados en una visión positivista mítica bultmaniana, hará que pensemos como mitos de edades superadas, algo tan esencial a la vida pastoral como la compañía eficaz de las creaturas angélicas, más todavía, despreciar aquellos que en su bondad infinita el Señor nuestro Dios ha puesto a nuestro servicio para que podamos acercarnos mejor a Él. Implorar el auxilio angélico en la Pastoral de la Salud, en especial en este ramo de los niños enfermos, es decisivo, en especial porque los ángeles nos superan ampliamente en la comprensión y cercanía a Cristo. Ciertamente que van más allá de lo que pudieran ofrecernos al respecto las ciencias psicológicas que nos ayudan a comprender a los niños de acuerdo a su edad evolutiva, pero que cuando se encuentran ideológicamente manipuladas, impiden que los niños se acerquen a Cristo. Basten estas someras reflexiones para introducir nuestra Conferencia Internacional sobre el cuidado pastoral de los niños enfermos. Ya en el desarrollo de la misma, se abundará mucho más sobre los problemas actuales de la realidad de la enfermedad infantil, se tendrán otras luces desde la Palabra de Dios para ayudar a los niños enfermos, y se ofrecerán muchas líneas prácticas para proceder pastoralmente con eficacia. S.Em. Card. JAVIER LOZANO BARRAGÁN Presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios Santa Sede Notas 1 UN, The Johannesburg Summit on susteinable Development. Political Declaration World Health Organization, Shaping the future. Geneve, 7 april 2003, 1-20. 2 DE ROSA GIUSEPPE, Infanzia e adolescenza oggi in Italia. La Civiltà cattolica, 2001, (I) 179-188. 3 Unep, Unicef, WHO, Children in the New Millennium, 2002. 4 WHO, Strategy for child and adolescent health and development. Report by the Secretariat. Fifty-sixth World Health Assembly. A56/15. 27 March 2003. 17 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 Primera Sección La realidad ARCADI DE ARQUER 1. Historia de los cuidados de los niños enfermos en el mundo Deseo agradecer a los organizadores de esta importante conferencia por haberme invitado para presentar una ponencia sobre la historia de los cuidados de los niños enfermos. Me siento profundamente honrado. Mi intención es, como pediatra que reflexiona sobre el pasado, entender por qué las cosas son como son hoy día en relación a los hechos que las han ido configurando y así poder ir avanzando hacia un futuro más humano. Presentación La Pediatría surge en Europa a principios del siglo XIX, brotando por un lado del tronco común de la Medicina, y separándose por otro lado de la práctica clínica de los obstetras, quienes por proximidad al momento del parto habían ido adquiriendo responsabilidad con la salud del recién nacido y del lactante. (De hecho, es muy probable que algunos de ustedes, aún no siendo tan ancianos, estudiaran los capítulos de Pediatría dentro de la asignatura de “Enfermedades de la mujer y del los niños”). Pediatría y Puericultura, son términos de matriz antigua muy similar, acuñados en los últimos siglos. Pediatría, del griego, combina la palabra paidos – niño – con iatros, médico, y viene a significar el estudio y tratamiento de las enfermedades de la infancia y su tratamiento. Vio la luz por primera vez en 1772 en el tratado Paedojatreja practica, del médico y profesor suizo de Anatomía y teoría médica de la Universidad de Basilea, Theodor Zwinger. Puericultura, del latín, añade el sufijo cultura – cultivo, atención – al prefijo pueris, niño, y se entiende como el conjunto de reglas y cuidados para el mejor desarrollo físico y moral de los niños. Fue propuesto por el profesor de la Universidad de París Alfred Pierre Caron, en 1865, con la intención de significar una nueva disciplina que se ocupaba del cuidado y la crianza para el mejor desarrollo físico y moral de los niños, tanto sanos como enfermos. La Puericultura actual puede considerarse un área complementaria de la Pediatría, pero con unas características muy especiales dado que trasciende el campo puramente médico y se ha enriquecido con el aporte de diversas disciplinas socio-humanísticas, que la convierte en un espacio de estudio multidisciplinario. Todas las personas pueden interesarse por la Puericultura, pues el interés y el contacto con los niños está, a Dios gracias, al alcance de todos. Mi apreciado maestro, el Profesor Manuel Cruz Hernández, Catedrático de Pediatría, actualmente Profesor Emérito de la Universidad de Barcelona, dice: «La Pediatría quedó consolidada en el siglo XIX coincidiendo con grandes transformaciones sociales y hechos muy dispares, como la industrialización y el romanticismo. Tiene un cierto interés evocar su floración científica junto a esta corriente artística, literaria y filosófica, con su vuelta a la naturaleza, la exaltación del amor y la preocupación por los más débiles, que todavía puede ser lema de los pediatras actuales.» (Aquí muchos somos pediatras). «Éstos vienen a ser los románticos de la moderna medicina, en cuanto conducen su actuación hacia la principal meta de conseguir niños sanos y felices, aceptando ser tanto médicos como educadores y abogados del niño, frente a una medicina que tiende a deshumanizarse de la mano de los progresos técnicos y frente a una sociedad que hace todo lo posible para que existan menos niños y, al tiempo y de forma paradójica, parece cuidarlos peor.» «Tampoco debe sorprender demasiado...», continúa, quizá con cierto cinismo, «...en la mayor parte de los períodos históricos los niños fueron infravalorados y, a menudo, abandonados, maltratados y esclavizados». Edad antigua Las primeras referencias históricas relacionadas con el mundo de la infancia las encontramos en los Vedas sánscritas, con capítulos dedicados a la higiene y cuidados del niño. 18 Los registros escritos más antiguos que se conocen sobre las enfermedades infantiles, en los que impera un marcado componente mágico-religioso, están fechados cerca del año 2100 a.C. Fueron encontrados en unas excavaciones en Nippur, Mesopotamia, y corresponden a unas tablillas de arcilla con escritura cuneiforme; se comprobó que hacían parte de un libro dedicado al cuidado de los niños. Más tarde, el Código de Hammurabi (1692 a.C.) recoge la protección del pueblo babilónico a los huérfanos. Es la primera legislación para la infancia. En la sociedad egipcia parece que los niños gozaban, de buen trato en general, algunos estudiosos lo atribuyen al carácter matriarcal imperante en dicha civilización. Los conocimientos sobre la salud infantil en el antiguo Egipto quedaron plasmados en papiros, tres de los cuales, escritos entre los años 1600 y 1450 a.C. hacen referencia al niño. Son los famosos papiros de Ebers, Wester y Brugsch. El papiro de Ebers, por ejemplo, tiene una sección dedicada al nacimiento y otra a las enfermedades de la infancia. El papiro de Wester trata aspectos como el juego, la alimentación y el vestido además de dar algunas pautas de comportamiento social. El papiro de Brugsch (Berlín) está dedicado a la salud maternoinfantil; contiene fórmulas mágicas para la protección de los niños. En el antiguo Egipto no existía alguien exclusivamente dedicado a la atención de los niños enfermos, papel, éste, que era asumido por las comadronas. Existen descripciones de algunos cuadros clínicos en niños correspondientes a los tiempos hipocráticos (S. V a.C.), aunque en la Grecia Antigua no existía el Iatros – médico – dedicado a la atención de los niños. Eso sí, en la Paideia, o cuidado de los niños, los griegos tenían algo equiparable a la Puericultura actual, quizá más amplio, puesto que englobaba la educación infantil. Ustedes saben que en la vieja Esparta, la ciudad-Estado reclamaba los niños y decidía su supervivencia. Los seleccionados para sobrevivir eran criados con gran cuidado y recibían un entrenamiento espe- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS cial para aumentar su utilidad para Esparta; los desechados eran arrojados por los riscos del monte Teigeto. Mientras, la sociedad ateniense comenzó a fomentar algunas instituciones en beneficio de los niños rechazados por sus propias familias. En Roma era el padre (pater familias), en lugar del Estado, el responsable del niño. Pero los niños rechazados por sus padres pasaban nuevamente a ser propiedad del Estado y eran mutilados para ser convertidos en mendigos o esclavos. gajas de pan humedecidas en vino. También en Roma, por otro lado, figuras como Cicerón, Quintiliano y Plutarco, apoyándose en la sabiduría griega, expusieron con claridad los principios antropológicos y humanitarios por los que debía guiarse la educación infantil en el mundo latino. En los pueblos bárbaros de la antigüedad, como el germano, se acostumbraba examinar la vitalidad de los recién nacidos sumergiéndolos en agua fría después del alumbramiento. Al estilo espartano, de ahí la expresión popular. Los menos fuertes perecían: no estaban preparados para una vida dura. Islam El emperador Augusto creó un subsidio estatal para los niños asilados, y en el siglo IV d.C., ya en el cristianismo, el emperador Constantino abolió el infanticidio y proveyó con fondos del Estado a familias necesitadas con niños, para que éstos pudieran permanecer en sus casas. Como sucedía en otras culturas antiguas, los romanos carecían de médicos dedicados exclusivamente a los niños; sin embargo, algunos como Aulo Cornelio Celso escribieron libros sobre el parto y el recién nacido. Otro médico famoso, Faleno de Pérgamo (131-200 d.C.), menciona en su Consilium puero comitiali morbo laboranti scriptum algunas generalidades sobre la alimentación de los lactantes, aconsejando proporcionarles sopas y mi- A partir del siglo VII, la doctrina de Mahoma, al igual que anteriormente el cristianismo, supuso también una mejora en la consideración de la infancia, primero entre las tribus y ciudades de la península Arábiga por las que se expandió su doctrina, y luego por los países que el Islam fue conquistando: Persia, Egipto, Palestina, Siria, Armenia y gran parte del Norte de África. Con el surgir del Islam los árabes tradujeron, conservaron y transmitieron los conocimientos de los sabios de la antigüedad como Hipócrates, Sorano de Efeso y Galeno. Uno de los traductores y compiladores más importantes fue Rhazes (Abú Bakú Mohamed Ibn Zakaria, 865-925 d.C.), médico persa que fue el primero en describir la semiología del sarampión y la viruela, además de descrubir la existencia del reflejo pupilar. Entre sus escritos destaca un libro sobre las enfermedades infantiles, De egritudinibus puerorum, muy popular en su tiempo, dedicado a la higiene y cuidado del recién nacido y la lactancia materna. Incluso dedica algunos capítulos para explicar las diferentes partes del cuerpo y la necesidad de su cuidado, y por último hay en su obra un capítulo sobre la formación del carácter y la educación moral. Otro gran médico persa fue Avicena (Ibn Sina) (980-1037 d.C.), quien en su Canon y su Libro de la curación se ocupó extensamente de las enfermedades infantiles y está considerado una de las primeras fi- 19 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 guras médicas de la historia de la humanidad. Igualmente aparecen antecedentes valiosos en los escritos de los médicos árabes de Al-Andalus como Averroes (nacido en Córdova en 1126), Avezoar (Sevilla 1073-1162) y Maimónides (Córdova, 1135). Edad Media En la España visigoda encontramos las normas recogidas en el «Liber iudiciorum». En ellas se exponen leyes que protegen a la maternidad y recién nacido. Tales preceptos legales pueden considerarse prolongación de las costumbres vigentes ya en el período de dominación romana. El documento legal más significativo de la Castilla de la edad media lo constituye el «Código de las siete partidas» (siglo XIII). Entre otros muchos aspectos expone las razones por las que criar a los menores: por ley natural a los hijos propios, por bondad a los ajenos, por motivos religiosos a los abandonados. Dictaba normas sobre la labor de las amas de cría, dictaminaba que los padres que abandonaban a sus hijos no los podían reclamar, penalizaba el aborto y sancionaba a los padres que castigaban con crueldad a sus hijos. Obras de talante más literario que médico, son el Libre de Doctrina Pueril, (1279) del mallorquín Ramón Llull, y Regimen Sanitatis Salernitanum de Arnau de Vilanova (1233-1312). Un singular testimonio de la preocupación que en la edad media suscitaba el niño desvalido nos lo ofrece la institución del «Pare d’orfans», antecesor del Defensor del Menor, establecida por el rey Pedro IV de Aragón, y que actuó en Valencia hasta finales del siglo XVIII. Un niño nacido en Europa en el siglo XV tenía una esperanza de vida cercana a los 30 años. Durante el Renacimiento aparece un interés cada vez mayor por el niño. St. Tomás Moro (1478-1535), Erasmo (1469-1536), Luis Vives (1492-1540), Jan Amos Comenio (1592-1670), John Locke (16321704), François Fénelon (16511715) son humanistas de aquella Europa común cuyo pensamiento, de base cristiana, influyó poderosa- mente en la manera de ver a los niños, y que florecería, posteriormente, en la Ilustración. Hospital El primer hospital materno infantil con carácter exclusivo fue fundado en París en 1638 por San Vicente de Paul, L’Hospice des Enfants Trouvés, en el que se acogía a las madres solteras y a sus hijos. En 1788 Mastalier fundó el Primer Instituto para enfermedades Infantiles de Viena. Más tarde, en 1802, se funda también en París el Hôpital des Enfants Malades, primer hospital exclusivamente dedicado a los niños. En 1830 se abrió el departamento pediátrico del Hospital de la Charité de Berlín, y en ese mismo año se inició la enseñanza clínica que estaba a cargo de médicos internistas y obstetras que dedicaban parte de su tiempo a la atención de niños. El de San Petersburgo (1834). En Madrid el Hospital del Niños Jesús (1879). En Barcelona por el mismo tiempo el Hospital de San Juan de Dios. La historia científica de la Pediatría ya marcharía paralela a la de los hospitales y la Universidades. El primer libro dedicado a las enfermedades infantiles se trata de un incunable, escrito en 1472, enteramente en latín después de la invención de la imprenta, por el profesor Paolo Bagellardo de la Universidad de Papua; su título era Libelus de aegritudinibus infantium. Se considera el primer tratado español de medicina infantil el de Jacobo Díaz de Toledo, publicado en 1538 con el título Opusculum recens natum de morbis puerorum, aunque en los mejores libros de medicina del mismo tiempo se incluían capítulos interesantes referentes al niño, como sucede en la obras de Francisco López de Villalobos (Sumario de la Medicina, 1498) y de Cristóbal de Vega (Liber de Arte Medendi, 1564). La consagración de los estudios pediátricos como saber independiente puede representarse en la obra de Jerónimo Soriano (Método y orden de curar las enfermedades de los niños), mientras uno de los libros destacados como importantes en la historia de la Pediatría, la An- weisung zur Kenntnis und Cur der Kinderkrankheiten, fue publicado por el sueco Rosen von Rosenstein en Upsala, en 1765. Antes, en Londres, se había editado el Boke of Chyldren de Thomas Phaire. Durante el siglo XVII aparecieron múltiples escritos médicos sobre temas infantiles y comenzaron las descripciones de muchas enfermedades infecciosas y exantemáticas. En 1748 Fothergill estableció el diagnóstico diferencial entre la amigdalitis estreptocócica y la diftérica. En 1759 F. Horne estableció que el sarampión puede transmitirse de un ser humano a otro y calculó su período de incubación en 2 semanas; en 1765 este mismo autor hizo una descripción detallada de la varicela y de la difteria en An inquiry into the nature. Causes and cure of the croup. En 1764 Jean Jacques Rousseau (1712-1778) publicó El Emilio, obra que marcó un hito en la educación infantil del momento y de generaciones posteriores. En ella se dice: «La naturaleza quiere que los niños sean niños antes de ser hombres. Si nosotros queremos pervertir este orden produciremos frutos precoces que no tendrán ni madurez ni sabor y pronto se marchitarán». Esas palabras acaban con la creencia dominante hasta ese tiempo de que el niño era un adulto en pequeño, más bien tendría que aceptarse que el adulto es el superviviente del niño. En 1767 el inglés George Armstrong (1720-1789) publicó An essay on the diseases most fatal to infants, que fue uno de los primeros informes epidemiológicos de la época. En 1769 fundó el Dispensario para Niños Pobres de Londres y en 1777 hizo la primera descripción clínica de la estenosis hipertrófica de píloro. Underwood describió en 1784 el escleredema neonatal y en 1789, las malformaciones cardíacas congénitas y la poliomielitis. En 1796 el médico inglés Edward Jenner (1749-1823) realizó la primera vacunación antivariólica, dando así inicio a una nueva forma de combatir las enfermedades: la prevención; es de anotar que hasta esa época la viruela era la causante del 20% de todas las muertes. 20 Con el aporte de la Ilustración y de la Revolución Francesa (1789) otros autores se preocuparon por los aspectos nutricionales, sociales y educativos de la niñez de su tiempo; es así como Cadogan escribió en 1748 el libro An essay upon Nursing and the management of children, from their birth to three years of age. Un educador suizo, Johann Heinrich Pestalozzi (1746-1827), creó en Zúrich un centro educativo sin castigos donde a los niños se los disciplinaría con “amor”; este pionero de la educación preescolar dejó todas sus ideas plasmadas en un libro publicado en 1803: “Cómo enseña Gertrudis a sus hijos”. Un discípulo suyo, Frederick Froebel (1782-1852), fundó en 1840 en la ciudad de Blackenburgo el Kindergarten donde se atendía a niños de 3 y 4 años. Más tarde les seguiría María Montessori. El primer médico a quien hoy podríamos considerar como pediatra en su sentido moderno, fue un francés, el doctor Charles Michel Billard (1800-1831) quien publicó en París en 1828 el Traité des Maladies des Enfants Nouveau-Nés et a la Mamelle. El doctor Billard evaluó durante el año 1826 en Le Hospice des Enfants Trouvés a 5.392 niños, de los cuales murieron 1404 (el 26%). Toda esta información fue vertida en su libro en el que se describen, entre otros muchos otros temas, el cólico infantil, la atresia uretral congénita, el Kernícterus y las enfermedades pulmonares del recién nacido, haciendo su respectiva correlación clínico-patológica, por lo que se lo considera, no sólo el primer pediatra, sino también pionero de la neonatología, y a su publicación como el punto de partida de la Pediatría moderna. El doctor Charles West (18161892), eminente obstetra inglés, publicó en 1848 sus Lectures on the diseases of Infancy an Childhood, que también llegó a tener una gran difusión (7 ediciones) y varias traducciones. Al doctor West se le debe la descripción de un trastorno convulsivo que padeció uno de sus hijos. En 1834 se publicó en Stuttgart la primera revista informativa del mundo (Analenkten ubre Kinderkrankheiten) con temas exclusivamente pediátricos. En 1843 Frede- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS ric Rillet (1814-1861) y Antoine Barthex (1811-1891) publicaron el Traité Clinique et Practique de Medecine des Enfants, libro que fue editado en múltiples ocasiones y que estaba compuesto casi exclusivamente por historias clínicas; en él se hace una de las primeras descripciones de la meningitis tuberculosa. El concepto de Puericultura que introdujo el francés Caron en 1865 fue recibido con simpatía por parte de los círculos pediátricos y se difundió rápidamente por todo el mundo. En Italia, María Montessori (1870-1952), la primera médico y psiquiatra formada en su país, que había estudiado con interés las aportaciones de del suizo Pestalozzi, fundó en Roma la Casa dei Bambini, y diseño un innovador método educativo multisensorial en el que los niños eran considerados verdaderas personas. Aún hoy, su escuela sigue considerándose avanzada. Algunos de los primeros pediatras también destacaron en el campo de la bacteriología. Destaca entre estos Theodor Escherich (18751911) quien aisló la Escherichia coli en 1886. En 1896 el pediatra neoyorquino Henry Koplik describió las manchas de la cavidad bucal que aparecen antes del exantema sarampionoso y que llevan su nombre. En ese mismo año (1896) George F. Still describió la artritis reumatoide juvenil, cuya forma sistémica lleva su nombre. Clemens von Pirquet (18741929) quien inició en 1907 los primeros estudios de alergias, describió la Enfermedad del Suero, y en 1911 diseñó los principios fundamentales de la hipo-sensibilización. Tres años antes (1908) Sir Archibald Garrod había publicado su clásico trabajo sobre errores del metabolismo, obra que había iniciado en 1903. Podríamos citar tantas personas que hicieron valiosos aportes para la comprensión del niño desde diferentes disciplinas como Jean Piaget (1896-1980) con los trabajos sobre psicología y desarrollo de la inteligencia infantil, Arnold Gessell con los estudios sobre crecimiento y desarrollo y Erick Ericsson con las teorías sobre el desarrollo psico-social del hombre. Otro alemán, Heinrich Finkels- tein (1865-1942), introdujo en 1912 la leche albuminosa con el fin de mejorar las condiciones nutricionales de los niños. A él se atribuye la difusión de la pediatría por el cono sur americano, algunas de cuyas escuelas alcanzaron renombre mundial. Universidad El año 1858, con la aparición de la primera cátedra de Pediatría en Berlín, marcó el nacimiento de la especialidad de Pediatría. Su crecimiento como especialidad fue lento, pues aún 10 años después sólo en dos universidades se enseñaba Pediatría: Berlín y Wurzburgo. En Alemania, el estudio de las enfermedades de los niños se desarrolló especialmente gracias a Eduard Henoch (1820-1910), discípulo de Schönlein. El doctor Henoch fue nombrado en 1858 profesor extraordinario de Pediatría en Berlín, pero no pudo contar con una clínica independiente hasta 1872; en 1874 describió el síndrome que lleva su nombre y el de su profesor Schönlein (Púrpura anafilactoida). Otto Heubner (1843-1926) lo sucedió en la cátedra en 1894 con sede en La Charité de Berlín; en 1896 Heubner logró aislar por primera vez el meningococo del líquido cefalorraquídeo. El primer hospital de los Estados Unidos para el cuidado y tratamiento de las enfermedades de los niños se abrió en 1869, el Profesor Abraham Jacobi, nacido y formado en Alemania. En 1861 fue designado profesor de patología y terapéutica infantil en el New York Medical College, y es llamado con todo derecho el padre de la Pediatría norteamericana. La primera cátedra de medicina infantil en España fue creada en 1886, correspondiendo los primeros Catedráticos a Madrid, Barcelona, Valencia y Granada. En1888 Harvard nombró profesor a Thomas Morgan Roth, también alemán. A principios del siglo XX Von Pirquet pasa de Viena al Johns Hopkins y poco después Bela Shick a la Escuela de Medicina de Mount Sinaí en Nueva York. De esta forma la Pediatría alemana, que había sucedido en hegemonía a la eminente clínica francesa, pasó la 21 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 antorcha del progreso a la norteamericana y anglosajona en general. Para 1902 sólo en 8 de las 20 universidades alemanas se impartía la cátedra de Pediatría; al terminar la Primera Guerra Mundial (1918) la Pediatría hacía parte integral de los programas de las universidades europeas. Sociedades pediátricas En 1865 se creó en París la Sociedad Protectora de la Infancia. En 1871 la American Medical Association organizó una sección de obstetricia y enfermedades de la mujer y niños. En 1879, también la AMA, creó una Sección específica para enfermedades de los niños. Ya constituida la Pediatría como una especialidad médica, la primera Conferencia Pediátrica Internacional se organizó en 1884 durante la realización del VII Congreso Médico Internacional en Copenhague; fue presidida en esta ocasión por el renombrado cirujano Harald Hirschprung, quien describiera el megacolon agangliónico. En 1888 se formó la Sociedad Norteamericana de Pediatría. La Asociación Internacional de Pediatría se fundó en París el 28 de Junio de 1910 y en esa misma ciudad se llevó a cabo el primer Congreso Internacional de Pediatría en 1912. En 1926 nace la Societat Catalana de Pediatría. Hasta 1930 no se fundó la Academia Norteamericana de Pediatría. La Asociación Española de Pediatría se constituyó en 1949. Derechos de los menores Los avances sociales importantes, el gran salto adelante en relación a los derechos de los memores, se empiezan a producir muy recientemente, en el mismo S. XX. En la década de 1940 a 1950 son creados los organismos internacionales que van a favorecer un objetivo avance en la protección legal del menor (FAO, UNICEF, OMS, UNESCO). Fruto de ello fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948). Ésta, junto con la Declaración Universal de los Derechos del Niño y, sobre todo, la Convención sobre los Derechos del Niño (1989) han sido herramientas fundamentales para definir la aspiración a un mundo en el que el desamparo y las brutalidades históricas contra los menores (muchas persistentes en el presente bajo formas diversas y hasta disfrazadas de modernidad) puedan empezar a superarse de forma global. Cristianismo Quiero destacar, antes de acabar, que la verdadera obra de protección infantil se inició, se desarrolló y se mantuvo, sigue siendo así, con el cristianismo; no podría ser de otro modo. No quiero extenderme en este tema que será expuesto con detalle por otros ponentes, pero ya hemos intuido como detrás de mucha dedicación generosa y abnegada a la infancia, de mucho estudio e investigación, de la fundación de hospitales y universidades, detrás de las “gotas de leche”, las guarderías, las maternidades y gran parte de las instituciones de protección a la infancia que, debidamente modificadas, persisten en nuestros días está el cristianismo, y muy especialmente la Iglesia Católica. Adviertan que la misma palabra infancia -infans en latín-, etimológicamente signifi- ca aquel que no tiene voz, y reclama quien se la dé. Y quien se la ha dado es el mismo Verbo, Aquel cuyo nombre no debe pronunciarse indiferentemente, el Yahvéh del Antiguo Testamento, el Cristo Jesús que pedía “dejad que los niños se acerquen a mí”, y el Espíritu paráclito. San José de Calasanz (15561648), San Ignacio de Loyola, San Juan Bautista de la Salle (16511684), San Vicente de Paúl (15811660), San Juan de Dios, la beata catalana Madre Ráfols, y otros muchos, cada uno con su carisma, han sido los más románticos de esta historia, iniciada con la cultura, a favor del más pequeño, del más débil, del más inocente, de aquel al cual, se- gún el Evangelio, todos nos deberíamos parecer. Especialmente quiero recordar: Beato Pere Tarres, médico y sacerdote de mi tierra. Aquel que decía que “el enfermo es Cristo, la cama el altar, el médico es el sacerdote”. La pediatra Santa Giana Beretta, de este país, de un pueblo cercano a Milán, santa por la vida, que dio la suya a favor del fruto de su concepción. Ambos nos muestran que nuestra dedicación a la infancia es camino de santidad. Dr. ARCADI DE ARQUER Pediatra, Secretario general de la Asociación Médicos Cristianos de Cataluña, España 22 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS MARINA CUTTINI 2. Demografía de la población infantil en el mundo y mortalidad Introducción Hace treinta años exactamente, la Declaración de Alma Ata fijó los principios para que se promoviera la salud en el mundo mediante el desarrollo de los cuidados primarios [1]. Más allá del conocido lema con el cual se propagandó (“Health for all for the year 2000”, Salud para todos en el año 2000), la Declaración contenía algunos principios innovativos que siguen siendo válidos: la definición de salud como derecho humano fundamental; el reconocimiento de la importancia de las condiciones socio-económicas y de las decisiones políticas; el papel de las comunidades locales; y sobre todo el énfasis en la equidad de acceso a los cuidados y la eficiencia en el empleo de los recursos. Más recientemente, bajo la égida de las Naciones Unidas, se han fijado ocho objetivos clave para el desarrollo en áreas críticas de interés global, los denominados “Millennium Development Goals” [2]. Tres de estos objetivos se refieren a la salud y dos (MDG 4 y 5) se refieren directamente a la salud materno-infantil: reducir la mortalidad en la edad pediátrica (dentro de los 5 años de edad) y mejorar la salud materna. Este artículo se propone brindar una panorámica en torno a las condiciones que se dan en el momento del nacimiento y la mortalidad de los niños en el mundo, con particular referencia a los primeros cinco años de vida, describiendo los factores que influyen en ellos y las desigualdades que todavía los caracterizan. caciones oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS, o WHO), Unicef, Banco Mundial: las fuentes se citan cada vez y se encuentran en la bibliografía. Aunque a veces los datos no se refieren al mismo año, se ha dado prioridad a aquellos disponibles más recientes. Visto que la calidad de los datos no es igual en todos los países, los cálculos pueden variar según las fuentes que se emplean [3]. Por lo general, los datos se presentan refiriéndose a las 6 Regiones consideradas por la OMS (Figura 1): Africa, Américas, Mediterráneo Oriental, Europa, Asia Sur-Oriental y Pacífico Occidental. Se trata de regiones muy amplias que comprenden países muy diferentes entre sí por su nivel de desarrollo, su disponibilidad de recursos, su oganiza- ción sanitaria y, por consiguiente, por sus estadísticas demográficas y de mortalidad. Baste pensar en las diferencias que existen entre Canadá y Estados Unidos, los países centroamericanos y América del Sur, incluidos en la región de las “Américas”. De igual modo, la región “Europa” comprende ya sea a los países industrializados occidentales como a los de Europa central y oriental, en los que las condiciones socio-económicas son bastante diferentes. Por este motivo, se emplea también la clasificación propuesta por el Banco Mundial, que reune a los países en cuatro fajas de acuerdo con el Producto Interno Bruto (o Gross National Income, GNI) del 2004: renta elevada, media-alta, media-baja y baja [4]. Figura 1. Las Regiones según la Organización Mundial de la Salud Regiones OMS Notas metodológicas Los datos que se presentan en el presente texto provienen de publi- Africa Asia Sur-Oriental Mediterráneo Oriental Américas Europa Pacífico Occidental 23 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 La demografía materno-infantil en el mundo: ¿Cuántos son los niños, dónde nacen y en qué condiciones? El 28% de la población mundial está representada por niños de edad inferior a 15 años. Pero este porcentaje no es igual en todos los países, antes bien, varía del 18% en Europa hasta el 43% en Africa [4]. La tasa de fertilidad en el 2006 era equivalente a 1.6 en Europa, a 3.5 en las regiones del Mediterráneo Oriental y a 4.7 en los países africanos (Tabla 1). Cada año nacen en el mundo cerca de 136 millones de niños (datos del 2004) pero más del 20‰ han muerto al nacer: un dato que varía del 7‰ en las Américas al 29‰ en Africa hasta el 31‰ en Asia SurOriental[5]. En lo que respecta a los nacidos vivos, sus condiciones en el momento del nacimiento, el tipo de asistencia que reciben y la supervivencia de sus madres, condicionarán de modo importante sus probabilidades de supervivencia y su salud futura. El 16% de los recién nacidos tiene bajo peso al nacer (< 2500 gramos): condición que puede indicar un nacimiento antes del término (es decir antes de las 37 semanas cumplidas de embarazo), o retraso de crecimiento en el útero, o ambos. De todos modos, se trata de recién nacidos más frágiles y con mayor riesgo de enfermarse y de muerte precoz. La distribución porcentual de nacimientos asistidos por personal sanitario (médico o no) varía del 44% en Africa al 96% en Europa. Cerca de medio millón de mujeres (400 por 100.000 nacidos vivos) muere cada año de parto o por motivos relacionados con el parto (muertes maternas). En los países más pobres la muerte de la madre pone en grave riesgo la supervivencia de su niño [6]. La mortalidad neonatal y antes del quinto año de edad Según el informe de “Save the Children”, publicado en mayo 2008 [7], por primera vez desde cuando cuando existe documentación, el número de niños que mueren en el mundo antes de cumplir 5 años de edad ha disminuido por debajo de los 10 millones por año. Se trata de una victoria para los países que han invertido recursos para mejorar la salud y la supervivencia de sus niños pero, como dice el mismo informe “las vidas que han sido salvadas eran las más fáciles de salvar”. Los mayores beneficios han ido a los países más desarrollados y, en ellos, a las fajas más aventajadas de la población[8]. Como consecuencia, incluso se han acentuado las diferencias entre las varias áreas del mundo y un niño nacido en el Africa Sub-Sahariana corre hoy riesgo de muerte dentro de los 5 años 27 veces más que si hubiese nacido en un país industrializado. En 1970, este riesgo era “sólo” 9 veces más grande y en 1990, 19 veces [7]. El 99% de las muertes antes del quinto cumpleaño se verifican en los Países en Vías de Desarrollo y especialmente en el Africa Sub-Sahariana (4.5 millones de muertos/año, correspondiente a casi el 50% del total de muertes) y en el Sur de Asia (3 millones) [9]. Como se puede observar en la Tabla 1, en términos de tasas (es decir comparando el número de las muertes con el de los nacidos vivos en la misma área), mortalidad neonatal, infantil y antes de los cinco años de vida, son todas más elevadas en Africa y en el Mediterráneo Oriental. Tabla 1. Nacimientos, asistencia y condiciones en el nacimiento y mortalidad por Regiones OMS Africa Fertilidad 4,7 (por mujer)* Nº nacidos vivos/año 28.572 (en millares)§ Nacimientos asistidos por personal sanitario 44 (%)* Nacidos mortalidad (‰)§ 29 Nacidos con peso bajo (%) Mortalidad materna (por 100.000 nacidos vivos)* Mortalidad neonatal ≤28 días (‰)* Mortalidad infantil < 1 año (‰)* Mortalidad en los 5 años de edad (‰)* Américas Asia Mediterráneo Pacífico Europa Sur-Oriental Oriental Occidental Total 2,3 2,7 1,6 3,5 2 2,6 16.137 37.842 10.462 15.306 24.556 132.874 92 48 96 63 92 65 7 31 9 23 16 22 14 9 26 8 17 8 16 900 99 450 27 420 82 400 40 11 35 10 38 17 28 94 18 52 14 62 20 49 157 21 69 16 84 24 71 Fuentes: * World Health Statistics, WHO 2008 [4]. § Neonatal and Perinatal Mortality. Country, Regional and Global Estimates 2004. WHO 2007[5] 24 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS La Figura 1 muestra las tasas de mortalidad neonatal (entro de los 28 días), infantil (dentro del primer año) y dentro de los 5 años para las clases de renta establecidas de acuerdo con el PIB [4]. Es evidente el movimiento decreciente según como aumenta la riqueza de los países. Pero también dentro del mismo país los niños que mueren son los más pobres entre los pobres; viven en comunidades donde la asistencia sanitaria es carente, y a menudo pertenecen a minorías étnicas o religiosas por lo que son discriminados; y por lo general se trata de niñas[7]. Los niños más pobres tienen mayor probabilidad de bajo peso al nacer, de desarrollar la malnutrición y de contraer enfermedades infecciosas. Están más expuestos a los riesgos ambientales relacionados con la falta de agua potable, la escasa higiene y las condiciones habitativas inadecuadas. A menudo sus padres no tienen los conocimientos referentes a los comportamientos más indicados para proteger su salud, ni a las posibles formas de acceso a los cuidados sanitarios. Por lo demás, la cantidad y la calidad de los servicios sanitarios en las comunidades más desventajadas son inferiores con respecto a las de los bienestantes. Las causas de muerte Pocas enfermedades infecciosas, prevenibles y/o curables, son responsables de aproximadamente el 50% de las muertes de los niños por debajo de cinco años (Tabla 2): pulmonía (17%), diarrea post-neonatal (16%), malaria (7%), saram- Tabla 2. Distribución de las causas de muerte en los primeros 5 años de vida y en el período neonatal (<28 días) Causas de muerte < 5 años % Pulmonía 17 Diarrea post-neonatal 16 Malaria 7 Sarampión 4 VIH/SIDA 2 Otras enfermedades infecciosas y parasitarias 9 Enfermedades no transmisibles 4 Accidentes 4 Causas neonatales 37 Nacimiento pretérmino/bajo peso Infecciones neonatales Asfixia en el nacimiento Tétanos neonatal Malformaciones congénitas Diarrea neonatal Otros Media-baja Mortalidad neonatal < 28 días % 31 25 23 3,4 6,7 2,6 8,7 Fuente: The Global Burden of Disease. 2004 Update. WHO 2008 [10]. Figura 1. Tasas de mortalidad neonatal, infantil y antes de los 5 años de vida por faja de renta de los países (por 1000 nacidos vivos) Baja pión (4%) y VIH/SIDA (2%)[10]. Un sector importante (37%) se debe a causas neonatales, entre las cuales sobresalen los nacimientos pretérmino o de bajo peso (28% de las muertes neonatales); las infecciones neonatales (26%) y la asfixia en el momento del nacimiento (23%)[10]. Media-alta Mortalidad infantil Fuente: World Health Statistics, WHO 2008 [4] Alta Mortalidad <5 años Cuando la distribución de las causas de muerte se examina por faja de renta (Figura 3) se nota que al aumentar de la riqueza de los países, aumentan proporcionalmente (¡pero por cierto no en valor absouto!) las muertes debido a causas neonatales, paralelamente a la reducción y a la desaparición de aquellas por causas infecciosas: pulmonía, diarrea, malaria y sarampión. Aumentan también las muertes debido a accidentes y aquellas por otras causas que probablemente incluyen las enfermedades pediátricas crónicas. Esta clasificación de las causas de muerte se basa en la “International Classification of Diseases” (ICD10), que atribuye cada caso a la “enfermedad que ha iniciado la cadena de acontecimientos patológicos que ha conducido directamente a la muerte”: un sistema correcto, que evita que el total de las causas de muerte supere el 100%. 25 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 Pero dicho acercamiento puede resultar algo superficial en los Países en Vías de Desarrollo, donde varias enfermedades graves pueden combinarse entre sí mucho más de lo que sucede en el mundo industrializado[11]. Por ejemplo el sarampión se puede complicar con la pulmonía o la diarrea que aumentan el riesgo de muerte. También la malnutrición y el bajo peso causan una reducción de las defensas del organismo y quizás se debería considerarlas como la causa principal de muerte incluso cuando están asociadas a una infección que representa la causa terminal. Se ha calculado que cerca del 53% de las muertes antes de los 5 años de edad se pueden atribuir a la malnutrición[12, 13]; pero cálculos más recientes, llevados a cabo empleando las curvas de crecimiento actualizadas de la OMS y métodos estadísticos más sofisticados, han producido un dato más conservativo (35%) [14]. Desde el momento que la mayoría de las muertes de los niños se debe a 6 causas prevenibles, la asistencia y la “cobertura” sanitaria juega un papel muy importante. Por “cobertura” se entiende el porcentaje de personas que reciben una intervención específica entre los que tienen necesidad”[15]. Se calcula que más de 200 millones de niños por debajo de los cinco años actualmente no reciben los cuidados primarios necesarios[7]. Una vez más, el índice de cobertura aumenta según como aumenta la renta y está relacionado significativamente con la mortalidad por debajo de los 5 años de edad[16]. Consideraciones finales El cuarto Millennium Development Goal pide a los países que reduzcan la mortalidad de los niños por debajo de cinco años de 2/3 con respecto a los valores del año 1990, y dicha reducción debe tener lugar dentro del 2015[17]. Hasta este momento no han habido progresos, pero la reducción ha sido demasiado lenta para alcanzar el objetivo o se limita sólo a algunos países. La muerte de los niños, así como también de las madres, cada vez más se está concentrando en algunas áreas con menos recursos. Como hemos visto, el Africa Sub-Sahariana contribuye en cerca de la mitad de las muertes en edad pediátrica, no obstante tenga sólo el 11% de la población global[17]. Varios estudios han mostrado que la salud y la supervivencia de los niños están vinculadas inseparablemente con el bienestar de sus madres[6]. En los países más pobres la muerte de una madre no es sólo una tragedia personal, sino puede tener consecuencias importantes no sólo para sus hijos y la familia, sino también para toda la comunidad. Las soluciones posibles existen [7, 10]. Los resultados que han obtenido algunos países muy pobres como Indonesia, Nepal, Bolivia y Figura 3. Distribución de las causas de muerte dentro de los 5 años por clases de renta (PIB) Fuente: World Health Statistics, WHO 2008 [4] algunos países de Africa oriental[18], muestran que es posible un progreso incluso en forma rápida. Dra. MARINA CUTTINI Unidad de Epidemiología Hospital Pediátrico “Bambino Gesù”, Roma, Italia Bibliografía 1. CHAN M, Return to Alma Ata. Lancet 2008;372:865-6. 2. United Nations General Assembly, United Nations Millennium Declaration: resolution adopted by the General Assembly 55/2. 8th Plenary Meeting, Sept. 8, 2000: http://www.un.org/ millennium/declaration/ares552e.htm (acceso Nov. 2008). 3. SETEL PW, MACFARLANE SB, SZRETER S, MIKKELSEN L, JHA P, STOUT S, ABOUZAHR C, (on behalf of the Monitoring of Vital Events [MoVE] writing group), A scandal of invisibility: making everyone count by counting everyone. Lancet 2007; 370:1569-77. 4. WHO, World Health Statistics 2008. 5. WHO, Neonatal and Perinatal Mortality. Country, Regional and Global Estimates 2004, 2007. 6. LAWN JE, COUSENS S, ZUPAN J (for the Lancet Neonatal Survival Steering Team), 4 million neonatal deaths: When? Where? Why? Lancet 2005; 365:891-899. 7. State of the World’s Mothers 2008. Closing the Survival Gap for Children Under 5. Save the Children, May 2008 (www.savethe children.org). 8. VICTORA CG, The millennium development goals and the inverse care law: no progress where it is more needed? J Epidemiol Community Health 2008; 62:938-9. 9. LOAIZA E, WARDLAW T, SALANA P, Child mortality 30 years after the Alma Ata Declaration. Lancet 2008, 372: 874-6. 10. WHO, The Global Burden of Disease. 2004 Update. 2008. 11. BLACK RE, MORRIS SS, BRYCE J, Where and why are 10 million children dying every year? Lancet 2003; 361:2226-28. 12. CAULFIELD LE, DE ONIS M, BLOSSNER M, BLACK RE, Undernutrition as an underlying cause of child deaths associated with diarrhoea, pneumonia, malaria and measles. Am J Clin Nutr 2004; 80:193-8. 13. CAULFIELD LE, RICHARD SA, BLACK RE, Undernutrition as an underlying cause of malaria morbidity and mortality in children less than five years old. Am J Trop Med Hyg 2004; 71:55-63. 14. BLACK RE, ALLEN LH, BHUTTA ZA, CAULFIELD LE, DE ONIS M, EZZATI M, MATHERS C, RIVERA J (for the Maternal and Child Undernutrition Study Group), Maternal and child undernutrition: global and regional exposures and health consequences. Lancet 2008; 371:243-59. 15. BRYCE J, EL ARIFEEN S, PARIYO G, LANATA C, GWATKIN D, HABICHT JP (for the Multi-Country Evaluation of IMCI Study Group), Reducing child mortality: can public health deliver? Lancet 2003; 362:159-64. 16. Countdown 2008 Equity Analysis Group, Mind the gap: equità and trends in coverage of maternal, newborn, and child health services in 54 Countdown countries. Lancet 2008; 371:1259-67. 17. SALAMA P, LAWN J, BRYCE J, BUSTREO F, FAUVEAU V, STARRS A, MASON E, Making the Countdown count. Lancet 2008; 371:1219-21. 18. MASANJA H, DE SAVIGNY D, SMITHSON S ET AL, Child survival gains in Tanzania : analysis of data from demographic and health surveys. Lancet 2008; 371:1276-83. 26 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS MATILDE LEONARDI 3. Definición de discapacidad en las principales enfermedades que afligen a los niños Enfermedades del niño y transición epidemiológica Todo proceso de desarrollo de la salud de la población se debe basar en la identificación de los factores que determinan la salud en sí y debe ser lo suficientemente amplio para valorar las causas de mortalidad prematura y de discapacidad, así como los factores de riesgo que implican a la mayoría de las enfermedades (Lopez y Mathers 2006). En el escenario de los cuidados médicos durante el siglo pasado se asistió a un progresivo aumento de la patología crónica, y esto determinó la necesidad de focalizar la atención en las consecuencias de la enfermedad más que exclusivamente en la enfermedad en cuanto tal. De modo que hoy asistimos al pasaje de una intervención diagnóstica y curativa episódica y de breve duración, a la necesidad de organizar sistemas socio-sanitarios y de políticas de salud pública que sepan organizar tomas de posición duraderas. Por tanto, logran cada vez mayor importancia los aspectos vinculados con las consecuencias de la enfermedad, es decir, con las reacciones a la enfermedad del individuo afectado, de sus familiares, de quien se ocupa de la asistencia y se vuelven cada vez de mayor peso a los factores ambientales. Precisamente para definir este pasaje de un escenario con prevalencia de enfermedades transmisibles a uno en el que prevalecen enfermedades crónicas no transmisibles, se habla de “transición epidemiológica”. En este sentido, aumenta la necesidad de contar también con informaciones y datos referentes a la morbilidad y a los éxitos no fatales de las enfermedades y no sólo los que se refieren a la mortalidad de una población. De hecho, la morta- lidad ha sido utilizada por muchísimo tiempo como uno de los indicadores principales de la salud, quitando la atención de todas las enfermedades crónicas invalidantes que, no obstante tengan una baja mortalidad, comportan una elevada discapacidad como, por ejemplo, las enfermedades neurológicas, las psiquiátricas o la seropositividad por virus VIH. El número de muertos, la mortalidad de una población, no nos dice nada acerca de los éxitos de una enfermedad que no sea mortal, ni los datos de prevalencia dan cuenta de suyo de la gravedad o de la duración de una enfermedad (Leonardi, 2005). Además, el diagnóstico de por sí no tiene absolutamente la capacidad de predecir cuales son las necesidades de servicios, la amplitud de la hospitalización, los niveles de cuidados recibidos, los niveles de funcionamiento de la persona. En efecto, el empleo de indicadores tradicionales ha llevado a una grave subestima de las enfermedades crónicas invalidantes tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo y no permite considerar plenamente el burden, esto es, el impacto que provocan en la persona, en los sistemas y en las políticas (Leonardi, 2005). Principales enfermedades del niño y el burden de las enfermedades en edad pediátrica Para reducir el impacto de las enfermedades del niño es fundamental reconocer que también las enfermedades pediátricas, ya sea en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, son una importante causa de discapacidad, de mortalidad y de costos económicos y sociales. Es necesario contar con datos sobre la incidencia y la prevalencia de las diferentes enfermedades infantiles posiblemente muy precisos y es fundamental reconocer que la discapacidad del niño debe ser identificada, administrada y combatida, ya que ningún país puede ignorar que la discapacidad infantil es el resultado de interacciones entre patologías y ambientes que no protegen al niño. Indudablemente, el impacto del ambiente en la valoración del burden de las enfermedades es más evidente en el niño que en el adulto: la pobreza, las condiciones sociosanitarias carentes, la inestabilidad socio-política, y la malnutrición afectan más a los niños que a los adultos y todos estos factores ambientales determinan efectos de relieve en la salud de los niños (Pronczuk 2008). Si se observa la entidad y la naturaleza de las enfermedades en el mundo que afectan a los niños, se pueden identificar dos categorías. Hay enfermedades que son características sólo de la edad pediátrica y otras que afectan tanto a los niños como a los adultos, incluidas las enfermedades crónicas que afligen al niño que continuará a tenerlas durante el crecimiento. Es indudable que el mayor impacto sobre la salud lo tienen las segundas y el presente artículo quiere concentrarse sobre éstas. La necesidad de elaborar instrumentos para clasificar algunos aspectos referentes a la salud y a la discapacidad de la población nace ante todo por exigencias de claridad y debe ser vista a la luz de algunos criterios como la cientificidad en la elaboración y en la aplicación de los instrumentos calificadores, de su atendibilidad, eficacia y utilidad. De aquí la necesidad de servirnos de instrumentos idóneos para comparar los niveles de salud entre las diferentes poblaciones y, en la mis- 27 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 ma población, entre los diversos períodos; la necesidad de elaborar instrumentos que tomen en consideración no sólo la causa de las enfermedades y de los estados de salud, sino también la importancia y el impacto que las enfermedades pueden tener en la salud de la población. Esta nueva conciencia permite un paso adelante en la definición y en la identificación de las prioridades de las intervenciones. En el 2001 la Organización Mundial de la Salud (OMS), después de un largo trabajo de revisión, aprobó la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (ICF) (OMS 2001). La OMS recomendó a los Estados Miembros el empleo del ICF para la investigación, para los estudios de población y para los report. La clasificación ICF es un instrumento que puede representar una respuesta posible a las necesidades emergentes de la sociedad contemporánea que requieren instrumentos comparables que tengan en consideración también el impacto y la discapacidad causada por las enfermedades en las diferentes edades. Pero ¿cuál y qué cosa es la discapacidad de los niños en el mundo? Como afirman Orne Gliemann y colegas en su review acerca de las prioridades en los Países en Vías de Desarrollo, éstas siguen siendo la malnutrición, las enfermedades diarreicas, las enfermedades respiratorias, las patologías perinatales, el SIDA, la malaria, la TBC y el sarampión (Orne- Gliemann 2003). Según la OMS, las enfermedades infecciosas son las que causan la mortalidad pediátrica más elevada, el 63% de las causas de muerte, y entre éstas las más graves y fatales son las patologías respiratorias agudas (incluyendo gripe y pulmonía), SIDA, diarrea, tuberculosis, malaria y sarampión (Black 2003). En muchas partes del mundo la infección por VIH-SIDA es un fenómeno fuera de control y actualmente constituye el problema de salud más grande del planeta junto con la malnutrición; naturalmente, también esto constituye uno de los objetivos de la estrategia definida Millennium Development Goals. El logro de importantes éxitos con la introducción de la práctica clínica de las nuevas terapias antiretrovirales de elevada eficacia, han inducido en la opinión pública la idea de que la epidemia estuviese disminuyendo en forma rápida, pero lamentablemente la realidad es muy diferente. Ha habido una progresiva disminución de atención con respecto a esta patología y fatalmente se han reducido los resultados obtenidos en términos de prevención; los niños con VIH deben ser seguidos y tener terapias según protocolos internacionales. Cuarenta millones de personas en el mundo son VIH positivas, tres millones de personas mueren cada año debido a esta enfermedad, y se calcula que quince millones de niños son huérfanos como consecuencia de ella. El impacto de muchas de estas patologías en los países más desarrollados es menor y prevalecen patologías que tienen una mortalidad inferior pero de alta morbilidad. Entre estas el asma es un problema creciente, sobre todo en los países industrializados, a la que siguen las patologías mentales y comportamentales que afligen entre el 10 y el 20% de los niños y a menudo son subestimadas. Por otro lado, el desarrollo científico y tecnológico nos permite identificar cada vez más las bases genéticas y moleculares de varias patologías infantiles que a menudo se manifiestan con deformaciones. Patologías emergentes prevalecientemente en los países desarrollados, así como en aquellos en vías de desarrollo, son también la diabetes y la obesidad y la discapacidad causada por estas patologías es muy elevada (Rudan et al. 2005; Flynn et al. 2006). En la edad infantil es esencial también considerar el burden causado por las diferentes enfermedades que afectan a millones de niños provocando discapacidad que impacta en los sistemas de manera muy sobresaliente. ¿Cuál es la definición de la discapacidad del niño? En la actualidad, la cuestión de la definición de la discapacidad es un problema ineludible para definir e identificar el welfare state. Tanto la transición epidemiolócia como la cronicidad de las enfermedades han determinado una transformación radical del sentido de la salud y de la política del welfare en general, pre- valecientemente en los países occidentales, pero el mismo fenómeno se puede observar también en los Países en Vías de Desarrollo (Iezzoni et al., 2003 e 2008). La clasificación ICF encanala una serie de cambios importantes a nivel cultural en los conceptos de salud, funcionamiento, y sobre todo, discapacidad y en el año 2007 la OMS publicó la versión para los niños y adolescentes, ICF-CY (OMS 2007), como resultado de cinco años de trabajo y experimentos en el campo con expertos de más de 18 países para adaptar el ICF a la edad pediátrica focalizando en códigos capaces de captar mejor la complejidad de la discapacidad del niño. De hecho, por mucho tiempo, el concepto de salud se ha superpuesto al de la ausencia de enfermedad, un modelo netamente de tipo médico-organicista que recientemente ha sido ampliado con otros componentes. Pero la salud no es únicamente ausencia de enfermedad, por lo que sintetizando podemos indicarla como un estado que abarca toda la persona: por tanto se trata de bienestar ligado estrechamente al funcionamiento humano en todos sus niveles: biológico, psicológico y social. Es de suma importancia incluir el ambiente en la definición del estado de salud: la salud de un individuo afecta directamente su contexto de vida (implicando cambios en sus costumbres, en su traba- 28 jo, en sus relaciones), así como éste interactúa “con” e influye en “la” salud de las personas (como, por ejemplo, las actitudes, las barreras, la contaminación ambiental o el estress situacional) (Michaud et al. 2001, Gavidia 2009). Esta definición de salud en sentido amplio fue aceptada en 1948 por toda la comunidad, científica o no, como la referencia para que se basaran las políticas y se hicieran proyectos para oportunas intervenciones. Por el contrario, la definición de discapacidad no ha encontrado un camino muy sencillo si se tiene en cuenta la multiplicidad de significados que ha tenido y tiene en varios países, en varios contextos, en varios momentos, y tampoco hay un consenso sobre el significado de discapacidad. Por esta razón, en ámbito internacional, se ha tratado de encontrar a través de las OMS una posible respuesta a lo que todavía no se ha resuelto o que no concuerda en el ámbito de la definición de la discapacidad, con la firme convicción de que es importante disponer de una definición de discapacidad en la que haya un amplio grado de acuerdo. Según el modelo biopsicosocial definido por ICF e ICF-CY la discapacidad es una experiencia universal, es “una dificultad en el funcionamiento a nivel de cuerpo de la persona y a nivel de la sociedad, en uno o más ámbitos de la vida, así como es vivida y llevada a cabo por una persona con una condición de salud en interacción con los factores contextuales” (Leonardi, et al., 2006). LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS para la persona en una óptica biopsicosocial que tenga en cuenta la dignidad misma de la persona y permita elaborar estrategias que tiendan a reducir el burden causado por las enfermedades. La publicación de la OMS de este instrumento, representa el punto de llegada de un recorrido cultural y científico que, en los últimos años ha visto afirmarse cada vez más el concepto de tutela de la salud entendida como atención al “bienestar” y a la “calidad de la vida” del individuo. Dichos requisitos se revelan necesarios no sólo en ámbito sanitario, sino – como lo declara la OMS – son fundamentales para el desarrollo económico de cada país. Las enfermedades, la discapacidad y la falta de autosuficiencia representan un peso para el desarrollo social y económico, de aquí la necesidad de promover el concepto de “salud ante todo”. Por tanto, promover la salud como bien fundamental para el desarrollo del país. Pero, ¿por dónde debe pasar este desarrollo? Con sona. El hecho que exista una relación muy estrecha entre el individuo y su ambiente hace que una persona funcione de modo diferente en varios ambientes. Todo niño es lo que es y esto en donde vive. Para definir la discapacidad, una de las mayores innovaciones logradas por el modelo de clasificación ICF es la introducción de los Factores Ambientales. Con este término se definen todas las características, los aspectos y los atributos de objetos, estructuras y organizaciones, a disposición de los servicios y de las agencias presentes en el ambiente físico y social, en el que las personas conducen su vida. El problema es aptitudinal o cultural y requiere cambios sociales que, a nivel político, se convierten en un problema de tutela y de promoción de los derechos humanos. En pocas palabras, la discapacidad se convierte también en una cuestión política. La importancia de captar el valor de sostén del ambiente en el que ca- la ICF se abre un nuevo horizonte: se comienza a comprender el concepto de “participación” y de “interacción con el ambiente”, como parámetros fundamentales en los cuales medir cualquier objetivo de intervención. El contexto, pues, asume un papel esencial para determinar salud y discapacidad, en el sentido que puede facilitar u obstaculizar el funcionamiento de una per- da niño vive y crece ya es un hecho en ámbito pediátrico, sobre todo en los casos en que el conocimiento completo de la condición de salud se vuelve un factor imprescindible. En efecto, un niño con discapacidad tiene necesidad de ser tomado en cuenta “globalmente”, de concentración en las necesidades de ese niño y que se considere el contexto en el que vive el niño. Las necesidades emergentes: cada niño es lo que es y esto en donde vive La clasificación ICF y la ICFCY para niños y adolescentes representan un framework conceptual de importancia extraordinaria, precisamente porque en coherencia con los principios de las Convenciones Internacionales para la tutela de los derechos de los niños y de las personas con discapacidad, ponen en evidencia que el cuerpo, la mente y el ambiente donde se vive son los tres factores en los que se debe concentrar la observación. El empleo de la ICF, más aún en la versión CY, permite trabajar con y 29 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 Modelo biopsicosocial y discapacidad del niño como asunto político Valorar al niño con patología como sujeto de derechos humanos La ICF estimula nuevas reflexiones porque lleva las cuestiones de la salud y de la discapacidad a nivel de los problemas concretos de las personas, de sus necesidades, de sus funciones y de sus actividades. La ICF proporciona una guía, un modo de trabajar. La ICF reconoce la discapacidad como experiencia humana universal dando una definición innovativa y revolucionaria. Evidencia la importancia de un acercamiento integrado a la discapacidad que, por vez primera, tiene en cuenta también los factores ambientales, ya que los clasifica de modo sistemático. Cambia la idea de “persona” en la raíz: la persona no se define por las cualidades que posee, sino por su ser persona en cuanto tal, en todas las fases de su vida (Leonardi 2005). El mérito de la ICF, para los fines prácticos de las intervenciones pluridisciplinarias, está en hacer surgir la importancia de los factores ambientales y personales en una óptica biopsicosocial, y de poner en evidencia la necesidad que la intervención tenga en cuenta todos los factores en juego. La ICF no define el funcionamiento de una persona en términos negativos, como referencia a ‘habilidades residuas’, sino en clave propositiva, como indicador de la interacción entre el individuo, en su actual condición de salud y los factores contextuales en los que está insertado, que pueden ser ambientales o personales. En cambio, según la ICF el concepto de discapacidad indica los aspectos negativos de la interacción entre el individuo y su ambiente. La discapacidad se define, pues, como el funcionamiento, tanto de los factores vinculados con las condiciones de salud (por ejemplo las menomaciones a nivel de función y/o estructura corporal), pero también por las condiciones de limitación que el individuo encuentra en su interacción con un contexto desventajado, que de algún modo representa un obstáculo para el funcionamiento de la persona (OMS 2001). La ICF-CY pertenece a la familia de las Clasificaciones Internacionales desarrolladas por la OMS para clasificar y medir varios aspectos de la salud tanto en los adultos como en los niños. En las clasificaciones Internacionales, las enfermedades, los transtornos y las menomaciones se clasifican ante todo en la ICD-10, Clasificación Internacional de las enfermedades, que proporciona un framework etiológico, mientras el funcionamiento y la discapacidad, asociadas a una condición de salud, son clasificadas con ICF para los adultos y con la ICFCY para niños y adolescentes (de 0 a 17 años). Estos dos instrumentos, ICD e ICF CY, permiten en sinergía describir adecuadamente la condición de salud del niño con discapacidad (OMS 2007). La ICF-CY trata de promover un modelo operativo que valorice la condición del niño con discapacidad y que ante todo lo reconozca como sujeto de derechos humanos. Muchos países todavía no ponen en marcha este reconocimiento y esto causa graves impedimentos en la tutela del niño. Por ejemplo, en algunos países si en una familia hay un niño con una discapacidad cualquiera, éste es el último que recibe alimento, siempre que haya quedado algo. Con la clasificación ICF-CY, la OMS se propone ante todo promover una cultura que reconozca en el crecimiento un valor intrínseco y bien diferenciado de la condición adulta. Los niños no son pequeños adultos, antes bien el crecimiento lo podemos definir como un “moving target” que varía considerablemente según la faja de edad y el grado de desarrollo. La necesidad de una adaptación especializada para los niños y adolescentes, como es la Clasificación CY, se basa en que las primeras dos décadas de la vida se caracterizan por un rápido crecimiento y por el surgimiento de cambios físicos importantes, así como psicológicos y sociales. Las manifestaciones del funcionamiento, de la discapacidad y de las condiciones de salud en la niñez y en la adolescencia son diferentes por su naturaleza, intensidad e impacto con res- pecto a lo que acontece en los adultos. Para responder y tener en cuenta estas diferencias, se ha desarrollado la Clasificación ICF-CY de manera que sea sensible a los cambios asociados al crecimiento y al desarrollo. Dentro de las fajas de edad previstas por la ICF-CY, se parte de los recién nacidos (con evidente necesidad de asistencia y de relaciones fuertemente centradas en los requerimientos) hasta los adolescentes (capaces de desarrollar una variedad de actividades, bastante autónomas y en plena fase de consolidación de la identidad). No se puede pensar en el funcionamiento del niño en forma aislada, sino siempre y únicamente en el contexto de la vida familiar en la que tiene lugar. Se trata de una consideración importante con respecto a la observación de las performance, de las habilidades y de la participación en las situaciones de vida. En el contexto de la familia, a través de un proceso dinámico, que se realiza progresivamente a través del desarrollo del cuerpo, de la dependencia absoluta hasta las relaciones sociales y la madurez psicológica, e inicia a manifestarse ya en la adolescencia. En este proceso dinámico el funcionameinto del niño depende de la continua interacción con los familiares o con otros caregiver en el contexto de vida a la que pertenece. La influencia de las interacciones familiares en las performance y el funcionamiento del niño es muy importante para el desarrollo también de las fases sucesivas del desarrollo adulto (OMS, 2007). Existen diferencias individuales sustanciales en el crecimiento y en el desarrollo de los niños y de los jóvenes. Un retraso en el surgimiento de las funciones, de las estructuras y de las habilidades no puede ser permanente y/o reflejar un retraso en el desarrollo. Se pueden verificar retrasos en cada uno de los aspectos descritos en la clasificación (p.e. funciones cognitivas, funciones del lenguaje, del movimiento, etc.), se trata de “edad-específicos” y pueden ser causados tanto por aspectos físicos, psicológicos, como por situaciones ambientales. Las variaciones en el surgimiento de las funciones corporales, de las estructuras y de las performance esperadas para el desarrollo definen el concepto 30 de retraso del desarrollo y a menudo representan la base útil para identificar a esos niños que muestran en un prognóstico el riesgo de que en el curso del desarorllo, se manifiesten diferentes formas de discapacidad (Leonardi, 2005; Simeonsson et al. 2003). La participación, definida como nivel de implicación en situaciones de vida, representa el nivel social de la clasificación CY. Así como para las observaciones descritas hasta ahora, el nivel y la tipología de implicación en situaciones de vida son extremadamente diferentes en los niños y adolescentes, tal como son diferentes las mismas situaciones sociales. Con el desarrollo, las situaciones de vida cambian sustancialmente, sobre todo en términos de complejidad de las relaciones (del caregiver a las actividades sociales más complejas, en la escuela y con los coetáneos). La habilidad de mantener interacciones sociales se desarrolla a partir de las relaciones familiares para luego extenderse en las relaciones con los pares y hermanos. El contexto social es importante durante todo el período del desarrollo, incluso si éste varía por naturaleza y complejidad al paso con los cambios del ambiente. Precisamente a la luz de estas consideraciones, las interacciones y las relaciones tanto en un plano social como psicológico constituyen un aspecto esencial de la participación en los niños y en los adolescentes de lo que es preciso tener en cuenta (OMS 2007). En fin, los factores ambientales constituyen las actitudes, el ambiente físico y social en que viven las personas y conducen su existencia. La interacción implícita entre las personas y el ambiente en el paradigma de la ICF cambia la atención del modelo médico a aquel biopsicosocial de la discapacidad. Esto requiere una atención particular sobre todo cuando se está en presencia de niños y de jóvenes. Los cambios en el ambiente de los niños se asocian con el desarrollo de competencias en varios ámbitos y de una independencia cada vez mayor (Simeonsson et al. 2003; Gavidia 2009). Los niños más pequeños dependen significativamente de las personas que se encuentran en el con- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS texto inmediato de vida. Los juegos y el acceso a los coetáneos son componentes esenciales para las principales áreas de vida de los niños. Para los muchachos más grandes los factores ambientales están conexos estrechamente con la casa y la escuela, hasta ampliarse a contextos más diversificados en el curso de la adolescencia. Teniendo en cuenta lo dicho con respecto a la dependencia determinante entre niño y ambiente, es claro que este último tiene un impacto importante en el funcionamiento del niño. La presencia de barreras en el ambiente a menudo tiene un impacto grave en los niños así como en los adultos, debido precisamente al gran influjo y a la gran dependencia del niño del ambiente. La toma en consideración y las acciones de prevención promovidas en el ámbito de la salud y el bienestar de los niños se concentran sobre todo en los cambios físicos, sociales y psicológicos del ambiente (Simeonsson et al. 2003, OMS 2007). Conclusiones El primer factor de importancia internacional para la tutela de la salud es el reconocimiento de la dignidad y los de los derechos de los niños y de los adolescentes como individuos con peculiaridades propias: tal como lo reconocen las diferentes convenciones internacionales, a menudo ignoradas o aún no ratificadas. Se han desarrollado todos los contenidos de ICF-CY para estar conformes a las Convenciones Internacionales y a las declaraciones que tienden a tutelar los derechos de los niños (UN Convention on the Rights of Persons with disabilities, (ONU 2007); UN Convention on the Rights of the Child, (ONU 1989); Standard Rules for the Equalization of Opportunities, (ONU 1994); Salamanca Statement on the Right to Education, (UNESCO 2001). Se construye la conformidad de ICF-CY a estas Convenciones y Declaraciones para garantizar que la documentación que deriva de los códigos y de las categorías de la clasificación sea un instrumento útil de tutela y de garantía para los derechos de los niños y de los adolescentes y para un proyecto específico. Desde un pun- to de vista más filosófico, ha sido esencial que la Clasificación defina la salud y el funcionamiento de los niños y de los jóvenes incluyendo aspectos referentes a la tutela y al reconocimiento de los derechos humanos tal como lo reconocen la Convención ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad (ONU 2007). La taxonomía, que deriva de ICF y ICF-CY, describe el funcionamiento y la salud a través de códigos muy detallados referentes a diferentes aspectos del desarrollo. Lo racional de ICF-CY, conexo con la salud pública se ha basado en el presupuesto de prevenir las limitaciones funcionales y la discapacidad en la infancia considerándolo como un instrumento que permite identificar los diferentes ámbitos de intervención o la persona o el ambiente en la que ésta vive. La centralidad de un proyecto que se basa en las necesidades de la persona permite también una mejor gestión de los servicios en términos de management y de colocación de los recursos, de intervenciones en el control y en la calidad, en la asignación de los tratamientos en las diferentes condiciones de salud, en la medida de la eficacia en el campo de los tratamientos y de los costos de los mismos. Tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, es necesario poner las bases a fin de que se difunda la cultura de una comunidad sanante que proporcione puntos de referencia importantes al niño en su fase de crecimiento, que sepa ser el fil rouge que une una identidad a menudo fragmentada y disuelta en los varios servicios. En lo que les compete, es necesario que todas las figuras (sanitarias, educativas, familiares, etc.) proporcionen a la persona todo el soporte necesario, pero cada competencia debe sumarse e integrarse a las demás. Para el niño es fundamental que su condición de salud, cualquiera que sea, no coincida con su identidad: ésta comprende y engloba también su salud y lo que ésta comporta. Una red sociosanitaria conexa con una red informal, bien construida en torno al niño y a su familia, puede constituir la respuesta más fuerte a problemas de salud que podrían crear soledad y margi- 31 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 nación y falta de desarrollo de las capacidades. Entonces, podemos afirmar con certeza que ningún discurso sobre la discapacidad es útil y claro si no tiene en cuenta a las personas en cuanto tales, sean adultas o niños: la discapacidad es un problema posterior. Sin este presupuesto se piensa en la persona con discapacidad como si fuese “otro” con respecto al ser humano. Si el problema de la discapacidad sigue siendo el problema “de los demás” nunca lograremos comprender que ella no es otra cosa sino parte de la complejidad del ser hombre. Prof. MATILDE LEONARDI Neurólogo, pediatra Responsable de Estructura Simple Departamental SSD Neurología, Salud Pública, Discapacidad, Dirección Científica, Fundación IRCCS Instituto Neurológico “Carlo Besta”, Milán. Docente de Neurología, Salud Pública y Discapacidad en el Doctorado Magistral en Asesoría Pedagógica para la Discapacidad Facultad de Ciencias de la Formación, Universidad Católica, Milán Referencias bibliográficas FLYNN MA, MCNEIL DA, MALOFF B, MUTASINGWA D, WU M, FORD C, TOUGH SC, Reducing obesity and related chronic disease risk in children and youth: a synthesis of evidence with “best practice” recommendations. Obes. Rev.2006 Feb; 7 Suppl 1:7-66 GAVIDIA TG, PRONCZUK DE GARBINO J, SLY PD, Children’s environmental health: an under-recognised area in paediatric health care, BMC Pediatr.2009 Feb 6; 9:10. 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Agradezco particularmente a Su Eminencia el Cardenal Javier Lozano Barragán por la invitación cursada al Dr. Peter Piot, Director Ejecutivo de UNAIDS, para participar en esta Conferencia. El Dr. Piot, de quien presento sus saludos, pide disculpa por no poder estar presente para discutir sobre este importante argumento. Es un privilegio representar a UNAIDS en esta sede y compartir con vosotros algunas perspectivas sobre el tema específico de la epidemia global del VIH y, en especial, de que modo afecta a los niños, cuáles son los retos y las oportunidades para la comunidad internacional en la búsqueda de respuestas eficaces frente a esta pandemia. Esta es una Conferencia importante y el momento elegido es particularmente significativo. Recientemente, el Dr. Piot nos ha recordado que estamos al comienzo de una nueva fase en la respuesta al SIDA: “Hoy hay cierto número de voces que quisieran decirnos que el SIDA es un problema superado, pero se equivocan. El SIDA es un acontecimiento complejo, amplio e intergeneracional, por lo que las respuestas deben tener en cuenta también a los niños”. Hay una buena noticia. El Informe Mundial sobre SIDA muestra que a partir del 2003 las muertes de niños se han reducido del 16%. A partir del año 2001 el número de las nuevas infecciones ha marcado una disminución del 20%. Como se nota, han habido mejoras, pero en el 2007, cada día todavía han sido infectados 1,200 jóvenes por debajo de 15 años. El camino por recorrer aún es largo. Debemos tener un nuevo impulso para prevenir el contagio entre los niños y sostener a los que están afligidos e infectados. Durante un re- ciente encuentro realizado en Dublín acogido por el Gobierno irlandés, UNAIDS ha reafirmado su compromiso para trabajar con UNICEF por un esfuerzo internacional sistemático en favor de los niños afectados por el SIDA, junto con muchos partner entre los cuales la “Joint Learning Initiative on Children and AIDS”. En el encuentro han participado también organizaciones eclesiales, como se nota en las palabras del comunicado final. La “Joint Learning Initiative on Children and AIDS” ha sido una iniciativa excepcional para reexaminar cuan necesario es hacer algo a favor de los niños para responder eficazmente al VIH. Observando un rigor metodológico, ha examinado varios grupos, ha analizado los datos y se ha consultado con los mismos grupos. Los grupos católicos que han tomado parte en esta consultación, han contribuido en la discusión con la riqueza de su experiencia y de los datos a disposición. Las iglesias y las comunidades eclesiales se colocan en el centro de la respuesta y muchas comunidades están en primer lugar en la erogación de los cuidados y en el sostén a las familias que viven con el VIH. En esta ponencia, presentaré algunos retos y subrayaré las respuestas de las Iglesias en partnership con otras entidades. Actualmente, existe el consenso de que la comunidad global sabe lo que se debe hacer. Estamos de acuerdo con el hecho que debemos concentrarnos para ver que los niños vulnerables accedan a los servicios de ayuda que tanto necesitan. Ellos son infectados porque nosotros no empleamos plenamente los medios de probada eficacia para bloquear la transmisión materno-infantil, porque no tratamos a las mujeres, porque no implicamos a los hombres, porque no propor- cionamos a los jóvenes el conocimiento y las capacidades que necesitan, y porque no existe una coordinación de los servicios. Por tanto, es necesario un esfuerzo más amplio para mantener en vida y en buena salud a los niños y a sus padres afligidos por el VIH. Algunos resultados importantes de una investigación global indican que sólo el 18% de las mujeres embarazadas en los países de baja y mediana renta han recibido un test VIH en el 2007; es difícil prevenir la transmisión del VIH al niño sin un diagnóstico. En el 2007, ha recibido un test VIH sólo el 21% de la mujeres embarazadas que han seguido el cuidado prenatal. Siempre en el mismo año, sólo el 33% de las mujeres encintas seropositivas en el mundo han recibido fármacos antiretrovirales para prevenir la transmisión materno-infantil. En el 2007, sólo el 12% de las mujeres VIH positivas identificadas durante la asistencia prenatal han sido consideradas idóneas para recibir un curso completo de terapia antiretroviral. Si no se previene la infección entre las mujeres y no se proporciona un tratamiento a los que están infectados, los niños seguirán estando a riesgo de contraer la infección. Proteger la vida de las madres es de extrema importancia para el bienestar y la supervivencia de los niños y de las familias. Si no hemos aprendido algo en los últimos veintisiete años, quiere decir que no hay un modo único para afrontar el SIDA y que ninguna organización o sector puede trabajar solo. La llave del éxito son las partnership, incluida aquella con la Iglesia católica y las demás organizaciones eclesiales. En los años 2007/8 la Unión de Superiores Generales y la Unión Internacional de Superiores Generales (USG y UISG), en colaboración 33 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 UNAIDS y la Georgetown University, han realizado y publicado un mapeo de su implicación en la batalla contra el VIH: 190 bases para servicios específicos han proporcionado directamente fármacos antiretrovirales y 104 han ofrecido servicios de protección de la transmisión materno-infantil. Se trata de un aporte importante y probablemente es inferior a la realidad de la erogación general de servicios de parte de las estructuras sanitarias católicas1. En lo que respecta a los niños que no reciben un tratamiento, debemos aumentar la eficacia de los programas, de los servicios y de las finanzas. Pocos niños tienen acceso al test para el VIH de modo tempestivo; en el 2007, sólo el 8% de los países de baja o mediana renta han sido sometidos al test en los primeros dos meses de vida. Sin tratamiento, el desarrollo de la enfermedad en los niños es rápido y mitad de ellos mueren en los primeros dos años, y casi todos hacia los cinco. Pocos reciben cotrimoxazol, tratamiento antibiótico accesible, ampliamente disponible, eficaz y bien tolerado, recomendado para todos los niños expuestos al VIH. En el 2007, sólo el 4% de los nacidos de madres seropositivas han sido encaminados al cotrimoxazol a la edad de dos años. El acceso al tratamiento con fármacos antiretrovirales para los niños está mejorando pero el camino por recorrer es aún largo. A fines del 2007 menos de 200,000 niños en el mundo han recibido un tratamiento contra el SIDA – 60% más del año anterior, pero poco más del 10% de los que tienen necesidad – y sólo un tercio del acceso al tratamiento de los adultos. La investigación de USG-UISG manifiesta que el 23% de los que han respondido provee la terapia antiretroviral directamente, pero sólo el 17% de los fármacos tiene una formulación pediátrica. Se trata del reflejo de un problema más amplio, es decir, la falta de fármacos anriretrovirales para niños. En los últimos años, Caritas Internationalis ha trabajado ampliamente con la “Ecumenical Advocacy Alliance” (EAA) y otros partner cristianos en una campaña tendiente a aumentar el acceso a dichos fármacos para los niños. La Caritas Internationalis y el “Catholic HIV AIDS Network” (CHAN) han sostenido la campaña “Medicinas amigas de los niños” de la OMS. Son algunos ejemplos como las organizaciones eclesiales católicas han sido y siguen siendo fuertemente implicadas en la obra para acrecentar el acceso a las medicinas y a los niños seropositivos. Se necesita absolutamente un sostén global para los niños, para las familias y para las comunidades afectadas. Según investigaciones efectuadas en once países de elevada incidencia, sólo el 15% de los niños huérfanos viven en casa y reciben cierto tipo de asistencia. Para muchos de ellos el SIDA ya no es sita mayor sostén, capacidad y mejor coordinación entre las respuestas de parte del gobierno y de la sociedad civil. La investigación de USG-UISG ha demostrado también el alcance de la respuesta de parte de las órdenes religiosas a este problema; el 43% de los que han respondido provee servicios ampliados para sostener a las mujeres y a los huérfanos de la comunidad. Muchas de estas actividades estaban integradas en programas anteriores que las religiosas y los religiosos organizaban en las comunidades en las que brindan su servicio2. Los niños son afectados por virus ya sea directa que indirectamente – una emergencia; nunca han conocido algo diferente. A los programas que tienden a difundir la prevención y el tratamiento se deben unir otros programas relacionados con los factores estructurales. Especialmente en el Africa Subsahariana, esto requiere como nunca una movilización nacional de los recursos y un cambio en la forma de dar respuestas. Pero estos programas no se están difundiendo a la velocidad con que deberían realizarse. El comunicado de Dublín pone en evidencia el papel de la comunidad y de las organizaciones eclesiales, muchas de las cuales desarrollan una parte esencial en el cuidado, en la protección y en la ayuda a las familias. Sin embargo, se nece- nosotros estamos engañando a los niños a no ser que protejamos los derechos humanos de los que son vulnerables. Donde hay servicios disponibles, los niños seropositivos deben tener la posibilidad de disponer del test VIH, de tratamiento y de cuidados. La gestión de otras enfermedades infectivas como la TBC y el peso del estigma y de la discriminación son complicaciones que llevan a escasas perspectivas de vida para muchos de ellos. Cuando los padres son seropositivos, los niños a menudo se quedan huérfanos (actualmente 15 millones de jóvenes por debajo de los dieciocho años han perdido a uno o a ambos padres debido al SIDA), y en vez de ser objeto de cuidados, están obligados a ocuparse de sus herma- 34 nos y proveer a la familia. Cuando las comunidades son afectadas, lo son también los niños ya que no hay maestros, agentes sanitarios y autoridades públicas. En febrero del 2008 se ha organizado una misión conjunta en Swaziland entre la OMS, UNAIDS y Caritas Internationalis para explorar las posibilidades de mayor colaboración entre la Iglesia y el Gobierno en el abastecimiento de un tratamiento combinado para TBC y VIH e infecciones conexas. Mons. Robert Vitillo ha presentado un informe de esta misión conjunta al comité de coordinación de UNAIDS, demostrando a otros gobiernos la importancia de la partnership entre gobiernos, agencias de las Naciones Unidas y organizaciones eclesiales. Sabemos que podemos evitar el 90% de la infección en los niños y sabemos como responder en el caso de los seropositivos. UNAIDS y UNICEF concentran su intervención en cuatro áreas fundamentales, conocidas como las “Cuatro Prioridades”: 1. Prevenir el contagio de madre a hijo 2. Procurar los cuidados médicos 3. Prevenir la difusión del contagio entre los adolescentes y los jóvenes 4. Proteger y ayudar a los niños afectados por el VIH/SIDA También sabemos lo que se puede hacer para prevenir el contagio entre los niños y debemos hacerlo mejor: 1. Prevenir el contagio de madre a hijo. Lo podemos hacer y hemos obtenido éxitos importantes en Argentina, Bielorusia, Botswana, Bahamas, Moldavia y Tailandia, donde se han alcanzado los objetivos de UNGASS (Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre la Infancia), como también en el resto del mundo industrializado 2. Procurar los cuidados médicos (fármacos antiretrovirales, contrimoxazol o ambos). 3. Prevenir la difusión del contagio entre los adolescentes y los jóvenes – después de 30 años del inicio de la epidemia, sólo el 40% de los jóvenes tiene una información global sobre el VIH. 4. Proteger y ayudar a los niños afectados por el VIH/SIDA LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Tenemos una idea clara de lo que permite el éxito de los programas destinados a los niños: un fuerte compromiso gubernamental y esfuerzos plenamente coordinados con el gobierno y los partner no gubernamentales; servicios de calidad para la maternidad, los recién nacidos, la salud infantil, reproductiva y sexual; servicios de counseling y test del VIH antes de que nazca una criatura; programas de educación sexual y VIH eficaces y adecuados a la edad, puestos en marcha antes de que los jóvenes sean sexualmente activos; y cuidados centrados en la familia que se refieren a la salud materna, del recién nacido y del niño y la salud sexual y reproductiva. Debemos concentrarnos de modo especial en la protección y en la ayuda a los niños afectados por VIH, ya que se trata de una parte de nuestra agenda dejada aún de lado. Sabemos que el SIDA arruina las familias, fragmenta las comunidades y es un reto para las redes de seguridad tradicionales. Y sin embargo las grandes organizaciones hacen un trabajo muy exiguo de prevención con las familias, y sólo una obra limitada sobre el desarrollo estructural de largo plazo. Se debe dar mayor énfasis a la prevención estructural, que involucra también las políticas de protección física y social que están más allá del típico objetivo político del VIH, pero que afronten los puntos débiles que constituyen la base de la vulnerabilidad al SIDA y su impacto. También aquí la Iglesia está colocada estratégicamente para responder y lo está haciendo en muchas áreas. Sabemos que el impacto que tiene en el bienestar familiar es mayor en los pobres. Sabemos que las desigualdades de género hacen que las chicas sean más vulnerables. Somos conscientes de que el SIDA amenaza todos los derechos de los niños – civiles, políticos, económicos, sociales o culturales. Los problemas que los niños deben afrontar representan un estímulo para promover respuestas más amplias al VIH/SIDA orientadas al desarrollo: promoción de la protección social para las familias pobres, incluidos por ejemplo los esquemas para el traslado de dinero, la ayuda a los niños en las zonas de elevado impacto. Lamentablemente aún no estamos en el camino justo en la creación de programas de buen resultado debido a una escasa coordinación entre los programas referentes a la salud materna y del niño, por un lado, y los del VIH, falta de recursos humanos y financieros; estigma; falta de empeño masculino y derrota en contrastar la violencia de género. Sabemos también como prevenir la difusión del contagio cuando los niños se vuelven adultos, pero para lograr este objetivo es necesario coraje político para hablar honestamente con nuestros niños sobre el sexo, sobre las relaciones interpersonales, sexuales y familiares. A los adolescentes se les sigue negando la información y los servicios, aún si la búsqueda ha demostrado que los programas de educación sexual no aumentan la experimentación sexual, mientras pueden aumentar la probabilidad de que la primera relación sexual sea protegida. Como hemos dicho antes, sólo el 40% de los jóvenes tienen un conocimiento cabal y correcto acerca del VIH (el número de las chicas es levemente menor con respecto al de los chicos) – menos de la mitad de los objetivos globales que se establecieron en el 2001. Por suerte los jóvenes son los primeros que modifican su comportamiento de modo que ha llevado a una fase descendiente de la epidemia en varios países, como Burkina Faso, Camerún, Etiopia, Ghana, Kenya, Malawi, Tanzania, Zambia y parte de Zimbabwe. Pero debemos preocuparnos más seriamente en particular de las chicas a fin de que no se encuentren frente a elecciones en las que el sexo aparece como el único camino de supervivencia. Las palabras clave para lograr el éxito son “servicios integrales” y “acercamientos centrados en la familia y en la comunidad”. Se trata de áreas de oferta de servicios y cuidados comunitarios en los que la Iglesia Católica está bien comprometida. El comunicado de Dublín “anima la partnership entre la sociedad civil y el gobierno, incluidos los parlamentarios, con la construcción de una capacidad de la sociedad civil adecuada a participar en las respuestas nacionales. Sostener el empeño y la responsabilidad de 35 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 la sociedad civil en conglobar fondos a la comunidad”. Desde hace ya algunos años UNAIDS colabora con la Iglesia católica en una serie de actividades y es entusiasta de esta partnership. Existe ya un “Memorandum of Understanding” entre UNAIDS y Caritas Internationalis y las áreas de colaboración incluyen “la promoción de actividades para mitigar el impacto social y económico de la epidemia sobre los individuos, las familias, las comunidades y las naciones, manteniendo a la persona humana como centro de la respuesta”. UNAIDS ha trabajado con Caritas Internationalis, el “Catholic Medical Missions Board” y la oficina para el SIDA de la Conferencia Episcopal de Sudafrica para producir un “Best Practice Case Study – Choose to Care”. Este documento, que se basa en el trabajo de la Conferencia Episcopal, ilustra algunos modos con los que la Iglesia ya está respondiendo y muestra modelos que pueden ser retomados por otros grupos. Este año UNAIDS y los partner de la FBO, junto con Caritas Internationalis, han trabajado juntos para desarrollar una especie de estructura para el empeño de UNAIDS con las organizaciones religiosas en la respuesta al VIH. Se trata todavía de un borrador de estructura, pero que subraya muchas áreas de colaboración entre UNAIDS y FBOs. Actualmente está en fase de preparación una sección separada de trabajo con los niños y se incluirá el texto final. Quizás los colegas presentes en este encuentro podrán proporcionar un aporte técnico en esta nueva sección. Otra cuestión importante en la que ha puesto el acento el comunicado de Dublín y que UNAIDS incluirá en esta sección de la estructura es la importancia de reforzar opciones de cuidados como el cuidado parental, la tutela y la adopción, de modo que el cuidado institucional sea el último recurso. Para concluir: debemos poner a los niños en el centro de nuestros pensamientos y de nuestras acciones, de modo que sean circundados por familias y comunidades que los amen, que sean fuertes y de las que tienen necesidad para desarrollarse. Vosotros sois ya parte de esta partnership que guía este trabajo y es nuestro deseo que se refuerce y se siga esta partnership en la que nos comprometemos juntos para poner a los niños en el corazón de la respuesta. Dra. SALLY SMITH Partnership Adviser, Partnerships Division UNAIDS, Organización Mundial de la Salud Ginebra, Suiza Bibliografía y conexiones 1 Un servicio de amor: análisis global del compromiso de los institutos religiosos contra el VIH y SIDA (2008), Unión de Superiores Generales/Unión Internacional de Superiores Generales. 2 WHO “Make medicines child friendly campaign” http://www.who.int/childmedicines /en/ 3 Ecumenical Advocacy Alliance Campaign http://www.e-alliance.ch/accessmeds_ pediatric.jsp (the EAA campaign). 4 http://www.e-alliance.ch/media/media-69 95.pdf (the briefing paper). 5 A Faith-Based Response to HIV in Southern Africa: the Choose to Care Initiative, UNAIDS Best Practice Collection (2008). 6 Together for Children. Communiqué. Fourth Global Partners Forum. Dublin, Ireland. 6-7 October 2008. 36 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS GUIDO CASTELLI GATTINARA 5. Estilo de vida y salud de los niños La influencia del estilo de vida individual sobre la salud es algo conocido, ya sea en el caso de los adultos como en el de los niños. La alimentación, pero también el ambiente donde uno vive o trabaja, el contexto social y familiar, las condiciones higiénicas, la actividad física y la prevención, están directamente implicadas en el logro del bienestar físico y psíquico o, viceversa, para causar las enfermedades. El estilo de vida de un niño depende casi totalmente del ambiente que los padres crean en torno a él, desde cuando vive en el seno materno, para proseguir durante toda la infancia y la adolescencia. Cuando en el Occidente se habla de “estilo de vida”, generalmente se presupone la libertad de elección fundada en el conocimiento de las reglas básicas del vivir sano, de la existencia de servicios sociosanitarios y de la disponibilidad económica del núcleo familiar. Se trata de una elección que en los países desarrollados los adultos pueden ejercer libre y responsablemente: para mejorar las condiciones de salud personales y de los propios niños el padre puede elegir, si desea, una alimentación sana y equilibrada, evitar fumar o consumir alcohólicos, praticar deporte y actividad física, gozar del descanso necesario e intervenir para prevenir las enfermedades con el apoyo de la asistencia sanitaria por lo general gratuita. Pero esta argumentación no vale para la gran mayoría de las poblaciones que viven en los Países en Vías de Desarrollo, donde elegir un “estilo de vida” correcto para salvaguardar la propia salud en realidad se convierte en un lujo. Pobreza, atraso cultural, dificultades ambientales vinculadas con el clima, los conflictos, el degrado social, la presencia de enfermedades graves en la familia y la ausencia de instrucción, no permiten elegir un estilo de vida salubre, incluso allí donde se conocen las reglas. Veamos ahora a grandes rasgos cuales son las causas, los estilos de vida, que comportan consecuencias para la salud de los niños. Los estilos de vida de los países occidentales son bastante conocidos: la alimentación excesiva o demasiado rica de grasas y carbohidratos, la sedentariedad vinculada a la sustitución de las actividades de juego social y al aire libre con distracciones solitarias en casa, videojuegos TV. Pero el niño occidental también está expuesto al riesgo de accidentes domésticos con aparatos eléctricos o peligrosos, a ingerir productos tóxicos, accidentes de carretera; al humo pasivo y activo, a la droga y el acohol, para no hablar del peligro de las armas, que en ciertos países están al alcance en las casas. También en el occidente adelantado existe un nivel de pobreza más escondido que afecta a los niños a menudo obligados a vivir en un ambiente que les ofrece pocos estímulos o escaso apoyo moral. Esta condición remite también en parte a las familias de clase media y alta, para las cuales no se corren riesgos de quedar privados de recursos materiales, pero subsisten fuertes posibilidades de empobrecimiento emotivo y espiritual de los miembros más jóvenes. Las enfermedades vinculadas con el estilo de vida de los países adelantados prevalecientemente son el asma, la diabetes, la obesidad, las cardiopatías, la depresión y las consecuencias de accidentes domésticos y automovilísticos. En los Países en Vías de Desarrollo existen problemas muy diferentes, que derivan de otros estilos de vida: uno de los primeros es la desnutrición, seguida por la carencia de higiene, de agua potable y de prevención, la insalubridad de los ambientes, la explotación sexual, el trabajo de menores, los traumas de los conflictos y de la pérdida de los padres. La pobreza, el degrado social y enfermedades están vinculadas inseparablemente. La mayor parte de las enfermedades que están asociadas a la pobreza son enfermedades infecciosas como las enfermedades diarreicas, la malaria, la tuberculosis. Malnutrición En todo el mundo en vías de desarrollo, un niño de cada cuatro con menos de cinco años – cerca de 146 millones de niños – está bajo de peso. A nivel regional, la malnutrición infantil es más grave en Asia meridional y, un poco menos, en el Africa subsahariana. Para los niños con carencias nutricionales, las enfermedades comunes de la infancia, como la diarrea y las infecciones del aparato respiratorio, pueden ser fatales. Los niños desnutridos que sobreviven a los primeros años de la infancia, a menudo tienen bajos niveles proteicos y energéticos, de yodo y hierro, que pueden influir en las enfermedades crónicas, detenimiento del crecimiento o altura inferior al promedio, así como en la alteración del desarrollo social y cognitivo. La carencia de agua El agua potable y los servicios higiénicos seguros cambian de hecho la vida de los niños. El agua potable impura, la falta de disponibilidad de agua para lavarse y cocinar y la falta de acceso a los servicios higiénicos, contribuyen conjuntamente en el 88% de las muertes debido a enfermedades diarreicas, es decir, a más de 1,5 millones de muertes por año. La mejora de los servicios higiénico-sanitarios de suyo podría reducir de más de un tercio la morbilidad associada a la diarrea; la mejora de los servicios higiénicos junto con comportamientos más higiénicos podrían reducirla de dos 37 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 tercios. El lavado de las manos con jabón o ceniza evitaría de 0,5 millones a 1.4 millones de muertos al año. Las prácticas tribuales Lamentablemente, en muchas realidades sobreviven prácticas socio-religiosas que comportan sufrimiento y riesgos para la salud de los niños. Sea suficiente recordar las mutilaciones genitales femeninas, practicadas sobre todo en los países del Africa Subsahariana, en Medio Oriente y Africa del Norte. Se calcula que más de 130 millones de mujeres y niñas actualmente vivas han sido sometidas a la mutilación genital, que puede tener graves consecuencias para la salud, como el riesgo que la herida no se cicatrice, mayor predisposición a la infección del VIH, complicaciones durante el parto, enfermedades inflamatorias e incontinencia urinaria. Las hemorragias y las infecciones pueden llevar a la muerte. la probabilidad de morir durante el embarazo y el parto con respecto a las mujeres entre los 20 y 29 años. Si una madre tiene al menos 18 años, las probabilidades que su niño muera en los primeros años de vida es mayor del 60% con respecto a un niño nacido de una mujer adulta. Aún si el niño sobrevive, es más probable que sea bajo de peso, menos alimentado y tenga un desarrollo físico y cognitivo tardío. Los abusos y la explotación sexual Se calcula que 1,8 millones de niños están implicados en la industria del sexo para fines comerciales. Muchos están obligados a hacerlo porque son vendidos como exclavos del sexo por familias extremadamente pobres, o son raptados y traficados en lugares de explotación. Estos niños son descuidados, expuestos a violencia sexual, abusos físicos y psicológicos, infecciones de todo tipo como la del VIH. La condición de huérfanos Entre las tradiciones que son la causa del sufrimiento para los niños podemos incluir los matrimonios precoces y las maternidades prematuras. A nivel mundial, el 36% de las mujeres se casan niñas y adolescentes, sobre todo en Asia meridional y Africa Subsahariana. Las consecuencias son embarazos y maternidades precoces. Cada año dan a luz 14 millones de adolescentes entre los 15 y los 19 años. Las niñas bajo los 15 años tienen 5 veces más Cada año más de un millón y medio de mujeres mueren debido a complicaciones del embarazo y del parto: recién nacidos sin madre tienen de 3 a 10 veces más la probabilidad de morir ante los recién nacidos cuyas madres sobreviven. Treintinueve millones de personas, mitad de las cuales mujeres, son infectadas por VIH y corren el riesgo de morir: se calcula que para el 2010 serán 15,7 millones de niños hechos huérfanos en Africa Subsahariana. Existe una serie de enfermedades muy invalidantes que empobrecen a las familias o causan la muerte de los padres. A esto hay que añadir las muertes debido a los conflictos bélicos o a sus consecuencias. Los niños huérfanos en el mundo alcanzan a decenas de millones, a veces también están enfermos (cerca de 2,3 millones de niños bajo los 15 años son infectados por el HIV), deben proveer a su sustentamiento y al de sus hermanos o contribuir a los gastos de la familia de adopción. Por tanto, abandonan la escuela y por lo mismo son excluidos de las informaciones fundamentales sobre la salud, la alimentación, las competencias prácticas y de la protección de la violencia y abusos. Una investigación conducida en Addis Abeba, en Etiopía, ha hecho ver que el 28% de los niños entrevistados que trabajan como domésticos eran huérfanos, mientras en Zambia un estudio sobre los niños obligados a la prostitución ha indicado que un tercio eran huérfanos de uno o de ambos padres. El trabajo minoril Se calcula que 8,4 millones de niños trabajan en condiciones deshumanas. Están obligados a la esclavitud por deudas, a la prostitución y a la pornografía, o a tomar parte en conflictos armados u otras actividades ilícitas. Los niños-esclavos trabajan en las canteras de pedrisco de América Latina, en las fábricas de ladrillos de Asia Meridional, o en las canteras de pedrisco del Africa Subsahariana. Estos trabajos son muy peligrosos y pesados para los niños, por lo demás malnutridos y alojados en lugares insalubres. Son frecuentes los accidentes graves, con consecuencias de mutilaciones y muerte, pero también las enfermedades pulmonares….. Inútil vacilar en el problema de los niños soldado: están expuestos a riesgos de todo tipo, drogados, traumados por experiencias terribles. El papel de las madres y de la escuela Sabemos que el niño, sobre todo cuando es pequeño, no es una entidad en sí, y no determina por sí solo su estilo de vida. Es necesario considerarlo siempre dentro de su familia y sobre todo en su vínculo vital con la madre. El bienestar del niño depende de aquel de la propia madre o de las mujeres de su familia. Se ha demostrado ampliamente que cuando las mujeres pueden decidir, los niños se benefician de ello en términos de nutrición, salud e instrucción. Si deseamos imaginar una relación positiva entre estilo de vida y salud de los niños, debemos afirmar de modo convencido que éste está ligado a la promoción de la igualdad de las mujeres. Pensemos en el microcrédito, una praxis que se está difundiendo en los Países en Vías de Desarrollo y logra resultados excepcionales: el éxito está vinculado al hecho 38 que el préstamo es proporcionado en la gran mayoría de los casos a las mujeres, que no lo esparcen sino más bien lo emplean para promover su actividad y para la exclusiva ventaja de su familia. Se calcula que cuando poseen una renta del proprio trabajo, las mujeres gastan un promedio del 74% de sus recursos para incrementar las reservas alimenticias: ¡los hombres sólo el 22%! Pero también la instrucción de las mujeres conlleva muchos beneficios para los niños, mejorando su tasa de supervivencia, el estado nutricional y la frecuencia escolar. Las mujeres instruidas tienen menos probabilidades de morir de parto y más probabilidades de enviar a la escuela a sus hijos. Las cifras indican que la tasa de mortalidad infantil disminuye de la mitad para las madres con una instrucción primaria. No sólo: para los niños la escuela es un lugar precioso para aprender a leer y hacer cálculos y socializar, así como para recibir informaciones útiles para mejorar su estilo de vida, la higiene, la alimentación, la prevención de las enfermedades. Pero quiero regresar a las mujeres y a su papel crucial para la salud de los niños: son siempre las madres las primeras que reconocen las enfermedades de los niños y los hacen curar; esto ocurre en todo el mundo, como bien lo sabemos nosotros los pediatras. Sin embargo en algunas realidades las mujeres no tienen el poder de decidir para lle- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS var el niño al médico, no pueden pronunciarse sobre lo que pueden gastar en medicinas y en la asistencia sanitaria, porque no tienen recursos propios ni derechos semejantes a sus compañeros. La situación resulta aún más grave en las zonas rurales y en los bajofondos urbanos, donde en gran parte las mujeres son analfabetas y deben afrontar las barreras de naturaleza socio-cultural, como las restricciones sobre la posibilidad de salir de casa o de interactuar con extraños, y a menudo no tienen acceso a un centro sanitario o a una clínica. En Afganistán a las mujeres se les prohibe recibir asistencia sanitaria en hospitales dotados de personal médico exclusivamente masculino, mientras las normas culturales impiden que las mujeres trabajen y reciban una preparación médica adelantada. En espera de alcanzar el objetivo de la igualdad de las mujeres, cada año 3,3 millones de niños nacen muertos, más de 4 millones mueren en las primeras semanas después del parto, otros 6,6 millones de niños mueren antes de su quinto cumpleaños. Cada día 26,000 niños mueren debido a causas que a menudo se podrían evitar, debido a la pobreza y al analfabetismo. Pero regresemos con el pensamiento a nuestro mundo occidental donde nuestros niños se enferman más bien porque los nutrimos demasiado, porque consumimos demasiado, porque hemos sustituido nuestra presencia afectuosa de pa- dres con la babysitter catódica llamada TV, y sus amigos con los videojuegos. Difícil encontrar también un solo nexo entre el estilo de vida de nuestros niños y el de los niños huérfanos, de los explotados, de los niños-soldado. Sin embargo hay un nexo, nosotros los adultos, que estamos llamados por ese poco que podemos y sabemos hacer, a contribuir, a repensar, porque es posible, un mundo más justo, al alcance de nuestros y de los demás niños. Prof. GUIDO CASTELLI GATTINARA Director Pediatra Infectivólogo Hospital “Bambino Gesù” Roma Referencias bibliográficas principales The State of the World’s Children 2007 by The United Nations Children’s Fund (UNICEF) WHO estimates of the causes of death in children: Jennifer Bryce, Lancet 2005 Progress Children: A report card on nutrition UNICEF 4-May-2006 International Programme on the Elimination of Child Labour; International Labour Office, Geneva -April 2002 The United Nations Children’s Fund (UNICEF), Report on the State of the World’s Children 2006 http://www.who.int/research/en/ Salud y desarrollo 3/4: Informe 2005 de la OMS sobre la salud materna e infantil Children on the brink – UNAIDS/UNICEF /USAID New York - luglio 2004 39 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 PAOLA ROSATI 6. Realidad y origen de las enfermedades infantiles desde el punto de vista personal: la alimentación Introducción y planteamiento del problema Una definición del recién nacido, que recuerdo se pronunció en el aula de Clínica Pediatrica en la Universidad “La Sapienza” de Roma en los tiempos de mi especialidad a fines de los años 80, describía con exactitud el aspecto fisionómico: el recién nacido era definido como un braquitípico macrosplancnico. Con esto se quería identificar y concentrar nuestra atención como estudiantes en la constitución física del recién nacido, que ante una inspección objetiva presentaba una breve anchura, extremidades poco pronunciadas y abundante evidencia de tronco y abdomen. A mis ojos como aspirante pediatra, que leía sobre el portón fuera de aquella aula el escrito latino “In Puero Homo”, se revelaba así, de inmediato, la visión organicista de ese pequeño ser, que en sí presentaba todo el misterio, la maravilla y la perfección de un ser humano apenas nacido y, en su futuro, de un hombre. Posteriormente, como ocurre en toda profesión, en el curso de los años aún habiendo adquirido también yo obligatoriamente esa jerga que caracteriza al lenguaje médico y permite la relación profesional en las sedes adecuadas autorizadas, he tratado de concentrar siempre mi atención en la diferente visión de la naturaleza humana desde el punto de vista profesional médico y desde el punto de vista humano del paciente. Se trata de una difícil conciliación, ya sea por los diferentes lenguajes que se ponen en campo, y sobre todo por los diferentes objetivos prioritarios que identifica el médico, muy a menudo afligido por una visión eminentemente organicista de la enfermedad, y por el paciente que vive la dificultad de la visita y la falta de salud como fuentes de dolor y tribulación, sentimientos acompañados estrechamente por ansias inexpresadas y difíciles de reprimir o superar. El tema de la alimentación que se me ha confiado, permite razonar en sumo grado sobre esta realidad y acerca de la continua búsqueda hacia la constante mejora de la comunicación médico-paciente, en la que se basa el correcto acercamiento anamnéstico por el recall alimenticio y su planteamiento diagnósticoterapéutico. De hecho, la historia clínica y el coloquio son las únicas armas válidas y necesarias electivamente para poner de relieve los poblemas emergentes en la esfera alimenticia. En cambio, con frecuencia se verifica que el niño y su núcleo familiar casi nunca piensan que tienen necesidad del médico ante problemas alimenticios y un disturbio alimenticio corre el riesgo de manifestarse casualmente durante una visita o permanece subestimado durante años, mientras no se presente una señal clínica crítica o el problema se vuelva insostenible. En ambos casos, a menudo resulta muy difícil focalizar la atención del niño y de sus familiares, desorientados con respecto a la pregunta incial que los había conducido a la visita y, frecuentemente, el problema alimentario corre el riesgo de ser negado una vez más o de quedarse subvalorado. Es aquí se se pone en discusión nuestra capacidad profesional que no debe orientarse a curar (treat) sino a ocuparnos (take care of), sin posiciones rígidas, autoritarias o paternalistas, sino más bien orientándose a un diálogo abierto, que tiende a la búsqueda de la formación de la conciencia de los padres hacia el problema alimenticio y a la justificación de las indicaciones que proporcionaremos para superar el problema, dirigiendo la atención de la familia hacia fuentes autorizadas como apoyo a las recomendaciones proporciondadas. Por consiguiente, el objetivo para solucionar el problema alimenticio, como de muchos otros problemas de salud, no será la compliance, pasiva y a menudo incompleta adecuación a las prescripciones médicas, sino la concordance, comprensión del problema y cooperación para la solución del mismo (shared decision making)1,2. Precisamente considerando las necesidades y las expectativas de los padres (patients values and beliefs) se han identificado en literatura dos figuras diferentes de médicos, definidas good y great, y, sobre todo en lo que concierne el problema alimenticio, se ha observado la predilección del médico good que escucha pacientemente y observa3. «¿Cuál es el papel de la conciencia en la formación del perfil moral del hombre? ¿Cómo discernir, de conformidad con la verdad sobre el bien, los derechos y los deberes concretos de la persona humana?» (Juan Pablo II)4. Además de la formación técnico-profesional tenemos necesidad de una formación de la conciencia, que no debe permanecer muda y nos interroga continuamente en cada coloquio con el niño y su familia. Juan Pablo II definió la relación de comunicación médico-paciente como el encuentro entre confianza y conciencia5. Dicha relación tiene como actor no protagonista al niño, a menudo considerado falsamente pasivo. Con este fin, en el curso de estos primeros dos decenios de trabajo en el Hospital Pediátrico Bambino Gesù, he elaborado un recorrido operativo6-7, que permita ampliar la visión del médico, orientada tradi- 40 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS cionalmente en la práctica clínica hacia un rápido y riguroso acto de prescripción, hacia el punto de vista del paciente, cuyo lado de ver y de considerar las cosas, aunque incompleto o a menudo inadecuado para comprender el críptico léxico médico, se asemeja más a nuestra naturaleza humana, que nosotros mismos médicos redescubrimos cuando nos encontramos como pacientes. El simple estándar operativo del modelo de comunicación permite varios grados de acercamiento a un coloquio integrado: acogida, empatía y disponibilidad a la escucha, claridad y cabalidad de informaciones, relación de confianza recíproca y trabajo junto al paciente. Los principios básicos se encuentran resumidos en la técnica del “SMILE”: S M I L E Estos padres modernos y tecnológicos piden confirmaciones y nos interpelan insistentemente sobre sus fuentes, obligándonos a orientarnos hacia nuevos horizontes, por un lado imponiéndonos una continua actualización y, por el otro, invitandonos a satisfacer sus interrogantes con informaciones más atentas y profundizadas, que den claridad y justifiquen nuestra propuesta operativa. Smile = sonreir Mind = estar atentos Interview = entrevistar Listen = escuchar Empathize = ser empáticos La aplicación sistemática de este modelo de comunicación a la relación médico-madre-niño permite afrontar también el nuevo y ulterior reto cotidiano del actual mundo globalizado: al menos un tercio de nuestros asistidos en el hospital proviene de realidades culturales y religiosas lejanas, con diferentes tradiciones alimenticias y nos obliga a una comunicación gracias a otra persona, el mediador cultural, a menudo improvisado y no dedicado, con el evidente empeoramiento y confusión de la calidad del diálogo y de la comprensión. En todos estos casos si logramos proponer la sonrisa, la gestualidad y la empatía, que no necesitan traducciones, podemos mantener el coloquio en un plano claro y comprensible, que permite encargarse con responsabilidad y la recolección de datos anamnésticos. Cada vez más a menudo nos confrontamos con los padres que, no obstante provengan de nuestro mismo país o de realidades culturales parecidas, hablan el lenguaje electrónico de Internet, país virtual universalmente variado y que no está seleccionado para las fuentes navegables, en donde no existe un Virgilio serio y riguroso que oriente la elección de la ruta hacia sitios ciertos, autorizados y predeterminados. Las palabras nutrición y alimentación no son sinónimos y tienen una diferencia sutil en su significado8: por nutrición entendemos la función mediante la cual los seres vivientes asumen desde fuera sustancias útiles para acrecentarse y para desarrollar las actividades vitales; la alimentación, en cambio, es el acto o el efecto del dar alimentos, es decir, sustancias que contienen varios principios nutritivos que pueden emplear los organismos vivientes. En la lengua inglesa la misma traducción de alimentación (feeding) con el término nutrition se diferencia del simple nourishment e identifica íntimamente la relación entre el hombre y la nutrición y en el niño la dependencia de la madre nodriza. La alimentación es la consecuencia de una serie de actividades conscientes y voluntarias: la madre da el alimento producido por su proprio cuerpo y durante los me- ses posteriores al nacimiento, elige los alimentos adecuados al consumo, los valora, elimina la parte no comestible, los transforma cociéndolos o tratándolos y, en fin, los proporciona al niño. Son de tipo alimenticio los problemas culturales, de raza, de religión y las diferencias sociales9, son de tipo alimenticio las necesidades de salud, las carencias y la búsqueda continua de fondos sostenibles para la distribución equitativa de los recursos con respecto a las necesidades10. La alimentación es uno de los factores que determinan más el acrecentamiento del individuo y su desarrollo físico y mental, incidiendo en el rendimiento y en la capacidad productiva de los seres humanos y, por tanto, determinando el desarrollo de los pueblos y su destino humano. De hecho, es fácil verificar que el estado nutritivo de los niños refleja claramente el estado socio-económico de una determinada población11 y que numerosas características de ciertos pueblos, consideradas normales y conexas con la raza, a menudo son el resultado de una alimentación desequilibrada, carente para enteras generaciones o debido a elecciones alimenticias obligadas por efectos climáticos, ambientales o por una prolongada falta local de nutrientes12,13,14. Por tanto, para el individuo la alimentación es una necesidad vital: por un lado, los alimentos introducen el combustible necesario para producir la energía, indispensable para la vida y, por el otro, los principios nutritivos o “nutrientes” necesarios para el mantenimiento de un equilibrio biológico armonioso que permita la buena salud. Ésta se logra completamente cuando el aporte alimenticio, calórico y de nutrientes, y las necesidades del organismo (que varían en función de numerosos factores como la edad, el sexo y el tipo de actividad) resultan equilibrados y totalmente satisfechos. La alimentación y la satisfacción son, pues, elementos complementarios y superpuestos y el alcance de la satisfacción de la madre y del niño permite satisfacer también al médico. El recién nacido, individuo macrosplancnico, que busca continuamente la satisfacción en el seno ma- 41 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 terno: come, duerme y regula su vida de acuerdo con las mordidas del hambre15, absorbiendo pronto y con facilidad la leche propuesta, incluso después de intervenciones quirúrgicas intestinales16. Por tanto, la palabra satisfacción es la consecuencia natural y fundamental de una buena alimentación. Sobre esta relación alimentaciónsatisfacción desarrollaré el tema que se me ha propuesto y trataré de unir el gusto de comunicar al de satisfacer el estómago de nuestros asistidos y de sus necesidades. Notas de normativa internacional de derecho y de seguridad alimentaria La estrecha conexión entre paz y bienestar fue afirmada con la Carta de las Naciones Unidas, que fue adoptada y entró en vigor en 1945 en San Francisco (con vínculo para Italia desde 1955, año de su admisión a la ONU). En el art.55 de dicha Carta se sancionó que, a fin de crear las condiciones de estabilidad y bienestar, necesarias para realizar relaciones pacíficas entre los pueblos, las Naciones Unidas “promoverán un tenor de vida más elevado”. Esta simple declaración de intentos, sin vínculos jurídicos para los Estados firmatarios, muchas veces a lo largo de los años ha sido reafirmada y ha sido defendida en el derecho internacional, con claras referencias al derecho a la alimentación y a la liberación del hambre17 (en 1949 se redactaron dos Convenciones de Ginebra, una para la protección de los civiles en tiempo de guerra para el libre paso de alimentos para los niños, mujeres embarazadas, puérperas y para el auxilio alimenticio en las zonas ocupadas; la otra para suministrar raciones alimenticias idóneas a los prisioneros de guerra). Pero sólo en 1966 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el derecho a liberar del hambre con el Pacto internacional sobre los derechos económicos, sociales y culturales (en el art. 11, primer enciso, reconocimiento del derecho en un nivel de vida adecuado… que incluya la alimentación), que entró en vigor en 1976 y que actualmente está ratificado y, por lo tanto, jurídica- mente vinculante, para 138 Estados adherentes. El derecho de ser libres del hambre se volvía, pues, el status de derecho fundamental de la humanidad, insertado entre los derechos de tercera generación, es decir, tanto individuales como colectivos, que comportan la activación del público. La Conferencia mundial sobre la alimentación de 1974 proclamó solemnemente que “cada hombre, mujer y niño tiene el derecho inalienable de ser liberado del hambre y de la malnutrición para poderse desarrollar de manera completa y mantener sus facultades físicas y mentales”. La estructura de acción de la FAO y de otras Organizaciones no Gubernamentales es esencial si el mundo desea alcanzar la meta ambiciosa puesta por el Vértice FAO sobre la alimentación, que se tuvo en Roma en junio del 2002, de disminuir de la mitad el número de personas hambrientas y malnutridas en el mundo (de ochocientos a cuatrocientos millones) dentro del 2015. Dicha meta, por lo demás contestada por los Países en Vías de Desarrollo, y por numerosas Organizaciones No Gubernamentales presentes en un Forum paralelo, en realidad hasta el momento parece que es difícil de actuar. De hecho, han aparecido en el horizonte nuevos y pesados escenarios e imperativos programáticos como los referentes a la seguridad alimenticia y la denominada epidemia de la obesidad. Sobre esta última, consideraremos más adelante los numerosos problemas que hasta ahora no se han resuelto. Sobre la seguridad alimenticia, en 1992 la Conferencia internacional sobre la nutrición18 adoptó una Declaración mundial sobre la nutrición mediante la cual los Ministros plenipotenciarios reconocieron que “el acceso al alimento adecuado y sano nutricionalmente es un derecho de cada individuo”. El derecho a una alimentación adecuada significa que cada hombre, mujer y niño, sea solo que en comunidad con otros, debe tener en cada momento acceso físico y económico a una alimentación adecuada o a través del empleo de recursos apropiados para su logro, en un modo que sea adecuado a la dignidad humana. La actuación de dicho derecho requiere alimento disponible, libre de sustancias contrarias, culturalmente aceptable, en cantidad y calidad adecuados a satisfacer las necesidades nutricionales y dietéticos de los individuos para el bienestar nutricional19. La actuación del derecho a una alimentación adecuada es imprescindible de la justicia social, que requiere que se adopten adecuadas políticas económicas, ambientales y sociales, a nivel tanto nacional como internacional, orientadas a eliminar la pobreza y a satisfacer las necesidades primarias. Con esta finalidad se ha lanzado el nuevo concepto de Soberanía Alimenticia, como derecho de los pueblos a autodeterminar sus elecciones en los sectores de la producción, de la distribución y del consumo de los alimentos, en el respeto de los criterios de sostenibilidad ambiental, cultural y social y con el objetivo de garantizar el derecho de cada individuo a una alimentación suficiente y sana20. No obstante estos esfuerzos internacionales, la falta de un adecuado control político para la seguridad de los alimentos, ha determinado en China el reciente escándalo de la “Epidemia por melamina”21. El primer episodio de contaminación de la leche por melamina, sustancia nociva para el hombre y empleada para producir plástico y fertilizantes, ha llegado a la atención de las organizaciones internacionales el 11 de setiembre pasado (fecha funesta). Ya sea OMS como FAO, han empleado el network internacional INFOSAN (Red Internacional de las autoridades de seguridad higiénico-sanitaria de los alimentos)22 para informar y actualizar a las autoridades nacionales con respecto a la crisis, una de las más graves de los últimos años. Los datos difundidos hablan de más de 54,000 niños en China han tenido que recurrir al tratamiento médico debido al consumo de leche en polvo contaminada y cerca de 12,900 niños se encuentran actualmente hospitalizados y 4 han fallecido. Pero, ¿por qué la leche ha sido contaminada con la melamina? Porque aumenta el contenido de nitrógeno y de este modo permite un aumento aparente del contenido proteico de la misma leche. El efecto devastador para la función renal tiene lugar cuando, añadida al ácido 42 cianúrico, la melamina forma cristales que se depositan en cálculos hasta obstruir los túbulos renales determinando la anuria y, por consiguiente en breve tiempo la muerte. El nivel de melamina encontrado en la leche en polvo producida por las empresas chinas que cubren el 60% del mercado local, ha sido de 2560 mg por kg de producto listo para consumir, mientras se desconoce el nivel de ácido cianúrico. Un desastre alimenticio devastador que se hubiera podido evitar. Ahora se reclama en todo el mundo la necesidad de una cohesión política internacional de control alimenticio y una acción constante acción en defensa de la salud contra la política inmoral del provecho en vez de la defensa de la vida de los niños. Algunos disturbios alimenticios particulares Por razones de tiempo y de claridad he elegido no hacer una lista de numerosos problemas que se refieren a la alimentación del niño sino he preferido tratar de razonar sobre cuatro cuadros característicos de disturbios alimenticios del niño que por diferentes aspectos sociales emergentes, se colocan ante nuestra atención: la ansiedad por el niño inapetente, las enfermedades debido a carencias, la anorexia mental y la obesidad. Algunos de estos disturbios son muy frecuentes, otros son más difíciles de diagnosticar, pero a menudo involucran a los media y se requiere un acercamiento multidisciplinario para solucionarlos. A menudo las clinical pathways o los protocolos asistenciales son incompletos o incluso ineficaces y hasta no se han resuelto numerosas dificultades operativas de tipo diagnóstico-terapéutico. Por tanto, para cada uno de estos disturbios alimenticios, identificaré los problemas hasta ahora abiertos y las elecciones operativas que tienden a la comunicación y a la satisfacción de las necesidades para una best clinical practice. Ansiedad por el niño inapetente Una frase típica que pronuncian casi todas las madres ansiosas frente a la inapetencia de su niño es “Ya no se que hacer: el niño no me co- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS me”, indicando claramente en ese me un estado de frustración, la relación simbiótica con el hijo y la propia culpa por la incapacidad de resolver el problema. También el pediatra se siente frustrado cuando propone ineficazmente no forcejear al niño para comer, o cuando identifica en una rigurosa lista de nutrimientos por asumir cotidianamente, toda su participación al problema en cuestión, que puntualmente permanece sin resolverse por largo tiempo. La inapetencia se puede prolongar por muchos meses o por años, puede iniciar en el período del destete (anorexia común de oposición del segundo semestre) y esconder, aunque en porcentual muy baja, patologías gastroenterológicas o sistémicas23. La prolongada falta de apetito y la inadecuada cantidad de alimento introducida por el niño determinan exasperantes jornadas sigueteando al niño por la casa, con la implicación de todo el núcleo familiar incluidos los abuelos, para darle de comer o para distraerlo con juegos y espectáculos televisivos durante los alimentos, comporta la búsqueda casi maniacal de terapias que estimulen el apetito (incluso omeopáticas) y la ejecución de test alergométricos, incluso no validados, que a menudo identifican diferentes intolerancias con éxito en dietas rígidas de exclusión que no resuelven, sino antes bien a menudo están acompañadas por déficit nutricionales (¡que también son negados por las madres!). En fin, luego de numerosas visitas tipo medical shopping, a menudo llega más o menos escondido un estado de depresión y de auto-culpabilidad de la madre por el sentido de inadecuación y ansia por frustración. En dichos casos, las madres, casi siempre vinculadas a un trabajo debido al cual deben estar fuera de casa durante muchas horas, muestran una natural y remisiva subordinación ante las exigencias anárquicas del niño casi siempre despierto e irrequieto y, cuando por caso se descubre el problema alimenticio durante una visita pediátrica requerida por los acontencimientos infectivos de la estación, puede ser también opositiva o de desconfianza y, por tanto, resulta imposible modificar en tiempos rápidos la gestión “política” familiar. Es útil, en cambio, un diálogo tranquilo y comunicativo para lograr la confianza de la madre, encarar el problema y poner en marcha una relación multidisciplinaria (pediatra, dietólogo, enfermero especializado, psicólogo) para excluir patologías orgánicas y permitir identificar las características objetivas del niño, muy a menudo diferentes de las percepciones maternas consolidadas24. Enfermedades carenciales Los déficit nutritivos en el mundo occidental pueden estar presentes en poblaciones seleccionadas que autolimitan la introducción de los nutrientes por razones de edad, por disturbios de cognición, metabólicos o por problemas piscológicos y sociales. Nuestro mundo globalizado actual nos ha permitido conocer también de cerca realidades culturales y religiosas a menudo muy diversas de las nuestras y de llegar con dificultad a diagnósticos emblemáticos, estudiados y evaluados sólo en textos académicos. Me refiero a dos casos en los cuales he diagnosticado con dificultad una enfermedad carencial: uno de escorbuto y otro de raquitismo. En el primer caso, el niño de cerca de 8 años, tenía desde su nacimiento un modesto déficit cognitivo y, desde algún mes adolecía de hemorragias en las encías, dolores a los huesos, astenia y disminución ponderal. Después de varios días de internamiento y numerosas investigaciones hemáticas, ecográficas y radiografías, se efectuó una biopsia osea en la hipótesis de una enfermedad tumoral y se identificaba el cuadro carencial por falta de osteoblastos (las células de remodelamiento óseo); ante un recall dietético, efectuado en el curso de un largo coloquio con la madre, se identificó la total falta en la dieta de la vitamina C, por elección autónoma del niño, nunca obstaculizada por la actitud remisiva de la madre25. El cuadro fue confirmado por la ausencia hemática de vit C y retrocedió rápidamente en los meses posteriores suministrando dicha vitamina por boca26,27. El segundo caso ha ocurrido recientemente a un niño de 1 año y 6 meses, nacido en Italia de padres de religión hindú, que se presentó por dolores articulares y tumefacciones sin dolor en el metatarso y en el car- 43 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 po, asociadas a varismo de las extremidades inferiores. El niño vivía en una embajada con sus padres, la madre no salía casi nunca de casa y alactaba todavía al niño sin el empleo de leche y lacticinios en su dieta. Después de un coloquio con los padres planteado el diagnóstico de raquitismo carencial, se excluían las causas renales y hormonales, se confirmaba el diagnóstico con la radiografía del esqueleto, que presentaba las lesiones patognomónicas, y el niño inició el suplemento de vit D por os y la exposición al sol con espera en los próximos meses de una total restituito ad integrum. Para el raquitismo carencial actualmente corren el riesgo: la población de raza oscura que al ser más pigmentada tiene menor capacidad de producción endogena de vit D; las mujeres que emplean vestidos que cubren mucho por tradición y religión y los sujetos con continuadas y a menudo no identificadas carencias alimenticias28. Anorexia nerviosa Se caracteriza por el temor de aumentar de peso, por la negación del bajo peso presente por amenorrea en la mujeres que presentan también un bajo índice de masa coporal (Body Mass Index = BMI, cuyo resultado se obtiene dividiendo el proprio peso en Kg por el cuadrado de la altura en metros)29. La prevalencia es mucho más alta en los países occidentales: la anorexia nerviosa en Italia tiene una prevalencia entre el 0.2 y el 0.7% de las muchachas teenager y la bulimia del 15%32. La anorexia puede manifestarse en sujetos con componentes genéticas, biológicas, familiares y con factores socio-culturales parecidos y a menudo se acompaña con desórdenes psiquiátricos y de la personalidad, como la depresión, la ansiedad, desórdenes obsesivo-compulsivos y perfeccionismo28. El adolescente con anorexia mental, casi siempre es femenino (relación M/F = 1/4)30, desarrolla un desorden alimenticio que se caracteriza por el control obsesivo del peso, comportamiento extraño con el alimento, despedazado e introducido en pequeñas cantidades y, a menudo, eliminado con vómito provocado, no come junto con los familiares, a menudo niega que tiene apetito y se somete a una practica deportiva constante. Con un tratamiento rápido y multidiscipliario, tanto nutritivo como médico, así como psicoterapéutico la mayoría de los afligidos por anorexia nerviosa se cura pero se calcula que aproximadamente muere el 5% el 20% desarrolla un desorden crónico de la alimentación28. Para encontrar una solución al problema de la anorexia se ha estudiado recientemente un acercamiento self help31 con la finalidad de motivar autónomamente al sujeto para que supere los step propuestos y un coloquio relajado (easygoing o relaxed approach)32 sin la apremiante imposición de comportamiento, asociado a la elección de un tratamiento ambulatorial más que de hospitalización. De este modo, se calcula que el recorrido que lleva a la total curación tenga lugar en 1-2 años33. En cambio, el empleo de los antidepresivos no ha tenido una confirmación de clara evidencia de eficacia29 y en las ex anorexicas existe un aumentado riesgo de fracturas que aparecen en la edad adelantada34. La obesidad La prevención de la obesidad en edad pediátrica representa una prioridad en los programas de salud pública nacionales35,36. La prevalencia del sobrepeso y de la obesidad está en constante aumento, además que en la población adulta, también en aquella de la edad evolutiva (WHO 1997). La definición de sobrepeso y obesidad en los niños cambia en los diferentes estudios epidemiológicos, y a veces es difícil confrontarla entre los varios países. Recientes cálculos obtenidos de investigaciones en 34 países en niños de edad escolar, presentan valores del 25% (sobrepeso) y del 7-8% (obesidad) en Malta y en los EE.UU., y valores del 5% (sobrepeso) y del 1% (obesidad) en Lituania (Janssen 2005). El fenómeno se ha incrementado exponencialmente en el último decenio: los resultados de una amplia investigación llevada a cabo en Inglaterra entre niños de edad 0-4 años ha mostrado un incremento del sobrepeso desde el 1990 (Bundred 2001). De las informaciones sobre los estilos de vida ha resultado que el 40,1% de los niños transcurría cerca de dos horas al día frente a una pantalla (televisor, play station, computer), y el 24,7% 3 o más horas. El 32,2% de los niños declaraba que transcurría no más de 1 hora al día al aire libre, sólo el 24% de los niños iba a la escuela a pie y el 34% declaraba que no desarrollaba ninguna actividad física después de la escuela. Recientemente, también se ha puesto en evidencia una correlación estadísticamente importante entre la obesidad, el fast food y el sentido de saciedad37. Según una investigación efectuada por la Sociedad Italiana para el Estudio de la Obesidad Infantil, el 25% de los niños italianos en edad escolar está en sobrepeso y existe un trend en aumento; tendencialmente las regiones del Sur presenta una prevalencia de sobrepeso más elevada con respecto a las del Norte. Se han puesto en marcha varios esquemas de protocolo de comportamiento alimenticio, pero ninguno ha producido resultados duraderos o con elevada replicabilidad: el MEND (Mind, Exercise, Nutrition, Do it) es el método más difundido para combatir la obesidad pediátrica en Gran Bretaña; WATCH IT! ha sido desarrollado para combatir la obesidad infantil en áreas desventajadas y permite un esquema simple de comunicación y sostén basado en un acercamiento estructurado denominado HELP (Healthy Eating Lifestyle Programme)38. La “epidemia” internacional de la 44 obesidad infantil39 interesa a todas las fajas de edad pediátrica y a gran parte de los grupos étnicos, incluso en buenas condiciones socio-económicas. Con una gran síntesis y conceptos apropiados, como respuesta a la llamada a las armas contra la epidemia de la obesidad de Dietz, un médico escocés, Guthrie, ha publicado en el mismo British Medical Journal, una pequeña poesía que sintetiza con suave ironía la justificada necesidad de acoger y escuchar a la madre para identificar los problemas e intentar resolverlos junto con ella (Childhood lies dying: Globalization, Some price to pay. Environmental pillage. No place for kids to play. Mothers out working, Neglecting their broods, Filling their children With all the wrong foods)40. El sobrepeso y la obesidad tienen un efecto negativo en el estado de salud físico y en el desarrollo psicológico: hiperlipidemia, hipertensión, reducida tolerancia al glucosio, sentido de inadecuación y de frustración son algunas de las complicaciones más serias en la edad adulta38. No obstante los esfuerzos y las financiaciones hechos en el campo hasta ahora, ninguno de los centenares de esquemas disponibles en Gran Bretaña o en otros países ha permitido alcanzar resultados optimales y permanentes41. Actualmente, el Institute of Education de Londres está completando una revisión sistemática en una diferente perspectiva basada en la visión del problema y en las necesidades de los niños obesos, con el fin de identificar sus motivaciones individuales y, por tanto, aportar las correcciones necesarias para proporcionar un recorrido metodológico nuevo, basado en las expectativas de los niños obesos (disponible desde 2009)42. Conclusiones Con una acogida abierta y animadora, con una sólida, concreta y cotidiana colaboración con el personal de asistencia, con una continuidad terapéutica individualizada y disponible, la familia recibirá del pediatra la ayuda que atiende para solucionar su problema alimenticio. Una plena concordance sobre las propuestas y los consejos, adapta- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS dos a una situación individual y a los acontecimientos, permitirá contener las ansiedades y proyectar junto con los padres el recorrido mejor y más eficaz para recuperar la plena salud del niño. La presencia de mediadores culturales, para las familias de lengua, cultura y religión diferentes, es fundamental para llenar ese espacio de incomprensión lingüística y social que de lo contrario sería incolmable. Pero junto a ello el médico debe añadir su propia presencia afectuosa y comprensiva, que trasluce del rostro y del gesto, además que de las palabras expresadas y que las familias comprenden sin necesidad de entender las palabras. Cuando los padres advierten una sensación de discriminación y en ausencia de expresiones verbales, se vuelve mucho más fácil reencontrar la relación incluso a traves de un gesto o una caricia: la sinceridad que se nota de una mano que cura no se puede traducir, pero siempre se puede comprenderla sin necesidad de mediaciones. Una buena preparación a la comunicación y al empleo de un lenguaje simple y comprensible (plain language) es una guía fundamental para la conciencia del médico y la mejora de la comprensión del cuidado propuesto. Asimismo, el empleo de opúsculos, gráficos o dibujos, que acompañan las explicaciones verbales, permite satisfacer la plena comprensión de las perspectivas ofrecidas, ya sea de breve que de largo plazo, y permite motivar al niño y a su familia a la revisión constante y a la gradual solución de los problemas alimenticios. El “primer coloquio” de comunicación y la sensación recibida constituyen como una piedra miliar fundamental que permanecerá siempre grabado en el niño y en su familia. La satisfacción recibida en ese coloquio modulará los demás contactos médico-familia-niño e influirá en el entendimiento recíproco, en las elecciones que seguirán y en el logro del éxito dieto-terapéutico. Dra. PAOLA ROSATI Pediatra, Dirigente Médico I nivel Departamento de Pediatría, Hospital Pediátrico “Bambino Gesù”, Roma, Italia Miembro del Centro Cochrane Italiano, Instituto Mario Negri, Milán, Italia Bibliografía 1 Royal Pharmaceutical Society of Great Britain. From compliance to concordance: towards shared goals in medicine taking. London: RPS, 1997. 2 MULLEN P D, Compliance becomes concordance BMJ 1997 8; 314 (7082):691-2. 3 COULTER A Patients’ views of the good doctor BMJ 2002;325;668-669. 4 JUAN PABLO II, Encíclica Veritatis splendor, Libreria Editrice Vaticana 1993, n 30 5 JUAN PABLO II, Roma 27 octubre 1980: Discurso a los participantes en el 81° Congreso de la Sociedad Italiana de Medicina Interna y en el 82° Congreso de la Sociedad Italiana de Cirugía General. 6 PAOLA ROSATI, LUCIA CELESTI: “Un nuevo modelo para la comunicación con la familia” Cap 10 en La carta dei Diritti del Bambino in Ospedale. Manuale di Accreditamento Volontario, Centro Scientifico Editore, 2005 Torino. 7 P. ROSATI: La comunicación con el niño enfermo y su familia – 24.3.06 Pildoras de Pediatría en Portal Sanitario Pediátrico Hospital Pediátrico Bambino Gesù. http:// www.ospe dalebambinogesu.it/Portale2008/Default.asp x?iditem=3059; last accessed 6.11. 2008 8 Vocabulario de la lengua italiana, de Nicola Zingarelli, Zanichelli 1996. 9 Organización Naciones Unidas: Pacto Internacional referente a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, New York, 1966. 10 http://www.fao.org/WorldFoodSummit/ italian/newsroom/focus/focus2.htm; último acceso 6.11.2008. 11 URKIZA ARANA M, GALICIA PAREDES E, GALICIA PAREDES D, LOUREIRO GONZÁLEZ B, LOZANO DE LA TORRE M: Nutritional status in the pediatric population of a rural area on the Ecuadorian coast An Esp Pediatr 2001; Dec; 55(6):517-23. 12 VASHISHT RN, KRISHAN K, DEVLAL S Physical Growth and Nutritional Status of Garhwali Girls Indian J Pediatr 2005; 72 (7): 573-578. 13 BAQUI AH, ARIFEEN SE, AMIN S, BLACK RE Levels and correlates of maternal nutritional status in urban Bangladesh, Eur J Clin Nutr 1994; May;48(5):349-57. 14 DELPEUCH F, TRAISSAC P, MARTIN-PRÉVEL Y, MASSAMBA JP, MAIRE B: Economic crisis and malnutrition: socioeconomic determinants of anthropometric status of preschool children and their mothers in an African urban area Public Health Nutr. 2005; Mar;3(1):3947. 15 VOHR BR, POINDEXTER BB, DUSICK AM, MCKINLEY LT, WRIGHT LL, LANGER JC, POOLE WK; NICHD Neonatal Research Network. 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Pero no existe uniformidad en la producción, ni en la distribución alimenticia. Algunos países producen más que otros, pero son los sistemas de distribución y la renta familiar que determinan el acceso a los alimentos». http://www.vati can.va/roman_curia/pontifical_councils/coru num/documents/rc_pc_corunum_doc_04101 996_world-hunger_it.html; último acceso 3.11.2008. 20 CIVITANI A: Soberaía alimenticia: primera meta hacia el desarrollo humano. ¿Cuál es el aporte para la sociedad civil internacional? http://www.acra.it; último acceso 5.11.2008. 21 SCHLUNDT J, BOUTRIF E WHO e FAO Ginevra/Roma 26.9.2008 http://www.fao.org/ newsroom/it/news/2008/1000926/; último acceso 5.11.2008. 22 http://www.who.int/foodsafety/fs_mana gement/infosan_events/en/index4.html; último acceso 5.11.2008. 23 ABADIE V Troubles de l’oralité d’allure isolée: “Isolé ne veut pas dire psy” Archives de Pediatrie 2008; 15: p. 837-839. 24 AMMANITI M, AMBRUZZI AM, LUCARELLI L, CIMINO S, D’OLIMPO F: Malnutrition and Dysfunctional Mother -Child Feeding Interactions: Clinical Assessment and Research Implications Journal of the American College of Nutrition 2004; vol 23, 3: 259-271. 25 WEINSTEIN M, BABYN P, ZLOTKIN An Orange a Day Keeps the Doctor Away: Scurvy in the Year Pediatrics 2000; Vol. 108 No. 3 September 2001, p. 55. 26 ROSATI P, BOLDRINI R, DEVITO R, ET AL. 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Origen tecnológico y científico de enfermedades que afligen a los niños: cambio tecnológico, transformación industrial y posibilidades de rehabilitación La Sagrada Biblia Génesis 1 27 “Y creó Dios el hombre a imagen suya; a imagen de Dios le creó; macho y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios y les dijo: ‘Sed fecundos multiplicaos, y llenad la tierra y sometedla; dominad en los peces del mar, en las aves del cielo y en todo animal que serpea sobre la tierra. 29 Dijo Dios: ‘Mirad que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra y todo árbol que lleva fruto de semilla: eso os servirá de alimento’”. Nosotros y nuestros niños gozamos de los ‘frutos’ de la tierra, así como de los ‘frutos’ de la actividad humana. Pero no vivimos en un paraíso sino en un mundo contaminado, aunque no de manera global. En este ambiente nacen nuestros hijos y algunos sufren enfermedades de diferentes orígenes. Parte de la población formada por niños manifiesta síntomas de defectos congénitos, con un elevado porcentaje de anomalías cardio-vasculares. Las malformaciones congénitas tienen como causas factores endógenos, genéticos o familiares y también elementos exógenos, maternos o ambientales. Los factores exógenos ambientales son la contaminación del aire y de la tierra. En el aire, son los gases de emisión de los motores diesel, las emisiones que derivan de la combustión y de las elaboraciones industriales, de los pesticidas y de partículas como el monóxido de carbono, el dióxido de ázoe, el ozono y la exposición a factores ambientales como las pinturas, los solventes, desgrasadores y pesticidas. Algunas publicaciones han puesto en evidencia el problema del aumento del riesgo de malformaciones en los hijos de mujeres que trabajan en fábricas de pesticidas y en las industrias que tratan las pieles. Gracias a estudios clínicos realizados por diferentes institutos médicos se ha demostrado el aumento de riesgo de anomalías congénitas causadas por la contaminación del aire en familias que viven en proximidad de un sitio para el vaciado de desechos, a una distancia de 3 a 7 kilómetros. La sorprendente demostración del impacto de contaminación del aire causado por la combustión de pozos petrolíferos se ha basado en la observación de un aumento de tres veces de los defectos cardiacos congénitos después de la Guerra del Golfo en Kuwait. El respectivo informe referente a la influencia de los dos componentes exógenos y endógenos (genéticos) no ha sido establecido de modo preciso, sobre todo porque existen algunas sobreposiciones de ambos. Los defectos congénitos más comunes demuestran una herencia multifactorial, y se determinan mediante una combinación de factores genéticos y ambientales. Los principales defectos congénitos se desarrollan principalmente por agentes teratógenos que actúan durante la organogénesis entre la tercera y la décima semana de embarazo. Los embriones gravemente enfermos se abortan espontáneamente en el primer mes de vida. Anomalías anatómicas y estructurales están presentes en el nacimiento, pero puede suceder que no se diagnostiquen de inmediato. A ellas se imputa cerca del 20% de las muertes en el período perinatal, la diferencia depende del nivel sanitario en los países examinados. Cer- ca del 3-4% de todos los niños apenas nacidos tienen graves malformaciones, entre las cuales el 1% son defectos cardiovasculares. Estudios epidemiológicos realizados en los años 70 han presentado un conjunto irregular en el grupo de los defectos cardiacos congénitos: cerca del 50% tenía un shunt cardiaco izquierdo-derecho; el 25% aproximadamente de los problemas cianóticos (anomalías globales con shunt cardiaco derecho-izquierdo); mientras el resto presentaba principalmente malformaciones estenóticas. En los últimos decenios se ha observado un cambio específico de proporciones. Hay un aumento en el número de defectos cardiovasculares complejos y muy complicados con un porcentaje de aproximadamente el 20% de las llamadas anomalías ducto-dependientes. La llegada de tecnologías y técnicas nuevas y altamente sofisticadas en el ámbito de los defectos cardiacos congénitos ha conducido a progresos en el diagnóstico y en el tratamiento. La moderna tecnología de las imágenes gracias al empleo de la tomografía computarizada nos permite ver las malformaciones de los vasos provenientes del corazón, como la cohartación de la aorta. Las técnicas de ultrasonidos nos proporcionan los medios para diagnosticar cambios estructurales en del corazón y el origen de los grandes vasos, mientras que el empleo del Doppler de colores permite descubrir flujos patológicos dentro de ellos, y valorar el grado de gravedad. Esto se refiere de modo particular a los defectos que no se manifiestan en los primeros días o en las primeras semanas de vida con sín- 47 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 tomas acústicos claros (un murmullo específico o rumores cardiacos pronunciados y patológicos), por ejemplo el síndrome del corazón izquierdo hipoplásico (hypoplastic left heart sindrome-HLHS), y la trasposición de grandes arterias (transposition of the great arteriesTGA). Estas técnicas diagnósticas influyen considerablemente en la capacidad de valorar los métodos de tratamiento y de intervención quirúrgica y los resultados de los mismos. Se obtienen resultados optimales después de la intervención quirúrgica cuando las operaciones se efectúan durante los primeros días de vida. De este modo, podemos abandonar las técnicas invasivas en estos niños como el cateterismo y la angiocardiografía que, en algunos recién nacidos, pueden comportar complicaciones dañinas. En los niños más grandes la ecocardiografía con el Dopler de colores permite visualizar estas malformaciones cardiacas silenciosas (acústicas) como los defectos atriales septales (atrial septal defect-ASD). Las decisiones finales se basan en el examen de ultrasonidos. Por otro lado, el progreso en las técnicas de cateterismo y la tecnología en la producción de los materiales empleados en medicina permite evitar métodos quirúrgicos de tratamiento empleando la introducción de instrumentos intravasculares. Se trata de la llamada cardiología de intervención. Empleando esta técnica se pueden corregir graves malformaciones. Esto comprende defectos como aquel septal ventricular (ventricular septal defectVSD), el defecto septal atrial (atrial septal defect-ASD), y el canal arterioso patente (patent arterial ductPDA) o diversos círculos colaterales que no son necesariamente defectos sino transtornos en la circulación de la sangre. Por otro lado, los procedimientos de la intervención están disponibles en el tratamiento (dilatación) de las lesiones vasculares congénitas y en aquellas estenóticas post-operatorias. Un grandísimo alivio de los síntomas se puede obtener a través de la valvuloplasia con globo en los recién nacidos que están afligidos por una estenosis crítica de la aorta o de la arteria pulmonar. El mismo efecto se puede alcanzar en el caso de la cohartación del istmo de la aorta (coarctation of isthmus of aorta-COA) por medio de la angioplastia con globo usando globos de alta presión. A veces es necesario conservar este efecto, sosteniento la pared de la arteria con la introducción de una especial stent bar o a través del revestimiento de una fibra artificial especial. El empleo de procedimientos de intervención como el sostén médico comporta varios grupos de problemas. Desde cierto punto de vista, un conjunto de técnicas de dilatación tienen efectos temporáneos y se debería repetir. Por otro lado, la posibilidad de emplear materiales artificiales como injertos en los sistemas cardiovasculares tiene consecuencias diferentes. En algunos injertos se necesita una terapia prolongada con anticoagulantes, la cual es muy fastidiosa en los niños y a veces imposible de practicar con rapidez. Hay también varias reacciones que son dañinas. Las más comunes son: toxicidad metálica, reacciones fibrogenéticas, alergia y respuestas autoinmunes (a los homotrasplantes o heterotrasplantes de válvula). Según Gillon, cuando se emplea trasplantes debemos tomar en consideración cuatro principios de la ética médica: 1. Respeto de la autonomía; 2. No provocar daño; 3. Procurar mejora; 4. La función del juicio. Respeto por la autonomía significa una obligación a respetar las capacidades de decisión de una persona autónoma. No provocar daño significa la obligación de evitar que se cause perjuicio. Obliga- ción de proporcionar un beneficio y mantener una proporción entre beneficios y riesgos. La función del juicio – la obligación de actuar sin prejuicio, equitativamente, con justicia en la asignación, respeto por los derechos de las demás personas y respeto por la ley moral aceptada comunmente. Los progresos realizados por la tecnología de las estructuras médicas, como la anestesiología y las técnicas para operar, nos proporcionan la oportunidad de tratar con la cirugía a los niños con anomalías cardiovasculares muy complicadas. El número y las formas de las contraindicaciones se están volviendo cada vez más limitados. Este progreso ha causado un cambio en la edad de los niños operados por anomalías cardiovasculares. Mi país, Polonia, podría constituir un ejemplo. En los años 90 se ha tratado quirúrgicamente el número más elevado de niños en el primer año de vida, sobre todo en el período pre-escolar. Ahora, la mayor parte de los procedimientos cardioquirúrgicos (dos tercios) se realizan durante el primer año de vida y más de la mitad de ellos durante la fase neonatal. Contemporáneamente, los progresos en las técnicas de cuidados neonatales han hecho aumentar las posibilidades de supervivencia de niños prematuros muy pequeños con defectos congénitos, a menudo de varios tipos, y que aún no tienen los órganos desarrollados completamente y están predispuestos a daños en el sistema nervioso central. Los niños que requieren una cirugía a corazón abierto y que alcanzan la edad escolar a veces presentan riesgos en el desarrollo, y tienen dificultades psico-sociales y escolares. Estos niños tienen necesidad de algunos servicios educativos y de rehabilitación. Como ya se ha dicho, la causa principal de las malformaciones son los transtornos genéticos, que tienen características diferentes. Del 3% de todos los recién nacidos con defectos congénitos graves, el 1% tiene anomalías múltiples o síndromes. Solo el 40%(1) de ellos se puede diagnosticar como síndromes específicos y reconocidos, y el 60% tiene situaciones desconocidas que se describirán posteriormente. 48 Las técnicas diagnósticas nos permiten el diagnóstico de delección del brazo de los cromosomas conexa a algunos defectos cardiovasculares: la trisomia de los 14°, 18° y 21° cromosoma. La trisomia del 18° cromosoma (el síndrome de Edwards) está conexo con un pronóstico infausto en lo que se refiere a una larga supervivencia. La trisomia del 21° cromosoma (síndrome de Down) tiene un pronóstico favorable en lo que se refiere a la supervivencia, pero es necesario no sólo tratar su sistema cardiovascular sino sostener la calidad de su vida a través de diferentes formas de rehabilitación física y mental. Algunas preocupaciones se refieren a disturbios cromosómicos más sutiles como las microdelecciones. Hay diferentes formas graves conocidas diagnosticadas a través de la nueva técnica FISH que revela que varios síndromes están asociados a varios órganos y tejidos. Dos de ellos se deben evidenciar debido a su posible frecuencia y a las consecuencias clínicas para los niños que tienen estas anomalías como síndrome: es la microdelección 22g11.2 (el síndrome Di Gorge, o síndrome VCFS) y el 7q11.23 (el síndrome de Williams). El primero (conocido también como síndrome velo-cardio-facial) consiste en anomalías cardiacas LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS graves, anomalías faciales, hipoplasia tímica (inmunodeficiencia) palatosquisis e hipocalcemia. El problema clínico para estos niños que tienen un defecto cardiaco es el defecto en su respuesta inmunitaria por el resto de su vida. El segundo, el síndrome de Williams, se caracteriza por la denominada elf-face, un estrechamiento progresivo de la aorta y/o de la arteria pulmonar, y un ligero/moderado retraso mental. En ambos síndromes el tratamiento de intervención y quirúrgico de los defectos cardiacos prolonga la vida pero estos niños necesitan rehabilitación y sostén de sus padres. Como resultado de los pasos en adelante realizados en el campo de la tecnología del diagnóstico y del tratamiento de los defectos cardiovasculares han surgido nuevos problemas que pueden tener consecuencias: el cambio en las proporciones entre simples y complejos, sobre todo los defectos cianóticos, una incierta corrección total/final de la mayoría de los defectos y un aumento en la proporción de los pacientes con malformaciones múltiples, incluidos los desórdenes genéticos. Todos somos responsables de las consecuencias de la progresiva influencia de las técnicas adelantadas que ayudan a resolver los proble- mas principales de los niños con complicaciones cardiacas, es decir, su supervivencia, pero al mismo tiempo implican nuevos desarrollos no favorables. Nuestra tarea es crear un sistema de rehabilitación para estos niños minusválidos a quienes se les salva la vida pero su calidad de vida debe ser mejorada constantemente. “La época reciente de la historia de la humanidad, especialmente la de algunas sociedades, conlleva una justa afirmación de la técnica como un coeficiente fundamental del progreso económico; pero al mismo tiempo, con esta afirmación han surgido y siguen surgiendo interrogantes esenciales que se refieren al trabajo humano en relación con el sujeto, que es precisamente el hombre. Estos interrogantes encierran una carga particular de contenidos y tensiones de carácter ético y ético-social. Por ello constituyen un reto continuo para múltiples instituciones, para los Estados y para los gobiernos, para los sistemas y las organizaciones internacionales; constituyen también un desafío para la Iglesia” (Juan Pablo II, Carta Encíclica Laborem Exercens, n. 5). Profesor ANDRZEJ SYSA Instituto Sanitario y de Investigación Materno-Infantil Łódź, Polonia 49 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 ALBERTO G. UGAZIO 8. Ciencias pediátricas A comienzos del siglo pasado, las enfermedades infecciosas representaban en todo el mundo el peligro más grave para la salud y para la misma vida de los niños. La mortalidad infantil oscilaba entonces en Europa entre el 10 y el 20% y en su mayoría era causada por las enfermedades infecciosas. Gradualmente – sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial – la mejora de las condiciones de vida, las vacunas y el empleo de los antibióticos redujeron sobremanera la morbilidad y la mortalidad en la edad evolutiva en los países industrializados y en aquellos económicamente emergentes. Actualmente, la mortalidad infantil en Italia es apenas superior a 5 casos por 1.000 de los nacidos vivos. También en los Países en Vías de Desarrollo, la morbilidad y la mortalidad infantil han retrocedido, pero lamentablemente en medida inferior. Por otro lado, los desarrollos diagnósticos y terapéuticos logrados por las innovaciones tecnológicas y en particular la revolución de la biotecnologías, por los progresos extraordinarios de las tecnologías de imaging, por la disponibilidad de nuevos fármacos y por las importantes innovaciones en el campo de la cirugía y de las terapias intensivas, han permitido que la Pediatría de los países industrializados salven la vida de un gran número de niños enfermos que en el pasado sobrevivían sólo por algún mes o, a lo más, por algún año. Sin embargo, como ha subrayado eficazmente Hugo Heymans, “es difícil supravalorar los éxitos de la pediatría en los últimos 50 años. Sabemos curar condiciones que tiempo atrás eran fatales como la leucemia, la diabetes, las cardiopatías congénitas, el déficit de la inmunidad… muchos niños que ayer no sobrevivían, hoy llegan a adultos. Pero debemos preguntarnos también: ¿realmente hemos derrotado estas enfermedades? No, no las hemos derrotado, las hemos transformado en enfermedades crónicas”. En la actualidad, el problema central de las ciencias pediátricas como disciplina está representado por las bases biológicas y clínicas, por el acercamiento terapéutico y el planteamiento organizativo de la asistencia a los niños con enfermedades crónicas. Por lo general, las enfermedades crónicas son también complejas ya que no implican un solo órgano o aparato sino, tendencialmente, terminan involucrando el organismo en la totalidad o casi de sus componentes anatómicos y funcionales. En otros términos, son verdaderas y reales enfermedades sistémicas. Por tanto, ha sido necesario desarrollar un nuevo acercamiento asistencial basado en la asistencia multiespecialízada integrada y en el denominado “case management”, es decir, en la integración en el proceso de asistencia de numerosos especialistas coordinados por un “case manager” que garantice la eficiencia y la eficacia de la intervención y que pongan en el centro de los tratamientos al niño en la integridad de su persona y, por tanto, en el contexto de su vida familiar. Dado que en los Países en Vías de Desarrollo se salva a un número creciente de niños, el problema de las enfermedades crónicas se ha convertido en un problema global. En la carga asistencial en los Países en Vías de Desarrollo, junto a las enfermedades crónicas, pesa la persistencia de una elevada mortalidad y morbilidad en edad evolutiva causada por enfermedades infecciosas agudas simples como sarampión, pulmonía, meningitis y sepsis meningocócicas y penumocócicas, gastroenteritis bactéricas y virales. Por otro lado, la disponibilidad de asociaciones antivirales anti-VIH cada vez más eficaces, ha transformado también el SIDA pediátrico de enfermedad aguda rápidamente fatal a enfermedad crónica. El costo de estos antivirales, inicialmente muy elevado, está disminuyendo progresivamente y por consiguiente también en los Países en Vías de Desarrollo los programas de cura de los niños infectados por el VIH cuyo éxito está destinado a aumentar en forma sustancial también en estos países el número de niños con enfermedades crónicas, con un impacto socio-sanitario que sería difícil supravalorar. Unos de los pioneros y de los fundadores de la moderna Evidence Based Medicine, H.R. Wulff, ha identificado cuatro componentes fundamentales del paradigma clínico, por tanto también de las ciencias pediátricas: las bases biomédicas y fisiopatológicas de las enfermedades, la experiencia clínica, la comprensión empática y el juicio ético. Ante las problemáticas nuevas y emergentes de orden biológico, las ciencias pediátricas están elaborando un nuevo modelo de fisiopatología clínica, integrada con la biología celular y molecular. Testimonio concreto de ello es, entre otros, el desarrollo de tecnologías cada vez más eficaces para el diagnóstico y la terapia de enfermedades raras. Asimismo, es importante para el tratamiento de muchas patologías genéticas el desarrollo de estrategias terapéuticas cada vez más eficaces basadas en el trasplante de células estaminales somáticas obtenidas del mismo sujeto enfermo o de donadores voluntarios. El trasplante de células estaminales hematopoyéticas, en particular, ha permitido salvar la vida de un número extremadamente elevado de niños leucémicos y de niños afectados por enfermedades genéticas. La aplicación de las bio- 50 tecnologías a la producción de los fármacos ha hecho disponibles nuevas vacunas para la prevención de infecciones graves y difundidas y los denominados “fármacos biológicos” que están demostrando su eficacia, incluso y a menudo especialmente en la edad evolutiva, para curar algunas enfermedades tumorales, numerosas enfermedades autoinmunes y las enfermedades inflamatorias crónicas articulares e intestinales. Hasta los últimos lustros del siglo pasado, la experiencia clínica se ha basado en la memoria de cada médico y en su autoridad como clínicos particularmente capaces y autorizados. A partir de los años ochenta, se ha ido desarrollando como una disciplina real y verdadera la “Medicina de las pruebas de eficacia”, o más conocida como Evidence Based Medicine que David Sackett, uno de sus fundadores, lo define como un acercamiento a la práctica clínica en la que las LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS decisiones clínicas derivan de la integración entre la experiencia del médico y el empleo consciente, explícito y juicioso de las mejores evidencias científicas disponibles, mediante las preferencias del paciente”. De este modo, la experiencia médica sale de la esfera de la subjetividad y es sometida a la selección de las pruebas de eficacia y de la crítica racional. Esta mutación radical del significado y del papel de la experiencia clínica ha tenido un impacto muy importante en las ciencias pediátricas y está encontrando una aplicación cada vez más amplia y penetrante gracias también a la rápida evolución de los instrumentos informáticos en la práxis clínica. En lo que se refiere a los dos últimos componentes del paradigma clínico de Wulff, el entendimiento empático y el juicio ético, quisiera poner como referencia una reflexión iluminadora que Richard Behrman formuló en el año 2006: “En la interacción entre pediatra, niño y familia entran en juego la sensibilidad, las aptitudes, los valores, las tradiciones y la fe. Esta interacción está estrictamente enlazada con la ciencia y con la tecnología médica, pero, de hecho, domina el proceso de la asistencia al niño enfermo”. Puede asombrar, pero es muy importante que quien escribe estás líneas, y sanciona el primado de la persona humana en el contexto de las ciencias pediátricas de hoy, al mismo tiempo sea un gran pediatra estadounidense, heredero de una escuela inspirada en el más rígido reduccionismo molecular. Por suerte, la reflexión racional muestra que juega un papel determinante también para el presente y para el futuro de las ciencias pediátricas. Prof. ALBERTO G. UGAZIO Departamento de Medicina Pediátrica IRCCS Hospital Pediátrico “Bambino Gesù”, Roma 51 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 PAOLO RIZZINI 9. El desarrollo de nuevos fármacos en los niños Los infantes, los niños y los adolescentes son muy diferentes de los adultos bajo distintos puntos de vista: social, psicológico, comportamental y médico. Hace más de 100 años el Dr. Abraham Jacobi, el padre de la pediatría moderna americana, reconoció la importancia y la necesidad de que se dispusiera de una farmacoterapia específica, adecuada a las diferentes edades de la vida; al respecto escribió: “La pediatría no tiene nada que ver con hombres o con mujeres en miniatura, con dosis reducidas de fármacos y los mismos tipos de enfermedades en cuerpos más pequeños… antes bien, tiene sus propios ámbitos y horizontes”(1). Sin embargo, sólo recientemente la farmacología ha comenzado a tener en cuenta las profundas modificaciones que el crecimiento y el desarrollo también tienen en las respuestas a los fármacos, y se ha comprendido mejor la necesidad de estudiar específicamente las nuevas y viejas moléculas en las diferentes fases de la edad pediátrica, superando los tradicionales métodos empíricos de ajustamiento de las dosis (por ejemplo la regla de Young y la de Clark), pero poniendo también en discusión o verificación sobre todo para los tratamientos crónicos, el ajustado y “normalización” de las dosis por peso o superficie corporal. De hecho, debemos considerar que el crecimiento humano no es un proceso lineal y que los cambios en la composición corporal y en la función de los órganos son dinámicos y pueden ser variables, en particular en los primeros 10-15 años de vida. Y hoy es evidente que un acercamiento moderno al desarrollo de nuevas moléculas para uso pediátrico debe tener en cuenta la biología del crecimiento y de la dinámica de la ontogénesis de los procesos de absorción, distribución, metabolismo y excreción de los fármacos. Además, en lo que se refiere a los mecanismos de acción de las nuevas moléculas y su farmacodinámica, se de- ben valuar los aspectos evolutivos en las diferentes fases de edad de la interacción fármaco-receptor, incluidos los cambios ontogénicos en el números de los receptores, en su afinidad, en el acoplamiento receptor-efector, y en la modulación y regulación del sistema receptorial, o de cualquier otro target molecular del nuevo fármaco. De hecho, la International Conference on Harmonization (ICH) ha emanado la “Note for guidance on clinical investigation of medicinal products in the pediatric population”, modificada luego parcialmente por el European Committe for Medicinal Products for Human Use (CHMP), que divide la población pediátrica según la edad en seis categorías, de conformidad con las diferencias fisiológicas y fármacocinéticas (como capacidad metabólica, madurez de los órganos y clearance de los fármacos: recién nacidos pretérmino, recién nacidos (0-1 año), niños pequeños (1-2 años), niños en edad pre-escolar (2-6 años), chicos en edad escolar (6-12 años) y adolescentes (12-16/18 años). No obstante estas nuevas adquisiciones, los estudios farmacológicos realizados hasta hoy en los niños son relativamente muy escasos y a menudo se suministran fármacos que no tienen las informaciones pediátricas específicas. Por tanto, se ha consolidado un significativo empleo “off-label” de muchas terapias registradas con estudios efectuados sólo en el adulto, que va del empleo de indicaciones no registradas o en fajas de edad diferentes, con dosajes no previstos, o diferentes frecuencias o vías de suministro, empleos o combinaciones controindicados o no previstos, incluso hasta el empleo de formulaciones extemporáneas sin datos de biodisponibilidad y de estabilidad físico-química. Algunos estudios han tratado de verificar la amplitud de este fenómeno y en 30 de ellos efectuados entre 1985 y el 2004 la porcentual de pequeños pa- cientes que habían recibido al menos una prescripción off-label estaba comprendida entre el 16% y el 97%, con mayor incidencia en las unidades hospitalarias neonatales (8097%) con respecto a aquellos hospitalarios pediátricos (36-92%) y a la pediatría de comunidad (16-56%) (2). No se conoce mucho con respecto a los riesgos asociados a este tipo de empleo de fármacos en el ámbito pediátrico, pero algunos estudios han evidenciado igualmente un mayor riesgo de reacciones adversas (3-5). En fin, no hay que olvidar que la historia enseña que hay acontecimientos adversos que aparecen sólo en los niños; recordemos sobre el particular la focomelia por talidomida, la coloración de los dientes por tetraciclinas, el síndorme “grey baby” por cloramfenicol, y el síndrome de Reye por aspirina en niños con infecciones virales. Por tanto, es elevada la necesidad de estudios farmacológicos específicos en pediatría, pero la lista de patologías con adecuada investigación clínica en los niños no es larga y se limita a algunas enfermedades típicas de la infancia, en especial en el sector oncológico. Sin embargo hay que reconocer que la experimentación clínica en pediatría ha llevado a mejoras importantes en las condiciones de salud de los niños: el 1971 y el 1985 en la supervivencia a 5 años en algunos tumores infantiles se ha pasado del 37% al 70% para la leucemia linfoblástica aguda, del 22% al 70% para el linfoma no-Hodgkin, del 15% al 43% para el neuroblastoma, y del 17% al 54% para el osteosarcoma (6, 7). La importancia del desarrollo específico de fármacos en pediatría ha sido reconocido en los últimos años también por medio de actos reguladores y legislativos que, con éxito parcial, también han tratado de aumentar la cantidad de estudios clínicos pediátricos. Ya en 1998, en Estados Unidos la Food and Drug Administration (FDA) promulgó la “pe- 52 diatric rule” que imponía la producción de evidencias científicas antes de que se aprobasen nuevas terapias o nuevas indicaciones a emplearse en pediatría, y al mismo tiempo, el Gobierno americano incentivó a las empresas farmacéuticas para que llevaran a cabo estudios en los niños extendiendo de 6 meses la exclusividad de las patentes (FDA Modernisation Act, Pediatric Exclusivity Provision, prorrogada en el 2002 como Best Pharmaceutical for Children); seguidamente la pediatric rule fue eliminada, y en diciembre de 2003 se volvió ley en Estados Unidos el “Pediatric Research Equity Act”, que prevé que todas las solicitudes de registración (nuevas moléculas, nuevas indicaciones terapéuticas, nuevos dosajes, nuevos esquemas posológicos, nuevas vías de suministro o nuevas formulaciones) refieran informaciones recogidas en la población pediátrica, salvo que el solicitante no haya obtenido de la FDA una renuncia a la verificación o una postergación de la misma; la normativa se aplica sólo a los fármacos y a los productos biológicos para el tratamiento de patologías o de condiciones que se manifiestan tanto en los adultos como en la población pediátrica. Recientemente, también la Unión Europea ha reconocido la necesidad de la conducción de experimentaciones farmacológicas en los niños y en diciembre de 2006 el Parlamento y el Consejo de Europa han aprobado la “Pediatric Regulation) (8), con la finalidad de promover la investigación y el desarrollo de fármacos en pediatría, y de mejorar la disponibilidad de informaciones para su empleo en los niños. En Estados Unidos las tres diferentes intervenciones reguladoras han llevado a un aumento de los datos establecidos en los fármacos empleados en pediatría con consiguientes sustanciales modificaciones de las informaciones en el empleo del fármaco (ver tabla 1), como demostración de que a menudo se necesita una dosis pediátrica específica (en las diferentes edades) que refleje el crecimiento y el estadio de madurez de los niños, que no se determina simplemente normalizando la dosis del adulto, y que a veces fármacos eficaces y con determinado espectro de tolerabilidad en los adultos pueden ser ineficaces o menos tolerados en el niño(9). LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Tab. 1 – Modificaciones de las informaciones (Tot. 165) de 108 fármacos (de los cuales 7 nuevas moléculas) luego de nuevos datos pediátricos presentados al FDA de 1998 al 2005 (9). Tipo de modificación Modificaciones del dosaje Nuevos datos de tolerabilidad Demostración de falta de eficacia Nuevas formulaciones Extensión límites de edad en los niños Entre los fármacos aprobados en Europa entre 1995 y 2005, sólo el 33% proporcionaban datos como soporte a una indicación pediátrica, y esta porcentual se reduce al 9,4% y al 23,4% si se consideran la edad neonatal y aquella infantil, respectivamente(10). Por tanto, es evidente que la investigación farmacológica ha sido globalmente carente en pediatría, por múltiples razones que van desde la dificultad práctica y ética para efectuar los estudios en la población infantil, los elevados costos de estos estudios, hasta el menor retorno económico que deriva del empleo de fármacos en los pequeños pacientes. De esto deriva que a menudo “nuevos fármacos” desarrollados en pediatría son moléculas de empleo consolidado en el adulto, pero estudiadas específicamente para las patologías del y en el niño. Para animar este tipo de investigación, ciertamente fundamental en el ámbito de la pediatría, Europa asegura una nueva autorización al mercado, la Pediatric Use Marketing Authorization (PUMA), con 10 años de ampliación de protección de patentes para los viejos fármacos estudiados en los niños y solamente para el empleo en pediatría. La Agencia Europea de los Medicamentos ha publicado también una Lista de Prioridades (Emea Priority List) para indicar las necesidades principales de experimentar fármacos en el ámbito de la pediatría, que contiene 25 condicio- % 21,3 31,5 17,6 11,1 71,3 nes patológicas en las cuales existen fármacos fuera de patente que no tienen informaciones y datos en pediatría (11). Una revisión de la literatura ha analizado recientemente los estudios farmacológicos pediátricos en curso o publicados en Europa entre el 2004 y el 2007: la mayoría se realizó en el ámbito de las enfermedades infecciosas y parasitarias (21,4%, y de éstas el 41% sobre la malaria), seguido por el área de las enfermedades neoplásticas (18,2%), del sistema nervioso (10,3%) y de las enfermedades endocrino-metabólicas e inmunitarias (9%). Cuando estos datos han sido confrontados con la Lista de prioridades de EMEA, sólo 4 de las 25 patologías consideradas se afrontaban en los estudios de investigación: enfermedades neoplásticas (18,2% del total y de los estudios efectuados), asma (3,2%), sedación (0,8%) y dolor (0,8%) (12) (ver tabla 2). Además, hay que subrayar que entre las áreas principales de estudio no está la que señala la OMS en el “Burden of Disease for the European Region” (13), como la que tiene mayor necesidad de una investigación para los niños entre los 0-14 años: la morbilidad neonatal, que es la mayor causa de muerte y sigue siendo “huérfana” de investigación. Sobre la base de estas evidencias, podemos afirmar, pues, que no obstante haya habido en los últimos Tab. 2 – Estudios clínicos pediátricos en EU del 2004 al 2007 (EPL - European Priority List) (12) Condición Patológica Enfermedades infecciosas y parasitarias Enfermedades neoplásticas (EPL) Enfermedades del Sistema Nervioso Enfermedades endocrino-metabólicas e inmunitarias Asma (EPL) Sedación (EPL) Dolor (EPL) Otros no EPL % 21,4 18,2 10,3 9 3,2 0,8 0,3 36,8 53 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 años un aumento de los estudios farmacológicos en pediatría, permanece la necesidad de orientarlos mayormente hacia las áreas terapéuticas que realmente son escasas o privadas de investigación y nuestras informaciones. En fin, hay que aumentar la investigación de desarrollo de nuevas formulaciones apropiadas para el suministro en niños, en particular en los primeros años de vida; éstas deben tener en cuenta las siguientes características: suficiente biodisponibilidad, seguridad de los excipientes (algunos son seguros en el adulto, pero tienen elevados riesgos toxicológicos o de inducir hipersensibilidad en niños pequeños o con desór- años) con VIH/SIDA en el mundo fuese de 2,1 millones, la gran mayoría en Africa, con un crecimiento anual de 420,000 nuevas infecciones; de ellos sólo el 15% recibía la terapia necesaria y el 40% tenía menos de 18 meses de edad (14). Algunos de los principales problemas para poner a disposición con mayor eficiencia las terapias, en particular aquellas antiretrovirales, incluye la falta de formulaciones de fármacos que se puedan dosar y suministrar con mayor facilidad (como por ejemplo las pastillas dispersibles), y la escasez de estudios en niños pequeños en torno a la tolerabilidad y la eficacia de las moléculas disponibles y nuevas, incluso relativamente pasaje de la terapia de primera línea a aquella de segunda – Valoración de los éxitos a largo plazo – Optimación del cuidado en los adolescentes – Optimación de la profilaxis con cotrimoxasol durante HAART – Optimación de los programas de inmunización y re-immunización durante HAART 2) Aspectos farmacológicos – Desarrollo de combinaciones de dosis fijas para la infancia – Mejora de la termo-estabilidad para las formulaciones en ámbito pediátrico – Farmacocinética de HAART en recién nacidos, niños pequeños, malnutridos, niños en terapia antitubercular o antimalárica. – Farmacocinética, tolerabilidad y eficacia de nuevas terapias anti-VIH en las diferentes edades pediátricas. Enfermedades oncológicas pediátricas denes metabólicos típicos de la infancia), palatabilidad y otras propiedades de aceptabilidad, meticulosidad de dosaje y en lo posible uniformidad de dosis en varias edades infantiles, suministro simple y seguro, que las informaciones sobre el empleo de la formulación sean precisas y claras. Analicemos ahora brevemente las principales condiciones patológicas en ámbito pediátrico en el que en los últimos años se está focalizando mayormente la necesidad de investigación o el efectivo estudio de nuevos fármacos. Terapias antiretrovirales pediátricas En el 2007, UNAIDS calculaba que el número de niños bajo los 15 años de edad (edad promedio 2,3 al desarrollo de resistencias, y en particular también con respecto al impacto que las situaciones de malnutrición y las comorbilidades como tuberculosis y malaria) tienen sus parámetros farmacocinéticos y los principales parámetros de éxito clínico y de seguridad. Hagamos un resumen ahora de las prioridades de investigación para optimizar las terapias para el VIH en los niños (HAART- Highly Active Anti-Retroviral Therapy; PMTCT – Prevention of Mother To Child Transmission) (15): 1) Aspectos terapéuticos con HAART: – Optimación de los regímenes de primera línea después de la exposición a intervenciones de PMTCT – Indicaciones optimales para el inicio de HAART – Indicaciones optimales para el Como ya se ha dicho, la oncología pediátrica ha alcanzado buenas porcentuales de cuidado, pero mucho se debe hacer aún en particular en ese tercio de pacientes que tienen un retorno de la enfermedad. De hecho, hay que considerar que cerca del 80% de los fármacos antitumorales empleados en los niños no tienen indicaciones pediátricas y, por tanto, se emplean off-label, y que menos del 15% de los fármacos aprobados para el adulto son empleados en pediatría. Muchísimas son, pues, las informaciones que faltan tanto sobre los fármacos empleados que en aquellos aún no experimentados en edad pediátrica, y en particular sirven datos de farmacocinética, de tolerabilidad a largo plazo y de efectos en el crecimiento de órganos y aparatos, de escasa eficacia vinculada con problemáticas de subdosaje en los niños, como de mortalidad ligada a la toxicidad del tratamiento particularmente en edad infantil. En fin, hay que experimentar en los niños los nuevos fármacos con target específico biológico, cuya presencia se debe verificar también en las células neoplásticas de las diferentes formas de cáncer en los niños. Por último, hay que estudiar mayormente también los fármacos de sostén a la terapia oncológica, como los nuevos antiheméticos, los factores de crecimiento medular como el filgrastim 54 para la neutropenia inducida por quimioterapia, y el ácido zoledrónico para la hipercalcemia inducida por tumor. En la tabla sucesiva (tab. 3) presentamos las principales moléculas que se están estudiando para algunos de los tumores infantiles (16; 17): Psicofarmacología pediátrica Los suicidios y los homicidios son la segunda y tercera causa de mortalidad entre los adolescentes, y están unidos a disturbios emocionales y comportamentales con síntomas de impulsividad, depresión y agresión. Muy poco se ha estudiado sobre el uso de fármacos piscotrópicos en edad infantil y su empleo es prevalecientemente de fármacos piscotrópicos. El problema de la seguridad de estos fármacos en un sistema nervioso en fase de desarrollo es extremadamente sobresaliente, así como también la verificación de su eficacia en situaciones que sustancialmente son diferentes con respecto al adulto bajo el perfil anatomofisiológico, neuroquímico y psicológico. En lo que respecta la seguridad, baste recordar las muertes improvisas en niños tratados con desipramina, un antidepresivo tricílico, o el mayor riesgo de comportamientos de suicidio en niños y adolescentes tratados con inhibidores selectivos del reuptake de la serotonina (SSRI). Los tratamientos en los que sobre todo hoy se ha iniciado a concentrar la investigación son ADHD (Attention Deficit Hyperactivity Disorders) y el autismo, pero también han aumentado las experimentaciones farmacológicas LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS en las patologías del humor (depresión), los síndromes ansiosos y sobre todo en lo que concierne el desarrollo de nuevos fármacos, en la epilepsia (18). ADHD: es un desorden común neurocomportamental que se caracteriza por síntomas de desatención, hiperactividad e impulsividad, cuyo tratamiento farmacológico estándar está constituido por moléculas estimulantes (metilfenidato y amfetaminas), o por un compuesto no estimulante, la atomoxetina. La investigación está orientada al estudio de formulaciones que permitan el control sintomatológico por todo el arco de la jornada (MTS, sistema transdérmico metilfenidato, bipentina, profármacos como la Lisdexamfetamina), y en el estudio de nuevas moléculas como el modafinil, un activador selectivo cortical, la guanfacina, un agonista de los receptores Alfa2A de la corteza prefrontal, agentes colinérgicos activadores de los receptores nicotínicos como el donezepilo, la galantamina y otros agonistas o análogos nicotínicos, el empleo del sulfato de zinc como cofactor metabólico que influye en el metabolismo de la dopamina, y nuevos inhibidores del reuptake de dopamina y noradrenalina (GW320659) o inhibidores selectivos sólo de noradrenalina (reboxetina) (19). Mas, para todos los compuestos estudiados faltan datos de eficacia y seguridad de largo plazo, y en particular sobre el riesgo de abuso de las moléculas con características estimulantes en tratamiento crónico y de la reducción del riesgo cuando se pasa a aquellas no estimulantes. Autismo: no existen tratamientos para el autismo, y hasta la actualidad ninguno de los pocos fármacos experimentados en niños con autismo ha demostrado eficacia alguna en los síntomas principales de discapacidades sociales típicas de este síndrome. Estudios retrospectivos han indicado la eficacia de la memantina en los síntomas de irritabilidad y desatención de los niños y adolescentes autistas, y un importante trial ha probado la eficacia del antipsicótico atípico risperidone en las manifestaciones de agresividad y autolesionismo en pacientes entre 5 y 16 años (20). Otros fármacos inicialmente experimentados en estudios no controlados son estabilizadores del humor (valproato y levetiracetam) para la inestabilidad afectiva y la agresividad, y SSRI (fluoxetina, citalopram y venlafaxina) para el ansia y los disturbios del humor. Existen también diferentes aproximaciones empíricas que a veces se emplean, ya sea con dietas que con sustancias quelantes de metales, así como con diferentes otras moléculas, pero las informaciones disponibles actualmente son demasiado limitadas para permitir una valoración de la eficacia de estos tratamientos y su empleo generalizado. En consideración de los escasos instrumentos eficaces disponibles para el cuidado de los pacientes autistas hay que considerar y valuar adecuadamente toda potencial indicación de beneficio. Esto puede ocurrir sólo en un ámbito científico con acercamientos metodológicos formales y reconocidos, de lo contrario las decisiones se basarán no en las evidencias, sino en las sensaciones que por más impor- Tab. 3 – Principales moléculas estudiadas para tumores en edad pediátrica Tipo de enfermedad neoplástica pediátrica Leucemia Linfática Aguda cromosoma Filadelfia positivo Leucemia Linfática Aguda Leucemia Linfoblástica Aguda Leucemia Linfoblástica Crónica Leucemia Mieloide Aguda Linfoma folicular Tumores cerebrales Neuroblastoma Carcinoma cortical adrenérgico Rabdomiosarcomas Otros sarcomas de los tejidos blandos Moléculas en fase de estudio en pacientes pediátricos imatinib Clofarabina (análogo nucleósido) imatinib alemtuzumab gemtuzumab ozogamicina; inhib. de los proteasomas; inhibidor de la histona deacelilasa; inhib. tirosina quinasa rituximab Erlotinib (inhibidor EGFR) inhibidores angiogenesis (bevacizumab); inibidores angiogenesis mitotane topotecan, irinotecan, docetaxel; ixabepilone (inhibidores microtubolos); inhibidores de la rapamicina gefitinib (inhib. EGFR); ET-743 (inhib. transcripción génica); gemcitabina+docetaxel 55 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 tantes que sean, en la mayoría de los casos no van al encuentro de los intereses de los pacientes y de sus respectivas familias. Para tener las bases de donde partir para desarrollar investigaciones farmacológicas, es necesario conocer los mecanismos por corregir o modificar. Y no se puede llegar si no se conocen sedes donde el mecanismo está alterado. Pero hoy existen claras indicaciones que la plena expresión clínica del desorden autístico refleja interacciones complejas entre la vulnerabilidad genética y otros factores biológicos y ambientales. De hecho, la genética tiene un papel fundamental en el surgimiento del autismo, pero hay que decir también que el disturbio autístico es multigénico y, por lo mismo, complejo. La Fundación Smith Kline ha promovido en esta dirección un proyecto de investigación genética, con varios estudios que se podrán realizar a partir de un gran patrimonio de DNA permanente y de datos recogidos en modo estandarizado por familias de pacientes autísticos, para contribuir a descubrir las causas del autismo y de ellas llegar a las soluciones terapéuticas. Enfermedades raras Son enfermedades de baja incidencia en la población (menos de 5 cada 10.000 personas), muy heterogéneas, y se calcula que existan entre las 5000 y las 7000; de ellas, casi el 50 % aparecen o son exclusivas de la edad infantil. La tabla 4 presenta las principales moléculas estudiadas y que se han demostrado activas en enfermedades raras en edad pediátrica (21). No obstante las legislaciones a nivel americano y europeo hayan tratado de incentivar la investigación y el desarrollo de moléculas para estas enfermedades, en los últimos 4 años se han estudiado de modo suficiente, aunque aún con problemas de calidad metodológica por resolver, sólo 18 fármacos y, por tanto, permanecen aún miles de enfermedades raras, no sólo infantiles, que esperan una terapia eficaz y segura; se trata ciertamente de un problema de salud pública que de ningún modo puede ser dejado de lado. Vacunas La vacunación apropiada de todos los niños sanos reduciría cada vez más en el tiempo el riesgo del surgimiento de diversas enfermedades infecciosas, que tienen una morbidez y una mortalidad más elevada en la faja de edad, y en particular en niños que por diferentes patologías concomitantes o por malnutrición tienen una reducida capacidad de respuesta inmunitaria. Por esta razón son fundamentales en la pediatría la valoración de la correcta dosis inicial y de la frecuencia de los eventuales booster en el tiempo además de la valoración de la seguridad de la vacuna. Debido a estos motivos la nueva investigación sobre vacunas tiende a reducir la cantidad de antigen por dosis, a emplear antigenes inactivados o recombinantes inertes en vez de vivos atenuados, y aumentar la inmunogenicidad, reduciendo por tanto la cantidad necesaria de antigén, a través nuevos sistemas adyuvantes, a elegir sistemas de suministro más fáciles y más eficaces con respecto al sector inmunitario que se quiere estimular (por ejemplo, a nivel de la mucosa en vez de aquel del humor), estudiar nuevas combinaciones fijas de vacunas para simplificar y optimizar lo programas de vacunas en edad pediátrica. Con la adquisición de los nuevos conocimientos sobre la respuesta inmunitaria, especialmente en aquella res- Tabla 4 – Fármacos para enfermedades raras infantiles Enfermedad Rara Tirosinemia tipo 1 Trombocitemia esencial Enfermedad de Wilson Ductus arterioso patent en recién nacidos pre-término Mucopolisacaridosis de tipo 1 Déficit de N-acetil glutamato sintetasa Enfermedad de Gaucher Acromegalia Enfermedad de Fabry Nombre del fármaco nitisinone anagrelida hidroclorida Acetato de zinc dehidrato ibuprofen laronidasa ácido N-cabamil-L-glutámico miglustat, imiglucerasa pegvisamant agalsidasa alfa, agalsidasa beta puesta inmune potente y persistente, con la ventaja de reducir la necesidad de antigen y la frecuencia de suministros. Además, los blancos de las nuevas vacunas a menudo requieren la inducción de una fuerte respuesta celular, que incluye los linfocitos T helper y T cutitóxicos, al lado de aquella respuesta clásica anticorpal inducida por los viejos adyuvantes como las sales de alumino. Las nuevas vacunas requieren, pues, antigenes inertes de tipo recombinante (más seguros), combinados con formulaciones basadas en sales de aluminio, emulsiones, liposomas o micropartículas, e inmunoestimulantes como los agonistas de varios receptores presentes en las células que sirven para reconocer el micoorganismo patógeno (PRR - Pathogen Recognition Receptor), en particular los varios tipos de Toll Like Receptor (TLR) (22). Estos desarrollos están cambiando la investigación en las vacunas y permiten identificar y desarrollar nuevas para una multiplicidad de diversos blancos, ya sean virus (HPV, VIH), que parásitos (malaria) y bacterias (TBC), pero también células neoplásticas (melanoma, cáncer pulmonar) y componentes celulares (receptor angiotensina II, amiloide). Se vuelve fundamental estudiar específicamente el impacto de estas nuevas moléculas que actúan en varios puntos y pattern, incluso reguladores, del sistema inmunitario de las diferentes fases de la edad pediátrica, por tanto en paralelo con los diferentes momentos de madurez del sistema inmune del niño. Conclusión En este análisis sintético acerca del desarrollo de nuevos fármacos para uso pediátrico, hemos tratado de poner en evidencia que lamentablemente esta investigación es reciente, y que a menudo el estudio de nuevos fármacos a favor del niño significa realizar investigaciones farmacocinéticas, farmacodinámicas y clínicas específicas en las diferentes edades pediátricas con viejas moléculas, o con nuevos dosajes, formulaciones e indicaciones de viejos compuestos ya empleados en el adulto, o a menudo empleados sin datos informativos añadidos en el niño. Las nuevas legislaciones americanas y europeas han iniciado a 56 modificar esta situación, estimulando y promoviendo estudios con fármacos viejos y nuevos en ámbito pediátrico, tratando también de dirigir la investigación en las áreas pediátricas de mayor necesidad. La investigación de farmacología pediátrica se ha dirigido mayormente a algunos sectores como aquel infectivológico (en especial el tratamiento del VIH y las vacunas), la enfermedades oncológicas, las enfermedades psiquiátricas del desarrollo, algunas patologías raras gracias a los incentivos de ley para el desarrollo de fármacos “huérfanos”. Hay que subrayar también la necesidad del desarrollo de adecuadas formulaciones que permitan que el médico pediatra prescriba fármacos que sean realmente asumidos por pequeños pacientes de modo completo con la correcta posología, con facilidad y con seguridad. En fin, es necesario experimentar también en edad pediátrica los nuevos tratamientos biológicos, que se están demostrando extremadamente eficaces en el adulto, en patologías de relevancia también infantil; citamos sólo como ejemplo los anticuerpos monoclonales anti-TNF en la enfermedad de Crohn y en la artritis idiopática juvenil. También para estos nuevos y prometedores tipos de terapia se vuelve fundamental verificar el impacto no sólo (probable) sobre la eficacia, sino ante todo so- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS bre la seguridad a largo plazo en las diferentes edades pediátricas. Dr. PAOLO RIZZINI Vice Presidente y Secretario General Fundación Smith Kline, Roma Bibliografía 1. HALPERN SA. American pediatrics: the social dynamic of professionalism, 1880-1980. Berkeley: University of California Press, 1988: 52. 2. PANDOLFINI C, BONATI M. A literature review on off-label drug use in children. Eur J Pediatr, 2005; 164: 552-558. 3. CHOONARA I, CONROY S. Unlicensed and off-label drug use in children: implications for safety. Drug Safety 2002; 25: 1-5. 4. HOREN B, MONTASTRUC JL, LAPEYREMESTRE M. Adverse drug reactions and off-label drug use in paediatric outpatients. Br J Clin Pharmacol 2002; 54: 665-670. 5. NEUBERT A, DORMANN H, WEISS J ET AL. 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Origen de las enfermedades en la política a favor de los niños La salud de los niños en el mundo, hoy Hay razón para afirmar que en los últimos decenios se han realizado muchos progresos en el mundo a favor de la salud de los niños. Uno de ellos se refiere al aumento de las posibilidades de supervivencia infantil y a la mejora en el desarrollo de los niños hasta la adolescencia, así como una vida adulta productiva y significativa1. La salud de los niños en el mundo, hoy, está lejos de ser perfecta; por el contrario, no obstante los progresos que se han alcanzado, la situación no es nada satisfactoria. Los niños que podrían tener una vida sana, lamentablemente sufren debido a enfermedades que se pueden prevenir e incluso mueren en porcentuales demasiado elevadas. Los números referentes a los países menos ricos son alarmantes. Pero, incluso en el ámbito de los países ricos, existen comunidades, especialmente en las periferias de las grandes ciudades o en algunos grupos étnicos, que viven en la miseria y en malas condiciones de salud. Es obvio que los niños que nacen en estas situaciones tienen bajas expectativas de vida y escasas posibilidades de salir de esa miseria. En el mundo existe una línea de división que abarca muchos aspectos de la vida de las familias de hoy, así como de la vida de sus hijos, de su felicidad, de sus perspectivas y de su salud. Mayores detalles sobre el tema se pueden encontrar en otros aportes y en la literatura1,2,3. Por ahora recordaremos aquí algunas de las paradojas más impresionantes de la situación actual y trataremos de examinar, aunque superficial y brevemente, al menos algunas de sus causas, sobre todo las que podemos considerar como “políticas”. Los niños mueren en los conflictos armados. Son vulnerables, no están protegidos, a veces incluso se les mata intencionalmente frente a sus padres o junto con ellos. Gran número se quedan huérfanos y viven el drama de la pobreza y de la lucha por sobrevivir, con una cupa perspectiva para el futuro. Los niños mueren en los combates. Se calcula que cerca de 300,000 niños con menos de 15 años están obligados a formar parte, bajo modos abominables, de unidades de combate en los campos de batalla del mundo. Como hemos dicho, estos niños son sometidos a muchas formas de abusos y si sobreviven se quedan traumados por los malos recuerdos, por heridas que no sanan o han sido curadas mal y por varias mutilaciones inflingidas en sus cuerpos y en sus almas. Los niños mueren de hambre y desnutrición. La muerte de 3,5 millones de niños al año (más de un tercio de todos los menores de cinco años que mueren) se puede atribuir a los efectos de la desnutrición4. El daño que proporciona la desnutrición puede iniciar cuando el niño aún está en el seno materno, como consecuencia indirecta del consumo de alimentos con escaso valor nutricional. Globalmente cada año 18 millones de niños nacen con peso bajo. La desnutrición debilita el sistema inmunitario de los niños, haciéndolos más vulnerables a las enfermedades y menos capaces para combatir la infección. Un período particularmente crítico para el desarrollo cognitivo y físico va de las primeras semanas en el seno materno hasta el segundo año de vida. Si durante este tiempo un niño es malnutrido o raquítico perennemente, los efectos son irreversibles. De este modo el niño es fácilmente víctima de enfermedades que derivan de la malnutrición, de las enfermedades infecciosas y también del retraso en el desarrollo y de las anormalidades. Los niños mueren debido a enfermedades que se pueden prevenir o tratar fácilmente1,2. Más del 50% de las muertes de los niños se deben sólo a cinco enfermedades transmisibles que se podrían evitar y que se pueden curar: pulmonía, diarrea, sarampión, malaria y VIH/SIDA. Como hemos dicho, la desnutrición es un factor fundamental que aumenta el riesgo de estas enfermedades. Los niños son particularmente vulnerables en los primeros momentos de su vida. La mortalidad perinatal constituye más del 20% de las muertes de menores de cinco años, e incluye asfixia y trauma por parto (asfixia neonatal) y escaso peso en el momento de nacer. Los niños mueren debido a la explotación, a los abusos y a los accidentes en el trabajo5. Se calcula que 158 millones de niños entre 5 y 14 años son empleados en el trabajo de menores, uno de cada seis en todo el mundo. Millones de niños son involucrados en situaciones o condiciones de riesgo, como el trabajo en las minas, el trabajo con sustancias químicas y pesticidas en la agricultura o con maquinarias peligrosas. Están en todas partes pero quedan invisibles, trabajan como domésticos en las casas, trabajan detrás de los laboratorios o en las plantaciones escondidas a la vista de los demás. En el Africa subsahariana, por ejemplo, cerca de uno de cada tres y con un total de 69 millones de niños, está involucrado en el trabajo mientras que en Asia del Sur son cerca de 44 millones. Los niños que viven en casas miserables y en las zonas rurales son los más expuestos para ser explotados en el trabajo de menores. Los innumerables niños que nacen en las familias pobres de los Países en Vías de Desarrollo o en las familias de comunidades empobre- 58 cidas existentes en los países más pudientes, también hoy pierden la vida, la salud y todo lo que pertenece a la infancia ‘normal’ y feliz. Ellos son víctimas del hambre, de heridas físicas y mentales, de enfermedades mortales (¡que se podrían ampliamente evitar!), de sufrimiento, dolor, odio y muerte. Por otro lado, los niños incluso en los países industrializados, adolecen paradójicamente de enfermedades que se pueden evitar, o desarrollan costumbres y estilos de vida que, una vez adultos, les impedirá vivir una vida sana y feliz. En la actualidad los problemas sanitarios más impresionantes de los niños en los Países ricos son la excesiva alimentación que lleva a la “epidemia de la obesidad” con consiguientes problemas de salud, el abuso de alcohol y droga, la iniciación precoz a la vida sexual, los embarazos y los abortos en los adolescentes, el aumento de las enfermedades sexualmente transmisibles, los problemas sanitarios mentales y el suicidio, la pérdida de la perspectiva y del significado de la vida. Todo esto genera pasividad, apatía, recurso a la ‘realidad virtual’ y a la ‘vida virtual’, o a varias formas de agresión contra cosas, personas y contra sí mismos, entre las cuales las ‘bandas’ y otros crímenes. Muchos de estos problemas están interrelacionados y encarnados en la cultura ‘postmoderna’ actual, que invade todos los aspectos de la vida de las sociedades contemporáneas ‘postmodernas’, desarrolladas técnica, tecnológica y económicamente. Paradojas de la salud de los niños y sus causas Las paradojas sanitarias de los niños, algunas de las cuales se han puesto de relieve arriba, están lejos de tener sólo causas médicas o de salud pública. Por el contrario, las causas de la escasa salud actual de los niños y de sus decesos, la mayoría de las veces las encontramos fuera del ámbito sanitario y, por lo tanto, no podrían afrontarse de modo eficaz únicamente en este ámbito. Si se quiere obtener una diferencia seria y sostenible, se deben identificar y afrontar en sus raíces dichas alteraciones, las injusticias y las negligencias. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS En los países del llamado Tercer Mundo, las causas de la mala salud y de las muertes precoces de los niños, muy a menudo siguen siendo aún las horribles y desastrosas situaciones políticas (de la guerra, del terrorismo internacional y nacional, de la falta de recursos de vida y de recursos sanitarios básicos, o la canalización de la riqueza del país hacia ámbitos totalmente inapropiados y desagradables, como la compra de armas, el mantenimiento de grandes ejércitos, etc.), el perseguir políticas perversas y deshumanas y también una terrible incompetencia para desarrollar y poner en marcha aquellas buenas: la situación se vuelve aún peor porque los países o regiones que sufren, no son capaces de recibir y emplear efectivamente la ayuda internacional – ya sea que esté constituida por bienes esenciales, recursos humanos, o el necesario ‘know how’ técnico y tecnológico. La avidez de la corrupción, las luchas de poder, las actitudes totalmente desconsideradas de parte de las entidades políticas gubernamentales frente a la población, una brusca dictatura totalitaria que nos preocupa o no ama el bien de su gente, o que incluso substrae la ayuda internacional a los ciudadanos más necesitados; las despiadadas luchas de la guerrilla que dan vida a grupos de combatientes sin escrúpulos que no tienen nada que perder salvo su vida, y que por desesperación roban a la gente que encuentran sus últimas provisiones y necesidades; y muchos más ‘horrores del día y de la noche’, todo lo que hace que estas situaciones desesperadas estén aparentemente sin salida. Los ataques a la salud y a la vida de los niños en los países industrializados son menos visibles debido a la cultura y al estilo de vida ‘postmodernos’. Matan el alma y la vida de los niños desde el interior, introduciendo los venemos invisibles de la cultura y del estilo de vida ‘postmodernos’. Paradójicamente, los niños sufren porque en ellos se verte una enorme cantidad de ofrecimientos deslumbrantes difíciles de administrar que se refieren a otros ‘bienes de la vida’ que pueden ser útiles, como el alimento, el vestido, los juegos, los medios virtuales de comunicación (internet y celulares) oportunidades de diversión y de tiempo libre, un flujo enorme de in- formaciones, fuertes voces de sirenas de las diferentes pseudo-culturas consumistas de hoy y, en fin, no último, la falta de relaciones o de las relaciones distorsionadas familiares y sociales, aquellas redes formativas indispensables para el desarrollo sanitario de su capacidad y potencialidades mentales, sociales y psicológicas. En fin, de todo esto podemos ver que muchas de las causas actuales de las enfermedades y de la muerte de los niños se asocian más o menos directamente a una mala o insuficiente governance, a malas políticas, distorsionadas o insuficientes y, por cierto, a políticas deshumanas o desconsideradas. Política y política pública referente a la salud de los niños Con el término ‘politics’ nos referimos a la política entendida como el proceso de toma de decisiones de parte de grupos de personas. El término se aplica generalmente al comportamiento en de los gobiernos, pero también está presente en todas las interacciones de grupo, incluidas las instituciones empresariales, académicas y religiosas. La política consiste en ‘relaciones sociales que comportan autoridad o poder’, y se puede referir a la reglamentación de una unidad política y a los métodos y a las estrategias empleadas para formular y aplicar las políticas. Por otro lado, la política pública (policy) es un ‘plan de acciones coordinadas que permite guiar las decisiones y obtener éxitos racionales’. Mientras que la ley puede obligar o prohibir los comportamientos, la ‘policy simplemente guía las acciones hacia los resultados deseados que, posiblemente pueden alcanzar. Se puede referir también al proceso de toma de importantes decisiones organizativas, incluida la identificación de varias alternativas, y la elección entre ellas según el impacto que tendrán. Las políticas se pueden entender como mecanismos políticos, de management, financieros y administrativos combinados para alcanzar objetivos explícitos. Se instituye particularmente para evitar el efecto negativo notado o temido, o para buscar un beneficio positivo. Sin embargo, la 59 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 política pública puede tener también con frecuencia efectos colaterales o consecuencias no queridas. Dado que los ambientes en los que ella trata de influir o manipular son generalmente sistemas complejos (p.e. gobiernos, sociedad, grupos étnicos, grandes compañías, etc.), cambiarla puede tener resultados contraproducentes. Por tanto, formular un proceso de política pública debería incluir un esuerzo para valorar el mayor número posible de áreas con un potencial impacto político. sanitaria se lleva adelante a través de una escala legislativa o de una aprobación gubernamental. Sin embargo, incluso durante los períodos entre una elección y otra, decidir sobre políticas sanitarias puede ocupar precisamente los ‘puntos candentes’ de las políticas municipales, regionales o nacionales. Pero la cuestión es de qué modo estas políticas son realmente ‘amigas de los niños’ y cuan efectivas y eficientes se pueden volver una vez que se ponen en práctica. ¿De qué modo una ‘mala política’ o políticas equivocadas pueden causar enfermedades en los niños? La política sanitaria representa una parte importante del conjunto de las políticas públicas. Debido a su importancia ‘vital’ para cada individuo, familias y varios grupos en la sociedad, también está en los primeros lugares de la agenda política, tanto de modo puramente indicativo y formal, como de manera más sustancial, que afronte las realidades sanitarias y busque soluciones. Ellas son también tema en las luchas políticas, especialmente durante las campañas electorales. En ese momento, se lanza sobre las multitudes, literalmente o a través de los poderosos medios de comunicación, muchas nobles promesas. Lamentablemente, las promesas declaradas difícilmente sobreviven hasta el momento en que una medida concreta de política Es paradójico observar que tanto una política pública como la política sanitaria – que por principio deberían buscar y promover el bien común e individual – pueden infligir cosas malas, incluso una mala salud, enfermedades y muerte en los miembros amados de la sociedad: los niños. Ante todo, como he dicho antes, esto se puede deber a la falta de buenas políticas que enfrentan la cuestión sanitaria en los niños, o sólo a la imposibilidad de aplicar buenas medidas sanitarias debido a la situación desastrosa del país, de la región, de la población o del grupo étnico en cuestión (p.e. situación de guerra o desastres naturales; grupos de desplazados o de personas totalmente marginadas; personas sin casa, emigrantes irregulares, etc.). Este es también el caso en que el Estado o una comunidad particular no logra emanar leyes y políticas que tiendan a proteger la vida y la salud de sus niños. Otra eventualidad se refiere a las situaciones en las que no se aplican las leyes o las buenas políticas, sino permanecen en el reino de las promesas vacías o de las declaraciones ilusorias. Aún si afirmar algo en una plaza pública como una cuestión buena, recomendable o necesaria se debe ver como algo positivo en sí, ello no basta para hacer una verdadera diferencia para mejorar una situación empobrecida. De modo más solapado, nos encontramos frente a una situación de fuerte impacto cuando una ley o una política establece o promueve cosas aparentemente buenas, pero al mismo tiempo está envenenada por cuestiones, aspectos o actividades que son malas en sí o puede llevar (intencionalmente o no) a consecuencias siniestras. No son nada raras las situaciones en las que se considera que los objetivos buenos se pueden alcanzar con medios malos; por el contrario, se hace creer a las personas que puede ser bueno decidir por el ‘mal menor’ o que puede ser posible adherir a leyes o políticas distorsionadas por amor a un presumible progreso político o social, o sólo para permitir (erróneamente entendido) un ‘diálogo constructivo’ entre partidos ideológica o moralmente adversos, generalmente muy radicados en sus posiciones típicas. Como se ve en muchas instancias, probablemente más claras hoy que en los decenios precedentes del siglo XX, este es “el camino que, en el mejor de los casos, no lleva a ningún lado’. Aunque el diálogo entre las partes sea algo bueno y una oportunidad que no hay que perder, para realizar un verdadero progreso es necesario que se defina claramente la propia posición, radique en un bien real, y sea bien comprendida, articulada y mantenida con la suficiente fuerza, aún en la escucha atenta de la contraparte: las partes pueden iluminar de manera útil el problema – y a veces se logra encontrar una situación recíprocamente aceptada. Sin embargo, la ‘identidad moral’ (p.e. de una institución católica, de un grupo, de una persona o de un programa), no se puede regatear por una ventaja calculada o por un progreso aparente. Esto es aún más importante hoy cuando se promueve la ‘cultura de la muerte’ y se anima con éxito a escala local, nacional y global, empleando un lenguaje velado, una terminología vaga e ‘insoportables reivindicaciones de tolerancia’ para todo lo que esté radicado en una ambigüedad velada y un ‘relativismo absoluto’. La tarea de los intelectuales católicos y en particular de los profesionales sanitarios católicos, ciertamente es estar en la capacidad de distinguir el ‘bien’ del ‘mal’ y de ofrecer una luz de esperanza y de sabiduría en circunstancias que a veces son muy complejas, difíciles de comprender y no son claras. 60 Algunos ejemplos de políticas dudosas que afectan a los niños Como ejemplo de una política gubernamental venenosa y bastante brutal, que inflige daño y mala salud a un considerable número de niños, podemos citar la denominada política de la ‘familia con un solo hijo’ impuesta a la población china6. Se instituyó años atrás (1979) bajo la fuerte lobbying y el apoyo (y también un generoso financiamiento) de poderosas organizaciones internacionales, como el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), y de ricos donadores. Como a menudo se ha declarado, el objetivo de dicha política fue obtener dinámicas demográficas en China (es decir, contener el crecimiento veloz de la población) – y, por consiguiente, mejorar las condiciones de vida y acelerar el desarrollo económico y cultural en las áreas interesadas (es decir, en todo el país). Se podría observar que ella se basa en algunas afirmaciones no probadas sobre la correlación negativa entre crecimiento demográfico y desarrollo), dado que hasta ahora no están realmente convalidadas por una seria investigación científica. Además, dicha política es también profunda y moralmente incorrecta en las intenciones y en el acercamiento fundamental (es decir, intromisión autoritaria del gobierno en la vida y en las decisiones personales de la pareja con respecto a la procreación). Asimismo, la puesta en marcha fue marcada terriblemente por el empleo de medidas coercitivas (p.e. abortos forzados, esterilizaciones, opresión social y económica de parejas o de madres no respetuosas de la ley, etc.). Entre las consecuencias negativas ya evidentes hoy, podemos enumerar el desequilibrio demográfico (es decir, un grave ‘surplus’ de hombres); el gran número de abortos y esterilizaciones (muchos no queridos o forzados); una débil posición social y un tratamiento discriminatorio de las niñas (que a veces son incluso abandonadas por sus padres y dejadas en orfelinatos equipados pobremente, donde generalmente mueren rápido debido a la poca atención y negligencia). Difícilmente se pueden calcular los ‘daños invisibles’ que dicha política inflige en las relaciones sociales fundamentales y LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS en el ‘tejido social’ en las regiones interesadas, especialmente en las relaciones dentro de las familias y de las comunidades locales. Probablemente nosotros sólo hemos iniciado a comprender el impacto de la salud pública que ‘la ingeniería social’ está teniendo en las poblaciones afectadas en una perspectiva a largo plazo (p. e. se desconoce ampliamente os efectos a largo plazo en la genética de la población). Otra política aparentemente amiga de los niños se impulsó con fuerza en los países ‘socialistas’ del ex bloque soviético, es decir, una tendencia de moda, defendida por los ‘gobiernos socialistas’ (‘comunistas’) tendiente a incluir los niños, desde su más tierna edad, en las estructuras para la infancia (asilos). La Comisión Europea ha animado recientemente políticas parecidas, p. e. en la Estrategia de Lisboa (el objetivo de la denominada Barcelona 2002 son las estructuras para la infancia – el 33% de los menores de 3 años hasta el 90% de los niños entre 3 años y la edad escolar). Como se declara, el objetivo es permitir que las mujeres se unan a la fuerza de trabajo – es decir su ‘emancipación’ y de este modo en lo posible mejorar también los cuidados y la educación precoz de los niños en estructuras organizadas oportunamente para ellos. Sin embargo, aunque pueda parecer que los ‘asilos’ preescolares confieran ventajas a los niños en edad preescolar con respecto a su preparación para entrar en el período escolar (p.e. mejorando el conocimiento de la lengua de los hijos de los inmigrados), se ha mostrado que perder pronto la presencia de la madre durante el denominado período del vínculo entre madre e hijo, y también meses después, puede infligir graves daños en el desarrollo mental y personal y en la salud de los niños, que podría incluso dar lugar a una serie de patologías sociales durante la vida adulta. Asimismo, los grupos más numerosos de niños estaban propensos a ‘compartir’ varias enfermedades infecciosas (especialmente las del sector respiratorio), de modo que ellos no eran más sanos que sus coetáneos crecidos en las familias o en los pequeños grupos familiares. Recientemente, se han ideado y animado varias políticas sobre la salud con el fin de prevenir los em- barazos en los adolescentes, así como también para detener la difusión preocupante de las enfermedades transmisibles sexualmente en este grupo de edad. Las medidas o las actividades que se promueven a fin de que se apliquen en los campos de la salud pública y de la educación, la denominada ‘educación sexual’, la promoción de los contraceptivos (métodos de barrera y la píldora) y el acceso de los adolescentes al denominado ‘aborto seguro’ y a otros “servicios reproductivos y de salud sexual”, han sido los más importantes. La característica esencial de estos programas ha sido la desatención con respecto a la implicación o a la autoridad de los padres (en nombre de un ‘derecho’ entendido erróneamente acerca de la privacy del niño o del adolescente). Aún si los resultados obtenidos de estas políticas son ‘culturalmente condicionados’ (es decir son diferentes según los países, las comunidades, los grupos étnicos, etc.), difícilmente podrían considerarse como un éxito irrefutable. Antes bien, se pueden considerar como factores que contribuyen para resolver estos problemas sanitarios importantes. Cada vez es más claro que un estilo de vida sano está ligado sobre todo a las ‘viejas y buenas virtudes’ de castidad, fidelidad y ‘amor verdadero’, y no a las “ideas geniales” del ‘amor libre’, de la ‘convivencia como experimento’, del ‘sexo seguro’, de la ‘educación sexual’, etc. que nos han dejado los protagonistas de la ‘revolución sexual’ de los años sesenta, y de la búsqueda orientada ideológicamente y de proyectos bien definidos que han gozado de amplias contribuciones financieras, de los decenios posteriores. Un análisis más detallado seguramente va más allá del alcance de este texto. Nuevas políticas para la salud y la vida de los niños Cuando se consideran las grandes carencias y los retos que se acumulan en esta área muy amplia y complicada de la salud, de las enfermedades y de las muertes prematuras de los niños, y se ve como la vida de la infancia debe afrontar hoy tantos peligros y amenazas para la salud, algunas de las cuales in- 61 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 fligidas en ellos por políticas equivocadas, distorsionalas y de otro tipo causadas por políticos despiadados o ‘simplemente irresponsables’, que a veces siguen la ideología brutal de la ‘ingeniería social’, nos preguntamos: ¿Qué se debería hacer frente a estas obvias miserias, de estas necesidades sanitarias y de vida incomparables pero no acudidas y de aquellos inevitables retos de ‘vida o muerte’? ¿Qué podemos esperar de los políticos de hoy? ¿Qué pueden hacer los ‘buenos políticos’? ¿Cuál podría ser el papel y la responsabilidad de los profesionales sanitarios cristianos (católicos)? Las interrogantes están creciendo ciertamente hasta el punto que superan de modo evidente las respuestas rápidamente disponibles. En este caso, es probable que no funcionen las soluciones fáciles, veloces y simples. Problemas complejos como estos – y tan profundamente radicados en el tejido y en la historia de las varias sociedades o comunidades, problemas que a veces han surgido durante los desarrollos del país o de la comunidad (incluyendo probablemente períodos cupos de sufrimientos y opresión) – estos problemas requieren una reflexión y un estudio ponderado y sistemático. Dicho estudio debería disponer de tiempo adecuado y tratar de ir bastante profundamente, allí donde se esconden las raíces y probablemente las justas soluciones) de los problemas. Pero no ‘sólo los pensadores’ darán la vida a los necesarios cambios del mundo real. Por esto es necesario gente de acción – individuos, activistas, grupos interesados, organizaciones no gubernamentales, religiosas e Iglesias, ‘personas de buena voluntad’, entidades políticas activas – y, en fin, pero no último, políticos capaces de promover y trabajar ‘vigorosa y virtuosamente’ a favor de políticas de cambio positivas, científicamente sanas y moralmente aceptables (o mejor, loables). Muchos ejemplos de dichas soluciones honestas ya están contenidas en el material de trabajo disponible de las organizaciones o de las instituciones internacionales o nacionales (aunque seguramente hay siempre gran necesidad de la habilidad de discernir de manera crítica los importantes aspectos de las diferentes opciones ofrecidas, incluidas las posibles diferencias con respecto a su status moral). En fin, cuando la auspiciada política sanitaria es correcta, se debe crear y sostener con fuerza por el período necesario una voluntad política para su aprobación y aplicación. De modo que, se debe crear y mantener vivo en todos los niveles – municipal, nacional, continental e global – un adecuado sostén ‘popular’. Los profesionales sanitarios católicos ciertamente tienen un importante papel que desarrollar en los varios niveles del tejido político de la sociedad. Ellos deberían aportar no sólo la propia competencia profesional exclusiva y una experiencia ‘de base’ de los hechos de la vida real sino, aún más importante, su orientación moral in- formada y sana, y sostener que se basan en su cristiandad profundamente comprendida y vivida con fe. Los niños son realmente nuestro futuro y serán también el fruto del futuro. Seguramente una nación, así como una comunidad, una sociedad o el mundo sin niños, son una nación, una comunidad, una sociedad y un mundo sin futuro. Por tanto, dejemos que vengan los niños, y procuremos que estén en salud, felices y bendecidos. Prof. JOZEF GLASA Profesor Asociado del Instituto de Farmacología y Farmacología clínica, Universidad médica eslovaca, Bratislava, República Eslovaca Notas 1 UNICEF: The State of the World’s Children 2008: Child Survival. New York, 2007, 156 pp. 2 Save the Children Fund: Saving Children’s Lives: Why Equity Matters. London (UK), 2008, 25 pp. 3 Word Bank: World Development Report 2007 - Development and the Next Generation 4 BLACK R, ET AL, Maternal and Child Undernutrition: Global and regional exposures and health consequences, Paper 1, Lancet, Maternal and Child Undernutrition, Lancet, 2008, p5. 5 UNICEF: Child protection from violence, exploitation and abuse. Child labour. http://www.unicef.org/protection/index_child labour.html (last accessed on March 19, 2009) 6 ROSENBERG, M: China's One Child Policy: One Child Policy in China Designed to Limit Population Growth. About.com: Geography, http://geography.about.com/od/populationge ography/a/onechild.htm (last accessed on March 19, 2009) 62 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS MARIA NEIRA 11. Iniciativas de la OMS a favor de la salud de los niños: contaminación ambiental y cambio climático del globo Introducción Más de tres millones de niños por debajo de los cinco años mueren cada año por motivos ligados al ambiente o debido a las condiciones ambientales. Esto significa que el ambiente es uno de los principales factores responsables de más de diez millones de muertos infantes por año, lo cual es obviamente inaceptable. Generalmente, los problemas de salud de los niños se manifiestan debido al agua infectada, a la escasa higiene, al humo pasivo, a insectos portadores de enfermedades como los zancudos, al empleo desconsiderado de dispositivos químicos y desechos, a la exposición a radiaciones ultravioleta, y a un ecosistema degradado. Además, también los ambientes insalubres y el tráfico incontrolado pueden predisponer a lesiones a los niños. Actualmente, los niños están expuestos a una amplia y nueva serie de amenazas ambientales, cuyo impacto es considerable en la salud y en el desarrollo. Se están multiplicando los problemas de salud conexos con cuestiones ambientales y cada vez se vuelven más evidentes debido a los rápidos cambios del ambiente, al crecimiento explosivo de la población urbana, a la aglomeración, a la pobreza y a la injusticia, a una vertiginosa industrialización y a la contaminación incontrolada. La producción de residuos que sigue aumentado, el consumo no sostenible de los recursos naturales, el empleo peligroso y la contaminación debido a sustancias químicas, la inactividad física y una alimentación insuficiente, son factores que inciden en el ambiente y en la salud de los niños, desde su concepción hasta la adolescencia. Algunas sustancias contaminantes, que por lo demás perduran en el tiempo, y sus efectos, que no se conocen plenamente, se pueden relacionar con problemas hormonales y del desarrollo, así como con ciertos tipos de cáncer. La exposición a riesgos ambientales, que provoca daños a la salud, puede iniciar muy temprano, incluso antes del nacimiento del niño, cuando la madre y el padre viven o trabajan en ambientes degradados o en condiciones insalubres. nen escaso control del ambiente que los rodea. Diferentemente de los adultos, al mismo tiempo puede ser que no son conscientes de los riesgos que corren y no tienen la capacidad de hacer las elecciones justas para proteger su salud. La amplia gama de amenazas ambientales a las que esta población vunerable está expuesta, puede tener consecuencias que hacen su aparición muy pronto en la vida, durante la juventud y en edad adulta y, por tanto, puede tener un impacto en la salud futura. ¿Por qué los “niños”? Los niños no son “pequeños adultos”, antes bien, son más vulnerables a los factores de riesgo ambientales, sobre todo cuando están aún en el seno materno y durante sus primeros años de vida. Están construyendo su proprio cuerpo para el futuro y poco a poco según crecen respiran más aire, consumen mayor cantidad de alimento y, en proporción a su peso, beben más agua que los adultos. El sistema nervioso central de los niños, las funciones inmunitarias y aquellas reproductivas, se están desarrollando y pueden exponerse a los efectos negativos de los contaminantes ambientales durante particulares períodos, o “ventanas de susceptibilidad”. Los niños se comportan de modo diferente que los adultos y pueden estar expuestos de diferentes maneras. Están expuestos a sustancias peligrosas cuando gatean en el piso, o prueban el contenido de envases que llaman su atención, cuando juegan con la tierra o en zonas en las que recientemente se ha esparcido insecticida. Mucho más importante es el hecho que los niños tie- Amenazas ambientales a la salud de los niños Contaminación del aire en lugares cerrados La exposición a la contaminación del aire en los lugares cerrados debido al empleo de combustibles sólidos es uno de los principales factores de riesgo para la pulmonía en los niños hasta los cinco años de edad, y se puede asociar a un aumento del riesgo de bajo peso en el momento del nacimiento y de asma. Es una de las principales causas de enfermedad en los Países en Vías de Desarrollo y provoca más de 1,5 millones de muertos por año, sobre todo en los niños y sus madres. Es un factor bastante importante, si calculamos que cerca de tres mil millones de personas en todo el mundo cocinan o calientan sus casas con carburantes sólidos, incluidas las biomasas (leña, estiércol, residuos agrícolas) y con el carbón. Otro factor importante que contribuye en la contaminación en los lugares cerrados es el humo del tabaco, conexo con diferentes enfer- 63 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 medades del aparato respiratorio y otros disturbios. El informe sobre Tabaco y derechos del niño del 2001, ha hecho notar que, además de los efectos dañinos causados por el uso directo del tabaco, los niños están expuestos también al denominado humo pasivo, y que cerca de 700 millones de ellos – casi la mitad de los niños que viven en el globo – respiran aire contaminado y no tienen elección alguna al respecto, pues no son capaces de protestar o de protegerse. Los niños que respiran aire contaminado pueden sufrir de infecciones agudas del aparato respiratorio o de ataques de asma, que desembocan en enfermedades crónicas del aparato respiratorio. Contaminación del aire La contaminación del aire es un problema muy serio en todas las ciudades del mundo, especialmente en las grandes metrópolis de los Países en Vías de Desarrollo. Se calcula que un cuarto de la población mundial está expuesta a concentraciones malsanas de factores que contaminan el aire. La contaminación del aire es sobre todo la consecuencia de la combustión de carburantes para el transporte, la incineración de los desechos, la producción de energía y otros procesos industriales que producen emisiones (p.e. particulado sólido, plomo) y de productos que se modifican en la atmósfera (p.e. ozono, partículas de sulfato). Los niños están particularmente expuestos al riesgo ya que su sistema respiratorio aún no se ha desarrollado plenamente. del modo como este precioso recurso es empleado y salvaguardado. Agua, sistema de alcantarillado, higiene Factores químicos En todo el mundo, los factores contaminantes biológicos y químicos están comprometiendo la calidad del agua, y causan una serie de enfermedades. Se calcula que aproximadamente 1,5 millones de muertes por año son causadas por la diarrea, sobre todo en los niños de los Países en Vías de Desarrollo. La diarrea infantil está asociada estrechamente a un insuficiente abastecimiento de agua, a un sistema de alcantarillado inadecuado, al agua contaminada por agentes que difunden enfermedades transmisibles y de escasa higiene. Los episodios de diarrea repetidos ocasionados por el agua y los alimentos malsanos pueden provocar, a su vez, una malnutrición crónica y reducir la capacidad de aprendizaje en los niños de edad escolar. La falta de estructuras sanitarias adecuadas y una escasa higiene son comunes en todos los Países en Vías de Desarrollo; los niveles más bajos están presentes en Asia y Africa, donde más de la mitad de la población rural está excluida de todo progreso cuantificable en este campo. A nivel global, más de 2,5 miles de millones de personas, la mayoría de las cuales vive en los Países en Vías de Desarrollo, aún no tiene acceso a medidas sanitarias adelantadas, y entre ellas hay 1,2 millones de personas que no lo tienen por nada. La potenciación de las medidas sanitarias podría salvar a 1,5 millones de niños cada año y a mejorar la vida de muchos más. Entre las demás enfermedades importantes que deben citarse, están la arsenicosis y la fluorosis, que derivan de elevados niveles de concentración de estos minerales en el agua potable. Por ejemplo, la fluorosis esquelétrica aparece al inicio de la edad adulta, como resultado de la exposición habida durante la infancia, y si bien el fluoruro de sodio es esencial para prevenir las caries dentales, los elevados niveles de este mineral pueden dañar los dientes y también los huesos. El bienestar de un niño depende en gran parte ya sea de la calidad como de la disponibilidad de agua y El empleo de sustancias químicas ha aumentado drásticamente debido al desarrollo económico en varios sectores, incluida la industria, la agricultura y el transporte. Como consecuencia, los niños están expuestos a muchas sustancias químicas como pesticidas, solventes, plomo y también medicamentos que se conservan en forma incorrecta. Están expuestos virtualmente a estas sustancias en cualquier parte se encuentren, según los lugares donde son usados: casa, escuela, campos de juego y durante los transportes. El episodio reciente de una exposición masiva al plomo en niños que jugaban en un terreno contaminado y vivían en áreas contaminadas de un país africano, ha demostrado cuan graves pueden ser los efectos en un niño en pleno desarrollo, como resultado de la particular vulnerabilidad de su sistema nervioso central. Un buen conocimiento y una gestión segura de las sustancias químicas, en particular de los metales pesados, los pesticidas y los factores contaminantes orgánicos duraderos, son los pre-requisitos para la protección de la salud de los niños. Precisamente por su importancia, es necesario hacer más para prevenir la exposición a los llamados “intelectual robbers” (sustancias que privan del intelecto): plomo, mercurio y los policlorobifeniles, además de los pesticidas, pero obviamente esto no significa que se deben ignorar otras sustancias químicas. Está surgiendo una nueva conciencia acerca del papel potencial que ciertas sustancias químicas, como las endocrine disrupters, pueden tener en el desarrollo, así como en el sistema inmunitario, reproductivo y neurológico. Vehículos de enfermedades Los grandes cambios demográficos, ambientales y sociales que han tenido lugar en los últimos decenios, contribuyen en la nueva emergencia de enfermedades difundidas por vectores, y de otras enfermedades muchas de las cuales tienen un impacto considerable en la salud de 64 los niños y en su desarrollo, con diferentes niveles de gravedad. Una considerable cantidad enfermedades se puede imputar a los cuatro factores-clave de aquellas vectorborne: malaria, esquistosomiasis, encefalitis japonesa y fiebre hemorrágica dengue, afligen a los niños por debajo de cinco años de edad. El agua estancada cerca de las casas, una gestión ineficaz de la irrigación y del desagüe en las áreas urbanas, y la contaminación de las masas de agua con heces humanas o animales, aumentan el riesgo de las enfermedades vector-borne. Más del 40% de los niños viven en los países en donde la malaria es endémica, y cada año más de un millón de muertes infantiles que afectan a los niños hasta los cincos años ocurren sobre todo en Africa. El ambiente es un factor clave en la difusión de la malaria, que puede volverse grave debido a una ineficaz gestión y conservación del agua, de un alojamiento inadecuado, de la deforestación y de la pérdida de las biodiversidades. La mayoría de estas muertes infantiles se pueden prevenir, entre otras medidas, a través de una gestión eficaz del ambiente y el empleo de mosquiteros tratados con pesticidas. El cambio ambiental global Las amenazas ambientales globales y de larga escala a la salud humana incluyen el cambio climático, el empobrecimiento del estrato de ozono, la pérdida de la biodiversidad, los cambios en el sistema hidrogeológico y en los manantiales hídricos, el degrado del territorio y las presiones a los sistemas de producción del alimento. Estos procesos tienen mayor influencia en los riesgos de enfermedades vectorborne, en la diarrea provocada por el agua y los alimentos, y en la malnutrición, que son algunas de las causas principales de enfermedad en los Países en Vías de Desarrollo, y se concentran de modo desproporcionado en los niños. Además, considerado que el degrado ambiental actúa por largo tiempo, y es potencialmente irreversible, los niños son los primeros que pueden beneficiar de eventuales medidas adoptadas para salvaguardar la integridad de los ecosistemas naturales. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS En la actualidad todos concuerdan que la tierra se está calentando, debido a las emisiones de los gases invernadero provocados por las actividades del hombre. Además, en el cambio climático contribuirán también la marcha actual en el empleo de la energía y el crecimiento de la población. El cambio del clima tendrá repercusiones inevitables en los requisitos básicos para la conservación de la salud: aire y agua limpios, alimento suficiente y alojamiendo adecuado. Cada año, cerca de 800,000 personas mueren por causas que podemos atribuir a la contaminación urbana del aire; 1,8 millones por diarrea debido a la falta de agua limpia, de un sistema de alcantarillado adecuado y por la escasa higiene; 3,5 millones por malnutrición y cerca de 60,000 en los desastres naturales. Un clima más caliente y más variable corre el riesgo de llevar a niveles más elevados de contaminantes, a un aumento en la transmisión de enfermedades a través del agua y de los alimentos contaminados, de comprometer la producción agrícola en los países menos desarrollados, haciendo aumentar el riesgo de condiciones atmosféricas extremas. El cambo climático comportará además nuevos retos para el control de las enfermedades infecciosas. Muchos de los principales vehículos de enfermedades son altamente sensibles al clima, relativamente a la temperatura y a las lluvias, incluidas las enfermedades diarreicas y otras enfermedades como la malaria, el dengue e infecciones causadas por vectores. Sin embargo, con el pasar del tiempo los impactos más grandes en la salud no serán el fruto de graves transtornos en los sistemas natural, económico y social que protegen la salud, y que ya están bajo presión en muchos Países en Vías de Desarrollo. Estas solicitaciones graduales comprenden un abastecimiento reducido de agua, una disminución en la producción de alimento a nivel local y un aumento del nivel del mar. Cada uno de estos cambios tiene el potencial de obligar a la población a emigrar y hace aumentar el riesgo de guerras civiles. Todas las poblaciones resentirán del cambio climático, pero algunas son más vulnerables. Los riesgos iniciales a la sanidad varían mucho, según donde y como viven las personas. Los que viven en las pequeñas islas de los Países en Vías de Desarrollo y en otras regiones costeras, en las grandes ciudades y en las regiones montañosas y polares son más vulnerables, aunque en modo diferente. Se considera que los efectos que ocasionarán en la salud serán más graves para los niños, los ancianos y las personas con patologías ya en acto. Los grupos que probablemente sufrirán por la mayor parte de las enfermedades que apararecerán serán los niños y los pobres, y en particular las mujeres. Las enfermedades que están más relaciondas con el cambio climático, esto es, diarrea, enfermedades vector-borne como malaria e infecciones asociadas de escasa nutrición son más graves en los niños que viven en situaciones de pobreza. ¿De qué modo los niños son particularmente afectados por el cambio climático global? Los niños pueden sufrir efectos directos, como problemas respiratorios derivados de las elevadas temperaturas en ambientes calientes y anhidrido carbónico, donde se produce aire contaminado; pueden sufrir lesiones, traumas psicológicos, y pueden morir debido a la diarrea y a la deshidratación; incluso pueden llegar al colapso en condiciones climáticas extremas. Pueden correr el elevado riesgo de contraer el cáncer de la piel y la catarata debido a la reducción del estrato de ozono. Los efectos indirectos son los que se re- 65 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 fieren a la escasez de alimento (p.e. malnutrición, retraso en el crecimiento o en el desarrollo) y de agua potable, la malaria, la fiebre dengue y otras enfermedades vector-borne; el asma y las alergias conexas con el aumento de alergenes en el aire. El cambio climático en acto, asociado a la globalización, hace más difícil contener las enfermedades infecciosas en su habitual rayo de acción. Es poco probable que los retos a la salud que derivan de los movimientos de las poblaciones y de los conflictos permanecen circunscritos en sus confines nacionales. La mejora de las condiciones de salud de cada pueblo, además de un control más rápido y eficaz de las enfermedades a nivel internacional, constituyen una contribución vital a la seguridad pública global en campo sanitario. El cambio climático ya no puede ser considerado sólo un tema ambiental o vinculado con el desarrollo; de hecho pone en riesgo la defensa y la mejora de la salud y del bienestar del hombre. Es necesario comprometerse más para identificar que impacto puede tener el cambio climático en la salud humana, ya sea para el desarrollo de una política más eficaz al respecto, o para la movilización del empeño público. Aunque se reconoce que el cambio climático constituye un riesgo para el bienestar del hombre, en el último decenio sus efectos en la salud han recibido escasa atención de parte del mundo de la investigación. Al respecto, un reciente encuentro de la OMS, que se ha realizado en Madrid (España) en octubre del 2008, ha instituido un programa de investigación con el fin de desarrollar una estructura operativa de investigación sobre las relaciones entre el cambio climático y la salud humana. El proyecto tiende a efectuar una verificación exhaustiva sobre lo que ya se conoce acerca de los riesgos para la salud que derivan del cambio climático y la respuesta a la solicitud formulada por los Estados miembros sobre la necesidad de fijar el punto de partida para emprender una acción política. El proyecto intensificará la investigación sobre el cambio climático y la salud, y constituirá el punto de partida para el debate que se efectuará en la XVa Conferencia de las Partes de Naciones Unidas (15th United Nations Conference of the Parties - COP15), que se realizará en Copenhagen en diciembre de 2009, y en la cual los líderes del mundo redactarán un nuevo acuerdo sobre el clima global, que entrará en lugar del Protocolo de Kyoto. El proyecto de investigación deberá identificar cinco áreas de investigación prioritarias, además de tratar de comprender mejor de qué modo el cambio climático interactua e interactuará en el futuro en otros importantes factores que influyen en la salud y en las marchas (p.e. el desarrollo económico, la globalización, la urbanización y las desigualdades sociales) y los efectos a largo plazo de los cambios (como el aumento de la sequía, la disminución de los recursos hídricos y los flujos migratorios), que van de los impactos sobre la salud mental a los riesgos de conflicto, focalizándose en particular en los niños y en otros grupos más expuestos. Otras prioridades que interesan a la investigación se refieren a la eficacia de las intervenciones, a la valoración del impacto en la salud de las políticas referentes a otros sectores y el reforzamiento de los sistemas de salud pública referentes a los efectos del cambio climático en la salud. Sustancialmente, se necesita mayor conocimiento para reducir no sólo las amenazas a la salud ligadas al cambio climático, sino todos los riesgos a la salud conexos con el ambiente. La importancia de las intervenciones Existen intervenciones eficaces para afrontar los riesgos ambientales que afectan a la salud de los niños. Por ejemplo, la simple filtración del agua, la desinfectación y una adecuada conservación casera del agua, mejoran abundantemente la calidad micróbica y reducen los riesgos de enfermedades diarreicas con un costo mínimo. Del mismo modo, la mejora de las condiciones de coción reduce la exposición a la contaminación del aire en los lugares cerrados. La coción con leña de bajo costo en Africa oriental reduce la contaminación del 50% y el tipo de coción plancha en América Latina reduce el nivel de humo en los lugares cerrados de más del 90%. Una mejora en la conservación y un empleo más seguro de las sustancias químicas disminuye la exposición a los agentes tóxicos, especialmente entre los niños. La protección de la malaria a través del empleo de mosquiteras tratadas con insecticidas y tratamientos ambientales específicos a los habitat de los insectos, contribuye para evitar casos de malaria, especialmente entre los niños. Como respuesta a los numerosos retos identificados, el departamento de la OMS para la Salud Pública y Ambiental, en colaboración con importantes partners, promueve actividades específicas para la salud infantil y para el ambiente, entre las cuales una mayor información al respecto, actividades formativas, el empleo de indicadores, colaboración en el campo de la investigación y – sobre todo – a través de la promoción de la prevención y de ‘modelos’ educativos para proporcionar condiciones de vida más salubres para los niños, sus familias y las comunidades locales. La puesta en práctica de estas actividades y una acción específica en este sentido tendrán un importante impacto en la reducción de las enfermedades que, a nivel mundial, afectan a los niños y, por tanto, contribuirán a alcanzar los objetivos que la OMS se prefijó en el 2004 para este Milenio. Con respecto al cambio climático, el reforzamiento de los servicios públicos debe constituir un componente central de la adaptación al cambio climático. La comunidad internacional ya ha adquirido una buena experiencia en la protección de las personas de los riesgos que derivan del clima, y se ha demostrado que ya hay la disponibilidad de intervenciones eficaces en la salud, de las cuales se han identificado las más urgentes. Una ampliación de la cobertura de las intervenciones diponibles mejoraría notablemente la salud de las personas. Junto a una planificación futura, reduciría también la vulnerabilidad a los cambios climáticos tal como se presentan en el futuro. Una distribución de los riesgos para la salud que sea diferente, ampliada, equitativa y de largo plazo, hace que el 66 cambio climático constituya un reto global real, que requiere una colaboración sin precedentes. Una respuesta eficaz reclamará acciones específicas de parte de toda la sociedad: de los individuos, del sector de la salud, además que de la comunidad y de los líderes políticos, y una respuesta justa y eficaz exigirá la participación de las responsabilidades entre la población, que podrá dar el mayor aporte al cambio climático, y entre los que son más vulnerables a sus efectos, de modo que se salvaguarde y mejore la defensa de la salud pública global. Se puede evitar el peso constituido por las enfermedades provocadas por el ambiente si se tomarán medidas políticas adecuadas de salud pública. Sin embargo, a fin de que esto se realice, es necesario reconocer y valorar la gravedad de las enfermedades pediátricas causadas por el ambiente, ya sea en los países industrializados como en aquellos en vías de desarrollo. Esto LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS permitirá que los sectores responsables reconozcan los principales problemas e identifiquen los roles específicos en la mejora de la salud de los niños a través de la mejora del ambiente. Para concluir Actualmente, se calcula que en el mundo hay más de 600 millones de niños menores de cinco años de edad cuya salud debe ser protegida. Podemos atribuir más del 30% de las enfermedades en los niños a los cambios ambientales. Es necesario reconocer y valorar la gravedad de las enfermedades pediátricas que son causadas por el ambiente, ya sea en los países industrializados como en aquellos en vías de desarrollo. Para lograr este objetivo, es importante que todos unan sus esfuerzos para reconocer las amenazas ambientales y afrontarlas. Todos los sectores que tienen esta responsabilidad deberían cono- cer las principales amenazas a la salud de los niños, y emprender acciones específicas, en el ámbito del proprio papel, tendientes a mejorar el ambiente en el que viven los niños y “proponer un futuro colmo de esperanza para los numerosos niños que son o que pueden ser afectados por enfermedades durante el estadio inicial de su vida”, como lo afirma el documento básico de la XXIII Conferencia Internacional. Realizar estas actividades y dirigir sus esfuerzos hacia la prevención, la educación, la política y otras acciones, reducirá las enfermedades que afectan a los niños de todo el mundo y, por lo tanto, contribuirá a alcanzar los objetivos para el Milenio que han sido fijados por la OMS y, sobre todo, permitirá que cada niño logre su pleno desarrollo. Dra. MARÍA NEIRA Directora del Departamento para la Salud Pública y Ambiental de la Organización Mundial de la Salud – OMS Ginebra, Suiza 67 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 Segunda Sección ¿Qué pensar? BRUNA COSTACURTA 1. Cuidado de los niños enfermos en la Sagrada Escritura En esta Conferencia internacional sobre «Pastoral en el cuidado de los niños enfermos», me han solicitado hablar acerca del «Cuidado de los niños enfermos en la Sagrada Escritura»; se trata de un tema que toca un punto neurálgico y muy delicado de la experiencia humana, pero difícil de encontrar en el texto bíblico que no afronta este tema según nuestras modernas categorías. Pero la Escritura conoce bien el dolor, así como el sufrimiento inexplicable de los pequeños y de los inocentes. En mi breve intervención emplearé, pues, la idea de “cuidado” de los niños enfermos en el sentido de “ocuparse”, en el asumir y acompañar dicho sufrimiento; de aquí que, para el que asiste a estos niños y para quien bajo diferentes modos ayuda a los que los cuidan o están a su lado, nace la necesidad de una confrontación problemática con el escándalo del dolor inocente. No son muchos los textos bíblicos que hablan de niños o de muchachos enfermos o de algún modo en situación de sufrimiento: el hijo de Agar, Ismael, llega casi a morir en el desierto (Gn 21,9-19); se enferma y muere el hijo de la viuda de Sarepta a quien había sido enviado el profeta Elías (1R 17,17-24), y luego también el hijo de la Sunamita en los tiempos de Eliseo (2R 4,18-37); asimismo, están los jóvenes que Jesús resucita o cura: el hijo de la viuda de Naím (Lc 7,11-17), la hija de Jairo (Lc 8,40-56; cf. Mt 9,18-26; Mc 5,2243), la hija de la Cananea (Mt 15,21-28; cf. Mc 7,24-30), el joven epiléptico (Mt 17,14-18; cf. Mc 9,17-27; Lc 9,38-43), el hijo del funcionario del rey en Cafarnaum (Jn 4,46-53). En todos estos casos, se presenta a jóvenes enfermos o muertos, y en torno a ellos a sus padres y personas queridas que sufren y piden ayuda. Sus actitudes y sus reacciones (llanto, pedido de asistencia, angustia) nos pueden dar desde ya algunas indicaciones sobre la realidad del dolor y sobre como vivirlo. Entre los episodios apenas recordados quisiera recordar brevemente en particular tres de ellos que me parecen muy significativos. El primero se refiere a Ismael, el hijo que Abraham había tenido de la esclava Agar. Por la celosía de Sara, Agar y su hijo son alejados. El drama tiene lugar durante la fiesta para celebrar el destete de Isaac, un hecho importante que generalmente se efectuaba en torno a los tres años, cuando el niño había superado el tiempo peligroso de la primera infancia; se trataba de una etapa importante en una situación en la que la mortalidad infantil era elevada. Pero era también un momento delicado de pasaje y a menudo de difícil gestión ya sea para el hijo que para la madre porque comenzaba una nueva fase de vida más autónoma para el niño, marcada por el desapego de la figura materna, por la superación de la dependencia y de la apertura a nuevas relaciones. Era, pues, un acontecimiento particularmente significativo para la familia y para toda la comunidad, que en nuestra narración de Génesis 21 se solemniza con una fiesta: es el gozo compartido y un modo para celebrar una promesa de vida que se ha hecho realidad. Pero Sara introduce en la fiesta una dolorosa y posesiva nota de celosía y de rechazo; teme que el hijo de la esclava reemplace a su hijo y pretende que Abraham aleje a Agar y a Ismael. Los preparativos para el viaje se narran brevemente: «Levantóse, pues, Abraham de mañana, tomó pan y un odre de agua, y se lo dio a Agar» (v. 14). Son muy pocos estos recursos para que garanticen una supervivencia bastante limitada; Agar y el niño son abandonados a su suerte, sin que los acompañen los siervos, sin recursos, en un ambiente difícil y hostil como el desierto. Ambos vagan, solos y sin ayuda, en un paisaje caluroso y siempre igual; la mujer se pierde y cuando el agua termina, su hijo corre el riesgo de sucumbir, está por morir por la sed y la deshidratación. Aquí nos interesa ver la reacción de Agar, la madre, que entiende que no le queda mucho por ha- 68 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS cer y, entonces, como recita el texto, «echó al niño bajo una mata» (v. 15). El niño ya está condenado a morir y ella lo coloca en la sombra, para repararlo del calor sofocante del sol; como último gesto de ternura que trata de proteger al hijo hasta el final y, en lo posible, de aliviar el sufrimiento. Una madre no se resigna ante el dolor, y se ocupa de la vida de su criatura incluso cuando parece que ya no hay esperanza. Luego Agar se aleja: «Y ella misma fue a sentarse enfrente, a ve la vida, y lo hace en el desierto, lugar de muerte, donde no hay nada. Dios se ocupa de los suyos, no les hace faltar el agua y el alimento, como durante el camino del Exodo. Agar es la figura de la mujer sin derechos, sin ayuda, alejada por los que la habían usado; Agar es una madre desesperada, privada de todo, que está por perder incluso a su hijo. Pero precisamente porque es madre, permanece abierta al amor y Dios le devuelve la vida a su hijo, pero a través de ella, haciéndole ver lo que puede distancia como de un tiro de arco, pues se decía: ‘No quiero ver morir al niño’. Sentada, pues, enfrente, se puso a llorar a gritos» (v. 16). Agar ha hecho todo lo que era posible, pero ahora no puede resistir el tormento, no quiere ver y, al mismo tiempo, no se va y permanece allí, no muy lejos, en una angustiosa espera. El niño está ahora en manos de Dios, ella ya no puede hacer nada. Solo llorar, y es un llanto fecundo. De hecho, Dios escucha ese llanto: el Dios de Israel, providente y misericordioso, viene a socorrer al pobre. Esas lágrimas de madre dicen la fin, la necesidad absoluta de Dios, y entonces Dios interviene: los ojos de Agar se abren y ve un pozo; el niño se salva, y ella recibe la promesa que su hijo se convertirá en un gran pueblo. El Señor es el Dios que devuel- salvar al chico. Dios responde indicando lo que puede curar, abriendo los ojos para que sean capaces de ver donde encontrar lo que da la vida. Y ella ve el pozo y le da de beber al chico; el agua es para él, el texto no dice que también Agar beve. Todo se concentra en el niño moribundo, en el dolor de una madre que no piensa en sí y sólo quiere que su hijo viva, y en la respuesta que Dios da a aquel y a ese llanto. El segundo episodio es narrado en el Primer Libro de Reyes, en la historia de Elías (en el capítulo 17). Luego de haber anunciado la sequía en el país para que el pueblo se convierta, el profeta encuentra hospitalidad y alimento en una viuda pobre, en Sarepta, en territorio fenicio, y Dios recompensa a la mujer sin que le falte harina y aceite. Pero sucede un acontecimiento imprevisto y dramático: el hijo de la viuda cae enfermo y muere. Es la muerte trágica e intolerable de un niño, que es más incomprensible aún porque parece desmentir la promesa de vida que Dios había hecho a la viuda y que se cumplía con el don de la harina y del aceite. También en este caso es importante para nosotros ver como reaccionan los que están en torno al niño, es decir, la madre y Elías. La mujer es arrollada por la desesperación y da voz a su propia amargura acusando al profeta: «¿Es que has venido a mí para recordar mis faltas y hacer morir a mi hijo?» (v. 18). Son palabras duras que indican toda la rebelión que nace frente a un dolor inaceptable; cuando un niño muere no se puede permanecer tranquilos y la mujer se rebela y busca un responsable a quien gritar la propia angustia. Y hay palabras que explicitan la paradoja con la que también Elías debe confrontarse: de hecho, la sequía servía para revelar el pecado del pueblo idolatra, pero ahora el profeta se encuentra ante la muerte de un inocente. Elías, como la madre del chico, de algún modo también padece el escándalo de esta muerte y asume el dolor en la oración, dirigiéndose a Dios con estas palabras: «Yahvéh, Dios mío, ¿es que también vas a hacer mal a la viuda en cuya casa me hospedo, haciendo morir a su hijo?» (v. 20). El profeta dice «también a la viuda», y con esto deja entender que hay otras víctimas, que también otros han sufrido y que el Señor de algún modo es responsable. Elías no tiene temor de padecer el escándalo, que debe ser aceptado sin temor, y también él es invadido por el dolor y se confronta y lucha con un Dios misterioso, que aparece incomprensible. Pero es una lucha en la fe, porque él pronuncia esas palabras luego de haber tomado al chico que la madre estrechaba en sus brazos, haciendo un gesto decidido de confianza en el Dios de la vida. En efecto, tomar a la madre el hijo que yace muerto en sus brazos es un desafío, hay el riesgo de desilusionarla, haciéndole creer que todavía se puede hacer algo. ¿Y si 69 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 Dios no interviene como respuesta a la oración del profeta? Sería una desilusión desesperante, que añadiría dolor al dolor. Se requiere mucha fe para tomar a ese niño, así como sirve la confianza de la madre para dejar que lo tome el profeta. Se necesita fe cuando nos ocupamos del que sufre, aceptando incluso el riesgo de fracasar. Después de colocar ese cuerpo sin vida en el lecho, Elías se acuesta sobre el muerto, asume simbólicamente la muerte del chico sobre sí, pero permanece vivo, portador de vida. Y el niño vuelve a vivir, por la intervención de Dios y por la mediación del profeta que ora e interviene operativamente, con una presencia, nos enseña la Escritura, que se revela salvífica en la medida en que se ocupa del niño se compenetra con él, llega casi a ensimismarse en él y no lo deja solo, compartiendo sin temor el dolor y la angustia de muerte. Hemos llegado al tercer texto, un pasaje del Evangelio, que narra el episodio de la resurrección de la hija del jefe de la sinagoga, Jairo (cf. Lc 8,40-56). Su hija, su única hija, una chica de doce años está muriendo. Aquí es el padre y no la madre como en los episodios anteriores, que es el protagonista y nos muestra su reacción ante el hecho dramático de la enfermedad de la hija. Esto hace que el padre se dirija a Jesús y le pida que vaya a su casa: «Y cayendo a los pies de Jesús, le suplicaba entrara en su casa» (v. 41). Se trata de una petición simple y angustiada, sin muchas palabras. El dolor es indecible, no se expresa con largos discursos, el grito de ayuda es esencial, escueto, porque nace de un corazón desencarnado por el sufrimiento. Su hija está muriendo y él, como padre, que también era un personaje importante e influyente, hace un gesto de humildad, se echa a los pies del maestro y le pide que entre en su casa. Detrás de este pedido se nota toda la soledad angustiosa de quien se siente impotente, la necesidad de alguien que sepa y pueda hacer algo, aunque uno no sepa como, incluso cuando parezca imposible. El padre se agarra a ese hilo de esperanza, sabe que ese maestro realiza milagros, lo detiene y simplemente le pide: ven. Pero la niña muere. Cuando traen la noticia, parece que la venida de Jesús ya no es necesaria, sin embargo Jesús va a la casa de Jairo y, sin tener en cuenta la incomprensión burlona de los presentes, con tenacia persigue la vida y revela un nuevo sentido del morir: «No lloréis, no ha muerto; está dormida» (v. 52). La muerte es como un sueño, en espera de un despertar definitivo. Y tomada la chica por la mano, le manda: «Levántate». De este modo la vida vuelve a comenzar, en obediencia a la palabra de Jesús, y la hija se levanta y puede comer, con un acto que revela de modo inequivocable el retorno a la vida. Creo que partiendo de estos textos es posible hacer breves consideraciones que quizás nos pueden ayudar en una reflexión sobre la temática de la que nos estamos ocupando. De hecho, en ellos hemos visto que ante el dolor se reacciona de manera diferente y la forma como responde Dios. Pues bien, pienso que podemos decir que ante la enfermedad y ante el sufrimiento de un niño sería necesario asumir todas las actitudes que hemos encontrado en los episodios recordados. Cuando se cura a un niño que sufre hay que llorar, como Agar en el desierto, y luchar con Dios, como Elías, y como él hacerse poner en crisis y orar y, como Jairo, pedir humildemente y suplicar con confianza. Y juntos, dejarse abrir los ojos como ocurre a Agar, e intervenir con valentía para curar y consolar, como hacen Elías y Jesús, poniendo en acto todo medio y todas las capacidades y solidarizando con los parientes de esos pequeños que sufren. Y todo esto, manteniendo sólida la fe en Dios que salva, dando testimonio, aún en el llanto, que la muerte puede ser camino de vida, sueño del que Dios nos despertará. Pero no es posible eludir el problema, es necesario dejarse tocar por el dolor, es necesario sentir el escándalo del sufrimiento inocente y compartir el llanto de quien ama, con la convicción de estar delante de un misterio. Hay un libro en la Biblia que enfrenta el problema del dolor inexplicable, en cuanto inocente. Es el libro de Job cuyo protagonista, un hombre justo e irreprensible, es afligido por desgracias sin motivo alguno y, en fin, enfermo, llega a los umbrales de la muerte. Tre amigos que han venido a visitarlo, tratan de hacer comprensible su sufrimiento justificándolo como un modo con el cual Dios estaría interviniendo en su vida para que sea consciente de sus culpas; pero Job, sabiendo que es inocente, rechaza la acusación y, en cambio, afirma que el culpable es Dios, porque es injusto con él. A menudo ante el sufrimiento los hombres dan esta interpretación acusatoria o (como los amigos) la interpretan como una especie de acusación de parte de Dios que revela con él el pecado del hombre, o (como Job) transformándolo en un motivo de acusación a Dios, considerado como responsable de ese dolor. Y Job, entrampado entre estos dos polos, lucha con Dios para entender, y para reencontrar a un Dios diferente de aquel que aparece, el Señor bueno en quien, no obstante todo, quiere seguir creyendo. Y encontrará respuestas, precisamente en una nueva relación con el divino, cuando comprenderá que no puede entender todo y aceptará el misterio de la vida y de la muerte, y también del sufrir. Job no es un niño, pero plantea el problema del dolor inocente y el Señor, al responderle, lo educa como si fuese un niño, tomado de la mano por el padre y acompañado a comprender el sentido de su sufrimiento, en un camino de autoconciencia que lo confronta con la propia verdad de criatura, con la propia pequeñez, con la propia necesidad de Dios. Será precisamente en la experiencia de la cercanía de Dios y de un Dios bueno y paterno que Job podrá aceptar la propia realidad y también reconciliarse con el proprio sufrimiento. Sin ser acusatoria, esta realidad se convierte en posibilidad de encuentro con el misterio. Y, aunque sufriente, Job puede entrar en la beatitud de la bendición, y decir al Señor: «Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos» (42,5). El escándalo del dolor, que debe afrontar el que se ocupa de los niños enfermos, puede ser acogido y 70 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS superado. Pero requiere una actitud valiente para tomar el sufrimiento, y un acompañamiento implicado y partícipe, pero sin dejarse arrollar. Sirve la técnica que interviene para curar y procurar alivio, sirve la ternura que asegura y atenua el temor, sirve el amor para responder a la desesperación, y sirve la fe que abre a un nuevo modo de ver el dolor, descubriendo incluso que éste puede ser un posible camino de salvación. Porque curar a un niño enfermo significa “curar” el cuerpo, pero también “ocuparse” de todo el niño y de toda su realidad, en todas sus dimensiones. Significa aliviar el dolor, perseguir tenazmente la curación, pero significa también caminar con él (y con los que lo aman) para ayudarlo, como Job, a “ver a Dios”. Prof. BRUNA COSTACURTA Profesor ordinario de Exegesis bíblica en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana, Roma Notas Cf. también, en He 20,9-10, el chico que cae de la ventana y Pablo que lo abraza y le hace revivir. 2 El texto explica la actitud de Sara con el hecho que ella ve a Ismael que «ríe» o «juega» (v. 9). El verbo empleado para expresar lo que tiene en sí el sonido del nombre Isaac, que quiere decir «él que ríe», y que recordaba el reir de Abraham (cf. Gn 17,17) y de Sara (cf. Gn 18,12) cuando se anuncia la concepción de un hijo para la estéril en edad ya adelantada, y luego la sonrisa feliz ante el nacimiento cuando se cumple la promesa divina (cf. Gn 21,6). Es un nombre de gozo y de incredulidad que comunica la realidad de este “imposible hijo” signo de la bendición del Señor. Pero ahora, durante la fiesta del destete, también Isamel «ríe», «jugando» el papel de Isaac y volviéndose de algún modo semejante a él (cf. al respecto G.W. Coats, Genesis, with an Introduction to Narrative Literature, William B. Eerdmans Publishing Company, Grand Rapids, MI, 1983, 153). Esto inquieta y pone en alarma a Sara, que ve en peligro los derechos y las prerrogativas de su hijo. Por otro lado, Ismael era el primogénito de Abraham, y fue querido como hijo de la promesa incluso por la misma mujer del patriarca. A Sara aparece como real el riesgo de la suplantación, y, por lo tanto, decide eliminar desde la raíz toda posibilidad. 3 Son los gestos del amor al cual a menudo se asiste en las secciones de los hospitales, como mojar los labios al niño con la fiebre o al moribundo o seguir hablándole no obstante su estado de coma. 4 En el Texto Masorético, al cual nos referi1 mos, es Agar que levanta la voz y ora, mientras la versión de los LXX indica como sujeto del llorar al niño. Por lo general, se tiende a seguir esta versión, para armonizar con lo que se dice en él v. 17: «Y Dios escuchó la voz del niño» (cf. al respecto C. Westermann, Genesis 12–36. A Commentary, translated by John J. Scullion, Augsburg Publishung House, Minneapolis 1985, 341). Pero se puede mantener el texto hebreo, que de este modo, incluso sin explicitarlo, une los dos llantos, de la madre y del hijo, en una única petición de la ayuda divina. 5 Cf. también la gestualidad de Eliseo en 2Re 4,34-35. 6 En el episodio referente a la hija de Jairo, encontramos también la narración de la curación de la mujer hemorroísa (vv. 42b-48). Ambos episodios están en relación: se trata de dos mujeres que, por diferentes motivos, están cerradas a la fecundidad: la chica porque muere a doce años, antes de conocer los gozos de la maternidad, y la mujer porque la impureza de la sangre le impedía toda relación con hombres, y esto desde hacía «doce años», pero quizás es mejor decir, «desde los doce años», es decir desde cuando tenía doce años, que es la edad en la que la hija de Jairo muere y que marcaba el pasaje a la vida adulta y fecunda (cf. sobre el particular R. Meynet, Il Vangelo secondo Luca. Analisi retorica, Edizioni Dehoniane, Roma 1994, 272.273). 7 Acerca de las respuestas de Dios a Job y su función educativa, cf. B. Costacurta, «El libro de Job: el descubrimiento de una diferente omnipotencia de Dios», en: Dio è amore ma può soffrire? Deus caritas est, ovvero il pathos di carità, Giuseppe Cinà (ed.), Edizioni Camilliane, Torino 2008, 19-30. 71 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 GABRIELE MARASCO 2. El cuidado de los niños enfermos según los Padres de la Iglesia El afirmarse del Cristianismo tuvo consecuencias de mucha importancia en el campo de la asistencia a los niños. En efecto, en la sociedad griega y en aquella romana dicha tarea estaba confiada casi de modo exclusivo a la familia, obviamente en los límites de sus posibilidades y disponiblidades1; la única excepción era el caso de los huérfanos de los caídos en guerra que, al menos en Atenas, eran asistidos por el Estado. Por otro lado, la situación se agravaba debido al infanticidio y a la exposición de los niños indeseados que tenían una incidencia considerable y generalmente era tolerado2; por consiguiente, la condición de los infantes era bastante grave y muy a menudo se les consideraba sólo como un peso, hasta el punto de que en tiempos recientes hemos llegado incluso a preguntarnos si los antiguos fuesen realmente adoloridos por la muerte de sus hijos3. Cierta evolución tuvo lugar sólo en la época antonina: de hecho, por iniciativa de Nerva y sobre todo de Trajano se crearon los alimenta, una institución asistencial mediante la cual el emperador otorgaba subvenciones a los privados que se encargaban de mantener a los niños que se quedaban huérfanos. Mucho se ha discutido sobre las finalidades de esta iniciativa, si fuesen demógraficas, militares o si correspondiesen a exigencias éticas4; pero la indudable correspondencia con ideales que se sentían en esa época parece que se confirma netamente la actitud de una persona cercana a Trajano, el histórico Tácito, que considera la condena de la limitación de los nacimientos y de la muerte de los niños nacidos en sobre número como prueba de las buenas costumbres de los Germanos, superiores a las buenas leyes de otros pueblos5. Esta actitud permaneció bastante difundida al menos entre los intelectuales, hasta el punto que en la edad severiana el jurista Paolo consideraba punible con una condena a muerte no sólo el infanticidio, sino también la exposición de los niños6, pero tuvo escaso efecto ya que no sólo dicha condena nunca se aplicó efectivamente y el infanticidio y la exposición permanecieron difundidos, sino también los alimenta luego de hechos alternados, al parecer desaparecieron en el curso de la crisis del siglo III7. En cambio, muy diferente fue la actitud hacia la infancia en el mundo hebreo, en el que los niños eran considerados como don de Dios y estaban protegidos: sobre todo en la edad helénica y también en aquella romana una dura condena marcaba el homicidio y la exposición de los infantes8. Esta actitud fue considerada como referencia por la ética cristiana, como memoria del particular afecto de Jesús hacia los niños: ya en la Didaché se manifiesta la firme condena del aborto y de la provocación de la muerte de los niños9, lo que recurre en numerosas fuentes más10, generalmente al lado de la condena de la exposición, considerada como un crimen incluso más nefasto que el mismo infanticidio11 y ampliamente empleada con fines polémicos contra los paganos12. Por otro lado, la prohibición del infanticidio y de la exposición de los niños estaba acompañada por medidas prácticas para asistir a la infancia necesitada. En la Epístola a Bernabé, compuesta entre fines del siglo I y los primeros decenios del siglo II13, se considera la asistencia a los huérfanos y a las viudas como algo esencial de parte de la Iglesia14; este testimonio es confirmado por Ignacio de Antioquía, martirizado bajo Trajano15, mien- tras Policarpo de Esmirne considera la asistencia a los huérfanos como una de las tareas esenciales de los presbíteros16 e Hipólito de Roma, como perteneciente a los catecúmenos17. El compromiso de la Iglesia y de los fieles en la asistencia a los huérfanos es remarcado luego por Clemente, Tertuliano y Orígenes18 y permaneció como una de las tareas fundamentales de los obispos, como lo atestiguan en particular los Padres Capadocios19. Tambien el Concilio de Calcedonia prohibió que los clérigos que tuviesen relación con laicos se ocupasen de sus asuntos, con exclusión de los casos de los encargados por la ley de la tutela de los menores o los encargados por el obispo para ocuparse los intereses de huérfanos o de las viudas20. Hay que subrayar esta cláusula que sancionaba e institucionalizaba el empeño directo de los obispos en defensa de los huérfanos. Mas, si estos últimos constituían una categoría privilegiada, era considerable también el empeño de la Iglesia en favor de la infancia abandonada. El agiógrafo de Clemente de Ancira, martirizado bajo Diocleciano, narra que el santo, habiendo permanecido huérfano desde su tierna edad, fue adoptado por una rica y pía mujer que no tenía hijos, Sofía, que lo cuidó, crió y encaminó hacia la fe. Con ocasión de una carestía que había afectado la Galacia, Clemente se ocupó del cuidado de muchos niños que permanecieron huérfanos o abandonados por sus padres paganos que no tenían la capacidad de acudirlos, los había curado, asisitido y criado con él y los había dirigido a la fe cristiana, con la ayuda financiera y la colaboración de su madre adoptiva, que de ese modo se procuró los hijos que no tuvo21. De particular interés es también 72 una carta que Agustín dirige a fines del 408 al obispo Bonifacio, centrada en los problemas teológicos referentes a la transmisión del pecado original y al bautismo de los niños. En particular, el obispo de Hipona afirma que a veces los niños expósitos son recogidos y asistidos por las vírgenes consagradas, que los cuidan, los crían y les llevan al bautismo; Agustín pone en especial relevancia la abnegación de estas mujeres que, aún habiendo renunciado voluntariamente a tener hijos, se ocupan amorosamente de los hijos de desconocidos22. Hay que subrayar el acento que se coloca también en este caso en el paralelismo de la actividad que desarrollan las vírgenes consagradas por un lado a favor de la salud física de los niños, con la asistencia material que se les brinda, y por el otro, a la asistencia espiritual, mediante la solicitud del bautismo, en perfecta conformidad con el precepto fundamental cristiano de ocuparse al mismo tiempo del cuerpo y del espíritu. Asimismo, la carta sugiere la existencia de una precisa organización, de conformidad con la cual precisamente a las vírgenes consagradas, en virtud de su condición femenina, se les demandaba la tarea de asistir a los sujetos que por su tierna edad, tenían necesidad de ser cuidados por una mujer. El testimonio de Agustín para el Occidente no deja de tener correspondencia en Oriente: Gregorio de Nisa alaba a su hermana Macrina porque, en tiempo de carestía, ha recogido a niñas que han sido abandonadas por sus padres y los ha cuidado y aliviado, hasta el punto que ellas la llaman madre y nodriza23. Este tipo de asistencia fue prevaleciente y caracterizó por largo tiempo la acción de la Iglesia a favor de la infancia. Esto parece confirmado por el hecho que, en contraste con el desarrollo bastante precoz en el imperio cristiano de hospitales, leproserías y gerontocomios, desde el reino de Constantino24, las primeras noticias referentes a los orfelinatos y a los brefotrofios llegan más tarde y son bastante limitadas. En Constantipopla, Acacio que en el 458 compitió con Genadio por el cargo de patriarca y que lo obtuvo más tarde LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS en el 47225, había sido responsable (orfanotro)26, cargo que algunos consideran como rector de un solo orfelinato27, otros como el de una institución oficial y única28. La fundación del orfelinato de san Pablo se atribuye al emperador Justino II (565-578) y a su mujer Sofía29, aunque algunos consideran que se trate más bien de la reconstrucción de un edificio preexistente que fue destruido30. Pero la mayoría de los testigos se refiere al reino de Justiniano, bajo el cual orfelinatos y befrotrofios recibieron un nuevo impulso, de conformidad con la dirección de la política asistencial de este emperador, y una disciplina jurídica más precisa. Cirilo de Scitopolis refiere que, en la controversia surgida entre los ortodoxos y los monjes origenistas de Palestina, Gelasio, igumeno de la Gran Laura de san Saba, fue a Constantinopla, pero Teodoro de Ascida, obispo de Cesarea de Capadocia y su adversario doctrinal, logró obtener que no le diesen hospitalidad ni el patriarcado ni el orfelinato local31. Se menciona también en un documento conciliar del 53632 un brefotrofio cercano al monasterio del apóstol Felipe en Constantinopla. Además, preciosas noticias se encuentran contenidas en la legislación de Justiniano. Ya en una constitución del año 528, el emperador estableció que las donaciones hasta 500 sólidos que se hacían a favor de la Iglesia, de los orfelinatos y de otras obras pías fuesen válidas independientemente de su forma, mientras aquellas con cifras mayores debían efectuarse con las formalidades de ley, con la excepción de las donaciones imperiales33. Seguidamente, el empeño hacia los institutos asistenciales fue retomado en las Novellae. En una de ellas, el emperador prohibe la enajenación de los bienes de las casas de los expósitos, así como de otras instituciones caritativas34; en otra atestigua la existencia de bodegas pertenencientes a orfelinatos y befotrofios en Costantinopla, sujetándolas a los impuestos35. Aún más interesante es una cuarta constitución en la que se establece que los rectores de los orfelinatos tienen el oficio de tutores y cuidadores de los niños acogidos y se atestigua la existencia de tales instituciones también en las provincias; por lo demás, el emperador confirma al orfelinato de Constantinopla y al xenodoquio de Sansón todos los privilegios de los que goza la Iglesia constantinopolitana36. El orfelinato que se menciona aquí es identificado generalmente con el que formaba parte del gran complejo de san Zótico, que comprendía también un hospital y una leprosería37; evidentemente era preexistente, pero no hay ningún testimonio que confirme la hipótesis según la cual su fundación se remontaría a la época misma del santo, durante el reino de Constancio II38. Sin embargo, estas noticias bastante tardías y limitadas no deben hacer pensar en un escaso interés del Imperio cristiano por la salud de la infancia. Por el contrario, ya en en los años 315 y 322 Constantino estableció ayudas materiales y en dinero para los padres que se encontrasen en situaciones de pobreza, para impedir que matasen, vendiesen o diesen en prenda a sus hijos39; la medida, diferentemente de los alimenta instituidos por los emperadores paganos, tendía a no obviar, sino a prevenir las causas del abandono. Además, en el 329 y en el 331 Constantino adoptó nuevas medidas, para garantizar los derechos de los que hubiesen recogido y crecido a niños expósitos contra los eventuales desquites de los padres naturales, permitiendo que los primeros si así lo quisieren tuviesen a los niños incluso en condiciones de esclavitud40. Estas últimas disposiciones estaban motivadas por el fracaso de la acción desarrollada anteriormente para impedir la exposición y la venta de los niños que lamentablemente permanecerán como fenómenos difundidos incluso en época posterior41: el emperador consideraba esencial que se evitase al menos la muerte de los infantes garantizando a los que los crecían de las eventuales pretensiones de quien los había expuesto o vendido42. Como se puede notar, esta acción de Constantino, que a veces ha sido unida a los ideales cristianos43, se basaba en el empeño para incentivar la acción de los privados, ya fuesen los padres naturales o quienes se habían ofrecido a proporcionar asistencia a la infancia abandonada. En la misma línea 73 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 una constitución del 369 avoca al emperador el nombramiento de los tutores y de establecer las reglas44 y en el 385 Temistio alaba al emperador Teodosio por haber defendido a los huérfanos, restituyéndoles sus bienes paternos e indemnizado a los que los habían usurpado, para así poner fin a viejas disputas45. El Estado, pues, así como la Iglesia, privilegiaba la asistencia proporcionada a los privados que se hacían cargo de los huérfanos y de los niños abandonados y sólo en ausencia de dichas posibilidades se veía obligado a intervenir mediante la creación de institutos asistenciales apropiados. Esta neta preferencia por la iniciativa de los privados y, al mismo tiempo, la relativa escasez de testimonios sobre los institutos y el problema de la asistencia médica que se proporcionaba a los niños en la época cristiana, según mi parecer reciben una nueva luz si consideramos la cuestión desde el punto de vista de la ciencia médica antigua46. A partir de la tradición hipocrática, la fisiología del niño se caracterizaba por una condición de calor y de humedad, que iba luego disminuyendo gradualmente con el transcurrir de la edad47. Por consiguiente, ya el autor de los Aforismas hipocráticos hacía una larga lista de enfermedades características de los recién nacidos y luego de los niños, entre las cuales en particular las aftas, los problemas de dentición, las fiebres violentas, las enfermedades del aparato respiratorio, la epilepsia, las pérdidas de sangue de los oídos y de la nariz48. Este cuadro clínico queda ampliamente confirmado también por el Corpus Hippocraticum49 y permaneció sustancialmente inalterado en épocas posteriores, como lo demuestran en particular los testimonios de Celso50, Plinio el Viejo51, Sorano52 y de Galeno53. Sin embargo, esta anotación del carácter peculiar de algunas enfermedades más difundidas en los niños no impulsó el nacimiento de una particular especialidad médica y de la pediatría, que los griegos desconocían como rama de la medicina, y también fue desconocida en la época romana. En efecto, el primer autor que se conozca que dedicó cierto espacio a los niños fue Sorano, que vivió entre la mtidad del siglo I e inicios del siglo II d.C., el cual trata sobre el asunto en el ámbito de una obra de ginecología y ostetricia; su exposición de la pediatría, como la de los autores sucesivos, deriva de obras generales y no revela la existencia de alguna literatura especializada54. Por lo demás, el cuidado de los recién nacidos y de los niños más pequeños fue confiada esencialmente a las nodrizas, que deben proveer a la nutrición, a la dieta y al cuidado de las enfermedades menores mientras el médico intervendrá sólo en los casos de enfermedades más graves55. El vínculo era tan estrecho que Sorano consideraba incluso oportuno curar a los niños que todavía eran alactados modificando el régimen de la nodriza, con el convencimiento de que la cura pasase así al recién nacido56; su afirmación, además, resulta perfectamente en línea con la ciencia médica antigua, a partir de los tratados hipocráticos, hasta el punto que incluso las enfermedades como la epilepsia eran tratadas modificando precisamente el régimen dietético de la nodriza57. Con respecto a la asistencia a los niños más grandes, las fuentes antiguas certifican que se diferenciaba muy poco de aquella dedicada a los adultos, salvo por el hecho que se buscaba moderar los cuidados más enérgicos y limitar las dosis de los medicamentos58. Es así que Celso, por lo demás poco propenso a tener en cuenta la edad, observa que en el caso de los niños es necesario moderar los cuidados, ya sea que se trate de sangrías, de baños, de ayunos o de dietas y del empleo del vino59, y varios médicos, entre los cuales el mismo Galeno, se pronuncian contra el recurso a las sangrías en el caso de los niños60. También las medicinas empleadas para curar a estos últimos no se diferenciaban de aquellas para los adultos, salvo que por la obvia precaución de moderar las dosis61. Teniendo en cuenta esta realidad bien documentada, podemos comprender los lineamientos de la asistencia proporcionada a los niños. En primer lugar, la neta preferencia proporcionada, según el preciso testimonio de Agustín, a las vírgenes consagradas en la asistencia a los niños expósitos procedía, evidentemente, de la convicción que estas mujeres representaban lo más cercano que se pudiese encontrar a las nodrizas de quienes los infantes habían sido privados; ellas, pues, podían ocuparse en los límites de sus posibilidades de los cuidados médicos y del afecto femenino del que tenían necesidad los recién nacidos. En esta perspectiva, bien se comprende el papel tardío y limitado de brefotrofios y orfelinatos, que tuvieron que ser creados sólo cuando se comprendió que la iniciativa individual no era suficiente. Por otro lado, precisamente el hecho que las terapias para los niños fuesen sustancialmente análogas a las de los adultos y la inexistencia de médicos especializados en pediatría inducen a considerar que la asistencia proporcionada a los huérfanos y a los niños abandonados diese mayor atención a su mantenimiento que a su cuidado; tampoco sabemos si los brefotrofios y orfelinatos contasen con médicos entre el personal. De todos modos, puede ser interesante al respecto recordar que según el agiógrafo de san Zótico, el emperador Justino y su esposa Sofía fundaron el orfelinato de san Pablo en Constantinopla con la obligación de que proveyese a la subsistencia de los enfermos del hospital de san Zótico62. Hay que distinguir el orfelinato de san Pablo de aquel, 74 también atestiguado, que formaba parte del complejo de san Zótico63; el vínculo incluso financiero con el hospital de san Zótico me parece que indica una relación estrecha, según la cual los médicos y las estructuras del hospital estaban a disposición de los niños del orfelinato de san Pablo para cualquier eveniencia que superase las capacidades de las nodrizas, evitando así la inútil duplicación de las funciones y del personal. De todos modos, ante el silencio de las fuentes sobre los cuidados que se brindaban a los niños, de algún modo ayudan las noticias que nos proporcionan las reglas monásticas. Ya aquella de Pacomio, fundador de monasterios cenobíticos en Egipto a partir del 320, preveía que los niños, al igual que los enfermos y los ancianos, fuesen exentados de los ayunos que se imponían a los monjes64. Por su lado, san Benito recomienda al despensero que se ponga un cuidado particular en el alimento a los enfermos y a los niños65 y prescribe que se muestre solicitud hacia la debilidad de ancianos y niños, sin aplicarles el rigor la regla referente a los alimentos, sino tratándoles de manera afectuosa y anticipando los horarios regulares66. En fin, la Regula Magistri prevé un régimen menos riguroso del ayuno para los LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS enfermos, ancianos y niños, ayuno limitado de todos modos para los últimos a la edad de doce años67. Los monasterios, pues, acogían a niños muchos de los cuales eran huérfanos o abandonados cuando nacían, apoyando así la obra que desarrollaban los privados y las instituciones de beneficencia. Por otro lado, el cuidado particular por su alimentación y por su dieta, asimilada a la de los enfermos y de los ancianos, parece indicar un buen conocimiento de la ciencia médica de ese tiempo, en la que precisamente la dieta era considerada el elemento esencial para garantizar la salud de los niños y para asegurar su curación de las enfermedades. Esta particular atención no maravilla, si se considera que los monasterios estaban comprometidos particularmente en la asistencia médica y, en los límites de lo posbile, conservaban lo que podían de la ciencia antigua; esta función se convirtió en esencial sobre todo en Occidente, con la caída del Imperio, y más aún en la primera mitad del siglo VI, época en que se redactaron las reglas de Benito y del Maestro, caracterizadas por los destrozos de la guerra gótica y de sus consecuencias68. Ahora bien, en el año 570 Casiodoro escribe a los monjes de Vivarium, exhortándolos a asistir a los enfermos que se dirigen al monasterio para ser curados, prometiéndoles que serán recompensados por Dios69 e invitándoles a conocer cuidadosamente la naturaleza de las hierbas y su empleo, aunque recordando que la curación es obra de Dios70. Recuerda que ha dejado libros en la biblioteca del convento: si no conocen el griego, los monjes disponen de Dioscorides, indispensable para el conocimiento de las hierbas, de versiones latinas de alguna obra hipocrática y del Método de curar de Galeno, de un compendio anónimo obra de varios autores, de una obra de medicina de Celio Aurelio y algo más71. La biblioteca era limitada, hasta el punto que incluso se ha dudado de que se tratase de las obras originales72, y estaba destinada particularmente al conocimiento de los remedios más inmediatos basados en el empleo de las hierbas medicinales y en la dietética; pero Casiodoro confirma por un lado que la actividad de los monjes no se limitaba a los cohermanos sino se extendía a quienes tenían necesidad y recurriesen a ellos, y por el otro, que los monasterios conservaban una tradición médica limitada, pero de todos modos suficiente para las necesidades prácticas inmediatas. No debía ser diferente la asistencia que, sobre todo en el Occidente empobrecido y amenazado por guerras y epidemias, podía ofrecerse a la infancia; pero de todos modos ella era todo lo que se podía ofrecer en los trágicos trances que siguieron a la guerra gótica. Prof. GABRIELE MARASCO Docente de Historia Romana, Facultad de Letras y lenguas extranjeras, Universidad de Estudios de “Tuscia”, Viterbo, Italia Notas 1 Cfr. p.e. W.K. LACEY, The Family in Classical Greece, London 1968, p. 110 ss.; S. DIXON, The Roman Mother, London/ Sidney 1988, p.104 ss.; E. EYBEN, Fathers and Sons, en: B. RAWSON (ed.), Marriage, Divorce, and Children in Ancient Rome, Oxford 1991, p. 114 ss.; M. KLEIJWEGT, s.v. Kind, en: Reallexikon für Antike und Christentum, XX, Stuttgart 2004, coll. 866 ss. 2 Cfr. D. ENGELS, The Problem of Female Infanticide in the Greco-Roman World, “Class. Phil.” 75, 1980, p. 112-120; W.V. HARRIS, The Theoretical Possibility of Extensive Infanticide in the Greco-Roman World, “Class. Quart.” 32, 1982, p. 114-116; C.B. PATTERSON, ‘Not Worth the Rearing’. The Causes of Infant Exposure in Ancient Greece, “Transact. and Proceed. of the Amer. Philol. Ass.” 115, 1985, p. 103-123; HARRIS, Child-Exposure in the Roman Empire, “Journ. Rom. Stud.” 84, 1994, p. 1-22; P. SALMON, La limitation des naissances dans la société romaine, ‘Collection Latomus’ 250, Bruxelles 1999; J. WIESEHÖFER, s.v. Kindesaussetzung, en: Der Kleine Pauly, 6, 1999, coll. 46870 ; KLEIJWEGT, s.v. Kind, coll. 875-876 con bibliografia. 3 M. GOLDEN, Did the Ancients Care when their Children Died?, “Greece and Rome” 35, 1988, p. 152-163; J. WIESEHÖFER, s.v. Kind, en: Der Kleine Pauly, 6, 1999, col. 465. 4 Al respecto y sobre los alimenta en general cfr. sobre todo P. VEYNE, Les “alimenta” de Trajan, en: Les empereurs romains d’Espagne. Actes du Colloque International sur Les empereurs romains d’Espagne organisé à Madrid du 31 mars au 6 avril 1964, par A. Piganiol et H. Terrasse, Paris 1965, p. 163 ss. ; P. GARNSEY, Trajan’s alimenta: Some Problems, “Historia” 17, 1968, p. 367 ss.; M. MAZZA, Lotte sociali e restaurazione autoritaria nel III secolo d.C., Roma-Bari 1973, p. 178 ss.; G. PUGLIESE, Asistencia a la infancia en el principado y “piae causae” en el derecho romanocristiano, en: Sodalitas. Scritti in onore di A. Guarino, VII, Napoli 1984, p. 3179 ss.; C. COR- 75 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 BO, Paupertas. La legislazione tardoantica, Napoli 2006, p. 46 ss. con amplia bibliografía. 5 Tac. Germ. 19, 2: Numerum liberorum finire aut quemquam ex agnatis necare flagitium habetur, plusque ibi boni mores valent quam alibi bonae leges. Sobre la polémica contra estos fenómenos y sobre las medidas adoptadas para combatirlos cfr. también KLEIJWEGT, art. cit., coll. 878-879. 6 Dig. 25, 3, 4: Necare videtur non tantum is qui partum praefocat, sed et is qui abicit et qui alimonia denegat et is qui publicis locis misericordiae causa exponit, quam ipse non habet. 7 Sobre el declino y la desaparición de los alimenta, que ocurrirá de todos modos antes de Constantino, cfr. CORBO, op. cit., p. 56-61 con fuentes y bibliografía. 8 Strabo 17, 2, 5, p. 824; Diod. 40, 3, 8; Philo spec. leg. 3, 110-119; virt. 131-132; vit. Moys. 1, 10-11; Joseph. C. Apion. 2, 202; Tac. Hist. 5, 5; cfr. en particular KLEIJWEGT, art. cit., coll. 898-899. 9 Doctr. Apost. 2, 2, ‘Sources chrét.’, N° 248, Paris 1978, p. 148. 10 Cfr. Epist. Barnab. 5 d, ‘Sources chrét.’, N° 172, Paris 1971, p. 202; Const. Apost. 7, 3, 2, ‘Sources chrét.’, N° 336, Paris 1987, p. 30 ; Athenag. Leg. 35, 6, ‘Sources chrét.’, N° 379, Paris 1992, p. 204 ; Iustin. Apol. I 27, 1; 29, 1, ‘Sources chrét.’, N° 507, Paris 2006, p. 202 e 206; epist. ad Diogn. 5, 6, ‘Sourcres chrét.’, N° 33, Paris 1951, p. 62; Clem. Alex. Paed. 2, 10, 96; 3, 4, 30; Tertull. Apol. 4, 10; 9, 6-8; ad nat. 1, 16, 10; Min. Fel. Oct. 30, 2. 11 Cfr. Tertull. Apol. 9, 7: Si quid et de necis genere differt, utique crudelius in aqua spiritum torquetis, aut frigori aut fami aut canibus exponitis; ferro enim mori aetas quoque maior optaverit. Ver también Basil. Homil. VIII in Hexaemer. 6, PG XXIX 177-180. 12 Sobre la polémica de las fuentes cristianas al respecto cfr. p.e. Kleijwegt, art. cit., coll. 924-928. 13 Cfr. en particular L. W. BARNARD, The ‘Epistle of Barnabas’ and its Contemporary Setting, en: Aufstieg und Niedergang der römischen Welt, II, 27, 1, Berlin – New York 1993, p. 159-207 con bibliografía. 14 Epist. Barnab. 20, 2d, ‘Sources chrét.’, N° 172, Paris 1971, p. 212. 15 Epist. ad Smyrn. 6, 2, ‘Sources Chrét.’, N°. 10, Paris 1958, p. 160. 16 Polycarp. Smyrn. Epist. ad Philipp. 6, 1, PG V 1009. 17 Hippol. Trad. Apost. 20, ‘Sources Chrét.’, N° 11bis, Paris 1968, p. 78. 18 Clem. Alex. Quis div. salv. 34, 2; Paed. 3, 40, 3, 2-3; Tert. Apol. 39, 6; Origen. in Matth. Comm. Ser. 61 (CGS, Origenes Werke, XI, Berlin 1976, p. 142). 19 Cfr. sobre todo Basil. Reg. fus tract. 15, 1, PG XXXI 952; Greg. Naz. Or. 43, 35, ‘Sources Chrét.’, N° 384, Paris 1992, p. 204; Carm. 2, 1, 16, 87, PG XXXVII 1216. 20 Canon 3, en: Acta Conciliorum Oecomenicorum, ed. Ed. Schwartz, II 2, 1, Berolini et Lipsiae 1932, pp. 87-88 [179-180]; cfr. C. Hefele – Leclercq, Histoire des Conciles d’après les documents originaux, II 2, Paris 1908, p. 810. 21 Sym. Met. Vita S. Clem. Ant. 2, PG CXIX 823-824. 22 Aug. Ep. 98, 6: Aliquando etiam quos crudeliter parentes exposuerunt nutriendos a quibuslibet, nonnumquam a sacris virginibus colliguntur, et ab eis offeruntur ad baptismum; quae certe proprios filios nec habuerunt ullos, nec habere disponunt. 23 Greg. Nys., Vita S. Macr. 26, PG. XLVI 988 A-B (= ‘Sources chrét.’, N° 178, Paris 1971, p. 232). 24 Cfr. MARASCO, La Asistencia a los ancianos en los Padres de la Iglesia, “Dolentium hominum”, No. 67, XXIII, No. 1, 2008, p. 66-67 con bibliografía. 25 Cfr. M. JUGIE, s.v. Acace, nr. 9, en : Dic- tionnaire d’histroire et de géographie ecclésiastiques, I, Paris 1912, col. 244; G. FEDALTO, Hierarchia Ecclesiastica Orientalis, I, Patriarchatus Constantinopolitanus, Padova 1988, p. 4. 26 Euagr. Hist. Eccl. 2, 11, p. 63 Bidez-Parmentier; Theod. Lect. Hist. Eccl. 1, 3, PG LXXXVI 172 (= p. 106, 9 ed. Hansen, ‘GCS’, N.F., Band 3, Berlin 1995), que refiere dicho cargo al momento de la rivalidad con Genadio. 27 Cfr. p.e. JUGIE, loc. cit.; Constantelos, op. cit., p. 182, que refiere dicho cargo al orfelinato de san Zósimo. 28 Cfr. G. DAGRON, Costantinopoli. Nascita di una capitale (330-451), (trad. it.), Torino 1991, p. 519, n. 146. 29 Patria Constant. 3, 4, 7 (en: Scriptores originum Constantinopolitanarum, rec. Th. Preger, II, Lipsiae 1907, p. 235); Vita Zot. 12 (M. Aubineau, Zotikos de Constantinople, nourricier des pauvres et serviteur des lépreux, «Analecta Bollandiana» 93, 1975, p. 82). 30 Cfr. Constantelos, op. cit., p. 178. 31 Cyrill. Scythop. Vita Sabae 87 (Ed. Schwartz, Kyrillos von Skythopolis, ‘Texte und Untersuchungen’ 49, 2, Leipzig 1939, p. 194-195). 32 Libellus monachorum ad Agapetum, en: Acta Conciliorum Oecomenicorum, III, ed. Ed. Schwartz, Berolini 1940, p. 145, 57. 33 Cod. Iust. 1, 2, 19. 34 Nov. 7, praef. e 2. 35 Nov. 43, 1. 36 Nov. 131, 15. 37 Cfr. Constantelos, op. cit., p. 177-178. 38 Cfr. Constantelos, op. cit., p. 182. 39 Cod. Theod. 11, 27, 1-2; cfr. en particular C. CORBO, Paupertas. La legislazione tardoantica, Napoli 2006, 16 ss. con bibliografía; Marasco, art. cit., p. 69 e notas 78-79. 40 Cod. Theod. 5, 10, 1; 5, 9, 1. 41 Cfr. en particular M. BIANCHI FOSSATI VANZETTI, Vendita ed esposizione degli infanti da Costantino a Giustiniano, “Studia et Documenta Historiae et Iuris” 49, 1983, 190 ss. 42 Cfr. CORBO, op. cit., 70-77 con bibliografía. 43 Cfr. P.e. CORBO, op. cit., p. 79. 44 Cod. Theod. 3, 17, 3. 45 Themist. Or. 34, 18. 46 Al respecto cfr. sobre todo S. GHINOPOULO, Pädiatrie in Hellas und Rom, Jena 1930; J. Bertier, La médecine des enfants à l’époque impériale, en: Aufstieg und Niedergang der römischen Welt, II 37. 3, hrsg. v. W. HAASE, Berlin- New York 1996, pp. 2147-2227; M.-L. DEISSMANN, s.v. Kind, in: K.-H. Leven (hrsg.), Antike Medizin. Ein Lexikon, München 2005, coll. 491-493; CHR. ROGGE – E. SEIDLER, s.v. Kinderkrankeiten, ivi, coll. 494-495 con más bibliografía. 47 Hippocrat. Vict. 1, 22, Littré VI 510-511; Galen. San. Tu. 1, 12, Kühn VI 59 ss.; Bertier, art. cit., p. 2164-2169; Deissmann, art. cit., col. 491. 48 Hippocrat. Aphor. 3, 24-27, Littré IV, p. 496-500. 49 Cfr. en particular J. BERTIER, Enfants malades et maladies des enfants dans le Corpus Hippocratique, en: P. POTTER – G. MALONEY – J. DESAUTELS (éds.), La maladie et les maladies dans la Collection hippocratique. Actes du VIe Colloque International Hippocratique (Québec 1987), Québec 1990, p. 209-220; ROGGE – SEIDLER, art. cit., col. 494. 50 Cels. Med. 2, 1, 17-21. 51 Cfr. V. BONET, Les maladies des enfants et leur traitement d’après le témoignage de Pline l’Ancien, en: C. DEROUX (éd.), Maladie et maladies dans les textes latins antiques et médievaux. Actes du 5. colloque international Textes medicaux latins (Bruxelles, 4-6 septembre 1995), Bruxelles 1998, p. 184-198. 52 Soran. Gyn. 2, 20-24. 53 Cfr. S. BYL, L’enfant chez Galien, en: Galeno: obra, pensamiento e influencia (Coloquio international celebrado en Madrid, 22-25 de Marzo de 1988), edición preparada por J. A. López Férez, Madrid 1991, p. 107117. 54 Cfr. en particular BERTIER, La médecine…, p. 2155 ss. 55 Cfr. BERTIER, La médecine…, p. 2157 ss. 56 Soran. Gyn. 2, 28, 57 (CMG IV 93, 3-8). 57 Cfr. BERTIER, La médecine…, p. 21982200. 58 Cfr. BERTIER, La médecine…, p. 21982203. 59 Cels. Med. 3, 7, 1: Quod si puer est qui laborat, neque tantum robur eius est, ut ei sanguis mitti possit, siti ei utendum est, ducenda alvus vel aqua vel tisanae cremore, tum denique is levibus cibis nutriendus. Et ex toto non sic pueri ut viri curari debent. Ergo, ut in alio quoque genere morborum, parcius in his agendum est: non facile sanguinem mittere, non facile ducere alvum, non cruciare vigilia fameque aut nimia siti, non vino curare satis convenit. Vomitus post febrem eliciendus est, deinde dandus cibus ex levissimis, tum is dormiat; posteroque die, si febris manet, abstineatur; ad similem cibum redeat. Dandaque opera est, quantum fieri potest, ut inter oportunam abstinentiam cibosque oportunos, omissis ceteris, nutriatur. 60 Cfr. BERTIER, La médecine…, p. 22012202. 61 Cfr. BERTIER, La médecine…, p. 2202 ss. 62 Vita Zot. 12 (“Analecta Bollandiana” 1975, p. 82). 63 Cfr. en particular Constantelos, op. cit., p. 177-178. 64 Hieron. Reg. Pachom., praef. 5 (en: Pachomiana Latina. Règle et Épitres de S. Pachome, Épitre de S. Théodore et “Liber” de S. Orsesius, Texte latin de S. Jérôme, éd. par A. Boon, Louvain 1932, p. 7). 65 Benedict. Reg. 31. 66 Benedict. Reg. 36-37; cfr. anche Benedict. Anian., Concord. reg. 46. 67 Regula Magistri 28, 19-26 (Regola del Maestro, a cura di M. Bozzi e A. Grilli, II, Brescia 1995, p. 96). 68 Sobre la compleja cuestión de la cronología de dichas Reglas y de la respectiva anterioridad cfr. en particular BOZZI – GRILLI, op. cit., I, p. 95 ss.; La Regola di San Benedetto e le Regole dei Padri, a cura di S. Pricoco, Milano 1995, p. XI ss. 69 Cassiodor. Inst. 1, 31, 1: Sed et vos alloquor fratres egregios, qui humani corporis salutem sedula curiositate tractatis, et confugientibus ad loca sanctorum officia beatae pietatis impenditis, tristes passionibus alienis, de periclitantibus maesti, susceptorum dolore confixi, et in alienis calamitatibus merore proprio semper attoniti; ut, sicut artis vestrae peritia docet, languentibus sincero studio serviatis, ab illo mercedem recepturi, a quo possunt pro temporalibus aeterna retribui. 70 Cassiodor., loc. cit.: Et ideo discite quidem naturas herbarum commixtionesque specierum sollicita mente tractate, sed non ponatis in herbis spem, non in humanis consiliis sospitatem. Nam quamvis medicina legatur a domino constituta, ipse tamen sanos efficit, qui vitam sine dubitatione concedit. 71 Cassiodor. Inst. 1, 31, 2: Quod si vobis non fuerit graecarum litterarum nota facundia,in primis habetis Herbarium Dioscoridis, qui herbas agrorum mirabili proprietate disseruit atque depinxit. Post haec legite Hippocratem atque Galienum latina lingua conversos, id est, Therapeutica Galieni ad philosophum Glauconem destinata, et anonymum quendam, qui ex diversis auctoribus probatur esse collectus. Deinde Caeli Aureli de medicina et Hippocratis de morbis et curis diversosque alios medendi arte compositos, quos vobis in bibliothecae nostrae sinibus reconditos deo auxiliante dereliqui. 72 Cfr. p. e. V. NUTTON, Ancient Medicine, London 2004, p. 300-301. 76 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS MASSIMO ALIVERTI 3. El cuidado de los niños enfermos en la historia de la Iglesia El 21 de febrero del 787, décimoquinto año del pontificado de Adriano I y décimotercero del dominio de Carlos Magno en Italia septentrional, el arcipreste Dateo fundó en Milán un hospicio para acoger a los niños expósitos. Su fundador puso dicho instituto bajo la protección y la jurisdicción del obispo de Milán con la obligación que no se modificara lo que él había dispuesto en el momento de su fundación. Aproximadamente un siglo más tarde, el 3 de febrero del 860, el Arcipreste Ansperto funda en Cremona un hospicio destinado a acoger a los niños expósitos junto a ancianos, pobres y peregrinos. Impulsados por estos ejemplos brindados por el clero lombardo se realizaron en época medieval muchos hospicios más para reunir y cuidar a los niños abandonados, por obra de la Iglesia o de las asociaciones laicas de inspiración eclesiástica. Como ejemplo podemos citar: el asilo que surge en Montpellier en 1070, el de Milán en el barrio del Brolio en 1168, de Orvieto en 1181, de Marsella en 1188, de Parma en 1200, de Viterbo en 1276, de Florencia en 1316, de Norimberga en 1331 y aquel que surge en Venecia en 1346. Otros hospicios destinados a la infancia abandonada surgen durante el Medievo en Novara, Siena y en Treviri. En lo que respecta a Roma, seguramente el hospital S. Spirito in Sassia acogió a niños expósitos en el siglo XV como resulta de una bula de Sixto IV, de fecha 11 de febrero de 1483, en la que recomienda que los niños de ambos sexos hospitalizados sean tratados y cuidados como hijos. Según una leyenda, la fundación de dicho hospicio, que se remonta al 1204, estaría conexa precisamente con la necesidad de acoger a los niños expósitos. De hecho, se narra que el pon- tífice Inocencio III vió en sueño a unos pescadores que echadas las redes en el río Tiber, en lugar de los peces sacaban de las aguas los cadáveres de niños víctimas de la vergüenza o de la miseria de sus madres. Al día siguiente hizo que echaran las redes en el lugar indicado por el sueño y habiendo encontrado efectivamente cadáveres de recién nacidos, el Papa decidió dotar a la ciudad de un orfelinato. En realidad el asilo romano edificado junto al Tiber estaba indicado en la bula “Inter opera pietatis” emanada por Inocencio III como lugar donde «recipiantur et reficiantur pauperes et infirmi» sin alejarse, pues, de los numerosos hospicios que hasta entonces habían surgido en todo el occidente cristiano. De hecho, desde los primeros siglos de la era cristiana se habían desarrollado múltiples iniciativas caritativas con la finalidad de obedecer a los preceptos evangélicos ejemplificados por las siete obras de misericordia corporal según lo expresa Mateo: «Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme» (25, 35-37). En el mundo de las personas que sufren a quienes hay que acoger y asistir, los buenos cristianos habían colocado entonces junto a los forasteros, a los pobres y a los enfermos, así como a los ancianos y a los niños; estas dos últimas son categorías a menudo en estado de total abandono. Por tanto, habían surgido en las principales comunidades cristianas asilos denominados de diferente modo según la tipología prevaleciente de los internados: xenodochia para los forasteros, ptochotropia para los pobres, nosocomia para los enfermos, gerontocomia para los ancianos y bephotrophia para los niños. Dichas instituciones de beneficencia a menudo habían surgido por obra de santos o de personas pías que habían transformado su casa en lugares de acogida; la Iglesia había luego monopolizado o reglamentado las diferentes actividades asistenciales poniéndolas bajo la responsabilidad de los obispos y encargando de su efectiva gestión a funcionarios nombrados por el obispo. Dichos lugares de atención, remotos antepasados de los modernos hospitales e indicados generalmente con el término “xenodoquios” (ya sea que acogiesen a gente del lugar o forasteros de paso, niños expósitos o ancianos abandonados), eran estructuras sanitarias totalmente particulares, constituidas por edificios rústicos donde se ofrecía a los huéspedes un gergón seco para la noche, un manto para cubrirse, una comida para recuperar energías y el consuelo de la religión de parte de personas caritativas que de ese modo buscaban aliviar (medicare) los padecimientoss corporales y espirituales de los internados. En fin, en los primeros siglos de la era cristiana, como también en todo el Medievo, los términos hospitalidad y hospitalización, en buena parte se sobreponían hasta el punto que podían considerarse sinónimos. Aunque a primera vista la función como albergue de los xenodoquios parecía prevalecer sobre su función sanitaria, esta última probablemente estuvo siempre presente. Por lo demás la terapia que empleaba mayormente la medicina de esa época era el régimen higiénico-alimenticio y el personal al servicio de los hospitalizados podía prever también figuras con características médicas y de enfermería. Lo dicho hasta ahora sobre los xenodoquios se puede extender también para los hospicios destina- 77 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 dos únicamente a los niños (befrotrofios), de los cuales se estimula su fundación en la época medieval – tal como se ha recordado antes – por la necesidad de acoger y proteger a la infancia desamparada. De hecho, era muy frecuente entonces el fenómeno del abandono de recién nacidos de parte de madres que los habían concebido fuera del matrimonio o de padres que no tenían los medios para proveer a su sustentamiento. En estos casos el abandono de los niños en una iglesia podía representar una alternativa válida a su supresión o a su venta como esclavos a otras familias. Otro modo de abandono de los niños de parte de los padres era representada en la misma época por la llamada oblación, es decir, por su ofrecimiento a una institución eclesiástica (generalmente los monasterios, pero también obispados o simples parroquias): dicha práctica, actuada a menudo por padres bienpensantes para evitar una excesiva prole y la consiguiente dispersión del patrimonio familiar, tenía además la ventaja de que los padres adquirieran beneficios espirituales además que económicos. De todos modos, los padres podían ser inducidos al abandono del recién nacido en el sagrario de una iglesia o a la oblación del niño a una orden monástica también por haber constatado en el hijo alguna forma de enfermedad, deformación o debilidad constitucional; el hospicio obispal o conventual asumía, pues, para dichos internados un alcance más sanitario que asistencial. En el medievo tardío, todos los principales hospitales, generalmente administrados por órdenes religiosas, contaban con una sección para la acogida y el cuidado de los niños, por lo general expósitos introducidos en el edificio a través del “torno”, que permitía la deposición de los recién nacidos en el más completo anonimato. Por ejemplo, en Roma el torno funcionaba en el hospital de Santo Spirito, en Milán en el hospital del Brolo. Dichos tornos funcionaban en todo el occidente cristiano. En el hospital romano de Santo Spirito, el infante era recogido del torno y era envuelto en una tela azul (símbolo de la institución); era conducido luego a la priora que buscaba eventuales señales de reconocimiento y lo entregaba al per- sonal de servicio. Seguidamente, el niño era examinado y lavado con vino tibio y luego lo alimentaba una nodriza y, finalmente, se le colocaba en una cuna. En el Hospital Mayor de Milán, formado por la unión de varios hospicios, en primer lugar el infante era acogido en el hospicio de Brolo mientras duraba la lactancia (“hijo de leche”), luego pasaba al hospicio San Celso hasta los ocho años (“hijo de pan”); en fin, si era mujer se le trasladaba al hospicio de Santa Catalina, y si era varón a otros hospicios de la ciudad. En época del Medievo y del Renacimiento, los pequeños internados en las estructuras hospitalarias presentaban una altísima tasa de mortalidad debido a varias causas entre las cuales tenemos: a) a menudo el parto tenía lugar a escondidas y en condiciones higiénicas precarias, b) el recién nacido podía resultar afligido por malformaciones o gracilidad, c) en los primeros días de su vida generalmente era mal nutrido y sometido a la inclemencia del clima (nieve, lluvia, frío o excesivo calor), d) a veces llegaba al hospital después de un viaje que podía haber sido muy largo o dificultuoso. Además, en los hospicios para la infancia la función puramente de albergue, ya presente de manera considerable en los internados para adultos, se acentuaba posteriormente por el hecho que la medicina de esa época generalmente consi- deraba al niño como si fuera un pequeño hombre (homunculus) que aún no merecía atención. De hecho, se tendía a igualar la infancia a un estado patológico del cual se curaba espontáneamente una vez alcanzada la edad adulta. Por tanto, sólo debían ocuparse de los niños incluso en las estructuras hospitalarias las nodrizas y las criadoras. Por lo demás, hasta los umbrales de la edad moderna la cultura occidental no mostró gran consideración por la infancia, no obstante la valoración aportada por la ideología cristiana con el culto al Niño Jesús como intermediario entre el hombre y la divinidad. De hecho, los padres no manifestaban una verdadera inversión afectiva para los hijos, al menos hasta la mayor edad, sobre todo debido a la escasa esperanza de vida en el momento del nacimiento. Asimismo, a menudo los hijos de los padres ricos eran alejados precozmente de casa para ser confiados a las nodrizas que los criaban hasta cuando, en caso de supervivencia, ya adolescentes podían reunirse a la familia. Una nueva sensibilidad hacia la infancia aparece sólo a fines del Renacimiento y va aumentando cada vez más en los siglos posteriores. En esa epoca, aparecieron las primeras obras que trataban de las enfermedades infantiles y el modo como curarlas; tenemos así “De arte medica infantium” (1577) de Ognibene Ferrario, “De morbis puerorum” (1583) de Girolamo Mercuriale y “Comare o ricoglitrice” (1595) de Scipion Mercurio. Mientras tanto surgen en varias partes de Europa otros institutos destinados al internado de la infancia desamparada: Nápoles en 1515, Amsterdam en 1526, Lión en 1533, París en 1670. Entonces se comienza a pedir a la medicina una ayuda concreta en el cuidado de los niños enfermos y a manifestar abiertamente el dolor por su muerte, como lo ejemplifica en la época barroca el cuadro “Humana fragilitas” (1656) pintado por Salvator Rosa poco después de la pérdida de un hijito que se había enfermado de peste. De la edad juvenil, aunque no propiamente de la edad infantil, se ocupan en la misma época también los libros sobre la consolación religiosa a los enfermos y a los moribundos como el opúsculo del padre teatino Lorenzo Scupoli titulado “Ejerci- 78 cios para los enfermos” y editado a inicios del Seicientos. Desde los primeros siglos de la era cristiana, la Iglesia se había interesado en la asistencia a la infancia, haciendo eco al conocido paso del evangelio de Marcos (10, 13-16): «Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Más Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él”. Y abrazaba a los niños o los bendecía imponiendo las manos sobre ellos». Por lo demás, los padres de la Iglesia se habían ocupado en algunas ocasiones de neonatología y de puericultura. Así por ejemplo, Clemente Alejandrino (150-200) sostenía que las nodrizas tenían que alimentar con la leche al niño y que la succión de los pechos contribuía al mantenimiento de la lactación. El mismo autor recomendaba que se hiciera dormir al niño en lechos duros y llanos; les aconsejaba también la templanza en el alimento, el ejercicio físico aunque no excesivo y el baño aunque a estómago vacío. San Agustín (354-435) por cuenta suya había exhortado a suministrar a los hijos la leche humana como alimento dispuesto por Dios para el crecimiento normal del niño. Durante el Renacimiento prosiguieron las iniciativas de las instituciones eclesiásticas a favor de la infancia abandonada, pobre y enferma; a partir de esa época se distinguieron en dicha actividad numerosos santos. S. Tomás de Villanova (14861555), arzobispo de Valencia, favorece la creación en España de internados para niños y jóvenes sin familia. S. Antonio María Zaccaria (1502-1539) médico y sacerdote de Cremona, brinda ayuda y cuidados sanitarios a niños de los barrios más pobres; funda además la orden de los Barnabitas que se especializó en la educación de los jóvenes. S. Martín de Porres (1579-1639) enfermero y hermano lego peruano, funda hospitales y escuelas para niños abandonados. S. Vincente de Paúl (1581-1660), sacerdote francés, funda la «Compañía de la Caridad» abierta a los LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS laicos de ambos sexos, para que en particular se ocupen de la asistencia a los niños pobres y huérfanos. La actividad de asistencia y cuidado a favor de los niños enfermos y abandonados de parte de la Iglesia Católica prosiguió en la época moderna con el concurso de figuras ejemplares, elevadas casi siempre a los honores de los altares. S. Juana Antida Thouret (17651826), religiosa francesa, se dedica a la asistencia a los pobres y enfermos, teniendo particular atención hacia la educación cristiana y civil de la juventud. El Beato Carlos Steeb (17731856), sacerdote alemán activo en Verona, proporciona su obra en varios hospitales civiles y militares; se ocupa en particular de la asistencia a los huérfanos y de la educación de las chicas. S. Magdalena de Canossa (17741835), religiosa veneta, funda la congregación de las “Hijas de la Caridad” dedicada a la asistencia y a la educación de la infancia. Se ocupa también de los niños sordomudos. El Padre Ludovico Pavoni (17841849), sacerdote lombardo, funda asilos y oratorios para chicos, y se ocupa en particular del cuidado y de la instrucción profesional de los sordomudos. S. Vicenta Gerosa (1784-1847) y S. Bartolomea Capitanio (18071847), monjas lombardas, fundan el Instituto de la Caridad, dedicado al cuidado de los enfermos, interesandose también de la asistencia a los huérfanos y de la animación en los oratorios femeninos. S. José Benito Cottolengo (17861842), sacerdote piamontés, funda la “Pequeña casa de la divina Providencia” y se ocupa en particular modo de la infancia enferma, asistiendo en institutos a sordomudos, epilépticos, retrasados mentales, escrofulosos, raquíticos o con las más graves y repugnantes deformaciones. S. María Crucifixia Di Rosa (1813-1855), monja lombarda, funda la congregación hospitalaria “Siervas de la Caridad”; también se dedica a la catequesis y a la enseñanza escolar de niños, sobre todo de sordomudos. El Padre Luis Palazzolo (18271886), sacerdote lombardo, funda asilos, albergues para la convales- cencia y escuelas de trabajo para la infancia abandonada. El Beato Santiago Cusmano (1834-1888), médico y sacerdote siciliano, se ocupa de la asistencia y del cuidado a los chicos desheredados y marginados. El Beato Luis Guanella (18421915), sacerdote lombardo, funda un instituto para asistir a los niños pobres y enfermos, ocupándose en particular de los minusválidos psíquicos. S. Felipe Smaldone (1848-1923), sacerdote de la región Campania, se ocupa del cuidado y de la recuperación de los jóvenes sordomudos. S. Francisca Javier Cabrini (1850-1917), monja lombarda, se interesa de la asistencia a la infancia sobre todo entre los emigrantes europeos en Estados Unidos administrando hospitales, orfelinatos, asilos e internados. S. Juan Calabria (1873-1954), sacerdote veneto, se ocupa de la asistencia, cuidado y formación profesional de los niños abandonados. La Beata María Ludovica De Angelis (1880-1962), monja abruzesa que trabajó en Argentina, desarrolló la asistencia hospitalaria a favor de la infancia enferma. En particular, reorganizó el hospital de los niños de La Plata transformándolo en un moderno centro sanitario; creó luego el Solarium de Punta Mogotes, en el Mar de La Plata, destinado a niños gráciles, raquíticos y tuberculosos. El Beato Luis Monza (18981954), sacerdote lombardo, funda la asociación “La Nostra Famiglia” dedicándose al cuidado de la infancia minusválida; creó en particular institutos de tipo médico-psico-pedagógigo para la rehabilitación y educación de los niños con daños neurológicos o psíquicos. La Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), monja yugoslava, trabaja en India, dedicándose a asistir a los niños abandonados y desnutridos; se ocupa también del cuidado de los niños deformados y retrasados mentales. A partir del siglo XIX, paralelamente al progresivo afirmarse de la pediatría como disciplina médica autónoma, comenzaron a instituirse en los principales estados europeos (París en 1802, San Petersburgo en 1834, Viena en 1837, Berlín en 1843, Londrés en 1852) lugares de 79 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 sanación, tanto de tipo residencial como ambulatorial, dedicados exclusivamente a la patología de la infancia. Además de los hospitales pediátricos públicos, en el mismo período surgieron a favor de los pequeños pacientes algunos hospitales y secciones hospitalarias administrados por religiosos. En lo que respecta el territorio italiano, podemos recordar la fundación en 1869 del hospital del Bambino Gesù, por iniciativa de la duquesa Salviati y con el concurso de otras nobles familias romanas. Dicha estructura sanitaria, confiada en la parte de enfermería a las Hijas de la Caridad de S. Vicente de Paúl, continuó su actividad incluso después que Roma pasó del Estado de la Iglesia al Reino de Italia. El hospital, trasladado posteriormente de la primitiva sede en la rivera izquierda del Tiber a la colina del Gianicolo, en 1926 pasó bajo el directo control de la Santa Sede y se desarrolló posteriormente en la segunda mitad del Novecientos hasta converirse en un moderno centro clínico de elevada especialización en el cuidado de todas las manifestaciones patológicas de la infancia. Asimismo, también en Italia podemos citar las secciones pediátricas y neuropsiquiátricas infantiles de los policlínicos universita- rios que han surgido en los últimos decenios por obra de entidades eclesiásticas como las de la Universidad Católica de Roma, del Campus Biomédico de Roma y del Instituto San Rafael de Milán. Con la gestión de dichas estructuras hospitalarias, además que con la multiple y diversificada actividad sanitaria de congregaciones religiosas activas en cada parte del mundo, la Iglesia Católica confirma así también hoy su milenaria vocación de curar y asistir con particular predilección a los representantes más pequeños de la humanidad que sufre. Prof. MASSIMO ALIVERTI Profesor de Historia de la Medicina y de la Psiquiatría en la Universidad de Milán-Bicocca Italia Referencias bibliográficas A.A.V.V., Bibliotheca Sanctorum, Roma, Istituto Giovanni XXIII nella Pontificia Università Lateranense, 1961-1969. 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Scupoli, Esercizio per infermi, (edizione a cura di P. Barni), Milano, Vita e Pensiero, 2007. 80 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS ANGELO BAZZARI 4. Testimonio de los santos que han consagrado su vida al cuidado de los niños enfermos De la innumerable galería de los santos de la caridad, algunos ya han sido declarados beatos, mientras otros han quedado sobre todo como “soldados desconocidos” del amor evangélico hacia los pequeños, nosotros deseamos dar testimonio de Don Carlo Gnocchi, apóstol del dolor inocente1. El niño como centro Don Gnocchi, “Padre de los niños mutilados”, “Apóstol de los huérfanos de guerra”, “Ángel de los niños”: son algunos de los apelativos que se atribuyen universalmente al Padre Carlo. Y no es un caso. De hecho, con respecto a los niños, en su testamento escribe: “Otros podrán servirles mejor de lo que no haya sabido o no haya podido hacer, quizás ningún otro podrá amarles más de lo que yo he hecho”2. La relación con la infancia siempre fue decisiva para él, una especie de fascinación: “Pocas cosas en el mundo son bellas y más queridas que el niño. Si el mundo fuese privado de él aparecería a nosotros demasiado oscuro”3. Entra en contacto con los niños en San Pietro in Sala como párroco y juega con ellos como uno de ellos. Se “entrecruza” con ellos en el Instituto Gonzaga, durante su apostolado entre los estudiantes y los ayuda a crecer participando en sus actividades, sobre todo veraniegas. Durante la guerra, el encuentro con la infancia abandonada y damnificada, le revela su vocación más verdadera: “¡Cuántos niños he visto en mi triste peregrinación de guerra! ¡Trágica flor en los escombros asolados y ensangrentados de Europa, pálida luz de sonrisa en la lugubre agonía de un mundo! ¡Pobres niños de la guerra! Quien como yo los ha visto en Albania, en Grecia, en Montenegro, en Croacia, en Polonia, en Ucrania y en Rusia, en multitudes desordenadas, macilentos, errantes, enjutos, en el hambre y en la muerte, ya no podrá nunca más quitarse de sus ojos y de su corazón la imagen funérea y conturbadora”4. Desde ese momento el servicio a la infancia que sufre constituirá el sentido mismo de su vida. Cuando regresa de la guerra escribe a su arzobispo: “Me he entregado y me entrego hasta ahora a la caridad para con los sobrevivientes de la guerra, a los mutilados, a los huérfanos y ahora a los niños mutilados de la guerra cada vez por un vínculo superior y obligatorio que he contraido con los que han hecho la guerra y llevan duramente las consecuencias. Porque, eminencia, era muy fácil y a veces brillante decir a los soldados: “Hagan vuestro deber, en nombre de Dios y la divina Providencia no os abandonará”. Pero ahora esas promesas me comprometen, como si fueran un pagaré firmado ante Dios. Y yo trato de pagarlo como puedo en Arosio: con mis inválidos, con los huérfanos de mis soldados y con los niños mutilados de guerra”5. Toda la Obra de caridad inicia “con” y “para” ellos. “Si la caridad es una lucha por la vida, ¿cómo no mirar con preferencia a los pequeños sin afecto o que sufren por cualquier motivo, mutilados, discapacitados o abandonados?”6. Así escribe y así nace la Fundación. Porque “cada niño que sufre es, pues, como una pequeña reliquia preciosa de la redención cristiana, que se actúa y renueva en el tiempo, digna de ser honrada y casi venerada… Nosotros debemos ver no sólo un pequeño humano redentor con Cristo y en Cristo, sino un intercesor y un mediador de gracia, en virtud de la irresistible potencia de mitigación y de impetración que el dolor inocente logra en el corazón de Dios7. La infancia como “lugar” privilegiado de la pacificación entre Dios y el hombre y el hombre con sus propios semejantes: “En el niño se reconciliaba y renacía la vida destruida por la guerra”8. Don Gnocchi inicia como educador y termina como rehabilitador, no es un caso. Todos los grandes santos de la caridad como Don Bosco, Don Orione, Don Guanella, el beato Palazzolo y muchos más han sido ante todo educadores, que han dedicado su pasión educativa en los diferentes campos de la acción concreta, pero siempre partiendo de la implicadora y desconcertante experiencia del dolor de los niños a la que cuando ha sido posible han tratado de dar respuestas y donde las respuestas no habían, los han asumido a su cargo como hijos. El trágico “acontecimiento” Todavía hoy la infancia mundial es martirizada por múltiples violencias: “niños de guerra” dispersos en todos los continentes víctimas del hambre, de la guerra, de las carestías, de la estupidez y de egoísmo humano. Niños-soldado obligados a matar o abusados como objetos por el capricho de los ricos. Situaciones desesperadas, pero a las cuales la “caridad de la especie” y el sentido de responsabilidad personal pueden afrontar con eficacia y también con cierta posibilidad de logro. Hay en cambio un dolor, si así se puede decir, aún más “inocente” que los demás, que llama en causa directamente el misterio de Dios y de la creación: el handicap congénito del niño o de la enfermedad adquirida sin culpa humana, 81 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 que fue el atormentado interrogante de Don Gnocchi cuando, después de los niños mutilados, se encuentra también con los poliomielíticos y, poco a poco, todo el rosario de demás sufrimientos que aparecen sin razón, sin culpa, sin sentido. Un problema que aún hoy se debate mucho por su perenne “escándalo” para la conciencia de los creyentes o de los no creyentes. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 5% de los niños que nacen, tiene minusvalidez; esto significa 8,000 niños cada día, 3 millones cada año. En lo que se refiere a Italia, siempre según los cálculos de la OMS, “se pueden cuantificar en varios millones a las personas que presentan situaciones de discapacidad y de handicap, muchos de los cuales son niños, de modo que una familia de cada diez conoce la angustia de tener en su seno a un miembro “diverso”. Se trata de un dato estadístico que ya de suyo hace reflexionar, pero que sigue siendo siempre una cifra, emotivamente distante de nosotros. Y no es ni siquiera de gran consolación saber que un determinado acontecimiento adverso ocurre una vez cada mil nacimientos o una vez cada cien mil. Para los que están implicados, pacientes y familiares, ese acontecimiento es el “acontecimiento”. Un hecho que transforma la vida de los individuos e interpela a las comunidades. Un hecho que interroga a fondo la ciencia y la razón, pero sobre todo el corazón. Ante un niño enfermo o minusválido, la razón se detiene y la ciencia, no obstante su pretensión de omnipotencia tecnológica, no puede decirnos nada del fin que está por debajo de la manifestación de este drama, porque la ciencia no conoce las categorías de fín y de sentido. Ella a lo más puede explicar las causas de la enfermedad y del handicap, el “como es que”, y se puede esperar que tenga la capacidad de derrotar las causas, pero nunca nos podrá decir el sentido que puede tener el dolor. Y sobre el dolor de los niños: nada de nada. Ya Dostoyevskij, en los “Hermanos Karamazov”, eleva un grito de protesta contra cualquier justificación del sufrimiento de los niños en estas palabras que pone en la boca del personaje Ivan: “Si todos deben sufrir para comprar con el sufrimien- to la armonía eterna, ¿qué tienen que ver aquí los niños? Respóndeme, por favor. Es totalmente incomprensible el motivo por el cual deberían sufrir también ellos y por qué también les toque comprar la armonía con el sufrimiento”9. Se adelantan entonces las “razones del corazón”, como decía Pascal. Razones que no son menos verdaderas y menos importantes de las del intelecto y que, a través de los gestos y las palabras de la vida concreta, “rinden justicia” al dolor inocente haciéndonos ver que también lo negativo, como la enfermedad y la discapacidad, pueden revelarnos mucho sobre nuestro ser hombres y hacernos entrever algo de Dios. cente, hasta el punto que, precisamente para afrontar su enigma la humanidad ha inventado mitos, ha elaborado filosofías, ha construido instituciones, ha descubierto la ciencia y ha fundado religiones. Plantearse la pregunta del por qué se sufre y del por qué se debe morir, y tratar de encontrar una respuesta, es lo más humano que puede haber, porque estimula a quien se interroga a modificar el desnudo dato de la realidad haciéndonos crecer a todos en la civilización. Sin embargo el misterio permanece y las teodiceas que se han sucedido en los milenios en la tentativa de defender a Dios y explicar el mal presente en la historia se han revelado insuficientes. Como para Sisifo, cada tentativa de explicación que el ser humano ha dado sobre el gran interrogante del dolor se ha revelado como una roca que rueda sobre él haciendo más negro el enigma y más insoportable el peso del silencio. Dolor y culpa El “profundo problema” de Don Gnocchi El Padre Carlo Gnocchi se interrogó a fondo sobre este misterio. De hecho, en su última obra-testamento espiritual escrito en su lecho de muerte “Pedagogía del dolor inocente” de 1956, así exclama: “Muchos y profundos son los problemas que el dolor plantea a la mente humana, aún si es iluminada y guiada por la fe; pero uno ciertamente entre los más delicados y conturbadores lo constituye la aparente extravagancia en su distribución entre los hombres”10. En estas pocas líneas se contempla el drama humano por excelencia: el sentido del dolor y su aparente e inicua distribución. De hecho, el dolor constituye para nosotros el problema de los problemas, sobre todo cuando es ino- Como los amigos de Job y los trágicos griegos, muchos han creido encontrar una respuesta a la pregunta uniendo el dolor a la culpa e imputando el mal al castigo. Pero también esta tentativa de explicación choca en la contradicción elevada por la dura constatación del inicuo sufrimiento en los niños y en los justos, como nos recuerda el Padre Carlo: “Típico y más conturbador de todos es el caso de los niños que sufren”, por lo que, “yo creo que, cuando se llega a comprender el significado del dolor de los niños, se tiene en la mano la llave para comprender todo dolor humano y el que logra sublimar el sufrimiento de los inocentes es capaz de consolar la pena de cada hombre golpeado y humillado por el dolor”11. Por tanto, se impone la búsqueda de otro camino para afrontar de modo sensato el problema y para tratar de vivirlo del algún modo como hombres. La humanidad como unidad viviente El hombre es esencialmente un ser en relación con los demás que 82 vive en el tiempo y se perpetúa en la continuidad de la especie. Sin la relación, él está clavado en su soledad que lo condenaría a un repliegue mortal sobre sí mismo y al abandono de parte de los demás en una palabra, la realización del hombre pasa a través de los gestos agradecidos y la buena palabra de otros hombres que “atravesando” toda su existencia lo hacen vivir, esperar, amar y desear que esta plenitud de vida ya experimentada pueda durar para siempre y pueda valer para todos. El hombre espera así la salvación. Una salvación que no es sólo un hecho personal, porque, nos recuerda Don Gnocchi que “toda la vida es solidaria… la humanidad forma una unidad viviente, estrechada sólidamente en un sólo e idéntico destino, copartícipe del bien y del mal de cada uno de sus miembros; un cuerpo místico que sigue las mismas leyes del cuerpo físico, donde la salud y la enfermedad, el bienestar y el malestar, la vida y la muerte son comunes a todos los miembros”12. La propuesta cristiana ante un misterio que permanece El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de vivientes, ha tomado la iniciativa y se ha hecho hombre. Como es en su estilo, lo ha LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS hecho sin clamores ni teofanías apologéticas. Ha bajado en la historia con tanta discreción que aparentemente está ausente o lejano e incluso inexistente para muchos. No ha elegido el camino de la potencia para pronunciarse y para revelarnos algo de nosotros mismos y de nuestro fatigoso camino en el tiempo. No ha invadido al hombre ni ha forzado la creación, que ha entregado a nuestra total responsabilidad, incluido el dolor. En cambio, ha se- guido con respeto y ternura, en todo y para todo, el camino del hombre, haciéndose carne, sangre y palabra. Con este modo de actuar ha establecido una alianza inseparable con la humanidad de todos los tiempos y ha unido para siempre nuestro destino al suyo en una sorpendente, inesperada y vertiginosa cercanía. Como memoria de su perenne darse que nada pide en cambio, nos ha dejado su mismo cuerpo. Su “respuesta” al mal del mundo y al dolor del hombre ha sido de lo más “carnal” que se pudiese imaginar. Este Dios no ha querido explicar este dolor inocente, lo ha asumido concretamente sobre sí y ha hecho entrever sus potencialidades redentoras, como una especie de recreación del mundo en el modo como siempre lo había soñado desde el comienzo: Mira que hago un mundo nuevo”13. En la vida y en la muerte en la cruz de Jesús de Na- zareth, historicísimo y humanísimo hombre que se ha entregado totalmente por amor, el dolor asestado a los demás marca una culpa y remite a un juicio, mientras el dolor inocente abre nuevos caminos de comprensión de la realidad y nuevos modos de transformación de la misma, según el corazón de Dios. El concepto redentor del dolor según Don Gnocchi El P. Gnocchi sintetiza el concepto redentor del dolor cuando habla de los niños mutilados: “En cada niño que sufre, nosotros debemos ver no sólo al hombre llamado precozmente a participar en la humana solidaridad en el dolor, según la funesta ley de Adán, sino a un pequeño cordero que purifica y redime, según la ley amorosa de Cristo, un sacrificio viviente de la humanidad inocente por la humanidad pecadora”14. Ciertamente, también así el dolor permanece un misterio, casi que Dios lo hubiese reservado para sí. Pero en el amor vivido y en proximidad compartida, que la Encarnación expresa palpablemente y resume totalmente el enigma del dolor, sobre todo el de los inocentes, se vuelve un “secreto que es compartido”15 con el hombre y entregado a la fe. Con el acontecimiento humano de Jesús, Dios habla, en todo y por todo, el lenguaje del hombre de modo que el hombre comprenda algo del misterio de Dios. La pedagogía del dolor Si nos colocamos desde este punto de vista, el dolor, incluso aquel inocente, quizás disminuye en su poder de escándalo y la muerte misma pierde su aguijón maligno que envena la vida. Además, el dolor tiene su pedagogía, sigue su lógica intrínseca que induce a la fraternidad. ¿No es verdad quizás que la proximidad con los pobres, con los abandonados y los excluidos nos hace descubrir lo que es esencial en la vida, ayudándonos a ordenar las cosas y a hacer las elecciones según criterios precisos de prioridad? Dar de comer al que está hambriento, sostener a quien está enfermo, rehabilitar a 83 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 quien está desventajado, ayudar a quien está sin casa y sin trabajo, estar al lado de quien está solo, ¿no nos educa a emplear los bienes de la tierra para vivir y no viceversa, y no nos obliga a poner en el centro a la persona en vez de los haberes? El contacto con la marginación en sus múltiples formas ¿no nos hace ver con evidencia una verdad muy simple pero que a menudo olvidamos: que nadie basta a sí mismo y que las riquezas del planeta hay que compartirlas, si no queremos hacernos permanentemente la guerra hasta el suicidio? El que va a visitar a los encarcelados experimenta casi físicamente la angustia de la culpa y el peso de la responsabilidad, pero descubre también la dimensión de la misericordia y encuentra las razones del perdón. Sólo el que ha tenido de la mano a un enfermo terminal y lo ha acompañado hasta el último respiro sabe que, al morir así, nos podemos abandonar confiados también a la fin, que asume más las semblanzas de un tránsito, de un aniquilamiento: la Pascua, en el lenguaje bíblico. De este modo la angustia de la muerte es vencida por la esperanza y por el amor. Si analizamos bien la historia encontramos siempre el dolor al inicio de esta progresiva humanización de la tierra, ya sea como causa, por haber reclamado y obligado a asumir la responsabilidad de todos por todos, que como efecto, para ser mejor combatido y vencido. Por un arcano misterio del color, con mayor razón si es inocente, mueve a promover la vida en todas sus formas. Es lo que Don Carlo Gnocchi afirma en forma escueta en la conclusión de “Pedagogía del dolor inocente”: “Maestro – preguntaron los discípulos al ver al ciego de nacimiento – ¿quien tiene la culpa de su ceguera? ¿Él o sus padres?”.“No es culpa ni de él ni de sus padres – respondió Jesús devolviéndole milagrosamente la vista – sino es para que se manifiesten en él las obras de Dios” (Jn 9,1). En la misteriosa economía cristiana, el dolor de los inocentes es también para que se manifiesten las obras de Dios y de las del hombre: obras de ciencia, de piedad, de amor y de caridad. En la misteriosa economía del cristianismo el dolor de los inocentes es, pues, permitido para que se manifiesten las Obras de Dios y las de los hombres: el amoroso e inacabado parto de la ciencia; las obras multiformes de la solidaridad humana; los prodigios de la caridad sobrenatural”16. Gracias al dolor, se pone en acto una continua renovación de la historia que se aproxima a su cumplimiento en aquella realidad última que llamamos Dios. La actualidad de Don Gnocchi El siervo de Dios, Don Carlo Gnocchi, no observó el dolor desde afuera, como espectador neutral, sino lo “atravesó”, como hombre, hasta el fondo. Huérfano de padre cuando tenía apenas 6 años, experimentó la muerte de dos hermanos suyos en tierna edad. Luego, como hemos mencionado, tiene lugar la trágica retirada de Rusia en 1943, con el “voto” hecho a sus compañeros masacrados y congelados, de encargarse de sus hijos. Voto que se transformó pronto en el “pagaré firmado ante Dios” que él honró con el resto de su vida y con la institución de su Obra. Después de más de 50 años de su muerte, esa promesa mantenida se ha vuelto profecía y Don Carlo continúa en su fundación que lleva su nombre, ramificada en todo el país y que se asoma también en aquellas áreas del mundo donde el sufrimiento de los últimos no encuentra escucha ni respuesta. Porque el carisma de Don Gnocchi ha sido precisamente éste: combatir el dolor empleando todos los medios que sugieren la razón, la ciencia y la piedad, sin echarse atrás y colocando el sufrimiento dentro del actuar redendor del Cristo: “El cuidado de los enfermos, las artes de la medicina, la caridad hacia los que sufren, la lucha contra todas las causas del sufrimiento humano son una verdadera y continua redención material que forma parte de la redención total de Cristo y de ella recibe todo el compromiso y la dignidad”17. El ocuparse que interviene en el cuerpo y en el espíritu en vista de una verdadera y propia restauración de la persona humana que tiene como fin “recuperar e intensificar la vida que no hay, pero que podría haber”18 de todo hombre: característica que distingue su actuar, entregado como testamento a los continuadores de su Opera. La lucha contra el dolor como una nueva paternidad Las ideologías totalitarias, las sociedades violentas, las tecnologías deshumanas que han caracterizado el siglo XX, espléndido y terrible al mismo tiempo, a menudo han sido el fruto de un delirio de omnipotencia que ha pretendido remover el dolor, ha intentado prometeicamente borrar el límite y ha tratado de ocultar en todo modo la finitud. También la suerte de este planeta, entregado a la responsabilidad del hombre, está suspendida en el sutil hilo del diálogo entre las diferentes generaciones sexos y razas, porque su conservación y la felicidad de sus habitantes hoy más que nunca está ligada a la solidaridad entre los hombres y entregada a la divina compasión. Bajo todo cielo, en todas las latitudes del planeta, en cada estación e instante de la vida humana, el que cura y se ocupa de cualquier sufrimiento, a partir de los niños que son el icono mismo de la fragilidad y de la inocencia, realiza y participa en una prodigiosa paternidad espiritual porqué, como ha escrito Don Gnocchi “la lucha y la victoria contra el dolor es una segunda generación, no menos grande y dolorosa que la primera y que quien logra volver a donar a un niño la salud, la integridad, la serenidad de la vida, no es menos padre de aquel que, lo ha llamado por vez primera a la vida misma”19. Es la misma “mirada” de Jesús sobre los niños que los discípulos querían alejar y que en cambio Cristo los coloca en el centro “porque de los que son como ellos es el Reino de Dios. En verdad os digo: el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”20. Asimismo, en el Evangelio de Mateo, al describir el juicio final, luego de haber enumerado las obras de caridad concluía: “Cada vez que habeis hecho estas cosas a uno solo de estos hermanos míos más pequeños, lo habeis hecho a mí”21. 84 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Una paternidad institucional: la Fundación Don Gnocchi ANEXO N. 1 DON CARLO GNOCCHI Actualmente esta paternidad del servicio a los niños y a los que sufren continúa en la Obra de caridad que Don Gnocchi inició en aras del sueño22 hace casi sesenta años y que ahora lleva su nombre. La Fundación Don Gnocchi sigue esta interminable lucha contra el dolor y toda forma de sufrimiento a través de servicios eficaces que abrazan todo el arco de la vida humana, desde la cuna hasta la tumba, proporcionados por sus 29 centros esparcidos en 9 regiones italianas y en algunos países pobres del planeta23. El cuidado y la rehabilitación para todos los que están afligidos por una discapacidad congénita o adquirida, para niños en dificultad de crecimiento por los más diferentes motivos, ancianos sobre todo no autosuficientes que no saben donde terminar sus propios días, enfermos en estado vegetativo persistente o en fase terminal que tienen necesidad de seguimiento. Una paternidad que se ha vuelto institucional para conjugar mejor la ciencia y la caridad, para compartir el dolor24 mediante acciones terapéuticas que sepan activar en el paciente todas las potencialidades de vida25, para afrontar adecuadamente los retos de una solidaridad globalizada, de la reconstrucción moral de nuestra sociedad, de la humanización de la ciencia y del empleo correcto de la técnica26, estrechando en un abrazo único toda la humanidad en sus pequeños, en el recuerdo de las palabras de Don Gnocchi: “Nuestra actitud interna y externa frente a un niño que sufre por invalidez, por deficiencia, por mutilación, por pobreza, por enfermedad, por ignorancia, por abandono y por cualquier otra causa, ante todo debe ser dominada por un profundo sentido de respeto, de veneración; diría casi de culto”27. El compromiso de continuar esta herencia del fundador es confiada a los “amis” de su “barraca”28, es decir a todos los que, dentro y fuera de la Fundación Don Gnocchi se preocupan de la suerte del hombre hecho a imagen de Dios. Notas biográficas La infancia Carlo Gnocchi, tercer hijo de Enrico Gnocchi, marmista, y Clementina Pasta, sastra, nace en San Colombano al Lambro, cerca de Lodi, el 25 de octubre de 1902. Después de haberse quedado huérfano de su padre a la edad de cinco años, se traslada a Milán con su madre y sus dos hermanos, Mario y Andrea, los cuales morirán poco después de tuberculosis. Seminarista en la escuela del cardenal Andrea Ferrari, en 1925 es ordenado sacerdote por el Arzobispo de Milán, Eugenio Tosi. Celebra su primera Misa el 6 de junio en Montesiro, el pueblito de la Brianza donde vivía su tía y allí a menudo regresaba de vacaciones y donde desde pequeño había transcurrido largos períodos de convalescencia debido a su frágil salud. Asistente y educador El primer compromiso apostólico del joven padre Carlo es el de asistente de oratorio: primero en Cernusco sul Naviglio, y después sólo de un año en la populosa parroquia de San Pietro in Sala, en Milán. Recoge la estima, las aprobaciones y el afecto entre la gente hasta el punto que la fama de sus dotes de óptimo educador llega hasta el Arzobispado: en 1936 el Cardenal Ildefonso Schuster lo nombra director espiritual de una de las escuelas más prestigiosas de Milán: el Instituto Gonzaga de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En dicho período estudia intensamente y escribe breves ensayos de pedagogía. La guerra A fines de los años treinta, siempre el Cardenal Shuster le confía el cargo de asistencia espiritual de los universitarios de la Segunda Legión de Milán, que abarca buena parte de los estudiantes de la Universidad Católica y muchos ex alumnos del Instituto Gonzaga. En 1940, Italia entra en guerra y muchos jóvenes son llamados al frente. Don Carlo, coherente con la fuerza educativa que le hace estar siempre presente con sus jóvenes incluso en el peli- gro, se enrola como capellán voluntario en el batallón “Val Tagliamento” de los alpinos con destinación el frente griego albanés. La campaña de Rusia Concluida la campaña en los Balcanes, después de un breve intervalo en Milán, en 1942 Don Carlo parte nuevamente para el frente, esta vez en Rusia, con los alpinos de la Tridentina. En enero de 1943 inicia la dramática retirada del contingente italiano: Don Carlo, cae agotado al borde de la pista donde pasaba la multitud de los soldados, pero es recogido milagrosamente sobre un trineo y se salva. Precisamente en esta trágica experiencia, asistiendo a los alpinos heridos y moribundos y recogiendo sus últimas voluntades, madura en él la idea de realizar una grande obra de caridad que, después de la guerra, hallará su cumplimiento en la Fundación Pro Juventute. A su regreso a Italia en 1943, Don Carlo inicia su piadosa peregrinación, a través de los valles alpinos, en búsqueda de los familiares de los caídos para darles la consolación moral y material. En este mismo período ayuda a muchos partisanos y políticos a huir a Suiza, y en primera persona corre el riesgo de perder su vida: es capturado por las SS con la grave acusación de espionaje y de actividad contra el régimen. Los huérfanos y los niños mutilados A partir de 1945 comienza a tomar forma concreta ese proyecto de ayuda a los que sufren apenas delineado en los años de la guerra: es nombrado director del Instituto Grandes Inválidos de Arosio y acoge a los primeros huérfanos de guerra y a los niños mutilados. De este modo inicia la obra que lo llevará a ganarse en el campo el título más meritorio de “Padre de los niños mutilados”. Muy pronto la estructura de Arosio se revelará insuficiente para acoger a los pequeños huéspedes cuyas solicitudes de admisión llegan de toda Italia; pero, cuando la necesidad se vuelve impelente, he aquí que interviene la Providencia. En 1947, se le concede en alquiler, por una cifra simbólica, una grande casa en Cassano Magnago, en el varesotto. 85 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 La Pro Infancia Mutilada En 1949 la Obra de Don Gnocchi obtiene un primer reconocimiento oficial: la “Federación Pro Infancia Mutilada”, que el fundara un año antes para coordinar mejor las intervenciones asistenciales a favor de las pequeñas víctimas de la guerra, es reconocida oficialmente con un Decreto del Presidente de la República. En el mismo año, el Jefe de Gobierno Alcide De Gasperi, promueve a Don Carlo como consultor de la Presidencia del Consejo para el problema de los niños mutilados de guerra. Desde ese momento, uno detrás de otro, se abren nuevos colegios: Parma (1949), Pessano (1949), Turín (1950), Inverigo (1950), Roma (1950), Salerno (1950), Pozzolatico (1951). La Fundación Pro Juventute En 1951 se disuelve la Federación Pro Infancia Mutilada y todos sus bienes y actividades pasan al nuevo sujeto jurídico creado por Don Gnocchi: la Fundación Pro Juventute, que es reconocida con Decreto del Presidente de la República el 11 de febrero de 1952. En 1955, Don Carlo lanza su último gran reto: construir un moderno Centro que constituya la síntesis de su metodología de rehabilitación. En setiembre del mismo año, ante la presencia del Jefe del Estado, Giovanni Gronchi, se coloca la primera piedra de la nueva estructura, cerca del estadio de San Siro, en Milán. El adiós a un “santo” Don Carlo, corroido por una enfermedad incurable, no logrará ver completada su obra en la que había invertido sus mayores energías: el 28 de febrero de 1956, la muerte lo alcanza prematuramente en la Columbus, una clínica de Milán donde desde hacía tiempo estaba internado por una grave forma de tumor. Las exequias fueron grandiosas por la participación y la conmoción: cuatro alpinos cargaban el ataúd, otros cargaban a niños pequeños mutilados que lloraban. Luego la emoción de los amigos y conocidos, cien mil personas que llenaban el Duomo y la plaza y toda la ciudad de Milán listada en señal de luto. El 1° de marzo de 1956 el arzobispo Montini – luego Papa Pablo VI – celebra las exequias de Don Carlo. Todos los testigos recuerdan que corría por la catedral una especie de palabra de orden: “Era un santo, ha muerto un santo”- Durante el rito, un niño fue llevado al micrófono y dijo: “Primero te decía Don Carlo. Ahora te digo: Hola, san Carlo”. Hubo una ovación. El último don Su último gesto profético fue la donación de las córneas a dos chicos ciegos - Silvio Colagrande y Amabile Battistello - cuando en Italia el trasplante de órganos aún no estaba disciplinado por la ley. La doble intervención, efectuada por el profesor Cesare Galeazzi, resultó perfectamente. La generosidad de Don Carlo también cuando estaba por morir y el enorme impacto que el trasplante tuvo en la opinión pública, dieron una aceleración decisiva en el debate, hasta el punto que en pocas semanas se emanó una ley ad hoc. La causa de beatificación Treinta años después de su muerte, el cardenal Carlo Maria Martini instituirá el Proceso de Beatificación. La fase diocesana, encaminada en 1987, se concluye en 1991. El Proceso se encuentra ahora en fase de desarrollo en la Congregación para las Causas de los Santos, en Roma. El 20 de diciembre de 2002 el Papa lo ha declarado venerable. ANEXO N. 2 LA FUNDACIÓN DON GNOCCHI La historia El sueño “Después de la guerra, sueño dedicarme a una obra de Caridad, cualquiera que sea, o mejor, la que Dios me la quiera indicarme. Deseo y ruego al Señor una sola cosa: servir por toda la vida a sus pobres. He aquí mi ‘carrera’… Lamentablemente, no sé si soy digno de esta grande gracia, porque se trata de un privilegio”. De la dramática experiencia de la guerra, vivida sobre todo en la trágiga retirada de Rusia como capellán militar, madura la misión a la que Don Carlo Gnocchi dedicará su vida, con coherencia y fidelidad. Comenzar desde los últimos, para rescatar su “dolor inocente” y construir una esperanza para el futuro. Los inicios A partir de 1945 comienza a tomar forma concreta ese proyecto de ayuda a los que sufren apenas bosquejado en los años de la guerra: Don Gnocchi es nombrado director del Instituto Grandes Inválidos de Arosio y acoge a los primeros huérfanos de guerra y a los niños mutilados. De este modo inicia la obra que lo llevará a ganar en el campo el título más meritorio de “Padre de los niños mutilados”. El nacimiento En 1949 la Obra obtiene un primer reconocimiento oficial: la “Federación Pro Infancia Mutilada”, que él fundara un año antes para coordinar mejor las intervenciones asistenciales a favor de las pequeñas víctimas de la guerra, es reconocida oficialmente con Decreto del Presidente de la República. Ese mismo año, el Jefe de Gobierno, Alcide De Gasperi, promueve a Don Carlo como consultor de la Presidencia del Consejo para el problema de los niños mutilados de guerra. En 1951 la Federación Pro Infanzia Mutilada se disuelve y todos los bienes y las actividades pasan al nuevo sujeto jurídico creado por Don Gnocchi: la Fundación Pro Juventute. 86 Contra la poliomielitis Una vez vencida la batalla a favor de los pequeños mutilados de guerra (gracias también a movilizaciones de carácter internacional, entre las cuales los “Campos de niños mutilados de Europa”), el complejo asistencial de la Fundación se orienta hacia el problema más pesado que afligía a la infancia sufriente de Italia de esos años: la poliomielitis. Los Colegios En el pensamiento de Don Carlo y en la organización de los colegios de la Pro Juventute, es central el concepto de rehabilitación: “Si es necesario reconstruir - decía - la primera y más importante de todas las reconstrucciones es la del hombre. Es necesario dar a los hombres una meta razonable de vida, una firme voluntad para conseguirla y una clara norma de moralidad. Es necesario rehacer al hombre. Sin esto, la fatiga para reconstruirle una casa es inútil y efímera. Tampoco bastará volver a dar al hombre la posibilidad elemental de pensar y de querer, sin la cual no hay vida realmente humana, sino será necesario restituirle también la dignidad, la dulzura y la variedad del vivir, es decir, aquel respeto de la personalidad individual y la posibilidad de desplegar totalmente el potencial de la propia riqueza personal”. Nace así la poderosa organización profesional de Pro Juventute: surgen y se agrandan los talleres, los laboratorios para mecánicos, radiotécnicos, tipógrafos, técnicos argrícolas, cartotécnicos, ceramistas, sastres... El Centro-piloto La obra de Don Gnocchi crece rápidamente: su proyecto de reeducación integral del individuo, en un recorrido que armoniza la prevención con la rehabilitación y pone al hombre, con sus potencialidades y sus peculiaridades, en el centro del proceso terapéutico, constituye la novedad exclusiva y la extraordinaria modernidad de la Pro Juventute, mucho más si se considera que se coloca en los años en los que las disciplinas de rehabilitación estaban dando sus primeros y tímidos pasos. En 1955 Don Carlo lanza su último gran reto: se trata de construir LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS un moderno Centro que sea la síntesis de su metodología de rehabilitación. En setiembre del mismo año, en presencia del Jefe de Estado, Giovanni Gronchi, se coloca la primera piedra de la nueva estructura, cerca del estadio de San Siro, en Milán. La atención a toda forma de discapacidad La entrega en el momento de la muerte (“Amis, ve racumandi la mia baracca…”) se convierte para los sucesores de Don Carlo en palabra de orden. Si ya ante la desaparición del sacerdote, la Fundación vive un momento de consolidación y de reflexión, pocos años después ya está en la capacidad de emprender vuelo hacia nuevas metas futuras. Desde 1963 la Pro Juventute – que desde 1957 se convirtiera en “Fundación Pro Juventute Don Carlo Gnocchi” – extiende su presencia en el territorio nacional con doce Centros de importancia regional y otros centenares de poliambulatorios y Centros menores, ampliando el espejo de sus actividades de rehabilitación a toda forma de handicap, desde los minusválidos físicos a los neurolesionados, a los deformados congénitos, focomélicos y distróficos. Se ocupa de patologías de la columna vertebral, del aparato óseo, escoliosis, incluidas las discapacidades más comprometedoras en el ámbito de la rehabilitación. El desarrollo de la investigación científica Treinta años después de la muerte de Don Gnocchi, podemos decir que ninguna patología invalidante que afecta a sujetos de toda edad es excluida del espectro de intervención de la Fundación, que está presente en muchas regiones con funciones pujantes para cada forma de rehabilitación confiada a ella por la entidad pública (Región y USS). El componente científico y de investigación ha ido desarrollándose a través de convenciones con la Universidad Estatal de Milán, con la Universidad Católica y sobre todo con el Politécnico de Milán. Convenciones que han hecho que la misma Fundación se convierta en un modelo de livel europeo e internacional de estructura piloto completa y autónoma en el plano de la investigación y de las terapias de rehabilitación. Todo ha llevado al reconocimiento en 1991 – específicamente para el Centro “S. Maria Nascente” de Milán - de Instituto de Internamiento y Cuidado de Carácter científico (IRCCS) de derecho privado. En agosto del año 2000, dicho reconocimiento IRCCS se ha extendido también al Centro “S. Maria agli Ulivi” de Pozzolatico. Los ancianos y los enfermos terminales Desde 1981, la Fundación ha incluido en su acción, con la adecuada modificación de los estatutos, la asistencia a las personas ancianas, en prevalencia no autosuficientes (convirtiéndose formalmente en 1998 en “Fundación Don Carlo Gnocchi Onlus), y desde el 2000 también a los enfermos oncológicos en fase terminal. El reconocimento a Ong En estos últimos años también se ha desarrollado particularmente la dimensión internacional de las actividades de la Fundación, confirmada – además que por la participación del IRCCS en proyectos de investigación en colaboración con organismos y Universidades internacionales y por la actuación de proyectos del fondo social europeo para la formación profesional y la inserción laboral de los discapacitados – sobre todo por el reconocimiento obtenido en marzo del 2001, como Organismo no Gubernamental (ONG) para una intervención más directa en los Países en Vías de Desarrollo. La Fundación Don Gnocchi, hoy Actualmente, la Fundación Don Gnocchi cuenta con más de 5400 operadores entre personal empleado y colaboradores profesionales, que pueden contar con constantes programas de formación y de actualización. Los servicios se proporcionan en régimen de acreditación con el Servicio Sanitario Nacional en 28 Centros, distribuidos en 9 regiones. Dichas estructuras brindan una pluralidad de servicios, que se pueden resumir como sigue: 87 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 EN ITALIA 2 Institutos de Hospitalización y Cuidado de Carácter Científico (IRCCS) 22 Unidades de rehabilitación polifuncional 9 Unidades de rehabilitación hospitalaria 3 Unidades para las graves lesiones cerebrales adquiridas 6 Residencias para ancianos no autosuficientes (RSA) 1 Hospice para enfermos oncológicos terminales 2 Clínicas 1 Centro de Formación, Orientación y Desarrollo (CeFOS) 39 ambulatorios territoriales de rehabilitación 3 Centros Diurnos Integrados para ancianos (CDI) 5 Centros Diurnos para Discapacitados (CDD) 3 Residencias Sanitarias para Discapacitados (RSD) 1 Casa vacaciones para discapacitados 3.726 puestos cama de permanencia completa y day hospital más de 9000 personas cuidadas o asistidas cada día. EN EL MUNDO Además, desde hace algunos años la Fundación ha extendido su campo de intervención más allá de los confines nacionales. Al ser reconocida como Organización no Gubernamental (ONG), la “Don Gnocchi” promueve la realización de programas a breve y mediano plazo en los Países en Vías de Desarrollo y la formación in loco de los ciudadanos. Proyectos e intervenciones se han desarrollado o se están realizando en casi todos los continentes. Mons. ANGELO BAZZARI Presidente Fundación Don Carlo Gnocchi ONLUS, Milano, Italia Notas Cfr. Anexo n. 1. DON CARLO GNOCCHI, Dio è tutto qui. Lettere di una vita, Mondadori, Milano 2005, p. 352. 3 O ARZUFFI, A. BAZZARI, Don Carlo Gnocchi. Poesia della vita. Pensieri, Edizioni S. Paolo, Cinisello Balsamo (Mi) 2006, p. 153. 4 C. GNOCCHI, Cristo con gli alpini, Fondazione Don Gnocchi –Ancora, Milano 1999, p. 102. 5 C. GNOCCHI, Dio è tutto qui…cit., p. 59. 6 Cfr. Poesia della vita... cit. p. 155. 7 Ibidem, p. 157. 1 2 Ibidem, p. 154. F. DOSTOYEVSKIJ, I fratelli Karamazov, I, Garzanti, Milano 1992, p. 338. 10 AA.VV. CARLO GNOCCHI, Il dolore innocente, Fondazione Don Carlo Gnocchi-Ancora, Milano 1999, p. 17. 11 C. GNOCCHI. Pedagogia del dolore innocente, en “Gli Scritti,” Ancora-Fondazione Pro Juventute, Milano 1993, p. 751. 12 Ibidem, p.752 13 Ap 21,5. 14 C. GNOCCHI. Poesia della vita, cit. p. 157. 15 C. MARIA MARTINI, Introducción al “Il dolore innocente”, Fondazione Don Gnocchi-Ancora, Milano 1999. 16 C. GNOCCHI, Poesia della vita, cit., p. 101. 17 Ibidem, p. 100. 18 Ibidem, p. 184. 19 Ibidem, p. 161. 20 Mt19,13-15; Mc 10, 13-16.; Lc 18,15-17. 21 Mt 25,35-36.40. 22 DON CARLO GNOCCHI, Dio è tutto qui….cit., p. 91: “Después de la guerra, sueño dedicarme a una obra de Caridad, cualquiera que sea, o mejor, la que Dios me la quiera indicarme. Deseo y ruego al Señor una sola cosa: servir por toda la vida a sus pobres. He aquí mi ‘carrera’”. 23 Cfr. G. COSAMACINI, “La mia baracca”. Storia della Fondazione Don Gnocchi, Laterza 2004. 24 C. GNOCCHI, Poesia della vita…cit.,p.190: “Condividere la sofferenza è il primo passo terapeutico”. 25 Ibidem, p. 192: “Tutta la riabilitazione deve tendere a sviluppare il massimo delle capacità di vita”. 26 A. BAZZARI, Davanti al futuro, en G. Cosmacini, “La mia Baracca”…, cit., p. 120. 27 C. GNOCCHI, Poesia della vita…cit., p. 99. 28 Cfr. Anexo n. 2. 8 9 88 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS viernes 14 noviembre DARÍO CASTRILLÓN HOYOS 5. Fe, caridad y niños enfermos Eminentísimos señores cardenales, excelentísimos señores obispos, estimados participantes en esta conferencia internacional sobre la pastoral en el cuidado de los niños enfermos: ¿Quién de nosotros, con corazón de pastor, no ha experimentado una cierta rebeldía al contemplar a un niño enfermo? Hemos pensado en nuestro interior: ¿por qué tiene que ser así?, y enseguida ha brotado nuestra oración al Señor: “¡cúralo, Tú tienes poder para hacerlo!”. ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué un niño enfermo de leucemia está terminando su vida cuando apenas la acaba de estrenar? ¿Por qué? No entendemos. ¿No será que nos estamos equivocando en el planteamiento y que en vez de “por qué” tenemos que preguntar “para qué”? En esos casos, hay que hacer un esfuerzo muy grande para ver la enfermedad y el enfermo desde la fe y el amor, y seguramente ese es el verdadero punto de vista y por ello el único válido. Los evangelios nos narran una curación de Cristo que nos deja atónitos por el modo como actúa el Señor: “Habiendo oído hablar de Él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». Él, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija»”1. ¿Por qué es tan duro Jesús con una mujer que sufre por la enfermedad de su hija? Este Jesús es cruel; muy distinto del que nos presenta el resto de los evangelios. ¿Por qué? A lo mejor aquí también la pregunta que conviene hacerse no es tanto “¿Por qué?”, sino “¿Para qué?”. ¿Para qué esta exhibición de crueldad por parte de Jesús, Dios hecho hombre? Es una niña la que está enferma y es su madre la que acude a buscar ayuda en quien ella cree que le hará recobrar la salud por su propio poder, sin ninguna medicina: en el Hijo de Dios. ¿Por qué no quiere hacerle caso el Señor? ¿Acaso está preocupado por cosas más importantes que acaparan su atención? No, es por una simple discriminación étnica, una humillante discriminación étnico-religiosa. ¿El Señor? Sí, el Señor. No entendemos. ¿Para qué? Esta es la pregunta: ¿para qué estas humillaciones a una mujer inocente cuyo único delito era no pertenecer al Pueblo Elegido? ¿Qué intención hay en ese Jesús que nos desconcierta con su trato a la mujer? Hay una luz en el corazón de Cristo que nos ilumina; hay una seguridad absoluta en Él sobre esa mujer, sobre su perseverancia, sobre su tenacidad; la seguridad total que sólo Dios puede tener. Jesús sabía que la mujer sirofenicia seguiría adelante y no se dejaría derrotar por el primer “no”. Y Jesús le da el regalo de volver a su casa con la conciencia de que su hija se curó gracias a su tenacidad, a su insistencia casi insolente. Ahí está la fe de esa mujer, una fe que es una confianza sin atisbos de dudas en que Cristo va a curar a su hija, y que lo va a hacer porque ella se lo pide. Ahí también se presenta el amor de esa mujer por su hija, un amor que la lleva a luchar por ella, a no darse por derrotada enseguida. Y el premio es la honda satisfacción, que para una madre tiene un valor grandísimo, de saber que su hija se curó por su insistencia, por ella. Fe y amor recompensados por Dios. Aquella mujer se fue feliz a su casa, y ese fue un gran regalo que le hizo Jesús: estaba convencida de que su hija se había curado por su insistencia. Cristo le concedió dos premios en un solo acto: la curación de su hija y el sano orgullo de saberse colaboradora indispensable en esa curación. La fe es la virtud que lleva a aquella mujer a reconocer en Jesús a su Salvador, al que podría sanar a su hija. Donde otros ven a un maestro, ella percibe a alguien que tiene el poder de Dios y la misericordia de Dios para ejercer ese poder en bien de los demás. El amor es la virtud que hace fuerte a aquella mujer para buscar el bien de su hija por encima de todo, hasta por encima de su humillación, de su dolor. Por amor está dispuesta a lo que sea con tal de curar a su hija. Nosotros, como la mujer sirofenicia, sabemos que Dios quiere también, como en su caso, nuestra colaboración a costa de muchos dolores, para atender a sus hijos predilectos, a los niños2. La fe nos descubre a Cristo en el niño enfermo, nos hace adorarlo en él. La caridad nos hace amar a Cristo en él. La fe La fe nos descubre que la vida humana no le pertenece absolutamente al ser humano. Sabemos que es algo que hemos recibido. Lo experimentamos: cada uno sabe que si vive no es por causa suya, pero la fe nos enseña además que la vida es un don de Dios. Somos administradores sin derechos de propiedad. La vida se nos presenta como un deber más que como un 89 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 derecho, aunque todos tenemos derecho a la vida. La fe nos da una confianza cierta en que Dios, el autor de la vida, quiere nuestro bien siempre, aunque puede no coincidir con el concepto de bien que nosotros tenemos. Ante un niño enfermo, la fe nos debe llevar a descubrir que esa vida es un don de Dios, que hay que salvarla, cuidarla, protegerla; desde su inicio, desde que hay vida humana, desde que nos encontramos ante la primera célula de ese ser, ya con un código genético propio e irrepetible, en el inicio de su desarrollo. En su célebre novela La peste, ALBERT CAMUS presenta con emoción el debate entre el doctor A lo que Rieux reacciona diciendo: No, padre. Yo tengo una idea distinta de la creación. Y me negaré hasta la muerte a amar una creación en la que los niños son torturados3. Algunos días más tarde, en un sermón, el padre Paneloux retoma por su cuenta e interioriza la objeción radical del mal que golpea a los inocentes. ALBERT CAMUS resume así su predicación: “Dentro del mal empezaba la dificultad. Había, por ejemplo, el mal aparentemente necesario y el mal aparentemente inútil. Había Don Juan en los infiernos y la muerte de un niño. Porque si es justo que un libertino sea castigado, el sufrimiento de un niño no se entiende. En realidad, no había nada en la ciertamente un cristiano, cuyo Señor había conocido el dolor en sus miembros y en su alma. No, el padre se quedaría al pie del muro, fiel a ese descuartizamiento de que es símbolo la cruz, cara a cara con el sufrimiento de un niño”4. ¿Qué responder al sufrimiento de un niño? En la novela de Camus, el P. Paneloux dice que ante eso “había que creerlo todo o negarlo todo”. Sin duda la medicina logra victorias cada vez más espectaculares sobre la enfermedad. Pero aunque cada vez gane más batallas, la guerra siempre la pierde5. La fe no soluciona el problema del dolor ante el niño enfermo porque no elimina el dolor, pero le da un sentido de redención, de ofrecimiento, que no ofrece ninguna filosofía. La fe enseña a unir a Cristo el sufrimiento del niño y a convertir en salvífico lo que aparentemente resultaría inútil y absurdo para el ser humano. La fe hace del sufrimiento un sacrificio, el ofrecimiento del inocente, del santo, en beneficio de todos, por el bien de los más necesitados, de los menos inocentes. La caridad Rieux y el sacerdote Paneloux, ambos asociados en los hospitales a la lucha contra la peste que asola la ciudad. Un día un joven muere por la enfermedad en medio de un gran sufrimiento. Los dos hombres están junto al lecho. El doctor dice entonces al sacerdote en un arrebato de cólera: - ¡Este por lo menos era inocente! ¡Usted lo sabe bien! El padre Paneloux le contesta: ¿Por qué me ha hablado con esa cólera? (...). También para mí el espectáculo era insoportable (...). Esto nos rebela porque supera nuestra medida. Pero quizá debamos amar lo que no podemos entender. Tierra más importante que el sufrimiento de un niño y el horror que este sufrimiento conlleva y las razones que hay que buscar para él. En el resto de la vida, Dios nos lo facilitaba todo (...). Aquí, en cambio, nos ponía contra la pared (...). El padre Paneloux se negaba incluso a proporcionarse fáciles recursos que le permitieran escalar la pared. Le hubiera sido fácil decir que la eternidad de delicias que esperaba al niño podía compensar su sufrimiento, pero él, en realidad, no sabía nada. ¿Quién podía afirmar en efecto que una alegría eterna podía compensar un instante de dolor humano? No “Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza6: llamándolo a la existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor7 y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad y la responsabilidad del amor y de la comunión8. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. En cuanto espíritu encarnado, es decir, alma que se expresa en el cuerpo informado por un espíritu inmortal, el hombre está llamado al amor en esta su totalidad unificada. El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del amor espiritual”9. El amor es un concepto muy devaluado en la sociedad actual, imbuida de la cultura postmoderna. El reduccionismo en las visiones 90 del ser humano ha llevado necesariamente a un reduccionismo paralelo en la concepción del amor. Así, cuando hablamos del “amor” o de la “caridad” cristiana, corremos el riesgo de no ser entendidos. Amor no se comprende hoy como “entregarse a”, sino como “disfrutar de”, y ese amor no sirve para dar sentido a la vida humana, no colma las aspiraciones naturales espirituales del ser humano. Ante la enfermedad de un niño, el amor se convierte en una necesidad vital, para él y para nosotros. Él necesita de nuestro amor y nosotros del suyo, pero de un amor auténtico, de entrega. Nosotros nos entregamos a él y él se ofrece entregándose en ese ofrecimiento por nuestra salvación. Aún recuerdo la carta de Su Santidad el Papa JUAN PABLO II, escrita a los niños en el año internacional de la familia10. En ella, el Papa les decía que esperaba mucho de sus oraciones y hace una continua referencia al amor: “El hombre no puede vivir sin amor. Está llamado a amar a Dios y al prójimo, pero para amar verdaderamente debe tener la certeza de que Dios lo quiere”, “¿Qué alegría es mayor que el amor?”. El ofrecimiento amoroso del sufrimiento del niño es fuente de gracia y de redención. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Ante el escándalo de la enfermedad y el sufrimiento del inocente, la fe nos descubre un sentido sobrenatural que eleva la mirada al amor auténtico. Estamos en el año paulino y Pablo nos guía también en este itinerario del amor. Él nos enseña a entender el amor como entrega total de sí mismo. Pablo entiende que Cristo le ama porque se entregó por Él: “Me amó y se entregó a sí mismo por mí”11. Recuerdo la imagen de muchos padres ante la cama de sus hijos enfermos. Cuántas veces les he escuchado decir: “Señor, te entrego lo que quieras, pero haz que este hijo mío sane”. No son las palabras de un desesperado, sino una manifestación de verdadero amor, del deseo auténtico de entregar todo por él. “En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos”12. Es la misma actitud de la mujer sirofenicia del Evangelio. El amor está inscrito en la naturaleza humana como una tendencia espiritual. Por eso, la virtud teologal de la caridad no hace sino elevarlo sobrenaturalmente, pero el amor ya está ahí como tendencia, en esa imago Dei, que es el ser humano. La enfermedad del niño descubre la fragilidad de esta naturaleza. Pero el cristiano no se lanza a la desesperación y al sinsentido, sino que junto a esa debilidad descubre el amor de Dios siempre cercano, y vive una amistad de correspondencia con Él en la que encuentra un sentido para su dolor. Para el niño enfermo, descubrir la amistad de Jesús es fuente de un gran crecimiento espiritual que le ayuda a sobrellevar los dolores y las molestias de la enfermedad. Descubre en Jesús a un amigo que sufrió por él, que le está cercano porque está vivo.También descubre que él es importante para Jesús, “¡qué importante es el niño para Jesús! Se podría afirmar desde luego que el Evangelio está profundamente impregnado de la verdad sobre el niño. Incluso podría ser leído en su conjunto como el “Evangelio del niño”. […] ¿Acaso no pone Jesús al niño como modelo incluso para los adultos? En el niño hay algo que nunca puede faltar a quien quiere entrar en el Reino de los cielos. Al cielo van los que son sencillos como los niños, los que como ellos están llenos de entrega confiada y son ricos de bondad y puros. Sólo éstos pueden encontrar en Dios un Padre y llegar a ser, a su vez, gracias a Jesús, hijos de Dios”13. El niño sabe que es importante para Jesús, y por eso puede contar con Él, y comienza a construir su vida con Él, desde Él. “Construir sobre Cristo y con Cristo significa construir sobre un fundamento que se llama amor crucificado. Quiere decir construir con Alguien que, conociéndonos mejor que nosotros mismos, nos dice: “Eres precioso a mis ojos, [...] eres estimado, y yo te amo”14. Quiere decir construir con Alguien que siempre es fiel, aunque nosotros fallemos en la fidelidad, porque Él no puede negarse a sí mismo15. Quiere decir construir con Alguien que se inclina constantemente sobre el corazón herido del hombre, y dice: “Yo no te condeno. Vete, y en adelante no peques más”16. Quiere decir construir con Alguien que desde lo alto de la cruz extiende los brazos para repetir por toda la eternidad: “Yo doy mi vida por ti, hombre, porque te amo”17. Y nosotros, los que contemplamos al niño enfermo desde los pies de la cama, a veces de un modo pasivo, sin poder hacer nada, sabemos que el amor también da sentido a todo lo que podamos hacer por él. El servicio al enfermo resulta insuficiente si en ese servicio no se puede percibir el amor por el hombre, un amor que se alimenta en el encuentro con Cristo. La íntima participación personal en las necesidades y sufrimientos del otro se convierte así en un darse a sí mismo: para que el don no humille al otro, no solamente debo darle algo mío, sino a mí mismo; he de ser parte del don como persona18. El servicio al niño enfermo nos modela según el ideal de Cristo, cuando se hace por amor a Él. “Cuanto más se esfuerza uno por los demás, mejor comprenderá y hará suya la palabra de Cristo: “Somos unos pobres siervos”19. En efecto, reconoce que no actúa fundándose en una superioridad o 91 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 mayor capacidad personal, sino porque el Señor le concede este don. A veces, el exceso de necesidades y lo limitado de sus propias actuaciones le harán sentir la tentación del desaliento. Pero, precisamente entonces, le aliviará saber que, en definitiva, él no es más que un instrumento en manos del Señor; se liberará así de la presunción de tener que mejorar el mundo – algo siempre necesario – en primera persona y por sí solo. Hará con humildad lo que le es posible y, con humildad, confiará el resto al Señor. Quien gobierna el mundo es Dios, no nosotros. Nosotros le ofrecemos nuestro servicio sólo en lo que podemos y hasta que Él nos dé fuerzas. Sin embargo, hacer todo lo que está en nuestras manos con las capacidades que tenemos, es la tarea que mantiene siempre activo al siervo bueno de Jesucristo: “Nos apremia el amor de Cristo”20”21. La experiencia de la inmensa necesidad puede, por un lado, inclinarnos hacia la ideología que pretende realizar ahora lo que, se- gún parece, no consigue el gobierno de Dios sobre el mundo: la solución universal de todos los problemas. Por otro, puede convertirse en una tentación a la inercia ante la impresión de que, en cualquier caso, no se puede hacer nada. En esta situación, el contacto vivo con Cristo es la ayuda decisiva para continuar en el camino recto: ni caer en una soberbia que desprecia al hombre y en realidad nada construye, sino que más bien destruye, ni ceder a la resignación, la cual impediría dejarse guiar por el amor y así servir al hombre22. No queremos que en el mundo haya niños enfermos, pero si esto resulta inevitable, por lo menos busquemos que no haya niños enfermos sin amor y que no sean capaces de dar un sentido a su dolor. S.E. Card. DARÍO CASTRILLÓN HOYOS Prefecto emérito de la Congregación para el Clero Presidente de la Pontificia Comisión “Ecclesia Dei”, Santa Sede Notas Cf. Mc 7,24-29. Cf. Mt 19,14; Mc 10,14; Lc 18,16. Cf. A. CAMUS, La peste, Gallimard, París 1947, pp. 239-240 (trad. esp.: La Peste, Edhasa, Barcelona 199822). 4 Cf. Ibid., p. 246. 5 Cf. BERNARD SESBOÜÉ, Creer, invitación a la fe católica para las mujeres y los hombres del siglo XXI, San Pablo, Madrid 2000, p. 206-207. 6 Cf. Gn 1,26 ss. 7 Cf. 1Jn 4,8. 8 Cf. CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO II, Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et spes, 12. 9 JUAN PABLO II, Exhortación apostólica postsinodal Familiaris Consortio, 11. 10 Cf. JUAN PABLO II, Carta a los niños en el Año Internacional de la Familia, 13 de diciembre de 1994. 11 Cf. Gal 2,20. 12 1Jn 3,16. 13 JUAN PABLO II, Carta a los niños en el Año Internacional de la Familia, 13 de diciembre de 1994. 14 Is 43,4. 15 Cf. 2Tim 2,13. 16 Cf. Jn 8,11. 17 BENEDICTO XVI, Saludo a los jóvenes, Cracovia-Błonia, Polonia, sábado 27 de mayo de 2006. 18 Cf. BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus Charitas est, 34. 19 Lc 17,10. 20 2Cor 5,14. 21 BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus Charitas est, 35. 22 Cf. BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus Charitas est, 36. 1 2 3 92 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS LUCIANO SANDRIN 6. Niños enfermos y esperanza cristiana Introducción En la encíclica SPE SALVI facti sumus (en la esperanza hemos sido salvados), Benedicto XVI nos recuerda que “según la fe cristiana, la salvación no es simplemente un dato de hecho… Se nos ofrece en el sentido de que nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta medida y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino”1. Pero ¿de qué esperanza se trata, especialmente cuando este presente es particularmente fatigoso para el niño que vive la experiencia de la enfermedad, del dolor y del morir y es un presente fatigoso de vivir también para los que lo asisten y lo curan amorosamente? Hablaré de la esperanza cristiana leyendo la enfermedad y en particular la enfermedad del niño, como experiencia de soledad y la esperanza como “consolación”. La palabra latina con-solatio – subraya Benedicto CVI en la Spe Salvi – sugiere “ un ser-con en la soledad, que entonces ya no es más soledad” (n. 38). 1. Enfermedad y soledad Tenemos temor de estar solos, de no ser aceptados o ser abandonados. Las primeras experiencias que hacemos en nuestra individualidad derivan de nuestras relaciones con los demás y cuando estamos solos tememos perder a nosotros mismos. En nuestra infancia no sólo dependemos para nuestra vida y para nuestra seguridad del padre y de la madre o de otras figuras importantes, sino que a través de estos primeros vínculos adquirimos la conciencia de nosotros mismos, que consituye la base de nuestra capacidad de orientarnos en la vida y el núcleo de nuestra identidad. Tenemos temor de la soledad, del aislamiento y del silencio, porque de algún modo los vivimos como símbolos de la muerte que es interpretada como la separación extrema de los demás. La soledad, la experiencia de estar solos o de sentirse solos, acompaña nuestra vida y en algunos momentos nos hace sufrir de modo particular. Las diferentes lenguas tienen diferentes nombres para distinguir los diferentes tipos de soledades2: existe una soledad que indica la condición de soledad física y social, el estar solos, no tener relaciones son los demás (aloneness); hay una soledad que subraya el componente emotivo-afectivo del sentirse solos, la ausencia de contactos verdaderos, y puede estar ligada a la soledad física y social, como ser totalmente independiente, fruto de una percepción subjetiva de la propia situación (loneliness); hay una soledad que manifiesta el sentido de plenitud espiritual que caracteriza a algunos momentos de soledad física, buscada, elegida o vivida activamente dándole un significado proprio (solitude)3. Podemos sentirnos solos aún cuando estamos en compañía, en medio de mucha gente; así como podemos estar físicamente solos sin sentirnos solos. Mucho depende de la causa de nuestra soledad, de como la valoramos y la aceptamos, según el significado que le damos. Existen momentos de la vida, marcados por el dolor y por la fragilidad, en los que la soledad es más sentida y somos más vulnerables al dolor que la acompaña. La soledad es un componente significativo en la experiencia de la enfermedad y de la discapacidad, en las que se se vive siempre un aislamiento social, hay una mayor necesidad afectiva, se da mayor valor a las relaciones y, por tanto, somos más sensibles a su ausencia o a su inconsistencia4. La soledad del enfermo puede ser física, social, afectiva, pero también espiritual. El enfermo siente que su cuerpo lo ha traicionado, que está aislado de los demás y, a veces, abandonado incluso por Dios. Se siente solo para afrontar la angustia de su enfermedad y de las decisiones que debe tomar, incluso cuando los demás están a su lado amorosamente, lo cuidan y lo acompañan. Advierte que los demás pueden sufrir con él, pero no por él, y que la fuerza para afrontar la situación y administrar el sufrimiento la debe buscar en sí mismo. La soledad presente en la enfermedad no puede ser totalmente compartida y “con-solada”. A menudo la soledad se agrava por la falta de verdad, por un aislamiento de tipo comunicativo: una anticipada “eu-tanasia” relacional. Existe una fuerte dificultad de parte de todos frente a la verdad, en el decirla y en el sentirla, con la consecuencia de ser incapaces de comunicar auténticamente con el enfermo y colmar así un poco su soledad5. De modo que el resultado es el aislamiento afectivo y una soledad impuesta, difícil de aceptar. Hay silencios, pero también hay palabras que hacen que el enfermo se sienta aún más solo. A menudo la soledad es el hilo conductor de la enfermedad grave. Hay una soledad en el momento del diagnóstico, constelada por una angustia que hace que el enfermo se sienta sólo en el mundo, dentro de un cuerpo de repente extraño, en el contexto de relaciones que cambian y costumbres de vida que es necesario abandonar. Hay una soledad en el camino de la terapia, entre los temores, las dudas y las incertidumbres que son difíciles de compartir (o son acalladas rápidamente), agravada por miradas que no miran y por atenciones profesionales “des-humanizantes” ya 93 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 que son parciales. Hay una soledad dolorosa en los momentos finales de la vida, cuando el contacto con la muerte hace que de repente la persona enferma se sienta extraña a los demás y extranjera en el mundo en el que vive. Está la soledad del enfermo anciano que acentúa su soledad precedente, real o percibida. Está la soledad del niño enfermo, aislado de su mundo afectivo y social, pero también de las comunicaciones referentes a él6. Hay la soledad del enfermo pero también la soledad de sus familiares y de quien lo cura. enfermedad, pero también es un factor que puede agravarla. La soledad puede privar de relaciones importantes, encaminar procesos depresivos y hacer más vulnerables incluso a las enfermedades. Muchas son las investigaciones que ponen en evidencia la importancia de las relaciones sociales (que mueven amor, pertenencia, coparticipación, sostén, intimidad) a nivel emotivo, cognitivo y espiritual y su influjo en la salud de las personas9. En el niño enfermo todo esto se vive con particular intensidad. 2. La soledad del niño enfermo El temor de la muerte, especialmente pronunciada en la sociedad actual, lleva al aislamiento social, a una distancia física (que se vuelve también afectiva y relacional) a través de la cual se trata de “negar cualquier vínculo entre nosotros y la precariedad de la vida”, representada por el paciente que muere. El silencio toma la ventaja y con el silencio, la soledad: una soledad “nueva” y más grande provocada por una sociedad que, también en ámbito sanitario, no permite que el enfermo que muere viva como persona moribunda, necesitada de vínculos, de ser animada porque cualquier cosa suceda, no será dejada sola7. Es precisamente el temor de la soledad y del abandono uno de los motivos más importantes de la desesperación de quien se confronta, incluso anticipadamente, con el temor de la muerte y del dolor que lo acompaña8. Hay un camino de doble sentido entre la soledad y la enfermedad. La soledad es consecuencia de la Particular atención se debería poner en el niño enfermo – de parte de los profesionales de la salud así como de los asistentes de pastoral –, especialmente cuando vive la experiencia de la hospitalización, de una enfermedad grave o que dura en el tiempo, y en la consiguiente soledad10. La enfermedad es fuente de un sufrimiento que, al menos en parte, podría ser aliviado y a menudo deja un sello en el futuro del niño, incluso desde el punto de vista psicológico, especialmente cuando el equipo que asiste no entiende sus exigencias y no le garantiza un lugar que sea suficientemente acogedor en el hospital, donde al trauma de la enfermedad se añade la interrupción de la vida de siempre, la separación del ambiente conocido y una diferente relación con las figuras parentales. El niño enfermo se puede sentir particularmente solo pues los demás no entienden su lenguaje y esto hace que se vuelva aún más frágil. Un conocimiento mejor de la vivencia del niño, de sus comportamientos y del estadio de desarrollo puede ayudar a planificar una forma correcta de intervención. Esto también desde el punto de vista espiritual. En cambio, todavía es muy difundida la idea que al niño enfermo, y a la unidad pediátrica, no se debe dedicar una particular atención desde el punto de vista espiritual. Está el fuerte prejuicio que “el niño no entiende” o que no es posible entretejer con él una relación importante, adecuada a su edad. También nos olvidamos que hablar de la experiencia del niño enfermo sin tener en cuenta la “diferencia experiencial” entre un niño de pocos meses y un niño de once años es “un artificio” que impide actuar una adecuada relación de ayuda11. Asimismo, nos olvidamos que junto a él están sus familiares (padres, abuelos, hermanos y hermanas) que “con-viven” su enfermedad y que una adecuada atención a sus necesidades espirituales y un sostén relacional que los fortifique, pueden ser de gran ayuda también para el niño12. Sobre todo hasta los 3-4 años, – por su inmadurez cognitiva y afectiva para entender y aceptar las experiencias de dolor, de dificultad y de privación, – el niño aparece más indefenso que el adulto frente al trauma de la enfermedad y de la hospitalización, aún es débil para controlar, incluso a través de particulares mecanismos de defensa, emociones y fantasías que son tan angustiantes cuanto más pequeño es, y los confines entre realidad y fantasía son más bien frágiles. El niño enfermo sufre por lo que sucede en su cuerpo pero también y, sobre todo, por lo que sucede en su vida, por el dolor que comporta la enfermedad y el aislamiento que le imponen los cuidados. Y a menudo es dejado solo (incluso cuando las personas en su alrededor son muchas) para afrontar situaciones particularmente angustiantes13. Hay que poner especial atención en el dolor que acompaña el proceso del morir. Los adultos tienden a subvalorar la capacidad del niño de comprender el tema de la muerte quizás porque desean conservar “un espacio imaginario feliz” que los defienda de su propio temor de morir. En realidad, las ideas que el niño, de edad comprendida entre los 3 y los 6 años, tiene sobre la muerte son mucho más evolucionados de lo que se cree en general14. La conciencia de la muerte y el consiguiente temor de ella, está presente en el niño gravemente enfermo mucho más a menudo (y aún antes que en el niño sano) de lo que sus familiares o los agentes sanitarios prefieren creer. A veces no habla de esto para continuar a mantener su papel social y no ser abandonado. Y lo hace entrando en aquella que se ha llamado “finción mutua” (mutual pretense) con sus padres y 94 con los miembros del equipo: cada uno sabe que el niño enfermo está muriendo pero actúa como si tuviese que seguir viviendo. De manera que cada uno mantiene su proprio rol social: el niño, el de continuar a crecer; los padres, el de protegerlo; los miembros del equipo, el papel de curarlo. Una antropóloga que ha podido llevar a cabo una observación por un período de nueve meses en una unidad de oncología pediátrica, explica de este modo el papel que los niños enfermos de leucemia tienen en esta “finción mutua”. La leucemia pone repentinamente en duda la capacidad de estos niños de realizar las esperanzas de sus padres y de la sociedad. Ya no están más a la altura de demostrar su valor a través de futuras realizaciones porque no tienen un futuro, no tienen lo que define el ser niños. La “finción mutua” les permite actuar como si tuviesen un futuro, continuar actuando como niños. Siguiendo las reglas necesarias para mantener esta “finción mutua” se muestran capaces de responder a las expectativas de los demás. Los reconocimientos por este comportamiento son grandes. Ellos logran un sentido de realización personal, de satisfacción y de valor ante sus ojos y los ojos de los que los están curando. Al reforzar las esperanzas de los adultos estos niños garantizan para sí una presencia que continúa. Ellos no son dejados solos. Pero es una finción. “Ironía de la suerte – escribe esta antropóloga – nuestras febriles tentativas de hacer estar el bien a todo coste crea una especie de conspiración entre niños, padres y equipo hospitalario que asegura que estos niños al final morirán solos”15. Muchas son las violencias que el niño puede sufrir. La violencia más grande que se le puede hacer es “no reconocer” lo que él es realmente, un niño, de lo que está viviendo y como lo vive, sujeto de su vida y de sus sueños, y no objeto de nuestros deseos y de nuestras expectativas, cuya desilusión provoca en él sentimientos de culpa y vergüenza que lo hacen sufrir de modo particular16. Junto con el sufrimiento, la enfermedad que lo acompaña y los temores que evoca, constituye para el niño una experiencia de desorientación y de soledad. La presencia de las personas que lo aman o LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS de quien se ocupa de él por diferentes razones, puede ser el signo de una pertenencia que permanece, de una relación que reanuda los fragmentos de su cuerpo y de su vida, lo ayuda a redimensionar su angustia y sostiene su esperanza. Hay una cercanía que cura y consuela. A veces todo esto no sucede. El que debería estar cerca de él se aleja y quien se acerca crea en su relación con él una gran extraneidad y distancia, incluso cuando lo llena de regalos. Cuando me he despertado – narra Oscar, un niño gravemente enfermo, en su narración Oscar e la dama in rosa – he visto que naturalmente me habían traido regalos. Desde cuando estoy hospitalizado de manera permanente, mis padres tienen cierta dificultad para conversar; entonces me traen regalos”17. La enfermera no lee detrás de esas palabras el temor de la muerte y de la soledad. Le responde: “No te preocupes, aquí nadie fuma”. Y sale de la habitación. Pero se da cuenta que la niña no se ha quedado satisfecha de la respuesta. Se confía con la jefe de sala que va a ver a la niña y le pide que repita lo que había dicho a la enfermera. La pequeña renovó la pregunta: “¿Qué sucede si hay un incendio mientras estoy bajo esta tienda de oxígeno?” La jefe de sala abre la tienda, mete su brazo bajo la almohada de la niña y la levanta y luego le pregunta: “¿Esto te ayuda? La niña comprende que esta enfermera (al hablar su mismo lenguaje) realmente la ayudaba y que, en vez de alejarse, se ha acercado a ella hasta tocarla. Se siente comprendida y “con-solada”, ya no más sola con su angustia, y comienza a hablar de su muerte. En el temor del incendio la niña había expresado su temor a la soledad frente a la muerte y el deseo de un contacto de garantía. 3. La “con-solación” de la esperanza A veces el que está al lado del niño no sabe descodificar su lenguaje, y por tanto no logra “con-solar” su soledad y hacerse compañero de su viaje vivencial. Una pequeña historia que narra Elisabeth Kübler-Ross, nos puede ayudar a reflexionar acerca de la importancia de interpretar el lenguaje del niño, especialmente cuando está enfermo y vive el temor de la soledad y la angustia del morir18. Una niña de ocho años está muriendo; estaba bajo una tienda de oxígeno y durante la noche llama a la enfermera. Acude una enfermera joven y le pregunta qué cosa desea. La niña la mira y le dice: “¿Qué sucede si hay un incendio mientras estoy en esta tienda de oxígeno?”. El hombre tiene muchas esperanzas – pequeñas o grandes –, diferentes según los varios períodos de su vida. A veces puede aparecer que una de estas esperanzas lo satisfaga completamente y que no tenga necesidad de otras esperanzas. “Sin embargo, cuando estas esperanzas se cumplen – escribe Benedicto XVI en la Spe salvi – se ve claramente que en realidad esto no lo era todo. Está claro que el hombre necesita una esperanza que vaya más allá. Es evidente que sólo puede contentarse con algo infinito, algo que será siempre más de lo que nunca podrá alcanzar” (Spe salvi, 30). Ciertamente son importantes las diferentes esperanzas que nos sostienen en el camino. Pero sin la gran esperanza ellas no son suficientes. “Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, que abraza el universo y que nos puede proponer lo que nosotros por sí solos no podemos alcanzar”. Sólo Dios puede satisfacer esta esperanza, sólo su reino puede llevarla a su cumplimiento. Pero “su reino no es un más allá imaginario, situado en un 95 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 futuro que nunca llega; su reino está presente allí donde Él es amado y donde su amor nos alcanza” (Spe salvi, 31). “La esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado”, como nos recuerda Pablo en la Carta a los Romanos (Rm 5,5). La gran esperanza que no defrauda es anticipada en nuestra vida en las pequeñas esperanzas. La relación de cuidado puede ser un lugar de esperanza. El pedagogo padre Roberto Zavalloni escribía: “No es con la superación, sino a través y mediante las pequeñas y pobres esperanzas humanas… que se llega a la verdad, a la única esperanza que no defrauda”19. Y le hace eco un pastoralista Henry Nowen: “No hay razón de esperar que algo más importante ocurra en el futuro si los signos de la esperanza no son visibles en el presente”20. Las experiencias humanas de esperanza y los portadores humanos de esperanza pueden ser vividos por el niño enfermo, como momento de pasaje, puentes fiables hacia la esperanza que trasciende lo inmediato, latidos sensibles del corazón de Dios. En la relación con quien lo asiste y lo cuida, el niño puede encontrar seguridad, confianza y abrirse a la esperanza: que su vida tenga un futuro, que no será abandonado, que tendrá siempre un lugar en el amor y en el recuerdo de sus seres queridos, que alguien acogerá sus sueños. Una relación terapéutica “realmente cristiana” brota del encuentro fecundo entre los interrogantes que nacen de la experiencia de las personas y de la rica historia de una Palabra encarnada, vivida y transmitida históricamente. También en lo que se refiere al niño enfermo no se puede dejar de partir de su experiencia, de sus preguntas, de su modo de vivir la esperanza como futuro que encuentra sus confirmaciones en el presente que es vivido en el presente21. En las situaciones de espera el niño enfermo revive la tensión entre confianza y desconfianza que lo lleva a los inicios de su vida, cuando fiándose en la respuesta amorosa de su madre a sus necesidades, ha desarrollado “los orígenes” de la esperanza: la capacidad de espe- rar, con seguridad, la intervención de su madre incluso si ella no pudiera estar presente físicamente, “por haber hecho de ella una certeza interior además que el objeto de espera”22. Sólo la confianza en las personas queridas, habiendo hecho la experiencia de su amor, hace que el niño enfermo sea capaz de aguardar, es decir, de esperar. Debemos aprender a interpretar la experiencia del niño enfermo, comprendiendo su lenguaje, también con respecto a la esperanza. En una unidad pediátrica – narra un pastoralista23 - el sacerdote celebra la misa y está explicando un pasaje del Evangelio: “Mirad los pájaros del cielo; no siembran y no cosechan; tampoco vosotros debeis preocuparos”. Boris se levanta. Desde hace algunas semanas no logra tomar ningún tipo de alimento sólido. Su enfermedad aún no ha sido diagnosticada. Ha tenido que someterse a una larga serie de análisis y cada vez que lo sacan de su cama se siente invadido por una profunda angustia. Ante las palabras del sacerdote, en ese grupo de niños de dos a once años, de repente exclama: “Realmente no debería preocuparme, pero un poco me preocupo que mi mamá venga todos los días. Silencio. Ni una palabra de los demás niños. Con voz fuerte nuevamente Boris dice: Realmente no debería preocuparme, pero un poco sí. ¡Quizá si hoy vendrá mi madre! Los niños lo miran con cierta tensión. Ninguno habla. Todos conocen esta preocupación. Entonces Boris dice: Y si hoy viene mi mamá, no tengo que preocuparme de comer, porque ella me traerá los tallarines. Como ante una señal secreta todo los niños aplauden. Todos están de acuerdo con Boris. Cada niño conoce el sentimiento de estar en las manos de los demás, sólo, impotente frente a los acontecimientos. De este modo él se convierte en una especie de “pastor de almas” de todo el grupo. Traduce su esperanza. Expresar esta preocupación es una terapia para todos. No sentirse solos alimenta la esperanza, da espacio a la palabra del Evangelio y la confirma. La gran esperanza en Dios que se preocupa de ellos, como se preocupa de los pájaros del cielo y los lirios del campo, se “encarna” en la esperanza confiada de la llegada de su ma- dre, en la seguridad que ella no puede dejar sin alimentos a su hijo. El niño enfermo puede ser “consolado” en su soledad por la presencia de personas que lo cuidan, lo aman y le permiten ser él mismo, es decir, un niño. En la breve novela que he citado antes, Oscar e la dama in rosa, es solamente la abuela Rosa que permite a Oscar, un niño gravemente enfermo ser realmente sí mismo y expresarse libremente. Es ella que lo pone en relación, no sólo epistular sino también existencial, con Dios24. Es ella que lo “con-suela”, porque realmente sabe “estar-con-él” en su soledad, sabe escuchar su narración y sostiene su esperanza. Al confiar en su madre, seguro de su amor, el niño se abre a la esperanza. En este caso, la comunidad cristiana se propone como presencia materna y comunidad de esperanza cada vez que en ella se viven en las relaciones significativas del presente, las anticipaciones del reino de amor de Dios. Esta anticipación que da forma al presente así como al futuro, se celebra de modo especial en los sacramentos. Ellos son la memoria del futuro, la prenda segura de su realizarse, lugar donde las diferentes formas de fragilidad y de soledad humana son vencidas en su raíz más profunda, momentos en los que se crea un vínculo particular de “com-unión” con los demás y con Dios, un “sercon en la soledad, que entonces ya no es más soledad” (Spe salvi, 38). Cada vez que celebramos la Eucaristía, la comunión con Dios y entre nosotros, el divino Caminante camina con nosotros, como lo hizo con los discípulos de Emáus, se vuelve nuestro Compañero de viaje, nos hace entender el sentido de las promesas contenidas en las Escrituras, sostiene nuestra frágil esperanza y nos “con-suela” (cfr Lc 24,13-35). Si esto puede “confortar” al niño, es decir, darle la fuerza de resistir y de luchar, puede “confortar” también a los que lo asisten y lo curan, creando un círculo virtuoso de “con-fortar” recíproco, un vivir una comunión que “con-suela”25. Sin olvidar que, a veces, son precisamente los niños los que son particularmente fuertes (resilentes) y que “con-suelan” y “con-fortan” a quien los cuida26. En la relación con el niño que 96 sufre la esperanza se empeña en el amor y es nutrida por éste: “De nuestro obrar – nos recuerda Benedicto XVI – brota la esperanza” (Spe salvi, 35). De nuestro modo de “cuidar” nace la esperanza no sólo para el niño que curamos sino también para nosotros que nos ocupamos de él. Y en este servicio damos razón de la esperanza que habita en nosotros (1Pt, 3,15). Si hay una gran esperanza proyectada en el futuro último hay pequeñas presencias específicas vinculadas con el futuro más inmediato y al presente. La esperanza última puede ser “teo-lógicamente” narrada en las esperanzas acabadas cada vez que su realización contiene los signos de la “con-solación” del Padre y mantienen viva la nostalgia de su Amor. La esperanza cristiana se basa en la confianza de la alianza, incluso cuando no se ve la fin, pero hay presencias amigas y significativas que nos acompañan, nos confortan y nos alientan. Estamos llamados a ser “ministros de esperanza” (Spe salvi, 34), junto al niño que sufre, mediante nuestra presencia, nuestro cuidado, nuestras palabras y nuestras relaciones. Nuestro “ocuparnos” puede convertirse en una verdadera teodicea pastoral preocupada no tanto de hacer “discursos” sobre Dios al niño que sufre, sino de hacer sentir que Dios está cercano a él a través de nuestra cercanía, nuestra ternura y nuestro amor: un Dios que habla de sí mismo (teo-logía) a través de nuestras frágiles “con-solaciones”. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS desde allí se difunde en cada sufrimiento la con-solatio, el consuelo del amor participado de Dios y así aparece la estrella de la esperanza” (Spe salvi, 39). Con sus dones, – su palabra, su amor y su esperanza, – Dios “nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios” (2Cor 1,4). La consolación que Dios nos dona y que estamos llamados a intercambiarnos recíprocamente, nos hace más fuertes (nos con-forta), nos da el coraje de resistir y sostener nuestra esperanza27. P. LUCIANO SANDRIN, M.I. Director del Instituto Internacional de Teología Pastoral Sanitaria “Camillianum”, Roma Notas Conclusión Acompañar al niño que sufre significa asumir de algún modo su sufrimiento, de manera que éste se vuelve también nuestro. Pero precisamente cuando se vuelve sufrimiento compartido, en el que está la presencia de otro, este sufrimiento es envuelto por la luz del amor, el que sufre ya no está más sólo, está “con-solado”. El otro del cual se habla, podemos ser cada uno de nosotros, pero sobre todo Dios, Él mismo se hizo hombre para “com-partir” con nosotros. Desde ese momento “en cada pena humana ha entrado uno que comparte el sufrir y el padecer; 1 BENEDICTO XVI, Spe salvi. Carta encíclica sobre la esperanza cristiana, LEV, Ciudad del Vaticano 2007, n. 1. 2 Cfr MICELI M., Sentirsi soli, Il Mulino, Bologna 2003. 3 Cfr ROLHEISER R., Il cuore inquieto. Alla ricerca di una casa spirituale in un tempo di solitudine, Queriniana, Brescia 2008 (or. ingl. 2004). 4 Cfr SANDRIN L., Soledad y enfermedad: una mirada psicológica, en “Camillianum” 15(2005), p. 511-521. 5 Cfr COLOMBERO G., La malattia. Una stagione per il coraggio, Paoline, Roma 1981. 6 Cfr BATTELLI T., La soledad en el tumor, en De Maio D., GUIDUCCI R. (a cura di), La solitudine sociale, Omega, Torino 1996, p. 114118. 7 Cfr SERAVALLI E., Soledad en el enfermo moribundo, en MORASSO G., INVERNIZZI G., Di fronte all’esperienza della morte: il paziente e i suoi terapeuti, Masson, Milano 1989, p. 113117. 8 Cfr SANDRIN L., Aspectos psicológicos del problema de la eutanasia en “Camillianum” 19(2007), p. 39-49 y La petición de eutanasia provoca nuestra pastoral, en “Rassegna di Teologia” 2(2008), n. 49, p. 227-261. 9 Cfr SANDRIN L., Relaciones sociales y salud, en Camillianum 4(2002), pp. 137-147. 10 Cfr GROSSOEHME D.H., The pastoral care of children, Haworth Pastoral Press, New York-London-Oxford 1999 y SANDRIN L., Para una pastoral del niño enfermo, en “Camillianum” 17(2006), p. 391-411. 11 Cfr HESCH J.B., Clinical pastoral care for hospitalized children and their families, Paulist, New York/Mahwah 1987. 12 Cfr FEUDTNER C., HANEY J., DIMMERS M., Spiritual care needs of hospitalized children and their families: a national survey of pastoral care providers’ perceptions, en “Pediatrics”, 1(2003), p. 67-72 y SEAGULL E.A., Beyond mothers and children: finding the family in pediatric psychology, en “Journal of Pediatric Psychology” 3(2000), p. 161-169. 13 Para una síntesis sobre la psicología del niño enfermo cfr SANDRIN L., Bambino malato, en CINÀ G., LOCCI E., ROCCHETTA C., SANDRIN L. (a cura di), Dizionario di teologia pastorale sanitaria, Camilliane, Torino 1997, p. 99-106. 14 Cfr KASTEMBAUM R.J., Death in the world of childhood, en KASTEMBAUM R.J., Death, society, and human experience, Allyn and Bacon, Boston 19955 e OPPENHEIM D., Dialoghi con i bambini sulla morte. Le fantasie, i vissuti, le parole sul lutto e sui distacchi, Erikson, Trento 2004. 15 Cfr BLUEBOND-LANGNER M., The private worlds of dying children, Princeton University Press, Princeton NJ 1978, citada en HAUERWAS S., Naming the silences. God, medicine, and the problem of suffering, T&T Clark, Edimburgh 1993, p. 127. 16 Cfr DI BLASIO P., Psicologia del bambino maltrattato, Il Mulino, Bologna 2000. 17 SCHMITT E-E., Oscar e la dama in rosa, BUR, Milano 2004 (or. fr. 2002), p. 42. 18 Citada en VERSPIEREN P., Eutanasia? Dall’accanimento terapeutico all’accompagnamento dei morenti, Paoline, Cinisello Balsamo (MI) 1985, p. 169-172. 19 ZAVALLONI R., Psicologia della speranza. Per sentirsi realizzati, Paoline, Milano 1991, p. 152. 20 NOUWEN H.J.M., Creative Ministry, Doubleday, New York 1971, p.14. Cfr también SANDRIN L., Fragile vita. Lo sguardo della teologia pastorale, Camilliane, Torino 2005, p. 113-124. 21 HERTH K., Hope as seen through the eyes of homeless children, en “Journal of Advanced Nursing” 5(1998), 1053-1062. 22 Cfr ERIKSON E.H., Infanzia e società, Armando, Roma 1966 (or. ingl. 1963), p. 231. 23 Retomo libremente esta historia de ZULEHNER, P. M., Teologia Pastorale. Vol 3. Passaggi. Pastorale delle fasi della vita, Queriniana, Brescia 1992, p. 84-86. Cfr también OCCHETTA F., Quale speranza davanti alla sofferenza e alla morte di un bambino, en “La Civiltà Cattolica” 3723-3724 (2005), pp. 251-261. 24 SCHMITT E-E., Oscar e la dama in rosa, BUR, Milano 2004 (or. fr. 2002). 25 Cfr KIRPALANI et Alii, Quality of life in spina bifida: importance of parental hope, en “Archives of Disease in Childhood” 83(2000), 293-297 (www.archdischil.org) e FEUDTNER C. et Alii, Hopeful thinking and level of comfort regarding porviding pediatric palliative care: a survey of hospital nurses, en “Pediatrics” 1(2007), e186-e192 (www.pediatrics.org). 26 Sobre la “resiliencia” cfr CYRULNIK B., Il dolore meraviglioso. Diventare adulti sereni superando i traumi dell’infanzia, Frassinelli, s.c. 2000 (or. fr. 1999) y otras obras suyas. 27 Cfr WIMMER J.F., Consolation, en STUHLMUELLER C. (editet by), The Collegeville pastoral dictionary of biblical theology, The Liturgical Press, Collegeville (Minnesota) 1996, p. 169-171. 97 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 IGNACIO CARRASCO DE PAULA 7. Responsabilidad cristiana y el niño enfermo Parece que para las personas adultas y, en particular para los padres, aunque no sólo para ellos, la responsabilidad es la actitud moral adecuada para con el niño. De hecho, uno es considerado responsable – debe responder, debe rendir cuenta – de lo que se le ha donado o confiado y si el don o lo confiado se refiere no a una cosa sino a una persona, la responsabilidad aumenta si dicha persona es necesitada de cuidados o de protección. Por tanto, todo niño y, más aún si está enfermo, debería despertar siempre en los adultos – ya sean parientes, maestros, agentes sanitarios o lo que se pueda imaginar – la conciencia de un deber preciso que se podría definir con la expresión cuidar a alguien, es decir, estar dispuestos a identificar y a satisfacer, con solicitud y en lo que sea posible, las necesidades corporales y espirituales de la persona que nos han confiado. 1. Lo específico cristiano de la responsabilidad en las profesiones sanitarias En lo que se refiere a la actitud moral, la responsabilidad es un fenómeno humano, no específicamente cristiano. Se funda en la racionalidad de la naturaleza humana y en su capacidad de afrontar las propias decisiones y de las propias elecciones. Sin embargo, una visión del hombre exasperadamente individualista y su consiguiente relativismo ético, han puesto fuertemente en discusión este asunto, insertando el ámbito de la responsabilidad en una perspectiva meramente de procedimiento que hace palanca sólo en los denominados “procedimientos” mínimos, de naturaleza más ritual que sustancial, como por ejemplo el proporcionar informaciones, lograr consensos, respetar lo privado, etc. Dado que dicho planteamiento tiende a excluir toda “norma” proveniente de la misma realidad, en particular de la naturaleza humana, es inevitable que – como veremos más adelante – surjan serias dificultades para el actuar concreto cuando se tocan los bienes sustanciales del ser humano como, por ejemplo, su vida y su señoría moral. Por otro lado, debemos tener presente que la perspectiva moral no es algo estático, que se define una vez para siempre en sus mínimos detalles, sino un proyecto en camino con el hombre, al menos en lo que respecta las decisiones individuales, que se insertan en contextos humanos siempre nuevos. Precisamente el actuar moral del médico es un ejemplo de la necesidad de una afinación continua de la ética profesional, en estrecha conexión con el desarrollo científico de la medicina y con una sensibilidad cultural que también está en continua evolución. La respuesta a los dilemas éticos planteados por la praxis médica contemporánea requiere una búsqueda asidua de lo que es auténticamente humano y, por tanto, moralmente correcto, ya que muchos problemas que se plantean hoy a veces son totalmente nuevos y constituyen “desafíos” morales, sobre todo cuando se afrontan en un contexto secularizado que no facilita el consenso sobre la verdad y el bien. Interrogarse sobre la responsabilidad cristiana en el ámbito clínico significa, pues, interpelarse de qué modo el mensaje del Evangelio puede llegar a los contextos sanitarios contemporáneos, y de qué modo el mensaje de salvación se puede anunciar a los que sufren por la enfermedad y a los que trabajan para aliviar el sufrimiento de los enfermos; en otras palabras, significa interrogarse si se puede evangelizar el sufrimiento y el servicio al sufrimiento, de manera que a través del actuar moral de creyente, todo hombre que sufre haga que la en- fermedad se convierta no en una pendiente insuperable e insensata, sino en un lugar de encuentro con Cristo y su salvación. De hecho, la fe en Jesucristo, al abarcar toda la persona, funda junto con la naturaleza humana la verdadera identidad de la persona cristiana y, al igual que la naturaleza humana, es fuente de normatividad para el actuar cristiano. Por tanto, la primera normatividad para el cristiano proviene de la “humanidad”, es decir, de aquel deber primordial de actuar como humano que es la ley natural: de hecho, esta es un don sabio del Creador. Los criterios para discernir el bien, para identificar los valores y las normas que sostienen el sentido de responsabilidad son también para el cristiano, criterios “humanos” que están en la capacidad de descubrir y aplicar la razón práctica. Sin embargo, existe un patrimonio moral “exclusivo” del cristianismo, en el sentido de que se puede reconocer y se puede actuar concretamente sólo a la luz de la fe y de la gracia. Y esto sin sombra de contradicción con lo que es propiamente humano. De hecho, la fuente de uno y de otro es única: Aquel que crea el hombre como persona, libre de elegir y responsable de lo que ha elegido, es Aquel que lo llama a la fe. La fe en Cristo amplía y perfecciona el horizonte de lo humano: ofrece una palabra única para el actuar del hombre, que es siempre una palabra de salvación para quien la practica. El valor incondicionado de la vida del “pequeño” desfigurado por un déficit congénito o por una enfermedad invalidante representa un ejemplo extremo de que el hombre no tocado por la gracia podría no estar en la capacidad de percibir, pero que para el creyente en Cristo se vuelve una precisa responsabilidad y un lugar privilegiado de testimonio de la propia fe. Así como la identidad humana, también la 98 identidad cristiana se vuelve reconocible precisamente a través del actuar. El actuar moral es, pues, la verificación última de la fe. El cristianismo tiene su moral específica ya que posee su antropología específica, aquella de ver en cada hombre, por un lado la imagen de Dios y por el otro una criatura en estado de precariedad y de necesidad de salvación, salvación que nunca podrá alcanzar por sí misma. Insisto en que, antes de tratarse una espeficidad ética, la especificidad cristiana es una especificidad antropológica, que ofrece los contenidos en los cuales la ética cristiana está llamada a reflexionar, proporcionando de este modo un entendimiento más elevado de lo que hace que la vida humana sea digna de ser vivida. 2. Los ámbitos de responsabilidad cristiana en la medicina pediátrica Llegamos así al punto central de nuestro tema: ¿dónde surge lo específico cristiano de la responsabilidad en el cuidado de los niños enfermos? Hay que anteponer que también en la sociedad secularizada se ha desarrollado hoy una apreciable atención a las numerosas necesidades de los niños. Un ejemplo por todos lo encontramos en la Convención sobre los derechos de la infancia1 que la ONU emitió en 1989, en la que se afirma, teniendo en cuenta LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS la dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana, de la igualdad y del carácter inalienable de sus derechos, que los niños deben recibir la protección y la asistencia que necesitan para desenvolver integralmente su papel en la sociedad y que, debido a su falta de madurez física e intelectual, necesitan protección y cuidados particulares, ya sea antes como después del nacimiento. La Convención afirma también que el interés del niño debe gozar de una atención preeminente y que es necesario asegurar al niño la asistencia y los cuidados necesarios a su bienestar (art. 3), así como el derecho de acceder a un mejor estado de salud posible y beneficiar de los servicios médicos y de rehabilitación (art. 24). Estos derechos del niño, reconocidos universalmente, han sido acogidos ampliamente, por lo menos en los países industrializados, en el ámbito de los servicios sanitarios que se brindan a los pequeños pacientes. En toda realidad hospitalaria y asistencial, para el creyente está en juego en primer lugar la responsabilidad cristiana de la solidaridad, de aquel valor ético y existencial que funda el cuidar al otro, que se basa tanto en el mandamiento nuevo del amor que en el reconocimiento de la misma dependencia entre los individuos como dimensión intrínseca al hombre que empuja a sentirse responsables de los demás, socorriendo al prójimo más débil y necesitado de ayuda. En primer lugar, la solidaridad es una realidad profundamente humana y evangélica; sin embargo, se convierte también en un deber profesional para los que revisten un papel social y de servicio, como es el caso de los agentes sanitarios. Aquí, la profesionalidad no se limita a la erogación de un servicio en el plano técnico y humanitario, sino implica en una forma personalizada de servicio que, a través de la acogida integral del otro, construya una relación auténticamente humana. En este sentido el valor de la solidaridad cristiana toma las distancias de una interpretación contemporánea bastante difundida que la identifica con formas simplemente pietistas, movidas por lo general por instancias emocionales o por porclamas de principio bastante abstractas; de hecho, ella requiere un compromiso serio, no fugaz, que tiende a afrontar en forma real las situaciones concretas de necesidad. Para el cristiano, la solidaridad tiene su fundamento y modelo en Dios mismo, en su misterio trinitario y en su hacerse solidario con el hombre hasta llevarlo a la comunión con Él. En esta perspectiva, en cuanto radicada en la comunión con Dios, la profesionalidad cristiana encuentra su forma más elevada en la charitas, en el agape, en aquel amor que se caracteriza por la gratuidad y por la donación de sí mismo2. La charitas supera las exigencias de la justicia3 y de la conmiseración y se abre al compartir que de suyo puede ser ilimitado, y llegar hasta el don total de sí mismo. La charitas es, pues, la plenitud de cualquier relación humana y es la forma propia de la solidaridad cristiana. En la práctica, se vuelve concreta en la acogida integral del otro, como expresión de la atención a la persona humana y a su dignidad incondicional; en este caso, el creyente no dejará de advertir el enfrentamiento con los empujes individualistas actuales de la cultura del “individuo” que cada vez más tiende a subjetivizar las necesidades, a cerrarse en comportamientos privados. Una conclusión inmediata de lo dicho hasta ahora podría ser ésta: la responsabilidad, tanto a nivel humano como cristiano, con respecto al niño enfermo 1) se debería expresar en la defensa de su vida precisamente porque está amenazada o disminuida por la enfermedad, en el reconocimiento de hecho de la dignidad incondicionada también cuando está gravemente afectado por malformaciones de handicap congénito o por inmadurez pre o post nacimiento; 2) dicha responsabilidad debería prevalecer en otros deberes como los que derivan de las cargas para la familia, para la sociedad y para el sistema sanitario, etc. El primado de la persona, sana o enferma, y por lo tanto del niño, o enfermo, debería ser compartido por todos, sin titubeos y no sólo de palabras; sin embargo, esto encuentra una creciente dificultad de reconocimiento no solamente en el mundo político, económico, productivo, etc. sino también en las profesiones sanitarias. Al respecto, quisiera pasar rápidamente en rese- 99 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 ña dos situaciones que hoy parecen reflejar una inesperada pérdida de la percepción de las prioridades en el mundo de la salud en la edad evolutiva. Por un lado, me refiero a los debates sobre el cuidado de los recién nacidos afligidos por espina bífida y sobre la reanimación de los grandes prematuros; por el otro, a la prevención de la esterilidad de los chicos que deben someterse a tratamientos oncológicos. Si en el primer caso parece que la responsabilidad falte por defecto; en el segundo, parece que ella se quiere extender de modo poco razonable. En las dos alternativas es siempre el niño que corre el riesgo de sufrir las consecuencias. 3. El déficit de responsabilidad Cuando lamentablemente un niño nace con una grave enfermedad o con un serio defecto congénito, el médico se encuentra frente al desagradable dilema de decidir que tipo de intervención sea clínicamente posible y razonablemente indicada para salvar al pequeño enfermo: la medicina no es omnipotente y el neonatólogo y el pediatra más veces de lo que quisieran, se encuentran en la situación de no poder hacer casi nada realmente útil. Sin embargo, una cosa es renunciar a tentativas que en ciencia y conciencia se consideran ineficaces para un determinado paciente, y otra es imponer límites con bases no clínicas sino utilitaristas que excluyen que los pacientes difíciles o demasiado costosos accedan a tratamientos proporcionados por el sistema sanitario. En el año 2005, la Dutch Association of Paediatrics adoptó el conocido Protocolo de Groningen que introdujo en la práxis médica el concluir deliberadamente la vida de los recién nacidos afectados por espina bífida o por otras anomalías comparables con ésta. Dicho protocolo puede ser considerado como la síntesis de una serie de actitudes bastante difundidas hoy con relación a los niños afligidos por anomalías congénitas, con una previsible discapacidad futura. Según el protocolo, la decisión de interrumpir la vida de un recién nacido representa una hipótesis por considerar relativamente a tres categorías de pacientes: 1) los que no tienen chance de sobrevivir4; 2) los recién nacidos en régimen de terapia intensiva que tienen un pronóstico extremamente infausto, sobre todo en lo que se refiere a la calidad de vida5; 3) niños que, aún sin depender de cuidados intensivos, según el parecer de los médicos y de los padres tienen una calidad de vida muy reducida además de intensos sufrimientos. De hecho, en estos casos, médicos y padres podrían añadir legítimamente al juicio compartido que la muerte sería la solución más humana que continuar a vivir, autorizando así que se concluya con la vida de los recién nacidos. Las objeciones que se han elevado ante este protocolo son muchas y están fundadas científicamente; no me detengo en ellas y al respecto remito a la literatura especializada6. Pero quisiera hacer una consideración que podría aparecer simple, pero evidentemente no es tal visto que se producen documentos de este tipo. Los Autores7 del protocolo emplean una terminología extremadamente franca al referirse a las prácticas de terminar con la vida. No hay ninguna discreción para indicar la interrupción activa de una vida humana, la muerte procurada; tampoco hay la tentativa de disminuir dicha conducta, por ejemplo tratando de hacer entrar en las categorías de no-ensañamiento terapéutico o de proporcionalidad de los tratamientos. Ponen en evidencia que ya no hay más la conciencia moral del mal realizado, por lo que no existe ni siquiera la necesidad de enmascararlo o atenuarlo; simplemente se declara porque ya no es percibido como malvado. Una posición no distante de la del Protocolo de Groningen es la que prevé la no-reanimación de los recién nacidos gravemente pre-término o de peso muy bajo. Es una posición que en Italia ha sido propuesta por la Carta de Florencia, pero que posteriormente ha sido rechazada por la Sociedad Italiana de Neonatología. En este caso, la indicación a la no-reanimación es motivada no tanto por las escasas posibilidades de éxito de las técnicas de reanimación, sino por el temor de que las secuelas de la prematuridad no permitan que el niño (y a veces su familia) alcance una calidad de vida considerada satisfactoria. Ni siquiera se piensa en el hecho de que ofrecer una expectativa de vida constituye precisamente aquella beneficialidad que representa el primer fundamento de la legitimidad ética de todo tratamiento médico. La oferta de una expectativa de vida no debería considerarse como un beneficio de poca cuenta y menos aún un daño para el paciente, y esto prescindiendo de las posibles consideraciones sobre la futura calidad de vida de aquel paciente. La salud es ciertamente un valor importante y una condición para la realización de muchas actividades humanas, pero no es una condición para la realización plena de la humanidad de un sujeto, de lo que llamamos comunmente “felicidad”: la felicidad en sentido pleno está permitida también en presencia de una salud precaria. En cambio, es evidente que enfatizar el dolor que no puede ser tratado o el posible sufrimiento futuro de estos recién nacidos, hace aparecer la máscara detrás de la cual esconder decisiones que parten de valoraciones sobre la calidad de vida y que conducen a nuevas ideologías discriminatorias. En setiembre del 2006 la cátedra de Neonatología de la Universidad Católica en colaboración con el Instituto de Bioética, ha elaborado y publicado las líneas-guía para evitar el eventual ensañamiento terapétuico en neonatología8; de todos modos, estas indicaciones excluyen explícitamente que la calidad de vida que se proyecta para el recién nacido constituya un criterio para decidir no reanimar al pequeño paciente. 4. El exceso de responsabilidad Existe una responsabilidad proporcionada al niño para introducirlo en la realidad y ayudarle a construir su personalidad y su autonomía. Este proceso educativo de gran delicadeza, implica componentes tanto psicológicas como morales y requiere un seguimiento constante para que el temperamento y el carácter se forjen de la verdad y de modo psicológicamente equilibrado. La enfermedad y las dinámicas del cuidado pueden amenazar gravemente ambos aspectos, sobre todo en el adolescente, que se encuen- 100 tra en una fase crucial para el desarrollo de la conciencia moral, de la capacidad de orientarse por cuenta propia hacia el bien y reconocerlo como vinculante. La necesidad de una educación moral a menudo se deja de lado hoy o se ignora, aunque más raramente se niega. En particular, cuando se toca el ámbito de la sexualidad a menudo el adulto adopta una actitud frente al adolescente que oscila entre la desenvoltura y el embarazo, en todo caso se trata de una especie de huida de la responsabilidad. No es el momento para detenernos ni en los modos ni en sus causas; pero sobre el particular quisiera detenerme sólo en una problemática bastante peculiar de la pediatría oncológica. Se sabe que los efectos indeseados de los agentes antiblásticos y de la terapia radiante que se emplean para contrarrestar muchas enfermedades tumorales, incluyen entre otros una reducción temporánea o permanente de la fertilidad. Algunos regímenes de tratamiento se asocian a un elevado riesgo de azoospermia. Mientras nuevos regímenes de tratamiento, cuyos resultados aún se deben verificar, parecen poseer una menor toxicidad9. De todos modos, una cuota de estos pacientes (variable, según el régimen de tratamiento empleado) aunque se retoma la espermatogénesis, presenta también después de años una calidad del esperma a veces severamente comprometida. Por esta razón, hoy se recomienda la oferta rutinaria de la crioconservación de se- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS men tanto en los adultos como en los chicos que han llegado a la pubertad. El protocolo de recolección de semen propone la recolección de 3-6 eyaculaciones, cada una después de 48-96 horas de abstinencia10. Un estudio llevado a cabo en Alemania11 mostraría que adolescentes de la edad de 14 años están en la capacidad de discutir la decisión de conservar el semen y, salvo el caso de pocas excepciones, tienen la capacidad de masturbarse para obtener pruebas de semen. También se ha sugerido, en el caso de chicos que no quieren o no pueden efectuar esta praxis, que se recurra a los aparatos empleados en los sujetos con lesiones de la médula espinal: “strong vibrator” o una sonda eléctrica rectal, medios que, entre otros, se deben efectuar bajo anestesia para evitar el dolor. Pues bien, en la mayor parte de la literatura científica las únicas problemáticas éticas tenidas en cuenta con respecto a la recolección del semen se refieren a la obtención de un consentimiento informado claro de parte del paciente y de su familia y el detenimiento de los costos que el paciente debería afrontar para los procedimientos de extracción y de crioconservación. Algunos artículos proponen también incluir en el consentimiento informado de directivas anticipadas referente a la posibilidad que los padres del paciente, en caso de muerte del paciente, obtengan un nieto recurriendo a la maternidad subrogada. Se recomienda la institución de policy y la implicación de un consultor eticista que ayude a las familias, teniendo en cuenta los importantes aspectos emocionales implicados y la complejidad del consentimiento sobre todo para el futuro. Sin embargo, en lo que respecta a las cuestiones éticas referentes a las formas de extracción del semen, a las reales posibilidades de empleo, a los difíciles problemas elevados por los procedimientos de procreación asistida, a la banalización de la paternidad, etc., el silencio es desolador. A lo más, se hace presente la eventualidad, no muy rara, que los padres estén más interesados que el mismo paciente con el fin de asegurarse la posibilidad de tener nietos, mientras el chico podría tener aún dificultad para comprender si el deseo de ser padre se conforma a él. Más bien, es evidente que la adopción de dicho “procedimiento”, forzadamente técnico y queridamente amoral, difícilmente puede entrar en los intereses de un chico que se encuentra luchando entre la vida y la muerte. La responsabilidad de parte de quien se ocupa de él no debería cargar de pesadas responsabilidades a quien recibe dichos cuidados. En efecto, la responsabilidad del agente sanitario ni se limita a un empleo éticamente adecuado de los tratamientos médicos, ni se extiende más allá de las intervenciones realistas, proporcionadas y ya consolidadas. Esto sí, ella debe considerar con atención las necesidades fundamentales que el niño presenta, como persona y en la peculiaridad de su proceso evolutivo, y no último como hijo de Dios, amadísimo en su “pequeñez” por el Padre Celestial. Mons. IGNACIO CARRASCO DE PAULA Canciller de la Pontificia Academia para la Vida Director del Instituto de Bioética en la Universidad Católica del Sagrado Corazón, Roma Notas 1 El texto recopila muchas Cartas y Declaraciones referentes a los derechos del niño. 2 Cfr. Benedicto XVI, Deus caritas est, 25XII-2005. 3 La justicia, y con ella la equidad, requiere que haya ante todo el reconocimiento de los derechos fundamentales e inalienables del individuo, que nacen de su misma dinidad humana. 4 Se presupone que morirá inmediatamente después del nacimiento, no obstante la aplicación de los remedios disponibles. 5 Por ejemplo, los recién nacidos con graves anomalías cerebrales o daño de órgano ampliado a hipoxemia extrema. 6 En particular, merece que se considere con mucha atención el trabajo de De Jong HT, Deliberate termination of life of newborns with spina bifida, a critical reappraisal, Childs Nerv Syst. 2008 Jan; 24 (1): 13-28. 7 Verhagen E, Sauer PJJ, The Groningen Protocol - euthanasia in severely ill newborns, New Engl J Med 2005; 352: 959-962. 8 El documento tiene como título “Propuesta de Líneas-guía para la abstención del ensañamiento terapéutico en la práctica neonatológica”. 9 Trottmann M, Becker AJ, Stadler TH, et al., Semen quality in men with malignant diseases before and after therapy and the role of cryopreservation, European Urology 2007; 52: 355-67. 10 Schover LR, Agarwal A, Thomas AJ, Cryopreservation of gametes in young patiens with cancer, J Pediatric Hematoloogy/Oncology 1998; 20 (5): 426-28. 11 Kliesch S, Behere HM, Jurgens H, et al., Cryopreservation of semen from adolescents with malignancies, Med Pediatr Oncol 1996: 26: 20-7. 101 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 8. Diálogo interreligioso ABRAMO ALBERTO PIATTELLI 8.1 Hebraísmo Durante el rezo de los pasajes del Shemá, la profesión de fe que para el hebreo fiel a su tradición tiene lugar dos veces al día, se repite la frase del Pentateuco: “Las repetirás a tus hijos, hablarás con ellos cuando estás en su casa, cuando caminas por la vía, cuando te acuestas y cuando te levantas (Dt 6,7). Está fuera de duda que el texto habla de hijos menores, es decir, aquellos que aún no han alcanzado la edad de trece años y que por lo tanto se encuentran bajo al tutela y la protección de su familia. De hecho, en ésta recae la obligación de la educación y de la transmisión de los valores de la tradición a los proprios hijos. De todos modos, el texto denota el particular cuidado y la preocupación que hay que tener para con el menor, por su salud física y moral. Entre las obligaciones que según el Talmud incumben en los padres, además de las relacionadas con la instrucción, de inserción en el mundo de las profesiones y de conducirlo al matrimonio, está también la obligación de enseñarle a nadar. Con esta imagen bastante pictórica, se quiere subrayar la necesidad de proporcionar al menor no sólo los instrumentos que garanticen su supervivencia, sino asegurarle los medios que tutelen su vida y su salud física. Pero una cosa es clara: la relación entre adulto y menor no debe ser tomada a la ligera y de modo poco responsable. Todo esto deriva también de otra consideración. En la tradición hebrea, y bíblica en particular, generalmente los hijos y los niños, constituyen algo querido y precioso porque profundamente deseados y son signos evidentes de bendición y de intervención de la Providencia divina. La Escritura bíblica, a través de las palabras vachai beam (Ex 18,5), es decir, “para que viva en ellos” (a través de la observancia de los preceptos y de las leyes de la Thorá) o bien “a fin de que viva en medio de ellos” (en medio a la sociedad de los individuos), pone en evidencia un principio muy importante. La vida es un bien supremo que debe ser tutelado por encima de cualquier otro objetivo. Pero dicha disposición vale tanto para el individuo adulto como respecto al menor en quien todavía no incumbe la obligación del respeto y de la observancia de la Thorá. Al respecto, quisiera proponer un ejemplo. La tradición hebrea prevé que el niño en el octavo día de su nacimiento sea sometido a la circuncisión del prepucio para indicar precisamente la entrada en el pacto de Abraham. Pues bien, en este caso es suficiente una leve indisposición del niño para que todo se reenvie hasta el completo restablecimiento del menor. Todo esto ya que el Eterno, Dios de la vida, desea la vida del individuo y que la Thorá sea instrumento de vida y de progreso moral para los hombres. En la literatura rabínica manifestada en el Talmud se repite un principio según el cual el menor no es responsable frente a la ley ya que no está en la posesión de la madurez intelectual. Al mismo tiempo, se establece que si alguno proporciona un daño a un menor, debe ser considerado como responsable ante la ley ya que la Escritura establece: “Y un hombre que golpea a cualquier ser humano” (lit. Nefesh, alma) (Lv 24, 17), es decir, prescindiendo de cualquier edad del individuo. Es posible leer estas palabras en clave de la intervención médica: cada intervención debe ser atenta y puntual. Si se desea proceder a una breve investigación histórica a través de las fuentes bíblicas y talmúdicas, nos damos cuenta que son pocos los casos referentes a enfermedades o accidentes de niños. Es interesante lo que se refiere al nieto del rey Saúl. El texto bíblico nos informa que Jonathan, hijo de Saúl, tenía un hijo de nombre Mefiboshet que desde la edad de cinco años se había quedado cojo de ambas piernas después que la nodriza, en fuga después de la derrota del rey, lo había hecho caer de un muro. Mefiboshet no tendrá un papel político particular durante el reino de David. De todos modos la Escritura nos enseña que el handicap no debe ser callado o escondido y ni siquiera ser motivo de marginación y de segregación, sino por el contrario debe estar presente en la asistencia y en la preocupación de la sociedad. Otros dos casos se refieren a la acción del profeta Elías y la de su discípulo Eliseo. En ambos episodios se habla de niños que al haberse quedado sin respiro o quizás sin 102 vida, son reanimados por dos famosos personajes. Según la exegesis rabínica se trató de un caso de haskará, una enfermedad propia de los niños que comporta la inflamación de la garganta y el riesgo de sofocarse o, según otros, una forma de escarlatina con fiebre alta. Hay que tener en cuenta que durante los ritos contra la sequía que describe la Mishná, se imploraba también “que la haskará non recaiga en los niños”: en este caso la oración por la salud de los niños es un elemento importante en la tradición hebrea. El cuidado de los niños es tarea peculiar de la familia. Pero también la sociedad debe hacer su parte a través del desarrollo de la medicina pediátrica y la asistencia debido a las especiales necesidades de los menores en términos de su desarrollo, nutrición y enfermedades infecciosas. Esto vale sobre todo en nuestros días en los que lamentablemente la tendencia es marginar al débil, al indefenso, en fin, a aquel cuyo aporte es considerado insuficiente para las exigencias económicas y sociales de la población. Otra consideración me lleva a recordar que las necesidades físicas, emocionales y espirituales del niño son diferentes con respecto a las del adulto. Baste pensar que la simple nutrición del niño cambia según los varios niveles de edad, de desarrollo, de cultura y de las condiciones de salud. Con mayor razón esto vale para cualquier acercamiento médico-sanitario que se tiene con el menor. Los problemas ético-médicos referentes a los menores se refieren sobre todo al hecho que cualquier LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS decisión referente a ellos es tomada por otros, ya sea que se trate de los padres, de los tutores o incluso de los tribunales. El presupuesto de esto es que los menores no tienen la capacidad de tomar decisiones para consigo mismos y, por tanto, un sustituto paternalista decide en su lugar. En mi opinión, el fundamento de este poder decisional no debe ser otro sino el mejor interés del menor, principio que debe guíar cualquier acercamiento médico. En este ámbito están involucradas las situaciones éticas de delicadeza extrema. Ver por ejemplo hasta qué punto está permitido callar la verdad al paciente, o el consentimiento de parte del enfermo, la privacidad del paciente, el enfermo terminal, donación de órganos, etc. Es obvio que en ciertos casos la intervención del pediatra debe estar acompañada por el parecer de agentes particulatres como el psicólogo o de un rabino como hombre de religión. Un discurso particular merece la experimentación sobre los menores. Todos nos damos cuenta que no es posible alcanzar resultados positivos en el campo de la pediatría en general, ya sea que se trate de una nueva medicina como de un nuevo tratamiento, si no se procede antes a la experimentación en los mismos sujetos. Es enorme e irreversible el daño físico y psíquico que puede sufrir el menor por esta razón. Pero nos falta su asentimiento y consentimiento. Entonces vemos cuan grande es la responsabilidad que tienen los médicos y también los experimentadores. Se dice que quien salva la vida de un individuo es como si salvase el mundo entero. Pero cuánto más va- le este principio para la vida de un niño, para su vida in fieri que quizás cuántas perspectivas positivas contiene ella. En los últimos tiempos se ha manifestado en la comunidad hebrea, sobre todo en sus instituciones sanitarias, la orientación a implicar lo más posible al menor hacia una decisión consciente, allí donde la edad y la madurez lo permiten, ninguna diferencia debe existir entre el menor y el adulto en lo que se refiere a la protección y el derecho a la salud. Así como también el derecho a acceder a las entidades sanitarias y de asistencia, derecho al alivio del dolor y del sufrimiento y a la destinación a favor de él de recursos económicos y de instrumentos de intervención. He tratado de resumir brevemente las líneas que la tradición hebrea traza con respecto a la enfermedad del menor y a los derechos sacrosantos de estos. Concluyo recordando que un término empleado por la lengua hebrea para indicar al menor es ben que literalmente significa “hijo”, así como lo recordaba al comienzo de mi intervención con las palabras bíblicas “las repetirás a tus hijos”. Pues bien, la palabra ben se enlaza con el verbo baná que significa construir. Los hijos, los menores, son el sinónimo de constructores, es decir, de aquellos en quienes ponemos nuestras esperanzas y nuestro futuro, y que por tanto merecen nuestra protección, nuestro cuidado y nuestra atención. Prof. ABRAMO ALBERTO PIATTELLI Rabino Jefe de la Comunidad Israelita de Roma Docente en la Pontifica Universidad Lateranense 103 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 REDWAN ABDALLAH 8.2 Punto de vista islámico En el nombre de Dios, Clemente y Misericordioso. Bendiga Dios al Profeta Muhammad junto a los Profetas Moisés y Jesús y a todos sus Profetas y Enviados, y la paz sea en ellos. Eminencias, Excelencias, Señoras y Señores, os saludo con el saludo del Islam, assalam alaykum, la paz sea con vosotros. Me siento particularmente honrado para tomar parte, en representación del Centro Islámico Cultural de Italia, que acoge la mezquita más grande de Europa, en la vigésima tercera Conferencia Internacional organizada por el Pontificium Consilium pro Pastorali Valetudinis Cura. El tema de esta Conferencia, elegido por su Santidad el Papa Benedicto XVI, “La solicitud pastoral en el cuidado de los niños enfermos”, es una temática de gran importancia y de gran impacto emocional, y la elección del Santo Padre es de gran sabiduría. En general los niños y especialmente aquellos enfermos, merecen nuestra atención, nuestro afecto y amor. En este noble congreso están reunidos hoy los representantes del mundo académico y científico, médicos e ilustres clínicos, exponentes políticos, representantes de la sociedad civil, religiosos, familias, voluntarios. Todos reunidos con una única preocupación: reflexionar juntos, cada uno según sus competencias y según sus propias convicciones, para ayudar a los niños enfermos. Como todas las religiones, el Islam está llamado a brindar su aporte para aliviar el sufrimiento en los pequeños enfermos. La intervención y la contribución de las religiones no se deben interpretar como alternativas a los cuidados médicos o al papel que desempeña la familia. Toda intervención y todo rol se complementan con los demás. La colaboración entre los médicos, la familia y los voluntarios, junto con el sostén de la religión, pueden lograr resultados extraordinarios. Como pueden notar, hablo de sostén de la religión y no de parte de los religiosos. En la tradición hospitalaria de los países musulmanes no hay religiosos, como voluntarios o encuadrados como empleados en un lugar de trabajo, que se ocupan de los enfermos acompañándolos en su recorrido de sufrimiento. Esto no significa absolutamente que la religión está ausente, antes bien, la fe está constantemente presente, ya que está difundida en todo el tejido social. Ella se manifiesta a través de los médicos, de los familiares y del mismo enfermo. Dicha presencia permanente de la fe, se manifiesta en las palabras de las personas que encontramos en los hospitales y vemos que están al lado del enfermo. Pienso en expresiones que se acostumbra decir como: “estamos en las manos de Dios”, “esta es la voluntad de Dios”, “invoquemos la misericordia de Dios”. Recuerdo las palabras que me confió un gran cirujano marroquí mientras salía de su división: “He hecho todo lo que he podido. El resto lo hará Dios”. En el lenguaje común, la presencia permanente de Dios frente a la enfermedad, traduce de modo claro el papel de la fe y del alcance que tiene, de su doble aspecto de refugio y de protección, frente a los efectos devastadores y destructores de la enfermedad. Se invoca la misericordia de Dios, a fin de que venga a auxiliar a todas sus criaturas, y de manera particular a las que se hallan en situaciones de extrema fragilidad. Se cubre esta fragilidad con un manto de humanidad que se vuelve aún más sensible cuando se trata de un niño inocente que es atacado por el mal. El sufrimiento es un trauma y una laceración que transforma la existencia, pero al mismo tiempo puede convertirse en una profunda experiencia humana, que ayuda a comprender el sentido de la vida y su valor y, sobre todo, puede ser una oportunidad para acercarse o volverse a acercar a Dios. Aprender a “sufrir con dignidad”. Considerar la enfermedad como expresión de la voluntad divina es la base de este acercamiento, porque el dolor y la enfermedad, así como la vida y la muerte, forman parte de la existencia humana, regida y regulada por las leyes divinas. Debemos combatir el sufrimiento y el sentido la fe en Dios, a quien pertenece la vida, ayuda a soportar sus efectos. La ayuda que proviene de la medicina y del mundo de la salud es una obligación: es necesaria y se debe recurrir a todos los medios lícitos y sacar provecho de los frutos de la ciencia médica y de las técnicas que hoy tenemos a disposición para afrontar la enfermedad, rogando a Dios que alivie los sufrimientos de nuestros niños, curándolos 104 y permitiéndoles recuperar la sonrisa y el gozo de vivir. Como provengo de la orilla sur del Mediterráneo, es decir, de Africa, no puedo concluir mi intervención sin dirigir mi pensamiento a millones de chicos que sufren, no sólo debido a las enfermedades, sino también por el hambre y la sed, porque son víctimas del analfabetismo y de la falta de toda forma de LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS asistencia sanitaria. Chicos que sufren, porque son víctimas de las explotaciones más horribles. Sólo les puede salvar una verdadera cadena de solidaridad, a escala planetaria. No es una misión imposible si cada uno de nosotros se sentirá implicado humanamente y se asumirá sus propias responsabilidades. Ante todo, los poderosos del mundo deben hacer su parte. Si en el arco de algunos días los poderosos del mundo han desembolsado más de mil millones de euro para salvar a los bancos, ¿no se puede realizar un gesto parecido para salvar aquella parte del mundo que sufre? Dr. REDWAN ABDALLAH Secretario General del Centro Cultural Islámico de Italia Roma KEZEVINO ARAM 8.3 Atención al niño enfermo: perspectiva de un médico que trabaja en el campo Eminente Moderador y estimados colegas: Agradezco por haberme invitado a este debate interreligioso que pone la atención en el enfermo. Las experiencias referentes a la mortalidad y a los estados patológicos en el mundo, nos muestran que aún hoy afectan a los niños de manera desigual y con diferentes porcentuales. El escenario mundial actual de esta situación (en ámbito social, económico y político) debería suscitar sentimientos de vergüenza en nosotros. Los recursos a nuestra disposición ciertamente pueden garantizar una vida más sana a todos los niños. Al respecto, actualmente existen señales positivas con modelos realizados en los países industrializados, pero son pocos y se concentran en esta parte del mundo. De aquí que en este contexto la leadership del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios reviste un papel muy importante, ya que este Dicasterio se coloca al servicio de una amplia parte de la comunidad global y en particular de aquella más vulnerable. Como médico pediatra, aprecio mucho este espacio dedicado al debate y a una colaboración constructiva y como persona de fe me alegra tener esta oportunidad para vivir la fe a través de una acción colegial. La Jornada del Niño en India Ante todo, deseo hablarles de la Jornada del Niño en India, iniciando con una anécdota que ya he presentado en un escrito mío: “Hoy es la Jornada del Niño – me dice Asha, una niña de 11 años. Viendo su entusiasmo, le pregunto qué habría querido hacer en esta jornada especial, dedicada a ella y a millones de niños y niñas como ella. Sonriendo, sin titubeos, Asha me responde: ‘¡Quisiera hacer algo que me haga feliz! Entonces me he dado cuenta de cuan privilegiado era servir a estos niños extraordinarios, a través de muchas iniciativas a favor de la infancia que habíamos tenido la suerte de poner en práctica”1. Pero vivir este privilegio con un sentido de esperanza significa una lucha continua para la mayoría de los agentes sanitarios: las costumbres de la sociedad, la educación médica basada en el hospital, las diferencias estructurales en la programación, los recursos no distribuidos equitativamente, las políticas de información sobre las enfermedades, los colegas frustrados y la mayoría de los niños invisibles y vulnerables cada día nos plantean retos de diferentes modos. Por estas razones y otras más pienso que ¡es necesario reflexio- nar y explorar la posibilidad de trabajar juntos! ¿Por qué concentrarse en el niño enfermo? La situación cada vez más difícil hecha de pobreza, de privaciones y de enfermedades, en las que se encuentran numerosos niños, es una preocupación para todos. La infancia se describe precisamente como una experiencia única que recibe la influencia de dos procesos importantes: el crecimiento y el desarrollo2. Todo niño y su familia aspiran un cuerpo y una mente sanos y es obvio que toda familia aprecia el ‘don de tener un hijo’3. De aquí que no es sólo lógico sino también ético colaborar, yendo más allá de nuestros espacios tradicionales y ‘cómodos’, luchando por una causa y afrontando un reto que son universales. Los niños nos dan la visión sobre como camina la sociedad. En este contexto considero las estadísticas y la experiencia de mi país con respecto a la mortalidad y a las enfermedades. De mil millones de hindúes, los niños constituyen cerca de un tercio de la población. La vida está comprometida en su inicio para la mayoría de nuestros niños, de los cuales sólo el 30% nace 105 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 con un peso adecuado. Los estados patológicos como resultado de enfermedades y privaciones, se reflejan de muchas maneras. Por ejemplo, sólo el 64% de los niños recibe un suplemento de vitamina A, el 33% goza de medidas higiénicas adecuadas y el 59% de vacunas para el sarampión. Estos datos reflejan la separación que existe en los servicios sanitarios, a nivel de prevención, de promoción de la salud y de la sanación. El niño enfermo no es vulnerable únicamente por su enfermedad, sino corre el riesgo también porque se encuentra en el círculo vicioso formado por la malnutrición, la enfermedad y la pobreza. Mi profesor de pediatría repetía a menudo: “Un niño no puede esperar. Sus necesidades de hoy son tan urgentes como las que pasan cada día en la sección Emergencias. ¡Si intervenimos con retraso, privamos a los niños de un derecho que les corresponde!”. La enfermedad y la muerte se llevan las preciosas vidas de los niños. India ha declarado un porcentaje de mortalidad del 30% y un riesgo de mortalidad materna igual al de los años setenta4. La experiencia de mortalidad materna refleja la experiencia de mortalidad del niño, ambas están conexas y al mismo tiempo son únicas. El cuidado al niño enfermo se basa en tres principios que promueven la salud; los identificamos en mayor conciencia, cambio en las costumbres y práctica informada. Aunque a simple vista podrían parecer simples, constituyen un requisito esencial ya sea para los agentes sanitarios, como para los millones de niños, hombres y mujeres que tienen acceso y utilizan los servicios sanitarios. En el 2006, el PIB (Producto Interior Bruto) per capita para India era de 820 dólares americanos. Si se divide esta renta per capita, la ‘torta’ se fracciona en partes muy escasas para los niños y para la sanidad. Recuperar los derechos, las responsabilidades, la dignidad y la calidad de vida (¡que cada niño merece!) es parte esencial en la promoción de la salud del niño. Escuchar y trabajar juntos con los niños es algo que deberíamos esforzarnos para que forme parte de nuestro modo de pensar y de ac- tuar, si deseamos hacer realmente la diferencia en la vida de nuestros niños. Si deseamos ayudarles a mejorar su capacidad innata de dar un aporte positivo a la sociedad, su participación debe ser sostenida activamente 5. La expectativa de vida en India se ha redoblado en los últimos 60 años y ha pasado de 32 a 64 años entre 1947 y 2007. Lamentablemente, en este mundo hecho de tecnología moderna y de conexión, se registran sólo el 41% de los nuevos nacidos. La mayoría de ellos se queda sin registrar, no son reconocidos, son invisibles y a menudo están también muy enfermos. Arokiyam o bienestar: perspectiva hindú6 Margas: los senderos que llevan al divino. Son numerosos los senderos hacia el divino desarrollados por los sabios y los yogi hindú, pero generalmente se dividen en cuatro senderos principales: – Raja yoga, el sendero de la meditación, – Karma yoga, el sendero del servicio, – Bhakti yoga, el sendero de la devoción, – Gnana yoga, el sendero del conocimiento. El reconocimiento de la diversidad de los senderos para perseguir lo divino así como el valor intrínseco de cada uno de ellos, puede extenderse para comprender el concepto de la responsabilización y de los cuidados hacia el niño enfermo. Si consideramos los senderos (margas) del yoga que hemos citado arriba, entonces la responsabilización de su esencia es un conjunto heterogéneo. Conocimiento, Compromiso, Acción y Reflexión, todo encuentra su lugar. Además, la promoción de la salud del niño requiere la dinámica que deriva de las personas y de las instituciones que tienen cierta experiencia para perseguir cualquiera de los margas mencionados. Debido a la heterogeneidad para perseguir la autorealización, se podría razonar en una ampliación de las conversaciones y de las partners- hip, yendo más allá de la esfera directa de la religión y de la espiritualidad, llegando a la sociedad civil y a las obligaciones de carácter ético en la asistencia y en el cuidado al niño enfermo. Religión, espiritualidad y causas sociales “El signo característico de la espiritualidad”, dice Swami Agnivesh, “es la sensibilidad en un contexto determinado.” Prosigue diciendo: “Es esto lo que distingue la espiritualidad de la religión en su práctica común. En realidad la religión en sí es fuente de responsabilización para los seres humanos, que se traduce en la consecuencia de entender el sentido y afrontar la vida de todos los días”. Swami Agnivesh habla ampliamente de la relación entre el individuo y lo divino. Ante todo afirma que cada ser humano debe establecer un nexo con lo divino y debe vivir según la disciplina corres- pondiente. En segundo lugar, es necesario entenderse, y son importantes los interrogantes como: quiénes somos, cuál es el significado o el fin de la vida, cuál es la extensión del destino humano y cuáles son los medios para la realización humana, etc. En tercer lugar, debemos ponernos en relación de manera sana con el contexto social en el que las dinámicas del vivir junto con los demás asumen un profundo significado espiritual. En 106 este contexto el dinamismo de nuestra espiritualidad encuentra expresiones prácticas. La persona iluminada espiritualmente no permanece indiferente ante los problemas y los sufrimientos de los demás. La justicia se convierte en la expresión más auténtica de la espiritualidad en el contexto social. Esto requiere un sentido de responsabilidad para el tipo de sociedad que deseamos crear y el tipo de humanidad que prevalece en ella. Cuarto, cada ser humano debe mantener relaciones sanas con el mundo material, con todo el creado que lo rodea. Debe practicar la justicia en el mundo en donde se relaciona con el orden total de la creación, ocupándose del mundo en torno a sí, respetando la integridad de la creación como un aspecto importante de nuestra vocación humana. Cuando no se tiene en cuenta esto y la creación se frusta violando la santidad y la sostenibilidad, entonces precipitamos en una crisis. Los líderes hindúes, incluidos Swami Vivekananda y el Mahatma Gandhi, aún representando a la humanidad, guían a sus mismas comunidades a analizar sus sentimientos para con los hermanos y las hermanas marginados. El llamamiento del Mahatma Gandhi a favor de la libertad total (Poorna Swaraj) incluía tanto la dimensión interior como la exterior. La libertad del prejuicio y de la discriminación ha sido debatida al igual que la política y la económica. Por esto los poderosos intérpretes de la tradición han influido en el pensamiento hindú. Estos líderes han llevado a sus comunidades hacia la transformación y la integración. El diálogo interreligioso como fundamento para la promoción de la salud No olvidemos que aún tenemos mucho por recorrer en el ámbito de la promoción de la salud del niño… debemos celebrar nuestro shramadan (¡el don de nuestro trabajo!), nuestros descubrimientos científicos, los progresos alcanzados en la salud infantil y – más importante aún – los individuos y las instituciones que hemos formado en el campo de la promoción de la LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS salud, especialmente para los niños enfermos… que están presentes en muchas casas, comunidades y naciones. Este es para mí el privilegio que tenemos por ser médicos pediatras. Podemos seguir actuando de manera conjunta: nuestros credos religiosos son diferentes, sin embargo en cada aldea y en cada continente del mundo la mayoría de los creyentes comparten algunas convicciones morales básicas: la dignidad de la vida humana, el derecho de vivir libres de la opresión, de la pobreza y de la enfermedad, y la importancia de ocuparnos de la tierra. Estos credos morales compartidos proporcionan un fundamento para la acción. La cooperación multireligiosa es siempre urgente7. porcionados por la Conferencia Episcopal India. No se trata sólo de compartir el trabajo que todos reconocen, sino de compartir también el compromiso, la calidad y los resultados que lo acompañan. Continuando a servir a las comunidades más débiles del país, los agentes de estas estructuras han sido pioneros para afrontar nuevos retos como el VIH/SIDA y los problemas de salud mental. Pienso que esta colaboración en mi país es la expresión concreta del diálogo interreligioso y de la partnership, que deberá crecer en los años venideros. La búsqueda de la auto-realización, la lucha por el progreso y por el crecimiento de una sociedad basada en los valores es parte preciosa de la perspectiva hindú por el desarrollo humano. El Mahatma Gandhi decía que la fe no admite palabras, debe ser vivida. ¡Mi deseo es que podamos continuar a vivir juntos esta bendición! Dr. KEZEVINO ARAM Director, Shanti Ashram Kovaipudur, Coimbatore, Tamilnadu, India Notas Como Vice-Moderador de las Religiones por la Paz, les dirijo el llamado a explorar este precioso instrumento del diálogo y de la cooperación interreligiosa. Construir comunidades sanas puede ser un modo precioso para asegurar la paz y la justicia. Trabajar por la Comisión para la Salud de la Conferencia Episcopal India ha sido para nosotros una oportunidad significativa. Se calcula que cerca del 10% de los servicios sanitarios en India son pro- 1 Children’s Day: A Reminder / Reflections / Kezevino Aram 2 En la Pediatría, el término crecimiento se refiere al crecimiento físico, mientras que el término desarrollo indica el proceso de madurez. 3 India’s Children: Is reversing the vicious cycle of Deprivation, Stigmatization and Disengagement a Possibility? Paper contributed by Dr.Kezevino Aram to the special NCRI Commemorative Volume to mark the Birth Anniversary of Mahatma Gandhi. 4 Estadísticas UNICEF. 5 Excerpts from the South Asia Interfaith Ethics Education Workshop report. 6 Excerpts from Legal Empowerment to Societal Transformation: The Hindu Perspective/ Swami Agnivesh & Dr. Kezevino Aram. 7 We Can Cooperate For Peace / Religions for Peace. 107 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 CHEN, KAI-YU 8.4 El cuidado espiritual de los niños enfermos, perspectiva budista Principios fundamentales del Budismo Según el Avatamsaka Sutra, precisamente después que había alcanzado la Gran Iluminación, bajo el árbol de la bodhi, Buda exclamó que todos los seres sencientes están dotados de la Naturaleza de Buda, es decir, de la potencialidad intrínseca a todos los seres humanos para alcanzar el Buddahood. Sin embargo, debido a su ignorancia, al apego, a la desilusión y a la contaminación, los seres sencienes están atrapados en el samsāra, el ciclo de la vida y de la muerte. Pero una vez que se dan cuenta de esta suprema verdad, pueden desenredarse y liberarse del samsāra. Esencia de las enseñanzas de Buda La esencia de las enseñanzas de Buda reside en las Cuatro Nobles Verdades, que expuso en su primer sermón luego de haber alcanzado la Gran Iluminación. En realidad, la doctrina de las Cuatro Nobles Verdades equivale al diagnóstico y a la cura de los sufrimientos y de las enfermedades en la vida humana. Por esta razón se ha conferido al Sakyamuni Buddha el título de Gran Médico (o Gran Rey de la Medicina) y el Budismo puede considerarse como la religión de la asistencia sanitaria: Buda como médico, el Dharma (enseñanzas) como medicina y el Sangha (orden) como enfermeros, que son considerados como las tres joyas del Budismo. En contraste con la ciencia médica ordinaria, el Budismo está implicado sobre todo en la curación de las enfermedades mentales o psicológicas, responsables de muchas enfermedades físicas. Las Cuatro Nobles Verdades se pueden formular sintéticamente como sigue: 1. Universalidad del sufrimiento (dukka). 2. Las causas reales y el origen de los sufrimientos están dentro de nosotros (samudaya). 3. Es posible hacer cesar todos los sufrimientos (nirodha). 4. El camino que conduce al cese y a la extirpación de todos los sufrimientos es denominado el noble Octuple Sendero1 (magga) Consideradas a la luz de la metáfora del Grande Médico, las Cuatro Nobles Verdades se pueden explicar también como: 1. La primera verdad del sufrimiento indica la enfermedad y nos exhorta a afrontar la situación del sufrimiento humano como preocupación principal. 2. La segunda verdad del origen del sufrimiento muestra la causa de la enfermedad y nos guía a explorar la causa del sufrimiento como verdad o realidad fundamental. 3. La tercera verdad del cese del sufrimiento nos exhorta a considerar la extirpación del sufrimiento como objetivo fundamental. 4. La cuarta verdad es la medicina que cura y nos anima a practicar el Camino que lleva a la extirpación del sufrimiento como compromiso fundamental. Existe una relación interdependiente entre las Cuatro Nobles Verdades que se ilustra a continuación: efecto causa Causas y terapias de las enfermedades Seún las escrituras budistas, las causas o los orígenes de las enfermedades humanas generalmente se colocan en seis categorías diagnósticas: (1) disturbios de los cuatro elementos físicos (tierra, agua, fuego y aire) causados por la demasiada fatiga o por el demasiado trabajo, (2) alimentos o bebidas nocivas, (3) una posición de meditación no correcta, (4) pueden ser provocadas por espíritus o fantasmas, (5) causadas por el Mara o por demonios, y (6) un karma precedente. Si la enfermedad es provocada por el demasiado cansancio o por demasiado trabajo, por alimentos o bebidas nocivas, puede ser curada asumiendo medicamentos. Si es provocada por una posición de meditación incorrecta, no resultará útil tomar un medicamento. En cambio, si el disturbio es causado por espíritus, fantasmas o demonios, puede ser curado sólo por el poder de una profunda contemplación y por el gran mantra. En cambio, si es el resultado de un karma precedente, el cuidado podrá residir en el poder de la contemplación interior y del arrepentimiento exterior. Debido a la variedad de enfermedades, hay terapias y cuidados diferentes. Tendremos que estar muy atentos para distinguirlas, de Dukkha (Diagnóstico de los síntomas de las enfermedades) Samudaya (Búsqueda de las causas de las enfermedades) Nirodha (Cura o extirpación de las enfermedades) Magga (Terapia o remedio para las enfermedades) atrapado, prisionero en el samsāra liberado del samsāra 108 lo contrario sería como tener un cuchillo y herir a los demás. Desde la perspectiva budista, las enfermedades que afectan al hombre se pueden dividir en dos categorías principales: físicas y mentales. Las primeras son más fáciles de curar, mientras que las otras son más difíciles de tratar. Así como para las enfermedades físicas, también aquí los alimentos y las bebidas son considerados como medicina eficaz. Los remedios del herborista se aplican sólo cuando los alimentos y las bebidas se consumen de manera impropia. Muy a menudo la interrupción de comportamientos o de costumbres desconsiderados y el seguimiento de aquellos buenos pueden curar la enfermedad sin recurrir a los medicamentos. En lo que se refiere a las enfermedades mentales, la prescripción de medicamentos no es suficiente y podría resultar no útil, mientras un respiro regular, la concentración, la meditación interior y la contemplación son esenciales y mucho más eficaces. En la ciencia médica budista, la mente no equilibrada o corrupta es considerada como la causa principal de todas las enfermedades. Una mente sana es el remedio para una buena salud física y mental. La práctica del dharma de Buda es importante como el seguro sanitario y la asistencia médica. Vida y muerte desde la perspectiva Budista Entre los sufrimientos humanos, las enfermedades letales, las terminales y la muerte pueden ser la fin más horrible para la mayoría de las personas. No obstante esto, todas las religiones creen en la vida después de la muerte, es decir, en el renacimiento; el Budismo y el Hinduismo de manera explícita, el Cristianismo y el Islam de modo implícito. Sin la idea del renacimiento, todas las luchas religiosas, la represión moral, la purificación mental, la responsabilidad, la justicia, etc. no tendrían ningún significado. Todas las religiones consideran esta vida como una preparación para la vida futura, como una escuela en la que se aprenden los requisitos para un mayor entendimiento y el gozo celestial. Sin embargo, por más diferentes que sean los conceptos de LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS renacimiento, estos se deben ver sólo en términos de continuidad. Cualquier sombra que hay al respecto, contiene esencialmente la preocupación que la muerte es la entrada en una nueva vida. Aunque continúa viviendo en el presente, la mente está preocupada por la vida que aún debe venir. Desde el punto de vista budista, la existencia de todos los seres sencientes en el mundo sams ra es un proceso continuo del ciclo de la vida y de la muerte, y puede subdividirse en un flujo sin fin de los cuatro estados de la existencia que son: 1. El nacimiento de la existencia. 2. El estado existencial. 3. El estado moribundo de la existencia. 4. El estado intermedio de la existencia. tamente sentirá que es útil vivir con gratitud. Los niños tienen más confianza en el amor que en el odio, desean experimentar el camino de la vida, conseguir sus objetivos, y al final morir en paz, con dignidad y sin remordimientos o disgustos. Si una enfermedad es curable, además que de una asistencia médica adecuada, podemos ayudar a guiar a los niños enfermos a realizar su porpia potencial naturaleza budista practicando una respiración regular, la concentración y la meditación interior, a cultivar la compasión y la sabiduría y, por tanto, a mejorar el poder interior de autocuración. Si una enfermedad es incurable, además de lo dicho antes, podemos compartir la experiencia del niño enfermo: tristeza o gozo, dolor y te- (2) el estado existencial (1) el nacimiento de la existencia (1) el estado intermedio de la existencia (3) el estado moribundo de la existencia Asistencia espiritual de los niños enfermos y de aquellos terminales Como ya se ha dicho, mientras nuestro cuerpo y nuestra mente pueden ser la causa y el origen de muchas enfermedades, también poseen el poder de curar. Son como los dos lados de una misma moneda. Tenemos también la capacidad de alcanzar el Buddahood, si conducimos una vida sana y curamos las enfermedades siguiendo la correcta Vía. Contrariamente a los adultos, los niños son más vulnerables ante muchas enfermedades o infecciones, pero al mismo tiempo se recuperan más rápidamente. La esencia de la asistencia espiritual a los niños enfermos no reside sólo en el aspecto terapéutico de los cuidados médicos, sino en la convicción del poder sanante del mismo paciente. Aún cuando una enfermedad es incurable, si podemos ayudar a un paciente a comprender profundamente la verdadera realidad de la vida y de la muerte, a darse cuenta del significado de su vida, ya sea larga o breve, entonces cier- (1) el nacimiento de la existencia mor, sueño y esperanza. Podemos ayudar a los niños enfermos terminales a entender que la calidad de la vida es mucho más importante que la cantidad y a darse cuenta que morir es nacer a una nueva vida. Podemos acompañar a estos niños a realizar su último viaje, a terminar su propia “tarea incompleta”, y a prepararles a acoger la vida que está por llegar. Ellos pueden escoger regresar a este mundo para practicar continuamente el Sendero de Bodhisattva, o ir a la Tierra Pura de la Amitabha Buddha para perseguir la doctrina más alta del Dharma. Para la visión budista de la vida y de la muerte, esta última no existe realmente, es sólo un punto de inversión del tránsito a la próxima vida. Vista bajo esta luz, la muerte ya no es más el verdadero problema, antes bien las verdaderas cuestiones de la vida humana son el “morir con dignidad”, o donde “elegir renacer” y “como prepararnos para la nueva vida”. Hablando en general, los niños y especialmente los enfermos terminales, son más conscientes que los adultos y aceptan más que estos las 109 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 cuestiones inherentes a la vida y a la muerte. A menudo los adultos podrían objetar: ¿quizás los niños que tienen una enfermedad incurable son más precoces? Dado que no entienden qué es la muerte, ¿pueden afrontarla fácilmente? El sufrimiento camina al paso del crecimiento. La muerte es un tipo de “experiencia” más que de “conocimiento”. Los niños podrían no entenderla totalmente, pero los adultos podrían no entender mucho más. Sin embargo, los adultos podrían también no tener más la experiencia de los niños con respecto al ciclo de la vida y de la muerte; por otro lado, los adultos y los ancianos se preocupan de demasiados tabúes, tienen supersticiones y un errado entendimiento de la muerte, e incluso podrían no haberla comprendido plenamente. Por tanto, la opinión de que “los niños no entienden la muerte” significa no ver las cosas como son, y constituye un prejuicio de los adultos. En realidad, muchos niños enfermos terminales, además de su propia experiencia de los argumentos referentes a la vida y a la muerte, tienen una comprensión directa indescriptible de la muerte, y por lo mismo pueden afrontarla tranquilamente. No deberíamos subestimar la capacidad y el potencial de los niños enfermos para comprender y tratar las enfermedades e incluso la muerte. Los niños enfermos terminales a menudo están más en armonía con su vida “total” y tienen la conciencia de su existencia después de la muerte y la plena convicción de una continuación de vida. Tienen un tipo especial de conocimiento de la muerte y utilizan un tipo particular de lenguaje simbólico para manifestarla. Debemos entender que se trata de un estado de pre-conciencia, y no de un conocimiento consciente, intelectual. Deriva de su dimensión profunda, espiritual e intuitiva de la existencia que naturalmente prepara a los niños a afrontar el viaje inminente de transición, al que muy a menudo los adultos rechazan o escapan de él. Para concluir, la convicción de la vida después de la muerte, o para ser precisos de la vida después de la vida, proporciona mucho más que respuestas: a menudo ofrece una esperanza infinita para todos los pacientes enfermos terminales. PROF. CHEN, KAI-YU (alias el Venerable Huei Kai) Director del Departamento de Estudios sobre Vida y Muerte Universidad de Nanhua Taiwán Nota 1 Buda ha especificado el Noble Octuple Sendero que lleva al cese del sufrimiento: la visión correcta, la intención correcta, la palabra correcta, la acción correcta, el modo correcto de ver, el esfuerzo correcto, la presencia mental correcta y la concentración correcta. JÁN ĎAČOK 8.5 La pastoral en el cuidado de los niños enfermos: punto de vista de la postmodernidad Introducción Con ocasión de las Conferencias Internacionales, organizadas por el Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios (2004, 2005, 2006, 2007), hemos tenido ya la posibilidad de presentar las características principales de la postmodernidad. En esta sede nos limitaremos sólo a algunos aspectos complementarios de este fenómeno que nos ayudarán a entender mejor la relación entre la postmodernidad y el cuidado de los niños enfermos. Como hemos subrayado en otros lugares, el hombre postmoderno prueba temor ante las situaciones desconocidas, especialmente ante el sufrimiento, el dolor, la vejez y la muerte. Frente a presiones de este tipo, trata de huir hacia ‘mejores soluciones’: el suicidio, el suicidio asistido y la eutanasia. Trataremos de presentar la posición postmoderna en el cuidado de los niños enfermos especialmente a través de la visión de Peter Singer (1946), filósofo australiano y parcialmente de Hugo Tristram Engelhardt, Jr., (1941), filósofo americano de origen alemán, considerados como los representantes principales de la bioética postmoderna. Singer pone de relieve la necesidad de una ‘ética nueva’ con sus ‘cinco mandamientos nuevos’ o ‘radicales’ porque la ética cristiana no puede satisfacer sus expectativas en la vida cotidiana. A “su” manera, formula una ‘ética nueva’: radical, autónoma, diferente a todo coste, provocatoria, cínica y antihumana. En su acercamiento moral a la vida humana y a la muerte repropone los ‘mandamientos nue- vos’, que se oponen claramente a los ‘antiguos’1. Esta aproximación debería expresar su ‘replanteamiento’ de la etica y su ‘volver a escribir’ la nueva perspectiva étcia. 1. ‘Primer mandamiento antiguo: trata a todas las vidas humanas como dotadas de igual valor’ Según su parecer, la praxis médica y la experiencia cotidiana crean dificultades para creer en la igualdad de las vidas humanas. Singer acusa de ‘retórica’ a los eticistas, a algunos médicos representantes oficiales de la moral tradicional, y recomienda una nueva solución para algunas situaciones (niños gravemente malformados, adultos y ancianos en estado vegetativo persistente, en formas adelantadas del 110 morbo de Alzheimer) en las que los enfermos han perdido la conciencia y con gran probabilidad nunca más podrán reconquistarla. ‘Primer mandamiento nuevo: reconoce el valor de la vida humana que varía’ En el centro de este ‘mandamiento’ está el convencimiento del porque ‘una vida sin conciencia no tiene ningún valor’. Además de la conciencia, hay otras características que se deben valorar: la capacidad de interacción mental, física y social con otros individuos, probabilidades de convicción para el futuro, pertenencia a una familia o a un grupo, comportamiento de parte de los miembros de una familia o de un grupo, etc. La posición ideológica y radical de Singer resuena en la justificación del primer mandamiento nuevo: ‘Sin conciencia, ninguna de estas características puede existir’. Los comportamientos y las decisiones morales hacia dichos enfermos son dirigidos sólo por la posición utilitarista: por el parecer de familias, por los deseos del individuo expresados en el pasado, por los límites de los recursos médicos, por la oportunidad de un trasplante de órganos, etc. 2. ‘Segundo mandamiento antiguo: no suprimir nunca intencionalmente una vida humana inocente’ Singer recomienda rechazar este mandamiento porque no permite resolver varias y complicadas situaciones. Argumenta de manera doble: 1. En el pasado muchas mujeres morían durante el parto cuando la cabeza del feto se bloqueaba. Según Singer, el único modo como se podía salvar a la mujer era la denominada craneotomía o aplastamiento del cráneo del feto y su muerte. Este comportamiento se entendía como el último paso, pero sin él morían tanto la madre como su niño. 2. Las decisiones de algunas instituciones judiciales han aprobado las supresiones intencionales de vidas inocentes (por ejemplo, los casos de Tony Bland y de Lillian Boyes en Gran Bretaña). Ambos enfermos habían llegado a una fase en la que ‘la vida no es más un beneficio para quien la vi- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS ve’ y, por tanto, ‘es mejor recurrir a medios activos para suprimir una vida humana inocente’. Por consiguiente, el principio de la sacralidad de la vida, ya no es respetado y con ello merece que se rechace también el ‘segundo mandamiento antiguo’. ‘Segundo mandamiento nuevo: asume la responsabilidad de las consecuencias de tus decisiones’ Este mandamiento invita a reflexionar más sobre la honestidad de la decisión de poner fin a la vida de un enfermo y menos sobre el modo como hacerlo, ya sea a través de la suspensión de la alimentación o con una inyección letal. En otras palabras, no importa el modo con el que se pone fin a la vida, sino si la decisión de hacerlo es justa. El futuro de una sociedad no puede estar vinculado sólo a la prohibición del homicidio. Pero no es necesario que los individuos salven a sus semejantes en estado de urgencia. Y sobre esto Singer llega a afirmar: ‘Normalmente, las personas dispuestas a matar atemorizan más que aquellas que están dispuestas a dejar morir. En la vida cotidiana, pues, hay buenas razones para prohibir más rigurosamente el homicidio que el acto de dejar morir’. 3. ‘Tercer mandamiento antiguo: no te quites nunca la vida y busca siempre evitar que lo hagan otros’ Durante toda la historia del cristianismo, el suicidio ha sido recha- zado como la agresión contra la propia vida y el suicidio intentado ha sido considerado como un delito y por lo mismo, prohibido. La promoción de la moralidad y la defensa de la vida era una expectativa pública para con los Estados individualmente. Sin embargo, bajo el influjo de John Stuart Mill se ha difundido la posición que el Estado puede actuar contra la voluntad de un ciudadano sólo para prohibir que haga daño a los demás. El Estado no puede intervenir cuando se trata del bien, sea moral que físico, de un ciudadano. Si este principio se aplica a las personas gravemente enfermas que desean ser ayudadas a morir, ellas no causan daño a nadie y el Estado no tiene justificación alguna suficiente para intervenir. ‘Tercer mandamiento nuevo: respeta el deseo de las personas de vivir y de morir’ Como centro de este mandamiento está la definición de la persona según John Locke en la que se inspira Singer. Sólo una persona puede expresar la voluntad de vivir, proyectar su futuro y entender su sentido. Y aquí de nuevo se presenta la radicalidad del Autor de los ‘cinco nuevos mandamientos’: una cosa es quitar la vida a una persona contra su voluntad y una cosa totalmente diferente es quitar la vida a un individuo que no es una persona. […] Por todas estas razones, matar a una persona contra su voluntad es mucho más grave que matar a un individuo que no es persona. Si deseamos expresarnos en términos de derechos, es razonable decir que un derecho a la vida existe sólo para las personas. 4. ‘Cuarto mandamiento antiguo: creced y multiplicaos’ Para los hebreos y los cristianos antiguos, los hijos y las familias numerosas eran considerados como signos de la bendición de Dios. Pero durante los siglos la población mundial ha registrado un incremento demográfico extraordinario. Según el Autor se ha llegado a un punto tal que ‘es inmoral estimular el aumento de los nacimientos’. De hecho, esto último ciertamente podría reducir las posibilidades de desarrollo de los países pobres, así co- 111 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 mo causar graves transtornos a nuestro planeta. Por tanto, se requiere la reformulación del ‘cuarto mandamiento’. ‘Quarto mandamiento nuevo: trae al mundo niños sólo si son deseados’ Para Singer, destruir un embrión en un laboratorio es moralmente equivocado porque potencialmente puede convertirse en una persona. La potencialidad del embrión parece favorecer la existencia de otros nuevos seres humanos. Pero por otro lado, según Singer nuestro planeta ya está enormemente aglomerado. Esta situación lo induce a una posición contraria a la precedente: ‘Si no es moralmente reprobable matar a un embrión porque esto no provoca daño a un ser existente, no lo es tampoco en consideración al hecho de que, haciendo así, una persona menos viene al mundo’. Como se ve, ambas concepciones reflejan un acercamiento utilitarista. 5. ‘Quinto mandamiento antiguo: trata toda vida humana como invariablemente más preciosa de toda vida no humana’ Este ‘mandamiento’ pertenece esencialmente a la ética de la sacralidad de la vida. Pero Singer reduce toda la humanidad a ‘una especie animal’. Según su posición un perro, un chancho u otro animal poseen mayores capacidades actuales y potenciales, conexas con autoconciencia y la comunicación, que un niño gravemente minusválido. ‘Quinto mandamiento nuevo: no actuar discriminaciones según la especie’ Este mandamiento apunta al ‘rechazo de especismo’. En el pasado se ha constituido una moral inadecuada que no toma en consideración seres muy parecidos a nosotros. Algunos animales (perros, chimpancé o gorila) se asemejan a los humanos normales más que algunos miembros de nuestra especie pero que son gravemente minusválidos. Dichos animales son capaces de relaciones, de gozar de muchas cosas, de probar dolor y ser conscientes más que las personas gravemente disminuidas. Esta posición es aplicada a la relación entre una persona minusválida y un mono: según la legislación vigente, un mono puede ser matado por motivos de transplante cardiaco a favor de un ser humano, mientras que matar a un ser humano minsuválido por el mismo motivo sería considerado un homicidio. Singer lo considera como ‘equivocado’ y lo justifica del siguiente modo: ‘El derecho a la vida no es un patrimonio exclusivo de la especie Homo sapiens; es […] un derecho que pertenene propiamente a las personas. No todos los miembros de la especie Homo sapiens son personas, y no todas las personas son miembros de la especie Homo sapiens’. En una dirección parecida está también Engelhardt que no reconoce el status de persona a todos los humanos. Según él, ‘fetos, infantes, retrasados mentales graves y enfermos o heridos en coma irreversible son humanos, pero no son personas. Son miembros de la especie humana, pero de suyo no tienen el status de miembros de la comunidad moral laica’2. Dicha posición abre la puerta a la justificación de la tolerancia ante el infanticidio en cuanto tal. No hay que maravillarse porque Engelhardt propone y justifica la moral laica que ‘no es capaz de proporcionar ningún criterio de elección’3. Lo confirma también su posición siguiente: ‘Recurrir a la eutanasia ... aparecerá como una elección individual responsable y correcta. Preocupaciones económicas y temor del dolor, de los sufrimientos y de las discapacidades ejercerán presiones tan fuertes hasta el punto que el suicidio, el suicidio asistido y la eutanasia serán opciones no menos aceptables del diagnóstico prenatal y del aborto’4. Conclusión Come hemos visto, Singer desarrolla su bioética como casística dramatizadora o revolucionaria. Esta última deduce de los casos individuales conclusiones generales que van contra la dignidad humana y contra la moral católica que es titulada ya como ‘vieja’ y que ‘ya no sirve’. Él invita a’volver a escribir los mandamientos’ y está convencido que para el futuro su nueva ética servirá como guía para las decisio- nes que se refieren a la vida y a la muerte. Engelhardt desarrolla un moral laica y una bioética secular cosmopolítica. En el contesto de su moral y bioética, acepta a nivel legislativo el suicidio, el suicidio asistido, la eutanasia, el aborto voluntario y el infanticidio. La bioética de Singer y de Engerlhardt llega a conclusiones sobrecogedoras que facilitan la presión sobre los más débiles – entre ellos también los niños –, egoísmo social oficial y pérdida del sentido del límite en lo que respecta el homicidio. En una síntesis extrema, la postmodernidad ofrece con respecto a los niños enfermos sólo su lógica egoísta, fría, cínica, antihumana y no-cristiana5. A esta lógica se contrapone la posición cristiana. Según esta última, nuestro Dios que se ha revelado en Jesucristo, quizo ser Dios de los débiles y de los niños. Jesucristo invitaba a los adultos a ser como los niños y a los niños los invitaba a su lado: ‘Dejad que los niños vengan a mí…’ (Lc 18,16). En su encíclica Spe salvi el Papa Benedicto XVI escribe que ‘la vida es la relación. Y la vida en su plenitud es la relación con Aquel que es la fuente de la vida’6. Esta es la esperanza también para los niños enfermos. P. JÁN ĎAČOK SJ Profesor de Teología Moral y Ética Facultad Teológica de la Universidad de Trnava, Bratislava, Eslovaquia Provincial de la Compañía de Jesús en Eslovquia Notas 1 Para la presentación sintética de los mandamientos tanto ‘antiguos’ como ‘nuevos’ seguimos a P. SINGER, Ripensare la vita. La vecchia morale non serve più, Milano 1996, p. 193-208. Para el fenómeno complejo de la psotmodernidad con respecto a la fase final de la vida humana, ver: J. ĎAČOK, La postmodernità nel dibattito bioetico. Il caso delle questioni di fine vita, Trnava 2007. 2 H. T. ENGELHARDT, Manuale di bioetica, Milano 1999, p. 159; ver también: H. T. ENGELHARDT, The Foundations of Christian Bioethics, Lisse – Abingdon – Exton (PA) – Tokyo 2000. 3 H. T. ENGELHARDT, Manuale di bioetica, p.108. 4 H. T. ENGELHARDT, Manuale di bioetica, p. 382-383. 5 Cf. J.-R. FLECHA, Moral de la persona. Amor y sexualidad, Madrid 2002; CH. W. COLSON – N. M. DE S. CAMERON, Ed., Human Dignity in the Biotech Century, Illinois 2004. 6 BENEDICTO XVI, Spe Salvi, Ciudad Vaticano 2007, n. 27. 112 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Tercera Sección ¿Qué hacer? SERGIO PINTOR 1. Niños enfermos: catequesis y formación en la fe De un tema de suyo amplio y articulado, deseo subrayar simplemente algunos aspectos fundamentales. En efecto, el argumento se refiere a: una edad particular de desarrollo que se caracteriza por varios pasajes y varias visiones culturales; una condición de enfermedad, muy diversificada por tipología y contextos; una educación y formación en la fe con sus especificidades y problemáticas. La exhortación apostólica “Catechesi tradendae” nos puede sugerir una perspectiva unificadora e interpeladora: ¿cómo revelar a los numerosos infantes, niños y chicos, incluso en condición de enfermedad y discapacidad el rostro del Dios amor, que se ha manifestado a nosotros por medio de su Hijo Jesucristo: el Señor de la vida que ha tomado sobre sí nuestras enfermedades para resanarlas y salvarnos? ¿Cómo ayudarlos a encontrar la persona y el misterio de Jesús para acoger su invitación a seguirlo y formar parte de su Reino, inaugurado, pero que se cumplirá sólo en la eternidad? (ver CT, 35). 1. Algunas convicciones y atenciones Como base de una educación en la fe de los niños y de los chicos en condición de enfernedad debemos tener algunas convicciones y atenciones fundamentales: a) Ante todo, la convicción de que el cuidado integral de los niños – chicos enfermos requiere el respeto de su derecho a una educación en la fe. No hay que olvidar que la educación en la fe y la catequesis tienen su especificidad en relación con la edad de la infancia y de la niñez, también porque «cada edad del hombre tiene su proprio significado en sí misma y su propia función para la madurez» (CEI, Renovación de la catequesis, 134). El significado de esta edad no está subordinada a aquella de la edad adulta, presenta su propia dignidad y exigencias específicas, como la edad de la vida que en condición de enfermedad se encuentra con un carácter proprio con el misterio de Dios. Oportunamente el Directorio general de la catequesis afirma: «Por diferentes razones, hoy, tal vez más que en otro tiempo, el niño requiere el pleno respeto y ayuda en sus exigencias de crecimiento humano y espiritual; también está necesitado de la catequesis, que nunca debe faltar a los niños cristianos. De hecho quienes les han dado la vida, enriqueciéndola con el don del bautismo, tienen el deber de seguir alimentándola continuamente» (CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Diretorio general para la catequesis, 177). b) La convicción de cuan necesaria es la implicación de los varios sujetos que educan y una conexión entre ellos, a fin de que la educación en la fe aparezca significativa y vital en la particular condición de enfermedad que viven los niños y los chicos. c) La necesidad de considerar a los infantes y a los niños enfermos como verdadero sujeto de un cuidado médico y de una educación en la fe, y no como simple “objeto”. Esto requiere que no se parta siempre y exclusivamente de nuestra visión como adultos, sino se debe partir de la individualidad de su persona, teniendo presente la condición psicológica y existencial de cada uno, y la misma comprensión de enfermedad que cada uno puede tener. De hecho, el modo de vivir y de interpretar la enfermedad de parte de cada uno, los sentimientos que prueba, el modo de colocarse ante la experiencia del dolor y a la idea de la misma muerte, son aspectos que hay que tomar en consideración para iluminar a través de una educación en la fe la realidad que vive cada infante y niño. d) De esto deriva la necesidad de algunas precisas atenciones conexas entre ellas: – Atención a la centralidad de la persona del infante y del niño con su singularidad, momento y fase de desarrollo, diferente tipología de 113 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 enfermedad (grave o no, crónica o temporánea, invalidante o no…). – Atención al diferente contexto cultural, social y de fe. – Atención a la diversidad de los sujetos educativos involucrados: padres y familiares, agentes sanitarios y de pastoral, capellanes hospitalarios y párrocos con la comunidad cristiana, voluntarios… – Atención a la diferente tipología de los lugares de sanación: en la familia, en el hospital, en otras estructuras de cuidados… – Atención a no aislar nunca una educación en la fe y una catequesis con un contexto más amplio e involucrador de las comunidades, donde es oportuno promover, a través de la misma catequesis ordinaria, en los recorridos de iniciación cristiana, una educación en la fe que ilumine los problemas y las preguntas que hacen en la condición de enfermedad de la que también muchos infantes y niños hacen experiencia; y donde los padres, los catequistas y los adultos pueden ser formados en la fe para poder acompañar a los más pequeños a vivir en la luz y en la esperanza cristiana situaciones de enfermedad y de sufrimiento. 2. Criterios e indicaciones esenciales para una educación en la fe Una educación en la fe y una catequesis en la edad de la infancia y de la niñez se caracteriza dentro de un proceso gradual de iniciación al misterio cristiano y a la vida cristiana, con atención a los varios pasajes y etapas de desarrollo propios de edad y de la concreta condición o situación de enfermedad que los acompaña. A partir de las indicaciones ofrecidas por las diferentes reflexiones desarrolladas en la catequesis y en la educación en la fe de los infantes y de los niños y, sobre todo, de los documentos más recientes del magisterio, se pueden indicar algunos criterios y principios generales que hay que tener presentes para una educación en la fe de los infantes y de los niños en condición de enfermedad, de discapacidad y de sufrimiento. a) El primer criterio es promover y formar en torno al infante o al niño enfermo una pequeña pero verdadera “comunidad educadora”, que con varios modos y tareas, inspirados siempre por un gran amor, con varios lenguajes y señales, lo ayude a abrirse a la luz y a la esperanza del Evangelio. b) Promover una educación en la fe radicada en el sacramento del Bautismo y colocada dentro de una visión esencial del designio de amor, de comunión y de salvación que ya se actúa y es operante en la realidad concreta de nuestra vida, para realizarse plenamente en la eternidad. El designio de un Dios que hoy se ocupa de un hijo suyo, incluso en la condición de enfermedad, para sostenerlo hasta donarle una salud plena y una salvación definitiva. c) El modo y los mismos contenidos de una educación en la fe pueden ser sugeridos por el recorrido de fe celebrado en el año litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Pentecostés, algunas festividades marianas, la fiesta de Todos los Santos y la Conmemoración de los difuntos… Con referencia a lo que se celebra en el año litúrgico se puede desarrollar una catequesis narrativa que ayude a conocer a la persona de Jesús y su misterio a través de los hechos, las enseñanzas, los milagros, su muerte y resurrección, su permanencia entre nosotros en la Iglesia y en los sacramentos. En este contexto será más fácil ayudar a los infantes y a los niños – según su edad y condición concreta – a descubrir y a vivir los sacramentos de la iniciación cristiana como participación a la vida misma de Jesús y como acciones que Jesús mismo realiza hoy en su vida. En particular la Eucaristía como su presencia en medio de nosotros, cercanía y solicitud también en la condición de enfermedad. d) La educación en la fe de los niños en las diferentes fases de la infancia debe ser pensada y realizada como “magisterio de la vida”, conexo con las situaciones concretas y que implique a las personas y al ambiente en torno al niño, para transmitir casi por “osmosis” y con un lenguaje comunicativo los valores y las actitudes propias de una educación inseparable humana y en la fe: la apertura al misterio y a lo trascendente, el sentido de la confianza y de la entrega, del don y de la gratuidad, de la invocación y de la oración… La educación en la fe y la catequesis de los niños (6 – 10/11 años) debe tener como obejtivo iluminar los diferentes momentos y aspectos conexos con los diferentes pasajes de la edad y la condición concreta de enfermedad, en una perspectiva de iniciación en la fe y en la vida cristiana. Según la exhortación apostólica “Catechesi tradendae”, las características de esta catequesis son: la introducción gradual en el misterio cristiano, en la vida de fe y de la Iglesia; y en este contexto, la preparación y la celebración de los sacramentos “de modo vital” (cf CT, 37). Es evidente que, teniendo presentes las diferentes condiciones de enfermedad o discapacidad, se deberá partir de una catequesis ocasional para tender siempre a una perspectiva y a una catequesis esencialmente orgánica. Particular atención requiere la educación en la fe de los infantes y niños en condiciones de grave discapacidad, sobre todo mentales. También ellos tienen el derecho de conocer y vivir el misterio de Cristo, como luz y sostén en la realidad que viven. Se trata de una catequesis que requiere una preparación específica de parte de los agentes de pastoral y de los catequistas, actitudes de acogida y de un auténtico afecto, la 114 valoración del lenguaje simbólico y de los signos a partir de una escucha y de una interpretación de su proprio lenguaje. En fin, hay que preguntarnos y preocuparnos sobre cómo sostener con una educación en la fe, a todos los infantes y a los niños gravemente desventajados, cuando por ejemplo falta en parte o en todo un sostén y ambiente familiar, cuando viven condiciones de degrado cultural y social, de marginación y de miseria. Es una interpelación para nuestras comunidades cristianas, llamadas a atestiguar el cuidado y su paternidad/maternidad de Dios, su predilección por los pequeños y los débiles. Conclusión Antes de concluir, podemos subrayar también la importancia de la preparación y de la capacidad del agente de pastoral: testigo de esperanza y educador en la fe, debe hacerse compañero y amigo de los infantes y de los niños enfermos: pa- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS ra escucharlos, comprender y compartir el lenguaje, comunicar la luz del Evangelio con símbolos y signos, narrar el actuar del Dios de la vida y del amor. Toda esta conexión con la familia y las demás personas comprometidas en el cuidado del niño y del joven enfermo, promoviendo una comunidad educadora y un clima de esperanza cristiana. Con una gran certeza: el Espíritu Santo habita en el corazón de los niños y de los chicos y los hace capaces de acoger y dar testimonio en su sencillez del misterio de Dios incluso en la enfermedad. A mí me lo ha enseñado una niña de 7 años, Daniela, con cuyo testimonio deseo concluir. Daniela es una niña que sufre una forma bastante grave y rara de talasemia y está obligada a efectuar continuas transfusiones de sangre y es consciente de todo. La encontré por primera vez hace dos años cuando visité una pequeña parroquia de la diócesis durante la novena de Navidad. Entre las oraciones que se invita a los niños hacer, escuché a una ni- ña que rezaba así: “Niño Jesús, te pido que me hagas encontrar una médula compatible con la mía”. La encuentro inmediatamente después de la novena y ella mirándome en los ojos me dice: “Sabes, si Jesús quiere puede curarme, pero si Él quiere llevarme consigo: estoy igualmente contenta. S.E. Mons. SERGIO PINTOR Obispo de Ozieri, Italia. Consultor del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios Notas bibliográficas JUAN PABLO II, Catechesi tradendae, 1979; CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio general para la catequesis, 1997. MAZZARELLO M.L., Catechesi dei fanciulli: prospettive educative, Elledici, 1986. HESCH J.B., Clinical Pastoral Care for Hospitailzed Children and Their Families, Paulist, New York, 1987. LAZARO R. BRINGAS A., Una relación sana con Dios en medio de la enfermedad. Perspectiva catequética, en “Actualidad Catequética”, 35 (1995) I, 73 – 88. SANDRIN L., Niño enfermo, en Istituto Camillianum, Dizionario di Teologia pastorale sanitaria, Ed. Camilliane, Torino 1997, p. 99 106. 115 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 EUGENIO SAPORI 2. Niños enfermos y pastoral sacramental En esta Conferencia Internacional del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios que examina los numerosos problemas de los niños enfermos, creo que de ninguna manera puede faltar una mirada pastoral a la celebración sacramental con dichos sujetos tan importantes en la vida de la familia y de la comunidad cristiana. La presencia de muchas personas en este lugar demuestra también el interés en torno a este tema que sigue siendo de particular actualidad para quien está en contacto con el sufrimiento inocente y con la familia que a menudo debe soportar el peso sin comprender el por qué de dichos acontecimientos. En este momento siento el deber de dar un gracias sincero y afectuoso a todas las madres que he encontrado en mi ministerio porque me han hecho comprender el sentido de lo que San Camillo de Lelis deseaba: «En primer lugar cada uno pida al Señor la gracia que le conceda un afecto materno hacia el prójimo, a fin de que podamos servirlo con toda caridad, tanto en el alma como en el cuerpo, porque deseamos asistir con la gracia de Dios a todos los enfermos con el afecto que una madre amorosa suele tener hacia su único hijo enfermo»1. Considero que esta lección no es de poca importancia y, por esto, valdría la pena dirigir aún dicha súplica al Espíritu Santo. sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, confirmación y eucaristía), hablaremos más en detalle de algunas líneas de pastoral sacramental con los niños enfermos, sin olvidar que uno de los primeros objetivos del agente de pastoral (sacerdote o laico) es entrar en la mentalidad de los niños, quizás “en punta de pie”, es decir delicadamente, con respeto, sin dar nada por descontado y sin creer saberlo todo; no es suficiente conocer la teología (es sólo una premisa, aunque importante), es necesario que aprendamos a conocer a nuestros interlocutores; de aquí la exigencia de una relación que alcance niveles optimales. Se trata de una premisa que indirectamente, me ha proporcionado un niño (Nicola) durante una visita. La abuela que lo asistía, preocupada por la salud de su nietecito, al final del coloquio me pide una oración y la bendición para Nicola, para que logre curarse y retorne pronto a casa. Al comenzar la oración, el niño se queda en silencio no obstante las repetidas invitaciones de la abuela. Al final, la abuela, cansada de repetir las mismas cosas sin resultado alguno, reprocha a Nicola que, de manera bastante seria le responde: “Pero abuela, estamos en el hospital. ¡No estamos en la iglesia para rezar!”. Esto nos indica que el modo de ver y sentir la realidad – también de la oración – es bastante diferente para el niño que vive en su mundo. Premisa Una mirada retrospectiva La literatura en torno a nuestro tema no es abundante, por lo que debo recurrir necesariamente a algunas generalidades, ya sea sacando de mi experiencia personal como de las colaboradoras de pastoral en el hospital de Padua (Italia). Después de dar una mirada al desarrollo histórico-litúrgico de los En los primeros siglos de la era cristiana2 se recibía el bautismo en edad adulta y, después de un serio camino de preparación – el catecumenado – para evitar que alguien abrazase la fe empujado sólo por el entusiasmo, pero sin tener luego la fuerza para afrontar las pruebas. En la catequesis se daba importancia a la descripción de la vigilia pascual cuando se introducía a los neofitas – luego del momento bautismal – a aquel «crismal» y a la celebración eucarística. La diferente mentalidad de los siglos VII-VIII hizo coincidir la pertenencia religiosa y aquella civil: de hecho, el bautismo no sólo significaba pertenencia a la Iglesia, sino también a la nación cristiana. En dicho período aumenta la difusión del bautismo de los niños; todo esto no sólo por el fenómeno de la mortalidad infantil sino también por el temor de que fueran condenados los niños muertos sin bautismo. Más tarde, la legislación eclesiástica establece que el bautismo se debe administrar lo antes posible. Posteriormente, se reservan al obispo los ritos de la confirmación colocados entre el bautismo y la eucaristía; esto tiene lugar sobre todo en las campiñas, cuando el obispo no podía estar presente en la celebración bautismal. En ese caso el sacerdote bautizaba al candidato y le daba la comunión eucarística, incluso en el caso de infantes. Con el Concilio Lateranense IV (1215) se prescribe que, desde la edad de la discreción, todo fiel debe confesar sus pecados una vez al año a su sacerdote y acercarse a la comunión eucarística al menos con ocasión de la Pascua. De este modo se verifica indirectamente la separación de la eucaristía del bautismo que se recibe en los primeros días de vida. También es la época en que los fieles se acercan cada vez menos a la comunión eucarística, mientras manifiestan cada vez más el deseo de ver la hostia consagrada. Después del Concilio de Trento, el ritual del bautismo (1614) coloca su atención sobre todo en los niños en peligro de muerte y, con justa razón, afirma que el ministro 116 puede ser cualquier persona; se examinan y se dan oportunas disposiciones para algunos casos particulares (los nacidos de madre muerta, los nacidos muertos, los monstruos…); se toman en consideración algunas dudas; se prevé el bautismo general para varias personas contemporáneamente; en fin, hay una sola prohibición: que ninguno sea bautizado cuando todavía se encuentra dentro del seno materno3. En el mismo ritual se especifica también que el sacerdote puede omitir todas las oraciones precedentes y bautizar de inmediato al niño cuando está gravemente enfermo o hay peligro inminente de vida; sin embargo, permanece el empeño de suplir seguidamente las ceremonias omitidas. E torno a la celebración de la Confirmación y de la Primera Comunión cada vez más se discute acerca de la edad de la discreción: la cuestión se resuelve sólo en 1910, cuando S. Pío X, mediante el decreto Quam singulari, pide que en toda la Iglesia se retome la praxis de la primera comunión en torno a los 7 años. De este modo, el Papa reacciona ante la visión según la cual la comunión es como «premio» merecido luego de largos esfuerzos de accesis y de compromiso moral. Si para acercarse a la comunión eucarística se necesitan las debidas disposiciones, no hay que olvidar que la eucaristía es también sostén ante la debilidad del hombre, pan que lo alimenta en su camino de vida cristiana. Este pensamiento del Papa ha sido recordado recientemente por el Prefecto de la Congregación vaticana para el Clero, Cardenal Darío Castrillón Hoyos, en una carta difundida por el Dicasterio y dirigida a los sacerdotes con ocasión del Año de la Eucaristía: «Permitir que los niños reciban cuanto antes posible a Jesús Eucarístico, había sido por muchos siglos uno de los firmes cimientos de la pastoral para los más pequeños en la Iglesia; costumbre que fue restablecida por San Pío X en su tiempo, que ha sido alabada por sus sucesores, y aún más veces por nuestro Santo Padre Juan Pablo II… Nosotros sacerdotes, llamados por Dios a custodiar el Santo Sacramento del altar en unión a LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS nuestros Obispos, podemos y debemos cuidar ante todo a los niños como a los primeros destinatarios de este don inmenso: la Eucaristía, que Dios ha puesto en nuestras frágiles manos consagradas»4. Confirmación Un poco más compleja se presenta la celebración del Crisma o de la Confirmación5, desde el momento que para la disciplima común en Occidente, es el Obispo el ministro ordinario, aunque no faltan excepciones como en el caso de los moribundos: de hecho, el Papa Silvestre († 335) concedió por su autoridad a los sacerdotes que confirieran la confirmación (pero con el crisma bendecido por el obispo) a las personas en graves condiciones. En su Liber officialis (siglo IX) Amalario de Metz desarrolla la idea de la mayor plenitud de gracia, ya que atribuye al confirmado, después de su muerte, un grado mayor de gloria celestial con respecto a aquel que solamente ha sido bautizado: se emplea como término de confrontación la analogía del diferente esplendor de las estrellas del cielo. Dicha concepción alcanza particular importancia en la Escolástica ya que de este modo se justifica el Crisma de los niños y la posibilidad de que sea administrada por el sacerdote para los que están en peligro de muerte. Para los enfermos, hay que subrayar la disposición de Benedicto XIV († 1758) que en las Institutiones ecclesiasticas invita a los párrocos para que indiquen los nominativos de los que, encontrándose en peligro de vida aún no han recibido la confirmación, para que no mueran sin dicho sacramento, como lo estableciera el mismo S. Carlos en las Instrucciones pastorales del Ritual Ambrosiano. Seguidamente, también el Código de Derecho Canónico de 1917 (Can. 788) establece que en la Iglesia latina, los niños pueden recibir la Confirmación también antes de los siete años cuando se encuentran en peligro de muerte. En algunas declaraciones del magisterio eclesiástico en el siglo XIX, podemos constatar que la Confirmación es considerada como comunicación en el Espíritu Santo para el alma con el fin de concederle constancia y fuerza tanto en los peligros graves como en la vida cristiana. El Decreto «Spiritus Sancti munera», del 14 de setiembre de 1946, promulgado por la Congregación de los sacramentos, teniendo como fundamento la tradición y la enseñanza de S. Tomás, permite que, en determinadas condiciones el simple sacerdote administre la Confirmación a los enfermos graves, incluidos los niños que no tienen el uso de la razón: propone un rito muy sencillo introducido también en la edición oficial del Ritual romano de 1952. Un teólogo alemán, D. Koster, al indicar en primera línea dicho Decreto sobre la Confirmación de los enfermos, habla de una nueva interpretación de la Confirmación que se vuelve testimonio cristiano e imitación de la pasión y de la muerte de Cristo: de este modo se convertiría en el sacramento de la formación cristiana al sufrimiento y a la muerte. La reforma litúrgica del Concilio Vaticano II En los libros litúrgicos que surgen de la última reforma eclesial, encontramos algunos ritos específicos para los niños en peligro de muerte. Esto es tanto para el Bautismo como para la Confirmación, mientras que el ritual de la Unción y de la atención pastoral a los enfermos contiene sólo el rito para la celebración de la Confirmación en el que se prescribe la imposición de las manos al enfermo con una oración de invocación del Espíritu mediante sus dones, por lo que el ministro traza con el crisma un signo de la cruz en el niño pronunciando la fórmula: “Recibe el sello del Espíritu Santo que se te ha dado como don”; el confirmando, o quien por él, responde: “Amén”6. Si lo puede hacer, es bueno añadir, por ejemplo, la renovación de las promesas bautismales, la profesión de fe y el Padre nuestro. Cuando el Código de Derecho Canónico de 1983 se refiere a las condiciones del peligro de muerte afirma que en dicho caso no se tiene en consideración la edad del candidato (Can. 889 § 2), el ministro puede ser el párroco, pero tam- 117 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 bién cualquier sacerdote (Can. 883) siempre que se emplee el crisma consagrado por el obispo (Can. 880 § 2). En el Catecismo de la Iglesia Católica (1992) se confirma que el presbítero debe otorgarle la Confirmación porque «la Iglesia quiere que ninguno de sus hijos, incluso en la más tierna edad, salga de este mundo sin haber sido perfeccionado por el Espíritu Santo con el don de la plenitud de Cristo»7. Una mirada general a los libros litúrgicos nos da como resultado una escasa atención específica a los niños enfermos, en lo que se refiere a la pastoral de los sacramentos, en general las traducciones de los textos de cada una de las conferencias episcopales, se refieren a la edición oficial promulgada por la Santa Sede y, por tanto, se indican sólo las partes esenciales del rito que se realizará en caso de necesidad extrema. Pero tenemos una excepción que proviene de la edición inglesa del rito de la visita: se pone en evidencia la importancia de la oración en el lecho del niño enfermo adaptando todo a su edad y nivel de comprensión; igual atención hay que reservarla a sus familiares8. En cuanto a los sacramentos precisa que son importantes los de la iniciación (bautismo, confirmación, eucaristía) y, por tanto, no debe haber motivo, especialmente en los casos graves, para procrastinar demasiado el tiempo de la primera comunión según la tradición de la Iglesia9. Además, el niño – continúa el ritual – puede recibir la unción de los enfermos si tiene el uso suficiente de la razón para comprender el sentido del sacramento10; para todos los ritos de los sacramentos por realizar con los niños recuerda que hay adaptaciones propias para su celebración. ¿Cuáles son los sacramentos más solicitados? Para algunas unidades como por ejemplo neonatología, cirugía pediátrica general o especial, ciertamente el sacramento más solicitado es el bautismo, visto y considerado el peligro real de vida en dichas situaciones. Se trata de un momento muy particular e intenso para la familia – especialmente para las madres –; el que celebra el bautismo de urgencia debe tener en cuenta la situación del niño, pero no puede ignorar el sufrimiento de los familiares. El bautismo es la celebración sacramental que nos recuerda nuestra realidad como hijos de Dios, recordando que somos y nos confiamos en sus manos: dicha convinción se expresa aún más en la oración comunitaria, implicando no sólo a los familiares sino también a los agentes sanitarios (enfermeros, médicos). He asistido a momentos de fuerte emoción de parte de los padres cuando se daban cuenta que junto a ellos estaba todo el personal que oraba por su niño con un solo corazón y un alma sola, casi invocando de parte del Señor un suplemento de ayuda en la propia profesión. Pero, por otro lado, ocurre evitar que el bautismo se convierta casi en un “momento mágico” que resuelve todos los problemas del cuerpo y del espíritu. sólo el bautismo, ya no son tan frecuentes como antes. Quizás dicha actitud es favorecida por el hecho de que la certidumbre de haber bautizado ya al niño, no crea otros interrogantes sobre qué cosa hacer desde un punto de vista sacramental y espiritual. Además, en el ámbito de la pastoral sanitaria actualmente el sacramento de la Confirmación (o “crisma”) se coloca entre dos límites bien definidos: o ser ignorado porque no es considerado necesario para salvarse, o ser conferido “in extremis” a niños enfermos que han recibido solo el bautismo, respondiendo de este modo a la exigencia de ofrecer un sacramento más a quien no puede recibir la unción de los enfermos. ¿Quiénes solicitan los sacramentos? En la mayoría de las ocasiones, la solicitud proviene de los padres – siempre cercanos a sus hijos durante la hospitalización –; generalmente todo esto ocurre en una situación de fe vivida en el drama de la enfermedad o, en otros casos, frente a la posibilidad también del peligro de muerte. Para los más grandes, la solicitud se hace para la comunión dominical o, con ocasión de fiestas y solemnidades particulares. Muy a menudo se solicita el bautismo con ocasión de operaciones que podrían ser peligrosas porque tienen lugar durante los primeros días de vida, en situaciones muy precarias. En este caso a menudo las personas del entorno (familiares y agentes sanitarios) son las que animan la solicitud de urgencia del sacramento, incluso porque no siempre la madre está al corriente de la situación real de la propia criatura, mientras el padre está comprometido tratando de mediar entre los médicos y su esposa. Las solicitudes de la Confirmación para niños que han recibido Prioridades en los sacramentos Seguramente, la Eucaristía representa el centro de toda la liturgia y de la vida cristiana y, por este motivo, constituye el punto de llegada de la iniciación cristiana. Varias experiencias de celebración de la misa con los niños en el hospital sugieren que se les implique en la liturgia, mediante una animación que tenga en cuenta su vivencia y la posiblidad de participar. Recuerdo que un día un niño, con mucha franqueza me confió que no le gustaba la Santa Misa porque – decía – 118 “el sacerdote habla siempre y todo lo hace él” . Son fiestas muy indicadas las de Navidad y Pascua que crean cierta expectativa en este sector, sobre todo si hay también la colaboración de las maestras de la escuela en el hospital. Los niños preparan algunos dibujos relacionados con las circunstancias (en Navidad: ovejas, estrellas…; en Pascua: golondrinas, flores, huevos, etc.) que enriquecen el ambiente donde se celebra la eucaristía. Todo esto se acompaña con las oraciones que son muy sencillas, pero son concretas porque manifiestan deseos profundos para consigo mismo y para todos los niños del mundo invocando la paz, el amor y la salud para todos. La celebración – quizás es útil recordarlo una vez más – debe ser comunitaria, implicando no sólo a los niños y a sus padres, sino también a los familiares presentes, así como a los agentes sanitarios que de este modo declaran no sólo su fe, sino también su afecto y empeño por la salud global del niño enfermo. Un obstáculo por superar es la mentalidad a menudo presente de considerar los sacramentos como algo ‘mágico’, es decir como un toca-sana que resuelve todos los problemas y cura inmediatamente de manera milagrosa. ¿Y la confesión? Ahora bien, alguien podría preguntar: ¿Qué sentido tiene para los niños el sacramento de la penitencia o confesión de los pecados? El sacramento es pedido generalmente por los niños más grandes que han logrado cierto sentido del pecado al menos como ofensa a Jesús. A veces son los padres o los familiares que invitan al niño a confesarse para pedir perdón a Jesús antes de recibir la Eucaristía. En este caso, el encuentro sacramental se convierte en una ocasión oportuna para dialogar frente a frente con el niño dándole la ocasión de manifestar sus sentimientos y dificultades frente a la enfermedad sin el “filtro” de la presencia de otras personas. A menudo ha sido un encuentro de lo más positivo que ha hecho surgir problemas e interro- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS gantes impensables porque me han hecho descubrir que los niños enfermos son más sensibles y más maduros de lo que se piensa. Sobre este tema me parece útil retornar a la Plaza San Pedro al encuentro del 15 de octubre del 2005 del Santo Padre Benedicto XVI con los niños de la Primera Comunión. Livia dirige esta pregunta: «Santo Padre, antes del día de mi Primera Comunión me he confesado… Pero quisiera preguntarte: ¿Debo confesarme todas las veces que hago la comunión? ¿Aunque haya hecho los mismos pecados? Porque me doy cuenta que son siempre los mismos»11. El Santo Padre responde: «Yo diría dos cosas: la primera, que naturalmente no debes confesarte siempre antes de la Comunión, si no has cometido pecados tan graves que sería necesario confesarse… La segunda es esta: es muy útil confesarse con cierta regularidad. Es verdad, por lo general nuestros pecados son siempre los mismos; pero hacemos la limpieza de nuestras casas, de nuestras habitaciones, al menos cada semana, incluso si la suciedad es siempre la misma… Algo parecido vale tambien para el alma, para mí mismo; si no me confieso nunca, el alma permanece como abandonada y, al final, estoy siempre contento de mí y no entiendo más que debo trabajar también para ser mejor. Esta limpieza del alma, que Jesús nos da en el sacra- mento de la confesión, nos ayuda a tener una conciencia más ligera, más abierta y también de madurar espiritualmente y como persona humana»12. Hacia una conclusión Considero válidas para todos los sacramentos relacionados con los niños enfermos las palabras del Santo Padre que he citado antes: los sacramentos son muy útiles para la belleza interior y para madurar también en los momentos del sufrimiento y de la enfermedad. La teología y la praxis de la Iglesia han desarrollado una sensibilidad para con los enfermos sobre todo en peligro de muerte; para ellos la Iglesia nunca ha dejado de infundir mediante los sacramentos el don del espíritu y la plenitud de la gracia. En fin, es preciso notar que la pastoral en estos casos no debe preocuparse sólo de las cosas esenciales, sino debe mirar más allá cultivando un interés particular también hacia los familiares presentes del niño, con una oración que para todos sea de consolación y de esperanza, ayudados por la invocación al Espíritu Santo consolador y a la Virgen María, Madre de la Iglesia que al estar a los pies de la cruz es una presencia activa de consolación y de paz para el mismo Jesús y para los discípulos. P. EUGENIO SAPORI, M.I. Docente de Liturgia en el Instituto Internacional de Teología Pastoral Sanitaria “Camillianum”, Roma Notas 1 Cfr. M. VANTI, Scritti di san Camillo de Lellis, Il Pio Samaritano, Milano - Roma 1965, p. 73. 2 Para tener una idea sintética acerca de la iniciación cristiana en la historia, cfr. P. CASPANI – P. SARTOR, Iniziazione cristiana. L’itinerario e i sacramenti, prefación de W. Ruspi, EDB, Bologna 2008, p. 23-33. 3 Cfr. Rituale Romanum, Romae 1614, p. 69. 4 Carta del Cardenal (8 enero 2005), presente en “30Giorni” de enero-febrero 2005, p. 9. 5 Cfr. SAPORI E., Cresima, en: Dizionario di 119 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 teologia pastorale sanitaria, a cura di G. CINÀ ET ALII, Camilliane, Torino 1997, p. 297-302. 6 En el Ritual de la CEI encontramos esta descripción en el cap. VI (n. 205-206); este rito está presente en todas las traducciones de las diferentes Conferencias episcopales. 7 Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1314. 8 What has already been said about visiting the sick and praying with them (see. no. 46) applies also in visits to a sick child. Every effort should be made to know the child and to accommodate the care in keeping with the age and comprehension of the child. In these circumstances the minister should also be particularly concerned to help the child’s family: Rituale Pastoral Care of the Sick, n. 47. 9 If it is appropriate, the priest may discuss with the parents the possibility of preparing and celebrating with the child the sacraments of initiation (baptism, confirmation, eucharist). The priest may baptize and confirm the child (see Rite of Confirmation, no. 7b). To complete the process of initiation, the child should also receive first communion. (If the child is a proper subject for confirmation, then he or she may receive first communion in accordance with the practice of theChurch.) There is no reason to delay this, especially if the illness is likely to be a long one: Rituale Pastoral Care of the Sick, .n. 48. 10 The child maybe anointed if he or she has sufficient use of reason to be strengthened by the sacrament of anointing. The rites provided (Chapter IV) are to be used and adapted: Rituale Pastoral Care of the Sick, .n. 50. 11 Encuentro de catequesis y de oración del Santo Padre Benedicto XVI con los niños de la Primera comunión (Plaza San Pedro, 15 de octubre de 2005), en Suplemento al número de octubre 2005 de “30Giorni”, Roma 2005, p. 7. 12 Encuentro de catequesis y de oración del Santo Padre, art. cit., p. 8-10. Bibliografía ADAM A., Teologia e pastorale della Cresima, Paoline, Alba 1961 (= Ministerium, 11). CASPANI P., En los orígenes de la praxis actual en “Rivista di pastorale liturgica” n. 231 (2002), p. 3-11. IDEM, El retorno del catecumenado en los documentos del Vaticano II, en “La Scuola cattolica” 133 (2005), p. 589-630. CATTI G., Segni di speranza. Deficit, handicap e sacramenti, EDB, Bologna1993. CAVALLOTTO G. (ed.), Iniziazione cristiana e catecumenato. Divenire cristiani per essere battezzati, EDB, Bologna 1996. 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En el debate interreligioso se han atribuido a la Iglesia ideas que no pertenecen al Evangelio. Les propongo observar la vivencia del niño enfermo, lo que representa para él la enfermedad y los interrogantes que él plantea. Mi intervención recibirá la iluminación de la intervención de S.E. Mons. Sergio Pintor sobre La catequesis y la formación en la fe de los niños enfermos, y de la del P. Eugenio Sapori, M.I., que afrontará el tema La pastoral sacramental de los niños enfermos. Para evitar repeticiones, colocaré mis palabras en una perspectiva existencial de modo que comprendamos que la vida cristiana permite asumir espiritualmente algunos acontecimientos. Además, deseo indicar que no he encontrado en Internet referencia alguna a la pastoral de los niños enfermos: es algo que debería hacernos reflexionar. Nosotros debemos respetar la especificidad del niño enfermo y no proyectar en él las características del adulto enfermo. El niño aún no posee la misma organización psicológica y la misma madurez emotiva que tienen los adultos para considerar los hechos objetivamente. A menudo tiende a dar vueltas en torno a sí los problemas de la salud que vive, a quererlos manifestar en la relación que mantiene con sus padres o trata de ignorar su enfermedad. 1. El niño y la enfermedad Es muy probable que el niño que sufre tenga conciencia de estar enfermo y que debe ser curado. Pero en la mayoría de los casos, cuando se diagnostica una enfermedad grave, como un cáncer, y el niño aún no sufre, éste tiene dificultad para aceptar que debe sufrir varios exámenes, que debe ser curado y hospitalizado. No comprende esta situación porque no ve nada palpable en sí mismo. Con el fin de no intranquilizarlo algunos padres prefieren no decirle nada y, no obstante se esté tratando, no le hacen presente la enfermedad. Se trata de un comportamiento equivocado, ya que el niño puede advertir el cambio emotivo y de actitud de sus padres y de sus familiares para con él. No sabe que los padres están preocupados por él, pero puede percibir el sentido de incertidumbre en el que se encuentran. El clima nebuloso en el que es conservado puede ser para él fuente de inseguridad y el “no dicho” que lo circunda es un factor de ansia. Siente que algo se está tramando con respecto a su persona, pero no logra entender de que se trata. No es necesario revelarle el diagnóstico en el sentido médico del término, esto no es necesario para el niño, pero es preciso explicarle que ha sido afectado por la enfermedad y cómo será curado a fin de pueda desarrollar cierta representación mental. Es necesario tener en cuenta también lo que sus padres quisieran decirle y no decirle, y la capacidad de comprender que tiene el niño. A veces los niños no quieren saber nada de su enfermedad y dejan que sean sus padres los que se ocupen de ella junto con el personal hospitalario. Se trata de una reacción comprensible si somos conscientes que para el niño, sus padres y los adultos son los mediadores entre él y los problemas de su existencia. Por tanto, él puede continuar a vivir su vida de niño a través del juego y los centros de interés de acuerdo con una determinada edad. En el mejor de los casos la información sobre su enfermedad le permitirá familiarizar con el tratamiento e instaurar un clima de confianza entre él, sus padres y los médicos que lo curan, llegando así a controlar mejor sus temores y angustias. En los centros médicos y hospitalarios disponemos de material pedagógico formado por muñecos y figuras, partiendo del cual explicamos a los niños las enfermedades y los tratamientos respectivos. Hay el divertimiento de hacer las inyecciones a los muñecos de peluches o a efectuar una operación quirúrgica en un muñeco mostrando que cada cosa se hace para evitar el sufrimiento y ser curados. En los pre-adolescentes o en los adolescentes, es posible mostrar los análisis de los productos biológicos en el microscopio o a través del estudio de radiografías médicas. De este modo ellos saben en que objeto fijar su atención para luchar contra la enfermedad. El niño que no está bien no comprende por qué se le imponen constricciones que desconoce. Se- 121 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 guidamente, cuando debe ser hospitalizado y comienza a sentirse mal, es necesario que seamos prudentes porque podría estar mal debido a la hospitalización y puede ser turbado por el temor de estar lejos de su familia. En la perspectiva pastoral partimos del hecho que el niño tiene necesidad de saber y aprender y para este fin es necesario que tenga confianza en otras personas y en otros lugares, es decir, aceptar que está desconcertado. A través del catecismo él descubrirá las cosas de Dios que no siempre logra escuchar en otras partes. El episodio de Jesús niño que desaparece de la vista de sus padres para hablar con los doctores de la ley es un ejemplo en el cual meditar y trabajar para comprender los interrogantes espirituales que el niño se plantea. 2. El niño y sus sufrimientos A menudo hay una diferencia entre la representación de la enfermedad de parte de los padres y de los médicos y aquella del niño. Si los familiares están justamente turbados por la puesta en juego vital de la enfermedad, por el modo como el niño soportará el tratamiento, por sus eventuales sufrimientos, él en cambio está en otro lado y desarrolla otras inquietudes. 2.1 Temor de la separación y de ser abandonado El primero y el más recurrente temor es la angustia de ser separado de sus padres y, sobre todo de su madre. Los estudios clínicos y teóricos sobre la psicología del apego en la infancia y en la adolescencia, nos revelan que algunos niños separados de sus padres podrían desarrollar graves disturbios psíquicos con posibles consecuencias en el desarrollo de su personalidad. Los niños que se quedan solos en el hospital porque sus padres trabajan, viven episodios de depresión. Se sienten abandonados y la hospitalización es vivida como lugar de separación angiógena. De hecho, temen que ya no volverán a ver a sus padres. Su aprehensión forma parte del fantasma original que reencontramos en numerosas narraciones y leyendas. Es decir: ser abandonado. El hospital aparece como lugar de la separación definitiva que temen todos los niños. El niño está más preocupado por la separación que por la enfermedad. Se han hecho progresos y otros se deben hacer aún para permitir la cercanía de los padres, hospedandose en el hospital durante el tiempo necesario para los cuidados. 2.2 Temor de no ser amados y ser desposeídos del proprio cuerpo La segunda inquietud del niño se refiere al cuerpo. Por mucho tiempo él vive su cuerpo como extensión de aquel de sus padres. Sabe que los cuidados que se le proporcionan son hechos por los padres, por uno de sus hermanos o, eventualmente, por una niñera o por los abuelos. A la vuelta de algunos días, en cambio, vivirá un transtorno desestabilizador al ver que actúan sobre él otras manos que en algunas acciones técnicas lo harán sufrir: una inyección delicada y dolorosa, una manipulación que irrita las zonas sensibles, una toilette que mostrará su intimidad corporal. El niño, incluso el que está bien, que por ejemplo ve a un médico escolar que examina sus órganos sexuales rápidamente dirá a sus padres: “¡Me ha tocado!”. Cuando es el momento de la limpieza personal en los hospitales, a menudo vemos que los niños piden a sus padres o a otro miembro de la familia presente que provean a su higiene corporal y no quieren ser confiados en manos extrañas. El niño que luego de un contacto físico, siente dolor porque el órgano está enfermo o porque la intervención quirúrgica aún no se ha cicatrizado o también porque aparece un nuevo dolor, lo asocia al acto de la persona que se aproxima de este modo a su cuerpo. Ese extraño quiere hacerle daño y efectivamente así es. Su sufrimiento será aún más acentuado porque hasta entonces sabía que eran sus padres los que lo protegían y lo defendían contra todo mal. Él podía dirigirse a su madre o a su padre para que lo consolarán y lo aliviaran en su dolor. Para él es incomprensible su ausencia en este tipo de situación y no entiende por qué sus padres no están presentes para protegerlo y sostenerlo. Cree, pues, que se han olvidado de él, que no es amado y corre el riesgo incluso de sentirse desposeído de su proprio cuerpo. Para evitar este tipo de desconcierto, es oportuno que los padres lleven al niño los hábitos que le gusta, los juegos que prefiere, o las fotografías de los miembros de la familia que ama y de los animales domésticos a los cuales está apegado de modo especial. Se trata de aspectos que lo confortan y mantienen vivos sus puntos de referencia acostumbrados. La relación con los suyos se mantiene y ablanda su sensación de ruptura, de abandono y de expoliación de sí mismo. Uno de los primeros temas que lógicamente se desarrolla en la catequesis consiste en subrayar la presencia de Dios que quiere estar junto a nosotros, que piensa en nosotros y nos llama a entrar en relación con El. No nos olvida, aún si nuestros ojos no pueden verlo directamente. La presencia de Dios en su invisibilidad es rica de significado en las Escrituras. El niño que se encuentra frente a la propia soledad puede ser sensible a esta presencia de Dios que podrá volver a encontrar en el discurso bíblico nutriendo su vida espiritual. 2.3 Temor de ser agredido a nivel del cuerpo El niño puede tener miedo de los especialistas que intervendrán en él y en su cuerpo. Los cuidados 122 médicos que se le proporcionarán provocan reacciones y pueden comportar efectos secundarios como modificaciones físicas: pérdida de los cabellos en caso de quimioterapia, náusea, vómito, grande fatiga, disminución de peso. Las quimioterapias con corticoides desencadenan una necesidad irresistible de alimentarse, lo cual comporta un aumento ponderal y cambios de humor (el sujeto se vuelve agresivo o deprimido). El niño se angustia al constatar que los efectos secundarios de la terapia son más fuertes que la misma enfermedad. Él teme que ella se agrave con la complicidad de los padres que han dado su consentimiento para los tratamientos. Ellos le dicen que quieren su curación pero él puede interpretar su actitud como favorable a la enfermedad, incluso al comienzo de su patología. “Han sido mis padres que me han hecho así”, ha dicho un niño al personal que lo curaba y tenía que explicarle que no eran ellos el origen de su mal. No obstante estas razones objetivas, algunos niños con una psicología narcisista, no dejan de afirmar que son sus padres y no ellos que han recurrido a los médicos. A fin de que la familia y el cuerpo médico puedan considerarse al lado del niño y no como los agresores, es importante explicar al pequeño paciente que sus padres tienen necesidad de los médicos para curarlo y sanarlo. El niño teme siempre la intrusión de personas extrañas en la esfera íntima que representa su psicología o su cuerpo. Admite con mayor facilidad su intervención cuando sus padres están a su lado, aún cuando se lamenta y llora, o cuando sabe que ellos tienen confianza en los médicos y les han dado su consentimiento. Detrás de esta resistencia del niño, se revela otro producto de la fantasía que es el temor de ser agredido y tener que enfrentarse con alguien que será malo con él. El temor de las tijeras del peluquero, de la jeringa del enfermero o de los diferentes instrumentos del médico, remite al fantasma primordial de ser atacado y violado en el cuerpo y en la intimidad. Es por esta razón que hay que explicar todos los gestos que se harán en el niño, e incluso jugar con LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS él con los objetos. De este modo ellos se situarán en lo real y no en lo imaginario del niño que se siente atacado y que tiene necesidad de ser circundado de amabilidad y afecto para poder comprender que lo que se quiere es su bien y su salud. Todas estas observaciones quieren decir que el niño tiene más necesidad de ser circundado por sí mismo que saber que nos ocupamos de su enfermedad. Son numerosos los encuentros de Cristo con personas que le piden su protección y ser confortadas por Dios. No obstante sus dificultades y sufrimientos, Él les da la fuerza y la gracia de Dios, con las cuales ellas conservan confianza y esperanza. No hay fatalidad en Dios, la vida permanece abierta y el porvenir está siempre en Él. reactiva. Pero su sufrimiento moral se acentúa cuando el niño enfermo considera a sus padres como los responsables de su enfermedad. Estamos sumergidos aquí en el corazón de la problemática de la obligación y del deseo a través del niño; pero dado que este no es el tema de mi conferencia, simplemente indico el reto. Las futuras madres a menudo se angustian pensando que pueden dar vida a un niño deforme o con problemas. Cuando la realidad se ajusta a la fantasía, pronto algunas son turbadas o se sienten culpables mientras que aquí es urgente introducir el sentido de la realidad para no permanecer prisioneros de interpretaciones proyectivas. Los padres tienen necesidad de ser tranquilizados para que afronten en el mejor modo posible la situación de su hijo enfermo. 3.1 El niño se considera responsable de su enfermedad 3. Comunicar con el niño enfermo Cuando los padres descubren que su hijo está afligido por una enfermedad grave, tratan de encontrar el origen de dicha desgracia. A menudo lo buscan fuera y le atribuyen a varias causas: medicamentos asumidos durante el embarazo, la alimentación, la contaminación, incluso un mal de ojo que alguien les ha echado. Luego se cuestionan y se sienten culpables por haber dado la vida a un niño en dificultad. La enfermedad es vivida como un castigo porque los padres habrían cometido una culpa, que no está desligada de vínculos con el complejo de Edipo, que se El niño cuyo pensamiento todavía depende de los procesos de lo imaginario, a menudo se lanza en interpretaciones narcisitas de lo que le está aconteciendo, sin haber adquirirdo aún la fineza de las diferentes lógicas de causa a efecto. Se coloca en el centro de los diferentes acontecimientos felices y desafortunados de su vida, piensa que es el origen de lo que le sucede, ya sea en el bien o en el mal. Es así que cree que la enfermedad es un castigo porque ha desobedecido o se ha comportado mal. Puesto que alguna vez se le ha dicho que adopte un determinado comportamiento, “no comas demasiado chocolate porque te enfermarás”, y no siempre ha obedecido, imagina que el castigo es la consecuencia de su actitud. Incluso llegará a pensar que no sanará porque merece ese castigo ya que, por ejemplo, es celoso de su hermano. Pero el niño no contrae una leucemia, un cáncer o una hepatitis porque no ha controlado su golosidad o porque no se ha comportado bien con su hermano. Tomar las medicinas también puede ser considerado por el niño como un castigo, especialmente cuando tienen un sabor disgustoso, mientras que en su familia lo han acostumbrado a recibir únicamen- 123 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 te cosas buenas para comer. Asimismo, el mal sabor de los medicamentos puede evocar en él los venenos y los alimentos dañinos de las narraciones y de las leyendas. En cada etapa del tratamiento y de las exigencias médicas es importante explicar al niño lo que ocurre para evitar que la situación se retuerza contra él. De este modo, debemos abrirle otras fuentes de placer que a menudo él las encuentra en los alimentos. Disponer de objetos familiares en compañía de personas que se interesan en él y que él ama, son pasos indispensables para mantener la comunicación y una relación también lúdica con él. El juego es una de las actividades principales del niño y, en lo posible, no se le debe privar de él. Es importante demostrar aquí la originalidad de Dios que nos hace conocer a Cristo. No es un Dios que nos quiere prostrar y castigar, sino por el contrario, Él quiere nuestra felicidad. Es el Dios de las Bienaventuranzas, aquellos caminos que nos abren a su vida allí donde el niño puede pensar que Dios quiere castigarlo mediante la enfermedad. Por el contrario, El está al lado de los que sufren, de los enfermos y de los pobres. 3.2 El sentimiento de impotencia Según la naturaleza de su enfermedad, el niño puede estar relativamente aislado en el hospital o en su casa, sin derecho de mantener contactos salvo con sus padres y, a veces, con sus hermanos. Los tratamientos, el cansancio que provocan y el aumento de control a fin de que el niño no se hiera en caso de riesgos hemorrágicos, restringen las relaciones humanas y, algunas veces, limitan determinadas actividades físicas. Se circunscriben los contactos físicos y todas las ocupaciones deportivas preferidas quedan prohibidas. El niño puede vivir y asociar estas prohibiciones como castigos al no tener el derecho de salir, de encontrar a los amigos de su edad y jugar con ellos. Una vez más, se encuentra impotente frente a todas estas restricciones que lo excluyen del grupo de los niños de su misma edad. Los sufrimientos físicos vincu- lados con la enfermedad y con los cuidados corren el riesgo de ser vividos inconscientemente por el niño como un castigo físico y una maldad deliberada para con él. Por largo tiempo el sufrimiento y el dolor se ha asociado a la maldad causada por alguien mientras el bienestar y las cosas agradables de la vida están ligados a la bondad de algún otro. Desde el inicio él piensa que merece el castigo del sufrimiento porque no ha sido suficientemente juicioso y, de este modo, puede evocar toda su carga agresiva contra sus padres o sus hermanos. Frente a todas las prohibiciones que limitan las actividades a las que se dedican habitualmente los niños, el niño enfermo se siente sometido a la autoridad médica de la cual el personal a cargo de los cuidados y los padres ponen en práctica sus órdenes. Se le prohibe, por ejemplo, el acceso al empeño deportivo y a la gestión de su cuerpo privándole así de lo que acostumbra hacer en su desarrollo para afirmar su independencia y autonomía. Es reconducido a una etapa pasiva de su desarrollo cuando dependía totalmente de sus familiares para vivir. El sentimiento de regresión y de expoliación de sí mismo le impide elegir a las personas y a los centros de interés diferentes de sus padres. Corre el riesgo de quedarse en una simple relación de fusión con su madre, extendida a todas las personas que encuentra para satisfacer sus propias necesidades de estar junto a la madre. De este modo, el niño está confundido en una desagradable situación de impotencia y no es suficiente que sea sabio para curarse y dejar el hospital como le habían enseñado en muchas cosas. La orden “si te comportas bien Papá Noel te hará regalos”, ya no es eficaz. Su pensamiento mágico ya no aporta más resultados positivos descontados: la enfermedad prosigue su acción y no es posible prever el momento en que abandonará el hospital. El niño corre el riesgo de desarrollar una pérdida de autoestima, que se acentuará mucho más si los médicos se interesarán sobre todo en curar una sola parte de su cuerpo y menos su persona y los centros de interés de su edad. Debemos poner atención parti- cular en este efecto reductor que puede modificar la imagen que el niño, el pre-adolescente y el adolescente tienen de sí mismos. Ellos corren el riesgo de interpretar algunas prescripciones y limitaciones médicas como prohibiciones para ser como los demás. Algunos adolescentes que han vivido en estas condiciones, encuentran serias dificultades, cuando se vuelven adultos, de liberarse, socializar y valorizarse mediante una actividad profesional. Es importante que el niño sea visto por los adultos como un ser en devenir, llamado a crecer y a mejorar con el sostén de sus padres y de los demás adultos que se ocupan de él. El encuentro con Cristo a través del Evangelio lo ayudará espiritualmente a encontrar este sostén y a aprender a estimarse porque es amado y querido por Dios. El sentimiento de impotencia vivido por el niño encuentra espiritualmente solución en el hecho que él puede ser el mismo sólo a través de otro, es decir, de Cristo. Hablando a Dios en la oración la confessio, es que el niño se liberará de lo imaginario omnipotente y quimérico para entrar en todos los posibles de lo real. Cristo es la guía, el iniciador de lo real, Aquel a través de quien podemos ser. El niño puede volverse sí mismo sólo a través de Cristo. 3.3 Al margen de la familia A menudo la vida familiar es transtornada cuando se anuncia una enfermedad grave en un niño. Por tanto, los miembros de la familia vivirán según el ritmo de los cuidados, de los exámenes médicos y de la evolución de la enfermedad, pasando en segundo plano todas las demás preocupaciones. La familia desarrolla una nueva dinámica colocando al niño en el centro y adoptando para con él un comportamiento protectivo e indulgente. La actitud benévola de los familiares para con él da la impresión de que haya desaparecido la mayoría de los principios educativos que inspiraban la conducta de los padres. Esta situación crea en él una inquietud morbosa. El niño piensa que está dotado de un nuevo poder sobre sus seres queridos, 124 pero pronto se dará cuenta que ello no se debe a las nuevas competencias que ha adquirido gracias a sus aptitudes, sino que más bien es simplemente el resultado de su fragilidad y de su debilidad. Esta liberalidad le revela cuan complicado es establecer relaciones con él. No aparece ya un niño como los demás que depende de la autoridad de sus padres, sino que es considerado como un enfermo. De repente se encuentra aislado en su relación con los demás. Paradójicamente, la atención delicada y permanente que le proporcionan los que están en torno a él lo pone de lado y lo margina. Puede ser tomado por el vértigo de la imagen que se le remite en la que podría ser libre de hacer lo que quiere, de “hacer todo”, de no tener límites. Dicha actitud lo confina en la angustia y en la culpa ante la idea de poder manipular a su gusto a sus familiares. La imagen del niño o del adolescente tiránico corre el riesgo de asustarlo al no encontrar ante sí ninguna exigencia, ni oposición a sus deseos, es privado de este modo de adultos fiables y fuertes en una edad en la que el niño tiene necesidad y respeta la autoridad y la fuerza de los padres. Improvisamente se puede sentir debilitado al tener que reinar sin partición en su proprio entourage. A menudo el niño enfermo se reprocha que causa dolor a sus padres y que con sus exigencias aumenta la inquietud que ya pesa so- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS bre ellos a través de la angustia que representa su enfermedad. Tiene el temor de ser menos amado porque se siente responsable de su sufrimiento. Por esto es importante que los padres conserven todas sus exigencias educativas para con él y lo consideren en su papel de niño que aún tiene necesidad de aprender los códigos de la vida. El cuadro educativo y sus exigencias deben mantenerse. Evidentemente, la situación no siempre es fácil de controlar, sobre todo cuando el niño, aceptando los cuidados médicos, sufre también y advierte la necesidad de vengarse del mal sufrido. Por lo general dirige su agresividad contra los padres haciéndoles pagar lo que no han logrado impedir: la enfermedad, los cuidados médicos y su hospitalización. Él mismo está invadido de sentimientos ambivalentes y paradójicos hacia sí mismo y hacia los que lo rodean. Quiere protegerlos de su enfermedad y de sus sufrimientos y, al mismo tiempo, les hace responsables de lo que le sucede. Aún no dispone de los medios cognitivos y de una madurez emotiva que le permitan expresar verbalmente su vivencia. Los padres tienen la tendencia de considerarlo y de afrontarlo a partir de su propia vivencia, lo que es extraño para él. Malentendidos, irritaciones y agresividad complican la relación y a veces provocan dramáticas incomprensiones, en particular cuando el niño o el adolescente, al volverse agresivo rechaza ver a sus padres y se cierra en sí mismo hasta el punto de rechazar todo contacto con los demás. Por tanto, los padres tienen necesidad de comprender las diferentes reacciones psicológicas de su hijo para no ser desestabilizados y añadir la culpa a un sentimiento de impotencia. Debemos preocuparnos de la comunicación con el niño para explicarle simplemente qué es lo que está ocurriendo y, al mismo tiempo permanecer en nuestra posición como adultos educadores con el fin de encontrar los medios pedagógicos que tengan en cuenta los intereses clásicos como niño y como adolescente y encontrar una solución a las situaciones difíciles que puede vivir. En todo momento él debe ser considerado como parte de la familia y de su faja de edad. La visita de los amigos o el envío de mensajes por teléfono o Internet son una ayuda preciosa. La fe en Cristo comporta consecuencias morales y compromete, pues, a una conducta que sea coherente con la palabra del Evangelio. El niño lo percibe y está dispuesto a comprenderlo. Deberá descubrir que las infidelidades a la palabra de Dios pueden ser perdonadas. Él es sensible al hecho que, cualesquiera que sean las situaciones en las que se encuentra, las exigencias hay que mantenerlas. Pero hay que presentarlas en la dulzura evangélica y en la misericordia divina, a fin de que esté convencido que es y será siempre amado por Dios. En nombre de este amor podremos invitarlo a tener una mirada realista con el fin de que se libere de la idea de ser el responsable de su enfermedad, la causa de los sufrimientos de sus padres y de su incapacidad de curarlo. Corresponde a la catequesis insistir sobre el hecho que Dios nos aparece en el ámbito de lo que es posible en la vida. Conclusión La relación pastoral con los niños enfermos se desarrolla en este contexto singular. La mayor parte del tiempo se logra tratarlos con la ayuda pedagógica de los familiares. A veces nos impresionamos por la madurez, proporcionada a su edad, que algunos niños adquieren frente a la enfermedad. Los niños saben hablar, luchar, asisitr a los demás niños, consolar a sus seres queridos y plantear interrogantes esenciales. “¿Por qué Dios acepta que yo esté enfermo?” “¿Qué le he hecho yo para para que esté enfermo?” “¿Dios protegerá a mis padres cuando yo muera?”. Algunos niños, ya sea que hayan frecuentado el catecismo o no, a menudo expresan estos interrogantes que nosotros debemos acompañar. También debemos enriquecer su relación con Cristo y con Cristo sacramento, inspirándonos en numerosos episodios evangélicos que narran la curación de niños enfermos: la hija de Jairo (Mc 5, 40) que Cristo le invita para que se levante en el sentido del preanuncio de su 125 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 resurrección. El hijo del funcionario real (Jn 4, 47-43) que Cristo cura a distancia. El hijo de la viuda de Naim (Lc 7, 11-17), cuando Cristo se muestra más fuerte que las fuerzas de la muerte. La curación tiene aquí un sentido y un alcance espiritual que no dejan indiferentes a los niños. Dios no abandona a sus hijos, está cerca de ellos y los ama por sí mismo allí donde el niño vive a menudo un amor celoso excluyendo a todos los demás antes de abrirse a la bondad y a la alteridad. La fe del enfermo es esencial: “¡Ánimo!, hija, tu fe te ha sanado” (Mt 9, 22). Pero la fe llevada por los demás es un sostén igualmente precioso cuando una persona o un padre imploran la curación para alguien o para su proprio hijo. La fe en Cristo es asimismo un camino que es preciso recorrer para poder comenzar a comprender que Él quizo para nosotros la vida y una vida eterna con el Padre. La fe puede ser ocasión para descubrir o redescubrir a Dios que nos habla y cuya palabra es salvífica. En el Evangelio, la curación es el signo del perdón de los pecados y de alejamiento del mal. Se trata de perspectivas espirituales que iluminan los temores del niño: estar abandonado, ser culpable de su enfermedad o ser fuente del sufrimiento de sus padres, in- cluso de estar colocado al margen de su familia y de los demás. La palabra de Cristo le revela que él cuenta a los ojos de Dios y que, con Él, puede descubrir a sus padres, a sus hermanos, a los amigos y a todos los que se ocupan de él para devolverle la vida. Monseñor TONY ANATRELLA Psicoanalista y especialista en Psiquiatria social, Profesor en las Libres Facultades de Filosofía y Psicología de París y en el Colegio de los Bernardinos, Escuela Catedral de París Paris, Francia. Consultor del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios y del Pontificio Consejo para la Familia Santa Sede 126 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS JACQUES SIMPORÉ 4. Investigación y medicamentos, nutrición y estilo de vida Cada día, las patologías carenciales, infecciosas, genéticas y del metabolismo, están relacionadas estrechamente con los estilos de vida, debido a las mutaciones y a las fluctuaciones de nuestras sociedades modernas. Para enfrentarse a las varias enfermedades que afectan sobre todo a los niños menores de cinco años y a las mujeres embarazadas, en todo el mundo se llevan a cabo numerosos estudios científicos en el ámbito de la farmacología, de la farmacogenética, de la nutrigenética y de la genia genética, con el fin de identificar fármacos, alimentos e integradores alimenticios que sean eficaces para la recuperación del nivel nutricional, para fortificar y curar al hombre, víctima de las consecuencias de sus actividades inoportunas. En efecto, con su comportamiento y sus actividades irresponsables, el hombre provoca a la naturaleza que se rebela lanzándole numerosos retos. En su rebelión la naturaleza induce: – la proliferación de los microbios patógenos infecciosos que provocan las epidemias y hasta las grandes endemias o pandemias; – el aumento de las enfermedades genéticas y de los tumores provocados por las diferentes mutagénesis que a menudo son productos tóxicos que derivan de la actividad humana – la aridez y las inundaciones que conllevan carestías y desequilibrios en muchos lugares y que matan cada año a numerosas personas en los Países en Vías de Desarrollo; las primeras víctimas son los niños menores de cinco años. Para nosotros, esta Conferencia Internacional del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios sobre este tema, tiene lugar en el momento justo ya que el estilo de vida de cada uno influye en la salud de todos. Tal como los adultos, también los niños enfermos tienen necesidad del seguimiento pastoral y espiritual. El título de esta intervención es: Investigación y medicamentos, nutrición y estilo de vida, y se articula bien en el tema global de la Conferencia: La pastoral en el cuidado de los niños enfermos. Deseamos desarrolar el tema que se nos ha confiado en tres partes: – Estilos de vida actuales de los hombres y causas principales de la mortalidad infantil; – Investigación y medicamentos; – Presentación de un ejemplo de recuperación de niños desnutridos mediante Espirulina y Misola en el Centro Médico San Camilo de Ouagadougou, Burkina Faso. 1. Estilos de vida actuales de los hombres y causas principales de la mortalidad infantil Numerosas patologías de los adultos como la diabetes, la hipercolesterolemia, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares están vinculadas estrechamente con los estilos de vida. Estos pueden provocar también, directa o indirectamente, numerosas enfermedades en los niños. Algunos ejemplos podrían explicar la problemática: los treinta años y que desea tener un hijo a 35 años, por ejemplo, ¡tiene una fuerte probabilidad de generar un niño con una trisonomia 21! Sabemos que los niños con sindrome de Down sufren y cuanta necesidad tienen de seguimiento psicológico y espiritual. 1.2 A nivel de las enfermedades infecciosas Cuando se contraen determinadas enfermedades infecciosas (rubéola, toxoplasmosis, VIH/SIDA, hepatitis B...), que la madre puede transmitir al hijo, entendemos que el estilo de vida de los padres puede influir directamente en la salud de sus hijos. La rubéola y la toxoplasmosis de la mujer encinta a menudo comportan una teratogénesis2, una malformación del feto, mientras el VIH y el virus de la hepatitis B provocan en el niño el SIDA3 y el cáncer al hígado, respectivamente. Además, enfermedades endémicas como la malaria, el cólera, la meningitis, la pulmonía, diarreas deshidratantes, etc., presentes en las zonas tropicales y matan cada año a millones de niños, sobrevienen debido a la falta de higiene, de formación de los adultos y de una adecuada organización sanitaria. 1.1 A nivel de las enfermedades genéticas y de los tumores 1.3 A nivel de la desnutrición Sabemos que el 10% de los tumores son heredados y que se necesitan al menos dos acontecimientos mutacionales para iniciar el proceso de la cancerogénesis1. Los padres que presentan mutaciones genéticas de alelos específicos debido a los factores de riesgo que provocan ionización, podrían transmitir a sus hijos enfermedades genéticas y tumores bien determinados. Además, debido al tiempo empleado para los estudios y del logro de la carrera profesional, muchos jóvenes se casan tarde. Es totalmente evidente que una mujer que se casa sólo después de Debido a la aridez, a las inundaciones y a los cambios climáticos provocados por nuestros estilos de vida, dos mil millones de personas sufren actualmente de desnutrición y 18 millones mueren cada año de hambre4. En los Países en Vías de Desarrollo, 146 millones de niños menores de cinco años tienen un peso insuficiente, inferior a lo normal, es decir, un niño de cada cuatro5. Sesenta millones de niños con menos de cinco años sufren de demacración (uno de cada diez aproximadamente). En Africa y Asia la anemia alcanza del 20 al 23% de todos las 127 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 muertes posparto6. Como consecuencia, cada año la desnutrición origina la mitad de las muertes de los niños menores de cinco años. Por un lado, ella se caracteriza por la sobrealimentación (en Occidente) que provoca la obesidad, por la hipercolesterolemia que induce a la diabetes y las patologías cardiovasculares y, por el otro, por la subalimentación (en los Países en Vías de Desarrollo), que induce sobre todo a los niños a las diferentes avitaminosis, al kwashiorkor, al marasmo y, en fin, a la muerte. La primera tabla nos presenta la mortalidad infantil en el mundo durante el año 2005. pia (terapia génica), gracias a la explotación de las técnicas de la farmacogenética, de la nutrigenética, de los microarrays y gracias a un mayor conocimiento del genoma humano. 2.1 En el campo de la genética Hasta ahora se han identificado en todo el mundo más de 5000 enfermedades hereditarias. Gracias a la medicina predictiva, en muchos niños se pueden evitar numerosas enfermedades genéticas y metabólicas como la fenilcetonuria, la intolerancia al lactosio, al Tabla I: Mortalidad infantil en el mundo Mortalidad infantil en el mundo por regiones en 2005 Región Deceso de niños con menos de un año Porcentual de los riecién nacidos muertos antes de un año (por mil) Número (en millones) Distribución (%) Asia 4,08 54 46 Africa 3,06 40 90 Europa 0,05 1 8 América Latina 0,34 4 23 América del Nord 0,03 0 6 Oceanía 0,02 0 27 Mundo 7,57 100 49 nocent Guissou, en Benin el VK 500 descubierto por el Doctor Jérôme Fagla Médégan, el NICOSAN cuyo empleo contra la drepanocitosis es objeto de controversias en Nigeria, sin olvidar los beneficios del nuevo producto antridrepanocitosis: el HYDROXYURÉE (Hydrea®). Además, a través de la farmacogenética o farmacogenómica, empleando las técnicas revolucionarias de los microarrays, los médicos ya no tantearán para encontrar los medicamentos apropiados para sus pacientes, ya que gracias a las hibridaciones moleculares, cada individuo enfermo recibirá un medicamento correspondiente a la identidad de su patrimonio genético (genoma). 2.2 En el campo de las enfermedades infecciosas En el ámbito de las patologías infecciosas, varios equipos científicos del mundo trabajan en la búsqueda de fármacos y vacunas contra los gémenes patógenos como el Plasmodium falciparum, el virus de la rubéola, el vibrión del cólera, el meningococo, el VIH, el bacilo de Koch, los virus de las hepatitis, etc. que cada año infectan y matan a millones de personas y, sobre todo, a numerosos niños. 2.3 En el campo de la desnutricón 2. Investigación y medicamentos Cientochenta años después del descubrimiento de la penicilina G de parte de Sir Alexander Fleming (3 de setiembre de 1928) y más de cien años de los trabajos de Louis Pasteur, los antibióticos y las diferentes vacunas han permitido luchar de modo eficaz contra numerosas enfermedades infecciosas. Sirviéndose de los progresos de la genética y de la biotecnología, los investigadores trabajan aún hoy para el logro de nuevos productos farmacológicos contra la malaria, meningitis, cólera, ebola, morbo de Alzheimer, cáncer, SIDA, prión, etc. El futuro de la medicina apunta a nuevos tratamientos que la industria moderna pondrá a disposición de la sociedad humana. Los años venideros prometen numerosos descubrimientos en el campo de la biotera- gluten, etc. En efecto, cada año se publican varios trabajos de investigación sobre estos argumentos. En lo que respecta a los desórdenes cromosómicos como las trisomias, numerosos estudios tratan de comprender en los niños afectados por síndrome de Down, los mecanismos de co-morbilidad con el fin de reducir sus sufrimientos gracias a los cuidados que se les proporciona. Se calcula que en el mundo 242’000.000 de personas aproximadamente sufren de varios tipos de anemia vinculados con las mutaciones genéticas. En Africa y América, sólo la drepanocitosis mata a cerca de 100.000 niños negros cada año. Sobre el particular, existen numerosas investigaciones farmacológicas que se han realizado tanto en Africa como en Occidente. En Burkina Faso tenemos el FACA focalizado por el Profesor Pierre In- En este ámbito, en todo el mundo trabajan varias Organizaciones no Gubernamentales (ONGs), asociaciones humanitarias sin finalidades de lucro, estructuras de investigación y pequeñas industrias de transformación alimenticia, para lograr complejos de harinas nutritivas enriquecidas e integradores alimenticios para la recuperación nutricional de los niños desnutridos. Como resultado tenemos: la harina XEWEUL (enriquecida con Espirulina) en Niger, la PRÉMIX (harina seca mezclada con aceite) en Francia, el GARIN KWAMUSO (harina de los desnutridos) en Nigeria, la harina de manioca en Costa de Marfil, la NIGUE-FARINE, harina enriquecida en Chad, la FAMEX (papilla de maíz y harina de soya) en Etiopia, la harina MISOLA (mijo, soja, cacahuetes) en Burkina Faso, la ESPIRULINA en América Latina, Europa y Africa… 128 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS En los albores de la era de la medicina personalizada, la genómica nutricional o “nutrigenómica”, que estudia las interacciones entre los genes y la alimentación, contribuirá ciertamente para adaptar mejor la alimentación de los individuos (niños, adultos y ancianos) no sólo a su genotipo sino sobre todo a su fenotipo. Estos nuevos conocimientos permitirán que se prevea el surgimiento o se detenga el desarrollo de patologías en los individuos que se han vuelto vulnerables porque tienen polimorfismos genéticos específicos. La nutrigenómica correspondería, pues, al estudio de los genes implicados en la absorción, en el transporte, en el metabolismo y en la eliminación de los nutrimientos, y en los mecanismos de acción de los nutrimientos y de sus metabolitos. 3. Presentación de un ejemplo de recuperación de los niños desnutridos con Espirulina y Misola en el Centro Médico San Camilo de Ouagadougou, Burkina Faso7 Burkina Faso es uno de los países del Africa Subsahariana más afectados por la desnutrición que constituye un grave problema de la salud pública. El 50% de todos los decesos de niños menores de cinco años en este país están relacionados con la desnutrición (grave o moderada) y el 38% de los niños menores de cinco años presentan insuficiencia ponde- ral8. La desnutrición proteino-energética (MPE) de los niños menores de cinco años representa de suyo un problema de salud pública que, unido a una elevada prevalencia de infección al VIH/SIDA, acentúa la problemática nutricional infantil. La lucha contra la pobreza en Africa inicia, pues, con la recuperación de los niños desnutridos que son la esperanza del mañana. La finalidad de este estudio es valorar el impacto de los integradores alimenticios compuestos de Espirulina (Spirulina platensis) y de Misola (mijo, soja, cacahuetes), producidos en el Centro Médico de San Camilo (CMSC) de Ouagadougou, Burkina Faso, sobre el estado nutricional de los niños desnutridos. control: 40 niños han recibido sólo alimentos tradicionales (722 ± 8 kcal /día). El peso de los niños ha sido medido una vez por semana desde la admisión al CREN (Centro de Recuperación y de Educación Educación Nutricional) con una balanza de sensibilidad de 10 gramos. La altura en situación de descanso se mide extendiendo al niño de espaldas; los niños con más de dos años se miden en posición erecta. El estado nutricional, valorado con parámetros braquiales, ha sido comparado con la clasificación de Jelliffe9, teniendo en cuenta que cambia poco para los niños menores de cuatro años. El estudio ha durado ocho semanas. Resultados Material y método El estudio se ha realizado con 550 niños desnutridos menores de cinco años, 455 de los cuales presentaban casos de marasmo grave, y de estos, 57 de marasmo de gravedad mediana y 38 de kwashiorkor asociado al marasmo. Hemos subdividido casualmente a los niños en cuatro grupos: – Primer grupo: 170 niños han tomado Misola (731 ± 7 kcal /día; – Segundo grupo: 170 niños han recibido Espirulina además de los alimentos tradicionales (748 ± 6 kcal /día); – Tercer grupo: 170 niños han recibido Espirulina junto con Misola (767 ± 5 kcal/día); – El cuarto grupo es el grupo de La II tabla muestra los parámetros antropométricos de los niños al comienzo de nuestro estudio. Las medidas antropométricas de los estados a los que se refieren se podían parangonar salvo que para la HAZ del grupo C. Además, según la serología VIH, no se observa ninguna diferencia de realce en estos parámetros: HAZ, WHZ, WAZ y la BP. En todos los niños se nota una mejoría física después de la octava semana de recuperación nutricional. Encontramos de modo más sobresaliente este aumento de peso en el grupo que ha recibido Misola y Espirulina. Los cambios de estado entre los grupos de tratamiento se encuentran en la III tabla. II Tabla – Parámetros antropométricos de los niños objeto del estudioa. A 170 niños con Misola B 170 niños con Espirulina además de los alimentos tradicionales C 170 niños con Misola y Espirulina D 40 niños con alimentos tradicionales Análisis de la viariancia Age (months) 15.39±8.3 14.96±5.9 13.86±8.5 15.19±4.35 P = 0.269 Height (cm) 67.00±8.3 69.84±5.8 69.06±8.5 68.24±4.5 P = 0.005 B.P. 11.17±1.2 10.40±1.0 11.20±1.2 10.37±1.0 P = 0.0001 Weight (kg) 6.12±1.4 5.98±1.1 5.99±1.5 6.10±1.2 P = 0.741 HAZ -3.93±5.3 -2.64±2.1 -3.35±5.3 -3.23±1.5 P = 0.057 WHZ -1.73±2.5 -2.88±0.9 -3.05±0.75 -2.32±1.02 P = 0.0001 WAZ -4.01±1.0 -3.88±1.0 -4.38±0.9 -3.99±0.9 P = 0.0001 aHAZ = Height for age z-score; WHZ = Weight for height z-score; WAZ = Weight for age z-score, B.P = Brachial Perimeter. 129 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 III Tabla – Estado nutricional al comienzo (1) al final del estudio (2)a. WHZ1 1−− >2 -1.73±2.51 P=0.035* B 170 niños con Espirulina además de los alimentos tradicionales -2.88±0.95 P=0.000 WHZ2 -1.14±2.64 -1.80±1.53 -1,18±1.63 -2.00±0.99 A 170 niños con Misola C 170 niños con Misola y Espirulina D 40 niños con alimentos tradicionales -3,05±0.75 P=0.000* -2.42±1.02 P=0.065* WHZ2/ WHZ1+WHZ2 WAZ1 1−− >2 34.14% 37.50% 62.90% 17.35% -4.01±0.98 P=0000** -3.88±0.90 P=0.000** -4,38±0.91 P=0.000** -3.99±0.9 P=0.013** WAZ2 -2.95±1.12 -3.10±1.14 -2.71±1.17 -3.45±1.0 WAZ2/ WAZ1+WAZ2 26% 20% 38% 14% WHZ1 = Weight for height z-score at beginning of the study; WHZ2 = Weight for height z-score at the end of the study; WAZ1 = Weight for age z-score at the beginning of study; WAZ2 = Weight for age z-score at the end of the study. Student T test *WHZ1àWHZ2; **WAZ1àWAZ2 ; a La tabla IV muestra la composición bioquímica para 100 gramos de Misola empleada en el CSMC y la composición lipídica de esta papilla en la que el tenor en ácido está representado por palmítico, linoleico, oleico, esteárico, linolénico y ácidos palmitoleicos. La composición del cultivo de la Espirulina CMSC se encuentra en la Tabla IV. La composición lipídica de la Espirulina en Burkina Faso la encontramos en la Tabla VI. El tenor en ácidos grasos está representado por: palmítico, linoleico, oleico, γ-linoleico, esteárico y ácidos palmitoleicos. Figura 1: Recolección de la Espirulina en las tinas IV Tabla - Composición nutricional de 100 grami de Misola empleada en CMSC Composición bioquímica Lipidos Proteínas Glucidos Calorías (kcal/g) Concentración principal 12 % 16 % 61 % 410 V Tabla – Composición nutricional por 100 gramos de Espirulina cultivada en el Centro Médico San Camilo comparada con los valores de los datos de la literatura internacional (Green Flamant, 1998). Contenido de agua Cenizas Fibras vegetales Lipidos Proteínas Glucidos Nuestros resultados Valores Green Flamant 4.87% 3-7% 10.38% 7-13% 7.81% 8-10% 6.00% 6-8% 57.10% 55-70% 13.84% 15-25% VI Tabla – Composición de ácidos grasos de Espirulina tratados por Burkina Faso Acidos grasos Wt % de los ácidos grasos totales Acido palmítico, 16:0 28.04 Acido palmitoleico, 16:1 (9) 2.69 Acido esteárico, 18:0 13.44 Acido oleico, 18:1 (9) 18.88 Acido linoleico, 18:2 (9, 12) 21.87 γ-Acido linoleico, 18:3 (6, 9, 12) 15.08 130 La harina Misola, que tiene el 61% de glucidos con 410 kcal/100g, posee un contenido energético más elevado de la Espirulina que tiene sólo el 13,84% de glucidos con 338 kcal/100 g. Por el contrario, Espirulina, que es además una sustancia antioxidante, tiene el 57.10% de proteínas mientras Misola tiene sólo el 16%. Asimismo, con su componente de ω-6 de lipidos Espirulina contribuye en la recuperación eficaz del sistema inmunitario de los niños10. Estos resultados confirman que asociando Misola con Espirulina (esta asociación proporciona un aporte energético de 767 ± 5 kcal/días con una hipótesis de proteínas de 33,3 ± 1,2 g por día), se obtiene un buen alimento eficaz para la recuperación de los niños desnutridos afligidos por la infección del VIH/SIDA11. De este modo, se ha corregido la desnutrición aguda de los niños mediante este proyecto. Sin embargo ella permanece a nivel global. Por tanto, de esta investigación resulta que en los países de recursos limitados es posible la rehabilitación nutricional de los niños desnutridos mediante el empleo de Espirulina y Misola como alimentos de suplencia y de complementación. Conclusión La investigación científica de ayer constituye la terapia médica de hoy, mientras los estudios efectuados en el presente modelarán la medicina del futuro. Sostenemos juntos la investigación científica con la LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS finalidad de abrir nuevos caminos terapéuticos para la medicina del futuro. Como hemos visto, con su comportamiento y su estilo de vida ciertamente los padres pueden favorecer el desarrollo de determinadas patologías en sus hijos. Pero, como dice la Escritura: En aquellos días no dirán más: ‘Los padres comieron el agraz, y los dientes de los hijos sufren la dentera’; sino que cada uno por su culpa morirá: quienquiera que coma el agraz tendrá la dentera12. Pero hoy, frente a las numerosas enfermedades que afectan a los niños inocentes, como la transmisión vertical del VIH que se desarrolla en SIDA en el lactante, las teratogénesis, las malformaciones provocadas por el Toxoplasma gondii y la rubéola en el niño que debe nacer, o las trisomias que afectan ciegamente al feto, al parecer la investigación científica no tiene la capacidad de eliminar a breve plazo estas patologías. ¿Qué se puede hacer con estos niños enfermos? ¿Cómo acompañar pastoralmente a estos niños que mueren sin alcanzar la edad de la razón? Frente a estos sufrimientos pediátricos, frente a la impotencia de la medicina para ofrecer una curación, permanecemos desorientados. Pero para nosotros creyentes, ¡nuestro auxilio está en el Nombre del Señor! P. JACQUES SIMPORÉ, M.I. Profesor de Genética, Director del Laboratorio de investigación bio-molecular, Ouagadougou, Burkina Faso Consultor del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios Notas 1 KNUDSON A., Retinoblastoma: teacher of cancer biology and medicine. PLoS Med. 2005 Oct;2(10):e349. Epub 2005 Oct 25. 2 SIMPORE J, SAVADOGO A, ILBOUDO D, NADAMBEGA MC, ESPOSITO M, YARA J, PIGNATELLI S, PIETRA V, MUSUMECI S. Toxoplasma gondii, HCV, and HBV seroprevalence and co-infection among HIV-positive and -negative pregnant women in Burkina Faso. J Med Virol. 2006 Jun;78(6):730-3. 3 SIMPORE J, PIETRA V, SAVADOGO A, PIGNATELLI S, NIKIEMA JB, NADEMBEGA WM, YARA J, ZOUNGRANA N, BAKOUAN D, COLIZZI V, CASTELLI F, MUSUMECI S. Reduction of mother-to-child transmission of HIV at Saint Camille Medical Centre in Burkina Faso. J Med Virol. 2006 Feb;78(2):148-52. 4 UNICEF, La situation des enfants dans le monde 2006. 5 Progress for Children (Progrès pour les enfants), rapport de l’UNICEF sur la nutrition, avril 2006. 6 http://www.melty.fr/les-enfants-d-afrique-actu2639.html 7 SIMPORE J, KABORE F, ZONGO F, DANSOU D, BERE A, PIGNATELLI S, BIONDI DM, RUBERTO G, MUSUMECI S. Nutrition rehabilitation of undernourished children utilizing Spiruline and Misola. Nutr J. 2006 Jan 23;5:3. 8 MEASURE DHS/ ORC Macro. Nutrition en Afrique: nutrition des jeunes enfants et des mères au Burkina Faso2005.. 91p. 9 SHIVELEY LR, THULUVATH PJ: Assessment of nutritional status via anthropometry. Nutrition 1997, 13:714-7. 10 SIMPORE J.; PIGNATELLI S.; AND MUSUMECI S. 2007. The effects of Spiruline on the immune functions of HIV-infected undernourished children. J Infect Developing Countries; 1(1):25-29. 11 SIMPORE J., ZONGO F., KABORE F., DANSOU D., BERE A., NIKIEMA JB., PIGNATELLI S., BIONDI DM., RUBERTO G., MUSUMECI S., 2005. Nutrition Rehabilitation of HIV-Infected and HIVNegative Undernourished Children Utilizing Spirulina. Annals of Nutrition and Metabolism. 11;49(6):373-380. 12 Jer 31,29-30. 131 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 MARIA JOSEP PLANAS, MAGDA BOLTÀ, GUILLEM PUCHE 5. Cómo adaptar el medio hospitalario al entorno social del niño PROYECTO “HOSPITAL AMIC”. HOSPITAL SANT JOAN DE DÉU DE BARCELONA 1. Introducción 2. Antecedentes La mayoría de las veces, el hospital es un lugar que los niños relacionan con el dolor y el miedo. Son numerosos los estudios que sustentan que las características psico-sociales de los pacientes pediátricos, hacen que su percepción del entorno y las experiencias emocionales asociadas al proceso de hospitalización, precisen de una atención especial para evitar las consecuencias negativas de ésta durante el período de la infancia. También para las familias, el ingreso de un hijo genera la aparición de emociones especiales, a veces difíciles de asumir. Por otro lado, es obvio que, dada la naturaleza del entorno hospitalario y su sistema de funcionamiento, éste tiene una gran capacidad de generar condiciones ambientales de estrés. En el caso de los niños, el proceso es todavía más acusado por las propias peculiaridades de la interpretación cognitiva infantil del entorno. Pero también es verdad que, las mismas peculiaridades de los niños-pacientes, permiten, con relativa facilidad, conseguir estímulos positivos que tendrán el efecto contrario y actuarán como condiciones ambientales de distensión. Bajo este convencimiento, el proyecto HOSPITAL AMIGO, pretende influir positivamente en la experiencia hospitalaria, a través de una significativa política institucional para conseguir las máximas condiciones ambientales de distensión, actuando en un amplio abanico de posibilidades que abarquen desde el más pequeño detalle del día a día, hasta el cambio total de imagen del hospital a través de un plan general de reformas y la intervención directa en el propio modelo asistencial. El Hospital Sant Joan de Déu, es un centro monográfico materno-infantil en Barcelona, propiedad de los Hermanos de San Juan de Dios y cuyas cifras más relevantes son las siguientes: embargo, con el paso del tiempo y animados por la constatación de los beneficios que, efectivamente, se obtenían de cara a los niños, las ideas y proyectos con la misma finalidad iban apareciendo de forma espontánea por parte de los propios profesionales. En su línea de ofrecer una atención orientada a la persona en su globalidad, el Hospital Sant Joan de Déu inició, hace ya años, un trabajo especialmente dedicado a alcanzar el objetivo de reducir al máximo el impacto negativo de la hospitalización de un niño. En su momento, las acciones orientadas en este sentido se agruparon bajo la denominación de área de HOSPITALIDAD, entendiendo el término en su sentido etimológico: hacer que la persona hospitalizada se sienta “como en casa”, destinando recursos y proporcionando servicios más allá del acto sanitario, que ayuden al niño y a su familia a vivir la experiencia de la forma menos traumática posible. Bajo la coordinación de ésta área, se agruparon una serie de servicios destinados especialmente a éste cometido: la escuela, la sala de juegos, el trabajo de los voluntarios…. Sin En el año 2004 y en el contexto de la elaboración del Plan Estratégico del hospital para los próximos años, se decidió, ir más allá en los propósitos del área de HOSPITALIDAD y considerar la minimización del impacto emocional de la hospitalización de un niño, como una verdadera política institucional que, de forma transversal, impactara en todos los ámbitos de la organización. Dos estrategias fundamentales eran la punta de lanza de esta política: la primera, potenciar y aumentar los servicios del área de HOSPITALIDAD, (ámbito servicios) y la segunda la que se denominó “pediatrizar” el hospital (ámbito estructuras), con la idea de convertir el hospital en un lugar verdaderamente para niños. La maduración del trabajo en ambas iniciativas, llevó con el paso del 132 tiempo, a entender que ambas iniciativas (servicios y estructuras) respondían al mismo objetivo, razón por la cual, se agruparon en un programa común. Así nació el programa Hospital AMIGO. La primera acción (y constitutiva de programa), fue la adopción por parte del hospital, de un decálogo de compromisos, más allá de las intenciones, que iba a formar parte del propio núcleo de la cultura interna del centro y que, a la vez, iba a guiar las acciones del programa, creando una verdadera política institucional para toda la organización. El decálogo de compromisos es el siguiente: 1. El hospital opta por un modelo de atención centrado en la familia y por tanto Incorporará plenamente a los padres dentro del proceso de atención. 2. Las normativas internas del hospital se adaptarán para cumplir con los derechos del niño hospitalizado. 3. El hospital dispondrá de profesionales especialmente formados en técnicas para afrontar situaciones estresantes o con una carga emocional y/o de ansiedad elevada. 4. La intimidad del niño se respetará en todo momento, garantizando la privacidad ante cualquier procedimiento y/o exploración. 5. El hospital dispondrá de los medios humanos y estructurales que permitan la continuación de la escolaridad de forma adecuada al estado clínico del niño. 6. Los niños tienen derecho a jugar y a distraerse y el hospital ha de tener los equipamientos necesarios. 7. Los soportes informativos tendrán un diseño y contenido que garantice la comprensión por parte de los niños, teniendo en cuenta la diversidad lingüística y de culturas. 8. El Hospital facilitará el apoyo entre familias a partir de los movimientos asociativos, incorporándolos plenamente a la dinámica del centro. 9. Las estructuras estarán pensadas para acoger el acompañamiento de la familia . 10. El diseño de interiores mantendrá la filosofía de hospital para niños, tanto a nivel de decoración, como de elementos que estimulen el interés visual. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS 3. Programa “Hospital AMIC” El Programa Hospital AMIGO centra sus esfuerzos en tres ámbitos principalmente, abarcando a toda la organización, tanto desde el punto de vista de cultura interna, como de funcionamiento y estructura física. Éstos ámbitos son: 3.1 El modelo de atención centrado en la familia La familia es para el niño, no sólo su fuente de atención y cobertura de sus necesidades materiales y psicoafectivas básicas, sino que también representa su punto de enlace entre él y el mundo exterior. Separar al niño de sus padres, significa dejarle desposeído de su referencia fundamental, más aún si el niño se encuentra en condición de vulnerabilidad y de enfrentamiento a lo desconocido, como sucede cuando éste entra en contacto con el entorno sanitario. Reorientar los servicios de salud para responder a las necesidades de las familias, plantea muchas dificultades. Pasar de un servicio centrado en el niño a otro centrado en la familia, requiere un nuevo modelo de atención que convierte a la familia como parte inherente e inseparable del objeto de nuestra intervención sanitaria. Se precisan cambios en la organización, cambios en los roles tradicionales de los padres de niños ingresados y sobretodo, cambios en la cultura de los profesionales. Las instalaciones sanitarias no son lo necesariamente propicias para garantizar que los padres acompañen al niño en todo momento, los problemas de espacio, de habitaciones compartidas y de dificultades varias, no siempre favorecen esta premisa. A ellos hay que añadir, el camino que aún queda por andar en lo que se refiere a la cultura de funcionamiento interno de los centros. Hoy día, afortunadamente, nadie discute que los padres no deben estar sometidos a ningún régimen de visitas por lo que a hospitalización se refiere, pero no es tanto así en unidades más tradicionalmente “cerradas” como pueden ser las de críticos (UCI, Neonatos…) o lugares más cerrados todavía como los quirófanos. Todavía existen normas que restringen la entrada a menores, con lo cual los posibles hermanos y amigos del niño hospitalizado, quedan excluidos de la posibilidad de visitarlo mientras está en el hospital. Todavía es difícil encontrar servicios de urgencias donde la entrada a los padres no sea cuestionada. Y todavía es demasiado frecuente la frase “salgan un momento por favor” que las enfermeras dirigen a los padres cuando van a realizar algún tipo de técnica al niño….. El Programa Hospital AMIGO, en su trabajo hacia el modelo de atención centrado en la familia, emprende un verdadero cambio cultural que afecta el mismo funcionamiento interno del centro. Existe una política de ampliación de habitaciones individuales y de servicios para los padres, que verá alcanzado su objetivo cuando finalice el plan general de reformas que se ha iniciado, pero lo que a nuestro entender es todavía más importante, es el cambio de paradigma de los profesionales: el niño no es nuestro, es de su familia. Y este modelo de atención, sitúa a los padres como actores directos en todo el proceso y se les invita a la implicación absoluta, desde el acompañamiento propiamente dicho, hasta la participación directa en determinados cuidados. Junto a esta idea, es evidente que se ha de llevar a cabo una política de adaptación y/o eliminación de las “normas” existentes. Nos gustaría poner algunos ejemplos: La unidad de neonatos ha emprendido un reto impensable hace unos pocos años: no sólo es posible la entrada y permanencia de los padres el tiempo que deseen en la unidad (para ellos la unidad está abierta durante las 24 horas), sino que han ido más allá y han establecido horarios de visita para los abuelos y hermanos del bebé (incluso en los boxes de críticos). El equipo de neonatos, entendiendo a la perfección el modelo de atención centrado en la familia, visualiza en los miembros de ésta afectados indirectamente (abuelos, hermanos), una verdadera condición de estrés que puede poner en riesgo sus equilibrios emocionales. En definitiva, se está atendiendo a la familia como concepto, no sólo al neonato enfermo. Y un último detalle respecto de esta unidad: la atención en el mo- 133 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 mento de la muerte. Los profesionales habilitan un espacio para aquellos padres que desean acompañar a su hijo en este momento y el pequeño bebé muere en sus brazos. Los equipos de profesionales de la UCI pediátrica, están flexibilizando sus normas internas en la medida que la estructura actual permite, esperando el nuevo diseño que ofrecerá una UCI con habitaciones individuales y con condiciones para permitir la estancia de los padres en su interior (sofá-cama, aseo…). Las nuevas tecnologías de monitoreo nos permitirán la aplicación del protocolo de mínima intervención que sitúa todo el estrés acústico (monitores, alarmas…) en el exterior del box, de forma que desde su interior se puede lograr un ambiente de silencio. Obviamente, disponer de boxes individuales, permite personalizar al máximo el entorno del niño, con sus juguetes de “referencia”, una decoración especial, etc. etc. Las enfermeras de hospitalización procuran eliminar la frase de “salgan un momento por favor” e invitan a los padres a colaborar en la técnica que vaya a realizarse. Siempre es mejor que la propia madre sujete el brazo del niño ante una extracción, que la visión de éste rodeado por dos o tres batas blancas inmovilizándolo contra su voluntad. En la mayoría de ocasiones es mucho más traumática la inmovilización por sí misma, que la propia técnica de extracción. ¡En urgencias ningún niño entra sin sus padres! y para entrar en quirófano, los niños tienen un acompañante especial: un payaso (debidamente formado) le acompaña hasta que se duerme totalmente. 3.2 La potenciación y ampliación de los servicios directos Es este ámbito, nos proponemos romper lo menos posible con los aspectos cotidianos del niño. Si pensamos en los ejes básicos que rodean la vida de un niño en condiciones normales, probablemente diríamos que: familia, escuela, juego, amigos... Se trata de no dejar pasar las horas muertas en la habitación, sino llenarlas de contenido, un contenido habitual para él (atendiendo, obviamente, al estado de salud del niño). El rol de la escuela es fundamental, no sólo desde el punto de vista distractor, sino como factor de noruptura importante (sobretodo en determinadas edades pre-adolescentes). ¡Además, tenemos las tecnologías a favor!, las maestras conectan vía web-cam desde la habitación, con la escuela de referencia y los niños pueden “ver” a su maestra, a sus compañeros…. El juego es la actividad por excelencia de la infancia. A través de éste, el niño desarrolla sus fantasías, se vincula con su realidad cotidiana y conoce el mundo adulto circundante. Al mismo tiempo, le permite ir elaborando tanto las vicisitudes que le presenta su propio crecimiento como las situaciones traumáticas que le tocan vivir, tanto internas como externas. herramienta, se convierte en el soporte de trabajo básico del especialista Child life1 en su actuación terapéutica con los niños ante situaciones de dolor o intervenciones cruentas. El Child life incorpora experiencias médicas a los juegos para mejorar la comprensión que los niños tienen sobre las actuaciones sanitarias, dándole la oportunidad de expresarse y permitiéndole adaptarse a su situación a través de la terapia del juego. Siguiendo el lema de tratar de romper lo menos posible la cotidianeidad de la vida del niño, es evidente que el hospital ha de tener vida propia, ha de ser un lugar donde ocurran cosas, donde se celebren los mismos acontecimientos que el niño celebraría si no estuviera ingresado, donde uno se encuentre un mago en mitad de un pasillo o un payaso o un músico. Por tanto no puede pasar por alto su aniversario, la fiesta de los disfraces, la Navidad, la fiesta de los Reyes Magos, la llegada de la primavera, del otoño… Por todo ello el equipo de voluntariado del hospital (más de 200), forman una parte fundamental de este programa Hospital AMIGO. 3.3 Los aspectos estructurales Los comportamientos lúdicos y creativos por parte de los niños, responden a necesidades básicas en su desarrollo. Cuando un niño está hospitalizado, no sólo éstas necesidades no desaparecen sino que toman especial significación de cara a su bienestar psicosocial. A veces se marchita su imaginación, su vitalidad natural, y el niño se retrae: deja de hablar, deja de jugar, de sonreír ... Sabemos que algunos niños tienen esta necesidad de retraerse para así poder “ahorrar energía” y afrontar la situación, pero también hemos comprobado que si les estimulamos a que puedan expresarse, relacionarse, jugar y divertirse, ello puede favorecer su salud mental e incluso una mejor evolución de la enfermedad. En resumen, el juego y la risa son una necesidad vital para los niños y representa una de las herramientas más eficaces para hacer frente a la hospitalización. Y, entendido como Todavía hoy, existe una concepción de hospital centrada en el tratamiento de la enfermedad con una relevancia muy significativa de la tecnología médica y de los aspectos de control biosanitario, pero en los aspectos referidos al bienestar emocional y el confort, queda mucho camino por hacer. Ésta ha sido la concepción dominante en el diseño de los hospitales desde finales del siglo XIX hasta finales del siglo XX. Afortunadamente, en las últimas décadas, se observan a nivel internacional, tendencias que ponen la atención en el hecho de compatibilizar los avances tecnológicos, con diseños más asequibles al bienestar integral de los niños hospitalizados y sus familias (esto es así, por ejemplo, en todos los hospitales pediátricos de EEUU y en algunos hospitales europeos2). El espacio físico desconocido, se convierte en un espacio al que rápidamente el niño atribuye significados, y son éstos los que conformarán una de las bases fundamentales 134 sobre la que el niño recordará su experiencia. Es fácil de entender que, para los niños y los padres, el hospital como espacio físico y social, lleve asociado muchos significados emocionalmente negativos. El diseño de los espacios para los niños, se ha de centrar en la forma en que éstos pueden ser percibidos e interpretados por ellos. Y éste es nuestro reto con el Plan de reformas. La atención a los niños en los hospitales, mejorará si los espacios se conciben como espacios de salud integral para ellos, lo cual no siempre implica aumentar los recursos sino cambiar la perspectiva de la gestión de los mismos. Nuevo servicio de Diagnóstico por la Imagen en el Hospital Sant Joan de Déu El principio fundamental de estos nuevos diseños se basa en la consideración que el medio físico debe considerarse como una parte más del proceso de recuperación, de manera que se refuerce un modelo de atención centrado en las necesidades del niño y familia. – Habitaciones individuales con espacio para la familia – Mobiliario de las habitaciones específicamente adaptado a los niños en cuanto a los colores, formas, medidas…. – La decoración mural de pasillos y zonas comunes – Los recursos audiovisuales – Los tejidos estampados de los pijamas – Los uniformes del personal sanitario – Los utensilios de las comidas – La tecnología “disimulada” detrás de paneles móviles en la cabecera de las camas (sólo se ve, si se usa) – Zonas de juego – Zonas de estar para familias – Ciber espacios para que los padres puedan conectarse a Internet Es evidente que, algunas iniciativas tendrán algún coste añadido, pero no se trata de una cuestión de lujos —una consideración que, pese a todo, aún persiste— sino de pequeños detalles que, según numerosos trabajos, repercuten positivamente en el estado del enfermo. A veces con cosas muy sencillas que no son caras ni complicadas, se da LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS calidez y se otorga un valor añadido al espacio. Sólo requieren dedicar más tiempo al proyecto. Por ejemplo: En el día a día del hospital se producen cantidad de traslados internos de los niños (a radiología, a rehabilitación, a un gabinete de pruebas determinado….); si nos fijamos, el medio de transporte utilizado siempre, es una silla de ruedas (obviamente, otros tipos de traslado requieren camilla). ¿Y por qué siempre una silla de ruedas y por qué no un carrito como de juguete? Por el precio de una silla de ruedas, se pueden adquirir 5 carritos. Lo mismo cabe decir del interior de las habitaciones, ¿es necesario siempre tener a la vista todos los “artefactos” que constituyen la cabecera de la cama? A la vista de los niños, estas camas son muy raras, en nada se parecen a la de su casa. Es perfectamente posible “disimular” la tecnología detrás de paneles móviles que la descubren sólo cuando es necesaria. dos, la campanilla del otoscopio en forma de trompa de elefante... ¡¡la oferta es infinita!! Todo es cuestión de creer que esto es importante, dedicarle algo de tiempo, algo de dinero y sobretodo... entusiasmo. 4. Conclusiones Con este Plan de actuación, que en nuestro Hospital es ya una realidad, (el programa está avanzando en su desarrollo, con algunos servicios a pleno rendimiento, otros en proceso de ejecución y algunos pendientes de encontrar vías de financiación), queremos poner de manifiesto que la combinación de Cuidado y Acompañamiento, dentro de nuestras Instituciones, puede ser una combinación perfecta para adaptar el medio Hospitalario al entorno familiar y social del niño, que da un valor añadido a la asistencia, poniendo en un primer plano los Valores que caracterizan en nuestro caso, a las Instituciones Juandedianas. “Tratar a las familias como les gustaría ser tratados. Si las familias perciben al profesional como un defensor de su hijo y de su familia, probablemente ese profesional estará contribuyendo a mejorar su calidad de vida.” MARIA JOSEP PLANAS Directora de Planificación y Calidad MAGDA BOLTÀ Adjunta a la Dirección de Enfermería GUILLEM PUCHE Más ejemplos: En todos los hospitales hay impresos informativos para las familias. Tiene el mismo coste un folleto “serio” y frío, que otro de dolores con dibujos y con un tipo de redacción destinada al niño. Y tiene el mismo coste una pared blanca que otra de color. Y por muy poco dinero de más, se puede sustituir una sábana blanca por otra de color o con dibujos, o un uniforme blanco por otro estampado. Si se lleva a cabo una pequeña “investigación” a través de Internet, nos llevamos la sorpresa de descubrir la cantidad de productos sanitarios, pensados especialmente para los niños, desde fonendoscopios de colores y con muñecos, manguitos para tomar la tensión también decora- Jefe Área de Consultas Externas Hospital “Sant Joan de Déu” Barcelona, España Notas 1 El especialista Child Life, es una figura que emerge en EEUU en la década de los 80, a propósito del movimiento a favor de una hospitalización infantil menos traumática que irrumpe en los hospitales pediátricos americanos. Son profesionales específicamente preparados para proporcionar al niño todo el soporte necesario ante las intervenciones sanitarias, con una metodología muy basada en la utilización del juego como medio de aprendizaje y expresión de sentimientos y miedos 2 Hospital A. Meyer de Florencia, Evelinas Children’s Hospital de Londres, Hôpital de l’Enfance de Lausanne 135 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 CLAUDIO M. CELLI 6. Pastoral de la salud en el cuidado de los niños enfermos desde el punto de vista socio-político: medios de comunicación social Una buena comunicación es el corazón de una buena medicina. Una asistencia sanitaria válida tiene necesidad que los doctores, los pacientes y los padres, como es el caso de la atención a los niños enfermos, sean capaces de comunicar abierta y sinceramente uno con otro. Esta intuición se capta de modo sintético en las Directivas éticas y religiosas para los servicios de asistencia sanitaria católica, de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. Una persona necesitada de asistencia y un profesional sanitario que acepta a dicha persona como paciente, entablan una relación que, entre otros, requiere respeto recíproco, verdad, honestidad y justa confianza. El consiguiente libre intercambio de informaciones debe evitar la manipulación, la intimidación o la condescendencia. De este modo la relación permite que el paciente revele informaciones personales indispensables para una válida curación y que el agente sanitario emplee su competencia profesional con el fin de mantener o restablecer la salud del paciente. El médico y el paciente nunca actúan de modo independiente; ambos contribuyen en el proceso de curación. Mi contribución quiere partir de esta perspectiva para preparar el contexto de una intervención que analizará el empleo de la nueva información y de las modernas tecnologías para el cuidado de los niños enfermos. Estas tecnologías pueden lograr que la comunicación sea más inmediata y eficaz, pero no deben alterar su esencial naturaleza humana. Ellas podrán traer ventajas a la medicina y a quien tiene necesidad de cuidados médicos sólo si la comunicación, que ellas facili- tan, está fundada en los valores de la honestidad, del respeto y de la discreción. El creciente y complejo contexto en el que la asistencia sanitaria se desenvuelve, requiere que la información sea compartida por el mayor número de especialistas posible para asegurar que el paciente saque ventaja de la investigación y del saber más reciente, de las tecnologías terapéuticas más eficaces, de las intervenciones y de los productos farmacéuticos. Los recientes desarrollos en las tecnologías de información y comunicación han revolucionado la velocidad con la que las noticias importantes se pueden intercambiar y han hecho posible recopilar informaciones y tener acceso a ellas, independientemente de las distancias. Se emplean muchos términos diferentes (tele-salud, esalud, asistencia sanitaria online y tele-cura), pero en definitiva todos tienen como referencia el empleo de ICT (Information and Comunication Technology) para garantizar la asistencia sanitaria. Un reciente artículo sobre dicho tema ha proporcionado una síntesis eficaz de los desarrollos potenciales: el progresivo aumento en la velocidad de transmisión de los datos en Internet permitirá una explosión audiovisual que favorecerá mucho a los profesionales sanitarios. La multimedialidad es realmente importante en la medicina y, por tanto, Internet será animada como instrumento indispensable para llevar adelante la educación médica, la telemedicina y la gestión de la asistencia sanitaria. El desarrollo del sistema wireless podría ser la pieza faltante en este complejo mosaico, estableciendo un nexo entre el doctor, el paciente, la documentación médica electrónica y nuestras ne- cesidades cotidianas (Pareras L.G., Minimally Invasive Therapy and Allied Technologies, Marzo 2002). Quisiera poner de relieve un lista de estos desarrollos y de su empleo en el servicio de asistencia sanitaria pediátrica, en la asistencia sanitaria educativa y preventiva, en la organización del servicio sanitario y en el cuidado de los niños enfermos y de sus familias. En fin, quisiera identificar brevemente algunos retos que las nuevas tecnologías pueden proponer para lograr una cultura de la asistencia sanitaria. Probablemente, debido a la enorme dimensión y tradición de la medicina móvil – todos recordamos a los “doctores volantes” -, Australia ha estado en la vanguardia en el empleo del ICT para la asistencia sanitaria pediátrica o, como la han llamado, “tele pediátrica”. La teleconferencia es empleada para permitir que los niños junto con los médicos locales y sus familias, logren una consultación con los mejores especialistas sin tener que viajar e interrumpir su vida familiar y escolar. Los e-mails se utilizan para transmitir imágenes digitales, radiografías e informaciones clínicas a los médicos para una asistencia especializada y para tener otro parecer. La registración online de todas las informaciones del paciente y de su historia clínica, permiten compartir dichas informaciones con los mejores especialistas. La teleconferencia es empleada también con fines educativos y, en ciertos casos, permite que los profesionales más expertos, supervisen y dirijan las intervenciones de los enfermeros y doctores locales. Es evidente que esta tecnología no está circunscrita en los confines nacionales, porque permite compartir experiencias y saber más allá 136 del límite geográfico. Sin embargo, el mayor empleo del potencial de estas tecnologías requerirá un compromiso para asegurar que el acceso a las nuevas tecnologías sea realmente universal. El Papa Benedicto XVI ha dicho a los participantes de un reciente congreso, organizado por el Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales para las Facultades de Comunicaciones de las Universidades Católicas: Sería una tragedia para el futuro de la humanidad si los nuevos instrumentos de comunicación, que permiten compartir el conocimiento y la información de modo rápido y eficaz, no fuesen accesibles a los que ya están marginados económica y socialmente, o si contribuyesen sólo a acrecentar la distancia que separa a estas personas de las nuevas redes que se están desarrollando a favor de la socialización humana, de la información y del aprendizaje. Quisiera invitar a los presentes a considerar de qué modo los hospitales católicos, unidos por el deseo común de garantizar, siendo fieles al ejemplo de Cristo, el cuidado para todos los enfermos y sobre todo para los niños podrían instituir redes con base digital de solidaridad y de sostén. Es claro que las tecnologías modernas de la comunicación ya están haciendo la diferencia en el cuidado de los niños en el mundo en vías de desarrollo. Un artículo reciente, aparecido en una revista africana (Africa Renewal, Abril 2008), pone en evidencia el ejemplo de Rwanda: La pequeña y polvorienta aldea de Mayange se encuentra a 20 kilómetros de la capital de Rwanda, Kigali. Su poliambulatorio cuenta con algo más de 40 camas, pero atiende a una población de 35.000 personas. El centro podría ser parecido a centenares de estructuras sanitarias en el continente que se esfuerzan para salir al encuentro de los necesitados, de los pacientes con pocos recursos y poco personal. Pero gracias a una asociación innovativa que implica al gobierno, a organizaciones no gubernamentales y a compañías privadas, el centro de Mayange es capaz de emplear los celulares para ofrecer un tratamiento mejor… los agentes sanitarios pueden acceder a la documentación de las mujeres embarazadas a través de una base de da- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS tos online y luego, a través del celular, pueden referir a quien brinda los cuidados lo que debe hacer ante una emergencia. La memoria de cada teléfono incluye una guía práctica para el cuidado de la madre y del niño, con imágenes e instrucciones audio que se pueden enviar a las madres y a las familias. El proyecto, aunque esté en marcha sólo desde hace pocos meses, está “recogiendo realmente gran impacto”, ha dicho el Dr. Joseph Ryarasa a Africa Renewal. “Con el fin de reducir la mortalidad materna e infantil, debemos educar a las madres y a los agentes sanitarios. Ahora podemos enviar mensajes educativos a sus teléfonos o informarles con respecto a las vacunas.” Prescindiendo de su empleo en el servicio directo de asistencia sanitaria, es obvio que las nuevas ICT tienen un potencial enorme para las campañas de educación sanitaria y el desarrollo de estrategias preventivas. Los mass media han sido empleados y se continuará a emplearlos para promover una mayor conciencia social sobre los peligros que derivan del abuso de humo, alcohol, droga y sobre la necesidad de una sana práctica higiénica. Esto ha permitido una campaña publicitaria directa y estrategias más indirectas que emplean los programas y los personajes mediáticos populares para promover una mayor conciencia de elecciones sanas. La difusión de social networks y SMS de texto, permite lanzar campañas virales en los niños y los jóvenes. Muchos hospitales pediátricos han desarrollado sus propios sitios web para promover entre los padres una mayor conciencia de los síntomas de varias enfermedades y proporcionar los mejores pareceres sobre determinadas cuestiones, para quien tuviese necesidad. Muchos de estos sitios web han desarrollado un protocolo que identifica y envía las preguntas más frecuentes y que permite actuar interactivamente. Cuando yo era miembro del Consejo de Administración del Hospital Bambino Gesù, me dio mucho gusto sostener el desarrollo de algunas iniciativas de la misma naturaleza. Las nuevas tecnologías han permitido obtener la máxima eficiencia en la organización de la asistencia sanitaria. Los celulares son utili- zados por los agentes sanitarios para proporcionar informaciones en tiempo real sobre la difusión de enfermedades infecciosas como el cólera y la disentería en los niños, para obtener una confirmación más eficaz de parte de las autoridades centrales. Ya está en la capacidad de monitorear los progresos de esta enfermedad en el mundo a través del sitio www.healthmap.org, que ha sido desarrollado por el Children’s Hospital de Boston. Los mensajes SMS se utilizan para recordar a los jóvenes que deben tomar las medicinas en el momento oportuno y para asegurar que los pacientes se recuerden de sus citas clínicas y hospitalarias. Los forum online han sido instituidos para permitir que los niños con enfermedades particulares y sus padres permanezcan en contacto e intercambien informaciones y experiencias con otros enfermos y con las familias. Las campañas mediáticas se emplean para mostrar la situación de niños individualmente o de grupos de pacientes y para recolectar fondos útiles a su tratamiento y a la investigación. Sin embargo, el cuidado de los niños enfermos no se limita a salir al encuentro de sus necesidades estrictamente médicas, sino requiere también que nos concentremos en sus necesidades personales. Existe una gran oportunidad en el empleo de ICT también con ese fin. La presencia y la consolación de las familias es fundamental para los niños enfermos y el desarrollo de la telemedicina puede contribuir a reducir el tiempo que ellos deben transcurrir en hospitales especializados lejanos de su familia y de los amigos. Dichos desarrollos pueden contribuir también para que la enfermedad de un niño sea menos pesada en el desenvolvimiento de la vida cotidiana de toda la familia. Cuando los niños están obligados a transcurrir largos períodos en el hospital, como ocurre en algunas situaciones, las nuevas tecnologías pueden ayudar a mantenerlos en contacto con los padres, la familia, los amigos y pueden dar facilidades también a fin de que los hospitales respondan de modo más eficaz a las necesidades educativas y de recreación de sus jóvenes pacientes. La experiencia ha demostrado que en cada sector en el que se han empleado las nuevas ICT será nece- 137 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 sario un cambio de la cultura organizativa, para explotar plenamente su potencial. Esto no es menos verdadero para la asistencia sanitaria. De un reciente análisis australiano ha surgido que “un error común y costoso para el desarrollo del servicio de la telemedicina es concentrarse totalmente en la tecnología; es esencial que se considere el significado de los cambios organizativos, necesarios para que la telemedicina sea integrada como un normal servicio sanitario” (Smith A.C., Telemedicine and Rural Health Care Applications, 2005). Los nuevos modelos de trabajo y las estructuras de servicio requerirán un compromiso generoso y paciente de parte de los profesionales y de los administradores sanitarios, a fin de que los niños enfermos gocen de las ventajas médicas y sociales ofrecidas por las nuevas tecnologías. Las nuevas tecnologías pueden influir también en la naturaleza de la relación entre los doctores, los pacientes y las familias. La dispo- nibilidad en Internet de una gran cantidad de informaciones médicas significa que el doctor tendrá ante sí a personas más informadas con respecto a las generaciones precedentes. Para el doctor será más difícil asumir actitudes paternalistas, típicas de algunos de sus predecesores – pero esto no es un mal –. Todavía hay necesidad de profesionales médicos para ayudar a los no especialistas a distinguir entre las informaciones disponibles en la web. En vez de lamentar que los pacientes y sus familias accedan a una información inatendible y a veces engañosa, los doctores y los hospitales deberían dirigirlos hacia sitios más fiables y autorizados. Como reto final, quiero poner de relieve cuan indispensable es mantener la discreción. Por largo tiempo la discreción ha sido reconocida en la ética médica como un valor central. Si no tienen la certeza de una razonable discreción, los pacientes no confían ni en el doctor ni en el sistema sanitario y no logran manifestar las informaciones personales indispensables para un buen servicio médico. Dado que cada vez más los datos van a parar online, debemos estar atentos para asegurar que existan protocolos adecuados que tutelen estas informaciones y se garantice que están disponibles sólo para quien tiene un interés médico importante. Dicha vigilancia aumentará sobre todo en el caso de informaciones genéticas en los niños – para cuya gestión se requerirá una sensibilidad particular, debido a las consecuencias a largo plazo que, tanto a nivel personal como social, podrían derivar si tales informaciones no fuesen protegidas adecuadamente. Su inapropiada difusión podría crear discriminación hacia los individuos de la comunidad, en lo que se refiere a encontrar un trabajo u obtener un seguro. S.E. Mons. CLAUDIO M. CELLI Presidente del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales Santa Sede 138 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS PEDRO ANTONIO REYES LÓPEZ 7. Políticas nacionales e internacionales de cuidados a la salud, legislación, migraciones, recursos económicos, científicos y tecnológicos, políticas alimentarias e higiene social La Vida, regalo de Dios es el Bien por Excelencia, y la Salud, don correlativo es legítima aspiración humana, necesidad y valor social. La Pediatría, una especialidad ya centenaria, se ocupa de la salud de los neonatos, lactantes, niños y adolescentes, la vigilancia de su crecimiento y desarrollo para alcanzar su potencial pleno como adultos. Asume esas responsabilidades desde la concepción hasta la madurez, y se preocupa por los factores emocionales, ambientales y socioeconómicos que influyen en la salud y el bienestar de sus pacientes, que son un grupo vulnerable y susceptible a secuelas emocionales y físicas muchas veces permanentes. Esa conciencia connatural a la Pediatría, crece y se diversifica en nuestros días ante el incesante y vertiginoso avance de la Ciencia. Al inicio del nuevo Milenio, el tercero en la Era Cristiana, los objetivos y metas a alcanzar son un propósito común y factible. Hay muchas inercias que obstaculizan su logro y es lástima que nuestros vicios sean tan poderosos aún. En el ámbito de la Salud los Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO) han establecido 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio, casi todos los países pertenecen a la OMS y es muy importante este compromiso, de esos 8 Objetivos se aplican al tema que nos ocupa los siguientes: – Erradicar la pobreza extrema y el hambre – Reducir la mortalidad en la infancia – Mejorar la salud materna – Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades – Garantizar la sustentabilidad del medio ambiente – Fomentar una alianza mundial para el desarrollo Cada uno con sus metas y con indicadores de salud pactados. Sobre este marco referencial hablaré, enriqueciendo los aspectos pertinentes donde hay información del Banco Mundial y otras asociaciones supra gubernamentales, gubernamentales o no que cuidan de los niños. Erradicar la pobreza extrema y el hambre La pobreza extrema y el hambre son indicadores que van de la mano. Se acostumbró por años usar un estándar arbitrario para marcar la línea de pobreza: un dólar al día. Este no es un buen indicador, pues compara países ricos y pobres, países llamados con eufemismo “en desarrollo” que son los más y los compara sobre la base del mercado internacional donde concurren en condiciones distintas, es un mercado volátil e inequitativo, lo hemos visto recientemente, y no incluye todos los bienes y servicios. Hay una propuesta del Banco Mundial que recomienda usar un indicador distinto, el PPP – Purchasing Power Parity – en inglés o la Potencia Pareada de Compra, en castellano, usaré PPC o PPP en forma indistinta, este nuevo indicador deja de lado el mercado in- ternacional y ajusta la conversión a una moneda, el dólar americano, con la meta de asegurar paridad en la adquisición de bienes y servicios que no entran en el mercado internacional. Hay incontables sesgos y desviaciones que influyen en la construcción del nuevo indicador, pero, sin duda, tenemos ahora un enfoque más cercano a la realidad. El PPP es flexible, se mueve entre $1.25 y $2.00. En el nivel más bajo se encuentran 15 países: Chad, Etiopía, Gambia, Ghana, Guinea-Bissau, Malí, Malawi, Mozambique, Nepal, Nigeria, Rwanda, Sierra Leona, Tajikistán, Tanzania y Uganda. En esos países, en su mayoría africanos, la pobreza media se sitúa en $1.27/día y el consumo per cápita va de $1.03 a $1.87 con media de $1.40 al día. El límite superior del PPC, ahora de $2.00, se aplica a economía en desarrollo y en transición, economía urbana en buena parte. Hay datos de 2005 que mencionan a Argentina, Brasil, Bolivia, Cambodia, Chile, China, Colombia, Ecuador, Pakistán, Perú, Tailandia y Uruguay en esa situación. Así, la pobreza se mide ahora como consumo, no como ingreso per cápita. Esa medida tiene sentido y se ha probado con encuestas en Africa y Asia ( Oriente Medio/Asia Sudoriental) con criterios de gasto efectivo, valor imputable a insumos incluso autogenerados y ciertamente no refleja el valor del mercado, pero es mejor en opinión de expertos del Banco Mundial. Hay diferencias no sólo internacionales, sino intranacionales, y 139 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 ocurren en todos los países, en Escocia que es parte del Reino Unido, por ejemplo, un niño que nace en un barrio de Glasgow tiene probablemente una esperanza de vida 28 años menor que otro que nace en un barrio distinto de la misma ciudad. No puedo extenderme más por obvio motivo, el tiempo, he cubierto apenas un aspecto de este Objetivo. El otro es la nutrición. Hace 2 años revisé el hambre en otra sección de esta reunión, y no hay cambios conceptuales, hay 2 formas de desnutrición prevalentes en el Mundo, con mayor fuerza en áreas rurales y en países pobres, que son los más, pero no se excluye a Norteamérica, Europa Occidental y Japón aunque en poblaciones especiales. Esas son la insuficiencia de proteínas, que lleva al kwashiorkor, y la deficiencia general de nutrientes, que causa el marasmo. No sólo sabemos que países y regiones tienen desnutrición que incide en la génesis de enfermedades y muertes evitables en menores de 5 años, sabemos además la causa de esa situación que, con recursos actuales, en teoría accesibles, debe resolverse. Casi 40% de las defunciones en menores ocurren en el período neonatal, los primeros 28 días de vida, y son causadas por condiciones superadas en los países desarrollados. Alrededor de ¼ de esas muertes neonatales, que representan el 10% de todas las que ocurren antes del 5º cumpleaños, son producto de infecciones graves, favorecidas por deficiencia nutricional en mayor o menor grado, muchas son prevenibles por vacunación, efectiva y accesible en países con sistemas de salud organizados y financiados. Cabe aquí señalar la necesidad de proteger la confianza pública en las vacunas, en programas de inmunización, que son seguro y eficaces. Muchos factores contribuyen a las sospechas falsas sobre las vacunas, que existen entre los padres, en ciertas comunidades religiosas, entre políticos y evitan que niñas y niños no reciban a tiempo inmunización que protege contra enfermedades. Es cierto, hay un riesgo, variable entre distintas vacunas, que por otra parte se mejoran día a día con los beneficios de la Revolución Tecnológica; pero es tan pequeño que se justifica ante la erradicación de la viruela o de las epidemias de parálisis infantil y otros beneficios. Es indispensable que hagamos claro esto, que hablemos con los dudosos y convenzamos, tenemos razones suficientes, podemos y debemos hacerlo. La neumonía, la diarrea y la sepsis amenazan casi a 50% de los niños menos afortunados, hay vacunas y/o tratamientos con costo/beneficio probado. El embarazo en la adolescencia, el parto prematuro y la asfixia durante el parto, así como el tétanos neonatal hacen 20% de esas muertes prevenibles. La falta de control del embarazo y la atención no profesional del parto son problemas que se han resuelto en el Mundo, pero no para todos. El paludismo se evita con saneamiento, con mosquiteros impregnados en insecticidas, y se trata con éxito; el sarampión, prevenible con vacuna, el SIDA que tratado con retrovirales se convierte en enfermedad crónica, hacen 15% de las causas de muerte evitable. Hay 10% más de otras causas que, estoy seguro, esconden enfermedades parasitarias tratables y curables en ese grupo de edad, entre esas la Enfermedad de Chagas. Si logramos combatir con éxito esas causas, quedan las lesiones, anomalías congénitas y otros trastornos neonatales que en conjunto suman 8% del total de causas de muerte en menores de 5 años, y son prevenibles, manejables o tratables en cierta proporción, de modo que es la inequidad que se traduce en muerte o discapacidad evitable en menores de 5 años y en buena parte en neonatos. Creo, personalmente, que iniquidad sería un mejor término para describir la situación. Más allá de repercusiones individuales, sociales y económicas, la desnutrición en cualquiera de sus formas contribuye al 50% de esas muertes infantiles. La otra cara de la moneda es la obesidad, problema creciente en todo Mundo, que afecta a niños y adolescentes en una proporción cercana al 25%. Dispongo de datos de mi país, ocupa el segundo lugar en el Mundo en sobrepeso y obesidad, medidos con el criterio universal, índice de masa corporal que relaciona peso en kilos/talla en metros al cuadrado. El servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, uno de los Institutos Nacionales de Salud, estima en 40% la población infantil con sobrepeso u obesidad, consideran la situación una “epidemia”. No causa muertes en la etapa infantil, pero sí favorece el desarrollo de enfermedades crónicas de alto impacto económico, hasta hace poco casi exclusivas de adultos, pero ahora presentes en niños y adolescentes: 50% en el Hospital Infantil son dislipidémicos, 16% hipertensos sistémicos, se estima que el niño obeso tiene 13 probabilidades de ser diabético al llegar a la edad adulta (diabetes mellitus tipo 2) y 9 de mantener la HAS. Ya hay consecuencias en la infancia, 20% tiene alteraciones cardiopulmonares y 15% alteraciones ortopédicas entre los individuos en sobrepeso; y los obesos a los 6 años, tienen la probabilidad de ser adultos obesos hasta en 27%, si es obeso a los 12 años aumenta a 75%. La obesidad es, también, un estado “proinflamatorio”, se han encontrado cifras elevadas 140 de citocinas (IL-6 y su resultado PCR, TNFa y leptina), con serias consecuencias. Por supuesto hay intervención de mecanismos genéticos, hay un gen FTO asociado a obesidad mórbida ( IMC > 40), pero es determinante un factor ambiental y este lo representa en buena parte la ingesta de alimento “chatarra”, los refrescos embotellados, las papas fritas y los “antojitos” son muy abundantes en México. Debo mencionar ahora que se ha logrado un avance muy importante en la técnica de alimentación, barato y eficaz, con el desarrollo de un “semáforo” que usa los colores tradicionales: verde, amarillo y rojo para señalar los alimentos recomendados en gran, cantidad, base de la alimentación, y los que, en forma descendente, tienen limitaciones, los rojos son los que deben consumirse 1 ó 2 veces por semana. Este avance, inglés en su origen, sirve no sólo para señalar alimentos de riesgo a los obesos, sino para hacer una alimentación sana para todos los niños. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Caben aquí datos recientes de la OMS y de revistas Lancet y PLoS One; el primero se refiere a la salud materna, cada año mueren 500,000 mujeres por complicaciones del embarazo o del parto. El obstáculo principal para evitar al menos en parte esas muertes, es la baja calidad de la atención por falta de acceso a cuidados durante el embarazo y antes, durante y después del parto. Esta comunicación, fechada el 26 de agosto del año en curso, señala 5 causas responsables de 70 % de las muertes: hemorragia, infección, abortos peligrosos, preeclampsia y eclampsia y parto obstruído. Todas identificables y tratables. Reducir la mortalidad en la infancia Mejorar la salud materna El Objetivo 4, reducir la mortalidad en la infancia, propone reducir en 2/3 la mortalidad en menores de 5 años entre 1990 y 2015, y busca bajar las tasas de mortalidad en lactantes y en menores de 5 años, así como aumentar la proporción de niños inmunizados contra sarampión. Este Objetivo está íntimamente ligado al 5º: mejorar la salud materna, con meta de reducir en ¾ partes el coeficiente de muerte materna y aumentar la proporción de embarazos y partos vigilados y atendidos por personal calificado. Son objetivos al alcance de la sanidad actual, sólo resta pedir que se apliquen con equidad las medidas probadas, efectivas en los países desarrollados y en estos mismos se generalicen a toda la población. No es descabellado esperar una mejoría sustantiva, tal vez el logro de los Objetivos 1,4 y 5 en la fecha prevista si se evita el egoísmo y otros males que parecen connaturales al humano. Lancet, en un artículo reciente que avala UNICEF, señala que en 2007 murieron 9.2 x 106 menores de 5 años, si consideramos que casi 40 % de esas muertes corresponden a neonatos resulta que casi 4’000,000 han muerto el año pasado. Esto nos recuerda la importancia de reducir las muertes en menores de 5 años y en neonatos, ya hay manera de lograrlo. La revista PLoS, también en 2008, muestra un estudio norteamericano que revela que las infecciones del líquido amniótico, por bacterias u hongos, se presentaron en 15% de los nacimientos prematuros. Esas infecciones favorecen el parto prematuro (antes de la semana 37 de gestación) y, cito: “si pudiéramos detectar o prevenir” las infecciones claro, “se podrían prevenir algunos de esos nacimientos prematuros” escriben los investigadores. Fin de la cita. En Estados Unidos la tasa de nacimiento prematuro es de 12% y va en aumento. El estudio identificó DNA de bacterias u hongos en el líquido amniótico de 166 mujeres con parto prematuro. Mediante cultivo convencional se corroboró infección en 25 de esas, incluso hallaron un microorganismo desconocido, tal vez una nueva especie patógena. Otro problema, la retinopatía vasoproliferativa del prematuro, con menos de 35 semanas, es fuente de ceguera evitable, su diagnóstico y tratamiento tiene costo/beneficio importante. La fototerapia y la crioterapia se aplican con éxito y >90% de los pacientes evitan la ceguera. Hay un Programa de OMS Visión 20/20 que recomienda el exámen oftalmológico en los prematuros en riesgo y con buenos resultados, no se desprende la retina central, se sacrifica una parte de la visión, pero se conserva la mácula y la visión. La equidad, tema muy atendido en el discurso político mundial, es un asunto espinoso. Una Comisión de alto nivel recomendó este año 3 principios de acción: 1) mejorar las condiciones de vida, 2) luchar contra la distribución desigual del poder, el dinero y los recursos, esto es los factores estructurales de los que dependen las condiciones de vida a nivel mundial, nacional y local, 3) medir la magnitud del problema, evaluar las intervenciones, ampliar la base de conocimientos, dotarse de personal capacitado en materia de determinantes sociales de la salud y sensibilizar a la opinión pública a ese respecto. Metas alcanzables, pero... los obstáculos no son técnicos, tienen otra dimensión y esa pasa por intereses creados. Tenemos que cambiar cada uno, sumarnos y tal vez entonces podamos alcanzar la meta. Utopía en estos momentos, pero hubo tiempo en que la esclavitud era aceptada como un recurso económico inamovible. Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio es preciso fortalecer los sistemas de salud en todos sus niveles y en todo el Mundo, de modo que los servicios 141 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 prestados en establecimientos sanitarios, los programas nacionales de salud sean reforzados por los usuarios, usuarias más bien en Alianzas Comunitarias para la atención primaria de las madres, recién nacidos y la infancia, pues son las familias, impulsadas por la mujer, las que se encargan de buscar ayuda y con poco entrenamiento pueden diagnosticar las enfermedades comunes, potencialmente letales, evaluar gravedad y decidir sobre el manejo médico y no médico, adquirir y administrar remedios y decidir buscar ayuda profesional. Son muchos los ejemplos de estas acciones en el Mundo y hay programas exitosos que emplean este grupo, numeroso, interesado, que entrenado los sustenta. Capacitar a mujeres, madres ya o madres en potencia, a los hogares y comunidades en todo el Mundo para que participen en la atención sanitaria y en la nutrición materna, neonatal e infantil es una forma lógica de mejorar la atención primaria sobre todo en países que carecen de servicios ambientales, saneamiento universal y atención a la salud. Una comunidad, en este programa, se define como un grupo de personas que residen en un área geográfica concreta y que comparten un patrimonio común, determinados intereses y actividades, entre esos una privación similar de sus derechos a la atención sanitaria de calidad, a una nutrición adecuada y culturalmente aceptable y al abastecimiento de agua potable y saneamiento. Esta definición amplia, permite construir Alianzas Comunitarias que se han revelado como una estrategia con resultados muy interesantes en 12 prácticas básicas para la intervención en comunidades. Así tenemos: Lactancia materna como método exclusivo de alimentación, desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad. La lactancia se establece en 4 ó 5 días, la calidad de la leche se puede medir determinando Na y K en la secreción, y si no se logra hay que extraer la leche materna antes de que genere inflamación en la glándula. Alimentación complementaria. A partir de los 6 meses se ofrecen a niñas y niños alimentos de alto va- lor energético y nutricional, en combinación con la lactancia materna y se prolonga este régimen hasta los 2 años. Administración de suplementos de alimentación, especialmente Vitamina A y los que sean necesarios en la comunidad, para reducir muerte infantil entre los 6 meses y 5 años en un 20%. Higiene, en particular el lavado de manos con jabón o cenizas y la destrucción segura de las heces, podrían reducir la incidencia de diarrea en 35%. Inmunización, la vacuna contra el sarampión en el primer año de vida puede prevenir muchas muertes, la inmunización contra difteria, tos ferina y tétanos, y la inmunización con BCG, que evita la tuberculosis meníngea y otras vacunas como la oral contra la polio en zonas donde aún hay riesgo son parte del mínimo de 6 vacunas recomendadas por la OMS. Claro, hay otras que son recomendadas en sociedades mejor atendidas, pero al menos esas 6 significan una enorme reducción en la carga de muerte y discapacidad evitable. Prevención del paludismo, aún hay una carga muy pesada en grandes zonas del Mundo, pero con los mosquiteros tratados con insecticida, gratuitos en zonas endémicas, se espera reduzcan la incidencia de paludismo infantil y de muerte en alrededor de 20%. El promover el correcto desarrollo psicosocial de niños y niñas a través del juego y un ambiente estimulante es otra meta accesible. Administración de alimentos y líquidos a niñas y niños enfermos ha probado ser una medida eficaz, debe desterrarse la idea de que la enfermedad indica ayuno. Tratamiento en el hogar, otra medida importante, evita el traslado a un ambiente amenazador y la desintegración familiar, no hay razón para tratar infecciones menores o aún moderadas en un centro generalmente alejado. Buscar atención médica, reconocer el momento en que niñas y niños la precisan, con información sobre signos de alarma es una estrategia que ha probado su valía. Usar prácticas adecuadas en la atención de niños y niñas enfermos, el diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado, seguimien- to y atender el consejo de profesionales de la salud, no necesariamente médicos también es útil. Atención prenatal, las mujeres embarazadas deben recibir atención adecuada, y eso significa al menos 4 visitas durante el embarazo a un proveedor de servicios calificado, no necesariamente médico, recibir inmunización antitetánica (toxoide, preferentemente), y ayuda a la familia y a la comunidad; preparar atención al parto, si es posible en el domicilio, post parto y lactancia por 6 meses al menos. Además de estas medidas generales, habrá otras que tienen importancia en zonas especiales, como el Africa SubSahariana con la infección VIH/SIDA y los huérfanos, prevenir violencia contra niñas y niños, incluyendo prácticas tradicionales, fomentar la participación de los padres en el cuidado de los hijos y muchas otras que promovidas por trabajadores y trabajadoras de la salud, resultarán en beneficios obvios e importantes. En la India por ejemplo, las alianzas redujeron la desnutrición y sus consecuencias, en Africa Oriental se redujo la infección VIH de madre a hijo, y en Uganda, con un programa conductual personal – abstinencia prematrimonial y fidelidad – hubo resultados impresionantes. Mozambique redujo la mortalidad en su población por debajo de 5 años con la Alianza Comunitaria, y así podría mencionar éxitos que se acumulan. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades Africa SubSahariana, tiene un grave problema con la infección VIH/SIDA, hay muchas razones sociales y económicas aparte de la infección por el virus que explican, pero no justifican, la situación. Hay que recordar que esta zona ha sufrido un retroceso en su desarrollo por efecto directo e indirecto de la epidemia que la azota. La meta ambiciosa para 2015 es detener y comenzar a reducir la propagación de VIH/SIDA. Sin embargo, es accesible si se aplican medios ya a mano. Estos son: – conocer la prevalencia de la 142 infección en mujeres embarazadas entre 15 y 24 años, – la tasa de uso de preservativo como parte de los medios anticonceptivos, – y el coeficiente de asistencia escolar de niñas y niños huérfanos entre 10 y 14 años en relación a la población total en la misma escuela. Debo hacer mención aquí, con admiración, a un país africano: Uganda, el único que hasta ahora ha combatido con éxito el SIDA. En 1992 el 18% de su población adulta era seropositiva, en 2005 se había reducido a 6.7 %. Ningún otro país, africano o no, ha logrado reducir así los seropositivos, y no es por mortandad de esas personas, sino por el cambio de conducta personal, que promueve la abstinencia prematrimonio y la fidelidad mutua entre la pareja, el gobierno apoya sin reservas esas actitudes y en contradicción con el liberalismo sexual dominante en otros países, asociado con mercantilismo que produce ganancias millonarias para las empresas farmacéuticas, se logró en un tiempo breve una reducción muy importante y espero, sostenida. Destaco aquí que las medidas fundamentales son de carácter personal: abstinencia y fidelidad, y se han logrado en un país africano donde hay múltiples tribus y religiones, con tradiciones que favorecen la sumisión femenina. Este hecho, destacado en la XVII Conferencia Internacional sobre el VIH y SIDA celebrada en México del 3 al 8 de agosto del año en curso, merece atención. También allí se mencionó que el Instituto Nacional de Perinatología de México atendió la primera embarazada con VIH positivo en 1988 y hasta 2007 recibió 198 mujeres en igual situación, pero no ha habido un solo caso de transmisión neonatal en ese grupo. México es un país con baja incidencia de infección VIH y aún menor de SIDA, excepto entre los hombres que tienen sexo con hombres, las técnicas actuales de detección y el manejo de agentes antirretrovirales han logrado un éxito como el que referí a ustedes. Tal vez debemos pensar nuevamente sobre las capacidades de nuestros medios de diagnóstico y LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS tratamiento, ya probados y dejar un tanto de lado los esfuerzos por lograr una vacuna efectiva, pero elusiva al menos en el futuro a mediano plazo. En esa misma Conferencia se llamó la atención sobre el hecho de que, según ONUSIDA, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas contra el VIH; todos los días hay 1200 niñas y niños que contraen VIH, y aumentan los 2.5 x 106 que en el Mundo, principalmente en Africa, tienen la infección, han muerto por SIDA 330x 103 y 15.2 x 106 perdieron uno o dos progenitores por la misma razón, 90% de los casos nuevos de infección ocurren por transmisión perinatal o lactancia, y “la mayoría de ellos morirá antes de cumplir los 2 años” dijo el Director Ejecutivo de ONUSIDA, Michel Slide en el simposio “La niñez y el VIH/SIDA: actuar ahora”. Sólo 6% de los infectados tienen acceso a tratamiento, en efecto, si se dispusiera de antirretrovirales esos niños no morirían, pero se convierten en casos crónicos. Cabe una reflexión final: la prostitución infantil y adolescente, una vergüenza permanente a pesar de tratados internacionales, y de que no es necesariamente un factor económico explica los casos, es un “trabajo” para niñas y niños, el peor de los trabajos, de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, y así lo expresan los afectados por esa moderna esclavitud, cuando dicen que desean trabajar en otra actividad, estudiar, casarse y tener hijos y …celebrar su cumpleaños. Una frase resume toda esa tragedia:“algún día encontraré alguien que me quiera bien”... El paludismo es una carga mundial enorme, en Africa y Asia hay, predominando, Plasmodium falciparum, el más letal, un riesgo mayor. El Informe Mundial sobre Paludismo publicado por la OMS en 2008 con datos de 2006, señala que había 247x 106 palúdicos en el Mundo, que los niños, mientras más pequeños corren más riesgo de muerte y que los países africanos y asiáticos han logrado reducir esas muertes con intervenciones económicas como los mosquiteros impregnados con insecticidas y el uso de drogas eficaces aún cloro- quina y primaquina, a las que se añade artemisinina en tratamiento combinado. Esta última es derivada de un remedio tradicional chino, como hubo y hay otras en la Historia. En el primer asunto, en Africa había, en 2007, 125 millones de personas protegidas por mosquitero, pero 650 millones estaban en riesgo, el número de personas protegidas, sin embargo, se multiplicó por 8 entre 2001 y 2007 en 18 países africanos, y en Eritrea, Rwanda y Saint Tomé y Príncipe la mortalidad se redujo en 50% con 3 intervenciones combinadas: uso de mosquiteros, fumigación de interiores, mejor acceso a tratamiento y vigilancia de la enfermedad. Otros países como Madagascar, República Unida de Tanzania y Zambia han informado reducciones importantes. La declaración de la Dra. Margaret Chan, Directora General de OMS refleja entusiasmo, cito: “El presente informe es la primera respuesta a una necesidad. Los avances en el control del paludismo se han acelerado en forma espectacular desde 2006, especialmente tras el llamado del Secretario General de las Naciones Unidas para que haya una cobertura universal de las medidas de control de la enfermedad a finales de 2010. Esperamos que esta ampliación de los esfuerzos quede reflejada en informes futuros”. Fin de la cita. El grupo Multilateral Initiative for Malaria y el Tropical Disease Research formó una “ fuerza de tarea” que apoyada por la Oficina Regional de OMS en Africa dedica sesiones para dialogar y construir una capacidad de respuesta entre los países africanos y otros , la última reunión en Brazzaville, República del Congo, fue motivo de que 70 científicos, gerentes de control del programa y otros asistentes revisaran la estrategia aplicada en Africa, Los participantes africanos eran de Burkina Faso. Camerún, Costa de Marfil, Gabón, Ghana, Kenia, Malí, Nigeria, Sierra Leona, Sudáfrica, Sudán, Uganda, República Unida de Tanzania, Zambia y Zimbabwe. Los participantes de Europa fueron de Italia, Reino Unido de Gran Bretaña y Suecia. Esa reunión aprobó fondos por $ 143 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 1215 496 US Cy para 2 nuevas iniciativas de investigación africana. La tuberculosis es otro problema lacerante. Un tercio de la población del Mundo tiene infección con Micobacterium tuberculosis, pero sólo una proporción menor tiene enfermedad, esos son unos 10 x 106 distribuídos en todo el Mundo. Otra vez Africa tiene problemas mayores, no sólo por sus casos humanos de Tb, sino porque la enfermedad afecta también a sus animales, los leones y búfalos del Parque Nacional Kruger, en la zona turística de Sudáfrica y parte esencial de la economía local. Se teme un aumento de la Tb en el ganado local. Hubo tratamiento efectivo desde fines de la década de los 40’s, pero más adelante la resistencia a drogas antifímicas y la infección VIH/SIDA incidieron negativamente en la frágil relación entre el humano y la bacteria. Hoy día hay muchos frentes en esa lucha, y uno no menor es el diagnóstico de tuberculosis latente, que es mayoritaria, dependía de una intradermorreacción con derivado proteínico purificado (PPD) de una cepa mantenida en un laboratorio central en Dinamarca. Tenía serias limitaciones y ahora hay varias pruebas que están en revisión, algunas ya aceptadas para medir la respuesta inmune T y sus productos en el diagnóstico específico. Hay también nuevos fármacos y nuevas maneras de tratamiento de casos, hoy día tenemos muchos aspectos en la forma de tratar la enfermedad y continuamente hay comunicaciones científicas sobre este tema. Materia pendiente aún, con futuro poco promisorio. Otras enfermedades en nuestros países se llaman “olvidadas”. Entre estas destaco la Enfermedad de Chagas, parasitosis causada por el protozoario Tripanosoma cruzi, identificada en 1909 por el Dr. Carlos J. Chagas en Lassance un oscuro pueblo de Minas Gerais, a orillas de río San Francisco, en Brasil. Chagas, llegado allí como malariólogo, prestó atención a la sugerencia de un ingeniero que señaló la presencia de un insecto hematófago y la posible relación con enfermedad humana. Chagas identificó al vector, el triatomino Panstrongylus megistus y al parásito, que llamó Schyzotripanum cruzi, su capacidad patogénica en animales y finalmente en una niña de 2 años una nueva enfermedad. La consecuencia tardía de la Enfermedad de Chagas es una cardiopatía, una enfermedad crónica y progresiva, que aparece 20 ó 30 años después de la infección que ocurre en los primeros 5 años de vida y se resuelve por sí sola, casi sin mortalidad. Pero la Cardiopatía Chagásica Crónica no tiene ese comportamiento, no hay tratamiento efectivo para la parasitosis, e incluso se duda de su participación directa en la patogenia pues hay autoinmunidad en los enfermos crónicos y hay prueba de que no es sólo un fenómeno biológico, sino presumiblemente patogénico. y afectan tarde a la población, cuando hay poca oportunidad de intervención efectiva o hay secuelas definitivas. Menciono en este momento a enfermedades virales como la Fiebre del Valle del Rift, Ebola y Fiebre Amarilla; las bacterianas como el Cólera y la Peste, las parasitarias como las muchas debidas a parásitos intestinales, protozoarios como la amibiasis o metazoarios: gusanos redondos o planos. En algunos casos son intratables y en otros requieren de medidas preventivas entre las que destacan el acceso seguro a agua potable, saneamiento general e higiene personal, en la familia y comunidad, y finalmente nacional, que vemos a continuación. Garantizar la sustentabilidad del medio ambiente Además, la Enfermedad de Chagas, originaria y restringida en su momento a amplias zonas rurales de América Latina, es ahora un problema mundial y como puede transmitirse por donación de sangre y a través de la placenta es una enfermedad de distribución mundial y creciente amenaza para todos en el Mundo, con el agravante de que no es conocida y no hay tratamiento antiparasitario efectivo en la etapa crónica. Tendría que tomar mucho tiempo para revisar otras enfermedades, que son adquiridas en la niñez Este objetivo incluye 2 metas: para el año 2015 reducir en 50% al proporción de personas que no tienen acceso sostenible al agua potable y a servicios de saneamiento, y para 2020 haber mejorado la calidad de vida de por lo menos 100 x 106 de los habitantes de las “villas miseria”, los barrios marginales de las grandes ciudades. Los indicadores de salud son, en el primer asunto medir la proporción de la población urbana y rural con acceso a fuentes mejoradas de agua; y en el segundo la medición de la proporción de la población urbana y rural con acceso a servicios de saneamiento de mejor calidad. El Mundo va en camino de lograr la primera meta del ODM 7, sólo hay 23 países rezagados si uno toma las cifras oficiales, sin embargo, es probable que esas cifras no sean reales y se teme que haya 41 países por lo menos que no puedan cumplir el objetivo, y aún más en los países en desarrollo y en los desarrollados hay muchos factores que escapan al control. En los primeros 1 de cada 5 habitantes no tiene acceso al agua apta para consumo humano y 1 de cada 2 carece de saneamiento básico. En esos países mueren 2 x 106 niños menores de 5 años por diarrea cada año, la situación tiene que ver, sin duda, con las condicio- 144 nes de vida, higiene deficiente, falta de agua potable y saneamiento insuficiente que explican, pero no justifican que: 1.4 x 106 de personas sufran diarrea mortal cada año, por ingerir agua no potable, por alimentos contaminados, por manos inseguras e insuficiente higiene personal; 860 x103 mueran por desnutrición en alguna de sus formas, 2000x106 se infecten con nemátodos intestinales y 25 x 106 sufran incapacidad permanente por filariasis, 5 x 106 desarrollen tracoma que causa ceguera, 200 x106 sufran esquistosomiasis y que 280x103 se ahoguen, y muchos de esos casos ocurren ¡antes de que se alcancen 5 años de edad! Hay además muchos vectores de enfermedad que medran en agua estancada, y así tenemos que sumar enfermedades como el paludismo, oncocercosis, dengue y otras más… un largo etcétera. Me da vergüenza que esto ocurra en el Mundo cuando hay manera de prevenir ese 9.1% de enfermedad y muerte, con medidas simples y sostenibles El agua no segura puede trasmitir patógenos y tóxicos químicos si se ingiere. Los servicios (agua potable, saneamiento, manejo de desechos sólidos y la irrigación con agua tratada) contribuyen a la prevención, pero si no son accesibles son factores de incremento de varias enfermedades. La conducta, con higiene personal, familiar y comunitaria, incluyendo los materiales para construcción de viviendas, los ecosistemas y recursos naturales pueden contribuir con incremento o reducción del riesgo. Para prevenir una parte al menos del impacto global de la enfermedad hay que actuar a nivel gubernamental, con inversión y legislación, además de medidas locales. Es decir, se requiere cooperación, subsidiaridad y claro buena voluntad y confianza plena. Fomentar una alianza mundial para el desarrollo Propone una colaboración con empresas farmacéuticas para proporcionar medicamentos esencia- LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS les a los países en desarrollo a precios asequibles En esa forma habrá un aumento sustancial de la población con acceso sostenible a medicamentos, especialmente en las “enfermedades olvidadas”. Habrá también que apoyar investigación y desarrollo en aspectos de farmacología clínica, probar eficacia y seguridad de medicamentos nuevos y de las combinaciones de medicamentos, desarrollar en los países medicamentos genéricos bioequivalentes y eso genera muchos empleos y estimula la educación superior. Hay también una iniciativa de un grupo llamado The Health in Action publicada en PloS Medicine, que señala un nuevo camino para los países en desarrollo, que no tienen o no pueden mantener vigilancia epidemiológica tradicional, con oficinas en los Ministerios de Salud, Institutos Nacionales y agencias y laboratorios con actividades programadas y flujo continuo de información sobre la salud de la población. Con apoyo en la Red (Web-accesible information sources) se ha formado una Vigilancia sin Fronteras, esto es una red en Internet dirigida a generar un Mapa de Salud en el Mundo y con vigilancia sobre enfermedades infecciosas, como foco central. Esta iniciativa es muy importante pues tiene como objetivos los siguientes: – poner en la red información valiosa sobre foros de discusión, sitios de correo de gobiernos y organizaciones no gubernamentales, listas de correo y novedades sobre las enfermedades infecciosas, – la información electrónica es casi instantánea y juega un papel muy importante en la detección de brotes epidémicos que pueden ser invisibles por semanas en los medios tradicionales de vigilancia – se hará énfasis para distinguir entre “cierto o ruido” en la evaluación de la información, – el Mapa de Salud es accesible, gratuito, en los principales idiomas actualmente está en inglés, chino, español, ruso y francés y se desarrolla en hindú, portugués y árabe y tiene esta dirección http://www.healthmap.org/ y funciona desde 2006. Concluyo, he revisado diversos documentos y creo que es factible lograr un mundo sano, con justicia y equidad aplicando conocimientos y prácticas ya existentes, pero frustradas en su aplicación por motivos muy diversos que se resumen en una palabra: egoísmo. Veamos: Las intervenciones requeridas para reducir la mortalidad infantil son bien conocidas, de hecho menos de 1% de las muertes de menores de 5 años se producen por causas desconocidas y 2/3 partes se pueden evitar completamente, intervenciones sencillas como la vigilancia y atención al embarazo y al parto, al recién nacido, sobre todo con bajo peso; la promoción de lactancia materna, de higiene, la prevención de la trasmisión de VIH madre/ hijo y el diagnóstico precoz y tratamiento oportuno del SIDA. La nutrición adecuada con leche materna por 6 meses como mínimo, y continuar con otros alimentos complementarios a partir de ese tiempo hasta por 2 años el menos; la administración de vitamina A, de al menos 6 vacunas para evitar enfermedades graves, la rehidratación oral y el zinc en casos de diarrea, antibióticos para la neumonía, dormir bajo mosquiteros tratados con insecticida y diagnóstico precoz y tratamiento oportuno del paludismo reducen, sin duda, la muerte de los niños y niñas. – Hay que centrar esfuerzo en 60 países que tienen una carga de mortalidad infantil, perinatal incluída, que se juzga con 2 criterios: más de 50,000 muertes en menores de 5 años y tasa anual de mortalidad infantil iguales o superiores a 145 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 90/1000 recién nacidos vivos. En 2003 se reunieron especialistas y científicos, médicos o no, activistas, políticos, directores de programas de salud y otros en Bellagio, Italia y establecieron la Cuenta Regresiva al 2015 con conferencias revisoras cada 2 años, que comenzaron en diciembre de 2005 y hubo otra en Capetown, Sudáfrica en abril de 2008, hay pues esperanza. Los 60 países señalados acumularon en 2005 el 93% de todas las muertes en menores de 5 años, hay siete – Bangladesh, Brasil, Egipto, Filipinas, Indonesia, México y Nepal – que pueden lograr reducir la mortalidad infantil con algún esfuerzo, pero hay otros que necesitan mayor compromiso. – Hay que reunir diversas intervenciones y beneficiar con esas a las madres, los recién nacidos y niños en etapas decisivas del ciclo vital y en el marco de atención continua. Las intervenciones “verticales” sobre un problema acuciante no suelen ser efectivas, si se combinan en “paquete” aumentan notablemente su efectividad, sobre todo si se administran en puntos clave dentro del ciclo vital. Hay medidas integradas, como la vacunación y administración de vitamina A; la vigilancia del embarazo, inmunización con toxoide tetánico, asistencia calificada durante el parto, mantener secos y abrigados a los recién nacidos, la reanimación cardiopulmonar en caso necesario, el entrenar a la madre en la alimentación al seno materno y atención especial a recién nacido de bajo peso, tratar las infecciones de estos y las madres reducen la mortalidad periparto hasta en 72%, y hay otras más. En este punto quiero mencionar una experiencia mexicana exitosa: el enfoque diagonal, que se refiere a la provisión proactiva, a gran escala e impulsada por la demanda de una serie de intervenciones costo/efectivas para acercar los servicios de salud de atención primaria a los hogares donde se requieren. Entre 1980 y 2005 México implantó varios programas: distribución de sales para el manejo de la diarrea, programa de agua salubre, Días Nacionales de Vacunación, campañas específicas contra el sarampión, Programa Universal de Vacunación, Semanas Nacionales de Vacunación y Semanas Nacionales de Salud, en los que se distribuían vitamina A y terapia contra parásitos intestinales que le han llevado a ser uno de los 7 países que pueden lograr los ODM y a ser uno de los países prioritarios en el Programa de OMS Cuenta regresiva para 2015, enfocada a supervivencia infantil. – Fortalecer los sistemas de salud y las alianzas comunitarias. Las medidas preventivas son muy importantes, requieren cambios de conducta, proceso que se debe iniciar en el hogar y afianzar en la comunidad, en la escuela, las mujeres son entusiastas participantes. Contra la tradición, cambian conductas, educadas, entrenadas exigen letrinas, pozos, agua potable, cocinas accesibles promueven higiene, en fin, en las alianzas comunitarias hay vínculos entre los trabajadores de la salud y la comunidad movilizada; y exigen a los gobiernos, en sus 3 niveles, servicios sanitarios de calidad. La alianza refuerza el sentido de pertenencia, revitaliza los servicios de salud anquilosados, y llega a las áreas más remotas, estas alianzas se han implantado en los países más pobres y está probado, son útiles. Pero todas esas intervenciones requieren de un marco legal, de economía y servicios que deben ser sustentables, en dos palabras de ambiente favorable. La paz es crucial en este caso, los países en conflicto internacional o civil suelen ser los que tiene mortandad entre menores de 5 años igual o mayor al 20%. Las instituciones jurídicas, el promulgar y hacer cumplir leyes que protejan el empleo y el trabajo digno. Convertir el pleno empleo, la equidad en el empleo y el trabajo digno son esenciales en las políticas socioeconómicas nacionales e internacionales. La protección a las mujeres, que eviten la prostitución, que velen por la santidad del matrimonio y eviten el embarazo antes de una edad adecuada, al menos arriba de 15 años, que promuevan y hagan educar a sus jóvenes, mujeres y hombres, que promuevan autonomía de la mujer, social y económica verán llegar un mundo más jus- to, equitativo y respetuoso, donde los Derecho Humanos sean una realidad viva. Para alcanzar la equidad sanitaria hacen falta empleo seguro, bien remunerado, sin peligros, que sea estable y que exista un equilibrio justo entre la vida profesional y la vida privada de todos. Ofrecer a mujeres y hombres empleo bien remunerado, teniendo en cuenta el costo de la vida digna; proteger el trabajo, los organismos internacionales deben velar por normas laborales en el sector formal e informal, que garanticen el equilibrio entre vida laboral y vida personal y reduzcan o eliminen si es el caso los riesgos físicos y emocionales para todos los trabajadores. Si se alcanza ese Mundo justo se puede lograr la equidad sanitaria y el entorno salubre para la población, de modo que la carga de enfermedad y muerte prevenible se reduzca al mínimo, meta de la Medicina. Quiera Dios que la amenaza de la crisis económica presente se conjure en todo el Mundo y que haya paz, se dediquen los esfuerzos de la Humanidad a las metas del Milenio y tengamos un mejor panorama, con las virtudes teologales Caridad, Esperanza y Fe presentes por muchos años. Hago votos por que así sea. Prof. PEDRO ANTONIO. REYES LÓPEZ Director de Investigación, Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”, México Lecturas recomendadas y agradecimientos Libros BEHRMAN R.E. Aspectos generales de la pediatría. Cap. 1. p.1; Fost N. Etica de la atención pediátrica. Cap 2. p 5; FOX. K. Cuestiones culturales en la atención pediátrica. Cap. 3, p 9; GOLDHAGEN J.L. La salud de los niños en países en vías de desarrollo. Cap. 4. p 11; SECTISH T.C Pediatría preventiva. Cap. 5. p15; MCCARTHY P.L. El niño sano. Cap 6. p20; Parte 1.El campo de la Pediatría. NEEDMAN R.D. Panorámica y valoración de la variabilidad. Cap. 7. p24.; idem. Crecimiento y desarrollo. Cap.8. p 29.; idem. 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La edad y el nivel de desarrollo del niño en el momento que surge la enfermedad, su personalidad, las capacidades de coping; el tipo de patología con su proceso y su pronóstico; las terapias; la discapacidad y la hospitalización: son algunas de sus variables implicadas – simples y complejas –. De todos modos, la variable que más que cualquier otra influye en las reacciones del niño ante la enfermedad es el clima emotivo presente en la familia. Además, las diferentes variables se convierten a su vez en únicas según los contextos en los que se manifiestan. El contexto primario del que el niño enfermo forma parte integrante es la familia, con su configuración, composición, historia, con sus recursos y sus ciclos de vida. La familia, a su vez, está colocada en un contexto social y en una red de relaciones que influyen en ella y al mismo tiempo reciben su influencia. En nuestra sociedad actual, postmoderna, el término “familia” ha perdido aquel significado unívoco y compartido durante milenios y se emplea para indicar una pluralidad de situaciones de convivencia, incluso sin vínculos matrimoniales: situaciones y relaciones cada vez más fluidas, “líquidas”. Todo esto complica aún más el estudio de las problemáticas del niño enfermo y de su familia. Luego de esta premisa, prefiero reformular el título de mi ponencia, que ahora podría ser: “El niño enfermo con su familia”, o más específicamente: “El niño con patología, enfermo con su familia”. De hecho, cuando el niño está afligido por cualquier patología – banal o severa – su familia también se enferma, sufre. Entremos idealmente en estas fa- milias, tratemos de hacer algunos pasos a través de sus vivencias, a explorarlas asumiendo diferentes posiciones: observemos con empatía, consideremos también la posición de la comunidad y de la sociedad. Para mirar a la familia a través de la mente del niño enfermo emplearé algunos resultados de un estudio que he conducido junto con la profesora Matilde Panier Bagat, sobre 154 diseños de la familia realizados por niños subdivididos en cuatro grupos de patología: tumor, sordera, epilepsia y asma. Para asumir la perspectiva de los padres, en cambio, me referiré a su testimonio y a mi exepriencia como psicoterapeuta. Fragilidad Nuestro primer paso en la realidad de la familia que tiene un niño enfermo, nos hace encontrar la fragilidad. Desde el punto de vista psicológico, la fragilidad es esencialmente una condición de vulnerabilidad, de menor resistencia (resilience), de escasez de factores protectivos para enfrentar y contrastar el peligro y prevenir la “ruptura” (breakdown). La condición de fragilidad requiere atención y cuidado; esta solicitud a menudo es tácita y hay que comprenderla, leerla y captarla. Por ejemplo, en los paquetes que contienen vasos de cristal, se acostumbra escribir con caracteres grandes de color rojo «FRÁGIL – MANEJE CON CUIDADO» (fig.1). Es decir, se escribe empleando formas y colores que llamen la atención; los escritos son oblícuos, no horizontales, porque las diagonales resaltan bien. La palabra “FRÁGIL” es una señal lingüística cuyo significado hace recordar el concepto de riesgo de ruptura; pero con esta palabra se desea llamar la atención sobre todo el cuidado con estos pa- quetes, sobre la necesidad de “tratarlos con cuidado”. Es indiscutible que a las personas enfermas y a los niños se les atribuye el status de individuos “frágiles” y, por tanto, sujetos a quienes es preciso dedicar cuidados y atenciones particulares. Este reconocimiento lo volvemos a encontrar en cualquier nivel: socio-sanitario, institucional, antropológico, ético, biológico, psicológico y espiritual. La enfermedad, entendida como patología y como condición, es un amplificador de fragilidad, sobre todo cuando afecta al niño. Un amplificador ulterior de la fragilidad deriva de la particular percepción y representación del niño en las sociedades occidentales postmodernas (como bien saben los publicitarios y la industria del consumo). Los niños son pocos y, por tanto, son percibidos como más preciosos (retomando la metáfora del paquete, se puede amplificar la percepción de fragilidad, empleando como inscripción el superlativo “FRAGILÍSIMO” e imprimiendo en la envoltura la imagen de un vaso de cristal roto, o declarando la preciosidad del contenido). Los niños son hoy objeto de hiperinversión afectiva, económica y de proyectos de parte de sus padres; además, son objeto de hiper-control como si fuesen en un estado de perpetuo peligro, desde el período fetal (basta contar el número de ecografías – un promedio doble de aquellas aconsejadas – y de exámenes diagnósticos efectuados durante el Fig.1 148 embarazo; constantemente amenazados por microbios, sofisticaciones alimenticias, malos maestros, prepotentes, piratas de carretera, contaminación, pedófilos, droga y una serie infinita de acontecimientos potencialmente traumáticos. Asistimos, pues, a la paradoja que en las sociedades occidentales la enfermedad del niño produce más temor hoy que cuando en el pasado la mortalidad infantil era más elevada. El progreso de la medicina, cada vez con más terapias, nuevas vacunas, nuevas técnicas diagnósticas, al parecer hace que los padres de hoy estén más alerta, sean aprehensivos, ansiosos, en vez de tranquilizarlos y de darles ánimo. Al igual que el niño, también la familia actual es cada vez más frágil, incluso aquella en la que todos gozan de buena salud. Es una fragilidad sobre todo espiritual, cultural y social. Y es grave que dicha fragilidad se refiera precisamente a la familia que como institucion, como estructura antropológica de base, como lugar protegido y protectivo, desde hace milenios es un baluarte contra la fragilidad de los niños, ancianos, enfermos y moribundos. La misma pareja de esposos recién casados es una realidad intrínsecamente frágil, que tiene en el instituto de la familia y en el vínculo matrimonial una base sólida en la cual edificar el hogar doméstico y acoger la nueva vida. De modo que, cuando nos referimos a la familia con un niño enfermo, sabemos desde un comienzo que nos encontramos frente a una “estructura compleja de fragilidad”. «La enfermedad pone a dura prueba las fragilidades de cualquier naturaleza presentes en el tejido familiar y a menudo las lleva al límite de ruptura»1. El niño enfermo percibe su fragilidad y la de su familia: esto lo revelan los dibujos en los que el niño representa a la propia familia o una familia imaginaria. Son diseños2 de figuras frágiles (fig.2), en vilo, desarticuladas, fluctuantes en el aire (fig.3); las casas, símbolos de protección y de la misma familia, a menudo son torcidas, tambaleantes, que necesitan arreglos (fig.4); los personajes dibujados son minúsculos, están colocados en un ángulo (fig.5), o apegados a techos y a paredes (fig.6). A veces los personajes LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS están totalmente ausentes: sólo está la casa (fig.7) o un paisaje, aún habiendo pedido al niño que dibuje a la familia: casi como si el hecho de hacer gráficamente presente a los miembros de la familia, pudiera expornerlos al peligro; o los personajes están dotados fantásticamente de armas, corazas, poderes mágicos, transformados en dragones (fig.8) que echan fuego hacia el futuro amenazador y compensan la percepción de fragilidad. Desolación, abandono, soledad Hagamos ahora el segundo paso en las vivencias de la familia con un niño enfermo. Debo limitar necesariamente mi discurso, por lo que haré una selección utilizando un filtro fenomenológico. Mirando a través de él, aparece una realidad dominada por vivencias de desolación, de abandono, de soledad. La desolación es una forma de sufrimiento poco estudiada por la psicología clínica contemporánea. Es una vivencia que no se puede reducir a cuadros nosográficos como la depresión, el pesar, el ansia. Ante la presencia de una patología aguda o crónica severa como un tumor, o cuando el niño nace con un déficit físico y/o psíquico, la familia es como echada de un jardín florido en un desierto ardiente por el sol. Donde hasta hace poco tiempo antes había un magnífico palacio, sólo quedan ruinas; la desolación es una vivencia “ex post”, una vivencia “del después”, “del cumplimiento”, es un asistir impotentes a lo que queda después que ha pasado un Tsunami existencial. La desolación aparece después del shock inicial, luego del diagnóstico, después de las primeras intervenciones terapéuticas. Rosa3 es la madre de Gabriele. Afligido a la edad de dos años por tumor intramedular, el niño entró en coma. Salió gravemente discapacitado: con déficit intelectivo, sensorial y motorio. Rosa tiene todavía impregnada en su corazón «la desolación – dice – de cuando hemos tenido que enterrar la idea de un Gabriele como los demás y los proyectos ligados a él». La enfermedad grave, crónica o con pronóstico infausto que afecta al niño, como si fuese un tsunami barre en los padres al “niño del deseo” y le ofrece otro niño. Al comienzo este “otro” es vivido como un extraño, que hay que tener escondido: una criatura que ciertamente es un hijo pero no “su” hijo. Este rapto, esta sustitución, es vivida como algo brutal. Y a menudo está acompañado por un gran sentido de culpa y por una gran rabia hacia el destino o hacia Dios. Puede acontecer que las familias que primero eran creyentes dejen de ir a Misa, protesten contra el silencio de Dios, se sienten abandonadas por Él y condenan su sordera ante sus súplicas y su petición del milagro. La familia sufre otro “asalto” cuando el niño está obligado a trancurrir mucho tiempo en el hospital, entre las manos de médicos, enfermeros, fisioterapeutas. Son manos que, por más que sean atentas y delicadas, no son las manos de su madre o de su padre. El “niño-extraño”, a su vez, ve como “extraño” a toda su familia, quizás para permanecer unido a ella, aún en la alienación. En algunos dibujos los personajes de la familia imaginaria están diseñados como extraterrestres (fig. 9). Es desolación el reencontrarse “ajenos” en lo que antes de la enfermedad era la cotidianidad, la abrigada y familiar cotidianidad. Y es desolación también reencontrarse en una sociedad que es – como dice Rosa – «demasiado estandarizada y modulada con personas normales y que nos confirmaba y secundaba en nuestra desolación». Otras dos vivencias a menudo entrecruzadas con la desolación y alimentadas por ella son la soledad y el abandono. La familia abandonada y sola corre el riesgo de perder su misma cohesión y unidad. Muchas son las parejas de padres que han roto el sagrado vínculo matrimonial precisamente cuando uno de sus hijos ha sido afectado por una grave patología: uno de los dos ha cedido y ha escapado. No siempre la huida quiere decir separación física y legal, es la huida como despreocupación: padres que “se aislan en el” trabajo y madres que “se aislan en la” entrega absoluta al niño enfermo. Están las huidas del proprio papel de marido y de mujer, aún permaneciendo padre y madre, una especie de «divorcio sin separación»4. Hay también las huidas de la racionalidad y de la fe que llevan a la superstición y en las garras de magos 149 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 y charlatanes sin escrúpulos. El aislamiento “de la” familia a veces se agrava por el aislamiento “en la” familia. Los diseños de los niños muestran familias en las que los componentes vagan como fantasmas (fig. 10), son dibujados en la misma hoja, pero distantes, aislados entre ellos y del ambiente circunstante (fig. 11). La soledad y el aislamiento se vuelven más dolorosos por el repliegamiento sobre sí mis- mos. Esta es una reacción de la familia en el esfuerzo extremo de recoger todas sus energías y los recursos disponibiles para empeñarse en el camino terapéutico, en los “viajes de la esperanza”. El auto-aislamiento es también la extrema y arcaica tentativa de cerrarse en la defensiva: la familia se bloquea encogiéndose en un ángulo de su existencia (fig.12). «Pruebo desolación soledad – continúa Rosa – cada vez que Fig.2 Hombre, 4 años, tumor Fig.3 Mujer, 4 años, tumor Fig.4 Hombre, 5 años, tumor Fig.5 Hombre, 11 años, asma las personas que encontramos me saludan e ignoran a Gabriele». La soledad sobre todo si la patología determina graves discapacidades, está en la incomprensión, en la superficialidad, en la segregación inflingida a estas familias por una sociedad cada vez más dramáticamente eugenética, cínica y utilitarista. Una sociedad que, si al comienzo – con el aborto – no corta sus ramos verdes considerados imperfectos, y al final – con la eutanasia – no corta sus ramos que no son considerados infructuosos y pesados y por lo mismo considerados inútiles, vuelve la cabeza hacia otro lado. Una sociedad que pone en escena la conmiseración y el pietismo: reacciones torpes e hipócritas, dictadas por la necesidad de protegerse del escándalo del dolor. El aislamiento, cuando acontece dentro de la familia, puede tener como víctimas a los hermanos del niño Fig.6 Hombre, 10 años, sordera Fig.7 Mujer, 10 años, tumor Fig.8 Hombre, 10 años, epilepsia Fig.9 Hombre, 9 años, asma Fig.10 Mujer, 7 años, epilepsia Fig.11 Hombre, 5 años, tumor Fig.12 Hombre, 11 años, asma 150 enfermo. Ellos son los primeros que sufren la desolación y el abandono cuando sus padres están ocupados en medio de hospitales, médicos y terapias. Aún más dolorosos son la desolación y el abandono de los hermanos ante la presencia de comportamientos de hiperprotección de los padres para con el niño enfermo, comportamientos que corren el riesgo de obstaculizar en éste el desarrollo, reforzar el status de enfermo o viciarlo hasta transformarlo en un pequeño tirano caprichoso. «Los hermanos, al verse dejados de lado por los padres, pueden vivir un conflicto entre las tendencias agresivas hacia el hermano enfermo y el deseo de hacer algo por él e incluso puede probar sentimientos de culpa por haber tenido deseos destructivos para con su hermano. Los hermanos (sobre todo los mayores) del niño enfermo pueden advertir las dificultades de los padres y, en la tentativa de ayudarlos, cuidan a su hermano asumiendo un papel genitorial; o pueden “suavizar” el dolor y la desilusión de los padres, tratando de asumir conductas compensatorias con respecto a lo que la enfermedad impide hacer al enfermo»5. Alivio y esperanza Estamos ahora frente a un tercer paso en las vivencias de estas familias. No es un paso horizontal en el sufrimiento, sino vertical, hacia arriba: es el paso en el alivio. Sub levare: un movimiento que procede de abajo hacia arriba, invirtiendo la dirección del sufrimiento (que es sub ferre: “llevar hacia abajo”). «El alivio no es una solución, un arribo Fig.13 Mujer, 11 años, asma LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS existencial definitivo, sino una suspensión, una tregua, o al menos es percibido como tal. Para comprender el carácter transitorio del alivio puede ayudarnos la analogía con el Infierno, el Paraíso y el Purgatorio. El Infierno y el Paraíso no son los reinos del alivio, en ellos todo está realizado y definitivo: no hay pausas cuando se es bienaventurado o condenado. Por el contrario, el Purgatorio – precisamente por su transitoriedad – es una realidad compatible con el alivio»6. A las primeras almas purgantes «se puede dar “alimento y refrigerio” a través de la Eucaristía, la oración y la limosna (Spe Salvi, 48)7. Junto al alivio también la esperanza permanece en Purgatorio, la «esperanza de ser aligerados (sub-levare) de la pena a la cual hemos sido sometidos (sub-ferre). De hecho, sin la esperanza el alivio es un concepto vaciado de su carga liberatoria: cuando sufro puedo esperar en el alivio y al mismo tiempo, cuando pruebo alivio, puedo esperar que este estado dure por largo tiempo. He aquí la complejidad del alivio: es la elevación del ánimo que sufre; es tregua, suspensión, consolación, refrigerio, liberación; al mismo tiempo, es consecuencia y fuente de confianza y de esperanza»8. El alivio unido a la esperanza es fuente de gozo. El alivio, la esperanza y el gozo: no se oponen al sufrimiento o incompatibles con la condición de enfermedad. También en la familia fuertemente probada por la enfermedad, quizás no habrá la curación, pero el espacio para el alivio, el gozo y la esperanza sí. Si es verdad que la familia es el «lugar de cura y de construcción de espe- ranza»,9 entonces también es lugar de gozo y de alivio. Esto es evidente en muchos testimonios de los padres y en los diseños y en las palabras de los niños enfermos. A veces es una inesperada sonrisa del niño o una palabra suya de consolación que alivian a toda la familia; a veces es el darse cuenta que el niño enfermo es ante todo tu hijo, hermano, hermana y la enfermedad o la discapacidad pasan en último plano. Entonces la desolación y la vivencia de abandono de disuelven: la familia asume una nueva posición existencial aún si siguen permaneciendo todas las dificultades y el estrés cotidiano (fig. 13 y 14). Los padres inician a ver a su hijo con una nueva mirada: ahora es un don que les ha enseñado el valor de las pequeñas cosas, del amor oblativo y cuáles son los verdaderos problemas por los que vale la pena luchar y gastar la vida. La enfermedad ha filtrado a amigos y parientes, donando a la familia sólo aquellos que aman por amor. La fe se purifica; la oración ya no es la ansiosa solicitud del milagro, sino la búsqueda de sostén, de consolación de presencia del Señor. Rosa nos acompaña también en esta llegada al alivio; afirma que para su familia es un alivio conocer a «personas que puedan encontrar nuestra fragilidad porque no tienen temor ni de nuestra fragilidad ni de la de ellos. Personas que no temen “hacer feas figuras”». Rosa experimenta la esperanza «cada vez que una persona se acerca espontáneamente a Gabriele sin prejuicios». Este testimonio nos dona un ejemplo de alivio en cuanto sufrimiento no anulado, sino transfigurado y sublimado10. Es un testimonio de es- Fig.14 Hombre, 13 años, sordera 151 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 peranza madura, destilada por el sufrimiento: no la esperanza-deseo de curación o de estar mejor en el futuro, sino una esperanza-certeza11 ligada al instante presente. Éste es, pues, el reto de la enfermedad del niño: puede representar una fuente de sufrimiento y un riesgo de aniquilamiento de los vínculos, del sentido de la existencia y de la misma vida, pero también puede ser una oportunidad para ganar cien veces más: «una medida buena, apretada, remecida hasta rebazar» de significado y de gracia es «derramada en el seno» (Lc 6,38) de estas familias y a través de ellas su testimonio en todos nosotros. abandono. De hecho, concluye Rosa, «no hay que ir allí para decir palabras, es un testimonio de gozo que que hay que dar, un testimonio por compartir. El hecho que se comparta se vuelve luego realmente para esa madre en un momento de ayuda. Sería más difícil aceptarlo de parte de quien no vive la misma situación»13. ¿Qué hacer? Unidad, solidaridad y testimonio Está demostrado que a la familia que tiene niños enfermos llegan grandes beneficios psicológicos, sociales y espirituales, por la ayuda de otras familias. No es un caso que padres duramente probados por la enfermedad o por la muerte de un hijo, decidan fundar una Asociación de padres o de familias. Estas Asociaciones existen en todo el mundo; están fundadas en experiencias concretas, en la lúcida convicción de cuales sean las reales necesidades de las familias de niños enfermos; por esta razón merecen la máxima consideración de parte del mundo de la sanidad, de la ciencia, de las instituciones y de todos los ciudadanos. Los recursos del asociacionismo y la ayuda recíproca entre las familias12 perderían gran parte de su eficacia si no estuviesen animadas a su vez por otro gran recurso que hemos mencionado varias veces en este texto: el testimonio. Rosa, la madre que he elegido como testigo en esta aportación al Congreso, ha expresado muy bien su valor. Rosa se ha dado cuenta que su proprio testimonio – precisamente por ser madre de Gabriele – frente a una madre que está viviendo la desolación por tener un hijo enfermo, es mucho más eficaz que muchas bellas palabras y las palmadas en las espaldas. El testimonio auténtico, directo, vivo, penetra en el corazón de la persona o de la familia que sufre; tiene el poder de aliviar de la desolación, de la soledad y del confesar también a personas sordomudas: o ha formado a los catequistas sobre cómo enseñar a los niños con déficit cognitivos). El “Servicio pastoral discapacitados” organiza también encuentros de sensibilización en los cuales se concede amplio espacio al testimonio, fuente de auténtica esperanza, de parte de familias con uno o incluso con más niños enfermos o discapacitados. El objeto es: transformar a la comunidad que es refractaria y colma de prejuicios y temores, en comunidad acogedora y “capacitadora”, es decir, capaz de activar y vivificar a las familias con niños y chicos enfermos o discapacitados, de manera que salgan del tunel, del replegamiento sobre sí mismas y de la desolación. Y que también a estas familias, como la de Gabriele, se les pueda ayudar a abrir los ojos y darse cuenta que en el sufrimiento es posible experimentar el gozo y, a su vez, puedan dar testimonio de esto, haciéndose ellas mismas don14 y esperanza viva. Dr. VITO FERRI Psicólogo, psicoterapeuta, sociólogo, Roma, Italia El testimonio y la participación son aún más eficaces si están organizados, guiados y vinculados a un proyecto más grande como el de la Iglesia. Al respecto, menciono una bella realidad que he conocido recientemente en Palermo. En la diócesis de la capital siciliana existe un Centro o “Servicio pastoral discapacitados”, que fue constituido en 1999 por el Cardenal Salvatore De Giorgi, para dar autonomía a un servicio que hasta ese momento había estado dentro de otras oficinas pastorales y no había logrado ser eficaz en el trabajo de integración de las personas con discapacidad en las comunidades parroquiales. El “Servicio pastoral discapacitados” tiene como destinatarios: las familias, las comunidades parroquiales, los movimientos eclesiales, los agentes de pastoral, las asociaciones laicas que se ocupan de discapacidad y de enfermedades infantiles. Colabora con otros centros pastorales como el Centro de pastoral juvenil o la Oficina Catequética, además del Centro de Pastoral de la Salud del cual forma parte. Organiza cursos de formación (por ejemplo un curso de lengua de las señales para sacerdotes de modo que éstos puedan Notas 1 Conferencia Episcopal Italiana, La familia en la realidad de la enfermedad, XVI Jornada Mundial del Enfermo, 11 febrero 2008, Camilliane, Cuneo, 2008. 2 Los dibujos provienen del volumen de Ferri V., Panier Bagat M., Io tra di loro. La famiglia attraverso i disegni di bambini affetti da patologie gravi, Ma.Gi., Roma 2000. 3 Rosa ha autorizado al autor para que publique su testimonio con la esperanza-certeza de que pueda ayudar a otras familias con un niño enfermo. 4 SOCCORSI S., Esperiencias de intervención en un centro para el cuidado de las leucemias de los niños, “Terapia familiare”, 2, 1977, p. 41-57. 5 FERRI V., PANIER BAGAT M., Io tra di loro. La famiglia attraverso i disegni di bambini affetti da patologie gravi, Ma.Gi., Roma, 2000. 6 FERRI V., “La vivencia de alivio”, en Il sollievo, la cura del dolore in tutte le sue dimensioni, Angeli, Milano, 2003, p. 26. 7 BENEDICTO XVI, Carta Encíclica Spe Salvi, 2007. 8 FERRI V., ibidem. 9 Conferencia Episcopal Italiana, op cit, cap.3. 10 JUAN PABLO II, Discurso a los médicos y enfermos del hospital “Casa sollievo della sofferenza”, San Giovanni Rotondo, 23 mayo 1987. 11 Carta Encíclica Spe Salvi, 1. 12 Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 2004, n.246. 13 ROSA FOTI BUZZI, comunicazione al convegno L’handicap sfida la famiglia e la comunità, Roma, 8-10 marzo 2002. 14 PETRILLO M., “La relazione genitori-bambino disabile”, Gens, nov-dic 2002. 152 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS MARIA LUCIA SPERLINGA, MICHELA BAZZARI 9. Personal sanitario y el niño enfermo Promover y tutelar la salud de la infancia, la calidad de la vida del niño y de la familia, son los objetivos de todos los agentes sanitarios que trabajan en el campo pediátrico. Los que brindan su servicio profesional junto al niño conocen la importancia que juega la familia y el ambiente familiar durante los cuidados. La experiencia de la enfermedad y la hospitalización representan momentos de gran dificultad tanto para los padres como para el niño. Los efectos de esta experiencia involucran a toda la familia a nivel cognitivo, emocional, comportamental, social y espiritual. La integración y la colaboración de las diferentes profesionalidades empeñadas en la asistencia al niño enfermo tienen como objetivos prioritarios la humanización de la asistencia, la tutela de los derechos del niño y de la familia, el compartir y realizar planos terapéuticos con el fin de dar seguridad y calidad a los cuidados. La humanización de la asistencia se realiza en el ocuparse del niño y de la familia de manera global, sin perder nunca de vista la unidad profunda del ser humano, entendida como el conjunto de necesidades físicas, sanitarias, sociales, educativas, de autonomía, de realización afectiva y espiritual. Tomar a cargo todo el núcleo familiar requiere de parte de cada agente sanitario, cristiano y laico, la capacidad de estar presente junto a las personas que lo componen con autenticidad, disponibilidad a la escucha y empatía. Estas cualidades definen la relación de ayuda1, entendida como la capacidad del agente sanitario de ser él mismo, portador de valores profesionales, éticos y religiosos, de competencia técnica y, contemporáneamente, capaz de mantener el proprio corazón abierto a la comprensión profunda de las nece- sidades del niño y de la familia. La disponibilidad y la atención auténtica favorecen el crecimiento de la confianza de los pequeños pacientes y de sus padres en el equipo que se ocupa de la asistencia y en toda la estructura sanitaria, condición indispensable para la realización de los cuidados. Estar en relación, comunicar, en particular para los médicos y los enfermeros significa confrontarse con estados de ánimo que viven el niño y la familia, manifestados o no manifestados, difíciles porque están condicionados por el ansia, por la incertidumbre sobre el futuro, por el dolor, por la pérdida de confianza o por poner en discusión valores incluso religiosos. Estar en relación, para quien cura y asiste y para el que es curado, es confrontarse y compartir un camino de búsqueda de los significados profundos del nacer, del vivir y del morir2. En la asistencia de enfermería todo el proceso de nursing, en cada una de sus fases (valoración inicial de las necesidades e identificación del problema de salud, planificación de la asistencia, actuación de las intervenciones planificadas, valoración del procedimiento actuado y valorado por los resultados), se vuelve terapéutico3 si está fundado en la relación de ayuda. Son muchos los momentos, dentro de este proceso en el que la relación, la comunicación, el compartir, la percepción no verbal, la presencia silenciosa y el contacto físico entendido como “toque bueno”4 y amoroso, la esperanza, que siempre debe transmitirse, asumido por el niño enfermo y los padres, valencias significativas, profundas y delicadas. Entre estos, en particular: – El momento de la hospitalización y la valoración inicial de las necesidades globales del niño y de la familia; – La comunicación del diagnóstico, sobre todo si es prenatal o vinculado con situaciones de cronicidad, handicap o de riesgo para la vida; – La implicación de los padres y del niño en el plano de cuidado; – La gestión del dolor; – La dimisión y las intervenciones de educación sanitaria – El deceso. El enfermero pediátrico desempeña en estos momentos un papel importante, debe actuar integrándose con todas las profesionalidades necesarias para satisfacer las necesidades del niño y de la familia. El acercamiento multidisciplinario permite tomar a cargo totalmente al núcleo familiar. La acogida al niño en el hospital es de importancia fundamental. Sobre todo si es bien administrada desde del punto de vista de la comunicación, facilita el instaurarse de la relación de confianza entre el niño, la familia y el equipo asistencial y la adaptación a la estructura sanitaria. Además, permite recopilar informaciones necesarias para planificar el recorrido diagnóstico-terapéutico y los servicios de enfermería. Puede ser precedida por una fase de pre-internamiento (visita ambulatorial, day-hospital, day-surgery) durante la cual todo el núcleo familiar puede iniciar a conocer a los agentes y a la estructura. Desde el punto de vista operativo se realizan coloquios, programados o informales, con el fin de conocer la estructura, el médico, y el enfermo de referencia, la Carta de Servicios y la Carta de los derechos del niño hospitalizado, del comportamiento que hay que tener durante la internamiento, de los soportes para la familia como la posibilidad de dormir para los padres, los servicios sociales y el so- 153 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 porte de personal religioso. Padres y niños son informados de la presencia de maestros para proseguir la instrucción durante la hospitalización. Para las familias multiétnicas se prevén intervenciones específicas en el respeto de sus tradiciones y de su credo, la presencia de mediadores culturales. Desde el punto de vista estructural, cada día los hospitales pediátricos y cada una de la unidades dentro de estructuras para adultos, permiten ambientes al alcance del niño, de colores, alegres, donde se pueden reproducir lo más posible los ritmos de vida familiar y continuar los estudios. Al niño se le asegura la función pedagógica del juego, a menudo incluso en situaciones de criticidad. De este modo, el ambiente desenvuelve un papel activo y tranquilizante que completa los aspectos relacionales, asistenciales y terapéuticos. El momento de la comunicación del diagnóstico es una fase muy delicada tanto para el equipo que para la familia. El equipo tiene la responsabilidad de evaluar los tiempos y los modos de comunicación, identificando aquellas más adecuadas al núcleo familiar. La calidad de la relación y la relación de confianza que se instauran con los padres, la presencia y el sostén de figuras profesionales expertas en procesos de comunicación, pueden facilitar la aceptación de diagnósticos difíciles de aceptar, a los que la familia puede manifestar vivencias emotivas fuer- tes, de temor, de rechazo, de culpa, de fragilidad o de reacción. También en este momento, la presencia del enfermo ayuda a observar el comportamiento de los padres, extremadamente subjetivo y a recoger informaciones preciosas para el equipo para programar acciones de soporte y sostén. El ambiente debe garantizar tranquilidad e intimidad. Es necesario emplear un lenguaje simple y un tono de voz sereno. Los padres deben ser estimulados al diálogo, a la discusión. La disponibilidad a la escucha, la empatía, el respeto, la presencia amorosa crean las condiciones necesarias para que los padres se sientan libres de manifestar lo que prueban y expresar sus sentimientos. Sobre todo en esta fase la esperanza debe acompañar las perspectivas diagnóstico-terapéuticas, las expectativas de los prognósticos, los riesgos eventuales y la calidad de la vida futura. Instrumentos informativos como brochure, representaciones gráficas o filmaciones pueden completar la información y ayudar a los padres a expresar un consentimiento informado consciente. Es necesario hacer comprender al niño su condición, sin asustarlo, empleando formas de comunicación simples y adecuadas a su edad, ayudándolo a expresar lo que prueba y entiende. El juego, la dramatización y el dibujo son canales de comunicación privilegiados para entrar en relación con el niño, ayudándolo a asimilar informaciones y manifestar sentimientos negativos asociados a la enfermedad. En esta fase, el contacto físico entendido como toque bueno, amoroso – estrechar la mano, por la mano sobre el hombro o la espalda, tener en brazo a los niños, acariciarlos – comunica a los niños y a sus familiares calor, solidaridad, comprensión, participación, sostén. Implicando a los padres y a los pacientes en el plano de cura, se les reconoce un papel activo, informado y consciente con respecto a las elecciones terapéuticas necesarias, en el pleno respeto de sus derechos, de los valores religiosos del contexto cultural y étnico al que pertenecen. Permite que el niño y la familia muevan recursos insospechados de fuerza y de coraje, preciosos para alcanzar el resultado terapéutico. La humanización de la asistencia al niño hace que el dolor provocado por la enfermedad o consiguiente a intervenciones diagnósticas y terapéuticas pueda ser controlado hasta hoy gracias a prococolos específicos, elaborados de acuerdo con las evidencias científicas. El desarrollo de la terapia del dolor permite al niño el derecho de mantener una buena calidad de vida y el respeto de su dignidad de ser humano. La dimensión y la educación sanitaria deben facilitar el retorno a casa del niño y prever intervenciones que tengan como fin el control de la familia y del mismo paciente, sobre todo si es adolescente, del estado de salud, tanto en términos de prevención, terapias, rehabilitación o estilos de vida idóneos. También en esta ocasión, el empleo de instrumentos informativos como brochure, video, metodologías de didáctica activa como demostraciones y ejercicios, sumados a una buena comunicación, permiten que enfermeros y médicos pasen todas las informaciones y las habilidades necesarias a la familia a su domicilio. La muerte de un niño, devastante y desestabilizadora para la familia, y no sólo para ella, se puede compartir si está presente una verdadera relación de ayuda. Sólo así se vuelve íntimo de un dolor tan grande e injusto, que puede ser reelaborado, aceptado y, gracias a la fe, transformado en el momento de vida más intenso y profundo. Por esto, junto con las competencias profesionales y técnicas, la competencia comunicativa de enfermeros y médicos debería lograrse en la formación de base y afinada en los cursos de actualización. El crecimiento y la madurez individual, profesional y ética, de cada agente puede enriquecer la competencia comunicativa ampliando la dimensión de la comprensión que nace desde lo profundo del corazón. En fin, dado que el cuidado al niño enfermo y la relación con los padres es una relación de ayuda recíproca, un dar y haber, quisiera 154 compartir todo lo que he recibido y aprendido de ellos en el curso de mi ejercicio profesional. De los niños he aprendido el valor de la inocencia y del gozo, que ayudan a superar las dificultades y el dolor con rapidez, recuperando la sonrisa después del llanto. Dar respuestas simples a preguntas difíciles, a expresar sentimientos. A recordar que la inocencia, el gozo y la confianza son cualidades que no se pierden creciendo y caracterizan el ánimo humano también en el sufrimiento. De los padres he aprendido el coraje, la solicitud, para mantener siempre la esperanza incluso cuando racionalmente parece no haber la condición, la solidaridad que une y sostiene, el sacrificio, la capacidad de aceptación de cosas y situaciones difíciles. De ambos, el valor de la salud y de la vida, que merece ser vivida siempre. Manifiesto mi gratitud a todos LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS los que he tenido la oportunidad de acercarme porque he leido en sus ojos dudas profundas, temores, sentimientos que he sentido como míos. Y juntos hemos recorrido y compartido un trecho de nuestra vida siguiendo un objetivo: el bienestar global del niño. Dra. MARÍA LUCÍA SPERLINGA Coordinadora Departamento Servicios Asistenciales Sra. MICHELA BAZZARI Coordinadora de enfermería AAD de Cirugía y Cirugía Especializada, IRCCS Hopital “Giannina Gaslini”, Génova, Italia Notas 1 C.R. ROGERS, “La terapia centrata sul cliente”, Feltrinelli, Firenze, 1970. 2 Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, “Carta de los Agentes Sanitarios”, Ciudad del Vaticano 1994. 3 C. CORTESE, A. FEDRIGOTTI, “Etica infermieristica”, 3a edizione, Sorbona Edizioni, 1992 4 M. BAZZARI, “La asistencia de enfermería: la importancia de la comunicación con el niño y su familia”, Actas del congreso “El tratamiento de las cardiopatías congénitas en el niño. Aspectos científicos y éticos”, Génova, 2003. Bibliografía C.R. ROGERS, “La terapia centrata sul cliente”, Feltrinelli, Firenze, 1970. Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, “Carta de los Agentes Sanitarios”, Ciudad del Vaticano 1994. C. CORTESE, A. FEDRIGOTTI, “Etica infermieristica”, 3a edizione, Sorbona Edizioni, 1992. M. BAZZARI, “La asistencia de enfermería: la importancia de la comunicación con el niño y la familia”, Actas del congreso “El tratamiento de las cardiopatías congénitas en el niño. Aspectos científicos y éticos”, Génova, 2003. D. TETTAMANZI (a cura di), Chiesa e Bioetica, Giovanni Paolo II ai medici e agli operatori sanitari, Massimo, Milano, 1988. L. CANTONI, “La Carta de los Agentes Sanitarios. Una presentación”, Cristianità, n° 239, 1995. 155 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 PASCUAL PILES FERRANDO sábado 15 noviembre 10. Las Órdenes y las Congregaciones Religiosas y el niño enfermo Introducción Como en otras ocasiones que he sido invitado a realizar una aportación en esta Conferencia Internacional, acepté con satisfacción e ilusión. Me puse a la búsqueda de datos que constatasen este hecho y no encontré una orientación específica. Consulté un historiador del mundo religioso que, en otras ocasiones, me había dado luz. No me pudo ayudar en este momento por falta de elementos y se excusó de su imposibilidad. Una gran solución para todos hoy es la búsqueda por Internet. La solución no fue completa. He orientado la reflexión teniendo de fondo el título de esta XXIII Conferencia del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud “La pastoral en los cuidados de los niños enfermos”. Cuanto pueda decir espero sean constataciones que nos llenen de satisfacción por cuanto la Iglesia por las Órdenes y Congregaciones han realizado a favor de los niños enfermos o en necesidad. No tocaremos el tema de la enseñanza. les estuvo cercano, actuó en su favor: Mt 19, 14, Mc 10, 14: “Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos”; Lc 18, 17: “El que no reciba el reino de Dios como niño no entrará en él”; Mt 18, 3: “Si no os hacéis como niños no entraréis en el reino de los cielos. Así pues, quien se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos”; Lc 9, 48: “El que recibe a un niño en mi nombre a mi me recibe; y el que me recibe a mí recibe a Aquel que me ha enviado; pues el más pequeño de entre vosotros, ése es mayor”. Estos textos son manifestación de cómo Jesús amaba a los niños; cómo los tenía dentro de su corazón; cómo los considera, en su inocencia y expresión, ciudadanos del Reino de Dios; cómo está realizando una opción por ellos, precisamente porque, deben caminar hacia una madurez no sólo física sino humana y espiritual. 1. Jesús de Nazaret y los niños 2. Jesús de Nazaret y los enfermos El proceso de la historia nos ha ido llevando a tomar en consideración, con el desarrollo del Derecho, de la Ética, de la Antropología, de la Psicología, de la Teología, etc., la dignidad de las personas. Un reconocimiento más firme han tenido siempre los hombres, pero no todos. Menos las mujeres y los niños. San Pablo en la carta a los Gálatas 3, 28, ya afirmó que no había distinción entre hombres y mujeres. Pero la afirmación ha costado y está costando aún en algunos lugares el que sea realidad. Jesucristo defendió a los niños, La cercanía de Jesús con los enfermos es muy visible en el Evangelio. Su palabra iba, a menudo, acompañada de signos y la mayoría de los signos fueron con los enfermos o personas necesitadas. Conocía muy bien su misión. Al iniciar su vida pública, (Lc 4, 1819), leyendo al profeta Isaías lo confirma. Más adelante (Lc 7, 22) ante la pregunta de los discípulos del Bautista responde: «Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!». Lo hace, en ocasiones de forma masiva, todos cuantos se acercaban eran curados: Mc 1, 32-34: “A la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios”. Lo hace para apoyar su ser de Hijo de Dios: Lc 10, 8: “En la ciudad que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros”. 3. Órdenes hospitalarias medievales Para Jesús el cuidado de los enfermos era primordial. Era una obligación sagrada. Al igual que Jesús la Iglesia ha asumido el ministerio de curación, siendo sensible a las necesidades de las personas. En el siglo X se inicia en Europa las Fraternidades Hospitalarias a causa de las devastadoras pestes y epidemias que la asolan por el crecimiento desmesurado de las ciudades. Las cruzadas se encargaron de extender en el Continente las instituciones para el cuidado de los enfermos. La lectura del Evangelio llevaba al descubrimiento del Cristo pobre, enfermo, necesitado. Al atenderles se atendía al mismo Cristo. Surgen en la Edad Media gran cantidad de Órdenes Hospitalarias. El resto de hospitales no atendidos por religiosos estaba bajo la atención de los obispos del lugar. Estas Órdenes también vivían en comunidad y hacían un cuarto voto: Asistencia al enfermo. Hubo algunas 156 Órdenes que atendieron a los enfermos a domicilio como Oblatas, Agustinas Hospitalarias, los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, etc. Las más famosas fueron: Los Hospitalarios del Espíritu Santo: Fundados por Guido de Montpelier en el año 1075. Acogen la regla de San Agustín. En España se encuentran en Cádiz, Puente la Reina, Sevilla y Manhuesa. Los Hospitalarios de San Antonio: También conocidos como Canónigos Regulares de San Agustín y de San Antonio de Viena. Fundados en 1095 en un hospital cerca de Viena que era conocido como la casa de la limosna. Se extendieron durante los siglos XII y XIII. En España fundaron en Cervera (1215), más tarde en Lérida (1271) y de ahí un buen número de fundaciones en Cataluña, Castilla y Andalucía. En 1120 nació una cofradía dedicada al cuidado de los leprosos en el Hospital de Jerusalén, que adoptó la regla de san Agustín que se transformó en la Orden de San Lázaro que extendió sus hospitales y lazaretos por Francia, Alemania, Inglaterra y los Países Bajos. Otra congregación de menor importancia fue la de los Canónigos del Santo Sepulcro, nacida en Jerusalén en 1144, a iniciativa de Arnulfo de Rohes. Los sepulcrinos, orientados a la atención hospitalaria, pasaron a Occidente al caer Jerusalén en 1187, integrándose a fines del siglo XV en la Orden del Hospital. En 1218 por iniciativa de san Pedro Nolasco surgía en Barcelona otra cofradía laica de carácter militar-asistencial que se transformó en Orden en 1253, adoptando el nombre de Nuestra Señora de la Merced. Los objetivos de los mercedarios eran tanto militares, como asistenciales (hospitales y redención de cautivos) si bien pronto sólo éstos tuvieron importancia. 4. La cultura asistencial y la atención a los niños enfermos ¿Cuándo se han tenido en consideración los niños enfermos? Podemos pensar que ha sido desde siempre, aunque se ha dado una mejora según se ha ido evolucionando en el respeto de los derechos de los niños. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS La Iglesia ha tenido una tradición de atención a los enfermos, tradición de hospitalidad. Se atendía a los enfermos y, entre ellos, a los niños pero no lo podemos probar como instituciones dedicadas expresamente a ellos. La primera casa de las Hermanas Hospitalarias de la Orden Teutónica, en Alemania, fue fundada en 1299 en Kunitz, cerca de Berna, dedicadas al cuidado de los enfermos, entre ellos los niños, asumiendo también la dimensión de la educación. La tradición hospitalaria proliferó en la Edad Media con los hospitales establecidos en Occidente (Casa de Dios u Hotel de Dios). El más famoso fue el Hotel Dieu de París, a comienzos del XVII, en donde la Madre Genoveva Bouquet, estableció un noviciado. Tuvo una misión social, pero no de atención hospitalaria a los niños enfermos. Cuando se crea el Hospital de los Niños Enfermos, entran a formar parte las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y de Santa Luisa Marillac, apoyadas por Luis XIII y Luis XIV. Fundado en París (Francia) en 1802, especializado para el tratamiento de los niños enfermos. Se inician una serie de fundaciones para niños enfermos. Hospital de los niños enfermos de Londres fue fundado en 1739, por el filántropo Capitán Thomas Coram. Recogía los niños abandonados y aseguraba su formación y entretenimiento. Hospital Pediátrico Bambino Gesù, fue fundado en 1869, en Roma, (Italia). Realiza institucionalmente su testimonio cristiano por la actividad asistencial en el campo sanitario. Participa de la red asistencial romana. Por su prestigio desde 1880 es referencia para toda la pediatría de Italia, tiene un elevado nivel de especialización en la asistencia a los niños, no sólo romanos o italianos sino de Europa. En 1985 ha tenido el reconocimiento de “Istituto Ricovero a Cura e Carattere Scientifico” y se encuentra en los tres primeros hospitales pediátricos nacionales. En su calidad está reconocido según las normas UNI en ISO9001:2000. Su lema es “Cuidad a los enfermos, servidles”. Es propiedad de la Santa Sede. Obra muy querida por el corazón del Santo Padre. Está proyectado como IRCSS para ir avanzando con la velocidad del progreso pero coherente con una visión cristiana de la existencia y el respeto a la persona, humanizando la técnica y haciéndola signo de Jesucristo. Hospital del Niño Jesús. Fundado en 1877 en Madrid (España). Imitaba las iniciativas que existían desde tiempo en Roma y en París. Se abrió con consultas de medicina, cirugía y oftalmología. Se le considera como la cuna de la pediatría en España. En él trabajó Mariano Benavente, llamado el médico de los niños y considerado padre y fundador de la especialidad pediátrica española. Hospital de Niños, fundado en La Plata, Argentina, en 1887, donde trabajó la Beata Ludovica de Angelis, Hija de la Misericordia, ha trabajado, con gran acierto, en la primera mitad del siglo XX. Hospital de Nens. Nacido en Barcelona entre 1886 y 1890, gracias al esfuerzo realizado por la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Su espíritu generoso siempre ha garantizado el bienestar de los pacientes y de los más necesitados. Fue el 15 de mayo de 1886 cuando el Dr. Francisco Vidal Solares y sor Mercedes Viza crearon un dispensario, inaugurándose 4 años más tarde el hospital de Nens pobres de Barcelona, iniciando así una gran historia de caridad y ayuda a la infancia y a los más necesitados. A partir de 1980, el hospital se constituye en una fundación benéfico-social sin ánimo de lucro, bajo el nombre de Patronato del hospital de Niños de Barcelona, que tiene por objetivo la asistencia médica de la infancia, la medicina preventiva y la docencia, ejercido principalmente en el territorio de Cataluña, abierto a extenderse fuera de ella. Es uno de los centros pioneros en la asistencia, docencia e investigación en el campo de la pediatría. Tiene todas las especialidades, con unas instalaciones excelentes, pero su actividad se ha de enmarcar dentro del ámbito jurídico, técnico y deontológico formado por un equipo de personas muy preparadas profesional y humanamente. Gracias a su equipo humano se encuentra preparado para responder 157 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 a la función que socialmente le corresponde, según su ideario. El Patronato está formado por 18 personas de las cuales 11 son Hijas de la Caridad y presidido por la Hna. Provincial sor María Dolores Cruz Arbeloa Huarte. 5. La Orden Hospitalaria y los niños enfermos. Como ha ocurrido con las otras Instituciones, la Orden Hospitalaria a la que pertenezco, claramente definida por el carisma de la hospitalidad, se ha dedicado a los enfermos y necesitados. En sus Instituciones han estado presentes los niños enfermos en la medida que estaban orientadas a ello. San Juan de Dios en la 2ª carta a Gutierrez Lasso en dos ocasiones habla de los niños que tiene, n. 5 y 7, cuando hace una descripción del tipo de enfermos que se encuentran en su centro. Sin hacer un estudio exhaustivo, porque no es lo que nos interesa en el momento, confirmo desde mi experiencia personal que fue el del momento de entrada a la Orden en el año 1964. Ingresé en la Orden en una Institución Psiquiátrica, Sant Boi de Llobregat (Barcelona), donde entre las diversas unidades de adultos se encontraba una de discapacitados intelectuales leves y profundos niños y adolescentes, con unas 40 plazas de internamiento u hospitalización. La provincia tenía Asilos-hospitales para enfermos con polio uoseomelitis con una sala de niños y otra de adolescentes en Barcelona, Valencia, Calafell (Tarragona), Manresa (Barcelona), Palma de Mallorca. Administraba una Fundación para epilépticos, en Madrid, con dos secciones de niños y una de adolescentes, así como con participación en sus programas de unos 130 niños y adolescentes que veían en calidad de centro de día. Nuestra tradición ha permanecido con servicios de pediatría en muchos hospitales generales o centros de discapacitados en donde nos encontramos presentes. De hecho podríamos presentar nuestro Hospital de Esplugues (Barcelona) como un centro estrella puesto que es Materno Infantil. Se presentó en la primavera del 2006 un Plan Estratégico que se le ha denominado Paidhos, que viniendo del griego se ha escogido por el significado que tiene para nosotros las siete letras que lo describen las iniciales de las palabras que expresan su contenido: Próximos, Accesibles, Investigadores, Docentes, Hospitalarios, Abiertos y Solidarios. Me centro sólo en la palabra Hotel de Asociaciones de padres de pacientes. Se potenciarán las relaciones con las asociaciones para conseguir que su participación sea un verdadero elemento terapéutico y de soporte. El hotel de asociaciones dará respuesta a sus necesidades de espacio, canales de información, presencia en el hospital, etc. Servicios complementarios. Se estudiará la viabilidad para ofrecer servicios subcontratados no asistenciales que puedan dar respuesta a necesidades complementarias de las familias. Garantizar los valores de la hospitalidad en la cultura interna Hospitalarios: Un modelo centrado en la persona. Potenciar la dimensión de organización amable Plan de mejora de los procesos administrativos. Se llevará a término un análisis exhaustivo de todos los procesos administrativos del hospital y se propondrán acciones de mejora, descentralizándolos, simplificándolos y acercándolos a los usuarios. Plan de mejora de la hostelería. Se mejorarán todos los aspectos que tienen que ver con el confort de los niños y familias mientras están en el hospital. El plan incorporará acciones que acerquen nuestras prestaciones hoteleras a las necesidades de los usuarios. La opinión del cliente. Se llevarán a término estudios de calidad percibida, se mejorará la gestión de las sobres de sugerencias, y se aumentará la comunicación con el usuario, para ir más allá de la recepción de los sistemas clásicos de recepción de reclamaciones e incidencias. Area de hospitalidad. Se creará un area de responsabilidad que coordine las actuales iniciativas que complementen el acto asistencial con los valores de la hospitalidad. Programa de difusión de los valores. El hospital es una organización centrada en la persona. El enfermo y su familia son el centro de nuestra actividad. Se diseñara un programa de profundización de los valores que ayude a garantizar su presencia y difusión. Del servicio religioso al servicio espiritual. La heterogeneidad creciente de los usuarios del hospital exige un mayor esfuerzo para garantizar el respeto a la diversidad cultural y religiosa. El servicio de pastoral será el garante de esta necesidad, proporcionando los espacios y los interlocutores apropiados. La presencia de los voluntarios. Los voluntarios son un activo clave en nuestro centro y llegan a ser un observatorio permanente de la realidad ayudando a detectar nuevas necesidades. Se seguirán incorporando en nuevas áreas de actuación. Se mejorarán los programas de formación y estarán presentes en los círculos de participación del hospital. La bioética. Entendemos la formación en bioética como una parte fundamental para el ejercicio de la buena praxis. Se llevará a efecto un programa sistemático de formación para los profesionales. 6. Órdenes o congregaciones que se han preocupado de los niños enfermos No quiero que este apartado sea 158 un elenco. Pero quiero que sea una muestra de lo que prácticamente la Iglesia ha realizado desde las diversas familias religiosas a favor de los niños enfermos. Intento hacer un recuento de algunas de las instituciones aparecidas en sentido progresivo en el tiempo Siervos de los Pobres Fundados en Somasca, Bérgamo, por San Jerónimo Emiliano, que San Pío V aprueba como Orden en 1567. Sus preferencias fueron los pobres y los niños que vagaban por las calles abandonados. Orden de San Camilo de Lelis, Ministros de los Enfermos. Ya en 1586 Sixto V aprueba y confirma aquella primera “compañía” como “congregación”, es decir le da un primer reconocimiento eclesiástico como forma de vida religiosa pero aún sin el vínculo de los votos públicos. Este llega en 1591 al ser declarada por Gregorio XIV Orden religiosa. Ese año Camilo y sus seguidores profesan ponerse al servicio de los enfermos aún con riesgo de la propia vida. Ese último es el voto más principal y característico de la Orden. Hijas de la Caridad Fueron fundadas por Vicente de Paul y Luisa de Marillac en 1617. Tienen por monasterio las casas de los enfermos, por claustro las calles de la ciudad. Fundadas con un marcado carácter asistencial. Reformaron la atención que se proporcionaba en los hospitales, orfanatos, casas de expósitos, asilos, hogares de adopción, instituciones psiquiátricas y centros de ayuda en la Francia de su época. Hospitalarias de la Santa Cruz Fundadas en 1792 como Hermandad de Caridad o Pía Asociación de Hermanas Enfermeras dedicadas al servicio de los Pobres del Hospital General de la Santa Cruz de Barcelona. En 1927 quedó constituida como Congregación de Hermanas de la Santa Cruz. Entre las diversas fundaciones tiene una clínica “Stauros” en Barcelona para la Infancia. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Hermanas de la Caridad de Santa Ana Su historia comienza en 1804, precisamente en el Hospital de la Santa Cruz de Barcelona, donde había un grupo de voluntarios que se dedicaban a la atención del hospital. Un hospital del siglo XVIII es el albergue de toda clase de dolor; no pensemos en la hospitalización rápida de nuestros días. El hospital es refugio de transeúntes, casa de acogida para los huérfanos, espacio de recuperación para los enfermos, lugar de tratamiento de los dementes, reposo de las prostitutas, maternidad de madres solteras... Como si todas las obras sociales que hoy conocemos se concentraran en un lugar. Encontramos al padre Juan Bonal, Capellán del Hospital, y a María Rafols entre las voluntarias de la fraternidad. Barcelona está enviando voluntarios del grupo existente en el Hospital de la Santa Cruz. A Zaragoza llegan en 1804, 12 hermanos y 12 Hermanas para atender, desde el 1 de enero de 1805, el hospital. Ahí empieza la historia de una nueva Congregación fundada por la Madre Rafols y el P. Bonal. Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. La Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, fue fundada en Ciempozuelos (Madrid-España), en el año 1881 por San Benito Menni, Sacerdote de la Orden de San Juan de Dios, junto con María Josefa Recio y María Angustias Giménez, elegidos por Dios para ocuparse de las personas que sufren trastornos mentales, aunando dos criterios fundamentales: caridad y ciencia. El nombre Hospitalarias del Sagrado Corazón es expresión del carisma de la Congregación, pues su razón de ser en la Iglesia es el ejercicio de la caridad hospitalaria, vivida en estado de consagración religiosa según el modelo de caridad perfecta, Cristo, simbolizada en su Corazón. Entre los enfermos tienen niños y adolescentes, en sus centros hospitalarios y rehabilitadores. Hijas de la Misericordia Fundadas por María Josefa Ro- sello, tienen una religiosa de gran santidad y entrega en la Hna. Ludovica de Angelis, que trasladada a La Plata, Argentina, en 1907 fue el alma del hospital de Niños hasta que murió en 1962. Fue beatificada por Juan Pablo II en el año 2004. Hermanas de la Providencia Fundadas por Emilia Tavernier Gamelin, en Montreal, Canadá, en 1844. Se la llama “madre de los pobres”, “angel de los prisioneros”, “providencia de los afortunados”. Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad Fundadas por la Madre Micaela del Santísimo sacramento, en Madrid y aprobadas por la Santa Sede en 1861. Se dedicaron movidos por la caridad a favor de las enfermas jóvenes en el hospital de San Juan de Dios y se dedicaron a rehabilitar jóvenes de mala conducta. Religiosas angélicas Fundadas por la Madre Genoveva Torres Morales, después de una gran experiencia de sufrimiento, fundó su primera casa en Valencia en 1911. Su carisma está orientado a “aliviar la soledad de las personas por dificultades en su cuerpo o en su espíritu”. Hermanas de la Caridad de Miyazaki Fundadas el 15 agosto de 1937 en Miyasaki (Japón). Actualmente trabajan en guarderías, asilos para niños, hospitales, ambulatorios, etc. Congregación religiosa de Hermanas Servidoras de Jesús Fundadas en 1939, en Barcelona, por Dolores Permanyer i Volart, que secundando la acción divina, hizo germinar la semilla del carisma fundacional legada por el Padre Jacinto Alegre, bajo la dirección espiritual del P. Juan Guim, cofundador. Aparece así una nueva familia cottolonguera. Se dedicará a pobres y enfermos, muchos de ellos niños y adolescentes. 159 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 Misioneras de la Caridad Fueron fundadas por la Beata Teresa de Calcuta. La pequeña sociedad con 12 miembros se estableció en 1950. Actualmente tienen diversas expresiones: Hermanas Activas y contemplativas, Hermanos activos y contemplativos, Sacerdotes, Colaboradores, Movimiento Corpus Christi, Misioneros Laicos de la Caridad, Voluntarios. Sor Cecilia Montanya Nativa de Lesotho (estado al interior de Sudáfrica), salesiana, trabaja en el “Centro Don Bosco” en un programa de prevención del SIDA “Love Matters”. En el continente africano existen sobre 25 millones y medio de personas afectadas por el SIDA y 12 millones de huérfanos. USG Comisión de Salud, Los religiosos y las religiosas en la pandemia del VIH/SIDA, se preocupan con un programa con 11 acciones, entre ellas una orientada a los niños huérfanos y a los afectados. Orden de los Frailes Menores en Tierra Santa Programa Emergencia Belén. El P. Pierbattista Pizzaballa, con motivo de la Navidad 2007, a favor de los niños maltratados, enfermos, en dificultad, en la tierra donde nació Jesús. 7. Premiaciones Como símbolo quiero manifestar estos dos premios concedidos a nuestras Instituciones y nuestras personas: – Madre Teresa de Calcuta fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1979. – Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl galardonadas con el Premio Principe de Asturias de la Concordia en 2005. 8. La Iglesia y la sociedad llamadas a continuar a favor de la debilidad de los niños Toda esta pequeña reflexión nos lleva a seguir trabajando a favor de la humanidad, con nuestras expresiones basadas en la caridad de Cristo. Estamos en el mundo para aportarle la salvación de Cristo. Lo tenemos que hacer con la Palabra, lo tenemos que hacer con la vida, amando como Cristo y nuestros fundadores han amado. Que esta aportación sea un recuerdo y una valoración de lo mucho que se ha hecho, que sea también un estímulo para seguir en lo que estamos realizando y una lla- mada a vivir siempre con gran esperanza, confiando en Dios y en las personas. 9. Conclusión Termino con dos anexos. Solamente como testimonio de los apoyos recibidos para la misión Hno. PASCUAL PILES FERRANDO, O.H. Orden Hospitalaria de San Juan de Dios Anexo1 Proyectos de una Caja bancaria, solicitados por Congregaciones Religiosas para situaciones en las que entran de lleno los niños enfermos y marginados, concedidos en el 2007 – Aseguremos el futuro. Los menores con discapacidad en Ghana (África) Entidad promotora: Fundación Benito Menni, HH. Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús. Cantidad solicitada: 20.792 €. – Atención nutricional en Wale Wale-Ghana para niños y mujeres desnutridos Entidad promotora: Fundación Juan Bonal, HH., de la caridad de Santa Ana. Cantidad solicitada: 27.802 €. – Edificación de una casa hogar Ama Mayte para huérfanos en Guinea Ecuatorial La primera congregación femenina autóctona africana, las misioneras de María Inmaculada, fundada en 1809 en Guinea Ecuatorial, celebra el primer centenario de su fundación, siempre al cuidado de la infancia más marginada en África, los niños huérfanos y abandonados, que si en los años de su fundación eran muchos, ahora con las guerras civiles en las repúblicas africanas, los niños soldados y el SIDA han aumentado notablemente. Con motivo de su aniversario, queremos impulsar la recuperación de algunos de sus antiguos orfanatos, pero con el nombre de casa hogar. Cantidad solicitada: 797.259 € – Formación y alimentación para la O. Social de Dar Driouch, Nador, Marruecos Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. Cantidad solicitada: 67.000 € – Hermanamiento del Hospital Sant Joan de Déu con el Lunsar de Sierra Leona Hospital San Joan de Déu, Esplugues. Cantidad solicitada: 150.000 € – Prevención de la transmisión del VIH en Rwanda, África Fundación Juan Bonal, HH., de la Caridad de Santa Ana. Cantidad solicitada: 7.303 € – Proyecto Aliméntanos para atender a niños con malnutrición en Rwanda Misioneras de los Sagrados Corazones. Cantidad solicitada: 9.153 € . – Vehículo para dispensario médico de Palmarin-Facao (Senegal) Asociación Benéfico-Cultural ‘Kalao’ O.N.G.D. Hijas del Sagrado Corazón de María de Palmarín. Facao, Senegal, Cantidad 26.000 €. 160 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Anexo 2 Línea Histórica de la Neonatología Año Personaje 715-673 AC 98-138 DC Soranus de Ephesus 500’s 1200’s 1400’s 1538 1640 1650 1662 1691 Henry VIII Louis XIII Chamberlen Graunt Ruysch 1733 1741 Calder Coram 1753 Roederer 1769 1780 1788 1795 Chaussier Beardsley 1797 1802 1802 1803 1814 1821 Heberden Hey 1834 Blundell 1835 von Rühl 1836 1839 1847 1851 1852 La Jumeau Frolich Marchant West 1854 1857 Denucé 1861 Little 1870 1879 1880 1880 1882 Credé Tarnier Winckel Biedert 1883 Auvard 1884 Tarnier Evento Referencia más antigua a una operación cesárea (Ley Romana de Numa Pompilius) Médico Griego, ejerció en Roma, escribio sobre el cuidado del recién nacido, de gran influencia en el siglo XV Ayuda a los huérfanos en Trèves Hospital para huérfanos, Papa Inocencio III Los Recién Nacidos tienen alma Aparición de la Bills of Mortality Se inaugura el Hospicio de Enfants Trouvés Invención del forceps obstétrico Análisis y publicación sobre Bills of Mortality Primer reporte de la entidad clínica ahora conocida como Enfermedad de Hirschsprung Primer caso reportado de atresia de duodeno Inauguración del Foundling Hospital (Hospital para Huérfanos), Londres Primera publicación sobre el promedio correcto entre peso de nacimiento y talla Inauguración del Dispensario para los Niños Pobres, Londres Primera utilización del oxígeno (O2) en recién nacidos Primera descripción de la estenosis hipertrófica del píloro en la infancia Inauguración del Hôpital des Enfants Trouvés (Hospital para Huérfanos), París Primera descripción de la Transposición de los Grandes Vasos Inauguración del Hôpital des Enfants Malades, París, primer hospital pediátrico Se publica una descripción sobre la hidrocefalia en niños Primer cierre quirúrgico exitoso de un onfalocele Fundación de la Maternidad París Primera demostración pública de la auscultación de la frecuencia cardíaca fetal Primera descripción de intubación endotraqueal para la reanimación del recién nacido Primer uso conocido del “tubo caliente” (“warming tub”- (Wärmewanne) St Petersburg Registro obligatorio del nacimiento en Inglaterra Primera descripción del Síndrome de Prune-Belly Primer uso del ether como anestésico en obstetricia Primer reporte de alimentación por gavage en niños Fundación del Great Ormond Street Hospital, Londres, el primer hospital pediátrico en países de habla inglesa Fundación de los primeros hospitales pediátricos de Norteamérica: New York Nursing and Child Hospital, y el Children’s Hospital of Philadelphia Primera descripción publicada de una incubadora en la literatura occidental Parálisis Cerebral (PC) descrita y relacionada con la asfixia y el nacimiento traumático trauma del nacimiento Comienzo del “Infant Welfare Movement” Nitrato de plata para la ophthalmia neonatorum Presentación de la incubadora cerrada de Tarnier-Martin, en Paris Prueba del “baño de agua permanente” para prematuros, Dresden Tratamiento calórico de la leche por 2 hrs a 100 grados centígrados para alimentación artificial Presentación de la incubadora individual de Tarnier-Auvard, Maternidad París Alimentación por gavage DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 1888 1888 Hirschsprung Fallot 1889 1891 Tarnier Bonnaire 1891 Lion 1891 1892 Rotch Budin 1893 1894 1894 1896 1896 Henry Townsend Lion Couney (?) 1897 Couney (?) 1897 Eisenmenger 1898 Couney 1899 De Lee 1899 Ahlfeld 1900 1900 1901 Budin Couney Couney 1902 Heidenhain or Aue 1903-1933(?) Couney 1904 Zahorsky 1906 Couney 1907 Budin 1908 1908 Carrel Garrod 1909 1911 1911 1912 1912 Hess Blackfan Ramstedt 1913 1914 1915 Richter Hess 1915 1916 Helmholtz Ernst 1919 Sidbury 161 Primera descripción de la estenosis de píloro Primera descripción de la asociación de defecto del tabique ventricular, estenosis del infundíbulo ventricular derecho, acabalgamiento de la válvula aórtica sobre el ventrículo derecho e hipertrofia ventricular derecha (ahora conocida como Tetralogía of Fallot) Primer uso del oxígeno (O2) para prematuros Primera descripción en la literatura del uso del oxígeno (O2) en niños prematuros (utilizado por Tarnier en 1889) Incubadora termoregulada, posteriormente industrializada por Paul Altmann en Berlín Incubadora portátil de Rotch, Boston Establece las “Consultations de Nourrissons” (Consultas de Enfermería) Pabellón para los más débiles en la Maternidad París Descripción de la “Enfermedad Hemorrágica del recién nacido” First “milk depots” Inauguración del “Oeuvre Maternelle de Couveuses d’Enfants”, París Exhibición de una incubadora para bebés en el Berliner Gewerbe-Ausstellung Exposición de incubadoras neonatales en la Exhibición de la Era Victoriana en Earl’s Court, London Descripción de la cardiopatía congénita que asocia defecto del septum ventricular (VSD), hipertensión pulmonar, shunt de izquierda a derecha y acabalgamiento de la válvula aórtica, luego conocido como complejo de Eisenmenger Exposición de incubadoras neonatales en la exposición Trans-Mississippi, Omaha, Nebraska Presentación de una nueva incubadora en Chicago y sistema Lying-in-hospital Primer tratamiento exitoso del onfalocele por medio de topicaciones del saco con alcohol Publicación de “Le Nourrisson” [La Enfermería] en Francia Exhibición de incubadoras neonatales en la Exhibición Mundial, París Exhibición de incubadoras neonatales en la Exposición Panamericana, Buffalo, New York Primera reparación exitosa de una hernia diafragmática congénita Exposición de incubadoras en Coney Island Exposición de incubadoras neonatales en la Exposición de compras de Louisiana y Feria Mundial, St. Louis Exposición de incubadoras neonatales en la exhibición de Lewis and Clark, Portland, Oregon Publicación de “The Nursling” [La Enfermería] en Inglaterra, traducido por Maloney Primera transfusión para la Enfermedad Hemorrágica del recién nacido Descripción de los “errores innatos del metabolismo” y su transmisión hereditaria de acuerdo a las leyes de Mendel Fundación de la Kaiserin Auguste Victoria Haus, Berlin, centro para la enseñanza e investigación en la prevención de la mortalidad neonatal Cuna neonatal abierta calentada por electricidad (termocuna) “Baby Tents of Chicago” Dispositivo para la recolección de muestras de sangre en recién nacidos Primer tratamiento exitoso de la estenosis pilórica por medio de la piloromiotomía Ligadura transtoráxica de la fístula traqueoesofágica Incubator unit at Michael Reese Hospital, Chicago Exposición de incubadora neonatal en la Panama-Pacific International Exposition, San Francisco Infusiones intravenosas y recolección de sangre del seno longitudinal Primera reparación quirúrgica exitosa de la atresia congénita de duodeno Transfusión a través de la vena umbilical para la Enfermedad Hemorrágica del recién nacido 162 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS 1920’s 1922 1922 Hess Hess 1922 1925 1928 1930 Hess Hart Fleming 1933 1933-1934 1934 1934 1934 1934 1935 1935 1936 Følling Abbott 1937 1938 1938 1939 Andersen Gross and Hubbard Runge 1939-1940 1941 1941 1941 1941 1941 1942 1942 Couney Levine, Katzin & Vogel Gregg Florey and Chain Clifford Haight Terry Diamond 1943 1944 1944 1944 1945 1946 Blalock & Taussig Miller and Olney Haight & Towsley Willi Craaford and Nylin Diamond 1946 Smith 1946 1946 1946 Ehrenpreis 1947 1947 Taussig 1947 1948 1948 1949 1949 Peller Los nacimientos en los hospitales aumentan de un 5% a un 60% en las grandes ciudades de Estados Unidos Sala de Prematuros en el Sarah Morris Hospital Publicación de “Premature and Congenitally Diseased Infants”, primer libro de textos sobre prematuridad en Norteamérica Primera incubadora de transporte para recién nacidos Primera exanguineotransfusión para la erythroblastosis fetalis Descubrimiento de la Penicilina Fundación de la Academia Arericana de Pediatría (American Academy of Pediatrics - AAP) Fundación de la American Board of Pediatrics para certificación de la especialidad Exposición de incubadora neotantal en la Exhibición Internacional para el progreso del Siglo, Chicago Modificación de la incubadora calentada eléctricamente para la administración de O2 Quintillizos Dionne Descubrimiento de la Phenylcetonuria (PKU) Primer vehículo dedicado al transporte de recién nacidos, Chicago American Academy of Pediatrics (AAP) define la prematuridad como Peso de Nacimiento < 2500 grs Uso clínico de las Sulfas Publicación del “Atlas of Congenital Heart Disease” (Atlas de Cardiopatías congénitas) Tratamiento con Vitamina K en los trastornos de la coagulación en el recién nacido Se relaciona el Ileo Meconial con la Fibrosis Quística Ligadura exitosa del Conducto Arterioso Permeable (PDA), Boston Descripción clínica de la “dysmaturidad” relacionada con la disfunción placentaria Exposición de incubadoras en la Feria Mundial de New York Se establece la isoinmunización Rh como causa de eritroblastosis fetal Se relacionan las cataratas congénitas con la epidemia de Rubeola Primer uso clínico de la Penicilina Primer reconocimiento clínico de la fibroplasia retrolental (RLF) Primera anastomosis exitosa de una fístula traqueoesofágica Primera descripción publicada de la fibroplasia retrolental (RLF) Se establece una conexión entre la isoinmunización Rh y la eritroblastosis fetal Primera operación de un “niño Azul” (Blalock-Taussig o BT shunt) Angiocardiografía para niños con enfermedades cardíacas congénitas Reparación exitosa de la atresia de esófago Descripción de la “enteritis maligna de los primeros tres meses de vida” Se describe la corrección quirúrgica exitosa de la coartación de Aorta Exanguinotransfusión vía vena umbilical para el tratamiento de la eritroblastosis fetal Publicación de “The Physiology of the Newborn Infant,” primer libro de texto de Neonatología Norteamericano Primer diagnóstico de la Enfermedad de Hirschsprung en neonatos Acta Hill-Burton, ayuda federal para la construcción de hospitales Primer estudio controlado randomizado en humanos (eficacia de la estreptomicina para la tuberculosis, Inglaterra) Publicación de “Congenital Malformations of the Heart” Primer reporte del uso de catéteres de polietileno para la exanguineotransfusión a través de la vena umbilical Primera exposición pública de la Isolette (basada en la incubadora de Chapple) La Organización Mundial para la Salud define prematuridad a un peso de nacimiento < 2500 grs Primer uso del término “perinatal” Uso del DES para prevenir los partos prematuros Vacuna DTP DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 1949 1949 1950 1951 1952 1952 1952 Smith Bloxsom Cambell Apgar Watson & Crick Schmid & Quaiser 1952 Patz 1953 Donald 1953 1953 Love & Tillery Rickham 1953 Emerson 1953-1954 1954 Pick 1954 Clifford 1954-1956 1955 Gleiss 1956 1956 1956 Silverman Tjio and Levan 1957-1959 Hodgman 1957 Salk 1957 1957 1958 Silverman 1958 1958 1958 Cremer 1959 Avery 1959 1959 1959 1960 1960 Shaeffer 1960-1961 1961 1962 Koop 1962 1962 1963 1963 1963 Saling Weller and Neva; Parkman, Buescher, and Artenstein Liley Guthrie 163 Cornell ofrece Institutos para el Cuidado de Niños Prematuros, para Médicos y enfermeras Deshidratación y ayuno del niño prematuro Se presenta el sistema Bloxsom Air Lock Retinopatía del prematuro asociada por primera vez con el uso de O2 Score de Apgar se utiliza para pronóstico del recién nacido Se describe correctamente la estructura del ADN Primera descripción clara en la literatura inglesa de la Enterocolitis Necrotizante como una entidad clínica distintiva Primeras pruebas iniciales con, algunos defectos de procedimiento, que ligaron el oxígeno excesivo a la retinopatía del prematuro (ROP). Descripción de la historia natural del síndrome de distress respiratorio y su correlación radiológica Tracción esternal para el sindrome de distress respiratorio (RDS) Primera unidad de cirugía neonatal, Alder Hey Children’s Hospital, Liverpool Invención de la ventilación de alta-frecuencia (HFOV) Estudio controlado: el exceso de O2 conduce a la retinopatía del prematuro (ROP). Estudio cooperativo publicado por Kinsey en 1955. Primer estudio randomizado controlado en recién nacidos. Asociación clínica entre el recién nacido pequeño de término y la insuficiencia placentaria Descripción clínica del recién nacido “postmaduro” Aumento en el kernicterus debido al uso profiláctico de sulfas Estudio controlado: la retención de líquido en el período postnatal inmediato no es beneficioso Estudio controlado: las sulfas incrementan el riesgo de kernicterus Estudio controlado: el sistema Bloxsom no es efectivo Primera publicación del número correcto de los cromosomas humanos (46) Síndrome del Bebé-gris debido al uso profiláctico de cloranfenicol Vacuna contra la Polio Producción comercial de agujas con aletas para canalización neonatal Introducción de la Thalidomida en Europe Estudio controlado: la hipotermia conduce a una disminución en la sobrevida Disponibilidad de intracatéteres modernos en varios tamaños Primer transporte aéreo de un recién nacido, Denver, Colorado (DC-3) Primera descripción del efecto de la luz sobre los niveles de bilirrubina, Lancet La deficiencia de Surfactante es la causa del sindrome de distress respiratorio (RDS) Se identifica la trisomía 21 en el Sindrome de Down’s Líquidos intravenosos (IV) en recién nacidos con síndrome de distresss respiratorio (RDS) Primer reporte de cateterización de la arteria umbilical para obtener muestras de gases sanguíneos Vacuna contra la Rubeola Primer uso del los términos “neonatólogo” y “neonatología” (“neonatologist” y “neonatology”) en libros de textos Defectos congénitos se relacionan con la Thalidomida La OMS (WHO) diferencia la prematuridad del bajo peso Primera unidad de cuidados intensivos quirúrgicas en Estados Unidos, en el Children’s Hospital de Philadelphia Muestra de sangre fetal para monitoreo de ph Aislamiento del virus de la Rubeola Primer reporte de transfusión fetal intrauterina Fenilcetonuria (PKU) screening test Patrick Bouvier Kennedy fallece de síndrome de distress respiratorio (RDS), con 34 semanas de gestation, peso 2100 grs 164 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS 1963 Lubchenco 1963 Mustard 1963 Liley 1963-1964 1964 Eickhoff 1965 1965 Gluck 1966 1966 Usher et al Rashkind and Miller 1966 1966 1967 1967 1967 1967 Meyer et al Freda Northway, Rosan & Porter 1967 Kantrowitz 1968 Fontan Guthkelch Hon and Quilligan 1968 1968 1968 Amiel-Tison Wilmore & Dudtrick 1969 1969 Lucey 1970 1970 Dubowitz 1970 1971 Gregory 1971 1971 1972 Gluck et al 1972 Kirby Shannon et al 1972 1972 1973 1973 1973 Klauss & Fanaroff 1974 Sharpe 1974 1975 Jones, Smith, & Ulleland Tablas standard de pesos, longitudes y perímetro cefálico por edades gestacionales, basados en datos de Denver. Introducción de los conceptos de adecuado, pequeños y grande para la edad gestacional (AEG, PEG, GEG) Reparación para la Transposición de los Grandes vasos (Procedimiento de Mustard) Primera descripción publicada de una transfusión intrauterina en un feto con enfermedad hemolítica Epidemia de Rubeola en Estados Unidos Primer reporte de sepsis neonatal por streptococcus del Grupo B Primer curso y programa de entrenamiento de Enfermería práctica pediátrica (PNP) en la Universidad de Colorado Primera Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales de Yale-New Haven Hospital, New Haven, Connecticut Característicos físicas para el cálculo de la edad gestacional Desarrollo de la técnica de septostomía atrial (se transformó en la terapia de rescate para los recién nacidos con Transposición de Grandes Vasos) Vacuna contra la Rubeola Disponibilidad comercial de RhoGAM Se describe la displasia broncopulmonar (BDP) Primer transporte de un recién nacido en helicóptero, Peoria, Illinois Tratamiento de la hidrocefalia con la válvula de Holter Descripción de tres tipos de desaceleraciones en la frecuencia cardíaca fetal Primer transplante cardíaco en un recién nacido, Brooklyn, New York Procedimiento de Fontan como cirugía paleativa del ventrículo único funcional Disponibilidad de monitores de frecuencia cardíaca fetales (Corometrics) Cálculo neurológico de la edad gestacional Primer reporte publicado de nutrición intravenosa total de un recién nacido Lanzamiento de la vacuna contra la Rubeola (virus vivos atenuados) Estudio controlado: tratamiento con fototerapia para la hiperbilirrubinemia Publicación de técnicas estandarizadas para la cateterización de la arteria umbilical Método de score de edad gestacional basado en características físicas y neurológicas Primer reporte de fotocoagulación con arco de xenón para la ROP Uso de presión continua de la vía aérea (CPAP) para el sindrome de distress Cálculo de la madurez pulmonar por amniocentesis (L/S ratio) Política de regionalización de los cuidados perinatales de la AMA Descripción del test de hiperoxia para la cardiopatía congénita cianosante Ventilación Mandatoria Intermitente (IMV) para el sindrome de distress respiratorio (RDS) - BabyBird ventilator Estudio controlado: glucocorticoides prenatales para la prevención del sindrome de distress respiratorio (RDS) Cateterización de arterias umbilicales como uso rutinario Descripción clínica del sindrome de alcohol fetal Monitorización transcutánea de PO2 en recién nacidos Publicación de “Cuidados del Recién Nacido de alto riesgo” (“Care of the High-Risk Neonate”) 1a Edición Se publica la observación que la Indometacina produce contración intensa y persistente del ductus arterioso en vivo. Comienza la certificación como subespecialidad de la Perinatología (Obstetricia) Nutrición parenteral total (TPN) en recién nacidos se hace rutinaria DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 1975 1975 1975 Olley and Coceani 1976 Anderson, Nicholson, & Heird Jatene 1976 1979 1979 1979 1979 1980 1980 1980-85 1981 1981 1982 1982 1983 Fujiwara Greenberg Harrison, Gershanik 1983 1983-1984 1984 1984 Bailey 1985 1985 1985 1987 1987 1989 1990 Harrison, Harrison, 1990 1990 1991 Ballard 1991 McNamara 1992 Harrison, 1992 1992 1996 1997 1997 2000 Collins and Venter 165 Comienza la certificación como subespecialidad de la Neonatología (pediatría) Prostaglandina E puede mantener permeable al ductus arterioso Primer uso de la oxigenación de membrana extra-corporea (ECMO) en recién nacidos Estudio controlado: nutrición parenteral total en prematuros Primera operación de switch arterial exitosa para la Transposición de los Grandes Vasos Monitoreo transcutáneo de PCO2 en recién nacidos Estudio controlado: tratamiento con Indometacina para el ductus arterioso permeable (PDA) en prematuros Ballard Sistema de score de edad gestacional simplificado (Dubowitz modificado) La FDA aprueba al ritodrine para el tratamiento del parto prematuro Descripción del surfactante para el tratamiento del sindrome de distress respiratorio (RDS) Descripción de la ventilación de alta frecuencia Epidemia de SIDA debido a transfusiones Administración endotraqueal de epinefrina (adrenalina) UCSF Cirugía fetal exitosa para uropatía obstructiva El caso “Baby Doe”, Trisomía 21 con atresia de esófago Efectos adversos del alcohol benzílico Comienza la certificación de enfermeras especializadas en neonatología La AAP y la ACOG publican “Guidelines in Perinatal Care” Vitamina E intravenosa (E-Ferol)causa ascitis, fallo renal y hepático, trombocitopenia y muerte en recién nacidos de bajo peso Ventiladores Jet “Baby Fae,” Primer transplante heterólogo en el recién nacido en el Loma Linda University Medical Center Estudio controlado: ECMO en niños con insuficiencia respiratoria Estudio controlado: crioterapia para la retinopatía del prematuro (ROP) “Child Abuse Prevention and Treatment and Adoption Reform Act” (Estados Unidos) Oximetría de pulso en recién nacidos Programa de reanimación neonatal lanzado por la AAP y la AHA UCSF Cirugía fetal exitosa para la hernia diafragmática congénita UCSF Cirugía fetal exitosa para malformación adenomatoide quística (CCAM) Ventilación oscilatoria de alta frecuencia (HFOV) aparece en productos comerciales La FDA aprueba el tratamiento con surfactante para el sindrome de distress respiratorio (RDS) Nuevo Score de Ballard (NBS) para edad gestacional, extendido a prematuros extremos de <26 semanas de gestación Estudio controlado: crioterapia versus láser en el tratamiento de la retinopatía del prematuro (ROP) UCSF Cirugía fetal exitosa para la resección de un teratoma sacrocoxígeo Guía de la AAP para la quimioprofilaxis de Streptococcus Grupo B La AAP recomienda la posición supina para dormir en niños seguido de una reducción del 30-40% en la incidencia de SIDS (Sindrome de Muerte Súbita del Lactante) Recomendaciones del CDC para el screening y quimioprofilaxis de Streptococcus del grupo B La FDA aprueba el uso del óxido nítrico para la hipertensión pulmonar en el recién nacido Estudio controlado: óxido nítrico para la hipertensión pulmonar en el recién nacido Se completa el mapa inicial del genoma humano 166 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS ALBERTA PARAYRE 11. Voluntariado y Asociaciones dedicadas a la atención de los niños enfermos Esta presentación va a estar toda ella basada en mi experiencia personal de haber sido voluntaria durante quince años en un hospital pediátrico y, posteriormente, haber llevado la coordinación del departamento de voluntarios del mismo durante ocho años, por lo que creo fundamental hacer una breve descripción de él. El Hospital Sant Joan de Déu es un Hospital Universitario Materno-Infantil, siendo el primero en su especialidad fundado en España, con una presencia en Barcelona de más de 130 años. En él se desarrollan todas las especialidades de pediatría (desde los 0 a los 18 años) y de obstetricia-ginecología. Actualmente nuestro Hospital registra más de 25.000 altas cada año, recibe más de 200.000 visitas por consultas externas y atiende 115.000 urgencias. Nacen 4.000 niños y se hacen 14.000 intervenciones quirúrgicas. En nuestro centro trabajan 1.226 profesionales y colaboran 265 Voluntarios. El inicio del Voluntariado en nuestro centro va unido al inicio del hospital en su emplazamiento actual, en el año 1973. Fue una iniciativa del centro, siguiendo el carisma de la Hospitalidad marcado por la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios, con el objetivo de ofrecer un servicio asistencial complementario, enmarcado en la línea de humanización de la asistencia a los niños y los familiares que los acompañan. El hospital, a lo largo de su trayectoria, ha contemplado diversas transformaciones en un proceso de modernización y adecuación de las necesidades asistenciales. El voluntariado ha ido evolucionando con este proceso y en los últimos años ha pasado a ocupar un papel fundamental en el modelo asistencial del mismo. Ha dejado de ser un complemento simpático para ser una insustituible y necesaria complementariedad, tanto para nuestros pacientes y sus familias como para los mismos profesionales. Por este motivo, pensamos que es muy importante que expliquemos y compartamos este apasionante camino. Podemos decir, sin ánimo de exagerar, que el voluntariado le imprime una personalidad propia a nuestro Hospital. Desde nuestra larga experiencia creemos que en el proceso de curación de un niño no sólo son necesarios medicamentos y alta tecnología, sino que la riqueza y complejidad de la vida en sus primeras etapas demanda un clima de confianza, amor, respeto, alegría y comprensión, y que en todo momento nos adaptemos a su edad y psicología sin forzarles a comportarse como un adulto. Para que todo esto pueda darse, es un factor esencial que en el ingreso hospitalario de un niño, la familia encuentre el apoyo necesario en las múltiples facetas de dificultad y sufrimiento que esta situación provocará en sus vidas. 1. Para quién lo hacemos. El niño enfermo, análisis de la realidad Cuando un niño enferma, toda su familia enferma con él. La rutina diaria de todos sus miembros se altera por unas nuevas prioridades, el organigrama familiar cambia de orden y, en muchos casos, la economía familiar también se ve afectada. Todos se sienten golpeados por una noticia jamás esperada y que, sin previo aviso, altera todos los planes familiares. Para algunos padres, aceptar la enfermedad de su hijo es muy difícil. El sufrimiento humano, y más si cabe en un niño, es un misterio, y como tal, no lo podemos razonar en su totalidad, pero sí lo podemos acompañar. Tendríamos que diferenciar el sufrimiento del niño ante la enfermedad y el sufrimiento de los adultos ante la realidad del sufrimiento del niño. El primero va a depender mucho del segundo. El niño vive unido a los sentimientos y emociones de sus padres: aunque el cordón umbilical físico fuese cortado en el momento de su nacimiento, existe un cordón umbilical psicológico, afectivo y espiritual que le mantiene unido a sus padres. Es por ello que, en la vivencia de la propia enfermedad del niño, será determinante la madurez y esperanza de ellos. Es por esta razón por la que no podemos desvincular el acompañamiento del niño enfermo del de sus padres, ni olvidar a sus hermanos. La capacidad familiar de asimilar esta situación normalizándola es la clave para que el niño enfermo tenga un entorno que le ayude a vivir positivamente su situación y luche con firmeza para recuperar la salud. Para el niño es más fácil aceptar la enfermedad con normalidad que para un adulto, pues conserva intacto el concepto de vulnerabilidad y se reconoce a sí mismo necesitado y dependiente de los demás. Sólo necesita tener cerca a las personas que generan en él confianza desde el amor. Para que el niño se sienta seguro necesita tener a su lado a su familia y que ésta le transmita confianza, seguridad, fortaleza y esperanza. Ello no significa que debamos fingir delante de él unos sentimientos irreales. Es muy difícil engañar a un niño, pues él 167 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 capta más el estado de ánimo de quienes le rodean que las palabras. Un niño entenderá mejor las lágrimas serenas de su madre ante su dolor que una alegría fingida y absurda, que él no entenderá y le provocará un sentimiento de incomprensión, inseguridad y rechazo. Lo que más ayudará al niño es la firmeza de sus familiares ante su sufrimiento, no la negación que estos hagan de él. amigos que les puedan apoyar, y a ello se suma la dificultad en el idioma y unas costumbres culturales distintas a las nuestras. No podemos hacer una descripción única de la inmigración, pues es tan variada como su procedencia. Pero para todos ellos, el ingreso en el hospital les va a suponer obedecer y aceptar unas normas que para muchos van a ser difíciles, y para algunos hasta incomprensibles. Este colectivo va a necesitar de forma muy especial la ayuda del Voluntario y de nuestra capacidad de comprensión, adaptación y aceptación de sus diferencias. 2. Algunas observaciones prácticas Por todo lo expuesto hasta ahora, podemos constatar que el acompañamiento al niño enfermo es misión de sus padres y familiares, ya que el niño en situación de enfermedad les necesita más que nunca. Pero también sabemos que la enfermedad del niño y el ingreso en el hospital es una situación que generará en todos ellos profundos cansancios, sentimientos de impotencia, inseguridad, soledad, abandono, temor... Situaciones todas ellas desbordantes, donde los problemas prácticos y aparentemente sencillos – tales como ir a desayunar, comer, ducharse, distraerse... – pueden ser causa de un mayor stress, y que, si no se les da una solución rápida, pueden ser la gota que desborda el vaso de una paciencia ya fuertemente probada. Quisiera subrayar que si para cualquier persona la situación de enfermedad de un hijo es difícil de sobrellevar, lo es de manera muy especial para las personas inmigrantes. Ellos se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad, precariedad y falta de recursos. Muchos no tienen familiares ni Hecho este breve análisis, ya podemos hacer algunas concreciones que puedan ayudarnos para comprender el Voluntariado en un Hospital Materno-Infantil como es el nuestro. Las indicaciones que aquí señalamos nos parecen de significación relevante, por lo que nos atrevemos a indicarlas como principios de acción de gran valor: – Debemos contemplar al niño en su totalidad, lo cual significa que también nuestra atención incluye de forma inseparable a su entorno familiar. – Para que el niño reciba el cuidado óptimo de sus padres, estos necesitarán muchas veces de nuestra ayuda y soporte. Esta ayuda y soporte casi siempre será en cosas tan básicas como poder desayunar y comer, hacer algún tipo de gestión dentro o fuera del hospital, un rato de conversación, compartir con ellos preocupaciones, alegrías, miedos. – En ningún caso pretendemos desplazar a los padres en la responsabilidad de la atención y cuidados de sus hijos, sino ayudarles para optimizar su situación y así mejorar su relación con el niño enfermo y el resto de su familia. 3. Para qué lo hacemos Con la breve descripción que hemos hecho, podemos decir que hemos situado el Voluntariado dentro del Hospital y en la realidad del niño enfermo. Es aquí donde empieza la insustituible misión de los voluntarios. ¿Qué puede aportar el Voluntariado? El principal objetivo del Voluntariado es que el hospital sea lo menos traumático posible para el niño, visto en su interrelación familiar. Y no sólo eso, sino que su estancia en él pueda llegar a ser una experiencia positiva. Es muy emocionante escuchar a muchos niños decir al recibir el alta: “Me voy a casa muy contento, en este hospital tampoco se está tan mal, ¡me lo he pasado muy bien!”. Hablando desde el plano estrictamente profesional, creo que el voluntariado no debe aportar nada, pero sí ser el excipiente1 donde se diluyan todos los componentes, siendo un factor de apoyo determinante para que llegue al niño y a su familia, amoldándonos a ellos en sus circunstancias concretas, dando respuesta a sus necesidades, tanto materiales como espirituales. La misión del Voluntariado es facilitar la NORMALIZACIÓN de su estancia en el hospital y de su proceso de enfermedad. No nos cansaremos de repetir que un niño enfermo sigue siendo un niño. Nosotros procuraremos que pueda seguir sintiéndose un niño, facilitándole todo aquello que necesite: juegos, libros, material para manualidades, espacios adecuados, actividades lúdicas, ratos de compañía . . . para que después de su experiencia hospitalaria pueda seguir siendo el mismo niño de antes y, posiblemente, más maduro, ya que el hospital puede ser una verdadera escuela de valores donde el niño y también su familia pueden aprender a priorizar aspectos de la vida que antes no tenían ningún interés o, quizás, ni tan sólo habían sido planteados. La estancia en el hospital puede ser un tiempo de gracia, un lugar donde aprender a recibir y, en consecuencia, reconocer la necesidad de darse a los demás. El voluntario con su cercanía, disponibilidad y ejemplo de gratuidad y entrega puede ser una pieza clave para ello. 4. Qué somos El voluntario, en un hospital de un país desarrollado, no es mano 168 de obra gratis ni barata. No va a sustituir a ningún profesional ni a complementar la falta de personal. El Voluntario es esa persona que con su cercanía, con su presencia a la realidad compleja y múltiple de la enfermedad del niño, va a mostrar tanto al niño como a sus padres que no están solos y que lo que les sucede a ellos es también importante para el mismo voluntario, para los mismos profesionales del hospital y para la sociedad en él representada. Esta importante misión del voluntario se concretará en una serie casi infinita de tareas sencillas, que no vamos a enumerar, pero sí vamos a enunciar sus características principales. De este modo, podemos ver qué es un voluntario si vemos que hace un voluntario. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS medad no sea traumática, sino que pueda llegar a ser, incluso, una experiencia de gracia, crecimiento y amor. – Ofrecer un recurso a los profesionales para dar a los niños y a sus familiares todo aquello que va más allá de su profesión, pero que puede mejorar su calidad de vida durante el ingreso, e incluso beneficiar el desarrollo de su tratamiento. – Podemos afirmar que ello también reduce el stress del personal de enfermería, pues saben que se podrán atender y resolver muchas situaciones que, en caso de no existir los voluntarios, con toda seguridad deteriorarían el ambiente, pudiendo incluso ser causa de preocupación y conflicto. 6. Identificación con la Institución. Integración en el Centro 5. Qué hacemos La multiplicidad y variedad de las acciones del voluntario pueden verse reflejadas en estas acciones que consideramos características de su función al servicio del niño enfermo: – La misión del voluntario en un hospital pediátrico es dar el apoyo necesario a los padres y familiares para que se sientan respaldados, acompañados y fortalecidos en este difícil trance. – Propiciar un clima alegre y lleno de esperanza y amor. – Dar todo el apoyo necesario a los niños en todas sus necesidades, para que la experiencia de la enfer- Es absolutamente imposible que un equipo de voluntarios pueda cumplir con su misión si no parte desde una total integración con el hospital, es decir, que sean queridos y aceptados primero por la dirección del hospital, por cada jefe de servicio donde estos vayan a actuar y, por último, por los profesionales con los que van a colaborar directamente. Esta condición también exige que el Voluntario se sienta identificado con el centro donde colabora, con sus principios y su filosofía asistencial Para que el voluntariado sea realmente un complemento para los profesionales es fundamental informar previamente, e incluso proyectar conjuntamente, todos los programas y actividades que se van a desarrollar adecuándolos a las características propias de cada centro, a las necesidades del mismo y a sus posibilidades. ción que le capacite, la evaluación continua de las tareas realizadas y de manera muy especial el seguimiento y acompañamiento de cada uno de los voluntarios para ayudarles a resolver de forma sana las situaciones de sufrimiento que puedan afectarles y que estas sean motivo de crecimiento y no de desesperanza y abandono de su voluntariado. No todos estamos preparados para un voluntariado de estas características (con sólo buena voluntad se pueden cometer graves errores). Es fácil concluir de todo lo expuesto que una persona que quiera ser Voluntaria en un hospital pediátrico, además de tener el perfil adecuado, necesitará recibir una formación muy concreta y continuada a nivel general y especializado según el tipo de servicio al que se vaya a incorporar. Por esta razón, es absolutamente necesario que cualquier persona que se esté planteando ser voluntaria esté dispuesta a aprender, así como que disponga del tiempo necesario para participar en la formación que se le facilitará para que pueda desarrollar su labor con las garantías necesarias, tanto en su propia tarea, en la relación con los demás voluntarios y profesionales, con los pacientes y sus familias, como también hacia sí misma. Debemos aprender dónde colocar nuestros propios límites, no creando apegos, dependencias o sentimientos que puedan incluso entorpecer nuestro trabajo y el de los demás voluntarios. Se trata no de endurecernos, sino de saber situarnos en el lugar que nos corresponde. La enfermedad nos ilumina nuestra realidad frágil y nos enfrenta con nuestras propias limitaciones, tanto físicas como psicológicas, y pone a prueba nuestra capacidad de adaptación. Sra. ALBERTA PARAYRE 7. Organización/ Coordinación/ Selección/ Formación De todo lo expuesto, se desprende que, si bien la aportación de los voluntarios es de una riqueza tan grande que es difícil de medir, para que realmente sea así va a necesitar una estructura que le apoye, una exhaustiva coordinación que le organice y una esmerada forma- Coordinadora del movimiento del Voluntariado, Barcelona, España. Nota 1 Med. Sustancia inerte que se mezcla con los medicamentos para darles consistencia, forma, sabor u otras cualidades que faciliten su dosificación y uso. 169 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 PATRICK THEILLIER 12. El sostén espiritual a los niños enfermos: sacramentos y oración Me siento honrado por haber sido invitado a esta importante Conferencia Internacional sobre “La pastoral en el cuidado de los niños enfermos”, y agradezco profundamente a Su Eminencia el Cardenal Barragán. Cuando he sabido el tema que me habían asignado, me he preguntado si había un error de persona: ¡no soy un religioso sino simplemente un fiel laico! Soy padre de 6 hijos y abuelo de 17 nietos, soy un médico, es verdad pero ante todo desde hace 10 años estoy encargado de recibir a personas curadas ya que soy responsable de la Oficina Médica de los Santuarios de Notre Dame de Lourdes… No era evidente, pero he tenido confianza de que el Espíritu Santo no podía dejar de inspirar esta elección para que yo afrontara el tema ante todo partiendo de mi experiencia personal como padre de familia y como médico presidente de la Asociación Médica Internacional de Lourdes. Este año se celebra el jubileo de los 150 años de las apariciones. En efecto, desde hace 150 años Lourdes es famosa por sus milagros de sanación. Tal como se podía comprender en esa época lejana, también hoy en el siglo XXI debemos ser realistas: ¡es la medicina que hace “milagros”…! Entonces, ¿qué buscan en este Santuario mariano eminentemente católico visitantes de todo el mundo, de todas las culturas, razas, lenguas e inlcuso religiones? Es el misterio de Lourdes. En este año jubilar, han llegado más de nueve millones de peregrinos, el más ilustre de ellos ha sido el Santo Padre Benedicto XVI, que nos ha conmovido a todos por su bondad, su sencillez, su dulzura y su benevolencia. Sí, Lourdes atrae, simplemente porque, creo, está siempre presente María, la Madre de Dios. Debemos tener presente que la primera curación milagrosa se refiere, indirectamente, a un niño aún en el seno de su madre. El hecho aconteció entre la noche del 28 de febrero y el 1º de marzo de 1858, tres días después de que Bernardita descubriera la fuente. Catherine Latapie, que acude esa noche a la Gruta, pronuncia como primera oración: “Virgen María, dadme el tiempo de regresar a casa para dar a luz a mi hijo”. Y tres horas después, da a la luz al mundo a un niño, Baptiste, que más tarde será sacerdote. Antes de la curación conexa con esta nueva vida de un futuro ministro del Señor: el signo me parece evidente. Otro niño habría sanado y casi resucitado, el pequeño Justin Bouhort, que a la edad de 2 años estaba moribundo. ¡Una vecina caritativa ya estaba preparando la mortaja! La madre lo envuelve en su delantal y lo lleva a Massabielle y lo sumerge en el agua helada por más de diez minutos. En vez de morir, en las horas que siguieron el niño retomó vida y vigor. Vivirá hasta 1935. Los ejemplos de sanación de niños en Lourdes son más numerosos de lo que se piensa. Debo citar también a Delizia Cirolli, curada a la edad de 12 años de un tumor óseo a la tibia derecha, razón por cual tenían que amputarle la pierna. Los padres rechazaron la operación y entonces, abandonan el hospital de Catania, la llevan a Lourdes gracias a la generosidad de todo el pueblo donde vivían, en la Sicilia oriental. Mientras que durante su permanencia en Lourdes no sucede nada, en vez de desesperarse, la gente del pueblo sigue orando regulamente por su curación durante varios meses. Y cuando ya tenían preparado los hábitos para el luto, una mañana De- lizia se levanta segura de haberse sanado. Poco tiempo después, la medicina confirmará la curación. Ha sido la 65ª persona que recibió un milagro en Lourdes. A menudo imaginamos que las peregrinaciones a Lourdes las hacen sólo la gente de cierta edad. En cambio, desde hace tiempo y con mayor frecuencia, se acerca un número cada vez mayor de niños y jóvenes, ya sea con peregrinaciones organizadas o de manera individual. Propongo tres ejemplos. La peregrinación anual más antigua es la del HCPT (Handicapped Children’s Pilgrimage Trust), literalmente Organización de peregrinaciones para los niños minusválidos, conocida como la “Peregrinación del arco iris”. Fue creada en 1956 por un joven médico británico, Michael Strode, anglicano hasta 1945 y luego se convirtió al catolicismo. En 1954, con su amigo y colega Peter Keevney propuso llevar a Lourdes, en el ámbito de la peregrinación de Birmingham, a un grupo de niños discapacitados, algo fuera de las costumbres de esa época. Michael Strode quería que se tratara a esos niños como a todos los demás peregrinos y participasen en las devociones que hasta ese entonces no se destinaban a los peregrinos enfermos y discapacitados, como la espectacular procesión mariana “aux flambeaux”. ¡Ningún otro lugar mejor que Lourdes para realizar ese deseo! Lourdes lugar donde la Virgen María dejó a los hombres un mensaje de esperanza a través de la intermediación de Bernardita Soubirous, una frágil jovencita de 14 años, perteneciente a una familia pobre y rechazada por todos. Debemos saber que el HCPT organiza la peregrinación más grande de las Islas Británicas. Este año, 170 con la organización gemela “Irish HCPT”, han llevado a Lourdes a 5500 peregrinos, de los cuales 2000 niños discapacitados en situación precaria, divididos en más de docientos pequeños grupos con su propio estilo y color, cada uno con un jefe de grupo, un capellán y una enfermera. Cada niño estaba acompañado por al menos un voluntario. Estaba prevista también la asistencia médica especial. De Italia, la peregrinación para los niños más conmovedora es la que organiza UNITALSI. Nace en el 2004 de la experiencia de la peregrinación internacional de los niños que se desarrolla en los Santuarios de Notre-Dame de Lourdes con ocasión del centenario de UNITALSI. El tema “Bambini di pace” (Niños de Paz) se vuelve concreto a través de un recorrido de fe realizado de modo especial para los niños: comprensión y ayuda están al servicio de los más pequeños para permitirles crecer y construir un mundo de paz en su vida cotidiana. Para la quinta edición de “Bambini di pace”, sobre el tema “Nuestra casa en el corazón de Bernardita”, UNITALSI elige hacer descubrir a los niños la persona de la santa, vidente de Lourdes. La experiencia de este año se coloca bajo el emblema de la universalidad. A los niños se les propone varias ocasiones de intercambio cultural, a través del juego. En particular se les hace reflexionar sobre el siguiente hecho: en todo el mundo hay una “Santa Bernardita”, un modelo para todos de santidad vivida en la sencillez y en la humildad. Es necesario saber que entre los 8,000 participantes ¡habían 3,000 niños y 2,100 voluntarios, muchos de los cuales agentes sanitarios, que los han acompañado! Esta peregrinación es una etapa de acompañamiento hacia la fe, una verdadera catequesis que involucra también a las familias de los participantes. Esta etapa se inserta en un proceso de toma de conciencia en vista de la paz, que inicia en Asís, pasa luego a Gardaland (una especie de Disneyland en el Norte de Italia) en donde los niños han podido notar que era verdad que se trataba de un lugar de juego, no un lugar de paz! Han LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS pasado luego por Lourdes, para concluir finalmente este camino de descubrimiento en Tierra Santa. Durante los cinco días transcurridos en Lourdes, los niños han seguido los ejercicios de piedad propios del Santuario: rezo del rosario en la gruta, eucaristía, procesión, via crucis. Se les ha impartido los sacramentos del bautismo y de la confirmación y la primera comunión, pero no el sacramento de los enfermos, con el deseo de que permanezcan en una óptica de vida y de gozo. En la Prairie, se les ha propuesto también abrirse a otros países del mundo con la réplica de un monumento célebre de su región de origen (como el Coliseo para Roma) asociada a la representación de un país en vías de desarrollo. “Lourdes Cancer Espérance” es una peregrinación francesa que desde hace algunos años se ocupa de los niños. Surge hace 21 años con el fin de llevar en peregrinación a Lourdes a enfermos de cáncer en todo estadio, visible o no. Al comienzo, la idea era ocuparse de los niños para permitir que sus padres, afligidos de esta enfermedad siguieran la peregrinación organizada para ellos. En vez de hacer un simple asilo, se creó una verdadera peregrinación para los niños bajo la responsabilidad de una enfermera puericultora que dependía del médico-jefe de la peregrinación. Luego, poco a poco, esta peregrinación ha alcanzado a los niños afligidos también ellos de cáncer y se ha añadido un grupo de adolescentes afectados de algún modo por la enfermedad y que deseaban vivir también una peregrinación adecuada a su edad. La acogida de los niños tiene lugar en la jornada para permitirles alcanzar a sus padres y su delegación en el hotel para la cena y la noche. En su lugar de reunión se ha equipado un ángulo de recogimiento para la oración. La óptica es organizar una verdadera peregrinación infundiendo el mensaje de Lourdes en pequeñas dosis, en particular gracias (también aquí) a Bernardita. La programación, adecuada al tema del año, es la siguiente: 1° día: se dedica al conocimiento y cada uno se coloca en un mapa de Francia. Luego, juntos, des- pués de una acción de gracias, el programa definitivo se adecúa a la demanda. La tarde: se da el buen día a María en la gruta, luego se visitan los lugares de la vida de Bernardita en Lourdes (tanto el museo, como los “pasos de Bernardita” y especialmente este año, el camino del Jubileo que inicia en las fuentes bautismales de la Iglesia parroquial, se ve el “cachot” donde vivía la familia Soubirous, luego la gruta de Massabielle en donde tuvieron lugar las apariciones y, en fin, allí donde Bernardita hizo la primera comunión. La noche es libre o se participa en la fiesta de la luz. 2° día: se desarrolla fuera de la zona de los santuarios con una excursión tanto a la aldea de los jóvenes en la parte alta y al Santuario de Bétharram cerca de Lourdes, como a Bartrès donde Bernardita fue pastorcita, o también a los numerosos conventos de la ciudad. A mediodía, un picnic reúne a los niños generalmente con el obispo o con el médico responsable y en la tarde se organizan reuniones junto con los padres logrando un espacio de diálogo en el que estos pueden expresarse sobre su enfermedad y su venida a Lourdes. La Santa Misa concluye esta importante jornada. 3° día: durante la mañana se prepara la vigilia de la noche y la ceremonia de la unción de los enfermos en una capilla. Tarde de relajamiento: piscina, cantos y juegos, etc. Por la noche, participación en la vigilia en compañía del animador. 4° día: Eucaristía con los adultos. Al final de la misa, lance de globos con mensajes escritos por los niños. Brindis de la amistad para saludarse, con la entrega de pequeños souvenir. Se nota que el contacto es preservado con los adultos y especialmente con los padres. Las reuniones y el sacramento de la unción de los enfermos son siempre los momentos más fuertes de esta peregrinación. He aquí, pues, tres ejemplos de acogida a niños enfermos, ya sea en su cuerpo como a través del cuerpo familiar, a sabiendas que es enorme la influencia que puede tener la enfermedad de un padre o de una madre, en la salud de un niño 171 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 por el temor, a menudo con justa razón, ¡de que puede suceder lo peor! Se trata de tres acercamientos diferentes en los que, por un lado se acentúa una pedagogía que tiende hacia la vida más fuerte que la muerte y hacia los abandonados de nuestro difícil mundo; por el otro, se pone en acto una acogida global a la familia, otra preocupación importante en el equilibrio de los niños. Se ve también que los sacramentos se utilizan de modo diferente, especialmente el de los enfermos. El sacramento de la reconciliación, en cambio, es propuesto siempre y la mayoría de las veces es muy seguido por los niños que aún no tienen el amor proprio de los grandes que impide a muchos adultos confiarse en la misericordia divina. En otros lugares o en otras peregrinaciones, en particular de nuevas comunidades carismáticas, se propone también a los niños que recen por ellos mismos. Lo he experimentado con uno de mis hijos cuando tenía 6 años, en un momento muy difícil para él. Mi esposa y yo habíamos hablado con un sacerdote jesuita que nos había dicho que era necesario que el pedido viniese del niño. Por tanto, le hablamos y él – con nuestra gran sorpresa – aceptó. Y cuando el sa- cerdote le preguntó que es lo que pedía a Jesús, él respondió espontáneamete: “¡La paz y el gozo en el corazón!”. Para concluir, quisiera decir cuánto agradezco a la Iglesia de todo lo que nos ha dado a nosotros padres para crecer una familia, subrayando especialmente la importancia de los sacramentos. ¡No insistiré nunca lo suficiente! Temo que a menudo somos muy fríos con respecto a la expectativa espiritual de los niños en general, y de aquellos enfermos en particular, ya sea de una patología explícita, de una enfermedad que calificaría de tipo “familiar”, bien conociendo cuán patógena puede ser una familia sin sostén espiritual. La oración y los sacramentos son fundamentales para la construcción de una familia y quisiera dar gracias a Dios por haber tenido el gozo de celebrar con mi esposa 40 años de matrimonio el verano pasado en Lourdes, y no resisto a la tentación de proyectarles este souvenir que les muestra que no estoy mintiendo... Permítanme concluir con el icono del mosaico de la Virgen con el niño del Jubileo, poniendo una pregunta: ¿Estamos bastante seguros que el niño es “capax Dei”, capaz de Dios y desde su más tierna edad? Los psicólogos nos enseñan que desde su concepción el feto in utero establece una unión íntima, no verbal sino rica de resonancias de todo tipo, no sólo con la madre sino también con el padre, los hermanos, el entourage familiar cercano y ampliado. Esta “osmosis” se traduce en una interdependencia biológica, psicológica, pero también espiritual. El camino recorrido por el niño en el seno de la madre ya está sometido al trabajo de la gracia, al soplo del Espíritu Santo. ¡Mucho más sensible es el niño al ambiente en donde vive sus primeros años, al testimonio de nuestra vida espiritual, al ejemplo dado, vivido en verdad, al amor que debemos darle cada día! Nuestro sostén a los niños enfermos ¿no debe ser ante todo pasar por un retorno a la infancia de parte nuestra, para un nuevo nacimiento, del que habla Cristo a Nicodemos, gracias a la mediación de Aquella que El nos ha donado como Madre y que nos genera a la verdadera Vida, la Virgen María? Dr. PATRICK THEILLIER Responsable de la Oficina Médica de los Santuarios de Lourdes Presidente de la Asociación Médica Internacional de Lourdes Francia 172 LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS JUAN DE AGUIRRE 13. Visita al niño enfermo En la Sagrada Escritura, encontramos algunas visitas que pueden iluminar nuestra reflexión. Son visitas salvíficas. Visitas que traen una buena noticia. Estas visitas, muchas veces se dan en contextos de debilidad, pobreza y pequeñez. En este sentido, resultan paradigmáticas las visitas de Elías a la viuda de Sarepta pronta a morir junto a su hijo (1Re 17,9ss.); la visita del Angel a María en la Anunciación (Lc 1,9-20) y a su vez, la visita de María a su prima Isabel, una de las tantas mujeres estériles de la Sagrada Escritura (Lc 1,26 ss.). En todas estas visitas se repite un esquema general: 1) Llegada y saludo. 2) “No tengas miedo” 3) Anuncio 4) Pregunta o duda (“¿Cómo puede ser?”). 5) Afirmación del amor todopoderoso de Dios y despedida. Este esquema puede servirnos como guía al momento de pensar nuestras visitas. Son visitas dirigidas a alguien en particular; no “a los enfermos” en general. Dios tiene algo especial para decir a cada uno. Hay lugar para la incertidumbre y la duda. La firmeza viene dada por el amor de Dios. En estos tres pasajes bíblicos hay un crecimiento en la dulzura del visitante que puede marcar nuestra necesaria evolución como agentes de pastoral de la salud. María es un modelo a seguir: su anuncio es un “compartir” la alegría que producen las “maravillas” que hace Dios. Es compañía hasta el último momento. Compañía silenciosa que pasa casi desapercibida. Es suave, cálida y ligera: como la Gracia. Aspectos generales: 1) Visita: ante la fuerza del con- cepto “niño enfermo” tal vez pase desapercibido el hecho que se refiere: la visita. – Visita nos habla de amistad y respeto. Es una cercanía cálida que busca acompañar y agradar a quien visitamos. Intentamos hacerle pasar un buen momento o aliviar sus dolores y penas. No llegamos con imposiciones ni de manera enojosa. – Visita también nos habla de invitación. Cuando la persona visitada no se encuentra con ánimo para recibirnos, entonces, sin ofendernos ni enojarnos, nos retiramos. Cuánto más cuando se trata de una persona enferma. – Visita también nos habla de localía. Si nosotros somos quienes visitamos, es porque estamos entrando en terreno ajeno. La “casa” del hermano merece un respeto especial. No entramos en casa de otro para hacer o decir lo que queremos. Aún cuando esa “casa” sea la habitación de un hospital. 2) Niño enfermo: ahora sí posemos nuestra mirada en el niño enfermo. – Cuando defendemos la dignidad de la persona humana desde el instante de la concepción, incluimos a los niños. Es decir que visitaremos a personas con derecho a decidir, a ser bien tratados y a ser respetados en sus creencias. – El protagonista de nuestra visita es el niño enfermo. No somos nosotros el centro de la acción. No importa si quedamos desairados, si debemos atravesar situaciones incómodas, si hemos donado nuestro tiempo o si tenemos algo importante que decir. – Hay un ejercicio que siempre es difícil: “ponernos en el lugar del otro”. Intentemos por un instante imaginarnos fuera de nuestra casa, angustiados por nuestra salud, cansados y sintiéndonos mal, recibiendo la visita de médicos y en- fermeras, medicados y doloridos. Esta breve descripción atañe a la casi totalidad de los enfermos aún cuando no hemos imaginado intervenciones quirúrgicas, sueros, sondas, drenajes, etc. – Visitar a un niño es entrar en su núcleo familiar que incluye a sus padres y hermanos. Muchas veces, los niños no pueden hablar, o son muy pequeños aún y nuestra visita, por lo tanto, será a sus papás. Elementos a tener en cuenta Es imposible hacer un esquema único para visitar a un enfermo ya que las realidades son múltiples y disímiles. Deberíamos elaborar casi tantos esquemas como personas visitamos. Marcaremos algunos elementos generales a tener en cuenta. Luego daré algunos elementos, más concretos que debemos evitar y finalmente intentaré formular algunos objetivos para nuestras visitas a Cristo niño y doliente. Elementos generales: – La situación de salud del niño: debemos preguntar a los médicos o personal de sala, qué cuidados debemos tener. Debemos procurar no dañar al enfermo (no visitarlo si estamos engripados por ejemplo o usar barbijo si es necesario). También es importante el lavado de manos entre paciente y paciente para no propagar virus y bacterias. – La edad del niño. Hemos dicho que muchos de ellos son muy pequeños y el diálogo se dará con sus padres. Con los niños pequeños el diálogo se dará de manera más lúdica y con los adolescentes podremos profundizar la comunicación. Como rasgo general, diría que los niños que padecen enfermedades largas y tratamientos in- 173 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 vasivos, muestran una maduración (forzosa y dolorosa) más temprana. Esto lo he notado en niños de todas las edades. Como si el sufrimiento los hubiera “madurado” antes, dotándolos de mayor capacidad de reflexión. – La situación familiar. La estructura tradicional de familia ha cambiado notablemente en los últimos tiempos. La población hospitalaria responde más a estas “nuevas formas de familia” que, quizás, las de quienes participamos en la vida de nuestras comunidades cristianas. Son familias desestructuradas con medio-hermanos, hermanastros o hijos de las nuevas parejas de los padres. Es común que al visitar a los niños enfermos nos sean presentados los novios de los papás del niño. El consumo de drogas también se ha extendido en casi todas las sociedades. Todo esto dificulta y plantea nuevos desafíos a la hora de entablar un diálogo con los niños y sus familias. Dentro de este complejo marco, no hay que olvidar a los niños del SIDA, generalmente huérfanos o con familias absolutamente disfuncionales. – La situación social. En los hospitales públicos de mi país, la situación social de las familias internadas es ricamente dispar. Los niveles sociales de los niños atendidos responden a las enormes diferencias y distancias que se constatan en toda la sociedad; es decir familias ricas, de clase media, pobres e indigentes. Muchas veces nos encontramos con familias de inmigrantes con lengua, cultura y religión diferente a la nuestra. Otras veces asistimos a familias indígenas donde la situación educativa y el “entrenamiento” para la comunicación o la reflexión son tan limitados que nuestra visita casi se verá reducida a “lo gestual”. Aún en estos gestos deberemos ser extremadamente prudentes para evitar malos entendidos. – La situación edilicia. Mi mayor experiencia se da en un Hospital de Niños pero he comprobado que el Hospital, al mismo tiempo en que actúa como “agresor” del niño y del entorno familiar también colabora para la receptividad del paciente. Parecería que el estar fuera de casa los hace más permeables a nuestra visita. De igual ma- nera, deberemos tener en cuenta si concurrimos a habitaciones generales o individuales. Diría que las habitaciones generales favorecen el diálogo amistoso inicial y que las habitaciones individuales favorecen la profundización de la comunicación una vez establecido el vínculo. Acciones a evitar: – Hemos señalado la dignidad del niño y el respeto a sus decisiones y deseos. Esto nos obliga a respetar su deseo de ser o no visitado. Tendremos que evaluar si su negativa corresponde al temor a ser nuevamente agredido. En ese caso el arte del agente pastoral estará en ir venciendo ese temor lenta y suavemente (al modo en que obra la Gracia de Dios en nosotros). Pero debemos aceptar la posibilidad de que el niño no quiera recibir nuestra visita. En nuestra evaluación será necesario tener en cuenta los deseos de los padres. Concretamente: si no quiere recibirnos nos limitaremos a saludar y a ofrecer nuestra ayuda en caso de ser considerada necesaria. En su manual de bioética, Mons. Sgreccia basa su posición en esta ciencia interdisciplinar en la tradición personalista. Dice: “La tradición personalista hunde sus raíces en la razón misma del hombre y en el corazón de su libertad: el hombre es persona porque es el único ser en el que la vida se hace capaz de reflexionar sobre sí misma, de autodeterminarse...1 – Vivimos épocas difíciles en cuanto a los casos dolorosos que se han presentado en torno a abusos sexuales y a los que se ha referido el Santo Padre, por ejemplo en la Jornada Mundial de la Juventud. Por eso es que sugiero firmemente no ingresar nunca a la habitación de un niño que se encuentre solo. Podemos pedir que nos acompañen otros agentes de pastoral o algún agente de salud perteneciente a esa sala y que nos conozca. De no poder realizar esto, postergaremos nuestra visita. En el Hospital hay otros muchos niños que pueden recibir nuestra visita. – En esta misma línea de pensamiento, sugiero no tocar ni levantar a los niños por nuestra propia iniciativa. Muchos padres nos pre- guntarán si queremos tener a su bebé o nos pedirán que los bendigamos, o que les impongamos las manos. Esperar que este ofrecimiento provenga de ellos es otra muestra de respeto y de prudencia pastoral. El tiempo irá forjando relaciones más estrechas de amistad entre nosotros, los niños y sus padres. Entonces el contacto físico, tierno y cálido, se dará de manera natural. La paciencia es otro rasgo que debe caracterizar al agente de pastoral de la salud. – Recuerdo que hace 15 años, cuando comencé mi tarea como capellán, me sorprendió una norma de la dirección del Hospital: “No sentarnos en la cama del enfermo”. Con el tiempo fui entendiendo que “su cama” es todo lo que posee el paciente. Es su lugar más íntimo. Si el niño puede y quiere saldrá de su cama para estar con nosotros. – Sugiero no basar esencialmente nuestra visita en los regalos que llevamos. No convertirnos en “Papá Noel” permite que la gratuidad del encuentro quede en primer plano. Dentro de las acciones a evitar, quiero detenerme en una en especial. Puede suceder que nos sintamos tentados de imitar a miembros de otros grupos (religiosos o no) en sus métodos de penetración e insistencia. Aquí marco algunas características propias de quienes visitamos a los enfermos pensando en su bien y no en nuestra ganancia: 174 – Entramos a ver al enfermo si nos lo permiten. No a la fuerza. Otra vez resalto el carácter de “visita” que da título a nuestra reflexión. – No hacemos proselitismo. No buscamos ampliar el número de socios ni persuadir de abandonar creencias propias. El éxito de nuestra misión no está en la anotación de un nuevo miembro a nuestro “club”. Nuestra misión estará cumplida si hemos sido una presencia “Crística” frente a Cristo niño sufriente. – Por lo mismo, no atacamos ningún signo religioso del enfermo ni de su familia. No hablamos en forma despectiva de sus creencias o “amuletos” aunque nos parezcan supersticiones. Si el tiempo permite que se forje una nueva amistad entre nosotros, tendremos tiempo de compartir con ellos nuestros pareceres. – No llenamos de miedo al enfermo ni de culpas a su familia sugiriendo conexiones entre la enfermedad, las acciones familiares y el demonio. Tampoco atribuimos a la enfermedad el carácter de “castigo divino”. Predicamos un Dios que es Amor. – No imponemos sacramentos ni prácticas religiosas. Nosotros invitamos y ofrecemos nuestra ayuda cordial de la manera más delicada posible. Es importante que entendamos que nuestra urgencia por llevarlos a la recepción de un sacramento determinado (bautismo, reconciliación o unción) está más relacionada con nuestras angustias no resueltas antes que con la “Misericordia providente de Dios”. – De igual manera, ofrecemos nuestra oración, dejando abierta la posibilidad de rezar allí junto al enfermo, en nuestras comunidades o en nuestra oración personal. – No prometemos curas milagrosas. La Esperanza que no defrauda no se apoya en la certeza de la curación. Por eso tampoco imponemos prácticas religiosas de nuestra devoción personal (novenas, veneración a algún Santo determinado, etc.) con la promesa de mejorías. Siempre podremos compartir una oración o una devoción explicando que a nosotros nos ayuda o nos hace bien. LA PASTORAL EN EL CUIDADO DE LOS NIÑOS ENFERMOS Visita al niño enfermo En una de las salas de espera de Consultorios Externos de mi Hospital hay un mosaico. Yo participé en su realización con el gráfico e idea inicial. Es una Sagrada Familia que tiene una particularidad: el Niño Jesús está acostado y con fiebre; María pone un paño húmedo en su frente y San José se acerca con un caballito de madera en sus manos. Esta idea surgió en mí porque desde mis primeras visitas a los niños tuve la experiencia de algo paradojal: yo era un representante de Cristo que llevaba su Buena Noticia al mismo Jesús, niño y enfermo. Recordar esto me ayuda a corregir cualquier tentación de ubicarme en el centro de la escena y me exige ser cuidadoso y creativo en mi misión pastoral. Es que debemos ser presencia de Dios: una presencia distinta a las demás. Para esta presencia distinta es preciso que nuestros sentidos estén especialmente despiertos. Alguien dijo que si Dios nos dotó de dos ojos, dos oídos y una boca debe ser porque quiere que observemos y escuchemos el doble de lo que hablamos. Observar: – La situación circunstancial: si el niño está tranquilo o angustiado, febril o jugando. Si en la habitación están durmiendo. De esto dependerá que entremos o no y si entramos para realizar una visita más prolongada o solamente para saludar u ofrecer nuestra ayuda. – Puede suceder que el niño esté bien pero que no desee jugar o dialogar o que se encuentre atento a un programa de televisión, o un juego. Nuevamente, esto regirá nuestra visita. No sacar al niño de un momento de descanso o distracción es otra forma de decirle que su bienestar es importante para nosotros. – Si es niño o niña. Muchas veces la quimioterapia y la falta de cabello hacen difícil la distinción. Es bueno por eso preguntar el nombre al niño. Suele suceder que al niño le brillan sus ojos al mencionar su nombre. En medio de la enfermedad es una forma de afirmar su presencia vital. – Observamos también si tienen signos religiosos visibles (cruces, medallas, estampas, rosarios o imágenes), cristianos o no cristianos. Esto nos permite iniciar una comunicación más “hogareña” si pertenecen a nuestro credo o más cuidadosa en caso de no serlo o no ver ningún signo religioso. Escuchar: – Al niño: si manifiesta entusiasmo por el encuentro o miedo o cansancio. Si desea jugar o mostrarnos alguna tarea realizada. Si desea preguntarnos algo. También escuchamos e intentamos interpretar su silencio. Puede ser un silencio de bienestar o con recelos. – A los padres: es probable que quieran manifestar sus reflexiones con el único objetivo de ser escuchados; pero tal vez busquen la comprobación de que sus pensamientos son correctos. También ellos pueden tener preguntas para hacernos. – A los médicos y enfermeras: ellos pueden decirnos la situación médica de cada niño pero también la situación familiar. Su convivencia les permite ver al grupo familiar durante todo el día y por ese motivo pueden darnos elementos valiosos a tener en cuenta. Además nos darán indicaciones técnicas como la necesidad o no de usar barbijos, guantes, etc. También podría suceder que se nos impida la visita, cosa que aceptaremos con sencillez. – Los sonidos de la habitación: si hay aparatos encendidos (televisión, bomba de infusión, etc.), la respiración, los llantos, las risas, y como ya hemos dicho, el silencio. Diálogo: – Ya dijimos que más que hablar, debemos escuchar. – Ahora diría que más que enseñar debemos aprender. – A veces podremos contestar pero muchas veces deberemos decir que no tenemos respuestas o saber hacer silencio ya que muchas preguntas no buscan una respuesta sino expresar sus angustias. – También es importante que sepamos preguntar. Deben ser pre- 175 DOLENTIUM HOMINUM N. 70-2009 guntas que sean lo suficientemente amplias y profundas como para dar libertad al niño y su familia. Este tipo de preguntas permite ser contestadas con una respuesta ligera o de compromiso pero también dan lugar a respuestas distintas y hondas. Algunas preguntas que suelo hacer son: ¿estás cansado?, ¿qué extrañas de tu casa?, ¿tienes miedo?, ¿qué te gustaría hacer o tener?, ¿qué quieres saber? – Dialogar es generar espacio para las preguntas más profundas y verdaderas. “Solamente el hombre, cuando sufre, sabe que sufre y se pregunta por qué… es una pregunta difícil como la que se refiere al mal: ¿por qué el mal? (Salvifici Doloris nº9). Reflexión final Debemos ser los ojos que ven más allá. Ojos capaces de mirar sin los prejuicios profesionales del equipo de salud ni el compromiso afectivo de la familia del niño. Contener al niño y su familia es ser capaces de escuchar lo que otros no pueden escuchar. Muchas veces me sucede que los papás me cuentan la gravedad de la enfermedad de su hijo (gravedad que según ellos su propio hijo desconoce). Al iniciar el diálogo con el niño, es frecuente que el niño me diga que está muy enfermo pero que no quiere preocupar a sus papás. Alguna vez me ha sucedido que el niño pide el sacramento de la reconciliación para poder quedarse a solas conmigo y poder preguntarme algo sobre la muerte o el cielo. También somos quienes podemos decir algo distinto: ser generadores de esperanza real y cierta. Una esperanza que incluye el dolor, las secuelas crónicas, la discapacidad y la muerte. Además somos aquellos que nos animamos a “no saber”, a “no saber que decir” y a “no tener nada para decir”. Debemos ser también testigos del misterio: misterio de dolor y de cruz. La encíclica Salvifici Doloris dice en su nº 13: “El amor es también la fuente más rica sobre el sentido del sufrimiento que es siempre un misterio; somos concientes de la insuficiencia e inadecuación de nuestras explicaciones”. P. JUAN DE AGUIRRE Capellán del Hospital “Ricardo Gutierrez” Miembro del Comité de Bioética del Hospital “Ricardo Gutierrez”, Buenos Aires, Argentina Nota 1 ELIO SGRECCIA, Manual de Bioética, Ed. Diana, Méjico, 1996, Pág. 73.