Felipe Manzano Sanz Experto en Prevención de Riesgos Laborales En varios números de Capital Humano nos hemos referido a la “Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 20072012”, fruto del Diálogo Social y aprobada el día 29 de junio de 2007. Pues bien, como consecuencia de la misma, aunque técnica y jurídicamente sea una materia de Seguridad Social, hay que felicitarse por la promulgación del Real Decreto 404/2010, de 31 de marzo (BOE del 1 de abril), por el que se regula el establecimiento de un sistema de reducción de las cotizaciones por contingencias profesionales a las empresas que hayan contribuido especialmente a la disminución y prevención de la siniestralidad laboral. Y hay que congratularse, porque en puridad resulta, como parece evidente, una materia de prevención de riesgos laborales que fue largamente demandada por los interlocutores sociales, especialmente desde las organizaciones empresariales, y desde las empresas concienciadas que veían que su esfuerzo no resultaba motivador con respecto a los empresarios incumplidores. Se trata pues, no de un “plus” por cumplimiento, sino de un “prius” ejemplarizante: quien invierte en seguridad y salud en la empresa, tiene motivación adicional y obtiene beneficios, no solo humanos, que es lo más importante, sino, económicos. Es decir, quien antes se pone a la tarea de integrar la prevención de riesgos laborales en la gestión de su empresa antes contribuye a que se evite la siniestralidad laboral. Y ello, debe tener un reconocimiento público. Es cierto que para llevar esto a cabo, hay una apoyatura legal. Y esta cobertura legal la proporcionan, en juego concurrente, los artículos 108 y 73 de la vigente Ley General de la Seguridad Social. 118 Capital Humano www.capitalhumano.es Prevención de Riesgos Laborales El consultor El primero de ellos prevé la posibilidad de establecimiento de incentivos consistentes en reducciones de las cotizaciones por contingencias profesionales en el supuesto de empresas que se distingan por el empleo de medios eficaces de prevención de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales, así como de aumento de tales cotizaciones en el caso de empresas que incumplan sus obligaciones en materia de higiene y seguridad en el trabajo. Y el artículo 73 dispone que el 80 por ciento del exceso de excedentes de la gestión de las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, una vez cubiertas las reservas reglamentarias, se adscribirá a los fines generales de prevención y rehabilitación, entre los que se encuentra el fomento de las actuaciones extraordinarias de las empresas en la prevención de los accidentes de trabajo y de las enfermedades profesionales. Pero no es menos cierto que una norma reglamentaria era necesaria para articular esta medida largamente demandada, porque el aspecto penalizador en materia de Seguridad Social por el incumplimiento empresarial de las obligaciones sobre prevención de riesgos laborales se encuentra representado por medidas como las relativas al recargo de prestaciones económicas en caso de accidente de trabajo y enfermedad profesional (aparte de que el incumplimiento de las obligaciones preventivas, está, como es sabido, tipificado en cuanto a las infracciones y sanciones en la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social). Con todo, creada la norma, creada la polémica, pues las condiciones para la obtención de los beneficios de reducción de cotizaciones resultan bastante complejos. En efecto, de entrada, se deben cumplir una serie exhaustiva de requisitos, que se concretan en los siguientes: haber realizado inversiones, debidamente documentadas y determinadas cuantitativamente, en instalaciones, procesos o equipos en materia de prevención de riesgos laborales que puedan contribuir a la eliminación o disminución de riesgos durante el periodo de observación; haber cotizado a la Seguridad Social durante el periodo de observación con un volumen total de cuotas por contingencias profesionales superior a 5.000 euros, si bien las pequeñas empresas deben alcanzado un volumen de cotización por contingencias profesionales de 250 euros en el citado periodo de observación de cuatro ejercicios; no rebasar en el periodo de observación los límites que se establezcan respecto de los índices de siniestralidad general y siniestralidad extrema; (por supuesto, pues no olvidemos que se regula la reducción desde el ámbito de la Seguridad Social), encontrarse al corriente en el cumplimiento de sus obligaciones en materia de cotización © blain e stiger ¡Por fin!: reducción de cotizaciones por disminución de siniestralidad laboral a la misma; no haber sido sancionada por resolución firme en vía administrativa en el periodo de observación por la comisión de infracciones graves o muy graves en materia de prevención de riesgos laborales o de Seguridad Social; acreditar, mediante la autodeclaración sobre actividades preventivas el cumplimiento por la empresa de los requisitos básicos en materia de prevención de riesgos laborales (autodeclaración que deberá ser conformada, en su caso, por los delegados de prevención, o acompañada de sus alegaciones a la misma); y, “finalmente”, además la empresa deberá acreditar el desarrollo o la realización, durante el periodo de observación, de dos, al menos, de acciones tales como la incorporación a la plantilla de recursos preventivos propios ( ya sean trabajadores designados o servicio de prevención propio), aun cuando no esté legalmente obligada a efectuarlo, -lo que resulta un tanto leonino-, y/o la existencia de planes de movilidad vial en la empresa como medida para prevenir los accidentes de trabajo en misión y los accidentes in itinere (lo que resulta, aquí sí, ciertamente novedoso), entre otras posibles, más específicas para supuestos concretos. Por el lado de las pequeñas empresas, conviene resaltar que sí que hay cierta facilidad para obtener la reducción de cotizaciones, pues se debe acreditar el desarrollo o realización de alguna de las siguientes acciones, o bien asunción por el empresario de la actividad preventiva o designación de trabajadores de la empresa que asuman dicha actividad; o bien la obtención, por el empresario o los trabajadores designados que vayan a asumir las tareas preventivas, de formación real y efectiva en materia de prevención de riesgos laborales. 5. Sin embargo, con independencia de la oportunidad de la norma, como ya hemos enfatizado al principio, debe criticarse que el período de observación sea tan amplio; hubiera sido más deseable reducirlo a dos, en especial en las pymes. Y, por último, se antoja complejo el trámite administrativo de presentación de solicitudes y autorización y abono del incentivo, cuya cuantía puede llegar al 5% del importe de las cuotas por contingencias profesionales de cada empresa correspondientes al periodo de observación previsto o bien hasta el 10 por ciento si los periodos de observación son consecutivos, cuantía que, en el caso de las pequeñas empresas beneficiarias tendrá como límite máximo 250 euros para el primer periodo de observación, que se elevará a 500 euros en el segundo periodo y siguientes, siempre que en el inmediatamente anterior se haya percibido el incentivo. Nº 246 Septiembre 2010 119