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Historia de la Filosofía Antigua y Medieval
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COMENTARIO DE TEXTO 1:
“-¿Y no es también probable, e incluso necesario a partir de lo ya dicho, que ni los hombres sin educación
ni experiencia de la verdad puedan gobernar adecuadamente alguna vez el Estado, ni tampoco aquellos a los que se
permita pasar todo su tiempo en el estudio, los primeros por no tener a la vista en la vida la única meta a que es
necesario apuntar al hacer cuanto se hace privada o públicamente, los segundos por no querer actuar,
considerándose como si ya en vida estuviesen residiendo en la Isla de los Bienaventurados?” (Libro VII; IV, 519c)
Nos encontramos ante un texto de carácter filosófico, que pertenece al Libro VII, de la
República de Platón, siendo su dialogo más conocido e influyente. Para comprender el texto,
conviene primeramente conocer algo del autor y sus influencias. Platón nació en 428-427 a.C. en
los primeros años de la guerra del Peloponeso. Era una aristócrata acomodado y estaba emparentado
con varias personas del gobierno de los Treinta Tiranos y con Solón. La pasión fundamental de
Platón fue la Política (Carta VII) y a ella dedicó la mayor parte de su vida.
Cabe recordar que a partir del s. VI a.C, surge un nuevos sistema político, la “Democracia”,
y cada ciudad-estado (πόλις) crea su constitución (Πολιτεία), para organizar la sociedad. En Atenas,
Solón es el encargado de dicho acto. Ante un nuevo tipo de sociedad surge pues el problema y la
necesidad de cómo educar a los ciudadanos. Para responder a esta pregunta surgen tres modelos
educativos distintos. Un primero modelo, denominado “Religioso”, que tiene como fundamentos
los valores tradicionales y religiosos. Fue con este modelo con el que se crearon las primeras
democracias. Y se basaba en el gobierno de la Aristocracia (gobierno de los mejores). El segundo
modelo que se impuso fue el “Retórico”, que era muy crítico con el anterior, y cuyo mayor valor era
la Oratoria y daba todo el poder a la Asamblea de Atenas. Es el modelo de los Sofistas, a los que
tanto critico Platón. Por último estaba el modelo “Filosófico”, enfrentado a los anteriores. Este
modelo daba el poder a la Naturaleza (Physis), por lo que hay que descubrir las leyes de la
Naturaleza, estas leyes son los que se llama “Verdad”. La educación social debe hacerse en torno a
la “Verdad”. Los tres modelos estuvieron a la vez, el filosófico no tuvo repercusión hasta el final,
cuando los anteriores modelos fracasaron. Y fue el modelo que Platón defendió. Platón vivió en la
época de Pericles, que defendía la llamada “Democracia Radical”, la cual, fracaso definitivamente
cuando Atenas fue derrotada por Esparta. Después de la derrota surgió el gobierno de los treinta
tiranos, que no obstante, debió constituir sin duda una experiencia amarga y desilusionadora, a
causa de los métodos sectarios y violentos que Platón vio poner en práctica precisamente a aquellos
en que había depositado confianza. Por ello y por la condena a muerte de su maestro Sócrates en
399 a.C., al que tuvo un profundo afecto y respecto, hizo que despreciase la democracia.
Por otro lado las influencias filosóficas de Pitágoras, Parménides, Heráclito y Sócrates,
contribuyeron a la filosofía de Platón. Platón estrago de Pitágoras, la tendencia religiosa, la creencia
en una inmortalidad, el otro mundo y el respeto por las matemáticas. De Parménides tomó la
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creencia de que la realidad es eterna e intemporal, y que todo cambio debe ser ilusorio. De Heráclito
extrajo la doctrina de que no hay nada permanente en el mundo sensible, que le condujo a la
conclusión de que el conocimiento no se puede deducir de los sentidos, sino solo por el intelecto.
Por último de Sócrates aprendió a meditar sobre problemas éticos. También tuvo su influencias para
la realización de esta obra, la derrota en la guerra del Peloponeso, lo que provocó que el estado ideal
que propone Platón se parezca al existente en la Esparta victoriosa, no en el sentido político en sí
mismo, ya que Platón era contrario al poder político hereditario y a la monarquía; pero si en algunos
aspectos de la vida social del Estado.
Examinemos ahora la “República”, que se puede decir que consta de tres partes. La primera
parte (hasta el libro V) trata esencialmente de la construcción de un Estado Ideal. Una de sus
conclusiones es que los gobernantes deben ser filósofos. La segunda parte (libros VI y VII) tratan
de definir la palabra filósofo y quienes pueden ser llamados así. La última parte es una discusión
sobre varias constituciones reales, sus méritos y sus defectos. El propósito principal de la
“República” es definir la justicia, al que llega en el libro IV, es un concepto muy distinto al que hoy
podemos entender, si bien persiste en algunos aspectos hoy en día. Para no extendernos diremos que
para Platón, la justicia consiste “en que todo el mundo realice su trabajo propio” y podríamos
añadir, sin interferir en el trabajo de los demás. Un Estado justo será aquel que este enteramente
gobernado por filósofos.
Los libros VI y VII (del cual procede nuestro texto) se ocupan de dos cuestiones: ¿Qué es la
filosofía? y ¿cómo debe educarse a los jóvenes para ser filósofos? Para Platón la filosofía era una
especie de “visión de la verdad”. La visión de Platón necesita la ayuda de una parábola, el famoso
“mito de la caverna” (al que hace referencia nuestro texto), para explicar su naturaleza al lector.
Pero a ella se llega por varias discusiones preliminares, hechas para que el lector se dé cuenta de la
necesidad del mundo de las ideas.
Se han dado cuatro significados al mito. En primer lugar, los distintos grados de la realidad,
las sombras de la caverna son las meras apariencias sensibles de las cosas y las estatuas son las
cosas sensibles. El muro es la línea divisoria entre las cosas sensibles y las suprasensibles. Más allá
del muro, las cosas verdaderas simbolizan el verdadero ser y las ideas y el sol simbolizan la Idea del
Bien. En segundo lugar el mito simboliza los grados del conocimiento, en sus dos especies y en sus
dos grados. La visión de las sombras simboliza la “eikasia” o imaginación y la visión de las estatuas
es la “pistis” o creencia. El paso desde la visión de las estatuas hasta la visión de los objetos
verdaderos y la visión del sol, representa la dialéctica en sus diversos grados y la pura intelección.
En tercer lugar, el mito de la caverna simboliza también el aspecto ascético, místico y teológico del
platonismo. La vida en la dimensión de los sentidos y de lo sensible es la vida en la caverna,
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mientras que la vida en la dimensión del espíritu es vida a plena luz. El pasar desde lo sensible hasta
lo inteligible está específicamente representado como una liberación de las ataduras. La visión
suprema del sol y de la luz en sí es la visión del Bien y la contemplación de lo divino. Por último el
mito de la caverna también manifiesta una concepción política refinadamente platónica.
Es en este último significado en cual analizaremos el texto propuesto, el cual trata de
quienes son las personas idóneas para gobernar el Estado. Diferenciamos dos ideas: La primera de
ellas se refiere a la incapacidad de los “hombres sin educación” para gobernar adecuadamente el
Estado. Platón daba mucha importancia a la educación, cuyo interés principal es que los
gobernantes reciban la enseñanza y preparación adecuadas para que puedan dirigir bien el Estado.
Precisamente por este motivo fundó la Academia, para formar a los futuros gobernantes. Esa
educación debe enseñar la diferencia entre el conocimiento verdadero y el erróneo. El verdadero es
el conocimiento del mundo de las ideas y el erróneo es el mundo sensible. En el mito de la caverna
el mundo inteligible es la realidad que está fuera de la caverna, iluminado por el sol, que se
corresponde con la idea de Bien, y el objetivo al que debe dirigirse nuestro conocimiento. La
educación del gobernante debe consistir en enseñarle a dirigir la mirada hacia las Ideas. Solo los
que reciben una educación adecuada (filósofo), estarán capacitados para gobernar. En la política,
Platón sitúa a cada individuo dentro de una de las tres clases sociales que componen su Estado
ideal. Cuando cada parte del Estado cumple su función se alcanzaría el bien común y tendríamos
una ciudad justa (remitiendo al concepto de justica antes mencionado), objetivo último de la
política platónica. El Estado ideal de Platón, aquél que estaría “adecuadamente gobernado”
podemos calificarlo como una aristocracia del saber, ya que el gobierno está en manos de los
filósofos, pues en ellos predomina el alma racional y son los más sabios, aquellos que en el mito de
la caverna se han liberado de sus cadenas y han salido al exterior. Estas personas recibirían una
educación especial, deberán aprender matemáticas, música…, y dialéctica (la ciencia suprema que
revela la verdad del mundo de las ideas, es una operación personal del pensar, el diálogo del
hombre consigo mismo, la investigación racional propia del pensar), con el fin de formarlos
debidamente para la función que deben desempeñar: dirigir el Estado. Esto nos lleva a la segunda
parte del texto.
En la segunda idea se afirma que tampoco son aptos para gobernar aquellos a los que se les
permite “pasar todo su tiempo en el estudio”; que se refiere a parte de aquellos que han accedido al
conocimiento verdadero, los filósofos mediante la dialéctica. Esta sigue un doble proceso: en primer
lugar, desde las sombras, hasta la idea de Bien. En este punto hay filósofos que utilizan este
conocimiento para conseguir la felicidad (que para Platón se encuentra en la contemplación de las
ideas), sienten que están en el paraíso (“residiendo en la isla de los Bienaventurados”) y “no quieren
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actuar”, ni ocuparse de los asuntos que tienen que ver con el mundo sensible. Pero, para poder
organizar el Estado perfecto, a esas personas, se les debe obligar a descender a la caverna (segundo
momento de la dialéctica), para ocuparse de dirigir a los demás que no han conocido la verdad. En
efecto, el filósofo nos habla de un regreso a la caverna, por parte de aquel que se había liberado de
las cadenas, y tal regreso tiene como objetivo la liberación de las cadenas que sujetan a quienes
habían sido antes sus compañeros de esclavitud. Dicho regreso es sin duda el retorno del filósofopolítico, quien permanecería contemplando lo verdadero. En cambio, superando su deseo, desciende
para tratar de salvar también a los demás. El verdadero político, según Platón, no ama el mando y el
poder, sino que usa el mando y el poder como un servicio, para llevar a cabo el bien.
Como conclusión, comentar que en la mayor parte de sus diálogos, Platón combate el
relativismo de los sofistas. Sócrates y Platón comparten con los sofistas el interés por el hombre y
por las cuestiones políticas y morales. Sin embargo, se diferencian de los sofistas en principio en
que no cobran por sus enseñanzas, pero también en el método que es totalmente opuesto (la
mayéutica), en que consideran que el bien del individuo es el bien de la sociedad. Ambos creen
necesario recuperar el diálogo, necesario para definir los conceptos morales. Ni Sócrates ni Platón
son relativistas, la verdad tiene un valor universal. Platón es una referencia fundamental, ya que se
puede decir que con él comienza la Filosofía. A pesar de algunos errores e ideas preconcebidas en
sus diálogos (Fedón, Critón, Menón, Timeo,…) hay que tener en cuenta que cada pensador es fruto
de su tiempo, y en este sentido hay que entender a Platón en su contexto histórico. El pensamiento
platónico tiene como trasfondo la reacción y el enfrentamiento al convencionalismo y el relativismo
moral de los sofistas, a la democracia radical, y la oposición a una sociedad y una política incapaz
de ofrecer una base firme a la organización de la sociedad. Por este motivo, uno de los mayores
intereses es encontrar una base sólida, en la que apoyar la reforma que está exigiendo la sociedad.
Este contexto es el que explica la finalidad de la “teoría de las ideas” que elabora Platón. Es su
empeño en fundamentar una ordenación política justa, una ética no convencional, una ciencia
asentada sobre bases firmes, la que le lleva a defender esa dualidad de mundos y de conocimiento
que tanta trascendencia ha tenido.
BIBLIOGRAFÍA:




Antiseri, Dario; Reale, Giovanni. Historia del pensamiento filosófico y científico. Herder.
Barcelona 2010.
Platón, La República. Alianza Editorial, Madrid 2005.
Racionero, Quintín. la inquietud en el barro. Lecciones de historia de la Filosofía antigua y
medieval I. Editorial: Dykinson. Madrid 2010.
Russel, Bertrand. Historia de la Filosofía Occidental. Espasa. Madrid 2010.
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