Año 6 | Número 38 FEBRERO 2012 | MARZO 2012 CON­SE­JO EDI­TO­RIAL Adol­fo de Vin­cen­zi Jor­ge G­­­­­on­zá­lez Luz Hen­rí­quez An­to­nio Dal­to DIRECCIÓN Ca­ro­li­na Maz­zoc­chi EDI­CIÓN Car­la Pan­dol­fo DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN Raúl Bruno | Preciada Imagen, Inc. FOTOGRAFÍA Silvana Sergio CORRECCIÓN Esteban Bertola FOTOGRAFÍA DE PORTADA Verónica Lake | www.doctormacro.com COLABORAN EN ESTE NÚME­RO Pablo Bassi, Caro Chinaski, Antonella de Alva, Horacio de Dios, Marina García, Iván Garré, Martín Garrido, Nancy Giampaolo, Nadia Koval, Roger Alan Koza, Christian Kupchik, Mauro López Oyanarte, Patricio Orozco, Nela Paladino, Osvaldo Patri, Pablo Philp, Felipe Pigna, Gabriel Rolón, Lucila Rolón, Carlos Salatino, Patricia Suárez, Maximiliano Tomas, Sergio Vare­­­­­la, Patricio Vega y Gonzalo Villamayor. PU­BLI­CI­DAD Y RE­DAC­CIÓN Tel.: 4943–8276 Pa­ta­go­nes 2463 c1282aca­| Bue­nos Ai­res Correo: revistaquid@ilhsa.com Web: yenny-elateneo.com sección Quid REVISTA QUID Grupo Ilhsa s.a. es pro­pie­ta­ria de Quid, publi­ca­ción­ de Yenny y El Aten­ eo. Que­da pro­hi­bi­da la repro­duc­ción del con­te­ni­do de es­ta publi­ca­ción, aun men­cio­nan­do la fuen­te. Los edi­to­res no son res­pon­sa­bles por las opi­nio­nes ver­ti­das por los cola­bo­ra­do­res, entre­vis­ta­dos, las no­tas fir­ma­das y el con­te­ni­do de los men­sa­jes publi­ci­ta­rios. Re­gis­tro Na­cio­nal de la Pro­pie­dad In­te­lec­tual Nº 506670. ISSN 1669738–3. Dis­tri­bu­ción en loca­les Yenny y El Aten­ eo de la Ci­udad de Buenos Aires, GBA e inte­rior del país. Dedicamos este número de febrero a las Mujeres fatales, aquellas que nos quitaron el sueño desde la pantalla de cine o desde las páginas de un libro. Entrevistamos a Coca Sarli, la mujer que protagonizó un sinfín de films que la convirtieron en el símbolo argentino de una época. Ray Collins, el célebre guionista del cómic Zero Galvan y flamante ganador del Premio de Novela Negra de Nuevo Extremo pasea por los diferentes personajes femeninos del cómic. Repasamos la historia de las brujas y sus persecuciones y la de las mujeres pintoras y sus destinos trágicos. Entrevistamos a Marisa Grinstein, Daniela Tarazona, Hernán Brienza, el autor best seller John Verdon y a la recientemente graduada magister en Literatura, Fanny Sztern convertida en un ejemplo de vitalidad a sus 86 años. Le dedicamos el dossier a María Félix, “la dueña” a la que no le importó el que dirán y que vivió una vida plagada de romances y de aventuras. Disfruten de este nuevo número de Quid. Adolfo de Vincenzi Director General Grupo Ilhsa VIAJES Leyendo se llega a… Editorial El Ateneo acaba de publicar tres guías de viaje perfectas para llevar en la mochila a Florida, Barcelona y Florencia. Anilladas y livianas, las tres contienen un poco de historia y cultura, datos útiles, itinerarios, lugares de interés y mapas con todo detalle. Mapas de bolsillo DeDios editores para su colección GuíaMapa presentó tres destinos ideales para este verano: Rio de Janeiro, San Pablo y Bolivia. En las guías se pueden encontrar los 100 imperdibles, atracciones, compras, entretenimiento, restaurantes, calendarios festivos y escapadas cercanas. El mapa desplegable contiene todos los detalles en una escala de 1: 20.000. LA RECOMENDACIÓN DEL LIBRERO María Bernardello ha superado todas las fatalidades al conseguir que su visión del mundo cobre una dimensión concreta al transmitirla a través de la literatura. Cada cuento de su libro Camino de cintura parece una prolongación de ella misma que nos hace sentir su revolucionaria esencia: el amor, el sexo y el coraje amalgamados en un abrazo que empuja y suaviza la dureza de la realidad; historias no siempre felices pero siempre reales. Habría que empezar por la punta del iceberg. Decir que hay algo especial en su manera de contemplar. En sus descripciones, de un modo similar al que ocurre en un haiku japonés, todo está dotado de experiencia. A través de los objetos la escritora se vuelve parte del todo, a la vez que todo se vuelve parte del mundo del lector. Este procedimiento tiene, además, un dejo de melancolía. ¿Melancolía de qué? De un tiempo en que todos los objetos fueron recién descubiertos, en que todo fue asombro. La realidad es continuamente descubierta por personajes que se levantan una y otra vez con la misma inquietud, aún sabiendo que van a volver a tropezarse. Ese es el juego. No conocer nada, descubrir, retornar a la visión inocente y no tener miedo en transformarla en realidad. Los cuentos de este libro están protagonizados por luchadoras que, sin medir ni por un segundo los riesgos, rompen los tabúes y se enamoran de enfermos psiquiátricos, de adictos, de amigas, de panaderos, de su propia maternidad. Las luchadoras en este acto se redescubren, se regeneran. Le quitan la máscara mas dura a la realidad de a poco, con sensualidad, mientras asoma el verdadero rostro de las cosas y de las personas, casi siempre desconocido y hermoso. “Pienso en un amor sin límites, un amor no discriminador. Escondo mi nariz en la almohada. Pienso en nadie y nadie se llama confianza, y canta una canción de cuna” (de su cuento “Continental”). Escritores como Santiago Llach y Fabián Casas coinciden en bautizarla como “la Raymond Carver de Adrogué”. Camino de cintura es lanzado por Editorial Garrincha y tiene una doble edición junto a El ragbier poeta del ex Puma Tomás De Vedia, una novela semiautobiográfica igualmente recomendable. Mauro López Oyanarte HUMOR 7 N O T A D E T A PA La dulce villanía 8 POR Christian Kupchik* Eva (la de Adán), Helena de Troya, Circe, Electra, Dalila, Pandora, Salomé, Cleopatra, Lucrecia Borgia, Mata Hari, Carmen (la de Merimée), Marlene Dietrich, Pepita la Pistolera, Rita Hayworth, Madonna… La lista podría extenderse hacia delante y atrás en el tiempo, pero la esencia no se modificaría: el común denominador que une a estos nombres está dado por el sexo. Son mujeres, claro. Pero no cualquier tipo de mujeres, sino que se les añadió para siempre un adjetivo que tipifica un arquetipo: son mujeres fatales. Quizá no resulte ocioso recordar que el significado de “fatal” remite a algo “aciago, inevitable o funesto”, y que guarda estricta relación con la locución latina fatalis, que implica algo relativo al “destino fatídico, mortal”. A su vez, se vincula con la expresión fatus que equivale a “lo dicho (por un hado, por un dios)”. ¿Cuál fue el dios, el hado, que endosó a ciertas mujeres de este rol que las vinculaba a lo pérfido, lo insaciable, lo escabroso? Evidentemente, ese hado o ese dios no tiene un nombre sino muchos, pero en todo caso será siempre un apelativo masculino. La femme fatale (y la expresión en francés parece acentuar el carácter maléfico del personaje) pronto se asoció a la villana que no duda en utilizar cualquier arma disponible –en particular la sexualidad para atrapar al desventurado héroe–. Aunque suele ser malvada, también hay mujeres fatales que en algunas historias cumplen con el rol de antiheroínas e incluso pueden elevarse a la categoría heroica, pero siempre con ciertos límites. Entre otras cosas, cruza los umbrales del mal y el bien, pero siempre será aceptada si la causa no perturba un orden establecido de acuerdo a la mirada masculina. La mujer fatal no tiene por qué tener una belleza perfecta o una maldad genética. Pueden no ser responsables de su maldad, causada por la presión social, porque viven en un mundo claustrofóbico, algunas ni siquiera pretenden hacer daño. Su erotismo puede venir de su hiperfeminindad o de su ambigua virilidad. Y para destrozar vidas, es tan buen arma un carácter ambicioso y fuerte como una fragilidad límite. Hay mujeres que arrastran maletas cargadas de lluvia, hay mujeres que nunca reciben postales de amor, hay mujeres que sueñan con trenes llenos de soldados, hay mujeres que dicen que sí cuando dicen que no. La construcción de la imagen de la femme fatale surge a partir de una subordinación al rol naturalmente impuesto a las mujeres por la mirada masculina. Ya a mediados del siglo XIX, intelectuales como Jules Michelet y Auguste Comte se colocaron a la cabeza de las alabanzas de la mujer como monja de clausura de la familia burguesa. “El hombre –salmodiaba Michelet en 1859– va de drama en drama, de batalla en batalla. La historia sigue avanzando, cada vez más lejos, y le grita a todas horas: ‘¡Adelante!’. La mujer, por el contrario, sigue la serena y noble épica que canta a la naturaleza en su ciclo armonioso, repitiéndose a sí misma con la conmovedora gracia de la constancia y la fidelidad”. Y aquella que no aceptara a repetirse en dicha danza, queda condenada al ostracismo de ser vista como una criatura peligrosa. Allí sentada, en su celda fuera de la historia, sostenida por su relativa “inmutabilidad”, el papel de la mujer era, según Michelet, fogonear la energía del hombre en su carrera trascendente. Pero estos arrebatos de sumisión se vieron alterados a lo largo de la historia por mujeres que se decidieron a romper con el espejo de Venus y el cristal sáfico, que salieron de sus moldes de cera y luz de luna. Mujeres que se revelaron contra el rol de guardianas del alma masculina, custodias del hogar. La literatura y la pintura de los siglos XIX y XX comenzaron a dejar testimonios de estas leonas irreverentes. La mujer tenía su papel en la creación de una nueva y elevada esfera de belleza, pero sólo en tanto que su atractivo visual fuese utilizado y, de ser necesario, reestructurado por el artista como elemento ideal capaz de servir como estímulo para llegar a la idea de belleza perfecta. Si la mujer hubiese mostrado el suficiente “sentido común” al contentarse con su papel de arcilla humana en manos del hombre para que este moldeara sus propias fantasías en torno a un ideal estético, todo habría ido bien. Sin embargo, algunas decidieron abandonar las cálidas entrañas de la vida doméstica para buscar sus raíces en el útero de la tierra, que todo lo envuelve y todo lo absorbe, gruta tenebrosa de la tentación física abriéndose misteriosamente a la aterrorizada adolescencia espiritual del varón. La mujer era encarnación de la tierra, y esta el cuerpo de la mujer. Según la imaginación de Zola, la tierra fértil era la profunda caverna a la que Albine atraía a Serge Mouret, donde Naná devoraba a sus hombres. Allí había algo: la mujer como encarnación de Cibeles, diosa de la fertilidad, señora de naturaleza bruta, a quien en la Antigüedad se le ofrecían genitales de toro para satisfacer su sed infinita. Así también era su hambre, lo envolvía todo, como Diana de Éfeso, ídolo de incontables pechos retratada una y otra vez por los pintores simbolistas. Era la luna circular, la que absorbía el sol, la que consumía cuerpo y alma de los hombres. Era, a la vez, “el símbolo del misterio de la insensibilidad cruel y el despilfarro con todos sus hijos –hombres y monstruos, bestias y triunfadores– de la naturaleza, la fecundidad natural de la tierra”, tal como William Walton describía en The Chefs d’Oeuvre of the Exposition Universelle (1900) el sensacional retrato de la diosa abrasadora de Aristide Sartorio (Diana de Éfeso y las esclavas, ca. 1899). Hay mujeres que bailan desnudas en cárceles de oro, hay mujeres que buscan deseo y encuentran piedad, hay mujeres atadas de manos y pies al olvido, hay mujeres que huyen perseguidas por su soledad. Entre todas las mujeres fatales, pocas han recibido tanta atención de los artistas como Salomé. Heinrich Heine en su poema “Atta Troll” afirma en torno a ella: “Donde hay mujeres de por medio / es imposible decir / dónde la suave niña-Ángel / se diluye en la Reina del Infierno”, para preguntarse a continuación: “¿Deseará una mujer la cabeza / de un hombre a quién no ama?”. En la misma línea que Heine, Jules Laforgue hizo que su Salomé, “exorcizada su virginidad con la ofrenda de la cabeza de Yohanan” intentara revivirla cuando “brillaba como la cabeza de Orfeo”, besando sus ojos muertos con impetuosidad petulante. Por desgracia, decía Laforgue, “su caricia eléctrica no obtuvo nada del rostro excepto muecas que no tuvieron consecuencias”. A continuación, “se levantó y exhibió su madurez a la nebulosa mística”. Según Laforgue, Salomé encarna a la virgen ninfómana que hace de la venganza a la decencia civilizada con las crudas intrigas del deseo en bruto su razón de ser. Los elementos del tema de Salomé esbozados en literatura por Moreau, Flaubert, Huysmans y Laforgue, entre 9 otros (y en pintura por Fritz Erler, Otto Friedrich, Lovis Corinth, Hugo von Habermann y Gustav Klimt, por citar sólo algunos), se reunirían en 1891 para dar lugar a la famosa obra de Oscar Wilde –primero en francés y luego en la versión inglesa de Lord Alfred Douglas–. Mucho más que cualquier otra obra, ya pintada o escrita, la Salomé de Wilde representa a la cazadora de cabezas masculinas (emblema de la femme fatale) ante los “anhelos ideales” de los hombres. La obra llega a un final en que la mente masculina comprende a la mujer, a través de la tentación y la sumisión, como una agresora natural, por lo que en un gesto extremo renuncia a cualquier tipo de comunicación entre ambos sexos. Por supuesto, Wilde exagera, y le asigna esa capacidad fatal a todas las mujeres. No hace falta llegar a excesos como los de Wilde (ni tampoco a los de Strindberg, que cultivó una pertinaz misoginia en toda su obra), para comprender que detrás del temor que suscita la imagen falaz de la mujer fatal como monstruo de perversidad y dominación, se oculta en verdad la incapacidad del hombre para aceptar la diferencia con el otro sexo en su plenitud. En consecuencia, proyecta en su semejante, su reflejo. Hay mujeres veneno, mujeres imán, hay mujeres consuelo, mujeres puñal, hay mujeres de fuego, hay mujeres de hielo, mujeres fatal. Mujeres fatal. 10 En el mundo anglosajón, la mujer fatal es con frecuencia de origen extranjero. Con frecuencia se la retrata como una especie de vampiro sexual, cuyos oscuros apetitos se creía eran capaces de arrebatar la virilidad y la independencia de sus amantes, convirtiéndolos en una máscara vacía de sí mismos. Sólo escapando de sus abrazos podía rescatarse al héroe. En este sentido, en los Estados Unidos se comenzó a denominar a las mujeres fatales como vamps, una palabra asociada con la moda de los años veinte. El término vamp, claro, proviene de un apócope de vampire, llamado así porque los personajes extraían la vida de sus víctimas no necesariamente bebiendo su sangre sino mediante explotación sexual y económica. Quizá fue Baudelaire el primero en plantear esta relación en su poema “Metamorfosis del Vampiro”, escrito alrededor de 1852 y suprimido por los censores de la primera edición de Las flores del mal. En dicho poema, una mujer, obviamente una prostituta, un ídolo de perversidad, “retorciéndose como una serpiente entre brasas”, promete ofrecer placeres desconocidos con “sus labios húmedos”, y garantiza la pérdida de “la antigua conciencia en el fondo de un oscuro lecho”. El narrador, obviamente, sucumbe a los encantos de la mujer pero “cuando hubo succionado mis huesos hasta la médula”, la criatura parece transformarse en un “odre pegajoso”. Aterrorizado, cierra los ojos y al volver a abrirlos, la vampiresa ha vuelto a su metamorfosis: “En lugar del fuerte maniquí / que se había sumergido en mi sangre / pedazos de esqueleto chocaban en confusión / de los que surgían chirridos de veleta”. En 1900, la novelista francesa Rachilde publicó un relato breve titulado La bebedora de sangre en donde mezclaba las temáticas propias del eterno femenino, la sed de sangre y los efectos degenerativos de la sexualidad. Los simbolistas franceses la calificaron como “Madame Baudelaire” por su facilidad para representar la “perversidad cerebral” en obras como Monsieur Venus (1894), novela que invertía los roles tradicionales: una mujer tiene en su apartamento a un “amante masculino” al que trataba exactamente igual a la forma en que los hombres decimonónicos trataban a sus amantes: los veía engordar, volverse indolente y pasivo. En la más famosa de las novelas de vampiros conocida, Drácula (1897) de Bram Stocker, si bien el vampiro es varón, el mundo en que se mueve es de mujeres: es el mundo de Eva, en el que regresión y cultura están en abierto litigio. Las dos damas en las que el burdo conde fija su mirada sanguinolenta, Lucy Westenra y Mina Harker, representan el éxito y el fracaso de las arduas tentativas masculinas para adaptar a la mujer a su oscuro mundo “civilizado”. Son las dos caras de Eva. Casi un siglo más tarde resulta hasta absurdo seguir asociando a la mujer fatal con vampiresas, depredadoras o crueles sacerdotisas del deseo. Por el contrario, desde el pop art se las ha reivindicado como modernas heroínas no exentas de cierta dosis de ingenuidad. El “fatalismo” o la “fatalidad”, en cualquier caso, no se conjuga con la condición femenina. Como canta Joaquín Sabina: Hay mujeres que compran a plazos un nicho en el cielo, hay mujeres que cambian abrazos por ramos de azahar. * ESCRITOR, TRADUCTOR y PERIODISTA, ha publicado varios libros de poesía y editó la colección Planeta Nómade sobre literatura de viajes. Aparecieron los títulos El camino de las damas, La ruta argentina, En busca de Cathay y Las huellas del río, todos en Editorial Planeta. También la antología En la vía - Relatos desde un tren y Relatos de París. T E M A D E T A PA II Las yeguas POR Roger Alan Koza* LA MIRADA CINEMATOGRÁFICA HACIA LA MUJER CONSTRUYE -REFLEJA- ROLES PERTINENTES PARA VOLVERLA UNA Y OTRA VEZ OBEDIENTE AL MUNDO MASCULINO 12 Basta tomarse un poco de tiempo para consultar un diccionario o una buena historia del cine para verificar que el cine ha sido desde sus inicios una cosa de machos. El sillón del director dice Spielberg, Fellini, Eastwood, Hawks, Ford. La mujer es lo que falta, la ausencia, la anomalía. Para filmar, se creía, había que ser hombre, ya que una cámara penetra el mundo, y ese verbo viril es, aparentemente, propiedad y soberanía de los hombres. Hay excepciones, vergüenzas, sorpresas: Hitler, ante cuya presencia todos levantaban el brazo, eligió a una cineasta para que filme su delirio patriarcal. Leni Riefenstahl, la cineasta oficial del Führer, una mujer fuerte, fascinada por la perfección de los cuerpos arios y los emblemas dogmáticos y simétricos de toda esa cultura ostensiblemente kitsch, no fue precisamente la expresión femenina por antonomasia. Vergüenza doble: del cine como propaganda de un régimen inmundo y canalla, y de un género, el femenino, relegado casi siempre a objeto e interdicto para estar detrás de cámara. Como en otras disciplinas, y allí está casi toda la historia oficial de la filosofía para constatarlo, las mujeres llegaron tarde al cine, excepto para interpretar un papel encantado y misterioso en el mismo orden que las excluye. En efecto, las estrellas de cine y las divas son, en tanto existen por una mirada (masculina) que las constituye, piezas simbólicas de una práctica discursiva específica de la que el cine es partícipe. Así, la invención de una mujer todopoderosa, maldita, bella, calculadora, potencialmente asesina, capaz de robarle al hombre su propio poder, hembra sutilmente castradora y fatídicamente seductora, criatura del llamado sexo débil, ahora devenida en insolente y transgresora respecto del orden simbólico de los hombres y las leyes secretas y expuestas que los favorecen, en el cine tiene un nombre. Personaje conceptual reconocible y altamente codificado, la femme fatale alcanza su perfeccionamiento modélico en el film noir del cine clásico estadounidense, aunque existen variaciones reconocibles en otras cinematografías. ¿No es ya la heroína angelical de Metrópolis (1927), de Fritz Lang, transmutada en demonio voluptuoso, aunque sea por un doble cibernético, una mujer fatal primitiva y seminal? La última revisión explícita de este personaje conceptual le corresponde a Brian De Palma. Su Mujer fatal (2002) tiene un inicio preciso: la perra en cuestión, Laure Ash, interpretada por la bellísima Rebecca Romijn Stamos, mira una película mientras espera para hacerse pasar por una fotógrafa y robar unas joyas en el contexto del festival de Cannes. La elección de Brian De Palma aquí es doblemente pertinente. El cine es un régimen patriarcal planetario: los hombres dominan por doquier y en todos los puntos estratégicos de un sistema piramidal. Por un lado está Hollywood, máquina semiótica dispersa y “universal”, en el que las mujeres ocupan sus lugares y llevan adelante sus roles inconfundibles, casi sempiternos: novias, madres, heroínas ocasionales y, también, mujeres fatales. Por el otro lado está el cine culto, el que celebra el festival de Cannes; allí las mujeres pueden subvertir a medias la posición obligatoria que les depara la “naturaleza”. La máxima transgresión, al menos su paradigma, podría ser el de Bella de día (1967), de Luis Buñuel: una mujer de clase alta libera su deseo y castiga involuntariamente a su marido, lo que no sólo implica prostituirse como si se tratara de un ejercicio de autonomía radical y emancipación del deseo orientado a una satisfacción disociada de la reproducción, sino que además se trata de un salto hacia abajo, un descenso en la escala social mediada por el dinero. La fría diosa interpretada por Catherine Deneuve se acuesta tanto con ricos como con hombres de una categoría social a la que no pertenece. De Palma unifica ambos polos como si se tratara de un mismo mundo. Es por eso que Laure está mirando un clásico del cine negro hollywoodense, una película clave para examinar la figura de la mujer fatal: Perdición (1944), de Billy Wilder, coescrita con Raymond Chandler. En el inicio del film de Wilder se introduce un mundo sombrío y las coordenadas simbólicas de un cuento crepuscular: un automóvil atraviesa a gran velocidad una ciudad en plena noche. El protagonista, un vendedor de seguros, Walter (Fred MacMurray), llega herido al edificio de su compañía. Algo terrible ha sucedido. Grabará una confesión, y su testimonio será la reconstrucción de lo sucedido y el relato que veremos. Entre otras cosas, afirmará: “No conseguí el dinero y tampoco me quedé con la mujer”. El dinero no es un tema menor en el universo de las mujeres fatales, pues define, posiciona y distribuye el poder en todas sus variantes. La mujer fatal en Perdición está interpretada por Barbara Stanwyck: es la rubia Phyllis Dietrichson, que está casada con un hombre mayor y, lógicamente, adinerado. Un día Walter visitará su casa por un tema de seguros y allí conocerá a Phyllis. La señora de la casa no economiza a la hora de seducir: bajar por las escaleras opera aquí como un hechizo al que Walter, inmediatamente, responderá. De ahí en adelante, ya no se comportará como un mero vendedor sino como un seductor, aunque no percibirá la asimetría del juego. La escena tal vez resulte forzada, pero evidencia un código a poner en marcha: seducir y provocar sexualmente a un hombre determinado, comprometerlo emocionalmente y, finalmente, traicionarlo completamente. Walter y Phyllis planearán el asesinato del esposo, que será para la sociedad un mero accidente. Ella cobrará un seguro millonario, y él, que no sólo ha tramitado la póliza sin el consentimiento del difunto sino que también técnicamente cometerá el crimen, será su nuevo consorte, y, también, su próxima víctima. Wilder, y mucho más aún De Palma, en su relectura onírica y lúdica, establecen el problema constitutivo de la mujer fatal. Las acciones indican cierto poder de la mujer, pero, en última instancia, se trata de un vampirismo inocuo, pues, más allá del destino del hombre en cuestión, que puede llegar a perder su propia vida y su estatus, las yeguas indomables, frente al orden patriarcal del que parecen sustraerse, son funcionales y consustanciales a él, la cuota necesaria de contradicción y rebeldía de un sistema simbólico que necesita perpetuarse. En otros términos, la mujer fatal es siempre mucho más una fantasía masculina en un orden representacional vigente característico de un patriarcado, hoy pop y transgresor, que la liberación ficcional de la mujer del sistema simbólico que la somete a devenir en madre o madonna. Es precisamente allí donde se puede detectar la falsa desobediencia del personaje central de La chica del dragón tatuado (2011), de David Fincher, la nueva adaptación hollywoodense del libro de Stieg Larsson, Los hombres que odian a las mujeres. ¿No es Lisbeth la mujer fatal ideal de nuestro tiempo? Marginal, lésbica, hacker, delgada, tatuada, una heroína sensible, que se enfrenta discretamente al orden patriarcal, capaz no obstante de quemar a su padre y darle sin piedad a un hombre que la violó, pero también dispuesta a “normalizar” su sentimiento y sus elecciones sexuales, al menos cuando Blomkvist, el periodista interpretado por Daniel Craig, el 007 ultramasculino pero también por primera vez vulnerable, demuestre un interés que va más allá de la investigación que los reúne. Es que la mujer fatal, como cierta concepción del feminismo, es una operación mimética en donde el hombre y la mujer se igualan a imagen y semejanza del macho, a ese dogmatismo de la fuerza. Es lógico entonces que Hollywood le haya otorgado el primer Oscar a una directora como Kathryn Bigelow, cuyo film sobre la invasión a Iraq, Vivir al límite (2008), no sólo privatizaba su crítica al focalizarse sobre la alteración psíquica de un batallón como un extraño método de significar la existencia de los combatientes, sino que dejaba sin esclarecer su posición frente al “enemigo”. Bigelow, una suerte de mujer fatal detrás de cámara, siempre ha filmado a los hombres como un hombre. Punto límite (1991), K-19: The Widowmaker (2002) y Vivir al límite así lo confirman. Si se trata de pensar un cine en el que la mujer abandone su posición fatal de mujer fatal, un cine que esté dispuesto a disputar el orden patriarcal y su lenguaje cinematográfico, habrá que esperar. En la apoteosis y por exceso, Virginie Despentes y Coralie en Fóllame (2000) trastocaron el orden patriarcal en su intolerable versión punk de Thelma y Louise, en donde dos mujeres se entregan a una matanza colosal sin reparar en la cuestión de los sexos. Sus comportamientos son el reverso exacto de todo lo que se espera de las mujeres. Allí, la violencia es ilimitada, incivilizada, un fin nihilista de la madre y el inicio caótico de un monstruo que ningún código patriarcal puede absorber. En un registro no muy distinto y tal vez en sintonía, Sangre caníbal (2001), de Claire Denis, un film sobre canibalismo, exhibe el mismo tipo de violencia desmedida. Pero es en las geniales Bella tarea (1999) y Material blanco (2009) donde el colonialismo y el patriarcado quedan desnudos y al mismo tiempo despunta un camino para el cine en el que la mujer doblega su lugar fatal en el orden del discurso de los hombres. * CRÍTICO DE CINE de La voz del interior, Córdoba. Publicó El inconsciente de las películas, ed. Brujas. Programador del Festival de Cine de Hamburgo. 13 EL S EÑ A LA D O R ensayo sobre la POR Mi hermano menor, buen lector, conoció hace poco a una chica que salía de vacaciones y que por eso estaba por comprarse varios libros. Él, atento, quiso recomendarle algunas lecturas. La chica lo miró desconfiada y le dijo: “Sí, pero a mí me gusta solamente la literatura independiente”. Cuando me lo contó, nos reímos. ¿Qué habrá querido decir con eso? Y me acordé de una de las tantas boutades de Borges, cuando le preguntaron por el compromiso literario: “Yo tenía entendido que sólo había buena y mala literatura. Eso de literatura comprometida me suena lo mismo que equitación protestante”. El de editor es un oficio que suele ser tan fundamental como invisible. Un editor habla a través de su catálogo, es decir, de los libros que decide publicar (y de los tantos otros que jamás entregará a imprenta). Es probable que, por eso mismo, la mayoría de los lectores no reconozca demasiados nombres en esta serie: Edgardo Russo, Adriana Astuti, Sandra Contreras, Damián Tabarovsky, Luis Chitarroni, Miguel Balager, Américo Cristófalo, Leonora Djament. Y sin embargo, a ellos y a unos cuantos más, responsables de los sellos llamados independientes (en oposición a las casas editoriales grandes, de capitales transnacionales) los lectores argentinos les debemos si no todo, mucho de lo mejor que se ha publicado en materia literaria en nuestro país en los últimos quince años. La Bestia Equilátera, editorial nacida a fines de 2006, viene alimentando las librerías locales, pausada pero sostenidamente, de títulos y autores interesantes y pocos difundidos en la Argentina: Muriel Spark, Julian Maclaren- ceguera Maximiliano Tomas* Ross, Arthur Machen, Maurice Renard. En 2010 publicó la que tal vez haya sido la mejor novela extranjera de ese año: Los enamorados, de Alfred Hayes. Y a fines del año pasado, antes de que la temporada estival duerma los catálogos de las casas editoras hasta principios de marzo, lanzó los seis relatos reunidos bajo el título Amor ciego, del escritor inglés V. S. Pritchett (1900-1997). Salvo por algunas ediciones mexicanas de sus novelas y ensayos, la obra de Pritchett brillaba por su ausencia en la Argentina (sobre todo sus relatos breves, que alcanzan para llenar las mil páginas de sus Collected Stories). Viajero incansable, combatiente en la Segunda Guerra, amigo y consejero de Alfred Hitchcock, este libro abre la posibilidad de que los lectores argentinos tomen contacto con uno de los maestros del cuento del siglo XX. Con un talento evidente para las descrip- ciones y los diálogos, y la creación del terreno propicio para que se desarrollen las pasiones (los seis cuentos hablan, de diversas maneras, del amor; en los seis aparecen, también, mujeres por las que los hombres pierden la cabeza), el libro abre con el relato que le da nombre al volumen: la inolvidable relación entre el ciego señor Armitage y su asistente, la señora Johnson, cuyo secreto y terror es una infamante marca de nacimiento: “Bajando desde el cuello por sobre el hombro izquierdo hasta el pecho y más allá, dilatándose como una lengua hacia la espalda, había una mancha horrenda, oscura como la sangre, que hacía pensar en un pedazo de hígado en la vidriera de una carnicería o en una isla obscena, de bordes irregulares. Era como si le hubieran arrojado un tarro de pintura encima”. Es poco probable que aquella chica que conoció mi hermano haya encontrado el libro de Pritchett en su búsqueda de literatura independiente, sea lo que sea que eso signifique. Lo único seguro es que en estas casi trescientas páginas lo único que hay es buena literatura, a secas. * Editor literario, crítico y periodista cultural 15 O PIN IÓ N Lo bello y lo amado Lic. Gabriel Rolón Foto: Ricardo Ceppi POR 16 En griego antiguo, la palabra hybris significa “desmesura”, y los helenos temían a la desmesura porque consideraban que lo desmesurado molestaba a los dioses. Por eso habían ideado una proporción justa que generaba la idea de belleza y perfección sin que hubiera demasía de nada. Cada cosa en su justa medida, y esa medida, para los griegos, fue lo que conocemos como “sección áurea”. La sección áurea es un número que señala, por ejemplo, la proporción justa entre el tamaño de las alas y el cuerpo de un ave, la distancia exacta que debe haber entre los ojos de una escultura. Todo en el universo ha de cumplir con esa proporción si no quiere provocar un drama. Incluso la belleza. Y fue, justamente, por una mujer que rompió con esa regla que se desató la tragedia. La historia comienza con el casamiento de Tetis y Peleo. Todos los dioses habían sido invitados a la celebración, excepto Eride (la discordia) ya que se la sabía provocadora ( de guerras y enfrentamientos. Ofendida, y dispuesta a estar presente de algún modo en la fiesta, Eride arrojó una manzana entre los invitados con una inscripción que decía: “Para la más bella”, y naturalmente, este desafío bastó para que se generara un revuelo. Tres fueron las candidatas que se adjudicaron el derecho a comer la famosa manzana de la discordia: Hera, Afrodita y Atenea, y entre ellas acordaron que fuera el joven Paris, hijo del rey de Troya, quien oficiara de juez. Una vez tomada esta decisión, las tres aspirantes se acercaron a él con claras intenciones de sobornarlo. Hera le ofreció el dominio sobre el universo y Atenea, la sabiduría. Afrodita, en cambio, le ofreció conseguir el amor de la mujer más hermosa del mundo y Paris, que tenía una especial debilidad por la belleza femenina, dictaminó que ella era la ganadora del concurso de belleza. La mujer elegida por Paris fue Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta. Afrodita cumplió su promesa y así ) “La mujer amada es una mujer fatal porque cambiará fatalmente nuestro destino.” fue que, con su ayuda, Paris la secuestró. Pero Hera, furiosa por no haber sido la elegida, no iba a dejar sus níveos brazos cruzados. Tomó partido por Menelao y lo impulsó a ir en busca de Helena. Así fue que armó la flota más grande hasta entonces conocida y, con Agamenón por comandante, Odiseo, Ajax y el mismísimo Aquiles, fueron a Troya para protagonizar la guerra que, después de diez años de lucha, sólo dejó muerte y padecimientos. Resta decir que, en griego antiguo, Helena tambien significa catástrofe. El arte, la mitología, la historia, están atravesadas por la relación existente entre la mujer y la fatalidad, tal vez por lo inseparable de la mujer y la belleza, de la belleza y el amor, del amor y la tragedia. Estar enamorado implica vivir la aventura de saberse en riesgo y, en ese sentido, la mujer amada es una mujer fatal ya que, para bien o para mal, cambiará fatalmente nuestro destino para siempre. T E M A D E T A PA II Brujas, la persecución canalla FUERON TEMIDAS Y APARTADAS DURANTE SIGLOS. ESTA ES SU HISTORIA Las brujas sellaron su destino fatídico durante siglos en los que fueron asesinadas injustamente. En la Antigüedad había magas, profetisas, sibilas y hechiceras devotas de Hécate, no eran brujas. Y luego, hasta el año 1000 nadie era ejecutado por brujería, aunque los vecinos se acusaban unos a otros de hechicerías y de vuelos nocturnos con el diablo. La Iglesia, harta de acusaciones, sostuvo oficialmente que el viaje aéreo era una ilusión provocada por el diablo y promulgó en su Canon Episcopi: “El alma impía cree que estas cosas no suceden en el espíritu, sino en el cuerpo”. Hasta este entonces, la Iglesia, a través de la Inquisición se conformaba con perseguir a las sectas contrarias al dogma: albigenses, valdenses y otros herejes. Era una época donde la herejía era una forma de respirar. De todos modos, los inquisidores no se sentían en paz con aniquilar a esta gente, sino que debían hacerlo con todos aquellos que practicaran la brujerías y otras faltas contra la Iglesia de Roma: si se podía torturar a las brujas como a los demás herejes, se llegaría a descubrimientos secretos. Las brujas eran mujeres que hacían pactos con el diablo y se reunían en el bosque a realizar aquelarres, también llamados misas negras o sabbath, para ello volaban por el aire montadas en escobas. El Papa Inocencio, en 1448, cede ante ellos: promulga una bula que autoriza a los inquisidores Heinrich Institor y Jakob Sprenger (quienes escribieron el manual de uso para todo inquisidor: El martillo de las brujas) a emplear todo el poder la Inquisición para extirpar las brujas de toda Alemania. El resultado fue que hacia 1480 la Iglesia cambió completamente de parecer y prohibió la creencia acerca de que los viajes y la hechicería maligna no ocurren. Es más: el hecho de creer que estos viajes eran una ilusión, ya denuncia algún trato diabólico. Con la bula del Papa Inocencio, se dio comienzo a la gran locura de las brujas que duró del siglo XV al XVII y acabó con 500.000 personas que fueron acusadas y quemadas. Jules Michelet escribe: “Durante mil años el único médico del pueblo fue la bruja. Los emperadores, los reyes, los papas, los más ricos barones tenían algunos doctores de Salerno, moros o judíos, pero las masas de todo Estado, podemos decir todo el mundo, no consultaban más que a la Sala, o comadrona. Si no curaba, la injuriaban y la llamaban bruja. Pero generalmente, por un respeto mezclado de temor, se la nombraba Dama buena o Bella dama (bella donna), el mismo nombre que se daba a las hadas. Cuando en Basilea, en 1527, Paracelso quemó toda su medicina, declaró no saber nada fuera de lo que había aprendido de las brujas. Las acusaciones, además de ciertas actividades mencionadas más arriba, incluían los pactos con el demonio, besarlo debajo del rabo, copular con íncubos dotados de penes fríos como el hielo o con súcubos (demonios femeninos). En muchas ocasiones, eran acusadas de brujas por acciones más mundanas como matar la vaca del vecino, provocar granizadas, destruir cosechas, enfermar al patrón o la patrona, y robar y comer niños. Casi cualquier cosa servía para acusar a una persona: una mirada de soslayo, una palabra, negarse a comer cerdo podía convertirlo en un cripto judío digno de la hoguera. La lujuria y la lascivia eran condenadas. En el libro de Leonardo Sciascia La bruja y el capitán, la bruja es condenada básicamente por ser una persona de “natural caliente” y porque su patrón y alguno que otro más ha fantaseado acostarse con ella. En los siglos XVI y XVII, en España, gran parte de la población rural vivía “amancebada”, sin haber contraído legítimo matrimonio. Para la Iglesia esto era vivir en pecado, pero no los condenaba a la hoguera. Según Henry Kamen, quienes eran condenados a la hoguera, eran aquellos incautos que emitían opiniones francamente liberales, por lo general, “gente con experiencia de mundo, gente que viajaba como 19 mercaderes, comediantes y soldados” y sostenían, por ejemplo, que no era pecado fornicar o amancebarse. Como la tortura era el método para lograr las confesiones de otros nombres de brujas –era este el cometido principal- con quienes estaban confabuladas, los inquisidores no se detenían hasta que la víctima denunciaba a una serie de personas. El proceso inquisitorial, que podía durar por años, era sostenido económicamente por la familia de la acusada, que quedaba estigmatizada y empobrecida. Con el correr de los años, las personas acusadas de brujería no esperaban salvarse, nada más querían la gracia de ser estranguladas apenas terminara la confesión para evitarse más suplicios y la hoguera. No valían argumentos racionales con la Inquisición y, como suele suceder en los tiempos de psicosis colectiva, la inteligencia era un signo del demonio. Piedad, recato e ignorancia eran las virtudes que promocionaba la Iglesia de ese tiempo, todo, absolutamente todo lo otro, pertenecía al Maligno. Para el antropólogo Marvin Harris, en lo que respecta La madre de Kepler 20 a los viajes por el aire, existieron. No en la realidad, por supuesto, sino proporcionados por un potingue de color verdoso, a base de cicuta, belladona, hierba mora, beleño y mandrágora, que las brujas se untaban por el cuerpo en sus reuniones. El ungüento en sí sería un alcaloide alucinógeno, cuya sustancia, la atropina, las hacía sentir que volaban por el aire y tenían todo tipo de experiencias placenteras. Muy acertadamente, Harris concluye que la gran mayoría de las brujas acusadas, confesas y quemadas, no eran aquellas que participaban en estas fiestas de sustancias, ya que los inquisidores no requisaban las casas en busca de un pote con una pomada verde, sino que se basaban en denuncias de vecinos y luego sometían a los denunciados a la tortura. En junio del 2004, el Papa Juan Pablo II pidió perdón al mundo por la dolorosa experiencia de la Inquisición, es decir, por los pecados de intolerancia cometidos desde el siglo XIII hasta el siglo XIX por los tribunales eclesiásticos. Patricia Suárez El caso de la madre de Johannes Kepler merece un párrafo aparte. Katharina Guldenman, su madre, era curandera y herborista y fue acusada de brujería contando 75 años. Cundió el rumor de que Katharina tenía trato con espíritus malignos. Los vecinos recordaron que la había criado una tía suya que había terminado sus días en la hoguera por bruja. Se supo también que en una ocasión la señora Kepler le había pedido al diácono del cementerio de Eltingen que le permitiera sacar el cráneo de la tumba de su padre, el cual quería mandar bañar en plata para ofrecérselo a su hijo Johannes como delicado recuerdo. Luego los vecinos dieron rienda suelta a su imaginación, su maledicencia y su mala fe. Uno afirmaba que su cojera se debía a que había bebido de una taza de hojalata en casa de Katharina, otro que al pasar por la calle junto a la señora Kepler había sentido un agudo dolor. La inquina aunada a la estupidez: fue la gran cómplice de la Inquisición. En 1615 la hermana de Johannes le escribió implorándole su apoyo en favor de su madre. El proceso duró más de cinco años. Después de haber pedido inútilmente por escrito la intervención del duque de Württemburg para que cesara esta inicua persecución, Kepler se trasladó a caballo, en 1620, desde Linz a Stuttgart, a fin de hacer las peticiones personalmente. Allí le informaron que su madre, una anciana de 75 años, estaba acusada de haber sido iniciada e instruida en las artes mágicas por una tía, quemada en Weil por hechicera; de haber embrujado a varias personas; de tener frecuentes conversaciones con el diablo; de no saber verter lágrimas; de hacer perecer los cerdos del vecindario y de hacer paseos nocturnos; en fin, de no mirar jamás a las personas a la cara, lo que, según decían, era costumbre entre las brujas. Kepler no logró, a pesar de su fama, más que modificar la sentencia que debía recaer sobre su madre. Los jueces decidieron que el verdugo torturaría a la anciana, presentándole pieza por pieza los instrumentos de tortura; debía explicarle al mismo tiempo su uso y el aumento progresivo de los dolores. Esta horrorosa explicación tuvo lugar: la anciana resistió todas las amenazas; terminó con esta declaración: “Diré en medio de tormentos que soy una bruja, pero no será más que una mentira”. Tanto coraje produjo su efecto; la madre de Kepler fue liberada y murió en agosto del año 1622. Kepler volvió a Linz, pero sus detractores lo insultaron de tal forma como hijo de una bruja, que se vio obligado a salir de Austria. EN T R EV IS T A I emociones violentas BASÁNDOSE EN CASOS REALES, LA PERIODISTA, AUTORA Y CO-GUIONISTA DE MUJERES ASESINAS HABLA DEL ESPÍRITU FEMENINO ENFRENTADO AL HOMICIDIO ¿Recuerda el caso de Nilda? Aquella mujer que decidió terminar con la vida de su marido arrojándole aceite de maíz hirviendo. ¿El de Blanca? Una cuarentona que, cansada de escuchar voces que decían que su marido la abandonaría, decidió clavarle una tijera en el pecho hasta quedarse sin fuerzas. ¿El de Noemí, lo recuerda?, que cortésmente hizo llegar los brazos de su esposo Manuel a las dos amantes. Seguro que sí, porque estas y otras historias fueron interpretadas por las mejores actrices argentinas en el memorable unitario Mujeres asesinas, cuyo guión estuvo a cargo de Liliana Escliar y Marisa Grinstein y fue, durante cuatro temporadas, un fenómeno televisivo. Para ello, no tuvieron que recurrir a la ficción, sino a la mismísima Grinstein, quien desde 2000 publicó tres tomos con catorce relatos de casos verídicos de crímenes del sexo débil, cuyo calificativo habría, quizás, que replantear. Según la escritora, los capítulos de homicidios pasionales eran los que tenían mejor ráting. Le seguían los que destilaban algo de sangre y, en último lugar, se ubicaban los motivados por la emoción violenta. El gusto de los espectadores coincidió con el tipo de historia que contaba Grinstein. ¿Por qué? Porque las mujeres matan lazo de amor mediante, lo que se refleja en la virulencia y premeditación del crimen. Mujeres asesinas, el libro, presenta las historias como crónicas policiales, sin morbosidad y con una descripción precisa que evidencia una rigurosa labor investigativa. Las entrevistas a las presas, a sus familiares y a los de las víctimas, las consultas a forenses y la lectura de los expedientes fueron parte de la rutina de Grinstein. “Cuando surgió la serie, muchas de las que antes me hicieron juicio pedían salir en la tele”, recuerda la autora, como también el día en que “Yiya Murano entró a Pol-ka saludando como una diva, con una caja de bombones en la mano”. Nos cuenta que el lenguaje con el que se expresaban en sus entrevistas hablaba muchísimo de la personalidad, y que en varios casos dejaron huellas de su potencialidad homicida. –¿Qué le apasionó de las historias de mujeres asesinas para largarse a escribirlas? Trabajaba en política nacional de la revista Noticias y, luego de un cierre, me quedé haciendo archivo y encontré el caso de Emilia Basil: una señora libanesa, grande, que tenía un marido y un amante. Ambos peleaban por ella y Emilia decidió matar al amante para que no le cuente la historia a su marido. Luego lo corta en pedazos, lo hace empanadas, y las vende en el restaurante de comidas árabe que tenía. Me pareció increíble. Entonces, empecé a buscar historias de mujeres asesinas y encontré casos que jamás hubiese imaginado que existían –¿Cómo rotularía el género de sus relatos? Podría ser policial, porque hay un crimen, aunque por el título ya sabés que hay una mujer que va a ser la asesina, por más que le metas algo de intriga. Es más: cada relato tiene por título el nombre de la asesina. Así que vendría a ser un policial sin suspenso porque está enfocado en la trama psicológica: en contar qué tiene en la cabeza esa mujer qué la impulsa, cuál es la encerrona trágica que la obliga a matar. –¿Qué otros elementos hay, además del psicológico? La indagación sobre la influencia de miles de cosas que tienen que ver en el modo en el que las mujeres se enfrentan a los problemas. Todas ellas tuvieron vidas complicadas. Ante situaciones graves, trato de responder por qué no supieron reaccionar de otra manera que no fuese la muerte. Me llamó mucho la atención, mientras leía los expedientes, declaraciones como “mi mamá siempre me decía que si yo me casaba se me solucionarían los problemas y no fue así, todo lo contrario” o “mi mamá me decía que yo era inútil, que necesitaba un hombre a mi lado, pero cuando lo tuve me volví más inútil”. La figura materna, la ausencia de la paterna o una figura paterna traumática son puntos en común. También vi mucha expectativa en sus vidas, como toda la gente, pero que en ellas no podía acomodarse a la realidad. –Hay mucha pasión en los crímenes que relata, una carga emocional pesada… Creo que “Hombres asesinos” no hubiese tenido tanta resonancia, porque la imagen de la mujer está asociada a tener hijos, parir, alimentar; para nada al crimen. Y la diferencia la haría la espectacularidad de la narración, porque en el caso de los hombres no hay necesa- riamente una relación fuerte entre la víctima y su victimario. Puede matar al vecino porque puso la música muy fuerte, y pum. Pero la mujer, para matar a alguien, tiene que tener un vínculo fuerte, por lo cual cuando mata, mata con toda su furia. –¿Hay homicidios más justificables que otros? Podés entender alguno más que otro, pero justificarlo, jamás. A mí me interesaba conversar mucho con los forenses, psiquiatras o psicólogos. Me contaban que había una supuesta pastora evangélica que le preguntaba a sus feligreses si tenían casa, cuentas, plata. Luego iba, los torturaba, les pedía dinero: una maldad asombrosa. Yo tenía el esquema de mujeres asesinas que les había ido mal en la vida. Y a esta no... Los forenses me decían que eran psicópatas y eso no se podía explicar. –¿Cuál es la mejor historia que escribió? De diez que me llegaban, me quedaba con una, porque por algo me interesaba: o porque mostraba el maltrato de un hombre hacia su pareja, o el abuso de padres a hijas, o relaciones escabrosas entre dos amigas. Hubo un caso que no lo quería poner porque me pareció que no me iban a creer e iba a tirar abajo la credibilidad del resto de las historias. Se trata de una mujer que mata a su nuera poniéndole una serpiente en una canastita preparada para una merienda en el campo. Pero pasó en Pampa del Infierno, que hasta el nombre tenía de macabro, y fue protagonizado por Cristina Banegas y Belén Blanco. –Uno de sus objetivos era obtener un arquetipo de la mujer asesina, ¿pudo lograrlo? Ese arquetipo te lo da la poli- cía. Ven la escena y te dicen: este fue un hombre o una mujer, y nunca fallan. En realidad, lo que buscaba era la causa y la consecuencia, esto de que toda acción tiene una reacción. –¿Cómo reaccionaron las asesinas cuando se enteraron de que escribiría sus historias en un libro? Muchas decidie- ron no hablar, y entre las que sí hablaron, por lo general, no había arrepentidas. Todas estaban mejor, me decían “ahora estoy tranquila, antes lloraba todos los días”. Parecía como si tuvieran que haberlo hecho. No hablaban del crimen, hablaban de lo que pasó, y te decían “ya pasó”. La culpa no es un sentimiento común en estos casos. –¿Hubo alguna que se haya enojado con usted? El de Ana, protagonizado por Juanita Viale, es un caso terrible: si bien no terminó con la muerte de la víctima, terminó con sus ojos y manos. Ana esperó a su ex pareja debajo de la cama: espero que comiera, que se bañara, que se acostara, y después salió de la cama y le tiró ácido encima. Como la causa fue por lesiones graves, Ana salió a los seis años. Una vez me llamó para decirme que no pusiéramos nada sobre ella porque me podría pasar lo mismo que a su ex pareja. Por mucho tiempo, me quedaba mirando debajo de la cama, hasta que decidí comprar un sommier. Osvaldo Patri 23 T E M A D E T A PA III Modo FATAL ENTRARON AL MUNDO DEL ARTE SÓLO CON SU TALENTO. ALGUNAS ENCONTRARON EL RECONOCIMIENTO; OTRAS, LA DESDICHA; Y UNAS POCAS, AMBAS COSAS. DE SUS MANOS SURGIÓ LA BELLEZA Y EL EMPECINAMIENTO, EL DE SABER QUE EL CAMINO MÁS DIFÍCIL ERA EL CORRECTO Cuenta la historia que Wallace y Wilhelmina Holladay estaban viajando por el extranjero cuando vieron una obra de Clara Peeters, la artista flamenca que pintaba bodegones. La obra les gustó tanto que, ya en su país, decidieron buscar información sobre ella en varios libros de arte. No la pudieron encontrar ni siquiera en el tan famoso La historia del arte de H. W. Janson. Pero tampoco encontraron en estos libros a otras mujeres de la pintura. De esta manera, los Holladay se dieron cuenta del vacío teórico que había en el arte y decidieron crear su propia colección pero también exhibirla al público para que la historia de las mujeres en la pintura comenzara a difundirse. Lo llamaron Museo Nacional de Mujeres Artistas (National Museum of Women in the Arts) que se encuentra en Washington D.C., Estados Unidos y es una institución dedicada exclusivamente a valorar, remarcar y exhibir los logros de las mujeres en las artes visuales, literarias e interpretativas. En la actualidad, este museo cuenta con más de 3.500 obras de todo tipo: pinturas, esculturas y arte decorativo; además de un extenso archivo digital que reúne sus biografías y obras. Allí no están todas pero casi. Las mujeres que entraron al mundo de la pintura y la escultura fueron signadas por la fatalidad de sus destinos. Envueltas de pasión, eligieron utilizar sus manos para plasmar un mundo privado emotivo hasta lo salvaje, lo que no se domestica. El mundo recibió sus obras con aplausos, rechazo o indiferencia pero ellas siguieron por el camino más difícil, el de su arte. Camille Claudel fue una de ellas y su historia es una de las más trágicas del mundo del arte. A los 19 comenzó a trabajar en el taller del ya reconocido Auguste Rodin. Al poco tiempo se convirtieron en amantes. Auguste la consideraba su musa, su ayudante, su modelo. Camille se entregó por completo al artista: en cuerpo, alma y trabajo. Pero el frágil equilibrio comenzó a romperse y Claudel y Rodin se separaron en medio de una gran tormenta pasional por la tercera en discordia, Rose Beuret. Por ese entonces, Camille realiza L’Âge Mûr, la escultura, quizás, más representativa de su obra, donde se muestra a sí misma implorando de rodillas a un hombre que le da la espalda y que está siendo llevado por una bruja. Los años siguientes a este episodio fueron para Camille de deterioro psíquico y emocional. Su madre y su hermana querían encerrarla en un manicomio pero su padre lo impedía. En cuanto a su hermano, el poeta Paul Claudel, se puede decir que tampoco tomó ninguna decisión que contuviera la precaria salud de su hermana. A los siete días de haber muerto su padre, madre y hermana la internaron en el sanatorio de Ville-Evrard y luego en Montdevergues, manicomio en el que permanecería hasta su muerte, treinta años después. En una carta dirigida a su hermano, escribe: “Estoy muy aburrida de esta esclavitud. Me gustaría mucho estar en mi casa y cerrar bien la puerta. No sé si podré realizar este sueño, estar en mi casa”. Los descendientes de la familia, años después de su muerte, reclamaron los restos a Montdevergues para darle una sepultura digna pero les informaron que la parcela donde estaba enterrada Camille (para pacientes abandonados por sus familias) había sido removida para remodelaciones. Frida Kahlo, fue otra pintora signada por el amor y la tragedia. A los 6 años contrajo poliomelitis y a los 18 sufrió un gravísimo accidente del que arrastraría sus secuelas durante toda su vida. Su inmenso amor por la pintura lo descubrió en esa convalecencia y su arte es el testigo hiperrealista de la relación que se había comenzado a narrar: su cuerpo y el dolor que le producía. El amor con el muralista Diego Rivera fue por el mismo sendero: lo fue todo y con ello, también vino el dolor y su omnipresencia. Fue muy reconocida en su tiempo, aunque sólo una vez expuso como única artista. Aplaudida y admirada se quitó la vida a los 47 años “Espero alegre la salida y espero no volver jamás”, había escrito en su diario. No siempre el arte se comportó con ellas fatalmente. Con otras mujeres, si no amable, al menos fue cortés. En cambio, con Mary Cassatt el arte tuvo algunas deferen- cias pero le cobró una ceguera durante los últimos once años de su vida, vaya a saber por qué. Nacida en una familia adinerada, la niña demostraba talento para la pintura y lo alimentaron hasta que pasó sus límites “normales”, justo cuando Mary tenía 15 años fue cuando anunció que dedicaría su vida a la pintura e ingresó a la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania. Su padre se mostró en total desacuerdo y aunque la mantenía, evitaba enviarle dinero extra para materiales artísticos. Más tarde, la joven consideró que Europa le proporcionaría formación y experiencia y hacia allí partió con sus hermanas y su madre. Luego volvió y se estableció en Chicago pero después de unos años, justo a los 30, comprendió que París era su lugar. Se instaló allí y se enamoró de la pintura de Degas quien la introdujo en el círculo de los impresionistas. Problemas de salud de su hermana y de su madre la deciden a interrumpir la pintura para ocuparse de ellas. Al cabo de unos años su hermana muere y al tiempo, cuando su madre recupera la salud, retorna a la pintura donde comienza a alejarse de los impresionistas. En 1911, cuando Cassatt ocupaba un lugar de reconocimiento en París y Nueva York, le diagnosticaron diabetes, reumatismo, neuralgia y cataratas. El último esfuerzo lo hizo hacia 1915 cuando ya a punto de quedarse completamente ciega, contribuyó con 18 obras al movimiento sufragista. Fue lo último que pudo pintar, once años después y sumida en una total oscuridad, murió. Nunca se casó ni tuvo hijos, decía que era incompatible con su vocación. Con Leonora Carrington, en cambio, el arte fue un poco (sólo un poco) más amable. Nació en Lancashire, Inglaterra, en 1917. Niña traviesa y dotada de una extraordinaria imaginación avivada por su nana irlandesa, que le contaba del mundo mágico celta, Leonora pasó de colegio en colegio hasta que fue enviada a un internado 25 26 de Florencia, ya no soportaban (sobre todo su padre) su indisciplina, imaginación y rebeldía. A los 19 ingresó a la Academia Ozenfant de Londres donde conoció al pintor alemán Max Ernst quien la interesó por el movimiento surrealista. Al poco tiempo comenzaron una relación amorosa aunque ella tuviera 20 y él 47, y aunque él fuera casado. Por esto, su padre le quitó todo su apoyo y ella partió con su Loplop –como lo llamaba– y compraron una casa de campo en Saint-Martin-d´Ardèche donde se instalaron. El idilio sólo duró un año, en 1939 se llevaron a Ernst prisionero del régimen de Vichy. Leonora, ante la inminente invasión nazi, muy desestabilizada psíquicamente huye a España donde su padre había gestionado su internación. En el sanatorio de Santander estuvo dos años al cabo de los cuales logra huir a Portugal y asilarse en la Embajada de México en Lisboa. Allí conoce a Renato Leduc, se casan y viajan primero a Nueva York y luego a México. Al llegar a México se divorcia y se reencuentra con antiguos amigos surrealistas exiliados allí. Más tarde se casó con el fotógrafo húngaro Emericz Chiki Weisz con quien tuvo dos hijos, Gabriel y Pablo. Durante toda su vida, el arte no se resistió con ella. A través de la pintura y de la escultura creó obras surrealistas de gran importancia. Fue prolífica, reconocida y longeva. Murió mexicana a los 94 años, en 2011. El Arte se ha comportado con algunas como la deuda tan pendiente que tuvieron que afrontar por necesidad. Este fue el caso de nuestra compatriota Procesa Sarmiento, hermana de Domingo Faustino y considerada la primera pintora argentina. Llegó a la pintura de muy pequeña y aunque nunca dejó de estudiar técnicas y mejorar su estilo, se dedicó a la enseñanza: daba clases en la escuela que fundó junto a su hermano y su hermana Bienvenida. En 1943 se exilió en Chile donde, junto con sus hermanos, fundaron una escuela similar a la de Santa Rosa. Siete años después se casó con el ingeniero Benjamín Lenoir y se dedicó por entero a su hogar. Tuvo dos hijas y abandonó por completo la educación y la pintura. A raíz de un accidente muy serio, su marido quedó inválido y ella tuvo que hacerse cargo de la economía familiar. Volvió a pintar, hacía retratos por encargo y daba clases de pintura. Al regresar a Argentina estableció en Mendoza una escuela de arte y luego se trasladó definitivamente a San Juan donde continuaría con su carrera de docente y pintora. Fue medalla de plata en la Exposición Nacional (1882) con su obra La Vasiliki. Actualmente, pueden verse diez cuadros originales de esta pintora –ama de casa y docente– en la Casa Sarmiento y otros tantos en Chile. Murió en su San Juan natal a los 81 años. A Lola Mora (1866) el arte casi no le negó nada, salvo el reconocimiento de sus pares y de la sociedad en la que le tocó vivir. En su tiempo, los escultores más modernos menospreciaban sus trabajos por considerarlos fuera de moda y anticuados. Aún así, Lola no sólo fue una gran escultora sino una prolífica inventora. Varias patentes llevan su nombre. Inventó un sistema para proyectar un film sin pantalla y otro sistema para alcanzar la cinematografía color. Como urbanista es autora del Primer Proyecto de Subterráneos de Buenos Aires y del trazado de calles de la ciudad de Jujuy, entre otras obras. Su grandiosa Fuente de las Nereidas había sido encargada por la Municipalidad de Buenos Aires para ser colocada cerca de la Casa Rosada pero, al encontrar rechazo por considerarla “libidinosa” fue trasladada a su actual emplazamiento en la Costanera Sur. A pesar de sentirse rechazada permaneció aquí y logró escandalizar otra vez a toda la sociedad cuando se casó a los 42 años con un joven de 20 que la abandonó sin ninguna clase de remordimiento cinco años después. Esculpió sin descanso una gran cantidad de obras, el bajorrelieve de la Casa de la Independencia en Tucumán, las esculturas que bordean el Monumento a la Bandera en Rosario, entre muchas otras obras, además del diseño del tintero y portalapicero para los presidentes argentinos. Murió a los 69 años. El Congreso de la Nación instituyó en su memoria que el 17 de noviembre –fecha de su nacimiento– fuera el Día del Escultor. Nela Paladino AGENDA Teatro AMOR A TIROS, de Bernardo Cappa | Con Sebastián Mogordoy, Laura Nevole y Soledad Picenza. Desde el 11 de febrero, en La Carpintería (Jean Jaures 858. Tel.: 4961 5092). MARTIN KENT’S SLIPSTICK | Del actor-transformista argentinoespañol que desde hace años sorprende y hace reír a toda Europa. Los viernes y sábados de febrero y marzo en el Teatro Margarita Xirgu (Chacabuco 875. Tel.: 4300-8817 y 4307-0066). GREEK, de Steven Berkoff | Dirección: Analía Fedra García. Con Ingrid Pelicori, Horacio Roca, Martín Urbaneja y Roxana Berco. Estreno: 3 de marzo en el C. C. de la Cooperación (Av. Corrientes 1543. Tel.: 5077-8077). PARA QUÉ VAMOS A HABLAR DE LA GUERRA, de Román Podolsky y Claudio Da Passano | Con Malena Figo, Claudio Da Passano y Nacho Vavassori. Dirección: Román Podolsky. Estreno: 4 de marzo. En La Carpintería (Jean Jaures 858. Tel.: 4961 5092 ). EL SUSTO 1813, escrita y dirigida por Toto Castiñeiras | Con Mariela Acosta, Pablo Palavecino y José Luis Arias. Estreno: 14 de marzo en el Teatro Anfitrión (Venezuela 3340. Tel.: 4931-2124 y 15 3004 6545). SEÑORITA JULIA, de August Strindberg | Con Gustavo Pardi, Josefina Vitón y Paula Colombo, con dirección general de Marcelo Velázquez. En la Sala El Extranjero (Valentín Gómez 3378. Tel.: 4862-7400). FINIMONDO, de y por Toto Castiñeiras | Reestrena el 15 de marzo en Timbre 4 (Boedo 640 / México 3554. Tel.: 4932-4395). DESBOCADO. Libro original, dirección, coreografía y actuación: Leandro Gazzia | Reestrena el 16 de marzo en Molière Teatro-Concert (Balcarce 682. Tel.: 4343-0777). EN TREN DE SOÑAR, de Eduardo Rovner | Con Luis Gasloli, Alejo Mango y Violeta Zorrilla. Dirección: Corina Fiorillo. Estreno: 17 de marzo en El Tinglado (Mario Bravo 948. Tel.: 4863-1188). ALONSO Y AGUIRRE, de Paula Brusca, Juan Manuel Caputo y Cristian Palacios | Dos héroes formidables o dos imbéciles de remate perdidos en la América del 1400. Todos los lunes de febrero, en Timbre 4 (Boedo 640 / México 3554. Tel.: 4932-4395). Música MARIÁN FARÍAS GÓMEZ presenta Como en casa. Jueves 9 y jueves 23 de febrero, con Claudia Puyó, Yamila Cafrune, Mavi Díaz, entre otras invitadas. Teatro Auditorium de Mar del Plata (Boulevard Marítimo 2280. Tel.: 0810 999 8173). CON FOTO LA ESTRELLA MOCHILERA, el dúo musical de Rosana Sardi y Eduardo Vazquez, un clásico de los más chicos. Miércoles y sábados a las 20 hs. en El Anfiteatro de Mar de las Pampas (Miguel Cané entre El Lucero y El Ceibo). FOLCLORE EN COSTANERA SUR: Pedro Aznar (10/2), Facundo Saravia (11/2), y Duo Coplanacu (12/2) en El Anfiteatro de Costanera Sur (Calabria y Rosario Vera Peñaloza). Entrada libre y gratuita. 27 T E M A D E T A PA IV CÓMIC Vampiresas y asesinas RAY COLLINS -EUGENIO ZAPPIETRO- GUIONISTA DE LA HISTÓRICA ZERO GALVAN Y RECIENTE GANADOR DEL CONCURSO DE NOVELA NEGRA DE NUEVO EXTREMO, RECORRE SU PERSONAL PANTEÓN DE HEROÍNAS DIBUJADAS Barbarella: el amor aclara la vista Ni Batman ni el Hombre Araña fueron capaces de milagros superiores a los de Barbarella, creada por Jean-Claude Forest. Sencillamente, al compartir sexo y macarrones con un Ángel Ciego, le devolvió la visión y su amor por Pygar –el que vio los colores por ese piadoso acto de amor–, no la inhibió de seducir a otros personajes y encabritar a un robot de puro seductora. Era 1962 y una cándida respuesta de John F. Kennedy a un periodista, había clavado el arpón de James Bond, agente 007, con licencia para matar, en el interés mundial por los grandes héroes masculinos. Pero Barbarella no era espía del M.I. 5, sino una ballerina que saltaba de un planeta a otro, sin caer en la cuenta que iniciaba la superioridad de la mujer y el camino de su liberación integral, en la historieta. No era decididamente, lo que luego el mercado designó como sex-symbol, pero arrancó de un manotazo varias plumas de la mojigatería imperante, instalando la relatividad de lo sexualmente correcto. Como la mayoría de sus futuras hermanas, nació como figura de reparto, pero trazó una eterna cicatriz en la piel del cómic. Tanto que uno de los maridos de Jane Fonda, Roger Vadim, la calzó en el personaje, en 1968, en una película donde la historieta y el cine realizaron un recordado matrimonio igualitario, inaugurando una moda que los pioneros ingleses no tardaron en seguir. La nada modesta Modesty Blaise La cara femenina de Bond no provino de la ciencia ficción como Valentina y Vampirella, próceres del erotismo en el cómic; era de extracción menos exagerada, casi un ama de casa a la que la vida la hizo de material incombustible. El guionista Peter O’Donnell llevó al Evening Standard el proyecto de una tira diaria donde una chica, Modesty Blaise, había sufrido las miserias del cautiverio en un campo de concentración y una adolescencia que la llevó a aprender todos los trucos de la supervivencia en Tánger, donde ganó el liderazgo de una banda criminal, rol hasta entonces reservado a los duros machos de la historieta, las novelas y en las tradicionales sociedades del hampa. Si Barbarella era sexualmente milagrosa, no tenía la hiriente sensualidad de Modesty; a ver: cuando nada menos que Joseph Losey se lanzó a trasladar al cine el personaje ya famoso en el cómic y en las novelas que a la par, escribía O’Donnell, eligió a Monica Vitti, reservorio de un glamour sexual perverso y distraído, tan creíble como en la historieta. Era ya 1966 y la mujer, a través de Modesty Blaise, descosía límites impensados para lectores imaginativos: Flash Gordon y el Príncipe Valiente comenzaron una discreta retirada silenciosa... La herencia de Mamá Modesty: Valentina y Vampirella La heroína inglesa fue de la mano de su creador hasta 2001, cuando la finalizó. Pero dos años después de su nacimiento, en la tierra de los amantes de Verona, Guido Crepax, un elegante arquitecto incapaz de matar una mosca, mientras ilustraba revistas y libros, soñó que era hora de que existiera un personaje (masculino, claro) que inmovilizara con la mirada. Metió mano en el centro de la tierra, donde muy profundo vivía un mundo de hombres ciegos, que luego de avatares impresionantes, dejan un solo sobreviviente al que llamó Neutron, crítico de arte y criminólogo. Todo iba bien hasta que una dama escondida en el casting, llamada Valentina Rosselli, capaz de desnudarse sin sonrojos, lo convenció de pasar a la posteridad en un puñado de capítulos más. A partir de 1965, Guido Crepax (1933-2003) utiliza a Valentina (a secas, ahora) como la estrella del erotismo en la historieta y acuña otras heroínas de distinto pelaje que no lograron el éxito de aquella, pero que motivaron a un laborioso editor de revistas estadounidenses de monstruos y terror a elaborar un varietal insólito, necesitado, claro, de una protagonista que dejara a los lectores con la boca más abierta, todavía. Forrest J. Ackerman, en 1969, a través de la revista Creepy crea Vampirella. De la mano de Frank Frazzetta (Conan, el bárbaro) y de José González nace una mujer rotunda, un “hembrón” que diría la barra del café, sin eufemismos–, donde ya no importan las cuestiones de género, sino que de la mano de los sucesivos guionistas y dibujantes, prefiguran lo que hoy puede denominarse vampirosexomanía. Vampirella viene del pasado, cuando Roma no existía, de un planeta Drákulon, donde los vampiros beben a espuertas sangre que llevan los ríos. ¿Es la felicidad completa? Claro que no: un miserable llamado Vlad es alérgico a beber ese líquido, porque es sangre sintética y él sueña con mordisquear cuellos como manda el reglamento y asesina a los que mandan en Drákulon, para venir a la Tierra. Aquí ingresa Ella, que luego se llamará Vampirella, cuyo padre, asesinado, clama por justicia y venganza. La larga búsqueda de Vlad mostrará a la heroína cada vez más voluptuosa, dibujada por arteros artistas que la convierten en la sex-symbol gráfico por excelencia. En 1996 Jim Wynorski, filmó la película que protagonizaron Talisa Soto como Vampirella y Roger Daltrey, con un presupuesto carenciado de apenas un millón de dólares. El personaje proveyó modelos para Angelina Jolie hasta derivar en ese delirante y prolijo producto que es Señor y Señora Smith, y también para Uma Thurman en la saga de Kill Bill. La cosecha de mujeres nunca se acaba A comienzos de los 80 el notable guionista Robin Wood debió dejar de escribir algunos personajes raigales en la editorial Columba para abocarse a proyectos nuevos y recibí en herencia a cuatro de ellos, entre los cuales estaba Grace Henrichsen, antigua pareja de Dennis Martin, ambos de profesión espías. Si bien Martin era en sí mismo todo un ícono masculino en clave de un desolado humor ante la vida, Grace revestía todos los caracteres desde Barbarella a Modesty Blaise, era tan mujer y tan única que las aventajaba en que no ambicionaba poder alguno, pertenecía a un solo y perdido amor y estaba dispuesta a vivir cada segundo en el mayor peligro, sin esperar nada a cambio. ¿Era un envase de erotismo? ¿Era desinhibida y desprejuiciada? ¿Era sensual y una mezcla de todas las heroínas? Grace Henrichsen era dinamarquesa (la leyenda cuenta que así se llamó uno de los amores de su autor, Wood), rubia, con toda la sensibilidad femenina en bandolera, sin alardes, capaz de dejar una ardiente cicatriz como mujer en cada historia. A esto contribuyó su artista inicial, el dibujante Ángel Fernández, responsable de Dennis Martin y del curioso teniente “Zero” Galván, del Precinto 56 y otros engendros de los que asumo la responsabilidad. Durante más de una década y más de cien aventuras la tuve a mi lado, en lo que representó uno de los más exigentes trabajos que he emprendido en el cómic y tanto los límites impuestos por la casa editora como la libertad con que había sido concebida, me obligaron a un tour de force inolvidable, que me llevó a diseñar a Darla, una fotógrafa emancipada y librepensadora, producida para el mercado italiano. Ray Collins 29 RECOMENDADOS KAFKA Y LA MUÑECA VIAJERA Jordi Sierra I Fabra Siruela MIENTRAS DUERME EL TIBURÓN Milena Agus Edhasa CRÍMENES Ferdinand Von Schirach Salamandra Se cuenta que Franz Kafka, paseando por un parque de Berlín, se encontró con una niña que lloraba porque había perdido a su muñeca. El escritor la consoló diciendo que su juguete se había ido de viaje y así se convirtió en el cartero que durante tres semanas, le llevaba una carta a la niña. La historia, contada por la compañera de entonces, Dora Dymant, fue tomada por Sierra I Fabra para niños y jóvenes pero se convirtió también en un texto para adultos. Esta 16° reedición está acompañada por las ilustraciones de Pep Montserrat. En la nueva novela de Angus, una hija inmersa en una atmósfera asfixiante, sueña con encontrar el amor mientras se propone observar a quienes la rodean para descubrir el camino a la felicidad. Una madre temerosa, un padre ausente y soñador, una tía que busca esposo, un hermano que quiere huir y ella misma que se envuelve en un erotismo desenfrenado por alcanzar alguno de los misterios del amor. Esta es la primera obra literaria del reconocido abogado penalista alemán que quiso contar algunos de los casos reales que le tocó defender en tribunales. “Pero en realidad -aclara en el prólogohablo del ser humano, de sus fracasos, de su culpa y su grandeza.” Relatos breves narrados con elegancia y sin regodeos, muestran a un nuevo autor que seguramente nos seguirá convocando a la lectura de sus libros. EL OJO ABSOLUTO Gérard Wajcman Manatial EL PUENTE DE LOS ASESINOS Arturo Pérez Reverte Alfaguara LA INAUGURACIÓN María Inés Krimer El Ateneo “Una mutación sin precedentes está teniendo lugar en la historia de los hombres.” Así comienza este extraordinario ensayo del escritor, psicoanalista y profesor del Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París 8, además de director del Centro de Estudios de Historia y de Teoría de la Mirada. La mutación de la que habla Wajcman no es otra que la tecnología creada para vigilar y volvernos íntegramente visibles. “Hay una política de la mirada. Es global, universal, indiferente a la diversidad de lugares ámbitos en los que actúa la mirada se ha mundializado. Hay una política de la mirada, y el despliegue de la video vigilancia es su forma más visible y sensible.” Desde 1996 las aventuras del capitán Alatriste se convirtieron en un acontecimiento literario que hace que miles de seguidores del extraordinario personaje, esperen ansiosos una nueva. En El puente de los asesinos la misión del capitán será intervenir en un asunto delicado para favorecer al rey católico en el Estado de Italia. Sus camaradas, Sebastián Copons y el peligroso moro Gurriato, junto al joven Íñigo Balboa, lo acompañarán en la aventura. “Diego Alatriste, que no despegaba los labios, estudiaba a los otros dos hombres. La vida y sus lances le habían enseñado a situar a las personas por lo que callaban, en vez de por lo que decían. Puestos a juzgar palabras, gestos o intenciones, los oídos solían mentir más que los ojos.” Ganadora de la última edición del Premio Internacional Letra Sur 2011, La inauguración narra sin aliento el mundo del poder, las costumbres rurales, el sexo y las diversas caras que muestra la dominación y la trata de blancas. Como telón de fondo, el reciente conflicto entre el campo y el gobierno, aportan una atmósfera creíble y atrapante. El escritor Martín Kohan (integrante del jurado del concurso) dijo de ella: La inauguración lleva el suspenso hasta su punto más verdadero: transcurre como novela de espera, pero es una espera en la que late la plena ferocidad de las acciones. El mundo cerrado de una casa de campo y el mundo social que se adivina afuera, se dejan iluminar por Krimer bajo una misma clave: la espesa idiosincracia del delito.” 30 RANKING FICCIÓN NO FICCIÓN INFANTIL JUVENIL 1. El prisionero del cielo 1. Mujeres tenían que ser 1. El principito 1. Casi ángeles / El Hombre Carlos Luis Zafón Planeta 2. Kilómetros de negra Elizabeth Vernaci Planeta 3. Juego de tronos George R. R. Martin Plaza & Janés 4. Los padecientes Gabriel Rolón Emecé 5. El cuaderno de Maya Isabel Allende Sudamericana Felipe Pigna Planeta 2. Steve Jobs Walter Isaacson Debate 3. Heridas emocionales Bernardo Stamateas Vergara Editor 4. Horangel / Predicciones astrológicas 2012-2013 Horangel Atlántida 5. Sé tu propio héroe Claudio María Domínguez Atlántida Antoine de Saint-exupéry Emecé 2. Gaturro atrapado en el mundo Gaturro Nik Sudamericana 3. Gaturro a lo grande 4 Nik Catapulta 4. Nuestro planeta, Natacha Luis María Pescetti Alfaguara 5. Abremente 6/7 Editores de Catapulta Catapulta de las mil caras Leandro Calderone Planeta 2. El ladrón del rayo Rick Riordan Salamandra 3. El mar de los monstruos Rick Riordan Salamandra 4. Firelight / Chica de fuego Sophie Jordan V&R Editoras 5. Sinsajo Suzanne Collins Del Nuevo Extremo 31 MÚSICA PELÍCULAS 1. 21 1. Los pitufos Adele Sony 2. Lioness hidden treasures Amy Winehouse Universal 3. Nothing but the beat (2 CD) David Guetta EMI 4. Independiente Ricardo Arjona Metamorfosis / Warner Bros. 5. One more love David Guetta EMI Raja Gosnell Sony 2. Cars 2 John Lasseter y Brad Lewis Walt Disney 3. La novicia rebelde Robert Wise 20th Century Fox 4. Cuento chino N/D Walt Disney 5. Medianoche en París Woody Allen Sun Distribution Esta información comprende los libros (ficción/ no ficción/ infantiles/ juveniles), CDs y películas más vendidos en todos los puntos de venta del Grupo ILHSA S.A. desde el 09/01/12 y el 15/01/12. E N T R EV IS T A II La mutación constante LA ESCRITORA MEXICANA DANIELA TARAZONA VISITÓ NUESTRO PAÍS PARA PRESENTAR SU PRIMERA NOVELA, EL ANIMAL SOBRE LA PIEDRA, DONDE ABORDA LA TRANSFORMACIÓN A LA QUE SE SOMETE SU PROTAGONISTA AL AFRONTAR UN DUELO Es una de las escritoras más famosas de su país y su primera novela, El animal sobre la piedra, ha sido considerada entre las mejores diez novelas de su país, México, donde fue publicada en el 2008. Daniela Tarazona es la misma persona que escribió el ensayo Clarice Lispector, (un nuevo acercamiento a esta grandiosa autora brasileña que nació en Ucrania). El animal sobre la piedra parece hacerle honor, no por el tema, sino por la forma en la que está narrada. Frases cortas, parráfos breves, espacios en blanco que generan un silencio inmediato y necesario para nosotros, los lectores. Todo en 103 páginas y 18 capítulos que llegaron a la Argentina de la mano de la Editorial Entropía. Allí nos muestra el paso a paso de una mutación que sufrimos todos a lo largo de la vida. –¿Cómo surgió la novela? Necesitaba tocar el tema de la muerte, de lo que se siente cuando te toca el duelo, lo que nos sucede cuando alguien muere. Creo que nos transformamos para sobrevivir esa pérdida. Por eso, en este caso, la protagonista viaja y se aleja y muta en un reptil. –¿Por qué un reptil? Creo que respondí a una necesidad. El personaje necesitaba ser representado de manera simbólica y sabemos que los reptiles representan la mutación, el éxito evolutivo. Para ello consulté a varios biólogos con mucho conocimiento sobre las lagartijas y la vida animal en general. Quería poner en relieve que nos comportamos mucho bajo el dominio de los instintos y los impulsos aunque perdimos gran parte de nuestra intuición y que la sociedad sigue respondiendo a esta lógica. –Y, en esta mutación, Irma, el personaje principal no se angustia sino que se libera, ¿por qué eligió una mujer para esta mutación? Primero, porque al ser mujer, estoy más familiarizada con mi género pero también porque creo que las mujeres estamos más relacionadas con la mutación, como una puerta abierta hacia el cambio. Nuestro cuerpo cambia continuamente en la vida cotidiana y somos parte del universo afectivo que nos atraviesa. –¿Cómo fue el proceso de seis años de trabajo para llegar a la novela? El animal sobre la piedra es producto de mucha selección, de mucha experimentación. Hubo muchos manuscritos que fui seleccionando y modificando y el resultado final surgió de la escritura misma. Creí que esta historia necesitaba frases cortas y precisas y un registro anómalo que sucede en la ambigüedad y que marca silencios para que el lector pueda entrar en la novela. Procuro escribir teniendo una emoción en la mente. –¿Cuál fue la emoción? La emoción sobre el duelo me conectó mucho con la novela pero básicamente lo que quise transmitir fue la sensación de pérdida, de despojo. Aquello que uno puede perder en la vida y lo que se pone en juicio cuando hay un cambio, un crecimiento en el que se deja atrás todo lo que uno ha sido. A medida que vivimos, perdemos las pieles de lo que fuimos. Es creer en la existencia de otra manera. Percibir la realidad como en una mutación constante. –Es clave el reptil como un símbolo… Siempre me interesaron mucho los símbolos. En este caso, Irma sufre una metamorfosis ascendente: ella lo asume todo como perfecto hacia arriba, hacia un estado evolutivo de supervivencia. Y los reptiles representan la capacidad de transformación, una paradoja evolutiva entre la antigüedad y la modernidad. –Su abuela meditaba, hacía yoga y para una persona que está en este camino, la novela puede despertar más cosas en su interior. ¿Escribe con estos conocimientos? Están en mi construcción de la percepción y de las emociones porque es un territorio que produce riqueza de significados y creo que es una fortuna tenerlo. Además, no me interesa la normalidad. –¿En qué lugar cree que está la mujer hoy? Creo que atravesamos un momento difícil. En los 60 sucedieron cosas muy importantes para nuestro desarrollo y aquellas ideas sobre la maternidad y la importancia de cuidar lo que crece adentro nuestro, del rol en el hogar son las que hoy no sabemos dónde ubicar. Somos hijas de una generación que vio que las instituciones no funcionaban y, ahora, nos estamos acomodando en un nuevo lugar. –A Irma se le muere su madre, ¿qué es ser hija para usted? Como hijas tenemos una gran carga de herencia sentimental y una conformación del mundo más densa que la de los hombres, heredamos la lengua que es considerada materna y transmitimos muchas cosas pero como hijas necesitamos desprendernos de nuestras madres. Por otra parte, creo que parir un ser debe ser una experiencia alucinante. Es increíble que el cuerpo femenino se ocupe de otro cuerpo que crece dentro nuestro. Aunque me parece que, muchas veces, nos reproducimos sin reflexionar sobre lo que significa ser padres. –El primer libro que escribió fue un ensayo sobre Clarice Lispector, una mujer fatal de la literatura. ¿Cómo la marcó? Me marcó mucho su capacidad de lograr frases sabias con pocas palabras, su mirada del mundo me parece muy atractiva y su capacidad como escritora también. Yo también escribo porque lo necesito y mi relación con la escritura responde al impulso de querer escaparme del mundo y comprenderlo. Clarice era una persona incómoda con el mundo y yo también soy así. La realidad le costaba trabajo y se preguntaba mucho sobre su identidad. A mí, la escritura me ayuda a comprender quién soy, mis deseos y angustias. –¿Y qué significa ser una mujer en la literatura? Para mí, tenemos muchas ventajas. La literatura escrita por mujeres es atractiva para todos y nunca antes tuvimos la oportunidad de estar al mismo alcance que los escritores. Además, creo que tenemos mayor familiaridad con las emociones. Sin embargo, creo en una literatura humana que interesa tanto a hombres como mujeres, que hable de la existencia y de la condición humana en general. Antonela de Alva Se trata de la historia de Irma, una mujer que queda muy afectada por la muerte de su madre y decide salir de la ciudad y tomarse el primer avión para refugiarse en una playa. Y así empieza este viaje por la mutación de Irma, la metamorfosis que va atravesando en estos breves capítulos en los que se ve a ella misma como un reptil y ve, cómo deja sus pieles anteriores, su vida antigua. Entre la literatura fantástica y la mitología clásica, Irma se transformará inesperadamente pero en forma pausada y natural. Y lo que importa, no es si es delirio o realidad, sino lo que le sucede introspectivamente a esta protagonista que nos atrapa con esta especie de diario íntimo desde el primer párrafo. 33 JA Z Z JAZZ & BLUES “Conocerás un extraño... sonido” LA COMPILACIÓN DE LOS TEMAS MUSICALES DE LAS PELÍCULAS DE WOODY ALLEN REÚNE 36 OBRAS MAESTRAS DEL JAZZ QUE ILUSTRARON ALGUNOS DE LOS PASAJES CINEMATOGRÁFICOS MÁS MEMORABLES DEL GENIO NEOYORQUINO Aunque entre “las 10 cosas por las cuales la vida merece ser vivida”, Woody Allen catalogó el tema Potatohead Blues, de Louis Armstrong, la banda de sonido de aquella película con ese planteo existencial, Manhattan, y muy especialmente la creciente Rapsodia en blue de George Gershwin podrían reclamar un lugar preferencial en el podio de aquella lista. Parte del genio de Woody Allen, a lo largo de toda su carrera cinematográfica, incluyó, además de reflexiones extraordinarias y desopilantes que se han galvanizado como expresiones casi antropológicas de esta época (“el sexo sin amor es una experiencia vacía: pero entre las experiencias vacías, es la mejor que tuve”, o “el dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida que se necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia”, y así), sus películas han deparado una selección de maravillosos soundtracks, como soporte de sus títulos fondo negro-letra blanca, al inicio y al final, y como música incidental (el acierto de este genial director ha consistido en simplificar ese trámite, apelando a insuperables composiciones, como la mencionada de Gershwin, o hallazgos como Sing, sing, sing, esa intensamente rítmica creación de Benny Goodman ilustrando en forma sonora una esperpéntica persecusión automovilística en Misterioso asesinato en Manhattan –uno de sus opus más recomendables por lo gracioso y divertido–, donde la batería y los “ataques” de saxos, trombones y trompetas juegan un absurdo contrapunto con un auto que cruza el puente de Brooklyn a ínfima velocidad de turista distraído). Ahora, el delicioso compendio de perlas jazzísticas que configura la reunión de los temas musicales de sus películas finalmente se ha conglomerado en Woody Allen La Musique: de Manhattan a Midnight in Paris. Un disco doble por el que desfilan, entre otros, el saxofonista Stan Getz y su envolvente versión de Desafinado, de Joao Gilberto, que coloreó la erótica metamorfosis de Marietta, esa entrañable mogijata sureña devenida polimorfa fotógrafa artística interpretada por Patricia Clarckson en Whatever Works. Piezas que pueden reclamar con justicia su propio espacio en el decálogo, como Take the A Train, de Duke Ellington, también aparecen en la compilación, merced a su previa utilización en el soundtrack de Melinda and Melinda. Allí está La Conga Blicoti, de Josephine Baker para convertirnos en “internamente negros” ante la imposibilidad de no desear danzar en forma tribal al ritmo de este fragmento de la encantadora Midnight in Paris, o la sutil voz de Billie Holiday en Did I remember (To tell you how I adore you), que paseó sus acordes por Celebrities, aportando las voces femeninas de diosas de la canción jazzística. Margarita Cansino, más conocida por su nom de guerre de Rita Hayworth, solía decir que “los hombres se acuestan con Gilda y se despiertan con Rita”, por la decepción que sentían al comprobar que la actriz era menos atractiva que la volátil histérica con la que compuso su personaje más famoso. Este disco doble, con las canciones jazzísticas “aisladas” del contexto cinematográfico en el que fueron usadas, supera festivamente esa contradicción, con 36 gemas musicales que inspiran un disfrute sublime, más allá y más acá de los límites de la realidad. S.V. 35 M Ú S ICA PO PU LA R Laura Canoura Como ninguna POR Carlos Salatino LA CANTANTE URUGUAYA FESTEJA LA EDICIÓN DE SU ÚLTIMO TRABAJO, UN AMOR DEL BUENO, Y SU BIOGRAFÍA, QUIÉN ES ESA MUJER 36 En Laura Canoura conviven varias mujeres a la vez. La que se presta a la entrevista con sencillez y gentileza, la que maneja su carrera con fuertes convicciones, la que se pone en la piel de Edith Piaf o interpreta el tango como ninguna, la que no espera que su amor le regale flores porque ahora planta sus propias rosas (la satisfacción tarde o temprano llega y lo importante son las rosas y no que te la regalen, afirma), la que susurra las palabras con que arropa las canciones que interpreta, la que hace sus mandados en su barrio o la que se hace gigante arriba de un escenario para subyugar con su arte al público. Su último disco, Un amor del bueno, coincide con la edición de una recopilación de su carrera y una biografía, ambas tituladas Quién es esa mujer. magnitud de Rumbo cuando el Comité del Bicentenario logró reunirnos para cantar en la fiesta de celebración. A partir de ese momento, por medio de las redes sociales y los músicos que participaron junto con nosotros en la reunión, que eran todos jóvenes, nos dimos cuenta de qué manera éramos referentes de generaciones posteriores. Esto es algo muy gratificante. –Rumbo es uno de los grupos más referenciales de la música popular uruguaya. ¿Qué sensaciones tiene de haber participado de aquella agrupación? A fines de los setenta ninguno –Entre los géneros que abordó en su carrera, tienen un lugar especial el bolero y el tango. ¿Cómo encaró ambos repertorios? El bolero es una música que los intelectuales no de nosotros era consciente de lo que estábamos haciendo en ese momento. Éramos un grupo de músicos que nos conocimos en un conservatorio y que nos gustaba hacer música. Ninguno tenía como objetivo cambiar la historia de nuestro país haciendo canciones. Lo que ocurrió con muchos artistas en ese momento era como una especie de fuego que se encendió gracias a varias llamitas que aparecieron en varios lados a la vez. Recién el año que pasó empecé a tomar conciencia de la aceptan reconocer que les gusta, aunque lleguen a sus casas y la escuchen a escondidas. Boleros fue uno de los trabajos que más disfruté hacer, al igual que el espectáculo que concretamos basado en el disco. Este género tiene un repertorio conocido y gentil, que rápidamente vincula al cantante con la gente. Al tango en cambio lo llevamos de manera “intravenosa”. En todo el Río de la Plata se respira tango. En mi casa siempre se lo escuchaba y se lo cantaba. Cuando era joven nunca se me pasó –¿Por qué se define a sí misma como una mujer que canta? Primero porque es importante definirse como género, y después porque la actividad a una la define todavía más. En todo caso soy una mujer que canta, que es madre y que hace un montón de otras cosas. Por suerte, la mayor franja de popularidad me llegó cuando ya era una persona madura y estaba convencida de lo que quería hacer de mi vida. por la cabeza cantar tango. Pero discretamente fue apareciendo en mi repertorio, hasta que un día me decidí y me saqué las ganas de hacer un disco y un espectáculo. –¿Cómo conviven en usted la mujer y la artista? Si tengo que salir súper producida y cuidar de mi vestuario o mi peinado para ir al almacén de la esquina para hacer las compras, me bajo de esta historia. Hace muchos años, cuando mi hija era chica, fui a la feria de mi barrio a comprar una docena de huevos. En esa época todavía se envolvían en papel de diario. Al llegar a mi casa veo que los habían envuelto en una doble página de un suplemento semanal en donde había una nota sobre mí. Una tiene que aprender a convivir con eso, si no se puede desbarrancar ante un primer fracaso. Poseo la capacidad de tener una vida en la que puedo relacionarme con los vecinos y hacer las compras y más tarde de producirme y convertirme en la artista que la gente quiere ver arriba del escenario. –¿De qué manera fue descubriendo su veta como compositora? En Rumbo compuse algunas cosas, pero me concentré en el rol de intérprete. Además en el grupo estaba Mauricio Ubal que es uno de los mejores compositores de mi generación. Hasta que, como sucede siempre en una crisis afectiva, empecé a escribir y a hablar de mi vida y de mis afectos cercanos. Le mostré mi material a quien por entonces era mi guitarrista, Jorge Nocetti, que me incentivó a que fuera para adelante. Cuando se siente el aval de los colegas una piensa que hay un camino para recorrer. Mi último álbum, Un amor del bueno, estaba a medio hacer desde hace unos años. No estaba estimulada para hacer un nuevo disco de autor. Por suerte Andrés Bedó, quien es mi actual pianista y arreglador, me impulsó para terminar los temas que tenía e, incluso, componer un par más en colaboración. –¿Cómo fue ponerse en la piel de Edith Piaf en la obra de teatro? Fue un desafío muy grande. Me dio una experiencia muy rica en el aspecto artístico y me permitió incorporar un repertorio de gran valor. En mis actuaciones, cuando hago un tema de Piaf, el clima se convierte porque ella es una referencia afectiva muy fuerte para todo el mundo. –¿Se considera una mujer fatal? No creo que yo sea una femme fatal. Aunque tal vez haya algún hombre que en alguna circunstancia me haya considerado así. Desde chica tuve mucho carácter y personalidad. Para liderar un grupo como en el que estoy y manejarme femeninamente en un mundo masculino, una debe tener mucho carácter. Esto es algo que llevo como bandera. No voy a convertirme en un hombre para manejar mi carrera. Voy a llevar adelante mi camino como mujer. Todo el entorno con el que trabajo está integrado por hombres. –¿Como ve su inserción en nuestro país? Rubén Rada, los Fattoruso y Jaime Roos abrieron el camino para que pudiéramos llegar a las murgas, Fernando Cabrera, Ana Prada o yo… Tengo gran expectativa para insertarme en la Argentina, pero quiero que se vaya dando de manera natural. Prefiero que sea una transmisión boca a boca e ir conquistando de a poco al público. Esa es la forma en que a mí me gusta descubrir a los artistas. BUNBURY, LICENCIADO CANTINAS El “Licenciado Cantinas” no es otro que el alter ego de Enrique Bunbury, el cantante nacido en Zaragoza que continúa con su exploración de los diferentes universos de la música popular. En esta oportunidad ofrece su personal visión sobre el repertorio latinoamericano, conformado por rancheras, tangos, chacareras y cumbias. Acompañado por su banda, Los santos inocentes, Bunbury aborda canciones emblemáticas como El mar, el cielo y tú, de Agustín Lara, nuestra Chacarera de un triste de los hermanos Simón, El día de mi suerte de Willie Colón, El cielo está dentro de mí, de Yupanqui y Del Cerro y varias páginas del cancionero de esta parte del mundo. Una notable producción hecha con gran respeto y calidad musical. MARIO PARMISANO TANGO JAZZ TRÍO – MICHELANGELO Con una amplia trayectoria tanto en nuestro país como en el exterior, en donde integró el grupo del guitarrista Al Di Meola, el pianista Mario Parmisano ofrece una mirada desde el jazz de la música de Astor Piazzolla. Acompañado por Jorge Oss en bajo y Lucas Canel en batería, Parmisano se interna en los vericuetos musicales del gran compositor y bandoneonista, y le aporta un toque personal en el que el espíritu de las creaciones del marplatense suena con un estilo vigorizado. Un gran trabajo tanto en los arreglos como en la interpretación. PABLO MAINETTI – PARTES DE LA SUMA Casi una banda de sonido de una película sin imágenes propone el bandoneonista y compositor Pablo Mainetti. Con muchos elementos de música contemporánea, Mainetti crea climas misteriosos y envolventes en El Quijote, Fuga parisina, Breaking Silence y Duelo criollo, mientras que Edgardo Cozarinsky aporta su voz en su relato “Raptos”. Excelente trabajo para agrupación de cámara y bandoneón. MERCEDES SOSA – YO TENGO TANTOS HERMANOS: GRAVADO AO VIVO NO BRASIL Auténtica joya rescatada de Mercedes Sosa, registrada en vivo entre el 17 de marzo y el 6 de mayo de 1980 en Brasil, dos años antes de su histórico regreso a nuestro país con los recitales en el teatro Ópera. Este álbum representa además un testimonio discográfico de temas que la cantante no volvió a interpretar en vivo, como Cantor de oficio, Antiguos dueños de las flechas, A Víctor, Plegaria a un labrador o La carta. Un disco que en cierto modo marca la conclusión de la etapa más folclórica de la tucumana. JUAN FALÚ – LO MEJOR DE JUAN FALÚ Compilación imprescindible para internarse en la música de Juan Falú, uno de los más importantes exponentes de la guitarra de nuestro folclore. Desfilan temas de sus trabajos solistas como otros compartidos con artistas como Marcelo Moguilevsky, Oscar Alem, Liliana Herrero, Juan Anapios, Ricardo Moyano, Rosendo Gruart y Carlos Aguirre. M Ú S ICA CLÁ S ICA Sin condiciones LYDIA CHEN, VIOLISTA E HIJA DE MARTHA ARGERICH, DETALLA LOS PORMENORES DEL INCENTIVO QUE SU MADRE OFRECE A JÓVENES Y VIEJOS MÚSICOS Martha Argerich nació en el año 1941. A los cuatro años 38 dio su primer concierto en el Teatro Astral de Buenos Aires. Poco después comenzó a estudiar con Vicente Scaramuzza, uno de los fundadores de la tradición pianística argentina. En 1955 escuchó tocar el piano a Friedrich Gulda y convenció a sus padres de que la llevaran a Viena para ser su discípula. Y así sucedió: Gulda se convirtió en su maestro más influyente. “Martha es prodigiosa –señalaba el pianista en su autobiografía– tenía sólo 12 años pero yo no sabía qué enseñarle, porque ella ya lo sabía todo. Fue el máximo talento que tuve entre mis alumnos, no hubiera podido pedir nunca dinero a cambio.” A pesar de que el mundo musical sabe mucho acerca de Martha Argerich, no estará de más repetir que su técnica pianística es brillante. Además, ella posee un maravilloso sentido de la forma y la arquitectura de cada obra musical que interpreta. Pero lo más importante es que tiene un don de tocar de tal manera que bajo sus dedos la música vive y respira. Siempre fue asombrosa su calidez lírica y la precisión de cada nota. A la pregunta de la revista española Letras libres acerca de sus compositores preferidos, Martha Argerich señaló: “Beethoven, claramente; Bach, su polifonía; el virtuosismo de Paganini, en violín antes que el piano. Al Tercer concierto de Prokofiev le caigo bien. A Schumann, creo que le caigo bien. Pero sin exagerar. Cuando en un mismo concierto hacía la Sonata de Liszt y los Preludios de Chopin, nunca me salían bien los dos: había alguno que estaba celoso. Pero para volver: el violín, para mí es algo imposible. El piano es un instrumento, es una ilusión: ahí están las teclas, hay que tocarlas. Pero el violín... es la pura inmaterialidad. Gulda decía que mi manera de tocar era hermafrodita. Una vez le preguntaron a Gidon Kremer, excepcional violinista, si no tenía miedo de tocar conmigo, que era tan masculina. Él contestó que no: porque era muy femenino. Creo que todos tenemos un poco de las dos cosas”. Su hermano Juan Manuel, durante un encuentro con el diario La Nación, agregó sus pensamientos acerca de la personalidad de Martha: “La distingue la solidaridad, la fidelidad a sus sentimientos en la amistad. Es una persona compleja internamente, pero totalmente sencilla. Es generosa, cada vez más, sobre todo después de haber enfrentado con el sufrimiento de la muerte de los seres queridos. Ella es prudente, es reflexiva, sabe escuchar. Pero, sobre todo, es solidaria. Con todos, aunque especialmente con los músicos jóvenes a quienes siempre trata de darles lugar. A ella le hubiera gustado ser médica, precisamente para poder ayudar.” Tal vez por el motivo de ser solidaria y de tener ganas de ayudar a otros músicos nació la idea del proyecto “Martha Argerich presents”, del cual hablamos con la hija de Martha Argerich –Lydia Chen, violista y una de los entusiastas que llevan a cabo dicho proyecto hacia sus nobles e importantes fines–. LC: La idea principal del proyecto “Martha Argerich presents” consiste en ayudar a los talentosos músicos jóvenes y no tan jóvenes en su carrera musical, dándoles la oportunidad del crecimiento y ampliar sus conocimientos en el ámbito técnico-musical, beneficiándose de los consejos de los intérpretes de alto nivel y reputación. Darles la posibilidad de asistir a los prestigiosos recitales del Festival Martha Argerich de la ciudad de Lugano y estar entre los músicos de fama internacional. También estimular a los jóvenes pianistas a través de intercambios culturales entre los músicos de diferentes países del mundo. La participación en el MAPP en primer lugar significa hacer la música juntos y al mismo tiempo apreciar valores como la amistad, la pasión y el placer de ejecutar, compartiendo las emociones. Acerca del desarrollo del proyecto en la Argentina debo subrayar que estamos buscando las colaboraciones musicales y humanas entre los artistas, asimismo dar espacio a compositores, proponiendo programas en los cuales se valorice la música culta y popular argentina. Según esta óptica nació el Festival de Música de Cámara en Rosario, organizado por la Municipalidad de Rosario bajo la dirección artística del pianista rosarino Daniel Rivera. Estamos organizando las conferencias, las master classes, los conciertos. Nosotros tenemos una idea muy ambiciosa, pero creemos que con el tiempo este proyecto podría convertirse en una academia del perfeccionamiento musical. Aunque muchas cosas están sólo por empezar, tenemos gran esperanza de que todo sea posible, porque con la enorme energía de las personas que participan en el proyecto podemos alcanzar logros fantásticos. Esto es algo en que mi madre siempre pensó. Quedó encantada con la idea de apoyar no solamente a los jóvenes talentos sino a los mayores. Se sentía preocupada por las personas de edad que fueron artistas y se encuentran en situaciones difíciles. A ella le gusta la idea de estar rodeada de gente con la que pueda comunicarse, compartir emociones que no necesariamente tengan que ver con tocar música, sino con los valores de la vida. Nadia Koval RECOMENDADO DE NOTA PRINCIPAL Martha Argerich, Mischa Maisky in concert Esta grabación fue registrada en abril de 2003 en el salón Flagey de Bruselas, en donde participaron algunos de los mejores músicos de nuestros tiempos. El CD incluye las Sonatas para cello y piano de Prokofiev y Shostakovich y la suite de ballet Pulcinella de Stravinsky. Muchas veces Argerich prefiere compartir el escenario con otros músicos en una sesión de cámara o con la participación de una orquesta. Este concierto fue la demostración de que ambos intérpretes saben cómo transmitir su emoción por la música, su intuición y sus sentimientos a los oyentes. Martha Argerich, piano, Mischa Maisky, cello. NOVEDAD Rodion Shchedrin, The Seagull (La Gaviota), DVD La Gaviota es un ballet contemporáneo que consiste en dos actos, basado en la obra homónima del famoso escritor ruso Antón Chéjov. Es una historia de amor reflejada en su existencia humana. Los conflictos románticos están coreografiados por Maya Plisetskaya, que también representa el personaje principal. Plisetskaya se encuentra entre los mejores bailarines del siglo XX. Su coreografía es brillante y ofrece una impresionante adaptación de la obra de Chéjov. La música de Shchedrin amplifica la conmovedora historia y muestra su pasión por el folclore ruso y la música popular. Teatro Bolshoi, el conductor Alexander Lazarev. PARA ARMAR SU COLECCIÓN DE MÚSICA CLÁSICA Brahms, Ein deutschen Réquiem En 1868, Brahms adquirió fama en toda Europa debido al estreno de su Réquiem alemán, llamado así porque el texto está tomado de la traducción alemana que hizo Lutero de la Biblia, en vez de utilizar el texto en latín, como normalmente se hacía. La obra, dividida en siete partes, se centra más en el dolor y los lamentos de aquellos cuyos seres queridos se han ido, que en la relación entre el destino y la muerte. Se trata de un híbrido entre la cantata y el oratorio, donde la sensibilidad está muy próxima a la misericordia, la compasión y el optimismo. Nikolaus Harnoncourt, Arnold Schoenberg Choir, Filarmónica de Vienna LIBRO RECOMENDADO Roger Alier, La zarzuela Roger Alier presenta una obra enciclopédica ilustrada que ofrece un completo panorama del género lírico español. La primera parte abarca la historia y la evolución de la zarzuela hasta la actualidad (orígenes, compositores, libretistas, cantantes, teatros, subgéneros, últimas tendencias, etc.). La segunda parte presenta con detenimiento a los principales autores y sus obras más destacadas, con comentarios particulares sobre el compositor, el libretista, los personajes y sus características vocales, así como un resumen del argumento y de los números musicales más destacados. 47 T EA T R O El arte de CAMBIAR POR Patricio Orozco* MIENTRAS SE PREPARA PARA PROTAGONIZAR RAINMAN JUNTO A FABIÁN VENA, JUAN PABLO GERETTO HABLA DE SU MAESTRA NORMAL QUE DESPIDE A MEDIADOS DE MARZO 40 En Yo amo a mi maestra normal, el último espectáculo de Juan Pablo Geretto, la propuesta es simple y movilizante a la vez: Que los espectadores se transformen en aquellos pequeños alumnos de escuela primaria que supieron ser y participen de un acto escolar. En este caso, la inauguración del nuevo patio techado. Es así como una docente (interpretada magistralmente por Geretto) se pone al frente de la conducción del evento y con su discurso y particular forma de conducir a los escolares, transporta al público a aquellos años en los que debían estar bien formados, en silencio y tomando distancia. En el desarrollo del acto y el relato hacia padres, alumnos y pares, va desovillando nuestra propia madeja de recuerdos. “Hace muchos años que hago este personaje, más de quince. El nivel de detalle en su parlamento viene porque con tantos años, he tenido la oportunidad de aburrirme y volver a la carga explorándolo y descubriendo nuevas vetas.” Y agrega: “Me parece que el sistema educativo está muy arraigado en todos nosotros como para obviar esos detalles, fueron muchos años de nuestra infancia en los que observamos y grabamos el trabajo de esa mujer (la docente). Como niños nos sentamos a ver el trabajo de la docente seis horas por día y lo que queremos es que nos quiera. No sé si nos importa mucho saber la tabla del nueve por otro motivo que el de que la docente nos quiera. La observamos mucho.” En cuanto a su creación, dice: “Con unos amigos transformistas teníamos tomadas todas las fechas patrias en un bar de Rosario. En cada ocasión (9 de julio, 25 de mayo, etc.) presentábamos un espectáculo alusivo. Es prácticamente indivisible la fecha patria del acto escolar. Naturalmente alguien tenía que ponerse al frente de la obra y oficiar como maestro de ceremonias, en este caso, resultó ser la maestra. De casualidad me tocó hacer ese personaje, me gustó y lo seguí desarrollando con los años”. Pero esos no fueron sus comienzos en las tablas, ya de chiquito sentía vocación por la actuación. Con apenas cuatro o cinco años, el niño Geretto se calzó los zapatos con tacos de su madre y comenzó, sin querer, una carrera en la que siempre interpretaría personajes femeninos y que lo depositaría con un espectáculo en la mítica Calle Corrientes. La maestra que Geretto presenta se muestra firme, deci- dida e imperativa con sus alumnos, pero sabe tener momentos de intimidad y soledad en los que la descubrimos vulnerable y frágil. Geretto comenta: “Los espectáculos están hechos con el fin de no juzgar a nadie, de la misma manera que me gustaría que me traten a mí en la vida. Para mí es una crónica, una manera de verlo, siempre tratando de ver el otro lado de la historia”. Y se pregunta “¿por qué son así estas docentes? ¿Qué pasó que y cómo llegaron a transformarse en esto? ¿Por qué tantas generaciones se identifican con un mismo discurso? Si todas las docentes repiten estas mismas frases, entonces no es sólo una. Estamos hablando del sistema educativo. Quien finalmente termina hablando es el sistema”. Y agrega: “El título que se les otorga de segunda madre, no es menor. Es la segunda persona en la vida con la cual vas a tener una relación de amor absoluto y contradicción absoluta, es muy fuerte el título. El sistema unificó el discurso de una manera imperativa, militarizada: el niño sólo puede aprender, no puede enseñar nada. Si no somos recíprocos en lo que aprendemos y lo que enseñamos, siempre vamos a tener problemas en la educación”. Consultado acerca de la repercusión que este espectáculo tiene dentro del mundo docente, Geretto dice: “A veces vienen maestras y me dicen, ‘me sentí tan identificada’ y yo pienso pero pucha, ¿y no reflexionamos sobre el tema? Todas mis maestras vinieron a ver el espectáculo y están chochas, lejos de hacer reclamos, se peleaban por ser la musa inspiradora”. La maestra interpretada por Geretto está próxima a despedirse por un largo rato. Es que este talentoso artista tiene un nuevo desafío: interpretar un personaje protagónico en la obra Rainman, a estrenarse en el mes de abril, junto a Fabián Vena. Atrás quedaron las 18.000 personas que lo fueron a ver al Monumento de la Bandera en 2007, o sus participaciones en los programas de Jorge Guinzburg, Nicolás Repetto y Marcelo Tinelli. Juan Pablo Geretto pisa fuerte en la escena porteña y promete seguir sorprendiéndonos con su arte. * DIRECTOR DE TEATRO Y ARTISTA PLÁSTICO. Estudió en la Royal Shakespeare Company. Es Director del Festival Beckett Buenos Aires. Como artista plástico ha sido becado por el Museo Nacional de Bellas Artes y ha exhibido su obra en Francia y España. Es columnista en el programa La hora señalada en FM Rock&Pop. 41 CIN E PERCANTA que me AMURASTE POR Patricio Vega* DESILUSIONES Y DESVENTURAS DE UN NIÑO AL TOPARSE CON UNA NIÑA FATAL Los hechos y personajes de este ensayo no son ficticios; cualquier semejanza con la realidad está lejos de ser una coincidencia, aunque los nombres reales han sido cambiados para proteger la identidad de los involucrados. Corre el año 1980; un grupo de chicos y chicas juegan en ronda al “verdad o consecuencia”. Entre ellos está Javier, flaco, ojos saltones, ni lindo ni feo; uno del montón. Tiene los ojos clavados en Laura: hermosa, radiante, sonrisa perfecta y mucha actitud, quizás por ser más madura que el resto (está a punto de cumplir 11). Las verdades y sus consecuencias se alternan según el turno de cada uno hasta llegar a Laura. La pregunta, sorpresiva para Javier pero evidente para todo el resto de los compañeros, se hace oír por fin: “¿es verdad que gustás de Javier?”. Laura ensaya una breve pausa dramática, un instante en que el corazón de Javier no se decide a elevar sus pulsaciones arriba de doscientas o dejar de latir sin más. La respuesta aparece como un latigazo seco y punzante: “no”. El grupo se dispersa. Para Javier ya nada tiene sentido; ni el naranjú, ni la Gini de litro y cuarto, nada. El “no” de Laura retumba una y otra vez en su cabeza. Claro que antes –en su turno del verdad o consecuencia– él había pronunciado un “no” parecido, pero fue por timidez, por miedo a quedar expuesto. Javier se aparta del grupo, cabizbajo. Imprevistamente Laura se acerca a él con un vaso de Mountain dew helada que hace girar sugestivamente entre sus dedos antes de pronunciar una de esas frases que merecen estar guionadas: “mentimos los dos, ¿no?”. Javier no lo sabía, no podía saberlo, pero ese instante sería el detonante de una pequeña aunque intensa historia de amor que marcaría toda su vida, al menos su vida amorosa. Dentro del cine policial las películas sobre mujeres que tienen la capacidad de seducir, de fascinar a un hombre arrastrándolo a una serie de desgracias o infortunios, impulsándolo hasta el extremo de sus potencialidades conforman un género en sí mismo. Son parte de lo que se conoce como cine negro, más específicamente femme fatale movies. Pues bien, Javier estaba entrando en lo que podríamos llamar la fase uno de cualquier thriller de este estilo: la etapa de seducción e histeria, indispensable para “enganchar” al héroe. Luego vendría la fase dos: el romance. Reuniendo fuerzas quién sabe de dónde, Javier había invitado a Laura al cine. Juntos vieron La discoteca del amor uno de los primeros éxitos cinematográficos de Ricardo Darín, aunque hoy la crítica y el público se empeñen en adjudicarle todo el mérito a Campanella. La cosa iba bien o, al menos, eso es lo que creía Javier. Pronto llegaría la fase tres: la duda. En un thriller es el momento en que nuestro protagonista se debate entre el sentido común y el deseo por esa mujer que lentamente va minando su voluntad, reduciéndolo a nada. Años después, Javier descubriría la extensa genealogía de la mujer fatal a quien podemos rastrear muy lejanamente en los relatos míticos. ¿O qué otra cosa es la historia de Adán y Eva sino un fabuloso thriller femme fatale? Tiene sexo, traición, muerte y un héroe caído en desgracia. Eva es, tal vez, la primera mujer fatal de la historia. Luego vendrán las sirenas, cuya dulce voz –irresistiblemente atractiva– arrastraba a la perdición a los marinos. Javier ni siquiera sospechaba que en él encarnaban siglos de historia de la humanidad. No tenía idea de que estaba vistiendo el traje de un arquetipo profundamente arraigado en el inconsciente colectivo. Lo único que sabía es que Laura ya no era su novia, si es que alguna vez lo había sido. Ahora estaba tomando un helado con Alejandro Martínez, su enemigo. Javier terminaba de entrar en la fase cuatro de nuestro relato: el desengaño seguido del desconcierto. ¿Qué pasó? ¿Qué había hecho mal? Años después llegaría a la conclusión de que la cualidad ineludible de cualquier femme fatale es el misterio. La mujer fatal es un enigma indescifrable para el héroe, un puzzle sin solución, un criptograma de carne y hueso. Es así que el deseo de nuestro protagonista no es solo de índole sexual sino, y sobre todo, es deseo de conocer. El policial inesperadamente se vuelve metafísico porque ahora la pregunta es por el ser, el ser femenino. Toda investigación en un thriller femme fatale está orientada a revelar, no tanto el enigma policial, sino la verdadera esencia de la mujer en cuestión. Javier buscó consuelo en un Tubby 3, pero el antídoto apenas duró unos instantes. Entraba en la quinta y última fase del relato: muerte y resurrección. Treinta años después de aquella historia Javier sabía ya que toda relación con una femme fatale es equiparable a un proceso de vampirización; es decir la lenta privación de la voluntad de alguien para lograr su dependencia. La mujer vampiro se alimenta de la energía vital del hombre, de su deseo, de su potencia. Eso es lo que había ocurrido con Javier y recomponerse le llevaría un tiempo largo. Quizás treinta años después pudiera escribir su historia en una revista, para entenderla por fin. ¡Ups! * Premio Konex 2011, es guionista profesional de cine y televisión y se dedica a la docencia desde hace más de 10 años. Fue coordinador autoral del exitoso ciclo Los Simuladores; creador de la idea original de la serie Hermanos y detectives, además de autor de guiones junto a Damián Szifrón. Es uno de los guionistas más reconocidos del medio cinematográfico con tres largometrajes: La señal, dirigido por Ricardo Darín, Música en espera, de Hernán Goldfrid y Mi primera boda, de Ariel Winograd. Dirige El laboratorio de guión, escuela destinada a la formación integral de guionistas. 43 EN T R EV IS T A III Eterna Coca “¡CANALLA! ¿QUÉ PRETENDE USTED DE MÍ?”, INQUIERE COCA SARLI DESDE UN RINCÓN, CUBIERTA POR UN VESTIDO AZUL QUE NO LLEGA A TAPARLE LAS RODILLAS, ANTE EL AVANCE VIRIL Y AMENAZADOR DE UN TRABAJADOR FRIGORÍFICO. CON ESE DEJO DE DESPROTECCIÓN Y SUGESTIÓN, ANGELICAL Y DEMONÍACO, SE HIZO FAMOSA COMO “LA” MUJER FATAL DEL CINE ARGENTINO Isabel Sarli despertó la fantasía de millones a través de sus 46 más de treinta películas con la sola destreza de acariciar su cabello, nadar desnuda en fuentes de agua silvestre, rozarse los senos y echar a correr un pobre guión (la mayoría de las veces) de sus labios carnosos. Sus protagonismos, hasta 1980, estuvieron coprotagonizados, dirigidos y producidos por Armando Bo. La dupla inauguró en 1958 el cine erótico en nuestro país con El trueno de las hojas, y el primer desnudo de pies a cabeza. Coca tuvo repercusión internacional: era vista en México, Venezuela, Panamá, Rusia y Japón. Por lo que Bo, un visionario de los negocios, la llevó a filmar a Paraguay, Brasil y Filipinas. Los guiones cinematográficos eran más o menos reiterativos, pero las ventas exitosas: Coca poseída por un hombre mayor exaltaba el morbo; Coca deseosa de hombres jóvenes avivaba las fantasías; Coca entremedio de obreros, cañeros o ebrios la popularizaban; Coca como mujer de su hogar, cariñosa con los animales y fiel en sus convicciones, la enaltecían como cada quien a una potencial esposa. La trasgresión no resultó gratuita. Las dictaduras y los gobiernos conservadores instrumentaron el Ente de Calificación Cinematográfica por el que prohibían las películas, iniciaban juicios y abrían las puertas de los calabozos. Una vía de escape fue la autocensura. Así lo recordaba Coca en una entrevista: “Muchas escenas las teníamos que filmar dos veces. En Fiebre, por ejemplo, yo me tenía que tirar desnuda y revolcar en la alfalfa. Armando me decía ‘Coca, vos ahora te sentís yegua. ¡Sos una yegua! ¡Tenés que comer alfalfa, vamos, comé alfalfa! ¡Las yeguas comen alfalfa!’. Esa era una versión. Después filmamos otra, para la Argentina, en la que yo me retorcía entre gasas blancas. Para la versión nacional yo era una señora desesperada entre tules. Para la versión exterior era una yegua que comía alfalfa”. Algún desnudito, nada más A principios de diciembre, Coca estuvo internada a raíz de un edema pulmonar. Esta fue la razón por la supusimos que no quería recibirnos personalmente. Se lo preguntamos, entre otros temas, pero no llegamos a convencernos si fue por coquetería o indeferencia. Su réplica fue terminante: “Di tantas notas en mi vida y me sacaron tantas fotos que ya no me interesa seguir sacándomelas”. Desde su casa de Martínez, rodeada de perros, gatos, tortugas, papagayos y loros, entre otras especies, accede a respondernos: –¿Cómo se encuentra de salud? Mejorando, gracias a Dios. –¿Se considera una mujer fatal? Gracias, pero para nada me considero una mujer fatal. Hice 33 películas de mujer perseguida por los hombres, pero lo mío fue un rol –¿O sea que sus interpretaciones no eran genuinas? No, hice muchos papeles: de obrera, mujer de la selva, prostituta… –Mientras sus películas eran vistas por miles de espectadores, ¿no pensaba que estaba construyendo un mito alrededor suyo? Nunca lo pensé así. Gracias a Dios, la gente me quiso, me quiere y todo aquello fue muy lindo. Pero hoy en día, la nueva generación de chicos me llama Coca, me conoce a través de sus padres, o porque ha visto alguna película, pero no como mito. –¿Cómo era vista por las mujeres? Por ejemplo, ¿era tapa de revistas femeninas? He sido tapa de un montón de revistas, m’hijo, locales y del exterior. Incluso, cuando estrenamos nuestra primera película, hubo un escándalo internacional por el desnudo. Sin embargo, salí en la revista Time y Life. –Todo un fenómeno… Claro, porque mis películas no estaban orientadas al público masculino, sino al público en general. Todas tenían un problema social, casi siempre, más música, paisajes y algún desnudito, nada más. Pero se armaba tanto escándalo por la época; hoy en día no pasaría nada. –¿Cuánto hay de cierto de su competencia con Libertad Leblanc? ¿Construyeron el contraste rubia versus morocha? En absoluto tuve competencia con Libertad Leblanc. La que quiso tenerla fue ella, para hacer propaganda a lo que estaba haciendo, pero nada más. –Leí que nunca se consideró actriz… Nunca me consideré como tal. Armando, una vez, me dijo: “Mirá, Coca, vos sos natural”. Lo que pasa es que a alguna gente eso no la conforma. –Ha estado acompañada de grandes actores… Sí, trabajé con Juan Carlos Altavista, Pepe Marrone, Pepe Arias y Juan José Míguez, quien fuera galán de Evita en La pródiga. –¿Qué fue lo peor de la censura? La persecución de la Triple A. –¿Qué películas le parecen que siguen los pasos de Armando Bo? Dicen que Almodóvar filma como Armando, pero mirá vos, Armando lo hacía hace décadas. –¿Y quién se emparenta más a Coca Sarli? En la Argentina, todavía no ha aparecido ninguna Coca Sarli. –¿Cómo definiría su relación con Armando? De mi vida privada no hablo, sólo te digo que lo quise, lo quiero y lo querré. Salvaje de las pampas Nacida en Concordia a mediados de la década del 30, Coca se inició como modelo publicitaria de calefones y hasta de marcas de arroz. En 1955 se coronó Miss Argentina, pero ni el aliento del presidente Perón le alcanzó para ganar el Miss Universo. “Usted es la más importante de mis embajadores”, le habría dicho el general en la Casa Rosada. Mientras ascendía en su carrera cinematográfica, Coca sumaba créditos como contracara del furor de las rubias que en Estados Unidos lideraban Shirley Temple y Marilyn Monroe y, en la Argentina, Libertad Leblanc. Pero no había punto de comparación: a principios de los 60, la revista estadounidense Playboy le dedicó cuatro páginas y la denominó “La bella salvaje de las pampas”. Dijo en distintas oportunidades no ir a bailar ni tener novios durante la adolescencia, no besar en la boca y desnudarse, sólo, porque necesitaba la plata. De hecho, se rumorea que su primer despojo de ropa fue obra del engaño. Para ello, según la versión, Bo la habría emborrachado con whisky y le habría prometido tomas desde lejos. Cuando Coca vio el film, recién en el estreno, planeó la venganza de arrojar el cenicero favorito de Bo sobre el vidrio de su escritorio. La relación que tejieron es confusa. Para conseguir una buena expresión actoral, “Armando me tiraba por una escalera para asustarme o me metía la cabeza en un tacho donde estaban quemando hojas húmedas, para que medio me ahogara y diera congestionada. Ahora he mejorado un poco: ya me puedo asustar mejor, y sola”, confesó increíblemente en una entrevista. Su vínculo fue un secreto a voces, entre otras cosas, porque Bo era casado y vivía con sus dos hijos. Estuvieron juntos 25 años y cuatro meses, hasta la muerte del director. Recién después, Coca sostuvo: “Nosotros no tuvimos hijos porque a mí me hacía estremecer el dolor de las mujeres en los partos. Pero también, porque él decía que no podía haber una sexy embarazada y que nuestros hijos eran las películas. Y tenía razón, ¿no? Porque yo tenía que trabajar, trabajar y trabajar”. Coca volvió a la pantalla grande en 1996, con La dama regresa, dirigida por Jorge Polaco, en la que protagonizó su último desnudo. Prosiguió con algunas intervenciones menores hasta que filmó Mis días de gloria, de Juan José Jusid en 2010. La diva no cerró todavía las puertas a un nuevo rol. Grandes y jóvenes, como ella sabe, todavía la esperan ansiosos. Pablo Bassi M U S EO S D EL M U N D O Desilusión, DIVINO TESORO EL FLAMANTE HOLLYWOOD MUSEUM DEVELA LOS SECRETOS MEJORES GUARDADOS DE LAS DIVAS. DESDE LA PELUCA DE LA DIETRICH A LA COLECCIÓN DE CORPIÑOS CON “FALSIES” DE MAE WEST En la esquina mas propicia del espectáculo, en Hollywood & Highland, a metros de la sala que transmite los Premios Oscar, acaba de inaugurarse el Hollywood Museum. Es una versión renovada y mucho más amplia del que fue el dedicado a la historia del cine y estaba cerrado esperando un nuevo enfoque. Funciona en lo que fue el estudio de Max Factor con su decoración de Art Déco, mármoles rosa, candelabros de cristal y mantiene en su primer piso lo que fue el Max Factor Museum. Para los memoriosos es una invitación para volver a vivir las décadas del glamour, una palabra que parece haber envejecido. Es difícil imaginar mujeres fatales sin la complicidad del make up y son ellas las que mas atraen en los cuatro pisos que se han sumado a la construcción. El creador del negocio en 1909 fue el polaco Maksymilian Faktorowicz (1877-1938), convertido en Max Factor e iniciador de una empresa familiar que se transformó en un emporio multinacional. Si bien la historia abundan en precursores de la cosmética el make up, se transformó en sinónimo de maquillaje. Y uno de los productos mas populares fue el Pan Cake. Que fue la solución para los intérpretes cuando comenzó a rodarse en technicolor y luego, la esponjita apareció en las carteras de las damas y en no pocos casos en el secreto de los caballeros aunque no fueran actores. El elenco estable de la seducción y sus consecuencias, es la apelación dominante y no es casual que se utilice una gigantografía del desnudo de Marilyn Monroe para el primer numero de Playboy en su calendario de 1953 lo mismo que algunos objetos personales, entre ellos el cheque que dejó firmado para pagar a su doméstica antes de suicidarse. Coincidiendo con el tema de este número de Quid hay un piso exclusivamente dedicado a las estrellas con las ropas y accesorios usados en su películas más famosas. Por ejemplo está la peluca en encargó Marlene Dietrich que tenía polvo de oro o la enorme colección de los corpiños con falsies para darle más busto a Mae West. En una reseña breve incluimos a nuestras conocidas Rita Hayworth con el vestido negro de Sangre y arena, el impresionante traje dorado de Elizabeth Taylor en Cleopatra o la blusa hecha jirones de Jane Russell de El proscripto que su enamorado Howard Hughes publicitó con un avión que sólo dibujaba en el cielo dos círculos tan obvios como el símbolo sexual. La diversidad de nombres y vestuarios es muy amplia pero muchos coinciden con la imagen que deseaban transmitir en lo que se llamaba vampiresas: Lana Turner, Joan Crawford, Dorothy Lamour o Ann Margret. Pero la vedette dominante no es una mala sino una figura tan familiar como Lucille Ball y su legendaria serie de los años 50, tan alejada del mundo de las femmes fatales. No sólo ellas atraen, sino tambien ellos con los guantes de Rocky Balboa de Sylvester Stallone, objetos de la reciente Gladiador o episodios de ciencia ficción. Pero la sorpresa es que uno de los espacios más concurridos está en el subsuelo y es la reconstrucción de la prisión de Hannibal Lecter en El silencio de los inocentes con un dato inesperado. Esa escenografía inquietante se puede alquilar para hacer una reunión y no sólo en Halloween aunque es difícil que concurran Anthony Hopkins y Jodie Foster. Martín Garrido INFORMACIÓN ÚTIL The Hollywood Museum 1660 N Highland Ave Los Angeles, CA 90028 (323) 464-7776 www.thehollywoodmuseum.com Abierto de miércoles a domingos de 10 a 17 hs. 49 E N T R EV IS T A IV “Mujer bonita es la que estudia” EN JUNIO PASADO Y CON 86 AÑOS, FANNY SZTERN SE GRADUÓ EN LA UBA DE MAGISTER EN LITERATURA. ES INMIGRANTE POLACA, TERMINÓ EL SECUNDARIO A LOS 50, LA LICENCIATURA EN LETRAS A LOS 65 Y SU PRIMER LIBRO RECIENTEMENTE. UNA HISTORIA DE LUCHA CONTRA LAS ADVERSIDADES Fanny nos recibe coqueta en su gran piso de las Cañitas. Tiene ojos claros, es de estatura baja, menuda, flaca; parece frágil. Nos hace pasar a su sala de trabajo, desde la que nos invita con un cafecito. Despliega su notebook, regalo de sus diez nietos, padres de dieciocho hijos y abre una carpeta con una decena de videos: “Mirá, este es el de la defensa de la tesis, no te aburre, ¿no?”, pregunta. En la pantalla se la ve alumbrada por una lámpara, sentada al lado de Judith, una de sus nietas, quien la ayuda con el uso del PowerPoint. Mientras, Fanny defiende su ensayo “Interdiscursividad en tres períodos de la literatura argentina”. Discurso positivista, discurso tecnológico y discurso jurídicoforense, con el que adquirió el Magister en Literaturas Española y Latinoamericana de la UBA. Cuando finaliza, la sala se pone de pie para aplaudirla. Están presentes el jurado, la tutora de la tesis, los hijos de Fanny, nietos, bisnietos, amigas con abrigos de piel, compañeros de cursada. El alegato de los docentes que la calificarían fue contundente: “Es la tesis que todo jurado quiere leer, porque está escrita desde el deseo”. “No te aburre, ¿no?”, insiste Fanny. Pero apenas se escucha al jurado ponerle un diez, cierra la carpeta y apaga la computadora. “Vamos para el comedor, vamos a estar más tranquilos.” A paso lento, sigue contándome lo bien que la mimaron los docentes, de la cantidad de medios que la habían llamado y de la promesa de Hugo Trinchero, decano de la facultad de Filosofía y Letras, sobre un reconocimiento del Ministerio de Educación. “No quiero que sea póstumo”, nos dice que le respondió. Delante de un enorme ventanal que da al Río de la Plata, rodeada de pinturas originales cuyos autores prefiere no revelar, Fanny nos explica el desarrollo de su tesis: “Haciendo una monografía sobre Borges y Arlt encontré en sus discursos ficcionales otros que no lo eran; en Borges uno jurídico y en Arlt uno tecnológico. Allí me centré”. Para ello, leyó en profundidad una infinidad de autores como José Ingenieros, Ramos Mejía u Horacio Quiroga, hasta descubrir a un Arlt amante de los avances de la ciencia y a un Borges fascinado por el derecho oriental, como dejó entrever en Historia universal de la infamia. Para este trabajo invirtió sus últimos ocho años. –¿Y cursaba varias veces a la semana? Así es, y nunca falté. Como algunos docentes venían desde el exterior, hubo semanas en las que tenía que cursar cuatro horas todas las noches. No obstante, me sentí muy cómoda. –¿Cuándo se recibió por primera vez? En 1985, como Licenciada en Letras, en la UBA. En ese momento, podía hacer la licenciatura o ser profesora, pero ya tenía 60 años y conocía la actitud de los chicos hacia los docentes mayores. Te cuento una anécdota: un grupo de compañeros tenía la edad de mis hijos y la de algunos de mis nietos. Nos llevábamos muy bien. En un momento dado, ingresa al aula la profesora que tenía como diez años más que yo. Y una compañera me dice: “Fanny, nos tocó una vieja”. Entonces, decidí al instante que no quería ser docente, ni hacer prácticas ni ponerme al frente de una clase. –¿Por qué eligió la universidad pública? Cuando me decidí a hacer la carrera me anoté en la UADE y cursé seis meses. Pero me gustaron tanto las materias que me propuse terminarlas y siempre quise obtener mi título en la Facultad de Filosofía y Letras. Tiene para mí un valor inconmensurable. A principio de los 90, Fanny fundó “La casa de al lado”, una guardería donde recibía niños de hasta cuatro años de edad. “Éramos tres socias al frente: una licenciada en arte, una psicóloga y yo, que me ocupaba de la contabilidad. Pero como no nos fue bien económicamente, me retiré del emprendimiento”, recuerda. Pasarían diez años hasta que empezara la maestría. “Porque sentía que algo me faltaba; un día estaba con mi nieto en la computadora y en medio de la búsqueda me dice mirá, bobe, encontré una maestría en literatura española y latinoamericana. Es lo que me gusta, le dije. A mí me gusta la literatura latinoamericana”, reconfirma. –¿Encontró obstáculos durante el desarrollo de sus estudios? En el medio mi marido enfermó y tuve que cuidarlo, luego falleció. –Muy sacrificado lo suyo… Mi hija también murió en el medio. –¿Tiene más hijos, Fanny? Dos varones y una decena de nietos. El más chico tiene 30. –¿Cómo recibió su familia el magisterio? Todos están muy contentos y orgullosos. Algunos de mis hijos no terminaron sus carreras. –¿Cómo descubrió la literatura? Soy nacida en Polonia. Llegué en 1930, con 5 años, junto con mi madre viuda. Ella provenía de una familia muy acomodada. Si bien no pudo estudiar, había leído muchísimo y me enseñó a Tolstoi, Dostoievski y a otros. Desde chica me encantó leer. Su estudio formal fue errante: pudo hacer el secundario hasta tercer año en el Bermejo, debido al fallecimiento de su madre. Siempre le quedó aquella asignatura pendiente, nos confiesa. Hasta que enamorada de los programas de Ciencias Económicas y Políticas que su hijo estaba leyendo para decidir qué estudiar, resolvió terminarlo. “Con 53 años me anoté en una nocturna. Tuve que rendir 33 materias”, cuenta. –¿Qué le gusta leer? No leo bien, estoy recién operada de cataratas. Pero no tengo autores favoritos, aunque sí libros favoritos: en la carrera leí varias cosas que me dije querer leerlas tranquilas, con tiempo. Me gustó Moby Dick. –¿Escribe? Desde siempre tengo cosas escritas. Ahora acabo de editar mi primer libro, redactado durante el último año. Es una novela, se llama Corría el año… Tengo la pretensión de cederla para que algún inteligente productor haga un unitario en televisión. –La felicito, Fanny… Gracias, e informo, además, que no lucro en absoluto con mi libro, puesto que todo lo recaudado es a beneficio de un geriátrico que alberga a más de doscientos ancianos que no lo pueden pagar. Pablo Philp En tiempos de la Segunda Guerra Mundial, un adolescente, casi niño, vive feliz en una pequeña aldea de Polonia. Tras la invasión nazi, el protagonista es destinado a diversos campos de concentración, en los que sobrevive a tormentos y penurias gracias a la fortaleza de los grandes héroes. 51 T E M A D E T A PA IV APASIONADAS CAMILA O´GORMAN Y FELICITAS GUERRERO FUERON DOS SEÑORITAS DE CUNA QUE NO MIDIERON OBSTÁCULOS PARA CUMPLIR SU VOLUNTAD. AQUÍ SUS HISTORIAS Camila 52 La señorita de alta cuna que el 12 de diciembre de 1847 se fugó con un curita de la Iglesia del Socorro, se llamaba Camila O’Gorman. Hija de una familia patricia, lectora de novelas, probablemente tenía el mal de la fantasía literaria: a su pesar, se convirtió en la Julieta argentina. Camila O’Gorman tenía 20 años, y era alta, uno de sus dientes delanteros estaba empezando a picarse, y sus ojos eran oscuros “de agradable mirar”, según la ficha policial. Dijeron de ella que era “muy hermosa de cara y de cuerpo, muy blanca, graciosa y hábil pues tocaba el piano y cantaba embelesando a los que la oían”. Tenía una gran personalidad, quizás heredada de su célebre y bella abuela Anita Perichon, quien había sido amante del virrey Liniers y estaba ahora encerrada en una de las propiedades de los O’Gorman, aquejada de locura. Como casi todas las mujeres de esa época, Camila era muy devota. Eduardo, su hermano, que sentía inclinación por la carrera eclesiástica había presentado a Camila y Ladislao poco antes del 20 de agosto de 1846, cuando el sacerdote Elortondo designó a Ladislao Gutiérrez cura párroco interino de la Iglesia del Socorro. Ladislao tenía veinticuatro años y era tucumano. Camila iba a misa con frecuencia y le gustaban mucho los sermones del nuevo párroco. A veces él iba de visita a su casa. Poco a poco, ese año de 1846, se hicieron amigos inseparables y empezaron a encontrarse en sus paseos por Palermo. En el drama shakesperiano, dos jóvenes que cometen el único delito de enamorarse perteneciendo a familias enemigas, arriesgan su vida para estar juntos. Con tal mal tino, que mueren en el intento de amarse. Sin embargo, algo han conseguido: Romeo y Julieta conmueven a la sociedad veronesa y se instaura la paz. Contra Camila y Ladislao se oponía también toda la sociedad porteña: los O’Gorman, la curia, Juan Manuel de Rosas y sus federales, que no podían soportar el desorden social provocado por esta falta a la moral, este sacrilegio. Tampoco tuvieron la suerte de ser auxiliados por los unitarios, quienes, al ser enemigos de Rosas, hubieran podido aliarse con la pareja y protegerlos o sacarlos del país. Los unitarios exiliados en Uruguay y Chile –especialmente Sarmiento– sostuvieron desde la prensa antirrosista que el caso de Camila reflejaba la degradación moral a que había conducido al país el régimen, un argumento que por supuesto determinaba aún más al régimen a sentar precedente con una sanción ejemplificadora –la muerte–. Por su parte, también los opositores desde El Comercio del Plata con Valentín Alsina a la cabeza exigen ejemplar justicia para “terminar con la corrupción reinante”. A su manera, Alsina azuzará al Restaurador: “¿Hay en la tierra castigo bastante severo para el hombre que así procede con una mujer cuya deshonra no puede reparar casándose con ella?” Rosas reacciona ante estas provocaciones de acuerdo a su política y su temperamento. Los amantes partieron de Buenos Aires rumbo a lo desconocido. Al llegar a Luján, cambiaron sus nombres por otros falsos: Valentina Desan y Máximo Brandier. Se afincaron en Goya, Corrientes, donde –por paradójico que suene– fundaron la primera escuela del lugar. Dice Enrique Molina en su magnífica novela sobre Camila: “el amor engendra gestos de amor”. Fueron delatados por otro sacerdote, puestos a consideración de la justicia y remitidos a Buenos Aires. El padre Gutiérrez viajó con los pies engrillados “por haberse robado una mujer”. Hicieron postas en Rosario y después en San Nicolás, donde les tomaron declaración. Camila manifestó que consideraba sagrada su unión con su amante, “estando uno y otro satisfechos a los ojos de la providencia” y teniendo su conciencia tranquila. De allí debían ser remitidos a Buenos Aires, adonde nunca llegaron y adonde su destino hubiera sido otro. Sin embargo, hubo una contraorden nunca del todo explicada y fueron enviados a Santos Lugares. Los reos llegan el 14 o el 15 de agosto –la fecha es incierta– y el 17, Rosas decreta el fusilamiento, hecho del que nunca se arrepintió. Poco antes de ser llevados al patíbulo, Ladislao redacta una carta para Camila y le ruega a Reyes que la ponga en sus manos. “Camila mía: Acabo de saber que mueres conmigo. Ya que no hemos podido vivir en la tierra unidos, nos uniremos en el cielo ante Dios. Te abraza –tu– Gutiérrez.” Felicitas Nació el 26 de Febrero de 1846, en pleno gobierno de Juan Manuel de Rosas. Era la hija del comerciante vasco Carlos José Guerrero (que introdujo al país desde Inglaterra, en el año 1879 la raza de vacunos Aberdeen Angus, en sus tierras cerca del Río Salado, hoy pueblo de Guerrero, ruta 2 km.168) y de Felicia Antonia Guadalupe Guerrero Cueto y Montes de Oca (mujer de la alta sociedad porteña). Dicen que fue una mujer muy bella, tanto es así que Guido Spano la calificó como la más hermosa de la República y le dedicó unos versos. Contando apenas con 17 años, su padre la casó en 1862 con Martín Gregorio de Álzaga, un hombre de 60 años. Esta gran diferencia de edad era común en los matrimonios de aquel entonces (don José de San Martín tenía veinte años más que Remedios de Escalada, su esposa, de apenas 15, en el momento de contraer matrimonio, por ejemplo). Don Martín, además de ser amigo de juventud del padre de Felicitas era el hombre más rico de la Argentina en aquel entonces, con gran extensión de tierras. Como si fuera poco, era de una familia de prosapia y que hacía largo tiempo había estado afincada en el país: don Martín era sobrino nieto de Martín de Álzaga, que fuera fusilado en la actual Plaza de Mayo en 1812 bajo el cargo de conspiración. Don Martín tenía una relación extramatrimonial con María Caminos, con quien había convivido veinte años y había tenido cuatro hijos, dos varones y dos mujeres y vivían en su principal estancia, La postrera. No obstante su rechazo, sus padres no le dieron a Felicitas el derecho al pataleo y unos meses más tarde se celebraba la boda en la iglesia de San Ignacio. Dicen que el matrimonio no fue feliz, aunque don Martín en su testamento menciona justo lo contrario. Un año después, Felicitas tuvo su primer hijo, al que llamó Félix y se convirtió en su refugio. Lamentablemente, cuando el niño sólo contaba con 6 años (1869) falleció víctima de la epidemia de fiebre amarilla que azotó Buenos Aires durante la presidencia de Sarmiento (1860). Felicitas volvió a quedar embarazada y creyó encontrar en su segundo hijo la alegría que le había sido negada, pero el pequeño Martín murió a los pocos días de nacer. Esto fue demasiado para el viejo corazón de Martín de Álzaga, que ya anciano se sumió en una profunda depresión y murió quince días después que su hijo. Felicitas sufrió en sólo ocho meses la muerte de su marido y sus dos hijos, así como la de su querida abuela materna. Transcurrido el tiempo de duelo, unos seis meses después de la muerte de su marido, Felicitas volvió a hacer vida social. Era una viuda rica de tan sólo 26 años y 71 mil hectáreas y se merecía olvidar sus terribles penas. Comenzó a llamársele “La joya de los salones porteños”. En una reunión social a la que Felicitas acudió después de su luto, reencontró al dandy Enrique Ocampo, quien le declaró su amor. Enrique es el tío abuelo de las escritoras Victoria y Silvina Ocampo. Al principio, Felicitas se sintió halagada 53 54 por el amor de Enrique, pero después él le pareció frívolo y pedante. En un rapto de despecho, él la sentenció: “Si no puedo ser el sol de su amor, entonces seré su sombra”. Felicitas no tomó al pie de la letra sus palabras (después de todo eran en sí bastante poéticas) y se limitó a mantenerlo alejado de ella. También, su primo, Cristian De María estaba enamorado de ella y en esa época los casamientos entre primos de la elite eran frecuentes. De esa forma se evitaba la dispersión patrimonial. De María, andando los años, fue Juez del Crimen en Dolores y –algunos dicen que influenciado por Felicitas, otros dicen que porque era su vocación– hasta el final de sus días luchó por los derechos de la mujer, convirtiéndose, de paso, en uno de los pocos hombres argentinos que clamaban por la igualdad de derechos. Una noche de tormenta, el carruaje de Felicitas se atascó en un pantano y un noble caballero que pasaba por allí la ayudó a salir del paso. Enseguida, la invitó a pasar la noche en su propiedad, no sin dejar de aclararse que ella estaba en sus campos y que eran vecinos desde antaño. Este joven era Samuel Pedro Sáenz Valiente Higuimbothom un hombre educado y refinado que había llegado de Europa hacía poco tiempo. Ella quedó fascinada con el joven hacendado e inmediatamente nació el amor, un amor – cuentan los rumores– tan grande e incontrolable que a los pocos meses los llevó a anunciar su casamiento. Samuel Pedro Sáenz Valiente era nieto de Anselmo Sáenz Valiente, casado con Juana Pueyrredón hermana del Brigadier Juan Martín de Pueyrredón. Era un hombre de estatus social, joven y que además la quería; para Felicitas tuvo que significar la posibilidad de encontrar por fin, la paz a sus desdichas y la esperanza de formar una nueva familia. En enero de 1872, Felicitas organizó en su estancia La Postrera una gran fiesta con motivo de la terminación de un puente que iba a inaugurar el gobernador de la provincia de Buenos Aires, en ese entonces don Emilio Castro. La inauguración estaba prevista para el día 2 de febrero y ella sería la madrina. El puente de hierro llevaría el nombre del Coronel Ambrosio Cramer (un militar que cayó abatido en los campos de Chascomús en las batallas de la Revolución de los Libres del Sur). Se cuenta que en la mansión de Barracas se estaba llevando a cabo la fiesta cuando la llama un sirviente y le comunica que un caballero la esperaba en la biblioteca. Ella acude y se encuentra con la sorpresa de la presencia de Enrique Ocampo, recién llegado de Europa. Él le presenta un hermoso regalo y le dice: “Este vestido es para que lo uses el día de nuestro casamiento”. Ella responde que jamás se casará con él y que ese mismo día se comprometerá con Sáenz Valiente. La respuesta de Enrique a esta negativa fue un tiro en el hombro (con el arma que saca de su chaqueta). Felicitas cae y sin querer atasca la puerta de salida (dado que su vestido era muy amplio y con una gran cola). Desde afuera dos jóvenes oyeron el disparo y corrieron a la sala. En este ínterin, Ocampo volvió a disparar sobre Felicitas y ella se desplomó. Los jóvenes eran Cristian De María y el hermano menor de Felicitas, quienes se avalanzaron sobre Ocampo y forcejearon con el arma para quitársela. Una bala le rozó la cabellera a Guerrero, cuya herida quedó para siempre (y según el relato de su biznieta, debió peinarse de allí en adelante con raya al costado para tapar la cicatriz). Mientras tanto, Felicitas fue atendida, pero falleció en el peor de los sufrimientos. Los muchachos trataron de sacarle el revólver a Enrique, pero de alguna manera se escapó un tiro y Ocampo murió también. En este momento llegó el padre de De María y le dijo a Guerrero que escondiera el arma, para que quedara el triste y loco enamorado como un suicida. Cristian De María alzó a Felicitas y se dio cuenta que estaba viva todavía. Rápidamente vinieron los doctores Montes de Oca y Larrosa y consideraron que no se podía extraer la bala pues le había perforado el pulmón derecho y se estaba desangrando. Dicen que sus últimas palabras fueron para su novio: –¡Samuel me muero! Al día siguiente, en la mañana del 30 de enero de 1872, falleció Felicitas Guerrero de Álzaga, a los 26 años de edad. Su hermano Carlos que estaba en la estancia Juancho al enterarse de la muerte de su hermana, partió hacia Barracas a todo galope. Cuentan las crónicas que reventó dos caballos en el viaje; el “lomillo porteño” con Carona y la cincha de tigre con que ensilló, fue expuesto en el Palacio Errazuriz en el año 2002. A Felictas la velaron en su casa natal, en México 144, donde funcionó la Casa Matriz de la Sociedad Argentina de Escritores y hoy es una parrilla restaurante. Las crónicas de la época cuentan que los cortejos fúnebres de Felicitas y Enrique se cruzaron en la puerta del Cementerio de la Recoleta. Felicitas descansa en la bóveda de Martín de Álzaga que data del año 1866. P.S. HIS T O R IA & PO LÍT ICA Dos entrañables documentos POR FEDERICO GARCÍA LORCA Ian Gibson Crítica 56 Finalmente aquí tenemos el extraordinario libro de Ian Gibson sobre su admirado Federico García Lorca reeditado en ocasión del 65° aniversario del bárbaro fusilamiento. Sin dudas se trata de la biografía más completa que se haya escrito jamás sobre la vida del extraordinario poeta andaluz. Tuve la ocasión de cenar con Ian en Barcelona y pude percibir en él la emoción y su cariño por su biografiado. Ese cariño entrañable se combina con una extraordinaria erudición que el autor necesita compartir con sus lectores en un libro para disfrutar. La vitalidad de Federico, su sana rebeldía estalla en cada verso, en cada diálogo de sus obras que pintan mundiales aldeas de mujeres sometidas y de las otras, de Bernardas Albas y Marianas Pinedas. Los temas de Federico, uno de los mejores exponentes de la generación del 27, eran los de su pueblo andaluz: el amor y la muerte, materia prima de su Romancero gitano y de sus obras de teatro que quiso llevar con su grupo “La Barraca” por todas las plazas de España para que las vea el pueblo. Vivió en aquella residencia universitaria de Madrid junto a Picasso, Dalí y Buñuel, leyó toda la poesía que pudo y a la otra, la del pueblo la escuchó en las calles y en los “tablaos”, la “conversó” con su gente del “jondo”. Quiso ser intensamente libre y amar como él quería, que era como prohibía la doble moral tradicional que lo condenaba y lo Felipe Pigna llamaba Federico García “Loca”. El 13 de octubre de 1933, Federico llegó a Buenos Aires. Según Gibson, aquí fue feliz y conoció por primera vez el éxito y el reconocimiento unánime de la crítica y el público que llenó durante meses la sala del teatro Avenida para disfrutar de La zapatera prodigiosa. El éxito se sumó al de Bodas de sangre que motivó esta carta a sus padres: “ya se celebró el estreno de Bodas, que constituyó por la prensa que os mando por barco un verdadero escandalazo. Yo no he visto en mi vida una cosa igual de entusiasmo y cariño. El gran teatro Avenida es como diez veces el teatro Español de Madrid y estaba totalmente ocupado por una muchedumbre”. El 18 de agosto de 1936 fue fusilado por los franquistas que no soportaban tanto arte, les resultaba inaceptable el lugar que Federico había elegido para ver la vida, el entender como pocos que para llegar a la poesía había que llegar a la dignidad. BETINA SIN APARECER Daniel Tarnopolsky Norma Uno de los casos más desgarradores de la saga de la represión llevada adelante por la dictadura cívico-militar autodenominada “Proceso”, fue el secuestro y desaparición de casi todos los miembros de la familia Tarnopolsky. Uno de los hijos, Sergio, militaba en la Juventud Peronista y estaba haciendo la conscripción en la Marina. Su destino, como se dice en la jerga militar, fue la ESMA en donde se le asignó la tarea de asistente de uno de los máximos responsables de aquel epicentro del horror, Jorge “el Tigre” Acosta. Sergio vio lo que no tenía que ver, le tocó limpiar la sangre de sus compañeros secuestrados, vio documentos vinculados a la represión, según pudo comentarles a sus padres y a su compañera con quien se comunicó el 13 de julio de 1976 para avisarle que estaba “castigado” en la ESMA. Fue secuestrado junto con otros seis compañeros, cuatro de ellos recuperarían su libertad. Sergio no. Acosta se había enterado de la militancia de Sergio y su furia no paró hasta destruir a casi toda su familia. Dos días después de aquel llamado, el 15 de julio de 1976 a las tres de la mañana se llevaron a los padres, Hugo, químico industrial, miembro de la Cámara Argentina de la Industria Química, y Blanca, psicopedagoga clínica; luego secuestraron a Betina de quince años en la casa de su abuela y posteriormente a Laura Del Duca, la mujer de Sergio. Los que conocimos a Betina guardamos de ella un recuerdo de ternura, el de una niña que se estaba haciendo mujer. Militante de la UES, solidaria hasta las últimas consecuencias, comprometida con su tiempo, con sus ideas. Sólo se salvó su hermano Daniel el autor de este libro homenaje, entrañable, doloroso e imprescindible, el hombre que le ganó el juicio a Massera y logró que le remataran su casa. El dinero obtenido fue donado por el autor de este libro a las Abuelas de Plaza de Mayo. Toda esta tragedia condensada en este testimonio muy bien escrito y con un título demoledor, Betina sin aparecer. OTROS RECOMENDADOS Los secretos del Vaticano, de Corrado Augias, Crítica. Historia argentina, 1916-1955, de Alejandro Cattaruzza. Pequeñas crónicas, de Carlo Cipolla. La guerra civil europea, de Ernst Nolte. Escribir las imágenes. Ensayos sobre arte argentino y latinoamericano, de Andrea Giunta, Siglo XXI. Violencias de la memoria, de Jorge Jinkis, Edhasa. Traición 66, de Eduardo Castro Sánchez, Vinciguerra. Peronismo y cultura de izquierda, de Carlos Altamirano, Siglo XXI. Peronistas, populistas y plebeyos. Crónicas de cultura política, de Pablo Alabarces, Prometeo. Peronismo y prensa escrita. Abordajes, miradas e interpretaciones nacionales y extranjeras, de Ranaan Rein y Claudio Panella (comps.). Devociones religiosas, procesos de identidad y relaciones de poder en Salta. Desde la colonia hasta principios del siglo XX, de Telma Liliana Chaile. De la vera del mar a la orilla de río. Navegantes y comerciantes genoveses en el Plata y en el Paraná (1820-1860), de Griselda Tarragó, Prohistoria. Los secretos de Hitler. Los acuerdos de los nazis con los Estados Unidos y los sionistas, y los rastros en la Argentina del jefe del Tercer Reich, de Abel Basti, Sudamericana. INTERNET http://visualmente.blogspot.com VisualMente es el blog de periodismo visual de Latinoamérica. Si bien pone el foco en la región, tiene posteos y secciones enteras en inglés y otros idiomas como portugués, guaraní, inglés y francés, para contextualizar en un marco global. Su creador, El Norbi Baruch es periodista, diseñador, ilustrador, infógrafo y fotógrafo. https://www.fillanypdf.com Cada vez es más cotidiano realizar trámites por Internet. Sin embargo, todavía resulta algo incómodo completar algunos pasos. Esta herramienta permite llenar aquellos documentos en PDF que no aparecen posibles de editar. Como esos formularios infinitos de casi todos los trámites. y ver quién más está ahí, y qué comercios (restoranes, librerías, radios, tiendas, etc) aparecen disponibles, muchas veces con promociones. http://wwwhatsnew.com/2012/01/10/10aplicaciones-para-gestionar-varias-cuentas-de-redes-sociales-simultaneamente/ Las redes sociales son cada vez más determinantes en el mundo de la comunicación. De hecho, han generado nuevos puestos de trabajo en los últimos tiempos y la oferta seguirá incrementándose. Para quienes se desempeñan en estas tareas, tienen en este link tips y aplicaciones fundamentales que no fallan. http://onelikeson.bandcamp.com http://www.temazosdeagencias.com.ar Las agencias de publicidad armaron un espacio virtual para compartir las canciones que más escuchan durante las jornadas de trabajo. La idea es evaluar cuál escucha la mejor música. Cada una va subiendo sus preferencias y así se va formando un top 10 online que podemos disfrutar todos. La banda One like son grabó el primer disco hecho completamente con un iPod 3GS. Se trata de Start The Show, un grupo de once canciones que pueden escucharse online desde este link. http://www.stumbleupon.com http://lopior-delared.blogspot.com/ Este blog es para divertirse un rato. Lo maneja El Basurero, “forzado a seleccionar lo que tiene algún valor, metiendo las manos en desperdicios, en toneladas de inmundicia y en un cosmos maloliente de contenidos, residuos de la información”, tal como se auto describe. Actualidad, música, series y películas “berretas” que circulan en la red son los protagonistas de este compilado imperdible. https://es.foursquare.com Es un servicio basado en localización web que se usa desde las redes sociales. La geolocalización permite localizar un dispositivo fijo o móvil en una ubicación geográfica, este es el dato que se comparte, y el punto de referencia. Fue creado en 2009 y, en diciembre de 2010, la compañía anunció haber llegado a los 5 millones de usuarios. La aplicación orientada principalmente a teléfonos inteligentes y es gratuita. La idea es hacer “check-ins” en un lugar dónde uno se encuentra Esta red social permite a los usuarios intercambiar información de interés con facilidad. Automatiza la colección, distribución y reseña de contenido web de un modo intuitivo, siguiendo las pistas de un registro inicial donde el usuario identifica sus preferencias. Como una gran base de datos compartida. El 30 de mayo del 2007 StumbleUpon fue adquirido por la compañía eBay por 75 millones de dólares estadounidenses. 57 E N T R EV IS T A V Muerte no accidental DE UN REPUBLICANO EN EL LOCO DORREGO, EL ESCRITOR, PERIODISTA, HISTORIADOR Y CIENTISTA POLÍTICO HERNÁN BRIENZA, REVELA EN PROFUNDIDAD LA COMPLEJA DIMENSIÓN HISTÓRICA DE MANUEL DORREGO, UN HÉROE DE LA INDEPENDENCIA QUE QUISO SANCIONAR EL SUFRAGIO UNIVERSAL EN 1828 En diálogo con Quid, el autor comenta otros aspectos sorprendentes de un adepto a las formas democráticas, al estilo estadounidense y no apenas un desaforado caudillo de la “barbarie” como se lo pretendió simplificar desde la historia oficial. económico, con pago de la deuda externa y creación de bancos con capitales nacionales y no británicos. –¿Qué fue lo que le llamó la atención de Manuel Dorrego para elegir escribir su biografía? ¿Con qué se “encontró”, es decir, qué fue lo que más le sorprendió de esa vida al investigarla a fondo? Lo que primero me llamó la atención fue el –En su libro se puede descubrir que Dorrego, a quien la historiografía oficial suele acotar a un rol secundario de “puntero de cabotaje” limitado al territorio bonaerense, había recalado en Baltimore, donde abrevó en la democracia industrializada estadounidense. ¿En qué otras cuestiones Dorrego fue un moderno político? Una de las cosas interesan- hecho de la muerte por razones políticas, el asesinato, el crimen. Me pregunté qué habían querido matar cuando mataron a Dorrego. Entonces empecé a investigar quién era Manuel Dorrego y cuáles eran sus ideas. Ahí me di cuenta de por qué lo habían matado y qué habían querido matar cuando lo fusilaron el 13 de diciembre de 1828. Lo que quisieron asesinar era un proyecto determinado de país que tenía Manuel Dorrego: un país federal, que no tuviera centro en Buenos Aires, con igualdad de oportunidades, con voto igualitario para todos, con una integralidad territorial de las Provincias Unidas que incluyera a la Banda Oriental, el Paraguay, Bolivia; un protonacionalismo tes es que vuelve con un federalismo doctrinario, no intuitivo. Segundo, él considera que hay que ir hacia una gran Federación de naciones, en ese sentido es bolivariano; tercero, es institucionalista. Si uno analiza sus discursos y sus escritos en El Tribuno (que es el diario de su facción, los Populares), uno se da cuenta de que son trabajos que respetan, por sobre todo, la institucionalidad y la concepción republicana. Algo que es muy interesante de pensar: que lo nacional está relacionado con lo republicano, entendido como freno al poder real. Lo republicano no es un respeto protocolar a las formas sin contenido político, sino que su espíritu es el de ponerle límites a los poderes reales, fácticos. –¿Cómo era la compleja relación entre Dorrego y Rosas, porque pese a estar en el mismo bando parecen, en lo que usted refleja en su libro, representar intereses diferentes y hasta opuestos? Creo que Dorrego es un “federal de la Revolución” y Rosas es un “federal del Orden”. Dorrego es un federal que está pensando en cómo hacer que lo mejor de Europa y Estados Unidos pueda aplicarse en Argentina. Rosas está pensando en modernizar la matriz hispana. Dorrego de alguna manera representa al bajo pueblo porteño y a los comerciantes, a los sectores productivos. Rosas representa a las estancias como sector productivo más importante del país. Son dos proyectos que tienen mucho en común pero a la vez disienten en muchas cosas. En la relación personal entre ellos, Rosas acusa varias veces a Dorrego de “loco”, de ingenuo; y Dorrego sospecha que “Rosas es un gaucho pícaro al que tarde o temprano habrá que cortarle la cabeza”. La astucia estaba del lado de Rosas y el idealismo del de Dorrego. –Otro hallazgo para el lector es la cercanía entre Dorrego y Simón Bolívar. ¿Por qué piensa que este tipo de datos –no menores, por cierto– se silencian en el estudio de la Historia? ¿Cuántos chicos de primaria o secundaria conocen esa relación entre el Libertador y “El loco”? Casi nadie la conoce. Y tiene que ver con que la figura de Bolívar fue puesta como en un “River-Boca” con San Martín. San Martín era el propio y Bolívar el ajeno, por lo tanto no se estudia a Bolívar, no se lo tiene en cuenta, en función de realzar la figura de San Martín. Es una especie de chauvinismo histórico que intenta justificar por qué Argentina es un país como es y que establece que Bolívar terminó de alguna manera “traicionando” a San Martín. Ese es un esquema básico de la historiografía oficial argentina. Y me pareció interesante recuperar a ese Bolívar que tiene interés en la Cuenca del Plata y que tiene también allí sus propios operadores políticos, como Dorrego o Monteagudo. –En esa misma línea es muy difícil encontrar en los libros escolares de Historia más de una oración, ni siquiera un párrafo, sobre “El día de los tres gobernadores” y la Guerra con el Brasil, episodios en los que Dorrego tuvo gran incidencia. ¿Podría explicar la importancia de esos hechos, profusamente tratados en su libro, y por qué se los soslaya en otros textos? Se “olvida” mucho la Guerra con el Brasil y el conflicto de la Banda Oriental porque Juan Martín de Pueyrredón y después Rivadavia fueron los que entregaron la Banda Oriental al Imperio del Brasil. Creo que se soslaya para que esa actuación, tanto de Rivadavia como de Pueyrredón, quede en el olvido. Justamente Dorrego es uno de los que se compromete a que la Banda Oriental no sea parte del imperio brasileño. Aún cuando después se ve obligado a firmar un a paz indecorosa. –¿Y el “día de los tres gobernadores”? Yo lo estudié en la secundaria, debo decir. Es un episodio muy interesante por la figura de Pagola, un revolucionario extremo, un jacobino que se rebela para impedir la llegada fraudulenta de Martín Rodríguez al gobierno. Esto es interesante porque Pagola es un hombre del federalismo, un dorreguista. Lo interesante también es que luego de su levantamiento en octubre de 1820, hacia las 6 de la tarde los principales líderes, entre ellos Pagola, se rinden ante los Colorados del Monte de Rosas (es un dato interesante que sea Rosas el represor de Pagola, habla de qué concepto tenía Rosas de la política), y en cambio la soldadesca se niega a entregarse y quiere seguir peleando. Y lo hacen por dos horas más, contradiciendo la decisión de sus propios líderes. Eso demuestra que los sectores populares no eran “llevados de las narices” por Pagola, sino que por el contrario tenían un alto grado de conciencia política. –Su relato del fusilamiento de Dorrego conmueve ¿Por qué eligió contarlo con semejante nivel de apego, de empatía, que emociona al lector? Por varias cosas. A mí me parece que lo que más le molestaba a Dorrego no era morir, sino la forma en que iba a hacerlo. La injusticia de su muerte. Me parece que había que contarlo con todo su dramatismo, porque es el drama de dos hombres. Uno que decide fusilar aun sin razonar lo que está haciendo y otro que es la víctima absoluta del momento, pero que al mismo tiempo se entrega. Y dice “que mi muerte no sea razón de más derramamiento de sangre entre argentinos”, una frase muy similar a la de Juan José Valle en 1956. Me parece que la Historia tiene algo que decir al presente, y el relato está para que la Historia conmueva, para que vuelva a impresionarnos y que no pase de largo como una anécdota. Sergio Varela El historiador y politólogo Hernán Brienza logra conmover con el relato de la historia a través de su obra El loco Dorrego, en la que la biografía de Manuel Dorrego establece un hilo conductor para comprender las claves de las antinomias y pasiones que surcaron los orígenes de nuestro país. 59 TEXTUALES Libertad Jonathan Franzen Tex Salamandra Página 531 a 535 “El padre de Walter, Gene, era el hijo menor de un sueco complicado que se llamaba Einar Berglund y había emigrado a principios del siglo XX. Eran muchas las cosas que podían desagradarle a uno de la Suecia rural –el servicio militar obligatorio, los pastores luteranos entrometiéndose en la vida de sus feligreses, una jerarquía que impedía casi por completo el ascenso social–, pero lo que en realidad empujó a Einar a marcharse a Estados Unidos, según la versión que Dorothy le contó a Walter, fue un conflicto con su madre. Einar era el mayor de ocho hijos, el príncipe de la familia en su granja del sur de Österland. Su madre, que quizá no fuera la primera mujer insatisfecha en su matrimonio con un Berglund, trató con descarado favoritismo a su primogénito, vistiéndolo con ropa mejor que la de sus hermanos, dándole la nata de la leche de los otros y eximiéndolo de las labores de la granja para que pudiera consagrarse a su educación y su cuidado personal. (“El hombre más vanidoso que he conocido”, decía Dorothy) el sol materno iluminó a Einar durante veinte años, pero entonces, por un desliz, su madre tuvo un hijo tardío, varón, y se prendó de él como antes se había prendado de Einar; y Einar nunca se lo perdonó incapaz de soportar no ser el predilecto, zarpó rumbo a América el día de su vigésimo segundo aniversario. Una vez allí, no regresó jamás a Suecia y no volvió a ver a su madre reconocía con orgullo que había olvidado hasta la última palabra de su lengua materna y profería, a la menor provocación, largas diatribas contra “el país más estúpido, más petulante y más estrecho de miras del mundo”. Se convirtió en otra coordenada en el mapa del experimento norteamericano de autogobierno, un experimento estadísticamente distorsionado desde el principio, porque no fueron las personas con genes sociables las que huyeron del superpoblado Viejo Mundo hacia el nuevo continente: fueron las que no congeniaban con los demás. De joven, en Minnesota, trabajando primero de leñador en una tala de los últimos bosques vírgenes y luego de excavador en una tuales cuadrilla de peones camineros, y sin ganar gran cosa en ninguno de los dos oficios, Einar se sintió atraído por el concepto comunista de que su trabajo era objeto de la explotación de los capitalistas de la Costa Este. Hasta que un día, escuchando la soflama de un vehemente orador comunista en Pioneer Square, tuvo un momento de inspiración y comprendió que la manera de salir adelante en su nuevo país era explotar a alguien él mismo. Junto con varios de sus hermanos menores, que lo habían seguido a Estados Unidos, se estableció como contratista de la construcción de carreteras. Para mantenerse ocupados en los meses fríos, sus hermanos y él fundaron además un pueblo a orillas del alto Misisipi y abrieron una tienda. Puede que su ideología política fuera aún radical por aquel entonces, porque concedía crédito ilimitado a los campesinos comunistas, muchos de ellos finlandeses, que se afanaban por ganarse la vida fuera del alcance del capital de la Costa Este. La tienda pronto empezó a tener pérdidas, y Einar está a punto de vender su parte cuando un antiguo amigo suyo, un tal Christiansen, abrió en la acera de enfrente una tienda que le hacía la competencia directa. Por despecho, según Dorothy, Einar mantuvo la tienda otros cinco años, atravesando el punto álgido de la Gran Depresión, acumulando pagarés incobrables de todos los campesinos en un radio de quince kilómetros, hasta que el pobre Christiansen se vio empujado a la quiebra. Entonces, Einar se trasladó a Bemidji, donde prosperó en la construcción de carreteras, y acabó vendiendo su empresa a un precio catastróficamente bajo a un contratista de modales untuosos que había fingido afinidades socialistas. “Para Einar, Estados Unidos era la tierra de la libertad no sueca, el lugar de espacios abiertos donde un hijo aún podía imaginar que era especial. Pero nada altera tanto la sensación de ser especial como la presencia de otros seres humanos que se sienten igual de especiales. Tras alcanzar, gracias a su inteligencia innata y al duro trabajo, cierto grado de prosperidad e independencia, pero no lo suficiente de lo uno ni de lo otro, se convirtió en todo un modelo de ira y decepción después de jubilarse. (...) “(El carácter propenso a la fantasía de la libertad ilimitada es también, cuando la fantasía se echa a perder, un carácter proclive a la misantropía y la rabia.) Einar tenía setenta y ocho años cuando una pésima decisión al volante lo obligó a elegir entre un choque frontal y una profunda zanja en la cuneta de la carretera federal 2. Su mujer, que viajaba en el asiento del acompañante y, a diferencia de Einar, llevaba puesto el cinturón de seguridad, sobrevivió tres días en el hospital de Grand Rapids antes de expirar a causa de las quemaduras. Según la policía, se habría salvado si no hubiese intentado sacar a su marido muerto de su Eldorado en llamas. ‘La trató como a un perro toda su vida -decía después el padre de Walter- , y al final la mató.’ De los cuatro hijos de Einar, Gene era el que carecía de ambición y se quedó cerca de casa, el que quería disfrutar de la vida, el que tenía un millar de amigos. Eso era en parte su manera de ser y en parte un reproche consciente a su padre. (...) “No estaba claro si se habría casado con Dorothy si no la hubiera dejado embarazada, pero, una vez casados, se propuso amarla con toda la ternura que, según creía, su padre había negado a su madre. El hecho de que aun así Dorothy acabase trabajando como una mula para él, y su propio hijo, Walter, acabase odiándolo por eso, fue sólo uno de esos giros del destino de una familia. Al menos Gene, a diferencia de su padre, no insistió en que era superior a su mujer. Por el contrario, la esclavizó con su debilidad: su tendencia a la bebida en particular. También llegó a parecerse a Einar de otras maneras, que tenían análogamente un origen indirecto. Era de un populismo agresivo, exhibía desafiante y orgulloso su vulgaridad, y se sentía atraído, en consecuencia, hacia el lado oscuro de la política derechista.” 61 E N T R EV IS T A V I Cómo se escribe un best seller JOHN VERDON ACABA DE PUBLICAR NO ABRAS LOS OJOS, DONDE EL CRIMEN SE PERPETRA EN UNA BODA El escritor estadounidense JohnVerdon visitó la Argentina para presentar No abras los ojos, la segunda novela de su trilogía iniciada con Sé lo que estás pensando. Este sutil autor de suspense que fue director creativo en las filiales neoyorquinas de Saatchi & Saatchi y BBDO, entre otras grandes agencias de publicidad, conversó con Quid sobre la característica de su obra, en la que las conjeturas y el temor a lo que podría pasar tienen un efecto más impactante que lo que en realidad sucede. –Usted ha sido publicitario y en su obra hay un cuidado trabajo que refleja puntillosamente la psicología de los personajes. ¿En qué punto la publicidad y el relato policial negro se encuentran, y en su caso personal cómo influyó una actividad sobre la otra? En realidad, el interés que yo tengo en el aspecto psicológico de los personajes es algo que viene desde mucho antes de que yo ingresara en el mundo de la publicidad. Es algo en lo que siempre estuve interesado, casi desde que tengo memoria, por lo menos desde la escuela secundaria. –¿Cuál fue el disparador, la idea inspiradora de “Sé lo que estás pensando”, un thriller muy original que apunta a uno de los temores más básicos: la indefensión frente a la “lectura” de la mente? Se dice que Hannibal Lecter era más terrorífico cuando descifraba los pensamientos de Clarice que cuando se devoraba a sus víctimas… El potencial de lo que podría pasar es muchísimo más aterrorizador de lo que realmente pasa. Siempre noté que el principio de las películas de terror resultaba mucho más atemorizante que el propio final. Y esa es la idea que atraviesa el libro: la de un personaje que tuvo un pasado oscuro y en la actualidad tiene un tipo de vida completamente diferente, y que se enfrenta con una amenaza ambigua, supongo que esa persona podría estar aterrorizada ante lo que podría pasar, sobre todo ante el temor de que se revelara parte de su pasado. Eso fue lo que me interesó, hasta dónde puede llegar el comportamiento de alguien a partir de las conjeturas que establecen sus propios temores. –El miedo puede crear una especie de realidad paralela… Sí, –¿Cómo surgió el héroe de su saga, el detective David Gur- gira alrededor del hecho del asesinato de una mujer. El asesino, influido por el mito bíblico de Eva, ve a las mujeres como transmisoras del Mal. –¡Ah!... levemente misógino, el muchacho… (Risas) Sí, pero es que tuvo una infancia difícil. ney, y qué rasgos tiene en común y de diferente con otros –Conozco varios caballeros que han tenido infancias compli- protagonistas de thrillers clásicos? Creo que configuré en mi cadas y aman a las mujeres más que a sí mismos, casi… Sí, pero la madre de ese personaje estaba un poquito loca, y eso influye en su comportamiento. lo cual es para mí mucho más interesante que lo que en realidad sucede. Por ejemplo, en una película de monstruos, una vez que uno ve al monstruo buena parte de la tensión disminuye, ha perdido su amenaza como elemento desconocido, invisible, inasible. mente a David Gurney como el tipo de persona al que tendría que recurrir la víctima de la amenaza. Es decir, surgió como una especie de complemento del protagonista, del héroe trágico, quien está motivado por la culpa y el temor. El ex detective Gurney, en cambio, es muy bueno para enfrentarse o lidiar con los temores de otras personas. Es alguien capaz de encontrar una variante lógica en los problemas de los demás, con lo que ayuda a tranquilizarlos en la búsqueda de las soluciones. Este detective fue construido como alguien capacitado para contener los problemas del protagonista atemorizado. –¿Y los villanos? ¿Qué características tienen en particular, cuál es el “estilo” de sus villanos y por qué tienen esos perfiles? Son muy inteligentes, porque aun como lector no podría estar interesado en nadie que no lo fuera. Tienen que ser muy hábiles, astutos, tanto como para poder crear un buen desafío al protagonista. Porque el único tipo de protagonista que a mí me interesa es aquel que se destaque por ser una persona muy inteligente, no me atraen los héroes que se imponen por su fuerza física o que vencen al villano de manera violenta, sino aquellos que logran superar intelectualmente a un antagonista tan inteligente como ellos. Así que mis villanos son todos muy inteligentes, pero también son personas profundamente perturbadas y llenas de odio. –La segunda obra de su trilogía, “No abras los ojos”, gira alrededor del crimen de una novia en su propio banquete de bodas. ¿Por qué eligió esa situación y ese entorno para ambientar una trama de suspense? Me gustó la idea de que una boda, que se supone que es el comienzo de una nueva vida fuera el momento del final de una vida. Me gustó mucho el contraste dramático que eso suponía. Y en otro sentido, porque el libro –¿Qué nos espera en la tercera novela de la trilogía, que según tengo entendido está escribiendo en este momento? ¿Qué nos puede adelantar de la trama y sus personajes? La diferencia con las anteriores es que al comienzo de esta tercera novela, el ex detective David Gurney está recuperándose de unas heridas de bala que recibió en la segunda. Así que en esta tercera novela este personaje está más deprimido, un poquito más vulnerable y más agrio de carácter. Creo que es una buena vuelta de tuerca, porque la única forma en que puedo continuar con estos libros es que los personajes se vuelvan reales, verosímiles. Y si a alguien le han disparado tres veces, eso sin duda tiene que cambiar el estado de ánimo y el carácter de esa persona. Así que este personaje está bastante traumatizado, pero parte de él permanece intacta, sobre todo su capacidad lógica. Aquí tiene que vérselas con una serie de siete asesinatos que la policía cree que entiende cabalmente, crímenes que han adquirido mucha trascendencia mediática y se han convertido en algo muy difundido. Hay hasta psicólogos que escriben libros sobre la serie de asesinatos, con sus interpretaciones para resolverlos, sus análisis sobre las motivaciones y significados. Así que cuando Gurney decide que probablemente todas las teorías y pistas estén equivocadas, todo el mundo se le viene encima, porque hay gente que ha desarrollado carreras completas en función de las pesquisas para estos crímenes. Todos se convierten en sus enemigos, no sólo los potenciales asesinos, sino quienes tienen que ayudar a descubrirlos, lo cual le dificulta notablemente la investigación y la vuelve mucho más interesante. Gonzalo Villamayor John Verdon, ex director creativo de una de las agencias publicitarias top de Nueva York , consagrado best seller de thrillers atrapantes, presentó en Argentina el segundo título de su saga: No abras los ojos, una nueva y apasionante aventura de David Gurney, el detective de culto del siglo XXI. 63 E N T R EV IS T A V II MENSAJES VISUALES A TRAVÉS DE SUS ARTÍCULOS RECOPILADOS BAJO EL TÍTULO ESCRIBIR LAS IMÁGENES, LA DOCTORA EN FILOSOFÍA Y LETRAS E HISTORIADORA DEL ARTE ANDREA GIUNTA ANALIZA LA PRODUCCIÓN ARTÍSTICA ARGENTINA Y LATINOAMERICANA RECIENTE BAJO UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA Y SOCIOLÓGICA. EN DIÁLOGO CON QUID, LA AUTORA REVELA ALGUNAS CLAVES PARA APRECIAR LOS MENSAJES QUE APORTA EL ARTE A LA SOCIEDAD –¿De qué manera el arte, en sus expresiones plásticas o visuales, puede condensar el humor social de una época o el inconsciente colectivo de una cultura? Las obras son cristalizaciones que compactan diversos discursos sociales dispersos, que se anudan en una imagen bidimensional o en una expresión tridimensional (lo que hoy se conoce como “instalaciones”: ese arte que post-produce, que edita materiales dispersos uniéndolos en un mismo espacio). Entonces, escribir las imágenes de alguna manera es una metáfora interesante, que refiere a ese proceso de desagregar desde una perspectiva esos múltiples sentidos que se compactan en la imagen. Elijo enfáticamente no proponer las interpretaciones como etapas finales o conclusorias, sino entender mi trabajo como un eslabón más de las múltiples lecturas posibles. –¿En qué se diferencian el arte argentino y latinoamericano contemporáneos de otros movimientos y tendencias de la Historia del Arte? ¿Cuáles son sus características actuales y por qué la atrajeron? Es una pregunta bastante difícil de responder, porque en estos tiempos se habla de la globalización del arte, que implica un proceso de deslocalización. Los artistas trabajan sobre múltiples contextos, no necesariamente los propios. Al mismo tiempo, los artistas se comportan en muchos casos como etnógrafos. Investigan contextos específicos y piensan obras para esos contextos. Entonces la pregunta por “lo latinoamericano” se vuelve más compleja. Porque “lo latinoamericano” o “lo argentino” puede perfectamente ser una obra que hizo un artista belga en México y que es una obra magnífica sobre la Patagonia, o puede ser un artista argentino que va a trabajar sobre un problema que no es específicamente argentino. –El cielo de Nueva York pintado por Ernesto Pesce, por ejemplo. Hay un cierto “acento” en esa obra que permite decodificar como argentino al autor, igual que por su aspecto físico es reconocible a simple vista como uruguayo el cantante Jaime Roos. Claro. Por eso es un proceso de localización y globalización al mismo tiempo. A mí me cuesta encontrar localidades específicas. Quizás saber que ese cielo que Pesce dice que es de Nueva York es lo que permite construir esa localidad. No sé si uno al ver la obra sin ningún contexto puede arribar a esa con- clusión. No sé si es algo esencial que la obra comunica. Ese es un poco el trabajo del historiador del arte: todo está en la obra, sin dudas, pero requiere ser puesto en escena. Y las interpretaciones y los discursos ponen en escena aquello que está en la obra pero no es visible en todo momento. –Hay en su libro una referencia muy interesante al escritor cubano Alejo Carpentier y lo que él llama “la angustia de Hernán Cortés”: el no poder describir ciertas cosas del Nuevo Mundo porque no existía aún la palabra apropiada para nombrarla (en castellano). ¿Cómo funciona para usted el relato del arte? ¿Cuál es la intersección adecuada entre el código visual de la obra artística y el lenguaje del comentarista? Bueno, nunca escaparse de los límites de la obra, esa sería la recomendación general. Pero al mismo tiempo, en tanto una obra provoca un proceso de conocimiento, en el propio artista pero también en el espectador, es muy rico cruzarla con otros campos. Me ha tocado analizar las pinturas de la serie de Juanito Laguna de Antonio Berni desde elementos que aportaba la película Detrás de un largo muro. Estas dos obras, puestas en contacto, se revelaban la una a la otra. En Juanito Laguna siempre hay una pared. Esa pared es muy significativa, separa ese mundo de marginación y pobreza del otro mundo más privilegiado, algo que para mí resultó mucho más evidente después de ver la película Detrás de un largo muro, después de esa experiencia la pared de Berni me resultó mucho más significativa. Por eso, todo está en la obra, pero todo puede también ser dicho, y ser dicho una y otra vez. De lo que hablaba Carpentier a través de la dificultad hallada por Hernán Cortés era de esta tensión que existe entre una realidad que es múltiple y compleja y una imagen o un discurso que la ordena de una manera específica. Entonces, Cortés hablaba un idioma que fue configurado para hablar de o describir un mundo y de pronto se encontraba frente a un Nuevo Mundo, imposibilitado de explicarlo con aquel idioma. El arte soluciona eso, al condensar aspectos que están articulados en distintos discursos a través de una imagen o una obra que queda ahí. Otra cosa que me resulta fascinante, sobre todo en el arte tradicional, porque el arte contemporáneo está marcado por la disolución, pero si pensamos en las imágenes que se conservan es remarcable cómo la imagen remite a un tiempo pasado pero esa misma imagen se debe hacer presente en la exhibición pública y en la nueva mirada de nuevos espectadores. Y en los discursos que la actualizan. Cuando escribí el artículo sobre el arte y Eva Perón eran los años 90. En ese momento, la imagen de Eva Perón era otra cosa, diferente a lo que es actualmente. Hoy se reescribió y tiene un nuevo sentido. Entonces a mí me fascina esa condición anacrónica de las obras de arte, que son presente y son pasado a la vez. –¿En qué punto puede analizarse el arte desde una perspectiva de género? ¿Qué ejemplos puntuales encontró para esa parte del recorrido planteado en su libro? Me interesa la problemática de género en su inscripción histórica. Es decir, trabajar sobre el feminismo de los años 60 y el lugar de las mujeres en el arte desde esa época. Me interesa sobre todo lo referido a la construcción cultural del género. En ese sentido, artistas como Graciela Sacco, que trabajó con una cantidad de elementos que tenían que ver con esa construcción, por ejemplo el uso de la pintura roja como una metáfora de la sangre, reflejan de qué manera desde los años 60 hubo una profunda renovación iconográfica que pasó sobre todo por las artistas mujeres. –A propósito de los 60, ¿cómo ha evolucionado en sus formas y mensajes el arte argentino y latinoamericano desde esos años, con el Di Tella y la “primavera de los pueblos”, hasta la actual posmodernidad? ¿En qué dirección piensa que continuará esa evolución? En un sentido, se podría decir que no hay evolución. Porque todo el arte contemporáneo ha desarrollado una insistente revisión de un pasado mitificado. Muchos artistas argentinos contemporáneos trabajan sobre iconografías del siglo XIX, por ejemplo. Hay revisiones de cuadros como El regreso del malón, Sin pan y sin trabajo, incluso por medios fotográficos, o de las obras creadas durante el peronismo, revisitadas por Daniel Santoro. Entonces, más que evolución o progresos, hay muchos diálogos con el pasado. Hoy hay una tendencia hacia la desmaterialización del arte, es decir hacia ese arte que no es pintura ni escultura, que no está pensado para durar sino para ser actuado, como performance que se agota en el momento en que se expone. Eso se ha multiplicado. Creo que vamos hacia un arte construido más como idea que como cosa, y que se podrá ver en forma muy masiva mediante dispositivos digitales. Iván Garré La académica y crítica de arte Andrea Giunta compiló en Escribir las imágenes sus ensayos sobre arte argentino y latinoamericano, en los que aporta una interpretación sociológica y hasta antropológica sobre las expresiones visuales contemporáneas. 65 T EM A D E T A PA V ¿Quién es esa chica? ALGUNAS IMÁGENES DE QUIENES FUERON Y SON LAS MÁS MIRADAS. INTENTE RECONOCERLAS Y COMPLETE LOS EPÍGRAFES. LAS RESPUESTAS CORRECTAS ESTÁN EN LA PÁGINA 70 1 1. 2 2. 3 4 67 5 6 3. 4. 5. 6. 7 8 9 10 68 7. 8. 9. 10. 11 12 69 14 11. 12. 13. 13 14. INFANTIL / JUVENIL Letras locas Dos propuestas divertidísimas de Unaluna tienen como denominador común el uso de las letras. El primero es para los más chiquitos; el segundo, a partir de los 5 años. SsssSsssSsss…! es el libro de Sergio De Giorgi (autor además de los collages) que cuenta una historia sólo con palabras que comienzan con la letra ese. Muy buen trabajo realizado para niños mayores de 2 años. Las chistosas es la historia de la letra c y la hache cuando se juntan. Lleno de detalles graciosos de las ilustraciones de Paola Mattera, este trabajo escrito por Bárbara Gottheil y Virginia Gallo es una invitación a la carcajada. Monstruos a la hora de dormir 70 Uranito presentó la colección Otros monstruos que no dan ningún miedo. Cada libro contiene tres cuentos muy entretenidos para chicos de seis años en adelante. El monstruo calcetín vive en el ropero del cuarto de los chicos y desordena todo, La serpiente Keona vive en el fondo del mar y defiende a los aborígenes de una isla de conquistadores interesados en hacerse ricos. Los textos corresponden a Cecilia Blanco y las coloridas y divertidas ilustraciones, a Sonia Esplugas, el primero de ellos; y a Milton, el segundo. Respuestas de página 66 ¿Quién es esa chica? 1. Bette Davis 2. Marlene Dietrich 3. Veronica Lake 4. Joan Crawford 5. Brigitte Bardot 6. Rita Hayworth 7. Sofia Loren 8. Kim Bassinger Vacaciones de aventuras Pensado para chicos a partir de los 9 años Vacaciones con aspirina, cuenta la historia de dos hermanas que reciben de regalo un perrito llamado Aspirina. Él las acompañará a Mendoza donde tendrán muchas aventuras. Buen trazo para adolescentes Se publicó un trabajo de la ilustradora María Jesús Álvarez cuyos matices y climas son especialmente hermosos. Se trata de Mil grullas, de la reconocida escritora Elsa Bornemann (Alfaguara). Ambientada en el año 1945 en Hiroshima, el libro cuenta la historia de dos niños y la consecuencia que trajo la catástrofe de la bomba atómica a sus vidas. Un trabajo bellísimo para comprender el alcance de aquel hecho. 9. Monica Belucci 10. Megan Fox 11. Sharon Stone 12. Madonna 13. Raquel Welch 14. Scarlett Johansson T U R IS M O Destinos para MUJERES INOLVIDABLES POR Horacio de Dios BREVE ITINERARIO DE MATA HARI, ALMA MAHLER Y MARLENE DIETRICH 72 “Las chicas buenas van al Cielo. Las otras, a todas partes” asegura un refrán que se reitera en la luneta trasera de los autos. Por eso es un ejercicio inútil, aunque divertido, trazar una geografía turística siguiendo la pista de las mujeres fatales porque no hay lugar por donde no hayan dejado rastros. El adjetivo viene en francés y eso le da un encanto especial aunque se haya convertido en un genérico y lo mismo puede usarlo Joaquín Sabina para una canción, Britney Spears para promocionar una gira o el director Brian De Palma para una película. En este caso con Rebeca Romijn acompañada por Antonio Banderas ya que siempre hace falta un hombre para darle aire al personaje. Desde Dalila que perdió a Sansón o Circe que se enamoró de Odiseo hasta cualquier historia cotidiana con la mala del barrio. No son únicas pero sí las más emblemáticas dentro de su rubro. La primera, Mata Hari, con un destino trágico; luego Alma Mahler, que usó los genios como afrodisíaco y le fue muy bien; y por último, pero no menos importante, Marlene Dietrich, cuyo Ángel Azul de 1930 hace aparecer a sus supuestos epígonos como Scarlett Johansson –quien se fotografía desnuda con su celular– como una chica de colegio secundario. Margaretha Geertruida Zelle, luego Mata Hari, nació el 7 de agosto de 1876 en la pequeña ciudad de Leeuwarden, de sesenta mil habitantes, cubierta de canales y bicicletas y que se encuentra a dos horas de Ámsterdam en el norte frío de los Países Bajos. Hoy, en su pueblo, están atentos a los jóvenes extranjeros que estudian en sus universidades y en mostrar un formidable puente levadizo articulado por un brazo metálico. Allí tuvo su origen un misterio que León Schirmann, un héroe de la resistencia contra los nazis, puso en tela de juicio con un libro titulado Mata Hari: autopsia de una maquinación (Editions Italiques) basado en diez años de estudios en los archivos de Alemania, Francia y Gran Bretaña. Con esa base, un abogado de la Comuna Holandesa de Leeuwarden solicitó la reapertura del juicio porque “Francia debe, por su propio prestigio, limpiar la reputación que ha ensuciado. El único delito de Mata Hari fue el de haber sido la víctima perfecta: extranjera, manifiestamente inmoral y una mujer que disfrutaba ostentosamente de la vida mientras los soldados franceses perecían embarrados en campos de batalla”. La madre de Margaretha era de ascendencia javanesa, esa inmensa isla que en ese entonces era parte del imperio colonial holandés. Y su padre un sombrerero con los sueños de grandeza que heredó su hija. Su suelo natal, Java, tiene una superficie de 132 mil kilómetros, superior a la de la provincia de Santa Fe, es un rincón espléndido del planeta con la riqueza multicultural de Indonesia: el mosaico de influencias indias, árabes, chinas, malayas y por último pero también importante, europeas. Su escritor más conocido, Pramoedya Ananta Toer (1925-2006) fue más de una vez candidateado al Nobel. Buru, su tetralogía de novelas también se ha relacionado a la síntesis de geografía e historia del Cuarteto de Alejandría de Laurence Durrell que tiene en Justina, uno de los personajes también arquetípicos de la mujer fatal, como lo retrató George Cukor con Anouk Aimee en la película de 1969. Margaretha, que tenía pasión mortal por los uniformes, se casó a los 18 años con un militar que no conocía, a través de un aviso, y que la doblaba en edad. Pero luego comenzo a bailar. Hasta Rubén Darío habló de sus danzas y muchos otros de su strip tease sin más limite que su corpiño porque no quería mostrar la cicatriz de mordisco de su ex marido que la dejó sin un pezón. Era un tiempo muy competitivo y era fácil caer en falsa escuadra cuando la llamaban cortesana, un tímido eufemismo. En esta recorrida siguiendo sus pasos ya no están los lugares que solía frecuentar pero si uno se aloja en el Place Athenee, uno de los hoteles más fascinantes de la avenida Montaigne en París, hay quienes dicen que la habitación 120 lleva su nombre. Fue arrestada en febrero de 1917 y fusilada en el bosque de Vincennes en octubre de ese mismo año. Su cuerpo no fue reclamado por nadie y sirvió para estudios de anatomía de los estudiantes y su cabeza mantenida en un museo de criminales, de donde luego desapareció. Si bien su vida sirvió para interpretaciones de Greta Garbo en 1932 y Jeanne Moreau en 1964, un halo de descreimiento acompañó la supuesta historia de la espía H21 más allá de su innegable atracción por alemanes, franceses y hasta rusos jugando al amor mientras ellos hacían la guerra. Un caso muy distinto, a quien no le gustaban los soldaditos sino que formaba parte de la intelectualidad de Viena, es el de Alma Marie Schindler (1879-1964), quien se casó con Gustav Mahler que le llevaba veinte años. En este caso hay una geografía turística que comenzó en Viena en el corazón del Imperio austrohúngaro. El safari afectivo de Alma es una colección de trofeos porque luego de enviudar de Mahler se casó con otras personalidades también singulares como el arquitecto Walter Gropius, de la Bauhaus, en Alemania, de quien se divorció para casarse con el novelista Franz Werfel. Su infancia en Viena fue tan excepcional que el primer beso lo recibió de Gustav Klimt y no le cayó mal porque tuvo varios romances antes de casarse con Mahler quien la amó tan profundamente que el adagietto de la Sinfonía N° 5 esta inspirado en ella. Lo cual no impidió que en un veraneo se enamorara de Gropius y por ese motivo el músico recurrió a Sigmund Freud para que lo ayudara. Luego de la muerte de Mahler y alternando con sus matrimonios, tuvo relación con el pintor Kokoschka que la retrató varias veces mientras se disolvía el casamiento con Gropius y le dio el título de la tempestad a un cuadro cuando ella lo abandonó mientras aparecía Franz Werfel de quien quedó embarazada. Siempre hay películas detrás de estas historias para ser contadas y el australiano Bruce Beresford le dedicó la película con Sara Wynter justamente llamada La novia del viento. Alma (1879-1964) fue mucho más que una mujer famosa por su belleza o por los hombres que amó y la amaron desde su infancia en Viena o su madurez en Nueva York donde escribió sus memorias. Medio siglo después sigue siendo nota y Henry-Louis de La Grange, el autor de una de las más notables biografías de Mahler asegura que ella hizo pedazos al músico. La tercera en concordia de este fresco de la naturaleza humana es Marie Magdalene Dietrich (Marlene Dietrich) que nació en Berlín en 1901 y murió en París en 1992. Turísticamente es una de las mayores atracciones de la reconstrucción de la ciudad. La plaza que lleva su nombre está al lado de la sala donde se realiza el Festival de Cine y frente a un museo excepcional que mejor conserva la memorabilia del mito. Sus restos, a su pedido, fueron inhumados en el cementerio de Friedeau, en Berlín, justo a su madre, que también las mujeres fatales respetan. La lápida dice “Aquí estoy en la marca de mis días”. En ese mismo pueblo había nacido Rainer Maria Rilke. La literatura lo envuelve todo. Y si algo faltaba en lo mucho escrito sobre Marlene, en la Biblioteca Presidencial de John Kennedy en Boston, se guardan treinta cartas y telegramas de la pasión que los unió desde que se conocieron con Hemingway a bordo de un trasatlántico francés en 1934 y el suicidio del escritor en 1961. Él tenía 50 años y ella 47, y pese a la fama de grandes amantes, nunca se acostaron. Hemingway, por eso, habló de una “pasión no sincronizada”. Horacio de Dios TESTIMONIO PERSONAL LA MUJER FATAL PARA UN NAPOLITANO Antonio de Curtis fue una personalidad fuera de serie de la escena italiana (1898-1967) comparable con su personaje para los italianos al de Carlitos Chaplin. Era Totó, y su nombre completo, porque se lo habia comprado a su padre natural a cambio de una pensión, era el Príncipe Antonio Focas y un larguísimo agregado de títulos nobiliarios. Si bien hizo 97 películas, en Argentina apenas conocíamos su intervención en Los desconocidos de siempre de Mario Monicelli y el Oro de Nápoles de Vittorio de Sica. Luego vino YouTube y en un video que se reitera a través de Claudio Villa y otros intérpretes me encontré con una de las canzonetas mas famosas que el escribió a la Mala Femmena (la mala mujer, la femme fatale de los franceses en su versión de napolitano). La creó en 1951 y sigue siendo una de las que más se repiten en la antologías musicales. En el malentendido de la fama se pensó que estaba dedicada a Silvana Mangano porque lo había rechazado cuando quiso casarse con ella. La realidad era mucho más doméstica. Totó que era un mujeriego empedernido había llegado a un acuerdo con su ex mujer Daniela para mantener en secreto su divorcio hasta que su hija Liliana cumpliera 18 años. Ella no cumplió y dio la noticia. El hecho lo enfureció y le dedicó la canción a Diana Rogliani. Conocí la historia este año en una trattoria cercana a Piazza Navona a través de un amigo italo canadiense, el arquitecto Franco Ruccolo, y bastó que el citara los primeros versos para que mucha gente comenzara a cantarla. La fama no se agota para la anónima mala mujer a la que le siguen cantando porque en general, son las que más se extrañan. B U EN V IV IR De la cama a la cocina “COMO TODA MUJER QUE SE ENTREGA AL AMOR”... DETRÁS DE TODA COCINERA HAY SIEMPRE UNA MUJER FATAL QUE CONOCE BIEN LAS HERRAMIENTAS PARA SEDUCIR Y CONQUISTAR A TODO MORTAL QUE CAIGA EN SUS DELICIOSAS REDES 74 Mucho se ha escrito, y quizás no convenga sumar, sobre los alimentos afrodisíacos. Ya sea a favor o en contra de tales virtudes, las páginas y los platos ahondaron en preparaciones tradicionales, secretas, misteriosas e incluso tóxicas con la esperanza de sumar un minuto más de amor. Por efecto de metonimia, mucha culturas utilizaron partes de plantas o animales para exacerbar la virilidad o la buena disposición femenina llegando a diezmar especies por la ilusión de que el cuerno de un rinoceronte renovaría el vigor masculino o una exótica flor lograría quebrantar la voluntad virginal de una dama. La verdad, como siempre, es mucho mas simple: un pancho y una coca pueden hacer maravillas cuando existen realmente las bases del deseo donde “A” y “B” se elijen mutua y libremente. No obstante, si de multiplicar placeres se trata, la cocina tiene muy buenas herramientas para la hora del amor, he aquí algunos tips. Después, qué importa el después. Como inmortalizó Fontanarrosa en su cuento “El mundo ha vivido equivocado” la mejor plataforma para el buen amor es empezar la velada con una comida muy frugal, quizás no más que una entrada y una copa; nada de copiosos platos y desfile de bebidas que adormezcan los sentidos. Este es el principal error que se suele cometer y que luego resulta imposible de remontar. Otro Negro, Dolina, acotaría que “la dama que nos elije lo hace mucho antes de que uno tienda sus trampas de donjuán”, por ende da lo mismo beber una copa o cinco. Luego del amor, ahí sí, con el ánimo tranquilo y el hambre más despierta, será momento de alimentarse con lujos o simplezas a piacere, ya sea para recuperar energía o gratificarse mutuamente. Eros sano, in corpore sano. La disposición galante se alimenta todos los días, vale decir, que una dieta sana, donde abundan los vegetales, las frutas y los granos integrales permite que llegada la oportunidad del amor, el cuerpo responda con sus mejores ánimos. Esto, hay que insistir, es válido para hombres y mujeres ya que muchas veces las damas en pos de una figura delgada, se alimentan muy mal y eso redunda en falta de energía o apetitos varios. Consumir regularmente jugos de frutas, semillas y frutos secos, asegura una disponibilidad de minerales y vitaminas que mejora cualquier resultado siempre. Slow life, slow food. Otro elemento pocas veces mencionado, más en nuestra era de videoclip, es la importancia de relajarse y disfrutar con tiempo y serenidad tanto de la comida como del amor. Tomarse una tarde completa para preparar un plato, un fin de semana para cocinar juntos, elegir los alimentos y disfrutarlos en pareja es en sí parte del erotismo ya que invita a cortar con ritmos enfermizos y a conectarse con los sentidos más primarios. Cientos de libros y películas retratan escenas donde volver a lo cotidiano despierta los humores y permite salir de los fríos clichés de Gatúbela y James Bond para internarse en la fantasía de la cocinera y el jardinero de la peli italiana que quién sabe si no la pasaban mejor. Eso que tú sabes. Por último y quizás sea uno de los secretos femeninos mejor guardados, toda persona debe saber preparar muy bien al menos un plato. No importa si es langosta termidor o buñuelos de acelga, la clave estará en haber preparado muchas veces la receta hasta conocerla bien y dominar la técnica al punto de que, llegada la oportunidad, permita lucir las habilidades culinarias en medio de un despliegue de seducción. Por más que no haya salido en ningún vademecum afrodisíaco, un tupper con sándwiches de pan casero, un generoso frasco de escabeche o una pastafrola recién hecha son el pase seguro a mil y una noches de buen amor. M.G. COCINA AFRODISÍACA PARA DIOSES Y DIOSAS Guillermo Ferrara LA COCINA NO MUERDE Jimena Monteverde COCINAR PARA UNO O PARA DOS Pía Fendrik El tipo de libro que uno espera encontrar cuando busca información sobre afrodisíacos. Recetas e ideas pensadas para despertar los sentidos, aportando una buena cuota de magia al placer de despertar la fantasía. Simpática y desenfadada, la bella Jimena propone un segundo libro que invita a seguir metiéndose en la cocina a probar que no hay secretos cuando existen las ganas. Propuestas simples y sabrosas que también incluyen recetas light. Preparar una comida romántica puede ser todo un desafío, en este genial ejemplar de la colección “Rico y Fácil”, la autora invita a lucirse con platos tentadores en las dosis justas.