FORMACIÓN Y PROFESIÓN: repensando nuevos espacios formativos para el aprender de la profesión docente. Maria de Fátima Barbosa Abdalla Universidad Católica de Santos El proceso por el cual pasamos viabiliza la constante reflexión de nuestra acción como agentes educacionales. Cada encuentro, con su forma específica, crítica y creativa, nos rescata la base del conocimiento y su función en el proceso colectivo para la construcción amplia del saber, estimulando y redefiniendo formas de alcanzar las necesidades del cotidiano, formando un eslabón entre profesoralumno-escuela-comunidad, trazando, así, un perfil de la importancia de este Proyecto como facilitador e indicador de la construcción real del aprendizaje de la práctica docente (alumnasprofesoras del PEC-Formación Universitaria/Santos, in Abdalla, 2003a). Este trabajo tiene la intención de presentar algunas reflexiones sobre nuevos espacios formativos para el aprender de la profesión. Debido a su amplitud y complejidad, serán tratadas aquí la problemática de la investigación y sus implicaciones en la producción de nuevos contextos de formación: de la universidad a la escuela. Lo que pretendemos es señalar cómo la investigación puede contribuir para crear una dinámica formativa y orientar la práctica de enseñanza capaz de vigorizar, como apunta el epígrafe, la construcción real del aprendizaje de esa práctica. El tema se inscribe dentro del proyecto “Formación y Profesión: comprendiendo los saberes que fundamentan la práctica docente”. Proyecto éste que busca captar las representaciones que alumnos/profesores tienen respecto de la profesión. Desde esa perspectiva, procuramos, en primer lugar, contextualizar brevemente el Proyecto de Investigación junto a los pasantes de una Universidad privada (1ª fase, 2002) y a las alumnasprofesoras de un Programa de Educación Continuada de una universidad pública en conjunto con la red municipal de enseñanza (2ª fase, 2003). Momentos que servirán de base para dar continuidad a la 3ª fase (2004) a ser desarrollada con profesores formadores de esos respectivos contextos de producción docente. En segundo lugar, buscamos centrar la reflexión en dos cuestiones introducidas por la investigación: La primera en las necesidades y perspectivas de los alumnos-pasantes y de las alumnas-profesoras en la comprensión de los saberes que fundamentan la práctica docente; y la segunda en los indicadores para caracterizar el proceso de adquisición del conocimiento práctico del alumno/profesor en formación. Aspectos éstos que dan significado al papel de la investigación, especialmente el de la investigación-acción en el análisis de la práctica de enseñanza y del aprender de la profesión. Y, por último, se presentarán algunos principios de acción y de investigación - de la investigación-acción- que, aunque no agoten toda la discusión, pueden contribuir para ilustrar un poco su importancia en la orientación de la práctica docente. Pensamos, así, que los aspectos apuntados servirán de guía para la reflexión y estudio más profundo y permitirán definir criterios teóricometodológicos que se emplearán en la próxima etapa de la investigación. Además, esperamos ofrecer indicios necesarios para que sea posible comprender la importancia de incorporar la investigación como espacio formativo en la construcción real de la práctica docente y de nuevos contextos de formación y producción profesional. 1. LOS CONTEXTOS FORMATIVOS: LOS “HALLAZGOS” DE LA INVESTIGACIÓN En el escenario actual, se reconoce que sabemos poco sobre el conocimiento práctico de los profesores. Como cualquier profesional, el profesor tiene que disponer de saberes/conocimientos organizados en diversas dimensiones y delimitados por criterios de profesionalidad. Su función se dimensiona en un contexto sociocultural, institucional y didáctico, pues, según Mialaret (1988), el profesor establece relaciones con la sociedad, la cultura, el saber, la práctica profesional y el saber pedagógico. Comprendemos también que el proceso de aprendizaje del conocimiento profesional abarca el aprendizaje de estructuras complejas que sólo se podrán explicitar cuando se analicen las formas de adquisición de conocimiento práctico a lo largo de todo el proceso de formación. Y que este proceso se organiza, mínimamente, en forma de conceptos, esquemas o redes de proposiciones (León, 1995:342); reglas, principios e imágenes (Elbaz, 1981:48); orientaciones (Rubalcava, 2000:272-273); estructura, práctica y habitus (Abdalla, 2000:189-191). Cuando pensamos en la reconstrucción de los ejes susodichos, entendemos que: 1º el conocimiento práctico posee algún tipo de estructura, ya que el profesor trabaja en un campo de poder estructurado por un espacio de relaciones de fuerzas (de la universidad a la escuela); 2º este conocimiento se configura en su práctica: en sus experiencias y en los conocimientos en situación; 3º existe una manera de ser y de estar en la profesión: un habitus – principio generador de prácticas distintas y distintivas, conforme Bourdieu (1997:22). Este habitus traduce el modo como el profesor orienta y estructura su práctica, movilizando un capital de saberes, de saber-hacer y de saberser. El estudio sobre la “Formación y Profesión: comprendiendo los saberes que fundamentan la práctica docente” nos llevó a reflexionar, de forma más profunda, respecto del conocimiento práctico, o sea, de los saberes que fundamentan la práctica docente. También nos llevó a reforzar la idea de que era necesario analizar el pensamiento y la acción del profesor en diferentes situaciones profesionales y contextos formativos. La importancia teórica de reflexionar sobre lo que se esconde detrás de los contextos de formación y de producción docente es el primer indicador para poder avanzar en el entendimiento de cómo es posible que los profesores aprendan con sus instituciones y de cómo ellas pueden aprender con sus profesores. Aún se entiende que la institución es un espacio de relaciones de fuerza, campo de poder, en el entendimiento de Bourdieu (1977:52), capaz de delinear ciertas propiedades de las prácticas y representaciones (id:51). Partimos, así, del supuesto de que existe un proceso de adquisición de conocimiento práctico diferenciado de acuerdo con los contextos de formación: de la universidad a la escuela. En este sentido, pensamos que es importante investigar en qué medida la organización pedagógico-administrativa de la universidad/escuela influye en la formación/desarrollo profesional del profesor; qué elementos son fundamentales para organizar su conocimiento práctico; cómo esos elementos posibilitan la construcción de la identidad profesional y hasta qué punto la profesionalidad del profesor puede nutrir nuevas prácticas, una cultura escolar más innovadora. Era, entonces, más que necesario obtener respuestas para las siguientes cuestiones: ¿cómo el profesor aprende a enseñar? ¿De qué forma el profesor construye su modelo de formación? ¿Cómo evolucionan el pensamiento y la acción del profesor en formación? ¿Qué necesidades formativas los profesores evidencian más? ¿Cómo se caracteriza el proceso de adquisición del conocimiento práctico? ¿Qué aspectos del contexto de trabajo podrían explicar la evolución (o no evolución) de la carrera docente? ¿Qué perspectivas poseen los pasantes, los profesores principiantes y los más experimentados sobre su formación y desarrollo profesional? Las cuestiones alistadas indicaban (e indican) el problema central de la investigación: alumnos/profesores las representaciones/manifestaciones respecto de la profesión y de los de los saberes fundadores de la práctica docente. Tenían subyacentes los siguientes objetivos: 1º conocer las necesidades/pespectivas de los pasantes, profesores principiantes y más experimentados en los contextos formativos; 2º levantar indicadores que caracterizasen el proceso de adquisición del conocimiento práctico del profesor en formación; 3º analizar sus representaciones sobre las dimensiones formativas de los contextos de producción docente. La investigación fue, entonces, insertándose en un modelo de investigación cualitativa, tanto por la naturaleza de los objetivos que buscábamos alcanzar, desde una perspectiva de comprensión de los fenómenos, como por el recogido de dados, análisis e interpretación. Este texto pretende, a partir de estos planteamientos, contextualizar brevemente las dos primeras fases de la investigación y destacar algunos aspectos que nos hicieron comprender la importancia de la investigación como espacio formativo para la práctica docente y, en este sentido, para el aprender de la profesión profesor. 1.1 El papel de las pasantías en la comprensión de los saberes que fundamentan la práctica docente (1ª Fase de la Investigación) Construir un ambiente de enseñanza no es tarea fácil: presupone una educación democrática, o sea, saber oír, saber contestar con argumentos y ceder. De todas estas habilidades, oír tal vez sea una de las más difíciles, pues, se pueden valorar las divergencias cuando hay respeto y consciencia de que la formación también se da con la contribución del otro. Y eso lo notamos con el proyecto de investigación desarrollado junto al grupo de aquella escuela (pasante de Pedagogía de la UniSantos, in Abdalla, 2003a:62). Con el objetivo de iniciar la 1ª Fase de la investigación, que se relaciona con “El papel de las pasantías en la comprensión de los saberes que fundamentan la práctica docente” hicimos reuniones constantes con el grupo seleccionado, constituido por una alumna (auxiliar de investigación) y dos profesoras colaboradoras, coordinadoras del Sector de Pasantías y del Curso de Pedagogía de la Universidad Católica de Santos. Estas reuniones tenían la finalidad de explicitar y acompañar todo el proyecto. Definimos como hipótesis que deberíamos partir de experiencias positivas, para discutir mejor la integración teoría y práctica y el papel de la Universidad y de la Escuela actual en la formación de futuros profesores, lo que contribuiría para la comprensión de los saberes que fundamentan la práctica docente de un futuro profesor. Las profesoras aceptaron la sugerencia y seleccionaron los cursos de Letras, Sicología, Geografía y Pedagogía, poniendo de relieve que: 1º estos cursos desarrollaban proyectos apreciados de modo positivo por los alumnos y profesores; 2º mantenían un trabajo conjunto con las escuelas y contribuían, así, para una buena formación; 3º sus profesores supervisores estaban bien conectados y comprometidos con la elaboración, ejecución y evaluación de proyectos interdisciplinarios y atendían a las necesidades y/o características del grupo con el cual trabajaban y de cada medio específico investigado. El equipo procedió a la recopilación de datos con base en: 1) un mapa de todos los pasantes de Pedagogía y de los Cursos de Licenciatura (Letras, Sicología y Geografía) desde los últimos 3 años; 2) la identificación de los proyectos realizados, que permitieron buscar experiencias positivas junto a los pasantes; 3) la catalogación de las escuelas-campo en las que los pasantes desarrollaron su formación inicial; 4) el acceso a algunos informes elaborados por alumnos y/o profesores que estaban articulados con los proyectos. Para acompañar a los pasantes, seleccionamos nueve proyectos y sus respectivos informes, que involucraban todos los cursos mencionados. Tras la lectura y el análisis de todo el material, pasamos a elaborar cuadros-síntesis, identificando: 1º el proyecto y su contextualización; 2º los ejecutores: alumnos pasantes, profesores responsables y alumnos de Educación Infantil, de 1ª a 8ª series de la Enseñanza Básica y de 1ª a 3ª de la Enseñanza Media (incluyendo la Escuela Normal*); 3º los objetivos; 4º los procedimientos metodológicos; 5º los resultados, aún parciales, pero que incluían: a) el interés de los alumnos en las actividades de clase; b) el grado de participación; c) los aspectos positivos en relación a la experiencia pedagógica; d) los aspectos negativos – dificultades que ocurrieron en cualquiera de las etapas del trabajo (preparación, ejecución y evaluación); e) la apreciación de los recursos didácticos y materiales utilizados); y f) la evaluación de los participantes y de los pasantes sobre todo el proyecto de investigación. A partir de la apreciación de los proyectos y de las entrevistas semi-estructuradas con algunos de los pasantes, buscamos destacar el papel de las pasantías en la comprensión de los saberes que fundamentan la práctica docente. Especialmente de la que tiene como * N.T. En Brasil, el alumno puede optar por hacer la Enseñanza Media o la Escuela Normal que le dará el título de maestro _ con el que podrá enseñar en escuelas de 1ª a 4ª series de la Enseñanza Básica. soporte y orientación un proyecto de investigación y que abarca un trabajo conjunto entre la Universidad y la Escuela. Del análisis e interpretación de los datos recogidos, se logró identificar qué aspectos dieron énfasis a la contribución de investigación para que los pasantes pudieran comprender mejor la por qué y cómo estaban aprendiendo la profesión profesor, y para que pudieran, como nos dice la pasante del epígrafe, constatar que construir un ambiente de enseñanza no es tarea fácil, presupone una educación democrática, o sea, saber oír, saber contestar con argumentos y ceder.Aspectos, entre otros, que se elucidaron por intermedio de la investigación y que permitieron contribuciones para la práctica docente. Ello se pudo comprender mejor a partir del momento en que avanzamos para la 2ª Fase de la Investigación. 1.2 De alumna a profesora: los primeros años en la profesión (2ª Fase) Antes nos deteníamos mucho en la cuestión del contenido, estar siempre actualizando, renovando... pero no es sólo eso. Es el todo... hay que estar presente para ese mirar hacia el todo... (grupo de alumnas-profesoras del PEC – Formación Universitaria/Santos, in Abdalla, 2003a). Esta segunda fase tenía la intención de acompañar un grupo de profesoras en un Programa de Educación Continuada/PEC-Formación Universitaria, ofrecido por la Fundación de Apoyo de la Facultad de Educación de la Universidad de San Pablo, en conjunto con la Secretaria de Educación del Municipio de Santos/SP. Investigamos el recorrido personal y profesional de las profesoras de Educación Infantil y de 1ª a 4ª series de la Enseñanza Básica. El desafío mayor consistía en mostrar al grupo participante medios que pudieran tornarlo capaz de responder con mayor competencia a los problemas vividos, buscando soluciones y directrices para una acción más transformadora. Esta acción pasa también por la asimilación de las nuevas tecnologías, por la circulación de la información, por la organización del trabajo en grupos y por el aprendizaje colectivo, en función de las formas de poder, del grado de participación y de la especificidad de las formas de acción (Thiollent: 1996,1997) de los sujetos interesados. A partir de la especificidad del proyecto, que tiene como finalidad reflexionar sobre cuestiones que puedan contribuir con la formación profesional y la construcción real del aprendizaje – un mirar hacia el todo -, como revelan las alumnas-profesoras, decidimos apostar en la investigación-acción como una estrategia de ese aprendizaje. ¿Por qué partir de esa apuesta? ¿Qué entendíamos sobre investigación-acción y cuál sería su significado para el aprender de la profesión docente? La reflexión sobre este real aprendizaje nos ayudó a comprender, desde la 1ª fase de la investigación, que adoptar la investigación-acción, como concepción metodológica, sería la mejor forma de aprehender la realidad como un todo, pensarla en la fluidez de su proceso y, principalmente, posibilitar el involucrar activo de las profesoras en la realidad investigada, como había sucedido con los pasantes al desarrollar junto a la comunidad escolar sus diferentes proyectos de investigación. La diferencia ahora es que pretendíamos conducir este proceso de investigación y mirar hacia este todo junto a los sujetos investigados. De este modo, la investigación-acción ofrecería herramientas para comprender la práctica y cuestionarla, exigiendo formas de acción y toma consciente de decisiones. Era necesario comprender y hacer que las alumnas-profesoras comprendieran el significado y la importancia de la investigación-acción. Según Thiollent (1997:36), la investigación-acción supone una concepción de acción, que “requiere, como mínimo, la definición de varios elementos: un agente (o actor), un objeto sobre el cual se aplica la acción, un evento o acto, un objetivo, uno o varios medios, un campo o dominio delimitado”. Entre los elementos, destacamos como agentes (o actores): la tutora y la profesora orientadora (ésta, investigadora), que conducirían el proceso de formación de 21 (veintiuna) alumnasprofesoras, que desarrollarían sus proyectos y que definirían, también, sus objetos de investigación, las cuestiones-problema, los objetivos y medios para traducirlos en los diferentes contextos de trabajo. Por otro lado, la investigación-acción también supone una concepción de investigación insertada en la acción, diría Desroche(1990), y acentúa simultáneamente tres aspectos: 1º reflexiona sobre los actores sociales, sus acciones, transacciones e interacciones, en busca de la explicación; 2º sirve para dotar de una práctica racional a las prácticas espontáneas, y con ello destaca la finalidad de la aplicación; y 3º se constituye por, o mejor, por la acción asumida por sus propios actores, tanto en lo que toca a sus concepciones como a su ejecución y a sus acompañamientos, que tienen como meta la implicación (Desroche, 1990:98). Para efectivar la comprensión de la investigación como espacio formativo, retomamos estos tres aspectos – la investigación sobre/para/por o por la - , y añadimos un elemento fundamental más: desarrollar una investigación-acción con las alumnas-profesoras, cuyos objetivos son: 1º no sólo explicitar la realidad sino, sobre todo, comprenderla; 2º no sólo aplicar los conocimientos de manera unilateral sino establecer la relación teoría/práctica para aclarar mejor el movimiento de lo que se aprende en la Universidad y en la escuela; 3º contribuir, así, para la emancipación de las alumnas profesoras, para hacerles comprender el significado de implicarse con sus realidades y hacer que asuman sus propias acciones. A esta opción le precedió la siguiente reflexión: identificar, desde el inicio, quién era la alumna-profesora, cuál era su formación, actuación como profesional, sus experiencias en el interior del aula y de la escuela. Era necesario caminar en el sentido de tener condiciones de realizar una lectura teórica de su identidad y pensar, colectivamente, en su proyecto de formación como interface de acción, cambios e intervención en la realidad. El entendimiento de esas cuestiones exigió también un proceso de maduración de todos, desde las proposiciones del proyecto de formación/acción: la necesidad de construir una trayectoria equilibrada en la selección de los temas y en la orientación de los proyectos de investigación, favoreciendo una comprensión mayor del proceso de aprendizaje profesional; la aprehensión de esos proyectos sería uno de los hilos conductores que estructuraría los encuentros, estimulando los cambios de experiencias y afinando el desarrollo de competencias y saberes relativos a los procesos de producción, apreciación e investigación; el entendimiento del camino metodológico trazado (la observación participante y sus múltiples registros: el uso del “diario reflexivo”, las entrevistas semi-estructuradas, los relatos autobiográficos), para comprender la relación teoría/práctica y los tipos de contenidos en juego en las diferentes situaciones de acción/investigación y aprendizaje. Esbozadas las proposiciones y revistos algunos elementos en el proceso de ejecución y acompañamiento de los proyectos, consideramos importante acentuar hasta qué punto la perspectiva de la investigaciónacción emanciparía a las alumnas-profesoras. Ello significaba pensar, especialmente, en las implicaciones epistemológicas (Barbier, 2002:100102): cómo ellas (y sus alumnos) se fortalecerían en la interacción con el mundo, en el sentir, pensar y actuar para posibilitar un espacio de tomas de posiciones más reflexivas, críticas y autónomas. Lo anterior nos llevó a la pregunta: ¿cuál sería, a fin de cuentas, la contribución de la investigación y, más particularmente, de la investigación-acción para la práctica de enseñanza y su análisis? ¿Cómo contribuiría para el aprender de la profesión docente? 2. LA INVESTIGACIÓN: SU PAPEL EN LA PRÁCTICA DE ENSEÑANZA Y SU CONDICIÓN COMO ESPACIO FORMATIVO DE LA PROFESIÓN Al analizar los principales efectos de la investigación en la práctica de enseñanza y su condición como espacio para el aprender de la profesión docente, dos aspectos nos llamaron la atención. Primero: era necesario aclarar las necesidades y perspectivas de los pasantes y de las profesoras (sujetos de la investigación) – lo que implicaba meditaciones teóricas y testimonios de la práctica cotidiana en el recorrido del proceso de investigación y de acción (de enseñanza). Y, segundo: tener condiciones de enunciar indicadores para caracterizar el proceso de adquisición del conocimiento práctico del profesor en formación – lo que significa revelar los “hallazgos” de la investigación y problematizarlos. 2.1. Aclarando las “nuevas” representaciones: las necesidades y perspectivas de los sujetos de la investigación En verdad, al hablar de necesidades/perspectivas, en los diversos momentos y espacios profesionales, representamos nuestras realidades, construimos nuestras vidas, explicándolas por intermedio de nuestro bagaje de conocimiento. Como ya revelamos (Abdalla, 2003b:75), “esas representaciones se pueden considerar la materia prima para el análisis de lo social en un sentido más amplio, así como también pueden direccionar una acción pedagógico-política de transformación”. Como diría Bakhtin (1995), ellas retratan y refractan la realidad. ¿Cuáles eran, entonces, las necesidades/perspectivas de los pasantes y investigación? de las alumnas-profesoras ¿Cómo fue posible ir en el recorrido aclarando estas de la “nuevas” representaciones en el enfrentamiento a los desafíos del cotidiano de la escuela y de las clases? La posibilidad de participar en estos dos momentos de investigación nos llevó a comprender mejor la problemática del análisis de las necesidades/perspectivas en la formación docente, como afirman Rodrigues & Esteves (1993). En este estudio, observamos que las necesidades/perspectivas de los sujetos involucrados dieron origen a las “nuevas representaciones” (Abdalla,2000), lo que configura también algunas dimensiones (Abdalla, 2003b:83-84): personal – a medida que los pasantes y las alumnasprofesoras revelaron sus necesidades personales, los saberes de sus experiencias, ampliando el conocimiento práctico/profesional, construyendo, así, una identidad más autónoma, dispuesta a superarse a sí misma y a participar de proyectos de innovación e investigación; didáctica – cuando asimilaron las nuevas tecnologías (acceso a Internet); circularon informaciones, conocimientos y experiencias, enfrentaron los desafíos de las situaciones pedagógicas y de las cuestiones metodológicas provocadas por la investigación, organizaron el trabajo en grupos, lo que llevó a la creación de una cultura más profesional y coherente. institucional/organizacional – comprendieron cuánto la cultura y el clima institucional afectaban sus actuaciones como alumnos/profesores. En este sentido, resignificaron la escuela como objeto social y científico – “campo de las prácticas sociales educativas”(Canário,1996:137), en el que es posible y necesario desarrollar “actividades investigativas pertinentes” (id.:137), para construir un sentido a la acción docente; profesional – a medida que reflexionaban sistemáticamente sobre sus prácticas, utilizando los resultados de la reflexión para mejorar la calidad de su actuación. Estas dimensiones permitieron que se comprendiera mejor qué indicadores caracterizarían el proceso de adquisición del conocimiento práctico/profesional. 2.2. Enunciando indicadores para caracterizar el proceso de adquisición del conocimiento práctico Hay varios modos de tratar esta cuestión. Proponemos enunciar estos indicadores teniendo como ejes de referencia los contextos de la universidad y de la escuela: privilegiando, así, el espacio social del conocimiento. En el contexto de la universidad, este pensar de forma diferente la práctica, este cambio de representaciones, nos configuró tres dimensiones formativas. La primera se relaciona con el propio proceso de adquisición de algunos conocimientos que hicieron que tanto el pasante como la alumna-profesora repensasen sus aprendizajes profesionales, redefiniéndolos como (futuros) profesores. Adquisición que pasa, especialmente, por la resignificación del concepto de necesidad/perspectiva como práctica de definir objetivos de acción y cambios de dirección deseada (Rodrigues & Esteves, 1993:17-18; Abdalla, 2003b:75-80). La segunda se refiere a la reflexión que se viene haciendo para integrar los diferentes momentos de la acción, de la investigación y de la investigación-acción, desde la formación inicial hasta las acciones de formación continua, para colaborar con una nueva postura: la de profesor-investigador y de investigador-profesor. La tercera está articulada con el análisis de cómo estimular la capacidad de acción/intervención del (futuro) profesor en su práctica pedagógica, en el intento de reconstruir permanentemente su identidad y la de su escuela. En el contexto de la escuela, si pudiéramos traducir las impresiones de los pasantes y alumnas-profesoras, diríamos que las imbricadas cuestiones epistemológicas/metodológicas y la diversidad de los enfoques y de las realidades estimularon una mejor organización de los saberes relacionados a la práctica profesional y desarrollaron una nueva comprensión del saber-hacer didáctico que valore la acción de teorizar sobre la realidad: ateorización. En el caso de los pasantes, la posibilidad de teorizar sobre la realidad tuvo lugar a partir de la participación en los diferentes proyectos que el Sector de Pasantías mantenía en conjunto con las escuelas-campo. Según ellos, los proyectos de investigación permitieron: 1º una mayor vivencia del campo profesional (conocer mejor el currículum como posibilidad de intervención, la tarea de enseñar y la investigación como soporte de esta tarea); 2º una comprensión más afinada de la importancia de las relaciones interpersonales, de la interacción y de la convivencia con las nuevas tecnologías en la conducción de las actividades propuestas; 3º un mirar diferenciado hacia el contexto escolar y hacia las clases; 4º una escucha más sensible de los problemas referentes a la falta de interés, a la indisciplina y a la agresividad en el aula; 5º el conocimiento y el análisis de las formas didácticas por las que pasan los diferentes contenidos; 6º la discusión de las posibilidades y los límites de ser un profesional profesor. De acuerdo con las profesoras-alumnas, la investigación-acción, como forma de comprender la realidad, posibilitó distinguir algunos aspectos en torno al conocimiento profesional/práctico. Entre ellos, destacaron: 1º el aprendizaje de la profesión se torna más consciente y coherente, cuando se intenta enfrentar las cuestiones del contexto de trabajo de una forma colectiva, con base en los diferentes cambios de experiencia; 2º la necesidad de reflexionar sobre el objetivo de la investigaciónacción, que es el de provocar transformaciones. Pensar la escuela, continua y colectivamente, como objeto de reflexión para que se efectiven cambios cualitativos en su cotidiano. Pero estas transformaciones sólo se realizan a partir de uno mismo y de acuerdo con las situaciones concretas vividas; 3º la necesidad de desarrollar competencias para el desempeño de una nueva postura profesional que se alimente no sólo del aprender sobre la realidad educacional, sino del aprender en la, de la y con la realidad, para que se reinventen imágenes profesionales y sociales de mejoría y de cambios. Lo que constatamos es que la investigación y, en especial, la investigación-acción pudo acercar los dos contextos formativos, disminuyendo un poco las diferencias porque, como los pasantes y las alumnas-profesoras revelaron, permitió hacer la lectura de lo real: una real lectura capaz de “devorar” el significado del contexto de formación y de producción docente. Lo importante, en esta lectura, fue la forma de producir pensamiento sistemático más elaborado sobre/para la enseñanza/investigación, independentemente de los contextos. CONCLUSIÓN: dos principios de la investigación para orientar la práctica docente y el aprender de la profesión De ahí, la antinomia de la pedagogía de la investigación: ella debe transmitir al mismo tiempo instrumentos de construcción de la realidad, problemáticas, conceptos, técnicas, métodos y una formidable actitud crítica, una tendencia a poner en causa (énfasis mío) esos instrumentos...(Bourdieu, 1998:45). En este camino, el ejercicio de describir, es decir, poner en causa la práctica, posibilitó un cambio de experiencias sobre el registro de los contextos significativos y exigió de todos una postura de investigadores de la práctica, o mejor, de teóricos de la acción, diría Bourdieu (1997). Teóricos capaces de pensar la investigación como espacio formativo para la acción docente, en el que se construyen ideas teóricas en interacción permanente con la práctica y donde los principios de la investigación puedan orientarla, en respuesta a las necesidades y a los desafíos impuestos por el cotidiano. Un primer balance de la contribución de la investigación para la práctica docente y para repensar nuevos espacios formativos tiene que ver, ciertamente, con algunos de estos principios, que se pudieron extraer del entrelazamiento de las ideas y de los cambios de experiencia posibles en el trascurso de las primeras fases de la investigación. Como un “manual de gimnasia intelectual”(Bourdieu, 1997), reforzamos junto a los sujetos involucrados, algunos principios de acción y de investigación (de la investigación-acción). Principios éstos que pretendían (y pretenden) contribuir con un mirar hacia el todo, lo que le da sentido (y dirección) a la investigación, a la enseñanza y a la profesión. El 1er. principio tiene como base la comprensión de los factores y condicionantes que perjudican la acción/reflexión docente: 1. reconocer el impacto de las nuevas tecnologías de comunicación e información en las clases; 2. rever, continuamente, la lógica de la productividad y del mercado; 3. redefinir los valores sociales/culturales y de la política educacional; 4. reflexionar sobre los factores que influyen en la profesionalidad docente, como: a) la función de enseñar conocimientos/valores legitimados; b) la escuela, como monopolio de información; c) la familia, como compañera (o no compañera) del trabajo del profesor. El 2º principio se refiere a la definición de la identidad profesional ante el cuestionamiento/comprensión del contexto de enseñanza/investigación. Contexto que se puede traducir por: 1. análisis y cuestionamiento de las condiciones que delimitan las prácticas, 2. comprensión del contexto real de la enseñanza (la relación teoría/práctica); 3. la toma de conciencia de los procesos de comunicación y de la forma de realizar la tarea de enseñar (gestión y control de la clase). El 3er. principio tiene que ver con la disposición para cambiar, o mejor, con un nuevo habitus – principio generador y unificador (Bourdieu, 1997:21-22) -, y reconocer: 1. la escuela como contexto de acción del profesor; 2. el currículum como espacio de intervención en el que se incorpora la investigación como espacio formativo en la construcción real de la práctica docente; 3. la enseñanza como tarea del profesor, que encuadra el trabajo pedagógico como foco formativo con vistas a la diversidad cultural y a la emancipación humana. En la práctica, no es fácil movilizar alumnos y profesores en torno a estos principios porque ellos demandan, como revela el autor del epígrafe, una formidable actitud crítica. Sin embargo, a la luz del análisis precedente, pensamos que estos principios no sólo sirven de guía de orientación para la práctica de enseñanza sino que también pueden, en la condición concreta de nuestras acciones, contribuir para la construcción de un proyecto profesional y de formación. Proyecto que nos prepare permanentemente como sujetos de nuestra propia emancipación. Referencias Bibliográficas ABDALLA, Maria de Fátima B. Formação e Desenvolvimento Profissional do Professor: o aprender da profissão (um estudo em escola pública). Tesis Doctoral. San Pablo: FEUSP, 2000. _________. Formação e Profissão: compreendendo os saberes que fundamentam a prática docente. 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