Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ESTADOS AGUDOS DE DEFICIT HEPATICO TO>IO XIV )'lóM&RO 6 meses e ir apareciendo con el transcurso del tiempo. 5: Los signos morfológicos pueden atenuarse con los años. 6." La m o rbilidad y mortalidad de los mongo loídes vistos por nosotros no es superior a la de cualquier otro grupo de ólígofrénícos. 413 7 .' Con la pedagogía terapéutica se consigue en todos los casos mejorar el rendimiento intelectual y la personalidad global del mongoloide. 8.' Con el tratamiento con vitamina E. la prehipófisís y el complejo B. hemos conseguido una mejoría en todos los casos. R-E SUMEN TERAPEUTICO DE ACTUALIDAD TRI\ T AMIENTO DE LOS ESTADOS AGUDOS DE Df:FJCIT HEPA TICO L. L ORFNTE Clim," M Mira Univcrsitarza Prof.: C. JI\iÉNE7 DfAZ Comprendemos bajo el título de estados agudos de déficit hepático a todos aquellos cuadros clínicos que engloban desde la ictericia grave, pasando por la atrofia amarilla del hígado, hasta el coma hepático, y que presentan como característica común el acompañarse de una degeneración profunda del parénquima del hígado con tránsito hacía la necrosis, constituyendo en algunas ocasiones el estadio final de las hepatopatías difusas y degenerativas con o sin ictericia. Así como ante un diabético o enfermo renal gra ve lo que nos permite adoptar a tiempo las medi das terapéuticas oportunas para evitar el coma es el descubrimiento, por la observación y vigilancia clínicas, de determinados síntomas alarmantes, tam bién en los estados agudos de déficit hepático para poder instituir un tratamiento precoz y evitar el que se llegue a la situació n de coma h epático, habitualmente fatal, es necesario que conozcamos no sólo los procesos que pueden abocar a estos estados (etiología), sin o los síntomas clínicos premonito rios (diagnóstico precoz) y su mecanismo de pro ducción (patogenia). Diferentes procesos, en su mayor parte enferme· dades primarias del hígado, pero también aunque en menor proporción, enfermedades generales que afectan secundariamente al parénquima hepático, pueden ser la causa en la clínica de estos estados agu dos de déficit hepático. Para mayor claridad y comodidad descriptiva podemos aguparlos del modo siguiente: Hepatitis epidémica o ictericia catarral. . { C irrosis. Neoplasias del hígado. Enf. de las vías { Colangitis. biliares . . . Obstrucción del colédoco. Fósforo, Cloroformo. A rsé ni e o, Atofán, Intoxicac iones . Nactol, Helecho macho, Trinitrotolueno, Tetracloroetano, Sulfonamidas, etc. Septicemias, Endocardi tis lenta, Gonococia . Enf. generales . ( Tifus, Lúes, Enfermedad de Weil. Hi pertiroidismo. Factores predis - 1 Embarno. Ponentes . . 1 ¡ Traumatism os? Hepatopatías f Es conveniente que hagamos algunos comentarios sobre los diferentes grupos etiológicos. Sabemos por los estudios experimentales en animales con fístula de Eck y por los trélbajos de FJSHLFR que. para obtener en la clínica una insu ficiencia hepática manifiesta, es necesario reducir hasta un 70 por roo el parénquima funcional. Ncpuede extrañarnos. por consiguiente. que dentro de las enfermedades del hígado queden excluídas aque llas afecciones hepáticas localizadas y solamente se enumeren en la etiología las que se acompañan de un trastorno degenerativo y difuso del parénquima hepático y que se incluyen dentro del amplío gru po de las hepatrofias. Constituyen una excepción los tumores del hígado, en los que en algunas ocasiones, como veremos a continuación , la neoformación alcanza tal difusión y origina una anulación tan completa del parénquima funcional que llega a producir la muerte con las características del coma hipoglucémico. La ictericia catarral es una de las afecciones hepáticas que con más frecuencia conduce en la clínica a estos estados agudos de d éficit hepático. EPPJNGER 1 fué el primero que señaló que esta enfermedad es una forma en miniatura de la atrofia amarilla aguda, y POPPER 2 , en sus estudios experimentales con formiato de alilo, demostró la posi ble transición de la ictericia catarral a la A. A. A. GEISER '. que tuvo ocasión de observar una grave epidemia de hepatitis en niños, también opina que la A. A. A. no se puede considerar como una complicación, sino como una forma más grave y de curso progresivo de la ictericia catarral. Lo que cabe preguntarnos es por qué motivo la ictericia cata rral sigue esta evolución tan diferente de unos casos a otros. Por un lado, deben de influir una serie de factores que crean un estado de menor resistencia del parénquima hepático a.l dis.m inuir. セオウN@ reservas glucogénicas y proteicas (htpoahmentacton . embarazo, etc.), y, por otro lado, ya que t>S aceptado por numerosos autores y por noso.tr.os . mtsmos que la ictericia catarra.l es una ィ・ー。エャセ@ セョヲ」 ᆳ ciosa provocada por un vtrus, el gemo eptden;tco· y la virulencia de Q セ@ ゥョヲ・ 」セ ゥョ@ pueden ta.mbtén, sin duda, tener una mfiuenCta sobre esta dtferente· evolución . Como demostración de lo primero tenemos lo señalado por UMBER 4 y BERGSTRAND 5 sobre la evolución maligna de los casos de ictericia catarral durante el período de la postguerra de Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 414 REVISTA CLINICA ESPAROLA a 19 1 8. debida al hambre a que estuvieron sometidos los países centroeuropeos. La ウ・ァオョセ。@ te sis tiene numerosos puntos de apoyo en b hteratura. El mismo BERGSTRAND ha podido demostrar que el número de casos de atrofia amarilla aguda y de ictericia catarral aumenta en determinadas épo cas del año, y. por otra parte, GEISER ha observa do en 26 niños una epidemia de hepatitis que evolucio nó fatalmente en todos ellos, comprobándose en la sección un cuadro anatomopatológico de A. A. A. Los enfermos con cirrosis h epática pueden morir po r diferentes complicaciones (pe ritonitis supurad a, accidentes circulatorios, hemorragia), pero en un elevado porcentaje, que alcanza al 40 por ciento, les vemos entrar en un estado de caquexia progresiva que termina en el coma. Como veremos más adelante al ocuparn os del mecanismo de producción de la muerte hepática, los dos factores que induda blem ente influyen en esta evolución m align a de las cirrosis son la insuficiencia h epática progresiva y las reiteradas p érdidas de agua y albúminas por el líquido ascítico. En los procesos inflamatorios de las vías bilia res que están comprendidos bajo el términ o de colangitis, observamos también . con alguna frecuencia en la clínica, la evolución hacia la A. A. A. y su terminación fatal en el coma. La explicación está en que en la colangitis n o sólo aparecen inflamados los pequeños conductillos biliares intrahepáticos \^セ ョ \^@ q......, t"mbwn r,....r セB@ イp「ゥョセ@ rlr vrrindad se encuentran afectadas las células hepáticas, debiéndose hablar más propiamente que de colangitis de verdaderas hepatitis parenquimatosas. La causa por la que los enfermos con una ictericia obstructiva mueren con los síntomas de una insuficiencia hepática grave (síndrome hemorrágico. coma hepático) hay que buscarla en los estudios anatomopatológicos de FIESSINGER, ALBOT y DIE· RICK 6 . y de HIYEDA 7, que han demostrado qu e cuando la obstrucción persiste se producen graves alteraciones en el parénquima hepático, que se caracterizan por la aparición de manchas blancoamarillentas situadas en la zona periférica de los aci nos, lugar de transición entre los canalículos ínter e intralobulillares. En la literatura forma legión el número de co municaciones sobre diversas clases de tóxicos capaces de originar graves estados de déficit hepático. Se ha prestado una mayor atención a los tóxicos in dustriales y a determinados medicamentos que, por su empleo en la clínica, pueden tener una mayor importancia. Numerosos autores, BECKERMANN 8, FRASER 9 y entre nosotros MOGENA 9 bis, han lla mado la atención sobre la frecuencia con que el atofán provoca hepatosis profundas, que pueden evolucionar fatalmen te y terminar en el coma. M c BRYDE y CYRIL ro opinan que el 5o por 1 o o de las hepatosis por el atofán son mortales. Creo que es n ecesario insistir sobre la conveniencia de res tringir el uso de este m edicamento en el tratamien to del reumatismo, máxime teniendo otros reme dios más específicos y que están desprovistos d r efectos tóxicos. Entre los m edicamentos capaces de producir se 1 9 14 30 septiembre 19H rías lesiones del hígado debemos incluir también a los compuestos sulfonamídicos. CUNE rr. GARWIN ", y BANNICK. BROWN Y FOSTFR 1 3, han comunicado recientemente varios casos de hepatitis grave y A. A. A. después de la administración de estos medicamentos. Merecen mención especial la sífilis, el neosalvar sán y el embarazo como factores causales o p redisponentes en la producción de los estados agudos de déficit hepático. Diferentes autores, BFRGSTRAND 5 STIFHIN y H OCKET 1 4. BARCHASCH 1 '. etc., han 」ッ セ@ municado casos de atrofia amarilla aguda consecutiva a una hepatitis luética. SCHNAPPFR r6 McDoNALD y FENWICK, McDoNAGH 16 b1 ' , h an encontrado una m ayor frecuencia de A. A. A. en pacientes sifilíticos tratados con Neosalvarsán. CARNOT 1¡ y WAY r8 han o bservado en el curso del embarazo casos de A. A. A .. que ced ieron y curaron por la interrupción del mismo. Estos mismos autores y BUDELMANN y SCHULTZ rv han llamado la atención sobre el h ech o de que estos tres factores etiológicos pueden actua r como predisponentes o coadyuvantes en la producció n de los estados agudos de déficit hepático cuando coincide alg uno dP ellos con una ictericia catarral. Se encuentran publicados a lg unos casos de A. A. A. del hígado con terminación letal después de traumatismos sobre el abdomen . Los autores de las comunicaciones. PFTFR セ P @ KURT y MANDEL 1, BFRCiri etc picns.1n qur d ャイ。オュエゥセッ@ oficia en estos casos como un factor prcdisponentc al actuar sobre un hígado prevtamente les10nado. Según K UWABARA セMG@ y GREEN 24, la aparición de una ictericia en el curso de la enfermedad de Ba · sedow es poco frecuente , pero siempre de un pronóstico muy serio cuando se presenta. por su tendencia a evolucionar hacia la A. A. A. ASSMAN 25 ha comunicado efectivamente casos de ictericia grave y de A. A. A. en el hipertíroidismo, y algunos autores, como LAHEY 26 , atribuyen tanta importancia a las alteraciones del parénquima hepático en esta enfermedad que llegan a pensar que la muerte en el hipertiroidismo es, en la mayor parte de los casos, una muerte h epática. Numerosas pruebas de índole experimental y clínica han venido a demostrar que la causa de la evo lución maligna de las ictericias en la enfermedad de Basedow está en la deplección de las reservas glucogénicas y proteicas del hígado, a consecuencia, según LICHTMAN 2 7, de las demandas metabólicas creadas por el est<ldo de hiperfunción del tiroides. Efectivamente, se ha po· dido demostrar por estudios experimentales que con la administración de preparados de tiroides se pueden provocar alteraciones en el hígado que se po· nen de manifiesto por una disminución de las reservas glucogénicas y una degen eración grasa de las células hepáticas. En la clínica se han podido com· probar los resultados obtenidos experimentahnente en el estudio de la función hepática. L<l prueba del ácido hipúrico, estudiada por BARTELS y PER· KIN eR. y la de la tolerancia a la galactosa por LICH· TMAN ·'9, MACLAGAN y RUNDLE .¡n, han dado resultados p ositivos en la enfermedad de Basedow, . ィセ ᆳ ciéndose normales después de practicada la ttrot dectomía. Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Tu.\10 XJV NúMPRO 6 ES1 ADOS AGUDOS DE DEFICIT HEPATICO Se puede concluir de esta exposición etiológica que el gran grupo de las enfermedades del hígado y vías biliares y, dentro de las mismas, las hepa ropatías difusas y degenerativas, cuyo representante más destacado es la ictericia catarral. constituyen la vía de entrada más frecuente en la clínica de los denominados estados agudos de "déficit hepático". Los demás factores ocupan un lugar más secundario y muchos de ellos desempeñan exclusivamente un papel predisponente en su producción. Cuadro clínico.- La evolución maligna de las hepatopatías hacia la atrofia amarilla aguda y el coma . se pone de manifiesto en sus comienzos por una serie de síntomas clínicos y de alteraciones en las constantes físicoquímicas de la sangre y de la orina. Estos síntomas clínicos podemos agruparlos de la manera siguiente: síndrome ictérico, síndrome hemorrágico y síntomas neurológicos. Síndrome ictérico. -- Hay que hacer en primer término la salvedad de que la valoración de los síntomas dependientes de este síndrome no es siem pre factible en la clínica. bien porque falte la ictericia . o bien porque se presente en un estadio muy avanzado. En este sentido WEIR 3 1 y SATKE 3' han comunicado varios casos de A. A. A .. comprobados en la sección. que no presentaron ictericia visible en su evqlución. En estos enfermos en los que falta el síntoma ictérico, el diagnóstico puede ofrecer extraordinarias dificultades, sobre todo cuando el paciente no presenta una historia clara de una hepatopatía crónica anterior que nos pueda servir de orientación. Por lo que respecta al síndrome ictérico. hay una serie de síntomas reveladores de la mala evolución de las hepatopatías y que han sido señalados por diferentes autores. La ictericia en los primeros momentos se hace más profunda, aumenta paralelamente la bilirrubinemia con reacción de Hijmans van den Berg directa pronta y la urobilinuria se intensifica. En un estadio más avanzado la colemia experimenta un descenso brusco y si se trata de enfermos con el colédoco permeable, vemos aparecer una disminución en la intensidad de coloración de las deposiciones, es decir, una tendencia hacia la acolia pigmentaria. Simultáneamente, aparecen una serie de síntomas generales y gastrointestinales que agravan el cuadro: escalofríos con fiebre alta, anorexia, náuseas, vómitos, eructos, hipo. etc. Un síntoma que fué primeramente señalado por UMBER 4, sobre el que insistió EPPINGER y al que nosotros concedemos una gran importancia . es la presentación del fetor hepático. Este olor del aliento, de descripción difícil pero de fácil percepción, que ha sido comparado al del azúcar quemado, se encuentra con gran frecuencia en todas aquellas hepatopatías difusas acompañadas de graves procesos degenerativos de la célula hepática. Otro síntoma que no es constante, pero que conviene mencionar pues se presenta con alguna frecuencia, es el dolor en el hipocondrio derecho, en ocasiones con carácter accesional simulando un cólico hepático. Según BERGSTRAND, se observa en el 50 por I oo de los casos de atrofia amarilla agu da, Y EPPTNGER. aunque no lo considera tan fre- 415 cuente, cita dentro del cuadro clínico de esta enfermedad el dolor espontáneo y provocado a la palpación en la región hepática. La disminución de tJmaño y retracción del hígado en la A. A. A. no puede valorarse como un síntoma precoz. BERGSTRAND ha llamado la atención sobre el hecho de que el hígado se encuentra aumentado en los primeros estadios. KIRSCHBAUM y POPPER 33 han comunicado r 5 casos de ictericia aguda grave, con terminación letal. en los que el hígado se encontraba aumentado de volumen, pudiéndose comprobar en la sección un cuadro de A. A. A. Es decir, que no parece que sea condición indispensable para que podamos hacet el diagnóstico de A. A. A. el que el hígado se retraiga y empequeñezca. Es muy frecuente la presencia de una ascitis discreta en las necropsias de los pacientes muertos de A. A. A. EPPINGER la ha encontrado en 1 8 de sus 8 2 casos. Resulta difícil. sin embargo, c;u comprobación en la clínica a causa del meteorismo. a pesar de lo cual BERGSTRAND ha podido ponerla de manifiesto en el 20 por roo de sus casos. Con la ascitis se presentan también edemas localizados preferentemente en las partes declives, regiones sacras y extremidades inferiores, síntoma que EPPINGER comunica haber observado en un 50 por I oo de sus enfermos y BERGSTRAND solamente en un cinco por ciento. Síndrome hemorrágico. - La tendencia a las hemorragias puede ser el primer síntoma con que se pone de manifiesto en la clínica un estado agudo de déficit hepático. U na p redisposición a sangrar por las encías y a la producción de equimosis se presentan precozmente en casi todos los enfermos con una A. A. A.; pero, en otras ocasiones, las pérdidas de sangre son más importantes en forma de hematemesis, melenas, epistaxis, metrorragias, etcétera. La causa de estas hemorragias sabemos que es debida a un descenso del nivel de orotrombina en la sangre. El hígado no es probablemente el único, pero sí el órgano principal a que está encomendada la formación de la protrombina a expensas de la vitamina K. Siempre que el hígado padece en su actividad funcional, se presenta un descenso en el nivel de protrombina, como ocurre en las experiencias de S\UTH. W ARNER y BRINKHOUS H, provocando hepatosis o realizando hepatectomías parciales o totales, o bien en la clínica en todas las hepatopatías difusas y degenerativas (cirrosis, A. A. A., hepatitis, etc.). En la comunicación que presentamos en colaboración con el doctor PANIAGUA al último Congreso de Patología Digestiva sobre el valor del descenso de la protrombina en las enfermedades del hígado. concluíamos que existe, evidentemente, un tanto por ciento más elevado de hipoprotrombinemias en aq uellas afecciones hepáticas que según el resultado de otras pruebas van acompañadas de insuficiencia funcional. La falta de respuesta del nivel de protrombina descendido a la administración de vitamina K debe ser considerada como un signo de grave insuficiencia funcional del hígado y, según algunos autores como Km I ER 35, SCANLON, BRINKHOUS . WARNER y SMITH 36 , FLIN 37. FLYNN. STEWART y R OURKE N セb@ Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. REVISTA CLINJCA ESPAf\JOLA 416 de gran utilidad clínica no sólo para el diagnóstico precoz de los estados agudos de déficit hepático, sino también para enjuiciar el pronóstico de las hepatopatías en general. KARK y SOUTFR セBL@ que agrupan las enfermedades hepáticas según el tipo de respuesta del nivel de protrombina después de la inyección de naftoquinona, creen que cuando el nivel tiende a descender y no responde a la terapéutica con vi tamina K situándose además por debajo del dintel hemorrágico, hay que pensar en una afectación grave y progresiva del parénquima hepático como se presenta en la A. A. A. o en las neoplasias difu sas muy extensas del hígado. budelセian@ r SCHULTZ セ^@ opinan que en las embarazadas con ictericia el descenso pronunciado de la protrombina y la falta de respuesta a la inyección de vitami na K es una indicación para la interrupción del em barazo por la posibilidad de que aquella ictericia pueda tomar una evolución desfavora ble. Sf:-\TOMAS NEUROLÓGICOS.- Ha y un cortejo de síntomas neurológicos y psíquicos que acompaña a los restantes síndromes citados y cuya presentación nos debe siempre hacer presagiar la proximidad del coma. La primera manifestación suele ser, a m en u · do, un estado especial de agotamiento. astenia y apatía, con insomnios, cefalalgia y fotofobia. A estos síntomas de adinamia en que el enfermo se en cuentra amodorrado, obnubilado e indiferente. se suman más tarde otros m omentos de intensa exci t.,ríñn P Íntr'>n rm ílirhli rnn fiplirin Bャ\yᅪエ[セョ@ \ movimientos desordenados. que adqu ieren en ocasio n es un carácter convulsivo y que se localizan en determinados grupos musculares o bien se genera lizan haciéndose de tipo epileptoide. En estas condiciones podemos encontrar en la exploración síntomas de irritación de la vía piramidal: exaltación de los reflejos, clonus y Babinski uni o bilateral. Este período de excitación, que puede tener una duración variable, va dando paso paulatinamente a un estado de sopor semicomatoso, que, en plazo muy breve, se transforma en un coma profundo. En esta situación suele existir una sudoración abundante, relajación y flacidez de los miembros, miosis, y la respiración, normal al principio respecto a velocidad y ritmo, se hace más tarde irregular, lenta y profunda, del tipo Cheyne-Stokes o del tipo Biot. El pronóstico del coma hepático confirmado es muy grave y la terminación fatal suele presentarse en muy breve plazo. ALTERACIONES EN LAS CONSTANTES FÍSICOQUÍMICAS DE LA SANGRE Y DE LA ORINA. - En la evolución de las hepatotrofias hacia la atrofia amarilla aguda y el coma se presentan una serie de alteraciones en las constantes físicoquímicas de la sangre y de ,la _orina que aparte de tener un valor para el dtagnosttco de estos estados, lo poseen también, como veremos más adelante, para explicarnos su mecanismo de producción. Por parte de diferentes autores se ha llamado la atención sobre la frecuencia con que se encuentra un aumento del nitrógeno ureico en los estados agudos de déficit hepático, A . A. A. y coma. JIMÉNEZ DfAZ 4 1 ya en el año r 93 3 indicó la constancia con 30 septiembre 1944 que aparece una elevación de la azotemia en el coma hepático. Posteriormente WII.ENSKY 4z ha podido observar un paralelismo evidente entre el aumento del nitrógeno ureico v la gravedad de la afección hepática. LICHTMAN 'i cree que este aumento de la urea puede ser el primer signo de orientación sobre la mala evolución de una hepatopatía o sobre la posible afectación secundaria del parénquima hepático en enfermos con una ictericia obstructiva. Este autor llega aún más lejos cuando propone la determinación del nitrógeno no ureico como prueba de función hepática. superior y más sencilla que las restantes para el diagnóstico diferencial de las icteriLias. En resumen . en la mayor parte de los enfermos con una hepatopatía grave y profunda encontramos retenciones de urea que. en algunas ocasiones, llegan a ser t-an altas como las que pueda presentar un enfermo renal y estas elevaciones tienen una evidente importancia diagnóstio y pronóstica en la clínica. Paralelamente a b dn·ación de la urc,l. v con más constancia aún que セZ\^エ。N@ 」ョッ エイ。ュ ッセN@ como han señalado ]1\lf'\F? DfAZ y H o¡:scH 4', un aumento de la cifra de reacción xantoprotcica. que es la expresión. como veremos desput:s de la re· tención en la sangre de determinadas substancias: indican , fenolcs , oxiácidos aromáticos y aminoácidos incompletamente desintegrados. . En la ウ。ョセイ・@ se puede encontrar en estos .?stados. aunqul no de m.1ncP cnnstantc un :tumento de k e; aCldoc; or\;.Jntcoc;· audo lacttco. ィャZセックエ「オ■@ neo, dtacétlCO, etc. J 1\IÉ:-\EZ 01AZ y SANCHEZ CUENCA 44, ADLER y LA NGE 4 1 • han observado una elevación y una recuperación tardía después del ejercicio de la lactacidemia basal en los enfermos hepáticos. El comportamiento de los cuerpos cetónicos es muy variable, pues así como en las hepatopatías, en general. puede presentarse en el ayuno un aumento de su eliminación por la orina, como demostraron JIMÉNEZ DfAZ y PUIG LEAL 46, en cambio, la acetonem ia y la acetonuria no suelen experimentar ninguna a lteración , según LICHTMAN 27 , en los estados agudos de déficit hepático, seg uramente debido a la incapacidad en que se encuentra el hígado en estas circunstancias para formar los cuerpos cetónicos. La reserva alcalina puede estar descendida o permanecer normal, pero en todo caso s us variaciones ウセ・ャョ@ ser poco expresivas. En alguna ocasión se ha VIsto que una reserva alcalina baja , ascendía bruscamente al comenzar el período comatoso terminal (LrPEZ y SCHAPIRO 47) . LrCHTMAN 27 señala no haber encontrado alteraciones marcadas en el equilibrio ácidobase en estos enfermos, excepto 」セ。ョ_ッ@ ・クセウエ@ un cáncer del hígado o se presentan vomttos retterados. Es muy poco frecuente que encontremos descendida la glucemia en estos estados. Aparte de algunos casos citados en la literatura, como el de NADLER y WoLFER セ@ con un extenso carcinoma del hígado, el de M OORE y O'FARRELL •'' con una atrofia amarilla aguda y el de SJOBERG '" con una enfermedad de Weil, que excepcionalmente presentaron una in tensa hipoglucemia, lo corriente es que la cifra de glucemia sea normal o elevada. Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. toセ@ XIV N úMERO 6 ESTADOS AGUDOS DE DP..FICIT HEPATICO Por lo que respecta a la orina, encontramos de una manera constante una disminución de la diuresis, olig uria que se intensifica hasta llegar a la anuria en los momentos que preceden al coma. Hay que insistir sobre la importancia que tiene en la clínica el llevar un control diario de la diuresis en estos enfermos, pues la presentación de una oliguria persistente debe hacernos temer la posible evolución maligna de una hepatopatía. Aparte de esto , aprox imadamente en las dos terceras partes de los casos, se encuentra una albuminuria discreta y, ocasionalmente, h ematuria y cilindruria y, lo que es más interesante, una intensa aminoaciduria, presencia de cristales de leucina y tiroxina en el sedi mento y una gran elevación del cociente N. aminado N. tota l. que puede alcanzar valores del r 2 y hasta del 30 por r oo (JJ:I.IÉNEZ DfAZ). Recientemente NESBITT ' 1 ha insistido sobre las \'ariaciones cuantitat ivas que se presentan en la ex creción de coproporfirina en los estados agudos de déficit hepático. En cuatro enfermos con cirr osis alcohólica que elimin aban cantidades elevadas de coproporfirina I y III por la orina, ha podido oh servar el autor un brusco descenso en la elimina ción cuando se empeoraba el estado funcional del hígado y una recuperación en la ・ク」 イ ・」ゥZセ@ de esta substancia cuando el paciente mejoraba d r.! su in セオヲゥ」・ョ。@ hepática. EL .\iECANlSf-10 DE PRODUCCIÓN DEL COMA Y DE 1 A MUERTE HFPATICA.- Desde el siglo pa - sado ha sido una preocupación de los clínicos d tratar de explicar el m ecanismo de producción del coma en los enfermos de hígado. FLINT セ@ y LEYr 876. lo atribuyeron a la re DEN 53, por el Zセッ@ tención de productos tóxicos derivados de la bilis (colesterina ) y de los ácidos biliares. LEYDFN propuso, por analogía con el t érmino de uremia , el designar a estos estados con el nombre de colemia, y aunque este término ha persistido en la clínica con distinta aplicación, el fundamento de su teoría se encuentra en la actualidad completamente abandonado. En aquella época otros autores FRERICHS 54, QUI NCKE y HOPPE-SEYLER, expresaron la opinión de que la insuficiencia hepática era la causa de los fenómenos tóxicos que caracterizan al coma y crearon también los términos de acolia y hepatargia. Al lado de estas teorías, que no poseen en la actualidad más que un valor histórico. cuand,o queremos adentrarnos en la explicación de los sintomas que acontecen en los estados ag-udos de déficit hepático, tenemos que tratar primero de los hechos descubiertos a la luz de los conocimientos actuales tanto desde el punto de vista clínico como experimental. . los tres factores que vamos a examinar a con tinuación pueden desempeñar un papel fundamen tal en el mecanismo de producción del coma y de la muerte h epática: r · la alteración funcional del hígado y las consecuencias qu e de ello se derivan. . 2.o la repercusión que esta insuficiencia hepáttca puede tener sobre el funcio nalismo de otr os órganos, bien sea directamente o bien por las alteraciones provocadas en el metabolismo. 0 417 3. 0 la intoxicación por productos de destrucción celular (plasmo lisis) . Con relación al primer punto y para buscar respuesta al problema de si la insuficiencia hepática, es decir, la anulación total o parcial del parénqui ma hepático, puede explicarnos todos los síntomas y alteraciones humorales que se presentan en la clínica, es de gran utilidad el comparar lo que ocurre en estos estados agudos de déficit h epático con lo que se observa en los animales h epatectomizados de MANN 55 o en los perros a los que se h a provocado una h epatosis después de practicada una fístula de Eck, como en las experiencias de FISCHLER .s6. El coma progresivo y la muerte en estas condiciones experimentales sabemos que son debidos al descenso progresivo y persistente de la gl u cernía hasta su nivel crítico, pudiendo mantener en vida al animal por la inyección de suero glucosado. Hecha la excepción de algunos casos clínicos que ya señalamos anteriormente, en los que había una afectación extensa y profunda del parénquima hepático que equivalía a una anulación total del hígado y que murieron con el cuadro de un síndrome hipoglucémico. en la clín ica no observamos nunca estos descensos de la glucemia sino p o r el contrario cifras normales e incluso. en muchos ca sos. hípergl ucemias. La misma discrepancia encontramos en el comportamiento de la urea en la sangre. Así com o en el coma hepático es frecuente que apreciemos una notable elevación de la urea, en los animales en estas condiciones experimentales n o se modifica la azotemia aun después de practicada la ligadura de los uréteres. No cabe duda. por consiguiente, que e! coma hepático en la clínica debe ser completamente diferente en su mecanismo de producción del coma experimental de los animales hepatectomizados. Ahora bien, sin negar la posibilidad de que productos derivados del metabolismo intermediario alterado por el déficit funcional del hígado puedan tener un papel en la producción de algunos de los síntomas tóxicos del período precomatoso y del coma confirmado, es indudable que esto no basta y que hay que hacer entrar en juego otros factores para explicar muchos d e los fenómenos que acontecen en estos estados. El otro problema que entra de lleno en la segunda cuestión a discutir es si la insuficiencia hepática puede lesionar o interferir el funcionalismo de otros órganos, bien sea por substancias tóxicas originadas en セQ@ mismo parénquima del hígado o por las alteranones provocadas en el metabolismo intermediario. Entonces, el mecanismo del coma v sería mucho más complejo'. de la muerte セ・ー£エゥ」。@ Ya en el ano r 9 3 3, JIMÉNEZ DfA7 4 1 concedió una importancia fundamental a la elevación de la urea en la sangre para explicar la patol!enia del coma h epático. Posteriormente ョオュ ・イッウセ@ autores WILENSKY 4'. ROWNTREF '7. ELSOM .sS y N ONNENBRUCH 59. han confirmado este hallazgo y han en contrado un aumento de las diferentes fracciones nitrogenadas (nitrógeno ureico y nitrógeno residual ). M OESCHL 6o refiere el caso de un paciente que en el curso de una ictericia prolongada exhibió el cuadro de una uremia aguda con accesos eclámp- Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 418 REVISTA CLJNJCA ESPA!VOLA sicos e hipertensión que duró ocho días y cedió al remitir las manifestaciones hepáticas. SCHUTZ , HELWIG y KUHN '' 1, comunican seis casos de enfermos hepáticos que mueren en coma precedido de una oliguria intensa hasta la anuria y presentando en esta situación un aumento considerable del nitrógeno residual en la sangre. Por parte de todos estos clínicos ha sido un motivo de preocupación el tratar de buscar una explicación a esta elevación de la azotemia. La mayor parte de los que han comunicado sobre este problema creen que la elevación de la urea se debe a una lesión del riñón secundaria a la lesión hepática y hablan del síndrome hepatorrenal para explicar el mecanismo de la muerte hepática, alegando en apoyo de su teoría el que el estudio anatomopatológico de los riñones セョ@ estos enfermos demuestra lesiones del epitelio tubular (asas de Henle y tubos contorneados) y en algunas ocasiones también del glomérulo (cápsula de Bowman y pared de los capilares). Este cuadro de nefrosis más nefritis podría atribuirse. según セョッウL@ a alguna substancia tóxica elaborada por el hígado enfermo, producto derivado probablemente. según sus experiencias, de la autolisis del tejido hepático y que actuarÍa electivamente sobre el parénquima renal. Otros autores, como HFI.WIG y HORR 6', que se han ocupado también del síndrome hepatorrenal. comparten la misma opinión . NoNNENBRUCH 59 cree, sin embargo, que la elevación de la urea en estos estados es más por sobreforma.ción que por dificultad de eliminación, y BORDIN 6 .concede una importancia diferente al aumento del nitrógeno restante que al de la urea: la elevación del primero indicaría una lesión hepática y la de la segunda sería debida a la lesión del riñón. Esta manera de explicar la elevación de la azotemia en los enfermos hepáticos tiene evidentemente puntos débiles. En primer lugar, las lesiones renales que se han descrito no son un h allazgo constante en la sección de los enfermos que mueren en coma h epático; en segundo término, las lesio nes aisladas y superficiales del epitelio tubular (nefrosis pura), único hallazgo anatomopatológico en muchos casos, no pueden explicarnos la elevación ·de la azotemia en estos estados por no acompañarse de insuficiencia renal y, por último, cuesta mucho ·el aceptar la explicación sugerida por algunos autores de que una substancia tóxica elaborada en el hí -gado pueda tener esta electividad para lesionar el parénquima renal dejando indemnes los restantes órganos. En resumen, aunque es evidente que se puede hablar de síncope hepatorrenal o de h epatonefritis en determinadas circunstancias en la clínica, como en la enfermedad de Weil y después de algu nas intoxicaciones e infeccio nes (tifus, paratifus, colibacilo), en tod os los demás casos creo que hay que hacer entrar en juego otros factores para expli ·Car el m ecanismo de producción de la uremia. Diferentes autores han llamado la atención sobre las alteraciones de la diuresis que se presentan en los días que preceden a la aparición del coma. En el año r 9 24, HEYD 64 observó que en los enfermos con h epatocolecistitis después de colecistectomizad os y en los operados por una obstrucción de colédoco de larga fecha se producía la muerte con un 80 septiembre 1944 cuadro muy semejante al de la uremia cuJdro que iba siempre precedido de una disminución progresiva de la diuresis hasta la anuria. LICHTMAN y SoHVAL 65 han hecho la misma observación y hablan de una desviación prerrenal de los líquidos para explicar la elevación de la urea en estos estados. Lo mismo la oliguria que la frecuencia con que observamos la aparición de edemas y ascitis en la insuficiencia hepática, tendrían su explicación en el importante papel que desempeña el hígado en el metabolismo del agua. Efectivamente, esta víscera regula los movimientos del agua en nuestro organismo por diferentes procedimientos, qur sonaparte de un factor mecánico descubierto por MATNER y CORI (grifo portasuprahepático) y otro hormonal descrito por MoLITOR y PICK 6 6 - cambios humorales (descenso de las proteínas del plasma ) y alteraciones en el equilibrio iónico. JIMÉNEZ DfAZ, que ha concedido una especial importancia a esta oliguria que precede a la aparición del coma hepático, cree que el mecanismo por el que se eleva la azotemia en estos estados es debido a una insuficiencia renal funcional en virtud de la deficiente oferta de agua al riñón. Según todo lo expuesto, podemos concluir que, exceptuados algunos casos en los que existr un síndrome hepatorrenal verdadero porque la infección o el tóxico que actúa es capaz de provocar una lesión simultánea del hígado y del riñón en todos los demás son las alteraciones en el metabolismo del agua, y probablemente en el equilibrio iónico . las que ongman la uremta por msuhClencta renal funcional. Hay numerosas pruebas de índole experimental. anatomopatológica y clínica que demuestran que en la producción de estos estados de déficit hepático. atrofia amarilla aguda y coma, interviene un tercer factor que es la hiperdestrucción del h ígado y posiblemente de otros parénquimas, es decir, un cierto grado de plasmolisis. Desde el punto de vista experimental, tiene una importancia excepcional la experiencia fundamen tal de GARNIER, que observó que despu és de la ligadura de una pequeña rama de la arteria hepática se produce en breve plazo un estado de intoxicación profunda del animal y la muerte en coma. En estas condicion es no se puede p ensar que la muerte esté provocada por una insuficiencia funcional del hígado, sino que los productos de autolisis liberad os en la porción del hígado necrotizado por la ligadura son los que intoxican al animal y le matan . P or otra parte, en los estudios anatomopatológicos del hígado en los enfermos muertos con el cuadro de una atrofia amarilla aguda, han podido comprobar BERNHARDT 67, GREEN 2 4, BERGSTRAND 5 y EPPINGER 1 la presencia de una necrobiosis de las porciones centrolobulillares o perilobulillares Y el que estas células muertas sufren un proceso autolítico por la acción de los fermentos proteolíticos contenidos en el propio hígado. Por último, tenem os también numerosas pruebas en la clínica que n os demuestran la existencia de esta plasmolisis orgánica: el aumento del nitrógeno residual en la sangre; la elevación d!'l N d<> 68 los aminoácidos comprobada por DOHMAN • Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. TO)IO XIV N(•M>'RO 6 ESTADOS AGUDOS DE DEJJCIT HEPATICO L!CHTMAN '' . EPPINGER y BERGSTRAND .í, que si en parte puede ser debida al déficit funcional del hígado y a su incapacidad para efectuar la desami nación, en parte no cabe duda que obedece a la producción en exceso de estos cuerpos nitrogenados en los procesos de autolisis; la presencia de crista les de leucina y tirosina en la orina (aminoacidu ria) y un aumento de las cifras de reacción xantoproteica como expresión de la retención en la sangre de todos estos productos de desintegración incompleta (aminoácidos, fenoles, oxiácidos aro máticos, etc.), sobre cuya importancia y constancia de presentación en el coma hepático llamó la aten ción JIMÉNEZ DfAZ l t y ha sido posteriormente comprobada por DOHMAN 68 en la atrofia amarilla aguda. Estos procesos de autolisis orgánica tienen que producir evidentemente substancias, producto de la desintegración incompleta de las proteínas. que circulando en la sangre tendrían un efecto tóxico. En este sentido es interesante el que ANDRE\VS. WALKER y THOMAS 69 han descrito un cuadro tóxico de origen proteico en los enfermos urémicos que posiblemente procedería de la autolisis incompleta del hígado y que no sería ni una albúmina ni un am inoácido, sino un cuerpo intermedio en tre las proteosas y las peptonas. Si tratamos de resumir según los conocimientos actuales todos estos hechos enumerados podemos concluir: 1 .", que es indudable que el d éficit fun cional del hígado en estos estados es la causa de la retención de una serie de substancias que tienen u n efecto tóxico; 2.", que esta insuficiencia hepática origina alteraciones metabólicas que repercuten sobre el funcionalismo de otros parénquimas (insuficiencia renal funcional ), y 3 .", que los productos de autolisis orgánica cooperan en la producción de los fenómenos tóxicos. Ahora bien, cabe el preguntarse si puede existir algún otro factor que intervenga en la producción de estos trastornos en el metabolismo del agua y pueda explicarnos al mismo tiempo cómo y por.qué se produce esta plasmolisis orgánica. E n este sen tido, aunque se han ocupado algunos autores del problema, creo que no se ha profundizado lo suficiente en el estudio de las alteraciones en el equilibrio de los electrólitos en estos estados agudos de déficit hepático. K.RIN y POLLACK ¡o han encontrado un aumento de la cloremia en las cirrosis h ep áticas y SIEDEK y ZUCKERKANDL 71 de la sodemia en la ictericia catarral. SOFFER y colaboradores 7<, provocando extensas h epatosis por la arsenamina en los animales, han podido dem ostrar un descenso del cloro y un aumento de los fosfatos inorgánicos y del ácido láctico. Estudios recientes de FENN n han puesto de manifiesto el papel del hígado en el metabolismo del potasio, al demostrar que este órgano es capaz de almacenar el potasio inyectado y el que proviene de los músculos y que, a su vez, estos últimos pueden recoger el que proviene del hígad o, es decir, que hay un movimiento circular del po tasio que marcha por la sangre en forma de lactato potásico entre el hígado y los músculos, equivalente al que sabemos que existe para los hidratos de car- 419 bono. En la clínica también ha sido estudiado el comportamiento del potasio en los enfermos del hígado. nッセebruch@ ' ha comunicado un aumento del potasio en la sangre y líquido céfalorra· quídeo en estos enfermos, y CANTAROW 74 ha en contrado una elevación de la potasemia hasta de 32,5 mg. por ciento en el estado terminal de una cirrosis descompensada. Creo que todas estas expe · ricncias deben despertar la inquietud sobre el estudio sistemático de las alteraciones del equilibrio iónico en los estados agudos de déficit h epático. qHe. en caso de confirmarse, podrían orientarnos sobre el complejo y obscuro mecanismo de producción del coma y de la muerte h epática. TRATA.\!IENTO.- La profilaxis de lo$; estados agudos de déficit hzpático es su m ejor tratamiento. Por ello no me limitaré a sistematizar las indicaciones terapéuticas en el coma hepático confirmado. donde dzsgraciadamente nuestros esfuerzos resultan estériles en la mayor parte de los casos, sino que me ocuparé también en términos generales de las n ormas dietéticas y medicamentosas en bs hepatopatías agudas en general. La bases para la prescripción de una dieta adecuada en los enfermos del hígado , tiene que fundam entarse en los conocimientos que hasta la actua lidad poseemos sobre el papel protector que los diferentes principios inmediatos y vitaminas tien en sobre la célula h epática. El papel protector de los hidratos de carbono es conocido desde hace tiempo por las clásicas experiencias de ROSENFELD y de una serie de investigadores, BEDDARD y BR.I\CKEL 75, BOLLMAN i 6 , etc., los cuales demostraron que la m ejor manera de proteger el hígado contra las infecciones e intoxicaciones es la administración de una dieta abundante en carbohidratos con objeto de aumentar sus reservas glucogénicas. Posteriormente, UMBER y RICHTER i7 aplicaron a la clínica los resultados obtenidos por vía experimental y aconsejaron en el tratamiento de las hepatopatías agudas la administración de grandes cantidades de azúcar combinado con la insulina para facilitar y favorecer su depósito en el hígado en forma de glu cógeno. Aunque. como veremos más adelante, experiencias posteriores han comprobado que las proteínas y determinados aminoácidos tienen también una importancia fundamental en este mecanismo protector, siguen siendo, sin embargo, los carbohidra tos uno de los constituyentes principales de la dieta. máxime cuando sabemos por los estudios de ÜPIE y ALFORD ¡8 que el mecanismo por el que estos principios inmediatos protegen a la célula hepática es ahorrando proteínas y evitando o d isminuyendo la excisión de estos cuerpos nitrogenados. En la práctica, por consiguiente, la dieta debe contener aproximadamente un 7 0 por roo de hidratos de carbono que los daremos fraccionadamente en cinco a seis tomas durante el día y en forma de alimentos ricos en este principio inmediato. Siempre que el paciente se encuentre en condiciones de tomar los hidrocarbonados por vía oral. debemos d ar la preferencia a esta vía de administración, suplementada en todo caso con una o dos Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. REVISTA CL!NICA ESPA!VOLA 420 m yecciones diarias de unos 2 5 c. c. de una solución de glucosa al 3 5 por 1 o o por vía ゥョエイ。カ・ッウセN@ Según SIMICI y PoPESCU 79 el aumento de gluco geno hepático que podemos obtener con las soluciones hipertónicas de glucosa por vía endovenosa es orácticamente similar al alcanzado mdiante la 。、セゥョウエイ」@ por vía oral. por esto no debemos recurrir a procedimientos distintos a este últim0 más que cuando el paciente está inapetente, tiene vómitos, se encuentra en situación de obnnbilación próxima al coma o creemos conveniente por el estado de deshidratación el dar ingreso a grandes cantidades de líquido asociado a la glucosa. Esto lo podemos conseguir por vía rectal. parenteral o intravenosa. La vía rectal tiene el inconveniente de que la glucosa en soluciones muy diluídas se absorbe en pequeña cantidad y que en soluciones muy concentradas tiene un efecto irritante, en cambio. tiene la ventaja de que podemos administrar grandes cantidades de líquido con un mínimo de molestias para el enfermo. Se suelen utilizar por esta vía soluciones de glucosa al 5 por roo. Las inyecciones de suero glucosado por vía hipodérmica o de soluciones concentradas de glucosa (30 al so por roo) por vía intravenosa lenta, gota a gota, están especialmente indicadas en los pacientes con lesiones hepáticas agudas o subagudas y que estén en peligro de coma. No se puede poner en duda el efecto beneficioso que tienen los hidratos de carbono en los enfermos セ@ QZNMスloセᄋ@ セイNᄀ[Z」LXM@ r.r.1•tt> b."l セ^」ZエョイゥGャB@ PI tLIャBGイN^ョエZセ ᆳ je de mortalidad en las hepatopatías en relación con la cantidad más o menos elevada de hidrocarbonados de Ia dieta, llega a la conclusión de que cuanto más intensa es la terapéutica con glucosa m ejor es el pronóstico. La terapéutica con insulina asociada a la glucosa, preconizada por UMBER y RICHTER 77, ha sufrido severas críticas en los últimos tiempos . KuGELMANN 8r, BOLLER y UEBERRACK 81 , JIMÉNEZ DfAZ 83 y BüTTNER s1 han comprobado que en los enfermos hepáticos tratados con insulina, en lugar de obtener un aumento de las reservas glucogénicas, como pretendían UMBER y RICHTFR . lo que se observa es un descenso y la presentación, en ocasiones, de graves fenómenos hipoglucémicos. Esto no puede extrañarnos cuando sabemos que el hígado enfermo tiene depleccionadas sus reservas de glucógeno y se encuentra incapacitado por medio de la glucogenólisis para restablecer el nivel de la glucemia cuando se provoca un descenso por la inyección de insulina. Precisamente en esto se encuentran basadas algunas de las pruebas funcionales hepáticas: resistencia a la hipoglucemia insulínica (JIMÉNEZ DfAZ) y la de ALTHAUSEN y MANCKE 85 con agua, insulina y glucosa. La opinión de casi todos los autores es coincidente en que debemo<> abstenernos de administrar insulina en los enfermos hepáticos y, en caso de hacerlo, en dosis muy pequeñas ( 5 unidades dos veces al día) y con observación estrecha del enfermo para suspenderla en cuanto se presenten fenómenos hipoglucémicos. Por todos los motivos antes señalados, la insulina, en aquellos estados agudos de déficit hepático como la atrofia amarilla aguda y el coma, no tiene ninguna utilidad 30 septiembre 19 44 y puede ser peligrosa, por lo que se encuentra formalmente contraindicada. Al lado de los hidratos de carbono, las proteínas en general y determinados aminoácidos en particular, tienen también su importancia en la dieta. MESSINGER y HAWKI.NS 86 han .comprobado el papel protector de la d1eta prote1ca sobre el hígado en las intoxicaciones experimentales por la arsenamina. MILLER y WHIPPLE S¡ han podido demostrar lo mismo en las hepatosis por el cloroformo. Según LA VIESCA 88 , la dieta abundante en proteínas surte en este sentido un efecto superior a la de los hidratos de carbono. Una serie de hechos adquiridos han venido a demostrar que este efecto favorable de las proteínas es debido a determinados aminoácidos. De los trabajos de MILLER-ROSS y WHIPPI F 119, GYORGY y GOLDBLATT 9" y de otros autores se pueden sacar las siguientes conclusiones: que la metionina y colina, sobre todo esta última cuando lleva adicionada cistina, protegen a la crlula hepática por con tribuir electivamente a la regenera ción de las proteínas del hígado; que la acción movilizadora de la grasa del hígado que tiene la caseína (acción lipotrópica) es debida a su elevad o contenido en metionina y colina y que la cistina administrada a grandes dosis actúa noci vamcn ( r sobre la célula hepática y. en cambio. unida a la colina tiene un efecto protector. Después de todo lo 」クーオセエッL@ no !JUcde extrañarnos que be; proti.'Ínac; constituvan en !.1 Jctuali(hd nn rlrmrnto lmQortante t' n la d1cta dr los en fermos del hígado. RA VDIN 9r aconseja un 1 4 por ciento de proteínas y, posteriormente, ha sido recomendado hasta un 25 a 30 por roo; BUTT y SNELL9-" han suministrado hasta I 20 a I 40 gramos diarios. Los alimentos que deben sE>r E>legidos para el suministro de estas proteínas son Zセアオ・ャッウ@ que tienen un contenido más abundante en los aminoácidos que citábamos anteriormente, es decir, los huevos, la leche desnatada y el queso, procurando que entren en menor proporción b carne y el pescado. LICHTMAN 1 7 aconseja la gelatina, a la dosis de 5 a I 5 gramos dos veces al día 90r su elevado contenido en glicina y tener esta substancia tanta importancia para la conjugación dE> productos tóxicos. Numerosos trabajos publicados sobre la producción de cirrosis experimentales por dietas con elevado contenido en grasa (ver el trabajo publicado por VIVANCO en la Re(}ista Clínica Española) Y las experiencias de RosENTI IAL y L!I UF 93 sobre la producción de insuficiencia hepática puesta de manifiesto por las pruebas de colorantes (hromosulfotaleína), después de un aumento espontáneo o provocado de la lipemia, demuestran el efecto nocivo de la grasa sobre la actividad y regeneración de la célula hepática. Por consiguiente, la dieta en los enfermos del hígado debe estar libre de grasa o contener una cantidad que no supere a l '5 por roo del número total de calorías, en forma de mantequilla o de yemas de huevo que son las que mejor se toleran. La intervención del hígado en la formación Y depósito de determinadas vitaminas y el efecto favorable de estos factores accesorios セョ@ bs hepato- Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. TOMO XIV NóJoiRRO 6 ESTADOS AGUDOS DE DtiFICIT HEPATICO 421 pacías han ido adquiriendo una mayor importancia como del xantinato de sodio, ha sido confirmado merced a los estudios clínicos y experimentales. por BARRET, McLEAN y McHENRY ' y FrrzE l hígado cumple dos misiones fundamentales en HUGH r.-6 en sus experiencias provocando intoxicalo que respecta a la vitamina A; al formarla priciones por el tetracloruro de carbono. mero a expensas del caroteno y más tarde almaceEl síndrome hemorrágico que ya describimos en narla . Es lógico, por consiguiente, que cuando exisextenso al hablar de la sintomatología y que es dete una alteración funcional del hígado se encuenbido al descenso en el nivel de protrombina por la tren variaciones en el contenido en vit. A del hígado incapacidad en que se encuentra el hígado en estos y de la sangre y síntomas de carencia en esta vita- enfermos para utilizar la vit. K, exige, por nuestra mina. Efectivamente, RALLI, PAPPER y PALEY 94 parte, que administremos dosis elevadas de esta vi han encontrado descendido el contenido en vit. A y tamina por vía parenteral. La dosificación debe estar caroteno del hígado en todas las hepatrofias (hepa - en relación con la respuesta del nivel de protromtitis. A A A, cirrosis) LASCH os ha comunicado bina. Cuando éste no se modifica después de inyectambién un descenso de esta vitamina en la sangre tar persistentemente dosis altas de vit. K , lo cual nos en los enfermos del hígado. En la clínica HORI 96 indica la incapacidad del hígado para sintetizar la en el año 1895 ya hizo la observación de la frecuen - protrombina, no tiene ningún objeto que aumen cia con que se presentaban hemeralopia y queratotemos la dosis o prolonguemos su administración; malacia en las hepatopatías, y HAIG, HECKT y PAentonces es mejor interrumpir el tratamiento con TEK '7 han encontrado una mala adaptación a la Kaergona para reanudarlo después de que haya meobscuridad en 19 de 24 pacientes con cirrosis, que jorado el estado funcional del hígado. la dosis meJoró después de darles concentrados de vi t. A. Re tóxica de esta vitamina no está bien determinada, cientemente, RrssEL '>8 , un discípulo de EPPINGER. aunque, sin embargo. se han descrito la producción de neutropenias tóxicas por el empleo prolongado insiste en la importancia que puede tener la hemeralopia para juzgar del estado funcional del híga - de la naftoquinona. La dosis más aconsejable es la do. Por un estudio sistemático en sus enfermos llega de 1 a 2 mg. de vit. K sintética soluble en agua por a la conclusión de que en casi todos los casos con vía intravenosa, pudiendo repetirla a las 24 horas, afecciones parenquimatosas difusas del hígado se si la respuesta del nivel de protrombina ha sido favorable. presentó una dificultad para la adaptación en la EPPINGER ha recomendado los preparados de obscuridad (ictericia catarral. cirrosis hepáticas descompensadas, A A A), mejorando o desaparecien- hormona cortical sintética en el tratamiento de las do este trastorno por la administración de dosis hepatopatías, al parecer con resultados f2vorables. HENI ro¡ en vista del aumento de glucógeno hepátialtas de VOGAN (5 c. c. por vía intramuscular). co que se presenta en el hígado de los perros desSegún el autor la ex istencia de hemeralopia puede considerarse como una prueba sensible de la fun - pués de la administración de Doca, ha tratado con ción h epática, habiendo observado un es trecho pa- este preparado diez enfermos con graves lesiones ralelismo entre la aparición de este trastorno y el parenquimatosas del hígado, obteniendo en seis una resultado de otras pruebas funcionales (galacto- mejoría franca. El efecto favorable de la hormona cortical puede tener su explicación bien en el ausuria l. Los estudios clínicos y experimentales de HAIG mento de glucógeno hepático, como demuestran los estudios experimentales, o bien en la intervención y PATEK 99 han demostrado que el complejo vitamínico B tiene un efecto beneficioso sobre el híga - que tiene esta hormona en la regulación de las aldo enfermo y sobre las hepatosis provocadas por teraciones en el equilibrio iónico (sodio y potasio) . En resumrn, la dieta en estos enfermos con lediferentes tóxicos. GYORGY y GOLDBALTT roo 11 IOI han observado infiltración grasa, necrosis y fibrosis siones parenquimatosas difusas del hígado que pueen el hígado de las ratas alimentadas con una dieta den conducir a los estados agudos de déficit hepático, debe ajustarse a las normas siguientes: elevado carente en un factor descon ocido del complejo B. Por otra parte, infiltración grasa de esta víscera contenido en calorías (2.500 a 3.ooo); un míniha podido ser provocada por una dieta deficiente mo de un 14 por 1 oo y un máximo de un 30 por en vitamina B y en riboftavina. Aunque la aplica - ciento de proteínas; un 70 por I oo de hidratos de ción de la terapéutica con vitaminas en las enfer- carbono y una pequeña proporción de grasa que no medades del hígado cae todavía dentro drl terreno exceda del 5 por I oo, adicionada y suplementada de las hipótesis, la administración de vitamina B•. con vitaminas del complejo B , extractos de hígado del complejo B o de concentrados de lrvadura ha y vitamina K. El tratamiento de los enfermos con sido recomendada por diferentes autores en el tra - una atrofia amarilla aguda, o en situación precotamiento de las cirrosis y de los estados agudos de matosa o de coma hepático confirmado. ofrece aldéficit h epático (PATEK. SNELL). Los extractos de gunas particularidades por el estado de inconscienhígado, por su contenido en diferentes fracciones cia en que se encuentran y por lo enérgica y urgente del complejo B. han sido también aconsejados por que debe ser nuestra terapéutica. La administración de hidratos de carbono debe ser elevada. alrededor SNELL 102 en el tratamiento de las cirrosis y en el coma hepático. SATO 103 ha extraído del hígado del de los so o gramos diarios, por diferentes vías: hipodérmica, rectal e intravenosa. El ácido láctico ha buey una hormona hepática que denomina "Yakriton ., , y N EALE y WINTER 104 han obtenido del sido también utilizado en el tratamiento de estos hígado del cerdo una substancia protectora que estados. ADLER roS comunica un caso de coma hepá identifican como xa ntina o xantinato de sodio . tico consecutÍ\'O a una A. A. A. tratado con éxito Este efecto protector de los extractos hepáticos así con la inyección intravenosa de ácido láctico ( '5 gra- Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 29/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 422 30 septiembre 194t REVISTA CLJN!Crl l::.SPAROLA mos en 1oo c. c. de solución salina) y EPPINGL:R ha aportado también tres casos tratados con éxito con esta terapéutica. La administración de líquidos y de cloruro só dico estará regulada por el estado del enfermo. La situación de deshidratación en que se encuentran generalmente estos pacientes nos indica la conveniencia de inyectarles suficiente cantidad de suero fisiológico por diferentes vías y de clorurado hipertónico por vía intravenosa con objeto de activar la diuresis y constituir una oferta adecuada de agua al riñón. La posibilidad de suministrarles proteínas y aminoácidos a estos pacientes en coma, al no poder utilizar la vía oral. tropieza hasta el momento actual con algunas dificultades. Aminoácidos aislados han sido empleados por LOSICKY tOtJ que ensalza los buenos resultados obtenidos con la inyección de cis teína por vía intravenosa a la dosis de o, 1 o gramos al día. MEAD JHONSON rw admite la posibilidad de administrar en estos casos proteínas por vía intravenosa (caseína) y STEARNS m la de un hidrolizado de aminoácidos por vía parenteral (amigen). Efectivamente, ELMAN y WEINER 1 " han inyectado a seres humanos una mezcla de amino:lcidos sin observar fenómenos tóxicos. La mezcla utilizada fué obtenida por hidrólisis ácida de la caseína suplementada con un 2 por I o o de triptófano y de cistina o metionina. Por el estudio de las proteínas del suero y del balance nitrogenado se pudo comprobar que esta mezcla de aminoácidos fué utilt zada rápidamente. Aunque por el momento esta terapéutica se encuentra en vía de ensayo, es de esperar que en breve podamos utilizarla en la clínica para el tratamiento de estos estados. En estas formas graves de lesión hepática ha aconsejado MORAWITZ la administración de lecitina por vía parenteral y SuROS IIJ por vía intravenosa a la dosis de o,s gramos. El efecto favorable de la lecitina se debería a su contenido en colina, substancia que como sabemos, impide el depósito de grasa en el hígado. El empleo de los extractos hepáticos ha sido recomendado por SNELL y Burr ll4 que han observado lo mismo que LICHTMAN, una respuesta favorable en varios de sus casos. También es aconsejable la administración del complejo B en dosis altas. Los preparados de vitamina K deben ser empleados en dosis semejantes y ateniéndonos a las normas que indicábamos anteriormente para los enfermos hepáticos en general. Efectivamente, no lograremos obtener una respuesta más rápida y más eficaz del L ョゥセ・ャ@ de pr,otrombina en estos estados agudos de défic1t hepat1co por el empleo de dosis masivas de vít. K , por la incapacidad en que se encuen tra el hígado para utilizarla. Por último, SNELL y NESBITT ns a los que ha llamado la atención la semejanza en sus manifestaciones clínicas entre el coma hepático y determinados estados de encefalopatías por carencia en viエセュゥョ。@ B, (psicosis de Korsakoff y alcohólica), sug.1eren que セQ@ coma puede ser debido a una incapac1dad del htgado para almacenar la vitamina B1 y apoyan su tesis desde el punto de vista práctico en el hecho de que la administración de grandes can- tidades de tia mina y ácido nicot1mco a los pacien _ tes en coma ha ido seguido de éxitos brillantes en algunos de sus casos. Hay toda\' Ía otra indicación que cumplir que es vigilar el estado circulatorio llevando un estrecho control de la frecuencia del pulso y de la tensión arterial. Lo más habitual como han insistido dife rentes autores y entre ellos b e rgstaセdN@ es que en la atrofia amarilla aguda y en los momentos que preceden al coma hepático se presenten sí ntomas de asistolia periférica con intensa taquicardia e hipo tensión. Como Yernos. las últimas fuentes de in formación clínica y experimental van ampliando nuestros conocimientos sobn.' b importancia de determinados aminoácidos y de las vitaminas para la función del hígado. Es necesario que la observación clínica " el estudio de los enfermos nos deparen nuevos des cubrimientos sobre la intervención del hígado en otros procesos metabólicos y del equilibrio hidro salino e iónico, que nos permitan, baJO base más firme, aplicar en los estados agudos de déficit hepá tic o medidas tera péu tic as más adecuadas ' eficaces que las conocidas hasta el mamen ro · BIBI IOGRAFfA 1 EPPISOCR. - Enft>rmrondi'S del hígado, 1!111. 2 POPPER.- ZU.chr. {, Klin Mro., 131, 161 , 1937. 3 G81>S&R.- セィキ N@ llft><l wセィイNL@ 2. 1 セ XTN@ 1!112. 4 G>lllP.R-- Hnndhurh .:le l!lme;>l\'" y !;;T\KIIfl.IN, 1921\. " rイNgセtTBd LM (Jber <li<' nkute U. 。ッョゥbセィ・@ gel he l..eberat">hie, Qエセc@ 6 l Il.»SING&H, ALUO'r 11 Dlt!!UCK.- Ann. Ano< t.. p。セ@ .• 1, 537, 19Sl. 7 HrvEDA.- Münch. Med. Wschr., 2, 1.629, 1981. 8 B>;CKERMANN.- Münch. Med. Wschr, 1, 414 1937 9 FRASER.- Brit. Mro. J., n o 3.860, 1.196, 19,84. . 9 bis MOOENA.- Rcv. Mal. Foie, Rate, Panc., 1.661, 1933. 10 MCBRYDEl y CYRIL. - J. A. 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Recientemente estos estados y, probablemente otros trastornos más, son considerados como consecuencia de reacciones vasculares en las extremidades, resultantes de lesiones o irritaciones de los finos nervios de los vasos sanguíneos. últimamente HOMANS revisa este problema y distingue dos tipos principales de reacciones vascula res: las constricciones locales de las arterias Y los espasmos periféricos de partes más extensas del lecho vascular. Así en la trombofl.ebitis aguda de un gran vaso, por ejemplo de la vena femoral. muy frecuentemente existe una gran reacción exudativa en torno al vaso afecto y también a la arteria que está fuertemente contraída, originando este espasmo localizado el dolor tan intenso de estos enfermos, así como la isquemia , la frialdad, la cianosis. la atrofia de los tejidos y en parte el edema. La causa de este espasmo arterial reside, probablemente, en que la reacción inflamatoria afecta a los nerv ios vasomotores de las paredes de los vasos. Sería, pues, un trasto rno puramente local. De ma nera análoga se producirían los espasmos arteriales 29 que se presentan después de lesiones agudas que afectan a los tejidos próximos a las paredes arteriales, por ejemplo, heridas por proyectiles, frac turas, mordeduras, etc. El que estos espasmos sean tan localizados es debido a que las fibras vasoconstrictoras alcanzan los vasos a diversos niveles en su trayecto, separándose de los nervios somáticos a determinadas alturas. Así la irritación de estos nervios simpáticos vasoconstrictores en un punto, sólo produce el espasmo en una porción limitada del tronco arterial y deja libre los segmentos más bajos, cuya inervación todavía no se había separado del nervio somático con el cual transcurna. El espasmo de la arteria braquial que frecuentemente acompaña al síndrome del escaleno anterior, tendría un origen similar, sería por irritación de las fibras vasoconstrictoras de esta arteria, situadas en la parte inferior del plexo braquial al ser comprimidas entre la costilla cervical y el músculo escaleno anterior. En las embolias arteriales el espasmo de la porción subyacen te se debería al estímulo de los vasomotores por la distensión de las paredes. ocasionada por el émbolo. En las arteritis el mecanismo sería muy análogo. El o tro tipo de reacción vascular que también se presenta en las tromboflebitis y en las lesiones trau máticas de las extremidades, se origina en virtud 、セ@ un reflejo que parte del estímulo sensitivo locaL cursa por las fibras sensitivas que acompañan a las arterias y a las venas y que. uniéndose a los nervios somáticos. penetran por las raíces posteriores en la medula Y de aquí parte por el simpático hasta alcanz;u porciones más amplias de la red capilar