XVAÑOS sin GIANNI 1 15 años sin Gianni Homenaje a Gianni Versace Catálogo de la exposición temporal Museo del Traje. CIPE Madrid, 13 de julio - 14 de octubre 2012 www.mecd.gob.es www Índice El último tabú............................................................ El arte como referencia............................................. 5 11 La exposición temporal ............................................ MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE Edita: © SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA Subdirección General de Documentación y Publicaciones © Del texto y las fotografías: sus autores NIPO: 030-12-096-O 17 Seducción .......................................................... 17 Hombre latino .................................................... 21 Feminidad .......................................................... 25 Medusa ............................................................. 29 Asimetrías .......................................................... 31 Sabiduría............................................................ 39 De calle ............................................................. 41 Excesos decorativos .......................................... 47 Diosas de pasarela ............................................ 51 Gladiadoras ....................................................... 55 Mediterráneo .................................................... 59 Cronología ............................................................... 63 Bibliografía ............................................................... 67 Portada del catálogo Collezione uomo primaveraestate, Milan: Gianni Versace, 1993. Biblioteca del Museo del Traje, MTDC344-06 El último tabú Gianni Versace tenía razón. Durante las dos décadas que estuvo al frente de su propia firma, el calabrés demostró, colección tras colección, que la moda que nos hacía consumir no era solo un juego frívolo, nunca una mera provocación. Si la burguesía bien pensante se había visto superada por las doradas opulencias de sus estampados y sus tejidos metálicos; si los moralistas nostálgicos del orden tradicional se rasgaban las vestiduras ante la visión de mujeres exultantes de sexualidad; si el grueso de la sociedad se ruborizaba frente a la descarada homosexualidad que destilaban sus colecciones masculinas; si todo el mundo sentía, tantas veces a un tiempo, rechazo o atracción (nunca indiferencia) por la filosofía de este italiano universal, eso era porque Versace no se equivocaba cuando vio hacia dónde tenía que discurrir la moda que iba a inaugurar el siglo XXI, la moda de todos y para todos, la moda como epígono (provisional) de las manifestaciones artísticas todas, las populares y las cultas, la moda, en fin, como forma de vida. de la sociedad. No hay campo tan propicio como el de la moda para el encuentro entre la alta cultura y lo popular, entre lo comercial y lo artístico, entre lo reproducible –el prêt-à-porter- y lo original –l’haute couture. Y la sensibilidad italiana es quizá la más apropiada para explotar esa ambivalencia, desde la moda como arte de Gallenga y Fortuny (italiano de adopción), pasando por el surrealismo de Schiaparelli o la reinterpretación del pasado renacentista en clave sport de Pucci, hasta llegar a la renovación del guardarropa de medio mundo de la mano del prêt- à-porter de Armani y Versace, cada uno en su estilo inconfundible. No es exagerado afirmar que el siglo XX contempló un nuevo renacimiento del arte italiano. Desde los campos de la literatura, el cine, la música popular y, especialmente, el diseño, la cultura italiana, aliada de manera inopinada con la americana, ha perfilado la estética del siglo renovando a la vieja Europa que representaban Francia e Inglaterra. La moda internacional no resultaba tan desenfadada y vital desde el siglo XVI, a finales del cual la austeridad del negro español puso fin al colorismo de los principados transalpinos. La fusión de arte y vida -el vitalismo existencial como motor de la creatividad- es uno de los rasgos característicos de esa nueva estética, que tiene mucho que ver con un reposicionamiento conceptual frente a las nuevas industrias que vehiculan el orden Vestido y Leotardo, 1963. Emilio Pucci. Museo del Traje (MT104951). 7 Entre tanto, el objeto de moda ha llegado a adoptar las cualidades de la obra artística. Dejando de lado las cuestiones de la autoría y la obra única (a las que hacemos un guiño en esta exposición: algunos vestidos son piezas únicas con firma de autor; las esculturas y la orfebrería son todas reproducciones), lo importante es el valor comunicativo que ha adquirido el atuendo a medida que se han ido diversificando los roles sociales. Eso es lo que convierte al diseñador en un artista en potencia: la consciencia de que está dirigiendo un mensaje y la necesidad de darle la mayor coherencia posible (para poder ser comprendido en un entorno saturado de signos). Eso es Versace, la marca, una maquinaria comunicativa dotada de una inapelable coherencia interna que se sostiene sobre la percepción de la historia, del pasado, del presente y del futuro, que Gianni Versace fue vertiendo en sus diseños para dejar una huella indeleble en la moda contemporánea. “Hace años que vengo explorando también yo los territorios de una posible colaboración, convencido como estoy de que nuestro trabajo artesanal, integrado en el arte, se acercaría al valor y a la credibilidad de una expresión artística y podría generar resultados sorprendentes incluso en la tecnología”1. Desde sus inicios en Milán en los años 70, con trabajos fundamentales para las marcas Genny, Complice y Callaghan, Gianni Versace tuvo puesta su mirada en la historia del arte como punto de partida. No como un mero banco documental del cual extraer recursos formales para ajustarlos a las tendencias, sino como una experiencia constante, una materia sobre la cual experimentar a la busca de nuevas vías de expresión. Portada del suplemento monográfico Linea Italiana. nº 144. Milán: Arnoldo Mondadori Editore, 1984. Biblioteca del Museo del Traje (MTC309-9) Ejemplo de ello es el tratamiento dado a los materiales a lo largo de su carrera. Versace no apostó tanto por la innovación (en el sentido tecnológico que preocupaba a la mayoría de sus contemporáneos) como por la recuperación y reinterpretación de los usos pasados del material. Se produce un proceso de “reinvención” de la materia que implica tanto al uso que se le da como a la intervención en el momento de su creación 1 Biennale di Firenze. Il tempo e la Moda, catálogo a cargo de G. Celant, Skira-Biennale di Firenze, Milán, 1996, p. 172. en fábrica. De hecho, el diseñador se desmarcó de la mayoría de sus colegas de profesión al intervenir el material desde su misma creación con el objeto de encontrar nuevas expresiones del mismo. Gianni Versace solía decir que su primer recuerdo en relación con la moda era un vestido de terciopelo negro. Como señala Chiara Buss2, no son las formas ni los suntuosos bordados realizados en el taller materno lo primero que llama la atención del futuro diseñador, sino la materia y el color. Desde entonces este interés, fundado sobre un profundo conocimiento histórico y técnico, es una característica que llama la atención en todas sus colecciones y les confiere una especial plasticidad. La idea consiste en resucitar las emociones que albergamos hacia los materiales históricos, aplacadas como están por la sobreabundancia material en la sociedad de consumo. Para ello, Versace sometió a todos los tejidos a un proceso de experimentación constante, del que surgen combinaciones extravagantes de texturas, colores, volúmenes, pesos y dinámicas. Cuero y terciopelo, vinilo y angora, denim y satén, cuando no todos juntos, conviven y despiertan sensaciones nuevas y dan lugar a una moda que podríamos calificar de sinestésica. La sinestesia es la percepción conjunta de sensaciones con distintos sentidos en un mismo acto perceptivo. Una camisa vaquera, con todo lo que significa para el receptor el denim (trabajo, calle, informalidad), combinada con una falda de raso (noche, sensualidad, decoro), a su vez estampada con motivos neoclásicos, ahuecada con un polisón decimonónico y vestida por una mujer afamada mientras suena alguna conocida canción de pop-rock, da lugar a una percepción sinestésica. Una experiencia que puede llegar a ser extática. En éxtasis, desde luego, lo deseaban incontables fans por todo el mundo. Esa sensualidad que satura los sentidos a través de juegos matéricos, tiene en la moda del italiano también un origen ideológico. Una parte del éxito que logró 2 Gianni Versace, catálogo de la exposición en la Fondazione Antonio Ratti, a cargo de Chiara Buss y Richard Martin. Leonardo Arte, Milán, 1998. Pág. 140. 9 se debe a su concepto de lo femenino. Partiendo de los modelos mitológicos, llegó a interesarse por un rol social que aún no había sido explotado por la moda: el de la prostituta. Estereotipada como mujer maltratada y luchadora, vulgar e ignorante pero con la habilidad necesaria para sobrevivir, peligrosa en todo caso, la prostituta nunca fue precisamente un referente para los modistas de Alta Costura. Hay que decir que, en parte, este camino lo inició Coco Chanel (Coco, de ‘cocotte’, término que designaba a las cantantes de variedades, no muy distantes de las prostitutas en el organigrama social de inicios del siglo XX), pero Versace lo llevó a sus últimas consecuencias y durante años escandalizó a la sociedad al llevar a los salones de la aristocracia y a las peluquerías de barrio la estética inconexa de las “mujeres de la vida”. De pronto, e infringiendo un tabú mucho más incómodo que el que impidió durante siglos a la mujer vestir pantalones, una sexualidad abierta podía ser exhibida en entornos socialmente respetables. Traje chaqueta en sarga de lana, 1979. Giorgio Armani, Museo del Traje (MT103468-70). Vestido en punto de algodón, 1985. Donna Karan, Museo del Traje (MT102740). Decía Nietzsche que quizás toda la historia de la filosofía estaba equivocada por no haberse ocupado más y mejor de la interpretación del cuerpo. El siglo XX supuso una gran conmoción para la percepción cotidiana del cuerpo femenino: en las primeras décadas afloraron los tobillos; las rodillas en los años 20; durante los 30 se reveló su forma natural; mediado el siglo se fraguó la revolución que elevó las faldas sobre las rodillas y descubrió algún que otro pecho durante los años 60; la moda unisex y la asimilación definitiva del pragmatismo del vestuario masculino tuvieron que esperar a los años 70 para popularizarse, a Armani y a los diseñadores de prêt-à-porter americanos. La interpretación de lo femenino que nos ofrece Versace está en la línea de las maneras de Vionnet y la moda de los años 30; esto es, subraya la sensualidad propia del cuerpo femenino sin transformar la silueta, algo que hizo magistralmente Azzedine Alaïa durante los 80. Pero la “femme fatale” del Hollywood de Greta Garbo y Marlene Dietrich ya no aparece con Versace como dama elegante, enfundada en impecables rasos cortados al bies, sino que es también mujer de calle, mujer que solo tiene como armas su cuerpo y su feminidad, y que solo puede servirse de los recursos a su alcance para explotar esas armas, así tenga que combinar rayas con cuadros o jeans con tacones de aguja. Además, es mujer sin edad, porque la estética de Versace también aborda y soluciona la problemática que se había generado en la moda desde la revolución juvenil de los años 60, cuando las madres empezaron a desear vestirse como sus hijas. El italiano encuentra un punto medio al liberar el vestuario de prejuicios sexuales y a la mujer de restricciones morales. Con esto, Versace propone una última vuelta de tuerca a la emancipación femenina, el regreso a un tipo que es matriarcal y lujurioso sin que lo uno y lo otro se contrapongan necesariamente. Al principio de estas líneas se afirmaba que Versace nos hacía consumir su moda: la mayoría no hemos tenido nunca un versace, ni lo tendremos. Es más: muchos tampoco lo desearán nunca. Pero consumir, en sentido amplio, no es poseer. Consumir, en este mundo desbarrado, también es ver y mirar, escuchar y repetir. Y desear, sobre todo desear. Y en este sentido, Versace ha impregnado las retinas de televidentes y lectores de revistas, ha estado en boca de todos, aunque fuera para criticarle, y ha sido, seguro, el diseñador más deseado por miles de “fashionistas” que comulgaban con su concepción del lujo y su mística del placer. Si hemos de hablar del diseñador, del modista culto que estudiaba a Vionnet y a Madame Grès, que se conocía al dedillo las colecciones del Metropolitan de Nueva York (y no solo las de indumentaria), también hay que hablar del empresario y publicista, el escenógrafo mediático y hombre de negocios que, aconsejado siempre por sus hermanos, Santo y Donatella, supo comunicar a la perfección su concepto de la moda. En este sentido, los Versace crearon un engranaje perfecto que eclosionó con el fenómeno de las top models de los 90, cuando todos los medios de comunicación cayeron en la trama de lujo y deseo ideada por los Versace. Desde entonces, y gracias a la perfecta comprensión por parte de Gianni Versace de la fama como vehículo de expresión, el escenario de la moda ha cambiado y el nombre de Versace se ha convertido en leyenda mediática. Quizás esa fue su vocación última, la de mito: “El mito de Versace es lo que hace al nombre de Versace mundialmente famoso. Se basa en la idea de un mundo de moda, glamour y erotismo. El mito data de 1978, cuando la marca fue creada por su fundador, Gianni Versace. Gianni Versace se 11 hizo mundialmente famoso como un diseñador de moda innovador. Gianni Versace fue esencialmente el arquitecto del lugar que ocupa la moda moderna en la cultura popular. Redefinió lo que es una casa de moda combinando moda con rock&roll, arte, fama, teatro y ballet”3. El arte como referencia maestros tanto Fidias, el gran escultor del Clasicismo ateniense, como Vionnet, la primera modista que usó el corte al bies para un vestido, fue revitalizado por Versace en su búsqueda incansable de nuevos efectos de drapeado. Por ejemplo, ejecutándolos con tejidos metálicos para lograr resultados de una tensión dinámica nunca antes vista en la moda. Además, el amplio abanico de motivos decorativos desarrollados en la Antigüedad, así como sus múltiples reinterpretaciones posteriores, es otro de los leit motiv de la obra de Versace. Grecas, guirnaldas y palmetas, amorcillos, atlantes y cariátides, así como la legendaria cabeza de Medusa, icono identificativo de la casa Versace, aparecen a lo largo de la carrera del diseñador sometidos a su estética inconfundible. “Reggio es el reino donde dio comienzo la fábula de mi vida: la sastrería de mi madre, la boutique de Alta Moda. El lugar donde, desde pequeño, empecé a apreciar la Ilíada, la Odisea, la Eneida, donde empecé a respirar el arte de la Magna Grecia.”4 Resulta difícil resumir las influencias artísticas que confluyen en el estilo creado por Versace. En líneas generales se reconoce la pasión del modista por la cultura grecolatina, el arte bizantino, el Renacimiento, lo barroco, el Neoclasicismo, el Art Decó y todo el arte contemporáneo, incluyendo, como no, la cultura popular americana. Todo ello acompañado de una estrecha relación con las artes escénicas -teatro, danza y ópera- en las que participó durante toda su carrera como diseñador de vestuario. Portada de la revista Blanco y Negro, Semanario de ABC. 7/08/1994. Nº 3919. Madrid, Prensa Española, S.A. Biblioteca del Museo (MTP250) Desde las primeras colecciones, las formas del arte clásico griego y romano están presentes en sus diseños. Uno de los rasgos definitorios de la escultura de ese período de la Historia del Arte, especialmente del estilo helenísitico, es el tratamiento que recibe la indumentaria. Los pliegues y drapeados característicos de mantos y túnicas tienen un papel protagonista, fundiéndose muchas veces con el cuerpo en un intento por mostrar la fisionomía de las figuras sin desnudarlas. Este arte de dominar la caída del tejido sobre el cuerpo femenino, arte en el que son 3 Mensaje corporativo de la marca Versace, 2012. Fuente: http://www.versace.com/en/the-group 4 http://it.wikipedia.org/wiki/Gianni_Versace Cuerpo en malla metálica, 1982. Gianni Versace, Museo del Traje (MT105035). 13 Detalle vestido en malla metálica, 1994-1995. Gianni Versace, Museo del Traje (MT101212). La riqueza decorativa y el brillo deslumbrante del arte musivario bizantino fueron otro de los referentes del diseñador. Se ha dicho que de la misma manera que los mosaicos de Rávena aligeran visualmente la pesadez tectónica de los templos bizantinos, los mencionados tejidos metálicos del modista, que se construyen mediante pequeñas placas similares a las teselas, muestran esa paradoja visual entre la pesadez propia del metal y la ligereza del efecto visual. Más allá de esta consideración, la referencia a motivos bizantinos, especialmente la cruz griega en su versión más ornamentada, es otro recurso habitual en las decoraciones de los diseños de Versace. En cuanto al Renacimiento italiano, puede decirse que ejerció en su moda una influencia más conceptual que formal. Es la fantasía y exuberancia humanística lo que encontramos como eco de este período histórico. Si la moda italiana reconquista en el siglo XX el papel primordial que había tenido en Europa durante el Quattrocento y el Cinquecento, de alguna forma el espíritu renacentista revivió de manera especial en la vida y en la obra de Versace. El desenfado cromático (en la línea de la propuesta epatante de Pucci) y el gusto por los terciopelos y las pieles son los rasgos formales Chaqueta en sarga de algodón, 1992. Gianni Versace, Museo del Traje (MT105032). Vestido de cristales Swarovski, 1997. Gianni Versace, Museo del traje (MT101211). más reconocibles de este paralelismo. Avanzado el Renacimiento, la moda se ve fuertemente influida por la indumentaria militar y el negro español acaba por imponerse como norma en toda Europa. También esta referencia es rastreable en la propuesta del calabrés, ya desde sus inicios y especialmente en el campo del diseño para hombre. decorativismo neoclásico, elegante depuración de las formas de la Antigüedad, aparece una y otra vez. Por ejemplo, en los fastuosos estampados “a candelieri” dorado, que son una de las marcas de identidad de la casa. E igualmente habituales son las referencias a los vestidos de corte imperio que marcaron la moda en torno a 1800. pedrerías; el ascetismo formal de Newman permite conjugar sus abstracciones con cristales Swarovski para enfatizar el misticismo del pintor (a través de ese efecto tan bizantino que antes describíamos); y los móviles de Calder son representados con tejidos superpuestos, en busca del movimiento que obsesionó al escultor estadounidense. Aunque suele identificarse el estilo de Versace con el Barroco, no es posible concretar formalmente la relación del diseñador con la estética del período. Lo cierto es que en Versace no se encuentran elementos tomados directamente de aquel arte grandilocuente, pero sí existe un sentimiento similar: la monumentalidad, el gusto por lo espectacular, las formas orgánicas y el abigarramiento decorativo son algunas características comunes a ambas estéticas. También es evidente el influjo del Art Decó: si la moda de los años 20 y 30 es la referencia más directa en la obra de Versace, parece coherente que exista también una importante presencia de esa derivación estilizada y geometrizante de los modernismos de finales del siglo XIX y principios del XX. Del arte del siglo pasado, el diseñador tomó sucesivamente elementos procedentes de las fuentes más diversas. Sus vestidos han reproducido motivos de Sonia Delaunay, Roy Lichtenstein y Andy Warhol; de Barnett Newman, Jim Dine y Alexander Calder. Como en su día hiciera Yves Saint Laurent con su colección Mondrian, Versace rinde homenaje a sus artistas plásticos predilectos llevando a cabo una operación de reinterpretación y adecuación del motivo al nuevo soporte. Así, los motivos órficos de Delaunay, modista ella también, ven su fuerza implementada al aparecer en Versace bordados con Y en este punto, arte y cultura popular se dan la mano. Por supuesto es Warhol, referente ineludible para Versace, el que más radicalmente plantea esta afrenta definitiva al concepto europeo de la alta cultura. Y, lógicamente, será la propia cultura popular americana, con el cine y el cómic, el rock&roll y la fama televisada, el último pero no el menos importante de los influjos que han sostenido la coherencia interna de la obra de Versace. Del cine y el comic toma el sentido de lo espectacular, la grandilocuencia como forma retórica que se puede apreciar no solo en los momentos finales de sus desfiles, cuando el lujo más fantasioso sale a relucir, sino también en ese fenómeno por él promovido que fue el de las top models. Más que vestales o musas del celuloide, las súper modelos de principios de los 90 parecen personajes sacados Más sencillo resulta reconocer la influencia del Neoclasicismo. Los objetos decorativos de su línea Home Signature son un claro ejemplo de esta inspiración. Por lo demás, toda la moda pensada por Versace, especialmente desde finales de los años 80, está impregnada por esa reinterpretación de lo grecolatino que se fraguó en la Francia del siglo XVIII. El de un cómic de Stan Lee, el creador de Spiderman. 15 Portada del catálogo de la exposición Versace: il genio della moda e l’arte / a cura di Massimiliano Capella, Patrizia Cucco. Milán: Fondazione Giacomini.Meo: Gabriele Mazzota, 2006. Biblioteca del Museo (MTD24312) Perfectas y desmesuradas, vestidas con conjuntos de la escena aprendido con estos trabajos se fue monócromos que hacen pensar en los tebeos a cuatro trasladando a sus desfiles, dando lugar a algunas tintas que reproducía Lichtenstein, las modelos más de las presentaciones más memorables de la moda famosas de la historia no dejan de ser también una reciente y, en general, a ese concepto del espectáculo ocurrencia tomada del arte. En torno a ellas y Versace, que le ha convertido en el modista más famoso de todo se articuló como un gran espectáculo en el finales del siglo XX. que tuvieron cabida las manifestaciones populares contemporáneas que han convertido a los Estados Una mínima parte de todo este universo creativo de Unidos en el punto de mira del mundo mediático. Versace es lo que tratamos de poner de relieve en esta pequeña exposición, con la que el Museo del Traje. Para poner fin a este sucinto repaso a la presencia CIPE quiere rendir homenaje a Gianni Versace en el del arte en la obra del modista, hay que mencionar la decimoquinto aniversario de su muerte. Para ello, influencia que recibió de las artes escénicas. Desde hemos contado con la inestimable presencia de una muy pronto, y principalmente de la mano de Maurice serie de piezas procedentes del Museo Nacional de Béjart, Versace participó en numerosas producciones, Escultura de Valladolid. Todas ellas son excelentes ballet sobre todo. Aquí encontró un terreno propicio reproducciones de importantes obras del arte clásico, para dar rienda suelta a su fantasía y verter de forma realizadas a finales del siglo XIX. Estas piezas entablan más evidente, menos constreñida por las necesidades diálogo con los vestidos del Museo del Traje. CIPE para propias de la moda, todos esos influjos culturales evidenciar el parentesco formal y conceptual entre dos que acabamos de mencionar. Así mismo, el sentido mundos aparentemente tan diferentes. 17 XVAÑOS sin GIANNI Seducción I. Reproducción en escayola de torso de Venus, de J. Trilles, 1892. Original del siglo II a.C. (MNRA00913). II. Vestido de noche en crespón de seda. Colección Atelier P/V 1996 (MT101218). III. Vestido de noche en crep de seda. Colección O/I 1996-97 (MT101217). Estos dos vestidos, diseñados en el último tramo de su carrera, revelan la predilección del modista por las líneas sinuosas definidas por la forma natural del cuerpo femenino. Como en la escultura helenística, representada aquí por un torso de Venus cargado de sensualidad, la simetría y lo predecible son elementos a evitar en todo momento, para lo cual es habitual hacer uso de recursos que podemos considerar manieristas. Así, de la misma manera que el manto de Venus asciende por su espalda sin que podamos entrever donde se prende, pero asegurando el efecto deseado en la visión frontal de la pieza, el vestido de noche negro que acompaña a la escultura propone LA EXPOSICIÓN TEMPORAL la inversión de la curva del escote en la espalda para sorprender al observador. Esta idea, tomada de los cartones de pecho usados por las mujeres durante la Edad Moderna, fue uno de los leit motiv de sus vestidos de noche de mediados de los 90, armados con rígidas estructuras internas. El gusto por el efectismo es sin duda una de las características de Versace, como lo fue de la escultura helenística. A ello ayuda, y no poco, el exceso decorativo, que en el modista italiano adquiere un misticismo próximo al del arte religioso. La influencia de la musivaria y orfebrería bizantinas, tanto como su propia infancia recolectando abalorios para los bordados de su madre, llevó a Versace a adentrarse en el mundo del ornamento con una prolijidad nunca vista. Lo sensual, a través de la vista y el tacto, articula así forma y decoración en la busca de un ideal estético que se identifique con el mismo nombre de Versace. De ahí que el tirante del vestido rojo y azul de la colección O/I 96-97 (Ver desfile) anuncie el nombre de su creador entre brillos áureos y cristalinos. El original del torso de Venus, realizado en mármol blanco, se conserva en el Museo del Prado. 19 21 Hombre latino IV. Reproducción en escayola de busto de Antinoo, de D. Brucciani, 1887. Original romano del siglo II (MNRA00661). V. Chaqueta masculina tipo americana en tafetán estampado de lino. 1992 (MT105031). Lamentablemente, no contamos apenas con piezas masculinas del diseñador en nuestras colecciones, pero no podemos dejar de mencionar su importante aportación a este campo, en el que trató de liberar al hombre de las constricciones habituales a través de la relectura de los materiales y los volúmenes durante los años 80, para llegar a un decorativismo alegre y desenfadado en los 90. La americana que aquí se presenta forma parte de las creaciones concebidas por Versace bajo el influjo del South Beach de Miami. “Aquí en Miami, he encontrado finalmente el centro de mi círculo”5. El salto de Versace a Miami, sociedad 5 South Beach Stories by Gianni & Donatella Versace, Milán, 1993, Leonardo Arte. Pág. 13. tan distinta a la italiana, supuso para el diseñador la entrada en un mundo de estímulos que propició un nuevo giro en su percepción del vestir, principalmente en lo que respecta al color. De la relativa sobriedad cromática de los años 80 salta a los tonos fluorescentes y crea en los estampados una estética inconfundible y ecléctica en la que conviven referencias a la cultura popular con motivos clásicos y prints animales. La pequeña revolución interna afecta sobre todo a la moda masculina, que se contagia del ambiente gay de Miami sin perder el aire latino que rodea toda la obra del modista. De hecho, sus modelos respondían a menudo al tipo grecolatino que se reconoce en el busto de Antinoo: proporciones recias, perfil recto, mandíbula cuadrada, frente amplia, cabello espeso y musculatura muy desarrollada. Por otra parte, el nombre de Antinoo, favorito del emperador Adriano y representado gran número de veces en la escultura romana por voluntad del mismo emperador, es sinónimo de la sensualidad que caracteriza a la estética de Versace. Es frecuente encontrarlo, como en este caso, representado como dios Baco, con lo que se simboliza la carnalidad del famoso efebo. El original, hallado en 1770 cerca de la Villa Panfilia, se conserva en el Museo Británico. 23 25 Feminidad VI. Reproducción en escayola de tanagra helenística. Otto Ast, 1887. Original del siglo III a.C. (MNRA00646). VII. Traje chaqueta con capa en tafetán de lana. Colección O/I 1984-85. ( (MT104827-30). VIII. Abrigo en paño de lana. Colección O/I 1984-85 (MT104831). En el O/I de 1984-85 (Ver desfile) Versace ya gozaba de un prestigio inmenso para una firma con apenas seis años de existencia, y de hecho con esta colección el diseñador lograría el importante premio L’Occhio d’oro por su línea femenina. Hay que tener en cuenta que desde sus inicios supo promocionarse internacionalmente acudiendo a fotógrafos de la talla de Richard Avendon o Bruce Weber, que proyectaron al mundo entero la imagen de la mujer Versace. Sus propuestas de los años 80 fueron edificando las bases de ese discurso que eclosionaría en la década siguiente, pero la obra de este período por sí sola lo convertiría ya en uno de los diseñadores más importantes de la moda contemporánea. Resulta interesante la comparación con otra de las renovadoras de la moda del momento, Rei Kawakubo, que asombraba en París con su marca Comme des Garçons. Kawakubo deconstruyó la moda para crear una mística ascética, monacal, que se encuentra en la base del minimal de los 90. Por el contrario, Versace, a través de la reinterpretación de materiales y formas, dio lugar a una mística glamourosa que no cerraba la puerta a la coquetería femenina. En el conjunto de capa y el abrigo que se exponen aquí se refleja su concepción de una mujer fuerte, independiente, a la que viste con sobreabundancia de tejido, revisitando el guardarropa masculino para tratar de crear modelos perdurables como lo suelen ser las prendas para hombre. El exceso de tejido se encuentra también en las figuras representadas en la tanagra que acompaña a las prendas. Se denominan tanagras a una serie de figuritas helenísticas cuyo nombre proviene de la ciudad donde se realizaron los mejores tipos. Son de barro cocido y suelen estar dedicadas a temas populares, protagonizados a menudo por figuras femeninas y reflejando la importancia de lo cotidiano en el helenismo. Aquí vemos a dos mujeres en actitud cómplice. Visten chitón e himatión, tapándose por completo y dando lugar a un rico juego de pliegues y drapeados que se pueden encontrar en las prendas de Versace en su reinterpretación contemporánea. El original se conserva en el Museo del Ermitage. 27 29 Medusa IX. Reproducción en metal del escudo de Jorg Sigmen. Elkington&Cia., 1881. . Original del siglo XVI (MNRA00204). X. Plato perteneciente a la vajilla Medusa Red, de porcelana Rosenthal con diseño de Versace. Comercializada desde 1993. Colección particular. De entre todos los símbolos apotropaicos -protectores frente al mal- es posiblemente la cabeza de Medusa el que tiene una historia más rica. El mito de la Gorgona hunde sus raíces en la protohistoria y se reconvierte posteriormente para dar paso a la leyenda más divulgada sobre ella, la que narra cómo Perseo la decapita para utilizar sus poderes. Tal y como el héroe griego colocó la cabeza sobre su égida -una coraza de piel de cabra- para protegerse de sus enemigos, Versace adoptó este símbolo milenario como imagen de una marca que desde los inicios aspiró a convertirse en un mito contemporáneo. La cabeza de Medusa confiere un halo misterioso, es un icono atávico, en principio ajeno por completo a la moda. Asociado a la filosofía de Versace, el símbolo nos habla de una suerte de lujo místico, de la necesidad de protegerse llamando la atención, de la recuperación de valores olvidados, de la interdependencia del pasado y el futuro. Medusa aparece también en el escudo decorativo obra del orfebre Jorg Sigmen. Esta pieza, reproducida por galvanizado a partir del original del siglo XVI conservado actualmente en el Victoria&Albert Museum, recoge la herencia del Clasicismo para crear una decoración que se caracteriza por la profusión de motivos, según los gustos barroquizantes del manierismo italiano. El paralelismo con el plato de porcelana Rosenthal diseñado por Versace es evidente. En esta pieza, fruto de la colaboración iniciada en 1993 entre la casa de moda y la prestigiosa firma finlandesa de porcelanas, la disposición concéntrica de la decoración, así como los motivos reproducidos, se asimilan formalmente al escudo de Sigmen, si bien Versace se inspira más bien en la variante neoclásica de este tipo de ornamentos. 31 Asimetrías XI. Reproducción en escayola del relieve de Orfeo, Mercurio y Eurídice. V. de Simone, 1885. Original del siglo V a.C. (MNRA00445). XII. Vestido de cóctel en sarga de lana fría, ca.1991 (MT092726). XIII. Vestido y abrigo en tafetán de seda estampada. Colección Atelier P/V 1996. (MT101232/33). XIV. Vestido de noche en crep de lana. Colección O/I 1996-97 (MT101234) . XV. Vestido de noche en punto de seda, ca.1993 (MT101215). Para concebir sus vestidos de noche, Versace puso un énfasis especial en el estudio de los materiales con el objeto de innovar en las caídas de los tejidos y renovar las estéticas de modas pasadas, principalmente las de los años 20, 30 y 40, a las que acudió una y otra vez como fuente de inspiración. En el vestido más antiguo de los cuatro que forman este grupo (vestido de cóctel en terciopelo de seda, ca.1991. MT092726), se aprecia el interés de Versace por los contrastes de materiales y técnicas como herramienta de revitalización de los mismos. La manga de encaje no hace sino enfatizar la asimetría del escote, cuya ancha solapa remite a los escotes drapeados creados por Vionnet, que el mismo Versace había reinterpretado en su colección de primavera/verano del 89. Precisamente en aquella colección retomó formas de los años 40 que se reconocen en otro vestido asimétrico de este grupo (vestido de noche en crep de lana. Colección O/I 1996-97. MT101234) Y aquí podemos atestiguar la continuidad del experimento de Versace: de nuevo la ruptura de la simetría, de nuevo los efectos contrastados de materiales, aquí en la hombrera de la parte sin manga, en piel pespunteada que, a su vez, enfatiza el carácter militar de la línea años 40 y, de paso, nos remite a las protecciones de los gladiadores romanos. El contraste como recurso recurrente en la obra del italiano se puede apreciar también en la combinación de estampados. Tal es el caso del conjunto formado por abrigo y vestido (vestido y abrigo en tafetán de seda estampada. Colección Atelier P/V 1996. MT101232/33), pieza de Alta Costura en la que se mantiene la unidad cromática pero se utilizan dos estampados bien distintos, como son el rayado tipo cebra y las estrellas de mar, otro de los motivos habituales en la obra del diseñador. El último vestido de este grupo (vestido de noche en punto de seda, ca.1993. MT101215) dialoga con el relieve de Orfeo y Eurídice que acompaña a los trajes. El drapeado asimétrico cruzado bajo el pecho nos remite a las túnicas que visten los protagonistas del relieve. En el centro, Eurídice aparece vestida con una amplia túnica y un peplos o manto. Se puede apreciar aquí el efecto de “paños mojados”, nombre con el que se conoce el recurso plástico mediante el cual se trasluce la forma del cuerpo a través del tejido. A ambos lados de Eurídice, Mercurio y Orfeo visten túnicas cortas con manto, de cuyos drapeados resultan interesantes efectos plásticos. En Versace, la investigación sobre el drapeado y sus posibilidades es un rasgo esencial. Si en la estatuaria clásica fueron uno de las principales preocupaciones de los artistas, en Versace son casi una obsesión que en sus talleres se sometía a un constante ejercicio de prueba y error en busca de resultados óptimos. El original del relieve, procedente de la colección del Duque de Nosa, se conserva en el Museo Nacional de Nápoles. 33 35 37 39 Sabiduría XVI. Zapatos de piel con tacón metálico. O/I 1994 (MT101214). XVII. Reproducción en escayola de la Atenea Kassel. Hofmann, 1888. Original romano copia de la Atenea Promacos de Fidias, del siglo V a.C. (MRA00698). Atenea, diosa de la guerra y la sabiduría, de la civilización, la estrategia, las artes y la justicia, simboliza con bastante precisión, aunque sin la carga sexual que aporta Venus, la feminidad orgullosa y llena de experiencia vital de la mujer imaginada por Versace. Fue precisamente Atenea la responsable de la iconografía que conocemos de Medusa: era esta hermana de las gorgonas, pero a diferencia de ellas era mortal y hermosa. Por haber mantenido relaciones con Poseidón, consentidas o no, en un templo de Atenea, la diosa la castigó convirtiéndola en un ser monstruoso como sus hermanas, con cabellos formados por serpientes y el terrible poder de petrificar a todo el que cruzara su mirada con la de ella. Luego Perseo logró decapitarla y utilizar su cabeza como defensa colocándola sobre su égida, una armadura de piel de cabra que también podemos ver en la estatua de Atenea, decorada con la cabeza de Medusa correspondiente. Además de esta nueva aparición del icono de la casa Versace, la representación de Atenea muestra la característica caída de los pliegues del chitón, doble en este caso, que podemos encontrar reinterpretada tantas veces en la obra del modista; y destaca también el paralelismo con la égida, que hace pensar en las cotas de malla que hicieron famosa la colección de otoño/invierno 1982-1983 del modista. Aunque esta Atenea ha sido desposeída de su lanza y su escudo, la figura se nos revela en toda su marcialidad, mujer guerrera, si bien tocada por la templanza. El tacón del zapato expuesto junto a ella luce, como la diosa, una cabeza de Medusa y, como lo era la Atenea Promacos original de Fidias, es metálico. Al tacón de aguja, símbolo para tantas mujeres de independencia, Versace le ha añadido verismo a través de la creatividad: nunca antes un tacón fue tanto un objeto para la defensa propia. 41 De calle XVIII. Traje pantalón en punto elástico. Colección P/V 1996 (MT101227/28). Chaqueta en crep de seda estampada ca. 1994 (MT101229). XIX. Vestido en crep de seda, viscosa y poliamida. Colección P/V 1994. (MT106234). XX. Traje pantalón en punto de lana. Colección O/I 1996-97 (MT101221/22). XXI. Conjunto en punto de fibras sintéticas estampadas. Colección P/V 1996. (MT101223/24). Este grupo está formado por distintas propuestas de Versace para el guardarropa de uso ordinario femenino. En él están representadas dos de las tipologías más visitadas por el diseñador, el pantalón y la minifalda. Ambas fueron explotadas por el calabrés en su búsqueda de la sensualidad. Durante los primeros años 90 los pantalones se ciñeron a los cuerpos de las modelos como si de una segunda piel se tratara. Y cuando no era así, minifaldas extremadamente cortas exaltaban el deseo de millones de espectadores. El minivestido aquí expuesto (vestido en crep de seda, viscosa y poliamida. 1994. MT106234) fue lucido en la pasarela milanesa de primavera de 1994 por Naomi Campbell (Desfile P/V 1994) que lograba acaparar mayor atención que la propia prenda. Lejos del deslumbre ocasionado por ese espectáculo mediático, podemos disfrutar ahora del laborioso trabajo técnico con el que está construido el diseño. Los estampados son posiblemente la nota más característica del estilo de Versace para el imaginario popular. Son recordados sobre todo los motivos clásicos en dorado, pero las múltiples influencias que el italiano vertía en su obra dieron lugar a una riquísima iconografía. En este grupo se pueden ver motivos a caballo entre la abstracción y el Pop art (conjunto en punto de fibras sintéticas estampadas. SS1996. MT101223/24), los estampados florales del citado minivestido y las estrellas marinas de inspiración mediterránea que adornan la americana (chaqueta en crep de seda estampada, ca. 1994. MT101229). Por otra parte, hay que mencionar la capacidad del diseñador para rebajar la estridencia de su discurso cuando así lo estimaba oportuno, aunque sin perder nunca de vista el estilo “erotizante” que lo caracteriza. El traje chaqueta morado que se expone aquí (traje pantalón en punto de lana. Colección O/I 1996-1997. MT101221/22) es un buen ejemplo: clásico en el corte, confortable en el material, no pierde sin embargo la esbeltez de líneas que está concebida esencialmente para ensalzar la sinuosa belleza del cuerpo femenino. 43 45 47 Excesos decorativos XXII. Reproducción de la pátera de Minerva del Tesoro de Hildesheim, de Christofle & Cia., 1881. Original del siglo I a.C. (MNRA00213). XXIII. Chaqueta y pantalón tejanos de algodón estampado. Colección P/V 1992. . (MT105032/33). XXIV. Mono en tul de fibra sintética decorado con pedrería. 1991 (MT105051). Atenea Ergana fue la acepción bajo la que se adoró a la diosa como protectora del trabajo. El centro de la pátera se decora con la figura en altorrelieve de la divinidad, rodeada de guirnaldas y palmetas grabadas. El brillo del metal sobredorado remite inmediatamente a los estampados que luce la espalda de la torera tejana de Versace que se expone a su lado (Desfile P/V 1992). La gran diferencia es que la exuberancia ornamental se manifiesta en dos soportes completamente distintos. La pátera original, que forma parte del tesoro de Hildesheim, conservado por el Museo de Berlín, es de plata. Versace ha elegido el denim, la tela vaquera, el tejido laboral e informal por excelencia, para estamparle la más ostentosa de las decoraciones. Así el italiano armoniza dos extremos que se resistían a encontrarse, lo popular y la alta cultura. Cada vez que Versace acudió al denim fue para elevarlo a la categoría de lujo, del mismo modo que tomó toda la historia del arte y la sacó a la calle. Se puede decir, metafóricamente, que la moda de Versace es una especie de Wunderkammer contemporánea, una de esas “cámaras de los tesoros” en las que los príncipes renacentistas acumulaban obras de arte, objetos extraños y rarezas de la naturaleza, en un compendio que está en el origen del coleccionismo tal y como hoy se entiende. En este caso, los motivos de origen clásico, que conviven con conchas y estrellas de mar, aparecen tratados de forma original. Han adquirido relieve, y por tanto barroquismo, respecto a los que luce la pátera y la composición del conjunto remite a decoraciones orientales, que en Italia se filtraron a través de Venecia por la influencia de Bizancio y el contacto continuo con todas las culturas mediterráneas. Entre los fragmentos de historia revitalizados por el diseñador se encuentra precisamente el arte bizantino, cuya manifestación más deslumbrante se encuentra en Rávena, en los mosaicos de las iglesias de San Vitale y de San Apolinar in Classe o en el mausoleo de Gala Placidia. El trabajo minucioso del mosaico no desmerece al lado del esplendor de la orfebrería bizantina, uno de los mejores ejemplos de ostentación que se pueda referir. La consolidación del poder, celestial y terreno, exigía, entonces como ahora, un fuerte aparato de propaganda que tenía en la exhibición de riqueza uno de sus mejores instrumentos. Amante de la belleza y la historia, Versace es lógico receptor de la forma y el concepto de la orfebrería bizantina. El mono bordado expuesto es un ejemplo inmejorable. Resulta milagroso que el tul, cortado para ceñir el cuerpo al milímetro, pueda resistir el peso de la bisutería que inunda su superficie. Embutir a Claudia Schiffer, la más famosa de las tops de Versace, en este vestido-joya es seguramente una de las expresiones de poder más convincentes que se puedan imaginar. Pero en este caso la chica no es el premio, sino que el poder está en su mística sensualidad. 49 51 Diosas de pasarela XXV. Reproducción en escayola de la Diana de Gabies, de E. Arrondelle, 1884. Original de Praxíteles del siglo IV a.C. (MNRA00409). XXVI. Vestido en punto de rayón y seda. Colección P/V 1995 (MT105030). Los profesores Studniczka y Collignon identificaron esta estatua con la que hizo Praxíteles para el templo de Ártemis Brauronia, situado en la Acrópolis de Atenas. Fue hallada en 1792, en las ruinas de Gabies y se conservó durante algún tiempo en la Villa Borghese de Roma, para pasar luego al Museo del Louvre, donde se conserva en la actualidad. Se trata de una pieza helenística en la que se reconocen las características del estilo, con su barroquismo compositivo (nótese la afectación del gesto de Diana) y el virtuosismo escultórico que da vida a cada detalle. El aire, el tono general de la estatua, nos remite de alguna forma a la moda de Versace, praxiteliana como posiblemente no lo ha sido ninguna manifestación artística en el siglo XX. Pero la intención es resaltar la reminiscencia de las fíbulas de la Antigüedad, broches generalmente ornamentales que se utilizaron hasta bien entrada la Edad Media, en los tirantes de los vestidos de noche del diseñador. En este caso (vestido en punto de rayón y seda. Colección P/V 1995. MT105030) el origen clasicista del motivo reproducido en el tirante es especialmente reconocible. El pequeño tondo con la cabeza de Medusa en material translúcido, rodeado de grecas grabadas sobre el metal, es una alusión evidente a los fundamentos grecolatinos de la obra del modista y es también un guiño a ese elemento de cierre de la Antigüedad que fue la fíbula. Por otra parte la huella de la estatuaria clásica se percibe en el diseño de todo el vestido: los pliegues de la falda rememoran los estriados de los fustes de las columnas de estilo dórico y corintio, paralelismo enfatizado por la utilización del color blanco; y la asimetría de la misma falda, que se abre en un costado vertiginosamente para descubrir la pierna prácticamente hasta la cintura, puede considerarse una relectura del efecto de paños mojados que se ve en el relieve de Orfeo y Eurídice expuesto en el grupo V de la muestra (reproducción en escayola del relieve de Orfeo, Mercurio y Eurídice. V. de Simone, 1885. Original del siglo V a.C. MNRA00445). La fisionomía que en la figura de Eurídice se trasluce decorosamente a través del tejido, en Versace se exhibe sin inhibiciones, y se rompe así con cierta moralidad que todavía a finales del siglo XX encorsetaba a la moda. Es ejemplar de esto la memorable de la colección primavera/verano del 94, en la que se presentó el famoso vestido con imperdibles que dio fama mundial a la actriz Elisabeth Hurley. Aquella serie de vestidos, en negro riguroso salpicado por los brillos metálicos de los grandes imperdibles que los adornaban y construían a un tiempo, supuso quizá la apuesta más conmovedora por la fusión entre las líneas propias del cuerpo femenino y las del diseño. Aberturas de infarto, recorriendo a veces la prenda completa, desde el escote al bajo de la falda, y prendidas solamente por los propios imperdibles, reconversión del icono punk en un elemento glamouroso, construían vestidos de noche que supusieron una vuelta de tuerca definitiva a la concepción más sensual de la moda. 53 55 Gladiadoras XXVII. Reproducción por galvanizado de la galea Cabeza de Medusa. M. Amodio, 1885. Original del siglo I (MRA00526). XXVIII. Reproducción en escayola del relieve La muerte de Aquiles. Alberto Sánchez Aspe, 1940. Original romano de inicios del siglo III (MNRA03149). XXIX. Vestido en malla metálica. Colección O/I 1994-95. XXX. Cuerpo en malla metálica. O/I 1982-83 Pantalón en paño de lana, ca. 1981. (MT105035/36). En el otoño de 1982, Gianni Versace, que cumplía cuatro años al frente de su firma, sorprendió al mundo de la moda con una serie de prendas en un tejido completamente novedoso. (Desfile O/I 1982-83) Las mallas metálicas que lucieron en aquella ocasión las modelos no tenían nada que ver con la metalurgia epatante de Paco Rabanne. Su constitución, llevada a cabo mediante la unión de minúsculas piezas de metal, hacía que la caída del tejido se diferenciara apenas de la que podía producir una tela convencional. Los cortes, inspirados en la sencillez de las túnicas clásicas, buscan intencionadamente el juego de efectos de drapeado que, sobre el nuevo material, dan lugar a resultados espectaculares. En esta recreación del espíritu clásico tiene mucho que ver el cine histórico de mediados de siglo, especialmente el género conocido como peplum, las películas de romanos. Allí se encontraba una estética a caballo entre lo verídico y lo imaginado que podemos equiparar con la reinterpretación pop de la historia propuesta por Versace. Los efectos fascinantes de los tejidos metálicos sobre la piel humana, sobre los torsos sudorosos de fornidos gladiadores, se vieron allí antes que en la pasarela. De ahí que se exponga una galea, nombre específico del casco de gladiador, junto a los vestidos. Esta galea, no por casualidad, está también decorada, entre otros muchos motivos, con una cabeza de Medusa en su frente, nuevamente símbolo protector. Esta línea, como todas las investigadas por el modista, no fue nunca abandonada, y la reencontramos en sutiles variaciones a lo largo de toda su carrera. Muy conocidas son las túnicas largas que acapararon la atención del público en la colección O/I 1985-86 con decoraciones de estilo Art Decó. Y más todavía lo serían los fastuosos vestidos dorados de la colección O/I 1994-95 (Ver desfile), donde llevó al máximo esplendor las posibilidades ofrecidas por el tejido de malla metálica. Allí se puso en juego todo un abanico de posibilidades del drapeado, valiéndose de la paradoja visual que ofrecían la pesadez del material y su flexibilidad en uno de los desfiles más eróticos de la historia de la moda. El relieve La muerte de Aquiles, de origen ático según las apreciaciones de García y Bellido, muestra la tipología de túnica masculina que Versace ha trasladado al vestido dorado que lo acompaña (vestido en malla metálica. Colección O/I 1994-1995). Se puede ver la hechura de la túnica de Aquiles que, al igual que la de Versace, se recoge en la cintura (el diseñador lo soluciona con un elástico interior donde antes había un cinturón) y presenta mangas. Aquiles, que acaba de ser herido de muerte por Paris, viste también clámide, capa corta que en el cuerpo metálico diseñado por Versace (cuerpo en malla metálica. O/I 1982-83) halla eco en las caídas del tejido sobrante que abraza el cuello. 57 59 Mediterráneo XXXI. Reproducción en escayola de la Venus de la Concha, de Alberto Sánchez Aspe, 1940. Original del siglo I (MNRA03138). XXXII. Cuerpo en sarga de seda y algodón estampado. Colección O/I 1991-92 (MT101225). XXXIII. Camisa en sarga de seda estampada. 1992 (MT105034). Como diosa del amor, la belleza y la fertilidad, Venus fue y sigue siendo una de las deidades clásicas más explotadas por la Historia del Arte. La sensualidad que caracteriza todas sus representaciones hace de ella una referencia mítica ineludible para ahondar en los ecos culturales presentes en la obra de Versace. Como es sabido, Venus, Afrodita para los griegos, nació del mar después de que Cronos cortara los genitales de Urano, cuyo esperma se derramó en las aguas, que quedaron así fecundadas. La concha que cubre el sexo de esta representación de la diosa alude sin duda a este hecho, y añade además una simbología sexual que aparece una y otra vez en los diseños de Versace. Conchas, corales y estrellas de mar, entremezcladas con motivos vegetales y animales que recuerdan a los estampados de las camisas hawaianas, así como doradas hojas de acanto, tritones y cariátides tomados de la iconografía clásica, componen un tapiz de fantasía desbordante que es ejemplo del estilo decorativo inconfundible que fue una de las señas de identidad de la casa Versace a principios de los 90. La exuberancia y el eclecticismo cultural tienen mucho que ver con el ambiente de Miami, que inspiró un giro decidido del diseñador hacia una moda caracterizada por un desenfado radical. La tercera pieza del grupo (cuerpo en sarga de seda y algodón estampado. 0/I 1991-92. MT101225), que desfiló de la mano de Naomi Campbell combinada con un pantalón de pitillo de color rojo, alude de forma indirecta a esta filiación de Versace con los motivos marinos. En este caso la abstracción pictórica es el referente artístico que se aprecia a primera vista, concretamente el expresionismo abstracto de Pollock o Twombly, pero, pese a la indefinición del motivo, no es aventurado sugerir una cierta inspiración mediterránea en el colorido y la forma de las largas pinceladas que forman la estampación. El original de la Venus de la Concha se encuentra en el Museo del Prado. 61 63 Cronología 1946 Participa por primera vez en una exposición, la Nace en Reggio Calabria, Italia, el 2 de diciembre. colectiva È design, organizada por el Ayuntamiento de Desde edad temprana ayuda a su madre, costurera, Milán. en sus labores artesanales, encargándose de acopiar piedras preciosas e hilos de oro para realizar bordados 1984 de fantasía. Continúa trabajando prolíficamente para la escena: Don Pasquale de Donizetti y Dyonisos de Maurice 1972 Béjart. Lanza su primer perfume, Versace l’Homme. Se traslada a Milán, en ese momento capital de la En sus colecciones de este año se percibe la moda italiana. Allí estudia arquitectura y realiza sus influencia de Chanel y Madame Grès, cuyos estilos primeras colecciones de prêt-à-porter para las marcas quedan transformados por los violentos contrastes Genny, Complice y Callaghan. de materiales y estampaciones, aunque también se pueden observar propuestas que anticipan el 1975 minimalismo de los 90. Presenta su primera colección en piel para la firma (Desfile P/V 1984) Complice. 1985 1978 Exposición en París de artistas internacionales en Crea la firma que lleva su nombre, apoyado por el torno a la obra de Versace. En octubre es llamado saber hacer empresarial de su hermano Santo. El 28 por el Museo Victoria&Albert de Londres para hablar de marzo de 1978 desfila su primera colección en el sobre la exposicición Arts&Fashion. Para la ocasión, Palazzo della Permanente, en Milán. 1979 presenta una colección que desfila en torno a una escultura helenística del propio museo. (Desfile V&A 1985) Primera colaboración con Richard Avendon, que es reclamado por el propio Versace para proyectar 1986 su nombre internacionalmente. Desde entonces, En enero se le concede el título honorífico de Avendon fotografiaría repetidas veces la obra de Commendatore della Repubblica Italiana y en octubre Versace. la Grande Médaille de Vermeil de la Ville de Paris. El National Field Museum de Chicago le dedica 1982 una retrospectiva y en París se organiza la muestra Gana el premio L’Occhio d’oro al mejor diseñador por Dialogues de Mode, en la que se exponen sus su colección de otoño-invierno, en la que aparecen colaboraciones con grandes fotógrafos internacionales por vez primera sus tejidos de malla metálica. Ese (Avendon, Newton, Weber, Penn…) año empiezan sus primeras colaboraciones con el mundo de la escena, diseñando el vestuario del ballet 1987 Josephlegende de Richard Strauss para la Scala de Diseña el vestuario de la Salomé de Strauss Milán. Repite con Lieb und Leid, de Gustav Mahler. escenografiada por Bob Wilson. Le siguen Leda y el 65 Cisne y Souvenir de Leningrado, ambas de Béjart. Se reconoce su aportación al teatro con la entrega de la Maschera d’Argento. 1988 Continúa su actividad como diseñador de vestuario, en París y Bruselas. Recibe el premio Cutty Sark al diseñador masculino más innovador. La colección P/V de este año es crucial en la carrera del diseñador. En ella empiezan a tomar protagonismo los bordados de pedrería y se multiplican las referencias culturales, con grandes volúmenes que provienen de las armaduras de polisones y miriñaques del siglo XIX. Al mismo tiempo desarrolla también cortes de línea más limpia, con los que anticipa el gusto de la década siguiente, con especial interés en una concepción sport y colorida del vestir. (Desfile P/V 1988) 1989 En enero se presenta la película Le bonheur de l’amitié, sobre su relación con Béjart, y anuncia la apertura del Atelier Versace como laboratorio de alta moda. En abril se inaugura la exposición L’abito per pensare en el castillo Sforza de Milán. Este año diseña tres nuevos vestuarios para Béjart: Doktor Faustus, Checa Zulu y Elégie pour Elle. En julio presenta la línea Versus, de carácter juvenil. 1990 Primer desfile de Atelier Versace en el Hotel Ritz de París. Vestuario para Capriccio de Strauss en la Opera de San Francisco. Los colores fluorescentes invaden la pasarela de primavera/verano de este año. Junto a ellos, referencias culturales variadas, desde toreras y flecados de origen español a ecos de Bizancio y oriente, pasando por la recuperación de la tachuela, que se convirtió gracias a Versace en un elemento decorativo más. (Desfile P/V 1990) 1991 Exposición Versace Theatre en el Royal Colege of Art de Londres. Lanzamiento del perfume Versus. Crea Signature, línea de corte clásico. La exposición L’abito per pensare se presenta en el Kobe City Museum de Japón. Con sus colecciones de 1991, Versace da el paso definitivo en su carrera triunfal. Exultante de creatividad y fantasía, el italiano concibe unos desfiles espectaculares protagonizados por las top models del momento. En la colección P/V destacan los estampados, más imaginativos que nunca, la combinación de leggins con minivestidos o americanas y, sobre todo, la serie de monos bordados en pedrería en los que se plasma toda la excesividad de la moda del diseñador. (Desfile P/V 1991) En el desfile de primavera/verano de este año, la primera modelo que recorre la pasarela es Kate Moss, lo cual ya define el cambio que se puede observar en los diseños. Más minimalista, sin llegar nunca a ser un minimalista, muestra una gran influencia de la estética rocker y saca a la luz sus vestidos de noche con imperdibles al son de la música del grupo heavy Metallica. En el otoño sorprende con vestidos de vinilo en colores planos, que se combinan con materiales de todo tipo. (Desfile P/V 1994) (Desfile O/I 1991-92) 1992 Presentación del perfume Versus Donna. Exposición Theater der Mode en Monaco. Retrospectiva Versace Signatures en el Fashion Institute of Technology de Nueva York. Su obra continúa la línea marcada el año anterior, pero ampliando el marco referencial con abrigos tipo bomber siguiendo la línea de la moda masculina del siglo XVI, influencias de la estética cowboy americana, uso y abuso del denim, que se combina con estampados barrocos, bañadores, faldas con polisón… (Desfile P/V 1992) 1995 Inauguración de la exposición Richard Avendon 19441994 con patrocinio de Versace. Realiza el vestuario del ballet How near Heaven. Se edita el libro Do not disturb, quinto volumen de la serie Vanitas, a cargo de la editorial Leonardo Arte. En diciembre recibe de mano de Elton John el premio VH1 Fashion and Music Award por su contribución a la imagen de la música. Sus propuestas para este año incluyen nuevos motivos para estampados que conviven con un regreso a las fuentes clásicas, plasmado en vestidos que hacen pensar en vestales griegas. Paralelamente se aprecia la influencia de los años 30 en los vestidos de noche. 1996 Exposición en Milán Weber Vietnam Versace Viaggi Vogue, sobre la obra de Bruce Weber. Participa en la primera edición de la Bienal de Florencia, dedicada al tema El Tiempo y la Moda. Penúltima colaboración con Béjart para el ballet Le presbytère n’a rien perdu de son charme, ni le jardin de son éclat, con música de Queen y Mozart. Las colecciones de este año se muestran menos barrocas, con preferencia por tonos matizados que sorprenden especialmente en sus clásicos tejidos metálicos. (Desfile P/V 1996) 1997 Exposición Beauty Icons, en Bolonia. Lanzamiento de la línea de maquillaje Versace make-up. Presentación en Florencia del ballet de Béjart Barocco Bel Canto, con vestuario de Versace. Muere el 15 de julio en Miami. Franco Zeffirelli le dedicó estas palabras: “Con la muerte de Versace, Italia y el mundo pierden al diseñador que ha liberado la moda del conformismo, regalándole la fantasía y la creatividad”.6 Su última colección fue la de mujer del otoño/invierno de 1997-98 de la línea Atelier: (Ver desfile) 1993 Premio al mejor diseñador del Council of Fashion Designers of America, considerado como el Oscar de la moda. Nueva colaboración con Béjart en Sissi la emperatriz anarquista. Sale al mercado Home Signature, línea de hogar con porcelanas Rosenthal, alfombras, edredones y cojines. El estilo Versace se suaviza un tanto, con especial interés por la moda del siglo XVIII, especialmente la neoclásica, que se aprecia en delicados escotes y cortes imperio. Los estampados son más étnicos, aunque muestran la misma exacerbación del color. En otoño, los tonos pastel toman el relevo y hay una gran influencia de la indumentaria militar soviética. 1994 Lanzamiento del nuevo perfume Red&Blue Jeans. Itinerancia de la exposición Versace Signatures al Kunstgeweberbe museum de Berlín. 6 Llodrá i Nogueras, Joan Miguel: “Del ‘Kouros’ al ‘Laocoonte’: las tres edades de la moda italiana”, en revista Dataèxtil, nº 18. Terrassa, 2008, p. 35. 67 Bibliografía // Biblioteca Museo del Traje. CIPE Monografías: CAPELLA, Maximiliano: Il teatro alla moda: costume di scena: grandi stilisti: Armani, Capucci, Coveri, Fendi, Ferretti, Gigli, Marras, Missoni, Ungaro, Valentino, Versace / Massimiliano Capella. Torino: Umberto Allemandi, 2010. Exposición celebrada en: Fondazione Roma Nuseo, Roma 5 noviembre - 5 diciembre 2010. MT D 17089 D’ORAZIO, Sante: Gianni and Donatella. Kempen: TeNeues, 2007. MT D 19587 GIANNI Versace: l’abito per pensare / a cura di Nicoletta Bocca e Chiara Buss. Milano: Arnoldo Mondadori, 1989. Exposición celebrada en Castello Sforzesco, Sala della Balla. Milano, 14 abril - 21 mayo 1989. MT D 23237 MARTIN, Richard: Gianni Versace / photographs by Karin L. Willis. New York: Harry N. Abrams, 1997. Catálogo de la exposición celebrada en The Metropolitan Museum of Art, New York, 11, 1997 - marzo 22, 1998. MT D 22790 MT D 22080 VERSACE: il genio della moda e l’arte / a cura di Massimiliano Capella, Patrizia Cucco. Milano: Fondazione Giacomini. Meo: Gabriele Mazzota, 2006. Catálogo de la exposición celebrada en el Musei Mazzucchelli. Ciliverghe (Brescia). MT D 24312 VERSACE, Gianni: The art and craft of Gianni Versace / Claire Wilcox, Valerie Mendes and Chiara Buss. London: V & A Publications, 2002. MT D 22764 VERSACE, Gianni: Do not disturb / with a text by Sir Roy Strong. New York, London, Paris: Abbeville Press, 1996. MT D 22945 VERSACE, Gianni: Gianni Versace: [directorio de tiendas]. Milano: Versace, 1984. MT D C309-15 VERSACE, Gianni: Gianni Versace: [directorio de tiendas]. Milano: Versace, 2005. MT D C309-08 VERSACE, Gianni: Gianni Versace: [exposición] / a cura di Chiara Buss e Richard Martin. Milano: Leonardo Arte, 1998. Catálogo de la exposición celebrada en Como, Villa Olmo, 16 junio a 2 de octubre de 1998. MT D 16958 VERSACE, Gianni: Rock and royalty. New York, London, Paris: Abbeville Press, 1996. MT D 22944 VERSACE, Gianni: South beach: stories / by Gianni & Donatella Versace; tales by Marco Parma. Milano: Leonardo Arte, 1993. MT D 23232 VERSACE, Gianni: Un racconto inedito: il successo come perche: Gianni Versace / fotografato da Irving Penn. Milano: Arnoldo Mondadori Editore, 1984. Suplemento monográfico de Linea Italiana, nº 144. MT D C309-09 VERSACE, Gianni: Vanitas; Lo stile dei sensi / Omar Calíbrese. Milano: Leonardo, 1991. MT D 23242 VERSACE, Gianni: Versace. London: Victoria and Albert Museum, 2002. Catálogo de la exposición celebrada en el V&A del 17 octubre 2002 al 12 de enero 2003. MT D C210-26 69 VERSACE, Gianni: Versace: Gallery guide. London: Victoria and Albert Museum, 2002. MT D C210-27 DUCCI, Carlo: “Gianni Versace”, en Icons of fashion. Munich: Prestel, 2005. p.142-143. 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MT D V1274-1 Versace: Daywear Milano: Spring-Summer 2005. Victoria, Australia, 2004. V. 1. MT D V1264-1 Versace: Eveningwear Milano: Autumn-Winter 2005-2006. Victoria, Australia, 2004. MT D V1275 Versace: Eveningwear Milano: Spring-Summer 2005. Victoria, Australia, 2004. MT D V1661 VERSACE, Gianni: Collezione uomo PrimaveraEstate 1993. Milano: Gianni Versace, 1993. MT D C344-06 VERSACE, Gianni: Gianni Versace by Richard Avedon: Collezione donna Primavera-Estate 1993. Milano: Versace, 1993. MT D 23231 MT D 15187 Siglo XXI VERSACE (firma): Men’s collection springs summer 2004. Milano: Gianni Versace, 2004. p. 24: fot. col. ; 12 x 28 cm. MT D C225-09 73 Ficha técnica // EXPOSICIÓN TEMPORAL // CATÁLOGO Organiza Museo del Traje. CIPE Textos catálogo Juan Gutiérrez Colabora Museo Nacional de Escultura Bibliografía Biblioteca MT María Prego Comisariado Juan Gutiérrez Corrección de textos Ana Guerrero Coordinación Teresa García Fotografías Javier Maza y Munio Rodil Restauración Andrea Fernández, Gerado Pérez, Beatriz Gonzalo y Silvia Montero Maquetación Mª José Pacheco Montaje Equipo técnico del Museo del Traje. CIPE Producción gráfica Vintec Diseño gráfico Mª José Pacheco 75