Casusas del surgimiento del sistema feudal El sistema feudal tuvo plena vigencia en la Europa medieval, desde el siglo IX al XIII; sin embargo, se había gestado desde las conquistas bárbaras y se continuó en algunas regiones después de lo indicado. Cuando las tribus germánicas conquistaron el Imperio, se dividieron las tierras: el rey distribuyó con sus guerreros las diferentes zonas dominadas. Sin embargo, en ese momento del desarrollo, el poder de las monarquías y la fidelidad de sus guerreros determinó la supremacía del rey sobre lo conquistado. Con la caída del Imperio carolíngeo, esta situación se modificó dando lugar al sistema feudal en el sentido estricto. A esto hay que agregarle la aparición de nuevos invasores sobre la Europa occidental. Fueron los normandos, los eslavos y los mongoles las nuevas tribus que llegaron a Europa teniendo como principal actividad el saqueo y la depredación. Este nuevo modo de invasión estructuró un nuevo tipo de respuesta: a los ataques aislados le correspondió un sistema de defensa regional. De ello se derivó una creciente autonomía de aquellos que pudieron defender efectivamente sus territorios y las poblaciones que se ponían bajo su protección: fueron los señores los que llevaron adelante esa tarea. De este modo, los territorios recibidos del rey para que fueran protegidos y gobernados, progresivamente tomaron mayor autonomía hasta convertirse en la práctica casi en propiedad de los señores. Así se formaron poco a poco los feudos. El feudalismo. En varias ocasiones hemos señalado como una característica de esta época al feudalismo; pero ¿qué fue el feudalismo? El historiador belga Francois Ganshoff -en una obra imprescindible para conocer el tema- lo definió como "un conjunto de instituciones que crean y rigen obligaciones de obediencia y servicio -principalmente militar- por parte de un hombre libre, llamado vasallo, hacia un hombre libre, llamado señor, y obligaciones de protección y sostenimiento por parte del señor con respecto del vasallo, dándose el caso de que la obligación de sostenimiento tuviera la mayoría de las veces como efecto de la concesión por parte del señor al vasallo de un bien llamado feudo. O sea u contrato entre hombres libres se acompañaba de un bien o feudo. Este sistema natural de ordenamiento socialpolítica-económico de una sociedad caótica en peligro de desintegrarse surgió en un mundo eminentemente agrario, que desconocía los adelantos técnicos de nuestro tiempo. Por ello no debe extrañamos se afirme que la sociedad feudal - salida de las invasiones - viviera al borde de su subsistencia. Por otro lado, el manso (propiedad de tierra asignada a una familia) estaba calculado para permitir la subsistencia de la misma y los monjes les explicaban que poseer más de lo necesario era pecaminoso. El vasallaje se efectuaba por medio de un contrato, legitimado mediante una ceremonia pública que constaba de tres partes. En ella, por el homenaje, el vasallo se convertía en hombre del señor uniendo ambos sus manos y aceptando el señor con un beso a su nuevo vasallo. Por la Fe éste juraba fidelidad sobre los evangelios y por la investidura recibía del señor un Objeto que simbolizaba el feudo. A Partir de ese momento el vasallo debía fidelidad, consejo y ayuda sobre todo militar, al señor. Este, a su vez, se comprometía a proteger a su vasallo en la paz y en la guerra, De no cumplirse con los derechos y deberes (delito felonía) se podía producir la ruptura del vasallaje, que también traía aparejada la pérdida del beneficio. La sociedad Feudal. Durante esta época la "sociedad cerrada" -que citamos- estaba dividida en estamentos, básicamente tres: "los que oran" (oratores), "los que luchan" (bellatores) y "los que aran" (laboratores), modelo que sugiriera Platón en la República y que la literatura religiosa medieval justificara con la concepción de que cada hombre tenía una misión que cumplir según el plan divino; la ciudad divina del cielo se reflejaba así en la Ciudad de Dios en la tierra. Por otra parte no debe extrañamos que dadas las características de esta sociedad la virtud por excelencia -junto con el honor, en reemplazo de la areté greco-romana, sea la fidelidad (fe). "El hombre antiguo debía ser justo o recto. El hombre medieval tendrá que ser fiel. Los malvados serán desde ahora los que falten a la fidelidad". En torno a "los que luchan" -base de una sociedad estructuralmente armada- se fue elaborando -y dulcificando- el rol del caballero, convertido desde el siglo X y por obra de la Iglesia en el miles Christi, el caballero de Cristo. Las epopeyas literarias (la Canción de Roland, el Mio Cid, las aventuras del rey Arturo y los caballeros de la Mesa redonda, el santo Grial) y las cruzadas terminarán de convertirlo en héroe. La caballería fue un elemento esencialmente medieval, nacido de la necesidad de luchar contra los invasores. La Iglesia consiente del "amor por la guerra" del hombre de la época intentó regularla con la "tregua de Dios" e instituyendo órdenes de caballería, que poseían las, características de las órdenes monásticas, mezcladas con las militares de los caballeros. A modo de ejemplo podemos citar la Orden del Temple, nacida durante la época de las cruzadas, la del Hospital de San Juan, que asistía a los heridos que iban a recuperar el Santo Sepulcro, la de los Caballeros Teutónicos o de los trinitarios (de la Santísima Trinidad), que rescataban a los cristianos esclavizados por los musulmanes. A medida que fue desapareciendo el caos - la inestabilidad- producido por las invasiones y el feudalismo se fue asentando, podemos observar que "en el interior del territorio europeo, la vida errante cesa a su vez; las poblaciones se establecen, las propiedades se fijan, las relaciones entre los hombres no varían ya día por día a merced del azar y de la fuerza. El estado interior y moral del hombre mismo comienza a cambiar también; sus ideas, sus sentimientos adquieren alguna fijeza, como su vida; se aferra a los lugares donde habita, a las relaciones que contrae, a los dominios, que comienza a prometer dejar a sus hijos; a la habitación, que un día llamará su castillo; a ese miserable agrupamiento de colonos y esclavos que con el tiempo será una villa. Por todas partes se forman pequeñas sociedades, pequeños estados, tallados, por así decir, a la medida de las ideas y de la sabiduría de los hombres. Entre esas sociedades se introduce poco a poco el lazo, cuyo principio está implicado en las costumbres bárbaras, el lazo de una confederación que no anula la independencia del individuo. Precisamente será el castillo -junto al monasterio- el símbolo más significativo del mundo feudal; por ello resulta muy feliz la frase que dice que la Europa medieval se convirtió en una gran cantidad de islas en medio del desierto y estos castillos reemplazaron, en cierto sentido urbano, a las ciudades romanas. Cuando, con motivo de la crisis, los señores tuvieron que abandonar las ciudades y retirarse a sus tierras, éstos "se establecen en un lugar aislado, elevado, que cuidan de hacer seguro y fuerte; allí construyen lo que llamarán su castillo. Con quién se establecen allí? Con su mujer y sus hijos y acaso con algunos hombres libres que no se han hecho propietarios, se han ligado a su persona y continúan viviendo con él, a su mesa. Ésta es la gente que habita en el interior del , castillo. Alrededor, al pie se agrupa una pequeña población de colonos, de siervos que cultivan los dominios del poseedor del feudo. En medio de esta población inferior, la religión viene a levantar una iglesia, donde coloca un sacerdote. De ordinario, en los primeros tiempos del régimen feudal, este sacerdote es, a la vez, capellán del castillo y cura de la aldea. Más tarde, los dos caracteres se separaron: la aldea tendrá su cura, que vivirá en ella, al lado de su iglesia.