16 CAPÍTULO II MARCO TEÓRICO 2.1.- Antecedentes de la Investigación. Al respecto Nava (2007) manifiesta que los antecedentes constituyen el conjunto de hechos, ideas, datos y circunstancias que han precedido o son anteriores a la formulación del problema que se investiga y que sirven para aclarar, juzgar e interpretar el referido problema y conocer el estado actual de la situación que se pretende estudiar. Podría expresarse que los antecedentes es ver lo que otra persona o investigador ha realizado, que tenga relación con el tema en cuestión. Así mismo expresa Perdomo (2007) que un nuevo conocimiento es posible por el hecho de que ya existen unas bases previas. De acuerdo a las diferentes fuentes consultadas, no se encontró un antecedente que estuviese ligado estrechamente con la categoría de estudio en la presente investigación, sin embargo, se procede a señalar una serie de investigaciones relacionadas con el área de niños, niñas y adolescentes en el ámbito laboral, que se consideran un aporte importante a esta investigación, ya que, se despejan algunas interrogantes que pudieran surgir en el transcurso de la misma. Es importante enfatizar que la categoría prescripción aplicable a las acciones laborales de niños, niñas y adolescentes, no ha sido investigada por lo que existen pocos antecedentes. Merecen ser destacados los siguientes: 16 17 Ramírez (2001) realizó un trabajo de investigación, el cual tituló: Análisis de la Situación Jurídico Laboral del Menor Trabajador No Dependiente en Supermercados del Municipio Girardot del Estado Aragua . Trabajo de Grado (Msc. en Derecho Laboral) en la Universidad Bicentenaria de Aragua. La investigación tuvo como fin la revisión de las normativas, constitucionales, legales y reglamentarias concernientes a la materia. Se analizó la situación real y el impacto social que causa en esta categoría de trabajadores, en relación a la entrada en vigencia de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente y la nueva Carta Magna (Para ese entonces). A través del Objetivo General se logró analizar la verdadera situación Jurídico laboral de los menores en el citado Municipio. La metodología se enmarcó en una modalidad de investigación jurídica dogmática, apoyada en un estudio de campo. La población estuvo conformada por 250 niños y adolescentes trabajadores no dependientes. La muestra fue seleccionada en un 20%, quedando estructurada en 50 menores trabajadores. El análisis de resultados se realizó mediante frecuencias y porcentajes. El autor concluye que los referidos menores son trabajadores de acuerdo a los resultados obtenidos y a la Presunción Legal Laboral vigente . Es motivo por el cual la presente investigación es considerada como un aporte significativo para el presente trabajo investigativo, en virtud que para ese entonces ya existía la convicción de laborales con minoridad en el país pero no siendo reconocido como tales. Urdaneta (2004) realizó una investigación titulada: Análisis del Procedimiento Contencioso Laboral aplicable al Adolescente Trabajador. 18 Trabajo de Grado (Msc. en Derecho del Trabajo) en la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín. El trabajo de investigación se realizó con el propósito de analizar el procedimiento contencioso laboral aplicable al adolescente trabajador previsto en la Ley Orgánica de Protección del Niño y Adolescente. Como objetivo general y como objetivos específicos el autor analizó los principios y fases del proceso, la supletoriedad de la Ley Orgánica del Trabajo y la Ley Orgánica Procesal del Trabajo. Igualmente describe la problemática de los Tribunales de Protección al Niño y al Adolescente en el Municipio Maracaibo. El tipo de investigación es aplicada, documental y descriptiva. Se utilizó para esta investigación diversas técnicas para el análisis de datos, tales como el análisis de contenido, la hermenéutica, la analogía y método exegético como técnicas jurídicas. El autor concluye que el instrumento legal que protege al adolescente trabajador no hace prevalecer el espíritu de la Constitución Bolivariana de la República de Venezuela. Este estudio contribuye a fortalecer la presente investigación a pesar que es anterior a la reforma de la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente, en virtud de que el autor analiza la posible supletoriedad de aplicar una Ley ajena al sistema de protección, ya que, la norma especial no hace prevalecer el espíritu de la Constitución Nacional; además se utilizaron una serie de principios que sirven como base para la presente investigación. Igualmente Pérez (2.007), realizó una investigación titulada: Régimen Proteccionista del Adolescente Trabajador Venezolano. Trabajo de Grado (Msc. en Derecho del Trabajo) en la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín. La investigación tuvo como propósito analizar el régimen prestacional del 19 adolescente trabajador venezolano. Este estudio comprende una investigación de tipo documental descriptiva bajo un diseño bibliográfico implementándose la observación documental para el análisis crítico de los resultados sobre el análisis de los diferentes autores. El propósito del referido trabajo consistió en estudiar el trabajo infantil que está estrechamente vinculado a la economía informal. Para el análisis e interpretación de la información el autor empleó las técnicas propias de la disciplina jurídica tomando en cuenta el punto de vista literal histórico, filosófico y exegético. El análisis e interpretación de los datos se realizó a través de la hermenéutica jurídica. El autor concluye que los adolescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la legislación, órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los contenidos de la Constitución, la Convención sobre los derechos del niño y demás tratados internacionales que en esta materia haya suscrito y ratificado la república. El Estado, la familia y la sociedad aseguraran con prioridad absoluta su protección integral. La ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente (LOPNA) es todo un desafío para un país en construcción, como Venezuela. Porque no es simplemente una Ley protectora de la infancia, sino que a mediano y/o largo plazo tendrá un impacto definitivo sobre la implantación de un nuevo modelo de desarrollo construido a base de más y mejor democracia. Este antecedente desarrolla la Doctrina de Protección Integral y los principios que la rigen el cual se encuentran consagrados en la Ley Orgánica de 20 Protección del Niño, Niña y Adolescente y que a su vez fueron tomados por la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (1.989); información ligada a la presente investigación por cuanto es la protección integral del niño, niña y adolescente fundamental para el basamento del presente estudio, ya que, del alcance de los principios expresados darán respuesta al planteamiento del problema. Rodríguez (2009) desarrollo una investigación con el siguiente título: El Niño y Adolescente y la Relación de Trabajo como Embalador de Productos de Supermercados. Trabajo de Grado (Msc. en Derecho Laboral) en la Universidad Bicentenaria de Aragua . Tuvo como objeto la revisión exhaustiva de nuestro sistema social y legal en materia laboral, para brindarle una protección o tutela jurídica, asegurando al empleado y empleador mayor satisfacción y bienestar social. El autor diseñó un trabajo enmarcado en una investigación de campo de tipo descriptivo, es decir, se fundamentó en datos que fueron recogidos en forma directa para apreciar la realidad, considerándose datos originales o primarios. La principal conclusión de esta investigación es buscar la tutela jurídica estatal para el Niño y Adolescente al momento que ingresa al mercado de trabajo en una modalidad de embaladores de supermercados en Venezuela, quienes en la actualidad se encuentran en condiciones acéfalas de sus derechos. Se estudió y revisó nuestro sistema social y legal en materia laboral, para poder interrelacionar al niño y adolescente, en cuanto a sus derechos y su desenvolvimiento en el campo laboral, tomando en cuenta las transformaciones 21 habidas en el mundo del trabajo, en referencia a las formas de organización de las empresas, en los tipos de trabajo y en los tiempos de trabajo. El trabajo busca abolir la injusticia que se comete contra esta clase de trabajadores y lograr que ellos mantengan sus trabajos con mejores condiciones labores y seguridad social, de conformidad con normas que regulen sus actividades. Razón por la cual este antecedente demuestra que pese a las leyes que prohíben el trabajo infantil y al sistema de protección que reguarda y garantiza los derechos y los niños, niñas y adolescentes, es una realidad palpable el trabajo de esta clase de individuos, por ende las acciones que pudieran sobrevenir como consecuencia del mismo. 2. 2.- Bases Teóricas, Legales y Jurisprudenciales. 2.2.1.- Prescripción de las Acciones Laborales de los Adolescentes. 2.2.1.1.- Concepto de Noción de la Prescripción. La palabra prescripción tiene su origen del latín “praescriptio” (lo que precede) se aplicó en la Antigua Roma, y actualmente como una excepción procesal, tendiente a paralizar el juicio o proceso. Actualmente la prescripción es también una excepción invocada en el proceso para repeler la demanda del actor en base de que su inacción por el término fijado legalmente que hizo presumir su falta de interés en el asunto. La eficiencia de dicho instituto consiste en la imposibilidad de exigir el cumplimiento de una obligación, dado que pierde su naturaleza de deber jurídico y se transforma en una obligación natural. La 22 prescripción no sustituye a una obligación por otra, sino que suprime, en un vínculo existente, la potencialidad para el acreedor de reclamar con vigor jurídico el objeto obtenido. Tal como expresa Villar (2006, p.9): “no existe en la Ley Orgánica del Trabajo, ni en nuestra doctrina patria una definición exclusiva sobre el concepto de la prescripción laboral; sólo la prevista en el Código Civil…la prescripción extintiva establecida en el Código Civil, es aplicable a los casos de materia del trabajo”. De tal manera que siguiendo a la norma sustantiva civil en su artículo 1952, puede entenderse como prescripción liberatoria aquella que ocurre por la “inercia del titular del derecho (trabajador) en ejercer la acción, produciendo de esta manera el efecto extintivo de la acción, más no del derecho”. Para Messineo (1954), la prescripción extintiva es aquella donde “mediante el transcurso del tiempo, se extingue (y se pierde) un derecho subjetivo por efecto de la falta de ejercicio”. En tal sentido Villar (2006, p.11), expresa: Observamos pues, en el caso que nos ocupa sobre la prescripción extintiva, está integrada por los elementos que son el transcurso del tiempo y la inactividad del acreedor para ejercitar su acción para obtener la satisfacción de su derecho. ...es un mandato de la ley. En consecuencia, no es una obligación, es solamente un elemento, porque el que crea el derecho o lo libera es la ley. En sentido lato Kummerow (1997), define la prescripción como “el modo de adquirir un derecho o liberarse de una obligación gracias al goce prolongado de 23 ese derecho o de esa libertad”. De esta definición dada por la doctrina se infiere que existen algunos tipos de prescripción encontrándose entre ellos la prescripción adquisitiva y la prescripción extintiva, atendiendo a la pérdida o adquisición de un derecho. Del mismo modo el mencionado autor considera que la prescripción extintiva es un “modo de extinción de una obligación proveniente de una relación jurídica preexistente, por la inercia del acreedor y el transcurso del tiempo, y que suministra al obligado una excepción de fondo para rechazar la acción que el pretensor promueve contra él”. Por su parte Sánchez (2003) la define “como una institución de orden público que extingue la facultad de un acreedor que se ha abstenido de reclamar su derecho durante determinado plazo legal, a ejercer coacción legítima contra un deudor que se opone al cobro extemporáneo o exige la declaratoria de prescripción.” Asimismo, para Maduro (2003) “es un medio o recurso mediante el cual una persona se libera del cumplimiento de una obligación por el transcurso de determinado tiempo y el cumplimiento de determinadas condiciones contempladas en la ley.” De las definiciones anteriormente citadas, es evidente que la característica común de esta institución que interesa notablemente a la rama de las obligaciones en el derecho civil, es su carácter negativo o liberatorio, que permite al deudor repeler la acción de su acreedor, por medio de la excepción de prescripción, tornando ilusoria la pretensión del futuro demandante. Sobre este particular expresa Calvo (2002, p.1175): 24 La prescripción extintiva o liberatoria, es un medio o recurso mediante el cual una persona se libera del cumplimiento de la obligación recuperando su libertad natural por el transcurso de un determinado tiempo y bajo las demás circunstancias señaladas por la ley; no supone la posesión de una cosa, sino la inercia, negligencia, inacción o abandono del acreedor en hacer efectivo su crédito durante ese determinado tiempo. Siguiendo la opinión de Maduro (2003), para verificarse la prescripción extintiva deben concurrir tres supuestos: 1) Que haya transcurrido determinado plazo; 2) Que el acreedor hubiere observado una actitud pasiva, absteniéndose de reclamar su derecho en la forma legal durante todo el plazo; y 3) Que el deudor se oponga oportunamente al cobro judicial extemporáneo o ejercite una acción para obtener la declaración correspondiente. En cuanto a su naturaleza jurídica explica el mismo autor, que no es propiamente un modo de extinción de las obligaciones, ya que, sólo extingue las acciones que sanciona aquella obligación. Cuando ocurre la prescripción, la obligación no se extingue, pues continúa existiendo bajo la forma de obligación natural, pero sí se pierde la acción para obtener el cumplimiento coactivo de esa obligación. En sustento a lo referido por el citado autor, Sánchez Bejarano (2003) establece que la prescripción no entraña la eliminación de la obligación, puesto que la convierte en una obligación natural. Siendo ello así, Gutiérrez y González (1971, p. 56) concluyen: “…la prescripción no suprime el derecho a la prestación, ni el derecho de acción, entendido el último como la facultad de acudir ante la autoridad jurisdiccional en solicitud de una decisión jurídica sobre los intereses en 25 litigio, en todo caso, el juez no podrá oponer de oficio la prescripción del derecho. La prescripción extintiva tiene un alcance mucho más amplio que la prescripción adquisitiva, pues extingue tanto las acciones personales como las reales derivadas de una obligación, mientras la usucapión se refiere sólo a derechos reales…” En opinión de Villar (2006), la prescripción extintiva consiste en “un modo anormal de liberación de las obligaciones nacidas del contrato de trabajo; se dice que es anormal porque el modo normal de extinguir la obligación, es con el pago o cumplimiento voluntario de la prestación”. En opinión del autor. “la prescripción laboral se fundamenta en la seguridad jurídica… la necesidad de no mantener pendientes cuestiones jurídicas indefinidamente, poniendo fin a la indecisión de los derechos”. Asimismo Sanojo (1998, p.9) a tal respecto señala: “….la prescripción extintiva o liberatoria se fundamenta, en la presunción de quien cesa de ejercer un derecho, que permanece en la inacción durante muchos años, lo ha perdido por una justa causa de extinción, de que el acreedor que ha dejado pasar largo tiempo sin cobrar su crédito ha sido ya satisfecho o ha hecho remisión a su deudor.” 2.2.1.2.- Características de la Prescripción Extintiva. Según Maduro (2003, p. 89), la prescripción extintiva se caracteriza: 26 “…en primer lugar, por no operar de derecho, por disposición de la Ley o del juez, de lo que resulta necesariamente el deber de ser alegada por la parte beneficiada siendo una defensa u excepción de la misma, por ello, la prescripción es irrenunciable de antemano, lo que quiere decir, que hasta no ocurra y no esté consumada, la parte que puede favorecerse de ella no puede renunciarla. Es sólo después de adquirida que puede renunciarse a sus beneficios, porque de permitirse la renuncia anticipada podría convertirse en una costumbre que llevaría a la institución a perder las razones de utilidad que la justifiquen.” Así mismo expresa la siguiente característica que define a la prescripción extintiva: “…es su no necesidad de buena fe, como ocurre con algunos tipos de prescripción adquisitiva. El transcurso del tiempo y el cumplimiento de las obligaciones hacen operar la prescripción independientemente de la buena o mala fe; y por último esta institución sólo comporta una excepción o medio de defensa, no pudiendo deducirse por vía de acción. Sólo puede ser alegada por el interesado cuando es demandado o le es exigido el cumplimiento de una obligación, pero el deudor no puede demandar al acreedor para que este le reconozca la prescripción ocurrida en su beneficio.” De mismo modo e xplica que esta institución tiene como efecto: “…en primer lugar, extinga la acción, que se refiere al poder jurídico de hacer cumplir la obligación, transformándola en una obligación natural cuyo pago es válido y no está sujeto a repetición, de manera pues que la acción sí desaparece, no pudiendo el acreedor exigir el cumplimiento de la obligación. Igualmente, otro de los efectos de la prescripción es que no sólo extingue la deuda u obligación, sino tamb ién las garantías y accesorios de la obligación cuya acción ha prescrito, entre las cuales se encuentran las prendas, privilegios e intereses.” Finalmente destaca el autor: 27 “…como produce un efecto liberatorio con carácter retroactivo, ya que, invocada la prescripción el deudor queda liberado, no desde el momento que se alega sino desde el momento en que la prescripción se consumó. Asimismo, los plazos de esta institución no pueden ser alterados por las partes, y además el acreedor no puede demostrar la falta de pago por parte del deudor, por cuanto tal prueba sería inútil, ya que de nada valdría que el acreedor demostrase el no pago del deudor porque la prescripción operaria de todas maneras en fundamento a razones de orden jurídico…” Otra posición de extrema importancia acerca de la caracterización de la prescripción extintiva laboral, es la que ofrece Villar (2006), de acuerdo con quien: “1° Por su carácter proteccionista…sus normas deben interpretarse con criterio restrictivo, para ser admitida lo menos posible y dentro de los límites indispensables…las causas de interrupción deben interpretarse con amplitud, para amparar a una clase social contra las exigencias indebidas de otra clase más fuerte”. También en el contexto de dicha caracterización, el mencionado autor (2006, p.12-13), expone: 2°. Por su carácter especial. En materia del trabajo la prescripción siempre será extintiva, no es posible que se pueda llegar ha adquirir derechos fundado por el devenir del tiempo…por otra parte tenemos que, frente a la ordinaria, en lo que respecta a la manera como debe de computarse e interrumpirse la prescripción, la Ley Orgánica del Trabajo, establece que empieza a correr el año de la prescripción a partir de la terminación del contrato de trabajo y para el caso de los accidentes o enfermedades profesionales, a partir del accidente o de la constatación de la enfermedad; precisando que se interrumpe la prescripción además de las previstas en dicha ley, también por las establecidas en el Código Civil. Caracteriza la prescripción laboral, desde la perspectiva de su carácter de orden público, sentido en el cual aprecia: “si la acción no ha nacido, no puede 28 hablarse de prescripción…jurídicamente no es posible que una acción prescriba antes de que haya nacido…por el carácter de orden público de la institución, y no se puede renunciar para el futuro”, pero una vez ganada, “nada impide su renuncia”. A ésta consideración se conecta la reali zada por el mismo autor (2006, p.13), cuando sostiene: 4°. Por su carácter de reserva legal. Los lapsos establecidos para la prescripción, no pueden renunciarse ni relajarse por convenios particulares, porque está interesado el orden público. Los plazos son los que previamente están impuestos en nuestro ordenamiento jurídico; por lo que, se puede afirmar sin lugar a dudas que estos plazos son de reserva legal. Por otra parte, una característica que en el campo procesal manifiesta la prescripción, no puede ser suplida de oficio por el Juez, precisamente, por ser una excepción que debe ser opuesta para ser discutida en el proceso; porque la misma es renunciable después de adquirida, presumiéndose que la parte la ha renunciado por no haberla opuesto . El fundamento legal para ésta forma de cesación de las obligaciones, se encuentra en el Código Civil Venezolano (1982), cuyo artículo 1.952, donde se consagra: “la prescripción es un medio de adquirir un derecho o de libertarse de una obligación, por el tiempo y bajo las demás condiciones; determinadas por la Ley”. 2.2.1.3.- Clasificación de la Prescripción. 29 Afirma Maduro (2003), como la doctrina y la legislación acostumbran a clasificar a la prescripción, en las llamadas prescripciones ordinarias o prescripciones largas, y las llamadas prescripciones breves o cortas. Las primeras se clasifican a su vez según su carácter real o personal de la acción. En las prescripciones reales como es el caso de la usucapión, el Código Civil (1982), fija un lapso de veinte (20) años para prescribir sin que pueda oponerse a la prescripción la falta de titulo o buena fe, salvo disposición en contrario. En lo referente a los derechos reales (propiedad u otro), la legislación nacional establece la prescripción decenal, la cual procede para el adquiriente de buena fe de un inmueble o derecho real en virtud de un título debidamente registrado y que no fuere nulo por defecto de forma. Igualmente en el caso de la acción surgida de una sentencia ejecutoria, el lapso de prescripción es el veintenal. Asimismo, forman parte de las prescripciones ordinarias las que devienen de una acción personal derivada de un derecho de crédito, siendo de diez años (10), constituyendo el lapso ordinario de la prescripción de las acciones personales. Así, la segunda de las clasificaciones dada por Maduro (2003), se refiere a las prescripciones breves, denominadas de esa manera en atención de que los lapsos son menores a los diez (10) años previstos por el legislador patrio para algunas acciones personales. Entre este tipo de prescripción se encuentran las prescripciones por tres años, donde se engloban las obligaciones de pagar los atrasos del precio de los arrendamientos, de los intereses de cantidades que los produzcan y en general de todo lo que deba pagarse por años o por plazos cortos; la obligación de los abogados, procuradores, patrocinantes y demás 30 defensores, de dar cuenta de los papeles o asuntos en que hubiesen intervenido. Finalmente añade el autor: “…las prescripciones por dos (02) años, aplicable a las pensiones alimenticias atrasadas; los honorarios, derechos, salarios y gastos de los abogado, procuradores y curiales; los derechos de los instrumentos que autorizaren los registradores, contados desde el día de su otorgamiento, los salarios de los agentes de negocios, desde el tiempo que los hayan devengado; los honorarios de médicos cirujanos, boticarios, de ingenieros, arquitectos entre otros; los salarios de sirvientes domésticos y jornaleros y oficiales mecánicos, entre otros. El lapso establecido para este tipo de prescripciones se funda, en una presunción de pago, por el transcurso de los lapsos fijados para ellas sin haberse reclamado.” En opinión de Villar (2006, p.13), por regla general las prescripciones laborales son breves, pues “en la mayoría de las legislaciones, en materia del trabajo la prescripción oscila entre uno a cuatro años”, observación frente a la cual analiza: “En Venezuela, las acciones provenientes del contrato de trabajo, prescriben al cumplirse un año, según lo establece el artículo 61 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997); y en el caso de las acciones para reclamar por los accidentes y enfermedades profesionales, prescriben a los dos años, previsto en el artículo 62 ejusdem, pero en el artículo 9 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo, se estableció 5 años, para los casos de accidentes o enfermedades profesionales u ocupacionales. No obstante ello, el numeral tres de la disposición transitoria cuarta de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, impuso que las acciones derivadas del contrato de trabajo, prescribirían a los diez años; pero no dijo nada con respecto a las acciones derivadas; de los accidentes y enfermedades profesionales.” 31 Ahora bien, frente a las prescripciones señaladas, y lo expresado por anteriormente por Villar, es preciso referir los comentarios de Acevedo (2008, p.437), refiriéndose al mandato constitucional de instituir la prescripción decenal: “la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ordenó en su Disposición Transitoria Cuarta, cardinal 3, modificar el lapso de prescripción a diez años”. Sobre igual aspecto existe doctrina jurisprudencial emanada de la Sala Social del Tribunal Supremo de Justicia en fecha 20 de Septiembre del 2005, de donde se desprende: …la Disposición Transitoria Cuarta, numeral 3…expresamente dispone la vigencia del actual régimen de prestaciones, durante el lapso de un año, mientras se dicta la nueva Ley del Trabajo, que en cumplimiento del mandato constitucional debe establecer un lapso de prescripción de diez años; en efecto dicha regla constitucional se refiere al régimen de prestaciones sociales previsto en el artículo 92 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es decir, al régimen de prestaciones en sentido amplio, en el cual está incluida la prescripción, y a pesar que luego se refiere exclusivamente a la prestación de antigüedad, para mantener la vigencia de la Ley Orgánica del Trabajo, no es razonable pensar que la intención del Constituyente fue mantener sólo el régimen de antigüedad, sino todo el régimen de prestaciones sociales, hasta tanto se dicte la nueva ley, en el plazo de una año. También acerca del tratamiento constitucional dado al tema de la prescripción laboral, constituyente…asumió Espinoza la (2000), responsabilidad de expresa: restituir "el el proceso régimen de prestaciones sociales y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, lo cumplió con el texto del artículo 92 y de la Disposición Transitoria 32 Cuarta, numeral tres”. En opinión del autor, los alcances del mandato constitucional en tal sentido, son los siguientes: 1) Se restituye el carácter de previsión social de las prestaciones vinculado fundamentalmente a la asistencia del trabajador en el momento en que ya no dispone de su medio único de subsistencia…7) El mandato imperativo de la Disposición Transitoria debe ser cumplido en el plazo perentorio de un año contado a partir de la fecha de instalación de la Asamblea Nacional…9) Esta reforma, por supuesto, por tratarse de modificación de una ley orgánica, tendrá el mismo carácter; pero el sólo hecho de ser ordenada por la Constitución tiene el carácter de orgánico por designación constitucional y, por lo tanto, no está sujeto al trámite de la investidura parlamentaria…10) El lapso de prescripción para el ejercicio de la acción correspondiente al pago de las prestaciones sociales será de diez años. En el mismo orden de ideas Bolívar (2005, p.112-113), comenta lo siguiente: “la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución de 1999, impone a la Asamblea Nacional la obligación de aprobar la reforma del nuevo régimen que regulará el derecho a las prestaciones sociales”. Frente a tales observaciones la autora manifiesta: …la necesidad de armonizar el resto del ordenamiento jurídico vigente con los nuevos principios constitucionales. De allí que el legislador no sólo debería limitarse a reformar el régimen de las prestaciones sociales, sino también podría enmendar y superar algunas deficiencias de las cuales adolece la Ley Orgánica del Trabajo. Es así como el 30 de abril del presente año, luego de haberse discutido desde diferentes puntos de vista, los anteriores autores aciertan en sus 33 posiciones, en virtud que después de más de una década de años en mora, la Asamblea Nacional de Venezuela decreta la nueva Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras, cumpliendo el mandato constitucional con respecto a la prescripción de las acciones laborales establecido en su el Titulo I, capítulo VI, articulo 51 primer aparte, el cual expresa: “Las acciones provenientes de los reclamos por prestaciones sociales prescribirán al cumplirse diez años contados desde la fecha de terminación de la prestación de los servicios de conformidad con lo establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela…” 2.2.2.- Supuestos para la Interrupción de la Prescripción. De acuerdo con Villar (2006, p. 283), la interrupción de la prescripción se encamina a “hacer inútil el tiempo transcurrido a partir del acto interruptivo, por lo que, hay que volver a computar desde su inicio el tiempo necesario para dar por transcurrido el lapso de prescripción”. Además el autor agrega los siguientes señalamientos: La interrupción de la prescripción, en modo alguno modifica el derecho que se tenía antes del reconocimiento; sino por el contrario, da nacimiento a un nuevo lapso prescriptivo, a partir del día siguiente de aquel acto. Esto funciona así en materia netamente civil y mercantil, pero en la laboral, sus efectos cambian al derecho, como lo podremos ver más adelante. 2.2..2.1.- Causas de Interrupción de la Prescripción. 34 En opinión de Mélich Orsini (2002), la interrupción de la prescripción consiste en “hacer inútil el tiempo que haya transcurrido para el cumplimiento del lapso de prescripción previsto para la extinción del respectivo derecho”. Frente a tal posición Villar (2006), realiza las siguientes consideraciones: “esto quiere decir que para hacer inútil el tiempo, debe existir un acto jurídico válido que obstaculice y detenga el transcurso del lapso de prescripción”. Sobre el mismo particular el autor señala: “…el acto de interrupción debe ser realizado dentro del tiempo que otorga la ley para prescribir, y de esta manera pueda iniciarse un nuevo lapso para ejercer el derecho, a partir del acto que interrumpió el lapso de prescripción”. Según indica Sánchez Bejarano (2003), existen ocasiones en las cuales el legislador releva al acreedor de las consecuencias de su inacción, eximiéndolo de la prescripción cuando ha estado imposibilitado de actuar o cuando le resultaría inconveniente hacerlo, impidiendo por tal razón el curso de la misma, sino al contrario, la suspensión del decurso del término. El efecto principal de esta suspensión, es la apertura de un compás de espera en el curso del plazo, sin que ello implique la eliminación del lapso transcurrido. Es así que, en cuanto cesa la causa que mantuvo en suspenso el lapso de prescripción, nuevamente comienza a operar. Al respecto, ha establecido la doctrina que los casos de suspensión de la prescripción obedecen a dos causas generales, la primera de ellas referida a la naturaleza del objeto y a las modalidades del crédito, y las segundas obedecen, a ciertas cualidades del deudor o de relaciones especiales existentes entre el acreedor o el deudor. 35 Explana Maduro (2003, p.93): “…como causales de suspensión de la prescripción, aquella que sucede: Entre los cónyuges, entre la persona que ejerce la patria potestad y la que está sometida a ella; entre el menor o el entredicho y su tutor, mientras no haya cesado la tutela; entre el heredero y la herencia aceptada a beneficio de inventario; entre las personas que por ley están sometidas a la administración de otras personas; contra los menores no emancipados ni contra los entredichos; respecto de cualquiera otra acción cuyo ejercicio este suspendido por un plazo, mientras este no haya expirado, entre otros casos.” En otro orden de ideas, sostiene Sánchez (2003) que si durante el transcurso del término el acreedor demanda al deudor o lo interpela judicialmente, interrumpe la prescripción, por cuanto esa interpelación es una ruptura de su pasividad, una eliminación de ese supuesto de prescripción, el importante efecto de la interrupción es que el tiempo ocurrido antes del hecho de interrupción queda inutilizado, reanudándose desde el principio el lapso prescriptorio. La legislación civil venezolana, consagra dos formas de interrumpir la prescripción, la natural que se refiere sólo a la prescripción adquisitiva y la civil que puede ser aplicable tanto a la usucapión como a la prescripción extintiva. Dentro de esta perspectiva, el artículo 1969 del Código Civil de Venezuela, establece las causas de la interrupción civil, entre las cuales destaca: a) La prescripción se interrumpe en virtud de una demanda judicial, aunque la misma se proponga ante un juez incompetente (artículo 1969 del Código Civil), teniéndose como condición que se hubiese efectuado la citación del demandado antes de cumplirse el lapso de prescripción, porque en el 36 supuesto de no materializarse la citación en ese tiempo, para que la demanda pueda interrumpir la prescripción deberá registrarse copia certificada del libelo con la orden de comparecencia. La demanda judicial contra un tercero interrumpe la prescripción aún cuando el derecho este afectado por un término o una condición, pero siempre que se persiga declarar su existencia. b) También interrumpe la prescripción el decreto o acto de embargo notificado a la persona respecto de la cual se quiere impedir el curso de la prescripción, este embargo puede ser preventivo o ejecutivo, pero necesariamente debe ser notificado a la persona respecto de la cual se quiere interrumpir el lapso fatal (Artículo 1969 del Código Civil). c) Interrumpe la prescripción todo acto del acreedor apto para constituir en mora al deudor, este acto debe ser notificado (Artículo 1969 del Código Civil). d) Se interrumpe con el cobro extrajudicial, no siendo necesario efectuar el mismo por intermedio de una autoridad jurisdiccional, bastando para ello la manera verbal o por medio de escrito (Artículo 1969 del Código Civil). e) Finalmente, interrumpe la prescripción el reconocimiento efectuado por el deudor o poseedor de los derechos de aquel contra quien la prescripción había comenzado a correr, el reconocimiento debe ser expreso o tácito pero lo importante es que este hecho en términos claros y determinados (Artículo 1973 del Código Civil). La novísima Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras establece en su artículo 52 las siguientes causas de interrupción de la acción laboral: 37 “La prescripción de las acciones, provenientes de la relación de trabajo, se interrumpe: a) Por la introducción de una demanda judicial, aunque se haga ante un juez o una jueza incompetente. b) Por la reclamación intentada por ante el organismo ejecutivo competente, cuando se trate de reclamaciones contra la República u otras entidades de la administración pública nacional, estadal o municipal, centralizada o descentralizada. c) Por la reclamación intentada por ante una autoridad administrativa del trabajo, o por acuerdos o transacciones celebrados ante el funcionario o funcionaria competente del trabajo, que pudieran hacerse extensivos a los derechos de todos los trabajadores y las trabajadoras. d) Por las otras causas señaladas en el Código Civil.” En atención a ésta causal “d” expresada por el artículo 52 de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y las Trabajadoras (2012) donde no difiere en nada con la expresada en el artículo 64 de la derogada Ley Orgánica del Trabajo (1997) literal “d”, Villar (2006, p. 241) señala como las mismas son “clasificadas en dos grupos; el primero, contenido en el artículo 1969 del Código Civil: aquel acto de interrupción que depende exclusivamente del titular del derecho y el segundo, contenido en el artículo 1973 en donde la interrupción proviene de actos del deudor”. Siguiendo al Código Civil (1982) en su artículo 1969, la primera causa posible de interrupción de la prescripción tiene que ver con “demanda judicial, aunque se haga ante un Juez incompete nte”. Acerca de tal causal aplicada a la prescripción laboral Villar (2006, p. 243), expone: “Interpuesta la demanda antes la consumación del lapso de prescripción, la misma, a los fines de cumplir su cometido de interrupción, debe ser registrada por ante la Oficina Subalterna de Registro Público. Lo que se debe registrar es la copia certificada de la 38 demanda, Con su auto de admisión y la orden de Comparecencia; dicha copia certificada debe ser debidamente acordada por el Tribunal”. La segunda de las formas de interrupción de la prescripción aplicables a los derechos laborales, deducidas del Código Civil (1982) en su artículo 1969, se trata del “decreto o de un acto de embargo notificado a la persona respecto de la cual se quiere impedir el curso de la prescripción”. En palabras de Villar (2006, p. 264): “Sobre el aspecto de la notificación del decreto de embargo a la persona respecto de la cual se quiere impedir la prescripción, es aplicable a nuestro sistema laboral, por cuanto "a petición de parte, podrá el Juez de Sustanciación, Mediación y Ejecución acordar medidas cautelares que considere pertinentes a fin de evitar que se haga ilusoria la pretensión…"… según el artículo 137 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, los Jueces de Sustanciación de Primera Instancia, están facultados para acordar cualquier medida cautelar, pudiendo ser la del embargo preventivo…” En igual orden de ideas aparece la tercera posibilidad para la interrupción de la prescripción, aplicable al derecho del trabajo a la luz del Código Civil (1982) en su artículo 1969, es decir; “o de cualquiera otro acto que la constituya en mora de cumplir la obligación”. A éste respecto Villar, T. (2006, p. 267). “Nuestra doctrina patria ha establecido que el requerimiento u otro acto equivalente, no necesariamente deba adoptar una forma escrita; al respecto, Mélich Orsini, nos indica que al menos debe ser algo más que un simple cobro extrajudicial. Concluye el autor: para que se dé el supuesto de interrupción por causa de un acto que constituya en mora, lo único que se requiere es que el mismo no deje de subsistir ninguna duda 39 acerca de la voluntad del agente de tal acto de hacer valer el derecho al que el acto se refiere.” Acerca del mismo requisito interruptivo de la prescripción, Sanojo (1954, p.443), considera: “éste requerimiento se puede comprobar por cualquiera de los medios legales, inclusive la prueba testimonial, cualquiera que sea el monto del crédito. Aquí no se trata de comprobar una obligación, sino un hecho del mismo acreedor". En igual orden de ideas, Dominici (1962, p.743), expone: “…el requerimiento puede ser judicial ó extra judicial. Con las palabras: ú otro acto equivalente ha significado la ley que basta una notificación ó intimación del acreedor al deudor en cualquier forma. Por mora se entiende la dilación, retardo ó tardanza en que se encuentra el deudor respecto de la obligación estipulada, ya consista en dar; ya consista en hacer ó no hacer.” De conformidad con lo ya señalado, el cuarto (4°) modo de interrumpir la prescripción indicada por el Código Civil (1982) en su artículo 1969 y aplicable a la materia laboral, se trata de “el cobro extrajudicial”. Siguiendo el criterio de Villar (2006, p. 272) se observa lo siguiente: La parte in fine del encabezamiento del artículo 1.969 del código Civil, establece que cuando se trate de la interrupción de la prescripción de créditos, basta el cobro extra judicial. Esto quiere decir que no se puede pretender interrumpir la prescripción con el cobro extra judicial de una expectativa de derecho; la norma es clara y precisa, al indicar que el cobro extrajudicial debe ser de créditos. 2.2.3.- Incapacidad de Protección y Defensa Social. 40 De acuerdo con Aguilar (1997), los menores no emancipados “están sometidos en principio a una incapacidad general, plena y uniforme; general en el sentido de que se extiende, en principio, a todos los negocios jurídicos; plena en el sentido de que solo puede ser subsanada mediante representación”. Así mismo la mencionada incapacidad es también “uniforme” según el autor citado, “en el sentido que afecta por igual a todos los menores no emancipados, cualquiera que sea su sexo, edad o condición”. En relación con tales afirmaciones, agrega el autor: Según se desprende del Artículo 1965 ordinal 1º del Código Civil (1982), “No corre tampoco la prescripción: 1º Contra los menores no emancipados…”. Esta excepción a las reglas normales de la prescripción, se debe a lo que Aguilar (1997, p.165) denomina “incapacidades de protección y de defensa social”, acerca de las cuales comenta: “es aquella establecida en beneficio directo de los intereses del incapaz. Constituye una protección contra su falta de desarrollo, el desarrollo normal de sus facultades mentales o su inexperiencia”. Frente a la posición de la doctrina civil, se encuentra la de Acevedo (2008, p.445), para quien los nuevos principios orientadores de la LOPNNA (2007) implican: “Este interés superior del niño debe tomarse en consideración en la actualidad por encima de las razones por las cuales fue consagrada la protección establecida en el Código Civil, que según Dominici (1962) está dirigida a proteger a los menores no emancipados y a los entredichos de los efectos de la prescripción, para salvarlos de la negligencia de sus representantes. De esta manera pudiéramos invocar en contra de esta tesis, que si bien el adolescente tiene capacidad plena, no es menos cierto que sus derechos deben ser protegidos por todos, familia, estado y 41 sociedad y que ante la existencia de una norma que favorece sus intereses, ésta debe aplicarse.” Ahora bien, en una posición distinta aparece Villar (2006,p.169), cuando manifiesta que: “la prescripción de las acciones laborales corren contra los menores de edad, pero mayores de 14 años, por cuanto tienen plena capacidad de obrar en el ámbito laboral, por haber sido habilitados por la LOPNA”. A la luz de tales posiciones, son de importancia los señalamientos del autor acerca de los niños menores de catorce (14) años: “Somos de la opinión que para el caso de los menores de 14 años de edad, es decir, de los menores que se encuentran por debajo de la edad permitida…está suspendida la prescripción de la acción laboral, hasta tanto lleguen a cumplir 14 años de edad, por cuanto no están facultados para celebrar ningún contrato de trabajo, mientras no estén autorizados por el Consejo de protección para ello… esto quiere decir que el lapso de prescripción no ha empezado a correr, está suspendida por una causa legal, hasta que el menor cumpla los 14 años, oportunidad en la cual empieza a correr el lapso de inicio de la prescripción para el ejercicio de la acción laboral.” 2.2.4.- Principios Proteccionistas del Niño y Niña del Adolescente Aplicables a la Prescripción De acuerdo con Larenz (1980), el orden jurídico en su conjunto, está subordinado a determinadas ideas jurídicas directivas, principios o pautas generales de valorización, a algunos de los cuales corresponde hoy el rango de derecho constitucional. Tal como considera el autor, “su función es justificar con la idea de derecho las decisiones de valor que sirven de base a las normas, 42 unificarlas y, de este modo, excluir en lo posible las contradicciones de valoración”. En igual sentido se ubica la doctrina expuesta por Sainz Muñoz (2001, p.352), acerca del significado de los principios legales, al expresar: “…los principios y definiciones son de importancia para poder analizar, entender, interpretar y muchas veces aplicar según sea el caso; cuales son las orientaciones del contexto normativo de estos principios y definiciones que van a servir de marco de referencia obligatoria para todo el análisis del Capítulo de la protección en materia del trabajo de los niños, niñas y adolescentes.” En este orden de ideas, según sostiene Willians (2006), los principios en el ámbito jurídico poseen una función intrínseca de tipo “función aplicación”, con la cual se aseguran la materialización de las disposiciones del ordenamiento jurídico teniendo en cuenta, un contenido moral determinante, con el cual no solo se orienta, sino que se validan las decisiones producidas con fuerza en el mismo. En igual contexto se encuentra Pla Rodríguez (1998), para quien los principios del Derecho del Trabajo, deben ser entendidos como “aquellas líneas directrices o postulados que inspiran el sentido de las normas laborales y configuran la regulación de las relaciones del trabajo con arreglo a criterios distintos de los que pueden darse en otras ramas del derecho”. Según afirma el mencionado autor (1998, p.14), tales principios cumplen en el ámbito del derecho una serie de funciones distintas, que pueden ser vistas del siguiente modo: “A) Función Informadora: dice relación con que los principios deben orientar y encauzar las decisiones del legislador a la hora de elaborar 43 una norma jurídica, intentando que las leyes se ajusten lo mayormente posible al contenido que irradia de estos principios específicos, vertiéndolos en la fuente normativa. B) Función Interpretativa: permite a quienes están facultados para interpretar el derecho, utilizarlos para la recta aplicación de una norma a un caso concreto, estableciendo su correcto sentido y alcance y, en consecuencia, arribar a una solución justa y equitativa. C) Función Integradora: los principios operarían, en este caso, como fuente supletoria de la ley y la costumbre, frente a la ausencia e insuficiencia de tales fuentes.” 2.2.4.1.- Principio de Prioridad Absoluta. Para Cornieles (2002), el principio de prioridad absoluta representa uno de los dos principios que son imperativos de conducta o actuación para las familias, la sociedad y el Estado en materia de niños y adolescentes y cuyo objetivo está representado por la finalidad de: “asegurar el desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes, a través del disfrute y ejercicio de sus derechos y garantías, así como del cumplimiento de sus deberes”. De acuerdo con lo planteado, explica: “El principio de prioridad absoluta establece que en la actuación de las familias, la sociedad y el Estado debe privilegiarse la protección integral de los niños, niñas y adolescentes, frente a otras áreas, necesidades e intereses. Como su propio nombre lo indica, este principio implica que el Estado debe dar “prioridad absoluta” o primacía a los derechos y garantías de niños, niñas y adolescentes en la planificación, ejecución y control de las políticas públicas, en la asignación de recursos públicos en el presupuesto, en la atención en los servicios públicos y en las emergencias.” Siguiendo la definición antes citada, se encuentra Bolaños (2001) en opinión del cual: “el principio de prioridad absoluta atiende más al ámbito de las 44 políticas públicas que deben asumir las instituciones encargadas de esta materia a fin de materializar la doctrina de la protección integral y de dar contenido propio a los principios que la sostienen”. En este sentido es consistente Sainz Muñoz (2001) al exponer acerca del mencionado principio: “obliga por igual al Estado, la familia y la sociedad que deben tener la convicción obligatoria de que la prioridad es un principio absoluto frente a todos los derecho de que está revestido con carácter proteccionista los niños y adolescentes”, agregando además: “…trata de asegurar a favor de los niños y adolescentes una circunstancia de preferencia y absoluta prioridad para garantizarle su atención y protección integral siendo entonces, el principios de prioridad, el que debe construir el espíritu, propósito y razón de cualquier acción, normativa o actitud que tome el Estado, la familia o la sociedad, deben tener carácter prioritario y esto es preferente a, con atención a y sobre todo no dejar la materia de los menores relegada a segundo plano sino por el contrario ser obligatorio y prioritario su cumplimiento.” Resumidamente cabe apreciar, en cuanto al principio de prioridad absoluta y su significado, las posiciones de Acevedo (2008), cuando manifiesta: “Se resume en una sola frase «el niño está primero» Tendrán entonces primacía en recibir atención médica y socorro en cualquier circunstancia; primacía en la atención en los servicios públicos; en la formulación de políticas públicas; prioridad en el destino de recursos públicos”. Conforme con tal concepción, el artículo 7 de la LOPNNA (2007) dispone: 45 “Artículo 7. El Estado, la familia y la sociedad deben asegurar, con Prioridad Absoluta, todos los derechos y garantías de los niños, niñas y adolescentes. La prioridad absoluta es imperativa para todos y comprende: a) Especial preferencia y atención de los niños, niñas y adolescentes en la formulación y ejecución de todas las políticas públicas. b) Asignación privilegiada y preferente, en el presupuesto, de los recursos públicos para las áreas relacionadas con los derechos y garantías de los niños, niñas y adolescentes y para las políticas y programas de protección integral de niños, niñas y adolescentes. c) Precedencia de los niños, niñas y adolescentes en el acceso y la atención a los servicios públicos. d) Primacía de los niños, niñas y adolescentes en la protección y socorro en cualquier circunstancia.” Desde igual perspectiva, el legislador constituyente introduce tal principio en el texto de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela (1999), a través de su Artículo 78, fijando los siguientes términos: “Artículo 78. Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la legislación, órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los contenidos de esta Constitución, la Convención sobre los Derechos del Niño y demás tratados internacionales …El Estado, las familias y la sociedad asegurarán, con prioridad absoluta, protección integral, para lo cual se tomará en cuenta su interés superior en las decisiones y acciones que les conciernan…” 2.2.4.2.- Principio de Interés Superior del Niño y del Adolescente. Atendiendo a las reflexiones realizadas por Acevedo (2008,p.411), el principio que consagra el interés superior del niño y del adolescente, tiene su génesis en el Articulo 3.1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, “el cual establece que todas las medidas concernientes a los niños que toman las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las 46 autoridades administrativas o los órganos legislativos, deben atender a una consideración primordial al interés superior del niño”. Tal como agrega el autor: “De esta manea se consagra este principio como la base para la interpretación y aplicación de las normas que regulan los derechos de los niños, estableciendo las líneas de acción de carácter obligatorio para toda instancia de la sociedad, poniendo limite a la discrecionalidad de sus actuaciones.” Tal como expresa Buaiz (2000,p.16), acerca del principio de interés superior del niño o del adolescente, “su significado estriba fundamentalmente en la plena satisfacción de los derechos de los niños, dejando de ser una directriz vaga e indeterminada”. De acuerdo con Corrieles (2002,p.66), “…el alcance, sentido y contenido del principio de interés superior del niño cambian sustancialmente con la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño”, afirmación que se funda en las siguientes ideas: “Por una parte, en la Convención (art.3), el interés superior del niño se consagra como consideración primordial a la cual ha de atenderse “en todas las medidas concernientes a los niños, que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o o l s órganos legislativos”. Ello implica darle un alcance mucho más amplio que el de “consideración fundamental” en lo referente a “promulgación de leyes” como había sido recogido en la Declaración sobre los Derechos del Niño de 1959.” Así también lo expresa Bolaños (2001,p.88) cuando considera: “Según este principio toda situación, indistintamente de la naturaleza que sea, esto es, administrativa, familiar, judicial o social, en la que se vean involucrados los 47 intereses de niños y adolescentes, debe ser vista, evaluada, analizada, valorada y decidida de conformidad con aquello que se estime de mayor relevancia positiva para el niño o adolescente”, razonamiento al cual agrega: “2…exige tener en cuenta las particulares condiciones en las que se encuentre el sujeto en favor de quien se toma la decisión…no debe mal interpretarse, en el sentido de llegar a señalar que se trata de adoptar irreversiblemente la voluntad caprichosa del niño o del adolescente, se trata, por el contrario, de que en caso de que se pueda, se le brinde al sujeto la posibilidad de ser escuchado y de que se tengan en cuenta sus propias opiniones, lo que piensa y siente acerca de la situación sobre la que versará la decisión y aunque esta opinión no tenga carácter vinculante respecto de la posición que finalmente se adopte, servirá de referencia en la determinación de aquello que se quiere señalar como interés superior…la verdadera naturaleza de esta norma es la de servir de guía u orientación en todo aquello cuanto haya que decidir.” A las consideraciones anteriores, deben agregarse las de Morales (2002), para quien el interés superior del niño es: “…una suerte de noción marco sociojurídica bastante frecuente en el Derecho de Familia que en manos del Juez adquiere dimensiones mayores que cuando es utilizados por otros”, puesto que su utilización “adquiere fuerza de gestación normativa al abrir el camino para el establecimiento de criterios que se pueden convertir en normas… las motivaciones e interpretaciones judiciales pueden llenar vacíos legales o neutralizar la aplicación de preceptos legales rígidos”. La LOPNNA (2007), por su parte, desarrolla el mencionado principio en los términos siguientes: Artículo 8. Interés Superior del Niños, Niñas y Adolescentes…es un principio de interpretación y aplicación de esta Ley…de obligatorio cumplimiento en la toma de todas las decisiones…dirigido a asegurar 48 el desarrollo integral de los niños y adolescentes, así como el disfrute…efectivo de sus derechos y garantías…Parágrafo Segundo…cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de los niños y adolescentes frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos, prevalecerán los primeros. 2.2.5.- Principio del Trabajo Aplicables al Trabajador. A partir de la doctrina proporcionada por Ceron y Román (2008), el principio protector del trabajo, “propende a establecer, mediante la normativa laboral entendida en un amplio sentido, cierta igualdad entre la parte empleadora y trabajadora buscando ante todo, equiparar la balanza de la justicia y no, como erróneamente se puede pensar, inclinarla arbitrariamente hacia la parte más desprotegida”. De acuerdo con los señalamientos de los autores citados, “La doctrina, tanto nacional como extranjera, está conteste en señalar que el principio operario cristaliza, al menos, en tres reglas, sub-principios”. En tal sentido, el primero de los mencionados sub-principios, tiene que ver con el in dubio pro operario, que consiste esencialmente, en que frente a una norma posible de entenderse en dos o más direcciones contrapuestas, debe interpretarse privilegiando aquella opción más beneficiosa para la parte trabajadora, frente a la obscuridad o ambigüedad de la norma, debe interpretarse siempre a favor del trabajador. Siguiendo con los autores mencionados, se ubica el principio de la norma más favorable, como segunda expresión del principio protector y de acuerdo con el cual: “existiendo dos disposiciones concurrentes, actualmente vigentes y 49 aplicables a la situación de hecho, debe optarse por aquella que resulte más favorable al trabajador, sin importar la jerarquía y especialidad de la norma”. Dicha aplicación debe direccionarse, según explican los autores, a través de las siguientes reglas: a) la de la acumulación, que postula el reconocimiento a los trabajadores del estatuto jurídico que les sea más favorable, extrayendo las normas más beneficiosas, tanto de aquel como de otras fuentes, b) la de la inescindibilidad o conglobamiento, que señala la aplicación de la norma que en su conjunto resulte más beneficiosa para el trabajador, pudiendo acumularse con otras normas, pero siempre entendidas en forma unitaria y no extrayendo núcleos normativos aislados de cada una y c) la del conglobamiento orgánico, la que acepta, al igual que la tesis anterior, la acumulación, pero no de disposiciones diversas, sino que de instituciones diversas. La doctrina ha aceptado el uso de las dos últimas para efectos de dar cabida práctica a este principio. En igual orden de ideas, se apunta al principio de la condición más beneficiosa, traducido en el respeto a aquella condición más beneficiosa anteriormente acordada al trabajador y que se encuentra permanentemente incorporada a su patrimonio, suponiendo de este modo la existencia de una situación concreta anteriormente reconocida y que debe ser respetada en la medida que resulte más favorable a la nueva norma que se ha de aplicar. 2.2.5.1.- Principio de Aplicación de la Norma Más Favorable al Trabajador. Siguiendo el contenido del Artículo 18.5 de la nueva Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y las Trabajadoras (2012): “El trabajo es un hecho social y goza de protección como proceso fundamental para alcanzar los fines 50 del Estado, la satisfacción de las necesidades materiales morales e intelectuales del pueblo y la justa distribución de la riqueza. La interpretación y aplicación de esta Ley estará orientada por los siguientes principios:... 5. Cuando hubiere dudas acerca de la aplicación o concurrencia de varias normas o en la interpretación de una determinada norma se aplicará la más favorable al trabajador o trabajadora. La norma adoptada se aplicará en su integridad.” Para Carballo (2008), el principio con el cual se asegura al trabajador, la aplicación de la norma legal que más le favorezca, “supone que en caso de un potencial conflicto de normas, ambas con aptitud para regular un determinado supuesto, deberá preferirse aquella que más favorecerá al trabajador”. Sobre este mismo concepto Villasmil y Villasmil (2006), entiende: “es un instrumento de gran valor en poder del Juez Laboral para la solución de los casos de conflicto o colisión entre dos o más disposiciones, ya se trate de disposiciones legales, reglamentarias, convencionales (contrato individual o colectivo de trabajo) o de algún uso o costumbre de la empresa”. En cuanto a lo que es la “norma más favorable”, el autor explica: “En la tradición meramente económica que ha caracterizado la negociación de condiciones de trabajo en nuestro país no extrañaría que la primera respuesta a ésta, íntegramente sea considerar siempre más favorable la norma que consagre mayores ventajas económicas. Mas no puede ser ésta la inteligencia del principio bajo estudio, el cual deberá atenerse a la naturaleza o esencia del beneficio de que se trate. El principio no atiende a cuestiones de jerarquía normativa. En efecto, el orden jerárquico basado en la célebre pirámide kelseniana, según la cual la producción de una norma de derecho constituye una situación que está regida por una norma jurídica superior y al mismo tiempo la norma inferior creada por ésta , determina a su vez el modo de creación de otra 51 norma subordinada a ella… La pirámide de Kelsen, básicamente…se quiebra en cuanto a las no rmas laborales, las cuales se aplican en tanto sean más favorables al trabajador, independientemente de su jerarquía.” En igual orden de ideas sigue expresando Villasmil y Villasmil (2006), como “la colisión puede presentarse entre una norma constitucional o un tratado internacional y una cláusula del contrato individual de trabajo o un uso o costumbre industrial. El juez deberá aplicar la más favorable al trabajador sin atender a su jerarquía normativa”. En virtud de las dificultades que puede traer al juez, la aplicación de un principio como el señalado, Alfonso-Guzmán (1999, p.23) pone de manifiesta las siguientes reglas: “1) Una previa comparación de reglas concurrentes de idéntica materia objeto o fines específicos y diferentes beneficios cuantitativos o cualitativos, para el trabajador o su representación autorizada en la celebración del contrato. Las diferencias cualitativas abarcan también las referentes a la duración, extensión del campo de aplicación subjetiva. Este presupuesto de aplicación de lo más favorable exige, en resumen, dos reglas jurídicas concurrentes sobre un mismo supuesto, tratado por ambas de diferente manera.” También de acuerdo con Alfonso-Guzmán (1999), existe una segunda regla a tener en consideración para la aplicación del principio de la norma más favorable, la cual es explicada por el autor en los siguientes términos: “2) De no existir la coincidencia total de materias, ha de aplicarse la ley en lo no convencionalmente regulado: la norma legal laboral, no obsta nte su carácter dispositivo, cobra en tales casos la fuerza obligatoria que le confiere su naturaleza de ley”. Por otra parte a dicha doctrina se agrega: 52 “La coincidencia de materias con beneficios o ventajas de diferentes cualidades, cuantías o condiciones, demanda…que el proceso evaluativo de las partes en la convención concluya determinando la norma de mayor beneficio. Este requerimiento obra como condición de validez indispensable a la recta aplicación de la norma elegida.” En cuanto a la tercera regla, con la cual lograr la aplicación del principio estudiado, Alfonso-Guzmán (1999, p.24) señala: “3) La regla elegida, luego del proceso de comparación, debe ser aplicada en su integridad, o sea, que no puede ser modificada a voluntad por los interesados, con el fin de combinar o suprimir parcialmente su contenido y efectos, pues se incurriría en la prohibida acumulación de beneficios”. Por otra parte, la cuarta regla de aplicación del principio, es analizada por el autor en los siguientes términos: “4)…Más aún: en casos en que no se corresponden simétricamente las ventajas que la convención previene con las de la Ley, el único medio para determinar la regla más favorable resulta de recurrir a la comparación de esas ventajas, en conjunto, con el conjunto de las del sistema legal. El postulado doctrinario de la conservación del contrato que reclama la referida confrontación norma por norma, supuesto por supuesto, en aras del respeto al propósito e intención de las partes concretados en cada estipulación, no puede desligarse del propósito e intención del legislador, de que sólo dejen de aplicarse sus reglas obligatorias ante la evidencia de una construcción mejor ideada por las partes.” 2.2.5.2.- In dubio Pro Operario. Al analizar el principio de in dubio pro operario, Villasmil y Villasmil (2006) afirman: “en el proceso laboral, la duda debe favorecer al trabajador 53 independientemente de la situación que ocupe en el juicio, ya sea como actor, ya sea como demandado….responde a una exigencia no lógica sino deontológica: no es que sea así, sino que debe ser así”. Para Neves (2003), “el principio del in dubio pro operario enuncia que si una norma le permite a su intérprete varios sentidos distintos, debe elegir entre ellos el que sea más favorable para el trabajador. Tal como señala Alfonso-Guzmán (1999, p.16-17), el principio de in dubio pro operario o “principio de favor”, posee en el campo de la interpretación de las instituciones jurídicas, tres aplicaciones principales que se encuentran referidas a: “a) en caso de conflicto de leyes, prevalecen las del Trabajo, sustantivas o de procedimiento. b) en caso de conflicto de normas, ha de aplicarse la más favorable al trabajador; y c) en el supuesto de incerteza del juez entre dos declaraciones posibles derivadas de una misma norma, ha de preferir la interpretación que más beneficia al trabajador. En caso de conflicto de normas de jerarquía desigual, las de rango inferior habrán de aplicarse con preferencia a las menos favorables de rango superior, siempre que no contradigan las disposiciones de orden público contendidas en el ordenamiento legal.” Por su parte Villasmil y Villasmil (2006,p.33), se refieren al mencionado principio, asumiendo: “no debe confundirse con la norma más favorable, pues si bien es cierto que la aplicación del in dubio pro operario también se traduce en la opción que más favorezca al trabajador, es ostensible la diferencia y la diversa utilidad de uno y otro”. Las diferencias sugeridas por los dos últimos autores quedan planteadas del modo siguiente: 54 “Como ya hemos visto, la aplicación de la norma más favorable apunta a resolver los casos de conflicto o colisión entre dos o más normas laborales aplicables para la solución de un mismo asunto; mientras que el in dubio pro operario tiene otro sentido y otra utilidad. Se trata de resolver un problema subjetivo del juez: el angustioso problema de la duda: ¿condenar o absolver? ¿Dar o negar?...estar en duda, in dubio, significa carecer de certeza, encontrarse en estado de incertidumbre, lo cual no debe confundirse con la falta o deficiencia de las pruebas de alguna de las partes o de ambas ni con la diferencia de opiniones entre los jueces llamados a decidir la causa.” En este mismo orden de ideas, los autores desarrollan (2006, p. 33 - 34), un conjunto de afirmaciones de tipo ontológico, desde las cuales es necesario apreciar el principio de in dubio pro operario en el proceso laboral, frente a lo cual indican: “…en el in dubio pro operario priva el interés social y el principio protector. Ello hace preferible la injusticia de imponer al empleador satisfacción del interés discutible de su trabajador que la otra injusticia de no reconocer el trance de la duda el interés legítimo del trabajador porque, en el primer caso, el daño patrimonial sufrido por el empleado como propietario del medio de producción, es cierta o probablemente recuperable, mientras que en el segundo supuesto el daño que pudiera causarse al trabajador sería irreparable al negársele los salarios o prestaciones que son, por lo general, su único " patrimonio amasado a través de su desempeño laboral.” Así mismo se halla la doctrina expuesta por Henríquez La Roche (2006), en cuanto in dubio pro operario, en cuya opinión el mismo “introduce un paliativo al beneficio concedido por la ley a favor del trabajador, por el cual la norma más favorable al trabajador que el juez escoge, en su duda, debe aplicarse en su integridad; de forma que la quesito facti debe ser subsumida a todos los supuestos normativos” o preceptos que en su conjunto conforman la norma 55 jurídica más favorable para el operario y sacar de ellos las conclusiones legales que la normativa prevé. 2.2.5.3.- Principio de Irrenunciabilidad de las Disposiciones de la Legislación que Favorezcan a los Trabajadores. Según se desprende de la opinión Sainz Muñoz (1999), el principio de irrenunciabilidad de las normas que favorecen al trabajador, dinamiza con in dubio pro operario, para actuar como la columna sostenedora del Derecho del Trabajo, por cuanto en ambos principios se consolidan varias de las más importantes exigencias de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en tal sentido. De acuerdo con tales afirmaciones Neves (2003) manifiesta: “El principio de irrenunciabilidad de derechos es justamente el que prohíbe que los actos de disposición del titular de un derecho recaigan sobre derechos originados en normas imperativas, y sanciona con la invalidez la transgresión de esta regla”, al tiempo que Carballo (2008,p.318), señala: “En síntesis tutela los intereses de los trabajadores individualmente considerados por virtud de la merma que sufre la autonomía de la voluntad de las partes en el ámbito del contrato de trabajo. En consecuencia, los sujetos del derecho colectivo del trabajo estarán legitimados para disponer de aquellos derechos consagrados en normas producto de la autonomía de la voluntad colectiva, con obvio respeto de las normas de origen estático y carácter imperativo y de aquellas que pudieran derivar de la autonomía privada individual.” Es así como la nueva Ley Orgánica del Trabajo, de los Trabajadores y las Trabajadoras en su artículo 19 expresa: “En ningún caso serán renunciables los 56 derechos contenidos en las normas y disposiciones de cualquier naturaleza y jerarquía que favorezcan a los trabajadores y a las trabajadoras. Las transacciones y convenimientos solo podrán realizarse al término de la relación laboral y siempre que versen sobre derechos litigiosos, dudosos o discutidos, consten por escrito y contengan una relación circunstanciada de los hechos que la motiven y de los derechos en ella comprendidos. En consecuencia, no será estimada como transacción la simple relación de derechos, aún cuando el trabajador o trabajadora hubiese declarado su conformidad con lo pactado. Los funcionarios y las funcionarias del trabajo en sede administrativa o judicial garantizarán que la transacción no violente de forma alguna el principio constitucional de irrenunciabilidad de los derechos laborales.” 2.3.- Sistema de Categorías. 2.3.1.- Definición Nominal. Prescripción Aplicable a las Acciones Laborales de Niños, Niñas y Adolescentes. 2.3.2.- Definición Conceptual. Prescripción Aplicable a las Acciones Laborales de Niños, Niñas y Adolescentes: De acuerdo con Acevedo (2008), es aplicable a las acciones 57 laborales de niños y adolescentes trabajadores, la prescripción de cinco (05) años prevista en el Ley Orgánica de Protección al Niño, Niña y Adolescente (2007). 2.3.3.- Definición Operacional. La categoría de estudio será operacionalizada, tal como se muestra en el Cuadro de Análisis de la Categoría (Ver Cuadro 1), siguiendo el Modelo Finol (2002), teniéndose en el mismo tres (03) subcategorías relacionadas con: Concepción de la Prescripción, Supuestos para la Interrupción de la Prescripción de la Acción Laboral del Adolescente y Principios Proteccionistas. 58 CUADRO 1 MATRIZ DE ANÁLISIS DE LA CATEGORÍA Objetivo General: Examinar la prescripción aplicable a las acciones laborales de niños, niñas y adolescentes en el ordenamiento jurídico venezolano. OBJETIVOS CATEGORÍAS SUBUNIDADES DE ELEMENTOS DE ANÁLISIS CATEGORÍAS ANÁLISIS Caracterizar la Concepto. Acevedo (2008) concepción de Concepción de Características Aguilar (1997) la prescripción la Prescripción de la en el Prescripción Anker (1997) ordenamiento Extintiva. Bolaños (2001) jurídico Clasificación de venezolano. la Prescripción. Buaiz (2000) Analizar los Causas de Carballo (2008) supuestos Supuestos Interrupción de Carballo y para la Prescripción para la la Prescripción interrupción de Interrupción de Incapacidad de Constitución Nacional (1999) la prescripción Aplicable a las la Prescripción Protección y Código Civil (1982) de la acción de la Acción Defensa Social laboral del Acciones Laboral del Código de Procedimiento Civil adolescente Adolescente en el Laborales de (1991) ordenamiento Villasmil (2005) Gutiérrez y Niños, Niñas y jurídico González (1971) venezolano. Determinar la Adolescentes Principio de Kummerow (1997) prescripción Igualdad y No Maduro (2003) aplicable al Discriminación. adolescente Principios Principio de Mena (2008) trabajador Proteccionistas Prioridad Montalvo (2007) conforme a los Absoluta. principios Principio de Neves proteccionistas Interés Superior del del Niño y del Perdomo (2006) ordenamiento Adolescente. Cornieles (2002) jurídico Principio venezolano. Protector del Piña (2005) Trabajo Pla Rodríguez (1998) Principio de Aplicación de la Sainz-Muñoz (2001) Norma Más Sánchez Bejarano (2003) Favorable al Trabajador Indubio Pro Operario Principio de Irrenunciabilidad de las Disposiciones de la Legislación que Favorezca a los Trabajadores. Fuente: Cadenas (2012)