2000 11 BOLETIN JURISPRUDENCIAL MINISTERIO PUBLICO, C.R. Fecha: De: Para: 21 de junio de 2000 UNIDAD DE CAPACITACIÓN Y SUPERVISIÓN (UCS-MP) Fiscales del Ministerio Público Voto Nº 327-00 del 28 de abril del 2000. TRIBUNAL DE CASACIÓN PENAL. Corte Suprema de Justicia. TEMA ⇒ PRESCRIPCIÓN: PRIMERA IMPUTACIÓN FORMAL. ⇒ LAS ⇒ COMPUTO DEL PLAZO DE PRESCRIPCIÓN LESIONES CULPOSAS NO SON UN DELITO DE PERMANENTES, A EFECTO DE COMPUTAR LA PRESCIPCIÓN. EFECTOS SUMARIO • La primera imputación formal dentro del proceso actual, puede ser la declaración del imputado ante la fiscalía (antigua declaración indagatoria). A partir de dicho acto, el plazo se reduce a la mitad. • No se lleva razón cuando se señala que las lesiones culposas son delitos de efectos permanentes, debiendo correr el plazo de prescripción a partir del momento de la comprobación de la lesión definitiva sufrida por el ofendido, porque el ilícito surge a partir del momento mismo de la acción y no del establecimiento de las consecuencias emergentes de ésta, en este caso, de la comprobación definitiva del tipo de incapacidad sobreviniente en la víctima. Es decir, se trata de un delito de carácter instantáneo. • Es inconcuso que el artículo 33 CPP determina la reducción del plazo de prescripción a la mitad una vez iniciado el procedimiento. • Al realizarse la primera imputación formal de los hechos al inculpado el veintitrés de febrero de mil novecientos AÑO 2000: XXV ANIVERSARIO DEL MINISTERIO PUBLICO DE COSTA RICA BOLETIN JURISPRUDENCIAL N°11-2000 1 de 5 noventa y ocho, es a partir de esta fecha que se debe comenzar a contar otra vez el plazo. • La frase “volverán a correr de nuevo”, significa que la imputación, o cualesquiera de las ahí señaladas, elimina el tiempo transcurrido hasta ese momento iniciándose en su totalidad el conteo con la respectiva reducción a la mitad. • El plazo con que se inicia “de nuevo” es el señalado en cualquiera de las hipótesis del ordinal 31 CPP, sólo que manteniendo la reducción a la mitad, por cuanto el procedimiento se habría iniciado y este acto procesal obliga bajar en un cincuenta por ciento, el plazo de la prescripción marcado en esa norma. TRANSCRIPCIÓN DEL VOTO EN LO CONDUCENTE: EXPEDIENTE NO. 98-200925-305-PE-2. TRIBUNAL DE CASACION PENAL. SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL. SAN JOSE, GOICOECHEA, VEINTIOCHO DE ABRIL DEL DOS MIL. RECURSO DE CASACION, (...) INTERVIENEN EN LA DECISIÓN DEL RECURSO LOS JUECES CARLOS LUIS REDONDO GUTIÉRREZ JAVIER LLOBET RODRÍGUEZ Y ROSARIO FERNÁNDEZ VINDAS (...). CONSIDERANDO La Licenciada Ana Daisy Quirós Barrantes, Fiscal del Ministerio Público, formula recurso de casación y en el único motivo por la forma, alega falta de fundamentación y violación de las reglas de la sana crítica, con inobservancia de los artículos 142, 178 inciso c), 363 inciso b) del Código Procesal Penal. Argumenta la impugnante que se investiga el delito de lesiones culposas, a su juicio un delito de efectos permanentes, y para efectos de contar la prescripción debió tomarse como fecha de partida el cinco de marzo de mil novecientos noventa y nueve, en que se emitió el dictamen médico legal definitivo, ampliando a tres meses la incapacidad de la víctima, y en el fallo no se analiza el dictamen de referencia ni se toma en cuenta esa fecha para computar los plazos. Por otro lado, estima que como se trata de una lesión a la salud, la misma permanece en el tiempo y desde esa óptica debió interpretarse como un delito de efectos permanentes. Conforme a ese razonamiento el plazo de prescripción comienza a contarse a partir del día en que cesó la continuación o permanencia, según lo dispuesto en el artículo 32 del Código Procesal Penal, que ocurrió cuando se dio la incapacidad definitiva, el cinco de marzo de mil novecientos noventa y nueve, por lo que a fecha no ha transcurrido el término de la prescripción. Contrario a lo indicado, señala la impugnante, el juzgador comienza a computar el término de prescripción desde el momento en que declaró el imputado, sin analizar los efectos dichos del dictamen definitivo señalado. Finalmente indica que se ha interpretado erróneamente el numeral 33 del Código Procesal Penal, pues si la prescripción es una sanción por la inactividad y se demuestra que se ha estado gestionando en el caso, no concurre el presupuesto y tampoco la prescripción. Solicita se anule el fallo y se reenvíe para continuar los procedimientos. No se atiende el reclamo. La causa penal por Lesiones Culposas se inicia el siete de enero de mil novecientos noventa y ocho (f.3), correspondiendo entonces aplicarle el Código Procesal Penal. La primera imputación se dio ante a Fiscalía el veintitrés de febrero de mil novecientos noventa y ocho (f.9), por ello, al concurrir la causal del artículo 33 inciso a) del Código Procesal Penal, el plazo de la prescripción se redujo a la mitad. Así las cosas si la prescripción es de tres años, como indica el numeral 31 inciso a) ibídem, el plazo se establece en dieciocho meses. A partir de la imputación producida no se observa se haya dado ningún acto interruptor de la prescripción en curso. En consecuencia, el 23 de setiembre de 1999 se completó el término fatal y operó la causa extintiva, cerrando la posibilidad al Estado de perseguir penalmente el hecho. La impugnante no lleva razón cuando señala que las lesiones culposas son delitos de efectos permanentes, debiendo correr el plazo de prescripción a partir del momento de la comprobación de la lesión definitiva sufrida por el ofendido. De ese modo debe interpretarse porque el ilícito surge a partir del momento mismo de la acción y no del establecimiento de las consecuencias emergentes de ésta, en este caso, de la comprobación definitiva del tipo de incapacidad AÑO 2000: XXV ANIVERSARIO DEL MINISTERIO PUBLICO DE COSTA RICA BOLETIN JURISPRUDENCIAL N°11-2000 2 de 5 sobreviniente en la víctima. La lesión padecida por ésta se produjo desde el mismo momento del accidente, independientemente que su determinación médico-pericial se realice en momento posterior. Es decir, se trata de un delito de carácter instantáneo. Ese aspecto cuestionado es analizado acertadamente en el fallo recurrido y descarta el alegato de la impugnante sobre la naturaleza jurídica del delito de lesiones culposas, indicándose que los plazos deben comenzar a correr a partir de la primera imputación, lo cual armoniza con lo establecido por esta Cámara cuando dispuso: “...si el proceso se tramitó con el Código Procesal Penal, lo relativo a la prescripción también le es aplicable; en consecuencia, el término para la prescripción corre en su totalidad a partir del primero de enero del año mil novecientos noventa y ocho como lo indica el Transitorio II de dicha normativa, y es a partir de esa fecha, si concurre alguno de los presupuestos del artículo 33 cpp. que se puede interrumpir y reducir a la mitad los plazos de la prescripción...” (Voto N° 077-99). Es inconcuso que el artículo 33 citado determina la reducción del plazo de prescripción a la mitad, una vez iniciado el procedimiento. Pero una vez iniciado la acción prescribiría luego de transcurrido el plazo correspondiente al máximo de la pena, en aquellos delitos penados con prisión (sin excederse de diez años ni bajar de tres), o a los dos años en los ilícitos sancionados con penas no privativas de libertad. El presente procedimiento inició el 7 de enero de 1998, en consecuencia, los plazos de prescripción se entienden reducidos a la mitad (art. 33 ib.), lo que significa que la prescripción formalmente ocurriría el 23 de setiembre de 1999, conforme se expuso supra. No obstante al realizarse la primera imputación formal de los hechos al inculpado el 23 de febrero de 1998, es a partir de esta fecha que debe comenzar a correr otra vez el plazo. El sentir del legislador a ese respecto es que con la imputación primaria, en los mismos albores del proceso, se marca el momento según el cual el imputado conoce por primera vez la hipótesis fáctica sobre la que ejercerá, su defensa material o técnica. En esa misma línea de pensamiento al señalar el primer párrafo del mencionado numeral 33 que “volverán a correr de nuevo”, significa que la imputación, o cualesquiera de las causales ahí señaladas, elimina el tiempo transcurrido hasta ese momento, iniciándose en su totalidad el conteo, con la respectiva reducción a la mitad. Casualmente la diferencia de la interrupción con la suspensión (art. 34 ib.), es que la primera tiene el vigor de erradicar lo que hubiese transcurrido de tiempo al momento de darse la causa interruptora (Vid. PRESCRIPCIÓN DE LA PERSECUCIÓN Y CÓDIGO PROCESAL PENAL. Daniel R. Pastor. Editores Del Puerto S.R.L. Buenos Aires, 1993. Pp. 55), en tanto la segunda mantiene el tiempo vencido hasta ese instante, reiniciándose el conteo una vez superado el motivo que dio origen a la suspensión (cfr. último párrafo del artículo 34 CPP). Ahora bien, el plazo con que se inicia “de nuevo” es el señalado en cualquiera de las hipótesis del ordinal 31 referido, sólo que manteniendo la reducción a la mitad, por cuanto el procedimiento se habría iniciado y este acto procesal obliga bajar en un cincuenta por ciento el plazo de la prescripción marcado en esa norma, según se desprende del primer párrafo del artículo 33 de repetida cita. Ajustado a los principios constitucionales de justicia pronta (Art. 41 C.Pol.) y a criterios de razonabilidad (Arts. 8.1. de la Convención Americana de Derechos Humanos y 4 CPP), el legislador dispuso en qué tiempo deben ser resueltos los casos sometidos a conocimiento de los tribunales. Dentro de ese contexto no es viable extender los alcances de la ley mediante procedimientos hermenéuticos que puedan alejarse del verdadero espíritu que informa el instituto de la prescripción, esto es, fomentar una actividad eficiente y tempestiva de los entes oficiales en la aplicación del derecho material. Como lo entiende la recurrente, extender prescripción de acuerdo al plazo señalado en el artículo 31, es decir, íntegramente, sin la reducción de la mitad que indica el numeral 33, equivaldría a hacer depender del arbitrio del juez de turno la elasticidad de la prescripción a espacios temporales no contemplados por la normativa. La prescripción por sí misma constituye una limitación al poder penal del Estado, el cual, dentro de un régimen de derecho no es recomendable extenderlo de manera desmedida. Su función esencial constituye una garantía fundamental de los ciudadanos, de cara a la actividad judicial penal del Estado. No hay duda que resultaría absolutamente inconveniente AÑO 2000: XXV ANIVERSARIO DEL MINISTERIO PUBLICO DE COSTA RICA BOLETIN JURISPRUDENCIAL N°11-2000 3 de 5 instrumentalizarla, vía interpretativa, ampliando los límites temporales de la prosecución penal, con el consiguiente riesgo de provocar una inseguridad jurídica nada aconsejable. Conforme se ha dicho en el caso concreto el factor extintivo operó el 23 de setiembre de 1999, fecha en la cual se cumplieron las dieciocho meses correspondientes a la mitad de los tres años fijados como prescripción, considerando, como se indicó, que la “primera imputación” formalmente se hizo el 23 de febrero de 1998. Por las razones expuestas se rechaza el agravio por estimarse que el fallo recurrido si fundamenta adecuadamente el dictado del sobreseimiento al extinguirse la acción penal por prescripción. POR TANTO Se declara sin lugar el recurso. Notifíquese. NOTA DEL DR. JAVIER LLOBET RODRÍGUEZ , LL.M. Comparto con el resto del Tribunal que el recurso debe declararse sin lugar. Es cierta la cita que hace el impugnante en cuanto a que en el libro “Proceso Penal Comentado hice referencia a que con la primera imputación formal empezaba a correr la totalidad del plazo y no la mitad de éste. Sin embargo, desde el voto 77-2000 (nota) cambié de opinión al respecto, reiterando esa posición en otros votos posteriores (Véase votos 325 y 326-2000). Quiero además realizar algunas consideraciones propias con respecto a los delitos de efecto permanente. La regulación que se hizo de la prescripción en el Código Procesal Penal es deficiente, lo que ha llevado a graves problemas interpretativos. En doctrina se habla de delitos continuos o permanentes, mientras que el Código utilizó el concepto de delitos continuados o de efectos permanentes, usando ambos conceptos de manera contraria a la técnica jurídica. Nótese que el Código Penal en su Art. 77 previó los delitos continuados, siguiendo al respecto no un criterio de una “unidad de delito”, sino de un “concurso de delitos”, siendo en realidad una clase particular de concurso material con una penalidad más beneficiosa. El Código Procesal Penal al hacer referencia al delito continuado en la regulación de la prescripción pareciera seguir un concepto de “unidad de delito”, lo que es incorrecto. Más bien en apariencia es que se quiso hacer referencia a los delitos continuos o permanentes. En este sentido indicaba el Código Penal de 1970 que “La prescripción de la acción penal comienza a correr (...) para los delitos permanentes, desde el día en que cesó su continuación o permanencia (...)”. La regulación en el proyecto de Código Procesal Penal, publicado por la Corte Suprema de Justicia en diciembre de 1995, coincidía con la del Código Penal (Art. 38 párrafo 1), resultando que inexplicablemente luego se le cambió de redacción al artículo, haciéndose referencia de una manera poco técnica a los delitos “continuados o de efectos permanentes” y manteniéndose la referencia a que la prescripción empieza a correr a partir del momento en que cesa la continuación o permanencia. La doctrina hace referencia por un lado a los delitos continuos o permanentes o por otro lado a los delitos instantáneos y como una categoría de éstos menciona los delitos instantáneos de efectos permanentes. El proyecto de Código Procesal Penal en su versión publicada en diciembre de 1995 hacía mención, al igual que el Código Penal de 1970, a los delitos permanentes, mientras que sin ninguna razón en el texto aprobado del Código se hizo referencia a los delitos de efectos permanentes, aparentemente con la intención de comprender los delitos de usurpación, los que habían suscitado discusión en cuanto a la prescripción en la jurisprudencia del Tribunal de Casación Penal. La interpretación del concepto de delitos de efectos permanentes, utilizada en el Código Procesal Penal, debe tener relación con el instituto mismo de la prescripción. Por ello mismo no podría estimarse que delitos como el homicidio, las lesiones, el hurto y robo no iniciarán el conteo de la prescripción sino hasta que cese la permanencia, ya que ello AÑO 2000: XXV ANIVERSARIO DEL MINISTERIO PUBLICO DE COSTA RICA BOLETIN JURISPRUDENCIAL N°11-2000 4 de 5 implicaría que dicha prescripción nunca empezaría a correr en el homicidio consumado, ni en las lesiones gravísimas (“incapacidad permanente”, “pérdida”) y en principio tampoco en las lesiones graves consumadas (“debilitación persistente”). Lo mismo cabría afirmar con respecto a los delitos de hurto o robo en que no se haya recuperado el objeto sustraído . En ese sentido cabría decir con relación a las lesiones culposas relacionadas con las lesiones gravísimas o graves en cuanto a la magnitud de la lesión. Es claro que ese no es el sentido del Código, ya que con ello se convertiría en imprescriptibles dichos delitos, en contra de los plazos de prescripción que se contemplan. A ello se agrega que la doctrina ha negado que pueda catalogarse a los delitos de lesiones (y a los de homicidio) en la equívoca categoría de los delitos de efectos permanentes, puesto que la característica de éstos es la subsistencia del daño como un efecto injusto, lo que no se presenta en las lesiones (Cf. Cousiño Mac. Iver. Derecho Penal Chileno. Tomo I. Santiago de Chile, 1975, pp. 318319). Por ello no lleva razón la parte impugnante. De todas maneras la argumentación de la parte impugnante de que la permanencia de las lesiones existe hasta que se llegue a determinar en forma definitiva por los peritos judiciales la magnitud de dichas lesiones es inaceptable, puesto que introduciría aspectos de carácter probatorio en la determinación de un aspecto de derecho de fondo cual es el efecto permanente. Por otro lado, aun siguiendo, en contra de lo considerarado por mí en este voto, que el delito de lesiones es de efectos permanentes y que el plazo de la prescripción empezaría a correr a partir del momento en que las lesiones sanaron, el asunto habría prescrito, por cuanto la incapacidad sufrida por el ofendido fue de tres semanas a partir de los hechos, resultando que los hechos habrían ocurrido el 4 de enero de 1998, por lo que al momento del sobreseimiento había transcurrido más de año y medio. Notifíquese. 1. EL TEXTO DEL VOTO HA SIDO TOMADO DEL DISCO QUE PROPORCIONA EL DESPACHO RESPECTIVO, POR LO CUAL ES FIEL A SU ORIGINAL. 2. EL SIGNO (…) IDENTIFICA LOS SECTORES SUPRIMIDOS DEL VOTO, EN RAZÓN DE NO TENER INTERÉS PARA EL TEMA DESCRIPTOR. 3. LOS DESTACADOS (SUBRAYADOS, NEGRITAS, MAYÚSCULAS O CURSIVAS) SON PROPIOS DEL ORIGINAL, EXCEPTO CUANDO SE INDIQUE LO CONTRARIO. 4. EL TEMA Y EL SUMARIO SON APORTE DE LA UNIDAD DE CAPACITACIÓN. NO FORMAN PARTE DEL VOTO. (SAM): UCS-MP:JUR-11-2000 AÑO 2000: XXV ANIVERSARIO DEL MINISTERIO PUBLICO DE COSTA RICA BOLETIN JURISPRUDENCIAL N°11-2000 5 de 5