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J. Donne
/// La Ciencia Contemporánea y el Contexto Barroco
I
Intentaré demostrar como John Donne, partícipe del período que corresponde al Barroco en la mayoría de
los países europeos, vive en su obra un conflicto constante entre dos tiempos: por un lado, la tradición
medieval-renacentista, en donde podemos agrupar elementos tales como la preeminencia de la fe por sobre
la razón, la concepción del mundo como un todo articulado (analogías, cadena del ser, etc.) y, por otro
lado, las nuevas ideas, en gran medida surgidas a partir del desarrollo y el accionar de la ciencia, que se
oponían a lo anterior al permitir pensar un mundo homogéneo y de diferencias en lugar de uno de
analogías y distinciones; pero, sobre todo, un mundo mensurable. Asimismo, es mi intención recalcar el
hecho de que Donne, ante este choque de "realidades", que implicó una pérdida de referencias, no adopta
una postura conciliatoria ni de síntesis, sino que pone en primer plano la duda, valiéndose de contrastes,
paradojas, símiles, etc., dando así cuenta de la naturaleza verdaderamente elusiva y metamorfoseante del
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mundo de su época .
En "A Valediction: of Weeping" tenemos una clara muestra de la utilización, por parte de los autores
barrocos, de imágenes tomadas de la vida cotidiana y de diversas nuevas disciplinas, en general
florecientes: "mintage", "stamp", "A workman", etc. En contraposición a esto, el poema está también
construido en base a asociaciones, características de los autores denominados ¨metafísicos¨: del Globo se
pasa a la lágrima, de ésta al llanto, y de aquí a la inundación. Este recurso es, a todas luces, un resabio del
pensamiento analógico típicamente medieval, que aún no se había extinguido por completo.
En "A Valediction: Forbidding Mourning" encontramos el famoso pasaje del compás, asociado a la figura 2
matemática- del círculo. Me gustaría ahondar en ésta, que resulta central en el Sermón de Pascua de 1619 ,
en donde cumple la función de plasmar la idea de que en el fin está el principio y en el principio el fin.
Creo que el círculo puede despertar profusión de connotaciones, lo cual, por cierto, es esperable dentro de
la polisemia propia del barroco. A primera vista, puede ser entendido como símbolo de la perfección, y el
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mismo Donne lo cree así: "Fix upon God anywhere, and you shall find him in a circle" . También resulta
del todo coherente con la época pensarlo como metáfora de la pérdida de las referencias (¿dónde empieza y
dónde termina el círculo?), y en este sentido podemos leer los primeros pasos del lenguaje en el camino del
curvarse sobre sí mismo4 ; y por último, obviamente, asociado a lo efímero de la vida y la insignificancia
del hombre, en especial a la luz del contexto en el que se inscribe en el sermón.
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Según Severo Sarduy , la reformulación científica de Copérnico no representó ninguna revolución, ya que
el sistema tradicional de esferas se mantuvo; sólo cambió su centro. Copérnico habló de una distancia
inconmensurable de la esfera exterior, la de las estrellas fijas, dando así lugar a lo indefinido, pero no a lo
infinito. Aún el mismo Galileo es fiel a estas premisas. En su Diálogo I6, afirma que "No puede haber
movimiento rectilíneo natural (...)" ya que "(...) el movimiento rectilíneo es, por naturaleza, infinito". En
ese sentido era esperable y queda por completo justificado el lugar de privilegio de la forma circular.
A pesar de esta coincidencia entre Galileo y Donne, éste va a tomar distancia del científico al no hacerse
eco de los descubrimientos realizados a partir de los nuevos aparatos de observación -en particular el
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telescopio- que, como señala Sarduy , subvertirían en gran medida al arte: "(...) la luna deja de ser un
círculo inmaculado que epifaniza la pureza celeste para convertirse en una esfera carcomida que representa
la corruptibilidad de la materia". En oposición a esto, en "A Valediction: of Weeping¨, refiriéndose a su
amada, escribe Donne loándola: "O more than Moon".
Al referirse a los "sublunary lovers" en en "A Valediction: Forbidding Mourning" podemos asimismo
observar como el poeta se atiene a la división tradicional entre lo supralunar y lo sublunar. Desde ya, es de
vital importancia remarcar en este punto el énfasis puesto en la reducción del horizonte de expectativas o
de interés del hombre a aquello que resultara directamente observable, medible, controlable; esto es, al
Mundo Elemental, dentro de la terminología de Bruno; sobre todo a la luz de la rotunda afirmación de
Donne de que el trepidar de las esferas celestes "Though greater far, is innocent"; inocente e inocuo en
relación al movimiento de la tierra: ¨Moving of th´ earth brings harms and fears, / Men reckon what it did
and meant¨. En este sentido, podemos hablar de una creciente reverencia del hombre hacia la naturaleza:
"... forbear / To teach the sea, what it may do too soon", leemos en ¨A Valediction: of Weeping¨. El hombre
ya no le impone nada; a lo sumo podrá contentarse con inventariarla. (Es necesario agregar aquí que, en
oposición al Barroco como un período de contradicciones, duda y cambios, en los tiempos que le siguen el
hombre necesitará pensar al universo como un todo estático, en donde cada cosa tiene su lugar, justamente
para poder llevar a buen puerto su tarea clasificatoria y de ordenamiento).
Sin embargo, es también interesante reflexionar acerca del lugar ambivalente y poco definido en el que se
sitúa Donne con respecto al proceso a través del cual, progresivamente, se va produciendo en la
concepción del hombre una desarticulación del cosmos, que de cerrado y jerárquico pasa a ser abierto y
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homogéneo . A mi entender, no puede afirmarse que el poeta se sitúe en ninguno de ambos extremos. Por
ejemplo, si bien puede decirse de Donne que su cosmovisión es básicamente antropocéntrica ("As stiff
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twin compasses are two, / Thy soul the fixed foot..." ), nada nos permite aproximarlo a concepciones más
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propias del pensamiento post kepleriano que podían cuestionar un centro único , desajustando así,
aparentemente, el equilibrio del sistema. La tierra, el sol o el hombre: en cualquier caso existiría un centro.
Se iba a necesitar de mucho tiempo para dejar atrás por completo estas concepciones.
De la misma manera, si bien Donne se mueve a la par de las tendencias científicas que daban cuenta de
una expansión del universo, no puede ir tan lejos como para considerar lo infinito como posible, fuera de
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Dios. Las almas que se separan "...endure not yet / a breach, but an expansion" , lo cual no sólo no habla
acerca del infinito sino que, fundamentalmente, significa que no hay una articulación que se quiebra sino
un espacio que se agranda, un espacio homogéneo y finito. (Sería un trabajo interesante estudiar el
correlato entre esta forma de ver la realidad y el uso de recursos tales como la expansión de figuras del
lenguaje hasta grados extremos, como en el caso de la del compás.) Así, en el sermón antes citado, leemos:
"...y he aquí el Este y allá el Oeste, tan distantes como dos puntos pueden estarlo". Evidentemente, si es
posible apreciar la máxima distancia entre dos puntos, no se está dando cabida al infinito.
Por último, quisiera señalar -a título ilustrativo, por la evidente restricción del espacio- algunas imágenes
utilizadas por Donne que prefiguran nociones del discurso científico actual, conjeturando que la irrupción
de tales figuras bien pudo haberse debido a la presencia angustiante de contradicciones y a la posibilidad
de la duda del período Barroco. Por ejemplo, el salto abrupto del macro al microcosmos (del Globo
terráqueo al compás) -salto que se irá restringiendo poco a poco, hasta casi extinguirse-, al remarcar el
crecimiento de la brecha entre lo mensurable y lo Celeste o Supraceleste, hace referencia a la situación de
impotencia del científico frente a lo infinitamente grande o lo infinitamente pequeño, o sea, frente a
aquello para lo cual carecemos hasta de lenguaje. O bien, en términos más generales, se puede afirmar que
aún no es posible rastrear en Donne la relación entre la paulatina separación de la ciencia y la fe, que será
característica de los tiempos venideros, debido a que, justamente, en él todavía un pensamiento era
recreado en sentimiento12. De una manera mucho más clara, para concluir, podemos entender que nos
encontrarnos frente a una realidad fractalizada al ver cómo una lágrima "A globe, yea world by that
impression wear"13 ; o frente al título de otro poema de Donne: "I’m a little world"14. Esta fractalización no
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debería sorprendernos dentro del contexto barroco ya que, como afirma Hauser , en este período, la obra
de arte apunta en cada una de sus partes al todo.
Víctor Goldgel Carballo
Notas:
1- Hauser, A., Historia Social de la Literatura y el Arte, Madrid, Guadarrama, 1969, pág. 614.
2- Anexado por la cátedra a la desgrabación de la clase del 9/9/97.
3- Citado por Kusunose, T., John Donne and the Sermons, Nishinomiy, Kwansei Gakuin University, 1967,
pág. 10.
4- Foucault, M., De lenguaje y literatura, Barcelona, Paidós, 1996, pp. 97 y 98.
5- Sarduy, S., Ensayos generales sobre el barroco, Bs. As., FCE, 1987, pág. 161.
6- Ibíd, pág. 170 (cita).
7- Ibíd, pág. 169.
8- Ibíd, pp. 161 y 162.
9- "A Valediction: forbidding mourning"
10- Sarduy, S., Op. Cit., pp. 173 y 174.
11- "A Valediction: forbidding mourning"
12- Elliot, T.S., Los poetas metafísicos y otros ensayos sobre teatro y religión, Bs.As., Emecé,
pág. 350.
13- "A Valediction: of weeping"
14- Hauser. A., Op. Cit, pág. 250 (cita).
15- Ibíd, pp. 614, 615 y 616.
Nota: para trabajar ambos poemas de Donne me manejé con la siguiente edición:
Donne, John, Poems, J. M. Dent, London, 1943.
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