1 PRESEA SOR JUANA INÉSDE LA CRUZ. EN EL MARCO DEL DÍA DE LA UNIVERSIDAD. MUJERES COMO ELLA. Juana de Asbaje, mujer universal. “Que en mi amorosa pasión No fue descuido ni mengua Quitar el uso a la lengua Por dárselo al corazón.” Mi profundo agradecimiento al Consejo Universitario de la Universidad del Claustro de Sor Juana que, por conducto de la Distinguida Rectora de esta casa de estudios, la Doctora Carmen Beatriz López Portillo Romano, en este año me otorga la Presea Sor Juana Inés De la Cruz. Asimismo, mi agradecimiento a mi querida amiga la Dra. Alma Elisa Reyes De Rizo y a mi entrañable amigo, el Dr. Gonzalo Celorio, ambos Sorjuanistas, quienes me acercaron a la profundidad del pensamiento de la Décima Musa. Distinguida rectora, Distinguidas autoridades de este claustro, 2 Muy queridos profesores y alumnos Queridos y entrañables amigas y amigos, aquí presentes, gracias por estar conmigo. Durante conmigo a el breve mi madre, tiempo ya que que a tuve muy temprana edad se nos adelantó en el camino de la vida, ella me enseñó, con su ejemplo, que había mujeres excepcionales, mujeres de fuego, mujeres de nieve, como Sor Juana. Mujeres que, en una redondilla, podían expresar un universo. “Salgan signos de la boca De lo que el corazón arde Que nadie creerá el incendio Si el humo no da señales…” Mujeres que en su cerebro, un mundo, podían construir en el presente y en el 3 futuro. Mujeres de ingenio e intereses tan abundantes, que unas líneas como estas no bastarían para ensalzar. Mujeres como ella -como muchas de las que seguramente vendrán a su memoria al invocar a la fénix de América-supieron poner, por delante de todo, la capacidad de decidir. De decidir la vida en soledad, en retiro, en recogimiento. Única forma en que, en su época, era posible buscar, de la manera insaciable como ella decidió, el conocimiento, el saber. A través de los libros, de la ciencia, de las artes. Quien vive por vivir solo Sin buscar más altos fines, 4 De lo viviente se precia De lo racional se exime; Y aun de la vida no goza Pues si bien llega a advertirse, El que vive lo que sabe, Solo sabe lo que vive. Mujeres como ella que, aun con esos intereses, fueron silenciadas, enclaustradas, apartadas, son hoy un ejemplo claro de lo que debe ser un claustro. Por eso este claustro es hoy un claustro distinto al claustro de aquella Sor Juana. Por eso, cuando hablamos hoy del Claustro de Sor Juana, entendemos inmediatamente una cosa distinta a la que entendía la monja Jerónima cuya presea hoy me honra tanto recibir. 5 Un claustro que ha pasado del encierro a la pluralidad, del silencio a la voz, de la clausura a la tolerancia, de la obligación a la elección, del conocimiento restringido a unos cuantos a la universalidad, de la inmovilidad a la acción. Este es hoy un claustro que, en su filosofía institucional, antepone el amor a la patria, el saber para la elección, la autonomía, el humanismo, la laicidad, la pluralidad, el respeto a la diferencia, a la dignidad de la persona, el fomento a la democracia, el amor a la justicia, a la solidaridad, a la otredad. Como los grandes centros de enseñanza, como Sor Juana. 6 Es hoy este claustro en el que se enseña y se aprende a pensar. En el que se forman seres humanos con disposición ética, donde se reconoce el ejercicio de las libertades, a fin de poder ejercer la responsabilidad sobre las propias vidas. En el que se defienden las libertades individuales y se busca el bien común. En este claustro encuentro la fuerte voz que fue silenciada por unos, y es hoy proclamada por todos. Sor Juana Inés (es el nombre de una de mis nietas), nos heredo en su prosa, en sus ensayos, pero principalmente en su verso, formas muy claras de entender a la justicia, sobre como alejarnos de los falsos silogismos de colores que son cautelosos engaños del sentido. Nos 7 enseñó con su vida y pensamiento a hacer una crítica de lo real, a crear espacios de interés general que promovieran la tolerancia y el respeto. Que permitieran entender al propio ser, pero sobre todo al otro. En esto encuentro enormes puntos de convergencia con la actuación en mi calidad de jueza constitucional. Es su pensamiento mi guía, mi luz, mi entendimiento en la actividad que desempeño como irredenta libertaria, pero responsable en mi actuar. Eso es algo que en Sor Juana destaca luminosamente, como la nieve de los volcanes que la vieron nacer: Sor Juana, desde su doble marginalidad de monja y 8 mujer, era una mujer responsable de su propia vida. Una mujer que, supo vivir no solo desde lo leído, lo imaginado y lo soñado, no solo desde la poética del silencio;i sino que supo defender concretamente la libertad, la solidaridad y la justicia, y dejar en ello su propia vida. Murió de cólera, pero no de ira. Una ira que hubiera sido absolutamente justificada, por el trato que recibió a lo largo de su vida y que, sin embargo y por el contrario, encauzó a la lucha por defender la libertad y la independencia, no solo del país, de la que fue precursora, como se ve en el discurso de Teseo en “amor es más laberinto”; sino la 9 independencia individual a través de fomentar la preparación del pueblo.ii Porque, como este claustro lo promueve de manera determinante: ser libre es vivir sin miedo, ser libre es saber, ser libre es elegir. “Porque va borrando el alma lo que va dictando el fuego.” Supo de aclamación y de envidias y, como la fénix que era, supo renacer de sus cenizas, re encarnar en sus poemas, despertar nuestras pasiones desde su propia tristeza. “…Pero tuve miedo de amar con locura, De abrir mis heridas que suelen sangrar, ¡y no obstante toda mi sed de ternura, Cerrando los ojos la dejé pasar!” 10 Sor Juana eligió, si, eligió, y al elegir, nos dejó en esa fundamental metáfora, un legado grande en determinante ejemplo para sobre la lo mujer: que es hacerse responsable de su propia vida. “No hay cosa más libre que el entendimiento humano; pues lo que Dios no violenta, por qué yo he de violentarlo? …y presa la libertad, se rinde la voluntad pero no el consentimiento.” Presa de su libertad, rendida en su voluntad, pero nunca en su consentimiento, Sor Juana es una mujer que engrandece el alma, que da vida a los sentidos. Mujeres como ella, dejan huella en cada uno, aran 11 surco en la emoción, se abren paso entre el silencio, llenan de voz el vacio. Mujeres como ella comparten, se solidarizan, se entregan en el verso y en la vida, en el convento o en la universidad. Mujeres como ella manifiestan su creatividad, en la cocina o en el texto, en la teología o en la ciencia. Si, Sor Juana es la mujer universal. Es una y todas y todas y una. Es la muestra de solidaridad y entrega en la asistencia al enfermo y la capacidad intelectual en la tertulia con sus contemporáneos. Es la muestra clara de la irreverencia y la obediencia, de la claridad expresiva y la intensidad emocional. Sor Juana es un canto a la pluralidad, un canto 12 que, en esta Universidad, se ensalza, se difunde, se enaltece. Por eso, queridas y queridos jóvenes que hoy celebran el día de la Universidad, el día de la universalidad, y que honran la memoria de Sor Juana Inés de la Cruz, siéntanse orgullosos. Pues a mí me honra, y mucho, que esta Universidad del Claustro de Sor Juana, ponga la mirada en esta jueza enclaustrada, en esta jueza constitucional, para hacerla recipiendaria de la medalla que lleva su nombre. Es un honor compartir con Ustedes esta distinción. Muchas gracias. i Celorio, Gonzalo. Conferencia Magistral “Sor Juana Inés de la Cruz una voz en el desierto” dictada con motivo de la inscripción de su nombre en letras de oro en la ALDF el 11 de noviembre de 2004. Comisión de Cultura, ALDF 3ª Legislatura, sin datos de publicación. ii Reyes, Alma Elisa. “Sor Juana, precursora de la independencia. Una re-lectura del discurso de Teseo en la obra amor es más laberinto”. Humanitas. Anuario del Centro de Estudios Humanísticos de la UANL. Num 37, Vol II. Enero-diciembre 2010.