La intervención humanitaria y la responsabilidad de proteger

Anuncio
La intervención humanitaria y la responsabilidad de proteger: temas de debate en
la diplomacia contemporánea
Paloma Toscana Aparicio, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad
Nacional Autónoma de México, palomatoscana@gmail.com
El debate sobre la intervención humanitaria es uno de los más álgidos y polarizados en
las relaciones internacionales, con numerosos defensores y opositores, tanto en el
ámbito político como académico. Este breve ensayo pretende agrupar los argumentos de
unos y de otros de forma tal que se pueda analizar de forma más estructurada dicho
debate.
Introducción
El término intervención humanitaria ha sido usado a lo largo de la historia para
referirse a diversas realidades. Por ello, es de suma importancia contar con una
definición clara y adecuada para el contexto de la presente investigación, así como de
otros términos vinculados como son la responsabilidad de proteger y las operaciones de
imposición de paz.
Una definición reciente y completa del término la proporciona J.L. Holzgrefe,
para quien una intervención humanitaria es “la amenaza o el uso de la fuerza más allá de
las fronteras nacionales por un Estado (o grupo de Estados) con el objetivo de prevenir
o detener graves y generalizadas violaciones a derechos humanos fundamentales de
individuos que no son ciudadanos del Estado que interviene, sin la autorización del
Estado en cuyo territorio la fuerza es aplicada”1
Es necesario distinguir la intervención humanitaria de las operaciones de paz de
Naciones Unidas, si bien es cierto que algunas operaciones de paz pueden considerarse
intervenciones humanitarias. Una definición clásica de las operaciones de
mantenimiento de paz se encuentra en el texto de Marrack Goulding, quien las define
como “operaciones de campo que establecen las Naciones Unidas, con el
consentimiento de las partes interesadas, para ayudar a controlar y resolver los
conflictos entre ellas, bajo el mando y control de las Naciones Unidas, financiadas por
los Estados miembros en su conjunto y con personal militar, así como de otro tipo, y
equipo provistos voluntariamente por ellos, las cuáles actúan imparcialmente entre las
partes y emplean la fuerza en el grado mínimo necesario”2 En efecto, las primeras
operaciones de paz, aquellas consideradas la primera generación, cumplían con estos
requisitos3. En la actualidad, las misiones de Naciones Unidas han diversificado sus
actividades y comenzado a intervenir en conflictos internos sin la autorización del
Estado en cuestión o de los actores involucrados. En especial, cuando hay ausencia de
consentimiento se habla de operaciones de imposición de paz.
La definición más clara de este tipo de operaciones la proporciona el gobierno
británico en el manual de campo de septiembre de 1994 llamado Wider
Peacekeeping, en el cual señalan que la imposición de paz se refiere a operaciones que
se llevan a cabo para restaurar la paz entre partes beligerantes que no han dado su
consentimiento para que se lleva a cabo la intervención y que pueden involucrarse en
actividades combativas”4.
En resumen, a diferencia de los otros tipos de operación de paz, en las de
imposición no hay consentimiento del Estado intervenido y normalmente requiere un
uso más amplio de la fuerza armada.
Por último, es relevante definir el concepto de la responsabilidad de proteger.
Este término fue acuñado por la Comisión Internacional sobre la Intervención y
Soberanía del Estado y significa que la soberanía conlleva no solo derechos sino
también responsabilidades, siendo la principal responsabilidad de un Estado soberano la
protección de su población. La Comisión señala que “cuando la población esté
sufriendo graves daños como resultado de una guerra civil, una insurrección, la
represión ejercida por el Estado o el colapso de sus estructuras, y ese Estado no quiera o
no pueda atajar o evitar dichos sufrimientos, la responsabilidad internacional de
proteger tendrá prioridad sobre el principio de no intervención.5” En pocas palabras,
este término hace referencia a la seguridad humana como responsabilidad central del
Estado y responsabilidad subsidiaria de la comunidad internacional.
Los principales debates
Partiendo de las definiciones anteriores es posible intuir que la intervención
humanitaria es un tema polémico y sobre el cual existen pocos consensos. Actualmente
es posible encontrar diversos debates éticos, legales y políticos al respecto, cuyas
posturas se pueden englobar en cinco corrientes. Corriente estratégica: Estudia las
estrategias y técnicas de las intervenciones humanitarias para mejorarlas y volverlas
más efectivas. Se distinguen por incluir análisis de casos específicos de los que se
desprende un listado de recomendaciones para los tomadores de decisiones.
•
Corriente realista: Analiza de qué manera influyen los intereses nacionales de un
Estado para participar o no en una intervención humanitaria, ya sea a través de
una organización internacional o de forma unilateral.
•
Corriente jurídica: Utiliza argumentos legales basados en el derecho
internacional público para determinar si las intervenciones humanitarias son
legales y compatibles con las normas vigentes. Asimismo, analiza si los Estados
o la comunidad internacional pueden ser responsables por violaciones a derechos
humanos fuera de sus fronteras.
•
Corriente filosófica: abarca estudios relacionados con la ética de las relaciones
internacionales que analizan si moralmente las intervenciones humanitarias son
necesarias y deseables, así como estudios enmarcados en las discusiones de
filosofía política sobre teorías y concepciones políticas vinculadas a la
intervención humanitaria.
•
Corriente crítica: Comprende las posturas que afirman que las intervenciones
humanitarias están ligadas al imperialismo de Occidente en general y de Estados
Unidos en particular.
Antes de describir cada corriente es necesario hacer dos aclaraciones. En primer
lugar, lo que se cataloga dentro de las corrientes no es el pensamiento general del autor
sino su postura específica con respecto a las intervenciones humanitarias en un texto
determinado. Es decir, es posible encontrar a un autor cuyo pensamiento se inscribe
dentro de la teoría política realista y que en esta clasificación se le considere dentro de
la corriente jurídica o crítica debido sus opiniones específicas sobre la intervención
humanitaria. Por otro lado, como cualquier clasificación teórica, es imposible
encontrarla de forma textual en la realidad, por lo que algunos autores y en algunos
casos un mismo texto, pueden contener rasgos de dos corrientes simultáneamente.
Corriente estratégica
Los textos que pertenecen a esta corriente se enfocan en resolver problemas
relacionados con las intervenciones humanitarias, por ejemplo, cómo hacerlas más
efectivas, quién debe tomar la decisión de intervenir, en qué casos se debe intervenir así
como detectar errores para evitar cometerlos nuevamente.
Un ejemplo de esta corriente es el trabajo de Western y Goldstein (2011) el cual
evalúa las intervenciones humanitarias a partir de los resultados que han dado las que se
han llevado a cabo recientemente6, pues argumentan que los críticos se enfocan en los
errores cometidos en las primeras intervenciones, aquellas que se llevaron a cabo al
finalizar la Guerra Fría. Los autores recopilan una serie de experiencias y detectan las
siguientes necesidades en futuras intervenciones: la importancia de responder
rápidamente ante crisis humanitarias para evitar que el conflicto escale y se pierdan más
vidas, de mostrar suficiente “músculo” para que los perpetradores verdaderamente
consideren a la fuerza interventora seriamente y la necesidad de construir una opinión
pública favorable para que la intervención pueda sostenerse el tiempo necesario.
Asimismo, los autores recalcan la necesidad de intervenir mediante una coalición de
países pero con un mando militar único, la importancia de contar con un plan de salida y
una estrategia de transición adecuada.
Dentro de esta corriente se pueden encontrar recomendaciones tales como las
que se mencionan a continuación:
Utilizar métodos policiales y no militares.
•
Incluir actores no gubernamentales tanto en la fase de planeación como de
implementación.
•
Crear un organismo judicial o de expertos, independiente del Consejo de
Seguridad, para decidir en dónde se requiere una intervención humanitaria.
•
Contar con el compromiso a largo plazo por parte de los Estados que intervienen
pues difícilmente existen intervenciones que logren cumplir sus objetivos en un
tiempo corto.
Corriente realista
Los textos que pertenecen a esta corriente comparten la premisa de que los
países que deciden intervenir en un tercero siempre tienen un interés nacional que los
impulsa. Entre ellos se encuentran textos críticos que expresan descontento y
desconfianza con las intervenciones humanitarias por esta razón (y que pueden
englobarse en algunas ocasiones también en la corriente crítica) y los textos que
defienden la validez de las intervenciones humanitarias y su buena fe aunque además
sean impulsadas por intereses propios de los países interventores.
Como ejemplo del primer supuesto, se encuentra el texto de Mohamed Ayoob
(2013) quien afirma que las decisiones de intervenir en desastres humanitarios se han
tomado con base en criterios políticos y económicos mas que humanitarios pues en
situaciones similares se decide actuar en una zona y no en otra. Por ejemplo, la situación
de los kurdos en 1991 era muy similar en Irak y en Turquía y sin embargo se decidió
actuar sólo sobre Irak, por la evidente cercanía del régimen turco a las grandes potencias
occidentales, específicamente a Estados Unidos. Esto demuestra que son los intereses
nacionales los que están detrás de las intervenciones humanitarias y no la solidaridad ni
la verdadera preocupación por el prójimo.
Por otro lado, para autores como Nicholas Onuf (2004) es normal que detrás de
una intervención humanitaria haya intereses políticos y económicos de los países que la
impulsan, pero esto no desestima su carácter humanitario si se cumple su objetivo.
Señala que grandes avances sociales, tales como la prohibición de la esclavitud,
contenían intereses velados de las potencias que los impulsaban. El Reino Unido, uno
de los principales impulsores del abolicionismo, tenía razones económicas detrás de sus
argumentaciones en contra de la esclavitud. Sin embargo, a pesar de las razones ocultas
y de las agendas paralelas no se podría afirmar que la prohibición de la esclavitud es
algo incorrecto, inmoral o ilegal. Detrás de esta gran transformación social hay un
conjunto de intereses, entre ellos los altruistas, como sucede con casi todos los cambios
sociales de gran escala.
Corriente jurídica
Dentro de esta corriente se encuentran estudios sobre la legalidad de las
intervenciones humanitarias a la luz del derecho internacional público, así como textos
sobre las obligaciones legales que tienen los Estados con respecto a la protección de los
derechos humanos más allá de sus fronteras.
Katherina Coleman (2007) en su libro International Organizations and Peace
Enforcement, plantea la pregunta de dónde está la línea que divide a las intervenciones
humanitarias de una simple invasión, sobre todo en el contexto internacional actual en el
que todos los Estados tienen incentivos para darle en barniz de humanitarismo a sus
acciones militares. Después de analizar cuatro Operaciones de Imposición de Paz7, la
autora concluye que las únicas intervenciones que tienen legalidad y legitimidad son
aquellas que se gestan dentro de un organismo internacional, ya sea mundial o regional.
En sentido contrario, las intervenciones realizadas sin la autorización de un organismo
internacional competente son simple y llanamente invasiones y por lo tanto ilegales e
indeseables.
Otro ejemplo es Luke Glanville (2012), quien evalúa el estatus legal que tiene el
principio de la Responsabilidad de Proteger en la actualidad. El autor demuestra que
ninguno de los documentos sobre la Responsabilidad de Proteger8 tiene validez legal
por lo que no representan una obligación para los Estados. Sin embargo, analizando la
resolución de la Corte Internacional de Justicia en el caso Bosnia vs. Serbia en 2007 y
algunos documentos de la Comisión de Derecho internacional, encuentra lo que pueden
considerarse los primeros pasos para dotar de peso legal a este principio, pues la Corte
encontró a Serbia culpable de no prevenir el genocidio y castigar a los perpetradores
(obligaciones establecidas en la Convención contra el Genocidio).9
Corriente filosófica
Dentro de esta corriente se encuentra, por ejemplo, el artículo de Michael
Waltzer (2011) sobre el humanitarismo en el cual se pregunta si ayudar a los demás es
caridad o deber. Plantea que lo anterior es un dilema pues ayudar a personas que se
encuentran una situación desesperada es más una obligación moral que un acto
voluntario de caridad, pues no hacerlo sería incorrecto. En el caso de la intervención
humanitaria se refleja este mismo dilema y se pregunta “¿Acaso detener una masacre no
es moralmente necesario?”10 El autor responde recurriendo a la dualidad, es decir, un
acto humanitario es a la vez un acto espontáneo de benevolencia y un acto moralmente
necesario de justicia.
Una vez establecido lo anterior formula la pregunta sobre quien es el encargado
de actuar, quién tiene la responsabilidad de la política del humanitarismo. A falta de un
Estado global y de los fracasos de las Naciones Unidas por ayudar a aquellas personas
que la necesitan, todos los Estados, no los ricos y poderosos, sino los Estados comunes
pueden actuar con eficacia en situaciones de crisis en otros territorios, aunque ello
implique actuar individualmente. A manera de resumen utiliza la siguiente frase para
determinar quién debe actuar ante las situaciones de crisis: el que pueda, debe hacerlo.
Corriente crítica
Como se mencionó anteriormente, esta corriente tiene que ver con los autores y
textos que sostienen que las intervenciones humanitarias están ligadas al imperialismo
de Occidente en general y de Estados Unidos en particular.
Dentro de esta corriente se encuentran algunas partes del texto La Responsabilidad de
Proteger en Naciones Unidas y la Doctrina de la Responsabilidad de Proteger de
María Cecilia Añañoz Meza quien define a esta doctrina “en primer lugar, como una
doctrina de corte occidental y con pretensión de universalización”11, y más adelante
menciona que en caso de que este concepto se convierta en norma tendría efectos
sumamente desiguales entre los diferentes países, poniendo a disposición de los ricos y
poderosos “un instrumento más de expansión económica, política, militar y cultural.”12
Ajamu Baraka (2003) es un claro ejemplo de la corriente crítica, cuando afirma
que “la intervención humanitaria, junto con el concepto del derecho de proteger se ha
convertido en el arma más eficiente que la comunidad defensora de los derechos
humanos pudo proveer al imperialismo occidental desde la caída del Estado
Soviético”13. Agrega que lo que logra la intervención humanitaria es proveer de una
justificación moral a la intervención imperialista de Estados Unidos, además de que le
da la cubierta ideológica necesaria para continuar actuando como el gendarme del orden
capitalista. Señala también que todo el desarrollo de la responsabilidad de proteger no es
más que una versión ligeramente actualizada de la “carga del hombre blanco”. En otro
artículo de 2012 expande esta visión a toda la idea de derechos humanos al decir que fue
cooptada por las clases gobernantes de los Estados occidentales durante la década de los
setenta como un arma en la Guerra Fría convirtiéndose así en un nuevo lenguaje de
poder destinado a promover la política exterior de Estados Unidos.
Conclusiones
La mayoría de los autores que han tratado el tema de le intervención humanitaria
se pueden englobar en alguna de las corrientes antes mencionadas. De ellas, la corriente
estratégica es en la que conviven menos posturas contrapuestas pues sus autores
normalmente parten de una visión positiva de las intervenciones humanitarias dado que
su trabajo busca mejorarlas. Las otras cuatro corrientes permiten la existencia de
posturas a favor y en contra dentro de sí mismas. Se considera adecuado ubicar la
corriente en la que se va a discutir el tema de la intervención humanitaria de forma tal
que se avance en la argumentación sobre este tema siempre relevante en las relaciones
internacionales.
Bibliografía
Añañoz Meza, María Cecilia. “La Responsabilidad de Proteger en Naciones Unidas y
la Doctrina de la Responsabilidad de Proteger” en UNISCI Discussions
Papers, Universidad Complutense de Madrid, España, 2009.
Ayoob, Mohammed. “Humanitarian Intervention and State Sovereignty” en The
International Journal of Human Rights, 6:1, Septiembre 2008. Consultado en línea el 29
de agosto de 2013 enhttp://dx.doi.org/10.1080/714003751
Baraka, Ajamu, “Syria and the Sham of humanitarian intervention” en A voice from the
margins, blog del autor, consultado en línea el 15 de mayo de 2013
en www.ajamubaraka.com
Coleman, Katherina. International Organizations and Peace Enforcement, Cambrigde
University Press, 2007.
Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía del Estado, La Responsabilidad
de Proteger,2000, consultada en línea el 19 de septiembre de 2013
enhttp://www.ceipaz.org/images/contenido/La%20responsabilidad%20de%20proteger_
ESP.pdf
Glanville, Luke. “The responsablity to protect beyond borders” en Human Rights
Review 12: 1 Oxford Unversity Press, January 2012.
Goulding, Marrack, “The Evolution of United Nations Peacekeeping”, en International
Affairs, vol. 69, num. 3, Julio 1993
Holzgrefe, J. L., “The humanitarian intervention debate” en J.L. Holzgrefe y Robert
Keohane (Eds),Humanitarian Intervention. Ethical, Legal and Politial
Dilemmas. Cambridge University Press, Cambridge, 2003
Oliver, Georges. “The other side of Peacekeeping: Peace enforcement and who sould do
it?”en Harvey Langholtz, Boris Kondoch y Alan Welles (eds), International
Peacekeeping: The yearbook of international peace operations” Volumen 8, 2002.
Consultado en línea el 17 de julio de 2013
enhttp://www.internationalpeacekeeping.org/pdf/04.pdf.
Onuf, Nicholas. “Humanitarian Intervention: The early years” en Florida Journal of
International Law. Vol. 16, Num. 4, Dic 2004. Recuperado en línea
en http://heinonline.org/HOL/LandingPage?collection=journals&handle=hein.journals/f
jil16&div=52&id=&page
Waltzer, Michael, “Sobre el humanitarismo” en Foreign Affairs Lationamérica, Vol. 11
Número 4. 2011. P. 73.
Western, Jon y Joshua S. Goldstein, “Humanitarian Intervention comes of age: lessons
from Somalia to Libya” en Foreign Affairs, 90:6, noviembre – diciembre 2011.
1
J. L. Holzgrefe, “The humanitarian intervention debate” en J.L. Holzgrefe y Robert
Keohane (Eds),Humanitarian Intervention. Ethical, Legal and Politial
Dilemmas. Cambridge University Press, Cambridge, 2003, p. 18. (Traducción de la
autora)
2
Marrack Goulding, “The Evolution of United Nations Peacekeeping”, en International
Affairs, vol. 69, num. 3, Julio 1993, p. 455. (Traducción de la autora)
3
La única excepción durante la Guerra Fría a la necesidad de contar con el
consentimiento de las partes y de intervenir en conflictos internacionales
exclusivamente sucedió en el Congo entre 1960 y 1964 pues la operación de Naciones
Unidas en este país no contó con autorización del Estado en cuestión debido a que sus
instituciones estaban colapsadas. Además, el Consejo de Seguridad autorizó a la misión
a emprender las acciones necesarias, incluidas el uso de la fuerza, para impedir una
guerra civil. Para más información sobre esta operación
consultarhttp://www.un.org/es/peacekeeping/missions/past/onuc.htm
4
Georges F Oliver,. “The other side of Peacekeeping: Peace enforcement and who
sould do it?”en Harvey Langholtz, Boris Kondoch y Alan Welles (eds), International
Peacekeeping: The yearbook of international peace operations” Volumen 8, 2002.
Consultado en línea el 17 de julio de 2013
en http://www.internationalpeacekeeping.org/pdf/04.pdf. P. 102 (Traducción de la
autora)
5
Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía del Estado, La
Responsabilidad de Proteger, 2000, consultada en línea el 19 de septiembre de 2013
enhttp://www.ceipaz.org/images/contenido/La%20responsabilidad%20de%20proteger_
ESP.pdf
6
Señala como intervenciones exitosas: Timor Oriental en 1999, Bosnia en 1995, Costa
de Marfil en el año dos mil, entre otras.
7
Economic Community of Western African States en Liberia, South African
Development Community en Congo y Lesoto, OTAN en Kosovo y ONU en Timor
Oriental.
8
Reporte La Responsabilidad de Proteger de la Comisión Internacional sobre
Intervención y Soberanía del Estado, Documento final de la Cumbre Mundial de 2005,
y el Reporte del Secretario General de la ONU “Implementando la Responsabilidad de
Proteger” de 2009
9
La Corte resolvió que la convención contra el genocidio impone la obligación a todos
los Estados de hacer todo lo que razonablemente puedan para prevenir el genocidio más
allá de sus fronteras. Obviamente no está obligado a tener éxito pero sí a intentarlo (se
impone una conducta, no un resultado).
10
Michael Waltzer, “Sobre el humanitarismo” en Foreign Affairs Lationamérica, Vol.
11 Número 4. 2011. P. 73.
11
María Cecilia Añaños Meza. “La Responsabilidad de Proteger en Naciones Unidas y
la Doctrina de la Responsabilidad de Proteger” en UNISCI Discussions
Papers. Universidad Complutense de Madrid, España, 2009. P. 184.
12
Ibid. P. 175
13
Ajamu Baraka, “Syria and the Sham of humanitarian intervention” en A voice from
the margins, blog del autor, consultado en línea el 15 de mayo de 2013
en www.ajamubaraka.com (Traducción de la autora)
Descargar