Área de Derecho internacional privado Prof. Dr. Andrés

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Facultad de Derecho
Área de Derecho internacional privado
Prof. Dr. Andrés RODRÍGUEZ BENOT
Prof. Dr. Alfonso YBARRA BORES
Respuestas al Libro verde ‘Menos trámites administrativos
para los ciudadanos: promover la libre circulación de los
documentos públicos y el reconocimiento de los efectos de los
certificados de estado civil’, COM(2010) 747 final, de 14 de
diciembre de 2010
A. LIBRE CIRCULACIÓN DE LOS DOCUMENTOS PÚBLICOS.
Pregunta 1 ¿Les parece que la supresión de las formalidades
administrativas, como la legalización y la apostilla, responde a las
dificultades a las que se enfrentan los ciudadanos?
La exigencia de legalización de documentos en el tráfico jurídico
internacional, así como la supresión de la misma mediante la
apostilla, obedecen a una concepción del Derecho internacional
privado basada en el estricto principio de soberanía del Estado y de la
exclusiva competencia de sus autoridades para la emisión o
autorización de documentos. Si la apostilla ha cumplido un
importante papel en pro de la cooperación internacional entre
autoridades a raíz de la entrada en vigor del Convenio de La Haya de
5 de octubre de 1961, en un marco jurídico, político e institucional
como la Unión Europea la finalidad de tal figura se ve superada por
las exigencias de la realidad y por la necesidad de garantizar las
libertades de los ciudadanos, de tal modo que sería conveniente
plantear la supresión legalización y la apostilla de documentos en
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aras de los principios de reconocimiento mutuo y de confianza
recíproca.
Pregunta 2 ¿Debe contemplarse una cooperación más estrecha
entre las autoridades públicas de los Estados miembros, en particular,
respecto de los certificados de estado civil y en qué forma
electrónica?
La cooperación entre autoridades de los Estados miembros de la
Unión Europea en la actualidad se halla articulada en torno a diversos
instrumentos de origen dispar inconexos entre sí que dan lugar a una
heterogeneidad de situaciones de difícil comprensión para los
ciudadanos en incluso para los prácticos del Derecho. Por ello se
precisa una más estrecha cooperación entre las autoridades de los
Estados miembros, en particular las competentes en materia de
estado civil, de modo que se logre un marco auténticamente
comunitario.
Dicho marco debe basarse en los principios de reconocimiento mutuo
y de confianza recíproca, así como en la agilización de la transmisión
de la información o documentación; a estos efectos los medios
electrónicos señalados en el Libro verde resultan de interés como un
primer paso para un objetivo posterior, más ambicioso, que debería
consistir en la interconexión de los Registros Civiles de los Estados
miembros, que aportaría gran utilidad tanto en el momento de la
inscripción de actos como en el de la acreditación del contenido de
éstos en otros países.
Pregunta 3 ¿Qué piensa del registro de los hechos relacionados con
el estado civil de una persona en un solo lugar, en un solo Estado?
¿Qué lugar sería el más pertinente: el lugar de nacimiento, el Estado
de nacionalidad, el Estado de residencia?
Los principios de inscripción registral de los actos que atañen al
estado civil de las personas difieren entre los Estados miembros de la
Unión Europea. La unilateralidad en la reglamentación de esta
cuestión -que es el principio general en la materia, excepción hecha
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de algunas iniciativas puestas en marcha por la CIEC que no se
aplican a todos los Estados miembros de la Unión Europea- provoca
con frecuencia duplicidades en las inscripciones cuando no
disfunciones o incluso contradicciones; entre otros, los supuestos de
hecho de las sentencias del Tribunal de Justicia en los asuntos C143/2002, García Avelló, de 2 de diciembre de 2003, y C-353/06,
Grunkin-Paul, de 14 de octubre de 2010, así lo acreditan.
Superar esta situación mediante el registro en un único Estado de los
hechos relacionados con el estado civil de una persona es un objetivo
deseable, si bien difícilmente alcanzable en el momento presente de
la construcción europea. Ello implicaría que de los Estados con
eventual competencia en la inscripción de los hechos relacionados con
el estado civil de una persona sólo uno asumiera dicha función con la
consiguiente renuncia del resto. Lo cual, dicho de otro modo,
afectaría a los principios de inscripción registral de que cada país
dispone que obedecen, en buena medida, al interés público que,
junto al personal, coexiste en la reglamentación del estado civil. Para
ello sería preciso armonizar éstos en una primera fase y fijar un único
criterio de inscripción en una segunda etapa.
En relación con esto último, hay que tener presente que los tres
criterios indicados en el enunciado de la pregunta (Estado de
nacimiento, Estado de la nacionalidad o Estado de la residencia, es de
entender que habitual) tienen sus ventajas e inconvenientes, hasta el
punto de poder afirmarse que las ventajas de los unos son
inconvenientes de los otros y viceversa, de tal modo que ninguno de
ellos resulta perfecto. A su vez, esta reflexión ha de vincularse con
dos factores.
a) Por un lado el tipo de hecho de que se trate, pues no tendrían la
misma consideración el nacimiento o la defunción de la persona
(respecto de los que el criterio del lugar tiene un peso evidente)
que su matrimonio o divorcio (en relación con los cuales el Estado
de pertenencia de la autoridad resulta más relevante).
b) Por otro lado la movilidad de las personas, que es la esencia
misma de la libertad ambulatoria en que se sustenta el Mercado
Interior y que implicaría una grave dificultad a la hora de inscribir
los hechos del estado civil de la persona que trasladase su
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residencia habitual de un Estado a otro si el principio de inscripción
registral fuera este.
Así las cosas, pese a que el criterio de la residencia habitual es el que
mejor responde al ánimo de la integración europea y a la exigencia
de no discriminación por razón de nacionalidad prevista en el artículo
18 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea y en el
artículo 21, apartado 2º, de la Carta de los Derechos Fundamentales
de la Unión Europea, descartado como principio general el lugar del
acto por la aleatoriedad que en buena medida puede representar, en
el momento actual de la construcción europea la nacionalidad de la
persona sería el principio de inscripción registral única más
pertinente.
Pregunta 4 ¿Le parece útil la publicación de la lista de autoridades
nacionales competentes en materia de estado civil o de la dirección
de un punto de información por Estado miembro?
En efecto, en tanto que no se acometan los objetivos marcados en la
pregunta 3 la máxima difusión del listado de autoridades nacionales
competentes en este ámbito resultaría de la mayor utilidad, utilidad
que se incrementaría de concentrarse dicha difusión en un punto de
información en cada Estado miembro que fuera consultable por
Internet. La experiencia positiva del portal e-Justicia, pese a su
juventud, avala esta solución.
Pregunta 5 ¿Qué soluciones preconiza para evitar, o al menos
limitar, las traducciones?
La evitación de las traducciones de documentos resulta prácticamente
imposible en el momento presente de la construcción europea según
lo acredita la experiencia generada por la aplicación del artículo 8 del
Reglamento 1393/2007 (y, con anterioridad, del correspondiente
artículo del Reglamento 1348/2000, que aquél ha derogado) así como
por la jurisprudencia en este ámbito del Tribunal de Justicia.
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En cambio la cooperación internacional mediante documentos en
forma plurilingüe, que se ha demostrado exitosa a raíz del Convenio
nº 16 elaborado en el marco de la CIEC, sería un buen modelo de
funcionamiento. De este modo todas las lenguas oficiales de la Unión
Europea se verían respetadas sin menoscabo de la eficacia que el
tráfico jurídico transnacional requiere.
Pregunta 6 ¿Qué certificados de estado civil podrían ser objeto de
un certificado europeo de estado civil? ¿Qué menciones deberían
figurar en un certificado de este tipo?
Dada la disparidad del número y entidad de las menciones del estado
civil que requiere cada Estado miembro de la Unión Europea habría
que distinguir dos supuestos en la redacción de un eventual
certificado europeo de estado civil.
a) Por una parte dicho certificado debería consignar en un bloque las
menciones mínimas que resultarían comunes a todos los Estados.
La constancia de las mismas el certificado europeo de estado civil
solucionaría, en un elevado número de situaciones, las exigencias
derivadas de la libertad de circulación de personas en la Unión
Europea.
b) Por otra parte se habrían de indicar en el certificado europeo de
estado civil el resto de menciones que resulten exigidas por
cualquier Estado miembro, de tal modo que a petición del
interesado la autoridad expedidora de tal certificado podría
cumplimentar las menciones exigidas en el Estado donde el
certificado europeo de estado civil fuera a producir efectos.
Un antecendente interesante respecto del estado civil, en cuanto a su
contenido y objetivos, lo podría ofrecer el modelo del certificado
sucesorio europeo, que es objeto actualmente de discusión en el
Consejo en el marco de la propuesta de Reglamento relativo a la
competencia, la ley aplicable, el reconocimiento y la ejecución de las
resoluciones y los actos auténticos en materia de sucesiones y a la
creación de un certificado sucesorio europeo.
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B. RECONOCIMIENTO
MUTUO
DE
CERTIFICADOS DEL ESTADO CIVIL.
LOS
EFECTOS
DE
LOS
Pregunta 7 ¿Piensa que las cuestiones de estado civil para los
ciudadanos que se encuentren en situaciones transfronterizas podrían
solucionarse eficazmente solo por las autoridades nacionales? En ese
caso, ¿no deberían las instituciones de la Unión Europea dirigir a las
autoridades nacionales, al menos, algunas directrices (eventualmente
por medio de recomendaciones de la UE) para garantizar un mínimo
de coherencia de los enfoques con el fin de encontrar soluciones
prácticas a los problemas a los que se enfrentan los ciudadanos?
La exclusividad y unilateralidad de la competencia de las autoridades
nacionales en materia de estado civil no puede ser la base de la
reglamentación de éste cuando dicho estado se halle afectado por
una situación transnacional. La cooperación entre autoridades es una
exigencia para garantizar la continuidad transfronteriza de las
situaciones jurídicas, objetivo principal del Derecho internacional
privado. De hecho, la creación en 1949 de la CIEC obedece a esta
necesidad en el específico campo al que se refiere el presente Libro
verde.
Así las cosas, en ausencia de normas de carácter supraestatal
vinculantes para los Estados nacionales (por ejemplo, los convenios
internacionales o una eventual normativa de la Unión Europea) para
garantizar la eficacia transfronteriza de los actos del estado civil de
las personas habría de recurrirse a soluciones más de fondo que las
planteadas en esta pregunta, pues unas recomendaciones de la Unión
serían en este punto escasamente eficaces por no vinculantes.
Sí cabría, en cambio, instar a los Estados miembros de la Unión
Europea a incorporarse a la CIEC -ámbito de cooperación que se ha
demostrado útil y eficaz en materia de estado civil de las personas- y,
en particular, a algunos de sus convenios. Así se hace, por ejemplo,
en la propuesta de Reglamento relativo a la competencia, la ley
aplicable, el reconocimiento y la ejecución de las resoluciones y los
actos auténticos en materia de sucesiones y a la creación de un
certificado sucesorio europeo, donde se recomienda a los Estados
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miembros que no son parte en el mismo que se incorporen, en
interés de la Comunidad, al Convenio de la Haya, de 5 de octubre de
1961, sobre los conflictos de leyes en materia de forma de la
disposiciones testamentarias.
Pregunta 8 ¿Qué piensa del reconocimiento de pleno derecho? ¿A
qué situaciones de estado civil podría aplicarse esta solución? ¿En qué
situaciones de estado civil podría resultar inadecuada?
Por las razones indicadas en el Libro verde, el reconocimiento de
pleno derecho, en un Estado miembro, de las situaciones de estado
civil constituidas al amparo del ordenamiento de otro Estado miembro
es la solución más factible y pragmática en el momento actual de la
construcción europea.
a) En primer término porque se respetarían las normativas estatales
en una materia para la que no existe competencia material de la
Unión Europea ni base jurídica para la actuación de ésta en el
Tratado de Funcionamento de la misma.
b) En segundo término por cuanto esta solución consagraría
plausiblemente los principios de unidad (un único ordenamiento
jurídico nacional) y de universalidad (proyección sobre todos los
aspectos del estado civil) en la determinación del ordenamiento
aplicable a éste.
c) Seguidamente puesto que de este modo se aportaría estabilidad o
permanencia a los actos del estado civil de una persona, cuya
concreción y contenido deberían ser reconocibles más allá de las
fronteras del Estado al amparo de cuyo ordenamiento fueron
constituidos.
d) En definitiva, porque esta solución ofrece la previsibilidad y
seguridad jurídicas tan necesarias en un ámbito en que se deciden
aspectos tan especialmente vinculados al individuo que no pueden
ser sometidos a concreciones y contenidos diferentes en función
del lugar de residencia o de actuación de tal individuo.
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Desde una perspectiva teórica, el reconocimiento de pleno derecho,
en un Estado miembro, de las situaciones de estado civil constituidas
al amparo del ordenamiento de otro Estdado miembro debería de
aplicarse a la totalidad de situaciones o actos integrados en el estado
civil de una persona desde su nacimiento hasta su defunción. No
obstante, la realidad demuestra que las diferentes concepciones
sociales, políticas, culturales o religiosas que aún persisten entre los
Estados miembros dificultarían la aplicación del principio de
reconocimiento de pleno derecho en sectores especialmente sensibles
desde esta óptica, de los que nos limitaremos a reseñar tres: el
cambio de sexo, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la
determinación de la filiación mediante ciertas técnicas de
reproducción asistida (particularmente el vientre de alquiler).
Así las cosas, el principio de reconocimiento de pleno derecho, en un
Estado miembro, de las situaciones de estado civil constituidas al
amparo del ordenamiento de otro Estado miembro debería ser
matizado mediante dos técnicas tradicionales del Derecho
internacional privado como son.
a) Por una parte, la lucha contra el fraude de Ley, esto es, la
evitación con carácter preventivo y/o la persecución con carácter
sancionador de la constitución de situaciones válidas al amparo de
un ordenamiento estatal, que serían nulas o inexistentes para el
ordenamiento del Estado que representara el centro de gravedad
de la persona o personas afectadas, con la pretensión del
reconocimiento por éste de las situaciones así constituidas. Un
ejemplo sería la celebración en España de un matrimonio de dos
personas de nacionalidad polaca, que sería admitido por la práctica
jurisprudencial española si al menos uno de ellos residiera
habitualmente en España; en estos casos no se utiliza el
mecanismo conflictual que impediría la celebración de dicho
matrimonio por ausencia de capacidad nupcial en aplicación del
ordenamiento nacional de los contrayentes (ex artículo 9, apartado
1º, del Código Civil español), sino que directamente se admite tal
celebración al considerar el derecho a contraer matrimonio con
persona del mismo sexo un derecho universal amparado por el
ordenamiento español. Una solución unilateral que debe ser
criticada desde nuestro punto de vista.
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b) Por otra parte, otra técnica correctora del principio de
reconocimiento de pleno derecho podría ser la salvaguarda del
orden público de los Estados miembros en los términos
establecidos en algún instrumento de la Unión Europea (por
ejemplo la defensa de los intereses públicos de los Estados, tales
como su organización política, social o económica, artículo 9,
apartado 1º, del Reglamento 593/2008). Si bien es cierto que la
salvaguarda del orden público del Estado del foro ha de ser
efectuada con carácter excepcional, no lo es menos que en
ocasiones deberían reconocerse ciertos efectos a las situaciones
válidamente constituidas al amparo de un ordenamiento
extranjero mediante la teoría llamada de los efectos atenuados del
orden público (tal y como ya se hace en algunos Estados respecto
de los matrimonios poligámicos o del repudio unilateral del
esposo), como se desprendería de la necesidad de salvaguarda de
lo establecido en el artículo 21, apartado 1º, de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea
Pregunta 9 ¿Qué piensa del reconocimiento basado en la
armonización de las normas de conflictos de leyes? ¿A qué
situaciones de estado civil podría aplicarse esta solución?
Aunque desde un punto de vista teórico la armonización de las
normas de conflicto en materia de estado civil sería la solución ideal
por la evitación de las dificultades señaladas en las respuestas a las
dos preguntas anteriores, lo cierto es que en el momento presente de
la construcción europea parece altamente difícil -si no imposible- de
alcanzar.
De procurar hacerlo, los criterios de conexión convencionales de la
nacionalidad y de la residencia habitual serían los que habría que
valorar para su consagración en las correspondientes normas de
conflicto; si bien el segundo de ellos es el que más adecuadamente
obedece a la idea de integración europea y de no discriminación por
razón de la nacionalidad (artículo 18 del Tratado de Funcionamiento
de la Unión Europea y artículo 21, apartado 2º, de la Carta de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea), la movilidad de las
personas en un espacio integrado podría plantear dificultades
prácticas en la determinación del ordenamiento aplicable. Por
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consiguiente, por el razonamiento realizado en la respuesta a la
pregunta 3 convendría asimismo la utilización del criterio de conexión
de la nacionalidad como el preferente en la determinación del
ordenamiento estatal aplicable a los actos del estado civil; y si ello
implicara el inconveniente de la frecuente aplicación de
ordenamientos extranjeros en el Estado del foro (lo que de hecho
ocurre en Estados con elevado número de inmigrantes), debería
trabajarse en los mecanismos de facilitación del conocimiento y
prueba de los derechos extranjeros, en particular a través de
fórmulas on line como la Red Judicial Europea en materia civil o
mercantil.
Pregunta 10 ¿Qué piensa de la posibilidad de elección de la ley
aplicable por los ciudadanos? ¿A qué situaciones de estado civil
podría aplicarse esta elección?
La consagración del principio de autonomía de la volutand de los
particulares en la determinación del ordenamiento aplicable en
materia de Derecho de familia es cada vez más frecuente; las
iniciativas de la Comisión en los ámbitos de la sucesión por causa de
muerte y del régimen económico matrimonial así lo demuestran.
Dicho principio tendría, en el plano teórico, las ventajas que se ponen
de manifiesto en el Libro verde: autocomposición de los intereses y
evitación del atentado contra el orden público de los Estados
miembros.
No obstante, se ha de tener en cuenta que en la reglamentación del
estado civil coexisten no sólo los intereses individuales y personales,
sino también -y con particular relieve- los públicos o estatales, por
cuanto cada país posee un ánimo evidente en controlar cuestiones
como la identidad y estado de los ciudadanos en lo que concierne a
su nombre y apellidos, su sexo, su mayoría o minoría de edad, su
situación matrimonial, etc. Dicho con otras palabras, la posibilidad de
elección por los ciudadanos del ordenamiento estatal aplicable a las
situaciones del estado civil resultaría incompatible con la naturaleza
pública o semi-pública de esta institución (aun en el caso en el que
existiera una estrecha vinculación entre la persona en cuestión y el
ordenamiento elegido como aplicable), por lo que no es aconsejable
en el momento presente de la construcción europea.
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Pregunta 11 Además del reconocimiento de pleno derecho o del
reconocimiento basado en la armonización de las normas de
conflictos de leyes, ¿piensa que otras soluciones pudieran suponer
una respuesta a los efectos transfronterizos de las situaciones
jurídicas relacionadas con el estado civil?
La técnica que aportaría la solución definitiva a los problemas
derivados de la diversidad de reglamentación de los actos del estado
civil en los Estados miembros de la Unión Europea sería la
armonización material de dicha reglamentación consagrando un único
estatuto personal. Si bien esta hipótesis se ha alcanzado en el ámbito
de la determinación de la mayoría de edad a los dieciocho años
merced a lo establecido en algunos instrumentos supraestatales
vinculantes para todos los Estados de la Unión Europea, su
generalización no es fácil ni cuenta con el marco jurídico adecuado en
el actual momento de la construcción europea, como se ha puesto de
manifiesto en el propio Libro verde al señalarse que la Unión Europea
no tiene competencias para intervenir en el Derecho de familia
material de los Estados miembros y que el Tratado de
Funcionamiento de la Unión Europea no ofrece ninguna base jurídica
para aplicar una solución de este tipo.
Sevilla, abril de 2011
Prof. Dr. Andrés Rodríguez Benot
Prof. Dr. Alfonso Ybarra Bores
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