RAE UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA FACULTAD DE FILOSOFÍA LICENCIATURA EN FILOSOFÍA 1. TÍTULO EL SÓCRATES DE FRIEDRICH NIETZSCHE 2. AUTOR JHONATHAN ALEXANDER SONZA NOVOA 3. PUBLICACIÓN Lugar: Bogotá D.C. – Cundinamarca Año: 2008 Páginas: 64 4. TIPO DE DOCUMENTO Trabajo de grado 5. PALABRAS CLAVE Nihilismo, tragedia griega, Nietzsche, Sócrates, cristianismo, moral, origen, Apolo, Dionisio, dialéctica. 6. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA La mirada que tiene Friedrich Nietzsche, del autor griego Sócrates y la influencia que tuvo este en la cultura occidental. 7. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA ¿Por qué siendo F. Nietzsche un admirador y conocedor de la cultura griega clásica, ataca radicalmente a Sócrates, uno de los pilares constitutivos del pensamiento griego? 8. LÍNEA DE INVESTIGACIÓN Filosofía Contemporánea Humanista. 9. METODOLOGÍA Investigación apoyada en el Análisis Hermenéutico, que consistirá en desplegar los temas planteados y descomponerlos en partes, apoyándome en diversos textos, de índole primaria y secundaria. 10. RESULTADOS Mostrar de manera sintética, algunos de los argumentos más relevantes que utiliza el autor alemán en contra de Sócrates, para que por medio de ello podamos identificar la verdadera imagen del Griego. 11. FUENTES NIETZSCHE, Friedrich. El nacimiento de la tragedia. Traducción de Andrés Sánchez Pascual. Madrid: Editorial Alianza. 1982. NIETZSCHE, Friedrich. Crepúsculo de los Ídolos. Traducción de Andrés Sánchez Pascual. Madrid: Editorial Alianza. 1982. NIETZSCHE, Friedrich. Los filósofos preplatónicos. Clásicos de la cultura. Madrid: Editorial Trotta. 2003 LEFEBVRE, Henri. Nietzsche. México: Editorial Fondo de cultura económica, 1972. DELEUZE, Gilles. Nietzsche y la filosofía. Barcelona: Editorial Anagrama, 1986 EL SÓCRATES DE FRIEDRICH NIETZSCHE JHONATHAN ALEXANDER SONZA NOVOA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA FACULTAD DE FILOSOFÍA BOGOTÁ 2007 EL SÓCRATES DE FRIEDRICH NIETZSCHE JHONATHAN ALEXANDER SONZA NOVOA Trabajo de grado William Rojas Cordero DIRECTOR MONOGRAFÍA UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA FACULTAD DE FILOSOFÍA BOGOTÁ 2007 Nota de aceptación: _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ _______________________________________ ______________________________________ Firma del presidente del jurado ______________________________________ Firma de jurado ______________________________________ Firma de jurado Bogotá, octubre 2007 Dedicatoria Quiero dedicar este trabajo a aquellas personas que me han apoyado incondicionalmente, brindando su afecto, respaldo y otros factores que hicieron posible una de las metas de mi vida: superarme. En especial a mi querida madre, María del Carmen Novoa Rubiano, quien, siempre a mi lado, me impulsa día a día para seguir adelante, demostrando siempre su ejemplo de vida y deseo de superación a toda costa. A mi novia Audrey López para que sea esta dedicación, un incentivo para seguir adelante en su vida, sin olvidar que siempre voy a su lado. A los maestros que despertaron en mi el espíritu y el amor a la filosofía, a mi profesor Hernán Martínez Millán, una persona que admiro profundamente, ya que con su actitud y entrega, impulsó en mi el deseo de saber y encontrar lo que en realidad me satisface. A los demás profesores e integrantes de la facultad por brindar desinteresadamente sus conocimientos, a los maestros, William Rojas y Franklin Púa, a mis amigos Erick y Carlos, personas de gran significado en mi vida. Y quizás, a todos aquellos que pensaron que no lo iba a lograr. AGRADECIMIENTOS Agradecer inmensamente a mi madre, María del Carmen Novoa a los profesores de la facultad, al maestro William Rojas, por la dirección de la monografía, a mi novia Audrey López, a mis compañeros Erick Quintanilla, Carlos Martínez, y a todos los que han estado siempre ahí con su espíritu de superación inundándome de éste. Agradecer también a Dios por brindarme la oportunidad de llegar hasta este punto y conocer personas maravillosas de las cuales he podido aprender. Agradecer a todos los que de alguna u otra manera ya no están conmigo, los recuerdo y les agradezco de corazón por todo lo brindado. Sinceras gracias por todo. CONTENIDO Pág. INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………. 4 1. LA MIRADA NIETZSCHEANA DE SÓCRATES………………………………... 9 1.1 SÓCRATES Y LA TRAGEDIA GRIEGA………………………………………… 11 1.2 LO DIONISIACO, LO APOLINEO Y SÓCRATES……………………………… 20 1.3 LA MORAL SOCRÁTICA………………………………………………………… 23 2. NIETZSCHE CONTRA SÓCRATES………………………………………………. 26 2.1 LA CRÍTICA A OCCIDENTE……………………………………………………… 28 2.2 SÓCRATES Y EL CRISTIANISMO………………………………………………. 35 3. LA FILOSOFÍA NACE CUANDO MUERE LA TRAGEDIA GRIEGA…………... 39 3.1 EL GIRO SOCRÁTICO……………………………………………………………. 43 3.2 EL VERDADERO SÓCRATES…………………………………………………… 47 4. CONCLUSIONES………………………………………………………………….. 50 BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………… 53 ANEXO……………………………………………………………………………………55 INTRODUCCIÓN En la conformación del pensamiento occidental son numerosos los hombres con cualidades discursivas y filosóficas, de carácter trascendente y relevante, la contemporaneidad no iba a ser la excepción en cuanto la cosecha de pensadores, pero ahora de una forma diferente e interesante. El discurrir filosófico contemporáneo se caracteriza, entre muchas otras cosas, por una serie de corrientes, movimientos y pensadores que dan a este periodo un toque humanístico, vitalista, existencialista, entre otros. Pensadores como, Ludwing Feuerbach, Sören Kierkegaard, Karl Marx y Friedrich Engels, aportaron al pensamiento occidental un nuevo aire y nueva forma de acceder a los paradigmas filosóficos, en esta ocasión de un modo fascinante y diferente. Pero, la contemporaneidad no hubiese sido igual sin el surgimiento de una figura que durante gran parte de su vida fue polémica, sospechosa, sugestiva y a la vez admirable en su forma de pensar, mal-interpretada por algunos y aceptada por otros. De quién más hablar sino del rígido y tenaz Friedrich Nietzsche, hombre que vaticinó muchos de los problemas morales y religiosos de su época y que criticó arduamente el pensamiento occidental como responsable de llevar al hombre a la hecatombe y el acabose de su propia especie. Este pensador me ha llamado particularmente la atención por lo que deja dilucidar de su amplio pensamiento, por la forma en que expresa su elucubración filosófica, por su análisis y crítica a los paradigmas filosóficos del pensamiento occidental y, por la pasión con la que en sus obras se plasma el sentido que le quiere dar a la vida del hombre. Por esta razón en este trabajo monográfico me he interesado insistentemente por tratar de auscultar en la majestuosa obra del alemán la mirada que este tiene del pensador ateniense Sócrates. Desde este punto de vista y teniendo en cuenta el interés que me suscita el pensamiento nietzscheano, quiero plantear la pregunta que ocupa este trabajo monográfico: ¿Por qué siendo F. Nietzsche un admirador y conocedor de la cultura griega clásica, ataca radicalmente a Sócrates, uno de los pilares constitutivos del pensamiento griego? Ahora bien, teniendo claro el interrogante que expongo en la presente empresa, es de suma importancia saber que éste se desarrollará con herramientas argumentativas y reflexivas que nos conduzcan a una posible enmienda de la problemática que se planteó. La cuestión anterior nos exhorta principal de nuestra investigación. a partir de la siguiente hipótesis, como eje Ha de saberse de antemano, el gran valor que tenía la cultura griega para Nietzsche, desde el pensamiento mítico, pasando por la tragedia griega, como expresión de vitalidad e irracionalidad propia de la naturaleza humana, llegando hasta el responsable de aquel que hizo que ésta expresión teatral (la tragedia Griega), degenerara agónicamente hasta su muerte, el autor responsable de este suceso, el pensador Sócrates, quien pretendía con su actitud filosófica –si la poseía– inundar al hombre de un racionalismo que lo llevaría a vivir una vida casi perfecta, aparentemente. Lo anterior es un breve lineamiento de lo que se pretende mostrar. La presente monografía estará segmentada en tres capítulos organizados consecutivamente, asunto que llevará a desarrollar la problemática que se vislumbra en nuestro trabajo y así tratar de objetar el interrogante que nos atañe en esta ocasión. En el primer capitulo me he propuesto analizar la mirada nietzscheana de Sócrates, empezando por enseñar el valor que tiene la tragedia griega dentro de su contexto, la relación que existe entre Apolo y Dionisio como unidad necesaria para la vida, y la misión degenerativa de Sócrates dentro de éste asunto. En el segundo se propone mostrar la posible influencia que tuvo Sócrates –según Nietzsche– desde “occidente” y “el cristianismo”, como antagonistas del hombre occidental. Y finalmente, presentar un tema que se denomina “el giro socrático” para mostrar desde mi punto de vista al verdadero Sócrates, obviamente siempre de la mano de Nietzsche, para no quedarnos así en mera especulación y sin caer tampoco en un breve resumen de lo que el alemán hizo, sino más bien utilizarlo, en este caso, como base para la creación y fundamentación de nuestros argumentos filosóficos. Evidentemente de lo que se trata en lo posible y sin pretensiones, es de hacer filosofía y no de contar la historia de algo que un autor escribió. Entre los textos que guían la presente investigación encontramos: Los filósofos preplatónicos (1869), El nacimiento de la tragedia o Grecia y el pesimismo (1872), El crepúsculo de los ídolos (1886), entre otros, del autor alemán y, otros de fuente secundaria. Para que el presente trabajo posea cierto grado de veracidad en el campo de la filosofía, es necesario manejar un lenguaje coherente y filosófico que explique de forma clara las tesis con respecto al tema tratado. Para esto quiero apoyarme como método de investigación y desarrollo de la misma, en el Análisis Hermenéutico, que consistirá en desplegar los temas planteados y descomponerlos en partes, apoyándome en diversos textos, de índole primaria y secundaria. Sin más, abordemos ahora éste interesante tema, no sin antes mencionar que se desarrolló con el ánimo de brindar un trabajo provechoso, fructífero, crítico y ante todo serio, pero sin ninguna pretensión arrogante, ofrecer un aporte dentro de este mar de conocimiento al que conocemos como filosofía. 1. LA MIRADA NIETZSCHEANA DE SÓCRATES INTRODUCCIÓN El objetivo de este primer capítulo es examinar la mirada que realiza Friedrich Nietzsche de uno de los personajes influyentes dentro del pensamiento occidental, en esta ocasión corresponde al pensador ateniense Sócrates. Nietzsche es sin duda alguna uno de los pensadores más relevantes y admirados de la etapa filosófica contemporánea, surgida en la cultura occidental, poseedor de una estructura con gran carácter y temple, criticado por ser el profeta de un pensamiento radical y severo que observa con ojos de poca gratitud la influencia del cristianismo y la moral del hombre durante la historia. Este mismo pensamiento que fue y que aún es arduamente reflexionado, iluminó el sendero a posteriores movimientos filosófico-humanistas como el existencialismo, que para algunos se podría señalar como el sucesor y la evolución del vitalismo. Este último hace énfasis en el valor de la vida, valor que el mismo Sócrates, según Nietzsche cambió. Ahora bien, es de suma importancia en la elaboración del presente capítulo tener en cuenta el pensamiento de un personaje del que no se tienen datos propios, pero que es recordado frecuentemente aún en nuestros días en el ámbito filosófico por su forma de actuar y su célebre “conócete a ti mismo”, pues bien, de quien más hablar sino de un personaje que en realidad atentaba con su rostro, contra el valor de belleza en la cultura griega, es este el pensador ateniense Sócrates. Estos personajes son los ejes principales de la investigación que se procura desarrollar, es decir, más que inquirir una breve parte del pensamiento de cada uno de estos filósofos, lo que se persigue es observar y analizar propiamente la mirada que hace el autor alemán al denominado “mártir de la filosofía”. Es evidente, de lo que se trata es de analizar el Sócrates de Nietzsche. No se pretende desde ningún punto de vista quedarnos en un tema que quizás sea evidente, sino exponer de manera más objetiva, menos reverencial y más crítica a aquel hombre que como diría el propio Nietzsche, “[...]es un plebeyo, es un inculto, y nunca recuperó como autodidacto las clases perdidas en la juventud. Además es específicamente desagradable y, como él mismo dijo, dotado por la naturaleza de las pasiones más vehementes. Nariz chata, labios gruesos, ojos saltones [...]”1. Sin más, empezaré la primera parte de esta monografía haciendo un acercamiento a la tragedia griega y la influencia del pensador anágrafo griego dentro de la misma y, posteriormente se tomará una de las acotaciones de Nietzsche; lo apolíneo, lo dionisiaco y Sócrates, y para finiquitar esta primera parte hablaremos de la moral socrática. 1 NIETZSCHE, Friedrich. Los filósofos preplatónicos. Madrid; Trota, 2003, p. 167 1.1. SÓCRATES Y LA TRAGEDIA GRIEGA Acerca de Sócrates y la tragedia griega, es de suma importancia ahondar en la concepción que poseían los griegos de esta forma de ejercicio teatral, ya que hubo pueblos primitivos con ciertas formas de actuación similares a las de la tragedia, pero que a la postre ésta (la tragedia) se iba a identificar más con el espíritu griego. Son los mimos los que durante las fiestas de Dionisos llevan la acción en las primeras y precarias representaciones trágicas, mientras que por otro lado era el coro el encargado de las oportunas explicaciones. Para tener en cuenta los orígenes de esta expresión teatral debemos remontarnos al siglo V a. C., cuando los actores mímicos fueron sustituidos por trágicos o comediantes vocales, además, hasta que ocurriera este suceso la tragedia griega se limitaba a relatar o recrear los hechos más relevantes del dios por el que se desarrollaban las fiestas. Pero hombres como Esquilo, Sófocles y Eurípides empezaron la metamorfosis de lo que se denominaba tragedia, ya que estos individuos empezaron a escribir y a transformar las historias que se iban a representar dentro del campo teatral. “La tragedia pereció de manera distinta que todos los géneros artísticos antiguos, hermanos de ella: acabó de manera trágica mientras que todos ellos fallecieron con una muerte muy bella”2. La cuestión del asunto es que la tragedia no falleció al instante, empero, tuvo un punto de agonía que se prolongó hasta degenerarla, “[...] esa agonía de la tragedia se llamaba Eurípides”,3 pero la degeneración vendría a aparecer con Sócrates. Estos dos personajes tienen mucho en común, además de ser contemporáneos. Se solía afirmar que Sócrates ayudaba a Eurípides en la construcción de sus obras trágicas, aquí se podía observar el concepto de lo que más adelante de llamaría “socratismo”. “Con Eurípides irrumpió en el escenario el espectador, el ser humano en la realidad de la vida cotidiana. El espejo que antes había reproducido sólo los rasgos grandes y audaces se volvió más fiel y, con ello, más vulgar[...]”4. Eurípides fue el encargado de procurar el pensamiento y de inundar al pueblo griego de filosofía e inteligencia con sus representaciones trágicas. Para los griegos la tragedia representaba, más allá de una expresión teatral, una forma de expresión axiológica, es decir, se le otorgaba un fuerte valor ético y formativo, ya que a partir de ésta los ciudadanos podían observar en ella, algunos de los compendios axiológicos propios de su cultura para reflexionar. Las representaciones dentro de las tragedias griegas plasman sin ningún tipo de limitación la realidad propia de la vida del ciudadano griego, aunque Esquilo en 2 NIETZSCHE, Friedrich. El nacimiento de la tragedia o Grecia y el pesimismo. Madrid; Alianza, 1973, p. 213 3 Cfr. Ibíd., p. 213 4 Ibíd., p. 214 uno de sus interrogantes culpe a Eurípides de la decadencia absoluta del arte trágico, «¿Qué mal no procede de él?,»5 (Recordemos que Eurípides no tenía en cuenta a Esquilo y a Sófocles como antecesores de la tragedia griega, sino como ofensores de la misma), dentro de esos males podemos encontrar el concepto de socratismo, que nos conduce a la siguiente afirmación: si Sócrates tuvo algún profeta o predecesor en cuanto a pensamiento, éste fue Eurípides, En torno a Eurípides hay, en cambio, un resplandor refractado, peculiar de los artistas modernos: su carácter artístico casi no-griego puede resumirse con toda brevedad en el concepto de socratismo.«Todo tiene que ser consciente para ser bello», es la tesis euripidea paralela de la socrática «Todo tiene que ser consciente para ser bueno» Eurípides es el poeta del racionalismo socrático6. Pero ¿cómo hablar del socratismo sino a partir del mismo Sócrates?. Pues bien, el socratismo existía mucho antes del mismo Sócrates, pero representado en Eurípides aunque no denominado con este término, ya que este personaje fue el que descubrió la decadencia del drama musical griego en la tragedia de Esquilo y Sófocles. 5 Este interrogante plasma la rivalidad que hubo entre estos dos hombres, hasta el punto de difamarse de forma burlesca el uno contra el otro. 6 Ibíd., p. 220 Sócrates y Eurípides dentro de la polís griega eran sentimiento de unidad, estos dos nombres solían pronunciarse juntos como artífices o pervertidores del pueblo, además de que sostenían una buena amistad, era Sócrates el que ayudaba a Euripides a escribir sus obras, lo cual es muestra clara de que en cada una de ellas, se percibía un aroma del socratismo en la tragedia euripidea. Estos dos personajes en un sentido más profundo aparecen en la aseveración del oráculo délfico que modula la sabiduría suprema de Sócrates sobre los demás hombres. Se infiere de lo anterior que Eurípides sería el segundo al mando de la sabiduría. “La frase del dios délfico de que Sócrates es el más sabio de los hombres contenía a la vez el juicio de que Eurípides le correspondía el segundo premio en el certamen de la sabiduría”7. El lema Socrático nos lleva a entender la situación en la que Sócrates se relaciona con los artesanos, poetas, oradores y demás intelectuales de la polís, ya que él quería comprobar si el oráculo decía la verdad acerca de la sabiduría que poseía, y qué mejor forma de comprobarlo sino con la elite griega, razón por la cual afirma el viejo mayéutico que estos tienen una idea falsa acerca de sí mismos y que además no poseen de su profesión una conciencia exacta, argumentando además que todo lo que desarrollan es «únicamente por instinto», he aquí el lema del socratismo. 7 Ibíd., p. 221 De lo anterior podemos manifestar la ingenua postura racional socrática de la afirmación délfica ya que, “Nunca tuvo éste duda de la corrección del planteamiento entero del problema. «La sabiduría consiste en el saber», y «no se sabe nada que no se pueda expresar y de lo que no se pueda convencer a otro»”8. Esta postura socrática se nos muestra como un mundo totalmente al revés, mundo que llevó a la decadencia de la tragedia griega, puesto que nadie podía convertir en palabra o discurso la antigua técnica artística (tragedia), llegando Sócrates a negar aquel tipo de sabiduría magnífica, misión a la cual también se le unió Eurípides contraponiendo a esta la obra de arte socrática, pero de una forma tan disimulada que muchos percibieron el cambio generaciones después. Para corroborar con lo anterior, es de suma importancia que descubramos por fin cuál es el culpable de la decadencia irreversible en la tragedia griega, El socratismo desprecia el instinto y, con ello, el arte. Niega la sabiduría cabalmente allí donde está el reino más propio de ésta. En un único caso reconoció el mismo Sócrates el poder de la sabiduría instintiva, y ello precisamente de una manera muy característica. En situaciones especiales en 8 Ibíd., p. 221 que su entendimiento dudaba Sócrates encontraba un firme sostén gracias a una voz demónica que milagrosamente se dejaba oír9. El problema de Sócrates versa en que en realidad poseía un mundo al revés, en donde lo consciente y lo inconsciente juegan un papel definitivo dentro de esta patología. Toda su vida, su filosofía, su forma de ser y hasta su rostro era enfermizo, “Incluso Sócrates dijo al morir: «vivir – significa estar enfermo durante largo tiempo: debo un gallo a Asclepio salvador»* Incluso Sócrates estaba harto”10. Pues bien, queda penosamente descubierto que la patología que poseía el honorable Sócrates, era nada más y nada menos que vivir, es decir, vivir=patología. ¡Gran pilar de la filosofía tiene occidente, un hombre que desprecia sin más la vida!, en realidad vamos hacia el acabose. La voz en su interior representa lo inconsciente, eterno rival de su estado de conciencia típico, pero lo que él no comprende –según Nietzsche– es que en todas las naturalezas productivas lo inconsciente es aquella cuestión que causa un efecto creador armónico y afirmativo, en cambio lo consciente nos lleva hacia lo crítico, lo fustigador y lo sugerente. En Sócrates no funciona así por que para él, el instinto (inconsciencia) es la parte detractora, crítica, mientras que la conciencia 9 Ibíd., p. 222 Véase Fedón, 118 a: «Ya estaba frío el bajo vientre, cuando Sócrates se descubrió, pues estaba cubierto con un velo, y * dijo, y estas fueron sus últimas palabras: Critón, debemos un gallo a Asclepio; pagádselo y no lo descuideis» En Atenas ofrendaban un gallo a Asclepio, en agradecimiento, precisamente quienes habían recobrado la salud. La muerte seria, pues, según Sócrates, la curación de la enfermedad que es vivir. 10 NIETZSCHE, F. Crepúsculo de los ídolos. Op. Cit., p. 37 seria lo armónico, afirmativo, un creador, razón por la cual decimos que Sócrates corresponde a un mundo al revés. Desde el punto de vista de nuestro autor es ineludible comentar que Sócrates muestra un desprecio mordaz y casi enfermizo por lo instintivo y que no es el único al que se le puede observar esta cualidad. Entre otros encontramos a Platón que también se vio seriamente influenciado por esta forma de desprecio hacia lo instintivo, También el divino Platón fue en este punto victima del socratismo: él, que en el arte anterior veía solo la imitación de las imágenes aparentes, contó también «la sublime y alabadísima» tragedia –así es como él se expresa– entre las artes lisonjeras, que suelen representar únicamente lo agradable, lo lisonjero para la naturaleza sensible, no lo desagradable, pero a la vez útil11. Es esta la muestra fehaciente del poco valor que también Platón le daba a la tragedia griega, hasta el punto de llegar a compararla con el arte culinario y el de la limpieza. Cabe aclarar, que dentro de los personajes impregnados por el socratismo se encontraba el renombrado Eurípides, y así muchos autores posteriores a este “filósofo” que vio en la conciencia y en los valores el punto de partida para su filosofía y también el procedimiento pulcro y macabro –quizás inconsciente– para 11 Ibíd., p. 223 finiquitar con una de las formas artísticas más importantes de la humanidad: la tragedia Griega. Por ahora nos apartaremos un poco del contexto histórico que hemos venido desentrañando desde los orígenes de este movimiento artístico, para adentrarnos detalladamente en la concepción que tiene F. Nietzsche de la misma, es decir de lo trágico. Para analizar el contenido fundamental de la tragedia, desde el punto de vista nietzscheano es importante tener en cuenta que este filósofo opone la visión trágica del mundo a otras dos visiones, a saber, la visión dialéctica y la cristiana, para ser más específicos la tragedia griega tiene tres formas de perecer hasta su ocaso. En la primera forma muere debido a la dialéctica socrática, es lo que conocemos como la muerte “euripidiana”, en la segunda, a causa del cristianismo y por último nos encontramos con la unión de la dialéctica moderna y el mismo Wagner en persona, es indudable que la cuestión que nos concierne en este momento es examinar la primera forma de muerte de la tragedia griega; la llamada euripidiana o socrática. Para Nietzsche el término dialéctica representa mucho más que una forma de conocimiento filosófico, ya que debemos tener en cuenta el carácter antidialéctico de la filosofía de Nietzsche, en paradigmas tan distinguidos como la fuerza, lo negativo y la voluntad, además se debe evitar al máximo “dialectizar” cuando abordemos el pensamiento Nietzscheano, por que entonces estaríamos especulando como “la plebe” o pensando como esclavos. “[...] Por eso Nietzsche presenta la dialéctica como la especulación de la plebe, como el modo de pensar del esclavo”12. Es la dialéctica junto con el modo cristiano de vivir lo que nos impide comprender y pensar lo trágico sin dejar de “dialectizar”, debido a que cuando se habla de lo trágico desde la dialéctica se asocia esta concepción con lo perjudicial, con lo contradictorio, con lo dañino, lo mordaz, “La dialéctica propone una cierta concepción de lo trágico a lo negativo, a la oposición, a la contradicción. La contradicción del sufrimiento y de la vida, de lo finito y de lo infinito en la propia vida, del destino particular y del espíritu universal en la idea; el movimiento de la contradicción, y también de su solución: así se representa lo trágico”13. 1.2. LO DIONISIACO, LO APOLÍNEO Y SÓCRATES. La contradicción representa un principio esencial para comprender la concepción Nietzscheana de lo trágico, esta se refleja en la oposición dialéctica que hay entre 12 13 DELEUZE, Gilles. Nietzsche y la filosofía. Barcelona; Anagrama, 1986, p. 19 Cfr. Ibíd., p. 20 Dionisos y Apolo, debido a que Apolo construye una imagen bella, ficticia y sin angustia de la vida, para liberarse así del sufrimiento, borra el dolor, mientras que su opuesto (dialécticamente hablando) Dionisos, destroza al individuo, lo sumerge en el dolor, no busca liberarse de la situación de sufrimiento, no se apoya en la apariencia. Pero Apolo y Dionisos no se oponen como términos de contradicción. Dionisos es como el cimiento sobre el que Apolo muestra su apariencia, pero al fin Dionisos es el que sostiene la apariencia apolínea. Dionisos es en el fondo lo trágico de la tragedia y Apolo aquel que transforma lo trágico en drama, «La tragedia, es el coro dionisiaco que se distiende proyectando fuera de sí un mundo de imágenes apolíneas... En el curso de varias explosiones sucesivas, el fondo primitivo de la tragedia produce, por irradiación, esta visión dramática, que es esencialmente un sueño... El drama es, pues, la representación de nociones y acciones dionisíacas», la objetivación de Dionisos bajo una forma y un mundo apolíneos14. 14 Ibíd., p. 22 Lo trágico nos lleva entonces a la afirmación de la vida, no a la negación de ésta. Sócrates es el dialéctico que tergiversa y asesina el sentido verdadero de la tragedia, lleva a la negación de la vida. Anteriormente habíamos hecho referencia a la relación substancial, necesaria y conciliadora de lo dionisiaco y lo apolíneo en la constitución de la tragedia griega; pues bien, llega ahora el momento de involucrar a Sócrates en este asunto, y vamos a hacerlo porque en realidad (y para corroborar lo anterior) cualquier tipo de oposición de la que se pretenda hablar, sea dialéctica o no, no se da entre Dionisos y Apolo si no más bien entre Dionisos y Sócrates, “[...] la verdadera oposición no va a ser la oposición solo dialéctica entre Dionisos y Apolo, sino aquella, más profunda, entre Dionisos y Sócrates. No es Apolo el que se opone a lo trágico o por quien lo trágico muere, es Sócrates. Y Sócrates no es ni apolíneo ni dionisiaco”15. Aquí traemos a colación lo que departimos acerca del “mundo al revés” o esa extraña inversión –en Sócrates– de lo consciente y lo inconsciente, por que el instinto representa ese motor afirmativo y creador, mientras que lo conciente es aquello crítico y negativo, pero en Sócrates funciona a la inversa, ya que lo crítico, lo perjudicial y negativo lo ubica en el instinto y, lo afirmativo y creador, en la 15 Ibíd., p. 24 conciencia. De aquí que Sócrates sea el primer genio de la decadencia, “[...] opone la idea a la vida, juzga la idea por la vida, presenta la vida como si debiera ser juzgada, justificada, redimida por la idea”16 Sócrates quiere racionalizar, teorizar, “apolinizar” (si existiera el término), y armonizar la vida, actitud que lo hace ver como el verdadero adversario del hombre trágico, cuando pretende que la vida sea indigna por ser negativa, por ser dolorosa, por tener sufrimiento. En esta ocasión, Dionisos es el representante del sentido trágico, en donde las pasiones son más valiosas que las razones. Lo dionisiaco implica además, la unidad de todos los seres de la naturaleza, unidad del dolor y de la alegría, del bien y del mal, elementos que se hallan en una rotación perpetúa. Es el paso a lo que Nietzsche denomina “la unidad primordial”. Por lo tanto, en un mundo configurado de esta manera, donde todo es parte del ser, no hay espacio para la moral, –y menos para la socrática–, pues no hay propiamente espacios o situaciones malas. Todo es parte de “lo uno” (Apolo y Dionisos no son contrarios ni opuestos, son unidad, son complementariedad, el 16 Cfr. Ibíd., p. 20 mundo griego halló en la tragedia una síntesis entre ambas tendencias), incluso el dolor y la crueldad. Además, de la vitalidad dionisiaca y el mal, el instinto, recordemos, es otro elemento constitutivo y central de la óptica trágica, ya que éste, es decir, el instinto es el medio fundamental para acceder a la vida misma, a través de la cual se encuentra el hombre con aquella unidad primordial que mencionamos. 1.3. LA MORAL SOCRÁTICA. Dentro de los parámetros del pensamiento nietzscheano se intenta observar en Sócrates el origen del pensamiento racional, con el cual se arruina gran parte de la cultura de la antigua Grecia, debido a que para el autor alemán la etapa en donde la tragedia “paseaba” por las calles griegas e inundaba de “sabiduría instintiva” a la gloriosa Atenas, fue la época más floreciente y rica de la historia universal, época que tristemente, fue declinando con el denominado “socratismo”, que apestaba mucho antes que el propio Sócrates con Eurípides, por ejemplo. Ahora bien, debemos tener en cuenta que la visión Nietzscheana de Sócrates es radical y severa, sin escatimar esfuerzos para hallar en él un fundamento mediocre, vacío, sin sentido de la existencia, y aún más, de la vacuidad axiológica que se encuentra en él. Sócrates en su moralidad es para Nietzsche un enfermo que encuentra la cura en su muerte, se apoya en el conocimiento dialéctico para luchar contra el placer, los dioses y la furia, poniendo el conocimiento y el comportamiento moral, como coincidentes, “Esta es la auténtica creencia socrática: que el conocimiento y el comportamiento moral coinciden”17. A partir de aquí empieza el arduo trabajo mayéutico de Sócrates, que consiste en interactuar con diversidad de oradores y artistas de su época, encontrando en ellos solo tinieblas que se traducen en ignorancia, razón que llevaría a afirmar –según la inversión de su creencia– “[...] donde no hay conocimiento puro se halla entonces τò κακóν [el mal]”18, convirtiendo a Sócrates en uno de los críticos de su tiempo, indagando cómo en su época, se procede por turbios impulsos o por el conocimiento, lo cual lo lleva a afirmar que las cosas instintivas son un cosmos de ignorancia; “El mundo de las ανθρϖπινα [cosas humanas] le parecía un mundo de αµαθια [ignorancia]”19. El deseo infinito de Sócrates era ordenar y crear un compendio de normas que lleve al hombre a vivir conforme a la virtud, es decir, maquinar una especie de “ciencia” del universo ético, en donde él sea fundador, profeta y ungido de esta nueva “corriente moral socrática”, ya que antes de este proyecto, aparentemente el hombre vivía en un tipo de quimera instintiva. Cuestión totalmente discutible, 17 NIETZSCHE, Friedrich. Los filósofos preplatónicos. Op. Cit., p. 168 Cfr. Ibíd., p. 168 19 Ibíd., p. 169 18 porque los hombres no tenían que buscar un ideal ético sino que estaban ahí presentes como parte de un aliento vital. El Sócrates moral que se deja ver en Nietzsche es un hombre enfermo, con un padecimiento crónico del espíritu, que busca hallarle explicación racional a cualquier hecho, dejando de lado la vitalidad del mundo, los instintos, apoyándose en la razón, creyendo que esto le podía mostrar el camino correcto hacia la superación de lo instintivo. Nietzsche identifica en la muerte de Sócrates, en su vivo deseo de morir, el primer y más evidente síntoma de esta milenaria enfermedad (la filosofía) que envilece al hombre occidental (De El crepúsculo de los ídolos). 2. NIETZSCHE CONTRA SÓCRATES Dentro del pensamiento nietzscheano, Sócrates representa –al menos en su periodo de juventud filosófico y filológico– un sujeto en el que ubica parte de su atención, ya que el autor alemán gracias a su estudio en filología, descubre en la tragedia griega una forma de filosofía que admira, pero que se ve afectada y contagiada de una forma de pensamiento como el “socratismo”, cuestión que ya fue abordada en la primera parte de este escrito. Ahora bien, lo que se pretende en este segundo capitulo es analizar más de cerca los posibles argumentos que se manifiestan dentro de una parte de la obra de Nietzsche en contra de Sócrates, debido a que, como ya lo hemos tratado, Sócrates es en el pensamiento del autor alemán, una figura poco agraciada, asunto que trataremos en estas líneas. Sócrates murió alrededor de los setenta años aproximadamente, hijo de Sofronisco y Fenarete, de familia poco culta y más bien plebeya, además sin ningún tipo de formación seria. La ausencia de un tipo de conocimiento o formación básica, en alguna rama del saber que criticaba, lo lleva a una serie de acotaciones absurdas frente a asuntos propios del área del saber; –es lógico–, ya que si no conoce ¿cómo podrá valorar lo que no conoce? Fue siempre enemigo de toda cultura y de todo arte, así como de la ciencia natural. Consideraba la astronomía como un conjunto de secretos divinos cuyo estudio era una locura: además, consideraba una insensatez servirse del conocimiento de los cuerpos celestes para viajar por tierra o por mar, así como para orientarse en la noche [...]”20. 20 NIETZSCHE, Friedrich. Los filósofos preplatónicos. Madrid; Trota, 2003, p. 166 Era evidente que el estudio que poseía sobre astronomía era nulo y no porque no existiera dentro de la cultura griega, sino por su pobre formación y además por la ignorante insensatez que lo caracterizaba. Pero no solo el estudio de los astros fue objeto de los dardos venenosos del viejo Sócrates, entre otros están la geometría, la matemática y la física, “Apología 19c: Sócrates no entendía nada de física ni de astronomía ουτε µικρον ουτε µεγα [ni grande ni pequeño]”21. Por supuesto el arte no se iba a ver excluido de la serie de apreciaciones del honorable plebeyo, pues no lo apreciaba, ya que solo comprendía de éste su aspecto práctico y utilitario, haciéndolo miembro de los que desprecian la tragedia (cabe mencionar que el “socratismo” influyó sobre manera en la agonía y posterior muerte de la tragedia griega). Sócrates pretendía entre otras cosas una reforma ética que luchara en contra del placer, la cólera y demás aspectos propios de la irracionalidad del hombre, cuestión que lo conduciría a la ignorancia como base de su existencia. 21 Cfr. Ibíd., p. 167 De esto se deduce que el pensamiento socrático no es más que un tipo de filosofía popular válida para todos, pues considera que la virtud se puede enseñar. 2.1 LA CRÍTICA A OCCIDENTE Podemos encontrar a lo largo de todo el pensamiento de Nietzsche una serie de acotaciones radicales y severas en cuanto a la crítica a occidente. Evidentemente lo que nos atañe en esta ocasión es analizar detalladamente algunas de las posibles críticas que realiza nuestro autor a fundamentos occidentales como la religión, la moral, y hasta la misma filosofía, entre otros. Ahora bien, teniendo en cuenta que lo anterior no es una empresa nueva, lo novedoso de este asunto versa en relacionar algunos puntos centrales de la crítica a occidente que desarrolla Nietzsche y, observar el lugar que posiblemente ocupó el pensamiento griego dentro de las mismas críticas, representado fundamentalmente en Sócrates y Platón. El objetivo de la crítica Nietzscheana a occidente es principalmente llegar al fondo instintivo de aquello que subyace a la cultura humana, debido a que en la cultura occidental, el espíritu apolíneo proclamado desde los griegos con Sócrates y otros más, ha venido tomando protagonismo en campos morales, religiosos y filosóficos, convirtiendo a occidente en blanco fácil para el hombre poseedor del espíritu dionisiaco. Por tal razón, la tarea a la que se apuntó Nietzsche, junto con otros pensadores (Freud y Marx), fue la de empezar a “sospechar” de ciertos paradigmas que constituyen y conforman la cultura occidental, para descubrir en el fondo, la realidad dionisiaca que durante siglos se ha venido enmascarando con velos y escenarios apolíneos, ocultando así el espíritu dionisiaco, que es, según nuestro autor, el verdadero motor de la realidad y de la vida. La cultura occidental a través de la historia se ha encargado conscientemente de ocultar el impulso primario que hace brotar la vida, para ello se apoya en la razón de la ciencia, la moral, la filosofía y la religión, aspectos que sin duda esconden la sin razón de la vida y el instinto que palpita en el fondo, para brindarle un aparente y vacío “sentido” a la misma. Cuando se quiere de cualquier forma ocultar la naturaleza humana, oponiendo a esta, facultades racionales (racionalizar la vida), se puede incurrir en la destrucción de la vida, hecho por el cual la civilización occidental se ha venido esmerando a lo largo de más de veinte siglos. Sócrates es el inicio de veinte siglos de decadencia. En la época moderna el hombre teórico ha triunfado: se llama equilibrado y normal, y sin embargo, no es más que un ojo monstruoso, ciclópeo, cuya mirada es mortal. El demonio del conocimiento ha destruido el sentido de las formas luminosas al mismo tiempo que el sentido de las profundidades. La humanidad se ha vuelto un “fruto podrido y roído por los gusanos”22. Por eso, en la medida en que occidente niegue la vida en sí misma y se empeñe en camuflarlo todo con el manto de la racionalidad, se dirige hacia la nada, hecho que dentro de nuestro autor se proclama como nihilismo, cuestión que analizaremos a continuación. El concepto “nihilismo”, dentro de la filosofía nietzscheana se podría abordar de dos maneras, a saber, nihilismo negativo y nihilismo reactivo, el primero, conduce a la falta de voluntad, al hombre que vive en la angustia, triste y desquiciado, sin deseo de vivir, aquel hombre que se niega a abrazar con ahínco y fervor los valores de la vida sin importar como venga, aquel que necesita de referentes, pautas o normas (en el caso de Sócrates pautas de tipo racional, moral, estético entre otras), para arraigarse a un supuesto de vida. 22 LEFEBVRE, Henri. Nietzsche. México; Fondo de Cultura Económica, 1972, p. 76 El segundo, hace referencia a aquel signo de la “voluntad de poder”, en donde se niega a Dios, al bien e incluso a lo verdadero, este hombre supera la preocupación que provoca la muerte de Dios, de esta forma el nihilista reactivo rechaza todas las formas de lo suprasensible. El primer sentido del nihilismo hallaba su principio en la voluntad de negar como voluntad de poder. El segundo sentido, «pesimismo de la debilidad», halla su principio simplemente en la vida reactiva, en las fuerzas reactivas reducidas a sí mismas. El primer sentido es un nihilismo negativo; el segundo sentido, nihilismo reactivo23. Sócrates, Platón, el cristianismo y la cultura occidental, se ubican –de acuerdo a la clasificación que acabamos de hacer– dentro de un nihilismo pasivo o negativo, debido a que todos los valores que ha creado occidente son falsos, decadentes, negadores de la vida, discípulos y esclavos de la voluntad de la nada, pero, cuando todo éste proyecto de “racionalidad y valores supremos” muestre sus falencias y la quimera desaparezca, llegará la hecatombe propia de un nihilismo negativo que se inicio con hombres “reflexivos, racionales y buenos” como Sócrates. Abordemos ahora someramente, algunas de los puntos críticos que hace Nietzsche de la filosofía y la moral, para que en el último apartado de este escrito 23 DELEUZE, Gilles. Nietzsche y la filosofía. Barcelona; Anagrama, 1986, p. 209 nos dediquemos a la crítica de la religión, más específicamente, Sócrates y el cristianismo. Su principal crítica en cuanto a la filosofía occidental está dirigida a la metafísica clásica. La filosofía tradicional será en primera instancia la que desarrolló Platón al querer afirmar la existencia de un mundo absoluto y perfecto (Mundo de las ideas), razón por la cual consideraba al ser como inmutable y estático. El objeto de la crítica son los conceptos metafísicos centrales con que se venía operando desde Platón. La crítica consiste en un análisis de dichos conceptos, no en contar la historia del proceso en que el otro mundo se convierte en una fábula. La crítica y la historia se entrecruzan en el camino, pero tienen tareas diferentes. La crítica busca el origen del mundo suprasensible y de los conceptos constituidos en su ámbito, y es, por tanto, una especie de genealogía de la metafísica24. En la filosofía occidental los grandes referentes han sido, para Nietzsche, sus más severos traidores, responsables de la corrupción que provoca el predominio de la razón sobre la vida. Sus críticas se dirigen contra Sócrates y Platón: Sócrates fue el encargado de que Apolo se impusiera sobre Dionisio, con lo que la razón dominó sobre la vida y arruinó la armonía de la misma. 24 LEFEBVRE, H. Nietzsche. Op. Cit., p. 33 Su discípulo Platón despreció el mundo que nos rodea, a la vez que se inventó uno nuevo, en el cual se encontraba la verdad y el bien. El idealismo de ambos esconde, en realidad, la decadencia, el temor ante la vida y el mundo, el miedo al instinto desordenado y dionisiaco, lo anterior, por la parte de la crítica a la filosofía, “el mundo verdadero, asequible al sabio, al piadoso, al virtuoso él vive en ese mundo, es ese su mundo. (La forma más antigua de la Idea*, relativamente inteligente, simple, convincente. Trascripción de la tesis «yo, Platón, soy la verdad»)25. La moral tradicional en Nietzsche representa un desprecio total del yo, debido a que ésta, junto con la cristiana, se caracteriza por poseer rasgos antinaturales, es decir, impone leyes e imperativos que van en contra de los instintos primordiales de la vida del hombre, creando en éste, un sentido ilusorio de “tranquilidad”. (Lo que se conoce dentro del pensamiento nietzscheano como moral de esclavos). La lógica de este tipo de moral consiste en una alteración de la personalidad, porque considera que lo poderoso y lo fuerte es algo suprahumano y en cambio lo débil es propio del hombre. Las acciones elevadas no son propias del hombre sino de otro yo más perfecto que se denomina Dios, reflejo fidedigno de un idealismo * Se mantiene con mayúscula la palabra «Idea» (Idee) para subrayar el carácter platónico que Nietzsche le da aquí. 25 NIETZSCHE, Friedrich. Crepúsculo de los ídolos. Madrid; Alianza, 1973, p. 51 platónico y de un estilo de vida socrático, eso es el cristianismo, “El cristianismo dio de beber veneno a Eros:- éste ciertamente, no murió, pero degeneró convirtiéndose en vicio”26. La debilidad del hombre disfrazada de poder, ha hecho que durante su historia se sienta con el poder de dominar lo que se le antoja, sin tener en cuenta que ha sido la misma historia el reflejo de su más perfecto plan de aniquilamiento, gracias a la moral y demás vicios de carácter “socrático-cristiano”. 2.2 SÓCRATES Y EL CRISTIANISMO Sócrates y el cristianismo, una combinación ideal para acabar con el hombre occidental, los dos armados de gran “valor moral” dispuestos a derribar cualquier tipo de deseo natural por parte del hombre, sometiéndolo a vivir en el rebaño, donde se le promete una vida plena, justa, bella y armoniosa, si se adecúa a una moral que va en contra de su naturaleza, conocida mejor, como moral cristiana. Recordemos que el cristianismo en sus inicios tuvo gran influencia del pensamiento griego. Para la comprensión de esta afirmación desarrollaremos un corto paralelo que muestre las similitudes que pudiesen haber entre el 26 NIETZSCHE, Friedrich, Más allá del bien y del mal. Madrid; Alianza, 1983, p. 110 cristianismo, el socratismo y el platonismo, para comprender así la crítica que hace Nietzsche al cristianismo y la posible influencia socrática dentro de éste. Nietzsche considera que la religión cristiana hace un desprecio por la vida, entendido éste, –el desprecio– como la negación de todo tipo de placer, deseo o impulso natural del hombre. Este desprecio por parte del cristianismo fue impulsado en occidente por hombres como Sócrates y Platón, el primero con el objetivo de racionalizar la vida y el segundo con la idea de un mundo suprasensible. La imagen de Dios según Nietzsche fue creada gracias al vacío, al temor y al desprecio del hombre por la vida, así como Platón desprecia el mundo sensible y Sócrates desprecia el espíritu dionisiaco y todo lo instintivo. El cristianismo ha creado la imagen de Dios para que el hombre pueda arrojar en él sus preocupaciones y le brinde un aparente sentido del cual el hombre no goza. La noción de “Dios” ha sido inventada como antinomia de la vida; en ella se resume, en una unidad espantosa, todo lo que es nocivo, venenoso, calumniador, toda la hostilidad contra la vida. La noción del “más allá” de “mundo-verdad” no ha sido inventada más que para depreciar al mundo existente, para no dejarle a nuestra realidad terrestre ningún fin, ninguna razón, ninguna tarea27. 27 LEFEBVRE, Henri. Nietzsche. Op. Cit., p. 263 Sócrates le pudo brindar al cristianismo una serie de elementos tales como la negación de cualquier tipo de placer sensible, la racionalización de la vida y la humildad, propia de esclavos, ya que con el cristianismo triunfa una moral que reivindica valores propios de lo que Nietzsche va a denominar la “moral de esclavos”, los valores de la humildad, el perdón, la pobreza, la debilidad entre otros, hacen del cristianismo en parte un buen discípulo socrático. Sócrates en su estilo de vida racionalista pretendía fomentar un modelo ético capaz de “desmembrar” en el hombre su naturaleza instintiva, motor de la vida, de esto el cristianismo aprendió juiciosamente con el hecho de castrar en el hombre aquello que no lo conduzca al bien, “la iglesia combate la pasión con la extirpación, en todos los sentidos de la palabra: su medicina, su «cura» es el castradismo”28. En el pensamiento cristiano el “deber”, “la santidad” y “la divinidad” se ven como cualidades que enaltecerán al hombre en el mundo que le espera, “el Reino de los Cielos”, si solo se mantiene, según Nietzsche en el campo de la moral de esclavos y además lucha en contra de los instintos de la vida, por eso aquél hombre que quiera complacer a Dios debe ser castrado * y dejar de ser él para convertirse en una oveja más del rebaño cristiano. 28 NIETZSCHE, Friedrich. Crepúsculo de los ídolos. Op. Cit., p. 54 Entiéndase castrado como el despojo de todo aquello que atente contra la vida racional, contra lo cristiano, contra el reino de Dios. * Con el cristianismo surge uno de los conceptos más enfermizos de la cultura occidental, que a propósito y coincidencialmente se ve en el hecho de la muerte de Sócrates, es el sentido de culpa (idea de culpabilidad de pecado, en “lenguaje cristiano”), Sócrates hizo que en el pueblo griego se percibiera el olor a culpa por su muerte, fue él quien impulsó al pueblo ateniense a que le diera a beber la copa, “[...] Sócrates quería morir; - no Atenas, él fue quien se dio la copa de veneno, él forzó a Atenas a dársela [...]”29. Este mismo sentido funciona dentro de los adeptos cristianos como el “regulador” de sus acciones. Es evidente que cualquier tipo de hecho natural que ha desarrollado el hombre es propio de él y no debe sentir ningún tipo de culpa, pues es su naturaleza, cuestión que el socratismo y aún más el cristianismo se han encargado durante la historia de implantar entre los hombres. El cristianismo hace el papel de traductor de todo tipo de filosofía socrática y platónica en términos comprensibles para todo el mundo, razón por la cual las críticas que se hacen al cristianismo son pertinentes también para Sócrates y su discípulo. 29 Cfr. Ibíd., p. 43 Por tanto, con el hecho de que la moralidad socrática y cristiana haya pretendido hacer un “moralismo”, no garantiza el éxito total frente a la irracionalidad de la vida, pues no se evade la decadencia por el hecho de combatirla. Lo que ellos utilizan como arma, es lo mismo de la decadencia*, pero con otro nombre, entonces no la vencen, “Sócrates fue un malentendido: la moral toda del mejoramiento, también la cristiana ha sido un malentendido”30. Nietzsche no se queda solamente en analizar la moral socrática y cristiana, sino que además, propone la superación de estos “sistemas alienantes” y “condicionantes” en el hombre, para que surja así un nuevo hombre, “el superhombre”, y podamos vivir más allá del bien y del mal, aspecto que dentro del pensamiento nietzscheano es de gran connotación, pero que no abordaremos en nuestro trabajo investigativo. * Se utiliza un sistema decadente como arma o herramienta, para combatir justamente un tipo de decadencia, en este caso la herramienta para combatir la dichosa “decadencia” no es más que un moralismo cristiano, que a la postre no es más que un sistema decadente. 30 Ibíd., p. 43 3. LA FILOSOFÍA NACE CUANDO MUERE LA TRAGEDIA GRIEGA Decir que la filosofía nace cuando muere la tragedia griega, es una afirmación severa, polémica y, quizás brusca para aquel que se encuentre con éste asunto sorpresivamente. Pero, debe tenerse en cuenta que ésta aseveración se ha venido desarrollando implícitamente durante nuestro trabajo, es posible que no de una forma directa, pero ha sido ésta nuestra empresa durante el mismo. De ahí el interés de Nietzsche por el ateniense Sócrates. Podría sonar contradictorio este aparte, pero en realidad es de suma importancia dicho tema dentro del pensamiento nietzscheano y más aún en el presente trabajo monográfico. Veremos por qué. Friedrich Nietzsche es sin duda alguna, amante de la cultura griega, estudioso rígido e implacable del periodo histórico donde el hombre alcanzó un nivel importante y valioso para el resto del pensamiento filosófico, aún hasta nuestros días. Esta cultura encierra evidentemente, infinidad de saberes que fundamentarían sólidamente el pensamiento occidental, cuna de la democracia, el arte, la literatura, la filosofía, el teatro, entre otras. Una cultura que pareciera sacada de un cuento mítico, casi perfecta, de otro mundo, capaz de armonizar de una forma natural lo sagrado y lo profano, lo mítico y lo real. Con los estudios que realizó de filología y la pasión que sentía por la cultura griega, Nietzsche observó que los griegos podían llegar a ser un paradigma o modelo a seguir dentro de la cultura occidental, ya que encuentra allí dos elementos básicos, concurrentes de diversas formas en la cultura trágica griega, a saber: lo apolíneo y lo dionisiaco. Esta “dupla“ representará dentro del pensamiento nietzscheano una raíz propia del estilo de vida que seguían los griegos, antes que la tragedia griega se degenerara con Eurípides y Sócrates, Los griegos, que en sus dioses dicen y a la vez callan la doctrina secreta de su visión del mundo, erigieron dos divinidades, Apolo y Dionisio, como doble fuente de su arte. En la esfera del arte estos nombres representan antítesis estilísticas que caminan una junto a la otra, casi siempre luchando entre sí, y que solo una vez aparecen fundidas, en el instante del florecimiento de la voluntad de la «voluntad» helénica, formando la obra de arte de la tragedia ática. En dos estados, en efecto, alcanza el ser humano la delicia de la existencia, en el sueño y la embriaguez31. Estos dos personajes representarían dentro del pensamiento griego un estilo de vida que expresaría la sabiduría popular. Nietzsche observa lo dionisiaco como el mundo en donde se halla la voluntad instintiva, lo cual lleva a ubicar lo dionisiaco como elemento primordial para la vida, mientras que la parte apolínea es el elemento mesurado de la parte vital. Comprendiendo lo anterior es importante ver esta dupla no como contrarios sino como elementos constitutivos para el surgimiento de la vida, es decir, dos estados necesarios para la existencia del hombre. Se habla de que la filosofía nace cuando muere la tragedia, sencillamente porque con la agonía de esta forma artística, el pensamiento socrático racionalista empezaría una nueva forma de afrontar la vida, lo que se denomina como filosofía. [...] y se produjo la caída de la tragedia en el drama, la decadencia de ensueño dionisiaco en la serenidad griega. De esta decadencia hubo, según Nietzsche, un gran responsable: un demonio llamado Sócrates. Éste creó el mundo teórico, para quien “comprender es la fuente de todo goce”. 31 NIETZSCHE, Friedrich. El nacimiento de la tragedia o Grecia y el pesimismo. Madrid; Alianza, 1973, p. 230 Este hombre dice a la vida: “Eres digna de ser conocida” y no “¡eres digna de ser vivida!”, el hombre teórico no vive más que por y para el pensamiento. Es abstracto y no tiene nada más de la existencia que una visión abstracta. No vive 32 La existencia del hombre antiguo, se ve seriamente interrumpida, aún hasta nuestros días, por la genial idea socrática, de organizar y estructurar todo el pensamiento, de ver toda la vida como si fuese una operación matemática en la que los números son reemplazados por valores, religiones, pensamientos racionales, conocimientos suprasensibles, y otras cosas, que nos mostraran la “suma perfecta”, un ser monstruoso y egoísta con su propia naturaleza, un ser que llegue al punto de renegar de la vida, porque piensa que no debe ser vivida, un ser que se engendró hace más de dos mil años y que estará viendo complacido desde donde quiera que esté, que su proyecto de racionalizar a su antojo se está cumpliendo maravillosamente, complacido porque el hombre no ha sido capaz tranquilamente, de acuerdo a lo que innegablemente es. 3.1 EL GIRO SOCRÁTICO 32 LEFEBVRE, Henri. Nietzsche. México; Fondo de cultura económica, 1972, p. 76 de vivir Se habla del giro socrático precisamente porque Sócrates es el personaje que influye dentro del arte, con una nueva consideración del mundo. El ateniense junto a la práctica dialéctica configuraría al nuevo tipo de hombre, aquel que despreciaría el pensamiento trágico griego y la unidad primordial de Apolo y Dionisio. Este nuevo hombre es el que se conocería como el hombre teórico, aquel que halla su placer y satisfacción en lo consciente, en lo racional, en lo estructurado, en el desprecio aferrado y profundo de lo instintivo, el hombre dialéctico. La consideración racionalista teórica desarrollada por Sócrates, había eliminado de sobre manera, cualquier tipo de eventualidad que contuviera alguna posibilidad trágica de la existencia. El giro socrático se da precisamente en ese punto de inflexión entre la agonía del hombre trágico y el nacimiento del hombre teórico. Permítase aclarar que Nietzsche no habla específicamente de un tipo de giro socrático, sino que más bien es una apreciación atrevida de mi parte, afirmar, que Sócrates dio un giro trascendental al pensamiento griego, “[...]Pero a Sócrates le parecía que el arte trágico ni siquiera «dice la verdad»: prescindiendo de que se dirige «a quien no posee mucho entendimiento», por tanto, no al filósofo: doble razón para mantenerse alejado de él” 33 y crear una nueva forma de asimilar la vida basándose en lo racional y en lo teórico. No se está especulando, ni improvisando, desde ningún punto de vista. Pero es claro para todos, que obviar dentro de la historia de la filosofía a un personaje como Sócrates seria una insensatez abrumante, ya que es innegable la capacidad que tuvo para hacerse notar. En algunos de los diálogos platónicos es evidente la influencia que ejerció sobre su discípulo Platón, plasmando en ellos también algo de su “filosófico estilo de vida”. Ahora bien, es necesario prestar atención al anterior apartado, debido a que el personaje de Sócrates que mostramos aquí, es importante, aún para nuestra crítica, razón que no impide ni cambia, nuestro trayecto analítico y crítico, de una figura tan relevante dentro de la cultura griega como lo es Sócrates, “El que por parte de un filósofo se vea un problema en el valor de la vida no deja de ser, pues, incluso un reparo contra él, un signo de interrogación puesto junto a su sabiduría, una falta de sabiduría”34. 33 NIETZSCHE, Friedrich. El nacimiento de la tragedia o Grecia y el pesimismo. Madrid; Alianza, 1973, p. 120 34 NIETZSCHE, F. Crepúsculo de los ídolos. Op. Cit., p. 38 Que Sócrates haya sido importante para la historia y amado por muchos, hasta el punto de llegar a compararlo con Jesús, no implica rehuirle a las posibles problemas que poseía, y a la forma tan sutil de manejar a su antojo a todo al que quisiera, después de todo no era tan torpe como parecía. Quien tenga una idea clara de cómo después de Sócrates, mistagogo de la ciencia, una escuela de filósofos sucede a la otra cual una ola a otra ola, cómo una universalidad jamás presentida del ansia de saber, en los más remotos dominios del mundo culto, y concebida cual auténtica tarea para todo hombre de capacidad superior, ha conducido a la ciencia a alta mar, de donde jamás a podido volver a ser arrojada completamente desde entonces, cómo gracias a esa universalidad se ha extendido por primera vez una red común de pensamiento sobre todo el globo terráqueo, e incluso perspectivas de extenderla sobre las leyes de un sistema solar entero: quien tenga presente todo eso, junto con la pirámide asombrosamente alta del saber en nuestro tiempo, no podrá dejar de ver en Sócrates un punto de inflexión y un vértice de la denominada historia universal”35. Sócrates pretendía que el hombre cambiara su perspectiva de la vida, por eso la labor que desarrolló durante su existencia, fue la de suministrar al hombre la 35 Ibíd., p. 128 capacidad ridícula, de “apolinizar”* todo lo que estuviera a su paso, extirpando en el mortal cualquier tipo de deseo o instinto propio de su naturaleza humana. Pero, pensándolo bien, Sócrates en realidad sí fue un gran personaje, asesinó el espíritu Dionisiaco en la tragedia y resaltó a Apolo como fuente suprema de la vida verdadera, además encadenó al hombre a vivir algo que no es propio de él, partió la historia de occidente y, como su madre, “parió” éste, una forma de moral propia de esclavos y vivida por cristianos más adelante. Pero aquí no está el atractivo, el mérito está en que a pesar de hacer todo esto y condenar al hombre al fin de su existencia, –como él lo hizo–, los occidentales lo vemos como un admirable personaje que solo quería lo mejor para la humanidad. Definitivamente es hora de mostrar al verdadero Sócrates. 3.2 EL VERDADERO SÓCRATES Hablar de un verdadero Sócrates implica demostrar que ha existido un Sócrates falso, cuestión que nos lleva a afirmar desde el punto de vista nietzscheano, que en realidad el único Sócrates que ha existido es un farsante. * Entiéndase este concepto con el ánimo de explicar la vida desde un punto netamente apolíneo, negando cualquier tipo de expresión dionisiaca que surgiera del instinto natural del hombre. Para algunos dogmáticos de la filosofía, esta aseveración podría sonar altanera y soberbia, pero es evidente que para el pensador alemán, el “gran pilar de la filosofía griega” fue durante toda su vida un inteligente manipulador que se escudaba en su “ignorancia” para ofender de la forma más sutil a aquel que poseía un conocimiento no profundo de un saber pero sí más amplio que el que poseía el “honorable” Sócrates. Su ironía, fastidiosa en ocasiones lograba, no la concienciación de su interlocutor, sino más bien la pérdida de cabalidad, llevando a éste a la ira absoluta. ¿Es la ironía de Sócrates una expresión de rebeldía?, ¿de resentimiento plebeyo?, ¿disfruta él, como oprimido, su propia ferocidad en las cuchilladas del silogismo?, ¿toma venganza de los aristócratas a los que fascina? [...]El dialéctico deja a su adversario la tarea de probar que no es un idiota: hace rabiar a los demás, y al mismo tiempo los deja desamparados. El dialéctico vuelve impotente el intelecto de su adversario. -¿Cómo?, ¿es la dialéctica en Sócrates tan sólo una forma de venganza? 36. Durante su vida, Sócrates no demostró el terrible rencor que sentía frente a lo que él denominaba, irracionalismo, al contrario guardaba para sí, el posible odio y resentimiento que pudiese sentir, con el pretexto de que con la razón todo era posible. Aún en el día de su muerte conservó aparentemente la tranquilidad y mesura que lo caracterizó durante toda su vida. 36 NIETZSCHE, Friedrich. El crepúsculo de los ídolos. Madrid, Alianza, 1982, p. 41 Sócrates fue una gran figura en la “película” de su vida, actuó tan bien que su enseñanza, quedó reflejada en dos mil años de historia, en hombres que querían ser como este ilustre personaje, para vivir con esa “sabiduría Inexistente”, pero sí alardear de ella con un poder tan admirable que muchos terminaron convencidos de la misma en la hora de su muerte, y llorar así al “ignorante más sabio de toda la historia”. La intención de mostrar “El verdadero Sócrates” es una tarea complicada porque recordemos que dentro de la tradición occidental, este personaje representa en parte el surgimiento del pensamiento teórico y racional, razón por la cual atacarlo es de gran riesgo. Pero, si durante nuestro trabajo mostramos algunas características del ateniense, es porque lo que conocemos de él, en realidad es una quimera de lo que fue en realidad el verdadero Sócrates. Ahora bien, Nietzsche criticó duramente el sistema de pensamiento occidental, porque vio en este el proyecto de la destrucción del hombre, Sócrates no iba a ser nada más que el artífice de esta tarea que en nuestra época se cumple cabalmente. Por eso, si he criticado a un hombre que para la tradición occidental significa mucho, no es nuestro interés poseer la verdad ni tener razón, sencillamente quería mostrar que no todo es como parece, porque, al final, “¡Qué importa que yo tenga razón! Tengo demasiada razón. – Y el que hoy más ríe será también el que reirá al final”37. CONCLUSIONES En el pensamiento nietzscheano, la figura socrática representa un punto clave, dentro de la comprensión de decadencia en occidente, asunto que se trató de 37 Ibíd., p. 36 plasmar en el presente trabajo monográfico, auscultando en la obra de Nietzsche aquellos valiosos aportes que el autor alemán expresa de la figura socrática. La cultura griega representó dentro de la filosofía de Nietzsche, el escenario perfecto para el surgimiento de un movimiento artístico, que conjugaría el espíritu de templanza apolíneo, con el aliento pasional e instintivo de un personaje mítico que dentro de la sapiencia griega, sería de gran importancia, es éste, el licencioso Dionisio. El movimiento artístico en el que interactuaban perfectamente estás dos fuerzas, se denominaría, “tragedia griega”, y es dentro de nuestra investigación, el contexto necesario para desarrollar la pregunta que ocupó el presente trabajo monográfico, a saber; ¿Por qué siendo Nietzsche un admirador y conocedor de la cultura griega clásica, ataca radicalmente a Sócrates, uno de los pilares constitutivos del pensamiento Griego? Ahora bien, pensar esta pregunta significó abordar temas que atañen a la filosofía de Nietzsche, contenidos como la crítica a occidente, lo apolíneo y lo dionisiaco, el problema de la moral, el nacimiento de la tragedia, el cristianismo como fuente de moral esclava, entre otros. Esto nos llevó a relacionar con precaución, sumo cuidado y sin ningún tipo de pretensión, cada uno de los temas mencionados anteriormente con nuestro personaje Sócrates, descubriendo –no por casualidad –, que muchos de los problemas que hicieron decadente a occidente, provienen justamente de un tipo de “espíritu socrático”, que contenía cualidades y características propias del pensador ateniense. El pensamiento y la cultura occidental se vanaglorian presuntuosamente, de que gran parte de lo que es occidente hoy, se debe en su mayoría a la “cultura y el legado intelectual de la antigüedad grecorromana”, en cierto modo, negarlo completamente sería presuntuoso, así que no se profundizará en esta cuestión que durante siglos se ha venido discutiendo sin absoluta solución. Pero, dentro de la cultura occidental el periodo anterior al paso del “mito al logos”, “el pensamiento mítico”, “la tragedia y el arte”, no tienen la misma fuerza y el rigor filosófico que aparentemente se tuvo después de Sócrates. Muestra de ello es lo que se puede analizar en la clasificación que se hace históricamente de los filósofos antiguos. Unos hombres que observaron en los elementos de la naturaleza una respuesta a la pregunta del principio, ¿acaso Heráclito de Éfeso se quedó en el mero principio del fuego? Aún así se clasifica dentro de los pensadores “pre-socráticos”. ¿Es que acaso los pensadores anteriores a Sócrates no pudieron brindar una respuesta, sin necesidad de cercenar la naturaleza del hombre, o buscar su respuesta en otro mundo? Justamente esta reflexión ayudará para corroborar el capítulo en donde se mencionó el punto de inflexión en el que Sócrates se veía inmiscuido, indiscutiblemente si representa bastante dentro de nuestra cultura. Hablar de Homero, Aquiles, Dionisio, Apolo, Hérmes, u otros personajes, pertenecientes a un espacio en donde la fantasía, el espíritu aventurero, lo instintivo y quizás lo irracional hacían parte de la naturaleza humana, es algo entretenido, ya que para occidente esta etapa precedente al “florecimiento de la racionalidad” y al nacimiento del “hombre teórico” no cuenta mucho, olvidando que tal vez es esta, igual de importante al periodo que le importunaba en su futuro. Es pertinente plantear un interrogante para finalizar, ¿en qué sentido, un hombre como Sócrates puede aportar desde su ignorancia unos parámetros para que el hombre supere el estado irracional e ignorante al que lo conduce –según él– el espíritu Dionisiaco? ¿Si es tan sencillo por qué no lo hizo él? La cultura occidental no se atreve, desde ningún punto de vista, atacar ahora, algo que ha venido sucediendo desde hace mucho tiempo, por que se siente mejor en el rebaño que fuera de él, se siente cómodo siendo dominado y esclavizado por un sistema que se escuda en Dios para crear hombres “buenos”. Este hombre se siente realizado y superior siendo “intelectual y tecnócrata” sin saber que esta “racionalidad farsante” –que ni siquiera es real, porque para unas cosas somos racionales y para otras preguntamos ¿qué es eso?– es la que terminará con la naturaleza del hombre, sin quedar siquiera el hombre “racional y teórico” que un día un loco –y no por filósofo– pensó, y que los demás como ovejas hemos venido cultivando hasta nuestros días. Pero no todo está perdido, hay dos caminos, y son los siguientes: esperar la vida eterna en otro mundo que nos promete el cristianismo, o empezar a ser conscientes de que la vida es la oportunidad para ser cada uno, sencillamente para ser. BIBLIOGRAFIA NIETZSCHE, Friedrich. El nacimiento de la tragedia. Traducción de Andres Sánchez Pascual. Madrid: Editorial Alianza. 1982. NIETZSCHE, Friedrich. Crepúsculo de los Ídolos. Traducción de Andres Sánchez Pascual. Madrid: Editorial Alianza. 1982. NIETZSCHE, Friedrich. Los filósofos preplatónicos. Clásicos de la cultura. Madrid: Editorial Trotta. 2003 NIETZSCHE, Friedrich. Más allá del bien y del mal. Traducción de Andres Sánchez Pascual. Madrid: Editorial Alianza. 1983. NIETZSCHE, Friedrich. Obras completas. Traducción de Andres Sánchez Pascual. Madrid: Editorial Alianza. 1982. SECUNDARIA LEFEBVRE, Henri. Nietzsche. México: Editorial Fondo de cultura económica, 1972. FINK, Eugen. La filosofía de Nietzsche. Madrid: Editorial Alianza. 1966. DELEUZE, Gilles. Lógica del sentido. España: Editorial Planeta Agostini. 1994. DELEUZE, Gilles. Spinoza, Kant, Nietzsche. Barcelona: Editorial Labor S.A. 1974. DELEUZE, Gilles. Nietzsche y la filosofía. Barcelona: Editorial Anagrama, 1986. ZULETA, Estanislao. Comentario a Así habló Zaratustra. REVISTA DE LA CULTURA DE OCCIDENTE (Revista ECO). Nietzsche 125 años. Dirección y presentación: Ramón Pérez Mantilla. Editores; Librería Buchholz. Tomo XIX 5-6-7- SEP-OCT-NOV 1969. ANEXO FRIEDRICH WILHELM NIETZSCHE* 1844 - Nace el 15 de octubre Friedrich Wilhelm Nietzsche en Röcken, en la región de Turingia. Perteneciente al reino de Sajonia fue anexionada en 1815 a Prusia. Primogénito del pastor Karl Ludwig (10 de octubre de 1813-30 de julio de 1849), también hijo de pastor, quien se había casado con Francisca Oehler (2 de febrero de 1826-20 de abril de 1897) en 1843; es el cumpleaños del rey y el padre le da a su hijo los nombres de éste. El padre había sido preceptor en la corte de Altemburg. Además de los padres, viven en la casa: la abuela paterna, Erdmuthe Krause (1778-1856), la hermana del padre, Rosalie (1811-1867) y una hermanastra de éste: Friederike. *Tomado de: Nietzsche en Castellano, (en linea). Dirección URL: http// www.nietzschena.com.ar/cronologia. htm. (Consulta 29 de octubre de 2007) 1848 - Nace el hermano de Nietzsche, Joseph que morirá dos años después. Los movimientos del 48 perturban al padre, ferviente monárquico, que a finales de agosto cae enfermo (afecciones del sistema nervioso). 1849 - El 30 de julio muere el padre a causa de un progresivo empeoramiento de las perturbaciones advertidas el año anterior. Diagnóstico: reblandecimiento cerebral. 1856 - Escribe poesías y compone música. Interpreta al piano a Beethoven y Haydin. Comienza a escribir un diario, así como a pasar las vacaciones con sus tíos en Pobles. Muere la abuela materna Erdmuthe en abril, a los setenta y siete años. La madre se separa de su cuñada Rosalie (la otra cuñada, la tía Auguste, había muerto en el verano de 1855) y se traslada con su hijos a una casa ajardinada, junto a la mujer del pastor Harsheim. Comienzan sus dolores de cabeza y de ojos, por este motivo el último semestre no puede asistir a clases. 1869 - Obtiene la cátedra de lengua y literatura griegas en la universidad de Basilea, sin ser siquiera doctor, gracias al apoyo de Ritschl y de Usener. El 19 de abril llega a Basilea. El 28 de mayo Nietzsche pronuncia la conferencia inaugural del curso sobre Homero y la filología clásica. Desde ahora en adelante hace frecuentes visitas a Tribschen, cerca de Lucerna donde viven Richard y Cosima Wagner. La Universidad de Leipzig, entretanto, le ha concedido el doctorado sin examen ni tesis, basándose en los textos que publicó en el “Rheinisches Museum” comprendido el de las fuentes de Diógenes Laercio. Con gran respeto entra en contacto con Jacob Burckhardt. Lee la Filosofía del Inconsciente de Hartmann, así como obras y manuscritos de Wagner (Sobre el Estado y la religión, Mi vida). Abandona la ciudadanía prusiana. Desde entonces será, legalmente, un apátrida. 1861 - Nietzsche descubre a Hölderlin, escritor casi olvidado en aquella época. Lo llama su poeta preferido y escribe una redacción sobre el. Comentario de su profesor: "Debo formular al autor el consejo amistoso de que se aficione a un poeta más sano, más claro y más alemán". 1862 - Lecturas de Maquiavelo, Emerson y Feuerbach. En marzo escribe para Germania los ensayos: Fatum e Historia y Libertad de la voluntad y Fatum. En abril Krug compra con el dinero de la asociación la partitura para piano de Tristan e Isolda. En Pforta, Nietzsche padece de fuertes dolores de cabeza y de tipo reumático. En el parte médico de la escuela de agosto de este año se lee: "Nietzsche fue enviado a casa para acabar de curarse. Es una persona sana, de complexión recia, con una mirada sorprendentemente fija, miope y aquejado frecuentemente de jaquecas pasajeras. Su padre murió joven a causa de un reblandecimiento cerebral y fue engendrado tardíamente, pues nació cuando el padre ya había muerto. Todavía no son visibles signos preocupantes, pero es necesario tener en cuenta estos antecedentes". 1865 - Lee la Vida de Jesús, de Strauss. Los estudios y reflexiones sobre el cristianismo histórico lo alejan de la religión paterna. A finales de enero decide no componer más música. En febrero se sitúa su discutida infección sifilítica. Fuertes discusiones con su madre por su decisión de no estudiar teología, es decir de no ser pastor. Nietzsche se niega a comulgar. En octubre Nietzsche se traslada a Leipzig para estudiar filología clásica, siguiendo a Ritschl quien parte para poner fin a su polémica con Otto Jahn. Padece fuertes dolores de cabeza, catarro y náuseas. Estudios sobre Teognis. Lee a Schopenhauer a quien descubre a comienzos de noviembre. Funda el 12 de diciembre con un grupo de estudiantes la “Asociación Filológica”. En el invierno de este año tiene lugar el encuentro de Nietzsche con la filosofía de Schopenhauer gracias a la compra casual de El mundo como voluntad y representación 1870 - Entre enero y febrero Nietzsche pronuncia dos conferencias, una sobre El drama musical griego, la otra sobre Sócrates y la tragedia. En agosto escribe el ensayo sobre La visión dionisíaca del mundo. Estos textos preparan una obra que versará sobre la tragedia. Conoce al teólogo Franz Overbeck, en cuyo amigo y vecino se convierte. En abril es nombrado catedrático ordinario. Con ocasión de la guerra franco-prusiana, Nietzsche pide el 8 de agosto una licencia a la universidad la cual se la concede. Se enrola como enfermero, pero el mismo cae enfermo de difteria y disentería. 1873 - Aparece la primera de las Consideraciones Intempestivas: David Strauss, el confesor y el escritor. Escribe La filosofía en la época trágica de los griegos. Proyecta una segunda intempestiva, con el titulo de “El filósofo como médico de la cultura”. Lee numerosas obras de física y química. Se acentúan sus molestias físicas. Lee a Afrikan Spir. 1874 - Aparecen: la segunda edición de El nacimiento de la tragedia y la segunda y tercera intempestivas: Sobre la utilidad y la desventaja de la ciencia histórica para la vida y Schopenhauer como educador. Su discípulo Adolf Baumgartner le ayuda a redactar sus escritos. Nietzsche le recomienda que lea a Max Stirner. Entra en relación más estrecha con Paul Rée, que ya en el 73 había asistido al curso de Nietzsche sobre los presocráticos. Varias veces manifiesta sus deseos de casarse. Se dedica a estudiar a Max Stirner. Vota a favor de que se permita a las mujeres estudiantes el acceso al doctorado. 1883El 13 de febrero muere Wagner. Aparece la primera parte de Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie. Ha sido redactada en sólo diez días del mes de enero. A partir de este año Nietzsche permanecerá en Sils-Maria durante el verano, y en el otoño-invierno en Génova. Nueva crisis con la hermana que se compromete con Bernhard Förster, conocido agitador antisemita, profesor de instituto y wagneriano. Aparece la segunda parte de Así habló Zaratustra. En agosto intento dar en la Universidad de Leipzig una conferencia sobre los griegos como conocedores de lo humano, el rector le hizo saber que sus ideas sobre el cristianismo y sobre Dios lo hacían impresentable ante las autoridades del Ministerio de Educación, es decir, no podía dar clases en ninguna de las universidades alemanas. 1884 Nueva discordia con su hermana: "El maldito antisemitismo [...] es la causa de una radical ruptura" (2 de abril). En abril aparece editada la tercera parte de Así habló Zaratustra. Visita de Heinrich Von Stein a Sils-Maria. En Zurich se reconcilia con la madre y con su hermana. Visita a Gottfried Keller. El editor Schemeitzner quiere vender los derechos de edición de las obras de Nietzsche por veinte mil marcos, pero no encuentra comprador. Pasa el invierno en Niza. 1885 - Hasta el 8 de abril en Niza. Mala salud. No encuentra editor para la cuarta parte de Así habló Zaratustra, y hace a su costa (con la ayuda económica de Gersdorff) una edición privada, de cuarenta ejemplares, que reciben sus allegados a comienzos de mayo. Hasta junio en Venecia con Peter Gast. En mayo se casa la hermana con Bernhard Förster, a principios del año siguiente ambos marchan hacia Paraguay a fundar una colonia aria. Nietzsche no asiste a la boda. El editor Schmeitzner está a un paso de la bancarrota. Nietzsche se esfuerza por encontrar un nuevo editor, ya que desea salir del "agujero de antisemitas", con estas palabras alude a Shemeitzner. 1886 - Para la publicación de Más allá del bien y del mal, debe recurrir nuevamente a la edición privada. Se reeditan con nuevos prólogos El nacimiento de la tragedia y Humano, demasiado humano. 1887 - Se reeditan con nuevos prólogos: Aurora, La gaya ciencia y Así habló Zaratustra. La gaya ciencia aparecerá con un quinto libro, escrito en esta época. Publica su composición para piano y orquesta “Himno a la vida”, con texto de Lou von Salomé. Escribe y publica La genealogía de la moral. En febrero primera lectura de Dostoievski. Lee con apasionamiento traducciones francesas de sus libros (L'esprit souterrain, La maison des mortes, Humiliés et offensés). Desde Dinamarca Georges Brandes le anuncia su intención de realizar un curso sobre su filosofía. Ruptura de su amistad con Rohde. 1888 - Durante pocos meses escribe febrilmente y da forma a varios libros: El Anticristo, El caso Wagner, El crepúsculo de los ídolos, Ecce homo, Nietzsche contra Wagner y deja varios cuadernos con innumerables anotaciones. Se publican sus Ditirambos Dionisiacos entre los que se encuentran Lamento de Ariadna y ¡Sólo, loco! ¡Sólo poeta! En septiembre Nietzsche se traslada a Turín. En la primavera Brandes imparte en Copenhage lecciones sobre las obras de Nietzsche, con éxito de publico. Por su mediación Strindberg y Nietzsche entran en contacto; éste lee las obras de Brandes sobre literatura del siglo XIX y se apasiona con los dramas de Strindberg, continua fiel a Stendhal y Dostoievski 1889 - Entre el 3 y el 7 de enero cartas desde su locura a amigos, casas reinantes, a Cósima, a hombres de estado, “a los polacos”, a Humberto II. Una carta del 6 de enero a Burckhardt induce a éste a avisarle a Overbeck, quien viaja a Turín el 8 y lleva a Nietzsche a Basilea a una casa de locos, el diagnostico: “parálisis progresiva”. La madre lo recoge y lo lleva consigo a Jena a la Clínica Psiquiatrica de la Universidad de Binswanger. Tan sólo le permiten que lo visite a mediados de mayo. Bernhard Föster se suicida en Paraguay por el fracaso de su empresa colonial. 1890 - Nietzsche vuelve a Naumburg con la madre. El 16 de diciembre regresa su hermana Elizabeth del Paraguay. 1897 - El 20 de abril muere la madre de Nietzsche a los 71 años. La hermana se hace cargo de su cuidado y lo lleva a la villa Silberblich en Weimar, donde se había trasladado el año anterior con el “archivo Nietzsche” (fundado por ella en 1894 en Naumburg a su regreso de Paraguay. 1900 - Sábado 25 de agosto, al mediodía: muerte de Nietzsche.