¿Quién es su maestro? Domingo 14 de Septiembre, 2014

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¿Quién es su maestro?
¿Quién es su maestro?
Juan 13
Serie: Aprendices de Jesús
Ps. Antenor Tejada
Introducción
Cada día de nuestras vidas están siendo formadas por algo o por
alguien. Vivimos en una época a la que se le denomina la era de la
información. Ahora hay mucho mas información (y desinformación)
disponible que nunca antes, y muchas personas están tratando de
vendérnosla.
¿Qué ocurre con Jesús en medio de la presión que ejercen los
comerciantes de la información?
Desafortunadamente, por lo general lo hacen a un lado. Muchos
cristianos ni siquiera piensan en el cómo alguien que posee información
confiable acerca de sus vidas. En consecuencia, no se convierten en
sus aprendices.
Y prefieren ser moldeados e influenciados por la cultura o los medios
de comunicación llena de antivalores. Prefieren ser moldeados por los
artistas y parecerse a ellos más que a Jesús. Esto es muy triste.
Si queremos ser discípulos de Jesús tiene que haber un cambio radical
en nuestra forma de pensar.
Romanos 12:2Nueva Traducción Viviente (NTV)
“No
imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien
dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la
manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios
para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.”
Si queremos vivir la vida que Dios hizo para nosotros, debemos recabar
de Jesús la información que nos guie.
Como aprendices de Jesús ¿qué tenemos que aprender de él?
¿Qué tiene Jesús que enseñarnos? Jesús tiene mucho que enseñarnos
pero ahora quiero enfocarme en Juan 13 especialmente en el verso 34.
“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los
otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos
a los otros”.
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¿Quién es su maestro?
¿Qué hay de nuevo en el mandamiento de amarnos unos a otros?
Oro para que el mismo Jesús hable en este mensaje acerca de su
mandamiento a América Sur de que nos amemos unos a otros.
Sumerja su mente ahora en este texto conmigo, y permitan que la
mente de Cristo, la actitud de Cristo, saturen su mente. Así es como
somos transformados. La Palabra de Dios revela al Hijo de Dios y a la
gloria de Dios por el Espíritu de Dios, y somos transformados (2da a
los Corintios 3:18).
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Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un
espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en
la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
¿Qué nos enseña nuestro maestro con este mandamiento?
I.
Los discípulos están bajo autoridad.
Juan 13:34: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a
los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a
los otros”. Si usted es un seguidor de Jesús, un cristiano, un hijo de
Dios mediante la fe en Cristo, es una persona bajo autoridad. Usted no
se pertenece. Ya no es quien toma las decisiones. Jesús es, para usted,
más que el Señor de su vida, pero no es menos. Viene a usted con algo
más que mandamientos, pero no menos. Usted es una persona cuya
vida está definida por la voluntad de otro, a saber, Jesús. Usted quiere
lo que él desea.
Y en este versículo él desea y manda que nos amemos unos a otros,
que sus seguidores se amen unos a otros: “Un mandamiento nuevo os
doy”, no es una nueva sugerencia, o una nueva idea, o una nueva
posibilidad, o una nueva opción de vida, sino un nuevo mandamiento.
II.
¿Qué Hay de Nuevo en Este Mandamiento de Jesús?
La pregunta que ha guiado todo mi estudio en este mensaje es ¿Qué
hay de nuevo en el mandamiento de amarnos unos a otros?: “Un
mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros”. Veo
dos respuestas implicadas en este versículo. La clave para la respuesta
se encuentra en las palabras de la segunda mitad del versículo: “…que
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como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros”. La
novedad del mandamiento de amarnos unos a otros se encuentra en
las palabras: “como yo os he amado”.
Veo dos maneras en que el mandamiento de amarnos unos a otros es
nuevo en esas palabras.
Primero, el mandamiento es nuevo porque es un mandamiento a vivir
el amor de Jesús.
Segundo, el mandamiento es nuevo porque es un mandamiento a vivir
en el amor de Jesús.
Las palabras “como yo os he amado” representan un modelo para
nuestro amor por los demás y representan un poder para nuestro amor
por los demás.
Amarnos unos a otros no es un mandamiento nuevo. Ya estaba en el
Antiguo Testamento (Levítico 19:18: “amarás a tu prójimo como a ti
mismo”). Lo nuevo es que Jesús es ahora el modelo o patrón por el
que vivimos y el poder en que vivimos. Veamos estos dos tipos de
novedad.
1) Jesús, Nuestro Ejemplo: Viviendo su Vida
La base del primer tipo de novedad (Jesús como nuestro ejemplo) se
encuentra primeramente en Juan 13. Vea lo que Jesús hace al
comienzo mismo de este capítulo para proveer un ejemplo de lo que
quiere decir cuando dice: “…que como yo os he amado, así también os
améis los unos a los otros”. Juan 13:1 y siguientes:
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había
llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los
suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin [el amor de Jesús
por nosotros está a punto de ser demostrado…], se quitó su manto, y
tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego echó* agua en una vasija, y
comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla
que tenía ceñida [esto es Filipenses 2:3, considerando a los demás
como superiores a sí mismo mientras desempeña el papel de
esclavo…]. 12 Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su
manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he
hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque
lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros
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también debéis lavaros los pies unos a otros. 15 Porque os he dado
ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
Así que aquí tenemos a Jesús representando un ejemplo del amor. De
modo que cuando llegamos al versículo 34 y dice: “…que como yo os
he amado, así también os améis los unos a los otros”, no tenemos que
ir averiguando qué quiso decir con “como”: «Como yo les he amado en
el ejemplo que acabo de representar». El versículo 15 dice: “Porque os
he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también
hagáis”. Y el versículo 34 dice: “que como yo os he amado, así también
os améis los unos a los otros”. Así que el ejemplo de amor a seguir es
claro.
a) Poniendo de Lado el Estatus y Volviéndonos Siervos
Así es como debemos amarnos unos a otros en América Sur. Implica
al menos dos actitudes. Una es dejar de lado el estatus y el rango y el
prestigio y los privilegios y tomar la forma de siervos, esto es lo que
dijo Filipenses 2:7, y es lo que Jesús hace aquí. Versículo 14: “Pues si
yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis
lavaros los pies unos a otros”. En virtud de mi estatus y privilegio como
Señor y Maestro, no estoy obligado a lavar sus pies. Pero les
considero como más importantes que a mí mismo, y les sirvo.
b) Involucrándonos en algo practico, en algo útil.
Así que la primera parte del ejemplo de Jesús es que él pone de lado
su rango y privilegios para servir a otros. La segunda parte de ese
ejemplo es que este amor incluye hacer algo práctico, algo útil. En esos
días casi todos caminaban. Las carreteras y caminos estaban sucios.
Probablemente no hubiera medias para los pies, ni aceras. Los pies de
todos estaban más o menos apelmazados con suciedad. Había que
hacer el trabajo sucio. Jesús lo hizo por aquellos que debieran estar
haciéndolo por él. Depuso su derecho. Y sirvió.
El nuevo mandamiento es que miremos este ejemplo, que veamos
actuando así a nuestro Señor y Maestro y Salvador, y que le sigamos.
Que vivamos la vida que vemos en Jesús.
2) Jesús, Nuestro Poder: Viviendo su Amor
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Esto nos deja con otra perspectiva de la novedad de este mandamiento
de amarnos unos a otros. Ojo no estoy diciendo representando, sino:
viviendo el amor de Jesús. Cuando Jesús dice que el nuevo
mandamiento de amarnos unos a otros es un mandamiento de
amarnos como él nos ha amado, dirige nuestra atención no solo
al ejemplo de amor que seguimos, sino al poder de amar que
necesitamos.
Si usted busca en el evangelio de Juan el paralelo verbal más cercano
a las palabras del versículo 34 (“que como yo os he amado, así
también os améis los unos a los otros”), el paralelo más cercano
está en Juan 15:12: “Este es mi mandamiento: que os améis los
unos a los otros, así como yo os he amado”. Pero aquí, en lugar
de representar un modelo a seguir, Jesús describe una conexión
consigo mismo que da el poder de amar.
Así que la novedad del mandamiento de amar como Jesús no solo está
en el ejemplo de su comportamiento, sino en su conexión o relación
con un poder vital, en nuestra conexión a ese poder al estar conectados
con él.
III.
La Clave del Amor de Jesús
Juan 15:9-10: “Como el Padre me ha amado, así también yo os
he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardáis mis
mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he
guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su
amor”.
Jesús dijo que la clave de su amor era su relación con Dios el Padre:
“permanezco en su amor” (versículo 10). Jesús vive en unión perfecta
y constante con el Padre. El efecto es que el amor del Padre va hacia
Jesús y vive allí como un poder divino para amar. Entonces Jesús dice
al final del versículo 9: “permanecer en mi amor”. Así que él permanece
en el amor del Padre y nosotros debemos permanecer en el amor de
él.
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Así es como podemos amarnos unos a otros como él nos ama. Él nos
ama al permanecer en amor del Padre. Nosotros nos amamos unos a
otros al permanecer en el amor del Hijo, que es el amor del Padre.
Podemos ver la imagen que Jesús tiene en mente en cap. 15 de Juan
el versículo 5: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que
permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque
separados de mí nada podéis hacer”. De aquí obtuve la idea de
un poder. “separados de mí” dijo Jesús, «tienen poder para hacer
nada». No tienen poder para amarse unos a otros como les mando a
amar, si no permanecen en mí como yo permanezco en el Padre.
Así que la novedad del mandamiento de Jesús no está solo en que
Jesús se ha vuelto nuestro ejemplo de amor al representar el papel de
un sirviente, sino en que Jesús también se ha vuelto nuestro poder para
amar, al permanecer él mismo en el Padre, de modo que cuando
permanecemos en él se nos da el mismo amor del Padre con el cual
amarnos unos a otros.
Y si usted se pregunta qué significa permanecer en Jesús en cada
momento, significa confiar en él en cada momento para satisfacer
todas nuestras necesidades y ser nuestro supremo Tesoro. Y cuando
confiamos en que él satisfará todas nuestras necesidades, somos
liberados y capacitados para humillarnos y satisfacer las necesidades
de otros.
CONCLUSION
Oro para que nos movamos juntos en el evangelio de Juan y en los
grupos pequeños. Hay glorias de Cristo que deben verse aquí que
nunca hemos visto antes. Y hay un amor que debe vivirse en los
pequeños grupos, amor que algunos nunca han probado antes. La
unión de la vida en los grupos y de la vida en el evangelio de Juan será
un buen matrimonio. La unión de la vida en la iglesia en general y de
la vida en el evangelio de Juan será un buen matrimonio. Despertemos
a la gracia de este precioso mandamiento, y obedezcamos a nuestro
maestro.
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¿Quién es su maestro?
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los
unos a los otros”
¿Estás dispuesto seguir a tu Maestro? ¿Estás dispuesto a vivir la vida
de Jesús? ¿Estás dispuesto a vivir en su amor?
Luego de esta gran lección de parte del Maestro Jesús, la historia en el
capítulo 13 termina abruptamente con estas palabras “¿tu vida pondrás
por mí? De cierto, de cierto te digo: No cantara el gallo, sin que me
hayas negado tres veces.” Señalando a Pedro.
Muchas veces somos como Pedro, somos movidos por nuestros
impulsos o emociones, no meditamos en las palabras de nuestro
Maestro. El desafío de Jesús es un llamado a un compromiso total con
él. Un llamado a ser un aprendiz de Jesús considerando el costo de lo
que ello significa. Ser un discípulo de Cristo es cosa seria. Pero no hay
otra manera para que el mundo conozca que somos de él.
¿Estás dispuesto en convertirte en un discípulo de Jesús? Oremos.
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