Amanecer de un Estado Atzmaút Israel Por: Lic. Claudio Gustavo Goldman Del impacto de la Shoá en el Ishuv a la Resolución de Partición de Palestina Tras la desgracia de la Shoá, que impactó a todo el pueblo judío, el Movimiento Sionista se vio obligado a redefinir los medios para cumplir con su meta -instaurar un Estado judío- a la luz de la evidencia de que los intereses de Gran Bretaña ya no coincidían con aquellos que la llevaron a emitir, en 1917, la Declaración Balfour, que llamaba a establecer el Hogar Nacional del pueblo judío en la Palestina del Mandato Británico. Desde la década de 1930, su conducción estaba dividida y coexistían una dirección central, con sede en Londres y presidida por Jaím Weizmann, con la del Ishuv local, compuesta por la Aseifat HaNivjarim, el Vaad Leumí y la Sojnut HaIehudit, además de la Histadrut y los sectores que no integraban el Movimiento Sionista: sionistas revisionistas, Agudat Israel y jaredim (ultraortodoxos) antisionistas, que consideraban que un nuevo Estado judío, regido por la Torá, sólo debía instaurarse tras la llegada del Mashíaj y que el accionar sionista demoraba su arribo. Antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial y a consecuencia de los ataques antisemitas de los nazis en Alemania y los territorios que iban ocupando en Europa, las autoridades de las kehilot diaspóricas y de los movimientos sionistas locales solicitaron ayuda a la conducción del Ishuv, la cual instrumentó el arribo de amplios contingentes de aliá procedentes de esos lugares. Previsiblemente, esa corriente inmigratoria no fue del agrado de los líderes árabes, quienes presionaron a la potencia mandataria para que la limitara, lo cual se efectivizó con la publicación del “Libro Blanco” a mediados de 1939, semanas antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Éste establecía que en un plazo de 10 años se crearía en Palestina un Estado único, a la vez que limitaba la inmigración de judíos a 75.000 y fijaba restricciones a las instituciones judías para la compra de terrenos en ese territorio. Este hecho, aprobado cuando más necesario era que las fronteras palestinenses estuvieran abiertas a los desplazados judíos europeos, provocó la irritación de la dirigencia sionista, que decidió emprender acciones directas para burlar esas limitaciones y enfrentar a las fuerzas británicas que intentaban evitar el arribo de judíos a Éretz Israel. El inicio de la Segunda Guerra Mundial empeoró la situación, ya que los pedidos de ayuda a la dirigencia del Ishuv aumentaban a diario, pero ésta muy poco podía hacer debido a las dificultades económico-financieras que padecía y a las restricciones británicas a toda relación con el enemigo y quienes vivían en los territorios que éste ocupaba. Finalizada la Shoá, centenares de miles de sobrevivientes judíos fueron alojados en campamentos de refugiados diseminados por Europa. Para muchos de ellos, el único lugar posible, y deseable, para radicarse era Éretz Israel, algo que Gran Bretaña rechazaba. La dirigencia del Ishuv, tanto la oficial como la no integrada a la Organización Sionista Mundial, decidió forzar el cambio de situación hasta que los británicos renunciaron al Mandato a partir del 15 de mayo de 1948, lo cual obligó a un involucramiento de las Naciones Unidas. Durante este período convivieron las acciones diplomáticas con las operaciones defensivas por parte de la dirigencia judía para repeler ataques de milicias árabes y establecer un Estado judío. Esta etapa culminó el 29 de noviembre de 1947, cuando la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución que establecía la partición del territorio mandatario en tres: un Estado judío, otro árabe y un enclave internacional para Ierushaláim y sus alrededores. El gobierno del Ishuv al finalizar la Segunda Guerra Mundial El Ishuv se había ido organizando en forma autónoma, constituyendo diversos estamentos de conducción que -de alguna manera- se asemejaban a una forma de autogobierno. Aseifat HaNivjarim (Asamblea de Representantes) Parlamento de los judíos de Éretz Israel, cuyos primeros comicios -generales, secretos y proporcionales- se realizaron el 19 de abril de 1920. De entre sus miembros se elegían los integrantes del Vaad Leumí. En 1928, el gobierno mandatario lo reconoció como el ente representativo del Ishuv. (En la foto, discurso de David ben Gurión, el 20 de mayo de 1947.) Vaad Leumí (Consejo Nacional) Fundado en 1920 para ocuparse de los asuntos comunales, con el tiempo fue asumiendo más funciones y responsabilidades. Compuesto por entre 20 y 40 dirigentes del Ishuv, representantes de la mayoría de los sectores que lo conformaban, se reunía -al menos- una vez al año. Sus miembros también integraban la conducción del Movimiento Sionista. Tenía un Ejecutivo y estaba dividido en los siguientes departamentos: Política, Educación, Salud, Comunidades, Rabinato y Bienestar Social, a los cuales en los ’40 se agregaron Prensa e Información, Educación Física y Cultura. Esta estructura sirvió de base para la conformación de los ministerios del primer gobierno del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948. El Departamentos Político era el encargado de negociar con el gobierno mandatario local y el de Londres, de las relaciones con los árabes y de los vínculos con la Sojnut HaIehudit. El Vaad Leumí también se ocupaba de la defensa y la seguridad del Ishuv, y organizó el reclutamiento de judíos para integrar las fuerzas británicas durante la Segunda Guerra Mundial. Agudat Israel recién se unió en 1935, tras oponerse a la creación de este cuerpo colegiado. Los presidentes del Vaad Leumí fueron: David Ielin (1920-1929), Pinjas Rutenberg (19291939), Itzjak ben Tzvi (1939-1944) y David Rémez (1944-1948). Sojnut Haiehudit (Agencia Judía) Creada por el 16º Congreso Sionista, en 1929, con el nombre de Agencia Judía para Palestina, en cumplimiento del artículo 4º de la resolución de la Sociedad de las Naciones que siete años antes estableció el Mandato de Palestina, cuya administración y gobierno cedió a Gran Bretaña. Hasta entonces funcionaba en Palestina la Comisión Sionista, un organismo de menor cantidad de miembros que representaba a la conducción del Movimiento Sionista Mundial y que se encargaba de la inmigración, la compra de tierras y su saneamiento y la planificación de políticas generales en materia de educación, seguridad, salud, etc. El liderazgo de esa oficina lo ejerció Jaim Weizmann, a su vez presidente de la Organización Sionista Mundial, secundado por Arthur Rupin. A partir de 1929, este organismo se amplió con el ingreso de judíos estadounidenses, denominados “no sionistas” por no integrar las entidades que representaban a la Organización Sionista Mundial, si bien colaboraban activamente con los proyectos de inmigración, compra de tierras, establecimiento de nuevas poblaciones, etc. Rupin presidió la Agencia Judía entre 1933 y 1935 y fue sucedido por David ben Gurión hasta el establecimiento del Estado de Israel, secundado por Moshé Shértok (Sharet luego de 1948). Bajo su conducción, la organización se involucró en todos los problemas del Ishuv y adquirió gran poder, tanto por la personalidad de Ben Gurión, un líder nato que sabía rodearse de muy buenos colaboradores, como por el hecho de ser la encargada de decidir cómo se utilizaba el presupuesto que el Movimiento Sionista destinaba a la absorción de olim, el establecimiento de nuevas poblaciones y la seguridad, entre otros muchos destinos. En 1942, el futuro primer ministro israelí anunció en una convención sionista en New York el Programa Biltmore, que instaba al Movimiento Sionista a establecer un Estado judío en Éretz Israel una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial. Histadrut HaHistadrut HaClalit shel HaOvdim Be’Éretz Israel (La Federación General de Trabajadores de la Tierra de Israel) fue fundada en diciembre de 1920, en Jeifá, para defender los intereses de los empleados judíos de todas las áreas de la sociedad que se estaba conformando en el Ishuv: comercio, educación, construcción, salud, bancos, cooperativas y empresas. A poco de su creación, se convirtió en el mayor empleador del Ishuv, y su secretaría general fue asumida por David ben Gurión hasta que ingresó en la conducción de la Agencia Judía. Éste la transformó en un medio para la realización sionista, organizándola a fin de brindar trabajo a los nuevos inmigrantes que llegaban a Éretz Israel, a fin de lograr su rápida absorción. Es que la Histadrut no era sólo una federación de sindicatos, sino la dueña de innumerables emprendimientos económicos, lo cual la convirtió -hacia 1930- en uno de los pilares y centros de poder del Ishuv, dominado por MAPAI, sigla del partido sionista socialista. Movimiento Sionista Revisionista Fundado por Zeev Yabotinsky a principios de los años ’20, esta agrupación era crítica del liderazgo sionista, a la cual acusaba de no tener como meta inmediata la fundación de un Estado judío en Éretz Israel. Primero creó el movimiento juvenil Betar; luego, su rama política, la Organización Sionista Revisionista, y finalmente, su brazo paramilitar, el Irgún Tzvaí Leumí (Organización Militar Nacional), también denominado “ETze’L” por sus iniciales en hebreo. Al aumentar sus discrepancias con la conducción de la Organización Sionista Mundial (OSM), se retiró de la misma en 1935 y constituyó la Nueva Organización Sionista. El sionismo revisionista tenía una importante aceptación en las comunidades judías de Europa Oriental, y se desarrolló en el Ishuv gracias a la aliá de muchos de sus adherentes. Yabotinsky falleció en 1940, y un par de años después asumió el liderazgo del movimiento en el Ishuv un joven que había sido uno de sus máximos dirigentes en Polonia hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial: Menájem Beguin. Bajo su liderazgo, los revisionistas de Éretz Israel decidieron, a mediados de 1944, iniciar acciones para forzar a la potencia mandataria a permitir el establecimiento de un Estado judío. Dos años después e invocando la existencia del Programa Biltmore, reingresaron a la OSM. Agudat Israel Fundada en 1912, en Katowice (Silesia; hoy, sudoeste de Polonia), como una organización política representativa del judaísmo ortodoxo y en oposición a los no observantes y al Movimiento Sionista, también tenía presencia en el Ishuv. Su no adhesión a los principios del sionismo la llevó a no integrar la Aseifat Hanivjarim ni el Vaad Leumí hasta 1935, luego de que la situación que atravesaba el pueblo judío en Europa la forzó a llegar a un acuerdo, en 1933, con la Organización Sionista Mundial a fin de recibir el 6,5% de los permisos de inmigración a Éretz Israel que otorgaba la potencia mandataria. En 1947, un David ben Gurión que ya estaba planificando la constitución del futuro Estado judío les envió una carta a los máximos dirigentes de Agudat Israel en el Ishuv, asegurándoles que se mantendría el statu quo en todo lo relacionado con los aspectos religiosos del judaísmo, lo cual le permitió integrarse como partido político de Israel luego del 14 de mayo de 1948. Fuerzas de defensa del Ishuv Cuatro eran las fuerzas de defensa del Ishuv al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la mitad de las cuales dependía de la estructura oficial del Movimiento Sionista. Haganá (Defensa) Creada en 1920, tras una serie de ataques de la población árabe de Ierushalaim. Fue la encargada de responder a los disturbios árabes en Iafo (1921), las matanzas de Jebrón y Tzfat (1929) y la revuelta generalizada (1936 a 1939), hechos que muchas veces contaban con la permisividad de las autoridades locales de la potencia mandataria, que si bien no la reconocía oficialmente, tampoco la perseguía en demasía. Dependiente de la Agencia Judía, su accionar se modificó a partir de necesidad del Ishuv de proteger las acciones de la Aliá Bet y de los acontecimientos que se fueron sucediendo desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial hasta el establecimiento de Medinat Israel, tras lo cual se convirtió en su ejército regular, integrando a las otras tres organizaciones de defensa. Palmaj Acrónimo de Plugot Májatz (Compañías de Ataque). Creado en mayo de 1941 con la finalidad de actuar como fuerza preventiva de posibles ofensivas árabes. Teóricamente dependiente de la conducción de la Haganá, la realidad es que su comandancia era bastante independiente y recibía órdenes directas de las autoridades de la Agencia Judía. Sus miembros provenían de los kibutzim y moshavim, donde trabajaban dos semanas y otras tantas estaban movilizados, recibiendo entrenamiento físico y militar. Con posterioridad, aportó muchos oficiales y comandantes al Ejército de Defensa de Israel. Irgún Tzvaí Leumí (Organización Militar Nacional) También conocida como Irgún o por su sigla, ETze’L, era la continuación de HaIrgún HaTzvaí HaLeumí BeÉretz Israel (La Organización Militar Nacional en la Tierra de Israel), fundada por Zeev Yabotinsky en 1931, en Europa Oriental, basada en el principio revisionista de que todo judío tenía el derecho de hacer aliá, algo que los británicos negaban al limitar la inmigración. Comandado por Menájem Beguin a partir de 1943, el 1º de febrero del año siguiente le informó a la población del Ishuv que había decidido alzarse contra la potencia mandataria en pos de lograr la libre inmigración a Éretz Israel y el establecimiento de un Estado judío. Esa rebelión se materializó en actos contra las fuerzas armadas británicas, muchos de los cuales fueron concertados con las autoridades del Ishuv. Los otros fueron rechazados por la conducción local y llevaron a que la Haganá colaborara con los británicos, que buscaban detener a sus miembros. LeJ”I-Grupo Stern La primera es la sigla de Lojamei Jeirut Israel (Luchadores por la Libertad de Israel) y su segunda denominación responde al apellido de su fundador, Abraham Stern. Creada en 1940, tras escindirse del Irgún por considerar que se debía enfrentar a la potencia mandataria a fin de lograr la creación de un Estado judío. Este grupo se caracterizó por sus acciones violentas, las cuales se incentivaron luego de que su impulsor fuera asesinado por las tropas británicas. Aliá Bet Procedimiento que estableció el Movimiento Sionista para burlar las limitaciones a la inmigración impuestas por Gran Bretaña, ya fuera que escaparan del nazismo o buscaran dónde establecerse tras haber sobrevivido a la Shoá y perdido todas sus posesiones. Existieron dos períodos: el primero abarca desde 1939/1940 hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial y el segundo, entre esta última fecha y el 14 de mayo de 1948. Durante la Shoá, el esfuerzo pro aliá estaba centrado en el rescate de judíos europeos. Algunos olim entraron a Éretz Israel con visas y en el marco de la cuota establecida por el “Libro Blanco”, pero la mayoría llegó ilegalmente por tierra -en algunos casos- y mar -en especial-. Los encargados de organizar la Aliá Bet eran mayoritariamente hombres relacionados con los movimientos juveniles jalutzianos que había concretado su aliá años antes y dependían de la Agencia Judía, si bien los sionistas revisionistas también organizaron transportes. Llegar a la Tierra Prometida implicaba que se había conseguido un barco, sorteado los peligros de navegar en medio de la guerra y eludido a los navíos ingleses que trataban de evitarlo. Varias embarcaciones atestadas de inmigrantes lograron alcanzar Éretz Israel, pero fueron devueltas a Europa por las autoridades británicas, conscientes de que les esperaba la muerte. Otras fueron hundidas y sus ocupantes perecieron ahogados. A medida que el soviético Ejército Rojo iba liberando territorios ocupados por los nazis en Europa Oriental crecía la cantidad de judíos que deseaba inmigrar a la tierra de sus ancestros, y el Movimiento Sionista respondió a sus deseos intensificando la Aliá Bet. Concluida la Shoá, los británicos impusieron una cuota de sólo 18.000 inmigrantes judíos por año, lo cual redundó en una intensificación de los arribos clandestinos. En esos cuatro años se realizaron 66 transportes, pero sólo unos pocos lograron atravesar el bloqueo británico. Los que no corrían con esa suerte eran interceptados en alta mar y remitidos a Chipre, donde alojaban a los sobrevivientes judíos en campos de detención construidos a tal efecto. Un caso emblemático fue el del “Exodus 1947” (foto), un barco que llegó a las costas de Éretz Israel en ese año, con 4.700 pasajeros, y el gobierno mandatario lo obligó a regresar a Europa. Pese a todas estas dificultades, unos 80.000 olim arribaron a Éretz Israel gracias a la Aliá Bet. El Ishuv se enfrenta a los británicos Tras la Shoá, la discusión en la dirigencia del Movimiento Sionista era cómo establecer un Estado judío en Éretz Israel. La Organización Sionista Mundial, presidida por Jaím Weizmann, consideraba que debía llegarse a un acuerdo con Gran Bretaña, mientras que la Agencia Judía, liderada por David ben Gurión, planteaba que se la debía forzar a aceptar la realidad: los judíos de Éretz Israel querían ser independientes. El sionismo revisionista, por su parte, entendía que debía expulsarse a la potencia mandataria y, trascartón, establecer el Estado judío. Las restricciones establecidas por el Libro Blanco de 1939, acrecentadas una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial -el 31 de agosto de 1946, el entonces Presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, solicitó sin suerte que se dejara entrar a 100.000 judíos que permanecían en campos de desplazados en Europa ya que ningún país los aceptaba-; la decisión británica de cercenar el territorio del Mandato al independizar Transjordania, constituyendo el actual Reino Hachemita de Jordania; su evidente complacencia para con las exigencias árabes y la permisividad de sus fuerzas policiales hacia las bandas árabes que atacaban las poblaciones judías llevaron al Ishuv a exigir a su dirigencia una toma de posición mucho más clara respecto de la instauración de un Estado judío en Éretz Israel. El ETze”L y el LeJ”I ya combatían abiertamente a las tropas británicas desde fines de 1944, y ante las violentas represiones generalizadas no hicieron más que intensificar su accionar. La Agencia Judía, por intermedio de la Haganá y el Palmaj, decidió sumarse a esa lucha con dos finalidades: defender adecuadamente a la población judía de las ciudades, kibutzim y moshavim y que los ataques fueran coordinados, para no atacar a civiles. Ejemplos de estas acciones coordinadas fueron el hundimiento de tres naves militares británicas, dos en Jeifá (Haifa) y la restante en Iafo; la destrucción de varias locomotoras y la colocación de explosivos en vías férreas, interrumpiendo el funcionamiento de la red; el ataque a la cárcel de Aco y la liberación de decenas de presos que allí se encontraban. Allí los ingleses alojaban a los rebeldes judíos, algunos de los cuales fueron ajusticiados tras juicios sumarios. A mediados de 1946, tropas británicas irrumpieron en las oficinas de la Agencia Judía y arrestaron a más de 2.500 judíos de todas partes del Ishuv. En respuesta, el ETze”L decidió atacar la sede de las oficinas centrales del Mandato, el hotel King David de Ierushalaim, previo aviso a fin de permitir su evacuación, el cual fue desoído por las autoridades inglesas. Ese 22 de julio, 91 personas (28 británicos, 41 árabes, 17 judíos y otros 5 extranjeros) murieron y otras 45 resultaron heridas por la destrucción del ala sudoeste del hotel (foto). Según ETze”L, la acción estuvo coordinadas con el LeJ”I y la Haganá, cuya conducción se limitó a admitir que estaba al tanto, pero negó haber estado de acuerdo. Este hecho, sumado a las presiones de Weizmann, desde Londres, a las autoridades de la Agencia Judía y el Vaad Leumí para que cesaran los ataques, interrumpió el accionar conjunto y llevó a que la Haganá colaborara con las fuerzas mandatarias en la detención de miembros del ETze”L y el LeJ”I. Aun no compartiendo los métodos utilizados por ambas organizaciones, muchos integrantes de la Haganá se negaron a acatar esa orden, la cual fue derogada tras el 32º Congreso Sionista. En tanto, en Inglaterra y Escocia crecía la presión popular contra la persecución de los judíos y los límites a su inmigración y el costo en vidas que se estaba pagando por seguir en Palestina. A consecuencia de ello y ante la imposibilidad de imponer un Estado binacional, a principios de 1947, Gran Bretaña se dirigió a Organización de las Naciones Unidas -virtual continuadora de la Sociedad de las Naciones- y anunció que abandonaría ese territorio el 15 de mayo de 1948. Esta decisión unilateral dio comienzo a un largo proceso de deliberaciones que culminó con la resolución de Partición de Palestina, a fines de noviembre de ese mismo año. Resolución de Partición de Palestina Tras la renuncia de Gran Bretaña, la Organización de las Naciones Unidas nombraron un Comité Especial para Palestina (UNSCOP, por su sigla en inglés), cuya misión era encontrar una solución al diferendo existente entre judíos y árabes por ese territorio. La comisión estaba compuesta por un representantes de once países: Australia, Canadá, la entonces Checoslovaquia, Guatemala, Holanda, India, Irán, Perú, Suecia, Uruguay y la desaparecida Yugoslavia, ya que intencionalmente no se involucró a las potencias del momento. La UNSCOP estudió la situación durante varios meses, lapso durante el cual varios de sus miembros viajaron al lugar para entrevistarse con dirigentes locales de ambas comunidades. La visita coincidió con el arribo del “Exodus 1947” y su posterior envió de regreso a Europa. Finalmente, el 31 de agosto de 1947 el comité emitió su informe, en el cual la mayoría de sus integrantes (Canadá, Checoslovaquia, Guatemala, Holanda, Perú, Suecia y Uruguay) recomendó la creación de dos Estados, uno árabe y otro judío, con Ierushaláim bajo administración internacional. En cambio, India, Irán y Yugoslavia propugnaron la fundación de un Estado binacional y Australia se abstuvo. La propuesta mayoritaria incluía un mapa de cómo estaría dividida Palestina, el cual hacía evidente que los territorios estarían divididos en tres zonas unidas por vértices, lo cual los tornaba muy poco viables, y en el caso de los judíos, difíciles de defender de una agresión árabe. Ese dictamen sería puesto en consideración de la Asamblea General a fines de noviembre de 1947, tras lo cual y de inmediato, las diversas instituciones internacionales del pueblo judío (Organización Sionista Mundial, Agencia Judía, Congreso Judío Mundial, etc.) y el liderazgo de las principales comunidades diaspóricas se abocaron a conseguir el voto positivo a la Partición de los 57 Estados que por entonces integraban la Organización de las Naciones Unidas. En simultáneo, los países árabes hacían lo propio, pero impulsando el rechazo de la propuesta. El Plan de Partición de Palestina fue debatido el 29 de noviembre de 1947, en sesión plenaria de la Asamblea General, y recibió el voto positivo de 33 países y el negativo de 13 naciones, mientras que 10 se abstuvieron y una estuvo ausente. Se expresaron a favor: Australia (que se había abstenido en la UNSCOP), Bélgica, Bielorrusia, Bolivia, Brasil, Canadá, Checoslovaquia, Costa Rica, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Estados Unidos, Filipinas, Francia, Guatemala, Haití, Holanda, Islandia, Liberia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Nicaragua, Noruega, Panamá, Paraguay, Perú, Polonia, Suecia, Sudáfrica, la extinta Unión Soviética, Ucrania, Uruguay y Venezuela. En cambio, se opusieron: Afganistán, Arabia Saudita, Cuba, Egipto, Grecia, India, Irán, Irak, Líbano, Pakistán, Siria, Turquía y Yemen. Por su parte, se abstuvieron: Argentina, Colombia, Chile, China, El Salvador, Etiopía, Honduras, México, Reino Unido y Yugoslavia, que impulsaba un Estado binacional. Tailandia no participó de la sesión. Pese a la falta de continuidad territorial y al hecho que un amplio porcentaje del terreno asignado correspondía al desierto del Néguev, el liderazgo judío mundial consideró un gran triunfo la aprobación de la resolución 181 y hubo festejos en casi todo el orbe, pues a pesar de sus limitaciones y dificultades, ella establecía un Estado judío por 2.000 años anhelado.