Iglesia y sociedad – El pez por la boca muere…

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El pez por la boca muere…
Sección: Iglesia y sociedad
Autor: Hno. Germán Díaz
germansdb@gmail.com
Es de público conocimiento el último papelón o chiste de “humor negro” que formuló la
mandataria de nuestro país. También es verdad y no se puede negar que los medios
de comunicación no dejan pasar una a los políticos, los artistas o cualquiera que se le
ocurra tener un minuto de fama en radio, gráfica o TV. En la Presidenta de los
cuarenta millones de argentinos, esto no es una novedad, casi siempre expresa alguna
frase poco feliz para humillar o burlarse de los males de los argentinos. Sus discursos
de cadena nacional cada tanto recurren a alguna ironía para referirse a los temas
actuales. Desde el tema del campo en adelante, como el famoso “yuyito”, aludiendo a
la soja o el conocido “ténganle miedo a Dios y a mí también un poquito”.
Últimamente su conducta espontánea y extrovertida tuvo un golpe bajo para la gente
que aun llora los muertos de la conocida tragedia de Once. “… mientras recorría una
de las nuevas formaciones. Hay que hacerlo rápido porque si no viene la próxima
formación y nos lleva puestos", aseguró, antes de brindar su escueto discurso. Su
polémica broma se produjo en momentos en que se lleva adelante el juicio por la
tragedia de Once, en la que murieron cincuenta y dos personas, que provocó el cambio
de rumbo del Gobierno en su política de transporte ferroviario1. Hacer un chiste sobre
esta tragedia no es ubicado y menos si proviene de alguien que porta una investidura
como la presidencial. Se suma a la clásica comedia burlesca de la primera mandataria
su silencio sobre el tema de la “tragedia de Once” durante todo este tiempo y su
ausencia de solidaridad.
Pareciera que la Presidenta de la Nación se siente un poco glamorosa y comediante
malentendiendo que sus chistes de salón no pueden causar gracia a un país lleno de
desgracias. Quizás no sería tan trascendente que una frase de este calibre fuera
pronunciada por alguna vedet de moda o una periodista del momento. Cualquiera
puede equivocarse, pero, a medida que asumimos grandes responsabilidades, los
errores son más notorios y, si somos muy incorrectos, al menos, deberíamos ejercitar
la prudencia.
Lo peor, como dice un amigo intelectual, no es tanto lo que se dice, sino lo que no se
dice: por ejemplo, ¿qué pasa en realidad con los fondos buitres?, ¿qué se piensa hacer
con la situación procesal del Vicepresidente de la Nación?, ¿cuál es el interés real de
China y Rusia con los argentinos? Si pensamos que los fondos buitres son la peor cara
del capitalismo, preparémonos, entonces, para la guerra con los reclamos del nuevo
comunismo y sus pocas prestigiosas mafias pseudosocialistas. Por cierto y por si no
quedó claro, no serán para nada menos buitres que el capitalismo y menos aún
benignos.
Otra deuda de silencio son las inundaciones de Formosa, Corrientes, Chaco y Misiones,
con más de ocho mil evacuados, y hasta ahora no hubo un gesto importante de
solidaridad o adhesión por parte de la Presidenta de los argentinos. Sin ir muy lejos,
http://www.lanacion.com.ar/1711780-cristina-kirchner-florencio-randazzo-nuevasformaciones-linea-sarmiento
1
en el Brasil, la presidenta Dilma Roussef, en pleno mundial de futbol, sobrevoló el sur
de su país emprendiendo presurosamente acciones de socorro y asistencia.
Las cosas que no se dicen son las más peligrosas, y, por supuesto, esta es la mejor
defensa de los políticos. Así lo expone muy bien un conocido programa periodístico de
humor, Caiga quien caiga, cuando intenta que algunos políticos puedan nombrar
palabras como “inflación” o “pobreza”. Lo que no se nombra parece que no existe; sin
embargo, la realidad es más grave que las palabras. Cada vez es más cierto eso de
que “mentira” y “política” van de la mano, como lo afirma la filósofa Hannah Arendt2.
Por más que se luche contra el ocultamiento de la verdad, en algún momento, la
mentira y sus patitas cortas salen a la luz. Los errores de esta época en la
administración de nuestro país traerán sufrimiento para muchas familias,
especialmente pobres. La gran pena tendrán que pagar millones de argentinos,
mientras sus políticos, que aseguraron su patrimonio de por vida, seguirán echando la
culpa al periodismo de todos los males del país. Es un error pensar que dedicarse a
hacer política es más útil que gobernar. La mejor política y el óptimo discurso es lograr
el bienestar de todos los habitantes del Pueblo. No hacen falta ni afiches, ni spot
televisivos, ni avisos en “futbol para todos”, cuando se gobierna y se ejecutan de
verdad las leyes y la Constitución Nacional.
2
Verdad y política (ensayo escrito por Hannah Arendt).
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