Fiscalidad l 20 El poder tributario de las Haciendas Locales Estrategia Financiera Nº 278 • Diciembre 2010 [ www.estrategiafinanciera.es ] Tras la última reforma operada en la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, los límites respecto a la capacidad normativa en materia fiscal de las Haciendas Públicas se ha redefinido. Analizamos sus implicaciones y las relaciones entre los tres niveles de nuestro sistema tributario: estatal, autonómico y local Juan Carpizo Bergareche Subdirector General de Tributos Locales A ctualmente, en España, existen tres espacios fiscales desde el punto de vista del sujeto activo en la relación jurídica tributaria con los contribuyentes: el Estado, las Comunidades Autónomas y las Haciendas Locales. A lo largo del presente artículo analizaremos las relaciones competenciales entre el legislador estatal y autonómico en materia de Haciendas Locales. Por tanto, delimitaremos las reglas de juego entre los tres niveles para poder establecer y exigir tributos aunque, como veremos, el legislador Estatal, en materia tributaria, goza de ciertas prerrogativas. Este análisis se sustenta en tres apartados: las relaciones entre el legislador estatal y las Haciendas Locales, siempre desde el ámbito tributario, en relación con esta materia; analizaremos a continuación el ámbito material de las denominadas ordenanzas fiscales; y, por último, las relaciones entre el legislador autonómico y las Haciendas Locales también desde el punto de vista tributario. EL LEGISLADOR ESTATAL Y LAS HACIENDAS LOCALES La Constitución Española, en su artículo 133, señala que “la potestad originaria para establecer tributos corresponde exclusivamente al Estado, mediante ley.” En su apartado segundo, añade: “Las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales podrán establecer y exigir tributos, de acuerdo con la Constitución y las leyes.” Por tanto, la potestad originaria para establecer y exigir tributos es única y reside en el Estado, la cual deberá ejercer a través de una ley. De este precepto debemos partir para poder afirmar que el poder tributario originario reside en el Estado, mientras que el poder tributario del que disponen las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales tiene carácter de derivado. Para poder completar este sistema tributario, no podemos olvidar el artículo 142 de la Constitución Española, donde se establece que “las Haciendas Locales deberán disponer de los medios suficientes para el desempeño de las funciones que la ley atribuye a las Corporaciones respectivas y se nutrirán fundamentalmente de tributos propios y de participación en los del Estado y de las Comunidades Autónomas.” Por tanto, además de Nº 278 • Diciembre 2010 permitir a las Corporaciones Locales, el disponer de sus tributos propios previa regulación por parte del legislador estatal, también se admite la posibilidad de participar por parte de éstas en tributos estatales e, incluso, autonómicos. Un primer aspecto a resaltar consiste en que el nivel de las Haciendas Autonómicas y Locales en relación al Estado en principio es similar respecto al mismo, aunque, como sabemos, las Comunidades Autónomas tienen un sistema tributario propio basado en una Ley Orgánica, la conocida como Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, Ley Orgánica 8/1980, de 22 de septiembre, recientemente modificada por la Ley Orgánica 3/2009, de 18 de diciembre. Otro aspecto a resaltar consiste en que las entidades locales pueden tanto establecer tributos según la normativa estatal, como exigirlos. El exigirlos debemos interpretarlo como la facultad para poder aplicar sus tributos, esto es, ejercer las funciones propias de la aplicación de los mismos, la gestión, la inspección y la recaudación. No obstante, resulta fundamental a estos efectos las diferentes fórmulas de colaboración existentes para aplicar los tributos Ficha Técnica Carpizo Bergareche, Juan. El poder tributario de las Haciendas Locales Fuente: Estrategia Financiera, nº 278. Diciembre 2010. Resumen: Nuestro sistema tributario actualmente se sustenta en tres niveles, estatal, autonómico y local. Resulta fundamental el tratar de delimitar la capacidad normativa de cada uno de ellos en materia fiscal para que el sistema funcione en su conjunto y evitar así problemas de sobreimposición. Este artículo se centra en las Haciendas Locales y su capacidad normativa en relación a sus tributos, que, aunque revistiendo carácter derivado, sí que en determinados supuestos disponen de mecanismos para regular sus tributos dentro de los márgenes legales y de acuerdo con el principio de autonomía financiera. Además, tras la última reforma operada en la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, los límites respecto a la capacidad normativa en materia fiscal de estás han quedado redefinidos respecto a los tributos locales, no pudiendo gravar los nuevos tributos autonómicos hechos imponibles ya gravados por nuestro sistema tributario local. Descriptores: Fiscalidad, administración local, hecho imponible, materia imponible. Autor: Título: Estrategia Financiera l 21 Fiscalidad El poder tributario de las Haciendas Locales Si un ayuntamiento pretende ejercer su autonomía fiscal en los impuestos de carácter obligatorio, deberá elaborar la correspondiente ordenanza locales entre las Corporaciones y el Estado y las Comunidades Autónomas. Continuando con este poder tributario derivado de las Haciendas Locales, es en el texto refundido de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales, aprobado por Real Decreto Legislativo 2/2004, de 5 de marzo (en adelante, TRLRHL), donde el legislador estatal ejerce el poder tributario originario y se regulan, mediante ley estatal, los diferentes tributos que pueden establecer y exigir las Haciendas Locales. Las características del poder tributario local que emanan de este texto legal son las siguientes: 1) Respecto los impuestos que pueden establecer y exigir los ayuntamientos, debemos diferenciar entre aquellos que deben exigir de forma obligatoria -Impuesto sobre Bienes Inmuebles, Impuesto sobre Actividades Económicas e Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica- de aquellos que tienen carácter potestativo en cuanto a su establecimiento -el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras, el Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana y el Impuesto municipal sobre Gastos Suntuarios, en su modalidad de aprovechamiento de cotos de caza y pesca-. Esta característica resulta fundamental, ya que, en el caso de los impuestos obligatorios, no será necesario una ordenanza por parte de los ayuntamientos para poder exigirlos, mientras que en el caso de los impuestos de carácter potestativo, será necesario que el ayuntamiento que pretenda exigirlos establezca una ordenanza donde se regulen los elementos configuradores de estos impuestos de acuerdo con lo señalado en el TRLRHL. No obstante, como indicaremos más tarde, si un ayuntamiento pretende ejercer su autonomía fiscal en los impuestos de carácter obligatorio, dentro de los márgenes que le permite la ley estatal, deberá elaborar la correspondiente ordenanza en todo caso. 2) Respecto al resto de tributos, tasas y contribuciones especiales, en todo caso revisten la forma de potestativos. Esto es, si un ayuntamiento pretende exigir una tasa o una contribución especial, deberá regularlos mediante ordenanza fiscal. Sin ánimo l 22 Estrategia Financiera de ser exhaustivos, no podemos olvidarnos de que las tasas pueden revestir dos formas: tasas por prestación de servicios o realización de actividades administrativas de competencia local que se refieran, afecten o beneficien de modo particular a los sujetos pasivos, y las tasas por utilización privativa o el aprovechamiento especial del dominio público local. Pues bien, en ambas modalidades, los ayuntamientos pueden optar por elaborar una o varias ordenanzas donde se recojan todas y cada una de las tasas que se pretendan exigir por su parte. 3) Respecto a la apertura de este espacio fiscal antes resumido, debemos señalar que en el ámbito de los impuestos, éste queda cerrado, ya que, para poder exigir otro impuesto fuera de la lista de los seis antes señalados, ya sean obligatorios o potestativos, será necesaria una ley estatal para poder regularlos. Respecto a las tasas, aunque el espacio fiscal reside en la definición del hecho imponible contenido en el artículo 20 del TRLRHL, debemos señalar que a continuación, este artículo 20 establece dos listas abiertas, según los dos tipos de hechos imponibles, donde se señalan diversos casos en los que los ayuntamientos podrán establecer tasas. A modo de ejemplo, en el caso de utilización privativa o aprovechamiento especial del dominio público local, la ocupación del subsuelo de terrenos de uso público municipal, la entrada de vehículos a través de las aceras para aparcamiento de uso exclusivo, la instalación de quioscos en la vía pública, el estacionamiento de vehículos de tracción mecánica, o los tendidos, tuberías y galerías para las conducciones de energía eléctrica, agua, gas o cualquier otro fluido, entre otros. En el caso de prestación de servicios o realización de actividades de competencia local, el otorgamiento de las licencias urbanísticas exigidas por la legislación del suelo y ordenación urbana, el otorgamiento de licencias para la apertura de establecimientos, servicios de inspección sanitaria, casas de baño y piscinas, cementerios locales, recogida de residuos sólidos urbanos, entre otros. Esta tesis ha sido defendida por el Tribunal Supremo en su Sentencia de 5 de febrero de 2010, donde se señala que para que se realice el hecho imponible en las tasas por prestación de servicios o realización de actividades de carácter local, basta con que se den las circunstancias de tal realización contenidas en el artículo 20.1 del TRLRHL, sin que sea necesario el encontrarnos ante algunos de los supuestos de la lista abierta del artículo 20.4 del mismo texto legal, debiendo predicarse la misma circunstancia respecto a la otra categoría de tasas locales, esto es, las tasas por utilización privativa o aprovechamiento especial del dominio público local. 4) Los ayuntamientos disponen de autonomía para aplicar su sistema tributario. Esta autonomía reside en la posibilidad de fijar tipos impositivos diversos dentro de los límites marcados por el TRNº 278 • Diciembre 2010 Fiscalidad ElpodertributariodelasHaciendasLocales LRHL o establecer beneficios fiscales de carácter potestativo. Esto es, ya nos encontremos ante un impuesto obligatorio o potestativo, los ayuntamientos disponen de cierta capacidad para modular los elementos configuradores de los mismos. A modo de ejemplo, nos encontramos con los tipos de gravamen aplicables en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, donde los ayuntamientos pueden optar por unos tipos dentro de unas horquillas, estableciendo a su vez el TRLRHL unos tipos supletorios en el caso en que el ayuntamiento no haya elaborado la correspondiente ordenanza fiscal, al ser éste un impuesto de carácter obligatorio. En el ámbito de los beneficios fiscales, los ayuntamientos disponen de la facultad para poder aplicarlos, o no, en multitud de ocasiones, ya sean exenciones o bonificaciones en la cuota de los impuestos. No obstante, no todos los beneficios fiscales regulados en el TRLRHL tienen tal carácter, sino que también existen otros beneficios fiscales obligatorios a aplicar por parte de los ayuntamientos. También nos podemos encontrar con beneficios fiscales que pueden variar según unos márgenes, por ejemplo, bonificaciones en la cuota de los impuestos que pueden llegar a alcanzar un porcentaje determinado pero que el ayuntamiento tiene la facultad de regular tal bonificación en la cuota con un porcentaje con derecho a bonificación menor que el porcentaje máximo regulado en la ley. A modo de ejemplo, en el ámbito del Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica tenemos las bonificaciones medioambientales potestativas, propias de un impuesto de esta naturaleza, dentro de las cuales nos encontramos con un bonificación de hasta el 75% en función de la clase de carburante que consuma el vehículo y la incidencia de su combustión en el medio ambiente y otra bonificación también de hasta el 75% en función en este caso de las características de los motores de los vehículos y su incidencia en el medio ambiente. Todo este esquema de relaciones entre el poder tributario estatal y el poder tributario municipal fue respaldado por la Sentencia l 24 EstrategiaFinanciera ategiaFinanciera del Tribunal Constitucional 19/1987, de 17 de febrero, donde se señala que en los tributos de carácter local las normas de ordenación de los mismos pueden atender a diferentes situaciones y finalidades a conseguir circunstancia que permite que sus regímenes jurídicos plasmados en las ordenanzas fiscales puedan ser parcialmente distintos. Este Tribunal admite la posibilidad de diversificar tipos impositivos dentro de los márgenes contenidos en las leyes estatales. Señala, asimismo, que el artículo 31.3 de la Constitución Española es compatible con este sistema, ya que la reserva de ley tributaria afecta en exclusiva a la creación ex novo y la determinación de los principales elementos configuradores de los tributos. Por tanto, admite la posibilidad de que las entidades locales tengan sus tributos propios por ley estatal, pero ésta debe reconocer a las mismas una intervención en su establecimiento o en su exigencia, todo ello de acuerdo con el artículo 140 de la Constitución Española y el denominado principio de autonomía local. EL ÁMBITO MATERIAL DE LAS ORDENANZAS FISCALES Anteriormente hemos visto cómo las entidades locales disponen de autonomía en el ámbito tributario, ya sea para establecer ex novo una determinada tasa, siempre de acuerdo a lo preceptuado en el TRLRHL, o ya sea para regular determinado beneficio fiscal, también dentro del marco del TRLRHL. Pues bien, esta autonomía la ejerce mediante las denominadas ordenanzas fiscales. Para situarlas dentro de las fuentes de nuestro derecho tributario, debemos señalar en primer lugar que la Ley 58/2003, General Tributaria, según lo preceptuado en su artículo primero, se aplica a todas las administraciones tributarias y, en concreto, a las Haciendas Locales. A continuación, dentro de las fuentes de nuestro ordenamiento tributario, nos encontramos con el artículo 7 de la Ley 58/2003, donde en su apartado primero coloca a las ordenanzas fiscales entre las fuentes del derecho tributario en su apartado e), señalando que los tributos se regirán: “e) por las disposiciones reglamentarias dictadas en desarrollo de las normas anteriores y, específicamente en el ámbito tributario local, por las correspondientes ordenanzas fiscales.” Asimismo, el artículo 8 del citado texto legal regula el principio tributario de la reserva de ley indicando que se regularán Nº278•Diciembre2010 Nº278•Diciembre20 Fiscalidad El poder tributario de las Haciendas Locales en todo caso por ley una serie de elementos delimitadores de las obligaciones tributarias, entre otros, el hecho imponible, la base imponible, la base liquidable, los tipos de gravamen o los beneficios fiscales. Tal y como señalamos anteriormente, estos artículos son aplicables a los tributos locales según nuestro derecho tributario. Por tanto, nos encontramos ante leyes estatales, ya sea la Ley General Tributaria o el propio TRLRHL, que habilitan a regular mediante ordenanzas fiscales determinados elementos configuradores del sistema tributario local dentro de unos márgenes también legales, por ejemplo, los tipos impositivos en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles o los coeficientes potestativos a aplicar por los ayuntamientos sobre la cuota mínima regulada en el artículo 95 del TRLRHL dentro del Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica. En este caso, estamos ante elementos sustantivos de los tributos, configuradores o determinantes de los mismos y, en este caso, las leyes estatales permiten evitar reglamentos estatales y que, directamente, se regulen esos elementos mediante ordenanzas fiscales municipales. Cuestión diferente es el ámbito de la aplicación de los tributos locales, esto es, la normativa que debe regular los diversos procedimientos tanto de gestión como de recaudación o inspección en el ámbito local. La Ley 58/2003 ha sido desarrollada por diversos reglamentos de carácter estatal, debiendo mencionarse a estos efectos el conocido como Reglamento de Aplicación de los Tributos, aprobado por el Real Decreto 1065/2007, de 27 de julio. En el mismo, se señala en su artículo primero que será de aplicación en los términos previstos en el artículo 1 de la Ley 58/2003, que, como hemos visto, se aplica a todas las administraciones tributarias, incluyendo a las Haciendas Locales. Para entender el ámbito de estas ordenanzas fiscales en relación al derecho tributario procedimental, resulta esclarecedor el artículo 12 del TRLRHL, donde se establece que la gestión, liquidación, inspección y recaudación de los tributos locales se realizará de acuerdo con lo prevenido en la Ley General Tributaria y en las demás leyes del Estado reguladoras de la materia, así como en las disposiciones dictadas para su desarrollo. En su segundo apartado señala que “a través de sus ordenanzas fiscales las entidades locales podrán adaptar la normativa a que se refiere el apartado anterior al régimen de organización y funcionamiento interno propio de cada una de ellas, sin que tal adaptación pueda contravenir el contenido material de dicha normativa”. Por tanto, resulta evidente que respecto al derecho tributario procedimental aplicable a las entidades locales, en primer lugar tenemos la Ley General Tributaria, en segundo lugar nos encontramos con lo dispuesto en los reglamentos dictados por el Estado en desarrollo de dicha ley y, en tercer lugar, sin que pueda contravenir lo dispuesto en las normas anteriores, nos encontramos con las ordenanzas fiscales de carácter local. Nº 278 • Diciembre 2010 EL LEGISLADOR AUTONÓMICO Y LAS HACIENDAS LOCALES Para exponer las relaciones entre los espacios fiscales de las Comunidades Autónomas y de las Haciendas Locales, debemos partir de dos situaciones: la existente antes de la última reforma de la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas, Ley Orgánica 8/1980, de 22 de septiembre (en adelante, LOFCA), mediante la Ley Orgánica 3/2009, de 18 de diciembre y la situación que ha quedado configurada una vez realizada tal reforma. Antes de esta Ley Orgánica 3/2009, el artículo 6.3 de la LOFCA señalaba lo siguiente: “3. Las Comunidades Autónomas podrán establecer y gestionar tributos sobre las materias que la legislación de Régimen Local reserve a las Corporaciones Locales, en los supuestos en que dicha legislación lo prevea y en los términos que la misma contemple. En todo caso, deberán establecerse las medidas de compensación o coordinación adecuadas en favor de aquellas Corporaciones, de modo que los ingresos de tales Corporaciones Locales no se vean mermados ni reducidos tampoco en sus posibilidades de crecimiento futuro”. Por tanto, el límite para las Comunidades Autónomas estaba en la denominada materia imponible, ya que si pretendían gravar la misma materia imponible sólo lo podían hacer en los términos del TRLRHL. A estos efectos, la disposición adicional primera del TRLRHL regula la potestad tributaria de las Comunidades Autónomas sobre materias imponibles gravadas por los tributos locales, en concreto dos de ellos: el Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica y el Impuesto Municipal sobre Gastos Suntuarios, en su modalidad de aprovechamiento de cotos de caza y pesca. En relación al primero de ellos, las Comunidades Autónomas que gravasen esta materia imponible deberían compensar los ingresos que venían percibiendo los municipios por este impuesto, mientras que éstos deberían suprimir tal impuesto. En relación al segundo de ellos, podrían convivir ambos en la misma Comunidad Autónoma, si bien el impuesto municipal sería deducible de la cuota del impuesto autonómico. Dados los límites existentes, las diversas Comunidades Autónomas buscaron su espacio fiscal propio tratando de evitar las materias imponibles que gravaban los ayuntamientos. Para tratar de explicar esta problemática, nos referiremos a dos Sentencias del Tribunal Constitucional. La primera de ellas, la Sentencia 289/2000, de 30 de noviembre, declara inconstitucional el impuesto Balear sobre Instalaciones que incide en el medio ambiente. En esta Sentencia el citado tribunal señala, en primer lugar, que la materia imponible es un concepto más amplio que el conocido como hecho imponible y es a nivel de la materia imponible donde la reserva está establecida a favor de las entidades locales, en el sentido de que las Comunidades Autónomas no pueden gravar materia imponible ya gravada por las Haciendas Locales, salvo las excepciones contenidas en la disposición adicional primera del TRLRHL. El hecho imponible, según el artíEstrategia Financiera l 25 Fiscalidad ElpodertributariodelasHaciendasLocales culo 20 de la Ley 58/2003, viene definido como el presupuesto fijado por la ley para configurar cada tributo y cuya realización origina el nacimiento de la obligación tributaria principal, mientras que la materia imponible se define como aquella fuente de riqueza, renta o cualquier otro elemento de la actividad económica que el legislador decide someter a imposición. Por tanto, una misma materia imponible podría conllevar la realización de varios hechos imponibles, lo que derivaría en el establecimiento de diferentes tributos sobre la misma materia imponible. Concluye la Sentencia que con la anterior redacción de la LOFCA existía una prohibición de duplicidad impositiva a la materia imponible con independencia de la configuración del hecho imponible y que, por tanto, el conocido como impuesto balear sobre instalaciones que inciden en el medio ambiente debe ser declarado como inconstitucional, ya que grava la misma materia imponible que el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, impuesto de carácter local. En sentido contrario, la Sentencia del Tribunal Constitucional 168/2004, de 6 de octubre, desestima recurso de inconstitucionalidad en relación al conocido como gravamen catalán sobre elementos patrimoniales afectos a actividades de las que se puede derivar la activación de planes de protección civil. En la misma se afirma que no existe doble imposición de este tributo con los tributos de carácter local en los términos del artículo 6.3 de la LOFCA. Asimismo, señala que la materia imponible de este tributo no coincide con la materia imponible en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles, la titularidad de los mismos, ni con la materia imponible en el Impuesto sobre Actividades Económicas, el mero ejercicio de las mismas. La materia imponible en el tributo autonómico son las instalaciones y actividades en las que concurre una indudable peligrosidad para las personas y bienes y a las que ha de hacerse frente mediante activación de los planes de protección civil, no gravándose los elementos patrimoniales, sino el riesgo potencial de determinadas actividades e instalaciones. También se señala que el gravamen catalán está vinculado a la realización de una política pública sectorial, la prevención de grandes riesgos, quedando destinado el producto íntegro de tal gravamen a un fondo de seguridad para financiar actividades de prevención, previsión, planificación, información y formación en este campo. Por tanto, este tributo autonómico no tiene fines fiscales ni recaudatorios, sino que su finalidad se fundamenta en la prevención de riesgos, no teniendo carácter contributivo y sí retributivo al depender del riesgo y la peligrosidad de determinadas actividades e instalaciones. En este sentido juega un papel trascendental el apartado 3 del artículo 6 de la Ley Orgánica 8/1980, de 22 de septiembre, de Financiación de las Comunidades Autónomas, recientemente modificado por el apartado tres del artículo único de la Ley Orgánica 3/2009, de 18 de diciembre, de modificación de la LOFCA, y cuya redacción actual es la siguiente: “Los tributos que establezcan las Comunidades Autónomas no podrán recaer sobre hechos imponibles gravados por los tributos locales. Las Comunidades Autónomas podrán establecer y gestionar tributos l 26 EstrategiaFinanciera sobre las materias que la legislación de Régimen Local reserve a las Corporaciones locales. En todo caso, deberán establecerse las medidas de compensación o coordinación adecuadas a favor de aquellas Corporaciones, de modo que los ingresos de tales Corporaciones Locales no se vean mermados ni reducidos tampoco en sus posibilidades de crecimiento futuro”. El objetivo de la mencionada modificación lo establece la propia Ley Orgánica 3/2009 en su exposición de motivos al establecer que: “La presente Ley pretende clarificar también los límites para la creación de tributos propios por las Comunidades Autónomas. Para ello y con el fin de reducir la conflictividad, se modifica el artículo sexto de la LOFCA para que las reglas de incompatibilidad se refieran al «hecho imponible» y no a la «materia imponible», con lo que habría un espacio fiscal autonómico más claro en relación con los tributos locales, con una delimitación similar a la que existe en relación con los tributos estatales”. Por tanto, tras esta reforma los tributos que establezcan las Comunidades Autónomas no pueden recaer sobre hechos imponibles ya gravados por los tributos locales, pero sí podrán establecer y gestionar tributos sobre materias imponibles objeto de gravamen por estos tributos locales. Por tanto, la disposición final primera del TRLRHL queda absorbida por esta regla, ya que a partir de ahora no sólo podrán gravar las Comunidades Autónomas las materias imponibles relativas al Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica o al Impuesto Municipal sobre Gastos Suntuarios, en su modalidad de aprovechamiento de cotos de caza y pesca, sino que podrán gravar el resto materias imponibles objeto de gravamen en la actualidad por los tributos locales. No obstante, en el caso en que una comunidad autónoma entre a gravar estas materias imponibles ya gravadas por los municipios, se debe compensar a éstos para que sus ingresos tributarios no se vean disminuidos. Por tanto, la delimitación actual entre los tres espacios fiscales parte de las competencias normativas tributarias de las Comunidades Autónomas, ya que éstas no podrán establecer tributos que recaigan sobre hechos imponibles ya gravados, ya sea por el Estado o por los tributos locales. No obstante, siguiendo el principio de potestad tributaria originaria, el Estado podrán establecer tributos sobre hechos imponibles ya gravados por las Comunidades Autónomas, pero compensando la disminución de ingresos, y las Comunidades Autónomas podrán establecer tributos que recaigan sobre no hechos imponibles, sino sobre materias imponibles gravadas por los tributos locales, estableciendo, asimismo, las medidas de compensación de ingresos a favor de las entidades locales en el supuesto de pérdida de los mismos. COMENTEESTEARTÍCULO En www.estrategiafinanciera.es Nº278•Diciembre2010 tteec chhs DESCUBRE QUÉ SIGNIFICA DISFRUTAR CON LA TECNOLOGÍA… sttyy ¡CADA MES EN TU QUIOSCO! llee. 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