TRIBUNAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DEL HUILA Sala Cuarta de Decisión M.P. Ramiro Aponte Pino Neiva, diez de junio de dos mil ocho. ACCION: PROVIDENCIA: DEMANDANTE: DEMANDADA: RADICACIÓN: ACTA: NULIDAD Y RESTABLECIMIENTO DEL DERECHO SENTENCIA ANA BEATRIZ ESCANDÓN DE PIRAGUA DIAN 41 001 23 31 000 2004 01190 00 043 Evacuadas las correspondientes ritualidades, sin que se adviertan causales de nulidad que invaliden la actuación, procede la Sala a emitir pronunciamiento de mérito. I.- ANTECEDENTES. 1.- La demanda. Asistida de apoderado judicial, Ana Beatriz Escandón de Piragua promueve la acción de nulidad y restablecimiento del derecho contra la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales –DIAN-, en procura de que se declare la nulidad de los siguientes actos administrativos: “[l]iquidación de revisión número 13064200300081 del 07 de abril de 2003, proferida por la División de Liquidación en donde se le determinaron…los impuestos sobre la renta por el periodo gravable 2000 (sic)…”. “[r]esolución recurso de reconsideración número 130012004000003 del 04 de mayo de 2004, proferida por la División Grupo Jurídico de la DIAN…”. Como consecuencia de lo anterior, depreca que se declare “[q]ue la contribuyente no debe pagar mayores impuestos que los determinados en su liquidación privada”. 2.- Fundamentación fáctica. Como sustento factico, aduce que oportunamente presentó la declaración de impuestos sobre la renta correspondiente al año y periodo en cuestión. Liquidando los gravámenes con base en la información allí vertida. La División de Fiscalización decretó y practicó una inspección tributaria; levantando el acta que distinguió con el número 231 del 25 de julio de 2002 y formulándole algunas glosas que condujeron a aumentar los ingresos. La inspección se llevó a cabo en las oficinas de la contribuyente, pero allí no se confeccionó el acta, ni fue firmada por las personas que intervinieron. Al parecer, se elaboró en las dependencias de Fiscalización; quien posteriormente le notificó el requerimiento especial número 130632002000281 del 31 de julio de 2002. El 30 de octubre de 2002 respondió el requerimiento, anexando pruebas adicionales. El 7 de abril de 2003 la División de Liquidación profirió la liquidación oficial de revisión número 130642000300081, modificando la liquidación privada y adicionando ingresos supuestamente omitidos. Contra esa decisión interpuso el recurso de reconsideración, el cual, fue resuelto desfavorablemente. 3.- Fundamentación legal. Como sustento de las pretensiones, considera que en la actuación administrativa se vulneraron artículos 742, 743, 745 y 746 del Estatuto Tributario y el artículo 246 del Código de Procedimiento Civil. En esencia, formuló los siguientes cargos: -El acta de la inspección tributaria no fue firmada por las personas que en ella intervinieron (contribuyente y funcionarios de impuestos); soslayando el artículo 246 del Código de Procedimiento Civil, que señala como se debe realizar esa prueba. -“[L]a adición de ingresos no es procedente porque la declaración tributaria está amparada con la presunción legal de veracidad en cuanto a la información vertida en la misma y en las respuestas a requerimientos de conformidad con el artículo 746 del Estatuto Tributario. Observemos que la presunción se estableció en beneficio de los contribuyentes, mas no de la administración de impuestos, demostrándose que la carga de la prueba correa cargo de la Administración y como la prueba arrimada fue la inspección tributaria y en ella no se demuestra con pruebas adicionales los mayores valores de ingresos propuestos, entonces ésta carece de valor probatorio y la presunción continúa con la fuerza probatoria que le da la ley”. -Los libros de contabilidad (debidamente registrados) coinciden con la información vertida en la declaración tributaria; y si el funcionario de impuestos no tenía la idoneidad suficiente para practicar la prueba contable, es obvio que no pudo desvirtuar la presunción de veracidad. Por lo tanto, no existe base probatoria para adicionar ingresos. -“[L]a pretensión es que esa Corporación entre a revisar la actuación de los funcionarios de impuestos con el propósito de que se establezca si la misma se acomodó o no a derecho…”. 2.- La oposición. Mediante auto del 28 de septiembre de 2004 se admitió el libelo y se ordenó notificar al Director Nacional de Impuestos y Aduanas Nacionales; entidad, que por conducto de apoderado descorrió el traslado el 11 de febrero de 2005, oponiéndose a la prosperidad de las pretensiones. En resumen, esgrime los siguientes argumentos: -El artículo 779 del Estatuto Tributario establece que el acta de inspección tributaria debe firmarse por los funcionarios que intervienen en la misma, sin que sea necesario que el contribuyente la suscriba. Tampoco exige que sea diligenciada en el domicilio de éste (requisito, que solo se predica del acta de inspección contable). -La presunción de veracidad se desvirtúa si la administración solicita la comprobación de cifras en la investigación y a través de los medios probatorios establece que los datos consignados por el contribuyente no se ajustan a la realidad. O cuando no logra acreditar que los asientos corresponden a operaciones ciertas. Una vez que culmine una actuación administrativa, la decisión que se adopte está amparada por la presunción de legalidad. Correspondiendo desvirtuarla al impugnante, a quien se le traslada la carga de la prueba. -“[O]bra dentro del informativo, declaración tributaria, cruces de información, examen a los libros de contabilidad, acta de inspección tributaria; a través de los cuales se estableció que la actora había incluido pasivos que no cumplían con lo exigido en el artículo 770 del Estatuto Tributario, pruebas que desvirtuaron la presunción de veracidad que amparaba su declaración de renta, por lo tanto, le correspondía a la actora demostrar que tal glosa no era procedente, mediante pruebas idóneas; pruebas que como se indicó en sede gubernativa, no fueron suficientes”. -La demandante no llevaba contabilidad en debida forma, toda vez que carecía de soportes externos. Por lo tanto, no cumple con los requisitos exigidos en el Código de Comercio y en el artículo 774 del Estatuto Tributario. 3.- La prueba. Es de estirpe eminentemente documental: a.- Con la demanda anexó copia simple de los actos acusados (f. 7 y ss, cuad. 1). b.- A petición de parte se solicitó y se obtuvo copia de los antecedentes administrativos de los actos acusados (cuad. 2, 3). 4.- Alegaciones de conclusión. a.-Parte actora. Guardó silencio b.- Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales. Reitera la argumentación esbozada al descorrer el traslado de la demanda; resaltando, que la contabilidad de la actora no satisface los requerimientos legales. En particular, los pasivos registrados carecen de los correspondientes soportes. De contera, no satisfacen las exigencias del artículo 283 del Estatuto Tributario. “[e]l acta de inspección tributaria da cuenta de que la Aministración encontró contabilizado prestamos por $ 95.362.085.000, a favor de William Avila Orozco y Astrid Piragua Escandón; describe el acta e indica que se examinó el manejo contable que le dan a los prestamos, encontrándose que adolecían de soportes suficientes que respaldaran dicho pasivo (Recibos de caja). Así mismo, se estableció que los comprobantes de pago, en ocasiones no se encontraban firmados por el beneficiario y en otros existe firma pero no se identifica quien los recibe”. “…se determinó que los prestamos se encontraban soportados con letras de cambio…documentos que sólo se encontraban firmados por la acreedora poro no del acreedor, situación que en las voces del artículo 621 del Código de Comercio, constituye requisito para que se constituya título valor, por cuanto, tales documentos no reflejan la operación de crédito celebrado con el tercero, así como tampoco indican las condiciones en que fue establecida, entre otras, el origen y extinción de las mismas”. c.- Ministerio Público. No rindió concepto. II.- CONSIDERACIONES DE LA SALA. 1.-El caso concreto. Con base en la fragua probatoria, se encuentra acreditado lo siguiente: a.- La demandante presentó la declaración de renta y complementarios correspondiente al año gravable 1999 el 3 de mayo de 2000; la cual, fue corregida el 2 de mayo de 2002 (f. 36, cuad. 2). b.- A solicitud del nivel local, la División de Fiscalización Tributaria de la Administración de Impuestos Nacionales de Neiva expidió el “auto de apertura No 2669 del 14 de noviembre de 2000”, con el objeto de “Iniciar investigación tributaria… por el programa: DENUNCIA DE TERCEROS”; designando para el efecto a una funcionaria (f. 1, cuad. 2). c.- El 26 de marzo de 2002 se expidió el “auto de inspección tributaria No 130632002000147”, comisionando a una servidora para que verificara la exactitud de la declaración, estableciera la existencia de hechos gravados o no, y comprobara el cumplimiento de las obligaciones formales (f. 24, cuad. 2). El referido auto fue notificado por correo certificado el 2 de abril de ese mismo año (f.25, cuad. 2). d.- Realizado el correspondiente cruce de información; la delegada de la División de Fiscalización Tributaria levantó el “acta de inspección tributaria No 084 del 25 de julio de 2002”; concluyendo, que de la contribuyente es propietaria de un establecimiento de comercio dedicado a la compra y venta de repuestos y accesorios para automotores; que tiene sus libros de contabilidad debidamente registrados y que en su denuncio rentístico se aprecian las siguientes inconsistencias: “[e]n su declaración del impuesto a la renta y complementarios, omitió ingresos por cuantía de $ 14.297.000, al declarar ingresos menores a los contabilizados. Además incluyó deducciones por $ 1.232.000 que no se encuentran registrados en la contabilidad. Así mismo, se estableció que los por valor de $ 95.362.085, con los señores William Avila Orozco y Astrid Piragua Escondón, no son procedentes, toda vez que no reúnen los requisitos para ser aceptados, por lo que se desconocen en su totalidad”. “De igual manera modificó sin ninguna justificación el valor de las compras, siendo el correcto el valor reportado inicialmente por cuantía de $ 263.249.355…” (f. 403 y ss, cuad. 3). e.- El 31 de julio de 2002, la División de Fiscalización Tributaria expidió el “Requerimiento Especial No. 130632002000281”, proponiendo modificar la declaración de renta. En resumen, considera que “[D]entro de la inspección se verificaron los registros efectuados en los libros auxiliares de la contabilidad del año 1999 y se comprobó que la contribuyente omitió ingresos por cuantía de $ 14.297.000, correspondientes a los descuentos comerciales condicionados, los cuales se encuentran contabilizados pero no declarados”. (…) “Así mismo se estableció que las compras efectuadas por la contribuyente para el año 1999, corresponden a la suma de $ 263.249.355, como inicialmente se había declarado y no el valor de $ 248.908.000, contenido en la declaración de corrección”. (…) “Igualmente se constató que la contribuyente solicitó deducciones por un mayor valor de $ 1.232.000, las cuales no se encuentran contabilizadas, ni soportadas”. (…) “De otra parte, analizados los pasivos solicitados por la contribuyente, se verificó que los créditos obtenidos de los señores William Ávila Orozco y Astrid Piragua Escanón…no cumplen los requisitos para su aceptación contemplados en los artículos 121 y 671 del Código de Comercio, por lo tanto se desconoce la suma de $ 95.362.085 de pasivos”. Como corolario de lo anterior, le propone disminuir los pasivos a $ 24.535.000, aumentar la renta liquida gravable a $ 95.822.000, incrementar el impuesto sobre la renta a $ 25.238.000 y una sanción por inexactitud de $ 7.373.000. Sumatoria, que arroja un saldo a pagar de $29.996.000 (f. 397 y ss, cuad.3). El requerimiento fue notificado por correo certificado el 2 de agosto de 2002, planilla 43114 (f. 398 vto, cuad. 3). f.- La demandante respondió el requerimiento el 30 de octubre de 2002. En primer lugar, resaltó que los descuentos comerciales disminuyen el costo de las mercancías vendidas, sin aumentar los ingresos del contribuyente, y que para calcular ese concepto siguió las instrucciones de la cartilla de la DIAN. Con relación a los pasivos, refirió que las letras de cambio “[a] favor de los señores William Ávila y Astrid Piragua vienen con un saldo final a diciembre 31 de 1998. Estos pasivos durante el periodo de 1999 se disminuyeron con abonos efectuados y se aumentaron con nuevos préstamos, según se puede apreciar en los auxiliares y en las copias de los comprobantes de pago y en las letras de cambio que se encuentran en el expediente, al igual que las certificaciones expedidas por los acreedores…”. “Los prestamos recibidos de los mencionados acreedores fueron contabilizados oportunamente tomando como fuente la información las fotocopias de las letras de cambio que suscribí, cuyos originales entregué en su momento a los beneficiarios quienes como tenedores de éstos títulos me los devolvieron en cuanto las fui cancelando, de las cuales se encuentran en copia en el expediente”. “Observemos que el código de comercio precisa como se respalda una deuda cuando se recibe un préstamo y nos expresa que ha de entregarse un documento título valor que permita al tenedor del mismo recibir su pago en la fecha convenida o si lo considera, a su libre albedrío, puede endosarlo a un nuevo tenedor del título”. Finalmente, manifiesta que las deducciones rechazadas corresponden al pago del impuesto de industria y comercio cancelado a la Secretaría Municipal de Hacienda el 30 de abril de 1999 (f. 409 y ss, cuad. 3). g.- Aceptando parcialmente las explicaciones, la División de Liquidación profirió la “Liquidación Oficial de Revisión No.13064200300081” (f. 418 y ss, cuad. 3). En esencia, aceptó el tratamiento de los descuentos condicionados y su efecto en la renta liquida gravable; al igual que la deducción por concepto del impuesto municipal de industria y comercio. Sin embargo, no aceptó los créditos extra -bancarios, porque la contribuyente no comprobó el ingreso de los mismos, “[c]on documentos fehacientes tales como recibo de caja, nota de contabilidad, consignaciones”. “Ahora bien, el artículo 771 establece que ante el incumplimiento del artículo 770, se pueden probar los pasivos cuando son declarados por el beneficiario del pago las cantidades respectivas junto rendimientos, se pudo verificar que las personas que concedieron dichos pasivos para el año en comento no son declarantes, por ende, por este medio resulta improcedente verificar la existencia de esos pasivos”. En su opinión, el incremento patrimonial derivado de la carencia de prueba de los mencionados pasivos se considera renta gravable, al tenor de lo dispuesto por el artículo 236 del E.T. Y en razón a que el mayor del valor del saldo a pagar se origina en esa circunstancia, fue exonerada de la sanción por inexactitud. En tal virtud, modificó la liquidación privada y le determinó los siguientes valores: CONCEPTO OTROS PASIVOS TOTAL PASIVOS PAT. LIQU. POSIT. RENTA LIQ. GRAV. IMP. RENTA. GRAV. IMP. NET. RENTA TOT. IMP. A CARGO SALDO A PAGAR Vr. PRIVADA 100.665.000 119.897.000 77.100.000 18.992.000 2.232.000 2.232.000 2.232.000 0 Vr. PROPUESTO 5.303.000 24.533.000 172.462.000 95.822.000 25.238.000 25.238.000 25.238.000 22.593.000 h.- Inconforme con dicha determinación, la contribuyente interpuso el correspondiente recurso de reconsideración; reiterando que las deudas se encuentran debidamente soportadas en la contabilidad y que las letras de cambio sólo requieren la firma del deudor (f. 435 y ss, cuad. 1) i.- Por medio de la Resolución 130012004000029 del 27 de abril de 2004, la Jefe del Grupo Jurídico de la Administración de Impuestos de Neiva confirmó en todas sus partes el acto recurrido; considerando que los pasivos no se encuentran soportados de acuerdo con las normas contables y tributarias. “[v]erificada la contabilidad de la actora respecto a los prestamos, se estableció que no se encontraban soportados con recibos de caja el dinero de cada préstamo; además, los comprobantes de pago no se hallaban firmados por el beneficiario y en algunos casos, existe firma, pero no se identifica quien los recibe, por lo tanto, los pasivos aunque se encuentran registrados en la contabilidad, estos no están respaldado (sic) debidamente, por consiguiente, la contabilidad que nos ocupa, no es llevada en debida forma, por lo tanto, la presunción de veracidad que la ampara quedó desvirtuada”. “Así las cosas, las letras de cambio allegadas al informativo, se tratarán como documentos privados, por ende, su valor probatorio depende del cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 776 del Estatuto Tributario, exigencia que no contienen las letras de cambio en cuestión” (f. 443 y ss, cuad. 3). 2.-Los cargos formulados. No obstante que la demandante solicita “[r]evisar la actuación de los funcionarios de impuestos con el propósito de establecer si la misma se acomodó o no a derecho”; la Sala se limitará a abordar el análisis de los cargos concretamente formulados: -El acta de inspección tributaria no se elaboró en la sede de la contribuyente, ni fue suscrita por las personas que en ella intervinieron. -No existe prueba suficiente para desvirtuar la presunción de veracidad de la declaración tributaria (debidamente soportada en la contabilidad). Y como la inspección tributaria no demostró la existencia de mayores ingresos, no era procedente que le adicionaran el denuncio rentístico. 3.- Análisis de fondo. En su orden, se analizaran los reparos formulados: a.- Al tenor de lo dispuesto por el artículo 779 del E. T. la inspección tributaria es un medio de convicción que tiene por objeto constatar “[l]os hechos que interesan a un proceso adelantado por la administración tributaria, para verificar su existencia, características y demás circunstancias de tiempo, modo y lugar, en la cual pueden decretarse todos los medios de prueba autorizados por la legislación tributaria y otros ordenamientos legales…”. Dicha prueba, se decreta a través de auto, que debe precisar los hechos objeto de la misma, los funcionarios comisionados, amén de que se debe notificar personalmente o por correo. De acuerdo con el parecer del H. Consejo de Estado, no es necesario que la prueba se practique en la sede del contribuyente; y si como resultado de la misma se expide el requerimiento especial, no es necesario correrle traslado de sus conclusiones al contribuyente. Como quiera que su publicidad y contradicción se puede ejercer una vez se notifique este acto: “[L]a inspección es un medio de prueba personal, en el que predomina la actividad directa del funcionario e implica que éste examine directamente los hechos que interesan al proceso, para verificar su existencia y demás circunstancias, que deban establecerse con su inmediación. A la finalización de la inspección deberá extenderse un Acta, de la que no se requiere notificación o traslado, sí media requerimiento especial, pues en dicha oportunidad se surten su publicidad y contradicción. Los funcionarios autorizados para la práctica de dicha diligencia, están facultados para iniciarla y llevarla hasta su conclusión, pudiendo en su desarrollo, practicar o realizar todas las visitas, investigaciones, verificaciones, cruces de información, testimonios, requerimientos, etc., que además de modo general consagra el artículo 684 del E.T., dentro de las “amplias facultades de fiscalización e investigación”. Los artículos 779 y 782 a su vez prevén la realización en el curso de la inspección de la exhibición y examen parcial o general de los libros, documentos, comprobantes, etc., tanto del contribuyente como de terceros legalmente obligados a llevar contabilidad, para “verificar la exactitud de las declaraciones o establecer la existencia de hechos gravados o no”1. “Advierte la Sala que la expresión “constatación directa” no necesariamente implica que los funcionarios deban desplazarse a la sede del contribuyente para realizar la inspección tributaria, pues a través de cruces de información con terceros, documentos, verificaciones, requerimientos, es posible que se constate en forma directa la existencia de hechos gravados, consagrados en el artículo 684 del estatuto tributario”2 (Resalta la Sala). En el sub lite, está debidamente acreditado que la demandante era conocedora del objeto de la inspección tributaria (verificar la exactitud de la declaración de renta del año gravable 1999); y que con el requerimiento especial tuvo conocimiento de sus conclusiones. En tal virtud, no se advierte que se hubieran soslayado las preceptivas consagradas en los artículos 742, 743 y 745 del Estatuto Tributario. Siendo del caso resaltar, que tal como lo dispone el artículo 779, ibídem, solo deben suscribir el acta “[l]os funcionarios que la adelantaron”. b.- De acuerdo con el denominado principio de “presunción de veracidad”, “[S]e consideran ciertos los hechos consignados en las declaraciones tributarias, en las correcciones a las mismas o en las respuestas o requerimientos administrativos, siempre y cuando que sobre tales hechos, no se haya solicitado una comprobación especial, ni la ley la exija”3. Huelga recordar, que esa gracia a favor del contribuyente no es de carácter absoluto, dado que admite prueba en contrario, y no coarta las facultades de investigación con las que se encuentra investida la administración. 1 Consejo de Estado. Sección Cuarta. Sentencia del 7 diciembre de 2000. Consejero Ponente, Dr. Juan Ángel Palacio Hincapié, expediente 11080. 2 Consejo de Estado. Sección Cuarta. Sentencia del 3 de mayo de 2007. Radicación número: 05001-23-31-000-2000-02861-01(15111). C.P. Dr. Juan Ángel Palacio Hincapié. 3 Estatuto Tributario. Artículo 746. Al respecto, así hubo de referir el H. Consejo de Estado: “[L]a Sala ha expresado sobre el particular que la “presunción de veracidad no puede ser motivo para que la administración acepte sin juicio valorativo las afirmaciones del contribuyente”4. “Si bien es cierto que las declaraciones tributarias gozan de la presunción de veracidad que señala la norma citada, dicha presunción, tal como lo ha considerado la jurisprudencia de la Sección, es de tipo legal (juris tantum), lo que significa que admite prueba en contrario”. “Ahora, la presunción de veracidad no significa que se hagan nugatorias las facultades de investigación y fiscalización de que goza la Administración para asegurar el efectivo cumplimiento de las normas sustanciales, como quiera que tal presunción es susceptible de desvirtuarse a través de los diversos medios probatorios obtenidos por la administración a través de la investigación adelantada por ella”5. Descendiendo al asunto sub examine, se advierte que la Dian desconoció los pasivos declarados por la demandante, considerando que no se allanaban al cumplimiento de las disposiciones contables que regulan la materia. Concretamente, los prestamos recibidos de William Avila Orozco ($63.362.085) y de Astrid Piragua Escandón ($ 31.762.283); a su vez, representados en letras de cambio. Sobre este particular, vale resaltar lo siguiente: -Al tenor de lo dispuesto por el artículo 770 del Estatuto Tributario, “[l]os pasivos deben estar respaldados por documentos idóneos y con el lleno de todas las formalidades exigidas para la contabilidad” (subraya y resalta la Sala). -Los actos acusados dan fe de que la contribuyente está obligada a llevar contabilidad y que tiene debidamente registrados sus libros. De igual manera, que en los asientos contables figuran los 4 5 Sentencia del 4 de septiembre de 2003 M.P. Juan Ángel Palacio Hincapié. Consejo de Estado. Sección Cuarta. Sentencia del 5 de julio de 2007. Radicación número: 11001-03-27-000-2003-00060-01(14063). C.P. Dr. Juan Ángel Palacio Hincapié. prestamos que de acuerdo con su decir le otorgaron las personas anteriormente mencionadas. Sin embargo, en la inspección tributaria y en la actuación posterior se pudo establecer: i) que el ingreso del dinero no se encuentra soportado con recibos de caja, ii) que los comprobantes de pago no fueron firmados por el beneficiario y que en otros aparece una simple firma, sin que se pueda identificar la persona que lo recibió: “[c]omo el (sic) contribuyente no comprobó con documentos fehacientes tales como recibo de caja, nota de contabilidad, consignaciones, el ingreso de los prestamos otorgado por el señor William Avila y la señora Astrid Piragua, se tiene; que este Despacho desconoce los pasivos declarados por la contribuyente, al no haber certeza del hecho que se pretende probar” (f. 431, cuad. 3). En ese orden de ideas, es menester colegir que los préstamos no fueron registrados circunscribiéndose dentro de las exigencias consagradas en las normas contables. De contera, no pueden ser reconocidos como pasivos. En opinión del H. Consejo de Estado, los contribuyentes obligados a llevar contabilidad no tienen que respaldar sus deudas con documentos de fecha cierta; pero tienen que acreditar los soportes internos y externos que sustenten los registros contables: “[S]i bien a los contribuyentes obligados a llevar libros de contabilidad la norma no les exige demostrar la realidad de las deudas con documentos de fecha cierta, sí deben respaldarse con los soportes externos que justifiquen la contabilización; como los documentos que se producen para realizar operaciones con terceros, de tal forma que los documentos donde consta la obligación, permitan establecer la clase de pasivo, su vigencia y existencia al fin del período gravable, así como su procedencia como pasivo fiscal”. “Estos contribuyentes, deben poner a disposición de la Administración los libros de contabilidad, junto con los documentos de orden interno y externo que dieron lugar a los registros contables, de suerte que sea posible verificar las deudas declaradas y su calidad fiscal de pasivos, como reiteradamente lo ha expresado esta Sala”6. 6 Consejo de Estado. Sentencia del 12 de septiembre de 2002. Radicación 13001 23 31 000 1996 0976 01 13019. C.P. Dra. Ligia López Díaz. De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 171 del Estatuto Tributario, aunque se incumpliera la anterior preceptiva, los pasivos no se pueden desconocer si los acreedores los han declarado oportunamente. Pero en la medida en que los señores William Ávila Orozco y Astrid Piragua Escandón no presentaron declaración de renta por el año gravable 1999, no se puede aplicar esa “prueba supletoria”. 4.- Decisión. En mérito de lo expuesto, la Sala Cuarta del Tribunal Contencioso Administrativo del Huila, administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de la Ley, F A L L A: PRIMERO.- Denegar las suplicas de la demanda. NOTIFÍQUESE. RAMIRO APONTE PINO Magistrado ENRIQUE DUSSAN CABRERA Magistrado -Ausente con permiso- JORGE AUGUSTO CORREDOR RODRIGUEZ Magistrado Sobre este aspecto se pronunció la Sección a través de Sentencia del 17 de agosto de 2001, exp. 12066, C.P. Juan Ángel Palacio Hincapié.