Catamarca. Tradición Reproductiva. ¿Puro cuento?

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Catamarca. Tradición Reproductiva. ¿Puro cuento?
Por Celestina Reartes
Lic. en Trabajo Social – Doctoranda en Cs. Humanas. UNCa
Resumen
El propósito de este artículo es poner en tensión las políticas de población implementadas
en el orden mundial, las repercusiones que tienen en nuestro país y específicamente en la
Provincia de Catamarca. Los aportes de Foucault (1987) son valorados en el estudio de los
discursos como prácticas específicas en el elemento del archivo. En este sentido se examina el
tipo de intervención del Estado, en relación a las medidas adoptadas para restringir el uso por
parte de las parejas de los métodos para controlar la fecundidad o para promover la natalidad. El
campo de la salud pública en la Provincia de Catamarca, encuentra en la reproducción el
dispositivo político que promueve la natalidad con incentivos económicos que permite crear
restricciones sobre el control de la natalidad, al amparo del paradigma higienista y de las
estrategias de educación para la salud.
Palabras clave: método-planificación-política-reproducción-servicio
Abstract
Catamarca: Reproductive tradition do pure story?
The aim of this article is to deal with cover-up worldwide population policies and their
consequences for our country, particularly the Province of Catamarca. M. Foucault contributions
are especially appraised in the study of discourses for specific practices as they were saved in
archives. The role of the State intervention is also considered, the main concern is about decisions
taken in order to prevent couples from using fertility control methods or to encourage births. The
area of public health in the Province of Catamarca is mainly interested on reproduction; the
political mechanism encouraging births through economic incentives leads to restrictions as far as
birth control, under the hygienic paradigm and strategies for health education.
Key Words: method-planning-policy-reproduction- public health
Introducción
En Argentina, los asuntos referidos a la reproducción integran políticas nacionales de salud
y población, que en su interpelación pueden llegar a presentarse como políticas natalistas o
pronatalistas. En este sentido las políticas públicas encuentran en las instituciones la condición de
posibilidad para su materialización. Las instituciones de salud activan el dispositivo destinado a
ordenar comportamientos, a imponer la maternidad como ideal a seguir, a definir las prácticas
sexuales en convencionales (heterosexuales), seguras o de riesgo (embarazo no deseado, aborto,
infecciones de transmisión sexual); saludables (varón-mujer) o pervertidas (adultos-niños o niñas;
varón-varón-mujer-mujer; transexuales); o crear ritos de consulta médica consistentes en
intervenciones periódicas, sea para la provisión de los métodos anticonceptivos, para el control
del embarazo, o el seguimiento de infecciones de transmisión sexual.
La reproducción de la vida en nuestro país presenta rasgos en su organización concordante
con la vigencia del sistema heterosexista que determina la posición subordinada de la mujer en un
plano similar al de los niños, niñas, y/o adolescentes. La programación familiar como método
encubre la imposición ideológica de grupos hegemónicos que bajo el primado del saber y del
poder construyen en las mujeres adolescentes pobres cuerpos aptos para controlar, examinar,
vigilar y reproducir las desigualdades sociales de carácter estructural.
1. Reproducción desde el paradigma de los derechos humanos
Los Derechos Humanos se definen como los derechos y libertades básicas de todas las
personas, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, origen nacional o
social, bienes, nacimiento u otra condición. Estos derechos se reconocen en los documentos
internacionales que se indican; la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948; la
Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer de1952; la Proclamación de la Conferencia
Internacional de Derechos Humanos en Teherán de 1968; el Pacto de Derechos Civiles y
Políticos de 1966; la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación hacia
la Mujer de 1979 y la Declaración de Viena de 1993.
El paradigma de los Derechos Humanos reconoce que los derechos civiles y políticos de las
personas se sitúan en la esfera pública, y que las violaciones de estos derechos en la esfera
privada no se consideran como tales. Sin embargo, es en la esfera privada el lugar donde se
producen violaciones a los derechos humanos vinculados con las diferencias genéricas que
“marcan la percepción de todo lo demás: lo social, lo político, lo religioso, lo cotidiano”
(Lamas1998:35). Las diferencias sexuales construyen las diferencias genéricas que son las bases
sobre las cuales se establecen las desigualdades sociales entre hombres y mujeres que otorgan
significados, valoraciones, espacios diferentes a unos y otros. Las desigualdades sociales se
gestan en el ámbito público y reconoce su origen en las diferencias biológicas que inciden en la
división del trabajo, la que a su vez es reforzada por condicionamientos sociales y culturales. La
dicotomía público/privado para diferenciar ámbitos de acción, participación y valoración de las
actividades realizadas por hombres y mujeres, profundizan las brechas de género y se
materializan en las relaciones inequitativas entre hombres y mujeres que restringen las
oportunidades de las mujeres para su pleno desarrollo personal, autonomía e independencia
económica y se constituye en una forma de violación a los Derechos Humanos.
Las relaciones asimétricas en aspectos relativos a la vida sexual como a las decisiones sobre
la reproducción, contienen la violencia sexual, el control de las decisiones sobre la procreación,
los embarazos no deseados, el aborto, las infecciones de transmisión sexual, los embarazos en
adolescentes. Estos temas emergen desde el ámbito privado para interpelar a la esfera pública en
demanda de políticas y programas que garanticen el ejercicio de los derechos sexuales y
reproductivos.
Pecheny y Petracci (2006) en su obra “Derechos Humanos y Sexualidad en la Argentina”
reconocen que el Estado es garante de derechos, y que existe una relación jerárquica entre las
normas según sea el orden del que se trate. En este sentido plantean que los tratados
internacionales de derechos humanos incorporados a partir de la reforma de 1994 están en la
cúspide de la pirámide jurídica o bloque de constitucionalidad. En un nivel inferior, en un mismo
plano, están los demás tratados internacionales suscriptos y la costumbre internacional. En la base
de la pirámide se encuentran en orden jerárquico, las leyes federales, los decretos, las
constituciones y leyes provinciales y las ordenanzas municipales. Los tratados internacionales,
después de ser ratificados por el Congreso, tienen jerarquía superior a las leyes aunque inferior a
la Constitución. Diez tratados de derechos humanos adquirieron rango constitucional a partir de
la reforma de 1994; entre los que se encuentran la Declaración Universal de Derechos Humanos
(1993), las Conferencias Internacionales de Población y Desarrollo, (1994); de la Mujer, (1995) y
la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), -la República Argentina sancionó esta
convención como Ley Nacional 23.849, y la incorporó al art. 75, inciso 22. En 1985 el Congreso
Nacional ratificó la Convención sobre todas las Formas de Discriminación contra la Mujer que
fue posteriormente incorporada a la Constitución Nacional en 1994. Se puede decir que hasta la
conferencia de El Cairo (1994) la reproducción había sido concebida sobre todo como parte de
políticas de control demográfico cuya espina dorsal es la planificación familiar, orientada a
reducir la reproducción sobre todo para las mujeres que son pobres. Sin embargo en el contexto
local estos derechos son desestimados porque no responden a las estrategias que impulsan
políticas pro natalistas. Las estrategias pro natalistas inducen una visión asistencial en los
servicios de planificación familiar insertos en las instituciones de Salud Pública.
El debate sobre los derechos sexuales y reproductivos en las dos últimas décadas, se centra
en el derecho a la integridad personal, que articula la noción individual, de dignidad, seguridad
con la dimensión social de los derechos sexuales y reproductivos. Estos derechos, siendo
individuales, no pueden ser ejercidos si no existen condiciones sociales que las garanticen. Otro
punto de tensión lo constituye la distinción público/privado, ya que si bien el ejercicio de la
sexualidad con fines reproductivos pertenece al ámbito privado, su ejercicio demanda el acceso a
la información oportuna y adecuada; a servicios de salud de calidad; a métodos anticonceptivos,
cuyas principal responsabilidad recae en el ámbito público Estatal. La discusión se produce
porque el ejercicio de la sexualidad no conduce necesariamente a una finalidad reproductiva.
Desde esta perspectiva cuando se habla de adolescentes y del ejercicio de la sexualidad en
términos de derechos, sin fines reproductivos, surgen prohibiciones, sistemas de ideas y creencias
que circulan en el acceso a los servicios que organiza el sistema de salud público y que son
tematizadas bajo el prisma de los valores culturales, ideológicos, políticos y sociales. 1 Si bien la
1Para desarrollar este estudio se apela a las metodologías cualitativas. En el diseño se valoran los aportes del
paradigma indiciario porque facilita el desciframiento de diversas clases de signos que provienen de la
Ley Nº 26061 de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes los
reconoce como sujetos de derecho, en la práctica los profesionales y técnicos de la salud los
interpelan aún desde los alcances del paradigma tutelar. En este sentido los sujetos son
nominados como nenas, niñas, chiquitas, menores, cría.
En el Hospital Provincial de Niños “Eva Perón”, la reproducción se hace presente de modo
imprevisto, inapropiado e impensado tanto en términos institucionales como individuales.
Nosotros ante la demanda tuvimos que acceder a poner un consultorio para adolescentes,
porque vienen las mamás con chiquitas de 11,12 años que tuvieron ya su primera relación sexual,
embarazadas y con infección de transmisión sexual que son gravísimas y es difícil sacarlas
rápidamente de ese cuadro” ya sabemos que muchos de estos cuadros se producen por abusos y
violaciones que los mismos familiares hacen a veces son tíos, otras abuelos, primos, hermanos, ni
el padre se salva. (Francisca. Ginecóloga).
La Institución crea un servicio diferencial para atender una demanda que evoluciona, en
número y complejidad. De este modo la interpretación de los derechos sexuales y reproductivos
como de la sexualidad adolescente que los entrevistados realizan se impone como la única
realidad.
Tenemos…digo tenemos en el servicio de atención estamos a veces con la ginecóloga o la médica
de familia y son nenas con sus 11 o 12, que descubren su cuerpo, su desarrollo y despiertan un día en una
situación de embarazo. Esa niña qué puede hacer con otro niño, cuando ella a veces no ha recibido
cuidados afectivos-emocionales, ¿sabe usted lo importante que son los primeros años en la vida de una
persona? Requiere cuidados, atención, se desarrollan sus emociones, su personalidad. A medida que
vamos conociendo casos vemos que muchas niñas de las afueras, como dicen muchos, en los barrios de las
orillas dicen otros se embarazan cuando son abusadas, y esto cada vez es más usual en Catamarca, y si no
descripción densa presente en narrativas de los sujetos cuando posibilitan pasar de hechos en apariencia
insignificantes a una realidad compleja no observable. Con este paradigma se relaciona la abducción en tanto
método que se interesa por el caso, entendido el caso como lo singular e irrepetible. Concordante con el
paradigma indiciario, la lógica abductiva y el pensamiento complejo para el análisis del discurso se trabaja
con los aportes de Foucault (1999). En el trabajo de campo se realizan entrevistas en profundidad a sujetos
seleccionados en una muestra intencional, guiada por casos típicos, que responden a la posición social en el
Ministerio Provincial de Salud Pública, en Atención Primaria de la Salud Departamento Capital y
adolescentes que asisten a estos servicios. Las entrevistas fueron grabadas con total consentimiento del
participante y en el caso que lo solicitaron escuchadas por los interesados. Los nombres de fantasía son
elegidos por el entrevistado. En algunos casos responde al cargo y nombre cuando se trata de referencias
realizadas en los medios de comunicación social mediante publicaciones autorizadas o a través del análisis de
archivo por la autoría de legisladores en Proyectos de Ley.
miremos los diarios. Pero claro acá en esta provincia tienen la idea de que la mujer tiene que tener sí o sí
el chico no importa el costo emocional, el costo del cuerpo que no está preparado y tenemos una vida que
sigue a medias. En ocasiones son las niñas que luego se prostituyen, que abandonan a sus hijos, o
reingresan con otro embarazo por violación pero… la familia oculta y prefiere sacrificar a la mujer antes
que denunciar el caso (Adriana. Psicóloga).
El embarazo aparece enlazado a infecciones de transmisión sexual por abuso sexual
infantil. La reproducción subvierte por sí sola el estado de integridad personal de niñas y/o
adolescentes cuando se produce sin consentimiento de una de las partes en clara violación de los
derechos sexuales. Sin embargo el Estado, garante de los derechos individuales se encuentra
ausente en la creación de las condiciones que los garanticen.
“A pesar de la preocupante cifra de casos de abusos sexuales que año tras año se denuncian en la
provincia, no hay ningún psiquiatra que trate a las víctimas de este tipo de delito. El 75 % de los casos
tiene como víctimas a menores -tanto mujeres como varones-, cuya edad promedio no supera los 20 años,
según indicaron fuentes policiales y judiciales consultadas por LA UNION. Aunque la Justicia cuenta con
un Cuerpo Interdisciplinario Forense -constituido entre otros profesionales por psicólogos y psiquiatras-,
las víctimas no son tratadas, y su trabajo sólo se limita a la realización de la pericia oficial, es decir a
aquellos estudios dispuestos por la Justicia para corroborar o no la existencia del caso de abuso sexual
denunciado. Anualmente se reciben más de 250 denuncias por delitos en contra de la integridad física de
las personas -abusos y violaciones. ¿Qué sucede con esas familias de escasos recursos que no pueden
brindarle en forma particular dicha atención a sus seres queridos, víctimas de abusos? Las autoridades
competentes en el tema deberían preocuparse, pero sobre todo ocuparse de esta situación para nada fácil
que soportan las familias de estas víctimas, y comprender que su responsabilidad no termina sólo con el
asesoramiento jurídico -toma de denuncia y posible sentencia-, sino que también se extiende a un
tratamiento que ayude tanto a la víctima como a su familia a superar el grave daño” (La Unión- Judiciales21-08-2007).
De este modo las decisiones sobre sexualidad y reproducción presentan consideraciones
culturales vinculadas a la maternidad, a las relaciones asimétricas entre hombres y mujeres, con
rasgos que registran la omisión de la mujer en el consentimiento ya que las decisiones de cómo,
cuándo, dónde, en el régimen de la ideología patriarcal, las asume el hombre.
“Estando de novia con el Juan, que me lleva 12 años, el ya va pa los 25, no hacía mucho que salía
con él te imaginás, me hizo que me entregue…yo no tenía idea de nada…me dijo que íbamos pa la casa de
los padres pero allá no pasaba nada…los viejos no estaban y me dijo vení conocé la casa, y se sentamos en
un sillón y me empezó a tranzar mal, me quedé preñada y mi mamá me llevó a la dotora de la posta pa que
me controlen y esas cosas y me de el certificado pa presentar en la Ansés así cobro ese susidio por hijo…
dispués lo habló al Juan pa que se haga cargo de mí y me banque, por que como soy una cría alguien tiene
que responder por mí y como él es policía cobra y nos trae mercadería. (Elena, 13 años, periferia)
Las relaciones asimétricas, basadas en la situación de desigualdad social, económica,
política de las mujeres en relación a los hombres son naturalizadas en el ámbito familiar por la
condición de niña-mujer, pobre. El abuso sexual infantil se constituye en una agresión que deja
huellas en la capacidad de auto conservación, sin embargo las mujeres embarazadas por abusos o
ataques sexuales son obligadas a asumir la defensa de la vida cuando aún no son capaces de
conservar la propia. A pesar de ello, el Estado estimula la protección social a la maternidad a
través de políticas compensatorias como la Asignación Universal por Hijo, que garantiza a toda
mujer embarazada a partir del 3º mes un ingreso mensual. Este beneficio les corresponde a las
personas desocupadas que trabajan en el mercado informal o que ganan menos del salario
mínimo vital y móvil. Consiste en el pago mensual de $480,00 para niños menores de 18 años o
de $1.500,00 para discapacitados sin límites de edad en los términos del Decreto 1602/09 con
vigencia a partir del 01 de noviembre del 2009. De acuerdo a informes del ANSES para el
período del segundo semestre 2010, la Provincia de Catamarca cuenta con 75.631 beneficiarios.
Beneficiarios que reciben en el sistema de salud público la cobertura en lo referente a control y
seguimiento del embarazo, prestaciones relacionadas con el control y seguimiento durante el
primer año de vida y los correspondientes a las contingencias del ciclo vital hasta los 18 años de
edad o sin límite de edad en el caso de las personas con discapacidad.
El control de la natalidad puesto en el escenario público a través de los Centros de
Atención Primaria de la Salud, es referenciado con términos de efectividad cuando se trata de
adolescentes de estratos medios; pero surge el término vulnerabilidad para cualificar a las
adolescentes de estratos pobres.
La Tasa de Natalidad, se mantiene en franco descenso, y se podría relacionar con el Programa de
Salud Reproductiva que se está ejecutando en la provincia. No obstante ello éste descenso no es en base a
la población más vulnerable, es decir en mujeres adolescentes de alto riesgo social, biológico, obstétrico
(gran multíparas), cultural, etc. (Roxana referente del Programa de Salud Sexual y Procreación
Responsable).
Las estadísticas en el sistema de salud público dan cuenta sólo de indicadores vinculados
con las mujeres adolescentes que no poseen obra social, ya que pertenecen a sectores pobres o
empobrecidos. Las mujeres adolescentes con acceso a obras sociales no concurren a los servicios
públicos de salud. Susana Torrado (2004:14) plantea que hasta el presente, los estratos sociales
más desfavorecidos (en los que las uniones son más precoces, el número de hijos por mujer más
elevado, la proporción de niños y jóvenes más alta y, por ende, a pesar de sus peores condiciones
de salud, la tasa bruta de mortalidad más baja) han tenido un ritmo de crecimiento vegetativo
superior al de los estratos medios y altos. Al punto que podría afirmarse que son las capas
sociales más pobres de la Argentina las que han “sostenido” el ritmo de crecimiento promedio
correspondiente al total del país. Lo que se visibiliza es que el riesgo social, biológico, obstétrico
y/cultural es propio de las mujeres adolescentes distinguidas como “vulnerables” por su
condición de pobreza.
La tradición reproductiva en el orden local, se construye en el llamado ámbito privado con
indicadores de violencia sexual, embarazos no deseados, irrupción de infecciones de transmisión
sexual que afecta en gran medida a las mujeres que se encuentran en condiciones estructurales de
pobreza. El biopoder registra su marca en los cuerpos de las mujeres pertenecientes a sectores
más desfavorecidos en la estructura económico-social, quienes son estimuladas a asumir la
maternidad, sometidas a los dispositivos de control del embarazo, parto, lactancia que genera el
sistema de salud. En este sentido la reproducción subvierte el derecho a la integridad personal.
2. Reproducción planificada
La planificación familiar llega a nuestro país alrededor de la década del 50 con la píldora
como método anticonceptivo y de la mano del progreso científico2. El empleo de métodos
anticonceptivos orales para el control de la natalidad genera fuertes discusiones que relacionan
moral, orden familiar, buenas costumbres, soberanía, desarrollo económico y salud de la mujer.
En este sentido la Primera Conferencia Mundial de Población, (1954), centra su
preocupación en la necesidad de profundizar el conocimiento de las variables, categorías y
resultados demográficos, enlazados al ejercicio de la sexualidad de varones y mujeres. La
Segunda Conferencia Mundial sobre Población (1965) se ocupa del análisis de la fecundidad
como parte de una política para la planificación del desarrollo, mientras que la Tercera
2“Hacia principios de los años ’50, el médico norteamericano Gregory Pincus comenzó sus
investigaciones sobre anticonceptivos orales. Estimulado por Margaret Sanger y el apoyo financiero de
Catherine McCormick, Pincus junto a los doctores John Rock y Min-Chueh Chang desarrollaron la
“píldora” que revolucionó el mundo en los años sesenta. Aprobada por la Food and Drug Admnistration en
mayo de 1960, las pastillas ENOVID salieron a la venta. En 1965, 6.500.000 de mujeres
norteamericanas las tomaban, aunque la cifra debía ser superior, ya que los registros oficiales sólo
contabilizaban a las casadas”( Andrea Tone, Devices and Desires. A History of Contraceptives in America,
Nueva York, Hill and Wang, 2001).
Conferencia Mundial sobre Población (1974) señala el interés en los temas vinculados a la
relación entre población - desarrollo y el derecho a la planificación familiar como un derecho
fundamental de “todas las parejas e individuos” a decidir sobre el número de hijos.
El crecimiento poblacional surge como preocupación en el orden internacional, pero no se
corresponde con la realidad de nuestro país, ni de la Provincia de Catamarca.
Hasta mediados del siglo XX, las parejas no contaban con demasiadas alternativas para
evitar los embarazos no deseados. Los métodos más empleados eran el coitus interruptus y el
preservativo, usado generalmente por los sectores medios. Ambos métodos implicaban la
disposición y compromiso del varón como sujetos activos en el control de la concepción; para las
mujeres restaban prácticas más peligrosas y con mayor peso emocional como los abortos, el
abandono de niños y el infanticidio (Felitti, K. 20009: 339). Los análisis de las tasas de natalidad
previos a la década del 60, advierten que las parejas cuentan con métodos de control eficaces de
los nacimientos, y que el control de la natalidad está a cargo de los varones. Sin embargo, la
aparición de la píldora junto con el incipiente ingreso de la mujer al mercado laboral, transforma
esta responsabilidad ya que se le adjudica a la mujer los bajos índices de nacimientos3. En un
contexto de importantes cambios al interior de la autoproclamada “Revolución Argentina” (19661973), se produce en nuestro país, una “caída demográfica” concordante con el nivel de actividad
económica de las mujeres y un número menor de hijos (Torrado, 2003:88), que coincide además
con la instalación progresiva de las clínicas que la Asociación Argentina de Planificación
Familiar inicia en 1966. En el término de dos años de las 29 clínicas de planificación familiar, 26
se desempeñan en Hospitales y Policlínicos de orden oficial.
Paralelo a estos acontecimientos se producen procesos migratorios internos con
desplazamiento de jóvenes tanto varones como mujeres hacia Provincias como Buenos Aires,
Córdoba, Rosario en busca de mejores oportunidades laborales. No obstante, los países
desarrollados vinculan ya la planificación familiar con el desarrollo y desde la posición de poder
pretenden imponer sus intereses económicos para argumentar que existe una correspondencia
directa en un problema social, que articula el aumento de la población, con el aumento de la
pobreza y con una menor disponibilidad de alimentos. Este círculo vicioso: aumento de la
3Hasta mediados del siglo XX “las formas de anticoncepción eran el coitus interruptus y el preservativo,
cuya implementación dependía, casi exclusivamente, de los varones”. La aparición de la píldora como
elemento de control de los nacimientos provoca que “la mujer sea responsabilizada por los bajos índices de
natalidad propios de su inserción en el mercado de trabajo, que la distancia a su vez de la vida doméstica”
(Torrado, 2003:88)
población-aumento de la pobreza-hambre, interpela a los países dominantes en el diseño de
estrategias de población y desarrollo que imponen a los países menos desarrollados el control
demográfico. De este modo la categoría población se constituye en un instrumento que el
gobierno emplea cuando actúa “de manera directa a través de campañas o de manera indirecta
mediante técnicas que van a permitir…estimular, sin que la gente lo advierta demasiado el índice
de natalidad” Foucault (2006:132).
La población como objetivo de políticas públicas ingresa en el sistema de salud mediada
por un procedimiento de control y vigilancia para estructurar el dispositivo de sexualidad, que se
inscribe en las clases populares como problemas de natalidad. En realidad los problemas de
natalidad encubren las necesidades de control político y regulación de la familia, ajustada al
modelo impuesto por el proceso de supremacía de los grupos hegemónicos en alianza con la
Iglesia Católica. La institución familiar participa, en términos de capital, de las condiciones de
posibilidad consideradas imprescindibles “para la sujeción del proletariado urbano”, ya que el
dispositivo estratégico clave de la socialización de las conductas procreadoras a partir del Siglo
XVIII, es la Institución familiar mediatizada por la alianza matrimonial. La alianza matrimonial
reglamenta y ordena el sexo, y a su vez la organización de la familia canónica pareció un
instrumento de control político y regulación económica indispensable para la sujeción del
proletariado urbano a través de las campañas moralizadoras de las clases pobres. (Foucault,
2002).
La creación del Programa Nacional de Procreación Responsable (2002) constituye un
importante avance en materia de reproducción. El objetivo del Programa Nacional es el de
confirmar que todos los habitantes consigan decidir y ejercer, libre y responsablemente, sus
pautas procreativas. En este sentido, el estado se obliga a ofrecer, en los servicios públicos de
salud, información y asesoramiento sobre métodos anticonceptivos, prevención del cáncer génitomamario y de enfermedades de transmisión sexual y SIDA, y asimismo, a suministrar métodos
anticonceptivos de carácter reversible y transitorio. A partir de la recuperación democrática en
1983, y especialmente desde 1994, la mayor presencia pública del feminismo y los debates
públicos que acompañaron el proceso de sanción de esta ley permitieron que las nociones de
«salud reproductiva», «derechos humanos» y «derechos sexuales y reproductivos» se volvieran
familiares para una gran parte de la sociedad. (Petracci, M.; 2004).
Sin embargo, el dispositivo de sexualidad instala los problemas vinculados a la natalidad en
las clases populares. De este modo el derecho al control de la natalidad, mediado por los Métodos
Anticonceptivos, aparece discursivamente en la Provincia de Catamarca, en el período 2000-2005
en las propuestas de los siguientes proyectos de Ley.
1.-Programa Provincial de Salud Sexual Reproductiva, Sexualidad Humana y Planificación
Familiar. “Expte Nª P-0056, letra J del 26 de Julio del 200, iniciado por el ex Senador Provincial
Gustavo Jalile (texto 1)
2.- Programa Provincial de Salud Reproductiva, Sexualidad Humana y procreación
responsable. Expte Nª SP-0026, letra M del 04 de Junio de 2003, iniciado por la ex Diputada
Provincial Marta Torres de Mansilla. (texto 2)
3.- Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. Expte. Nº SP-0037
letra C, del 31 de Mayo del 2005, iniciado por los diputados Provinciales Dr. Miguel Ángel
Córdoba, Dr. Víctor Castillo, Dr. Luis E. Castro, Dr. Hugo Alem, Dr. Gustavo Mena y Dr. Daniel
Andrada (Texto 3)
Si bien estos proyectos de ley no pudieron ser sancionadas, pueden ser analizados desde lo
que dicen sus autores en los artículos que expresan sus ideas, a los efectos de distinguir cuáles
son los elementos que comparten los grupos dominantes en relación a la reproducción. De este
modo y a los fines de una mejor comprensión, se numeran los enunciados de acuerdo al siguiente
detalle. El término T1, T2 o T3 hace referencia a los textos de los proyectos enunciados
precedentemente, seguidos por el artículo y/o inciso de los artículos. Se procura señalar cómo los
grupos hegemónicos construyen el acceso de la población a los servicios de salud reproductiva.
Promover la maternidad y paternidad responsable (T. 1art 2.inciso a).
Fortalecer la participación conjunta de matrimonios o parejas en el cuidado del
embarazo, parto y puerperio. (T. 2 art 5.b)
Proteger la vida desde el momento de la concepción (T. 2 art5.b)
Asegurar, desde la concepción la prestación de todos los exámenes médicos,
controles y prácticas necesarias para garantizar la protección integral del niño por
nacer y la madre (T.2 art 5.f).
Disminuir la morbilidad perinatal y materna (T. 1 art 2.b), (T. 3 art 5.b)
Promover mejor calidad de vida de padres e hijos. (T.1 art 2.g).
Promover el desarrollo integral de la familia” (T. 3 art 2.f).
Los autores –legisladores- impulsan el acceso a los servicios de salud reproductiva que
tienen en cuenta la concepción de familia a partir de las uniones de hecho, o matrimonios.
Conciben sujetos femeninos y masculinos, padres, niños por nacer. Plantean la paternidad y
maternidad responsable en el marco de las posibilidades que traza la planificación familiar como
método y como servicio. Los papeles femeninos y masculinos son formas institucionalizadas de
regulación sexual y son atributos distintivos en los servicios de salud que posibilitan nominar y
crear una red de significados con los términos “maternidad-paternidad”, “hijo-padre”, “madreniño por nacer”.
En los fundamentos del proyecto de Ley de su autoría, el legislador Gustavo Jalile realiza
una asociación entre salud reproductiva con mujeres carenciadas, y reproducción de los más
humildes con obstáculos para el progreso, con consecuencias en los índices de pobreza, el
hambre, enfermedades, mortalidad infantil, la humillación, explotación y sufrimiento.
“El presente proyecto de ley apunta en especial a proteger a los sectores en
condiciones más humildes, a mujeres carenciadas que no cuentan con los recursos
mínimos y necesarios para una salud reproductiva, una sexualidad humana y
planificación familiar. El estado debe proteger y destinar recursos para evitar que esta
necesidad impida a los más humildes progresar, superar su marginación y lograr
mejorar su calidad de vida. La falta de planificación familiar contribuye a mantener
una importante franja de la sociedad, con las consecuencias del alto índice de pobreza
que conlleva al hambre, las enfermedades, la mortalidad infantil y también la
humillación, la explotación y el sufrimiento de todo tipo. El Programa Provincial de
Salud Reproductiva, Sexualidad Humana y Planificación Familiar, tienen como
objetivo principal que cada mujer pueda establecer el momento y el número de
embarazos considerados que está en condición de afrontar” (T.1.)
El proceso de la salud-enfermedad, se presenta como un binarismo necesario y emerge en
uno de los fundamentos del Proyecto de Ley impulsado por la Diputada Provincial Marta Torres
de Mansilla
“Los datos de la realidad nos señalan con dramática crudeza lo alejados que
estamos del derecho a la vida-vigente desde el momento de la concepción-por un
sistema económico-social injertado a contrapelo de nuestros más puros ideales,
condena de hecho a inmensas mayorías a la miseria y la marginación, la realidad de
familias carenciadas de lo mínimo indispensable (trabajo, alimento, salud, educación y
vivienda) supone como consecuencia la degradación en lo material y lo espiritual, de
las condiciones de vida de estos seres humanos. La sociedad misma alberga y cierra el
círculo-sorda, ciega, hipócrita, tantas veces-en torno a una subcultura en la que no
caben los derechos del niño y de la mujer, donde el alcoholismo, el delito, la
promiscuidad, la violación o la procreación como puro acto animal sientan sus reales
profundizando los niveles de decadencia, donde el concepto de familia, como núcleo
afectivo de contención, amor y respeto a sí mismo y a los demás, se desvanece y pierde
su rol educador primario” (T.2).
La subcultura se construye a su vez con rasgos que indican que la enfermedad y descontrol
se encuentran insertos en la miseria, la marginación de familias carenciadas, en cuyo seno se
producen los desbordes del placer sexual, de “estos seres humanos” reconocidos como Otro del
que proviene la caída de la Institución Familiar. El control de la natalidad en el orden local,
constituye un espacio de tracciones que interpela de modo permanente a las mujeres pobres, con
el argumento de “mujeres vulnerables” se emparenta la condición de marginación con la
degradación material y espiritual. Se acentúa la existencia de una subcultura atravesada por los
males sociales como el alcoholismo, el delito, la promiscuidad, la violación o la procreación
como puro acto animal. En esta subcultura la sexualidad es la que marca el límite entre la
civilización y la barbarie. Se piensa en un programa para disciplinar a unos individuos que
requieren ser recuperados desde el rol de educador que le cabe a la familia.
3. Estado garante de derechos
En nuestra Provincia los servicios de planificación familiar se insertan en el nivel de
atención primaria, en el marco de lo establecido en el Decreto Acuerdo N° 341/94. Atención
primaria de la salud constituye la función central y núcleo principal del sistema nacional de salud
y además es parte integrante del desarrollo social y económico de la comunidad. Representa el
primer nivel de contacto de los individuos, la familia y la comunidad con el sistema de salud. Se
caracteriza por llevar lo más cerca posible la atención en salud al lugar de residencia y trabajo de
la población que demanda sus servicios, por lo tanto constituye el primer elemento de un proceso
permanente de asistencia sanitaria, con presencia de equipos de salud en todo el territorio a fin de
garantizar el acceso de la población a los servicios de salud.
En este contexto se incluye el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación
Responsable, creado por la Ley Nacional Nº 25.673, que se propone dar respuesta al grave
problema de la mortalidad materna a consecuencia de los abortos practicados sobre embarazos no
deseados, el embarazo adolescente y el contagio del Sida u otras infecciones de transmisión
sexual a causa de relaciones sin protección. Reconoce que el derecho a la salud comprende a la
salud sexual y que ésta incluye la posibilidad de desarrollar una vida sexual gratificante y sin
coerción, sin temor a infecciones o a embarazos no deseados. Se basa en la autonomía de todas
las personas para elegir individual y libremente de acuerdo con sus convicciones y a partir de la
información y el asesoramiento un método anticonceptivo adecuado, reversible, no abortivo y
transitorio, para decidir la cantidad de hijos que cada pareja desea tener.4 El Programa Nacional
de Salud Sexual y Procreación Responsable se encuentra mediatizado por la distribución gratuita
de métodos anticonceptivos, inscriptos en la incorporación de un Programa Médico Obligatorio,
en el nomenclador nacional de prácticas médicas y en el nomenclador farmacológico. Brinda a
todas las jurisdicciones la provisión de insumos necesarios para la implementación del programa.
La atención de la salud sexual y reproductiva se delimita como el conjunto de métodos, técnicas y
servicios que contribuyen al bienestar de la salud a través de la prevención y resolución de sus
problemas.
La salud sexual y reproductiva es un tema controversial prácticamente en todas las regiones
del mundo, por las presiones que ejercen los grupos dominantes acerca de lo que debe ser
considerado derecho. Estos grupos son los que a su vez tienen incidencia en la discusión, diseño
y aprobación de políticas públicas.
El proyecto nacional de salud sexual es un proyecto materialista, hedonista,
banalizador del sexo. Las modificaciones descriptas no sirven siquiera para paliar los
efectos más adversos del proyecto: Distribución de anticonceptivos a menores de edad
a espaldas de los padres. Suministro de métodos abortivos. Al proyecto aprobado por
diputados se le introdujo una modificación que intenta salvaguardar el derecho a la
vida, pero también es insuficiente. Al art. 6b se le incluyó la mención de que los
métodos anticonceptivos sean no abortivos pero sigue aceptando los que autoriza la
ANMAT -Administración Nacional que efectúa el control de los medicamentos- que
permite el uso del DIU y la píldora del día después –Imediat de laboratorio Gador
(Roemmers) y Femexin de laboratorios Elea. (Notivida, Año I, 18 de agosto de
2001.Catamarca, Argentina)
Los sectores de la Iglesia plantean el carácter abortivo de los métodos anticonceptivos; el
énfasis de los argumentos está puesto en lo insignificante que es el goce como para que sea tema
de interés de un proyecto que aspira distribuir métodos anticonceptivos a menores de edad, sin la
participación de los padres. Se instalan el carácter de menores que ponen en práctica acciones
abortivas en función de atentar contra el derecho a la vida cuando consumen los métodos
anticonceptivos considerados abortivos como el dispositivo intrauterino y la píldora del día
después.
“La principal traba es la oposición de la Iglesia. No es un tema polémico, es un
problema de reacción; ante un drama social muy grande, en el cual por estas posiciones
dogmáticas de sectores ligados a la iglesia influye sobre la postura de legisladores y
quedan sometidos a eso. Los legisladores deben poder separar su relación con el credo
y asumir su obligación para con la sociedad. No podemos pretender que la Iglesia
4
Véase ley nacional 25.673.
acepte la anticoncepción, debemos ser respetuosos de estos temas, pero la Iglesia debe
serlo también de la realidad que vivimos donde hay un índice de mortalidad materna
altísimo, embarazos no deseados, suicidios por embarazos y un montón de cosas que
las vemos día a día”. (Mansilla, Marta. La Unión-La Ciudad-19-06-2005).
En nuestra provincia la ley y posteriormente el programa son combatidos por representantes
de sectores hegemónicos, integrantes de la iglesia católica y grupos confesionales que ponen en
tela de juicio las virtudes de las acciones previstas en los objetivos y servicios del programa, sin
tener en cuenta la dramática que provoca el estímulo de la natalidad en la salud de las mujeres
adolescentes. El Senador Gustavo Jalile, en el proceso de discusión que produce la defensa del
proyecto de ley que impulsa en el ámbito de la legislatura expresa en relación al aborto que “sólo
en Catamarca se realiza un promedio de cinco operaciones por día, anualmente la cifra llega a
2000” lo que implica que de cada “diez embarazos dos son voluntariamente interrumpidos”;
cuando establece un paralelo con el país enuncia que esta cifra llega a “medio millón de abortos
cada año”. Además enuncia que:
“el costo de las operaciones de “legrado” o “raspaje” varía notablemente de
acuerdo con las medidas de seguridad que pueda pagar la paciente. La tarifa jamás baja
de los 100 pesos, pero virtualmente carece de techo. La suma inicial crece a medida
que se le añaden los honorarios de anestesistas y asistentes adicionales. Los médicos
abortistas suelen llevar adelante la operación simulando concretar un favor
aislado…quienes se especializan en este tipo de intervenciones cuentan con todo a
favor, el médico sabe que si el paciente lo denuncia quedará tan comprometido como
él, lo que hace muy complejo probar la actividad que desarrolla…el negocio del aborto
marcha viento en popa, movilizando un capital superior a los 5 millones de pesos por
año. (T.1).
No obstante ello, el aborto es considerado un problema de salud público, que aún
permanece encubierto en los llamados “informes sombra” que resguardan una práctica que se
mantiene en reserva por el temor que despierta la sanción moral.
Acá vemos muchos casos en que las adolescentes con pareja o sin pareja se
embarazan y no lo desean y bueno, se da que como no tienen dinero para pagar un
aborto en buenas condiciones de seguridad, usan cualquier método casero, se ponen
tallos de perejil, se meten una sonda, hasta agujas de tejer y cuando llegan al hospital
ya están desangradas o infectadas; este tema es muy delicado (Marta. Enfermera).
La clandestinidad de la práctica abortiva impide el acceso a las cifras reales de muertes
producidas por abortos.
…algo está fallando en el sistema, porque hay casos de abortos, lo que pasa es
que no se registran o se judicializan, entonces para no entrar en líos los médicos
deciden tapar todo…pero por ejemplo tenemos ingresos por lo que conocemos como
aborto “doméstico”, que además de dolorosas por los métodos utilizados, como agujas
de tejer y otros instrumentos punzantes, se hacen en condiciones de higiene
paupérrimas y sin conocimientos médicos adecuados. Estas prácticas a veces salen
bien pero otras veces te encontrás que a las horas nomás se vean obligadas a asistir a
un hospital porque ya están semi desangradas, o con infecciones avanzadas, y algunas
veces dejar pasar las horas o los días el aborto les termina provocando la muerte, estos
casos por lo general se denuncian, porque en el medio están los curanderos y a esos
que son competencia, hay que mandarlos al frente. (Esther, Enfermera. Supervisora del
Servicio de Ginecología).
La práctica abortiva expresa a su vez la opresión que sufre la mujer de sectores populares
para acceder al derecho a recibir una amplia y adecuada información sobre el empleo de los
métodos anticonceptivos, a fin de prevenir abortos provocados por embarazos no deseados. El
embarazo no deseado expresa la inequidad en su resolución con la clasificación de los métodos
abortivos seguros o inseguros, con la tipificación judicial de lícito cuando se realiza bajo las
condiciones que estipula el Código Penal de la Nación para el aborto no punible art 86, incisos 1º
y 2º , a saber:
a. en casos de peligro para la vida de la mujer
b. en los casos de peligro para la salud de la mujer
c. cuando el embarazo sea producto de una violación
d. cuando el embarazo sea producto del atentado al pudor sobre mujer idiota o demente.
Sin embargo, muchos de estos casos se judicializan. La ley jerarquiza el mandato social de
la maternidad por sobre las circunstancias que provocan el embarazo. Estas ideas entrecruzan las
representaciones sociales compartidas en el ámbito local vinculadas a cómo se interpreta la salud
sexual y reproductiva, además de la influencia ideológica que vinculan pecado (relaciones
sexuales ilícitas) con crimen (aborto punible) y derecho penal con moral. Los discursos que
interpelan a la práctica abortiva se sustentan en el examen a partir del ingreso hospitalario que
pone en acción el dispositivo de vigilancia sobre los cuerpos, cuerpos que llegan desangrados,
con signos de haber sido sometidos a prácticas brutales por carecer de medios económicos que les
permita acceder en condiciones dignas a la práctica de un aborto en condiciones seguras. Unos
cuerpos que soportan la vigilancia, o que son requeridos para entrar en el dispositivo de “control
médico- jurídico” que como instancia de poder condena o libera en base a la recolección de
pruebas (historia clínica, indagaciones, exámenes médicos, etc.). En este sentido las estrategias de
saber-poder está relacionado en algunas oportunidades en determinar quién/es, dónde, bajo qué
condiciones se ejerce la práctica ilegal del aborto. Se trata de una práctica ilegal que se
contrapone con el orden social preestablecido, un orden social que se sostiene en la norma de la
alianza matrimonial, en la institución familiar y en el principio de la vida a partir de la
concepción.
La Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos No Punibles, publicado por el
Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable, dependiente de la Secretaría de Programas
Sanitarios del Ministerio de Salud de la Nación, forma parte de políticas públicas cuyo propósito
está dado por el ingreso a los servicios de salud, de mujeres adolescentes o mujeres víctimas de
violación o de atentado al pudor. Además tiene en cuenta las restricciones que algunos
profesionales de la salud realizan frente a la objeción de conciencia, pero garantiza el derecho a
recibir la prestación por parte de otro profesional. En los casos permitidos por la ley el Estado
procura reducir y eliminar las barreras para el acceso al aborto en distintos niveles de atención;
con el propósito de disminuir los riesgos para la salud desde un enfoque integral que garantice el
acceso a la calidad de los servicios de atención.
El embarazo no deseado desde la prevención es trabajado con educación sexual,
promoción y acceso a los métodos anticonceptivos que incluye la doble protección. Los servicios
de salud contemplan un trato humanitario que responda a las necesidades de salud emocional y
física de las mujeres; se relacionan con el primer nivel de atención y los derechos a recibir
asesoramiento, información y consentimiento informado. La consulta de primera vez indaga la
atención pre aborto, la confección de Historia Clínica y la profundización de las condiciones pre
existente que generan la demanda. Tanto la anticoncepción de emergencia, el tratamiento de las
lesiones y la prevención de las infecciones de transmisión sexual, como la recolección de
evidencia forense cuando la mujer o quien la represente lo consienta, el asesoramiento y el
cuidado de seguimiento se desarrollan conforme a lo establecido en las normas aplicables. De
igual modo la Guía Técnica para la Atención Integral de los abortos no punibles, expresa que
cuando el embarazo se hubiere producido como consecuencia de una violación, se debe solicitar a
la mujer constancia de la denuncia judicial o policial de la existencia de la violación. Cuando el
embarazo se hubiere producido como consecuencia del atentado al pudor, se debe solicitar a
quien represente a la mujer víctima constancia de la denuncia judicial o policial de la existencia
del atentado al pudor. Los profesionales de la salud no pueden requerir ningún otro tipo de
documentación adicional a la constancia de denuncia mencionada. (Guía Técnica para la
Atención Integral de los Abortos No Punibles. Ministerio de Salud de la Nación. Presidencia de
la Nación Argentina; 2007:20)
Concordante con esta normativa la Resolución No 989/2005 del Ministerio de Salud y
Ambiente de la Nación que aprueba la Guía para el Mejoramiento de la Atención Post Aborto,
reconoce que “el aborto representa un grave problema de salud pública en los países en
desarrollo” y en Argentina representa un problema de Salud Pública, al ser considerada la
primera causa de muerte materna. Sin embargo El Instituto Nacional contra la Discriminación, la
Xenofobia y el Racismo (INADI) en su Recomendación Nº 2/07, reflexiona acerca de los
alcances que tiene esta reglamentación, ya que en muchas ocasiones se genera una violación a los
derechos humanos básicos de las mujeres por la “omisión de la reglamentación de los abortos
legales…, reconocidos y protegidos por nuestra legislación interna, así como también por los
Instrumentos Internacionales de Derechos Humanos con jerarquía constitucional”.
Conclusiones
En nuestro país, la legislación referida a fenómenos demográficos forma parte de políticas
nacionales de
salud y población. Si bien la fecundidad como variable dependiente de los
procesos políticos se anuda a la planificación familiar como método y como servicio, propone
esta construcción en función de la Institución Familiar. De este modo los servicios asistenciales
se caracterizan por la institucionalización de los procesos de embarazo, parto, puerperio y
lactancia, que como tales requieren controles, exámenes, seguimiento. Esta valoración logra que
los servicios de atención privilegien la salud reproductiva. Si bien, el embarazo no deseado está
previsto en los alcances de la ley, para el aborto no punible art 86, incisos 1º y 2º, la omisión a
la aplicabilidad de la ley por parte de los profesionales de la salud, continúa manteniendo en
primer lugar al aborto como causa de muertes maternas.
De este modo el debate de los grupos dominantes que se resisten al control de la natalidad,
está en franca correspondencia con la tradición reproductiva. Tradición que se estructura en torno
a los objetivos y estrategias de aumentar los nacimientos para lograr una mejor redistribución de
sus habitantes, hacia zonas despobladas y en la explotación de amplios territorios. El análisis
demográfico del crecimiento de la población en Catamarca advierte un pasaje de restricción del
crecimiento a otro de aumento del crecimiento poblacional de modo significativo. Sin embargo
las políticas pro natalistas se mantienen como el ideario a seguir en un escenario de fuerte
resistencia contra las medidas de control de la natalidad por sectores vinculados a la Iglesia y al
poder político.
Los procesos normativos instalan de modo dominante el reconocimiento de los derechos
sexuales y reproductivos de unos sujetos que asumen la planificación familiar, en el marco de la
institución familiar como reguladora de las prácticas sexuales de varones y mujeres con fines
reproductivos y crean discursos para disciplinar la sexualidad, encarnada en la capacidad
reproductiva que el ejercicio de la sexualidad de varones y mujeres provoca. La ideología regula
la fecundidad imponiendo los métodos de control de la natalidad como derechos. Sin embargo el
derecho a la planificación familiar, al control de las mujeres sobre su capacidad reproductiva y al
control de las mujeres sobre su sexualidad, solo reconoce como sujetos de derechos a quienes
participan del modelo heterosexual con fines reproductivos.
El Estado como garante de derechos es representado por el Ministerio de Salud que
contempla al Modelo de Atención Primaria de la Salud como eje del sistema. Modelo que prevé a
través del Programa Médico Obligatorio de Emergencia la provisión de prestaciones mínimas de
carácter rígido. Este programa tensiona los principios del Estado garante de derechos. Los
servicios de salud se construyen cimentados en un modelo esencialista de la sexualidad originario
de la Medicina, adherido a pautas fijas de Maternidad e Infancia. La creación de este binomio
establece la anatomía como destino, es decir la maternidad como modelo a seguir con base en
prácticas sexuales heterosexuales que si bien consienten la prevención de embarazos no deseados
instituyen en el régimen de la alianza la finalidad reproductiva. Este modelo es tributario de
normas que organizan y disciplinan cuerpos, a partir del discurso hegemónico masculino.
El Estado interviene con políticas compensatorias para legitimar el modelo de maternidad
e infancia, basados en políticas universales de inclusión social, a través de la Asignación
Universal por Hijo. Sin embargo la finalidad ideológica oculta las situaciones de riesgos
obstétricos, neonatales e infantiles, como consecuencia contexto en que se producen las
condiciones de reproducción de la vida misma. En este sentido los componentes del binomio
madre-niño sometidos a la pobreza, se manifiestan tanto en el aumento de muertes maternas
evitables, o muertes maternas por abortos practicados en condiciones inseguras, o el aumento de
muertes neonatales.
La ilusión de la inclusión social produce un borramiento de las diferencias, de todo aquello
que no se puede distinguir como perteneciente al orden natural. Un orden natural donde el
principio de la vida del “niño por nacer” prima sobre las condiciones que producen esa vida. De
este modo las reacciones frente a la práctica de las normas técnicas relacionadas con el aborto no
punible son interpeladas por representantes de grupos católicos, o por grupos hegemónicos
insertos en el poder político y/o en los servicios de salud para otorgar visos de criminalidad a los
actos o comportamientos violatorios de los derechos a la dignidad, libertad e igualdad de la
mujer. Las voces que provienen del espacio público dan cuenta de las violaciones que derivan en
embarazos no deseados como acontecimientos más combatidos por la moral, propios de salvajes
y de perfiles que describen el costado inhumano de los victimarios. Sin embargo las voces de las
víctimas quedan silenciadas bajo el paraguas de la aplicación de los principios de inteligibilidad
del orden natural sustentado en la heterosexualidad, y en la dominación masculina. Queda en
evidencia la opresión de la mujer que ingresa a un dispositivo de poder que la violenta como
sujeto de deseo capaz de tomar decisiones desde el principio de igualdad vinculadas con su
cuerpo, obligada a asumir el embarazo aún en condiciones de compromiso para su salud integral,
con el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual y regida a su vez por técnicas y
sistemas clasificatorios que impulsan el rito de la consulta médica como una parte que integra los
mecanismos para evitar la interrupción del embarazo e incluyen componentes de saturación
sexual a fin de ejercer coacción y atribuir significado a las prácticas sexuales en el marco del
modelo heterosexual, de carácter asistencial, con fines reproductivos.
De este modo la tradición reproductiva centrada en la planificación familiar encubre los
procesos de subordinación de la mujer, con mayor evidencia en la mujer pobre, en el sentido que
se encuentra atravesada por impedimentos ideológicos, económicos o políticos para acceder a los
beneficios que ofrece la planificación familiar como método y/o como servicio.
La “bio-política” en alianza con la medicina regula la administración de la vida y los
cuerpos, medicalizando a la población en aras del progreso. La medicalización interviene
centralizando su acción sobre el cuerpo de las mujeres para organizar el control social en etapas
vitales como el embarazo, el parto, la lactancia, o la anticoncepción. Las mujeres son interpeladas
por las instituciones de salud, educación, derechos, mediados por el proceso de socialización
tendiente a disciplinar las relaciones sexuales desde el dispositivo sexo-género a través de las
estrategias de vigilar y castigar. Sin embargo los límites a las prácticas sexuales se imponen
desde los dispositivos de saber y poder a los sujetos que se alejen del patrón heterosexual o a las
relaciones de pareja que discrepen de la institución familiar.
Cada cultura produce códigos para instituir criterios que normalizan conductas como lo es
el caso de las niñas o adolescentes embarazadas que deben enfrentar embarazos no deseados aun
siendo víctimas de violencia sexual. El mandato de privilegiar la vida, desde la asignación de la
función maternal obtura el derecho a la integridad física, sexual, psíquica y moral de las
adolescentes. Las niñas de 11, 12 años que ingresan al Hospital de niños, con cuadros de
iniciación sexual temprana, con signos de abuso sexual que derivan en
embarazos indeseados
y/o e infecciones de transmisión sexual, comprueba el crecimiento de una demanda que
evoluciona en número y complejidad, dando cuenta del aumento sostenido a su vez de la
violación del derecho a la integridad física de niñas que integran los sectores pobres. Esta
realidad obliga a las autoridades de Salud, a impulsar la creación de un servicio diferencial para
atender esta problemática. En este escenario es posible señalar que el cuerpo de la niña iniciada
sexualmente por abusos o coerción sexual es expuesto a la maternidad prematura y a infecciones
de transmisión sexual. Queda en evidencia que las decisiones sobre sexualidad y reproducción
exteriorizan consideraciones culturales vinculadas a la maternidad, con una fuerte prevalencia de
relaciones asimétricas y de poder por parte del hombre. El sentido político es el de control de las
formas sociales de entender, presentar y expresar las emociones y los cuerpos que a su vez
regulan la sexualidad a partir de la asimetría relacional de clase, género y edad. La distinción
binaria que antecede al modelo materno infantil, o madre-niño, o varón-mujer determina la
gestión política de la corporalidad como constante en diferentes culturas y épocas atravesadas por
la estatalidad.
Los procesos normativos de los Derechos Sexuales Reproductivos forman parte de
consensos celebrados por representantes de los países del mundo. En la redacción final de los
documentos existen declaraciones y reservas de los países en relación a “ciertos artículos, alcance
de los términos, y/o interpretación realizada en base a sus Leyes, Constituciones, Usos,
Costumbres o Creencias” que producen contradicciones, sentidos y significados encontrados
frente a los términos acuñados para la redacción de los documentos finales que condicionan y
limitan el ejercicio de los Derechos Sexuales y Reproductivos. En este escenario se construyen
las condiciones de posibilidad con las que cada sociedad interpreta qué, cuáles, de qué modo y
para quiénes planifica el acceso a estos derechos.
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