Servicio de Noticias 207/98 ÍNDICE AI: ASA 22/13/98/s 26 de octubre de 1998 Hay que cuestionar la actuación de Japón respecto de los derechos humanos El Comité de Derechos Humanos de la ONU debe cuestionar la actuación del gobierno japonés por no proteger los derechos de los detenidos, presos y solicitantes de asilo, ha declarado Amnistía Internacional con motivo de la inminente presentación por Japón ante dicho organismo internacional de control de su informe sobre su actuación respecto de los derechos humanos. «Después de que Japón presentara su último informe ante el Comité de Derechos Humanos en 1993, este organismo destacó varias áreas en las que el gobierno japonés no había cumplido sus obligaciones contraídas en virtud del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Entre los motivos de preocupación del Comité figuraban la aplicación de la pena de muerte y el trato que se infligía a los detenidos. Sin embargo, las autoridades japonesas parecen haber hecho poco para abordar estos motivos de preocupación e implantar las recomendaciones del Comité de Derechos Humanos», ha afirmado Amnistía Internacional. La pena de muerte sigue estando vigente para 17 delitos y los presos condenados a ella siguen recluidos en régimen de aislamiento durante años, con muy pocos contactos con el mundo exterior. Una vez ratificadas sus condenas, no saben nunca cuál será su último día y las autoridades continúan sin informar con antelación a la familia ni al abogado de la fecha de la ejecución. «Estas prácticas equivalen a un trato cruel, inhumano o degradante y hay que ponerles fin. Japón debe declarar la suspensión de todas las ejecuciones mientras se tramita la abolición de la pena de muerte», añadió la organización de derechos humanos. Otros presos y detenidos siguen sufriendo también duras condiciones de reclusión. Los internos de centros de reclusión y prisiones deben obedecer toda una serie de normas y reglas secretas so pena de castigos crueles, inhumanos o degradantes. Por ejemplo, es frecuente que los presos no puedan entablar contacto visual ni hablar entre ellos. A menudo ni siquiera pueden enjugarse el sudor de la frente sin pedir permiso. Los presos reciben duras sanciones por infracciones leves de las normas. Una de las formas de castigo es permanecer en la celda, sentado horas seguidas en la misma postura, durante periodos de hasta dos meses. Los reclusos no pueden realizar ejercicio físico ni tomar baños, ni disponen de estímulo mental alguno. Otros presos han sido confinados en las llamadas «celdas de protección» e inmovilizados con cinturones de cuerpo y esposas de cuero y metal. Se les obliga a comer como animales y a llevar pantalones abiertos en la entrepierna, lo que les permite ir al aseo sin utilizar las manos. «El gobierno trata a los presos como a animales, y el Comité de Derechos Humanos debe tomar medidas», ha declarado Amnistía Internacional. Pese a la preocupación expresada en 1993 por el Comité de Derechos Humanos acerca de las «prisiones sustitutorias» de Japón (medida por la que los sospechosos pueden permanecer hasta 23 días sin cargos bajo custodia policial), este sistema sigue en vigor y continúa facilitando que se cometan violaciones de derechos humanos contra los sospechosos que están bajo custodia de la policía. Por ejemplo, el ciudadano nepalí Govinda Prasad Mainali denunció que, tras ser detenido en marzo de 1997, fue golpeado e interrogado durante largos periodos y se le negó la posibilidad de comunicar con su abogado. Los abogados no pueden asistir a las sesiones de interrogatorio policial y los abogados de oficio siguen siendo nombrados una vez que ya se ha dictado el auto de procesamiento. Los ciudadanos extranjeros también han sido víctimas de la dureza de la disciplina y de malos tratos en los centros de reclusión para inmigrantes. En julio de 1997, Mousavi Abarbekouh Mir Hossein murió en circunstancias sospechosas mientras estaba recluido en un centro de detención para inmigrantes de Tokio. Su cadáver tenía hematomas y señales de malos tratos y el cuello dislocado. Según informes, aunque la policía remitió a los funcionarios del centro de reclusión para inmigrantes al fiscal, éste sobreseyó el procedimiento. Amnistía Internacional sigue pidiendo una investigación exhaustiva, independiente e imparcial sobre las circunstancias que rodearon esta muerte. Por otro lado, los solicitantes de asilo que entran en el país sin documentación suelen ser detenidos, lo que infringe las normas internacionales. A veces permanecen varios meses recluidos, mientras las autoridades tramitan sus solicitudes. Este mismo año, la ciudadana china Li Xuemei, que estaba embarazada, sufrió cinco meses de detención y fue juzgada como una delincuente a pesar de que había solicitado asilo. Al parecer, las solicitudes de asilo presentadas más de 60 días después de la llegada al país son rechazadas automáticamente. En el periodo de cuatro años comprendido entre 1994 y 1997, se presentaron 516 solicitudes de asilo nuevas y sólo se reconoció como refugiada a una persona cada año. No se informa con detalle a los solicitantes de asilo de los motivos por los que se les deniega su solicitud, lo que hace casi imposible formular una apelación efectiva contra la decisión. Sigue sin existir la intervención de un organismo independiente o judicial en el proceso de toma de decisiones. Información general El Comité de Derechos Humanos es un organismo integrado por 18 expertos elegidos por los Estados Parte del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y tiene como fin controlar la forma en que dichos Estados cumplen las obligaciones que establece dicho Pacto. Los expertos actúan a título personal y no representan a ningún gobierno. El Comité de Derechos Humanos se reúne tres veces al año para estudiar los informes escritos que presentan los Estados. Actualmente está reunido para analizar los informes de Armenia, Austria, Bélgica, Islandia, Japón y la República Árabe Libia. ********************************************************************************** Si desean concertar una entrevista, pónganse en contacto con: Mark Allison (Equipo de Asia Oriental de Amnistía Internacional) Hotel Mon Repos, Rue de Lausanne 131, CH-1202, Ginebra Tel.: +41 (22) 732 8010 Fax: +41 (22) 732 8595 o con: Oficina de Amnistía Internacional ante la ONU: Tel.: +41 (22) 798 2500, fax: +41 (22) 791 0390.