Día 1 (Lc. 1,26-38) “Y el Ángel, dejándola, se fue” Soledad, silencio… María, Dios ha irrumpido en tu vida… Te ha sorprendido, desconcertado… Ha sido una sacudida… No hay duda, era Él, tu Dios… Nadie más que Él deja en el corazón la paz de la que Tú gozas… Te ha dado tu verdadero nombre, el que te define ante Él y te definirá ante el mundo… “Llena de gracia” Las cosas de Dios son así… son gracia… y Tú eres la primera beneficiaria de esa realidad que los cristianos, los que se abren a Dios, viven… Todo es gracia… La gracia es el principio de la Vida… El Ángel te ha dejado… Te quedas SOLA, y comienzas a vivir en compañía del SÓLO DIOS… Quizás antes lo hicieras… Pero ahora es que lo sientes en ti… Sientes latir una Vida, Jesús… Percibes los dones del Espíritu que se han posado en el renuevo del tronco de Jessé y en ti… Sientes palpar el amor de Dios Padre… la soledad y el silencio se transforman en lugares fecundos… porque la Palabra los llena… María, quédate junto a mí. Necesito de tu Presencia… Enséñame a amar la soledad, el silencio… como lugares de encuentro con el Señor. Día 2(Is.25, 6-10) María, en este hábitat de silencio y soledad vas recordando… “EL Señor está contigo”… Es el recuerdo de unas palabras que son realidad en ti porque Tú sientes que es así… El contenido de esta palabra, que garantiza la presencia del Señor en uno, te es familiar… lo has oído en los profetas, en pasajes de la Escritura… La Liturgia nos ofrece la bellísima promesa de Isaías: “Aquel día se dirá: Aquí está nuestro Dios de quien esperábamos nos salvara, celebremos y gocemos con su salvación”. Puede que recuerdes estas palabras proféticas que sólo Tú puedes repetir sabiéndolas hechas realidad en ti… “Aquí está nuestro Dios”… Tú eres mujer de tu pueblo… tu Dios es su Dios… “El Señor está contigo”, te han dicho y lo sientes, y Tú gozas y celebras la salvación antes que nadie se entere, en el silencio del anonimato, y asocias a este gozo a tu pueblo que espera… Y el Espíritu que está en ti te lleva a ensanchar tu corazón para “meter” en tu gozo a toda la humanidad… María, el Señor está contigo… De esta certeza quiero gozar contigo y alabarte…Haz que esta certeza se contagie a mi corazón… Desde tu corazón me dices: “CREE… también está contigo”. Día 3(Is.26, 1-6) “El Señor está contigo”… Esta palabra no te sorprende. Es una realidad en ti la presencia del Señor… Pero no es sólo esto… El Señor está contigo significa algo más… Que tu ser ha adquirido dimensiones de infinitud… Ahora puedes comprender mejor las palabras del profeta que habla de una ciudad fuerte, salvada por baluartes, en la que entra un pueblo justo que observa la lealtad, que confía en el Señor… la ciudad que acoge a los humildes y pobres y que deja que sus pisadas la marquen… María, en ti veo esta “ciudad”… este lugar donde puedo refugiarme porque es el lugar donde puedo encontrar al “Príncipe de la Paz”, al salvador… donde puedo encontrar a humildes y sencillos que reciben al Verbo que se hace carne, que es la luz y la vida… María… el Señor está contigo… cuánto significa esto para ti… Cuánta alegría genera esta palabra en tu corazón cuando aún no sabes lo que te queda por oír… Si la palabra del Ángel no siguiera Tú quedarías con ella llena de gozo porque te bastaría esta confirmación de tu experiencia… la experiencia de ser toda de Dios… Pero tu corazón espera en silencio aquel “algo más” ligado a esta realidad de presencia… Día 4 (Is.29, 17-24) María, el Señor está contigo… porque está contigo y Tú escuchas su palabra se dará el milagro, se cumplirán las promesas… y los ciegos verán la luz… María, que difícil es sacudir la tiniebla del pecado… ese pecado que se incrusta en el ser y afecta hasta las cosas más pequeñas… Tú eres toda luz… Ven en mi auxilio… ayúdame a contemplar el misterio que vives en el deseo de dejarme atrapar por él… Por tu sí los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor… y es cierto María… cuando los límites, las dificultades que quitan la paz me acechan, el sólo pensar en ti, el mirarte me devuelve la paz… Por tu sí los pobres gozarán con el Santo de Israel… Es cierto, María, cuando la pobreza -no la evangélica- me pesa, tu recuerdo hace que se convierta en riqueza, porque Tú me ayudas a asumirla… María, por tu sí se cumplen las profecías… por tu sí el DIOS CON NOSOTROS será una realidad consoladora… Gracias, María, por tu escucha, por tu silencio… gracias por tu fe… Porque el Señor está contigo se realiza el gran milagro de la historia. Día 5 (Lc.1, 26-38) María, el Señor que está contigo te pide seas la madre de SU HIJO… Contemplo tu asombro… ¿Cómo puede ser tal milagro? No conoces varón… No te opones a su designio… sólo dialogas sobre tu realidad… Así eres de libre frente a ti misma, frente a Dios… y he aquí la solución… el Espíritu Santo, el Amor de Dios, PERSONA, te envolverá, te fecundará… te abrazará y te convertirá en madre del Hijo de Dios… Es el milagro que cambiará el rumbo de la historia… Tú, una muchacha sin historia que pueda relatarse… pero sí con historia escrita en el corazón de Dios desde toda la eternidad, cambiarás el rumbo de la historia. María, ayúdame a entrar en este misterio… que yo lo acoja y me deje transformar por él… El misterio de tu fe, de tu libertad, de tu sencillez, de tu obediencia, de tu pertenencia a Dios… María, quisiera gritar esta noche mi amor por ti y mi necesidad de ser mirada por ti para sentirme limpia por dentro… lo deseo tanto, María… Tú puedes hacerlo… limpia mi ser con tu amor, intercede por mí ante tu Dios y mi Dios para que la bondad, la limpieza de corazón, la misericordia guíen mis pensamientos y acciones. Día 6 (Is.40, 1-11) María, escuchas la palabra de Dios y recuerdas las profecías preparándole un camino al Señor… que mejor camino que Tú… allanad una calzada para nuestro Dios… que mejor y más ancha calzada que Tú, por la que nuestro Dios pueda pasar y llegar a los hombres… los valles se levanten… los montes y colinas se abajen… quien mejor que Tú puede ofrecer al Hijo de Dios un lugar para estar y recorrer sus sendas y manifestar su presencia… que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale… quien más recta, más grande, más llana que Tú para ser tierra fértil en la que germine el salvador… Cada palabra del profeta me habla de ti, María… A tu lado en este momento de tu vida está Dios, llega con fuerza, con poder… llega a ti para despojarse de ese poder y entrar en tu carne pequeño, tan pequeño como un germen que necesita todo de ti… y Tú le ofreces todo y en la certeza de que nada es imposible para Dios, te fías de Él y te abres al Espíritu para que te fecunde… Tu palabra FIAT abre paso a la PALABRA que se hace carne en ti… María, adoro contigo al Dios que está en ti hecho hombre. Día 7 (Is.35, 1-6a.10) María, Dios te asegura que nada es imposible para Él… “No hay nada imposible para Dios”… y tu corazón respira hondo, se explaya en la alegría y el gozo… Recuerdas las profecías… quizás no palabras concretas, sino el mensaje que llena de esperanza al pueblo y que se realizará en ti… “Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios”… Tú estás tocando la belleza de tu Dios, del Dios humilde que te ruega, te pide si quieres colaborar con Él… Esta faceta de la belleza de Dios que conoces sólo Tú… “Viene en persona nuestro Dios, resarcirá y nos salvará”… y Tú estás tocando la presencia del Dios que viene en persona a ti, el Dios PERSONAL que se te revela como Padre que envía a su Hijo y realiza el milagro con la fuerza y el poder del Espíritu… “Se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará”… todo florecerá… Son los cielos nuevos y la tierra nueva que amanecen gracias a ti, María… Tu corazón se regocija… “alégrate” se te ha dicho, con razón… Alégrate porque por ti las promesas de Dios a su pueblo se hacen realidad… “Nada es imposible para Él”… Tú lo sientes así, lo vives así… y la alegría que se desprende da la Palabra de Dios anunciada de siglos se condensa en tu corazón. Día 8 (Lc.1, 26-3) María, la Palabra de Dios “nada es imposible para Dios” vuelve a situar en el centro de la atención de tu corazón su poder… su gracia… Le habías presentado tus límites humanos, en no conocer varón… límites que ponen impedimento al desarrollo normal de las cosas… Pero Dios te dice que estos límites nada tienen que ver… no impiden nada porque para Él todo es posible… y como a ti lo que te importa es Él, su Voluntad, tu corazón se entrega… y le das al Señor TODO… Él es el DUEÑO… que haga de ti lo que Él quiera. ”Se haga en mí”… no es ni siquiera “haré según tu palabra”, sino “que se haga”… que todo quede en sus manos… TODO… y Tú no mides el alcance de ese todo… no mides, ni te importa hacerlo… Sólo te preocupa allanar en tu corazón el camino para tu Dios… En ti no hay torcido ni escabroso… en la llaneza y humildad de tu tierra se revela la gloria del Señor… pasas de largo ante todo… sólo te llena la certeza de que la Palabra de Dios permanece para siempre… Tú ahora puedes decir, con el profeta, lo que Tú misma has oído: “No temas… aquí está vuestro Dios”. Día 9 (Is.40, 25-31) María, en tu humildad no vislumbras la grandeza de tu futuro… de tu futuro histórico y de tu futuro de eternidad… Tú te fías de tu Dios… Vives a fondo la palabra del profeta: “Dios es un Dios eterno… no se cansa… no se fatiga… es insondable su inteligencia… Da fuerza al cansado… los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, les nacen alas como de águila, corren sin cansarse, marchan sin fatigarse…” María, Tú te apoyas en tu Dios… y vives CONFIADA en Él… Y hoy, víspera de tu gran fiesta, me dices que viva así… que ayude a otras personas a vivir así… que sienta la fuerza de mi Dios y Señor… que espere que Él renueve mis fuerzas… María, así te quiero sentir; así quiero vivir mi “ser hija”, como la que mira a TI, esperando luz para el camino, un camino que Tú has recorrido… apoyándome en ti como en la persona que no falla nunca porque has aprendido de tu Dios misericordia, fidelidad, ternura… María, soy tan hija tuya como Jesús… Edúcame para vivir entregada con todo mí ser a Dios, en confianza, abandono, humildad…