21 TOPONIMIA E HISTORIA. ESTUDIO HISTóRICO LINGhËSTICO

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TOPONIMIA E HISTORIA. ESTUDIO HISTÓRICO-LINGÜÍSTICO DE
LOS NOMBRES DE LUGAR DE MARCHENA
María Dolores Gordón Peral
Universidad de Sevilla
«Cada lugar tiene su nombre. Son palabras
que la memoria atesora, asideros del ser humano,
útiles para no extraviarse en la desolada
penumbra del olvido. Símbolos sonoros
–ligados a espacios tangibles– que le unen a
su historia y a sus gentes»
(José Santos de la Iglesia,
Itxina. Toponimia, paisaje, vivencia, p. 35).
E
n los nombres de lugar de un territorio, como si de un libro abierto se tratase,
podemos «leer» todas las informaciones que estos nos brindan acerca de los
hechos acaecidos en la tierra y a sus gentes, acerca de las realidades presentes
en cada tiempo en la zona. Los nombres están ahí, como recuerdo de sucesos, de
objetos, de personas, como signos cargados de contenido, cargados de misterios de
un pasado a veces remoto, a la espera de ser descifrados —siguiendo la imagen
propuesta por los organizadores de estas Jornadas—. Hay que saber descubrir su
significado, desvelar su «misterio»: los nombres son enigmas vivientes, son auténticos
fósiles a veces, pero son restos arqueológicos «vivos», en el sentido de que «funcionan»
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María Dolores Gordón Peral
como parte del vocabulario de la lengua, sirviendo a la comunidad lingüística para
denominar, para identificar lugares, en calidad de nombres propios.
He dicho que los nombres de lugar son a menudo fósiles, restos arqueológicos,
piezas a veces muy valiosas del pasado de una tierra. Pero su «misterio» debe ser
desvelado con un método adecuado a su naturaleza. Efectivamente, si el arqueólogo
se vale de herramientas para cavar el terreno y descubrir restos materiales de antiguas
civilizaciones y culturas, el lingüista, para resolver el enigma que subyace a los nombres
—que no son otra cosa que palabras— debe emprender la investigación con las
herramientas necesarias: los conocimientos lingüísticos (la etimología, la fonética
histórica, en primer lugar, pero también la semántica, la morfología, la lexicología
histórica, la dialectología…). El método de investigación adecuado a la toponimia
debe ser estrictamente lingüístico, teniendo presente que todo topónimo ha sido en
primer lugar un apelativo, un nombre común de alguna lengua hablada. El toponimista
serio no debe olvidar esto nunca: todo nombre de lugar fue un apelativo en su origen.
Y la interpretación de los nombres debe encaminarse a la búsqueda, la identificación
del apelativo correspondiente, así como a la determinación de la fecha de imposición
del nombre como designación del lugar correspondiente. Nombres como Marchena,
como Arahal, Carmona, Osuna, Écija, Cazalla, remontan a lenguas que se han
hablado en el sitio nombrado: el latín (Marchena, Cazalla), el árabe (Arahal), lenguas
prelatinas del territorio (Osuna, Écija, Carmona). El topónimo fue un nombre común
con significación inteligible para el pueblo responsable del bautismo onomástico.
Porque ese pueblo necesitaba «entender» el valor del nombre, ya que se refería a una
característica llamativa del lugar bautizado que posibilitaba su identificación en el
terreno. Así, como ha expuesto convenientemente el Dr. Ruhstaller, Marchena era
en época de la dominación romana la VILLA de un tal MARCIUS, frente a otras
VILLAE del territorio propiedades de diferentes habitantes; Arahal era en época
árabe ‘la parada’ en el camino (del ár. al-rahal; no debe ser casual que idéntica
motivación presente el nombre castellano de la localidad vecina, Paradas1); Las
Aljabaras eran en la misma época ‘las fuentes’ existentes en el lugar (del ár. alfawwara, íd.; cf. el nombre de la población próxima Fuentes [de Andalucía],
traducción castellana de la voz árabe). Ahora bien, una vez impuesto el nombre
(primero, como nombre común) pasa a tener una función identificadora, singularizadora,
por lo que ya no importa el significado original, pues su valor se reduce al de servir de
1
Obviamente deben su denominación al hecho de haber sido estaciones en un camino de importancia, el
que unía Sevilla (HISPALIS) con otras poblaciones de marcada antigüedad, como Osuna (URSO),
Estepa (OSTIPPO) o Antequera (ANTICARIA), una vía de comunicación que remonta muy
probablemente a una época anterior a la de la colonización romana —aunque en este periodo se
aprovechara como vía, como calzada—, y que ha mantenido su relevancia a través de los tiempos.
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Toponímia e historia. Estudio histórico-lingüístico de los nombres
«etiqueta». En esto radica la conversión de nombre común en nombre propio. Ahora
ya el aspecto semántico, del significado, pasa a un segundo término, y sólo se reconoce
y se recuerda la forma2. Por ello, el nombre de lugar es tan resistente al cambio,
perviviendo durante siglos y aun milenios, soportando y resistiendo los embates de los
cambios de culturas, civilizaciones y lenguas.
El nombre de lugar, ahora como nombre propio, sirve al habitante de la tierra
para orientarse en ella. Cuando terminó la conquista a los árabes de esta región
meridional, Alfonso X mandó repartir el territorio recién conquistado. Y lo primero
que haría sería enviar a los partidores acompañados de «moros sabidores», buenos
conocedores de las tierras y sus nombres, quienes fueron, con la población musulmana
que permaneció en el lugar, los que posibilitaron la transmisión de las formas
onomásticas. Los castellanos necesitaban conocer el territorio, orientarse en él. Y
muchas veces tomaron las «etiquetas» preexistentes (los nombres precastellanos que
hoy se conservan, tomados de labios árabes), aunque otras veces sustituyeron los
nombres antiguos por denominaciones nuevas. En el caso que nos ocupa, el de las
denominaciones de los lugares de Marchena, son mayoría las creaciones castellanas,
algunas de las cuales sustituyeron a formas conocidas gracias a los documentos escritos,
aunque no faltan también los nombres antiguos transmitidos de una lengua a otra y
conservados hasta hoy, la mayoría de ellos de difícil interpretación etimológica y
semántica. Un ejemplo de sustitución de un nombre local por una creación castellana
puede ser el del hidrónimo Guadajoz, denominación precastellana (híbrida árabemozárabe: compuesta de ár. wad- ‘río’ + lat. SALSU ‘salado’ > mozár. saus(o)>
xos > joz) de la corriente que más tarde pasaría a ser nombrada Corbones (debido
a las llamativas curvas que describe en su recorrido)3.
Ocurre lo mismo que con los nombres de persona, ya sean de bautismo (de pila) o de familia:
Francisco, Fernando, Gonzalo, Enrique, Elvira, María, Fátima, por poner solo unos ejemplos, fueron
en su origen apelativos, voces comunes de lenguas conocidas, igual que Díaz, García, Ortiz, Royo o
Garrido, por ejemplificar también. Otros antropónimos del tipo de [María del] Monte, Montaña, Valle,
Robledo, Espino, Águila, Cabeza, Aguasanta, Fuensanta, Rocío, Tíscar, Escardiel, Sonsoles, Covadonga,
Guadalupe, Montserrat, Meritxell, Ainhoa, Arantxa, Lourdes, entre otros, son nombres personales
femeninos basados en topónimos y éstos, a su vez, en apelativos (véase para un estudio detenido sobre
este interesante tema M.D. Gordón /S. Ruhstaller, «Nombres personales femeninos de difusión local basados
en nombres de lugar», en D. KREMER et al., Onomastik. Akten des 18. Internationalen Kongresses für
Namenforschung, t. IV: Personennamen und Ortsnamen, Tübingen, Max Niemeyer, 1999, pp. 20-37).
3
Véase más abajo el texto del amojonamiento del término de Carmona por Alfonso X el Sabio que se
adjunta, donde se menciona el nombre del río Guadajoz. A pesar de haber tenido éxito en ocasiones con
las sustituciones onomásticas, fueron muchos los cambios «políticos» de nombres que resultaron un
fracaso, como la mayoría de los que emprendió el Rey Sabio en la recién conquistada Andalucía a
mediados del XIII (véase para esta cuestión S. RUHSTALLER, «Interferencia lingüística en la Sevilla
reconquistada: la TRADITIO NOMINUM», en Actas del XX Congreso de la Sociedad Española de
Lingüística, Madrid: Gredos, 1990, pp. 738-748.
2
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Como acabamos de decir, la toponimia del término municipal de Marchena
está conformada en su mayor parte, como era de esperar, por nombres basados en
el castellano, estrato de gran interés lingüístico (especialmente dialectológico y
lexicológico) e histórico (pues son extraordinariamente valiosas las conclusiones que
permite extraer para la historiografía regional y la arqueología). Pero hay un sustrato
de nombres preexistentes a la llegada de los conquistadores, nombres sumamente
interesantes que se han mantenido porque se ha verificado la TRADITIO NOMINUM
(o transmisión interlingüística de los nombres) y por razón de que el lugar concreto
nombrado no ha perdido su valor a través del tiempo. Entre ellos, el del propio núcleo,
Marchena, nombre latino-mozárabe al que como ya se ha dicho ha dedicado un
estudio específico el Dr. Ruhstaller4. Enumeramos a continuación los topónimos
precastellanos del término municipal que tratamos, ordenándolos de menor a mayor
antigüedad:
I.TOPÓNIMOS PRECASTELLANOS
1.1. Nombres árabes
-Las Aljabaras (ya mencionado), topónimo que figura en el Libro del
Repartimiento de Carmona (de 1253: «una heredad anno e ves en la [sic] en el
Alhauara») y en el Amojonamiento de Carmona (de 1255), aquí como nombre de
un río (Hueyt es el ár. wadi ‘río’) limítrofe entre Carmona y Marchena («al villar de
Hueyt Alhavara»)5. En el Libro del Repartimiento de Écija (de 1263) figura un
nombre igual dentro del término de Marchena, correspondiente hoy a un lugar de
tierras de Fuentes de Andalucía, localidad que se segregó en la segunda mitad del
siglo XIX. Aljabara es denominación impuesta por los pobladores musulmanes del
lugar: se trata de una forma creada en esta época, pues deriva del apelativo árabe alfawwara ‘la fuente’, y hace referencia a la llamativa presencia de manantiales en las
tierras (responde a idéntica motivación que el macrotopónimo castellano Fuentes
[de Andalucía]).
-Guadajoz, nombre híbrido arábigo-romance (como se ha dicho, deriva de la
voz ár. wad o wadi ‘río’ y de la forma mozárabe saus(o) ‘salado’ —< del participio
lat. SALSU—, evolucionada luego dentro del castellano a xos > joz). Realmente, la
denominación sería creada en época latino-mozárabe, pues el participio es forma
adjetiva de un original y no atestiguado sustantivo *FLUMEN (FLUMEN SALSUM
‘río salado’). En época árabe se crearía la forma ya documentada, en la que se
sustituyó el genérico latino (FLUMEN) por el genérico árabe (wadi). El historiador
4
5
Véase en estas mismas Actas.
Véase S. RUHSTALLER, Toponimia de la región de Carmona, Francke Verlag, Bern, 1992, p. 45.
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Toponímia e historia. Estudio histórico-lingüístico de los nombres
árabe Ibn Hazm (s. XI) menciona la alquería de Sus o Saws al-Ansar, y en el texto
del Libro del Repartimiento de Sevilla (de 1253) se menciona varias veces como
Guadaxox. El Río Guadaxox se sitúa en el texto del Amojonamiento de Carmona,
de 1255, junto a los sitios denominados Porcún y Tarazanil, ambos limítrofes entre
los términos de Marchena y Carmona. Como denominación de la corriente fluvial
pervivió hasta 1517 en esta zona, pues se documenta todavía en el Itinerario de
Hernando Colón: «Guadaxox es un riatuelo que hay que atravesar por vado para ir
de Osuna a Marchena» 6. Con posterioridad, como ya ha quedado expuesto, fue
sustituido en calidad de hidrónimo (es decir, como nombre de la corriente fluvial,
aunque se ha conservado en forma de topónimo mayor de una barriada perteneciente
al término municipal de Carmona) por la denominación castellana Corbones, que
hace referencia a las llamativas curvas que la corriente describe en su transcurso,
como hemos dicho y explicamos más pormenorizadamente al tratar esta voz en el
apartado dedicado a los nombres castellanos. No debe extrañar la denominación
(con significado ‘río salado’) impuesta a esta corriente en un área como la Campiña
sevillana, en la que la salobridad del suelo y del agua es motivación frecuente para la
creación toponomástica: son numerosos los Arroyo Salado, y, según S. Ruhstaller,
«el mismo río Corbones, es decir, el antiguo Guadajoz, tiene un afluente de este
nombre [Arroyo Salado] en Marchena, afluente que por su parte recibe aguas de un
Arroyo Salado de Jarda»)7.
-Guadalbardilla, nombre híbrido arábigo-romance: compuesto de la voz ár.
wad o wadi ‘río’, el artículo árabe al, y de una forma mozárabe Bardilla, atestiguada
en el Libro del Repartimiento de Écija (de 1263) como Verdiella y en fuentes
anteriores, árabes, como Bardila (concretamente, se menciona un wadi Bardila en
el historiador árabe Ibn al-Faradi). S. Ruhstaller8 encuentra la forma Guadalvardiella
en documentos de 1249, 1255, y asimismo en el Libro del Repartimiento ecijano:
«allegamos a Verdiella, do se levanta la Guadalbardiella, termino de Eçija e de
Carmona e de Marchena, e los moros, por la jura que juraron, dixeron que aquel era el
mojon de Eçija e de Carmona e de Marchena».
Con posterioridad se menciona esta denominación en el Libro de la Montería
de Alfonso XI, de hacia 1344:
«El Arroyo de Guadalbardiella es buen monte de puerco en yuierno; et es monte
llano, et non a bozeria njn armada ninguna sy non aguardar los canes por saber a
qual parte va el venado, por que es buen monte de andar».
En opinión de Ruhstaller, que ha estudiado detenidamente el nombre de lugar,
Guadalbardilla contiene una forma no árabe preexistente: «la conservación de este
Véase ibid., pp. 152 ss.
Ibid., p. 155.
8
Véase ibid., pp. 160 ss.
6
7
25
María Dolores Gordón Peral
nombre preárabe hasta hoy —dice— es señal de que el lugar de Guadalbardilla ha
gozado de una importancia considerable en todas las culturas asentadas en la región
en las distintas épocas de la historia»9. Y sugiere una interesante identificación: «en
un texto de Livio (Ab urbe condita, XXXIII, 21), se cita una ciudad llamada BALDO,
que, unida a CARMO (Carmona), se alió con el rey Luxinius para participar en la
sublevación de Culchas contra Roma; esta ciudad no ha podido ser localizada por la
Geografía Histórica […]. No puede negarse un cierto parecido formal entre este
BALDO y Bardila (> Guadalbardilla)». En apoyo de esta identificación que propone,
ofrece varios argumentos: 1) es innegable que Bardila es un nombre preárabe, y su
conservación a través de los siglos revela que se trata de un lugar con habitación
permanente desde época temprana; 2) durante el dominio musulmán, según los
historiadores árabes, el lugar gozó de carácter sagrado; 3) se sitúa en las inmediaciones
de la calzada romana que conducía de HISPALIS a CORDUBA; y 4) abundan los
restos de interés arqueológico en sus inmediaciones10. Según esto, habría que postular
como base de la forma Bardilla una forma diminutiva *BALDELLA, paralela a la
que subyace a Montilla (sufijado latino-mozárabe < MUNDELLA11 sobre el nombre
prelatino MUNDA).. Véase también aquí más abajo, lo que decimos a propósito del
nombre Verdeja, de término de Marchena.
1.2.Nombres latino-mozárabes
-Marchena. Remite a una formación elíptica [VILLA] MARCIANA, ‘la villa
de MARCIUS’. Para un estudio pormenorizado de este nombre, véase el trabajo
monográfico de S. Ruhstaller en estas mismas Actas.
-Milena. Remite con toda probabilidad a una formación elíptica [VILLA]
AEMILIANA, ‘la villa de AEMILIUS’. Nombre de un lugar limítrofe entre los términos
de Marchena y Carmona, analizado con pormenor por S. Ruhstaller en su capítulo
incluido en el presente volumen.
-Lombrí. Nombre de una loma, de donde ha pasado a denominar al rancho
ubicado en el lugar (Loma de Lombrí, Rancho de Lombrí). Solo en apariencia es un
zoónimo. La etimología popular, efectivamente, lo ha convertido en Lombriz 12. Pero
con toda probabilidad estamos ante un nombre precastellano, latino-mozárabe, de
Ibid., p. 164.
Ibid., p. 166 y n.
11
Con ensordecimiento de oclusiva dental sonora etimológica -D- propio del hispanoárabe tardío; cf.
también el ensordecimiento producido en la velar sonora etimológica -G- de GADES > Cádiz, verificado
en la misma época.
12
Así, como Loma de la Lombriz, figura en el mapa 14-40 del Servicio Geográfico del Ejército, escala
1:50.000, coords. 94/42. Aparece también un Cortijo de la Lombriz en término de Fuentes de Andalucía,
coords. 86/52 del mismo mapa.
9
10
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Toponímia e historia. Estudio histórico-lingüístico de los nombres
étimo igual al de Umbrete, esto es, un colectivo latino-mozárabe en –ETU sobre la
voz ULMU ‘olmo’ (> ULMETU ‘olmedo’> Ombret(o)> Ombri(t))13 y aglutinación
del artículo (*El Ombrí> Lombrí).
-Tarazanil. Nombre atestiguado en el texto del Amojonamiento de Carmona,
de 1255 (aunque con la forma con toda seguridad errónea Carraçeuil), junto a los
sitios denominados Porcún y Guadaxos, todos limítrofes entre los términos de
Marchena y Carmona. Se trata, evidentemente, de un nombre precastellano y preárabe.
Como el anterior, posiblemente remita a un colectivo latino en –ETU sobre un nombre
de planta (cf. el topónimo sevillano Coronil > CORNETU, y el malagueño Manzanil
< MATTIANETU ‘manzanedo, manzanar’)14.
-Vico. Es en la actualidad nombre de un pago y de un cortijo situados al este de
la localidad, a orillas del Río Corbones15, pero en lo antiguo constituyó un extenso
donadío, ya documentado en el Catastro del Marqués de la Ensenada (de 1755)
con la forma Vicos:
«Y el cerramiento de once donadíos nombrados de Gamarra, de Armijo, de Verdeja, de
Vadoviejo, de Vicos, de Paterna, de Ojuelos, de Cantalejos, de la Burra, de Pendonillos, de
la Platosa y de Campero, cuia regalía al respecto de dos reales por pasto y espiga, que es
lo que le han regalado, importa anualmente veinte y quatro mil seicientos sesenta y
quatro reales de vellón».
Puede que estemos ante un derivado romance mozárabe del nominativo lat.
VICUS ‘pago’, con ensordecimiento de la consonante oclusiva sonora del mozárabe
en una etapa posterior, ya dentro del hispanoárabe de época tardía (cf. lo que
comentamos a propósito del mismo ensordecimiento de las sonoras en los nombres
Montilla < MUNDELLA y Cádiz < GADES en el comentario de la voz
Guadalbardilla). Sería, pues, otro derivado del mismo étimo que Vigo, Vicálvaro
(< VICUS ALVARI), o el catalán Vic (< VICUS AUSONAE)16.
Efectivamente, la evolución –ETU > -í se ha verificado en otros nombres del tipo; recuérdese, por ejemplo,
Pulpí< POPULETU ‘chopedo’, Lentejí < LENTISCETU. Para otras denominaciones paralelas, véase Mª D.
Gordón, «Contribución al estudio de las hablas mozárabes: sufijados en –ETUM en el romance primitivo del
Mediodía peninsular», en Zeitschrift für romanische Philologie (en prensa) y Mª D. Gordón-S. Ruhstaller:
«Colectivos mozárabes con sufijo –ETUM en nombres de lugar granadinos», en Actes del XXV Congrès
International de Linguistique et Philologie Romanes, Tübingen: Max Niemeyer, en prensa.
14
En el lugar denominado Loma del Tarazanil han sido hallados restos de útiles cerámicos y líticos de
época prehistórica. Véase a este propósito I. Rodríguez Temiño, «El Eneolítico de la Vega de Carmona.
Aplicación de un modelo de gravedad», en línea [http://dialnet.unirioja.es/servlet/
fichero_articulo?codigo=577410]; consulta realizada el 15/08/09).
15
Figura en el mapa del SGE, hoja 14-41 —«Marchena»—, coords. 92/32.
16
Los nombres derivados del lat. VICUS se dan en varias áreas de la Iberorromania, de la Galorromania
y de la Italorromania; así, Vic-sur-Aube (Francia), Vicascio (< VICUS CASII, en Italia), Vico Soprano
(en la Suiza de habla italiana y en Liguria).
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María Dolores Gordón Peral
-Alcaudete. Nombre de una calle de la población. Topónimo latino-mozárabe
procedente del lat. CAPUT AQUAE, esto es, ‘manantial, principio de un río’. Puede
sin problema aventurarse la existencia en las inmediaciones de un manantial de agua
dulce. Recuérdese a este respecto el valor de las fuentes de agua potable –que a
menudo cobraban carácter sagrado en la antigüedad17— en una zona tan abundante
en suelos y aguas salobres como la Campiña sevillana (véase más arriba lo dicho
acerca del nombre Guadajoz, y más adelante, en el apdo. dedicado a los topónimos
castellanos). Nombres de la misma forma Alcaudete los hay en la vecina Carmona,
en Villamartín (Cádiz), y asimismo son formas variantes de la estudiada otras como
Caudete, Alcaudique, Quibdique o Quebidique18.
-Peluchena. Seguramente remite a una formación elíptica [VILLA]
PELUSIANA, esto es, ‘la villa de un tal PELUSIUS’, con característica sufijación
latina en –ANA sobre el nombre personal del dueño de la propiedad en época romana
y posterior evolución vocálica y consonántica (imela o cierre vocálico a>e, así como
palatalización de s). El lugar denominado Peluchena está enclavado en el límite
entre los términos de Marchena, Arahal y Morón de la Frontera. Aparece ya citado
por el historiador árabe El Idrisí en su Geografía de España. Al parecer, la propiedad
primitiva fue subdividida con posterioridad, seguramente como resultado de una
herencia, pues son dos los nombres registrados en documentos locales de Morón
fechados en 1724: el cortijo llamado Peluchena Grande, de 118 fanegas, y el cortijo
nombrado Peluchena Chico, de 70 fanegas de extensión, ambos propiedad de un
vecino de esta localidad, un tal Francisco Angulo Pavón19. Naturalmente, la adjetivación
añadida a estos topónimos hace referencia a la realidad nombrada, en este caso la
finca rústica (repárese en la superficie de cada uno de los cortijos nombrados, que
justificará las formas grande y chico, respectivamente), y no al nombre propio
mismo20.
1.3.Nombres prelatinos
-Porcún. Nombre documentado en el Amojonamiento de Carmona, de 1255,
junto a Guadaxos y a Tarazanil. Al igual que los otros, se trata de un nombre
precastellano, pero en este caso puede que estemos ante una denominación
notablemente más antigua. Efectivamente, podríamos postular para este topónimo un
De ahí denominaciones como Fuente Santa, Agua Santa o Pozo Santo, paralelas a otras del tipo de Arroyo
Dulce, Aguadulce, Aguaduz, Pozo Dulce, que citamos más abajo, al tratar los nombres castellanos.
18
J. COROMINAS, Tópica Hespérica, t. I, .p. 339.
19
Tomo las referencias documentales de José Luis SÁNCHEZ LORA, Capital y conflictividad social en el campo
andaluz: el caso de Morón de la Frontera (1670-1800), Universidad de Sevilla, 1987, p. 38.
20
Véase para este tema Mª D. GORDÓN, «Sobre la significación del diminutivo en toponimia», en Mª T.
Echenique y J. Sánchez Méndez, Actas del V Congreso Internacional de Historia de la Lengua Española,
Valencia, 2002, pp. 1505-1518.
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Toponímia e historia. Estudio histórico-lingüístico de los nombres
étimo paralelo al del nombre de lugar mayor (macrotopónimo o nombre de lugar
habitado) Porcuna, en la provincia de Jaén, resultante de la evolución verificada en la
forma (O)BULCONE(M) (OBULCO, -ONIS, era el nombre de una conocida
población de la Antigüedad; cf. CARMONEM > Carmona; URSONEM > Osuna,
CASTULONEM> Cazlona, (A)SIDONEM< Sidonia). En Porcún habría que
suponer, además de aféresis de vocal inicial, apócope de –a (Porcun(a)), fenómeno
no infrecuente en mozárabe. En relación con este posible nombre antiguo OBULCO
subyacente, debe ponerse el cercano Monclova o Moncloa (de término de Fuentes
de Andalucía), constituido originariamente por una formación MONTEM
OBULCULAM, donde aparece como uno de los componentes la forma diminutiva
latino-clásica en –ULA sobre OBULCO. Esto significa la existencia de dos formas
idénticas, sufijada e insufijada (OBULCO/OBULCULA), en las proximidades, lo
cual era algo frecuente en época romana: así ILIPA junto a ILIPULA (> Niebla,
Repla), MUNDA junto a MUNDELLA (> Montilla), BALDO junto a BALDELLA
(> Bardilla) o EMERITA (> Mérida), junto a EMERITULA (que a nuestro juicio es
indudablemente el étimo del nombre de la ciudad portuguesa de Mértola). En este
sentido, merecería la pena una prospección arqueológica detenida en el sitio
denominado Porcún, que se encuentra alejado —a medio camino— de los dos núcleos
de población (Marchena y Carmona).
-Verdeja. Es esta denominación de una elevación (Loma de Verdeja) y del
cortijo que se asienta en el lugar (Cortijo de Verdeja), ambos al norte del término de
Marchena. Se documenta en el Catastro del Marqués de la Ensenada de la localidad,
fechado en 1755:
«Y el cerramiento de once donadíos nombrados de Gamarra, de Armijo, de Verdeja, de
Vadoviejo, de Vicos, de Paterna, de Ojuelos, de Cantalejos, de la Burra, de Pendonillos, de
la Platosa y de Campero, cuia regalía al respecto de dos reales por pasto y espiga, que es
lo que le han regalado, importa anualmente veinte y quatro mil seicientos sesenta y
quatro reales de vellón».
Puede que Verdeja guarde relación con Bardilla, forma estudiada en lo anterior. Si
así fuera estaríamos ante una solución mozárabe paralela a la anterior, procedente quizá
de la base *BALDICULA > Baldela> Baldeza > Vardexa> Verdeja, evolución en la
que ha podido influir una etimología popular que relaciona el nombre con un derivado de
lat. VIRIDIS > cast. verde. Pero esta hipótesis debe ser verificada con atestiguación
documental más abundante, de la que por el momento no disponemos. Y como en el caso
anterior, el lugar nombrado debería ser prospectado por arqueólogos21.
Existe un topónimo paralelo en Granada, que al parecer se refiere a un lugar habitado desde antiguo:
se trata de Cerro de la Verdeja, del municipio de Huétor-Tájar. Cuando tenía lugar la remodelación de
la línea de ferrocarril Bobadilla-Granada, en el año 2002, fue hallado un yacimiento con restos de la
época emiral (de entre el siglo VI y el siglo IX).
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María Dolores Gordón Peral
II. TOPÓNIMOS CASTELLANOS
A pesar de que como hemos podido comprobar no pocos de los nombres
preexistentes a la llegada de los conquistadores castellanos se han mantenido hasta la
actualidad, transmitidos de generación en generación, en la población local de Marchena,
la mayoría de los topónimos en uso corresponden ya a la época de dominio castellano,
siendo, pues, fácilmente inteligibles e interpretables para los hablantes actuales. Son
excepción a esto que decimos, sin embargo, los numerosos arcaísmos conservados
en función toponímica, voces usuales en el momento de la imposición de los nombres
–que en la gran mayoría de los casos fue la época medieval— pero posteriormente
desaparecidos del uso general, y por consiguiente de significación ignota ya en muchos
casos para los hablantes actuales. Nombres de lugar del municipio que investigamos
basados en voces castellanas antiguas ya desusadas son los que se relacionan a
continuación.
-Corbones. Nombre con el que fue rebautizada la corriente fluvial llamada con
anterioridad Guadajoz. Se atestigua por vez primera en 1755, en el Catastro del
Marqués de la Ensenada de Marchena:
«Molinos harineros corrientes ay tres en el termino, con tres piedras cada uno. Muelen
solo el ynvierno por la cortedad del agua del rio Corbones, perteneciendo los dos a
seglares».
La denominación Corbones ha de basarse en una voz castellana antigua
*corvón, aumentativo de corvo, que tuvo que ser sustantivación con valor ‘curva,
recodo’ del adjetivo corvo ‘curvo, arqueado’. La forma inicial sería, pues, Río de los
Corvones ‘río de los recodos’, nombre que los habitantes darían a la corriente por las
características curvas que observaban a lo largo de su trascurso22.
-Arrecife. Denominación antigua del camino que unía Marchena con Carmona
y con Écija. Se conserva en el topónimo Molino del Arrecife. Este nombre de lugar
se basa en el apelativo castellano, arcaico ya, arrecife ‘camino empedrado, carretera’,
y este a su vez en el término árabe rasif ‘dique’, ‘calzada’23. Se menciona en textos
locales ecijanos desde el siglo XV la vía de comunicación denominada el Arrecife.
Probablemente remonte, como ocurre en otros casos de caminos de esta denominación,
a una calzada o vía de época romana.
-Valcargado. Nombre de un antiguo donadío limítrofe entre los términos de
Marchena y Écija. Se atestigua en el Libro del Repartimiento de Écija. Aparece en
documentos medievales como una zona de olivar. Autores del siglo XVII como el
Véase S. RUHSTALLER, Toponimia de la región de Carmona, cit., p. 97.
En Utrera y en Carmona se conservan otros dos nombres paralelos, estudiados por S. RUHSTALLER
(véanse sus trabajos Toponimia de la Campiña de Utrera, Excma. Diputación, Sevilla, 1990, s.v.
Arrecife y Toponimia de la región de Carmona, cit., p.66).
22
23
30
Toponímia e historia. Estudio histórico-lingüístico de los nombres
Padre Martín de Roa y Andrés Florindo, al referirse a Valcargado, dicen del lugar
que su nombre le viene «de los ríos de aceite que nacen en él», y que esta zona
«excede en abundancia de fruto y en bondad» a la Banda Morisca. De ser así,
estaríamos ante un originario compuesto *Val(lle) Cargado, con adjetivo concordando
con la variante apocopada arcaica del sustantivo valle, pero ya con el género masculino
no etimológico.
-Motilla. La voz motilla forma parte de dos nombres de lugar de Marchena:
Cerro de la Motilla, denominación de una elevación situada al nordeste del término,
y Las Motillas, nombre de otro vértice sito al noroeste, en las proximidades del límite
con Carmona, cerca de Porcún24. En el Libro del Repartimiento de Écija (fechado
en 1263) se documenta un topónimo de este mismo tipo:
«fuemos a mojon cubierto e entramos por una partida de la xara e pasamos al Rio
salado que dizen sant gil e llegamos a una Cabeça que dizen la Motiella de sobrel
salado do se parte el termino de eçija e destepa e de osuna e fallamos y un mojon que
fue en tiempo de moros»25.
El término motilla (y el masculino motillo, diferenciado morfológico del
primero), sufijado diminutivo sobre mota (del que afirma J. Corominas que ya no
pertenece al lenguaje vivo en castellano26), aún conserva su vitalidad como apelativo
en algunas áreas meridionales, concretamente en algunos puntos de las provincias de
Sevilla y Cádiz, con el valor de ‘pequeña elevación del terreno’. La mayoría de los
topónimos Motilla —que, por cierto, abundan extraordinariamente en la Campiña
sevillana: pueden hallarse en Carmona, Marchena, Écija, Dos Hermanas y El Arahal—
dan nombre a lugares de interés arqueológico, concretamente a elevaciones artificiales
formadas por un túmulo o sepulcro prehistórico27. Sería interesante una vez más
efectuar un examen detenido de las zonas nombradas; estamos seguros de que el
hallazgo de restos de interés arqueológico vendrá a confirmar nuestra sospecha de
que se trata de lugares poblados ya desde época prehistórica28 .
Además, se conoce con el nombre La Mota el punto más alto dentro del núcleo urbano de Marchena.
Libro del Repartimiento de Écija, p. 544 (cit. en Mª D. GORDÓN, Toponimia sevillana. Ribera, Sierra
y Aljarafe, Sevilla, Excma. Diputación Provincial, p 335).
26
Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, Madrid, Gredos, 1980-1983, s. v. mota.
27
Véase Mª D. GORDÓN, Toponimia sevillana. Ribera, Sierra y Aljarafe, cit., pp. 334-337, así como S.
RUHSTALLER, Toponimia de la región de Carmona, cit., pp. 197-198 y Mª D. GORDÓN Y S. RUHSTALLER,
Estudio léxico-semántico de los nombres de lugar onubenses. Toponimia y Arqueología, Sevilla, Alfar/
Universidad, 1991, pp. 126-128.
28
Tal vez sea elocuente al respecto la proximidad al Cerro de la Motilla de las zonas nombradas La
Platosa (documentado ya como un donadío del término en el Catastro del Marqués de la Ensenada de
Marchena, de 1755, por lo que el hallazgo de objetos de valor debió producirse en fecha anterior) y
Fuente La Piedra, denominaciones que constituyen asimismo indicios claros de hallazgos y de la
24
25
31
María Dolores Gordón Peral
-Ojuelos. Nombre de una laguna (Laguna de Ojuelos) documentada ya en el
Libro del Repartimiento de Écija, donde se mencionan varios villares en las
proximidades de este lugar y del camino de Marchena a Écija, lo que significa que
quedaban visibles los restos de antiguos poblados a la llegada de los castellanos en el
siglo XIII29. Más tarde, se atestigua el nombre de lugar en 1755, como denominación
de un donadío, en el Catastro del Marqués de la Ensenada de Marchena:
«y el cerramiento de once donadíos […] de Ojuelos».
El topónimo contiene el diminutivo (con sufijo –uelo) de la voz ojo con el valor
de ´manantial’, que J. Corominas-J.A. Pascual explican por poligénesis y que se
verifica en las lenguas más diversas30.
-Cambuco. Nombre de un arroyo (Arroyo del Cambuco). Contiene una voz
arcaica que sin embargo aún se utiliza como apelativo en algunas zonas de La Campiña
sevillana. Efectivamente, S. Ruhstaller, al estudiar el nombre local Cambucos del
Zorro, la recogió en Carmona a través de encuesta oral. Los lugareños definieron el
término cambuco como ‘terreno quebrado, ondulado, con arroyos’, ‘barranco’. Este
autor la hace proceder, en último término, del céltico *CAMBOS ‘curvo’, de donde
proceden otras voces del castellano (así camba del arado, cambito, camba) y algunos
nombres de lugar, como el macrotopónimo sevillano Camas31.
-Cagancha. Nombre de un paraje sito al Sureste del término (en el límite con
el de Puebla de Cazalla), que figura en el mapa del Servicio Geográfico del Ejército,
escala 1:50.000, hoja 14-41, y coordenadas Lambert 93/124. Contiene la voz castellana
arcaica cagancha, solo conservada en función toponímica en zonas meridionales de
España (casi siempre como denominación de una corriente fluvial, un arroyo), y que
presencia de realidades de interés para la arqueología, respectivamente (vid. Mª D. GORDÓN Y S. RUHSTALLER,
Estudio léxico-semántico de los nombres de lugar onubenses. Toponimia y Arqueología, cit., pp. 152 ss. y
p.159; Mª D. GORDÓN, «Del valor interdisciplinar de la investigación lingüística: Toponimia y Arqueología»,
en Actas del Congreso de la Sociedad Española de Lingüística. XX Aniversario (Tenerife, del 2 al 6 de abril
de 1990), Gredos, Madrid, t. II, pp. 525-536. Mª D. GORDÓN, «Lengua y cultura populares. Las
denominaciones tradicionales de los monumentos megalíticos», en AAVV (eds.), Variación lingüística y
contacto de lenguas en el mundo hispánico, Frankfurt / Madrid: Vervuert– Iberoamericana (en prensa), así
como Mª D. GORDÓN «Los megalitos en la cultura popular: la toponimia megalítica», en Boletín del Instituto
Andaluz del Patrimonio Histórico, 16 (2008), pp. 108-115.
29
Véase J. HERNÁNDEZ DÍAZ/ A. SANCHO CORBACHO/ F. COLLANTES DE TERÁN, Catálogo Arqueológico y
Artístico de la provincia de Sevilla, Diputación Provincial de Sevilla, 1965, t. III, p. 100.
30
Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico, cit., s. v. ojo. Hay también Cortijo del Ojuelo
en Morón de la Frontera, Los Ojuelos en término de El Madroño y Laguna del Val del Ojo en Lebrija,
todos de la provincia de Sevilla (véase Mª D. GORDÓN, Toponimia sevillana. Ribera, Sierra y Aljarafe,
cit., p. 344).
31
Véase S. RUHSTALLER, Toponimia de la región de Carmona, cit., pp.78 ss. Hay también un nombre El
Cambuco en término de Cantillana (Sevilla).
32
Toponímia e historia. Estudio histórico-lingüístico de los nombres
remonta al fitónimo mozárabe [yarba] cacansa ‘especie de hiedra silvestre’,
atestiguada en el Botánico Anónimo Hispanomusulmán de hacia 1100 editado por
Asín Palacios32.
-Parpagón. Esta forma (incluida en el nombre Arroyo del Parpagón)
corresponde a un original antropónimo, concretamente a un apodo o mote aplicado a
cierta persona cuyo rasgo más sobresaliente lo constituían sus gruesos párpados.
Sería seguramente apodo del antiguo dueño de las tierras por donde transcurría la
corriente nombrada. Parpagón es sufijado aumentativo sobre párpago, forma que
con el valor de ‘párpado’ se conoce en las hablas andaluzas y en las de otras regiones
hispánicas33, aunque representantes del tipo en toponimia no hemos hallado más que
en la región meridional, y más concretamente en la provincia de Sevilla: Cortijo de
Parpagón en Sanlúcar la Mayor y en Utrera, y Huerta de Parpagón en Lebrija.
-Bujillo. Nombre (El Bujillo) que contiene la forma sufijada diminutiva (en
–illo) del sustantivo bujo, variante resultante de pronunciación arcaica y dialectal
del apelativo castellano búho.
-Jardas. Denominación de un paraje, un arroyo que lo atraviesa y una vía de
comunicación (Las Jardas, Arroyo Salado de las Jardas, Cañada Real de las
Jardas). Jardas es pronunciación dialectal (resultante de aspiración de consonante
etiomológica inicial) del antiguo castellano harda ‘mamífero roedor, ardilla’34 (cf. el
nombre de lugar Valdejaldillas ‘valle de las hardas o ardillas’ del término sevillano
de Alanís, que contiene la misma forma como segundo componente de la formación
onomástica)35.
-Donadío. El Donadío es el nombre de un pago del término localizado en el
mapa 14-40 del SGE, coords. 80/39. Se basa en la voz castellana arcaica y dialectal
donadío, del lat. DONATIVUM, cuyo duplicado culto es donativo. Se usaba en
época medieval con referencia a las donaciones de tierras por parte del rey a los
caballeros que habían participado en la conquista de las tierras a los moros. J. González
lo encuentra en documentos sevillanos de 1253, explicando a propósito de la voz: «en
la época, la palabra donadío tenía un sentido preciso de ‘heredad dada por el rey a
32
En esta fuente se cita como «especie de liblab« [nombre árabe de la hiedra silvestre]. Para un estudio
monográfico detenido de esta voz y su difusión en la toponimia peninsular, remito al trabajo de Mª D.
GORDÓN, «Acerca de un mozarabismo en andaluz», en Zeitschrift für Romanische Philologie, 110,5-6,
pp. 669-675.
33
Véase Mª D. GORDÓN, Toponimia sevillana. Ribera, Sierra y Aljarafe, cit., pp. 244-247. Hay también
La Jarda en Osuna y El Jardal en Morón de la Frontera (Sevilla)..
34
COROMINAS/PASCUAL (Diccionario…, cit., s. v. ardilla) no encuentran la forma moderna ardilla en
textos hasta 1633.
35
Véase Mª D. GORDÓN, Toponimia de la Sierra Norte de Sevilla. Estudio lexicológico, Publicaciones
de la Universidad de Sevilla, 1988, p. 112.
33
María Dolores Gordón Peral
un señor»36. En Marchena debieron ser muchos los donados, pues en el Catastro del
Marqués de la Ensenada de la localidad (de 1755) se mencionan hasta once donadíos:
«Y el cerramiento de once donadíos nombrados de Gamarra, de Armijo, de Verdeja,
de Vadoviejo, de Vicos, de Paterna, de Ojuelos, de Cantalejos, de la Burra, de
Pendonillos, de la Platosa y de Campero, cuia regalía al respecto de dos reales por
pasto y espiga, que es lo que le han regalado, importa anualmente veinte y quatro mil
seicientos sesenta y quatro reales de vellón».
-Adalid. Nombre de lugar que contiene el apelativo antiguo cast. adalid,
denominación de un cargo público de época medieval (el referido sería el propietario
de las tierras en cuestión). Hay un nombre paralelo (El Adalid) en término de
Aznalcázar (Sevilla).
-Gordo,-a. Este adjetivo forma parte de varias denominaciones de lugar: Arenas
Gordas, Soto Gordo, Mojón Gordo. En contra del uso actual, este adjetivo aparece
en la toponimia andaluza e hispánica unido a sustantivos como arena, soto, mojón,
cerro, etc., pero en estas formaciones no posee el valor actual, sino el arcaico de
‘extenso’, ‘grande’ El nombre Soto Gordo se documenta ya en el Libro del
Repartimiento de Écija (de 1263) 37.
-Luenga. Son muy frecuentes los nombres que presentan esta adjetivación
arcaica, que con valor de ´larga’ se utilizó durante toda la época medieval (luego fue
sustituida por el adj. largo/a), y que con extraordinaria frecuencia ha sido alterada
por etimología popular, convirtiéndose en lengua: así Aldealengua (< Aldea Luenga).
En otras ocasiones, la evolución ha sido diferente, manteniéndose la forma sin diptongar
y a veces con cambios consonánticos paralelos: así ha sucedido en los topónimos
Folonga ‘fuente luenga, larga’, de Osuna, y Foronguilla ‘fuente longuilla, larguilla’
de Puebla de Cazalla (Sevilla).
-Huesas. En el nombre Las Huesas aparece este dialectalismo arcaico del
castellano, derivado del lat. FOSSA ‘hoyo para enterrar un cadáver’, duplicado popular
de fosa. Seguramente en el lugar referido sea visible aún la realidad (hoyos en el
terreno) que motivó el bautismo onomástico.
Además de estos arcaísmos (entre los que hemos visto algunos dialectalismos),
podemos hallar voces restringidas a un uso regional y conservadas en la toponimia
del término que investigamos: así lapa (en el nombre La Lapa38), occidentalismo en
Véase ibid., pp. 153-154.
Véase S. RUHSTALLER, Toponimia de la región de Carmona, cit., pp. 150-151. Por lo que respecta a la
forma mojón, aparece en toponimia referida a una señal demarcativa del terreno (mojón ‘límite’, del lat.
MUTULO íd.).
38
El paraje así nombrado se localiza en el mapa SGE 14-40, coords. 97/35.
36
37
34
Toponímia e historia. Estudio histórico-lingüístico de los nombres
andaluz con valor de ‘cueva’; masiega (en el nombre La Masegosa, basado en el
sufijado colectivo-abundancial sobre el apelativo masiega, denominación de una planta
de la familia de las gramíneas que ha dejado abundantes descendientes en la
onomástica de lugares meridional39); rancho (en los numerosos topónimos del tipo de
Racho del Valle, Rancho de Gómez, Rancho Los Antequeranos, Rancho de las
Vírgenes, Rancho de los Galindos, Rancho Los Campaña, Rancho Los Melillos,
Rancho Luna, Rancho Tres Pelos, Rancho Miralles y un largo etcétera, referidos
en su mayor parte a los propietarios antiguos o modernos), voz dialectal andaluza que
de aquí fue llevada a América, donde se ha hecho término muy característico); rambla
(en Arroyo Hondo de la Rambla), término que se tiene por orientalismo en andaluz,
pero que no es sino un arcaísmo conservado como dialectalismo en la parte más
oriental de Andalucía); raya con valor de «límite, linde», en el nombre Raya Lobo
(que significativamente lo es de un lugar situado en el límite entre los términos de
Marchena y Morón).
La toponimia castellana conservada hasta hoy nos habla, por otra parte, de
aspectos muy característicos de la zona: por ejemplo, de las numerosas propiedades
eclesiásticas en el término lo hacen los nombres Cerro de las Dueñas (que contiene
la voz antigua dueña «monja»), Haza de las Monjas, Molino de los Frailes, Molino
de la Compañía, Loma de la Santa Iglesia40. El nombre Las Capellanías se refiere
a tierras cuyo fruto se dedicaba al abastecimiento de las capellanías y los clérigos que
las ocupasen. Resultan sumamente interesantes los documentos referentes a la
fundación de capellanías en las poblaciones de la provincia de Sevilla de parte, sobre
todo, de los vecinos que, enriquecidos de Indias, donaban sus riquezas a las autoridades
eclesiásticas de su patria chica41.
Pero los nombres no solo nos remiten a la historia del lugar, pues son, por otra
parte, muy elocuentes acerca de la constitución y naturaleza del terreno: de la calidad
salina de las aguas y de la constitución salobre del terreno de la Campiña sevillana, y
más concretamente del área que ocupa el término municipal que estudiamos, nos
He trazado la historia de esta voz y su difusión en la toponimia andaluza y extremeña en Mª D.
GORDÓN, «Historia léxica de masiega ‘planta’, ‘festejo para celebrar la conclusión de una faena’», en
J.A. PASCUAL/ A. ALONSO/ L. CASTRO/ B. GUTIÉRREZ (eds.) Actas del III Congreso Internacional de
Historia de la Lengua Española, Madrid: Arco Libros, 1996, pp. 1315-1325.
40
En el Catastro del Marqués de la Ensenada de la población se mencionan los numerosos conventos
de religiosos existentes en la localidad: «que ai un convento de religiosos Orden de Predicadores […],
otro de religiosos Franciscos Observantes […], otro de religiosos Recoletos de la misma orden […],
otro de religiosos Agustinos Calzados […], otro de religiosos Capuchinos […], un collegio de la
Compañía de Jesús […]; de religiosas son tres: el uno Observantes de San Francisco […] otro de
Recoletas de dicha Horden […] y el último de Mercenarias Descalzas».
41
Véase Mª D. GORDÓN, Toponimia de la Sierra Norte de Sevilla. Estudio lexicológico, cit., p. 200.
39
35
María Dolores Gordón Peral
hablan los numerosos nombres del término, del tipo de Arroyo Salado (recuérdese
que es este el nombre de un afluente del Río Corbones, denominado de antiguo
Guadajoz «río salado»), El Saladillo, La Salada, La Saladilla, Los Salitrales, El
Salobral, El Salero, La Salina, La Salinilla, El Salinar, El Salinero, La Salinera,
La Salinosa…42. Y no faltan los nombres que contienen el apelativo albina, referidos
a lagunas de agua salada que, al evaporarse, dejan un aspecto blanquecino en los
terrenos. En una región donde el agua potable es tan escasa, las fuentes de agua
dulce se consideran un bien extraordinariamente preciado, tanto que en la antigüedad
se sacralizaban. De ahí denominaciones del tipo de Fuente Santa o Fuensanta
(Carmona), Pozo Santo (Fuentes de Andalucía, Osuna), Agua Santa (Villaverde del
Río), junto a otras como Arroyo de Aguas Buenas (Lora del Río) o Pozo Bueno
(Valencina de la Concepción). La potabilidad de las aguas se expresa en ocasiones
de otras maneras; por ejemplo, aludiendo a su carácter dulce, frente a las aguas
salobres43: Aguadulce (nombre de población), Aguaduz, Arroyo Dulce (en Manilva,
Málaga), Pozo Dulce, Pago Dulce (nombre del término de Marchena que
consideramos más adelante), o incluso con una metaforización, Arroyo de la Miel.
Finalmente, no todos los nombres son lo que parecen. Son muy numerosas también
en la zona que investigamos, como no podía dejar de ser, las etimologías populares,
deformaciones de los nombres ya desemantizados por relación con otras formas más
conocidas. Ejemplos de este tipo de formas toponímicas son las que siguen:
-Cerro del Pollo por Cerro del Poyo (poyo es aquí un orónimo, del lat. PODIU;
cf. cat. puig, arag. puey). Otros nombres paralelos de zonas cercanas en los que se
verifica la misma asociación etimológica son: Loma de los Pollos, en Morón de la
Frontera, Sevilla (denominación de una serie de elevaciones); Hacienda del Pollo,
en Fuentes de Andalucía; Sierra de Pollos, en Priego, Córdoba; Cortijo de los
Pollos, en Montilla, situado entre dos cerros. Todos estos topónimos tienen en común
el dar nombre a elevaciones del terreno. Las grafías con –ll– no tienen significación
alguna en las zonas yeístas, y se deben a los cartógrafos, que desconocen la voz
poyo en su sentido orográfico y la confunden con la denominación del ave, que en
modo alguno conviene a la creación de nombres de lugar44.
42
En Carmona existe un topónimo árabe Almalaha que, según interpretación de S. Ruhstaller (que se apoya
en la referencia documental de la construcción de un pilar de agua dulce para que abrevaran los caballos del
lugar), significa ‘la salina’ (véase S. RUHSTALLER, Toponimia de la región de Carmona, cit., pp. 51-53).
43
A aguas sulfurosas harán referencia los hidrónimos del tipo de Aguamala, Arroyo Hediondo, Repudio
( < RIVUS PUTIDUS, de PUTERE ‘oler mal’), Río Agrio, Pozo Limón, Fuente Vinagre, La Amarguilla,
El Amarguillo, Río Amargo (que tiene perfecta correspondencia con el híbrido Guadiamar sevillano
—ár. wadi ‘río’+ mozár. amar(o) ‘amargo’—, antiguo FLUMEN AMARU ‘río amargo’, llamado así
por el característico sabor de sus aguas).
44
Véase S. RUHSTALLER, Toponimia de la región de Carmona, cit., pp. 232-233.
36
Toponímia e historia. Estudio histórico-lingüístico de los nombres
-Piel de Capa por Pierde Capas (hay nombres similares en otras zonas
próximas: Piel de Capa en La Campana, La Roda de Andalucía, Castilleja del Campo;
Los Pies de Capa en Estepa; Pierde La Capa en Badolatosa45). Pueden compararse
estas formaciones con otras como Arrebatacapas, de Guadalcanal, Tolmantos ‘quita
mantos’, de Castilla, todos ellos, seguramente, como los otros citados, nombres de
puertos de montaña donde suele hacer mucho viento.
-Claravoz (o Claravó, como figura en la cartografía) por Claravot,
antropónimo, apellido de un propietario de las tierras.
-Palo Dulce por Pago Dulce (compárese Pozo Dulce, en Albaida del Aljarafe
y Carmona), Aguadulce, topónimo mayor sevillano; véase lo dicho más arriba acerca
de la calidad de las aguas en la toponimia)46.
CONCLUSIÓN
Concluyendo ya, en los nombres de nuestro territorio está contenida una buena
parte de nuestra historia, del devenir de nuestro entorno, de los pueblos que lo han
habitado. Estudiar estos nombres es reconocer nuestro patrimonio cultural, nuestra
propia identidad. Para terminar, quiero recordar unas palabras de Gaston Paris, el
gran maestro de la Filología Románica, palabras que, pronunciadas con referencia a
la toponimia prerromana de Francia, pueden muy bien aplicarse a la toponimia de
cualquier región y de cualquier época:
«No puede haber nada más precioso, más interesante, me atrevería a decir más
apasionante, que estos nombres que reflejan, quizá, la primera impresión que a los
ojos y al alma de los hombres que la habitaron causó nuestra patria, esta tierra en la
que vivimos y a la que amamos, con sus formas salvajes y dulces, con sus salientes
y con sus contornos, con sus distintos aspectos de color y vegetación, a los ojos y
al alma de aquellos hombres que hoy descansan eternamente bajo esta tierra que los
ha acogido, como pronto nos acogerá a nosotros, sus descendientes»47.
Los datos proceden del Inventario de Toponimia Andaluza, Consejería de Obras Públicas y Transportes,
Junta de Andalucía, t. 8.
46
Recuérdese también aquí el topónimo seguramente mozárabe ya comentado Lombrí, fitónimo, que
por etimología asociativa ha resultado Lombriz para los cartógrafos.
47
Citado por A. LLORENTE MALDONADO, Toponimia e historia, Universidad de Granada, 1970, pp. 40-41.
45
37
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