Cooperativas de Crédito en Argentina. Juntas Promotoras de Cajas

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EL COOPERATIVISMO DE CRÉDITO EN ARGENTINA: HISTORIA, EVOLUCIÓN Y APORTE AL
DESARROLLO LOCAL
Caja de crédito cooperativa Paraná limitada (ef)
Caja de crédito cooperativa Mendoza limitada (ef)
Caja de crédito cooperativa Mendosur limitada (ef)
Caja de crédito cooperativa Cainguas limitada (ef)
Caja de crédito cooperativa departamento San Ignacio ltda. (ef)
Caja de crédito cooperativa Tandil limitada (ef)
Caja de crédito cooperativa Independencia limitada (ef)
Caja de crédito cooperativa Luz y Fuerza limitada (ef)
Caja de crédito cooperativa Devoto limitada (ef)
Federación Argentina de Cooperativas Electricidad y otros Servicios Públicos (FACE)
PRIMERA PARTE
Introducción
Las Juntas Promotoras de Cajas de Crédito Cooperativas que hemos surgido en la
amplia geografía del territorio nacional a partir del año 2008 con motivo de la plena
vigencia de la Ley 26.173 y la reglamentación específica del Banco Central de la República
Argentina, decidimos presentar el siguiente trabajo de investigación al Congreso
Argentino de la Cooperación 2012, como un aporte a la difusión del crédito cooperativo y
su impacto en el desarrollo local.
Convencidos que el Año Internacional de las Cooperativas constituye un momento
histórico para el definitivo resurgimiento de la banca solidaria y de proximidad, se
entendió oportuno rescatar la rica historia que el crédito cooperativo ha tenido en
Argentina, su rol central en los procesos productivos especialmente del interior del país y
la conveniencia de abrevar en dicha experiencia para informarnos y evitar errores
pasados.
En el trabajo se pone especial acento a la evolución desde el siglo XIX hasta la
etapa actual de resurgimiento de las cajas de crédito cooperativo (CCC), que entendemos
es una etapa abierta ya que las CCC no han sido aún aprobadas por la autoridad
monetaria. Precisamente, por esta realidad hablamos de CCC en formación, dado que las
entidades mencionadas como autoras han solicitado autorización para funcionar al BCRA,
en distintos momentos desde el año 2009 a la fecha. Por otra parte, para no interferir con
dicho proceso de autorización el trabajo no hace foco en las nuevas entidades, sino en el
proceso histórico y en la legislación vigente que permite el resurgimiento del crédito
cooperativo.
1. Desarrollo histórico del cooperativismo de crédito en la Argentina
La inmigración europea trajo a nuestro país la cultura de las asociaciones mutuales
y cooperativas que propiciaban el crédito solidario. Esto se produjo a comienzos de la
segunda mitad del Siglo XIX, cuando la Argentina consolidaba su organización nacional.
Se debe reconocer la contemporaneidad del proceso argentino con el desarrollo
del crédito cooperativo en Europa, donde los principales antecedentes se encuentran en
Alemania e Italia.
Tomando como modelo la banca popular, propulsada por Luigi Luzzatti en Italia,
en Buenos Aires se crea “el Banco Popular Argentino que inició sus actividades en 1887
como cooperativa de crédito por iniciativa del Sr. Sixto Quesada que se propuso fomentar
la cooperación y el ahorro populares, mediante la recepción de depósitos y la realización
de distintas operaciones de crédito. En sus estatutos se consagraron algunos principios
cooperativos como un solo voto por persona, la fijación de un máximo de acciones por
asociado, reconoció a sus asociados una absoluta prioridad en los préstamos, descuentos
y otras operaciones”1. Prestó funciones hasta 1927 en que fue liquidado y transformado
en sociedad anónima, por la oposición de los asociados a adaptarse a la nueva ley de
cooperativas Nº 11.388 sancionada en 1926.
En 1904 en la provincia de Entre Ríos se crea un Fondo Comunal para labradores
judíos con estructura cooperativa. Comienzan a aparecer en distintas partes del país
organizaciones solidarias de crédito, principalmente se concentran en la pampa húmeda.
Tenían una base societaria diversificada que incluía trabajadores, profesionales, operarios,
pequeños industriales, vendedores ambulantes, comerciantes minoristas, cuentapropistas
entre otros. Esta heterogeneidad de la base asociativa va a ser una característica distintiva
del sistema, garantizando su crecimiento. A principios del siglo XX nace una cooperativa
emblemática para la Argentina que es el Hogar Obrero2, con dos objetivos muy precisos:
el auxilio financiero y la construcción de viviendas.
El desarrollo de las cajas rurales en nuestro país sigue el esquema de las
cooperativas de crédito organizadas por Raiffeisen, creándose hacia 1910 la Liga Social
Argentina. En las regiones agrícolas alcanzaron gran éxito porque daban respuestas a las
necesidades de financiamiento accesible y barato, especialmente en las épocas de
cosecha. También en esos primeros años del siglo XX surgieron el Banco Cooperativo
Agrario y el Banco Sindical con finalidades similares.
A partir de la creación del BCRA, en 1935, se inició un proceso sistemático de
limitación a la labor de los institutos de crédito cooperativo llegándose a liquidar muchos
de ellos. El Dr. Juan A. Vera Maturana, especialista en banca cooperativa, sostiene que
“desde la implementación del esquema de Niemeyer ha imperado una prolongada y
coherente actitud negativa en cuanto a la acepción de los principios cooperativos dentro
de la estructura financiera del país”3.
De esa época se rescatan dos hechos sobre las cajas de crédito: a) la no
limitación en cuanto al carácter profesional de los asociados, que constituyó un factor de
desarrollo acelerado; b) los aspectos integrativos de las cajas siempre fueron insuficientes,
de escasa profundidad, de baja participación de asociados.
Según el Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito, éste “se desarrolló en
nuestro país a partir de cuatro tipos de instituciones:
1. Bancos Populares (1887-1912)
2. Cajas Rurales (1911-1930)
3. Cajas Regionales de Préstamos y Ahorro (1941-1950)
4. Cajas de Crédito (1958-1977)
1
Drimer, B. y Kaplan De Drimer. Ob. Cit. P. 514.
Ver anexo I al Capítulo 5.
3
Vera Maturana, J. A. Bancos, Dinero y Crédito. P. 267.
2
A dicho criterio de clasificación se debe agregar un quinto tipo de institución,
representado por las CCC nacidas al amparo de la Ley 26.173. La norma establece en su
artículo 4º la exigencia explícita de constituirse bajo la forma jurídica de cooperativas.
2. La legislación nacional como factor retardatario del crédito cooperativo
El Estado Nacional se transformó a lo largo del siglo XX en el principal obstáculo
para el desarrollo del crédito solidario en la Argentina. La alteración sistemática del orden
constitucional desde 1930, fue un factor sustancial para la destrucción del movimiento
cooperativo. Dictaduras como la de la Revolución Argentina en la década de 1960 y el
Proceso de Reorganización Nacional iniciado en 1976, pusieron el acento en vincular al
movimiento cooperativo con las ideologías de izquierda y en particular con el comunismo,
motivo suficiente para combatirlo y perseguir a los dirigentes cooperativistas,
sometiéndolos a cárcel, torturas y en casos extremos a la desaparición física.
A través de regulaciones surgidas en esos períodos de gobiernos de facto, se
limitó el desarrollo de las cajas de crédito cooperativas, se concentraron las finanzas y el
Estado respondió a intereses corporativos tanto internos como internacionales. Se
promovió un cambio de modelo económico basado en la apertura y liberalización de la
actividad económica que dio origen al modelo rentístico financiero con la última dictadura
militar.
El retorno a la democracia en 1983 permitió paulatinamente la democratización
de la banca. Sin embargo, tuvo un abrupto retroceso en la década de 1990, donde las
políticas neoliberales instrumentadas por el BCRA destruyeron la banca cooperativa
dando lugar a fusiones o liquidaciones de entidades. A partir de la presente centuria se
retoma el surgimiento del crédito cooperativo, por lo menos desde la legislación.
La legislación generada en esos años da lugar a un ordenamiento cronológico
por etapas, a saber:
1ª Etapa: 1913 – 1957
Desarrollo Lento
2ª Etapa: 1957 – 1966
Auge del crédito cooperativo
3ª Etapa: 1966 – 1972
Declinación
4ª Etapa: 1972 – 1977
Nuevo Auge
5ª Etapa: 1977 - 2003
Restricción: Ley de Entidades Financieras
6ª Etapa: 2003 a la actualidad
Resurgimiento: Leyes 25.782 y 26.173
2.1 Etapa de desarrollo lento
Se inicia con la creación formal de la primera caja de crédito rural en Ingeniero
Sajaroff, provincia de Entre Ríos, en 1913. Se denominó Cooperativa de Crédito La Capilla.
Luego en 1918, en la ciudad de Buenos Aires, se crea una entidad denominada Primera
Caja Mercantil Cooperativa Ltda., en el barrio porteño de Villa Crespo. Esta primera etapa
culmina con la reforma bancaria de 1957.
Siguiendo el criterio expresado por el dirigente cooperativista del IMFC Aarón
Gleizer, estas primeras experiencias mezclaban características cooperativas y mutuales.
Además desarrollaban una fuerte actividad social ya que “financiaban la actividad de
bibliotecas, escuelas, clubes y otras instituciones comunitarias”4 .
También en ese período inicial, entre los años 1911 y 1915, propiciada por la
Liga Social Argentina se fundaron Cajas Rurales de Crédito en las “provincias de Buenos
Aires (Chacabuco, Cochitas, San José de Quilancita), Santa Fé (Arteaga, Colonia Ana, El
Trébol y Roldán) y Córdoba (Cabrera, Playosa y Sampacho), que nunca alcanzaron a tener
un gran desarrollo. Sólo podían asociarse los campesinos ricos de las zonas agrarias, no
pudiendo participar sectores urbanos”5. Luego desaparecieron con la crisis económica de
1930.
De esa época se rescata la realización de los tres primeros congresos de la
cooperación en nuestro país: a) El Congreso Argentino de la Cooperación realizado por
iniciativa del Museo Social Argentino, en octubre de 1919, cuyo objetivo era estudiar,
fomentar y coordinar el desarrollo del movimiento cooperativo argentino; b) el Segundo
Congreso Argentino de la Cooperación realizado en Paraná, Entre Ríos, en noviembre de
1921, en el cual se reitera la necesidad de que se sancione una ley general de
cooperativas, una sobre cooperativas agrarias, de fomento al crédito y seguro agrario e
industrial; y c) el Tercer Congreso Argentino de la Cooperación realizado en la Capital
Federal en noviembre de 1936, que se pronunció sobre la educación cooperativa y la
creación de cooperativas escolares.
Para el crédito cooperativo constituye un ciclo de desarrollo relativamente
lento, donde coexisten cajas rurales en los pueblos de campaña y cajas de ahorro y
préstamos en las zonas urbanas, especialmente en las ciudades de mayor densidad
poblacional.
“En la década de 1940 las cajas de crédito comenzaron a reflejar el desarrollo
industrial, algunas desarrollaron la operatoria de Cuenta a la Vista con Órdenes de Pago
como forma de girar sobre sus saldos”6. En esa época surgen las Cajas Regionales de
Préstamos y Ahorro, con el objeto de atender al pequeño productor rural. Estaban
relacionadas al Banco de la Nación Argentina donde debían depositar todos sus fondos,
con lo cual carecían de independencia y no podían evitar la salida de depósitos de su zona
de actuación.
La mayor limitación de ese período va estar generada por los reiterados intentos
del BCRA de impedir el desarrollo de las cajas, desde su creación en 1935 hasta su
4
Gleizer, Aarón. La experiencia del movimiento cooperativo de crédito en la República Argentina como
instrumento de transformación económico y social, en Revista del Instituto de Cooperación. P. 431.
5
Plotinsky, Daniel. El cooperativismo de crédito en la Argentina. Breve Historia. P. 6.
6
Gleizer, Aron. Ob. Cit. P. 431.
nacionalización en 1946. Con el peronismo en el poder se va a dinamizar el desarrollo del
cooperativismo en todas sus áreas.
Una década después, la Revolución Libertadora que había derrocado el gobierno
del General Juan Perón, dicta el Decreto Nº 7.103 por el cual la Argentina adhiere al FMI y
al BIRF. Dichas instituciones financieras internacionales, surgidas de los acuerdos de
Bretón Woods al final de la Segunda Guerra Mundial, obligan a una reforma bancaria.
Además, la dictadura deroga la nacionalización de los depósitos instrumentada en 1946 y
disminuye la asistencia financiera a través de los bancos estatales favoreciendo a la banca
privada de origen extranjera. La situación afecta directamente el financiamiento de las
Pymes.
Surge así la reforma bancaria instrumentada a través del Decreto-Ley 13.127/57,
cuyo objetivo fue orientar el crédito de la estructura financiera nacional a la empresa
concentrada de gran proyección económica, desatendiendo a las Pymes, a los
cuentapropistas y a los artesanos entre otros actores económicos. Los sindicatos adoptan
medidas de fuerza en oposición a dicha ley de bancos y la respuesta del gobierno de facto
fue una cesantía generalizada de empleados bancarios.
La reforma bancaria tuvo dos connotaciones directas sobre el crédito
cooperativo: primero el empresariado pequeño y mediano respondió con la formación de
cooperativas de crédito para atender su demanda de financiamiento y; segundo, cómo
dichas entidades debían disponer de recursos humanos técnicamente aptos, una mayoría
de los cesanteados del sistema bancario fueron a cubrir los puestos gerenciales de las
cajas de ahorro y crédito.
2.2 Auge del crédito cooperativo
Con el gobierno constitucional de Frondizi se inicia la segunda etapa de
desarrollo del crédito cooperativo. Se trata de un crecimiento geométrico ya que se crean
más de 800 nuevas entidades en el país. Éstas se federan mayoritariamente en el Instituto
Movilizador de Fondos Cooperativos creado como un desprendimiento de la Federación
Argentina de Cooperativas de Crédito. El período de mayor auge es de 1958 a 1961
durante el gobierno desarrollista de Arturo Frondizi.
En 1962, el BCRA estableció disposiciones regulatorias y constrictivas que fueron
rechazadas por el movimiento cooperativo logrando impedir su vigencia. A ello ayudó
sustancialmente la existencia del IMFC como órgano compensador, que tenía consejos
regionales en Capital Federal, Santa Fe, Tucumán, Córdoba y Entre Ríos. De hecho el
cooperativismo había sido incluido en la reforma de la Constitución de la provincia de
Santa Fé en 1961, que promovía el desarrollo del crédito solidario a nivel regional, por lo
que las medidas del Banco Central eran un claro retroceso en esta materia.
Hasta el mes de Julio de 1966, en que las cooperativas de crédito pasan a ser
controladas por el BCRA por disposiciones del Gobierno de facto, habían alcanzado un
crecimiento fenomenal. Totalizaban 974 cajas de ahorro y crédito, que representaban el
10% del caudal circulatorio bancario y captaban el 13% de los depósitos totales del
sistema bancario argentino.
Según el investigador Daniel Plotinsky “las cooperativas de crédito operaban en
más de 300 localidades de 17 provincias”7. Esta situación ubicaba a las cajas de crédito
cooperativas en el tercer lugar del sistema financiero, después Banco de la Nación
Argentina y del Banco Provincia de Buenos Aires y afianzaba el principio de territorialidad
y banca de proximidad que caracteriza al sistema de crédito cooperativo.
Fue motivo suficiente para que la banca privada, tanto de origen nacional como
extranjero, reaccionara realizando todo tipo de artilugios legales e ilegales para impedir
que el crédito cooperativo continuara expandiéndose. Las cajas al no estar controladas
por el BCRA representaban un sistema financiero paralelo, constituyendo una fuente
dinámica generadora de dinero escritural por medio del multiplicador bancario. La banca
privada pretendía que el BCRA adoptara medidas restrictivas que frenaran su
competencia. Destinaron cuantiosos recursos y formaron una opinión pública
distorsionada a través de los medios de comunicación. Adujeron ausencia de control y
carencia de garantías de depósitos.
Las cooperativas de crédito dominaban un porcentaje del mercado demasiado
apetecible para la banca privada. No desconocían que ese dominio se debía a las
condiciones especiales del sistema cooperativo basado en el autoahorro, tasas de interés
y condiciones accesibles. Personas que en el sistema financiero tradicional no eran sujetos
de crédito, sí lo eran ante las cajas de su zona de residencia. Prevalecía la confianza y el
carácter de asociados. Las cajas de ahorro y crédito cubrían el territorio con una
capilaridad extraordinaria, llegando a lugares donde a la banca tradicional no le interesaba
establecer sucursales por falta de rentabilidad.
Basados en estas fortalezas del propio sistema, las entidades no se oponían al
control del Gobierno ni de la autoridad monetaria y así lo expresaron en 1964 en el
multitudinario acto celebrado en Buenos Aires por el Día Internacional de la Cooperación,
considerando oportuno el control oficial que no alterara la naturaleza de los principios
cooperativos.
Sin embargo, la arremetida del sector bancario privado consiguió que por medio
de la Ley 16.898 se estableciera un régimen aplicable a los intermediarios no bancarios
que impuso limitaciones operativas para las cajas. Éste fue completado en noviembre de
1965 por el BCRA a través de la circular I.F.1 Anexo “Régimen aplicable a los
intermediarios no bancarios del Crédito”, que constituía una legislación restrictiva porque
eliminaba las Cuentas a la Vista en el campo operativo de las Cajas, “convirtiendo a la
Orden de Pago en una de Cambio no a la orden, que no podía transmitirse por tradición ni
7
Plotinsky, Daniel. El Banco Central de la República Argentina y el cooperativismo de crédito. Una relación
conflictiva (1958-1969). P. 3.
endoso”8. Ello llevó a que se movilizara el sector y el Poder Ejecutivo Nacional ordenó al
BCRA suspender la medida.
A instancia del IMFC y de la FACC se elaboró un proyecto de ley de cajas de
crédito cooperativas, que modificaba en su parte pertinente a la Ley de Cooperativas N°
11.388. La misma quedó sin sancionar por el derrocamiento del Gobierno Constitucional
del Dr. Arturo H. Illia el 28 de junio de 1966.
2.3 Etapa de declinación
Con el derrocamiento del Gobierno democrático en 1966, se inicia una tercera
etapa marcada por una legislación altamente restrictiva. “El Estado emitió las normas
básicas y complementarias para las cooperativas de crédito, las cuales, en función del
artículo 1 del título IV de la reglamentación del artículo 6 de la Ley de Bancos quedaron
comprendidas dentro de la jurisdicción del Banco Central, el cual a su vez quedó facultado
para realizar inspecciones y controles y aplicar a los responsables penas por las
infracciones al citado régimen”9.
Como consecuencia directa se detuvo el crecimiento de los depósitos,
generándose un movimiento involutivo, según lo demuestran los datos estadísticos
mensuales del sistema. Entre enero y junio de 1966, las cajas de crédito cooperativo
captaron el 61,2% de los depósitos, contra el 13,5 % que consiguieron los bancos. Dicha
situación se revierte drásticamente a partir de julio de 1966 y hasta 1970, en que las cajas
sólo captaban 2,5% de los depósitos. En ese período de cuatro años y medio,
desaparecieron 520 cajas de ahorro y crédito. Sin embargo, la sanción de la Ley 18.061 de
Entidades Financieras, en 1969, reconoció la operatoria de las cajas de crédito
permitiéndoles en el artículo 22 recibir depósitos a la vista.
La dictadura de la Revolución Argentina, encabezada por el Gral. Juan Carlos
Onganía, constituye una etapa aciaga para el cooperativismo de crédito. Se caracteriza por
la prontitud con que el Estado actúa en contra del sector cooperativo. Inicia una campaña
de desprestigio del movimiento cooperativo de crédito y de sus dirigentes, muchos de los
cuales fueron detenidos y encarcelados.
El gobierno nacional emitió normas básicas y complementarias para
cooperativas de crédito que establecieron disposiciones discriminatorias: a) prohibición
del uso y empleo de términos y modalidades bancarias; b) para las cuentas a la vista se
estableció la no endosabilidad del instrumento de pago que eran las Letras de Cambio y se
le cambiaron las dimensiones mínimas (22 cm. x 13 cm.) lo que dificultaba su uso. Es decir,
que a través de la reducción de su operatoria se pretendía destruirlas, lo cual se consiguió
ya que de 974 entidades en 1966 se redujeron a 450 para 1973.
No obstante el sector cooperativo siguió movilizado reclamando por lo que
consideraban un justo derecho, hasta que en 1972 la justicia hizo lugar a dichos reclamos.
8
9
Plotinsky, Daniel. Ob. Cit. P. 16.
Vera Maturana, J. A. Ob. Cit. P.275.
El gobierno de facto del Gral. Alejandro Lanusse se vio obligado a dictar medidas que
flexibilizaran la legislación de la época del onganiato y para diciembre de 1972, cuando la
salida democrática era irreversible, dictó dos decretos-leyes: a) Decreto-Ley Nº 20.040
que creaba el Fondo de Garantía de Depósitos otorgando la garantía del Estado a los
depósitos constituidos en las cajas cooperativas; y b) Decreto-Ley Nº 20.041 que
establecía una modificación parcial del artículo 24 apartado ‘b’ de la Ley Nº 18.061. La
norma reconoció el funcionamiento de cuentas a la vista que participaban de la naturaleza
de la cuenta corriente bancaria y la existencia de órganos de compensación de valores
cooperativos.
Dichas modificaciones dieron respuestas a necesidades funcionales de las cajas
de ahorro y crédito. Se consiguió gracias a la lucha del sector, a pesar de que se
mantuvieron vigentes normas restrictivas que impedían la creación de nuevas
cooperativas.
2.4 Nuevo auge en la década de 1970
A partir de la reforma legislativa de finales de la dictadura y con la llegada del
peronismo al poder por tercera vez, se inicia la cuarta etapa que conlleva un nuevo auge
entre 1973 y 1975. La expansión del crédito cooperativo en esa época estuvo asociada al
modelo económico desarrollado en los gobiernos de Cámpora, Perón e Isabel Martínez y
termina abruptamente en 1977 con la sanción de la Ley de Entidades Financieras Nº
21.526 promovida por Martínez de Hoz.
Ese ciclo está caracterizado por un aumento en la captación de depósitos a la
vista y la creación de algunas nuevas cooperativas. El 2 de mayo de 1973, en las
postrimerías de la dictadura, se sanciona la Ley 20.337 de Cooperativas que es el marco
normativo vigente. Con el Gobierno constitucional de Cámpora, se autorizan a funcionar
nuevamente las cámaras compensadoras de Letras de Cambio. El IMFC amplía los
servicios técnicos a sus asociados.
Se sancionan modificaciones a Ley de Entidades Financieras10, estableciéndose
por segunda vez en el país la nacionalización de los depósitos con garantía del Estado
Nacional. Sin embargo, todo el potencial que existía para las cajas de crédito se vio
truncado por la crisis capitalista de 1973 y la brevedad del período constitucional que fue
radicalmente alterado el 24 de marzo de 1976 por las Fuerzas Armadas.
2.5 Destrucción del sistema de cajas de ahorro y crédito
La quinta etapa se inicia con la dictadura militar autoproclamada ‘Proceso de
Reorganización Nacional’ y cuenta con la complicidad de las asociaciones de bancos
existentes en el país. Se propicia la concentración bancaria, beneficiando a los grandes
bancos de la Capital Federal, en detrimento de los bancos del interior del país y de la
banca solidaria.
10
Ley 18.061 texto ordenado de 1974.
Con la sanción de la Ley 21.526 de Entidades Financieras, se les prohíbe a las
cajas de ahorro y crédito tomar depósitos a la vista. En la práctica significó impedirles
captar fondos de terceros para operar, de manera que sin prohibirlas en su existencia
institucional pero sí desde la faz operativa, debieron fusionarse en bancos cooperativos o
liquidarse. Con lo cual las cajas de ahorro y crédito desaparecieron.
Debido a la masiva movilización del movimiento cooperativo de crédito en
contra de las medidas establecidas por la Ley 21.526, la dictadura permitió que se
fusionaran cajas de ahorro y crédito formando bancos cooperativos. Éstos llegaron a
totalizar 79 en el país, se concentraron en la Capital Federal y las grandes ciudades
disminuyendo la asistencia a los pequeños productores regionales. Se destaca el
nacimiento del Banco Credicoop en marzo de 1979, como consecuencia de la fusión de 44
cajas de ahorro y crédito de la ciudad de Buenos Aires. El BCRA obligó a estos bancos a
cumplir con normas de capitales mínimos muy exigentes, por lo cual no todas las cajas se
pudieron convertir en bancos.
En los años noventa con la profundización del modelo de acumulación
rentístico-financiero basado en la lógica neoliberal, los bancos cooperativos fueron
obligados por el BCRA y una legislación11 dictada al efecto, a liquidarse o a transformarse
en sociedades anónimas. En Mendoza, por ejemplo, desaparecieron entidades
emblemáticas como el Banco Acción Cooperativo Ltda. y el Banco Unión Comercial e
Industrial Coop. Ltda. BUCI. Tales medidas provocaron una fuerte concentración12 de
entidades bancarias, contrayéndose en todo el período de 180 bancos a 65. Muchos
pequeños ahorristas vieron desaparecer sus depósitos.
La crisis de 2001 – 2002, con las consecuencias más traumáticas de la historia
del país en materia de pobreza y de exclusión social, generó una serie de iniciativas en
relación al asociativismo que puso en valor a las cooperativas de toda índole,
destacándose las cooperativas de trabajo que dieron origen al proceso de empresas
recuperadas. Siguiendo esa orientación en octubre de 2003, el Congreso de la Nación dio
sanción a un proyecto de ley del Diputado Héctor Polino, que modificaba el artículo 26 de
la Ley de Entidades Financieras, permitiendo la reaparición de las cajas de crédito
cooperativo. Con la sanción de la Ley 25.782 se cerró el ciclo iniciado en 1977 que había
marginado del sistema financiero a las cajas de ahorro y crédito.
11
A fin de amortiguar los efectos de la Crisis del Tequila se sancionó la Ley N° 24.485 Sistema de Seguro de
Garantía de los Depósitos Bancarios y el Decreto Reglamentario N° 540/95 que creó el Fondo de garantía de
los Depósitos y dispuso la constitución de la sociedad Seguro de Depósitos Sociedad Anónima -SEDESA.
12
En la Argentina existen 82 entidades financieras que se distribuyen de la siguiente manera: 66 bancos; 14
compañías financieras; y 2 cajas de crédito conformadas bajo el anterior esquema.
SEGUNDA PARTE
1. Resurgimiento del crédito cooperativo en el Siglo XXI
En octubre de 2003 se inicia a nuestro criterio la sexta etapa relacionada al
desarrollo del crédito cooperativo en la Argentina, signada por dos momentos: 1) entre
2003-2006 se fracasa en el intento de restablecer el crédito solidario a partir del
asociativismo y; 2) un segundo momento de reelaboración normativa, de flexibilización de
criterios técnicos y políticos, con un acercamiento al rol solidario que subyace a la
estructura cooperativa. Constituye una etapa abierta que está en marcha, aún sin poder
evaluarse sus resultados cuantitativos en relación a entidades creadas porque el BCRA no
ha autorizado ninguna CCC hasta la actualidad.
El primer momento, es una etapa signada por fuertes contrastes entre el PEN vía
Ministerio de Economía y el BCRA que antagonizaron respecto de quien debía reglamentar
la Ley 25.782, terminando con la supremacía del organismo rector de la política
monetaria. En los debates que se instalaron entre el Palacio de Hacienda y el banco, nunca
prevaleció el criterio cooperativo ni la esencia solidaria que conlleva esta herramienta. La
reglamentación del BCRA establecida a través de las Comunicaciones “A” 4183 y “A” 4421
del año 2006, fue excesivamente restrictiva y no facilitaba la bancarización.
Según dichas Comunicaciones, las CCC sólo podrían:
a) actuar con casa única lo cual las invalidaba de tener sucursales;
b) tomar depósitos hasta un monto de veinte mil pesos, lo cual ponía un techo
muy bajo para que las nuevas entidades pudieran apoyar realmente al
crédito productivo;
c) operar sólo con asociados, hecho que preservaba la mutualidad, pero excluía
la posibilidad de captar mayores depósitos y atender a un porcentaje de
terceros no asociados en calidad de clientes;
d) no podían utilizar las cámaras compensadoras del sistema con lo cual se las
aislaba del sistema financiero formal.
Estos apartados luego van a ser modificados por la Ley 26.173, flexibilizándolos.
Con la sanción de la nueva ley, en noviembre de 2006, pasamos al segundo momento de
desarrollo del crédito cooperativo, que en un juicio a priori entendemos como positivo y
plausible de alcanzar objetivos a mediano y largo plazo.
Esta segunda etapa encabezada por el BCRA, con el acompañamiento formal del
INAES, se basa en el modelo italiano de bancos de crédito cooperativo.
2. La nueva legislación sobre Cajas de Crédito Cooperativas
De la Ley Nº 26.173 se desprenden los pilares de la reforma:
 Principios cooperativos y de economía social;
 Territorialidad;
 Regionalización;
 Economías de escala;
 Inclusión del Sistema Nacional de Pagos;
 Gobernabilidad;
 Estructura federativa en red (regional y nacional)
La Ley 26.173 en su artículo 1º, establece las funciones que podrán cumplir las CCC,
a saber:
a) ‘Tomar depósitos a la vista en caja de ahorros y depósitos a plazo, sin límite de
monto’. Esta flexibilización termina con el máximo de 20.000 pesos impuesto
por la Ley Polino.
b) ‘Debitar letras de cambio giradas contra los depósitos a la vista’: Las letras
podrán cursarse en cámaras electrónicas de compensación. Implica una
modificación sustantiva que asegura a las CCC efectiva operatividad y las
integra al sistema financiero nacional. Los bancos podrán recibir letras de
cambio y las CCC recibir cheques y compensarlos mutuamente.
c) ‘Conceder créditos y otras financiaciones, destinados a pequeñas y medianas
empresas urbanas y rurales, incluso unipersonales, profesionales, artesanos,
empleados, obreros, particulares, cooperativas y entidades de bien público’.
Aparece un criterio limitante al volumen de operación que se ha mantenido
históricamente para este tipo de entidades, que en su momento incluso lo
previeron las Leyes Nº 18.061 y 20.041. Dicha limitación junto al criterio de
actuación territorial configura al sistema de CCC como complementario del
sistema bancario y lo dota de la característica de solidaridad al atender a
sectores generalmente no bancarizados.
d) ‘Podrán otorgar avales, fianzas y otras garantías; cumplir mandatos y
comisiones’, pero no pueden realizar operaciones de comercio exterior.
Comparación de los principales aspectos del nuevo sistema respecto del anterior
ANTERIOR REGLAMENTACIÓN
NUEVA REGLAMENTACIÓN
Ley 25.782
Ley 26.173
Oficina única, que atiende sólo con personas
radicadas en la jurisdicción electoral.
Pueden contar con hasta 5 sucursales en
su zona de actuación, definida por
adyacencia geográfica y potencial de
negocios.
Operan sólo con asociados, que deben realizar un
aporte mínimo de $200.
Operan con asociados y no asociados, sin
obligación de aporte mínimo.
Máximo de los depósitos a plazo fijo: $20.000.
No hay límites de monto para la
captación de depósitos a plazo, aunque sí
a la concentración por titular.
Para compensar las letras de cambio, debía
crearse una cámara de compensación específica.
La letra de cambio es compensable en las
mismas condiciones que el cheque y
tiene
similares
atributos
como
instrumento de pago y de crédito.
Límite a las tasas de interés fijado por el art. 115
de la Ley de Cooperativas (no más de 1 punto
porcentual por encima del promedio de la tasa de
los bancos).
No tienen límites para fijar las tasas de
interés activas, las cuales serán
libremente convenidas entre las partes.
Fuente: BCRA.
La Ley 26.173, en su artículo 2º estableciendo como requisitos a las CCC que las
operaciones activas las realicen preferentemente con asociados y en la zona de actuación.
El 75% de los créditos deben ser otorgados a asociados, pudiendo operar hasta un 25%
con no asociados; estos límites son menores en Italia donde los BCC deben operar con un
mínimo de 50% de asociados.
Respecto de la zona de actuación, el 85% del volumen de operación debe realizarse
dentro de la zona donde actúa la CCC y sólo un 15% puede ser prestado fuera de ésta. Así
aparece el principio de territorialidad que es un hecho positivo para dinamizar las
economías locales. En este apartado la norma italiana también es más flexible, pero en la
práctica sólo presta en su zona de actuación. Ha sido la práctica del contacto directo, cara
a cara, la que fideliza el accionar del BCC al territorio local. Se pretende conseguir ese
objetivo en Argentina. En este principio de territorialidad es donde se hace más explícita la
estrategia de las CCC como herramientas de desarrollo local, ya que ponen en valor las
finanzas y las relaciones financieras solidarias del territorio.
La norma no ha dispuesto límites de zona para la captación de fondos, lo que
significa la posibilidad de tomar depósitos extrazona. Esto facilita a las CCC la participación
y/o integración con entidades cooperativas de crédito de distintos países, además de
actores del resto del país. Dicha medida ofrece una excelente oportunidad para consolidar
el sistema con el apoyo a entidades de larga e ininterrumpida trayectoria. La
reglamentación del BCRA prevé que las CCC deban tomar los depósitos como mínimo de
51% de asociados, lo que significa que pueden captar depósitos hasta en un 49% de no
asociados y eso facilita la operatividad. Los BCC italianos mantienen un límite más bajo,
sólo el 30% debe ser de asociados pudiendo captar fondos hasta en un 70% de no
asociados.
La normativa argentina ha seguido un criterio en el que prevalece la mutualidad
por sobre el cliente en la entidad, diferenciándose en ese aspecto de los criterios de la
normativa italiana. Al respecto, la normativa también ha establecido criterios
porcentuales de participación a diferentes tipos de asociados, exigiendo que la sumatoria
de personas físicas no sea inferior al 20% del capital social de la entidad.
El artículo 2º también establece que las CCC tienen la obligación de federarse en
un plazo de cinco años, previendo la necesidad de entidades de segundo grado que
atiendan ciertos servicios como asistencia financiera, colocación de excedentes
transitorios de liquidez y brinden soporte operativo que son muy onerosos para que los
asuman las CCC de forma individual. En este aspecto la normativa argentina ha tomado
literalmente el modelo italiano basado en una estructura piramidal, que se ha explicitado
en el capítulo 4º.
En la práctica existe una limitación operativa intertemporal, ya que el surgimiento
de las CCC exige el nacimiento simultáneo de la federación, dado que la integración
vertical es la que tiene que asegurar la provisión del sistema informático, entre otros
servicios, por el elevado costo operativo. Pero el BCRA aún no ha procedido a reglamentar
la futura federación y el banco de segundo piso. Es otro de los temas pendientes.
El artículo 4º de la norma ha modificado el inc. C) del Art. 9 de la Ley 21.526, para
establecer a la cooperativa como única forma jurídica que puede adoptar estas entidades.
Para el sector constituye un reconocimiento largamente esperado, si bien no se consiguió
que se dotara a estas entidades del cheque cooperativo para estar en un plano de
igualdad con las instituciones bancarias. El hecho de establecer como única forma jurídica
de organización a la cooperativa, reconoce la importancia que tienen para movilizar
recursos, generar inversiones y favorecer la creación de empleos.
Tácitamente la ley reconoce que las cooperativas promueven la participación de
toda la población en el desarrollo económico y social. En este aspecto el Estado Argentino
cumple con el punto 4º de la Recomendación de la OIT sobre la Promoción de las
Cooperativas que establece: “Deberán adoptarse medidas para promover el potencial de
las cooperativas en todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo, con el
fin de ayudarlas: inc. C) desarrollar su potencial económico, incluidas sus capacidades
empresariales y de gestión; inc. E) aumentar el ahorro y la inversión; inc. G) contribuir al
desarrollo humano durable”13.
Finalmente, la norma ha modificado, en su artículo 3º, el viejo instituto de la Letra
de Cambio14 agregando el artículo 100 bis, reglamentario de los requisitos y condiciones
que deberán observar las CCC para girar letras de cambio.
3. La reglamentación del BCRA
13
14
ACI (2002). Recomendación de la OIT sobre la Promoción de las Cooperativas. P. 5.
Decreto-Ley 5.965 del 19/07/1963.
El BCRA publicó la Comunicación “A” 4712 (24/09/2007) de reglamentación de la
Ley 26.173, derogando la reglamentación dictada en oportunidad de la Ley 25.782.
Dispuso que las CCC podrán abrir hasta 5 sucursales en la zona de actuación e instalar
dependencias adicionales y oficinas de atención transitoria en los términos de la
Comunicación “A” 4578. En febrero de 2008 completó esta reglamentación con la
Comunicación “A” 4771 estableciendo criterios de capitales mínimos, la adecuación de la
exigencia básica a la zona de actuación y sobre la apertura de sucursales. La misma fue
modificada el 30 de diciembre de 2010 por la Com. A 5168 que está vigente.
La Com. “A” 4712 constituye el corpus central15 para el establecimiento,
autorización y funcionamiento de las CCC. Versa sobre: mecanismos para la autorización
por parte del BCRA; capitales mínimos y distribución del capital social; operaciones
pasivas; operaciones activas; garantías; efectivo mínimo; fraccionamiento del crédito;
clasificación de prestatarios; previsiones por riesgo de incobrabilidad; inmovilización de
activos y garantías de depósitos.
Para establecer la zona de actuación ha dividido al país en cuatro zonas por medio
de un criterio de adyacencia geográfica, en el que se ha tenido en cuenta el grado de
bancarización, cobertura y competencia; el desarrollo Económico, potencial del negocio y
sectores económicos.
Zonas:
I
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
II
Mar del Plata, Neuquén, Río IV, Gran Bs. As., Córdoba, Gran Mendoza,
Rosario, Chubut y Tierra del Fuego.
III
Ciudades de Corrientes, Salta, Santiago, Posadas, Resistencia,
San Juan y Tucumán; provincias de Catamarca, E. Ríos, La
Pampa, La Rioja, San Luis, Santa Cruz, Resto de provincias (Buenos Aires,
Córdoba, Mendoza, Neuquén, Santa Fe).
IV
Resto del País16.
En estas zonas de actuación, como se ha mencionado, la CCC podrá establecer
hasta cinco sucursales, además de la casa central. Se ha flexibilizado esta limitación con la
posibilidad de proceder a la apertura de ‘dependencias’ en un número ilimitado, lo que
constituye un avance muy importante para mejorar la cobertura de servicios en el
territorio.
15
Las CCC están alcanzadas también por las regulaciones que disponen las Comunicaciones A 4523, A 4592,
A 4713, A 4730, A 4731, A 4771, A 5168 y A 5299. Ver Anexo IV al presente capítulo.
16
La Com. A 5168 establece la clasificación exhaustiva de las zonas de todo el país.
La reglamentación ha establecido limitaciones a la integración de capital según los
actores a asociarse:
Integración de capital según tipo de actor
Cooperativas cualquiera sea Personas Jurídicas cuyo
Restantes
personas
su clase, con 3 años de
Objeto
social
sean jurídicas con 3 años y
Categoría funcionamiento efectivo
microfinanzas y con 3 años de personas físicas
como mínimo.
funcionamiento efectivo
I
25%
3%
2%
II
30%
7%
3%
III
40%
8%
5%
IV
50%
10%
7%
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Com. A 4712 – BCRA.
Para estas categorías la normativa ha establecido un mínimo de capital a integrar:
Categoría
Aporte Inicial
I
$ 6.000.000
II
$ 4.000.000
III
$ 2.000.000
IV
$ 1.000.000
Para el caso de las categorías I y II si las CCC establecen sucursales deberán
incrementar un 10% su capital.
Estas medidas técnicas que deben observar las CCC buscan proteger al sistema
bancario nacional al cual se integran. Tienen el beneficio de que por el sistema de encajes
fraccionarios, a través del multiplicador monetario, pueden crear dinero bancario en su
zona de actividad.
4. El rol estratégico del BCRA: fortalezas y debilidades
Cabe reconocer que se produjo un cambio de actitud y aptitud en la directiva del
BCRA y en los cuadros técnicos o al menos en parte de ellos, lo que ha permitido llegar a
este presente de debate abierto y creativo en torno al cooperativismo de crédito. No
significa un viraje de ciento ochenta grados en la política de la autoridad monetaria, por el
contrario, los cambios son lentos, paulatinos y no pocas veces resistidos. Sin embargo,
frente a la actitud de los años 2003-2004, cuando la posición del BCRA era absolutamente
contraria a este tipo de entidades se ha logrado un avance importante. Aún se espera una
mayor flexibilización de la normativa del BCRA, pero se ha iniciado un camino favorable al
resurgimiento del crédito solidario acompañado por el propio Banco.
También se debe reconocer la acción sistemática de defensa del propio sector,
encabezado por dirigentes que han hecho historia en el cooperativismo de crédito
argentino.
Estos cambios posibilitan a la entidad rectora de la política monetaria abrir nuevos
debates que ponen en el centro de la discusión el rol del crédito solidario y las condiciones
que éste debe reunir. No escapa al análisis que el BCRA busque alcanzar algunos objetivos
como:
a) una mayor bancarización de la población, que es muy baja con respecto al resto
de los países de América Latina no habiendo posibilidad de comparación con los
países desarrollados; la bancarización buscada persigue otro objetivo de mayor
seguridad para la población ante los crecientes problemas de ‘salideras’ bancarias
y aumento de la delincuencia;
b) federalizar el crédito en la Argentina, anclando recursos al territorio y evitando
la concentración de depósitos y créditos en los grandes centros urbanos,
especialmente, Buenos Aires como sucede actualmente; y
c) controlar ciertos sectores informales que hoy no están bajo la égida de esta
entidad17.
El cambio al que aludimos se produjo a partir de ser el propio BCRA el impulsor del
proyecto de ley que culminó con la sanción de la Ley 26.173. Ha sido un camino largo,
signado por la necesidad de aprehender un mecanismo que la propia autoridad monetaria
desconocía. Por ello es conveniente que el BCRA cuente con recurso humano
especializado en cooperativismo y finanzas sociales.
Este cambio tras décadas de políticas monetaristas marca el inicio de lo que se
espera sea una política a largo plazo en nuestro país para socializar el crédito y llevarlo allí
donde cada actor social lo demande. Para superar de esa forma la fuerte concentración
bancaria a que nos remitió la década de los ‘90, luego de la Crisis del Tequila. Esto se
puede tomar como una fortaleza del nuevo proceso.
No sólo se trata de generar legislación nueva, flexible y moderna, ni de investigar y
crear nueva teoría que respalde científicamente los principios de la política económica,
integrando en la política monetaria la banca tradicional con la banca solidaria. Lo más
relevante es que a los requisitos anteriores hay que acompañarlos con la acción efectiva,
es decir, con la creación concreta de nuevas CCC en la vasta geografía de nuestro país y
esto aún no se ha concretado.
17
En ese mismo sentido se orienta la reciente reforma de la Carta Orgánica del BCRA. Ley 26.739.
La mayor debilidad, después de más de tres años de iniciados los trámites en el
BCRA a fin de obtener la debida autorización para funcionar, proviene de la
reglamentación que sigue siendo restrictiva. Hace falta flexibilizar las Comunicaciones “A”
4712 y “A” 4713 del BCRA, si realmente se quiere que el crédito solidario resurja en el país
e impacte positivamente en la dinámica económica regional. El Banco Central debe
corregir distorsiones que no respetan el federalismo y, además, debe garantizar la
igualdad de oportunidades dotando a las CCC del cheque cooperativo. Esta restricción
conlleva la necesidad de librar una batalla más con el sistema bancario tradicional.
Hace falta una reforma legislativa que flexibilice el sistema y consolide este tipo de
entidades, teniendo en cuenta:
Que la Ley de Cooperativas y los principios cooperativos propician la
conveniencia de trabajar en forma conjunta a las cooperativas y mutuales,
no se debería prohibir a las CCC que puedan operar con dichas entidades.
De lo contrario se estaría violando un principio de la propia actividad, que
es la integración cooperativa. Es contradictorio que entidades de la
economía social no puedan operar entre sí.
 Se debería ampliar la Ley 26.173 dando la posibilidad a las CCC de captar
depósitos en distintas monedas (y que BCRA reglamente) y no como en la
actualidad que sólo pueden captar depósitos en pesos.
Entre las actividades a incorporar como permitidas a las CCC y que el BCRA luego
reglamente, deberían permitirse las siguientes:

1. Descontar, comprar y vender letras, pagarés, prendas, cheques, letras de cambio,
giros y otros documentos negociables.
2. Emitir bonos, obligaciones negociables y certificados de participación en los
préstamos que otorguen u otros instrumentos negociables en el mercado local de
acuerdo a la reglamentación que el BCRA establezca.
3. Dar en locación financiera bienes de capital adquiridos con tal objeto (leasing).
Esta operatoria debería ser normal para las CCC.
4. Brindar servicios de alquiler de cajas de seguridad.
5. Recibir depósitos y otorgar préstamos en moneda extranjera y compra venta de
billetes con la previa autorización del BCRA, fijando límites que no comprometan la
solvencia de la CCC. El servicio de compraventa de moneda extranjera debería ser
un servicio permitido, sobre todo para localidades pequeñas en donde no existen
otras alternativas institucionales.
Una limitante considerable en esta nueva etapa, es el recurso humano para
gestionar y administrar las CCC. Resultó muy oportuna la iniciativa del BCRA y el INAES
junto a la Università Di Bologna, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional
de Córdoba, de instrumentar el Curso de Alta Formación para Directivos y Ejecutivos de
Cajas de Crédito Cooperativas18. Las autoridades del BCRA y del INAES manifestaron su
beneplácito por la cantidad de participantes y el nivel de formación universitaria de casi la
18
En el Capítulo 4 se ha incorporado un informe sobre este Curso de Alta Formación.
totalidad de éstos, lo que permite augurar la formación de recursos altamente calificados.
Dicho curso se realizó simultáneamente en dos sedes –Córdoba y Buenos Aires- entre el
segundo semestre de 2008 y todo el año 2009 y finalizó con una estancia en Italia con
trabajo de campo en los BCC, las federaciones regionales y Federcasse.
Se espera que vuelva a realizarse y se planteen adecuaciones al mismo, ya que la
experiencia demostró la necesidad de incorporarle mayor carga horaria en cuanto a la
temática operativa de las CCC una vez puesta en funcionamiento. El problema actual
respecto a esta formación de recursos humanos es que se discontinuó el dictado del
mencionado curso. Hace falta instrumentarlo en diferentes regiones del país, donde
realmente se pretende que surjan las CCC y donde se están formando las Juntas
Promotoras como es el caso de Mendoza, Paraná, Tandil, Misiones, Jujuy, Carcaraña,
Devoto (Córdoba), Villa Elisa (Entre Ríos) Rosario y General Pico, entre otras.
5. Cooperación entre Argentina e Italia para el desarrollo de CCC.
Un paso fundamental en el proceso de cooperación internacional entre Italia y la
Argentina ha constituido la firma del “Acuerdo Marco entre los Comités Promotores de
Cajas de Crédito Cooperativas Argentinas y el Centro Internacional de Asistencia al Crédito
Cooperativo” celebrado en el marco de reunión de la Comisión Mixta Italia-Argentina que
se realizó en el Palacio San Martín de la Cancillería Argentina, los días 31 de marzo y 01 de
abril de 2011, con la presencia de los Ministros de Relaciones Exteriores de Italia Franco
Frattini y de Argentina Héctor Timerman.
Dicho convenio, que alcanzó amplia difusión en la prensa nacional, establece en
sus considerando que “la presencia del crédito cooperativo es un factor importante para
el desarrollo económico y social duradero de un país, por los principios de democracia
económica, de valorización del bien común, de la cohesión social y del desarrollo
sustentable de las comunidades”.
El mismo tiene como objetivo “promover acciones que apoyen el resurgimiento del
movimiento de crédito cooperativo en la República Argentina, integrando y reforzando las
experiencias territoriales que vayan surgiendo” y, por otra parte, “generar y desarrollar
relaciones comerciales entre empresas argentinas clientes de las CCC y empresas italianas
clientes de los BCC”.
En ese marco las partes acordaron la colaboración mutua, comprometiéndose el
CIACC a acompañar a los Comités Promotores con asistencia técnica, formación de
recursos humanos locales, organización de viajes de intercambio de experiencias y
conocimientos. También en la formación de la federación de las futuras CCC y toda acción
que resulte necesaria encarar frente a los Gobiernos Nacionales, Bancos Centrales,
Organizaciones No Gubernamentales, Universidades, Confederaciones y Federaciones.
La trascendencia de este Acuerdo Marco está dada porque los Gobiernos de ambos
países refrendaron dichos convenios, ingresándolos a la agenda pública lo que hace
presuponer una acción favorable por parte del Gobierno argentino a la aprobación de las
nuevas CCC.
CONCLUSIONES
La rica experiencia histórica del cooperativismo de crédito en la Argentina
demuestra la conveniencia de la existencia de este instrumento de financiamiento para el
pequeño productor, agricultor, empresario pyme, profesionales y cuentapropistas que en
la actualidad no son sujetos de crédito. La legislación vigente desde 2006 pone el acento
en la protección de la propia entidad y sus asociados, por ello consideramos conveniente
que la autoridad monetaria regule el funcionamiento de las nuevas cajas de crédito
cooperativas y las integre plenamente al sistema financiero nacional. Sin embargo, se
deberán flexibilizar requisitos y ampliar funciones.
La Argentina productiva necesita de las cajas de crédito cooperativas para que
anclen el ahorro local al territorio y dinamicen así los procesos de desarrollo local, la
creación de riqueza y la generación de empleos genuinos.
La reforma de la carta Orgánica del BCRA nos da esperanzas de que avanzamos por
este camino.
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