EL COOPERATIVISMO DE CRÉDITO EN ARGENTINA: HISTORIA, EVOLUCIÓN Y APORTE AL DESARROLLO LOCAL Caja de crédito cooperativa Paraná limitada (ef) Caja de crédito cooperativa Mendoza limitada (ef) Caja de crédito cooperativa Mendosur limitada (ef) Caja de crédito cooperativa Cainguas limitada (ef) Caja de crédito cooperativa departamento San Ignacio ltda. (ef) Caja de crédito cooperativa Tandil limitada (ef) Caja de crédito cooperativa Independencia limitada (ef) Caja de crédito cooperativa Luz y Fuerza limitada (ef) Caja de crédito cooperativa Devoto limitada (ef) Federación Argentina de Cooperativas Electricidad y otros Servicios Públicos (FACE) PRIMERA PARTE Introducción Las Juntas Promotoras de Cajas de Crédito Cooperativas que hemos surgido en la amplia geografía del territorio nacional a partir del año 2008 con motivo de la plena vigencia de la Ley 26.173 y la reglamentación específica del Banco Central de la República Argentina, decidimos presentar el siguiente trabajo de investigación al Congreso Argentino de la Cooperación 2012, como un aporte a la difusión del crédito cooperativo y su impacto en el desarrollo local. Convencidos que el Año Internacional de las Cooperativas constituye un momento histórico para el definitivo resurgimiento de la banca solidaria y de proximidad, se entendió oportuno rescatar la rica historia que el crédito cooperativo ha tenido en Argentina, su rol central en los procesos productivos especialmente del interior del país y la conveniencia de abrevar en dicha experiencia para informarnos y evitar errores pasados. En el trabajo se pone especial acento a la evolución desde el siglo XIX hasta la etapa actual de resurgimiento de las cajas de crédito cooperativo (CCC), que entendemos es una etapa abierta ya que las CCC no han sido aún aprobadas por la autoridad monetaria. Precisamente, por esta realidad hablamos de CCC en formación, dado que las entidades mencionadas como autoras han solicitado autorización para funcionar al BCRA, en distintos momentos desde el año 2009 a la fecha. Por otra parte, para no interferir con dicho proceso de autorización el trabajo no hace foco en las nuevas entidades, sino en el proceso histórico y en la legislación vigente que permite el resurgimiento del crédito cooperativo. 1. Desarrollo histórico del cooperativismo de crédito en la Argentina La inmigración europea trajo a nuestro país la cultura de las asociaciones mutuales y cooperativas que propiciaban el crédito solidario. Esto se produjo a comienzos de la segunda mitad del Siglo XIX, cuando la Argentina consolidaba su organización nacional. Se debe reconocer la contemporaneidad del proceso argentino con el desarrollo del crédito cooperativo en Europa, donde los principales antecedentes se encuentran en Alemania e Italia. Tomando como modelo la banca popular, propulsada por Luigi Luzzatti en Italia, en Buenos Aires se crea “el Banco Popular Argentino que inició sus actividades en 1887 como cooperativa de crédito por iniciativa del Sr. Sixto Quesada que se propuso fomentar la cooperación y el ahorro populares, mediante la recepción de depósitos y la realización de distintas operaciones de crédito. En sus estatutos se consagraron algunos principios cooperativos como un solo voto por persona, la fijación de un máximo de acciones por asociado, reconoció a sus asociados una absoluta prioridad en los préstamos, descuentos y otras operaciones”1. Prestó funciones hasta 1927 en que fue liquidado y transformado en sociedad anónima, por la oposición de los asociados a adaptarse a la nueva ley de cooperativas Nº 11.388 sancionada en 1926. En 1904 en la provincia de Entre Ríos se crea un Fondo Comunal para labradores judíos con estructura cooperativa. Comienzan a aparecer en distintas partes del país organizaciones solidarias de crédito, principalmente se concentran en la pampa húmeda. Tenían una base societaria diversificada que incluía trabajadores, profesionales, operarios, pequeños industriales, vendedores ambulantes, comerciantes minoristas, cuentapropistas entre otros. Esta heterogeneidad de la base asociativa va a ser una característica distintiva del sistema, garantizando su crecimiento. A principios del siglo XX nace una cooperativa emblemática para la Argentina que es el Hogar Obrero2, con dos objetivos muy precisos: el auxilio financiero y la construcción de viviendas. El desarrollo de las cajas rurales en nuestro país sigue el esquema de las cooperativas de crédito organizadas por Raiffeisen, creándose hacia 1910 la Liga Social Argentina. En las regiones agrícolas alcanzaron gran éxito porque daban respuestas a las necesidades de financiamiento accesible y barato, especialmente en las épocas de cosecha. También en esos primeros años del siglo XX surgieron el Banco Cooperativo Agrario y el Banco Sindical con finalidades similares. A partir de la creación del BCRA, en 1935, se inició un proceso sistemático de limitación a la labor de los institutos de crédito cooperativo llegándose a liquidar muchos de ellos. El Dr. Juan A. Vera Maturana, especialista en banca cooperativa, sostiene que “desde la implementación del esquema de Niemeyer ha imperado una prolongada y coherente actitud negativa en cuanto a la acepción de los principios cooperativos dentro de la estructura financiera del país”3. De esa época se rescatan dos hechos sobre las cajas de crédito: a) la no limitación en cuanto al carácter profesional de los asociados, que constituyó un factor de desarrollo acelerado; b) los aspectos integrativos de las cajas siempre fueron insuficientes, de escasa profundidad, de baja participación de asociados. Según el Archivo Histórico del Cooperativismo de Crédito, éste “se desarrolló en nuestro país a partir de cuatro tipos de instituciones: 1. Bancos Populares (1887-1912) 2. Cajas Rurales (1911-1930) 3. Cajas Regionales de Préstamos y Ahorro (1941-1950) 4. Cajas de Crédito (1958-1977) 1 Drimer, B. y Kaplan De Drimer. Ob. Cit. P. 514. Ver anexo I al Capítulo 5. 3 Vera Maturana, J. A. Bancos, Dinero y Crédito. P. 267. 2 A dicho criterio de clasificación se debe agregar un quinto tipo de institución, representado por las CCC nacidas al amparo de la Ley 26.173. La norma establece en su artículo 4º la exigencia explícita de constituirse bajo la forma jurídica de cooperativas. 2. La legislación nacional como factor retardatario del crédito cooperativo El Estado Nacional se transformó a lo largo del siglo XX en el principal obstáculo para el desarrollo del crédito solidario en la Argentina. La alteración sistemática del orden constitucional desde 1930, fue un factor sustancial para la destrucción del movimiento cooperativo. Dictaduras como la de la Revolución Argentina en la década de 1960 y el Proceso de Reorganización Nacional iniciado en 1976, pusieron el acento en vincular al movimiento cooperativo con las ideologías de izquierda y en particular con el comunismo, motivo suficiente para combatirlo y perseguir a los dirigentes cooperativistas, sometiéndolos a cárcel, torturas y en casos extremos a la desaparición física. A través de regulaciones surgidas en esos períodos de gobiernos de facto, se limitó el desarrollo de las cajas de crédito cooperativas, se concentraron las finanzas y el Estado respondió a intereses corporativos tanto internos como internacionales. Se promovió un cambio de modelo económico basado en la apertura y liberalización de la actividad económica que dio origen al modelo rentístico financiero con la última dictadura militar. El retorno a la democracia en 1983 permitió paulatinamente la democratización de la banca. Sin embargo, tuvo un abrupto retroceso en la década de 1990, donde las políticas neoliberales instrumentadas por el BCRA destruyeron la banca cooperativa dando lugar a fusiones o liquidaciones de entidades. A partir de la presente centuria se retoma el surgimiento del crédito cooperativo, por lo menos desde la legislación. La legislación generada en esos años da lugar a un ordenamiento cronológico por etapas, a saber: 1ª Etapa: 1913 – 1957 Desarrollo Lento 2ª Etapa: 1957 – 1966 Auge del crédito cooperativo 3ª Etapa: 1966 – 1972 Declinación 4ª Etapa: 1972 – 1977 Nuevo Auge 5ª Etapa: 1977 - 2003 Restricción: Ley de Entidades Financieras 6ª Etapa: 2003 a la actualidad Resurgimiento: Leyes 25.782 y 26.173 2.1 Etapa de desarrollo lento Se inicia con la creación formal de la primera caja de crédito rural en Ingeniero Sajaroff, provincia de Entre Ríos, en 1913. Se denominó Cooperativa de Crédito La Capilla. Luego en 1918, en la ciudad de Buenos Aires, se crea una entidad denominada Primera Caja Mercantil Cooperativa Ltda., en el barrio porteño de Villa Crespo. Esta primera etapa culmina con la reforma bancaria de 1957. Siguiendo el criterio expresado por el dirigente cooperativista del IMFC Aarón Gleizer, estas primeras experiencias mezclaban características cooperativas y mutuales. Además desarrollaban una fuerte actividad social ya que “financiaban la actividad de bibliotecas, escuelas, clubes y otras instituciones comunitarias”4 . También en ese período inicial, entre los años 1911 y 1915, propiciada por la Liga Social Argentina se fundaron Cajas Rurales de Crédito en las “provincias de Buenos Aires (Chacabuco, Cochitas, San José de Quilancita), Santa Fé (Arteaga, Colonia Ana, El Trébol y Roldán) y Córdoba (Cabrera, Playosa y Sampacho), que nunca alcanzaron a tener un gran desarrollo. Sólo podían asociarse los campesinos ricos de las zonas agrarias, no pudiendo participar sectores urbanos”5. Luego desaparecieron con la crisis económica de 1930. De esa época se rescata la realización de los tres primeros congresos de la cooperación en nuestro país: a) El Congreso Argentino de la Cooperación realizado por iniciativa del Museo Social Argentino, en octubre de 1919, cuyo objetivo era estudiar, fomentar y coordinar el desarrollo del movimiento cooperativo argentino; b) el Segundo Congreso Argentino de la Cooperación realizado en Paraná, Entre Ríos, en noviembre de 1921, en el cual se reitera la necesidad de que se sancione una ley general de cooperativas, una sobre cooperativas agrarias, de fomento al crédito y seguro agrario e industrial; y c) el Tercer Congreso Argentino de la Cooperación realizado en la Capital Federal en noviembre de 1936, que se pronunció sobre la educación cooperativa y la creación de cooperativas escolares. Para el crédito cooperativo constituye un ciclo de desarrollo relativamente lento, donde coexisten cajas rurales en los pueblos de campaña y cajas de ahorro y préstamos en las zonas urbanas, especialmente en las ciudades de mayor densidad poblacional. “En la década de 1940 las cajas de crédito comenzaron a reflejar el desarrollo industrial, algunas desarrollaron la operatoria de Cuenta a la Vista con Órdenes de Pago como forma de girar sobre sus saldos”6. En esa época surgen las Cajas Regionales de Préstamos y Ahorro, con el objeto de atender al pequeño productor rural. Estaban relacionadas al Banco de la Nación Argentina donde debían depositar todos sus fondos, con lo cual carecían de independencia y no podían evitar la salida de depósitos de su zona de actuación. La mayor limitación de ese período va estar generada por los reiterados intentos del BCRA de impedir el desarrollo de las cajas, desde su creación en 1935 hasta su 4 Gleizer, Aarón. La experiencia del movimiento cooperativo de crédito en la República Argentina como instrumento de transformación económico y social, en Revista del Instituto de Cooperación. P. 431. 5 Plotinsky, Daniel. El cooperativismo de crédito en la Argentina. Breve Historia. P. 6. 6 Gleizer, Aron. Ob. Cit. P. 431. nacionalización en 1946. Con el peronismo en el poder se va a dinamizar el desarrollo del cooperativismo en todas sus áreas. Una década después, la Revolución Libertadora que había derrocado el gobierno del General Juan Perón, dicta el Decreto Nº 7.103 por el cual la Argentina adhiere al FMI y al BIRF. Dichas instituciones financieras internacionales, surgidas de los acuerdos de Bretón Woods al final de la Segunda Guerra Mundial, obligan a una reforma bancaria. Además, la dictadura deroga la nacionalización de los depósitos instrumentada en 1946 y disminuye la asistencia financiera a través de los bancos estatales favoreciendo a la banca privada de origen extranjera. La situación afecta directamente el financiamiento de las Pymes. Surge así la reforma bancaria instrumentada a través del Decreto-Ley 13.127/57, cuyo objetivo fue orientar el crédito de la estructura financiera nacional a la empresa concentrada de gran proyección económica, desatendiendo a las Pymes, a los cuentapropistas y a los artesanos entre otros actores económicos. Los sindicatos adoptan medidas de fuerza en oposición a dicha ley de bancos y la respuesta del gobierno de facto fue una cesantía generalizada de empleados bancarios. La reforma bancaria tuvo dos connotaciones directas sobre el crédito cooperativo: primero el empresariado pequeño y mediano respondió con la formación de cooperativas de crédito para atender su demanda de financiamiento y; segundo, cómo dichas entidades debían disponer de recursos humanos técnicamente aptos, una mayoría de los cesanteados del sistema bancario fueron a cubrir los puestos gerenciales de las cajas de ahorro y crédito. 2.2 Auge del crédito cooperativo Con el gobierno constitucional de Frondizi se inicia la segunda etapa de desarrollo del crédito cooperativo. Se trata de un crecimiento geométrico ya que se crean más de 800 nuevas entidades en el país. Éstas se federan mayoritariamente en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos creado como un desprendimiento de la Federación Argentina de Cooperativas de Crédito. El período de mayor auge es de 1958 a 1961 durante el gobierno desarrollista de Arturo Frondizi. En 1962, el BCRA estableció disposiciones regulatorias y constrictivas que fueron rechazadas por el movimiento cooperativo logrando impedir su vigencia. A ello ayudó sustancialmente la existencia del IMFC como órgano compensador, que tenía consejos regionales en Capital Federal, Santa Fe, Tucumán, Córdoba y Entre Ríos. De hecho el cooperativismo había sido incluido en la reforma de la Constitución de la provincia de Santa Fé en 1961, que promovía el desarrollo del crédito solidario a nivel regional, por lo que las medidas del Banco Central eran un claro retroceso en esta materia. Hasta el mes de Julio de 1966, en que las cooperativas de crédito pasan a ser controladas por el BCRA por disposiciones del Gobierno de facto, habían alcanzado un crecimiento fenomenal. Totalizaban 974 cajas de ahorro y crédito, que representaban el 10% del caudal circulatorio bancario y captaban el 13% de los depósitos totales del sistema bancario argentino. Según el investigador Daniel Plotinsky “las cooperativas de crédito operaban en más de 300 localidades de 17 provincias”7. Esta situación ubicaba a las cajas de crédito cooperativas en el tercer lugar del sistema financiero, después Banco de la Nación Argentina y del Banco Provincia de Buenos Aires y afianzaba el principio de territorialidad y banca de proximidad que caracteriza al sistema de crédito cooperativo. Fue motivo suficiente para que la banca privada, tanto de origen nacional como extranjero, reaccionara realizando todo tipo de artilugios legales e ilegales para impedir que el crédito cooperativo continuara expandiéndose. Las cajas al no estar controladas por el BCRA representaban un sistema financiero paralelo, constituyendo una fuente dinámica generadora de dinero escritural por medio del multiplicador bancario. La banca privada pretendía que el BCRA adoptara medidas restrictivas que frenaran su competencia. Destinaron cuantiosos recursos y formaron una opinión pública distorsionada a través de los medios de comunicación. Adujeron ausencia de control y carencia de garantías de depósitos. Las cooperativas de crédito dominaban un porcentaje del mercado demasiado apetecible para la banca privada. No desconocían que ese dominio se debía a las condiciones especiales del sistema cooperativo basado en el autoahorro, tasas de interés y condiciones accesibles. Personas que en el sistema financiero tradicional no eran sujetos de crédito, sí lo eran ante las cajas de su zona de residencia. Prevalecía la confianza y el carácter de asociados. Las cajas de ahorro y crédito cubrían el territorio con una capilaridad extraordinaria, llegando a lugares donde a la banca tradicional no le interesaba establecer sucursales por falta de rentabilidad. Basados en estas fortalezas del propio sistema, las entidades no se oponían al control del Gobierno ni de la autoridad monetaria y así lo expresaron en 1964 en el multitudinario acto celebrado en Buenos Aires por el Día Internacional de la Cooperación, considerando oportuno el control oficial que no alterara la naturaleza de los principios cooperativos. Sin embargo, la arremetida del sector bancario privado consiguió que por medio de la Ley 16.898 se estableciera un régimen aplicable a los intermediarios no bancarios que impuso limitaciones operativas para las cajas. Éste fue completado en noviembre de 1965 por el BCRA a través de la circular I.F.1 Anexo “Régimen aplicable a los intermediarios no bancarios del Crédito”, que constituía una legislación restrictiva porque eliminaba las Cuentas a la Vista en el campo operativo de las Cajas, “convirtiendo a la Orden de Pago en una de Cambio no a la orden, que no podía transmitirse por tradición ni 7 Plotinsky, Daniel. El Banco Central de la República Argentina y el cooperativismo de crédito. Una relación conflictiva (1958-1969). P. 3. endoso”8. Ello llevó a que se movilizara el sector y el Poder Ejecutivo Nacional ordenó al BCRA suspender la medida. A instancia del IMFC y de la FACC se elaboró un proyecto de ley de cajas de crédito cooperativas, que modificaba en su parte pertinente a la Ley de Cooperativas N° 11.388. La misma quedó sin sancionar por el derrocamiento del Gobierno Constitucional del Dr. Arturo H. Illia el 28 de junio de 1966. 2.3 Etapa de declinación Con el derrocamiento del Gobierno democrático en 1966, se inicia una tercera etapa marcada por una legislación altamente restrictiva. “El Estado emitió las normas básicas y complementarias para las cooperativas de crédito, las cuales, en función del artículo 1 del título IV de la reglamentación del artículo 6 de la Ley de Bancos quedaron comprendidas dentro de la jurisdicción del Banco Central, el cual a su vez quedó facultado para realizar inspecciones y controles y aplicar a los responsables penas por las infracciones al citado régimen”9. Como consecuencia directa se detuvo el crecimiento de los depósitos, generándose un movimiento involutivo, según lo demuestran los datos estadísticos mensuales del sistema. Entre enero y junio de 1966, las cajas de crédito cooperativo captaron el 61,2% de los depósitos, contra el 13,5 % que consiguieron los bancos. Dicha situación se revierte drásticamente a partir de julio de 1966 y hasta 1970, en que las cajas sólo captaban 2,5% de los depósitos. En ese período de cuatro años y medio, desaparecieron 520 cajas de ahorro y crédito. Sin embargo, la sanción de la Ley 18.061 de Entidades Financieras, en 1969, reconoció la operatoria de las cajas de crédito permitiéndoles en el artículo 22 recibir depósitos a la vista. La dictadura de la Revolución Argentina, encabezada por el Gral. Juan Carlos Onganía, constituye una etapa aciaga para el cooperativismo de crédito. Se caracteriza por la prontitud con que el Estado actúa en contra del sector cooperativo. Inicia una campaña de desprestigio del movimiento cooperativo de crédito y de sus dirigentes, muchos de los cuales fueron detenidos y encarcelados. El gobierno nacional emitió normas básicas y complementarias para cooperativas de crédito que establecieron disposiciones discriminatorias: a) prohibición del uso y empleo de términos y modalidades bancarias; b) para las cuentas a la vista se estableció la no endosabilidad del instrumento de pago que eran las Letras de Cambio y se le cambiaron las dimensiones mínimas (22 cm. x 13 cm.) lo que dificultaba su uso. Es decir, que a través de la reducción de su operatoria se pretendía destruirlas, lo cual se consiguió ya que de 974 entidades en 1966 se redujeron a 450 para 1973. No obstante el sector cooperativo siguió movilizado reclamando por lo que consideraban un justo derecho, hasta que en 1972 la justicia hizo lugar a dichos reclamos. 8 9 Plotinsky, Daniel. Ob. Cit. P. 16. Vera Maturana, J. A. Ob. Cit. P.275. El gobierno de facto del Gral. Alejandro Lanusse se vio obligado a dictar medidas que flexibilizaran la legislación de la época del onganiato y para diciembre de 1972, cuando la salida democrática era irreversible, dictó dos decretos-leyes: a) Decreto-Ley Nº 20.040 que creaba el Fondo de Garantía de Depósitos otorgando la garantía del Estado a los depósitos constituidos en las cajas cooperativas; y b) Decreto-Ley Nº 20.041 que establecía una modificación parcial del artículo 24 apartado ‘b’ de la Ley Nº 18.061. La norma reconoció el funcionamiento de cuentas a la vista que participaban de la naturaleza de la cuenta corriente bancaria y la existencia de órganos de compensación de valores cooperativos. Dichas modificaciones dieron respuestas a necesidades funcionales de las cajas de ahorro y crédito. Se consiguió gracias a la lucha del sector, a pesar de que se mantuvieron vigentes normas restrictivas que impedían la creación de nuevas cooperativas. 2.4 Nuevo auge en la década de 1970 A partir de la reforma legislativa de finales de la dictadura y con la llegada del peronismo al poder por tercera vez, se inicia la cuarta etapa que conlleva un nuevo auge entre 1973 y 1975. La expansión del crédito cooperativo en esa época estuvo asociada al modelo económico desarrollado en los gobiernos de Cámpora, Perón e Isabel Martínez y termina abruptamente en 1977 con la sanción de la Ley de Entidades Financieras Nº 21.526 promovida por Martínez de Hoz. Ese ciclo está caracterizado por un aumento en la captación de depósitos a la vista y la creación de algunas nuevas cooperativas. El 2 de mayo de 1973, en las postrimerías de la dictadura, se sanciona la Ley 20.337 de Cooperativas que es el marco normativo vigente. Con el Gobierno constitucional de Cámpora, se autorizan a funcionar nuevamente las cámaras compensadoras de Letras de Cambio. El IMFC amplía los servicios técnicos a sus asociados. Se sancionan modificaciones a Ley de Entidades Financieras10, estableciéndose por segunda vez en el país la nacionalización de los depósitos con garantía del Estado Nacional. Sin embargo, todo el potencial que existía para las cajas de crédito se vio truncado por la crisis capitalista de 1973 y la brevedad del período constitucional que fue radicalmente alterado el 24 de marzo de 1976 por las Fuerzas Armadas. 2.5 Destrucción del sistema de cajas de ahorro y crédito La quinta etapa se inicia con la dictadura militar autoproclamada ‘Proceso de Reorganización Nacional’ y cuenta con la complicidad de las asociaciones de bancos existentes en el país. Se propicia la concentración bancaria, beneficiando a los grandes bancos de la Capital Federal, en detrimento de los bancos del interior del país y de la banca solidaria. 10 Ley 18.061 texto ordenado de 1974. Con la sanción de la Ley 21.526 de Entidades Financieras, se les prohíbe a las cajas de ahorro y crédito tomar depósitos a la vista. En la práctica significó impedirles captar fondos de terceros para operar, de manera que sin prohibirlas en su existencia institucional pero sí desde la faz operativa, debieron fusionarse en bancos cooperativos o liquidarse. Con lo cual las cajas de ahorro y crédito desaparecieron. Debido a la masiva movilización del movimiento cooperativo de crédito en contra de las medidas establecidas por la Ley 21.526, la dictadura permitió que se fusionaran cajas de ahorro y crédito formando bancos cooperativos. Éstos llegaron a totalizar 79 en el país, se concentraron en la Capital Federal y las grandes ciudades disminuyendo la asistencia a los pequeños productores regionales. Se destaca el nacimiento del Banco Credicoop en marzo de 1979, como consecuencia de la fusión de 44 cajas de ahorro y crédito de la ciudad de Buenos Aires. El BCRA obligó a estos bancos a cumplir con normas de capitales mínimos muy exigentes, por lo cual no todas las cajas se pudieron convertir en bancos. En los años noventa con la profundización del modelo de acumulación rentístico-financiero basado en la lógica neoliberal, los bancos cooperativos fueron obligados por el BCRA y una legislación11 dictada al efecto, a liquidarse o a transformarse en sociedades anónimas. En Mendoza, por ejemplo, desaparecieron entidades emblemáticas como el Banco Acción Cooperativo Ltda. y el Banco Unión Comercial e Industrial Coop. Ltda. BUCI. Tales medidas provocaron una fuerte concentración12 de entidades bancarias, contrayéndose en todo el período de 180 bancos a 65. Muchos pequeños ahorristas vieron desaparecer sus depósitos. La crisis de 2001 – 2002, con las consecuencias más traumáticas de la historia del país en materia de pobreza y de exclusión social, generó una serie de iniciativas en relación al asociativismo que puso en valor a las cooperativas de toda índole, destacándose las cooperativas de trabajo que dieron origen al proceso de empresas recuperadas. Siguiendo esa orientación en octubre de 2003, el Congreso de la Nación dio sanción a un proyecto de ley del Diputado Héctor Polino, que modificaba el artículo 26 de la Ley de Entidades Financieras, permitiendo la reaparición de las cajas de crédito cooperativo. Con la sanción de la Ley 25.782 se cerró el ciclo iniciado en 1977 que había marginado del sistema financiero a las cajas de ahorro y crédito. 11 A fin de amortiguar los efectos de la Crisis del Tequila se sancionó la Ley N° 24.485 Sistema de Seguro de Garantía de los Depósitos Bancarios y el Decreto Reglamentario N° 540/95 que creó el Fondo de garantía de los Depósitos y dispuso la constitución de la sociedad Seguro de Depósitos Sociedad Anónima -SEDESA. 12 En la Argentina existen 82 entidades financieras que se distribuyen de la siguiente manera: 66 bancos; 14 compañías financieras; y 2 cajas de crédito conformadas bajo el anterior esquema. SEGUNDA PARTE 1. Resurgimiento del crédito cooperativo en el Siglo XXI En octubre de 2003 se inicia a nuestro criterio la sexta etapa relacionada al desarrollo del crédito cooperativo en la Argentina, signada por dos momentos: 1) entre 2003-2006 se fracasa en el intento de restablecer el crédito solidario a partir del asociativismo y; 2) un segundo momento de reelaboración normativa, de flexibilización de criterios técnicos y políticos, con un acercamiento al rol solidario que subyace a la estructura cooperativa. Constituye una etapa abierta que está en marcha, aún sin poder evaluarse sus resultados cuantitativos en relación a entidades creadas porque el BCRA no ha autorizado ninguna CCC hasta la actualidad. El primer momento, es una etapa signada por fuertes contrastes entre el PEN vía Ministerio de Economía y el BCRA que antagonizaron respecto de quien debía reglamentar la Ley 25.782, terminando con la supremacía del organismo rector de la política monetaria. En los debates que se instalaron entre el Palacio de Hacienda y el banco, nunca prevaleció el criterio cooperativo ni la esencia solidaria que conlleva esta herramienta. La reglamentación del BCRA establecida a través de las Comunicaciones “A” 4183 y “A” 4421 del año 2006, fue excesivamente restrictiva y no facilitaba la bancarización. Según dichas Comunicaciones, las CCC sólo podrían: a) actuar con casa única lo cual las invalidaba de tener sucursales; b) tomar depósitos hasta un monto de veinte mil pesos, lo cual ponía un techo muy bajo para que las nuevas entidades pudieran apoyar realmente al crédito productivo; c) operar sólo con asociados, hecho que preservaba la mutualidad, pero excluía la posibilidad de captar mayores depósitos y atender a un porcentaje de terceros no asociados en calidad de clientes; d) no podían utilizar las cámaras compensadoras del sistema con lo cual se las aislaba del sistema financiero formal. Estos apartados luego van a ser modificados por la Ley 26.173, flexibilizándolos. Con la sanción de la nueva ley, en noviembre de 2006, pasamos al segundo momento de desarrollo del crédito cooperativo, que en un juicio a priori entendemos como positivo y plausible de alcanzar objetivos a mediano y largo plazo. Esta segunda etapa encabezada por el BCRA, con el acompañamiento formal del INAES, se basa en el modelo italiano de bancos de crédito cooperativo. 2. La nueva legislación sobre Cajas de Crédito Cooperativas De la Ley Nº 26.173 se desprenden los pilares de la reforma: Principios cooperativos y de economía social; Territorialidad; Regionalización; Economías de escala; Inclusión del Sistema Nacional de Pagos; Gobernabilidad; Estructura federativa en red (regional y nacional) La Ley 26.173 en su artículo 1º, establece las funciones que podrán cumplir las CCC, a saber: a) ‘Tomar depósitos a la vista en caja de ahorros y depósitos a plazo, sin límite de monto’. Esta flexibilización termina con el máximo de 20.000 pesos impuesto por la Ley Polino. b) ‘Debitar letras de cambio giradas contra los depósitos a la vista’: Las letras podrán cursarse en cámaras electrónicas de compensación. Implica una modificación sustantiva que asegura a las CCC efectiva operatividad y las integra al sistema financiero nacional. Los bancos podrán recibir letras de cambio y las CCC recibir cheques y compensarlos mutuamente. c) ‘Conceder créditos y otras financiaciones, destinados a pequeñas y medianas empresas urbanas y rurales, incluso unipersonales, profesionales, artesanos, empleados, obreros, particulares, cooperativas y entidades de bien público’. Aparece un criterio limitante al volumen de operación que se ha mantenido históricamente para este tipo de entidades, que en su momento incluso lo previeron las Leyes Nº 18.061 y 20.041. Dicha limitación junto al criterio de actuación territorial configura al sistema de CCC como complementario del sistema bancario y lo dota de la característica de solidaridad al atender a sectores generalmente no bancarizados. d) ‘Podrán otorgar avales, fianzas y otras garantías; cumplir mandatos y comisiones’, pero no pueden realizar operaciones de comercio exterior. Comparación de los principales aspectos del nuevo sistema respecto del anterior ANTERIOR REGLAMENTACIÓN NUEVA REGLAMENTACIÓN Ley 25.782 Ley 26.173 Oficina única, que atiende sólo con personas radicadas en la jurisdicción electoral. Pueden contar con hasta 5 sucursales en su zona de actuación, definida por adyacencia geográfica y potencial de negocios. Operan sólo con asociados, que deben realizar un aporte mínimo de $200. Operan con asociados y no asociados, sin obligación de aporte mínimo. Máximo de los depósitos a plazo fijo: $20.000. No hay límites de monto para la captación de depósitos a plazo, aunque sí a la concentración por titular. Para compensar las letras de cambio, debía crearse una cámara de compensación específica. La letra de cambio es compensable en las mismas condiciones que el cheque y tiene similares atributos como instrumento de pago y de crédito. Límite a las tasas de interés fijado por el art. 115 de la Ley de Cooperativas (no más de 1 punto porcentual por encima del promedio de la tasa de los bancos). No tienen límites para fijar las tasas de interés activas, las cuales serán libremente convenidas entre las partes. Fuente: BCRA. La Ley 26.173, en su artículo 2º estableciendo como requisitos a las CCC que las operaciones activas las realicen preferentemente con asociados y en la zona de actuación. El 75% de los créditos deben ser otorgados a asociados, pudiendo operar hasta un 25% con no asociados; estos límites son menores en Italia donde los BCC deben operar con un mínimo de 50% de asociados. Respecto de la zona de actuación, el 85% del volumen de operación debe realizarse dentro de la zona donde actúa la CCC y sólo un 15% puede ser prestado fuera de ésta. Así aparece el principio de territorialidad que es un hecho positivo para dinamizar las economías locales. En este apartado la norma italiana también es más flexible, pero en la práctica sólo presta en su zona de actuación. Ha sido la práctica del contacto directo, cara a cara, la que fideliza el accionar del BCC al territorio local. Se pretende conseguir ese objetivo en Argentina. En este principio de territorialidad es donde se hace más explícita la estrategia de las CCC como herramientas de desarrollo local, ya que ponen en valor las finanzas y las relaciones financieras solidarias del territorio. La norma no ha dispuesto límites de zona para la captación de fondos, lo que significa la posibilidad de tomar depósitos extrazona. Esto facilita a las CCC la participación y/o integración con entidades cooperativas de crédito de distintos países, además de actores del resto del país. Dicha medida ofrece una excelente oportunidad para consolidar el sistema con el apoyo a entidades de larga e ininterrumpida trayectoria. La reglamentación del BCRA prevé que las CCC deban tomar los depósitos como mínimo de 51% de asociados, lo que significa que pueden captar depósitos hasta en un 49% de no asociados y eso facilita la operatividad. Los BCC italianos mantienen un límite más bajo, sólo el 30% debe ser de asociados pudiendo captar fondos hasta en un 70% de no asociados. La normativa argentina ha seguido un criterio en el que prevalece la mutualidad por sobre el cliente en la entidad, diferenciándose en ese aspecto de los criterios de la normativa italiana. Al respecto, la normativa también ha establecido criterios porcentuales de participación a diferentes tipos de asociados, exigiendo que la sumatoria de personas físicas no sea inferior al 20% del capital social de la entidad. El artículo 2º también establece que las CCC tienen la obligación de federarse en un plazo de cinco años, previendo la necesidad de entidades de segundo grado que atiendan ciertos servicios como asistencia financiera, colocación de excedentes transitorios de liquidez y brinden soporte operativo que son muy onerosos para que los asuman las CCC de forma individual. En este aspecto la normativa argentina ha tomado literalmente el modelo italiano basado en una estructura piramidal, que se ha explicitado en el capítulo 4º. En la práctica existe una limitación operativa intertemporal, ya que el surgimiento de las CCC exige el nacimiento simultáneo de la federación, dado que la integración vertical es la que tiene que asegurar la provisión del sistema informático, entre otros servicios, por el elevado costo operativo. Pero el BCRA aún no ha procedido a reglamentar la futura federación y el banco de segundo piso. Es otro de los temas pendientes. El artículo 4º de la norma ha modificado el inc. C) del Art. 9 de la Ley 21.526, para establecer a la cooperativa como única forma jurídica que puede adoptar estas entidades. Para el sector constituye un reconocimiento largamente esperado, si bien no se consiguió que se dotara a estas entidades del cheque cooperativo para estar en un plano de igualdad con las instituciones bancarias. El hecho de establecer como única forma jurídica de organización a la cooperativa, reconoce la importancia que tienen para movilizar recursos, generar inversiones y favorecer la creación de empleos. Tácitamente la ley reconoce que las cooperativas promueven la participación de toda la población en el desarrollo económico y social. En este aspecto el Estado Argentino cumple con el punto 4º de la Recomendación de la OIT sobre la Promoción de las Cooperativas que establece: “Deberán adoptarse medidas para promover el potencial de las cooperativas en todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo, con el fin de ayudarlas: inc. C) desarrollar su potencial económico, incluidas sus capacidades empresariales y de gestión; inc. E) aumentar el ahorro y la inversión; inc. G) contribuir al desarrollo humano durable”13. Finalmente, la norma ha modificado, en su artículo 3º, el viejo instituto de la Letra de Cambio14 agregando el artículo 100 bis, reglamentario de los requisitos y condiciones que deberán observar las CCC para girar letras de cambio. 3. La reglamentación del BCRA 13 14 ACI (2002). Recomendación de la OIT sobre la Promoción de las Cooperativas. P. 5. Decreto-Ley 5.965 del 19/07/1963. El BCRA publicó la Comunicación “A” 4712 (24/09/2007) de reglamentación de la Ley 26.173, derogando la reglamentación dictada en oportunidad de la Ley 25.782. Dispuso que las CCC podrán abrir hasta 5 sucursales en la zona de actuación e instalar dependencias adicionales y oficinas de atención transitoria en los términos de la Comunicación “A” 4578. En febrero de 2008 completó esta reglamentación con la Comunicación “A” 4771 estableciendo criterios de capitales mínimos, la adecuación de la exigencia básica a la zona de actuación y sobre la apertura de sucursales. La misma fue modificada el 30 de diciembre de 2010 por la Com. A 5168 que está vigente. La Com. “A” 4712 constituye el corpus central15 para el establecimiento, autorización y funcionamiento de las CCC. Versa sobre: mecanismos para la autorización por parte del BCRA; capitales mínimos y distribución del capital social; operaciones pasivas; operaciones activas; garantías; efectivo mínimo; fraccionamiento del crédito; clasificación de prestatarios; previsiones por riesgo de incobrabilidad; inmovilización de activos y garantías de depósitos. Para establecer la zona de actuación ha dividido al país en cuatro zonas por medio de un criterio de adyacencia geográfica, en el que se ha tenido en cuenta el grado de bancarización, cobertura y competencia; el desarrollo Económico, potencial del negocio y sectores económicos. Zonas: I Ciudad Autónoma de Buenos Aires II Mar del Plata, Neuquén, Río IV, Gran Bs. As., Córdoba, Gran Mendoza, Rosario, Chubut y Tierra del Fuego. III Ciudades de Corrientes, Salta, Santiago, Posadas, Resistencia, San Juan y Tucumán; provincias de Catamarca, E. Ríos, La Pampa, La Rioja, San Luis, Santa Cruz, Resto de provincias (Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Neuquén, Santa Fe). IV Resto del País16. En estas zonas de actuación, como se ha mencionado, la CCC podrá establecer hasta cinco sucursales, además de la casa central. Se ha flexibilizado esta limitación con la posibilidad de proceder a la apertura de ‘dependencias’ en un número ilimitado, lo que constituye un avance muy importante para mejorar la cobertura de servicios en el territorio. 15 Las CCC están alcanzadas también por las regulaciones que disponen las Comunicaciones A 4523, A 4592, A 4713, A 4730, A 4731, A 4771, A 5168 y A 5299. Ver Anexo IV al presente capítulo. 16 La Com. A 5168 establece la clasificación exhaustiva de las zonas de todo el país. La reglamentación ha establecido limitaciones a la integración de capital según los actores a asociarse: Integración de capital según tipo de actor Cooperativas cualquiera sea Personas Jurídicas cuyo Restantes personas su clase, con 3 años de Objeto social sean jurídicas con 3 años y Categoría funcionamiento efectivo microfinanzas y con 3 años de personas físicas como mínimo. funcionamiento efectivo I 25% 3% 2% II 30% 7% 3% III 40% 8% 5% IV 50% 10% 7% Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Com. A 4712 – BCRA. Para estas categorías la normativa ha establecido un mínimo de capital a integrar: Categoría Aporte Inicial I $ 6.000.000 II $ 4.000.000 III $ 2.000.000 IV $ 1.000.000 Para el caso de las categorías I y II si las CCC establecen sucursales deberán incrementar un 10% su capital. Estas medidas técnicas que deben observar las CCC buscan proteger al sistema bancario nacional al cual se integran. Tienen el beneficio de que por el sistema de encajes fraccionarios, a través del multiplicador monetario, pueden crear dinero bancario en su zona de actividad. 4. El rol estratégico del BCRA: fortalezas y debilidades Cabe reconocer que se produjo un cambio de actitud y aptitud en la directiva del BCRA y en los cuadros técnicos o al menos en parte de ellos, lo que ha permitido llegar a este presente de debate abierto y creativo en torno al cooperativismo de crédito. No significa un viraje de ciento ochenta grados en la política de la autoridad monetaria, por el contrario, los cambios son lentos, paulatinos y no pocas veces resistidos. Sin embargo, frente a la actitud de los años 2003-2004, cuando la posición del BCRA era absolutamente contraria a este tipo de entidades se ha logrado un avance importante. Aún se espera una mayor flexibilización de la normativa del BCRA, pero se ha iniciado un camino favorable al resurgimiento del crédito solidario acompañado por el propio Banco. También se debe reconocer la acción sistemática de defensa del propio sector, encabezado por dirigentes que han hecho historia en el cooperativismo de crédito argentino. Estos cambios posibilitan a la entidad rectora de la política monetaria abrir nuevos debates que ponen en el centro de la discusión el rol del crédito solidario y las condiciones que éste debe reunir. No escapa al análisis que el BCRA busque alcanzar algunos objetivos como: a) una mayor bancarización de la población, que es muy baja con respecto al resto de los países de América Latina no habiendo posibilidad de comparación con los países desarrollados; la bancarización buscada persigue otro objetivo de mayor seguridad para la población ante los crecientes problemas de ‘salideras’ bancarias y aumento de la delincuencia; b) federalizar el crédito en la Argentina, anclando recursos al territorio y evitando la concentración de depósitos y créditos en los grandes centros urbanos, especialmente, Buenos Aires como sucede actualmente; y c) controlar ciertos sectores informales que hoy no están bajo la égida de esta entidad17. El cambio al que aludimos se produjo a partir de ser el propio BCRA el impulsor del proyecto de ley que culminó con la sanción de la Ley 26.173. Ha sido un camino largo, signado por la necesidad de aprehender un mecanismo que la propia autoridad monetaria desconocía. Por ello es conveniente que el BCRA cuente con recurso humano especializado en cooperativismo y finanzas sociales. Este cambio tras décadas de políticas monetaristas marca el inicio de lo que se espera sea una política a largo plazo en nuestro país para socializar el crédito y llevarlo allí donde cada actor social lo demande. Para superar de esa forma la fuerte concentración bancaria a que nos remitió la década de los ‘90, luego de la Crisis del Tequila. Esto se puede tomar como una fortaleza del nuevo proceso. No sólo se trata de generar legislación nueva, flexible y moderna, ni de investigar y crear nueva teoría que respalde científicamente los principios de la política económica, integrando en la política monetaria la banca tradicional con la banca solidaria. Lo más relevante es que a los requisitos anteriores hay que acompañarlos con la acción efectiva, es decir, con la creación concreta de nuevas CCC en la vasta geografía de nuestro país y esto aún no se ha concretado. 17 En ese mismo sentido se orienta la reciente reforma de la Carta Orgánica del BCRA. Ley 26.739. La mayor debilidad, después de más de tres años de iniciados los trámites en el BCRA a fin de obtener la debida autorización para funcionar, proviene de la reglamentación que sigue siendo restrictiva. Hace falta flexibilizar las Comunicaciones “A” 4712 y “A” 4713 del BCRA, si realmente se quiere que el crédito solidario resurja en el país e impacte positivamente en la dinámica económica regional. El Banco Central debe corregir distorsiones que no respetan el federalismo y, además, debe garantizar la igualdad de oportunidades dotando a las CCC del cheque cooperativo. Esta restricción conlleva la necesidad de librar una batalla más con el sistema bancario tradicional. Hace falta una reforma legislativa que flexibilice el sistema y consolide este tipo de entidades, teniendo en cuenta: Que la Ley de Cooperativas y los principios cooperativos propician la conveniencia de trabajar en forma conjunta a las cooperativas y mutuales, no se debería prohibir a las CCC que puedan operar con dichas entidades. De lo contrario se estaría violando un principio de la propia actividad, que es la integración cooperativa. Es contradictorio que entidades de la economía social no puedan operar entre sí. Se debería ampliar la Ley 26.173 dando la posibilidad a las CCC de captar depósitos en distintas monedas (y que BCRA reglamente) y no como en la actualidad que sólo pueden captar depósitos en pesos. Entre las actividades a incorporar como permitidas a las CCC y que el BCRA luego reglamente, deberían permitirse las siguientes: 1. Descontar, comprar y vender letras, pagarés, prendas, cheques, letras de cambio, giros y otros documentos negociables. 2. Emitir bonos, obligaciones negociables y certificados de participación en los préstamos que otorguen u otros instrumentos negociables en el mercado local de acuerdo a la reglamentación que el BCRA establezca. 3. Dar en locación financiera bienes de capital adquiridos con tal objeto (leasing). Esta operatoria debería ser normal para las CCC. 4. Brindar servicios de alquiler de cajas de seguridad. 5. Recibir depósitos y otorgar préstamos en moneda extranjera y compra venta de billetes con la previa autorización del BCRA, fijando límites que no comprometan la solvencia de la CCC. El servicio de compraventa de moneda extranjera debería ser un servicio permitido, sobre todo para localidades pequeñas en donde no existen otras alternativas institucionales. Una limitante considerable en esta nueva etapa, es el recurso humano para gestionar y administrar las CCC. Resultó muy oportuna la iniciativa del BCRA y el INAES junto a la Università Di Bologna, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Córdoba, de instrumentar el Curso de Alta Formación para Directivos y Ejecutivos de Cajas de Crédito Cooperativas18. Las autoridades del BCRA y del INAES manifestaron su beneplácito por la cantidad de participantes y el nivel de formación universitaria de casi la 18 En el Capítulo 4 se ha incorporado un informe sobre este Curso de Alta Formación. totalidad de éstos, lo que permite augurar la formación de recursos altamente calificados. Dicho curso se realizó simultáneamente en dos sedes –Córdoba y Buenos Aires- entre el segundo semestre de 2008 y todo el año 2009 y finalizó con una estancia en Italia con trabajo de campo en los BCC, las federaciones regionales y Federcasse. Se espera que vuelva a realizarse y se planteen adecuaciones al mismo, ya que la experiencia demostró la necesidad de incorporarle mayor carga horaria en cuanto a la temática operativa de las CCC una vez puesta en funcionamiento. El problema actual respecto a esta formación de recursos humanos es que se discontinuó el dictado del mencionado curso. Hace falta instrumentarlo en diferentes regiones del país, donde realmente se pretende que surjan las CCC y donde se están formando las Juntas Promotoras como es el caso de Mendoza, Paraná, Tandil, Misiones, Jujuy, Carcaraña, Devoto (Córdoba), Villa Elisa (Entre Ríos) Rosario y General Pico, entre otras. 5. Cooperación entre Argentina e Italia para el desarrollo de CCC. Un paso fundamental en el proceso de cooperación internacional entre Italia y la Argentina ha constituido la firma del “Acuerdo Marco entre los Comités Promotores de Cajas de Crédito Cooperativas Argentinas y el Centro Internacional de Asistencia al Crédito Cooperativo” celebrado en el marco de reunión de la Comisión Mixta Italia-Argentina que se realizó en el Palacio San Martín de la Cancillería Argentina, los días 31 de marzo y 01 de abril de 2011, con la presencia de los Ministros de Relaciones Exteriores de Italia Franco Frattini y de Argentina Héctor Timerman. Dicho convenio, que alcanzó amplia difusión en la prensa nacional, establece en sus considerando que “la presencia del crédito cooperativo es un factor importante para el desarrollo económico y social duradero de un país, por los principios de democracia económica, de valorización del bien común, de la cohesión social y del desarrollo sustentable de las comunidades”. El mismo tiene como objetivo “promover acciones que apoyen el resurgimiento del movimiento de crédito cooperativo en la República Argentina, integrando y reforzando las experiencias territoriales que vayan surgiendo” y, por otra parte, “generar y desarrollar relaciones comerciales entre empresas argentinas clientes de las CCC y empresas italianas clientes de los BCC”. En ese marco las partes acordaron la colaboración mutua, comprometiéndose el CIACC a acompañar a los Comités Promotores con asistencia técnica, formación de recursos humanos locales, organización de viajes de intercambio de experiencias y conocimientos. También en la formación de la federación de las futuras CCC y toda acción que resulte necesaria encarar frente a los Gobiernos Nacionales, Bancos Centrales, Organizaciones No Gubernamentales, Universidades, Confederaciones y Federaciones. La trascendencia de este Acuerdo Marco está dada porque los Gobiernos de ambos países refrendaron dichos convenios, ingresándolos a la agenda pública lo que hace presuponer una acción favorable por parte del Gobierno argentino a la aprobación de las nuevas CCC. CONCLUSIONES La rica experiencia histórica del cooperativismo de crédito en la Argentina demuestra la conveniencia de la existencia de este instrumento de financiamiento para el pequeño productor, agricultor, empresario pyme, profesionales y cuentapropistas que en la actualidad no son sujetos de crédito. La legislación vigente desde 2006 pone el acento en la protección de la propia entidad y sus asociados, por ello consideramos conveniente que la autoridad monetaria regule el funcionamiento de las nuevas cajas de crédito cooperativas y las integre plenamente al sistema financiero nacional. Sin embargo, se deberán flexibilizar requisitos y ampliar funciones. La Argentina productiva necesita de las cajas de crédito cooperativas para que anclen el ahorro local al territorio y dinamicen así los procesos de desarrollo local, la creación de riqueza y la generación de empleos genuinos. La reforma de la carta Orgánica del BCRA nos da esperanzas de que avanzamos por este camino.