mishqui-yacu

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Ministerio
de Bienestar
Social
[
Embajada Real
de los Países Bajos
en Ecuador
]
mishqui-yacu, agua dulce
mishqui-yacu, agua dulce
Historia de un proyecto
de desarrollo llevado a cabo
con poblaciones indígenas
del Ecuador
mishqui-yacu, agua dulce
índice
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Prólogo
Prefacio
Presentación
Introducción
El Ecuador, tierra de contrastes
La sierra
La sed de agua en Hatun Cañar
Los cañaris
Las montañas: foco de poder
Culebrillas: fuente del agua
El agua y el desarrollo
Iniciativas de desarrollo de los cañaris
La propuesta inicial
En pleno conflicto
Patriotismo local
El sistema de Huasipungo
Las reformas agrarias
Atrás queda la edad media
En fase de organización
La "cuestión indígena"
y el auge de la CONAIE
La UPCCC, el CARC y la dimensión política
de la etnicidad en Cañar
El estudio de referencia
El cólera y el agua potable
Crédito
La función de la mujer y la emigración
Política y renovación
El coordinador de los campesinos
El riego
¿Y los mestizos?
Enseñanzas que se pueden extraer de
un proyecto como el CARC
Bibliografía
© 2001 Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA)
Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos
que contiene no suponen, de parte del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, juicio alguno sobre
la condición jurídica del país, territorios, ciudades o zonas, o de sus autoridades ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. Las denominaciones de economías "en desarrollo" y economías
"desarrolladas" se utilizan a efectos estadísticos y no expresan necesariamente un juicio acerca de la
fase alcanzada por el país o zona en proceso desarrollo.
Derechos reservados
ISBN 92-9072-010-7
Preparado por: Jan Lundius para la División de América Latina y el
Caribe del FIDA. Jan Lundius es un académico de nacionalidad sueca
con un doctorado en religiones comparadas y con una especialidad en
religiosidad campesina. Agradecemos a Jan Lundius que nos haya
dado la oportunidad de aprovechar su vasto conocimiento y capacidad creativa para documentar experiencias en desarrollo rural.
Producido por: Grupo de Publicaciones del FIDA
Gráfica: Silvia Persi
Todas la fotografías son propiedad del FIDA
Susan Beccio: páginas 5, 6, 9, 11, 13, 17, 28, 32, 45, 51, 53, 57, 61, 63,
69, 74, 78, 81 - Giuseppe Bizzarri: carátula y páginas 7, 25, 35, 37, 59,
64, 72, 81, 82, 83, 85, 91, 93 - Jan Lundius: carátula y páginas 3, 20,
21, 23, 27, 41, 42, 46, 55, 67, 69, 72, 77, 85, 87, 89, 91
Impreso por: GMS Grafiche - Roma, Italia
Abril de 2001
Via del Serafico, 107 – 00142 Roma, Italia
Tel.: +39-06-54591 – Fax: +39-06-5043463
Correo electrónico: IFAD@IFAD.ORG - Página web: www.ifad.org
prólogo
Ecuador es un pequeño país enclavado en la mitad del mundo; en
pocas horas se puede recorrer desde sus amplias playas a sus elevadas
montañas y, en poco tiempo más, admirar su exuberante selva. Rico en
recursos naturales, ha sido objetivamente descrito por Jan Lundius en
este libro. En efecto, la naturaleza es pródiga, como pródiga es su
diversidad de etnias, con sus propias costumbres, entre éstas los cañaris, aborígenes que habitan en el sur de la Sierra entre montes y
valles. Este grupo humano fue apoyado por el Gobierno del Ecuador,
ante el FIDA, para que este organismo financiara el proyecto de desarrollo rural, al que también contribuyó el Gobierno del Reino de los
Países Bajos. Como leemos en el libro, las cosas no fueron fáciles; por
el contrario, los obstáculos en el camino fueron grandes, pero la decisión de vencer prevaleció.
El pueblo cañari, centro, sujeto y fin del proyecto, tiene su propia voz,
y algunas veces dijo "No" a los técnicos mestizos, que quisieron "darles
haciendo"; en este proceso, fueron acordando lo que debía realizarse, en
un trabajo conjunto, donde la presencia de los holandeses Rudolf Mulder
en un primer momento y posteriormente Gauke Andriesse fueron de
vital importancia en el desarrollo de las actividades.
Por la Ley de Reforma Agraria en 1963, el Estado devolvió la tierra
a sus legítimos dueños: los indígenas. Si bien no fue una devolución
justa, esta ley cumplió con un hecho histórico de mucha trascendencia, que fue el romper las cadenas que ataban a los indígenas con los
terratenientes, superando de esta manera una etapa nefasta.
[El pueblo cañari dijo "No"]
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En todo caso, pasaron a ser propietarios de pequeños lotes de tierra
(huasipungos), a lo que se suma la alta luminosidad con que contamos, por encontrarnos en el centro del mundo. Faltaba otro elemento: el agua. Los indígenas y campesinos, a la vez que sembraban
los campos, regresaban a ver al cielo, con la esperanza de que pronto
aparecieran nubes que descargaran las lluvias en los campos y así las
plantas crecieran y ellos llenaran los cántaros para que la familia
bebiera.
De esta manera, el Proyecto de Desarrollo Rural de la Cuenca Alta
del Rio Cañar (CARC), las organizaciones de indígenas cañaris y también campesinos mestizos, que se habían integrado al proyecto, deciden que el componente fundamental del CARC debía ser la construcción, rehabilitación y mantenimiento de canales de riego y abastos de
agua, que con mucha claridad los testimonios nos hablan de todo este
proceso, las dificultades que enfrentaron y cómo fueron superadas.
Con la ejecución de estas actividades, paralelamente se deben ir
cumpliendo otras, como son la capacitación y organización de las juntas de regantes para el uso racional y el manejo del agua, el fortalecimiento de las organizaciones que se benefician de los canales de
riego, la asistencia técnica y el crédito, actividades complementarias
que si no se realizan al mismo tiempo y de manera integral no permitirían que el componente fuera eficaz.
El lector de este libro podrá apreciar que la historia de este proyecto no ha sido fácil: por el contrario, ha sido muy compleja, pero sus
actores han tenido la entereza de seguir caminando a pesar de los tropiezos. Posiblemente no se diferencie mucho de otros, pero definitivamente el contexto en el que se ha desenvuelto sí es diferente.
Lic. Rafael Guerrero Burgos
Subsecretario de Desarrollo Rural
Ministerio de Bienestar Social
prefacio
Además de apoyar la lucha contra la pobreza, ¿qué otras motivaciones, u orientaciones específicas, llevaron a la Cooperación al
Desarrollo de los Países Bajos (Holanda) a cofinanciar, desde principios de 1992, el Proyecto de Desarrollo Rural de la Cuenca Alta del Río
Cañar (CARC)?
Era obvio que la reforma agraria por sí sola no podía ser la solución
definitiva para los principales problemas de los campesinos pobres de la
provincia del Cañar. No bastaba con poseer la tierra para sembrar o pastar y no bastaba con esperar tener una "excelente" temporada de lluvias.
El agua para el riego, como recurso muy escaso, era fundamental.
Es así que junto con el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola
(FIDA), con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y
el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura
(IICA), el Ministerio de Bienestar Social (MBS), a través de la
Subsecretaría de Desarrollo Rural (SSDR), varias organizaciones
indígenas y campesinas de segundo grado y la Cooperación al
Desarrollo de Holanda apoyó la puesta en marcha del Proyecto CARC.
El objetivo del mismo era impulsar la suficiencia alimentaria y los
ingresos de los campesinos pobres de la zona, principalmente por
medio del incremento de la disponibilidad de agua con la construcción o rehabilitación de sistemas de riego y con el mejor manejo del
agua en las chacras o fincas.
Luego del fallido y errado intento de construir el embalse de
Culebrillas, sobre la marcha se reorientó, replanteó y reformuló el proyecto, pasando de priorizar los "sistemas de riego" a enfatizar el
"manejo de aguas". Ello se fundamenta en las recomendaciones de
una primera misión de revisión técnica y en los contenidos de un
estudio de base (Economía campesina y sistemas de producción, estu-
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dio de base de la sierra andina; DHV Consultores BV, Quito, 1995). El
mismo estudio analizó la economía del productor en todos sus elementos, describió la agroecología de la zona y ayudó a entender sus
interrelaciones. Además, facilitó la planificación, ejecución, seguimiento y evaluación del Proyecto, y proporcionó herramientas para la
capacitación y asistencia técnica. La construcción y rehabilitación de
la infraestructura, que incluía caminos vecinales, se complementó
con el manejo sustentable y comunitario de los recursos forestales, el
crédito agropecuario y la asesoría jurídica a las organizaciones.
El nuevo arranque se dio realmente en 1996, pero solamente desde
el año 1997 se pudieron tener logros concretos; esto a pesar de los
recurrentes problemas, sobre todo de carácter político (inestabilidades gubernamentales), y en cierta medida de la falta de fondos de
contrapartida nacional (crisis económica y financiera).
Así pues, teniendo 1999 como horizonte de la fecha de terminación
del Proyecto, se realizó una segunda misión de revisión técnica que
concluyó que, a pesar del poco tiempo de ejecución efectiva, se habían
tenido importantes logros, entre otros, la construcción de obras y el
fortalecimiento de organizaciones locales. La ejecución a través de
la subcontratación de organizaciones no gubernamentales (en el
caso de obras para agua potable y de crédito) había sido un factor
importante.
Por ello se extendió el proyecto hasta fines del 2000, con el objetivo
de poder completar la infraestructura física y consolidar y transferir
el manejo de ésta y otras actividades a los grupos organizados de
beneficiarios (juntas de riego y de agua), así como a otras organizaciones locales, y apoyar más las actividades productivas.
Esta estrategia preveía la reducción significativa y progresiva del
equipo de la Unidad Ejecutora del Proyecto (UEP), complementada
con la transferencia de la responsabilidad de los servicios hacia orga-
[Distribución equitativa del agua]
nizaciones locales, tales como asociaciones de productores y de usuarios de agua, y la subcontratación de ONG por lo menos hasta fines del
2001. Estas últimas organizaciones (consorcios CICDA-CEDIR y PROTOS-SENDAS) se encargan de la transferencia, la asistencia técnica
y la capacitación que permitan principalmente promover la diversificación productiva y la capacidad en poscosecha y mercadeo de las
organizaciones de campesinos y campesinas y sus familias, en las
zonas priorizadas de El tambo-Juncal y Suscal-Chontamarca.
En otras palabras, en esta última etapa se busca intensificar la producción agropecuaria de las unidades de producción locales, como
resultado de asegurar el acceso, control y beneficio de los recursos,
servicios e infraestructuras productivas en relación con el riego y el
agua potable, así como el fortalecimiento de sus organizaciones.
Se busca entonces que haya una mejora en la disponibilidad, control y distribución equitativa del agua, el riego y el consumo humano;
que las juntas de regantes y de agua asuman de manera autónoma y
sostenible la gestión (administración, operación y mantenimiento) de
sus sistemas y la gestión de sus conflictos; que se diversifique y/o
intensifique la producción agropecuaria de las unidades de producción; que las asociaciones económicas de productores logren oportunamente comercializar productos de mayor valor agregado, en cadenas tradicionales o nuevas de comercialización, que permitan mejorar
los precios de la producción local y que incentiven inversiones nuevas;
que se promueva un mayor equilibrio en las relaciones de género, se
visibilice y fortalezca el liderazgo de las mujeres en las juntas y en las
asociaciones de productores y se logre equidad de género en el acceso de hombres y mujeres a los beneficios del proyecto; y que se sistematice y difunda la experiencia, capacitando a profesionales, técnicos
campesinos y estudiantes sobre la valoración del agua en los sistemas
productivos.
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Por lo menos son tres las lecciones de importancia –de nuevoaprendidas en todos estos años de trabajo con este tipo de proyecto.
En primer lugar, los factores de producción (agua, tierra, crédito) no
pueden ser abordados de manera aislada, sino que necesitan complementarse con otras actividades en toda la cadena productiva, inclusive la comercialización, en un proceso de largo plazo. En segundo
lugar, sólo con la participación de las organizaciones de los propios
beneficiarios, en este caso juntas de riego y agua, asociaciones de productores, comunidades y organizaciones de segundo grado, se puede
lograr resultados reales y sostenibles, conjugando y conciliando sus
iniciativas y propuestas con el apoyo de las organizaciones no gubernamentales, las instituciones gubernamentales, así como con la cooperación internacional. Finalmente, los factores étnico-culturales, de
los indígenas cañaris en este caso, son determinantes para el proceso
de programación y ejecución y, sobre todo, de sostenibilidad de las
actividades realizadas.
La Embajada de los Países Bajos en el Ecuador, a pesar de las múltiples dificultades que tuvo que sortear, junto con todos los actores e
interlocutores involucrados en la importante tarea antes descrita,
pone a consideración el presente libro, como testimonio de una responsabilidad gratamente compartida.
Jan Bauer
Experto en Ambiente y Desarrollo Rural
Embajada Real de los Países Bajos
Quito – Ecuador
presentación
Conozco el Proyecto Cañar desde hace más de diez años. Su fase de
diseño señaló el inicio, por parte del FIDA, de la atención a las poblaciones indígenas en varios países de América Latina. Como se puede
leer en este libro, la historia de estos pueblos está marcada por etapas
históricas dramáticas. El año 1992 recuerda los 500 años de la conquista de muchas tierras de las poblaciones indígenas –desde entonces,
estas poblaciones han tenido que luchar por sus derechos, su tierra y el
respeto a su cultura.
El Proyecto Cañar no ha sido una excepción, pasó un período inicial
muy tenso y difícil. En el diseño del proyecto no hubo suficiente atención a la historia y a las preocupaciones de las diferentes comunidades,
que deberían ser los actores primordiales de esta intervención. Fue una
lección dura para nosotros –la participación equitativa no había sido
respetada en forma adecuada.
En su segunda etapa, a partir de 1995, las organizaciones locales y el
proyecto demostraron los frutos de una estrecha colaboración hombro
a hombro. De esta forma se organizaron Juntas de Regantes y se superó una epidemia de cólera, logrando así la confianza de la población.
También se instaló un sistema poco ortodoxo de agua potable (el "agua
eléctrica") en varias comunidades y, por supuesto, se ha facilitado la
llegada del agua a los cultivos a través de sistemas de riego.
Habiendo llegado al final de este proyecto quisiéramos reflexionar,
escuchar y reflejar la historia de los Cañaris a través de varias etapas de
su existencia y recoger algunos elementos de lo que el Proyecto Cañar
ha tratado de apoyar –mayor acceso al agua, mejora de la organización
y una sociedad más equitativa entre hombres y mujeres.
[Colaboración hombro
a hombro]
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El FIDA considera que este proyecto ha sido exitoso no tanto por
haber logrado todos sus objetivos planteados al inicio, sino porque ha
dejado en manos de las comunidades de El Tambo y Suscal una herencia que les debe permitir, en los próximos años y décadas, seguir mejorando la vida de sus familias.
Estamos muy agradecidos a los Cañaris, sus organizaciones, los técnicos del Proyecto Cañar y de las ONG CICDA–CEDIR, PROTOS y
SENDAS. Sin ellos no hubiéramos logrado tanto en tan poco tiempo.
Del mismo modo quisiera agradecer al Gobierno de los Países Bajos
que ha apoyado no solamente la financiación del proyecto, mediante
una donación, sino que ha facilitado un apoyo crucial a la ejecución del
mismo a través de los Codirectores y de varios expertos.
Quisiera invitarles a leer la historia del Proyecto Cañar y de los
Cañaris. No esperen un informe tradicional de cierre de un proyecto ni
un elenco de éxitos, pero creo que en este relato simple y abierto se
pueden apreciar los logros obtenidos por las diversas comunidades de
Cañar y las dificultades enfrentadas para alcanzarlos.
Raquel Peña-Montenegro
Directora
División de América Latina y el Caribe
FIDA
introducción
Éste no es un libro sobre un proyecto; es un libro sobre los pobladores del área en la cual un proyecto de desarrollo ha tenido lugar. Los
cañaris, indígenas ecuatorianos objeto de esta historia, hablan, critican, nos cuentan como el proyecto CARC (Proyecto de Desarrollo
Rural de la Cuenca Alta del Río Cañar), diseñado y apoyado por el
FIDA, ha influenciado sus vidas, en qué medida los ha ayudado, en
qué medida les ha abierto los ojos sobre las posibilidades y en qué
medida éstas no han sido usadas totalmente.
Es una historia importante la de los Cañaris. La parte que corresponde al proyecto CARC es solo una pequeña parte y constituye un
capítulo en sí mismo. Es una historia de la guerra por el agua (para
regar) y de la paz y la unidad traídas por el agua (para beber). Es una
historia sobre la imprevisión por inmadurez y parcial desconocimiento de la historia por parte de bienintencionados "mestizos" o "ladinos"
que llegaban de Roma. Pero también se resalta cómo las tuberías de
agua potable, que esos mestizos trajeron después para combatir una
epidemia de cólera que amenazaba devastar la población indígena
cañari, permitieron unificar por abajo a los sujetos de este proyecto y,
con ello, cambiarlo todo y transformar un instrumento burocrático en
una forma de desarrollo democrático y concertado entre pobladores,
consultores y funcionarios del FIDA, la Cooperación Holandesa y el
gobierno nacional y local del Ecuador.
Las lecciones de la experiencia señalan nuevamente la importancia
de las organizaciones y del "sentimiento de propiedad" de los beneficiarios del proyecto. Señalan la importancia positiva de lo pequeño y
controlable por parte de ellos haciendo sostenibles las actividades.
historia de la
[Unaguerra
y la paz
11
]
traídas por el agua
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Muestran también la importancia del diálogo franco entre organizaciones y entre sujetos de "dentro" y de "fuera" al servicio del desarrollo.
El proyecto CARC enseña nuevamente cómo el desconocimiento inicial de tradiciones y costumbres por un lado, ligado al gigantismo de
"obras decisivas", como fue el intento de construcción del dique en la
laguna de Culebrillas, por el otro, no es ni la forma ni el camino para
combatir la pobreza rural.
Hay también lecciones menores y de detalle, sobre créditos, sobre
las obras de infraestructura, sobre la asistencia técnica y la capacitación, lo que funcionó y lo que no funcionó dentro de estos detalles,
pero lo trascendente y lo vibrante han sido las lecciones 100 veces
repetidas de la unidad por abajo, el empuje de la mujer rural y la
superación de las divisiones étnicas y políticas cuando, en primer
lugar es la vida de la población lo que está en juego.
El proyecto CARC debió a la fatalidad (el surgimiento de una temible enfermedad) y a las soluciones propuestas para combatirla el inicio de una segunda historia: la historia del desarrollo de la cuenca
alta del río Cañar.
En esta segunda historia tuvieron un rol destacado los hombres y
mujeres de la Cooperación Holandesa en el Proyecto, en especial
Rudolf Mulder y Gauke Andriesse, los esforzados funcionarios locales,
indígenas y ladinos, del Ministerio de Agricultura del Ecuador y, por
qué no, la ayuda de los funcionarios de Roma del FIDA.
Pero el rol gigantesco lo cumplieron y lo están cumpliendo los hombres y mujeres indígenas, en primer lugar los cañaris y sus organizaciones, que han decidido depositar el destino en sus manos y en su
esfuerzo. A ellos están dedicadas estas páginas que Jan Lundius supo
construir recogiendo la voz local con entrevistas y con estudios. Esta
pequeña historia, creemos, permitirá al lector que no conoce la región
y el hábitat en que el proyecto CARC se ha desarrollado comprenderlo y valorarlo.
Mishqui-Yacu, Agua Dulce, pues los Cañaris la han hecho dulce.
Éste es el sentido de esta historia.
Pablo Glikman
Gerente de Operaciones
División de América Latina y el Caribe
FIDA
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mishqui-yacu, agua dulce
El Ecuador, tierra de contrastes
En relación con el resto de América Latina, el Ecuador es un país
pequeño, con 284 000 km2 de superficie terrestre y una población
aproximada de 12,5 millones de habitantes. No obstante, el país se
caracteriza por los contrastes, al ser un mosaico de regiones geográficas singulares habitadas por individuos cuyos antepasados llevan
miles de años viviendo en la zona o han ido llegando de Europa y
África a lo largo de los últimos quinientos años.1
Al quedar dividido en dos partes por la línea del Ecuador, el clima
se asemeja al de África Ecuatorial. Sin embargo, las influencias climatológicas de la fría corriente de Humboldt, que al lado de la costa
se extiende como una vértebra de norte a sur, genera en combinación
con los Andes una amplia gama de ecosistemas: de las llanuras litorales cálidas donde existen plantaciones de bananos, caña de azúcar y
cacao, bordeadas por tramos extensos de playa de arena virgen, a
estuarios donde se forman manglares que son en gran medida víctimas de una tala encaminada a dar cabida a criaderos de camarones,
de cuyo funcionamiento suelen ocuparse trabajadores itinerantes procedentes de la sierra vecina. Basta un viaje en coche de unas horas
para plantarse en valles de temperatura fresca donde una neblina
húmeda suele cubrir el cielo azul. Los picos elevados o los volcanes
amenazadores separan estas zonas de las selvas tórridas situadas al
otro lado de la cordillera andina.
Los ecuatorianos dividen el país en tres zonas generales: la Costa, la
Sierra (es decir, las elevaciones andinas) y el Oriente (es decir, la
zona del Amazonas).
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La sierra
Los Andes ecuatorianos están formados por dos cadenas montañosas paralelas, la Cordillera Occidental y la Cordillera Real u Oriental,
cuyos picos alcanzan en uno y otro caso altitudes que oscilan entre los
4 000 y los 4 500 metros sobre el nivel del mar. En varios puntos las
cordilleras están conectadas por estribaciones transversales denominadas nudos. Entre las dos cordilleras se encuentran los valles de la
Sierra, denominados cuencas, cuya altitud oscila entre los 2 200 y los
1
Existen en el Ecuador al menos diez grupos étnicos nativos distintos que se consideran,
cada uno por su cuenta, una nacionalidad bien diferenciada que goza de un idioma y una
cultura propios. Existen, además, descendientes de africanos y de europeos. Según un
censo de 1993, la población se reparte a grandes rasgos en los grupos siguientes: mestizos (un 40 por ciento), indígenas (un 40 por ciento), blancos (entre el 10 y el 15 por ciento) y negros y mulatos (entre el 5 y el 10 por ciento) (Holmberg (1998), pág.5).
2 800 metros sobre el nivel del mar. Los suelos de las cuencas, de notable fertilidad, suelen tener carácter volcánico. De cada cuenca parte
un río que se dirige hacia el este o el oeste. Estos valles de la sierra
llevan poblados muchos siglos. Empezando en el fondo de los valles se
eleva por todas las laderas un mosaico de terrenos reducidos que da
prueba de la explotación intensiva a que se somete hasta el último
palmo de tierra.
Los diversos sistemas agrícolas que han ido surgiendo en la Sierra
se basan en técnicas de explotación complejas que combinan los cultivos de maíz, patatas (y numerosos tubérculos parecidos), quinoa y
otras leguminosas. En la zona se practica la cría de animales domésticos como camélidos (llamas, alpacas y vicuñas) y cuyes (conejillos
de Indias). La llegada de los españoles en el siglo XVI acarreó cambios
radicales como la introducción de especies totalmente nuevas como
el trigo, la cebada, el arroz, la caña de azúcar, los caballos, las vacas o
los cerdos. Las nuevas técnicas agrícolas, como el empleo de la tracción animal y de arados con rejas de hierro, revolucionaron la agricultura al tiempo que trastornaban tradiciones antiquísimas y ponían
en peligro ecosistemas sensibles propios de suelos volcánicos.
A lo largo del siglo pasado, las zonas costeras registraron un espectacular crecimiento de la producción agrícola, pero los productos se destinaban en su mayor parte a los mercados internacionales, mientras
que los valles andinos seguían produciendo la mayoría de los alimentos
destinados al consumo doméstico. Sin embargo, la agricultura ecuatoriana corre peligro. La reducción, cada vez más acusada, de la cubierta
vegetal de las laderas de los Andes ha provocado un descenso alarmante del volumen de recursos hídricos, al tiempo que el empleo ilícito de
insumos agrícolas artificiales es perjudicial para el medio ambiente.
ESMERALDAS
CARCHI
IMBABURA
SUCUMBIÓS
PICHINCHA
NAPO
MANABÍ
COTOPAXI
TUNCURAHUA
LOS
RIOS
BOLÍVAR
PASTAZA
CHIMBORAZO
GUAYAS
CAÑAR
AZUAY
EL ORO
[Ecuador]
ZAMORA
CHINCHIPE
LOJA
MORONA
SANTIAGO
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La disminución de la capacidad de producción de la tierra ha repercutido en las condiciones de vida de las familias de campesinos andinas. Decrecen las oportunidades de obtener un nivel de ingresos
digno, se deterioran las condiciones sanitarias y, movidos por la desesperación, los campesinos suelen cifrar en la emigración todas las
esperanzas de burlar un sombrío futuro de pobreza agrícola.2
Actualmente condicionan la vida del campesino ecuatoriano dos
reformas agrarias, una movilidad social cada vez mayor y un clima
político en evolución. Sin embargo, es triste que las tres cuartas partes de los cultivadores sigan tratando de ganarse la vida con parcelas
cuya superficie, inferior a las cinco hectáreas, no suele bastar para
cubrir las necesidades extremas de sus familias.3 El 75 por ciento de
la población rural pobre del Ecuador sigue viviendo en condiciones de
pobreza “absoluta”.4
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La sed de agua en Hatun Cañar
En la zona meridional de los Andes ecuatorianos se sitúa la cuenca
del río Cañar, valle inmenso y ondulado circunscrito por los nudos de
Azuay y Buerán y por las cadenas montañosas de la Cordillera
Occidental y la Cordillera Real. Esta zona constituye el centro neurálgico de Hatun Cañar, la vieja “nación” de la población cañari cuyos
descendientes aún viven en la zona.5
El río Cañar, que fluye veloz y tiene las aguas claras, atraviesa un
territorio de color verde esmeralda y vegetación exuberante en la
estación de las lluvias (de octubre a abril) y de vegetación marchita y
color pardo y grisáceo en los meses secos. Durante la estación seca la
pluviosidad queda lejos de satisfacer la demanda de agua, mientras
que varias zonas carecen de agua a lo largo de todo el año. Las peculiaridades climáticas y la calidad del suelo varían notablemente entre
zonas poco distantes. Aunque en la mayor parte de esta zona se riega,
en todas partes es limitado el volumen de agua, que se emplea de
2
3
4
5
6
Gómez (1989) presenta un resumen completo de la geografía del Ecuador.
Rossing (1996), pág. 102.
FIDA (1995), pág. 6.
Bolívar Zaruma (1980), págs. 17-20. El Ecuador se divide en 22 provincias que se subdividen en cantones. Administra cada cantón un consejo municipal encabezado por un
alcalde. Un consejo municipal con sede en la ciudad de Azogues administra la provincia de Cañar, que se dividen en los cantones de Azogues, Biblián, La Troncal, Déleg,
Cañar, El Tambo y Suscal. Los tres últimos cantones mencionados forman aproximadamente la zona de la cuenca alta del río Cañar (Freire Heredia y Usca (2 000), págs.
47 y 59-62). La superficie de esta zona es de 99 500 ha, mientras que la altitud oscila
entre los 800 y los 4 400 metros sobre el nivel del mar. En el censo de 1990 se calculaba que su población ascendía a 77 100 habitantes adscritos en su mayor parte a la categoría de "indígenas" al ser cañaris (FIDA (1995), pág. 7).
DHV Consultores (1995), págs. 159-60 y 259-60, y FIDA (1995), págs. 11-12.
forma infrecuente e insuficiente. Los campesinos cañaris no cejan de
construir y mantener acequias con intención de aprovechar al máximo la totalidad de los recursos hídricos de que disponen. Sin embargo, sigue siendo rudimentaria la infraestructura de riego existente.
Es constante la necesidad de financiación y de asistencia técnica. La
desorganización de los sistemas obstaculiza la distribución del agua y
repercute en el tamaño, la inclinación y la forma irregular de las parcelas. La explotación defectuosa del riego destruye, año tras año, los
suelos sensibles al arrastrarlos por las laderas pendiente abajo. La erosión y la falta de protección de los recursos hídricos se deben a la tala
indiscriminada de árboles y a la eliminación de la cubierta vegetal protectora. La explotación excesiva y la compactación reducen la capacidad del suelo de absorber agua.6 Al hablar con los campesinos de la
zona nunca tarda en surgir el tema del agua. Es normal oír frases como
la siguiente: “El agua es a la tierra lo que la sangre al ser humano”.
Aun así, a finales de la estación de lluvias cuesta imaginarse estos
problemas. Una niebla densa baja por las laderas o se eleva de una
costa distante e invisible. En varios puntos el agua se despeña por las
laderas, mientras que por todas partes se ven manantiales y arroyos
pequeños. Se perciben señales de inundación como caminos deteriorados y puentes desmoronados. Se puede seguir el curso del agua
subiendo por laderas escarpadas hasta llegar a fuentes y lagunas ubicadas en un entorno majestuoso de llanuras frías y húmedas rodeadas
por los picos formidables de los imponentes Andes.
Plano de ubicación,
zona del Proyecto
Cuenca Alta del Rio Cañar
Huigra Capzol
CHIMBORAZO
Compud
Llagos
Gral. Morales
Chontamarca
Suscal
Rio Cañar
Zhud
Juncal
El Tambo
San Antonio
Gualleturo
Cañar
Ingapirca
Honorato Vásquez
Chorocopte
CAÑAR
tierra lo que
[El agua es alalasangre
al ser humano]
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Los cañaris
18
Todo paisaje va más allá de la topografía, las montañas y los ríos.
Prácticamente cualquier terreno del mundo guarda una relación íntima con la vida de la población que se gana la vida en la zona. Los cañaris, que fueron quienes le dieron el nombre, constituyen el grupo más
destacado de los que habitan en la cuenca del río Cañar. Antes de la
invasión de los incas,7 la cañari era la mayor cultura que existía en lo
que hoy se denomina Ecuador. Hoy quedan pocos restos de la cultura
cañari original, la lengua ha desaparecido y sólo quedan unas cuantas
palabras y costumbres, además de abundantes leyendas transmitidas
oralmente y algunos yacimientos arqueológicos.
Los Cañaris se dividían en varios señoríos independientes o curacazgos. Hoy persisten los nombres, como por ejemplo Checa, Sigsig,
Molleturo, Cañaribamba y, por supuesto, Hatun Cañar, que al parecer
era el del señorío más importante. La sociedad cañari estaba sumamente jerarquizada, como se desprende de la enorme riqueza de los
artefactos encontrados en las tumbas de los nobles cañaris. Extraían
oro y plata de minas riquísimas ubicadas en su territorio.8
Los cronistas españoles mencionan sobrecogidos
la valentía y el carácter belicoso de los cañaris,
que no dejaban de guerrear con sus vecinos.
En particular, indican los españoles que
los cañaris no tenían esclavos. Se distinguían de otros pueblos por la lengua,
por el modo de vestir y por la manera
en que los hombres y las mujeres llevaban el pelo muy largo. Los cronistas
subrayan además que había entre ellos
más mujeres que hombres, Cieza de León,
que visitó el territorio en 1547, calculó que
había 15 mujeres por cada hombre. La sangre de
los cañaris había corrido en abundancia tras la invasión
de los incas. Agrupados en la Duma, que era probablemente el título
con que se denominaba la curaca de Sigsig, los cañaris, pese a las
escasas posibilidades de victoria, lucharon en vano por no caer derrotados. Túpac Inca Yupanqui trató de aniquilar la oposición cañari
trasladando la población de pueblos enteros a los alrededores de
Figura mítica
de la cultura cañari
con rasgos humanos, de felino,
de serpiente y águila
Cuzco y suplantándola con mitamakuna, que le eran leales. Los mitamakuna eran colonialistas oriundos del interior del Perú que se asentaban en los territorios ocupados. Al conservar los vínculos con su
patria de origen formaban un núcleo leal al estado en medio de grupos étnicos extranjeros. La política imperial aceleró el proceso de
aculturación de los cañaris, como demuestra el hecho de que cuando
llegaron los españoles los cañaris ya hablaban quechua, que era el
idioma de los conquistadores incas. De la presencia de los incas quedan
hoy los restos del imponente Ingañan, que era un camino adoquinado
inca que atravesaba llanuras inhóspitas de las alturas andinas.
Ingañan atraviesa la cuenca de los cañaris pasando cerca de la aldea
de Ingapirca, situada al pie de una combinación de fortaleza y templo.
Ingapirca, estructura impresionante levantada por medio de técnicas
incas de albañilería fundadas en los denominados cantos “almohadillados”, se conserva en buen estado y es el yacimiento inca más famoso del Ecuador. Es probable que haya sido construida sobre estructuras cañaris anteriores que quizá constituyeran el centro político y de
culto de Hatun Cañar.
El pueblo cañari quedó subyugado con los españoles y los dirigentes
cañaris optaron por la alianza con los nuevos invasores. Tres mil guerreros cañaris reforzaron las tropas de Benalcázar, que se dirigían a
Quito para conquistar la ciudad. Los españoles, que observaron el
coraje de sus aliados, afirmarían posteriormente que hubieran estado
perdidos sin la ayuda y el eficaz asesoramiento que éstos les prestaron. Los cañaris acompañaron a los españoles mientras duró la conquista del Ecuador. La última gran campaña en que ayudaron a los
españoles fue el aplastamiento en 1554 de las rebeliones de Lita y
Quilca. Sin embargo, los españoles apenas agradecieron a los cañaris
la ayuda prestada. En 1554 miles de cañaris eran obligados a trabajar
en las minas de oro y plata de su antiguo territorio. En 1578 los españoles aplastaron sin piedad un levantamiento cañari motivado por la
desesperación. Ayudaron a las tropas españolas en esa campaña los
descendientes de los mismos incas con los que antes habían luchado
ayudados por los cañaris.9 Se calcula que actualmente viven dispersos
por toda la provincia de Cañar unos 40 000 indígenas cañaris que
hablan quechua.10
7
8
9
10
Túpac Inca Yupanqui fue quien atacó las tierras de los cañaris en 1463, aproximadamente. Al entrar en Quito en 1492 terminó de conquistar lo que hoy constituyen las tierras altas ecuatorianas. La conquista española se inició en 1530; en 1549 los españoles habían doblegado a todos los grupos étnicos de lo que acabaría conociéndose con
el nombre de sierra ecuatoriana.
Pérez et al. (1998), pág. 29.
En Moreno Yánez (1996), págs. 96-100, figura un resumen de la historia de los cañaris.
Perrottet (1994), pág. 220.
19
20
Al haberse reanimado últimamente el orgullo de los cañaris, suelen
mencionar en la actualidad la gloria de sus antepasados, a los que
denominan abuelos. La retórica y el discurso político cañaris suelen
recurrir a la evocación de los nombres de los guerreros que se enfrentaron a los incas y a los españoles. El orgullo de los cañaris también
se manifiesta en el hecho de que muchos se empeñan en llevar su
traje tradicional y sus largos guangos, nombre que se da a las trenzas
que lucen hombres y mujeres.
Los días de mercado, que en la ciudad de Cañar son los sábados, se
observa una gran variedad de trajes tradicionales cañaris. Varios hombres llevan kushma, poncho reservado para los días de fiesta que es
de color negro y suele llegar hasta la rodilla, pantalones de lana y
camisas blancas de algodón con diseños bordados en las mangas y el
cuello. Las mujeres llevan las faldas de colores características de toda
la zona de los Andes. Sin embargo, son rasgos típicos del vestido de la
mujer cañari las blusas bordadas cubiertas con un manto negro y de
reborde rojo que llevan echado sobre los hombros. Se aseguran esta
mantilla de lana mediante un tupu de plata, que es un prendedor
grueso y adornado habitual en las antiguas tumbas cañaris. Los hombres y las mujeres llevan sombrero cañari, que está hecho de fieltro
blanco y tiene un ala estrecha que suele doblarse hacia arriba en la
parte delantera. La manera de vestir de los cañaris es un importante
elemento del sentido de orgullo étnico y de su expresión individual,
pues la sensación de pertenencia a la etnia suele estar determinada
por el vestido y no por la “raza”.
La mujer cañari
asegura la mantilla con
un tupu de plata
[
]
El traje tradicional de los cañaris es un elemento de orgullo étnico
Como mi aldea estaba bastante apartada, no veíamos muchos
blancos. Todo el mundo se hablaba en quechua. Sólo los sábados,
que eran día de mercado, nos íbamos andando a Suscal, donde
veíamos a otra gente. En muchos sitios las cosas no han cambiado.
Uno trabaja todos los días en el campo o en casa y baja el producto obtenido los días de mercado. Sin embargo, yo fui a la escuela en
Suscal, donde me di cuenta de que existían distintos tipos de personas. Al tenernos que convertir en mestizos en la escuela, teníamos que cortarnos la trenza, el guango. Muchos niños y niñas
cañaris padecieron en la escuela cambios dolorosos. No se nos permitía hablar en quechua; algunos nos avergonzábamos de nuestras propias tradiciones. Recuerdo que después de cortarme la trenza y de empezar a ir a la escuela pasé tres días renegando por completo de mis padres. Ya de joven, cuando estudiaba para ser maestro, volví a sufrir una crisis de identidad. Negaba por completo mis
raíces, y no quería ser un runa.11
22
En 1971 fui la primera indígena que asistía a la escuela de ciclo
secundario de Cañar. Me costó mucho. Me sentía marginada y discriminada. Cumplido el tercer curso, me salí del colegio. No fue por
decisión propia. Una maestra me dijo que tenía que irme porque
no llevaba uniforme. Mis padres no tenían dinero para comprármelo. Ella lo sabía, pero de todos modos tenía que irme. A veces la
veo por la calle. Ella sabe que yo me acuerdo de quién es.12
Las tradiciones cañaris están particularmente arraigadas en la esfera
de la medicina tradicional. El CARC, proyecto sobre el que versa este
libro, comprende un componente menor orientado a formar a los
beneficiarios con respecto a la utilidad de diversas hierbas y plantas.
Esta actividad ha resultado útil en lo que respecta a sensibilizar a la
población sobre la importancia de la atención sanitaria preventiva.
11
12
13
Entrevista con José Lema. La palabra runa, que significa "hombre" en quechua, se
emplea a menudo en tono despectivo.
Entrevista con Rebeca Pichazaea.
Entrevista con Paola Guaman. La Rebeca que se menciona en la cita es Rebeca
Pichazaea.
Las medicinas que se venden en las farmacias nos salen demasiado caras. Una hija mía se puso muy enferma. Un día tuve que
pagar 60 000 sucres para comprar medicinas; otro día la suma fue
de 200 000 sucres. El médico me dijo que comprara los medicamentos; yo no sabía qué eran. Sí sé que los medicamentos de las
farmacias son a menudo necesarios, pero cuando no podemos costear este tipo de medicamento tenemos que servirnos de los conocimientos que nos han transmitido nuestras abuelas. Éstas disponían
de conocimientos y experiencia propios. Cuando la situación se
pone mal de verdad tenemos que ir al médico, a la farmacia o al
hospital. Rebeca nos comunica lo que sabe de la medicina occidental, pero también sabe mucho de nuestras tradiciones propias. Se
ha formado en centros sanitarios; sabe parar hemorragias y ayudar en los partos. Cuando nuestro grupo de mujeres se reúne con
ella, nos enseña a reconocer y a cultivar las plantas y nos dice
dónde hay que venderlas. De ese modo saco algún dinero. Llevo
muchos años en posesión de mi don, mis conocimientos. Los jueves
y los viernes la gente acude a mí para que les cure. Sé lo que es el
mal aire, el espanto, el desfrío y otras aflicciones. Sé curarlas con
hierbas, baños, enjuagues y masajes.13
El reconocimiento de los conocimientos medicinales de la tradición
cañari forma parte importante del programa de varias organizaciones
indígenas. Los curanderos cañaris, que reciben el nombre de yachakes, son hombres y mujeres. Forman una jerarquía informal cuyos
integrantes se mantienen en contacto. Algunos tienen aprendices.
Caracteriza a todos los yachakes la convicción de estar al servicio de
Pacha Kamak o Dios. Para que sus curas surtan efecto ellos tienen
que impregnarse de la gracia de Pacha Kamak, es decir, tienen que
seguir una vocación.
José Lema
entrevista a un campesino
cañari que luce el
guango (trenza)
La utilidad medicinal de
hierbas y plantas hace
parte de los conocimientos
y tradición cañari
23
Gran parte de la medicina tradicional gira en torno a conceptos
relacionados con la pérdida y la obtención de energía. Se invoca a
Pacha Mama, la madre tierra, para que confiera al yachak dotes de
curación por medio de hierbas y a Mama Killa, la madre luna, y Taita
Inte, el padre sol, para que se los confiera por medio de rayos curativos. Las curas consisten en baños, masajes, inmersión en baños de
hierbas, duchas,14 aplicación de conejillos de indias a las partes afectadas, sesiones al sol o a la luna e ingestión de diversos brebajes de
hierbas. La curación suele practicarse en la casa del yachak, si bien a
veces tiene lugar en una de las contadas y prestigiosas casas de curación, denominadas Jambi Wasi.
La sede de la Unión Provincial de Comunes y Cooperativas del
Cañar (UPCCC), que es la organización indígena que más influencia
ejerce en Cañar, se denomina Nucanchic Huasi y alberga una Jambi
Wasi recién construida en la que la yachak Mercedes Chuma atiende
a los pacientes a diario. Además de servir de centro de medicina tradicional, la Jambi Wasi de la UPCCC sirve también de lugar en el que
se pueden detectar las enfermedades graves y se puede enviar a los
enfermos a los centros de medicina occidental, es decir, a centros de
asistencia sanitaria moderna.15
Todo proyecto de desarrollo que se proponga establecer contacto
con la cultura cañari deberá integrarse en el paisaje cañari. El paisaje circundante condiciona en gran medida la manera de pensar y el
comportamiento característicos de la cultura cañari tradicional.
24
14
15
16
17
18
El yachak rocía al paciente con aguardiente que escupe de sus propios labios.
Entrevista con Mercedes Chuma.
En vez de enterrar las momias en el suelo, se las colocaba en cavernas naturales. El
culto a los muertos tenía una importancia capital en las sociedades andinas. Se pensaba que los cadáveres (mallquí, en quechua) actuaban de intermediarios entre los
huacas y los vivos. El huaca es un ente dotado de energía espiritual, como por ejemplo
un dios o un espíritu, pero también podían ser huacas las montañas, las lagunas y otros
enclaves y fenómenos “poderosos”. Dada la vinculación entre huacas y mallquís, era
lógico depositar estos últimos en el ámbito espiritual de las montañas (Bernand
(1996), págs. 74-79).
Landívar (1997), págs. 34-54.
Luis Bolívar Zaruma, autor cañari, postula que la tendencia de los cañari a personalizar
la naturaleza y los fenómenos naturales tiene su origen en el quechua, que es la lengua
que hablan los cañaris. “En esta lengua, como en otras que se hablan en el continente
americano, sólo se pueden expresar el contenido, el sentido y lo denotado recurriendo
a cosas que existen en el mundo concreto”. Los cañaris no asimilaron la teología y la
filosofía “occidentales” porque “el quechua es una lengua concreta [que consta de]
símbolos concretos con que se describen el mundo y las cosas; no da lugar a la capacidad de abstracción” (Bolívar Zaruma (1980), pág. 25).
Las montañas: foco de poder
Los pueblos de los Andes siempre han contemplado las montañas
sobrecogidos y con ánimo de veneración. En algunos picos de los
Andes todavía yacen momias envueltas en vestiduras preciosas que
son restos de sacrificios humanos ofrecidos a los señores de la montaña.16 Las montañas son terreno propicio a las leyendas. Se dice que en
ellas habitan criaturas imaginarias, a medio camino entre animales y
seres humanos, de talante vengativo y ominoso y dominadas por una
sed insaciable de sangre humana. Es larga y amedrentadora la lista de
monstruos de tal estirpe: los gagones (perros demoníacos), los carbuclos (gatos demoníacos), los shiros (enanos malévolos que persiguen a las mujeres), los cuscungus (aves de rapiña que presagian
muerte), los chuzalongos (niños que chupan sangre), los agcha
shuas (hombres lobo), las mama huacas (hembras que persiguen a
los hombres) y otras muchas especies.17
A menudo se describen las montañas como si fueran individuos
ancestrales, imponentes y difíciles de comprender.18 A la manera de
padres benévolos, las montañas velan por los poblados y aldeas arracimados a su sombra. Las montañas proveen de agua a la población y
esconden tesoros en sus entrañas. Unas veces son benévolas, otras,
actúan por capricho y son peligrosas, como cuando infligen a los
humanos indefensos catástrofes como huracanes, desprendimientos
de tierras, erupciones volcánicas y terremotos.
“Urcu significa ‘montaña’, chuncana ‘juego’ y cui viene de un verbo
que significa ‘cuidar’ o ‘conceder’. Así pues, [urcu chuncanacui] significa “juego de toma y da practicado por las montañas”. En las noches
en que luce la luna y surge un relámpago amarillo entre los picos montañosos se cree que las montañas se intercambian tesoros y animales
[…] Se cree que la montaña macho Taita Bueran tiene seis hijos de
Las montañas proveen
de agua y esconden
tesoros en sus entrañas
25
los cuales está separado a causa de su cónyuge, la montaña Hacron
Ventanas; las dos montañas se pelean muy a menudo. Así pues, por lo
general se tiene gran respeto por las montañas, en las cuales se cifran
muchas esperanzas. Por ejemplo, muchas personas tienen miedo de
acercarse a la montaña Culebrillas llevando máchica, tonga [carne
seca o en fiambre], pues creen que si proceden de ese modo puede
levantarse el huracán del páramo y todo el mundo quedará privado
de acceso”.19
Los páramos son llanuras amplias situadas entre 3 000 y 4 200 metros
de altura sobre el nivel del mar y cubiertas en su mayor parte por pajonal, pasto amarillento que se utiliza para dar de comer a las reses y
ovejas. Muchos páramos de la zona de Cañar son tierras comunales
que poseen y explotan los integrantes de determinadas comunidades
ubicadas en los valles de más abajo.
26
Culebrillas: fuente del agua
El páramo que rodea la misteriosa laguna de Culebrillas es terreno
de propiedad y explotación colectivas a cargo de cuatro comunidades
comprendidas en el cantón de El Tambo. Este lago plácido está situado 3 880 metros sobre el nivel del mar a la sombra del imponente
Yanaurcu, la montaña negra.20 Aunque en apariencia es terreno
yermo, varias civilizaciones antiguas han dejado su huella. El camino
inca Ingañan pasa cerca del lago. Por aquel entonces este camino
estaba adoquinado y se mantenía en buen estado de Cuzco a Quito.
Por la relación que guardan con los restos del camino, varias piedras
señalan el emplazamiento de un tambo, que era una especie de posada o lugar de descanso para quienes recorrían el Ingañan.
Al sur de la laguna se ubica una zona llana donde hay una cantera que
la población autóctona denomina Labrazhcarrumi. Está formada por
varias peñas rectangulares y grandes desperdigadas por una zona de unos
19
20
21
Castro Muyancela (1995), págs. 314-15. Manuel Castro Muyancela, recién elegido
alcalde de Suscal, es un político “indígena” que ejerce influencia a escala nacional. El
término “taita” que se menciona en la cita se emplea para dirigirse a las personas
mayores y venerables, pudiendo traducirse por “padre” o “tío”. “Huracán” es la personificación de las violentas tormentas que suelen formarse en las montañas a grandes
altitudes.
Pinos y Rodríguez (1994), pág. 1, y Heriberto Rojas (1991), págs. 19-20.
La versión de la leyenda transcrita se basa en narraciones orales de Rebeca Pichazaea
y Francisco Chimboroza.
100 km2. Se desconoce el fin que tenían estos sillares de piedra, pero antes
se creía que los incas los tallaron para represar la laguna. Aunque hace 500
años se vivía y trabajaba en la zona, hoy en día está muy desolada: es un
paisaje espectacular, inhóspito y misterioso, cubierto de nieblas heladas
procedentes de las montañas y centro natural de una maraña de leyendas
que prácticamente cualquier cañari conoce en una u otra versión.
“Un soldado se casó con una hermosa doncella. Sin embargo, sin que
él lo supiera ella había subido hasta Culebrillas, donde la había visto
una enorme serpiente que habitaba en el lago. Esa criatura tan horrible se había enamorado de la doncella y quería quedarse con ella. El
día de la boda la serpiente irrumpió en la casa donde transcurrían las
celebraciones, agarró a la doncella y se la llevó a su guarida, situada
en el fondo de la laguna. El novio, enfurecido, empuñó una lanza y un
hacha y salió guiado por las huellas de la serpiente. Encontró a la
novia a orillas de la laguna. La enorme serpiente la tenía enrollada
con su cuerpo y reposaba la cabeza en el regazo de la muchacha. La
novia hizo un gesto a su esposo. Éste la obedeció escondiéndose tras
una piedra mientras ella cantaba una canción de cuna a la serpiente.
Cuando el animal se había quedado dormido, el esposo salió del
escondite y le clavó la espada. La serpiente, frenética, se retorcía y
escupía veneno, pero el valiente soldado le cortó la cabeza. Herida de
muerte, la serpiente se alejó de la orilla del lago. Mientras se arrastraba hacia el sur, el pesado cuerpo dejó un surco en la tierra. De ese
modo creó la serpiente el curso y los meandros del riachuelo de
Culebrillas, que es el arroyo que saca agua de la laguna para verterla
en el río de San Antonio. Desde aquel día, el agua de las montañas
riega toda la región de El Tambo. Al final, la dama dio a luz un niño
blanco hijo de la serpiente. Como no pertenecía a ningún sitio, el niño
provocó muchos problemas.” 21
Laguna
Culebrillas
Se cree que estas peñas
rectangulares eran utilizadas por
los incas para represar la laguna
27
28
Esta leyenda recoge varias ideas populares sobre el páramo, que es
donde habita sacha [lo desconocido, lo salvaje], a diferencia de uca
[lo conocido, lo palpable]. El páramo representa la frontera entre lo
fiero y lo domesticado. Es fuente de agua, pero también de tormentas
y enfermedades. El páramo es el territorio de los niños y las mujeres,
que son quienes guardan las ovejas y recogen el pajonal de la zona
(pasto amarillento que se utiliza para forraje). Los niños guardan
además una relación simbólica con el páramo. Los adolescentes, en
particular, ocupan la frontera que separa el mundo de los adultos del
de los niños. Por eso tienen cosas en común con el páramo, que ocupa
el territorio situado entre los picos inhóspitos y los campos cultivados.
Las mujeres mantienen asimismo un vínculo simbólico con el páramo,
pues se considera que están más cerca de la naturaleza que los hombres. El motivo quizá sea el papel que les corresponde en cuanto origen de la vida y dispensadoras de cuidados, característica que comparten con Pacha Mama, la madre tierra.22
Es posible que la serpiente con que se encontró la mujer de la leyenda guarde relación con el fenómeno más temido de la mitología cañari: la serpiente del cielo o Taita Cuichi (padre arco iris), heraldo de
vida y de destrucción. Taita Cuichi vive a orillas de los lagos. Siempre
tiene una pata metida en el agua. Cuando alguien lo acosa desaparece zambulléndose en el lago sin dejar otra huella que una columna de
humo. Quien inhale el humo padecerá cuichi japischca o contagio del
arco iris, enfermedad mortal que debe recibir de inmediato un tratamiento consistente en brebajes de hierbas y baños curativos.23
Los distintos tipos de arco iris provocan distintos tipos de enfermedad. La peor dolencia sobreviene cuando Taita Cuichi “se apodera de
una mujer”, es decir, cuando la deja embarazada. Cuando esto ocurre
tesoro
[El verdadero
de la laguna es el agua]
la mujer sufre dolores de cabeza intensos, le duelen las piernas y los
brazos, siente náuseas y le duele el estómago. La mujer que ha quedado contaminada con la simiente de Taita Cuichi debe comer hierbas amargas para vomitar ese elemento no deseado que ha penetrado
en su cuerpo. El miedo que inspira Taita Cuichi es muy intenso en
algunas zonas de Cañar. Con frecuencia se le da el nombre de “diablo
disfrazado con colores”. Se ha conjeturado que las extrañas ideas surgidas en torno a Taita Cuichi derivan de la combinación de viejos
mitos precolombinos con hechos y circunstancias vitales de fecha más
reciente. Así, por ejemplo, puede que el hecho de que el hijo de Taita
Cuichi sea siempre blanco refleje las consecuencias no deseadas de la
relación que se les impuso mantener con los antiguos dueños de la
hacienda, es decir, los invasores españoles o los propietarios de las
haciendas.24 Sin embargo, la serpiente de Culebrillas no es una criatura siniestra sin más; también guarda tesoros:
Dicen que en el fondo de la laguna yace un tesoro. Nuestros antecesores hundieron en ese lugar unas pesadas barras de oro puro,
puede que para ofrecer sacrificios a sus dioses. Hace unos años
nuestras comunidades empleaban un guarda ahí arriba [en
Culebrillas]. Aunque percibía un buen sueldo, un buen día desapareció y no se le volvió a ver. La gente supone que encontró el tesoro o una parte del mismo y que huyó con él a cuestas. Es probable
que se fuera a los Estados Unidos o a Europa.25
Aunque se habla mucho de los tesoros ocultos de la laguna, la gente
sabe bien que la verdadera riqueza que encierra el lugar no es de oro
ni de plata, sino de agua. El principal cometido de Taita Cuichi es proteger el agua y la fertilidad para entregárselas a los humanos. No obstante, todos los campesinos de Cañar saben que hay que ir con cuidado y actuar con tacto al abordar la espinosa cuestión del acceso al
agua. Todo el que se inmiscuya en los asuntos de una fuente de agua
como Culebrillas se verá rodeado de problemas. Cabe interpretar
como aviso la presencia legendaria de Taita Cuichi. “Que se ande con
cuidado el que quiera vérselas con las aguas de Cañar. No se sabe qué
poderes ocultos y qué conflictos no resueltos pueden salir a la luz”.
22
23
24
25
Bernal et al. (1999), págs. 49-51.
Landívar (1997), págs. 37-39 y Einzmann y Almeida (1991), págs. 92-93.
Einzmann y Almeida (1991), pág. 93.
Entrevista con Manuel Zaruma, de Molino Huayco, que nos acompañó a Culebrillas.
29
Culebrillas es una de las principales masas de agua de la cuenca de
los cañari. De la laguna parte el río San Antonio, que termina desembocando en el río Cañar tras llenar de agua nada más y nada menos
que 14 acequias y regar 2 639 ha de superficie de los cantones de El
Tambo y Juncal, con lo cual salen beneficiadas 1 100 familias.26 Dado
que la laguna Culebrillas alimenta igualmente otros sistemas de abastecimiento de agua, la construcción de una presa eficaz junto al lago
beneficiaría a aún más personas al bañar grandes superficies de tierra
seca con un caudal constante de agua.
El agua y el desarrollo
30
La agricultura ocupa un lugar destacado en todos los debates sobre políticas de desarrollo. Lejos de reducirse a una mera cuestión de rentabilidad,
la producción de alimentos es un asunto candente de orden social. Aunque
la producción agrícola orientada a los mercados internacionales puede
reportar beneficios a un país, no siempre basta para resolver los problemas
derivados de suministrar alimentos a una población hambrienta. Puede que
con un sector agrícola eficaz que beneficie a los pequeños y los grandes productores se logre distribuir la riqueza del país de forma más justa y equitativa. De ese modo se puede contener el éxodo migratorio procedente de las
zonas rurales y, tal vez, incluso elevar el nivel de vida, la eficiencia, la libertad de elección y el bienestar de una amplia población rural.
En comparación con otros muchos países, el Ecuador goza de un apreciable volumen de recursos naturales que no se reducen a los metales preciosos y el petróleo, además de un clima favorable a la efectividad de la producción agraria. El país ha salido ganando con el crecimiento de los mercados de exportación de diversos productos como los bananos, el cacao o los
camarones. Estos productos de las llanuras litorales han contado con el
apoyo de los responsables políticos de la nación. El desarrollo y el cultivo de
otros tipos de productos costeros como el arroz, el maíz y la soja gozan igualmente de diversos tipos de apoyo oficial. En las zonas montañosas se ha
modernizado por completo la producción láctea, mientras que gracias al
apoyo oficial se han podido comprar tecnologías locales e importadas.
Aun así, la mayor parte de los pequeños productores de la sierra no han
logrado beneficiarse de ningún tipo de inversión orientada a aumentar la
producción. La producción de alimentos destinados al consumo nacional no
basta para cubrir la demanda, y en varias zonas rurales la producción ha
descendido. En la zona de Cañar han perdido importancia productos como
el trigo, que antes era el principal cultivo, sobre todo como consecuencia de
las subvenciones oficiales a la importación.
Los organismos internacionales de desarrollo y algunas instituciones
gubernamentales y organizaciones no gubernamentales han procurado frenar tal deterioro de la situación. Se han llevado a cabo numerosos experimentos e investigaciones. Parece que los informes nacionales coinciden en
señalar que la eficacia del riego es la cuestión que más afecta a los campesinos andinos.27
En el Ecuador existen sistemas de riego desde la época precolombina. Sin
embargo, hasta 1944 el riego procedía exclusivamente de iniciativas privadas.
Ese año se fundó una Oficina Nacional de Riego (ONR). En 1966 se sustituyó la ONR por el INERHI (el Instituto Ecuatoriano de Recursos Hídricos),
que planifica y ejecuta proyectos de regadío además de encargarse del seguimiento y la supervisión de la ordenación de los recursos hídricos.28
Quien esté familiarizado con la ordenación de las aguas a escala comunitaria sabrá que un elevado volumen de inversión en el riego conlleva forzosamente muy diversos problemas. Los proyectos ejecutados por el INERHI han
topado a menudo con graves problemas originados sobre todo en la falta de
cooperación de las comunidades de campesinos. Con frecuencia ha surgido el
desacuerdo entre los beneficiarios. La falta de organización entre los usuarios
de los sistemas de riego ha privado de eficacia a la ordenación de las aguas.
Los defectos de mantenimiento han destruido una infraestructura valiosa,
mientras que en muchas ocasiones no se han construido los denominados sistemas terciarios, consistentes en canales cortos que riegan las parcelas de los
campesinos, por falta de organización eficaz entre los beneficiarios.29
La ordenación de las aguas requiere disciplina, solidaridad y aptitud para
las relaciones sociales. El cemento y las obras de ingeniería adecuadas no
bastan para crear sistemas de riego funcionales. Es fundamental la cooperación entre todas las partes afectadas. Puede que los factores decisivos
para dotar de eficacia a los sistemas de riego sean la apertura y la aptitud
para las relaciones sociales.
26
27
28
29
DHV Consultores (1995), pág. 165.
de Janvry y Glikman (1991), págs. 224-27. El 31 por ciento de las tierras cultivables está
en régimen de regadío. Más del 70 por ciento de los cultivadores utilizan un 30 por
ciento del agua empleada con dicho fin, mientras que el 70 por ciento del agua restante corresponde a las grandes haciendas (Cisneros et al. (1999), pág. 5).
de Janvry y Glikman (1991), pág. 228.
Ibíd., pág. 270. En 1994 se sustituyó el INERHI por el CNRH (el Consejo Nacional de
Recursos Hídricos) (Cisneros et al. (1999), pág. 5). El Estado ecuatoriano ha puesto en
marcha un proceso de transformación institucional delegando varias actividades de
las que antes se encargaba el estado central a municipios, organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil y el sector privado. Varias veces se ha mencionado al
INERHI (CNRH) en cuanto una de las organizaciones que se deben situar al margen
del control ejercido por el estado (FIDA (1995), pág. 20).
31
[
]
Faltó comunicación entre planificadores y futuros beneficiarios
Iniciativas de desarrollo de los cañaris
Los campesinos cañaris se hacen oír. De los decenios de conflicto
político surgieron varias organizaciones que hunden sus raíces en las
comunidades de campesinos. Forma parte del programa de todas
estas organizaciones la búsqueda de instituciones y organismos que
estén dispuestos a financiar proyectos de desarrollo rural y a prestarles asistencia. En el decenio de 1980 varias organizaciones de base y
el organismo de desarrollo regional CREA (Centro de Reconversión
Económica del Azuay, Cañar y Morona Santiago) formularon planes
de apoyo a los proyectos agrícolas.
En 1980, recién reinstaurado el gobierno democrático,30 volvieron a
abordarse las cuestiones relacionadas con el desarrollo rural y el
Estado ecuatoriano declaró que estaba dispuesto a “… aplicar un
enfoque integrado sin dejar de centrarse en los problemas del campesinado proponiendo la participación dinámica de los campesinos a fin
de ir más allá de las soluciones sencillas de carácter técnico orientadas a la producción.”31
El CREA se fundó en 1958 para hacer frente a la crisis que atravesaba la producción de los lujosos sombreros de paja denominados
jipijapas, cuyo centro se situaba en la provincia de Cañar.32 El repentino descenso de la demanda afectó de forma más o menos directa a
100 000 personas que se dedicaban a estas actividades artesanales. La
principal función del CREA consiste en tomar parte en la planificación de proyectos de desarrollo regional en las provincias de Azuay,
Cañar y Morona-Santiago. Coordina las iniciativas de desarrollo de los
organismos nacionales e internacionales que operan en la zona.
También ejecuta proyectos rurales por cuenta propia o en asociación
con otras entidades (tanto públicas como privadas).33
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32
33
Entre 1963 y 1965 gobernó en el Ecuador el ejército, mientras que entre 1966 y 1968
estuvo al mando del país un presidente interino que no fue elegido mediante elecciones generales. En 1968 se eligió por quinta vez presidente a José María Velasco Ibarra.
En 1972 lo derrocó el ejercitó, que gobernó el país hasta 1979.
Resolución oficial, citada por de Janvry y Glikman (1991), pág. 209.
Aunque los jipijapas se originaron en el Ecuador, el nombre en inglés (“panama hat”) se
debe a que se pusieron de moda entre los obreros que construían el Canal de Panamá.
A partir de 1898 las tropas estadounidenses que guerreaban en los trópicos llevaban
“sombreros de Panamá” ecuatorianos (se enviaron 50 000 sombreros a los soldados
que luchaban en el Caribe y Filipinas). La industria alcanzó su punto álgido en 1946,
año en que se exportaron cinco millones de sombreros que suponían el 20 por ciento
de los ingresos anuales por exportación del Ecuador. Con la gradual evolución posterior de la moda se produjo una grave crisis a finales del decenio de 1950 (Perrottet
(1994), págs. 131-33).
de Janvry y Glikman (1991), pág. 283-85.
33
En 1982 el CREA presentó al Gobierno del Ecuador una propuesta
de cooperación futura con el FIDA en la zona de Cañar.34 En 1987 una
misión del FIDA otorgó al cantón de Cañar carácter prioritario por lo
que respecta a la ejecución de un hipotético programa de desarrollo
rural. El proceso de elaboración fue concluido por el FIDA en 1990.
Una misión de evaluación ex ante presentó un informe que sirvió de
base al acuerdo de préstamo firmado por el FIDA y el Gobierno del
Ecuador. En marzo de 1992 el Gobierno de los Países Bajos accedió a
cofinanciar el proyecto. Pese a la duración y la complejidad del proceso, el Proyecto de Desarrollo Rural de la Cuenca Alta del Río Cañar
(CARC) tropezó con graves dificultades aun antes de comenzar.
Estaba previsto que el proyecto se ocupara de una amplia gama de
cuestiones relacionadas con la producción agrícola.
“El objetivo principal del proyecto es aumentar considerablemente
los ingresos reales de los pequeños agricultores de la cuenca alta del
río Cañar mediante la introducción de riego y tecnología adecuada
para fomentar el desarrollo productivo de sus fincas.”35
Con arreglo a este principio, se incorporaron desde el principio varios
componentes: crédito, asistencia técnica, infraestructura, organización
de los productores y actividades productivas de la mujer. Sin embargo,
no dejaba de recalcarse que el programa se centraba en el riego.
“Este componente [la construcción y rehabilitación de infraestructuras de riego] reviste una importancia capital para la ejecución de los
demás componentes del proyecto. De hecho, hasta que no se hayan
incorporado medidas de riego adecuadas dotadas de suficiente alcance
geográfico no podrán introducirse nuevas tecnologías y las prácticas
necesarias para elevar la productividad agrícola de los beneficiarios.”36
El riego, cuestión espinosa, terminó exacerbando los sentimientos
en la zona del proyecto propuesta. El ojo del huracán se situaba en
Culebrillas, morada mística de Taita Cuichi y origen de la mayoría de
las aguas cañaris.
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39
Pinos y Rodríguez (1994), pág. 21.
FIDA (1990), pág. 63.
Ibíd., pág. 69.
Citado en Villarroel, G. (1992).
FIDA (1990), págs. 69-70.
Villarroel, G. (1992). La parroquia es la dependencia administrativa situada por debajo
del cantón. En la actualidad Suscal es un cantón. Antes de que El Tambo y Suscal fueran “cantonizados”, el cantón de Cañar comprendía 14 parroquias. En la actualidad pertenecen a Cañar 12 parroquias, mientras que los cantones de El Tambo y Suscal se sitúan a manera de “islas” en el seno del cantón de Cañar, de tamaño muy superior. Los
alcaldes del cantón se eligen en elecciones generales, mientras que la administración
nombra los tenientes políticos que gobiernan las parroquias.
La propuesta inicial
En 1992 se afirmó que “una de las obras más importantes en torno
a las cuales gira el proyecto de desarrollo centrado en los campesinos
cañaris es la construcción de la presa de Culebrillas”.37 En 1990 la
misión de evaluación ex ante del FIDA describía como sigue el represamiento de Culebrillas:
“El subsistema de Culebrillas exige la construcción de una zanja de
tierra de 14 metros de alto y 72 metros de largo con la que se creará
una presa sobre la laguna mencionada y se dotará a su boca de salida
(el río San Antonio) de una capacidad de 10,5 hectómetros cúbicos.
Estas obras de regulación servirán, por una parte, para alimentar con
un máximo de 680 litros por segundo el subsistema de El Tambo (el
cual se ampliará notablemente, con 991 ha extra, al prolongar cuatro
kilómetros más el canal principal, denominado Canal Coronel) y, por
otra parte, para encauzar agua suplementaria hacia el nuevo canal
principal […], con lo cual podrán regarse unas 777 ha de las zonas de
Juncal, Suscal y Chontamarca.”38
Dos años después se creía que “… [el sistema de Culebrillas] servirá para almacenar en invierno 7 millones de metros cúbicos de agua
que se puedan utilizar en verano para regar 2 700 ha de tierra mediante una red de canales mejorados y la construcción de un nuevo canal
que llegue hasta la parroquia de Suscal.”39
Efectuaron estudios preliminares de la presa y de la red de canales
conectados con ella el CREA, el Instituto Interamericano de
Cooperación para la Agricultura (IICA), el INERHI y Latinoconsult,
empresa de consultores argentina. El CREA se ocuparía del componente de riego del proyecto CARC, mientras que el INERHI prestaría
asistencia técnica y se encargaría de todas las obras de construcción
relacionadas con el riego.
35
riego
[Elcuestión
espinosa]
El proyecto era ambicioso, pero las soluciones que ofrecía dependían
demasiado de planes rígidos. El proyecto se basaba en el cemento;
sólo se pensaba en relación con este material. Se planificó la construcción de la presa y los canales sin tener presente que la cuestión
del riego no se reduce a suministrar más agua, sino más bien a
practicar una ordenación adecuada. Hay que organizar el aprovechamiento del agua desde la fuente de origen hasta el punto donde
concluye su recorrido. Las relaciones humanas forman parte de la
cuestión. Aunque de antemano existían juntas de agua, éstas no
participaron en el proceso de planificación; no sorprende, pues,
que surgiera el conflicto.40
Aunque se planificaron cuatro sistemas de riego distintos, fueron los
planes de Culebrillas los que despertaron una intensa oposición, quizá
porque se iban a ver afectados 14 canales existentes. El nuevo canal
suponía que se iban a reorganizar estos 14 canales. Quienes por aquel
entonces hacían uso de los canales se sentían excluidos del conjunto
del proceso de planificación. Tenían miedo de que corriera grave peligro el acceso tradicional a los sistemas de riego antiguos y estaban
convencidos de que con las innovaciones del proyecto perderían agua.
La situación empeoró con los planes de suministrar agua procedente
de Culebrillas a la zona de Suscal. Aunque la capacidad propuesta de
la presa de Culebrillas bastaba y sobraba para alimentar uno y otro sistema de riego, los usuarios de los canales existentes pensaban que
con los nuevos sistemas todo iba a empeorar. Como el tamaño de los
nuevos sistemas sería muy superior al de los antiguos, los usuarios originales de las aguas de Culebrillas dieron por supuesto que a todos les
tocaría menos agua. Construyendo el nuevo canal que llegaba hasta
Suscal, ¿no se corría el riesgo de privar a El Tambo de una buena
parte de sus aguas?
36
CARC, el proyecto, había decidido construir la presa. Eso era todo;
a nosotros no nos habían avisado. De repente, era un hecho. Un
ingeniero de nombre Carran nos explicó que el agua partía en
dirección a Suscal. Se iba a reunir toda el agua en un solo canal,
el Canal Coronel. Nosotros pensamos que de ese modo El Tambo se
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44
Entrevista con Rudolf Mulder, codirector del CARC por parte de los Países Bajos.
Entrevista con Julián Guaman, presidente del comité de aguas del Canal Cachi-Banco
Romerino Pillocapata.
León (1993), págs.1-3.
Entrevista con Daniel Rodríguez, ex alcalde de El Tambo.
Entrevista con Abelina Morocho Pinguil, que es la actual alcaldesa de Suscal, aunque
nació en El Tambo, donde sigue trabajando la tierra de su padre. Se casó en Suscal,
donde también posee tierras. Es patente que conoce bien los problemas que plantea el
riego en las dos zonas.
quedaría sin agua. Se habló de alzarse en rebelión, de demandar
al CARC y a todos los organismos participantes.41
Un angustiado rumor corrió por la parroquia de El Tambo: “Nos van
a quitar el agua”. Los organismos de desarrollo hicieron lo posible por
garantizar a la población de El Tambo de que se trataba de todo lo
contrario: todo el mundo iba a salir ganando con la presa de
Culebrillas. Pero no sirvió de nada; era demasiado tarde. Los usuarios
de los sistemas de riego de El Tambo no habían participado lo suficiente en el proceso de planificación y ahora ya era tarde para remediar la situación. Parecía imposible evitar el conflicto.42
Abundaban las expectativas. Nunca antes se había invertido tanto
dinero en la zona. Iban a mejorar la calidad de vida y la producción.
Sin embargo, una vez detectados los problemas, faltó la comunicación entre los planificadores y los futuros beneficiarios. Se celebraron
consultas con pocas organizaciones y comunidades de El Tambo;
éstas no tomaron parte alguna en el proceso de planificación. Los técnicos trabajaban por cuenta propia sin guiarse por un plan integrado. Cuando la población se enteró de que la presa de Culebrillas
iba a alimentar un canal nuevo además de los 14 canales existentes
cundió el pánico, pues creía que iba a quedarse sin agua.43
No entiendo por qué no nos lo explicaron mejor; a fin de cuentas,
nosotros éramos quienes utilizaríamos las aguas. Nosotros y nuestros padres conocíamos a fondo los problemas que plantean los sistemas de riego. Forma parte de nuestra vida. Trabajamos a diario
con el agua. No cabe duda de que habríamos aportado abundante
experiencia y conocimientos. Al abordar cuestiones tan delicadas
hay que empezar por dialogar. Sin embargo, viene de lejos la costumbre de hacerlo todo pasando por alto nuestro parecer.44
[Nos van a quitar el agua]
37
En un informe redactado por un asesor técnico de la Universidad de
Cuenca se señalaba la aparente falta de comprensión de las circunstancias socioeconómicas que evidenciaba la propuesta original:
“En la información [presentada al coordinador de la Comisión
Técnica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Cuenca] no
figuran análisis de los conflictos sociales y étnicos que existen entre
las comunidades y parroquias de la zona del proyecto. A nuestro juicio, hay que poner de relieve estos problemas examinando los antecedentes de que se dispone y las reacciones diversas y contradictorias
que han suscitado en las comunidades y los sectores sociales los planes del proyecto. […] En el marco de las actuales actividades de desarrollo, que dan cabida a la dimensión cultural y la ecológica, es
imprescindible investigar a fondo estas cuestiones; es inevitable, aunque necesario, que tal enfoque genere conflictos. Puede que la ausencia [de ese tipo de estudio detenido de la situación social] se deba a
una inclinación general que se desprende de los documentos que se
nos han enviado: el tratamiento sociológico de la zona en cuanto
espacio homogéneo […] no se examina la diversidad de la actual
situación socioeconómica desde la óptica de la población por lo que
respecta a la ocupación territorial. Además, deseamos insistir en que
hace falta hallar un mecanismo directo e innovador para que los futuros beneficiarios del proyecto tomen parte en los debates y la adopción de decisiones al margen de las intervenciones paternalistas y verticales que caracterizan a los organismos públicos y privados.”45
38
En pleno conflicto
La prensa local y nacional dio cuenta de la acumulación de diversos
conflictos provocados por el plan de represamiento de Culebrillas.
“Últimamente ha generado tanta polémica que bien se la podría denominar la laguna de la Discordia”.46 Ya en 1989, cuando los planes todavía estaban en fase de elaboración, empezaron a aparecer en los periódicos opiniones sobre la presa de Culebrillas. Después de que la
misión de evaluación ex ante del FIDA presentara su informe en 1990,
subió la temperatura del debate y los defensores y detractores se
entregaron a exhibiciones de oratoria y a insultos:
45
46
Almeida Durán (1990).
Villarroel, G. (1992).
39
“[Los cañaris] fuimos los primeros en luchar contra las huestes de Túpac
Yupanqui. Hicimos la guerra a las tropas invasoras de Huáscar y Atahualpa.
Los españoles nos engañaron con falsas palabras. Escondimos los tesoros y
nos retiramos a los páramos helados, donde vivimos desde entonces, al margen de todo y sin posibilidad de labrarnos nuestro propio futuro. La imperiosa voz de Inti vino a conminarme y me sentí turbado. Ha llegado la hora
de que nuestro pueblo se organice y se ponga en marcha. Hace falta decidirnos y prestar apoyo a la medida [el represamiento de Culebrillas], pues
de ella depende que dispongamos todo el año de agua suficiente para regar
y, por lo tanto, que no mueran nuestras cosechas.” 47
“La actitud que adoptan los representantes de la anticultura para mostrar
sus dotes de ejecutivos, agentes activos y trabajadores les obliga a recurrir a
sofismas y mentiras. Hacen lo posible por destruir la prehistoria y la historia
del Ecuador. […] Como si estuvieran en trance, pretenden ejecutar sus planes haciendo caso omiso de la oposición y el rechazo del país y del ámbito
científico y edificante de la cultura. En la presa que se proponen construir
en Culebrillas falta un pequeño detalle: una placa que rece: ‘La presente es
obra de ignorantes y analfabetos’.” 48
En un principio sólo se opusieron al proyecto quienes deseaban proteger los
vestigios arqueológicos y la belleza natural de Culebrillas. Tales defensores
del paraje eran fundamentalmente forasteros a los ojos tradicionales de los
cañaris, pues la mayoría habitaba en la ciudad de Azogues, capital de la provincia, y en la gran ciudad de Cuenca, situada más al sur.
Con la presa subiría el nivel del agua y quedarían inundados los
Labrazhcarrumi, que son los restos de la cantera inca ubicados en la zona.
Los técnicos propusieron que se trasladaran las piedras a otro emplazamiento, “como pasó con Abu Simbel, en Egipto”. Pero con esa solución no quedaban satisfechos los adversarios, que insistían en que la totalidad del entorno
en que se ubica el lago es única en su género y que toda intrusión tendría consecuencias catastróficas. Los beneficiarios previstos de los sistemas de riego
mejorados acogieron tales razonamientos con ira y desesperación.
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Paulina Ati, recogido en Torres (1990). El pueblo que se menciona en la cita son los
incas que estuvieron al frente de las tropas conquistadoras procedentes del sur antes
de que llegaran los españoles. Inti es el rey sol.
Egues (1990).
Entrevista con el padre Víctor Vásquez, párroco de Suscal.
León (1993), pág. 3.
Era una tragedia. Se podrían haber llevado las piedras. A mí no me
parecen tan valiosas como las pintan. Sea como sea, no han hecho
nada por protegerlas pese a todas las tensiones y todos los intentos
de impedir que se ejecutara el proyecto. Fueron muy injustos con
nosotros. Hemos sufrido una grave pérdida de la que aún no nos
hemos recuperado. Con esa agua se podría haber ayudado a cientos de familias. Aquí abajo seguimos a merced de la sequía.49
En Culebrillas un pastor cañari que lucía zahones de piel de oveja y
llevaba un látigo cuyo mango era largo y estaba hecho de madera,
argumentó lo siguiente a favor de la construcción de la presa:
Yo creo que las piedras que se sacaban de Labrazhcarrumi se utilizaron para represar Culebrillas. Nuestros abuelos, que sabían
hacer cosas como construir presas y canales de riego, ejecutaban
tales obras para beneficiar a gente como nosotros, los campesinos.
Les importaba su pueblo. Si ahora construimos una presa aquí
arriba, es seguro que con el tiempo se convertirá en yacimiento
arqueológico: igual que Labrazhcarrumi. Así pues, ¿por qué no
construirla? Los habitantes del porvenir dirán que nos importábamos los unos a los otros, pues construíamos presas y canales.
41
El conflicto se agudizó cuando los arqueólogos y sus partidarios presentaron los planes de Culebrillas a diversos dirigentes del cantón
de El Tambo.50 En 1992 ya se había movilizado a la mayor parte de
los habitantes de la parroquia de El Tambo en contra del proyecto
y la oposición empezó a adquirir un cariz más militante que antes.
El 27 de noviembre de 1992 una delegación oficial integrada, entre
otras personas, por el director del proyecto, el gobernador de Cañar,
el alcalde de Azogues y representantes del FIDA y el CREA subieron a
Culebrillas para dialogar sobre la construcción de la presa. De repente los rodearon 400 campesinos; cuatro horas después los funcionarios
oficiales se vieron obligados a firmar un documento en virtud del cual
La belleza natural
de Culebrillas
prometían que no iban a construir la presa. Con todo, camino de El
Tambo detuvo a la delegación otro grupo de campesinos armados, procedentes esta vez de Suscal. Se repitió la escena y los campesinos de
Suscal obligaron a la delegación a que firmara un documento en virtud del cual prometían que se construiría la presa.51
Una vez cumplidos sendos objetivos y tras la marcha de la delegación, los dos grupos de campesinos se encontraron. “A finales de la
tarde se produjeron cerca de la laguna confrontaciones armadas entre
los campesinos de El Tambo y de Suscal. Varias personas salieron heridas de las refriegas”.52
42
La delegación era grande. Para llegar a Culebrillas hicieron falta
por lo menos quince coches. Al llegar allá nos recibió Antonio
Carillo, arqueólogo de Cuenca, y dos colegas suyos de Quito. Los
acompañaban representantes de las comunas que ejercen control
sobre la tierra de la zona, gente de Sumi Corral, que está ubicado en
la comunidad de Sigsig. No bien habían comenzado las conversaciones, bajaron de las montañas cientos de campesinos, la mayoría
a lomos de caballo y algunos blandiendo palos y machetes. Algunos
llevaban escopetas. Parecía una película del Oeste. Sus dirigentes
llevaban un documento que, tras debates prolongados y violentos,
nos obligaron a firmar. Lo extendieron sobre el capó de un coche.
Las violentas discusiones se prolongaron de las diez de la mañana
a las cuatro de la tarde. Todo el rato teníamos miedo, rodeados
como estábamos por hombres armados y furiosos. Trataron de dar
una paliza a un técnico que se parecía a Luis Chimbo. Este Luis es
un indígena de El Tambo que habíamos empleado de chofer. Varias
personas que se oponían al proyecto lo tachaban de traidor y querían echarle mano. Alterados por un incidente tan desagradable,
de
[Los campesinos
El Tambo y de Suscal
]
se enfrentan por el agua
Remigio Padrón,
actual director del
proyecto CARC
pusimos rumbo a El Tambo. Los dos arqueólogos de Quito, que pertenecían al grupo de oposición, nos siguieron hasta la carretera
interamericana. En ese punto nos interceptó un grupo nutrido de
personas procedentes de Suscal. Estaban muy enojados y atacaron
de inmediato a los arqueólogos. Se produjo un gran revuelo mientras tratábamos de defender a aquellos infelices. Cuando los ánimos
se calmaron un poco nos obligaron a ir a Suscal, donde se firmó
otro documento, esta vez a efectos de que se tenía que construir la
presa. No volvimos a Cañar hasta cumplida la medianoche.53
Con estos incidentes culminó la serie de tensiones que llevaban
mucho tiempo acumulándose. Algunos empleados del proyecto reunieron a varios de los detractores más vehementes de los planes de
represamiento de Culebrillas.
La situación era muy tensa. Los detractores secuestraron a los técnicos y los tuvieron encerrados varios días. No dejaban de amenazarnos. Por aquel entonces no había más de dos o tres policías en
toda la zona. Cuando la situación empeoró el Gobierno se ofreció a
enviar tropas, pero nosotros no queríamos provocar confrontaciones violentas. Preferimos entablar diálogos con los habitantes de El
Tambo. El incidente más espectacular se produjo cuando organizamos un encuentro en un lugar denominado la Granja de El
Tambo. La cosa se puso fea de verdad cuando interrumpimos las
conversaciones para tomarnos un breve respiro. Estábamos quince en una casita bebiendo café cuando de repente la rodearon cientos de personas. Algunos entraron y empezaron a golpearnos.
Alguien me reconoció y, tras empujarme contra la pared, me dijo:
“No te vamos a hacer nada si mantienes la boca cerrada y no te
mueves”. Cuando un ingeniero salió corriendo de la casa, un
grupo de atacantes airados lo siguió hasta el coche y, con él sentado en el interior, empezó a golpear el vehículo con palos y machetes. El que peor lo pasó fue Luis Chimbo: le dieron una paliza terrible y, de no estar presente Jenny Campoverde, la cosa habría terminado muy mal.54
51
52
53
54
El País (1992) y El Espectador (1992).
El Espectador (1992).
Entrevista con Remigio Padrón.
Ibíd.
43
Jenny Campoverde es una enfermera que trabaja en Suscal en el proyecto CARC. Jenny, mujer de carácter sereno, dice hoy que no se explica cómo logró reaccionar como reaccionó aquel día.
Formaban el grupo por lo menos cien personas a cuyo frente estaba un indígena gordo armado con un machete. Yo no lo conocía.
Empezaron a gritarnos. Nos pillaron desprevenidos, pues estábamos bebiendo café. Presa de ira, la multitud se precipitó al interior
de la casa destrozando las sillas y las mesas y arrancándoles las
patas a los muebles para aporrear a la gente. Era horrible. La casa
estaba atestada y fuera la gente se apiñaba para entrar. Gritaban:
“Entregadnos la cabeza de Luis Chimbo”. El técnico Jacinto
Caguana recibió varios golpes dados con la cara plana del machete. Arrastraron afuera a Luis Chimbo. Era horrible, demencial.
Parecía que el miedo tenía a la gente paralizada. Varios hombres
huyeron, una mujer se desmayó. Entonces vi que habían traído
una lata de gasolina. ¡Iban a prender fuego a Luis Chimbo! No me
cabía en la cabeza, me puse furiosa. Les planté cara y les grite:
“¿Cómo puden presentarse en ese estado de ánimo? ¡Fuera!” Les
desconcertó la fuerza de mi reacción y la mayoría se calmó casi de
inmediato. Me escucharon. La situación era muy extraña. Para mí
fue como una iluminación. Me sorprendieron su reacción y la
mía; todavía me cuesta creerme lo que pasó esa noche.55
44
Estos incidentes tan espectaculares dan prueba de la complejísima
situación social que imperaba por aquel entonces en la zona de Cañar.
Para entender y calibrar lo que ha conseguido el proyecto CARC es
importante tener en cuenta algunos elementos de la enredada malla
de relaciones sociales característica del valle de Cañar, comprendidas
cuestiones espinosas como el patriotismo local, las estructuras de la
propiedad, el racismo, los conflictos religiosos y el populismo político.
La experiencia práctica nos ha aclarado, a veces por la vía difícil,
que las labores de desarrollo en general y la ordenación de las aguas
en particular son actividades sociales complejas. Hay que ser muy
sensible a las necesidades y la manera de ser de la población con que
uno trabaja. Hay que andarse con tiento, escuchar y aprender.56
55
56
Entrevista con Jenny Campoverde.
Entrevista con Pablo Arévalo, técnico que trabaja en PROTOS (organización no gubernamental vinculada con el proyecto CARC).
[
]
Escuchar y aprender de quienes utilizan el agua
Patriotismo local
46
Puede que parte del conflicto tuviera que ver con los esfuerzos de El
Tambo por que se le reconociera condición de cantón. El Tambo era
entonces una parroquia ubicada en el cantón de Cañar. Los políticos de El Tambo procuraban aprovechar asuntos cuyo impacto
fuera suficiente para unir a la población urbana. Hace mucho
tiempo que se considera a la ciudad de El Tambo distinta del resto
de la zona cañari. El motivo que se da tradicionalmente es que la
mayor parte de los tamberos descienden de trabajadores del ferrocarril. Muchos de estos trabajadores procedían de la ciudad de
Tulcán, situada en el extremo septentrional del Ecuador. Acabada
la construcción, varios se instalaron en El Tambo, que se fundó por
motivo de la línea de ferrocarril. Desde entonces se ha tachado de
forasteros a estas personas y sus descendientes.57
El padre Mello Storoni, que es el párroco católico de El Tambo, nació
en un pueblecito italiano y pasó quince años en el Congo antes de
venir al Ecuador. Sin embargo, es un patriota local que defiende a
capa y espada lo que le parecen los intereses más favorables a sus
parroquianos. Admite que muchos lo consideran “persona muy conflictiva” y admite que nunca se ha privado de decir lo que piensa.
“Cabe decir que en cierto sentido me fascina la pelea.”
El principal motivo de que me opusiera a la presa era el peligro
que corrían los yacimientos arqueológicos de la zona. Confiaba en
Antonio Carillo, arqueólogo capaz de Cuenca que representaba al
Patrimonio Nacional. Además, no se había repartido debidamente
el conjunto del proyecto entre los habitantes de la zona. Iban a desviar parte del agua a las tierras bajas de Suscal. Es cierto que allá
abajo tienen menos agua que aquí, pero no es menos cierto que en
esa zona llueve más y hay más humedad que en El Tambo. No
Padre Mello Storoni,
el párroco católico de El Tambo
dependen del riego tanto como nosotros. Normalmente recogen
una cosecha más que nosotros. […] La población de El Tambo
siempre ha tenido la sensación de que los políticos de Cañar la
dejaban de lado. Por motivos políticos, las autoridades locales han
puesto en primer plano el bienestar de los habitantes de Cañar. El
proyecto de Culebrillas se planificó a la vez que El Tambo reclamaba la condición de cantón. Las dos comunidades estaban en
perpetuo conflicto. Varias personas de El Tambo levantaron barricadas en medio de la carretera interamericana para impedir que
pasara la gente procedente de Cañar. La gente llegó a luchar al pie
de las barricadas. Algunos jóvenes de Cañar vinieron a derribar
las barricadas insultando a los tamberos. En medio de unos de esos
incidentes un hombre de El Tambo se alteró, fue a buscar una escopeta y mató a otro hombre de Cañar.58
Los conflictos entre pueblos y aldeas remotos de los Andes son moneda común en diversas zonas. Parece que este tipo de “patriotismo
local” afecta a los mestizos tanto como a los indígenas.59
“La aldea [y el entorno rural] se asemejan a un claustro montañoso que acota las actividades humanas y en el que éstas se ven limitadas por fronteras invisibles que nunca quedan muy lejos. El hombre
está rodeado por montañas. Anochece pronto y la oscuridad parece
eterna. ¿Cómo puede concebirse nada ajeno a las aldeas de este tipo,
que no están comunicadas con el exterior y abarcan la vista, el cuerpo y hasta el espíritu? Las montañas ponen fin a los caminos, los ríos
carecen de puentes y el hombre está atado a una tierra que absorbe
todo su quehacer y aniquila su deseo de liberación. Cada aldea se asemeja a una caverna en la que el hambre está aprisionada y el hombre
debe aceptar su destino […] De ese modo vive el hombre en compañía de la montaña.” 60
57
58
59
60
Entrevista con Remigio Padrón. La línea de ferrocarril se terminó de construir hacia
1935. "Tambo" es expresión quechua con que en un principio se denominaban los puntos de parada del sistema de caminos inca (Bark y Maier (1973), pág. 142).
Entrevista con el padre Mello Storoni.
Como ocurre en la mayor parte de los países de América Latina donde conviven grupos
distintos, las "denominaciones" fundadas en la raza y la etnia no son rígidas y varían de
una zona a otra. En la zona de Cañar se emplea el término "mestizo" para referirse a los
"blancos" y a las personas de "sangre mixta". Los indígenas se definen en su mayor
parte como "cañaris", si bien también se consideran "indígenas". En el Ecuador se suele
considerar indígena a una persona que vive en una comunidad indígena, habla quechua (u otra lengua indígena) aparte del español, o en lugar del mismo, y viste de una
manera determinada (en relación con las definiciones étnicas y el racismo en el
Ecuador, véase Cervone y Rivera (1999)). La manera de vestir más característica de
los cañaris comprende, aparte de ponchos y de camisas que llegan hasta la rodilla y se
llevan sobre varias enaguas, sombreros de fieltro blanco hechos a mano y los guangos,
trenzas individuales y largas que lucen hombres y mujeres.
Uriel García (1986), pág. 143.
47
Lo que sigue es con bastante probabilidad una descripción auténtica de la zona de los cañaris hace unos cincuenta años:
Los hacendados vivían lejos de aquí, en Cuenca. Como había
mucha distancia, la mayoría permanecía aquí de junio a diciembre. Sus familias se iban en octubre porque los niños tenían que ir
a la escuela. Antes de 1930 el tren no llegaba a El Tambo. Hasta
1970 no había vehículos en la zona. No había tractores (y sigue sin
haberlos). Hasta el decenio de 1950 los productos se transportaban
a la costa cargados en mulas. Al depender de la hacienda, la
mayoría de los indígenas se pasaba la vida sin salir de ella.61
48
A raíz de los cambios radicales acaecidos en el último decenio, actualmente la población se relaciona de forma más estrecha con el mundo
circundante. Sin embargo, puede que el aislamiento de entonces
explique en parte el hecho de que las comunidades andinas tiendan a
permanecer circunscritas y a desconfiar de sus vecinos. Cada miembro de una comunidad cualquiera suele sentirse parte integrante de
un grupo de personas. Son fáciles de entender los motivos de orden
geográfico que justifican esta sensación de pertenencia, pero existen
además motivos históricos que se remontan a la época precolombina.
Bajo la soberanía de los incas se cultivaba la tierra mediante ayllus,
unidades domésticas a cuyo frente estaba el hatun-runa o cabeza de
familia, que a su vez estaba sujeto al control exhaustivo que las curacas
ejercían sobre todas las labores. Cada año las curacas redistribuían la
tierra en función del volumen de mano de obra activa que hubiera en
cada hogar. Los miembros del ayllus eran objeto de un control riguroso y cada habitante de las zonas rurales formaba parte de un complejo sistema administrativo. Las distintas categorías sociales eran objeto del control continuo y riguroso que caracterizaba a la totalidad del
imperio inca. Este sistema generaba una vinculación estrecha entre
los agricultores y la tierra que cultivaban. Así pues, al llegar los españoles se encontraron con un elaborado sistema de tributación y disciplina laboral dispuesto a la explotación. Cabe aventurar que el estricto control ejercido por los incas sobre la población rural se perpetuó
durante la soberanía colonial e incluso republicana y sobrevivió hasta
hace unos decenios.62
se planificó
[Elaproyecto
la vez que El Tambo reclamaba
]
la condición de cantón
Las ideas que fundamentan el “patriotismo local” se escuchaban con
frecuencia en las críticas dirigidas contra el proyecto CARC:
Siempre es lo mismo. Lo normal hubiera sido que El Tambo participara en la formulación del proyecto. Además, ¿por qué no permitieron que los tamberos formaran parte del cuerpo de administradores y técnicos? No insinúo que lo haga mal la gente de Cuenca
y de Cañar que está actualmente a cargo de todo. Puede que estén
más capacitados que la mayoría de los tamberos, pero estoy convencido de que éstos deberían participar en un proyecto de tanta
importancia que nos afecta a todos; podemos aportar nuestra propia gente, nuestros propios técnicos. Aun así, no se permitió que el
municipio de El Tambo participara ni en la formulación inicial
del proyecto ni en la reformulación. Todo se dejó en manos de
forasteros y de su idiosincrasia. Ahora se han traspasado todas las
labores a organizaciones no gubernamentales, pero el personal es
el mismo de antes. ¿Dónde están los tamberos? No se les ve por ninguna parte. Sigue sin haber técnicos tamberos en el proyecto.63
Algunos miembros de la comunidad de El Tambo expresaron con
mayor contundencia el recelo que les inspiraban los agentes del desarrollo venidos de fuera. Un hacendado blanco que se dedicaba a la
ganadería y deseaba guardar el anonimato dijo lo siguiente:
Varias de esas organizaciones que se denominan no gubernamentales y hasta algunas organizaciones religiosas están integradas
por forasteros que vienen con un programa de acción propio totalmente ajeno al de los ciudadanos respetuosos de la ley que habitan
en la zona. Algunas de las organizaciones que se denominan de
asistencia se dedican a infiltrar ideologías comunistas.
Se organizan manifestaciones y protestas a título de acción comunitaria. Más que a título de individuos, la población participa en calidad
de miembros de un grupo determinado. Tal actitud sirve de caldo de
cultivo ideal al resentimiento dirigido contra los miembros de la
comunidad que trabajan con las personas a las que se considera forasteros e intrusos. Puede que en tal circunstancia radique el enorme
odio desatado contra Luis Chimbo, chofer del proyecto, cuya vida se
vio amenazada varias veces.
61
62
63
Entrevista con el doctor Fernando Pozo Illingworth, pequeño hacendado (20 ha).
Bernand (1996), págs. 67-68.
Entrevista con Daniel Rodríguez, ex-alcalde de El Tambo. Varios técnicos del proyecto
CARC respondieron a la crítica del alcalde puntualizando que la reformulación del proyecto suponía un proceso largo y complejo. Se invitó a todas las organizaciones de El
Tambo a que participaran. El personal del CARC afirma que se negaron a participar
varios tamberos que en un principio se habían opuesto al proyecto. Además, aclararon
que, puesto que el proyecto hace hincapié en el desarrollo "rural", la participación
popular es más evidente y activa en el campo aledaño a El Tambo ciudad.
49
Tras haberse mejorado la comunicación entre el personal del proyecto y sus detractores, pareció que de repente se disolvía todo el
resentimiento dirigido contra Luis Chimbo. La mayoría de los tamberos volvieron a aceptarlo plenamente y él pudo reintegrarse a la vida
de la comunidad.
El sistema de Huasipungo
La tierra y el agua revisten una importancia capital en el valle del
Cañar. La población ha luchado y ha muerto en su nombre. Hace unos
cuantos decenios muchos cañaris carecían de libertad de acceso a la
tierra y el agua. En veinte años, muchos indígenas han atravesado una
sucesión de etapas de desarrollo social que en Europa duró siglos.
Personas que nacieron en condiciones de servidumbre y analfabetismo han ganado tierras y confianza en sí mismas. En virtud de un proceso a menudo difícil, han entendido que el control de la tierra y el
agua suele ser sinónimo de poder.
50
La falta de riego sigue siendo el principal problema de la zona.
Mientras no se pongan en práctica los planes de represamiento de
Culebrillas y de construcción de nuevos canales, la gente va a
sufrir. Aquí no hay agua, la zona es prácticamente un desierto y la
situación va a peor. Culebrillas es la única fuente de riego de que
disponemos. La causa fundamental de los problemas reside en las
continuas disputas en que nos enzarzamos con nuestros camaradas de El Tambo. Ellos dicen que quieren proteger los yacimientos
arqueológicos de su territorio, pero no es ése el mayor problema. Lo
que cuenta es que la tierra pertenece a quienes la habitan. No podemos invadirla. No podemos servirnos de lo que les pertenece. Cierto
es que el agua pertenece al Estado del Ecuador y no a un grupo de
individuos cualquiera, pero sí les pertenece la tierra en que se origina el agua. ¿Qué podemos hacer? Aquí abajo lo pasamos mal en
la estación seca, mientras que ellos disponen de agua todo el año.
En eso reside el problema: ellos tienen agua y nosotros no tenemos
64
65
66
Entrevista con Isidor Pichisaca, maestro rural en el sector de Collahuco de Suscal.
Entrevista con Pablo Arévalo.
Bernand (1996), págs. 94-96.
nada. El que tiene algo en su poder teme perderlo; el que no tiene
nada tiene que pedirlo, y a nadie le gustan los mendigos, pues
constituyen una amenaza.64
Todos los canales que parten de Culebrillas se dirigen a El Tambo.
Eso significa para ellos que la vida se dirige hacia sus campos. Es
natural que se considere motivo de amenaza a quien se inmiscuya
en el suministro de agua.65
Los conflictos concomitantes al CARC se fundan en tradiciones antiquísimas y en tensiones étnicas que siempre han estado presentes, problemas en apariencia eternos que guardan una relación estrecha con la
posesión de las tierras y el agua. Antes de la conquista de los españoles
no existía el concepto de propiedad privada de las tierras. Con los incas
todas las tierras pertenecían en teoría al sol y estaban en manos de su
hijo, el inca. Sin embargo, el extenso imperio del inca estaba sometido
al control de nobles poderosos. La riqueza de estos curacas no se medía
por la tierra que poseían, sino por el número de casas, esposas, sirvientes, pertenencias y animales que tenían en su poder.66
Los conquistadores españoles adaptaron el sistema indígena a sus
fines concretos. Por consiguiente, se obligó a los naborías, que antes
pertenecían a ayllus controlados por los incas, a que pasaran a trabajar para sus amos españoles. Este tipo de labores tenía carácter de
mita, lo cual suponía que los tributos se pagaban al acreedor en forma
de trabajo. Ante la Corona Española, los indígenas eran jurídicamente
vasallos libres, pero cuando se fundaron las ciudades de provincias la
tierra que las rodeaba adquirió valor y terminó por dividirse en parcelas a cuyo cargo estaban clérigos y funcionarios españoles. A la par que
adquirían diversos bienes y servicios ofrecidos por los habitantes de las
ciudades, los campesinos fueron endeudándose poco a poco. Las deudas se pagaban en forma de mita y el crédito solía estructurarse de tal
forma que el deudor quedaba atrapado de por vida. En poco tiempo la
mayoría de los indígenas había entregado sus tierras a los acreedores y
había adquirido la condición de siervo o huasipungero.
Tierra y agua
origen de tensiones étnicas
desde tiempos remotos
51
Huasipungero es una palabra quechua (huasi significa casa y
pungo puerta) con que se denomina la parcela que concede el hacendado a un trabajador de la hacienda.67 Dependiendo del período de
que se tratara, el huasipungero trabajaba para su patrón tres o cuatro
días por semana. De ese modo gozaba de acceso a una parcela (de
tamaño variable según la zona en que estuviera ubicada, pero en muy
pocos casos superior a las tres hectáreas) y de derecho a agua, leña y
pastos. Todos los integrantes de la familia del huasipungero estaban
obligados a trabajar para el patrón.68 Aparte de estos derechos y obligaciones, se garantizaba al huasipungero un salario mínimo mientras
estuviera al servicio de su patrón (en 1962, el salario se situaba entre
los 30 y los 90 sucres mensuales).69
Los huasipungeros no eran los únicos trabajadores que dependían
de la hacienda. También había yanaperos, arrimados, allegados o apegados. Este tipo de cultivador era dueño de su tierra, pero las deudas
heredadas de sus antepasados lo obligaban a trabajar para el hacendado varios días por semana. Solían trabajar en la hacienda más arrimados que huasipungeros.70
52
Las reformas agrarias
Las reformas agrarias de 1964 y 1973 acabaron finalmente con el
mundo apartado y restrictivo de las enormes haciendas y la servidumbre del huasipungo. Todavía cabe describir la situación que impera en
el Cañar como período de transición. Por eso, las expectativas y las
críticas de que es objeto el CARC derivan en parte de esperanzas y
expectativas que tienen su origen en las fuerzas sociales desatadas
por estas reformas.
El mundo cambió. Sacaban a doña Florencia Astudillo subida a un
palanquín como si fuera la virgen. La gente se arrodillaba a su
paso. Nuestros padres nos decían que nos quitáramos el sombrero e
inclináramos la cabeza cuando pasaran los patrones y los mayordomos. Sin embargo, la situación estaba cambiando. Dicen que
doña Florencia viajó a Roma. A su vuelta se había arrepentido y
era más religiosa que antes. Todo cambió. Se permitió a la población que fuera a la escuela. Se repartieron parcelas. Antes de morir,
67
68
69
70
Esta somera descripción de la complejísima evolución de los sistemas ecuatorianos de
tenencia de tierras se basa en Moreno Yánez (1995), págs. 341-96.
Ferrín S. (1982), págs. 161-69.
En 1960, 30 sucres equivalían a unos 15 USD.
Ferrín S. (1982), pág. 168.
doña Florencia legó todas sus tierras a un grupo de monjas, que a
su vez se las entregaron a la Iglesia antes de que acabaran en
manos de una entidad denominada Asistencia Social. La situación
apenas cambió. La tierra seguía en manos de los mayordomos y sus
familias. Nosotros seguíamos viviendo como si fuéramos esclavos,
pero en 1964 la tierra se dividió y se repartió. El huasipungo había
quedado abolido. Llegó una organización no gubernamental denominada Misión Andina que prestaba servicios de instrucción y asistencia a los antiguos trabajadores de la hacienda. Vino el ejército a
distribuir la tierra entre los huasipungeros. La estructura del poder
empezó a cambiar. Sin embargo, los problemas abundaban: la
repartición de las tierras era desigual, los antiguos mayordomos
obtuvieron las mejores parcelas y muchos arrimados seguían
viviendo en la misma situación de pobreza y marginación que
antes. Sin embargo, ahora nos apoyaba la Iglesia, que había cambiado y se había puesto de parte nuestra; por lo menos, algunos
sacerdotes se sumaron a nuestra reivindicación de tierras y justicia. El monseñor Leónidas Proaño, al que se conocía con el sobrenombre de “el obispo de los indios”, creó una emisora de radio en
Riobamba y difundió un mensaje al que denominaban “teología de
la liberación”. Pasamos muchos años envueltos en esa especie de
misticismo. Muchos sacerdotes estaban de nuestro lado. El más radical era el padre Rafael González de Biblián, pero había más. Aquí
en Cañar prestó servicios especialmente útiles una monja, la hermana Genoveva Rodríguez. Todos eran buena gente. Por aquel
entonces no sabíamos mucho. No teníamos suficiente poder.
Estábamos necesitados de ayuda. Así empezó todo. Aprendimos. Nos
organizamos. Cañar se convirtió en el núcleo del movimiento. Se
nos estaba agotando la paciencia. Empezamos a ocupar haciendas.
Las reformas agrarias
acabaron con la servidumbre
del huasipungo
53
Aquí en el Cañar no hubo mucha violencia, pero en otros sitios se
produjeron hostilidades. Los jóvenes de Cañar participamos.
Salíamos por la noche y ayudábamos a nuestros hermanos de otras
partes. En Chimborazo hubo enfrentamientos. Murieron por lo
menos tres personas de disparos de bala. Uno de los muertos, Lázaro
Condo, se convirtió en uno de nuestros héroes. Aprendimos a organizarnos a escala local y nacional. Me acuerdo de cómo nos miraban por encima del hombro los dirigentes de la sociedad. Nos gritaban, “¡Si quieren trabajar en el mundo profesional, múdense la
ropa! ¡Civilícense!” Aún queda mucho por hacer. Nos hace mucha
falta contar con más capacitación. Dicen que “los indígenas se politizan”. Yo digo que se nos está empezando a ver.71
Entre 1948 y 1960 el Ecuador atravesó una época de estabilidad política sin precedentes. La orientación de la política rumbo a la exportación estimulaba la economía, mientras que se generaba empleo en las
zonas costeras, adonde empezaron a llegar cada vez más emigrantes.
Mientras que la población de todo el Ecuador aumentó un 45 por ciento, en la costa el aumento fue del 100 por ciento. Sin embargo, a principios del decenio de 1960 cayeron en picada los precios de los bananos. Se apoderó del país una profunda crisis económica y se multiplicaron las huelgas. El ejercito, que suprimió los disturbios, tomó el
poder en 1973.72
La Alianza para el Progreso creada en la época de Kennedy influyó
en la política económica del gobierno militar. Como consecuencia, se
propugnó el desarrollo económico interno en vez de atender los intereses de los influyentes exportadores agrícolas de la costa y los grandes hacendados de la Sierra. Antes de que ambos grupos lograran consolidar la oposición al gobierno militar y derrocarlo en 1966, el ejército puso en marcha la reforma agraria de 1964, inaugurando así el proceso que terminaría por remodelar totalmente el panorama social y
político de Cañar.
54
71
72
73
Entrevista con Washo Camas.
Holmberg (1998), pág. 12.
Rossing (1996), págs. 98-99, y Bernal et al. (1999), págs. 70-71.
Los efectos inmediatos de la reforma agraria fueron limitados. Se
entregaron tierras que en su mayor parte pertenecían al Estado, pero
las estructuras de propiedad existentes no se vieron afectadas de
inmediato. El tamaño de las parcelas distribuidas solía ser muy reducido y en breve plazo se subdividirían poniéndolas en venta o repartiéndolas entre los herederos. Pese al nuevo auge agrícola propiciado
por la reforma, el volumen de las tierras de cultivo se redujo a escala
nacional por el hecho de que muchos de los grandes hacendados,
movidos por el miedo a la expropiación, limitaron el tamaño de sus
predios repartiéndolos entre los herederos o reorientando las actividades hacia la ganadería en detrimento de la agricultura.73
Atrás queda la edad media
Las reformas agrarias propiciaron la movilización social, que pronto
dejó de limitarse a la demanda de tierra. Poco a poco se fue conformando entre los indígenas cañaris un programa de realización personal y acceso al poder en el cual algunos deseaban dar cabida al CARC.
No todos los indígenas son pobres; ni todos los blancos o mestizos
que se dedican a la agricultura poseen tierras abundantes. Aun así, la
cuestión de las tierras siempre ha estado en el Ecuador vinculada
estrechamente con la difícil suerte de los indígenas. Sigue siendo
habitual equiparar al campesino pobre con el indígena. En breve plazo
surgió en torno a la reforma agraria un movimiento étnico orientado
a la realización personal y el ejercicio de influencia. A la cabeza de
dicho movimiento estaba la Iglesia católica. El padre Víctor Vásquez,
oriundo de Cañar de ascendencia cañari que es en la actualidad
párroco en Suscal, aclara lo siguiente:
reformas agrarias
[Laspropiciaron
la movilización social]
55
Los sacerdotes que nacemos en esta zona sabemos de las peculiaridades de su población. Nos hemos esforzado por plasmar lo que
empezó con la reforma agraria. Tratamos de adoptar una postura
apolítica, pero estamos de parte de nuestros parroquianos, de los
pobres. El milenio que viene habrá de regirse por el concepto de Dios
entendido como protector del mundo. No era otro el cometido de la
divinidad inca Pacha Kamak. Ahora nos percatamos de que el evangelio carece de límites; también concuerda con nuestra tradición
cultural. Somos optimistas; nuestra misión consiste en aportar esperanza y conocimientos a la gente. La Iglesia era antes el principal
latifundista. Como los pecados de la Iglesia eran motivo de honda
preocupación entre el clero, adoptamos con apasionamiento el mensaje del Concilio Vaticano Segundo. Prestamos apoyo a Medellín,
Puebla y Santo Domingo convencidos de que con el paso de los siglos
la Iglesia había contribuido a perpetuar la vergonzosa situación de
esclavitud y analfabetismo que imperaba en la Sierra. Al aceptar el
mensaje de la teología de la liberación, apoyábamos la reforma
agraria. Nos ocupábamos de la formación de organizaciones indígenas ayudándolas a que se hicieran oír en el ámbito social.74
56
Junto con Misión Andina, organización no gubernamental fundada
para apoyar las reformas agrarias mediante movilización social, la
Iglesia católica puso en marcha una gigantesca campaña de educación encaminada a crear organizaciones indígenas eficaces.
En fase de organización
En la zona de Cañar han proliferado las organizaciones. El CARC
colabora con varios grupos de presión y cooperativas que representan
fundamentalmente los intereses de los grupos de pequeños campesinos e indígenas. Las agrupaciones más importantes son la ASOAC, la
AINCA, la AIEC y la UPCCC. Puede que describiendo sucintamente
estas organizaciones se entienda mejor el surgimiento de organizaciones en el valle con posterioridad a la reforma agraria de 1964.
La ASOAC (Asociación de Organizaciones Agrícolas de Cañar) se
fundó en 1970 en Honorato Vásquez, aldea ubicada a las afueras de
74
75
Entrevista con el padre Víctor Vásquez.
Entrevista con Remigio Hurtado, miembro del consejo de la ASOAC.
Cañar. Se creó para organizar la distribución de las tierras y mejorar
los recursos de producción correspondientes a cuatro comunidades
distintas. La ASOAC opera en las esferas de la rehabilitación de los
canales de riego, las cuestiones sanitarias, la adaptación de las nuevas técnicas agrícolas, el almacenamiento, etc. Con los años, la
ASOAC ha establecido contacto con varias organizaciones no gubernamentales y otro tipo de organismos de desarrollo. Actualmente se
ocupa de organizar a nada menos que 48 comunidades y se ha asociado con FENOCIN (Federación Nacional de Organizaciones y
Organismos Campesinos Indígenas y Negros de Ecuador), organización de ámbito nacional. Junto con unas cuantas organizaciones
semejantes, la ASOAC actúa de agencia de FENOCIN en el sur. Como
su identidad no es exclusivamente la de una organización indígena, la
ASOAC deseaba asociarse con FENOCIN porque ésta última está
abierta a todos, fomentando, en particular, la cooperación con la
población negra que habita en el litoral septentrional.
Deseamos estar en situación de formar a nuestros propios técnicos
y contribuir a la creación aquí, en Cañar, de un fondo local de
conocimientos. Nuestra colaboración con el CARC ha sido excelente, ha tenido un carácter muy abierto y se ha basado en el respeto
mutuo. Con el CARC hemos creado invernaderos recubiertos de
plástico y hemos recibido capacitación con respecto a su explotación. El proyecto nos ha ayudado igualmente en lo que respecta al
fortalecimiento institucional y a la manera de adquirir conocimientos prácticos en la esfera social y administrativa. También
hemos colaborado en la reconstrucción de canales de riego. La política de la ASOAC consiste en respetar a todas las organizaciones
hermanas sin discriminar a ninguna.75
Invernaderos
recubiertos de plástico construidos
con el apoyo del CARC
57
La AINCA (Asociación Indígena Cañar Ayllú) se fundó en Suscal en
1982. La necesidad de fundarla derivaba de la constatación de que las
comunidades de Suscal no podían transmitir sus necesidades a las
autoridades.
Es opinión generalizada que los estratos inferiores de la población
de Suscal están un tanto retrasados en comparación con la población que habita en el sector superior. A menudo nos denominan
sachos, “del lomo de más allá” o mucos.76 Cuando no teníamos una
organización propia no siempre resultaba fácil que se notara nuestra presencia a escala local y nacional. Procuramos atraer la cooperación y la asistencia del gobierno y las organizaciones no
gubernamentales. Hemos luchado por recibir electricidad y agua,
pero no dejan de surgir nuevos problemas. Antes era muy grave
por aquí el problema del alcoholismo; ahora nos preocupa la situación de nuestros hijos. Con las recientes migraciones se vieron muy
afectadas las familias y, en particular, las mujeres y los niños.77
58
La AIEC (Asociación de Indígenas Evangélicos de Cañar) es la organización de indígenas luteranos de la zona de Cañar. En 1970 misioneros noruegos introdujeron la fe luterana en Cañar. Tras abrir un
centro de atención sanitaria tardaron poco en ganarse adeptos. La
proclividad al trabajo de los luteranos, el rigor con que condenan la
influencia del alcohol y la importancia que atribuyen a un sentido
estricto de la moral impresionaron a varios cañaris. Sin embargo, en
un principio fue enconado el enfrentamiento con la jerarquía de la
Iglesia católica y con varios vecinos.
A menudo nos acusaban de que éramos marionetas en manos de
amos extranjeros, que obedecíamos todo lo que nos ordenaban, que
renegábamos de nuestras raíces y que nos apartábamos de nuestros vecinos. Como la Iglesia católica apoyó aquí en Cañar el movimiento indígena, el mensaje que éste preconizaba solía mezclarse
con la religión. Mello Storoni, actual sacerdote católico de El
76
77
78
79
Los mucos son unos pantalones cortos tipo bermudas que forman parte del traje
tradicional de los Andes.
Entrevista con Abelina Morocho, ex alcaldesa de Suscal.
Entrevista con Gabriel Pichazaca, pastor de la Iglesia luterana de El Tambo.
Entrevista con Reinaldo Tenezaca, ingeniero agrónomo que trabaja con la AIEC.
Tambo, es buena persona y no nos ha dado problemas. Es cierto
que algunos misioneros actuaron con excesiva vehemencia ante lo
que les parecía idolatría, pero actualmente el respeto de nuestras
propias costumbres y la rehabilitación de nuestra cultura particular son inseparables de nuestra Iglesia. El mensaje debe residir en
la cultura del pueblo.78
La AIEC presta apoyo a una escuela de 286 alumnos procedentes de
22 comunidades distintas y de edades comprendidas entre los 6 y los
20 años. La enseñanza es bilingüe y los alumnos reciben abundante
preparación práctica en la esfera de la agricultura.
Procuramos que nuestras enseñanzas lleguen a las comunidades e
incidan en las prácticas agrícolas. Se entrega a los niños un pollo
que tienen que criar en casa. En el recinto de la escuela tenemos
invernaderos cubiertos de plástico y tenemos prevista la creación de
una explotación agrícola experimental centrada en la producción
agrícola integrada. Los alumnos actúan de extensionistas. Hemos
trabado buenas relaciones de cooperación con el CARC, con quien
colaboramos estrechamente. A nuestro juicio, los técnicos del CARC
adoptaron en un principio métodos de capacitación bastante tradicionales: demasiada teoría y demasiado trabajo de pizarrón. Sin
embargo, van mejorando y actualmente nos aportan capacitación
de altísima calidad. Colaboran con ellos siete personas de nuestra
agrupación y se multiplican los programas conjuntos.79
la preparación
[El CARC apoyaprática
en agricultura]
59
Antes de pasar al origen y evolución de la UPCCC, que es la mayor
organización indígena de la cuenca y la que más hincapié hace en la
identidad étnica, merece la pena examinar las relaciones interdependientes que mantienen en el Ecuador el origen étnico, el racismo y la
política.
La “cuestión indígena” y el auge de la CONAIE
En diversos momentos del siglo XX los científicos ecuatorianos esbozaron teorías sobre las diferencias entre los grupos étnicos del país. En
su mayor parte, tal labor estuvo en manos de científicos que definían a
“los otros” en función de patrones elaborados con arreglo al principio
de la “superioridad de los blancos”. Por eso se afirmaba que el carácter
de los afroamericanos que habitaban en el litoral era “viril” aunque
rebelde y que, a diferencia de estos “hijos de la naturaleza”, los indios
de la Sierra se caracterizaban por el carácter “dócil”, ya carecieran de
energía, ya ejercitaran un tipo particular de “resistencia pasiva”. Se
adujeron varias explicaciones pseudocientíficas para justificar la
supuesta veracidad de esta situación. En el decenio de 1940 todavía
había algunos antropólogos físicos que relacionaban la “docilidad de
los indios” con “el pelo que crece en el cuerpo”. En vista de que, por lo
general, el varón caucásico tiene más vello que el indígena, estos estudiosos asignaban al primero un carácter “más viril y más activo”.
Partiendo de tales argumentos, un científico llegó a inscribir a los
indios en un tipo racial que denominaba “infanto-feminoide”.80
Otras teorías atribuían la “docilidad de los indios” a las deficiencias
nutritivas, mientras que unos cuantos científicos trataron de relacionarla con factores socioeconómicos y con la represión implacable. Uno
de los principales motores ocultos del debate era la intención de los
políticos “liberales” de aumentar la eficacia de la producción de alimentos en la sierra y lograr que los indígenas consumieran productos
industriales.81
60
80
81
Alejandro Lipschütz (1941), citado en Clark (1999), pág. 118. Antonio Santiana era
otro defensor destacado de teorías similares.
Clark (1999), págs. 112-26.
[
]
De cara al futuro
Las reformas agrarias de 1964 y 1973 dieron pie a protestas de los
hacendados influyentes. Algunos detractores de las reformas sostenían
que el supuesto retraso e inercia de los indígenas terminaría siendo
motivo de un desmoronamiento total de la producción agrícola del
Ecuador.82 Sin embargo, parece que por aquel entonces se habían olvidado los argumentos fundados en la “docilidad” de los indígenas, que
habían sido difundidos entre determinados grupos influyentes por la
sensación de inseguridad y miedo.
Gracias a los programas de reforma las fuerzas progresistas se ganaron a un número de indígenas mayor que nunca antes. Pese a la presencia y las actividades de varias organizaciones no gubernamentales,
del gobierno y de distintos partidos políticos, la Iglesia católica
demostró que contaba con los mecanismos más eficaces de ganarse a
los parroquianos indígenas y de prestarles ayuda. Los obispos de
América Latina, reunidos en Medellín (Colombia) en 1969, denunciaron las condiciones en que vivía la población pobre del continente.
Con arreglo a esta orientación ideológica de la iglesia, en 1972 el clero
radical se reunió con dirigentes campesinos en Tepeyac, Chimborazo,
donde fundaron una organización denominada Ecuador Runacunapac
Richarimui, ECUARUNARI.83 El nombre, que quiere decir “el despertar de los indios ecuatorianos”,84 deriva en cierta medida de las teorías
racistas del decenio de 1940 en el sentido de que se entiende que los
indígenas estaban dominados por el letargo. Los dirigentes de ECUARUNARI declararon lo siguiente:
“Richarimui significa nuevo despertar, el despertar del indio ecuatoriano para incorporarse a una existencia anterior y a una situación
que garantiza la igualdad de derechos y obligaciones de todos los
ecuatorianos.” 85
62
82
83
84
85
86
87
88
Ibid.
Bernal et al. (1999), pág. 73.
Zamosc (1994), pág. 47.
Citado en Pallares Ayala (1999), pág. 167.
Ibíd., págs. 167-68.
Bernal et al. (1999), pág. 74. El texto constitucional sobre los Derechos Colectivos
se reproduce en Freire Heredia y Usca (2000), págs. 247-49.
Bernal et al. (1999), pág. 74.
La revitalización del indígena conllevaba la búsqueda de características étnicas con objeto de fundar en ellas un nuevo tipo de expresión personal: “Nos han marginado al decirnos que no éramos capaces
de analizar los problemas del país. Nuestra cultura existe desde antes
[de que se fundara este país]. Hemos conservado nuestras tradiciones. Se debe a esta marginación el que hasta la fecha no se hayan
solucionado los problemas nacionales. Tenemos un comportamiento
propio y mecanismos propios en materia de cultura y organización.” 86
ECUARUNARI contribuyó a la ejecución de programas bilingües que
creó el Estado a lo largo del decenio de 1980. Además, la organización
ejerció influencia en el contenido y la redacción de los nuevos textos
constitucionales de 1998. Se incorporó a la Constitución del Ecuador
todo un capítulo nuevo titulado “Los derechos colectivos” que afirma
en la primera sección los derechos de los “pueblos indígenas y negros
o afroecuatorianos”.87 ECUARUNARI firmó en 1987 un acuerdo con
CONFENIAE, la organización de los indígenas del Amazonas, en virtud del cual se creaba una nueva organización, la CONAIE o
Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador.88
un comportamiento
[Tenemos
propio en cultura y organización]
63
La UPCCC, el CARC y la dimensión política
de la etnicidad en Cañar
64
El CARC se puso en marcha en 1992, año en que América Latina
recordaba el aniversario de la llegada de los conquistadores europeos
y los quinientos años tumultuosos subsiguientes. En toda América
Latina diversas agrupaciones de indígenas elevaron protestas contra
los quinientos años de opresión y exigieron cambios. Los futuros beneficiarios del proyecto se consideraban en su mayor parte indígenas;
era natural que los turbulentos acontecimientos nacionales mencionados incidieran también en la zona de Cañar. Resultó incluso que en
Cañar se originó uno de los conflictos étnicos más violentos registrados en el último decenio.
Desde que empezó a operar, el CARC mantenía una vinculación
estrecha con la UPCCC, que es la mayor y más influyente organización
indígena de la zona. La organización, fundada en 1970 para defender
los intereses de los indígenas cañaris, contaba por aquel entonces con
el apoyo de católicos progresistas. Dispone de un consejo elegido por
representantes de organizaciones de 8 parroquias distintas. El consejo, encabezado por un presidente, tiene un mandato de 2 años. La
UPCCC está afiliada con la CONAIE.
A mi juicio, nuestra relación [de la UPCCC] con el CARC ha resultado bastante decepcionante. Debo aclarar que se han efectuado
numerosas labores positivas, sobre todo en las tierras bajas, pero lo
cierto es que teníamos muy alto el listón de nuestras esperanzas.
Creíamos que el CARC podía contribuir a transformaciones más
radicales. El alcance de los organismos era antes muy limitado;
pensábamos que si la UPCCC y el CARC partían de supuestos más
amplios podrían obtenerse muchos resultados. Las demás organizaciones se fijan metas más limitadas; muchas se desenvuelven en
el marco que prescriben sus convicciones religiosas. La UPCCC
siempre ha tenido por objetivo superar las crisis económicas y
Mejorar las condiciones
de vida de los indígenas,
sobre todo mediante
obras de regadío,
objetivo del CARC
sociales de esta zona. Antes de 1994 la UPCCC encerraba un sinfín
de posibilidades, pero con el incendio de la nueva sede (Nucanchic
Huasi) quedó destruida también una parte importante de nuestra
base social. El CARC no colaboró con nosotros como esperábamos.
Contrataban a personas de fuera y recurrían a organizaciones no
gubernamentales, pero no nos consideraban posibles asociados. A
fin de cuentas, la UPCCC fue quien se planteó la propuesta original
de un proyecto de desarrollo del tipo del CARC.89
La UPCCC firmó el acuerdo con el Ministerio de Bienestar Social. Se
suponía que íbamos a coejecutar el proyecto CARC. Se nos llegó a
decir: “es su propio proyecto”. La meta consistía en mejorar la condición de vida de los indígenas, sobre todo mediante importantes
obras de regadío. La presa de Culebrillas sería el centro de las actividades. Por desgracia, los desatinos políticos aniquilaron estas
intenciones y levantaron llagas. En medio de esa situación se
incendió Nucanchic Huasi.90
A principios del decenio de 1990 la UPCCC atravesaba un período
dinámico. La Iglesia le había concedido un antiguo hospital de
Cañar y había ayudado a la organización de otras maneras. Entre
otras cosas, el clero contribuyó al establecimiento en 1985 de un
centro de enseñanza superior en materia de agricultura destinado
a los jóvenes indígenas. La nueva sede, Nucanchic Huasi, contaba
con un centro de atención sanitaria, un almacén de bienes de
“necesidad básica”, una distribuidora de gas propano, un depósito
de madera, un taller de carpintería y otro taller de productos de
artesanía. Se construyó una biblioteca y se ubicaron en el recinto
salas dedicadas a actividades de educación, archivos y oficinas
administrativas. Teníamos un camión y dos furgonetas. En el
campo circundante se llevaron a cabo varios programas de desarrollo dedicados a la capacitación en materia de producción agrícola integrada, la formación de grupos de mujeres, la rehabilitación de sistemas de riego y otros objetivos. La UPCCC contaba con
el apoyo de varias organizaciones no gubernamentales; una organización noruega, la APN (Ayuda Popular Noruega), prestaba
apoyo con especial generosidad. El organismo alemán GTZ prestaba apoyo a nuestros programas de educación bilingüe.91
89
90
91
Entrevista con José María Guamán, vicepresidente de la UPCCC.
Entrevista con Jorge Lema, ex presidente de la UPCCC (1994-1996).
Entrevista con Inocencio Lojo Alulema.
65
El evidente éxito de la UPCCC suscitó miedo y sospechas entre varios
mestizos y “blancos” que habitaban en Cañar:
Con la reforma agraria surgieron varios grupos deseosos de obtener tierras. Había grupos de mestizos y de indígenas y algunos grupos mixtos. Como los indígenas, muchos mestizos eran pobres y
carecían de tierra. Sin embargo, tras la distribución de la tierra las
organizaciones de mestizos dejaron de existir, mientras que las
organizaciones de indígenas se mantuvieron en activo, a menudo
con ayuda de la Iglesia. De ese modo, las organizaciones de indígenas siguieron atrayendo apoyo externo. Entretanto, los mestizos
protestaban: “Sólo los indígenas reciben apoyo, nosotros no importamos a nadie”, y surgían acusaciones de mala gestión financiera.
Se acusó a un dirigente de la UPCCC de vender un coche que se
había donado a la organización en calidad de apoyo. La vida
urbana cambió gradualmente; llegaban los indígenas y se marchaban los mestizos. Los privilegios de los blancos y los mestizos se
deterioraban. Las actividades comerciales no iban bien y se empezaba a sentir la competencia de las tiendas y negocios de la UPCCC.
Mientras tanto, una nueva generación de indígenas se radicalizaba oyendo la historia de los quinientos años de opresión. Los habitantes de la ciudad empezaron a decir que los indios querían convertirse en patrones.92
66
Tras una escalada gradual, las tensiones explotaron en junio de 1994
cuando se organizaron a escala nacional protestas dirigidas contra la
promulgación de nuevas leyes agrarias. Se afirmaba que estas leyes,
que contaban con el apoyo de los grandes hacendados, “aumentaban
la efectividad de la agricultura”. Sin embargo, varias agrupaciones
indigenistas juzgaban que las leyes iban en detrimento del pequeño
agricultor. La agitación se propagó por todo el país. Miembros de la
UPCCC recorrieron la ciudad de Cañar para manifestar su desacuerdo con las leyes. A raíz de estas protestas un grupo de jóvenes indígenas se dirigió con amenazas a algunos comerciantes. El 14 de junio
por la noche una muchedumbre atacaba la sede de la UPCCC rodeándola y saqueándola. El interior del edificio empezó a arder y estalló un
depósito de gas propano.
92
93
Entrevista con Remigio Padrón.
Entrevista con Inocencio Lojo Alulema.
Unas personas trataban de cerrar a otras el paso al mercado.
Cuando los comerciantes les dijeron "Así nos ganamos la vida", el
grupo se enfadó. Algunos recorrieron la ciudad rompiendo ventanas
y amenazando a la gente. Poco después una muchedumbre rodeaba
nuestra sede. Lo destruyeron todo y saquearon la tienda y los almacenes. Entonces comenzó el incendio. Cundió el pánico; algunas personas que se habían quedado dentro, temerosas de salir corriendo y
caer en manos de la turba furiosa, saltaron desde la pared trasera.
Como la altura era grande, varias quedaron heridas de gravedad y
una murió. Los bomberos estaban de brazos cruzados mientras el
edificio ardía; la biblioteca, las oficinas, la tienda: todo estaba envuelto en llamas. Los bomberos no se preocuparon de sofocar el fuego
hasta que no empezó a correr peligro el resto de la ciudad. Fue un
golpe horrible para todos, tanto mestizos como indígenas.93
La violencia étnica y política que estalló en 1994 asestó un duro golpe
al proceso de desarrollo del valle del Cañar. El proyecto CARC ya
había padecido la angustia derivada de las protestas contra la presa
de Culebrillas; ahora la UPCCC, que muchos consideraban importante asociado en los planes de desarrollo del CARC, había quedado en
parte paralizada por luchas intestinas y había sido objeto de rencores
étnicos y políticos.
El estudio de referencia
En 1994 la situación era delicada y el futuro del proyecto no era
nada halagüeño. La compleja situación política y social de la zona
ponía trabas a diversos componentes del proyecto. Aún peor era la
oposición al represamiento de Culebrillas, que obligaba a remodelar y
transformar el plan original. El Gobierno de los Países Bajos y el FIDA
debían tomar la difícil decisión de, retirar todo su apoyo, o bien tratar
de superar los conflictos y dificultades. Tras celebrar intensos debates
En 1994 la violencia
étnica y política asestó
un golpe al CARC
67
con el gobierno, con organizaciones locales y con el personal del
CARC, se decidió reformular y reactivar el proyecto. Aunque se mantuvieron las labores centradas en algunos de los componentes anteriores, se hizo un mayor esfuerzo por incorporar al proyecto un enfoque más participativo. Los principales instrumentos y puntos de partida de este proceso fueron una misión de reformulación y un estudio
de referencia completo.
La misión de reformulación visitó Cañar en octubre de 1994 y presentó su informe el año siguiente. Entretanto, una empresa de consultores
holandesa contratada por el FIDA se ocupaba de llevar a cabo un estudio de referencia completo en colaboración con el personal del CARC.
Las actividades fueron positivas y complejas. Se llevaron a cabo
ciento veinte entrevistas exhaustivas sobre el terreno. Conseguimos
que los ecuatorianos se plantearan los problemas desde una óptica
distinta. Sin el estudio de referencia no habríamos podido reorientar el proyecto. Todo el mundo participó. Todos aprendimos algo y
estábamos orgullosos de los resultados. El proceso duró en total dos
años: un año sobre el terreno seguido del procesamiento de los
datos y nuevas actividades sobre el terreno. Nos volvimos a dirigir
a los entrevistados cuatro o cinco veces. Siempre es delicado y difícil el planteamiento de determinadas cuestiones como, por ejemplo, las que tienen que ver con la situación financiera y con el
reparto del trabajo entre el marido y la mujer. Aunque mantuvimos con el estudio una relación de amor y odio, al final todos pensábamos de manera distinta.94
68
El estudio demostró algo particularmente útil: la importancia que
encierran los distintos niveles de altitud en relación con el conjunto de la agricultura de la zona. Todas las actividades dependen
directamente de la altitud sobre el nivel del mar a la que se llevan
a cabo. Los cultivos, la cría de ganado y las técnicas agrícolas
deben adaptarse con arreglo a la altitud.95
Las intensivas labores del estudio de referencia pusieron al descubierto los defectos de los planes iniciales, sobre todo por lo que respecta a la participación. Quedó así establecido que las comunidades
debían ocupar un lugar destacado en la actividad. El proyecto debía:
94
95
Entrevista con Rudolf Mulder.
Ibíd.
• tratar de ocuparse de los problemas cotidianos y más urgentes de
las comunidades,
• estudiar la manera en que las comunidades hacen frente a sus problemas y
• ganarse la confianza y el respeto de la comunidad.
Era importante detectar lo que necesitaban los beneficiarios, tratar
de atender esas necesidades y, por encima de todo, organizar a los
beneficiarios.
Por lo que se refiere al riego, las actividades debían centrarse en las
juntas de agua. El principio fundamental era que no tiene sentido organizar nada antes de que las organizaciones locales estén debidamente
establecidas. Cada junta debe estar en situación de encargarse por
cuenta propia de la rehabilitación y el mantenimiento de los canales.
Con respecto a la asistencia técnica prestada a la agricultura, se
consideró innecesario el hincapié que en un principio se hizo en los
cultivos, sobre todo en vista de que el trigo sólo representa el 1 por
ciento de la producción de la zona. Generan ganancias actividades
suplementarias como la cría de cuyes (conejillos de Indias), invernaderos recubiertos con planchas de plástico en los que se plantan nuevos cultivos, presas para peces, etc. Habida cuenta de que se había
concedido la mayor parte del crédito a la ganadería, el proyecto tuvo
que centrarse más en la combinación de crédito y asistencia técnica
con fines de mejora de los pastizales.
El estudio de referencia demostró la gran importancia del riego y el
agua. Había sido acertado el supuesto inicial de que el agua es fundamental para todas las actividades. El hecho de que un campesino perciba agua de forma palpable y sostenible mediante riego o en calidad
de agua potable es un indicio de progreso y prueba que la producción
del campesino y su bienestar van en aumento. No obstante, los planes
iniciales fallaron al pasar por alto la importancia de los conocimientos locales y la colaboración de ámbito local.
Un enfoque participativo,
pilar fundamental de la
segunda etapa del CARC
69
No existen garantías de que un proyecto de riego vaya a generar
más agua; tal resultado depende fundamentalmente de la calidad
del ordenamiento. El aprovechamiento del agua debe organizarse
minuciosamente en relación con el recorrido total de los canales,
desde sus puntos de origen a las desembocaduras. El resultado
depende de las relaciones sociales, cuyo funcionamiento sólo
puede apreciarse sobre el terreno.96
El cólera y el agua potable
70
Los conflictos pusieron de relieve la importancia de mantener relaciones recíprocas directas con los habitantes de la zona. Mientras llevaban a cabo el estudio de referencia y procuraban conocer mejor la
vida, las actividades agrícolas y las prioridades personales de los
beneficiarios, los técnicos del CARC fueron trabando relaciones cada
vez más estrechas con los habitantes del valle. La participación de los
beneficiarios es necesaria cuando se trata de hallar soluciones a problemas concretos inscritos en un contexto determinado. Aguzando
bien el oído para oír lo que dice y quiere la población se puede saber
quiénes son los verdaderos dirigentes de la comunidad. Para hallar el
medio de acceso a las comunidades rurales no siempre hace falta
colaborar con las organizaciones existentes, sino informarse de los
personajes que merecen la atención y el respeto de los lugareños.
Aun así, en muchas comunidades existían conflictos, miedos y sospechas que hundían sus raíces en el tiempo, mientras que los recientes disturbios sociales de la cuenca del Cañar no facilitaron las complejas labores del personal del CARC. Cuando nadie lo esperaba, una
tragedia humana acabó ejerciendo importantes funciones de aliado.
El espectro del cólera aglutinó a la población y le dio a entender que
necesitaba ayuda del exterior. La necesidad de contar con agua potable no contaminada, que no se podía suministrar sin la colaboración
de los beneficiarios y el personal del CARC, logró eliminar las barreras y obligó a la población a unirse de forma más estrecha.
Desde el principio formaba parte del proyecto CARC un componente
de agua potable, pero no se tuvo plena conciencia de su importancia
hasta que brotó la epidemia de cólera. En 1993 terminó de construirse
el primer sistema de agua potable, que en breve plazo demostró su eficacia en cuanto mecanismo de acceso a las comunidades. La mayoría
de los técnicos coinciden en que sin el componente de agua potable
habría hecho falta mucho más tiempo para atraer la cooperación local.97
La epidemia comenzó en 1992 y se aceleró en 1993. Las comunidades indígenas apartadas se vieron especialmente afectadas. Este
hecho se debe probablemente a las costumbres tradicionales de
enterramiento. Las personas se reúnen en el velatorio y beben de
un mismo recipiente. El cuerpo no se entierra hasta el tercer día;
tras el entierro se lavan los objetos personales del difunto. Es probable que se lave la ropa del difunto en el curso de agua del que
varias personas sacan agua para lavarse o incluso para beber.98
Pacay fue la aldea que peor lo pasó; se contaminaron veinte familias y murieron una tras otra siete personas. Se negaban a tomar
medicamento alguno, pues afirmaban que su supervivencia
dependía de la voluntad de Dios. Todos habían acudido a una persona de Dos Bocas, de nombre Niño Suco, que decía ser el mensajero de Dios y les mandó que bebieran agua santificada. Era muy
difícil convencerlos. El primer caso de cólera se produjo en la Pasta;
poco después murió un trabajador que volvía a casa procedente del
litoral. Se contaminaron 1 000 personas y murieron 30. Empezó a
cundir el pánico entre la gente, que creía que todos los alimentos y
bebidas estaban contaminados. Varios enfermos murieron de deshidratación a los tres días. La gente tenía miedo de tocar a los enfermos o a los cadáveres, pero la situación de emergencia puso sobre
aviso a la población y al gobierno. Todos los organismos llevaron a
cabo labores de prevención y en breve nos ganamos a la mayor
parte de las comunidades. La epidemia de cólera resultó efectiva en
cuanto medio de acceso a varias comunidades.99
96
97
98
99
Ibíd.
Ibíd.
Entrevista con Jenny Campoverde.
Ibíd. El mencionado Niño Suco es un curandero legendario que habita en una zona
selvática aislada de las tierras bajas cañaris. Su verdadero nombre es Juan José
Carpio y tiene en la actualidad veintiún años, habiendo "recibido el don de curar a
las personas a la edad de cuatro años". Suele acusarse al Niño Suco de entorpecer
las labores que intentan llevar a cabo los organismos de desarrollo. Sin embargo,
pocos trabajadores de desarrollo lo conocen personalmente. Cuando fuimos a visitarlo a la aldea "modelo" en que habita, de organización extrañamente eficaz, negó
que entorpeciera las labores de desarrollo de ningún tipo: "Soy un hombre sin formación, agraciado con un don al que se debe que las personas acudan a mí. Vienen
por voluntad propia; yo no los llamo ni les digo lo que deben hacer. Ellos me escuchan; yo los bendigo y les doy consejos. El único consejo que les doy es que tienen
que vivir y respetar la vida. La mayor parte de la gente no vive; se engaña y va en pos
de la vida. En eso reside su tragedia: en que no se dan cuenta de que están vivos. Si
una persona está enferma, le digo que vaya al hospital. Tengo muchas ganas de
relacionarme con los organismos de desarrollo. Aquí en la aldea nos hacen falta
techos de cinc; puede que alguien pueda ayudarnos a obtener las placas que necesitamos". Se cree que Juan José, que es blanco, es hijo de un sacerdote. Su apariencia es bastante inofensiva y lo respetan mucho "sus" lugareños, que sienten por
él orgullo y respeto. El Niño Suco es un ejemplo típico de "medio de acceso" imprevisto a una comunidad.
71
72
Crear sistemas de agua potable suele ser una tarea compleja fundada en soluciones viables que varían de una comunidad a otra. El valle
del Cañar ejemplifica con impresionante claridad cómo se solucionan
los problemas en estrecha colaboración con la población local. La
comunidad de Cachi Pillcopata está ubicada en los alrededores de El
Tambo, en una de las zonas más complejas y más propensas a los conflictos en las que el CARC efectúa actividades. Es probable que la
extrema fertilidad de la tierra sea el único motivo de que la población
se haya arriesgado a ganarse la vida en esta zona. La tierra se corre
sin cesar. El suelo profundo está unido a una ladera que, aunque poco
pronunciada, tiene una pendiente que impide que la tierra se agarre
con firmeza a la superficie rocosa. Por eso el suelo se desliza constantemente ladera abajo. No obstante, el desplazamiento es mínimo y
casi imposible de percibir.
El agua potable llegó poco después de la reforma agraria. Ya en
1963 la Misión Andina nos ayudó suministrando agua a casi todas
las familias. Lo difícil del terreno los obligó a emplear tubos de
goma. Sin embargo, no se consiguió nada. Los tubos explotaban y
se agrietaban con los movimientos telúricos. En el plazo de un año
había quedado destruido todo el sistema.100
Los técnicos del CARC entendieron que Cachi Pillcopata les planteaba un verdadero desafío. La comunidad vivía en estado de conflicto.
Esta comunidad ejerce control sobre uno de los canales de riego de
Culebrillas, el Cachi-Banco Romerino Pillcopata, y sobre un canal
importante que suministra agua a los campos de ochenta familias. La
junta de aguas se hallaba dividida entre las diversas opiniones suscitadas por el represamiento de Culebrillas. Era difícil lograr que la
población colaborara en el mantenimiento del sistema de riego.
Y, sin embargo, cuando empezaron a celebrarse debates sobre el sistema de agua potable, la gente se mostró dispuesta a cooperar. En
El “agua eléctrica” es un
sistema de agua potable
ideado por la comunidad de
Cachi Pillcopata
colaboración con los técnicos del CARC, los integrantes de la comunidad idearon una ingeniosa solución a sus problemas. Se levantaron
del suelo tubos de agua utilizando postes semejantes a los postes tradicionales de la electricidad. Los tubos estaban asegurados con muelles a los postes, que se podían desplazar en caso de que la tierra se
moviera demasiado en una zona. Mediante los postes y los muelles
todo el sistema de tubos gozaba de flexibilidad, que así dejaba de
verse amenazado por los movimientos telúricos. Los miembros del
comité de agua potable supervisan constantemente los tubos, los postes y los muelles de un sistema que ya lleva varios años en funcionamiento. Mediante los tubos se abastece de agua potable a sesenta y
cuatro familias; la denominada “agua eléctrica” 101 es motivo de orgullo
entre la población local. Hasta se ha dedicado al sistema un programa
de televisión distribuido en todo el mundo por la BBC.102
Parece que el éxito del agua eléctrica sirvió para agrupar a los
lugareños. Aunque nunca se represó Culebrillas, los lugareños se
dedican de forma efectiva a restaurar y mantener su sistema de riego.
La gente menciona el sistema de agua potable y el canal a título de
“maravillas”; el éxito se debe en gran medida a las actividades del
personal del CARC.
En colaboración con la organización no gubernamental belga PROTOS,
el CARC suministra actualmente agua potable a comunidades de toda
la zona de Cañar. Se ha terminado de implantar una red apropiada de
abastecimiento de agua potable y están en preparación nuevos conductos que sirven para crear un sistema de abastecimiento de agua
potable que abarque la zona de Cañar en su conjunto. Todo sistema de
abastecimiento de agua potable actúa captando agua, con frecuencia
en zonas montañosas elevadas, y transportándola mediante tubos a
depósitos y centrales de cloración. Posteriormente se distribuye a los
hogares. Los consumidores han creado sus propios comités encargados del mantenimiento del sistema y de la organización de las tareas
diarias de cloración.
La construcción de los sistemas no es la parte más difícil o importante del proceso en conjunto. La organización de los consumidores es el componente fundamental de todo lo que hacemos.103
100
101
102
103
Entrevista con Julián Guaman.
Los tubos y los postes del sistema de agua se asemejan a los postes y los hilos de
los sistemas de electricidad rurales.
El manifiesto orgullo que suscita el sistema es motivo de que resulte un tanto difícil
saber quién fue la persona a la que se ocurrió la idea. Algunos campesinos afirman
con orgullo que fue idea suya, mientras que algunos técnicos dicen que sacaron la
idea de un folleto peruano.
Entrevista con Pablo Arévalo.
73
[
]
La mujer cañari trabaja con pala y azadón
Crédito
Los proyectos del FIDA llevan normalmente incorporado un importante componente de crédito. Sin embargo, en poco tiempo había quedado claro que el tamaño del componente de crédito era excesivo y
que la institución responsable, el Banco Nacional de Fomento (BNF),
era incompetente.
Las tramitaciones llevadas a cabo por el BNF eran muy lentas. Las
negociaciones de préstamo y la entrega efectiva llevaban entre dos y
tres meses. La concesión de crédito no puede permitirse tanta lentitud. Los campesinos necesitan el crédito cuando de verdad les hace
falta; se rigen por los ciclos de siembra y cosecha. El hecho de que los
intereses se ajustaban a las condiciones de mercado quedó patente
cuando se dispararon durante la guerra contra el Perú de 1995.
Como sabían que el BNF era un organismo estatal, algunos prestatarios daban por supuesto, o hacían como si dieran por supuesto, que
el proyecto regalaba el dinero. También se dieron casos de corrupción
derivados de las malas costumbres de las autoridades.104
En 1997 no se había devuelto en condiciones aceptables el 40 por ciento de los préstamos. Tras actuar a fondo y con suma eficacia, en noviembre de 1998 el proyecto había logrado recuperar el 99 por ciento de los
préstamos. Se firmó un nuevo acuerdo con la cooperativa Jardín Azuayo.
El componente de crédito funciona actualmente con eficacia, estando el 80 por ciento de los préstamos destinado a la cría de ganado y
el resto a la pequeña industria y la artesanía. La tramitación dura
15 días y los préstamos se devuelven dentro del plazo acordado.105
La función de la mujer y la emigración
La campesina cañari suele estar agobiada de trabajo. La tradición
era que la mujer cañari se viera obligada a tomar parte en todas las
actividades agrícolas y no sólo en las que tradicionalmente entraban
en la esfera de acción de la mujer, es decir, el hogar y su entorno inmediato. Son labores femeninas tradicionales la atención sanitaria de la
familia y la preparación de la comida que ésta consume, aparte del
cuidado de los niños, las aves de corral y los cuyes.106 Como tradicio-
104
105
106
Entrevista con Juan Segarra, empleado de la cooperativa Jardín Azuayo.
Entrevista con Rebeca Pichazaea, que recuperó los préstamos cuyo plazo de devolución había vencido.
Los cuyes o conejillos de Indias siempre han sido importante fuente de carne para
las poblaciones andinas. Parece que la domesticación del cuy ya había empezado
5 000 años antes de Cristo. (Morales (1994)).
75
nalmente existen pocos tabúes laborales por lo que respecta a las
mujeres, éstas suelen trabajar al lado de sus hombres. En las mingas,
que son grupos de trabajo comunitario dedicados a arreglar carreteras
y reconstruir canales, la mujer trabaja con pala y azadón, además de
transportar enormes cargas de piedras y grava. Arar los campos es la
única ocupación de carácter exclusivamente masculino.
En la época de la conquista española había más mujeres que hombres en la zona cañari, lo cual puede que hoy siga siendo cierto. Los
hombres cañaris llevan cien años desplazándose masivamente al litoral para trabajar por temporadas. Devengan ingresos suplementarios
trabajando como empleados en plantaciones, en la cría del camarón o
en la industria de la construcción. En promedio, pasan fuera de casa
entre dos semanas y un mes y los contratos suelen durar dos semanas
seguidas. Se puede trabajar todo el año en las plantaciones de banano, en criaderos de camarones o en obras de construcción, mientras
que la zafra de la caña de azúcar dura seis meses.107
En los últimos cinco años se ha registrado en la zona del Cañar un
éxodo en masa sin precedentes encaminado a los Estados Unidos, el
Canadá, España e Italia. La mayoría de los emigrantes ecuatorianos
trabaja en el sector agrícola, en restaurantes o en diversas empresas
de limpieza. En los Estados Unidos también se les emplea en el sector
industrial. Se calcula que 660 000 ecuatorianos viven en América del
norte y 40 000 en Europa.108 Como la mayor parte de la emigración
tiene carácter ilegal, es difícil disponer de cifras exactas, pero se calcula que en 1999 emigraron a los Estados Unidos y Europa 120 000
ecuatorianos de edades comprendidas entre los 18 y los 35 años. En la
primera mitad de 2000 la cifra había llegado a 400 000.109
76
Hoy en día todos los jóvenes quieren marcharse a los Estados
Unidos. Aquí no hay esperanza. Se van de mi distrito entre 15 y 20
jóvenes al año. Mientras sigan siendo tan malos los gobiernos la
situación no cambiará. Un hijo mío trabaja de camarero en los
Estados Unidos; tengo otros dos recolectando uvas en España. Hace
cinco años que se fueron, pero sus familias siguen aquí.110
Yo también me propongo irme a los Estados Unidos. Me saldrá por
8 000 dólares. Aquí cerca viven “coyotes”. Yo los conozco. Me llevarán a Guatemala en barco. Desde allí tendré que cruzar la frontera
107
108
109
110
111
112
DHV Consultores (1995), págs. 52-54.
Freire y Usca (2000), págs. 440-41.
El Mercurio, 18 de julio de 2000.
Entrevista con Luis Octavio Lema, el Tormento.
Entrevista con Manuel Zaruma, Molino Huayco.
Entrevista con un grupo de mujeres de El Tambo.
a pie. Colaboran con otros coyotes. Como no hay garantías absolutas de éxito, se paga la mitad del dinero aquí y la mitad al llegar al
otro lado, si es que se llega. Yo tengo familia allá que me ayudará.
Sin embargo, siempre existe el riesgo de que lo atrapen a uno, en
cuyo caso se pierde el dinero. Por aquí hay muchas personas
endeudadas por el solo hecho de que su tentativa fracasó.111
La emigración nos resulta especialmente difícil a las mujeres. En
los últimos tres años nos hemos quedado sin más de la mitad de la
población masculina. Se han ido a España o a los Estados Unidos.
Hoy muchos se van a España. Para entrar en el país sólo hace falta
el pasaporte, 2 000 dólares de los Estados Unidos y una reserva de
hotel. Sale caro, pero es más seguro que marcharse a los Estados
Unidos. Una vez que se han ido los hombres, ya no volvemos a verlos. No es fácil volver cuando se es ilegal. Algunos envían dinero,
pero no son muchos. La mayoría prefiere traerse el dinero si es que
alguna vez vuelve. Lo peor es que algunos se han marchado dejándonos endeudadas. Marcharse cuesta 10 000 dólares; muchos pasan
dos años trabajando exclusivamente para pagar las deudas contraídas, si es que no nos han dejado a nosotras a cargo de pagarlas.
A la vuelta no les resulta fácil adaptarse. Las mujeres nos ocupamos
de todas las labores del hogar y del campo. Algunas incluso hemos
aprendido a arar. Nos prestamos ayuda las unas a las otras. El
CARC nos facilita asistencia técnica. Con su ayuda hemos empezado a cultivar patatas, y la cría de cuyes ha resultado lucrativa.112
Aunque las mujeres cañaris suelen organizarse y se ven obligadas a
adoptar decisiones por cuenta propia, persiste la tradición de que el
hombre se encarga de tomar todas las decisiones importantes que
afectan a la familia. Sigue, pues, siendo común que la mujer tenga que
esperar a saber la opinión de su marido aún cuando éste viva en los
Estados Unidos o Europa. Aunque las ecuatorianas están facultadas
para firmar todo tipo de documentos, en algunos hace falta a veces
Grupo de mujeres
de El Tambo
77
78
que firmen los dos cónyuges, lo cual puede plantear problemas en
caso de que esté ausente el marido. Además, el número de mujeres
que saben leer y escribir es inferior al de los hombres. Este es el motivo de que el CARC haya incorporado un curso de alfabetización de
adultos a sus actividades encaminadas a que las mujeres se organicen.
Como ocurre con la mayoría de los programas de desarrollo rural, pronto quedó claro que la equidad entre el hombre y la mujer debía fomentarse en sentido amplio. Como las mujeres participan en todas las actividades
agrícolas, no resultaba efectivo que sólo dirigieran a los hombres los técnicos hombres y que a las mujeres las dirigieran mujeres. No obstante, en
vista de las restricciones tradicionales a que está sujeta la mujer, en alguna ocasión se pudo recomendar la formación de grupos de mujeres.
El personal del CARC que se ocupa de la equidad entre el hombre y
la mujer no ha cejado en su búsqueda de un método eficaz de abordar
una cuestión tan delicada como ésta. Han participado en un proceso
permanente de aprendizaje. Supone un importante avance que en la
actualidad toda la capacitación interna se oriente sin discriminación
alguna al conjunto del personal, sean hombres o mujeres.
Los proyectos de desarrollo rural suelen estar obligados a ocuparse
de los problemas derivados de la equidad entre el hombre y la mujer
en dos frentes: por lo que atañe a los beneficiarios y por lo que atañe
al personal técnico. El CARC no es una excepción a esta regla.
Me incorporé al CARC en un período decisivo de mi vida. Tenía cuatro hijos y llevaba diez años trabajando de profesora en un centro de
educación superior, inmersa en sistemas de aprendizaje. También
he trabajado doce años de socióloga especializada en el desarrollo
rural. Antes de incorporarme al CARC había llevado a cabo un estudio histórico de las cosmovisiones indígenas y la población de
Azuay. Llegué cuando el proyecto pasaba por la peor fase. Nadie
estaba contento con la organización y daba la sensación de que yo
estaba de más. Era una sociológica forastera, de Cuenca, cuyo come-
El CARC se ocupa de
promover la equidad
entre hombres y mujeres
tido consistía en fomentar la paridad entre hombres y mujeres en el
marco de un proyecto dominado por hombres y tendencioso desde el
punto de vista técnico. El componente social estaba marginado y era
el menos popular. Era difícil abordar las cuestiones relacionadas
con la paridad entre hombres y mujeres, pero me resultó valiosa la
ayuda que me prestó un experto holandés en la materia. Logramos
ampliar el ámbito de la paridad abandonando la esfera que restringía a la mujer a la artesanía y la costura. Abordamos problemas
como el analfabetismo, el monolingüismo y la emigración.
Tratamos de familiarizar a las mujeres con actividades de todo tipo.
El 85 por ciento de las personas que asistieron a las sesiones de formación eran mujeres; sin embargo, las mujeres trabajaban con
mujeres y los hombres con hombres. Estudiamos todos los componentes desde la óptica de la paridad entre los sexos y terminamos
convenciendo a la gente de que debían reunirse todas las actividades
en torno a una idea rectora común.113
Política y renovación
Mientras el proyecto CARC seguía dedicándose con diligencia a la
reforma, el Ecuador sufría los efectos de complejas maniobras. La
peor crisis política tuvo lugar en 1996 cuando Abdalá Bucaram, ganó
las elecciones con un programa populista que se vino abajo de inmediato. Aumentaron espectacularmente los precios de la electricidad,
el gas, las telecomunicaciones y el transporte. Cuando el año 1997 se
inició con una huelga general, Bucaram se fugó a Panamá dejando a
su paso un reguero de acusaciones de corrupción y mala gestión.114
A partir de agosto de 1996 las inversiones del CARC empezaron a
detenerse y el proyecto pasó por una no renovación de los contratos
del 75 por ciento de antiguos técnicos, a la vez que se suspendían
todas las actividades por un período de dos meses a raíz de la caída de
Bucaram. Sin embargo, las actividades del proyecto se reanudaron en
marzo de 1997, esta vez con un cincuenta por ciento del personal
renovado, todos ellos indígenas, lo cual era síntoma de que en la ejecución del proyecto participaban de forma más directa las organizaciones de campesinos.115
113
114
115
Entrevista con María Solís.
Holmberg (1998), págs. 16-18.
CARC (1998), pág 3.
79
Hasta la fecha, el proyecto ha resistido la sucesión de cinco presidentes y diez ministros a escala nacional y la de siete directores del
proyecto. Parece que la resistencia se debe a dos factores:
• un núcleo de técnicos locales eficientes y de gran dedicación; y
• la presencia constante de técnicos holandeses.
El coordinador de los campesinos
Los violentos conflictos desencadenados por el represamiento de
Culebrillas, lo complicado de las relaciones con la UPCCC y otras organizaciones de campesinos, la reformulación del proyecto en su conjunto y el aluvión ininterrumpido de rumores y acusaciones: todos
estos factores obligaban al CARC a entablar un diálogo satisfactorio
con las organizaciones de campesinos más importantes de la zona.
80
La principal crítica dirigida contra el proyecto era que no cumplía
su misión por causa de conflictos políticos. Además, algunos técnicos
no mostraban interés alguno por colaborar de forma directa con las
comunidades. Yo soy de la parroquia de Zhud y soy miembro de la
UPCCC. Me eligió coordinador la asamblea general de la UPCCC, decisión que aceptaron la AINCA, la AIEC, la UCOIT, la ASOAC y la AICT.
Mediante diálogos y debates logramos llegar a un consenso unánime
con respecto a la futura orientación del CARC. Entre técnicos y representantes de los campesinos, participaron en el taller inicial cincuenta personas, mientras que firmaron el documento definitivo los
presidentes de todas las organizaciones y el director del CARC.116
Gracias a este consenso y a la incorporación de técnicos indígenas, el
proyecto estaba preparado para el lanzamiento del programa reformulado, que partía con firmeza del estudio de referencia. El proyecto
arrancó por fin y en los años posteriores las actividades estuvieron
más centradas y recibieron un mayor grado de aceptación de la población cañari.
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Entrevista con Fray Idolgo Gliuicota Quishy.
Entrevista con Manuel Espíritu Quishpe, representante de la ATAIZ (Asociación de trabajadores autónomos indígenas de Zhud).
Entrevista con Rudolf Mulder.
El riego
Muchos cañaris se quedaron muy decepcionados cuando la iniciativa de Culebrillas quedó aparcada con carácter definitivo:
Me gustaría, en primer lugar, dar las gracias por todo lo que el
CARC nos ha facilitado a mi organización y a mí mismo. La capacitación ha sido espléndida. Aunque no he estudiado, ahora tengo
conocimientos sobre pesticidas y sobre la manera de cuidar ganado
mayor y menor. Sé aplicar todo lo que he aprendido. Estoy muy
contento con mi cría de cuyes. Tenemos a nuestra disposición nuestro propio taller de productos artesanales, la tienda, agua potable y
otros muchos servicios que Uds. nos han facilitado. Sin embargo, no
tenemos todo lo que queríamos. No hemos contado con mucho tiempo, de lo cual me lamento. Lo peor es que no disponemos del sistema de riego, aunque sé que es por circunstancias ajenas a su voluntad. Lamento esta situación porque sin agua nuestra agricultura
no va a avanzar de forma concreta y a fondo. La falta de agua nos
atormenta. Ya sé que todo el personal del proyecto ha hecho lo que
ha podido, pero … esperábamos que llegaría el agua.117
Ya no estoy tan seguro. Luché por sacar adelante el proyecto de
Culebrillas, pero desde el principio iba mal encaminado. No se reunían las condiciones necesarias. Nos enteramos de que es importante la participación. Es posible que hayamos logrado más cosas con el
curso que siguieron los acontecimientos, quizá más de lo que hubiéramos logrado de haberse llevado a cabo el plan de Culebrillas.118
Aunque la presa de Culebrillas no se construyó, el riego siguió siendo la
pieza clave del proyecto. Se han rehabilitado varios canales y se ha construido uno nuevo, el de Chontamarca. Se han construido depósitos y se
ha potenciado la efectividad de los canales secundarios que pasan por los
campos y los pastizales. También se han dispuesto sistemas de aspersión.
Indígenas de Zhud
Con la incorporación de técnicos
indígenas, el CARC recibió mayor
apoyo de los cañaris
81
[
]
El riego, la pieza clave del CARC
¿Cómo funciona un sistema de riego? ¿Qué aspecto tiene? Cada sistema es distinto. Los canales pasan por laderas, bosques frondosos,
praderas exuberantes y caminos polvorientos. Siguen cursos diversos
en virtud de una mezcla de conocimientos especializados y las peculiaridades del medio natural. Siguiendo a pie el curso de un canal de
riego se constata el esfuerzo humano que conlleva su construcción y
utilización; queda claro que el riego dista mucho de ser una actividad
de carácter exclusivamente técnico centrada en cuestiones como la
altura de caída, el caudal de agua por segundo o la filtración. Los
usuarios del agua deben compartirla de forma equitativa, ocuparse de
su cuidado, proteger el canal y colaborar al emprender estas tareas.
A una altura considerable, ya cerca de la laguna, se llega a la sección “muerta” del canal de Chuichun, reconstruida y reparada por una
minga de 80 personas y 15 caballos. Se denomina “muerta” la parte
alta del canal porque en esa zona no existen usuarios del sistema de
riego. El canal sólo está “vivo” cuando se hace uso del mismo. Se repararán 300 metros del canal de Chuichun bajo la dirección de un maestro de obra elegido por una junta de agua. En este caso concreto, el
primer maestro elegido tuvo dificultades para colaborar con las mingas que estaban a su cargo y la junta acabó despidiéndolo.
El CARC financia las obras costeando el precio de los materiales y
la asistencia técnica, mientras que la junta aporta la mano de obra.
Siempre se sigue el mismo procedimiento: la junta presenta una propuesta, el ingeniero del CARC examina el terreno, calcula las tareas
que deben llevarse a cabo y examina estas cuestiones con la junta.
Queda aceptado un plan financiero y establecido el diseño definitivo.
Por último, la junta se abre al público, es decir, el CARC y la junta preparan un acuerdo. Esta última procede a elegir un maestro de obra
El canal sólo está “vivo”
cuando se hace uso del mismo
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(de ser posible, perteneciente a la comunidad) que propone la manera de obtener el material necesario y de organizar las labores. El ingeniero autoriza el plan de gestión, se firma el acuerdo y el CARC ingresa el dinero en la cuenta de la junta.
Al acercarse a las obras, se entra en una brecha, que es un camino
abierto en la ladera de la montaña con objeto de que los camiones
cargados de grava y arena se acerquen lo más posible al “canal muerto”. La niebla es espesa y, tras recorrer el difícil camino, se abre a los
ojos un panorama de proporciones bíblicas. En medio de la niebla,
una larga fila de personas se interna en un bosque frondoso siguiendo un camino estrecho. Las mujeres, que son mayoría, las niñas y los
niños llevan amarrados a la frente grandes fardos en los que transportan cargas pesadas de cemento húmedo y grava. Otro grupo donde
también son mayoría las mujeres llena los fardos con grava procedente de un montón enorme y con cemento procedente de otro más
pequeño. Estas personas llevan la carga a las obras, situadas a 1 500
metros, transportándola por un camino estrecho y resbaladizo.
Proceden de dos comunidades y ocho sectores distintos. Trabajan
varios días hasta que llega otro grupo a relevarlos. Quien no acude a
trabajar a la minga debe contratar a otro trabajador o pagar una
multa que determina la junta.
El camino se estrecha y se pone resbaladizo al bordear el canal. No
se deja de oír el murmullo lejano de un río invisible que atraviesa el
bosque. El camino está plagado de cantos y raíces que estorban aún
más el avance de los que transportan el cemento. En medio de la
bruma húmeda apenas se distinguen los vivos colores de las faldas de
las mujeres. Nadie abre la boca, todos están concentrados en lo que
hacen y caminan a buen ritmo sin dejar de fijarse en dónde pisan. Se
llega por fin a las obras, donde se encuentran el maestro, el presidente y el secretario de la junta y descansan otros portadores. Ya es tarde
y han depositado la última carga que les corresponde. Los trabajadores ya han dejado de reparar el canal.
Al avanzar un poco más se llega a la toma de agua. Un río torrencial
se precipita ladera abajo. Es el río San Antonio, que nace en
Culebrillas. Es un lugar muy extraño: una garganta encajonada entre
paredes escarpadas y oscuras rematadas por arbustos tupidos y rodeadas de árboles enormes de cuyas ramas cuelga el musgo. El agua del
río, vaporizada, se mezcla con la niebla. En medio del río sobresale un
espigón de cemento que encauza parte del agua hacia el canal. Esa es
la toma. Derivan del río otras catorce tomas parecidas que encauzan
el agua hacia un canal que recorrerá kilómetros y kilómetros transportando el agua a los campos sedientos. Esta es el agua que los
miembros de la junta de agua de Chuichun tenían miedo de perder si
se la encauzaba hacia la población de Suscal.
Dejando atrás estas sierras de neblina aparece el Canal ChauchaSuscal, que, con 22 kilómetros de longitud, es el más extenso de la
cuenca alta del Cañar. Este canal no parte, como el de Chuichun, de
un territorio agreste, sino que se origina en las praderas verdes que
rodean a un río pequeño denominado Chauchas. Una construcción de
cemento de notable complejidad recibe la totalidad del río y lo convierte en un arroyo torrencial que corre por un canal revestido de
cemento. La velocidad del caudal, que está regulada, es de 110 litros
por segundo. De aquí sale el agua que consumen 74 familias. Sin
embargo, se trata de un canal complicado que tiene al menos 20 puntos donde se ha denunciado el robo directo de agua.
Alfonso Mogroveso Durán, es el presidente de la dirección del
Chaucha-Suscal en los dos sectores de Suscal y Gun Chico. Don
Alfonso se encarga del seguimiento de los primeros nueve kilómetros
del canal. Los supervisa a diario todo el año. Empieza a trabajar a las
seis de la mañana y termina a la una de la tarde. Viéndole en faena
se constata que no es tarea fácil. El canal atraviesa bosques, pasa
por puentes y precipicios y recorre laderas empinadas. Don Alfonso
retira las ramas y las hojas que obstruyen la corriente por todas partes. Todos los días se acumulan en el canal detritos de este tipo.
Alfonso Mogroveso Durán
presidente del canal
Chaucha-Suscal
Hombres, mujeres y niños trabajan
en la construcción de un canal
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“La semana pasada tuve que sacar un caballo muerto; fue muy difícil”,
cuenta don Alfonso. Tras recorrer a pie unos cuantos kilómetros más, se
llega a los primeros campos y don Alfonso comprueba que la compuerta
esté bien cerrada. La población de esta zona tiene suerte: el agua abunda.
Mucho más abajo se encuentran los campos secos situados junto al
cementerio de Suscal. Aquí el canal ha quedado reducido a una acequia descuidada desprovista del revestimiento de cemento y llena de
tierra y basura. Este tramo final del canal estaría lleno de agua si la
población de arriba hubiera respetado el contingente que se les asignó. Unos cuantos centenares de metros más arriba sigue corriendo el
agua y, con ayuda del CARC y de PROTOS, la población ha construido
amplios depósitos y ha reparado el canal. En esa zona se ven varios
tubos entrecruzados por los campos que desembocaban de forma ilegal en el canal. No es otro el problema de los canales de riego: cuanto
más escasea el agua, más ansiosa se siente la población de obtenerla
y más dispuesta está a superar el contingente asignado y robar agua.
Aquí abajo no hay agua suficiente, pues la población de las montañas
se ha quedado con un mayor volumen del que le correspondía.
En esta zona es patente la estratificación social. Los habitantes de
los tramos superiores del canal son “blancos” y viven más desahogados
que los indígenas y mestizos de más abajo. La gente de las zonas bajas
suele trabajar arriba en las mingas, lo cual suele generar tensión.
Otros canales se están construyendo en las tierras bajas de Cañar.
La mayor parte de la población de esta zona está formada por mestizos pobres que a menudo han trabajado de jornaleros en los latifundios de la Sierra antes de mudarse a las tierras bajas secas para disponer de tierra propia. Muchos de estos mestizos trabajan por temporada en los campos de caña de azúcar o en las enormes plantaciones
de banano del litoral.
Luis Octavio Lema, es el experto a cargo de la construcción del nuevo
canal del Tormento. La construcción del canal es muy complicada,
pues atraviesa una ladera escarpada que en su mayor parte está formada por arena bastante suelta. Parece que es peligroso agarrarse a la
pared del precipicio para verter cemento en la zanja de un canal a
medio terminar. El canal transportará agua a una aldea cuya agricultura probablemente recobrará la vida. Como el canal recorre una distancia relativamente corta y como la población forma un grupo bastante homogéneo, es probable que este canal no dé pie a conflicto alguno.
¿Y los mestizos?
La descripción del proyecto CARC se ha centrado, hasta ahora, en
las disputas ocasionadas por el agua y las tensiones étnicas. De ese
modo quedaron claros los obstáculos que tuvo que superar el proyecto y se constató que el personal encargado de ejecutarlo hizo lo posible por fomentar el diálogo y establecer la colaboración entre los beneficiarios. Sin embargo, los beneficios no han ido dirigidos exclusivamente a los indígenas. También salieron beneficiados muchos mestizos y “blancos” como, por ejemplo, David Lizandro Verdugo Martínez,
que es el presidente del centro agrícola cantonal de Cañar. Él cuenta
que sus labores de maestro de “cultura general” no le impiden criar
ganado y cultivar. “Soy de Cañar, y el 90 por ciento de la población de
Cañar guarda algún tipo de relación con la agricultura”.
David Lizandro es uno de los organizadores de la feria ganadera y
agrícola anual de Cañar que patrocina el CARC. Como muchas personas de Cañar de edad avanzada, lamenta los recientes acontecimientos e insiste en que la falta de interés por la agricultura de la que dan
muestra los distintos gobiernos está acabando con el campo del
Ecuador. David Lizandro opina que la política del Ecuador se caracteriza por el exceso de palabrería y por los intereses particulares. En su
conversación destacan algunos temas característicos de toda la población blanca del valle. Es difícil determinar si sus opiniones tienen
cierta base racista o si su objetivo es presentar los hechos.
El éxodo de la población ansiosa de dólares empeora de un año para
otro. El dinero que vuelve no se invierte en tierras o en agricultura,
sino en casas y lujos de otro tipo. Los indígenas cobran fuerza. Se
mudan a las ciudades y tienen más hijos que nosotros. Se está configurando una clase nueva que no está formada por los indígenas del
campo, sino por un sector de la población totalmente distinto.
Hablan de venganza sin saber de qué hablan. Así surge la marginación y la polarización. Un grupo determinado recibe apoyo de gente
de fuera. Dentro de diez años habrá desaparecido el “granero del
La construcción del
nuevo canal del Tormento
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hemisferio austral”. Dicen que el CARC ha favorecido a los indígenas;
no es verdad. El CARC ha actuado bien, centrándose en cuestiones
prácticas y manteniéndose al margen de la política. El CARC trató a
todo el mundo con respeto y colaboró con todos los grupos sin hacer
discriminación de ningún tipo. Si, como dicen, el CARC ha favorecido exclusivamente a los indígenas, yo también soy indígena.119
La construcción de caminos no cobró excesiva importancia, pero en
un caso, el del camino de Paguankay, su importancia fue decisiva.
Esta zona, que antes estaba aislada, se sitúa en las tierras bajas, inmediatamente por encima del río Cañar. El paisaje es prácticamente tropical. Los mestizos habitantes de la zona solían ganarse la vida con el
aguardiente, bebida alcohólica fuerte hecha con caña de azúcar.
Fue una verdadera sorpresa. Cuando llegaron los representantes y
nos preguntaron si queríamos un camino los tomé por políticos y
creí que me iban a engañar de uno u otro modo. Les podemos construir un camino, decían. Sí; y los burros vuelan, yo les contesté. A
los dos meses volvieron con maquinaria y pidieron que se formase
una minga. A los seis meses habían construido el camino en colaboración con el CREA y nos cambió la vida de arriba abajo. Cuando
habían terminado el camino, nos ofrecieron muchas cosas: crédito
para comprar cerdos, la instalación de una tienda comunal, almacenamiento de frijoles, nuevas variedades de maíz y frijoles. Yo utilicé el crédito para comprar cerdos. Instalé dos silos, creé un vivero y abrí un pequeño taller de carpintería dotado de la maquinaria necesaria para hacer estatuillas con las nueces de tagu.120 Tengo
un huertecillo lindo y un criadero de gusanos; obtengo bastante
ganancia vendiendo gusanos y plantones de árbol. He tratado de
aprovechar todas las ofertas y no he perdido nada.121
88
Anselmo es uno de tantos pequeños campesinos que han sacado provecho del proyecto mediante el modelo incorporado de sistemas de
agricultura integrada. Anselmo, además, representa un triunfo en el
sentido de que sus vecinos adoptan algunas de las innovaciones que él
ha puesto a prueba en su pequeña explotación. Puede que facilite este
proceso el hecho de que muchos vecinos que habitan en la aldea de
Santo Domingo Paguancay son familiares suyos.
119
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Entrevista con Lizandro Verdugo Martínez.
Una vez secas, estas nueces de gran tamaño se ponen muy duras. Al pulirlas y esculpirlas para crear efigies de animales pequeñas, adquieren una apariencia de marfil,
motivo de que se las conozca con el nombre de “marfil orgánico”. Estas estatuillas
artesanales cada vez gozan de más popularidad entre los turistas que visitan el
Ecuador.
Entrevista con Anselmo Calló.
Ibíd..
Entrevista con Paola Guaman.
Enseñanzas que se pueden extraer de un
proyecto como el CARC
En vista de todas las dificultades y de las críticas furibundas que
encontró el proyecto, resulta increíblemente difícil escuchar opiniones críticas de verdad. La mayor parte de la crítica actual no hace hincapié en fracasos directos sino más bien en una sensación de decepción motivada por lo alto de las expectativas suscitadas: “no era tan
revolucionario como creíamos que iba a ser”. “Contrataron a más gente
de fuera que de aquí”. “Está a punto de concluir ahora que empieza a
funcionar y a surtir efecto”. “No se construyó la presa de Culebrillas,
pero mientras teníamos el CARC existían esperanzas, aparte de que es
cierto que su intervención fue positiva por lo que respecta al agua
potable y el riego”.
Aun así, quienes pudieron participar en los programas del CARC, en
su mayor parte campesinos procedentes de zonas apartadas, en su
mayoría, suelen mostrarse agradecidos por la oportunidad de que dispusieron:
Gracias a los proyectos muchas cosas han cambiado en mi vida. La
posibilidad de observarlo todo desde un nuevo ángulo, de llevar
una vida organizada en cuanto individuo y en cuanto integrante
de un grupo, ha tenido para mí gran importancia.122
Aunque parezca raro, me da la impresión de que mi marido me
ayuda. La paridad entre los sexos va consolidándose. Las mujeres
somos más responsables que en ningún otro momento del pasado. El
marido y la mujer disponen hoy de una especie de acuerdo.
Adoptamos juntos las decisiones. Antes se nos discriminaba mucho,
pero actualmente los hombres aprenden a tomarnos en serio.
Cuando demostramos que somos concienzudas y que podemos traer
dinero a casa se nos respeta. Debemos transmitir a nuestros hijos esta
actitud, que me anima a concebir esperanzas de cara al futuro.123
Anselmo Calló, pequeño
agricultor que aplica un
sistema de agricultura integrada
89
A mí me gusta el trabajo y el CARC me ha brindado numerosas
oportunidades de trabajar. El crédito es excelente, mientras que
antes los intereses nos agobiaban. Aparte de facilitarme ingresos
mejores, el CARC me capacita y me da a conocer métodos nuevos.124
En 1995, año en que me relacioné por primera vez con el CARC, recibí formación y semillas de papa mejoradas. Tras recibir más formación pasé a ser beneficiario de un programa de abastecimiento de
agua potable. Colaborar con el CARC me ha reportado muchos beneficios. Cuando se van me siento un poco como un joven criado por
su padre que ahora debe ejercer sus aptitudes por cuenta propia.125
Lo más destacado de los muchos encuentros mantenidos con los beneficiarios del CARC es que agradecen la formación que han recibido.
Puede que esta circunstancia sea un síntoma de la sed de conocimientos propia de una clase social que lleva demasiado tiempo privada de educación y posibilidades de ejercer influencia. Los técnicos del
proyecto también suelen describir su experiencia como proceso de
aprendizaje:
90
Para mí ha sido como la escuela. He aprendido muchas cosas en
distintas provincias del conocimiento, y en la actualidad percibo
la importancia no sólo de los conocimientos técnicos y teóricos,
sino también de la aptitud para las relaciones sociales y las buenas
ideas. No cabe duda de que todo esto me resultará muy útil de aquí
en adelante.126
En la actualidad, el proyecto está a punto de concluir. Ha dejado a su
paso los siguientes beneficios: sistemas de riego mejorados y nuevos,
un camino que puso en contacto con el mundo circundante a una
comunidad apartada, una cooperativa de crédito eficaz, la existencia
de varios usuarios de invernaderos recubiertos con planchas de plástico en que se cultivan frutas y otros productos importantes destinados al mercado, mejores métodos de cría de conejillos de indias con
fines de garantizar la mejora de los precios en toda la región, un mayor
conocimiento de los sistemas de agricultura integrada y la existencia
de juntas de agua más eficaces y sistemas más adecuados de abastecimiento de agua potable.
124
125
126
Entrevista con Juan Tapia Vásquez.
Entrevista con M. Espíritu Quizhpi.
Entrevista con el ingeniero Clever Padrón.
El proyecto también ha dado cabida a organizaciones no gubernamentales eficientes capaces de atender las futuras necesidades de los
beneficiarios, como por ejemplo CICDA, CEDIR, SENDAS y PROTOS.
Estas organizaciones disponen de conocimientos y experiencia acumulados en otros países en esferas semejantes, a lo cual se suma el
conocimiento adecuado de la situación de la cuenca del Cañar que ha
acumulado el actual personal del CARC. Estas organizaciones seguirán
operando con apoyo de la Embajada de los Países Bajos en Ecuador.
El CARC empezó siendo un programa de carácter sumamente técnico inserto en una sociedad enzarzada en conflictos. Como saltó a la
palestra en medio de un proceso en curso, es natural que se convirtiera en un agente más. El proyecto fue objeto de ataques y calumnias,
pero el personal guardó la calma y se dedicó con paciencia a entablar
diálogos con los demás agentes. Se evitaron las maniobras políticas, y
los técnicos, que se centraron en la colaboración directa con la población por lo que respecta a la producción agrícola de pequeña escala,
ayudaron a los campesinos a organizarse y aprendieron a escucharlos.
Hatun Cañar tiene sed de agua y de conocimiento. Una buena parte
del relato de Cañar se ha centrado en el agua. Se procuró poner de
manifiesto la función del agua en la mentalidad y la vida de los habitantes de la zona. A menudo han ocupado el primer plano determinados factores de importancia crucial: quién ejerce control sobre el agua
y quién carece de acceso al agua. Se llegó a la conclusión de que, probablemente, el poder, el poder ejercido sobre las tierras y las aguas, sea
la cuestión más destacada de la zona de Cañar, como también lo es en
casi cualquier otra zona agrícola del mundo. Claro está que es imposible que un proyecto como el CARC modifique este aspecto de la noche
a la mañana, pero se procuró con ahínco ayudar a las personas a organizarse, a hacerse oír y a obtener métodos, herramientas e instrumentos que servirán para que se ganen la vida ellas mismas y sus familias.
Riego, agua potable,
invernaderos, cría de cuyes,
crédito son unos de
los tantos beneficios
del CARC
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92
El agua puede ser amarga o dulce. Es amarga cuando origina disputas y cuando es difícil o imposible disponer de acceso a la misma;
es dulce cuando llega a un campo y le da nueva vida al tiempo que
dota de salud y de fuerza al campesino y sus hijos. El agua también es
dulce cuando es posible acceder a ella trabajando con denuedo y colaborando con los vecinos.
Aunque a menudo eran escasas las posibilidades, el CARC logró
suministrar agua a muchas familias. No todo el mundo obtuvo el preciado líquido, pero la mayor parte de la población entendió que la
esperanza más sólida de obtener y conservar agua reside en colaborar,
en organizarse y en adquirir conocimientos. Se espera que la búsqueda
siga su curso y que los cañaris terminen por saciar su sed de fuerza,
conocimientos y agua.
Aparte de su carácter palpable y fundamental en la vida cotidiana,
el agua simboliza con enorme fuerza las esperanzas y los esfuerzos de
la gente. La mayoría de las mitologías pone de relieve la patente adaptabilidad del agua, la manera en que se abre camino en el entorno
natural adaptándose a la orografía al mismo tiempo que da una nueva
forma al terreno y lo modela. Además, pese a su condición de adalid
de la vida, el agua carece de presunción; no se impone a la fuerza. Se
dirige a las zonas más bajas del medio natural siguiendo un curso que
va de arriba abajo. Fomentando la expansión de la vida a partir de los
segmentos inferiores engloba la totalidad del sistema. De ese modo, a
semejanza de un proyecto de desarrollo eficaz, actúa de abajo arriba.
Mishqui-yacu, agua dulce.
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mishqui-yacu, agua dulce
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