Costa Rica y el mundo ante el cambio climático

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revista semestral de la escuela de ciencias ambientales
diciembre 2012 • issn: 1409-2158
Costa Rica y el
mundo ante el
cambio climático
COSTA RICA Y
EL MUNDO ANTE EL
CAMBIO CLIMÁTICO
Diciembre 2012 - Nº 44 - ISSN 1409-2158
Ambientales, revista semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional, fue creada en 1980. Su objetivo
es estimular y difundir la investigación y la discusión científica en
el campo de lo ambiental. Publica resultados de investigación referentes a situaciones ambientales y, secundariamente, ensayos
teóricamente consistentes con algún enfoque científico atinentes
a problemas de ese mismo ámbito temático. Se dirige principalmente a académicos, estudiantes de nivel superior y funcionarios
e integrantes de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales con competencias en lo ambiental.
634.9
C569C
Ambientales/ Escuela de Ciencias Ambientales.—
No. 44 (2012) – Heredia, C.R.
Semestral
1. Ecología
Publicaciones periódicas.
I. Universidad Nacional. Escuela de Ciencias
Ambientales.
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Revista semestral de la
Escuela de Ciencias Ambientales,
Universidad Nacional
Teléfono: (506) 2277-3688
Fax: (506) 2277-3289
ambienti@una.ac.cr
Apartado postal: 86-3000
Heredia, Costa Rica
www.ambientico.una.ac.cr
Consejo editor
Marielos Alfaro, Universidad Nacional
Gerardo Budowski, Universidad para la Paz
Enrique Lahmann, UICN
Enrique Leff, Universidad Nacional Autónoma de
México
Olman Segura, Instituto Nacional de Aprendizaje
Rodrigo Zeledón, Universidad de Costa Rica
Director y editor
Eduardo Mora, Universidad Nacional
Fotografía
www.galeriaambientalista.una.ac.cr
Asistencia
Rebeca Bolaños
Foto de portada:
Tomada de ciudadania-express.com
Descripción: Huracán Carlota, costa de México
Editorial: Costa Rica y el mundo ante el cambio climático
ISSN 1409-2158. Ambientales 44 |Pp. 3-4|
Sumario
Editorial.
¿Detener el calentamiento global con las
artes de Al Gore?
Editorial
3
José A. Retana
Eventos hidrometeorológicos extremos
lluviosos en Costa Rica desde la
perspectiva de la adaptación al cambio en
el clima
5
Roberto Jiménez
Enfoque y propuestas de política para
enfrentar el cambio climático
17
José R. Rojas
Análisis de las amenazas e implicaciones
del cambio climático sobre los tiburones
33
Armando Escobedo-Galván, José A. Retana,
Cristina Méndez y José González-Maya
Efecto potencial del cambio climático en la
proporción de sexos del caimán
en Costa Rica
49
Raquel Salazar
Manejo de la demanda eléctrica para
aumentar la sostenibilidad del sector
eléctrico en Costa Rica
61
Normas editoriales
73
¿Detener el
calentamiento global con
las artes de Al Gore?
E
l calentamiento global causado por los gases de efecto invernadero que ciertas actividades humanas generan fue por fin
aceptado como una realidad, por los expertos en
climatología y los científicos de campos afines, en
el segundo lustro de los años ochenta del siglo XX.
Como consecuencia casi inmediata, en 1988 la
Organización de Naciones Unidas y la Organización Meteorológica Mundial fundaron el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático para
monitorear e interpretar el cambio en el clima; y
una década después, en 1998, con auspicio nuevamente de Naciones Unidas se estableció el Protocolo de Kioto, firmado por casi todos los países del
mundo, cuyo propósito es revertir la tendencia al
aumento de los gases de efecto invernadero. Desde entonces, el conocimiento de la problemática
del calentamiento mundial ha avanzado sustancialmente y los medios de comunicación, la opinión pública y los políticos se han puesto bastante
al tanto.
El papel de los medios de comunicación ante
la problemática del cambio climático es considerado sumamente importante por su función de
divulgación de los hallazgos científicos correspondientes y, concomitantemente, por su obvia
influencia en la opinión pública. Y es que se cree
que la presión que la opinión pública ejerza sobre
los líderes de la política y de la economía puede
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
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ser clave para que se acometan programas de acción que verdaderamente frenen el aumento de la
emisión de gases de efecto invernadero.
Los políticos ambientalistas y las organizaciones ambientalistas tienen muy claro que sin el
involucramiento cognitivo y afectivo de la opinión
pública la clase política y la clase capitalista no
actuarán suficientemente contra las causas del
cambio del clima, por lo que nunca será demasiado lo que los comunicadores profesionales comuniquen sobre esa problemática, siempre que lo
hagan hábilmente.
La eficacia de la comunicación que cualquier
medio (TV, prensa, radio…) establece con la amplia opinión pública en enorme medida estriba en
impactarla emocionalmente y entretenerla para
realmente mantener su atención, y esto es difícil cuando de lo que se trata es de informarle de
asuntos de dificultosa comprensión y para nada
divertidos, como la problemática del cambio climático. Fuera de los mensajes muy cortos con formato de anuncio publicitario, en los que por cierto
la información transmitida es absolutamente miserable, eso es muy duro de lograr.
Excepcionalmente sí lo lograron Davis Guggenheim, reconocido y laureado cineasta, y
Al Gore, quien ante la galería se llevó todos los
aplausos. Ellos, en 2006, hicieron en DVD el documental “Una verdad incómoda”, en el que Gore
3
J. Retana. “Eventos hidrometeorológicos extremos lluviosos en Costa Rica desde la perspectiva de la
adaptación al cambio en el clima”, Ambientales No. 44, diciembre 2012. Costa Rica. Págs. 5-16.
Diciembre 2012. Número 44
“actúa” y pone los textos y el otro sordamente dirige. Ese año la obra ganó el Oscar al mejor documental, y el año siguiente Gore ganó el Premio
Nobel de la Paz por su aporte al enfrentamiento
del cambio climático y también el Premio [español] Príncipe de Asturias por una razón similar.
Y es que, efectivamente, en ese momento y aún
varios años después el documental conmocionó
a los ambientalistas de todo el mundo y a otros
que todavía no lo eran, o no lo eran mucho hasta
entonces pero luego sí más, y removió emociones
y conciencias y cambió la actitud de numerosos
políticos. El modo de comunicar de Guggenheim y
Gore debiera ser seguido por muchos, para tal vez
posicionarnos mejor contra el cambio climático.
Es incómoda la verdad de que para comunicar eficazmente a la opinión pública sobre el
complejo tema del calentamiento global haya que
ponerse al (más o menos bajo) nivel de la TV. Permítase aquí recordar aspectos básicos del documental de Gore y Guggenheim a fin de vislumbrar
qué es lo que hay o no que hacer para abortar la
catástrofe.
Como en todos los programas de TV actuales, en “Una verdad incómoda” la “personalización” está muy marcada: En este caso el relato del
cambio climático -que es claro y conceptualmente
preciso, pero resumible en 10 minutos aunque la
película dure una hora y media- se entrelaza o
funde con el relato de los más conspicuos pasajes
de la vida de Al Gore: como padre, hijo y hermano amantísimo, como político de linaje impoluto
y sobresaliente mundialmente, como miembro de
una familia acaudalada que practica la responsabilidad social empresarial y como incansable
ambientalista. El “científico” y el ambientalista
expositor se fusionan con el político y la persona honorabilísima que él es. El personaje es tan
admirable que nadie osaría poner en duda lo que
sostiene respecto del cambio climático ni nadie
podría sospechar intereses torcidos o malicia de
su parte. Pero, a la vez, sus fuentes científicas no
4
[Fecha de recepción: abril, 2012. Fecha de aprobación: julio, 2012.]
son informes helados e impersonales que enfriarían y alejarían al espectador televisivo común,
sino que -dice Gore varias veces- sus fuentes son
(más “personalización”) científicos “amigos” suyos, ardid este que hace al público aproximarse
inmoderadamente a las verdades que él pregona
sin que su exposición pierda nada de legitimidad.
El auditorio o recinto en que Gore expone, y donde
están las cámaras, se confunde con un plató de TV
(se parecen excesivamente), y el público invitado
allí presente (presente en el plató, como en uno
de TV) se comporta con la alegría y el desenfado
propios del público presente en los “talk shows” y
“reality shows”, lo cual en el espectador teleadicto
desata un irreprimible sentimiento de familiaridad, solo que en este caso el “talk show” es un monólogo o un “stand-up comedy” muy ameno y fácil
de tragar, cargado de recursos pedagógicos que
convierten la disertación del conferencista y actor
en diversión, aunque antes que pedagógicos sean
acaso más recursos de entretenimiento. Encima
de eso, la exposición de Gore va entreverándose
con vistas espectaculares de huracanes, de glaciares y de otros paisajes naturales hasta hacer del
mensaje (la película) un espectáculo de “goce” visual. Como todos los programas de TV, de principio a fin y sin falta, “Una verdad incómoda” apela
a la emoción del espectador, en ocasiones despreciando la razón, o haciendo uso del patrioterismo
para zarandear afectivamente al espectador raso,
como cuando se afirma que por el calentamiento
global el monumento en memoria de los muertos
en el ataque terrorista al World Trade Center,
en 2001 en New York, quedará borrado por las
aguas.
En cuanto a su cometido, la obra de Gore y
Guggenheim es magistral; caro aporte a la causa
en contra del calentamiento global. Que la lucha
por la supervivencia se dé por todas las vías. El
entretenimiento es la continuación de la política
por otros medios; o sea, por los medios.
Eventos hidrometeorológicos extremos
lluviosos en Costa Rica desde la perspectiva
de la adaptación al cambio en el clima
José Alberto Retana
El autor, ingeniero agrónomo, es investigador en climatología
aplicada en el Instituto Meteorológico Nacional de Costa Rica.
Resumen
Los eventos hidrometeorológicos extremos que
provocan mayores impactos
por exceso de lluvias en Costa Rica son los huracanes del
Caribe (efectos indirectos),
los sistemas de bajas presiones y los frentes fríos. Los
huracanes son los fenómenos
que individualmente generan
más precipitación. La mayor
frecuencia de aparición es entre septiembre y noviembre y
sus impactos normalmente
se presentan en la vertiente
del Pacífico. Los frentes fríos
son los fenómenos más frecuentes. Se concentran entre
diciembre y enero e impactan
la Región Norte y el Caribe.
Los sistemas de bajas presiones se presentan principalmente entre abril y noviembre y sus efectos se pueden
sentir tanto en el Caribe
como en el Pacífico. Los frentes fríos tienden a disminuir,
lo que provocará escenarios
más secos en el Caribe y la
región Norte entre los meses
de noviembre y febrero. Los
sistemas de bajas presiones
Summary
The indirect effects
from a Caribbean hurricane, low pressure systems
and cold fronts, are the
Extreme
Hydrometeorological Events (EHE) that
cause greater impacts due
to excessive rains in Costa
Rica. Hurricanes are the
events that individually
generate more precipitation. The highest frequency
is between september and
november and its impacts
are in the Pacific side. Cold
fronts are the most common
phenomena. Usually, they
are concentrated between
december and january and
impact the northern and
the Caribbean regions. The
low pressure system occurs
between April and November and its effects can be
felt in the Caribbean and
the Pacific. Cold fronts tend
to decrease. That means
progressive drier scenarios in the Caribbean and
Northern Region between
november and february.
The low pressure systems
Editorial
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
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Introducción
E
l clima debe ser entendido desde una
nueva perspectiva con el fin de adecuar su significado al marco del actual calentamiento global y a las acciones
de adaptación que se deben emprender.
Clásicamente, el clima se ha conceptualizado como el valor medio de los diferentes
elementos meteorológicos que caracterizan
una región. La Organización Meteorológica
Mundial (OMM) ha recomendado un registro de por lo menos 20 años para obtener
promedios robustos de los valores climáticos. Hasta hace poco tiempo, esta definición
monolítica soportaba la idea de un clima
poco cambiante, estable y constante en el
tiempo. Sin embargo, durante la segunda
mitad del siglo XX se produjo una gran cantidad de estudios científicos sobre variabilidad
climática que surgieron a partir de la influencia de las fases de El Niño Oscilación Sur. El
aumento del conocimiento de El Niño y los
diferentes fenómenos de variabilidad climática empezaban a erosionar el mal entendido concepto de un clima estático. A finales
del siglo pasado, los pensamientos, teorías y
primeros estudios sobre el cambio climático
5
Diciembre 2012. Número 44
y huracanes del Caribe también tienden a disminuir, sin
embargo la tendencia de los
últimos 30 años muestra un
leve aumento. Estas características de los eventos hidrometeorológicos extremos
debe ser base para estrategias de adaptación sectorial.
Palabras clave: eventos extremos, variabilidad climática, cambio climático, adaptación.
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
and hurricanes in the Caribbean, also tend to decrease,
but the trend of the past
30 years shows a slight increase. These features of the
EHE should be the basis for
adaptation strategies.
Key
words:
extremes
events, weather variability,
climate change, adaptation.
acuñados en la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre Cambio Climático
descubren la verdad de un clima dinámico,
evolutivo y altamente sensible a motores
de cambios exógenos como la radiación solar, cambios orbitales de la Tierra, y a cambios endógenos como la actividad volcánica
y las acciones contaminantes del hombre.
El clima es la expresión final de un
conjunto de elementos atmosféricos que varían su magnitud desde valores centrales
hasta extremos. Las oscilaciones de estos
elementos a lo largo del tiempo han contribuido a modelar paisajes a través de su acción erosiva, de arrastre y sedimentación.
Han dado soporte a ecosistemas complejos,
donde las interrelaciones de sus miembros
han sido construidas a lo largo de cientos
de años de coexistencia bajo rangos climáticos específicos. Han definido también el
curso de las actividades productivas del
hombre, condicionando patrones sociales y
culturales, impregnando un aire particular
a cada región del planeta. El clima varía,
Río Sixaola Costa Rica. Comisión Nacional de Emergencias
6
evoluciona y cambia, transformando la vida que
de él depende. Las variaciones del clima sostenidas en el tiempo hacen migrar especies, fortalecer y desaparecer otras, transformar y adaptar
aquellas de respuestas elásticas. El clima es un
modulador de vida.
Una de las características de este clima oscilante y que más influye en los sistemas de vida
es los eventos extremos. Algunos autores (IPCC,
2007; Houghton et al., 2001) los definen como fenómenos raros en determinado lugar y época del
año con bajas frecuencias de aparición de acuerdo
a su curva de distribución estadística. De acuerdo
con esta definición, las granizadas en los cerros
altos de Costa Rica son eventos extremos. Sin
embargo, en la actualidad los eventos extremos
están referidos principalmente por la magnitud
del impacto y no tanto por la frecuencia con que
aparecen (IMN-CRRH, 2008; DPA 2007, citando reportes de la OMM; Salinger and Penehuro,
2005). Dependiendo de la magnitud del fenómeno
y la vulnerabilidad del sistema, el impacto final
puede ser catastrófico, afectando sensiblemente
la estabilidad socioeconómica de los países. Por
tanto, el efecto indirecto de un huracán en Costa Rica puede ser considerado un evento extremo
solo si causa un impacto negativo en los sistemas,
aun cuando el fenómeno atmosférico sea frecuente durante los meses de junio a noviembre en la
cuenca del Caribe.
Los eventos extremos deben ser entendidos
en tres direcciones: el fenómeno de variabilidad
climática que se presenta, su intensidad y su consecuencia. De esta forma, no todos los fenómenos
meteorológicos de variabilidad climática producen un evento extremo. Un frente frío puede solo
generar un aumento en la velocidad de los vientos
y baja temperatura sin que la precipitación asociada a él cause mayores impactos. Un evento de
El Niño no siempre trae como consecuencia una
sequía. El paso de un huracán cerca de nuestras
costas no representa siempre una inundación.
Incluso, fenómenos meteorológicos de moderada
intensidad pueden desencadenar desastres en un
sistema altamente vulnerable. Por tanto, fenómeno, magnitud y consecuencia hacen en su conjunto un evento extremo.
Ahora bien, los eventos extremos pueden
estar referidos a cualquier elemento del clima,
desde la precipitación hasta la temperatura o el viento. Los eventos hidrometeorológicos extremos están referidos solo a aquellos que involucran
alguna forma de precipitación (líquida o sólida) y relacionados con sus
valores umbrales o extremos, tanto
el déficit como el superávit. Los eventos hidrometeorológicos extremos que
producen un exceso de lluvia en Costa
Rica pueden ser producto de frentes
fríos, tormentas locales o efectos indirectos de sistemas ciclónicos, entre
muchos otros. Sus consecuencias van
desde inundaciones hasta erosiones
edáficas y estructurales por arrastre
o fricción de agua.
Quepos, Costa Rica. Comisión Nacional de Emergencias
José Alberto Retana
Eventos hidrometeorológicos extremos lluviosos en Costa Rica desde la perspectiva de la adaptación al
cambio en el clima
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7
Diciembre 2012. Número 44
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
ras armas para diseñar una estrategia coherente
de adaptación. Nos enfrentamos a un conjunto de
episodios meteorológicos de gran magnitud, sostenidos en el tiempo, que son altamente erosivos
del sistema social y productivo, pudiendo debilitar cualquier orden social no preparado.
En este artículo se presentan características
importantes de los tres eventos de lluvia extrema
más importantes en nuestro país, sus tendencias
en las últimas décadas y las perspectivas futuras
proyectadas por los escenarios de cambio climático. Este detalle de información puede servir de
base para la toma de decisiones que deben anexarse a estrategias de adaptación sectorial ante
el cambio de clima.
Metodología
Río Sixaola, Costa Rica. Comisión Nacional de Emergencias
Los eventos hidrometeorológicos extremos
lluviosos en el futuro tienen una alta probabilidad de que aumenten su frecuencia y magnitud
como producto del calentamiento global (IPCC,
2007; Klein et al., 2009). Obviamente, el comportamiento medio de los elementos climáticos va a
cambiar en un futuro, si sus extremos varían. Aquí
tenemos entonces dos panoramas de adaptación:
uno a largo plazo marcado por la variación de las
clases centrales del clima, donde las medidas de
adaptación autónoma propia de la evolución de
los sistemas aparecerán espontáneamente; y, por
otra parte, la urgencia de una adaptación a corto
plazo, por motivo de la variación de las clases extremas del clima que son más desgastantes que
las variaciones medias, exige una mayor planificación y comprensión. Ante ambos panoramas el
conocimiento del clima actual, la experiencia pasada por la atención de emergencias y las proyecciones modeladas del clima futuro, son las prime-
8
De la base de datos sobre eventos extremos
del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) se
extrajo información sobre huracanes, bajas presiones y frentes fríos que han impactado al país
entre 1980 y 2007. La fuente de información de
esta base de datos son los boletines meteorológicos mensuales, y se hace referencia solo a eventos
hidrometeorológicos que han causado algún impacto en la economía o la sociedad costarricenses.
A partir de la ubicación temporal y espacial de
los fenómenos atmosféricos, se estableció una relación con el percentil 90 de la precipitación mensual y anual de 48 estaciones meteorológicas de
la base de datos del IMN, representativas de las
zonas afectadas. Las estaciones meteorológicas
seleccionadas cuentan con un registro cercano a
los 50 años (1960-2010) y permiten tener una cobertura aceptable del territorio nacional, dividido
en las seis regiones climáticas (tabla 1). La mayor
parte de estas estaciones no presentan cambios
tecnológicos ni de ubicación, a pesar de lo cual algunas han variado a formato automático y otras
han cerrado entre el 2008 y el 2010.
Tabla 1. Estaciones meteorológicas seleccionadas.
N°
Región
climática
1
2
3
4
Región
Norte
Estación
Número
Latitud
Longitud
Promedio precipitación anual (mm)
San Miguel de Sarapiquí
69506
1019
8411
4429
Ciudad Quesada
69510
1020
8426
4542
Zarcero
69512
1011
8424
1695
Quebrada Azul
69515
1024
8428
3296
5
Upala
69538
1054
8501
2409
6
Peñas Blancas
69534
1113
8537
1745
7
Nicoya
72101
1000
8520
2158
8
Santa Cruz
74003
1016
8535
1754
Liberia
74020
1036
8532
1590
Tilarán
76002
1028
8458
1965
9
10
Pacífico
Norte
11
Monteverde
78002
1018
8448
2545
12
San Miguel de Barranca
80002
1000
8442
2015
13
Cascajal de Orotina
84067
1000
8358
2607
14
Palo Seco
88004
932
8418
3035
15
Pócares
90001
931
8415
2901
Quepos
90003
926
8409
3829
Cerritos
90005
930
8409
3917
16
17
Pacífico
Central
18
Bartolo
92001
926
8406
3890
19
Llorona
92002
924
8405
3910
20
Palmar Sur
98002
857
8328
3623
21
San Vito
98007
850
8259
3686
22
Repunta
98009
918
8339
2598
Cedral
98010
922
8333
4328
23
24
Pacífico
Sur
Golfito
100034
839
8311
4982
25
Coto 47
100035
836
8259
4056
26
Coto 44
100058
835
8259
3962
27
Coto 49
100062
838
8259
4459
José Alberto Retana
Eventos hidrometeorológicos extremos lluviosos en Costa Rica desde la perspectiva de la adaptación al
cambio en el clima
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9
Diciembre 2012. Número 44
N°
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Región
climática
Estación
Número
Longitud
Promedio precipitación anual (mm)
28
Sanatorio Durán
73011
956
8353
1478
29
Linda Vista
73018
950
8358
1431
30
Pacayas
73022
955
8349
2224
31
Paraíso
73024
950
8352
1863
32
Villa Mills
73033
934
8343
2632
Asunción
83003
954
8310
3908
33
34
Región
Central
San José
84000
956
8405
1896
La Argentina
84003
1002
8421
2083
36
Atenas
84004
959
8423
1880
37
Avance, Tres Ríos
84005
956
8358
2565
38
Hacienda Concepción
84006
955
8400
2402
39
Naranjo
84016
1006
8423
2369
40
Rancho Redondo
84018
957
8357
2484
35
Se trabajó con los valores mensuales de lluvia ya que, de acuerdo con Retana y Villalobos
(2000, 2003) y Retana (2010), normalmente se
puede capturar la señal de los eventos extremos
diarios en los valores mensuales e incluso anuales. Se parte del supuesto de que la lluvia que excede el promedio mensual corresponde con la lluvia aportada por el fenómeno de variabilidad. De
esta forma se caracterizó cada evento en cuanto
a su magnitud, frecuencia de aparición, aporte al
total de la lluvia anual, regiones del país históricamente más afectadas y tendencia histórica del
período de estudio. Las características de estos
eventos extremos se relacionaron con algunos de
los resultados generados por estudios de escenarios de cambio climático para Costa Rica desarrollados por Alvarado et al. (2011).
10
Latitud
Resultados
Período 1980-2007
De acuerdo con lo ya observado por IMNCRRH (2008), los tres fenómenos océano-atmosféricos que causan mayor impacto por lluvias en
el país son los sistemas de bajas presiones, el impacto indirecto de huracanes del Caribe y los frentes fríos. En la figura 1 se presenta la frecuencia
mensual de cada uno de estos eventos.
Figura 1. Frecuencia mensual de tres fenómenos meteorológicos. 1980-2007. Costa Rica
(IMN-CRRH, 2008).
Los frentes fríos se presentan entre noviembre y marzo, pero excepcionalmente se han
registrado en forma temprana en octubre (1989,
1990), o tan tarde como abril o mayo (2000-2005 y
1992). Los meses de mayor probabilidad de aparición son diciembre y enero. Los sistemas de bajas
presiones se distribuyen más uniformemente a lo
largo del año, pudiendo presentarse desde enero
hasta diciembre, siendo entre abril y noviembre el
período de mayor probabilidad de aparición. Los
huracanes tropicales del Caribe se concentran
entre junio y noviembre y es entre septiembre y
noviembre cuando la probabilidad de su influencia es mayor. Cada uno de estos tres eventos tiene un espacio geográfico de afectación. Mientras
que los frentes fríos impactan sobre las regiones
Norte y Caribe y ocasionalmente la Central, los
sistemas ciclónicos que se producen en el Caribe (desde bajas presiones, tormentas tropicales y
huracanes tropicales) normalmente impactan sobre el litoral pacífico de Costa Rica. Los sistemas
de bajas presiones pueden presentarse tanto en el
mar Caribe como en el océano Pacífico y sus efectos se localizan en la vertiente correspondiente.
Tal y como se presenta en la figura 2, no
existe proporcionalidad entre la frecuencia de
aparición de estos eventos y su aporte individual
a la lluvia anual. Los frentes fríos son los fenómenos más frecuentes para el período estudiado,
pero no son el evento que individualmente produce más lluvia. Mientras que entre 1980 y 2007
los frentes fríos aparecieron en un 37% del total
de casos de eventos hidrometeorológicos extremos, cada frente frío aportó a la lluvia anual tan
solo un 3%. Por otra parte, el huracán tropical
es el fenómeno que individualmente aporta más
lluvia. Su frecuencia de aparición en el período
de estudio fue de apenas un 11%, pero el aporte
de cada uno de estos eventos fue de un 6% de la
lluvia anual. A pesar de ser sistemas ciclónicos
que generan vientos de gran velocidad (desde 118
a 249 km/h), el impacto que se percibe en Costa
Rica es indirecto, por lo que el efecto que se produce es básicamente debido a la gran cantidad de
agua precipitada. De acuerdo con Pacheco (2011),
los huracanes Joan (1988), César (1996), Mitch
(1998) y Tomás (2010) han sido cuatro de los más
destructivos que han afectado al país. Tomás es el
sistema que mayor precipitación provocó durante
los cinco días de afectación: 1 800 mm promedio
por estación meteorológica (Pacheco, 2011), y dejó
las mayores pérdidas económicas en la historia:
142 mil millones de colones (Alfaro, 2011).
Figura 2. Frecuencia (número de eventos entre
1980-2007) y magnitud (precipitación que excede
el promedio por evento individual) de tres tipos
de fenómenos meteorológicos.
En el caso de los sistemas de bajas presiones, al año se pueden presentar más de dos de
ellos que pueden generar eventos extremos. Su
ventana de aparición es amplia, ocho meses, y su
poder de descarga es significativo. Muchas de las
emergencias que se atienden en el país producto de
inundaciones han sido generadas por sistemas de
bajas presiones frente a nuestras costas. De acuerdo con lo que reporta Flores et al. (2010), el 14% de
los eventos de lluvias fuertes (excluyendo eventos
ciclónicos) que han provocado situaciones de emergencia en el período 1988-2009 se pueden asociar
con sistemas de bajas presiones. En el cuadro 2 se
presentan algunas estadísticas de estos tres fenómenos océano-atmosféricos cuando han generado
eventos extremos.
José Alberto Retana
Eventos hidrometeorológicos extremos lluviosos en Costa Rica desde la perspectiva de la adaptación al
cambio en el clima
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11
Diciembre 2012. Número 44
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Fenómeno
Número
de eventos
promedio
por año
Aporte de
lluvia con
relación al
promedio
anual (%)
Meses de
mayor frecuencia
Regiones climáticas
más afectadas
Tiempo de
afectación
promedio
(días)
Frente frío
4
3,4
De diciembre a enero
Caribe, región Norte
y valle Oriental
2,8
tica del aumento en el número de huracanes en el
Caribe que afecten a Costa Rica. El IPCC (2007)
advierte que los cambios en la frecuencia e intensidad de tormentas tropicales y huracanes están
influenciados por la gran variabilidad que se ha
presentado. Aun así, el número de huracanes en
el Atlántico Norte ha estado por encima de su valor promedio en los últimos años.
Baja presión
2
4,9
De abril a
noviembre
Pacífico Norte, Pacífico Central, valle
Occidental
2,9
Perspectivas
6,5
De septiembre a
noviembre
Pacífico Central, Pacífico Norte y región
Norte
4,0
Cuadro 2. Características de eventos hidrometeorológicos extremos lluviosos.
Costa Rica. 1980-2007.
Huracán
tropical del
Caribe
1
Tendencias
Un período de registro de eventos hidrometeorológicos de 30 años por sí solo no puede ser
un indicador del cambio climático a pesar de que
los valores promedio hayan variado. Se requieren
registros más extensos que capturen señales de
variabilidad climática de muy amplia frecuencia
para obtener estadísticas robustas que justifiquen
los cambios encontrados. Sin embargo, esto no
quiere decir que la información de estos registros
no deba ser utilizada en el tema del calentamiento
global actual. Los cambios y las tendencias de los
eventos extremos se deben entender como uno de
los retos más importantes que enfrenta nuestra
sociedad en el marco del cambio de clima (Klein
et al., 2009).
Las tendencias de fenómenos que evidencien alteraciones importantes en los eventos hidrometeorológicos extremos deben ser base para
establecer planes, programas y estrategias de
adaptación en el corto y mediano plazo. No se
puede esperar a encontrar la explicación sobre el
origen de un evento para tomar medidas precautorias ante sus efectos. Además, hasta que no se
altere la dinámica atmosférica a raíz del calenta-
12
miento global, los fenómenos de variabilidad que
hemos conocido se seguirán presentando en las
próximas décadas. En el caso de los tres fenómenos de variabilidad analizados en este estudio las
tendencias estadísticas se presentan en las figuras siguientes.
Figura 4. Tendencia anual de sistemas de baja
presión asociados con eventos extremos en
Costa Rica.
Figura 5. Tendencia anual de huracanes tropicales del Caribe asociados con eventos extremos
en Costa Rica.
Figura 3. Tendencia anual de frentes fríos asociados con eventos extremos en Costa Rica.
Los frentes fríos muestran una tendencia de
disminución en las dos últimas décadas. Zárate
(2005), IMN-CRRH (2008) y Alvarado (2011) concuerdan en que los frentes fríos han disminuido
en la región centroamericana. De hecho, el ciclo
2011-2012 se caracterizó por la ausencia casi total de frentes que impactaran nuestro país. Solo
se presentó uno en enero de 2012 cercano a Costa
Rica y provocó inundaciones aisladas en Guatuso
(IMN 2011, 2012).
Los sistemas de bajas presiones y huracanes
del Caribe tienen una leve tendencia de aumento,
aunque no es significativa. Igualmente, Alfaro y
Quesada (2010) no encuentran evidencia estadís-
Alvarado et al. (2011) actualizaron el escenario climático futuro para Costa Rica mejorando
la resolución espacial. Una de las explicaciones
que los autores dan para justificar el resultado de
una disminución de la precipitación en la región
Norte y el Caribe entre los meses de noviembre y
febrero es precisamente la disminución en la incursión de frentes fríos a nuestro país. El análisis de los resultados modelados matemáticamente concuerda con lo observado en los últimos 27
años. La tendencia es coherente entre lo observado y lo proyectado.
En el caso de los sistemas de baja presión
y los efectos indirectos de huracanes en el Caribe, Alvarado et al. (2011) no particularizan su
comportamiento. Sin embargo, de acuerdo con las
disminuciones de la precipitación simuladas por
el modelo para la temporada de lluvias de las regiones del Pacífico, los autores suponen condiciones similares pero más permanentes a las que se
producen cuando se desarrolla un fenómeno de El
Niño: el monzón desaparece, lo mismo que los oestes ciclónicos (debido a la ausencia de huracanes
en el mar Caribe). Esta proyección no concuerda
con las tendencias mostradas en los últimos años.
Conclusiones
En términos de adaptación, las evidencias
presentadas pueden ser base para conducir acciones coherentes. Evidentemente, se debe hacer
José Alberto Retana
Eventos hidrometeorológicos extremos lluviosos en Costa Rica desde la perspectiva de la adaptación al
cambio en el clima
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13
Diciembre 2012. Número 44
análisis más profundos y dar seguimiento a los
resultados. La tendencia pasada y la proyección
futura sobre el impacto de frentes fríos presentan
el mismo signo. Esto quiere decir que la variabilidad climática experimentada en las últimas
décadas se seguirá repitiendo con una tendencia
continua de disminución. De hecho, existen evidencias documentadas de recientes sequías en la
zona que han impactado negativamente la actividad agropecuaria, principalmente la producción
de granos básicos (Retana et al. 2011; Retana, Alvarado y Pacheco, 2009). La disminución de frentes fríos va a alterar el equilibrio ecológico de una
zona que históricamente se ha caracterizado por
su humedad constante durante casi todo el año.
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Si bien los problemas de inundaciones pueden
verse disminuidos, el impacto de períodos secos
repetitivos en los sectores usuarios del recurso hídrico van a minar progresivamente la economía y
los medios de vida de los pobladores de la región
Norte y el Caribe.
En el caso de sistemas ciclónicos, la tendencia pasada de sistemas de bajas presiones y
huracanes del Caribe no presenta el mismo signo
que se podría deducir de las proyecciones futuras
presentadas por Alvarado et al. (2011). Mientras
que las primeras aumentan, las segundas parece
que disminuyen. Asumiendo que las proyecciones
futuras sean ciertas, esto quiere decir que aún no
hemos entrado en una señal de cambio de clima.
Quepos, Costa Rica. Comisión Nacional de Emergencias
14
De hecho, en estos momentos no existe evidencia de que todos los elementos climáticos tengan
ya una señal evidente de cambio. En este aspecto
solo la temperatura nocturna parece haber iniciado una tendencia acorde con la teoría del cambio
climático en algunas regiones del planeta (Aguilar et al. 2005). Ahora bien, si se considera que
el corto plazo es una extensión de la experiencia
reciente, las tendencias de este tipo de eventos
hidrometeorológicos extremos lluviosos pueden
ser un insumo de planificación de actividades y
estrategias de adaptación en las zonas que históricamente han sido más afectadas por este tipo de
eventos, los cuales se seguirán presentando.
El aumento de los desastres por fenómenos
hidrometeorológicos relacionados con lluvias intensas es evidente y demostrable (Alfaro y Quesada, 2010; Flores et al., 2010; CNE, 2010). Las
últimas tres décadas han marcado un ascenso en
los eventos hidrometeorológicos extremos, que evidentemente han respondido a fenómenos de variabilidad climática de gran magnitud, pero también
sumados a un aumento de las vulnerabilidades
sociales que potencian los escenarios de desastre.
Ahora bien, la conexión de esta tendencia con el
cambio climático no puede ser demostrada actualmente. Sin embargo, el principio precautorio advierte de la necesidad de adaptarnos a condiciones
de variabilidad, a las cuales no estamos tan bien
adaptados como deberíamos (Street, 2007).
La amenaza del clima -ejemplarizada en los
eventos hidrometeorológicos extremos- no puede
ser controlada. Incluso, si estos momentos de amplia variabilidad que estamos viviendo son producto del calentamiento del planeta, la concentración de gases de efecto invernadero que están
alterando el equilibrio radiativo de la Tierra va a
permanecer -junto a sus efectos- los próximos 200
o más años. La vulnerabilidad de los sistemas que
históricamente han sido más afectados debe ser
el tema de fondo en la estrategia de adaptación a
los eventos hidrometeorológicos extremos.
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José Alberto Retana
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José. 22 p.
Enfoque y propuestas de
política para enfrentar el
cambio climático
Roberto Jiménez
El autor, especialista en gobierno y políticas y en política económica y economía ecológica, es director de Planeamiento Ambiental del Instituto Costarricense de Electricidad e investigador del Centro de Investigación en
Cultura y Desarrollo de la Universidad Estatal a Distancia.
Resumen
En el presente artículo se hace una evaluación de
las políticas de mitigación
del cambio climático desde
una perspectiva crítica sustentada en algunos conceptos de la economía ecológica
y en ciertos planteamientos
de la economía ambiental.
Las políticas actuales no han
sido efectivas debido a que
parten de premisas no necesariamente ciertas o realistas. El uso de instrumentos
de mercado, sin contar con
parámetros o estándares del
mundo físico, además de no
tener metas ni obligación de
acatamiento por parte de los
países, consumidores y empresas, provocan un divorcio
entre la sustentabilidad física y los resultados a que los
mercados en la esfera de los
intercambios desde la perspectiva financiera pueden
lograr. Existe la necesidad
de adoptar políticas que integren obligaciones mediante
estándares, combinadas con
políticas de mercado y otras
medidas. Es relevante la
Abstract
This paper provides
an assessment of mitigation policies for climate
change (CC), from a critical
perspective, based on some
concepts of Ecological Economics and an analysis of
certain approaches from
Environmental Economics.
Current policies have not
been effective due to they
start from premises that
are not necessarily accurate
or realistic. The use of market instruments, without
parameters or standards
of the physical world, besides not having goals and
compliance obligations by
countries, consumers and
companies, causes a separation between the physical
sustainability and results
that markets in the area of
trade from a financial perspective can achieve. There
is a need to adopt policies
that integrate obligations
through standards, combined with market policies
and other measures. Is relevant that developing coun-
José Alberto Retana
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
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¿Qué es el cambio
climático?
E
n los últimos 150 años se ha evidenciado un calentamiento a escala
mundial. Según instancias internacionales encargadas de discutir y analizar
el tema, como la Convención Marco de las
Naciones Unidas sobre Cambio Climático
(CMNUCC o UNFCCC, por sus siglas en
inglés), este calentamiento ha sido de al
menos 0,6 °C desde finales del siglo XIX y
representa una variación térmica que no
tiene precedentes en miles de años (Pnuma
& UNFCCC, 2004). No obstante, es importante tener presente que los cambios climáticos son por sí mismos una condición natural del planeta, con una historia de factores
naturales que han alterado la composición y
dinámica de la atmósfera, provocando descensos y aumentos globales en la temperatura. Prueba de ello son los períodos fríos,
conocidos como glaciaciones.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por
sus siglas en inglés) define que el cambio del
clima “se debe a cambios internos del sistema climático o de la interacción entre sus
17
Diciembre 2012. Número 44
adaptación en los países subdesarrollados, dado que estos
son los menos preparados, los
que menos beneficios han tenido en el modelo económico
vigente y los que recibirán los
costos más altos de los efectos
posibles del cambio climático.
Palabras claves: cambio
climático, mitigación, gases
efecto invernadero, mecanismo de desarrollo limpio, economía baja en carbono, instrumentos de mercado.
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
tries can adapt, as these countries are the least prepared,
those which have fewer benefits than of current model
and those who receive the
highest costs of the possible
effects of CC.
Kay words: climate change,
mitigation greenhouse gases,
clean development mechanism, low carbon economy,
market instruments.
componentes, o a cambios del forzamiento
externo debidos a causas naturales o actividades humanas” (IPCC, 2001). Es decir,
el cambio climático que experimenta el
planeta obedece no solo a factores naturales sino también al componente humano.
En efecto, el cambio climático actual
se diferencia de los fenómenos naturales
por estar asociado a la influencia de las
actividades humanas sobre las condiciones del sistema climático. Dentro de las
causas está el aumento significativo del
consumo de combustibles fósiles iniciado
en la Revolución Industrial, de los que se
continúa teniendo una alta dependencia y
cuyo consumo cada día rompe récords, así
como las consecuentes emisiones de gases
efecto invernadero.
Potenciales
consecuencias del
cambio climático
De forma general, las principales
consecuencias que podría tener el cambio
climático sobre la humanidad son las siguientes (Jiménez, Vindas y Amit, 2010):
daños a la infraestructura por inundaciones, deslizamientos, tormentas, huracanes.
aumento de incendios forestales; disminución en la productividad agropecuaria por
eventos meteorológicos extremos; afectación de actividades pesqueras por cambio
en las condiciones oceánicas; consecuente
riesgo de disminución de la producción alimentaria; amenazas a la salud humana
por proliferación de enfermedades y epidemias; aumento de mortalidad por efecto de
eventos meteorológicos extremos; aumento
de la demanda energética para refrigeración y calefacción; desabastecimiento de
18
agua potable; tensión política por acceso a recursos hídricos, y desplazamiento y disminución de
las actividades turísticas.
Muchas otras y más complejas relaciones socioeconómicas y ambientales podrían aflorar con
el cambio climático, y una gran cantidad de éstas
generarían efectos en cadena, lo que dificulta establecer su amplitud y complejidad. El crecimiento
de la población, la demanda de energía y recursos
naturales, la contaminación, la deforestación y la
fragmentación de hábitats, la pérdida de biodiversidad, la desertificación de tierras, la producción de alimentos, el crecimiento económico y los
problemas políticos son solo algunos de los factores
que componen la compleja trama de interrelaciones entre el ser humano y la naturaleza.
Aunque los modelos de predicción climática
tratan de incluir las variables indicadas, los verdaderos efectos del cambio climático podrán constatarse solamente con el tiempo, y los resultados
podrían ser mejores o peores que los predichos
hasta el momento. Hasta ahora, lo único que es
seguro es que la humanidad y la Tierra experimentarán cambios significativos en los próximos
100 años como efecto de los vertiginosos procesos
que se están llevando a cabo actualmente.
La conclusión del estudio “La economía del
cambio climático en Centroamérica” es que “[e]l
cambio climático es una seria amenaza para las
sociedades centroamericanas por sus múltiples
impactos previstos en la población y en los sectores productivos. En términos fiscales constituye
un pasivo público contingente que afectará las finanzas públicas por varias generaciones” (Cepal
y otros, 2010, p. 15).
La vulnerabilidad de los países está determinada en parte por la capacidad de las sociedades
de prepararse y adaptarse para prevenir y mitigar los potenciales efectos. Las sociedades en vías
de desarrollo, en particular la centroamericana,
muestran una capacidad de llevar a cabo acciones
para adaptarse al cambio climático muy bajas. En-
Roberto Jiménez
Enfoque y propuestas de política para enfrentar el cambio climático
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tre las causas de ello están la baja capacidad de
gestión de las organizaciones públicas y privadas,
la pobreza y la fragilidad socioeconómica de un elevado porcentaje de la población y la falta de recursos económicos y capacidad política para planificar
e implementar un ordenamiento del territorio que
prevenga desastres y que construya la infraestructura requerida suficiente y en los lugares más
apropiados. En esencia, es por ello que, pese a que
los efectos del cambio climático se darán en todo el
planeta, hay regiones más frágiles que recibirán
los efectos de una forma más fuerte.
Distribución de los costos
del cambio climático
En 2010, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) proyectó que sin
acciones internacionales de mitigación, Centroamérica podría sufrir, a fines del siglo, pérdidas
cuantiosas en el sector agrícola y en la biodiversidad. Aunado a esto, habría fuertes presiones sobre la infraestructura e incremento en la intensidad de eventos extremos que se acumularían
hasta representar cifras importantes del producto interno bruto actual. “Las consecuencias de no
hacer nada son irreversibles, quizás catastróficas
y probablemente afectarían más a los países pobres que a los desarrollados. Además, incluso si
cesara de inmediato la acumulación atmosférica
de gases de efecto invernadero que calientan el
clima, las temperaturas seguirían subiendo durante algunas décadas debido a las emisiones ya
acumuladas” (Tamirisa, 2008, p. 18).
Una pregunta que surge cuando se dan las
acciones que causan esos efectos es: ¿cómo se
integraron a los precios?, o, si esto no se hizo:
¿algunos tuvieron costos privados más bajos que
los costos sociales que la sociedad tendrá que
asumir en el mediano y el largo plazo? Es decir,
todo el proceso de decisión económica basado en
precios incorrectos ha llevado a un daño grave
19
Diciembre 2012. Número 44
en los ecosistemas cuyos costos lamentablemente
serán asumidos de forma distinta a la distribución
de beneficios que obtuvieron quienes realizaron los
procesos de producción, consumo y apropiación del
excedente económico.
Los países en vías de desarrollo -o subdesarrollados- se ubican por lo general en los trópicos,
con características biofísicas, infraestructura y
localización de los asentamientos humanos que
los hacen más vulnerables a los desastres naturales y específicamente a los efectos negativos que
se darán por el cambio climático. Unido a ello,
la falta de planificación, la desigualdad social y
la baja capacidad de gestión institucional hacen
que la preparación y las medidas para adaptarse oportunamente y de forma satisfactoria a ese
fenómeno sean muy bajas en estos países. “La
vulnerabilidad socioeconómica de Centroamérica
se exacerba por su ubicación geoclimática en un
istmo estrecho que sirve de puente entre dos continentes, situado entre dos sistemas oceánicos,
el Pacífico y el Atlántico, con sus correspondientes procesos climáticos. La región es gravemente
afectada por sequías, ciclones y el fenómeno El
Niño-Oscilación Sur” (Cepal y otros, 2010, p. 13).
¿Es cooperación internacional, o indemnización por acciones que no han contemplado los efectos ecológicos globales, lo que deben pedir los países
que serán afectados por el cambio climático? Pese
a que no existe ambiente internacional siquiera
para la colaboración hacia el Sur para adaptarse
al cambio climático, pareciera que lo más ético sería no pedir cooperación sino exigir compensación
por los daños causados por los países desarrollados que en la actualidad disfrutan del bienestar
y la riqueza que han producido basados en la no
consideración de las externalidades ambientales
globales, cuyos costos tendrán lamentablemente
que asumir los países que no han tenido a su disposición las fortunas generadas.
Unido a ello, como se ha mencionado, los
países en desarrollo tienen menos capacidad para
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
poder asumir los grandes retos que plantea el
cambio climático. Y en esta encrucijada no pareciera existir la voluntad política ni las orientaciones de políticas internacionales y nacionales para
modificar el esquema de crecimiento económico
actual y los efectos que sobre el clima ha tenido y
tendrá (Stern, 2007). La falta de consenso sobre
la aplicación de diferentes instrumentos y la finalización de los plazos para negociar -diciembre de
2012-, e instrumentos como el mecanismo de desarrollo limpio, ponen en evidencia la visión poco
colaborativa y la ausencia de una gobernabilidad
mundial para enfrentar los problemas ambientales globales que acontecen en la actualidad.
Abordaje económico
del cambio climático.
Crítica desde la economía
ecológica
En general, parte de los obstáculos para lograr cambios relevantes que puedan modificar las
tendencias de las emisiones de gases de efecto invernadero en el planeta están asociados a la aplicación de instrumentos ligados al mercado, donde
las bases teóricas de las acciones se basan en la economía ambiental. El siguiente cuadro compara la
economía ambiental y la economía ecológica en algunas variables relevantes para efectos analíticos.
Comparación de variables básicas de la economía ambiental y la economía ecológica.
Variable
Economía ambiental
Economía ecológica
Precio
Como parte de la economía neoclásica es el indicador que asigna los recursos. Si está distorsionado
busca internalizar los costos y beneficios (externalidades) para que sea mejor indicador.
Plantea las limitaciones de los precios y el mercado para
asignar los recursos. El precio de los recursos naturales
y el ambiente, por lo general, no considera su verdadero
valor, llevando a una asignación incorrecta.
Valor
Debería ser la base para orientar la economía, debe inAsume que es igual al precio, con excepción de las cluir los costos financieros, sociales y ambientales de tal
fallas del mercado por externalidades.
forma que aseguren la sostenibilidad a largo plazo del
ecosistema.
Capital natural
No hay una clara distinción de este, se ve como un Es finito, limitado y las acciones del ser humano pueden
insumo productivo, sin tener en cuenta su vulne- dañarlo irreparablemente, causando alteraciones a las
rabilidad.
funciones ecosistémicas.
Capital creado por el ser
humano
Útil, necesario, pero necesita el complemento del capital
Le da gran importancia, se le asigna una alta posinatural, con baja capacidad de sustitución del capital nabilidad de sustituir el capital natural.
tural.
Tecnología
Hay una gran confianza en la evolución de la tecnología y en que esta dará soluciones a los grandes
problemas ambientales, sociales y aumentará el
bienestar.
Ecosistema
No hay una definición del mundo físico, se concen- Parte de que este es finito, que hay restricciones al crecitra en el intercambio.
miento desmedido del subsistema económico.
Sistema
económico
No le establece límites, sería un sistema sin res- Plantea la necesidad de cambios en los patrones de cretricciones. Se concentra en el estudio de este y sus cimiento y que hay límites a su crecimiento por factores
relaciones con el ambiente.
físicos y ambientales.
Bienestar
Es subjetivo, entran en juego aspectos materiales como la
Se tiende a medir en términos cuantitativos a tra- dotación de recursos e ingresos, pero considera que a partir
vés de indicadores como el PIB per cápita.
de cierto momento el bienestar depende de aspectos subjetivos, como la calidad ambiental y la cultura, entre otros.
Sostenibilidad
Costa Rica. Proyecto Conservación y uso sostenible del gaspar
Se puede lograr mediante ajustes en el sistema de
precios (con el uso e instrumentos económicos de
mercado) que llevarían a modificaciones en las decisiones económicas, no hay una clara relación con
la sostenibilidad biofísica.
Necesaria, pero en algunos casos puede generar problemas ambientales más complejos. Se le ve con cuidado y
algunas corrientes la consideran un posible problema ambiental por tener mayores entropías y contaminación.
Está ligado a la base material biofísica del planeta, de tal
manera que los procesos económicos no pongan en peligro el capital natural y las relaciones ecosistémicas en el
futuro, permitiendo la vida.
Preocupación central es cómo lograr que las decisiones
presentes no afecten significativamente a las personas en
Las decisiones racionales de los agentes económicos el futuro, esto mediante el mantenimiento de las condiGeneraciones
y sus prioridades al optimizar su función de utili- ciones ambientales básicas para sostener la vida. Parte
futuras
para ello de una nueva ética en la relación con la naturadad integrarían o no a las generaciones futuras.
leza, para considerar su sostenibilidad y el derecho de los
seres humanos sobre estos en el futuro.
Fuente: Jiménez 2011.
20
Roberto Jiménez
Enfoque y propuestas de política para enfrentar el cambio climático
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21
Diciembre 2012. Número 44
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
De lo antes expuesto se debe recalcar, para
efectos de análisis de políticas, los siguientes aspectos (Jiménez, 2011):
Las políticas propuestas
en el ámbito internacional
a.
Ante el fenómeno de cambio climático se
han planteado diferentes políticas internacionales (implementadas también a nivel nacional)
para tratar de disminuir las emisiones. Una de
las formas que se ha propuesto es el uso de tecnologías limpias, pagos por emisiones evitadas y
remuneraciones a sumideros. En esencia, el instrumento más importante es el Protocolo de Kioto, que establece tres mecanismos de flexibilidad
para facilitar a los países del Anexo I de la Convención (países desarrollados y con economías en
transición de mercado) la consecución de sus objetivos de reducción y limitación de emisiones de
gases de efecto invernadero. Los tres mecanismos
corresponden a:
b.
c.
d.
e.
f.
22
La falta de consideración de los límites de
los ecosistemas es determinante en las propuestas pues hay una tendencia al crecimiento infinito o, al menos, a no considerar
los límites físicos.
Hay una concentración en el intercambio financiero dejando de lado la realidad física;
es decir, un precio de equilibrio para una
tonelada de gases de efecto invernadero definida en el intercambio poco tiene que ver
con el precio que genere el tener emisiones
sostenibles.
El precio no siempre incluye todo el valor de
un bien, recurso o función ecosistémica. Las
externalidades, en especial las negativas,
son lo más común y no la excepción.
Hay una confianza desmesurada en la tecnología como solución, teniendo esta limitaciones, como igual o más es la capacidad de
sustitución del capital natural por el capital
creado por el ser humano.
Los procesos de toma de decisiones basados
en las técnicas convencionales de costo-beneficio y rentabilidad, entre otros, muestran
una racionalidad egoísta que atenta contra
el ser humano al darle más valor al corto
plazo que al largo plazo, al asignar tasas de
descuento elevadas que van en contra de
proyectos sostenibles y buenos, pero con un
horizonte de largo plazo.
Otra crítica común es que los agentes económicos racionales y egoístas toman sus
decisiones con información parcial, lo cual
afecta la consideración correcta de aspectos
como el cambio climático.
a.
b.
c.
El comercio de emisiones: Según el artículo
17 del Protocolo, los que reduzcan sus emisiones más de lo comprometido podrán vender los créditos de emisiones excedentarias
a los países que consideren más difícil o más
oneroso satisfacer sus objetivos.
El mecanismo de desarrollo limpio: Es la posibilidad de inversión de un país Anexo I en
un país no incluido en el Anexo I, en proyectos de reducción de emisiones o de fijación
de carbono. El país Anexo I recibe los créditos de reducción del proyecto, que utiliza
para alcanzar sus compromisos obligatorios
del Protocolo.
Mecanismo de aplicación conjunta: Permite la inversión de un país Anexo I en otro
país Anexo I, en proyectos de reducción de
emisiones o de fijación de carbono. El país
receptor se descuenta las unidades de reducción de emisiones del proyecto, las cuales son adquiridas por el país inversor.
Costa Rica. Comisión Nacional de Emergencias
Cabe destacar que los dos últimos son los
denominados mecanismos basados en proyectos,
debido a que las unidades de reducción de las
emisiones resultan de la inversión en proyectos
adicionales, ambientalmente encaminados a reducir las emisiones antropógenas por las fuentes
o a incrementar la absorción antropógena por los
sumideros de los gases de efecto invernadero. En
efecto, la elaboración de estos mecanismos en el
Protocolo de Kioto tuvo un objetivo doble: por un
lado, con carácter general, facilitar a los países
del Anexo I del Protocolo el cumplimiento de sus
compromisos de reducción y limitación de emisiones y, por otro lado, apoyar el desarrollo sostenible de los países en desarrollo, países no incluidos
en el Anexo I, a través de la transferencia de tecnologías limpias.
Los incentivos económicos pueden entenderse como una forma de intentar internalizar las
externalidades que provocan daño o beneficio al
ambiente. Al elevar el precio de la actividad nociva se obliga a las empresas o a los consumidores
a pagar parte de los costos ambientales de la producción o del consumo. Fundamentalmente, hay
tres tipos de políticas de incentivos: (1) impuestos
Roberto Jiménez
Enfoque y propuestas de política para enfrentar el cambio climático
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y subsidios, (2) permisos negociables de
descarga y (3) depósitos reembolsables
(Jiménez, 2002b).
Se han llevado
a cabo investigaciones que buscan establecer los costos
que para la economía
tendrían diferentes
escenarios de cambio
en el clima y, por otra
parte, los costos de
llevar a cabo medidas
que permitan disminuir las emisiones y posibiliten aspirar a escenarios menos negativos para el planeta mediante la
adaptación (Cepal, 2009). “Los costos estimados
del deterioro ambiental entre los que resaltan los
problemas climáticos, con sus secuelas destructivas del capital humano, físico y natural, se hacen
cada día más evidentes. Sin embargo, desde una
perspectiva de sostenibilidad ambiental, actualmente existe el imperativo de lograr ese sendero
de crecimiento con el menor consumo de energía
por unidad de producto y con menores impactos
sobre el medio ambiente” (Cepal, 2010, p. 22).
El fenómeno del cambio climático ha puesto
en evidencia las limitaciones del modelo de crecimiento económico de la sociedad moderna. Los
efectos del calentamiento global causado por el aumento sostenido de los gases de efecto invernadero
afectarán a todos los seres humanos sin importar
las emisiones per cápita que cada país, región, comunidad o persona esté realizando (Banco Mundial, 2009a). Por ello es que, en este contexto, la
búsqueda de soluciones para este proceso se torna
realmente necesaria y relevante.
Las soluciones para el cambio climático
pasan, en primera instancia, por un replanteamiento del modelo de producción y consumo de la
23
Diciembre 2012. Número 44
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
humanidad. Además, existe un fuerte componente ético que muchos han tratado de obviar en sus
discusiones pero que es fundamental plantearlo
junto a la necesidad de crear instancias más efectivas de gobernabilidad planetaria para la sostenibilidad. Mientras eso no ocurra, los caminos
para enfrentar el fenómeno del cambio climático
estarán cerrados. Por tanto, seguidamente se realizará una evaluación crítica de las medidas planteadas en el ámbito internacional para enfrentar
el cambio climático.
Tecnologías limpias
En general, las medidas han estado orientadas a la mitigación de los gases de efecto invernadero, por lo que se ha enfatizado la búsqueda de
fuentes energéticas y tecnologías que generen un
menor nivel de ellos. En esencia, se han investigado opciones energéticas en fuentes solares (térmico y fotovoltaico), en el hidrógeno, en el viento
y en la biomasa. Estas iniciativas han buscado
sustituir la generación eléctrica con fuentes fósiles y desarrollar combustibles limpios para el
transporte. Asociado a esto también se ha incluido la producción de equipos más eficientes en el
uso de la energía.
Para efectos de los países en vías de desarrollo, la mayoría de fuentes renovables no convencionales de generación eléctrica tienen una serie
de limitaciones. Por una parte, se encuentran en
muchos casos apenas en procesos de investigación y desarrollo y, por otra, los componentes tecnológicos son en una alta proporción importados
y sujetos a patentes y costos elevados. Las soluciones planteadas son en muchos casos limitadas,
costosas y no cumplen con el concepto de tecnología apropiada (aplicable al contexto, dados los recursos y capacidades de los potenciales usuarios).
Unido a ello se crean nuevas dependencias tecnológicas si los países no integran esas soluciones a
24
Costa Rica. Proyecto Conservación y uso sostenible del gaspar
sus procesos de mejoramiento tecnológico y desarrollo industrial.
Los países desarrollados han impulsado las
fuentes no convencionales de energía mediante
políticas públicas de estímulos (subsidios) que
van desde los procesos de fabricación hasta la definición de tarifas elevadas para fuentes como la
eólica y la solar, como forma de hacerlas viables.
Ejemplo de ello es Europa, donde países como
España cuentan con un parque de fuentes solar
y eólica alto basado en los estímulos, los cuales
ante la crisis económica actual han sido disminuidos, poniendo en peligro la continuidad de la
generación con estas fuentes (Moselle, Padilla y
Schmalensee, 2010). En general, los países que
explotan energía eólica gracias a que los costos
son competitivos requieren servicios complementarios (capacidad instalada con energía firme, entre otros) para que puedan ser de utilidad para
los sistemas eléctricos.
La mayoría de países en vías de desarrollo
no podrán acceder a las fuentes nuevas de energía
si no es en proyectos piloto exploratorios financiados por cooperación internacional. Además, es
necesario evaluar las capacidades de cada país y
evitar la inclinación hacia tecnologías costosas
existiendo otras potenciales, como la biomasa y
los ríos, que son de menor costo y con mayor componente local y más sostenibles. Muchas tecnologías y soluciones energéticas pierden su atractivo
al ser analizadas en todo su ciclo de vida, ya que
presentan altos daños ambientales en la extracción de materias primas o bien contaminación
cuando cumplen su vida útil. Es por ello que los
enfoques de ecología profunda han insistido en
que la mayoría de soluciones tecnológicas llevan
implícitamente mayores problemas ambientales.
Para algunos, los procesos productivos más contaminantes, las entropías generadas y la dependencia del Sur respecto del Norte, perpetúan y
profundizan la insostenibilidad y el subdesarrollo
(Lomborg, 2009).
Emisiones evitadas
Algunas consideraciones conceptuales
Mediante proyectos debidamente certificados, en el sector emisor por lo general, se ha buscado desarrollar opciones que eviten la emisión de
gases de efecto invernadero. La base para llevar a
cabo estas acciones es la posibilidad de que en los
países en vías de desarrollo (preferiblemente) se
desplieguen proyectos que eviten la emisión neta
de gases de efecto invernadero, con un menor costo del que se daría en un país desarrollado. Estas
emisiones evitadas son cuantificadas y certificadas, valorándoseles a precios que se definen internacionalmente en sofisticados mercados.
La necesidad de empresas y países de poder
cumplir con las metas de la Convención de Kioto
(Anexo 1) ha llevado a compensar las emisiones
que se hacen, cuyo costo de evitarlas es alto, con
otras que se evitarían en otro país, en donde su
costo es significativamente menor. Por ejemplo,
se puede llegar a tener proyectos cuyo costo de
evitar una tonelada de carbono es 30 dólares en
el país desarrollado, mientras que en un país en
vías de desarrollo podría ser menor a 10 dólares.
Roberto Jiménez
Enfoque y propuestas de política para enfrentar el cambio climático
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Por supuesto, detrás de este instrumento
está la lógica de la negociación entre agentes en
un mercado tipo Coase. Este mecanismo tiene la
dificultad de poseer un alto costo de transacción,
pues la información, los contactos y la preparación los han acaparado ciertas empresas consultoras internacionales, haciendo más costosos y
menos efectivos estos instrumentos. En términos
teóricos, sería la búsqueda de un óptimo económico paretiano en el intercambio de emisiones
evitadas entre países del Norte y el Sur. En primera instancia, efectivamente puede llevar a que
el costo por evitar emisiones sea menor en el planeta. No obstante, hay elementos como el acceso a
la información, los altos costos de transacción, lo
poco desarrollado de los mercados y las condiciones de partida de negociación (baja capacidad) de
los países del Sur, que hacen visibles las nuevas
formas de intercambio desigual en los servicios
ambientales prestados por los países en vías de
desarrollo.
Mecanismo de desarrollo limpio, situación actual
y perspectivas post 2012
El Protocolo de Kioto tenía como principal
objetivo reducir 5,2% las emisiones de gases de
efecto invernadero entre los años 2008 y 2012, tomando como base el año 1990. Es decir, en 2012
vence el primer período del convenio (Unctad,
2009). En este contexto, los países industrializados, para cumplir con metas de reducción de
gases de efecto invernadero, pueden también invertir en proyectos de reducción de emisiones en
países en vías de desarrollo, bajo el esquema del
mecanismo de desarrollo limpio. Puesto que 2012
es la fecha límite, a partir de 2013 es de esperar
-dados los resultados de Durban- un nuevo acuerdo que podrá tener cambios en los objetivos, procedimientos y reglas.
En efecto, han existido diferentes posiciones
sobre la efectividad del mecanismo de desarrollo
25
Diciembre 2012. Número 44
limpio. Algunos lo consideran un buen medio
para disminuir las emisiones, otros indican que
puede continuar pero con modificaciones y hay
quienes lo consideran un instrumento inefectivo
que no ha permitido una verdadera disminución
de los gases de efecto invernadero. No obstante,
en general, los expertos y organismos han mostrado la voluntad para que el mecanismo de desarrollo limpio siga funcionando y mejore. Junto a
sus logros (como su capacidad de reducir las emisiones, estimular la participación del sector privado y transferir tecnología e identificar opciones
eficaces con respecto a los costos, entre otros) el
mecanismo de desarrollo limpio presenta algunos
problemas.
Por ello, los proyectos que entren a la primera fase del acuerdo (2012) no están exentos de
una mayor rigurosidad para comprobar la adicionalidad financiera y ambiental. Esto por cuanto,
por un lado, se han recibido importantes críticas
al mecanismo de desarrollo limpio y, por otra parte, quienes lo promueven están obligados a demostrar que efectivamente los proyectos son de
la calidad suficiente para seguir empleando ese
instrumento en una segunda fase (post 2012).
Diferentes organismos y expertos consideran que hay oportunidades reales para el mercado de carbono y que los próximos meses antes
de cerrar el año 2012 constituyen un espacio de
oportunidad para posicionar proyectos. En esencia, diciembre de 2012 es la fecha límite para
presentar proyectos de mecanismo de desarrollo
limpio que generen certificados de reducción de
emisiones para compensar emisiones; y vence el
primer período del acuerdo de Kioto que planteó
la meta de disminución de emisiones indicado
previamente.
La situación actual abre algunas opciones
para la presentación de proyectos, aprovechando
la demanda existente sobre oferta basada en una
cartera en aumento de proyectos que aplicarían a
los certificados. Sin embargo, la falta de acuerdos
26
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
claros en Copenhague y Cancún, y la ambigüedad
de Durban, han creado incertidumbres que son
interpretadas de forma distinta por los actores relacionados con los mercados de carbono. En general, hay especulación sobre lo que pueda suceder.
Para el Banco Mundial la legislación propuesta en materia de cambio climático por Estados Unidos puede tener un impacto importante
en el ámbito internacional. Por otra parte, es positivo el conjunto de normativa que recientemente aprobó la Unión Europea, donde establece una
serie de compromisos que entrarán en vigencia a
partir de 2012, con el fin de disminuir las emi-
siones, más allá de los acuerdos establecidos en
Copenhague.
Entre las observaciones que se puede hacer
al mecanismo de desarrollo limpio están: (1) El
costo de tener un proyecto que evite emisiones
y pueda certificarse es alto. El proceso de certificación tiene un costo de transacción elevado,
estando dominados generalmente estos procesos
por empresas de los países desarrollados, en especial europeas. (2) La alta oferta y la ausencia
de orientaciones y compromisos claros para los
países desarrollados ha llevado a que se dé una
competencia por proyectos que ha disminuido el
precio de los certificados de absorción de carbono.
(3) Hay una alta complejidad en los procesos, y
falta de información y de normativa internacional
que permitan el desarrollo de estos mercados. (4)
Se aprecia en estos casos que quienes más aportarían serían los países en desarrollo, en los cuales
la tendencia es vender cada tonelada de carbono
a precios bajos. (5) La falta de acuerdo durante
2010 y 2011 ha creado incertidumbre ante la posibilidad de que, con el vencimiento de la primera
fase de Kioto, no se renueve este mecanismo en
su vencimiento en diciembre de 2012.
Remuneración a sumideros
Este instrumento plantea una oportunidad
para el sector forestal. La evolución que ha tenido en el ámbito internacional ha conducido a que
se vayan disminuyendo las opciones para sectores forestales de países pequeños. Las opciones
de venta de certificados por absorción de carbono
en el sector forestal han quedado para grandes
países que tienen bosques en gran escala. Países
pequeños con bosques cuyo tamaño no sea relevante, pese a la calidad de su biodiversidad y
transparencia de sus ofrecimientos, han quedado
en segundo lugar.
Incendio Parque Nacional Palo Verde, Guanacaste.
Manrique Montes
Roberto Jiménez
Enfoque y propuestas de política para enfrentar el cambio climático
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Los acuerdos de Durban
El panorama a nivel mundial en cuanto a
los acuerdos internacionales ha sido bastante
complejo y constituye un proceso extremadamente lento, ejemplificado esto con el fracaso que ellos
han sufrido: Copenhague 2009 y Cancún 2010, y
vacío legal para la redacción de un nuevo tratado
por parte de la Organización de Naciones Unidas.
No obstante, en diciembre de 2011 a través de los
acuerdos de Durban se estableció una serie de
medidas que pretendían subsanar ese faltante,
incluyendo así el hecho de que se extendieran las
medidas del Protocolo de Kioto.
Entonces se fijó un segundo período de compromiso para la reducción de emisiones que iría
desde inicios de 2013 a finales de 2017 (continuando con la primera fase que rige desde 2008
hasta 2012). Además, se diseñó un Fondo del Clima Verde con el objetivo de canalizar hasta 2020
un monto de 100.000 millones de dólares hacia
los países más pobres, aunque no se estableció
claramente la fuente de tal dinero. Se acordó, sin
embargo, elaborar en 2012 las normas para definir algunos mecanismos nuevos para operar en el
mercado, bajo los estatutos de la Conferencia de
las Partes de la Convención Marco de Naciones
Unidas para el Cambio Climático, aplicándolos
de forma pertinente según se trate de países desarrollados o en vías de desarrollo. Y, por último,
se aceptó tomar en cuenta aportes privados y los
mecanismos de mercado como formas para financiar el programa de reducción de emisiones por
deforestación y degradación de los bosques, de
forma tal que se permita el ingreso de una suma
cuantiosa de dólares de inversión.
En esencia, los acuerdos de Durban han
sido la base para seguir avanzando en el corto y el
mediano plazo. Y es que los delegados de más de
190 países concertaron medidas para hacer que
los grandes países contaminantes establezcan un
plan de acción para el año 2015 para aplacar los
efectos del calentamiento global; lo que se aúna al
27
Diciembre 2012. Número 44
planteamiento de la necesidad de reducir el nivel
de emisiones de gases de efecto invernadero, de
amparar la subida de la temperatura media global a menos de 2 °C y de colaborar con los países
en desarrollo para adaptarse a los efectos inevitables del cambio climático.
No obstante, no todo ha sido muy positivo.
Los acuerdos adoptados en Sudáfrica repiten las
versiones anteriores (2009 y 2010) y las soluciones propuestas para la problemática. Y existe cierto recelo porque las negociaciones se han
realizado a puerta cerrada entre representantes
de una cantidad limitada de países, asociado al
hecho de que algunos grupos ambientalistas pretenden que en la próxima cita, que se espera se
realice en Doha-Qatar, no se incluya a naciones
como Estados Unidos, Canadá, Japón y Rusia,
que son quienes más responsabilidad han tenido
en el calentamiento global.
Múltiples ecologistas afirman que la Cumbre
de Durban fue un fracaso y un retroceso respecto de lo logrado en las negociaciones sobre cambio
climático desde Río 92. En Durban, consideran, se
debió acordar una reducción de las emisiones para
el 2020 de por los menos un 40% respecto de las de
1990, como exige la ciencia y la justicia.
En efecto, la complejidad de las negociaciones, las implicaciones económicas y la distribución de las cargas de las medidas necesarias para
mitigar efectivamente los gases de efecto invernadero impiden establecer acuerdos pertinentes y
oportunos para la toma de la acción que el planeta está exigiendo a gritos. Además, en asociación
con ello, la discusión sobre la responsabilidad de
los países desarrollados y la de los países en desarrollo ha tomado fuerza. La tendencia actual
es que todas las partes deben asumir compromisos y lograr metas; sin embargo, está por verse
en qué medida serán diferenciadas las cargas y
cómo se establecen instrumentos económicos y de
financiamiento a los proyectos que dichos países
28
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
requieren llevar a cabo para combatir los efectos
de los procesos productivos que ejecutan.
Nuevas políticas para el
cambio climático
Las medidas planteadas previamente hacen referencia estrictamente al uso del mercado
en el ámbito internacional. No obstante, la falta
de firma de los convenios internacionales (Kioto)
y la ausencia de compromisos y metas cuantificables para su cumplimiento, han dejado a la deriva
gran parte de estos instrumentos, aplicándose de
forma voluntaria y como planes pilotos en diversos países, sin desarrollarse en la magnitud que
el planeta lo requiere.
Según algunos expertos en el tema, el énfasis en impuestos a las emisiones no es el camino, como se aprecia en la siguiente cita donde se
hace mención de una confianza importante en el
desarrollo de las tecnologías: “La estrategia actual contra el calentamiento global -basada más
en los impuestos que en la tecnología- es ilógica.
En lugar de las tensas negociaciones para reducir
las emisiones, las autoridades deberían acordar
invertir en I & D para que la tecnología responda
a las necesidades, algo que probablemente arrojaría más réditos tanto en el campo ambiental como
en el político” (Lomborg, 2009, p. 14).
Ante el desafío que se presenta actualmente, debe de existir un cambio de orientación de las
políticas. En esencia, el Banco Mundial planteó
una serie de medidas para determinar la vulnerabilidad del sistema agrícola de América Latina
ante el cambio climático. Para ello, consideró la
necesidad de diseño de estrategias proactivas de
mejoramiento del sector agrícola para adaptarse
y desarrollar mayor fortaleza. Además, estableció
la necesidad de (Banco Mundial, 2009b): (1) Mejorar los sistemas de información climática para
efectuar escenarios de predicción más robustos.
(2) Desarrollar tecnologías de administración del
agua, por ejemplo: captación de agua, drenaje,
irrigación y sistemas de distribución. (3) Mejoramiento integrado de los sistemas de producción y
administración de los recursos naturales: administración del agua, agricultura conservacionista,
rotación de cultivos, entre otros. (4) Tecnologías
innovadoras que minimicen el riesgo climático:
desarrollo de plantas resistentes, mejoramiento
de la infraestructura de irrigación. (5) Mejoramiento e innovación institucional: sistemas de
alerta temprana, mejoramiento de la regulación
para agua, agricultura y riesgo de catástrofes.
Pese a sus limitaciones, es posible afirmar
que estas propuestas van por el camino correcto.
Ahora bien, se debe aclarar que: (1) Hace falta
una inversión sostenida en los países en desarrollo para tener mejor capacidad de contar con
escenarios robustos de pronósticos del cambio climático (Jiménez, Vindas y Amit, 2010). (2) Los
países desarrollados son los que tienen las mejores bases de datos, las grandes computadoras
capaces de construir estos escenarios y gran parte
del personal capacitado. Si no se establece una
política y apoyo de los organismos internacionales para fortalecer las capacidades regionales y
nacionales será oneroso y poco viable que los países pobres puedan desarrollar estos sistemas de
información climática y contar con escenarios que
ayuden a la toma de decisiones. (3) Los sistemas
de gestión del agua son urgentes de desarrollar y
es poco posible hacerlo con las capacidades de los
países en desarrollo. La falta de voluntad política
y la debilidad en la capacidad de gestión de las
instituciones relacionadas son parte de las carencias por subsanar urgentemente. (4) La investigación para contar con cultivos más resistentes y la
aplicación de la biotecnología está relativamente
concentrada en los países desarrollados. Pocos
países en desarrollo, que serán seriamente afec-
Roberto Jiménez
Enfoque y propuestas de política para enfrentar el cambio climático
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tados, podrán innovar y desarrollar por su propia
cuenta cultivos resistentes a los nuevos escenarios del cambio climático. Nuevamente, ante los
derechos de propiedad intelectual, pareciera que
los países en desarrollo tendrán que pagar doble:
por los efectos del cambio climático, cuyos beneficios no han recibido, y por las medidas mitigadoras a precios generalmente altos; a menos que
medie una política mundial en este sentido.
Por tanto, es necesario contar con políticas
mandatarias que establezcan normas y metas claras a los países. Para que los instrumentos de mercado usados en la política económica ambiental
puedan surtir efectos positivos deben tener claros
parámetros físicos basados en estudios científicos.
Además de que los costos sean asumidos por los
autores intelectuales del caso; es decir, por quienes
generaron el problema climático global.
Las fases de las políticas ambientales las
podemos clasificar de la siguiente manera: (1)
Protección absoluta de ciertos espacios para la
creación de parques nacionales y otro tipo de categorías, que en un pasado han sido de gran utilidad. (2) Establecimiento de entidades nacionales
en el campo ambiental que con normativas vigentes pueden establecer medidas de comando y control de las actividades (política que se llevó a cabo
con anterioridad). En efecto, este mecanismo fue
influenciado por la creación de las agencias nacionales de ambiente en los países desarrollados,
que luego fueron establecidas en los países en desarrollo con algunas deficiencias. (3) En la década
de 1990, con el auge del mercado y a través de las
llamadas políticas implícitas, se buscó darle el fortalecimiento necesario a los mecanismos de mercado con el fin de alcanzar los objetivos ambientales.
El progreso de los mecanismos de desarrollo limpio
para atacar el problema de las emisiones de gases
de efecto invernadero es un ejemplo de ello. (4) Es
importante la participación social en la consideración de los asuntos ambientales y es un valioso
29
Diciembre 2012. Número 44
instrumento para enfrentar el cambio climático
a nivel local, regional, nacional y mundial. Es de
esperar que los movimientos ambientales globales
puedan tener más influencia en la adopción de políticas climáticas y generales.
Consideraciones finales
Los procesos de decisión en el campo económico han estado influenciados por una serie de indicadores y criterios que no consideran elementos
fundamentales para la sostenibilidad del planeta.
El criterio de bienestar a partir del producto interno bruto per cápita, el crecimiento económico
en términos monetarios como indicador positivo
sin tener en cuenta el deterioro de variables biofísicas de stock, son debilidades gruesas que hacen
que los países, y por ende el planeta, vayan por
caminos contrarios a la sostenibilidad.
Es por ello que el camino que se debe seguir
consiste, en primer lugar, en el establecimiento riguroso (con base en estudios científicos) de
las capacidades de los ecosistemas para soportar
determinadas demandas de recursos y contaminación, buscando los mecanismos más efectivos
para cumplir con esos parámetros, los cuales a su
vez se deben definir en el mundo físico y no en
el intercambio. A partir de ello, la aplicación de
instrumentos de mercado, de comando y control
o mixtos, es bien recibida, en tanto logre cumplir
las metas establecidas.
En general, las medidas de mitigación del
cambio climático han estado influenciadas por el
desarrollo de instrumentos económicos de mercado, como el mecanismo de desarrollo limpio, el desarrollo del mercado de certificados, donde implícitamente la categoría económica que ha estado
presente ha sido la aplicación del costo marginal
de la reducción de emisiones de menor costo entre
tecnologías y países. En este sentido, la utilización del instrumental de la teoría económica convencional, en especial los óptimos marginales y
30
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
paretianos en las relaciones de intercambio, en el
mejor de los casos lleva a una optimización en el
ámbito monetario. No obstante, la existencia de
ecosistemas finitos, una capacidad de asimilación
de los ecosistemas restringida y limitaciones en
la dotación de recursos y funciones de los ecosistemas traen consigo ciertos aspectos que deben
ser considerados. Por ejemplo, si no se toma en
consideración los aspectos fundamentales para la
vida en el planeta, el mundo de la economía seguirá viendo los intercambios monetarios, mientras que la base material que sustenta todas las
actividades se irá destruyendo de forma constante y en muchos casos más rápido de lo que la economía podría revertir.
En general, las políticas ambientales para
el logro de metas que han mostrado más posibilidades de éxito han sido aquellas que combinan
diferentes instrumentos. Así, pues, para poder
usar instrumentos económicos es básico definir
una normativa regulatoria que establezca, por
ejemplo, máximos de emisiones a la atmósfera.
Unido a estos instrumentos, en la primera década
del siglo XXI se han fortalecido los mecanismos
de participación social en temas ambientales, y
es posible observar cómo las personas cada vez
son más conscientes y tratan de participar en diferentes acciones cuando ven que sus intereses y
los del ambiente no son considerados.
Ahora bien, pese a que las políticas internacionales relacionadas con el cambio climático han
apostado en gran medida al uso del instrumental
económico, este, aunque puede ser de gran utilidad, no es el único y requiere condiciones previas
para tener impacto positivo relevante en el planeta. La falta de acuerdos y la fijación de metas
obligatorias han sido factores que han incidido
negativamente en el desarrollo de un mercado
mundial de carbono.
La falta de un acuerdo internacional ha tenido un efecto negativo sobre los países en desarrollo principalmente, quienes han estado sujetos
a cambios en las reglas del juego, la normativa
y la aplicación de metodologías muy complejas
y poco constantes que tienen costos de transacción elevados. Estos hechos hacen que las escalas
de los proyectos (de absorción de carbono, tecnologías limpias o sumideros en el sector forestal)
deban ser muy grandes para poder justificar medianamente esos costos elevados, actividades de
certificación y auditoría que generalmente son
funciones desarrolladas por empresas especializadas europeas. Y es que, efectivamente, los bajos precios de los certificados de carbono, la alta
complejidad y los costos de transacción, junto con
la especialización de países desarrollados en ello,
hacen que el mercado mundial del carbono no sea
un lugar apropiado para lograr mitigar los gases
de efecto invernadero, además de que es poco justo en cuanto a cómo pagar el daño ambiental causado a los países en desarrollo.
El uso de tecnologías en el campo energético, el conocimiento y otras aplicaciones para
apoyar medidas de mitigación y de adaptación al
cambio climático, reflejan las nuevas relaciones
de dependencia de los países en desarrollo. Por
lo anterior, es fundamental incluir en la agenda internacional para la preparación del cambio
climático la transferencia tecnológica, el conocimiento y nuevas formas de acceso a los derechos
de propiedad intelectual. En esencia, el empleo
de tecnologías apropiadas al contexto de los países, la cooperación para esto, junto con una fuerte
labor en el mejoramiento de la gestión de los procesos, es un camino necesario de los países en desarrollo. Por ello, el ordenamiento territorial, la
gestión integral de las cuencas y del agua, junto
con la gestión integral del riesgo, son instrumentos al alcance de los países una vez que se haya
fortalecido la capacidad institucional y se tenga
la voluntad política; y es aquí donde cobra relevancia la economía ecológica.
Por último, resalta el hecho de que la adaptación al cambio climático ha estado altamente
Roberto Jiménez
Enfoque y propuestas de política para enfrentar el cambio climático
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ausente en los acuerdos sustantivos en el ámbito
mundial y no es hasta recientemente que algunos
organismos, ante la gravedad de la situación, han
planteado la temática en la agenda de la política
internacional. Los mecanismos de cooperación o
compensación para los países en vías de desarrollo han sido escasos, por lo que se requiere una
importante voluntad política alrededor del mundo y la asunción de una nueva ética para abordar la problemática del cambio climático. Solo así
llegarán los recursos necesarios a los países en
desarrollo, que son los que menos han visto los
beneficios del crecimiento económico, causante de
tal cambio en alta proporción, y más han recibido
los efectos nocivos de este.
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Análisis de las amenazas e
implicaciones del cambio
climático sobre los tiburones
José Rodrigo Rojas
El autor, biólogo marino especialista en ictiobiogeografía, es profesor asociado en la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional.
Alicia miró alrededor suyo con gran sorpresa.
-Pero ¿cómo? ¡Si parece que hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo está igual que
antes!
-¡Pues claro que sí! -convino la Reina-. Y, ¿cómo si no?
-Bueno, lo que es en mi país -aclaró Alicia, jadeando aún bastante-, cuando se corre tan rápido
como lo hemos estado haciendo y durante algún tiempo, se suele llegar a alguna otra parte...
-¡Un país bastante lento! -replicó la Reina-. Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo
cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que
correr por lo menos dos veces más rápido.
Lewis Carrol, Alicia a través del espejo.
Resumen
La vulnerabilidad es
una función que depende de
la exposición, la sensibilidad
y la capacidad de adaptación.
Este concepto es aplicado al
estudio de las amenazas que
enfrentan los tiburones por
las modificaciones ecotróficas
causadas por el cambio climático. El enfoque de esta investigación discute la dicotomía
que existe entre las características evolutivas, estrategias de vida y dominio de
estos condrictios versus las
transformaciones sistémicas
Abstract
The vulnerability is
a function depending on
exposure, sensibility and
adaptative capacity. This
concept is applied to the
study of the threats facing
sharks for eco-trophics
changes caused by climate change. The approach
of this research discusses
the dichotomy between
the evolutionary characteristics, life strategies and
domain of these chondrichthyan versus systemic
and irreversible transfor-
Roberto Jiménez
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
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Introducción
E
l objetivo de esta investigación es reflexionar sobre las implicaciones del
cambio climático en los tiburones,
grupo que desde el punto de vista filogenético y sistemático pertenece a la clase Chondrichthyes y que, junto a las mantarrayas
y quimeras, conforma la subclase Elasmobranchii. Para cumplir el propósito, se articulan aspectos generales de la evolución y
morfología con el estado actual de sus pesquerías, y sobre la base de estas relaciones
se analiza la vulnerabilidad a la que se ven
33
Diciembre 2012. Número 44
e irreversibles que impone
este fenómeno de megaescala. La evidencia mundial indica que el cambio climático
es un vector propagador de
modificaciones ecosistémicas
tan intensas y constantes
que supera las estrategias de
vida de los tiburones, llevando al límite de su resilencia
los ciclos reproductivos, oferta alimentaria, acceso a refugios, tasas de crecimiento
y patrones de dispersión. La
ruta evolutiva que llevó a los
tiburones a dominar los ambientes acuáticos los enfrenta con amenazas que superan
las capacidades de respuesta
efectiva.
Palabras claves: cambio climático, tiburones, vulnerabilidad, adaptaciones, implicaciones.
34
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
mations imposed by this
megaescala
phenomenon.
Worldwide evidence shows
that climate change is an intense and constant vector of
eco-systemic modifications
even beyond of shark’s life
strategies, pushing them to
resilience limits over reproductive cycles, food supply,
refugia, growth rates and
patterns of dispersion. The
evolutionary roadmap that
led the sharks to dominate
aquatic environments confronts them with threats exceed the capacity to effective
answer.
Key words: climate change,
sharks, vulnerability, adaptations, implications.
enfrentados los tiburones debido a sus rasgos de historia de vida y las afectaciones ecosistémicas provocadas por la eventual remoción del grupo. Con base en este conjunto de
antecedentes, y lo expuesto en referencias
especializadas, se discuten las afectaciones
que están experimentando los tiburones por
el cambio climático. Finalmente, se expone
una serie de implicaciones ecológicas, alimentarias, económicas y legales asociadas
a esta amenaza de megaescala.
Características
evolutivas y
morfológicas de los
tiburones
Evolutivamente hay consenso en que
los tiburones están emparentados con los
Placodermos, peces que datan del Paleozoico (550 millones de años), con cuerpos rodeados de una pesada coraza, grandes escamas óseas, fuertes espinas en las aletas y
con limitaciones de movimiento por ausencia de articulaciones céfalo-mandibulares
(Bonfil, 1994).
La historia evolutiva de los tiburones
se caracteriza por una compleja combinación de niveles sucesivos de modificaciones
morfológicas y continuas radiaciones adaptativas hacia la conquista de un vasto ambiente marino poco poblado y con grandes
posibilidades de colonizar nichos pelágicos
y bentónicos, así como por la dispersión
por todos los mares y oceános. Esa libertad
adaptativa los preparó para mantenerse
casi sin modificaciones por millones de años
(Compagno, 1984). Los caracteres anatómicos que les han otorgado esa supremacía
incluyen: suspensión mandibular, esqueleto
axial, cuerpo cubierto de escamas y dientes
Tiburón martillo, isla del Coco, Costa Rica. Avi Klapfer
placoideos, ausencia de vejiga natatoria, aleta caudal heterocerca, de cinco a siete hendiduras branquiales, fertilización interna a
través de myxopterigios en los machos, desarrollo embriológico (oviparía, ovoviviparía
y viviparía), mecanismos eficientes de alerta
temprana y detección de presas y amenazas
mediante ámpulas de Lorenzini (Rojas et al.,
2000).
Tal como señala Bonfil (1994), fue crucial en el éxito evolutivo de los tiburones las
modificaciones que les posibilitó avanzar y
dejar de ser peces succionadores y/o ramoneadores para convertirse en carnívoros polífagos oportunistas. El acceso a nuevos nichos
alimentarios y la ampliación de la gama de
presas y recursos, que antes eran imposibles,
lo resolvieron cuando lograron la conexión
mandibular. La posibilidad de abrir más las
mandíbulas y desarrollar fuertes hileras de
dientes óseos les permitió la captura de piezas cada vez más grandes así como la defensa frente a otras criaturas marinas extintas
(Compagno, 1984). La conexión hiomandibular incrementó la eficiencia alimentaria y respiratoria; al cerrar las mandíbulas se resolvió
el problema de atrapar, tragar y evitar el reflujo que ocurre cuando el agua pasa por las
aberturas branquiales (Fowler, 1996).
Al éxito evolutivo se suman el control
efectivo de la flotabilidad, las adaptaciones
natatorias, la cola heterocerca, la forma del
cuerpo y la efectividad respiratoria. Además,
son poiquilotermos con capacidad para regular su temperatura corporal, adaptaciones osmo-reguladoras y alta eficiencia respiratoria.
Son un arquetipo morfológico con una suma
de atributos que los han hecho evolutivamente exitosos, con un amplio rango de conquista y con presencia en estuarios, lagos y ríos
(Compagno et al., 2005).
José Rodrigo Rojas
Análisis de las amenazas e implicaciones del cambio climático sobre los tiburones
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35
Diciembre 2012. Número 44
Estado actual de los
tiburones
Aunque no existe consenso, se reconocen
aproximadamente 400 especies de tiburones; 17%
se encuentran en la categoría de amenazados,
13% en la de casi amenazados y 47% en la categoría de datos insuficientes (UICN, 2011; Cites,
2011). De acuerdo con Zarate & Hearn (2008),
en el Pacífico Oriental Tropical se han registrado aproximadamente 88 especies en diferentes
ambientes marinos; por ejemplo, el tiburón toro
(Carcharhinus leucas) se encuentra en aguas salobres y estuarios, el punta blanca (C. longimanus) en aguas abiertas, y en aguas profundas el
reciente tiburón gato (Bythaelurus sp.). El tiburón
azul (Prionace glauca) es altamente migratorio y
cosmopolita, mientras que otros son de hábitos
más sedentarios e incluso endémicos, como Heterodontus quoyi que habita las islas Galápagos
(Compagno, 1984; Bonfil 1994; Rojas et al., 2000).
La pesca descontrolada ha afectado fuertemente las poblaciones de algunas especies que son
capturadas por sus aletas. Casos bien documentados de pesquerías colapsadas son el marrajo sardinero -Lamna nasus- en el Atlántico Norte, el cazón
Galeorhinus galeus en las costas de California y
el tiburón peregrino -Cetorhinus maximus- (Musick & Bonfil, 2005). A pesar de estas evidencias,
el volumen de captura registrada de tiburones ha
aumentado más de cuatro veces (220%) y las exportaciones alcanzaron la cifra récord de 100 500
toneladas en 2010 y un valor de $ 280 millones.
Las aletas siguen siendo el producto con mayor valor económico en el mercado; su volumen de ventas
creció a un ritmo de 8% anualmente entre 1995 y
2010. Estos datos pudieran subestimar la realidad,
ya que están basados en estadísticas incompletas
que no consideran la mortalidad resultante de los
descartes y no necesariamente reflejan todos los
productos de tiburón transados (Compagno, 2008;
Dulvy et al., 2008).
36
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
A pesar de esta condición, la expansión global de las pesquerías sigue alterando los registros
en puerto, ya que las capturas de especies aparecen agrupadas en categorías comerciales, lo que
tergiversa la presión de pesca que realmente hay
detrás de un taxón específico. En la región centroamericana no se cuenta con códigos de aduanas para registrar el comercio internacional de
tiburones, productos y/o derivados, dificultando
indagar los volúmenes y, por tanto, su impacto
sobre las poblaciones locales. Otro inconveniente
es la existencia de stocks transfronterizos, migratorios o de alta mar que son compartidos por varias flotas y los datos biológicos son insuficientes
para desarrollar adecuadamente investigación y
gestión orientada al manejo (Rojas et al., 2000).
A pesar de la importancia económica de esta
pesquería, los tiburones siguen siendo un grupo
desconocido, con información fragmentada, parcial, poco sistematizada y en el mejor de los casos
producto de capturas incidentales (Rose, 1996;
Rojas et al., 2000; Simpfendorfer, 2008; Camhi et
al., 2009). Se trata de una actividad carente de
administración y regulación a todo nivel, donde
la extracción sigue con poca o escasa supervisión
y donde las regulaciones tampoco parecen estar
surtiendo el efecto esperado.
Comercio de tiburón en
Costa Rica
De acuerdo con Misión Tiburón (www.misiontiburon.org), en aguas costarricenses habitan
alrededor de 40 especies de tiburones, siendo las
más conocidas y estudiadas las del litoral pacífico
(Rojas y Zanella, 2006). Sobresalen por su abundancia los tiburones del género Mustelus, conocidos como mamones, le siguen los tiburones picudos
(Nasolamia velox y Rhizoprionodon longurio) y los
martillo (Sphyrna sp.). El tiburón toro (Carcharhinus leucas) es visitante común de las desembocaduras de ríos y ecosistemas de manglares, y el más
frecuente en los ambientes pelágicos es el tiburón
sedoso (Carcharhinus falciformis), representando
cerca del 95% de todas las especies capturadas.
(En el cuadro 1 se presenta una lista ampliada de
las especies de mayor importancia comercial.)
Cuadro 1. Especies de mayor aporte comercial
en Costa Rica (Araya, 2006; Rojas y Zanella,
2006).
Nombre común
Tiburón gris
Tiburón perro
Tiburón punta negra
Nombre científico
Carcharhinus falciformis
Carcharhinus longimanus
Carcharhinus limbatus
Prionace glauca
Galeocerdo cuvier
Sphyrna mokarran
Sphyrna lewini
Sphyrna zygaena
Tiburón azul
Tiburón tigre
Tiburón cornuda gigante
Tiburón cornuda común
Tiburón cornuda
Tiburón zorro o thresher
Alopias pelagicus.
pelágico
Alopias supercilioTiburón zorro ojón
sus
Tiburón mako o mako real Isurus oxyrinchus
En Costa Rica, la pesca es dirigida casi exclusivamente al comercio de aletas (Rojas et al.,
2000). Lo que fuera una labor artesanal costera
es actualmente una pesca de altura, donde la captura ocurre cientos de millas lejos de la costa (Rojas, 1999; Rojas et al., 1999; Arauz et al., 2004;
Rojas et al., 2000; Pradepesca, 1999). La práctica
del desaleteo sigue estimulada por el alto y creciente precio de las aletas en los mercados de Taiwán, Hong Kong, Japón y Estados Unidos (Araya,
2006; Cajiao, 2006). Aparejadas al incremento del
precio de la aleta hay una serie de circunstancias
que han complicado esta actividad: (1) el agotamiento de la pesca tradicional costera (camarones, pargos, corvinas), (2) la evolución y diversificación comercial que ha experimentado la flota
nacional palangrera, (3) la exploración y explotación de zonas de pesca cada vez más alejadas de
la costa, (4) el creciente mercado y los atractivos
internacionales en la comercialización de aletas
y (5) los incentivos nacionales a la exportación de
productos no tradicionales, entre ellos la aleta de
pescado (cats, ley 7092) (Rojas et al., 2000; Rojas
y Zanella, 2006). Todo lo anterior explica por qué
en los últimos años ha surgido una flota pesquera
capacitada con las mejores condiciones de independencia, navegación, bodegaje y sistemas de
enfriamiento (Porras et al., 1993; Myers & Worm,
2003).
Como si lo anterior fuera poco, las estadísticas de Incopesca, de 1999 a 2009, indican
que la pesca de tiburón en ambos litorales disminuyó revelando problemas de disponibilidad,
pero inexplicablemente la carne sigue comercializándose como “chatarra” a precio muy bajo y
no existe aprovechamiento integral del recurso.
Aunque es una actividad que genera millones
de dólares, es inviable e insostenible porque no
hay suficiente sistematización de la información
sobre el producto capturado, las bases de datos
sobre flotas, permisos y volúmenes de pesca están desactualizadas, falta normalización de las
categorías comerciales que se utilizan en los registros comerciales, hay desconocimiento de la
composición específica de las capturas que llegan
a los diferentes centros de acopio, no hay definición de políticas específicas para la planificación,
conservación y manejo, no existe fiscalización de
la extracción, transporte y comercialización y se
carece de incentivos para la investigación y generación de una base de datos biológicos que permita categorizar por especies los desembarques
nacionales e internacionales (Araya, 2006; Kohin
et al., 2006; Rojas y Zanella, 2006).
José Rodrigo Rojas
Análisis de las amenazas e implicaciones del cambio climático sobre los tiburones
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Diciembre 2012. Número 44
Finalmente, investigaciones en la zona económica del Pacífico demuestran una disminución
del 60% en la abundancia relativa de tiburones
entre 1991 y 2001 (Arauz et al., 2004). La adopción del Plan de Acción Internacional para la
Conservación y Gestión de los Tiburones (PanTiburones) y la legislación vigente tampoco garantizan su protección (Araya, 2006; Rojas, 2006;
Rojas y Zanella, 2006; Segura y Rojas, 2006).
Vulnerabilidad evolutiva
Aunque no hay duda de que los tiburones
ejemplifican un grupo exitoso, con alta capacidad
de adaptación y una historia de vida que conjuga elementos morfológicos, fisiológicos y etológicos que les han permitido desarrollar supremacía
prácticamente en todos los ambientes acuáticos
del mundo, son esas mismas características las
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
que actualmente los convierten en un grupo sumamente frágil y vulnerable a cambios exógenos
-como puede ser el cambio climático o la sobrepesca- y a cualquier amenaza de origen antrópico.
Esta condición de vulnerabilidad ha sido
magnificada por su misma tabla de vida. Los tiburones son especies estrategas K que se caracterizan por presentar extensos ciclos de vida, prolongada longevidad, poblaciones muy constantes,
competencia intra e interespecífica muy intensa,
lento desarrollo reproductivo, largos períodos de
madurez y gestación, baja fecundidad, frecuencia
reproductiva variable, compleja estructura espacial por tamaños y segregación por sexos, y una
estrecha relación stock-reclutamiento (Pratt y
Casey, 1990; Bonfil, 1994). Como son depredadores primarios con relativamente pocos enemigos
naturales, en sistemas no perturbados los tiburones solo necesitan pocas crías que sean capa-
ces de llegar a la madurez para poder mantener
sus poblaciones estables. Todas estas estrategias
reproductivas son apropiadas y exitosas en un
medio en el que los principales depredadores son
otros tiburones más grandes. Sin embargo, esto
también impone límites a la reproductividad que,
aunados a la tendencia mostrada por muchas especies de tiburones a agruparse por edades y sexos, vuelven a algunas especies vulnerables a la
sobreexplotación (Shotton, 1999). Los tiburones
son susceptibles a la sobrepesca, la extinción local y el colapso poblacional; sus poblaciones están
amenazadas por la disminución de sus presas y
por la destrucción de hábitats marinos esenciales
(Fao, 1995, 1996 y 1999).
A diferencia de los peces óseos, los tiburones
no tienen plasticidad para asumir cambios (genéticos, fenotípicos, etológicos) para adaptarse con
velocidad e intensidad a las alteraciones que el
ser humano está imponiendo. Tal como lo indican
Fowler (1996) y Frid et al. (2007), sus rasgos de
historia de vida parecen convertirse en la condición de mayor debilidad frente a las aceleradas
modificaciones ecosistémicas que se dan como
resultado de la destrucción de ambientes acuáticos, de la contaminación y de la explotación indiscriminada de tiburones y de las presas usadas
como alimento. Como lo señala Hall (1996), los
tiburones están siendo irremediablemente arrinconados en nichos cada vez más vulnerables, frágiles y geográficamente reducidos. Según Hughes
(2000), hay un peso en las evidencias científicas
que predice, con un alto grado de certeza, una
sobrevivencia muy comprometida para los tiburones. La amplitud de nicho que han gozado por
millones de años es cada vez más una condición
ecológica difícil de demostrar y de aplicar (Dulvy
et al., 2004).
Tiburones martillo, isla del Coco, Costa Rica. Avi Klapfer
38
Efectos sistémicos de la
remoción de tiburones
Recientemente se ha comenzado a estudiar
la función ecológica de los tiburones y su influencia en la estructura de las comunidades ícticas.
Se parte del funcionamiento de las redes tróficas
en donde los tiburones se desempeñan como controladores de presas y organizadores de los flujos
de energía hacia niveles inferiores. Stevens et al.
(2000) indican que la remoción de depredadores
como los tiburones en ecosistemas tropicales está
asociada con serias disminuciones de especies de
importancia comercial. Musick (1999) documentó
uno de los casos mejor conocidos relacionados con
la pérdida de abundancia de atunes (Thunnus
sp.) como consecuencia de la erradicación de tiburones tigre (Galeocerdo cuvier), y sostiene que los
tiburones mantenían marginadas a las poblaciones de depredadores que afectaban a los atunes.
Aunque es consenso de expertos (Musick,
1997 y 1999; Myers & Worm, 2003) que existen
vacíos respecto de los efectos de los depredadores
en las redes tróficas oceánicas, con certeza indican que es probable que los taxones top afecten
de manera significativa el tamaño poblacional de
las especies presa, así como la estructura y composición hacia los niveles tróficos inferiores. La
remoción de los tiburones como depredadores apicales de los ecosistemas está vinculado, en primer
orden, con una reducción natural de la presión de
pesca sobre sus principales presas, así como con
una secuencia de desajustes y efectos inesperados
de segundo y tercer grado que se dispersan hacia
y entre la organización impactada (Simpfendorfer, 2004; Ransom et al., 2007). Estas alteraciones tróficas desatan una serie de consecuencias
negativas que desestabilizan las poblaciones interconectadas naturalmente, generando desequilibrios ecosistémicos que se evidencian en la pérdida de resilencia, conectividad y propagación de
especies oportunistas y plagas (Musick, 2004).
José Rodrigo Rojas
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Diciembre 2012. Número 44
En el escenario de eliminación de los tiburones, la capacidad de carga y el reordenamiento de
los encadenamientos tróficos son transformaciones esperables, ya que estos depredadores, además de ubicarse cerca o en la cima de las redes
tróficas, tienen una abundancia naturalmente
limitada a la capacidad de carga del ambiente
(Camhi et al., 1998; Ransom et al., 2007). La desaparición de estos condrictios vulnerará la estabilidad ecotrófica y la capacidad ecosistémica para
recuperarse de disturbios. Si la magnitud del disturbio supera el tiempo de respuesta (en este caso
la capacidad de las poblaciones de tiburones de
recuperarse) se alterará permanentemente la estabilidad del vecino o la estabilidad local, y entonces el ecosistema bloqueará toda respuesta y será
más difícil regresar a su estado original (Frid et
al., 2007). Incluso, como lo discute Sergio (2001),
la erradicación de tiburones puede superar la estabilidad global y dejar sin efecto la capacidad de
que estos peces se recuperen después de grandes
disturbios, generando un vacío ecotrófico que tendrá que ser compensado mediante un nuevo flujo de energía, un reordenamiento ecotónico y la
imposición de nuevas reglas depredador-presa.
En forma semejante, y de acuerdo con lo indicado
por Pacala y Kinzig (2002) y Srivastava y Vellend
(2005), la eliminación temporal o permanente de
tiburones alterará al menos tres funciones específicas de los ecosistemas: complejidad estructural
(riqueza de especies y especímenes), reserva de
energía (producción de vida en forma de biomasa)
y procesamiento de materia (redes de productividad y tasas de descomposición).
Reforzando lo indicado por Hall (1996), por
su carácter de especies clave (keystone species) y
su condición de depredadores apicales, los tiburones tienen pocos enemigos naturales, por lo que su
desaparición es sinónimo de devastadoras modificaciones sobre la forma en que se transmite la vida
y la sostenibilidad de los océanos en el corto y mediano plazos. Es en ese mismo sentido que Frid et
40
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
al. (2007) indican que sin tiburones es predecible el
quebranto de la armadura ecosistémica marina y el
debilitamiento de todo un eslabón de la cadena alimenticia. Solo algunas poblaciones podrían verse
favorecidas por la ausencia de estos depredadores,
manifestando explosiones demográficas impresionantes, tan solo para sucumbir ante epidemias o
hambrunas. Es indiscutible el colapso ecosistémico, social y económico (Jackson et al. 2001).
Finalmente, la remoción de tiburones no
solo generará una serie de consecuencias sobre
los ecosistemas sino que además afectará su configuración; los nichos experimentarán una reorientación de sus funciones hacia ensamblajes
donde ocurrirán nuevos procesos en torno a la
productividad, a la dinámica poblacional y a la
abundancia y distribución de especies. En concordancia con lo indicado por Hall (1996) y Hughes
(2000) sobre las consecuencias biológicas del calentamiento global, los nuevos ensamblajes serán
aprovechados por grupos con ventajas evolutivas
impuestas por el cambio climático.
Escenarios de cambio
climático e implicaciones
sobre los tiburones
El Cuarto Informe de Evaluación presentado por el Panel Intergubernamental de Cambio
Climático (IPCC) confirmó varias de las hipótesis
anteriores y actualizó con mayores rangos de confianza los pronósticos futuros (IPCC, 2007). Entre
otras cosas afirma que la concentración de CO2 en
la atmósfera ha aumentado hasta las 379 partes
por millón (una cifra jamás alcanzada en los últimos 650 mil años de historia del planeta), que han
aumentado las concentraciones de metano y óxido
nitroso, que el mar está 17 cm por encima de lo que
estaba a principios del siglo XX y la temperatura 0,7 ºC más arriba que en 1850. Para el caso de
Costa Rica los resultados obtenidos se basan en
dos escenarios de emisiones futuras de gases efecto invernadero (A2-ASF y B2-MESSAGE); estos
son los que mejor reflejan las condiciones y perspectivas regionales de las principales fuerzas que
impulsan las emisiones de tales gases. Todos los
modelos coinciden en representar la temperatura
en 2020 con anomalías positivas (calentamiento)
oscilando entre +0,5 °C y +2,0 °C. En lo que respecta a la precipitación, las anomalías variarían
desde -20% (seco) a +35% (muy lluvioso) mostrando una gran variabilidad en las tendencias futuras (DCC- Minaet, 2011).
Estas afectaciones nacionales se acoplarán
con predicciones mundiales sobre aumento del nivel del mar por derretimiento de los polos, daños
físicos y ecológicos sobre los sistemas costeros,
inundaciones, pérdida de humedales, erosión, intrusión de agua salada y aumento en los niveles
freáticos (Bernal, 1993; Teng, 2005; Nerem et al.,
2006). La temperatura del agua de mar se elevará alterando los regímenes de precipitación, la
trayectoria, la frecuencia y la intensidad de las
tormentas y los eventos de El Niño y La Niña.
En las zonas tropicales las aguas más calientes
causarán decoloración de corales y migración de
especies costeras hacia latitudes más altas, afectando los hábitats marinos esenciales que los tiburones costeros utilizan como zonas de crianza,
Tiburones, isla del Coco, Costa Rica. Avi Klapfer
alimentación, reproducción o refugio (Baker et
al., 2004). Todas estas alteraciones serán trasladadas hacia las cohortes que viven en aguas
abiertas, modificando las relaciones ecológicas de
las especies con hábitats pelágicos como los condrictios que residen en el domo de Costa Rica, la
dorsal oceánica de Cocos y la fosa oceánica mesoamericana (Brenes, 2000).
Todo el mar patrimonial de Costa Rica se
verá afectado y es predecible que las aguas superficiales tropicales, que normalmente presentan
temperaturas superiores a los 25 °C y salinidades
bajas, se calienten más. Los eventos de “lenguas
frías” que se extienden hasta 500 km afuera de la
costa (Brenes et al., 2003) dejarán de distribuir
aguas de menor temperatura sobre el golfo de
Papagayo y se bloquearán los afloramientos que
permiten el enriquecimiento de sales nutritivas
y productividad primaria. También se afectarán
las tasas de biomasa (en forma de larvas, juveniles y adultos) asociadas con las surgencias del
domo térmico de Costa Rica y el sustento de las
poblaciones de tiburones pelágicos en estas áreas.
La elevación de la temperatura del agua del mar
se convertirá en un vehículo propagador de una
cadena de impactos que vulnerarán irremediablemente a estos condrictios.
Vulnerabilidad climática
mundial: amenazas de
megaescala
De acuerdo con el IPCC (McCarthy et al.,
2001), la vulnerabilidad climática es “el grado
en el que un sistema es susceptible o incapaz de
enfrentarse a efectos adversos del cambio climático”. El concepto es esencial para interpretar
las implicaciones y amenazas que hay sobre los
tiburones debido al aumento en la temperatura
del agua y las modificaciones de otros parámetros
físico-químicos (gases, corrientes y mareas). De
acuerdo con lo indicado por Smith & Pilifosova
José Rodrigo Rojas
Análisis de las amenazas e implicaciones del cambio climático sobre los tiburones
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41
Diciembre 2012. Número 44
(2003) y Smith & Vandel (2006), la vulnerabilidad climática tiene al menos tres ejes de interés
en esta investigación: exposición (aumentos de
temperatura, cambios de salinidad, gases), sensibilidad (afectación de un sistema trófico, cambios en la distribución de especies) y capacidad
de adaptación (plasticidad fenotípica, migración
o aclimatación) (Hughes, 2000).
Para los tiburones son críticas las consecuencias que se derivarán del cambio climático asociado al aumento de temperatura. La condición de
estrategas K inactiva mecanismos de respuesta
rápida para enfrentar alteraciones producidas por
el calentamiento planetario. En ese mismo sentido
Gitay et al. (2002) y Julius & West (2008) concluyen que la capacidad adaptativa y evolutiva de estos peces es insuficiente para los cambios previstos
y proponen tres posibles escenarios: (1) moverse
hacia nuevos ámbitos de distribución, (2) mantenerse en el mismo lugar, acelerando transformaciones fenotípicas mediante plasticidad genética y
(3) resistir extinciones locales en algunas poblaciones disyuntas. El incremento de décimas de grado
en la temperatura atmosférica no solo hará más
calientes los océanos sino que causará cambios radicales en las propiedades físicas y químicas, empujando los ecosistemas hacia transformaciones
en la forma en que se procesa y fluye la energía
desde los niveles tróficos productores hasta los
consumidores primarios y viceversa. Es esperable
un reordenamiento jerárquico que impactará la
actual posición de los tiburones (McCarthy, 2001;
Smith & Pilifosova, 2003; Ramson et al., 2007).
Otra consecuencia será las perturbaciones
sobre las corrientes marinas, ya que desde el punto de vista oceanográfico los patrones de circulación oceánica superficial dependen de los vientos
que soplan sobre las capas superiores, de los flujos
de calor y de la rotación del sol y la luna (Rahmstorf, 2002). Los movimientos de aguas profundas
y la circulación termohalina están supeditados
a la transmisión de calor y gradientes de salini-
42
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
dad a lo largo de la columna de agua (Rahmstorf,
2003). Ante escenarios de cambio climático se espera alteraciones en toda esta dinámica de transferencia de energía y nutrientes y en la estructura y función de las cadenas tróficas de las que
dependen los tiburones.
Si las corrientes marinas se alteran, el mar
podría estratificarse permanentemente conformando un bloque de agua capaz de separar stocks
poblacionales de especies con poblaciones cosmopolitas o disyuntas, e incluso impedir la migración latitudinal de peces que usan las corrientes
superficiales y profundas como carreteras y vías
marinas utilizadas por los tiburones para su dispersión hacia nichos fundamentales de su ciclo de
vida. Un bloqueo modificaría la capacidad de comportarse como especies transzonales altamente
migratorias que dependen de rutas preestablecidas para el cumplimiento de etapas críticas en su
desarrollo. Aguas estratificadas podrían generar
señales erróneas sobre los tiempos de reproducción y/o migración o bien el debilitamiento de la
cadena trófica por reducción de la productividad
primaria como consecuencia de un incremento en
la frecuencia de El Niño y/o intrusiones de agua
del Pacífico Occidental hacia el Pacífico Oriental
(Timmermann et al., 1999). Aguas más calientes afectarán la solubilidad del CO2 y es posible
que se reduzca el pH. La acidificación afectará
la sobrevivencia de larvas de peces, moluscos y
crustáceos, así como las poblaciones naturales de
tiburones, incluso de especies que están adaptadas a ambientes estables, como los tiburones batipelágicos (Martín & Treberg, 2010). Finalmente,
una mayor temperatura en el agua cambiará los
sistemas biogeoquímicos encargados de la transformación de nutrientes para las cadenas tróficas
(Bernal, 1993). (En cuadro 2 y figura 1 se exponen
otros ejemplos de cómo el cambio climático es el
agente directo de la modificación de condiciones
físicas, químicas y bióticas que impactarán directamente a los tiburones.)
Cuadro 2. Algunas implicaciones del cambio climático sobre los tiburones.
Parámetros
asociados con el
cambio climático
Explicación/consecuencia/alteraciones
Implicaciones proyectadas
para los tiburones
Se alterará la química del
carbonato y los procesos
biológicos fundamentales
del mar.
Alteración de la cadena alimenticia, acceso a nichos alimentarios,
más gasto energético en busca de
comida.
Se reducirá el pH y bajará
Altas concentracio- el estado de saturación de
nes de CO2.
los minerales carbonatados
como la calcita y aragonita.
Estos minerales son utilizados
para construir arrecifes de coral
y el exoesqueleto de muchas espe- Bernal, 1993;
cies de fito y zooplancton que son Kleypas et al., 2006;
consumidas por peces que forman Hitz & Smith, 2004.
parte de la dieta de los tiburones
costeros tropicales.
Impacto directo so- Se modificará la dinámica Cambios en los patrones y rangos
bre el ambiente ma- natural de los ecosistemas de distribución, reclutamiento,
rino.
marino-costeros.
tasas de crecimiento y épocas de
reproducción.
Modificación de los El debilitamiento de los
patrones de vientos vientos y el aumento de
y tormentas.
tormentas alterarán el flujo y distribución de energía en aguas superficiales,
así como las surgencias de
nutrientes que mantienen
afloramientos como el domo
térmico de Costa Rica.
Los centros de alimentación son
modificados, hay un gasto energético extra en búsqueda de comi- Hughes, 2000; IPCC,
da. Los patrones ictiogeográficos 2007; Julius & West;
cambian con respecto a rutas de 2008.
migración y dispersión.
Aumento del nivel Alterará hábitats marinos Pérdida de zonas sensibles para McCarthy et al., 2001;
del mar.
esenciales.
el apareamiento, reproducción y IPPC, 2007.
en general la ontogenia de tiburones.
Modificará de las fuentes de Se alteran las cadenas tróficas
Reducción de la pro- energía marina.
que transforman la energía (en
ductividad primaria.
forma de biomasa) que requieren
los tiburones.
Cambios en el reclu- Habrá cambios en los patro- Cambian los patrones sociales,
tamiento y stocks nes demográficos.
distribución por tallas, edades y
poblacionales.
sexos. Como consecuencia el acceso a hembras viables y eventos de
apareo también se modifican.
Reducción de
pesquerías.
Análisis de las amenazas e implicaciones del cambio climático sobre los tiburones
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Soto, 2002; Martin &
Treberg, 2002; Rahmstorf, 2002, 2003; Nerem et al. 2006; Smith &
Wandel, 2006.
las Se reducirá la captura por Es previsible un aumento en la
unidad de esfuerzo.
densidad y esfuerzo de pesca e innovación en la aplicación de nuevas tecnologías de captura.
José Rodrigo Rojas
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Fuente
43
Diciembre 2012. Número 44
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Figura 1
Cambio climático
Afectará
Clima
se cambiarán
Vientos
Precipitación
Temperatura
Deshielo de
los polos
Aumenta
Estibilidad de la
columna de agua
Sugerencias
Disponibilidad de
nutrientes
• Los patrones y rangos de distribución
• Las rutas migratorias
• Las épocas de reclutamiento
• Las tasas de crecimiento
• Las épocas de reproducción
• Los procesos ontogénicos
• La distribución de tallas
• La distribución de sexos
se alterarán
• Las cadenas tróficas
• Los accesos a energía en forma de biomasa
• Los patrones alimentarios
• La oferta alimentaria
• Los stocks reproductivos
Productividad
primaria
Producción Fito y
Zoo-planctónica
Complejidad
estructural
Estructura
ecotrófica
Conclusión
En la última década, quizás con mayor celeridad y claridad, se ha generado una carga de
prueba que confirma las modificaciones climáticas
de megaescala que están ocurriendo en el planeta
producto del calentamiento global, y despeja las
dudas sobre las alteraciones ecosistémicas que los
grandes depredadores, como los tiburones, están
experimentando. Particularmente, hay consenso
mundial en que los ecosistemas acuáticos siguen
siendo irremediablemente empujados hacia condiciones de inestabilidad y funcionamiento muy
cerca o en el límite de la capacidad de resilencia,
44
se modificarán
• La competencia intra e interespecífica
• Los patrones de depredación
• Los patrones demográficos
modificando sus procesos biogenéticos y dinámica
en la forma de producir y distribuir energía.
Literalmente, el aumento de temperatura
global es considerado como la fuerza más clara,
determinante e influyente que está ejerciendo
sobre los ambientes acuáticos una presión exógena creciente de proporciones inimaginables, y
la inestabilidad ecosistémica es el denominador
común que mejor define la situación en la que actualmente viven los tiburones. No hay duda de
que la Tierra ha entrado en una nueva era, la del
cambio climático, en que las concentraciones de
CO2 en el mar están provocando cambios desde
el nivel micro, con la interrupción de la asimilación de carbonatos y silicios por parte de especies
carbono-dependientes, hasta el nivel macro, como
ocurre con la alteración de las cadenas tróficas,
corrientes y grandes masas de agua marina.
¿Qué es lo predecible para los tiburones?
Aunque se requiere un mayor nivel de detalle
en las evidencias y profundidad en los estudios,
los expertos señalan que a pesar de las modificaciones evolutivas que les han capacitado para
permanecer por millones de años, estos condrictios tienen escasas defensas ante los embates del
cambio climático. Los tiburones son tremendamente vulnerables, su estrategia de vida no tiene
mecanismos de respuesta temprana que les permitan evadir los cambios ecosistémicos que están
transformando irremediablemente sus nichos.
Serán desplazados porque no son lo suficientemente efectivos para combatir a un enemigo prácticamente invisible. Las ámpulas de Lorenzini, la
línea lateral, el olfato y las modificaciones morfofisiológicas y etológicas resultan poco útiles para
enfrentar los impactos que genera el aumento de
la temperatura global. La velocidad del cambio en
las condiciones físico-químicas del agua superan
las reacciones de estos elasmobranquios.
Al igual que lo hicieron hace millones de
años en que fue necesario cambiar de alimentación mediante la liberación de los arcos mandibulares, a los tiburones les espera un período de
transformaciones adaptativas en la forma de obtener alimento, reproducirse y dispersarse.
¿Qué podemos hacer? Reforzar todas las iniciativas nacionales, regionales y mundiales para
reducir la emisión de gases de efecto invernadero
y enfocarnos en las actividades humanas que afectan directamente el ambiente marino, en específico todas las formas de contaminación acuática,
sedimentación, control del crecimiento demográfico en zonas costeras, mortalidad por pesca debida al uso de artes de pesca prohibidos y desaleteo.
Relacionado con los ambientes marinos será importante proteger y restaurar hábitats esenciales
(arrecifes coralinos, manglares, estuarios) y mejo-
Tiburones, isla del Coco, Costa Rica. Avi Klapfer
rar el conocimiento sobre aspectos demográficos y
patrones de dispersión. La permanencia de los tiburones en la Tierra está comprometida, su continuidad dependerá de la velocidad con que logren
adaptarse, de lo contrario la evolución seguirá su
rumbo.
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Efecto potencial del cambio
climático en la proporción de sexos
del caimán en Costa Rica
Armando Escobedo-Galván, José Alberto Retana,
Cristina Méndez y José González-Maya
A. Escobedo es biólogo. J. Retana, ingeniero agrónomo especialista en agrometeorología, es investigador del Grupo Técnico de Cambio Climático del Instituto Meteorológico
Nacional de Costa Rica. C. Méndez, bióloga, es funcionaria del Refugio Nacional de
Vida Silvestre Caño Negro. J. González, biólogo especialista en conservación y biodiversidad, es director de Sierra to Sea Institute & ProCAT Internacional/Colombia, Las
Alturas, Coto Brus, Costa Rica.
Resumen
Las especies que exhiben determinación sexual
ambiental son vulnerables
a los cambios continuos en
las condiciones ambientales.
Para evaluar cómo las poblaciones silvestres de cocodrilos podrían verse afectadas
por las condiciones ambientales y el cambio climático, se
consideró las relaciones entre
las variables climáticas y la
proporción de sexos en una
población natural de caimanes, Caiman crocodilus, en el
Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro, en el norte de Costa Rica. Se observó
un sesgo en la proporción de
sexos a favor de los machos
para el caimán en nuestro estudio. Estos resultados sugieren que el aumento de la temperatura y la disminución
de la precipitación asociada
con eventos climáticos de El
Abstract
Ectotherm species that
exhibit environmental sex
determination are vulnerable to changing environmental conditions. To address
how wild populations of crocodilians could potentially
be affected by environmental conditions and climate
change, we considered the
relationship between climate variables and sex ratio
in a natural population of
Spectacled Caiman, Caiman
crocodilus, in Caño Negro
National Wildlife Refuge,
in northern Costa Rica. We
found a high male-biased
sex ratio for the spectacled
caiman in our study. Our
results suggest that this
bias was partly explained
by increases in temperature,
and decreases in precipitation associated with El Niño
events in this region. Speci-
José Rodrigo Rojas
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
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Introducción
E
l Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas
en inglés), en su cuarto informe, da
una nueva definición de cambio climático
y determina que dentro de las cambios climáticos más probables están el aumento en
la precipitación media en las zonas tropicales y una disminución en las regiones subtropicales. Al mismo tiempo, se espera un
aumento en los eventos extremos lluviosos,
donde el estado promedio del Pacífico Tropical se volverá similar a un evento de El
Niño permanente, siendo las temperaturas
máximas más frecuentes y los extremos de
temperatura mínima más escasos (IPCC,
2007); sin embargo, el cambio climático actual no ocurre de forma homogénea entre los
diferentes ecosistemas. Loarie et al. (2009)
sugirieron que la velocidad del aumento de
temperatura en ecosistemas de pastizales
inundables, manglares y desiertos, es ma-
49
Diciembre 2012. Número 44
Niño podrían explicar parte
del sesgo. Específicamente,
se encontró evidencia de que
el aumento de la temperatura mínima del aire produce
aumento de la temperatura
de incubación, lo que podría
favorecer la producción y la
supervivencia de machos sobre las hembras. Además, se
reveló que la disminución de
la precipitación se asocia con
una mayor producción de machos. El sesgo en la proporción de sexos no parece ser
explicada por otros procesos,
tales como la presión de caza,
que pueden ser un factor que
afecta a las poblaciones de
cocodrilos. Se concluye que el
cambio climático previsto en
esta región probablemente
conducirá a un menor número de hembras reproductoras,
lo que podría comprometer la
viabilidad de esta población
de caimanes a largo plazo.
Palabras claves: caimán,
Caiman crocodilus, cambio
climático, Costa Rica, temperatura de incubación, determinación sexual.
50
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
fically, we found evidence
that increased minimum
air temperatures produced
increased incubation temperatures, which favored
production and survival of
males over females. Additionally, we found that decreased precipitation was
associated with increased
production of males. Our
results do not seem to be
explained by other processes, such as differential
hunting pressures, which
may be more important for
other crocodilian populations. We conclude that the
forecasted climate change
in this region will likely
lead to fewer reproductive
females, potentially undermining the viability of this
caiman population on the
long term.
Key words: Caiman crocodilus, climate change, Costa Rica, nest temperature,
sex determination, spectacled caiman.
yor que en ecosistemas montañosos, por lo
que el efecto de las modificaciones del clima sobre las especies y los ecosistemas será
consecuencia del lapso de tiempo en que
ocurra y la intensidad con que se manifieste, así como de la capacidad de respuesta de
los sistemas naturales. Algunas respuestas
de la biodiversidad al cambio climático tienen que ver con variaciones en la distribución espacio-temporal, relaciones tróficas y
sobrevivencia (Parmesan, 2006), mientras
que cambios a nivel genético, como respuesta adaptativa, pueden darse en especies con
periodos de vida cortos y tasas altas de reproducción (Bradshaw y Holzapfel, 2001).
En los últimos años se ha sugerido que
las especies de vertebrados ectotérmicas podrían ser uno de los grupos más vulnerables
al cambio climático debido a sus ámbitos de
distribución limitados y nichos tróficos especializados (Laurance et al., 2011). En el
caso particular de los reptiles con determinación sexual por temperatura, las condiciones ambientales afectan las características fenotípicas de las crías durante el
desarrollo embrionario, lo cual repercute
en la reproducción y sobrevivencia a futuro
(Booth, 2006). Algunos estudios publicados
han mostrado cambios en la época de reproducción y anidación en los últimos años
como respuestas a los cambios en las condiciones ambientales (Hawkes et al., 2007;
Mazaris et al., 2008; Pike, 2008; Tucker et
al., 2008; Weishampel et al., 2004; Zhang et
al., 2009). Algunos investigadores han sugerido que el cambio climático podría conducir
a un desequilibrio en la proporción de sexos y, por consiguiente, poner en peligro la
viabilidad poblacional de reptiles con determinación sexual por temperatura (Janzen,
1994; Wapstra et al., 2009), ya que la determinación sexual por temperatura podría
no ser una ventaja adaptativa ante la rapidez con
que ocurren los cambios ambientales (Hulin et
al., 2009). Sin embargo, hasta la fecha existe poca
información disponible que evalúe los efectos potenciales sobre la proporción de sexos en cocodrilos y sus implicaciones ecológicas y evolutivas.
Por otro lado, conocer los factores que afectan la
proporción de sexos en cocodrilos es importante
para promover e implementar políticas de conservación y manejo que permitan mantener la
viabilidad de las poblaciones y actuar sobre los
posibles efectos del cambio climático en estas especies. El conocimiento del efecto del clima sobre
la determinación y proporción de sexos en cocodrilos, como medida para conservar la viabilidad
de sus poblaciones naturales a futuro, constituye
uno de los aspectos relevantes para el manejo de
sus poblaciones en función de un bienestar económico, ambiental y cultural de las comunidades
aledañas a las zonas donde habitan los cocodrilos.
El objetivo de este estudio fue determinar el efecto del clima sobre la proporción de sexos del caimán (Caiman crocodilus) en el Refugio Nacional
de Vida Silvestre Caño Negro –Costa Rica- y las
implicaciones potenciales del cambio climático.
Área de estudio
El estudio se realizó en el Refugio de Vida
Silvestre Caño Negro, localizado en el norte de
Costa Rica (10°54’N, 84°47’W), el cual cuenta con
una extensión de 9 969 ha de pastos, humedales
y parches de bosque tropical (Méndez, 2004). En
esta región, durante la temporada de lluvias (de
mayo a diciembre) los niveles de agua pueden subir más de 2 m, y durante la estación seca (de
enero a abril) el río y las lagunas se reducen hasta secarse en su mayoría (Castillo y March, 1993).
Especie de estudio
El caimán, Caiman crocodilus, está ampliamente distribuido en el Neotrópico; en el Pacífico
se encuentra desde Oaxaca (México) hasta Ecuador, mientras que en el Atlántico abarca desde
Honduras hasta la región del Amazonas y el sur
de Brasil (Velasco y Ayarzagüena, 2010). La temporada de puesta e incubación de huevos va de junio a agosto, durante el incremento de los niveles
de agua al comienzo de la época lluviosa, y la eclosión ocurre de septiembre a octubre en Caño Negro (Allsteadt, 1994). Los nidos son montículos de
vegetación construidos en la base de los árboles
en zonas boscosas cercanas a los cuerpos de agua
(Álvarez del Toro, 1974; Cintra, 1988). El periodo
de incubación varía entre 73 y 90 días (Allsteadt,
1994). En Caño Negro, el tamaño de puesta reportado por Allsteadt (1994) fue 27 huevos (rango
de 17 a 40 huevos), mientras que Junier (2000)
reportó un tamaño promedio de nidada de 21 huevos (rango de 12 a 32 huevos). El tamaño de las
hembras anidando varía entre 1,4 m y 1,5 m (Junier, 2000).
Métodos
Temperatura de incubación en nidos
silvestres
Durante la temporada de anidación 2004
de C. crocodilus en Caño Negro, se hicieron recorridos a pie en zonas donde se había observado
nidos. Una vez localizado el nido, se procedió a
abrirlo para confirmar la presencia de los huevos
(los caimanes en ocasiones construyen nidos sin
ovipositar -Álvarez del Toro, 1974-). Con base
en el ancho de banda opaca alrededor del huevo
(Ferguson, 1987) se calculó el tiempo transcurrido desde la ovoposición hasta el momento en que
fue localizado, estimando un tiempo de desarrollo
embrionario de entre 35 y 45 días. Esto sugiere
que los nidos fueron localizados al final del perío-
Armando Escobedo-Galván, José Alberto Retana, Cristina Méndez y José González-Maya
Efecto potencial del cambio climático en la proporción de sexos del caimán en Costa Rica
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Diciembre 2012. Número 44
do termo-sensible (periodo en que se determina el
sexo). A pesar de que no se evaluó la temperatura
de incubación durante el período termo-sensible,
la temperatura del nido se mantiene constante
durante el período de incubación (Rhodes y Lang,
1996), lo que permite asumir que la temperatura
de incubación es similar a la temperatura durante el periodo previo a la localización del nido. En
tres nidos de C. crocodilus se colocó un sensor de
temperatura (HOBO®, StowAway TidbiT Temp
Logger) en el centro de cada nidada para registrar la temperatura de incubación cada diez minutos hasta el momento de la eclosión. Los datos
de temperatura fueron promediados por día para
facilitar el análisis y la interpretación.
Estructura poblacional y estimación de
edad
Se capturaron 103 caimanes durante 22 recorridos nocturnos a partir de mayo de 2004 hasta mayo de 2005 (cinco recorridos en la época seca
y 17 en la época lluviosa). Los caimanes fueron
localizados por el reflejo de sus ojos usando linternas de 4,8 voltios. Los caimanes menores de 1 m
de longitud total fueron capturados con la mano,
animales de mayor tamaño fueron capturados
utilizando lazos. Cada individuo capturado fue
medido ventralmente, desde la punta del hocico
hasta el extremo de la cola (LT) y desde la punta del hocico hasta el final de la cloaca (LHC). El
sexo fue determinado mediante el examen cloacal
(Brazaitis, 1968). El sexo no fue identificado para
los neonatos (<40 cm de longitud total). La edad
de los caimanes se estimó mediante el modelo
de Von Bertalanffy (Rebêlo et al., 1997). Debido
a que la tasa de crecimiento difiere entre sexos
(Chabreck y Joanen, 1979) se utilizó un modelo
para machos y otro para hembras. El modelo de
Von Bertalanffy ha sido utilizado comúnmente en
estudios de caimanes y cocodrilos (e.g., Webb et
al., 1983; Rebêlo et al., 1997: Cupul-Magaña et
al., 2004).
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Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Datos meteorológicos
Se obtuvo datos de temperatura del aire
(°C), temperatura mínima diaria (°C), temperatura máxima diaria (°C), precipitación (mm), precipitación acumulada (mm) y humedad relativa
(%), para la época de anidación (junio-octubre de
2004), de la estación meteorológica del Instituto
Meteorológico Nacional en Caño Negro (10°54’N,
84°47’O). También se obtuvo datos de las precipitaciones medias mensuales y anuales para el periodo de enero de 1987 a diciembre de 2004 de la
estación meteorológica Upala (10°54’N, 85°01’W,
aproximadamente a 30 km de la zona de estudio).
Análisis estadístico
Se evaluó la relación entre la temperatura
del aire de la estación meteorológica de Caño Negro y la temperatura de incubación por hora, utilizando una regresión lineal simple. Además, un
modelo a priori de regresión múltiple (Mallow’s
CP model; Mallows 1973) se utilizó para examinar la relación entre la temperatura media diaria de incubación con los datos meteorológicos de
Caño Negro (temperatura mínima diaria, temperatura máxima diaria, promedio de la temperatura diaria máxima y mínima, precipitación diaria,
precipitación acumulada y humedad relativa).
Posteriormente se realizó una regresión
múltiple para evaluar las relaciones entre las
variables de mayor correlación según el modelo
Mallow’s CP.
A partir de la estimación de la edad de los
caimanes, se evaluó la relación entre la edad y
la longitud total de caimanes mediante una regresión logarítmica. Se utilizaron los datos de la
estructura de edades para calcular la proporción
de sexos en los últimos años, asumiendo que los
mecanismos que afectan la mortalidad en etapas
tempranas de desarrollo y el reclutamiento de
nuevos individuos para la población están ausentes o no son suficientemente fuertes para producir algún cambio en la proporción de sexos de las
camadas (Kallimanis, 2010). Se comparó la frecuencia de hembras y machos entre los años con
una prueba de Chi-cuadrado. También se evaluó
si el número de machos y hembras nacidos cada
año se correlacionó con la precipitación anual
desde 1987 hasta 2004.
Resultados
Relación entre temperatura de incubación
y clima
La temperatura de incubación se registró
en tres nidos, N1, N2 y N3 durante 32, 31 y 20
días, respectivamente, desde el 15 de septiembre
hasta el 16 de octubre de 2004. La temperatura
de incubación más alta se registró en el nido 3
(33,6 ± 0,95 °C), seguido del nido 2 (32,5 ± 0,77
°C), y el nido 1 (32,1 ± 0,92 °C). La temperatura
promedio del aire durante el periodo de estudio
fue 26,5 ± 3,40 ºC, con una fluctuación de entre
22,0 ºC y 35,4 ºC. No se observó una relación im-
portante entre la temperatura promedio del aire
y la temperatura de incubación en los tres nidos
de C. crocodilus (R2 < 0,12; P > 0,05, en los tres nidos -figura 1-). La relación entre la temperatura
promedio de incubación y las variables climáticas
durante el periodo de estudio no fue significativa
(R2 < 0,11; P > 0,05, en todos los casos). Sin embargo, la temperatura de incubación de los nidos
1 y 2 se relacionó significativamente con la temperatura mínima promedio (figura 2). Con base
en el modelo de regresión múltiple se determinó
que la precipitación y la temperatura mínima
afectan significativamente la temperatura de incubación con el nido 1 y 2 (N1: R2 = 0,53; F2, 29 =
16,9; P < 0,0001; N2: R2 = 0,30; F2, 28 = 6,2; P <
0,006). El nido 3 no mostró relación con los datos
de la estación meteorológica de Caño Negro. La
temperatura promedio de los tres nidos mostró
una relación con la temperatura mínima y máxima y la precipitación acumulada (R2 = 0,41; F3, 16=
3,9; P = 0,030).
Figura 1. Temperatura del aire y temperatura de incubación durante septiembre y octubre 2004. La
línea punteada muestra el intervalo de temperatura de transición (intervalo en que se producen ambos
sexos en diferente proporción).
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Efecto potencial del cambio climático en la proporción de sexos del caimán en Costa Rica
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Diciembre 2012. Número 44
Relación entre edad, proporción de sexos y
clima
La tasa de encuentro de las hembras durante los muestreos nocturnos fue menor que la de
los machos tanto en la época seca (1 hembra; 7
machos) como en la época lluviosa (1 hembra; 5,8
machos) en Caño Negro. Se observó una relación
significativa entre la edad de los caimanes y la
longitud total de cada individuo con base en el
modelo de Von Bertalanffy (relación logarítmica,
R2 = 0,971; P < 0,05). Esta relación permitió estimar que la mayoría de los caimanes capturados
(n = 67) tienen entre 4 y 12 años. El caimán de
mayor tamaño fue una hembra de 2,10 m y el modelo predice una edad de 17 años. La frecuencia
de machos estuvo significativamente asociada
con la estructura de edades (X2 = 35; g.l. = 8; P <
0,005 -figura 3-).
Con base en la edad de los caimanes, la frecuencia de hembras como indicativo no varió significativamente entre los años (X2 = 20; g.l. = 20; P
> 0,05), mientras que la frecuencia de los machos
varió entre los años (X2 = 54; g.l. = 20; P < 0,005),
observándose un incremento durante la década
de 1990, pero esta no se asoció con la precipitación (r = -0,42; P = 0,11 –figura 4-). Durante el período 1993-2011 se observó una disminución de la
precipitación anual relacionada con el fenómeno
El Niño (figura 5).
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Figura 2. Relación entre la de incubación y la
temperatura mínima diaria del aire (N1: r= 0,58,
R2 = 0,34, F1,30= 15,48, P < 0,0005; N2: r= 0,47, R2
= 0,22, F1,29= 8,50; P < 0,006; N3: R2 = 0,01, F1,18=
0,23, P > 0,05). La temperatura de incubación se
registró durante 32 días en el N1, 31 días para
el N2 y 20 días para el N3 (15 septiembre al 16
octubre 2004).
Figura 3. Estructura de edades de Caiman crocodilus en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño
Negro, Costa Rica.
Figura 4. Porcentaje de machos y hembras, estimando la edad con base en el modelo Von Bertalanffy y
la precipitación anual de 1987 a 2004 en Caño Negro (r= -0,42; P = 0,11, para machos).
Discusión
El sesgo en la proporción de sexos hacia los
machos podría ser explicado en parte por las disminuciones en las precipitaciones debido al fenómeno El Niño. El número de machos nacidos
desde 1992 se asoció con una disminución de la
precipitación anual, la cual a su vez se asocia a
los eventos de El Niño durante 1994 y 1997. Rhodes y Lang (1996) observaron que la proporción
de sexos en condiciones naturales se relaciona
con la variabilidad climática local anual, en el
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Efecto potencial del cambio climático en la proporción de sexos del caimán en Costa Rica
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Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Figura 5. Anomalía de la precipitación a partir de los datos de precipitación de la estación meteorológica de Upala, para el periodo 1963-2004. Las flechas indican los eventos extremos relacionados con los
episodios cálidos de El Niño-Oscilación del Sur.
que fuertes lluvias producen una baja temperatura de incubación generando un proporción de sexos sesgada hacia las hembras, mientras que las
condiciones secas generan una mayor proporción
de machos. Por lo tanto, una disminución de la
precipitación durante los episodios cálidos de El
Niño en Caño Negro puede influir en la temperatura de incubación produciendo un mayor número de machos. La relación entre eventos extremos
y la variabilidad climática en la región Huetar
Norte de Costa Rica no puede predecirse (Villalobos y Retana, 2001) debido a que la variabilidad y la duración de los eventos extremos varía
cada año (Alfaro y Soley, 1999; Mora y Amador,
2001). Algunas tendencias han mostrado que los
eventos de El Niño tienen altas probabilidades de
disminuir la precipitación en el Pacífico Norte y el
Valle Central de Costa Rica (Retana y Villalobos,
56
2000), lo cual podría afectar el porcentaje de machos nacidos en cada nido durante el período de
anidación. Además, la pérdida de cobertura vegetal podría afectar potencialmente los patrones de
precipitación. Este efecto no ha sido evaluado en
este estudio, pero se estima que en Caño Negro 7
738 ha de vegetación natural se han perdido debido a los incendios forestales entre 1997 y 2003
(A. Delgado, comunicación personal). La combinación de la disminución de la cobertura forestal
y los eventos de El Niño podría haber afectado
los patrones de precipitación en la región Huetar
Norte, lo cual pudo repercutir en la proporción de
sexos de caimanes en el sitio de estudio.
El mayor número de machos capturados podría estar relacionado con la temperatura de incubación. En Caiman crocodilus yacaré, por ejemplo, la temperatura de incubación entre 30,5 ºC y
Caimanes, Caño Negro, Costa Rica. Paulo Valerio
31,5 ºC produce un 10% de machos, mientras que
temperaturas superiores a 31,5 ºC, producen entre 80% y 100% de machos (Campos, 1993); mientras que para Caiman latirostris, temperaturas
alrededor de 33 ºC producen 100% machos (Piña
et al., 2003). Estudios previos sobre la ecología de
anidación de C. crocodilus en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro determinaron
que la temperatura de los nidos presentaron una
media de 31,8 ºC, con una variación entre 30,5
ºC y 32,8 ºC en 1988 (Allsteadt, 1994 -n = 9-), y
durante los años 1992 a 1994 la temperatura de
incubación promedio fue de 31,6 ± 0,2 ºC (Junier,
2000 -n = 43-). En ambos casos, las temperaturas
registradas están dentro de los rangos reportados
para producir una mayor proporción de machos.
La temperatura de incubación reportada en este
estudio mostró un aumento promedio de 0,5 °C
en los últimos 10 años comparado con los dos estudios previos (Escobedo-Galván, 2006), por lo
que la temperatura de incubación podría haber
favorecido un mayor nacimiento de machos entre
1992 y 2004 en Caño Negro.
Las altas temperaturas en los tres nidos
ubicados en el Refugio se asociaron con el aumento de la temperatura mínima de la zona Huetar
Norte. Retana (2005) determinó que las temperaturas máximas y mínimas de la región Huetar
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Efecto potencial del cambio climático en la proporción de sexos del caimán en Costa Rica
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Norte se han incrementado en los últimos años.
Se ha observado una relación positiva entre la
temperatura media en dos nidos de C. crocodilus
en Caño Negro y la temperatura mínima ambiental, por lo que el aumento de la temperatura mínima en la zona podría producir un aumento en
la temperatura de incubación. Magnusson (1979)
observó que un aumento de 3 °C en la temperatura del aire produce un aumento de 1° C en el nido.
La cacería ha sido propuesta como un factor que afecta la proporción de sexos, esto dado
que las hembras pasan más tiempo fuera del
agua en los sitios de anidación siendo más vulnerables ante los cazadores (Crawshaw, 1991); sin
embargo, se ha demostrado en otros estudios que
la caza es selectiva sobre animales adultos que
en su mayoría son machos, por lo que ella no podría ser considerada un factor para justificar los
resultados de este estudio. Las diferencias en el
uso de hábitat entre ambos sexos es otro factor
que podría afectar la proporción de sexos. Thorbjarnarson (1997) sugirió que las diferencias en
la proporción de sexos pueden estar relacionadas
con diferencias de selección de hábitat por parte
de ambos sexos. Lance et al. (2000) observó que la
proporción de sexos de A. mississippiensis varió
entre año y sitio de muestreo. En el caso de Caño
Negro, no se han observado diferencias en la proporción de sexos entre sitios y épocas de muestreo
(Junier, 2000; Escobedo-Galván, 2008). Por consiguiente, en el caso de Caño Negro las variaciones
en la proporción de sexos parecen estar relacionadas principalmente con las condiciones ambientales, mientras que la cacería y el uso de hábitat
son factores secundarios que pueden influir en la
captura de uno u otro sexo, pero sin generar un
sesgo en la proporción de sexos por alguno de los
dos factores. En conclusión, los aumentos en la
temperatura y la disminución de la precipitación
probablemente han contribuido a una proporción
de sexos sesgada hacia los machos del C. crocodilus en Caño Negro. Dados los resultados, el cam-
58
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
bio climático previsto en esta región podría llevar
a un menor número de hembras reproductoras,
lo cual podría afectar la viabilidad poblacional a
futuro, afectando la estructura poblacional y reduciendo la tasa reproductiva y el reclutamiento
a largo plazo.
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Efecto potencial del cambio climático en la proporción de sexos del caimán en Costa Rica
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59
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Agradecimientos
Agradecemos al Instituto Meteorológico Nacional de Costa Rica por el apoyo con el equipo
de campo, y a los funcionarios del Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro por el soporte
logístico y las facilidades brindadas durante la
realización del estudio, principalmente a Alberto
Delgado. Al Ministerio de Ambiente por el permiso de investigación científica.
Manejo de la demanda eléctrica
para aumentar la sostenibilidad del
sector eléctrico en Costa Rica
Raquel Salazar
La autora, abogada, es especialista en ambiente y sostenibilidad.
Resumen
El artículo invita a reflexionar sobre la teoría de
manejo de la demanda eléctrica como una alternativa
para mejorar la sostenibilidad del sistema eléctrico
nacional y avanzar en la discusión del modelo eléctrico.
La sostenibilidad del futuro
energético apunta a la integración de redes inteligentes,
generación distribuida, alta
penetración de energías renovables no convencionales
y tecnologías eficientes. El
artículo propone el manejo
de la demanda eléctrica como
la base de una política pública a largo plazo que apoye e
integre las estrategias antes
mencionadas. A lo largo del
artículo se reconoce la vulnerabilidad del sistema eléctrico nacional, se explica el
marco conceptual del manejo
de la demanda eléctrica, las
ventajas y obstáculos para
su implementación, así como
una serie de acciones claves
para facilitar el desarrollo de
una cultura alineada con el
manejo de la demanda eléctrica.
Abstract
The article calls to reflect on the demand side management framework as an
alternative to improve the
sustainability of the Costa
Rican electricity system,
as well as an alternative to
move forward the debate
about the electricity model.
The future of a sustainable electricity sector points
towards the integration of
smart grid, distributed generation, high penetration
of non-conventional renewable energies, and energy efficient technologies.
This article advocates for
demand side management
as the core of a public policy
with a long-term vision that
supports and integrates the
strategies previously mentioned. The article recognizes the vulnerability of the
Costa Rican national electricity system, explains the
demand side management
conceptual framework, as
well as the advantages and
potential hurdles for its
implementation. Lastly, it
Armando Escobedo-Galván, José Alberto Retana, Cristina Méndez y José González-Maya
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
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Introducción
D
esde finales del siglo XX se ha venido construyendo un nuevo paradigma de la administración del servicio
eléctrico que busca adaptar la demanda a la
generación, contrario a la estrategia clásica
de incrementar la capacidad de generación
hasta abastecer la demanda. La lógica tradicional todavía predomina en gran parte
de la industria eléctrica; sin embargo, a medida que la amenaza del cambio climático
y la escasez de los hidrocarburos se hace
más evidente, la seguridad energética cobra
cada vez más relevancia en las agendas de
los Gobiernos. Los países son cada vez más
conscientes de la importancia de adoptar estrategias multidimensionales para enfrentar el reto del suministro eléctrico a corto,
mediano y largo plazo. El manejo de la demanda eléctrica es un componente clave en
dicha estrategia.
Costa Rica tiene un alto porcentaje de
cobertura eléctrica y de energías renovables
en su matriz eléctrica, sin embargo el sistema eléctrico nacional es vulnerable. Desde
hace varias décadas, la reforma del modelo
eléctrico se encuentra entrabada por intere-
61
Diciembre 2012. Número 44
Palabras clave: manejo de
demanda eléctrica, eficiencia
energética, sector eléctrico,
modelo eléctrico, debate eléctrico.
62
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
identifies some key actions
to facilitate the development of a demand side management culture.
Key words: demand side
management, energy efficiency, electricity sector,
electricity model, electricity
debate.
ses gremiales y posiciones ideológicas. Mientras se realizan esfuerzos por superar la oposición social y las trabas legales y financieras
para continuar expandiendo una matriz eléctrica verde y segura, el consumidor es testigo
de un constante escalamiento de los precios
de la electricidad. En ese contexto, el manejo
de la demanda eléctrica se vislumbra como
parte de la solución al problema energético.
El manejo de la demanda eléctrica
es un principio de administración sano. Es
tomar en consideración los dos lados de la
ecuación (oferta-demanda) y, con base en
eso, tratar de hacer un uso más eficiente de
los recursos. A pesar de ser una idea tan simple, el manejo de la demanda eléctrica es un
concepto complejo de llevar a los hechos. Se
requiere de alta inversión en tecnología, participación y compromiso del usuario final, así
como un marco legal y regulatorio que permita alinear los intereses nacionales y las
empresas eléctricas.
Si bien es cierto que hay obstáculos
al manejo de la demanda eléctrica, también
hay soluciones. Dinamarca, Países Bajos,
Nueva Zelanda y Reino Unido son países
ejemplo de que con regulación e invención
estratégica esos obstáculos se pueden sortear. El común denominador de estos países
es un compromiso nacional vinculante de
reducción del consumo energético, así como
la disposición de fondos nacionales para la
promoción de programas de manejo de la demanda eléctrica. Razones que han sido clave
para generar propuestas innovadoras de negocios eléctricos y el desarrollo continuo de
nuevas tecnologías.
En ese sentido, se propone el manejo
de la demanda eléctrica como la base de una
política pública a largo plazo que acompañe
e impulse programas y acciones en eficiencia energética, manejo de carga, generación
distribuida y desarrollo de redes inteligentes. El
marco legal y regulatorio que permita lo anterior
puede adoptar diferentes enfoques y alternativas,
por lo que sus características van a estar definidas
por el proceso de negociación política. Dependiendo de las “reglas del juego” todos pueden ganar: el
país mejora la seguridad energética, se promueve el desarrollo de nuevos mercados y negocios,
se obliga a las empresas eléctricas a ser más eficientes, se reducen costos de generación, los consumidores pagan menos por el servicio eléctrico,
colaboran a solucionar el problema energético y
mejoran la competitividad de sus productos y servicios.
Así, este artículo invita a reflexionar sobre
el manejo de demanda eléctrica como una alternativa para mejorar la sostenibilidad del sistema
eléctrico nacional (entendido como un sistema
eficiente, estable, seguro, competitivo y con una
baja huella de carbono).
Marco conceptual de
manejo de la demanda
eléctrica
La teoría del manejo de la demanda eléctrica se apoya en una lógica de eficiencia y rentabilidad económica: “el kW ahorrado es más valioso
que el kW consumido” (Sani, 2004).
Se puede encontrar múltiples definiciones
de manejo de demanda eléctrica en la literatura.
Sin embargo, la idea central del concepto se refiere a un conjunto de acciones y prácticas dirigidas
a modificar la cantidad y/o el tiempo de consumo
de la electricidad con el objetivo de reducir la demanda eléctrica. En ese sentido, el manejo de la
demanda eléctrica es un término sombrilla que
comprende (Gellings, 1995): (a) eficiencia energética: promueve programas y acciones que tienen
como objetivo reducir el consumo de electricidad
en forma permanente a través de la instalación
Tendido eléctrico, Costa Rica. Alfredo Huerta
Raquel Salazar
Manejo de la demanda eléctrica para aumentar la sostenibilidad del sector eléctrico en Costa Rica
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63
Diciembre 2012. Número 44
de tecnologías eficientes y modificación de patrones de consumo, y (b) manejo de carga: los programas buscan afectar la curva de carga, su principal meta es redistribuir la demanda y uniformar
los picos diarios y estacionales -generalmente son
promovidos a través de tarifas y mecanismos de
mercado que mediante señales económicas (incentivos o recargos) pretenden alterar los horarios de consumo eléctrico-.
Adicionalmente, este artículo entiende manejo de la demanda eléctrica como una estrategia
de planificación que mediante un portafolio permanente de proyectos busca: (a) crear una nueva
fuente de energía, (b) flexibilizar la demanda y
lograr reducir la necesidad de almacenar electricidad, (c) incorporar más eficientemente energías
renovables no convencionales y (d) mejorar la capacidad del sistema de transmisión nacional.
La teoría de manejo de la demanda eléctrica
ha sufrido varias olas de críticas a lo largo de las
tres últimas décadas, las cuales lejos de debilitar
el concepto han fomentado su evolución y adaptación a las nuevas estructuras de los mercados
eléctricos. Incluso, el manejo de la demanda eléctrica es parte explícita de la estrategia energética en países que han liberalizado sus mercados
(Gehring, 2002; Yu, 2010; Wikler, 2000). Actualmente, la Agencia Internacional de Energía tiene 18 países miembros alrededor del mundo que
trabajan activamente en impulsar el manejo de
la demanda eléctrica. Y hay evidencia de que el
marco conceptual del manejo de la demanda eléctrica está siendo utilizado, por ejemplo, en América Latina y en Asia. Esto demuestra que, a pesar
de las críticas, la lógica del manejo de la demanda
eléctrica sigue teniendo vigencia entre los reguladores y diseñadores de políticas.
64
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Situación del sector
eléctrico en Costa Rica
Costa Rica se ha distinguido por tener un
servicio eléctrico con alto grado de cobertura y
seguro. A pesar del evidente éxito del Instituto
Costarricense de Electricidad (Ice) no es posible
obviar que existen grandes retos para mantener
la sostenibilidad del sistema eléctrico actual. El
marco legal y la dinámica social, ambiental y financiera en las que se encuentra inmerso el sector eléctrico costarricense lo coloca en una posición de vulnerabilidad.
La planificación del sector está basada en
acciones del lado de la oferta. Esto es preocupante si se considera que el Ice enfrenta cada vez
mayores obstáculos para ampliar la capacidad
de generación. Por ejemplo, el Ice ha determinado que las localidades óptimas y más accesibles
para desarrollar proyectos hidroeléctricos ya han
sido usadas. El desarrollo de nuevos proyectos hidroeléctricos y geotérmicos es cada vez más difícil
y el potencial va a ser limitado después de 2030.
Boruca, Pacuare y El Diquís ilustran la situación
anterior. El atraso en la entrada en funcionamiento del Proyecto Térmico Garabito por razones de política económica refleja que no solo la
oposición social atrasa los proyectos sino también
la discordancia entre planes nacionales y la capacidad financiera de las instituciones. La insolvencia política para introducir reformas legales
(por ejemplo, permitir una mayor participación
de generadores privados y aprovechar la energía
geotérmica en parques nacionales) es otro factor
que debilita la capacidad de respuesta del sector
ante situaciones de crisis.
Adicionalmente, cerca del 78% de la electricidad generada en el país es de fuente hídrica. Y
debido a que el 60% de las plantas hidroeléctricas
son a filo de agua, la capacidad de generación se
reduce significativamente durante la época seca.
En este período hay suficiente capacidad instala-
da pero no materia prima para generar electricidad con base en fuentes renovables, y el faltante
es abastecido con plantas térmicas. A pesar de
ello, en 2011 el porcentaje de generación térmica
fue de 9,3%, indicador superado por pocos países
en el mundo. Pero esto no es sinónimo de seguridad. Si se proyecta esta situación a algunas décadas por delante, en un escenario con un aumento
continuo del consumo eléctrico, altos precios del
petróleo y una reducción en los niveles de precipitación debido al cambio climático, la seguridad del
sistema eléctrico nacional podría estar en riesgo.
La crisis energética de 2007 y las recientes
alarmas en el sector eléctrico ratifican la importancia de explorar nuevas alternativas para mejorar los problemas del modelo eléctrico actual:
alternativas innovadoras que se relacionen con
acciones del lado del consumo y no se centren en
la ampliación de la capacidad de generación.
Experiencia en el manejo
de la demanda eléctrica
en Costa Rica
La necesidad de actuar sobre la demanda
es explícitamente reconocida en distintos instrumentos de política pública; por ejemplo, la Política Nacional de Energía, la ley 7447 y la directriz
número 17. No obstante, este reconocimiento queda solo en el papel porque los esfuerzos gubernamentales reales del lado de la demanda han sido
dispersos y débiles.
El marco regulatorio del país apoya la conservación y el uso racional de electricidad pero no
promueve el manejo de la demanda eléctrica. La
diferencia es que el manejo de la demanda eléctrica incluye acciones de manejo de carga y eficiencia energética con visión a largo plazo bajo una
lógica de rentabilidad. Contrario a las acciones en
conservación de energía, el manejo de la demanda
eléctrica requiere dar continuidad a las medidas
de ahorro implementadas para poder considerar
su efecto en la estrategia de planificación del servicio eléctrico.
La implementación del marco jurídico para
conservación de energía tampoco es alentadora.
Desde 1994, Costa Rica ha estado implementado programas de conservación de energía, pero
estos esfuerzos han sido considerados insuficientes, cortoplacistas, fragmentados y con ausencia
de dirección. Consecuentemente, los resultados
son poco visibles (Cepal, 2009). Dos ejemplos: (1)
Inaplicación de la ley 7447, Ley de Conservación
y Uso Racional de Energía: Esta es el principal
instrumento jurídico para la conservación de
energía; no obstante, 17 años después de su creación carece de un órgano de ejecución, por lo que
los grandes consumidores presentan las declaraciones de eficiencia energética voluntariamente y
la Dirección Sectorial de Energía no les da ningún seguimiento. El país cuenta con 15 estándares técnicos voluntarios para equipos eficientes
en lugar de un sistema de etiquetado tal y como
lo señala la Ley, y el Programa Nacional para la
Conservación de Energía (Pronace) no tuvo éxito
y actualmente está suspendido1. (2) Instrumentos
de política intermitentes e insuficientes: en abril
de 2011 el Gobierno anunció un plan de 12 medidas para reducir el consumo de hidrocarburos
(Villegas y Loaiza, 2011), por lo menos cinco de
las cuales tienen que ver con el consumo eléctrico,
y ninguna de ellas es novedosa2. Adicionalmente,
El tema de Pronace es interesante porque estaba liderado por una Comisión Nacional de Conservación de Energía (CNCE) que agrupaba a las instituciones claves
del sector energético y constituía el único espacio de coordinación, por lo que actualmente hay gran interés en
reactivarlo. Algunas de las razones por las cuales se considera que Pronace no funcionó son: (a) CNCE no tenía
presupuesto propio para implementar los proyectos, (b)
Pronace no tenía metas cuantitativas, por lo que no se
llevó a cabo ninguna evaluación, (c) falta de interés de los
participantes a quienes se les asignó una nueva responsabilidad sin ningún tipo de compensación (Chato, 2011).
2 Medidas: (a) mandato a las instituciones públicas de
apagar las luces durante la noche, (b) incentivar a las
familias a instalar paneles solares, (c) campaña de di1
Raquel Salazar
Manejo de la demanda eléctrica para aumentar la sostenibilidad del sector eléctrico en Costa Rica
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65
Diciembre 2012. Número 44
el Gobierno ha tratado de usar directivas para lograr ahorros de energía (por ejemplo la directriz 17
requiere de las instituciones públicas elaborar un
plan de ahorro energético), pero tiene un alcance
limitado ya que solo aplica al sector público. Además, su evaluación es complicada, por lo que no
se le da ningún seguimiento a su implementación.
Sobre la actuación del Ice y de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) en temas
de manejo de la demanda eléctrica hay algunas
diferencias. El Ice tiene una noción clara y sólida
de lo que significa un programa de manejo de demanda eléctrica, para él el manejo de esta es una
actividad comercial con visión a largo plazo que
le debe traer beneficios económicos a la empresa
y al cliente; además es una actividad que requiere
un conocimiento técnico avanzado donde el componente de evaluación de resultados es indispensable para la sostenibilidad del programa. Otro
aspecto interesante es que el Ice limita el enfoque
de manejo de demanda eléctrica a acciones de eficiencia energética. Actualmente, el Ice solo está
implementando programas de conservación de
energía. Internamente, en el ICE todavía existe
cierta percepción de que un programa de manejo
de la demanda eléctrica puede afectar el negocio
de las empresas eléctricas al reducir el volumen
de electricidad vendida.
Por su parte, parece que CNFL no tiene una
visión tan estricta sobre un programa institucional de manejo de la demanda eléctrica como el Ice,
pero tiene claro que es económicamente rentable
para la institución reducir el volumen de electricidad comprada al Ice en horas punta mediante
la reducción de la demanda eléctrica. Es por ello
que CNFL promueve el uso de tarifas horarias,
ofrece auditorías energéticas, y programas para
la sustitución de tecnologías. Sin embargo, CNFL
no evalúa la efectividad de estas acciones ni tiene
vulgación sobre ahorro energético, (d) impulso a ley para
extraer energía geotérmica de parques nacionales y (e)
sustitución de lámparas de alumbrado público.
66
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
un programa permanente de manejo de demanda
eléctrica con objetivos claros, cuantificables y de
largo plazo.
Por qué una política de
manejo de la demanda
eléctrica en Costa Rica
De conformidad con el Ministerio del Ambiente y Energía (Minaet) las acciones en manejo
de demanda eléctrica tienen un potencial de ahorro del 10-20% de la demanda eléctrica proyectada al 2015. Dicho porcentaje varía dependiendo
del grado de penetración de los equipos eficientes,
su uso y los ahorros en el manejo de carga (De la
Torre, 2010).
Un programa de manejo de la demanda
eléctrica podría traer múltiples beneficios al país,
a las empresas eléctricas y a los consumidores. A
la fecha no se ha generado la información para
cuantificar la mayoría de ellos, por lo que es difícil defender estos beneficios en concreto. A pesar de que lo anterior reduce significativamente
el atractivo de invertir en manejo de la demanda
eléctrica, es posible discutir su potencial en términos generales.
El costo de expansión del sistema eléctrico es cada vez más alto, lo cual se transmite al
usuario final en las tarifas eléctricas. El manejo
de la demanda eléctrica beneficia al país y a las
empresas eléctricas pues retrasa la necesidad de
expansión del sistema eléctrico, y también a los
consumidores, quienes podrían percibir una reducción de sus facturas eléctricas y/o un aumento
en la competitividad de sus negocios.
Actores claves del sector eléctrico nacional
han reconocido la relevancia de estudiar con más
detalle los siguientes beneficios: (1) liberación de
potencia para aprovechar mejor las oportunidades en el mercado eléctrico regional; (2) desarrollo de demanda por productos, servicios y programas en eficiencia energética; (3) retraso en la
Tendido eléctrico, Costa Rica. Alfredo Huerta
inversión para ampliar la capacidad del sistema
eléctrico nacional; (4) mejoría del factor de carga
del sistema eléctrico nacional; (5) reducción de los
costos de generación al disminuir los picos de consumo diarios y el problema estacional de energía,
y (6) reducción de emisiones de carbono.
Otros posibles beneficios que una política
en manejo de la demanda eléctrica puede generar son: (1) aumento de la seguridad energética
al reducir la dependencia del petróleo; (2) reducción de la necesidad de implementar planes
intermitentes para reducir el consumo de hidrocarburos cada vez que el precio del petróleo
sube de manera irregular; (3) posible reducción
de la incertidumbre al calcular la tarifas eléctricas; (4) facilitación del período de transición de
agotamiento de hidrocarburos; (5) socialización
de la responsabilidad en la solución del problema energético; (6) incremento de la habilidad de
los operadores para manejar el sistema eléctrico
nacional al reducir la congestión del sistema de
transmisión y distribución; (7) ayuda a los consumidores a reducir la factura eléctrica, y (8)
mejoramiento de la competitividad de los productos y servicios nacionales.
En el contexto internacional se está promoviendo el manejo de la demanda eléctrica no solo
como una fuente adicional de energía sino también como un mecanismo para integrar de mejor
manera las energías no convencionales y aumentar el valor de la generación distribuida. De esta
forma, las políticas energéticas modernas buscan
promover la generación distribuida y la utilización de energías limpias sobre una plataforma de
redes inteligentes e integrando medidas de manejo de la demanda eléctrica.
Obstáculos para
implementar una política
de manejo de demanda
eléctrica
En 2001 el Ice canceló un proyecto para desarrollar un programa de manejo de demanda
eléctrica. En ese momento esa institución no tenía
Raquel Salazar
Manejo de la demanda eléctrica para aumentar la sostenibilidad del sector eléctrico en Costa Rica
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Diciembre 2012. Número 44
la obligación ni los incentivos gubernamentales
para implementar un programa de esa naturaleza. Los proyectos de manejo de demanda eléctrica
debían ser económicamente rentables, y un conjunto de razones le dificultaron al Ice defender la
rentabilidad económica de esos programas. Esta
experiencia ilustra en gran medida los obstáculos
para desarrollar un programa de manejo de demanda eléctrica en Costa Rica.
Primeramente, las tarifas estaban muy
distorsionadas y el precio de la electricidad era
muy bajo, lo que dificultaba motivar a los usuarios a participar en los programas. Adicionalmente, el precio de los equipos eficientes era muy alto,
pues los incentivos fiscales para comprarlos habían sido derogados por la ley 8114. Asimismo,
la oferta de productos eficientes en el mercado
era muy baja. También había una ausencia de
estándares técnicos para certificar la eficiencia
energética de los equipos.
Consecuentemente, era muy difícil plantear programas de sustitución de equipo ineficiente, porque se requeriría subsidios muy altos.
Otra razón era el clima en Costa Rica, pues como
no hay inviernos ni veranos largos ni fuertes, en
comparación –por ejemplo- con países europeos,
la lista de medidas factibles de implementar con
un impacto importante y evidente en el consumo
sería comparativamente mucho más reducida que
–por ejemplo- en tales países. Por último, se consideraba que el sector residencial era el que ofrecía
mayor potencial de ahorro, sin embargo los costos
de transacción y agregación de un programa de
manejo de demanda eléctrica son altos, y el Ice no
tenía la tecnología, los recursos financieros ni la
capacidad administrativa para dar seguimiento a
los programas y evaluar los resultados.
Considerando lo anterior, parece razonable la posición del Ice en cuanto a que un programa de manejo de demanda eléctrica requiere
un esfuerzo muy grande para llevarlo a cabo institucionalmente sin apoyo del Gobierno y de un
68
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
marco jurídico apropiado. Actualmente, algunas
de las circunstancias mencionadas han mejorado,
por ejemplo: (1) la calidad y la oferta de productos en eficiencia energética han mejorado considerablemente; (2) los equipos y materiales que
promuevan la conservación y el uso racional de
la electricidad poseen un incentivo fiscal con la
puesta en vigencia de la ley 8829; (3) desde 2008
los precios de la electricidad han aumentado significativamente, por lo que la gente parece estar
prestando más atención al consumo eléctrico; (4)
empresas multinacionales están liderando procesos de eficiencia energética y motivando a empresas nacionales a hacer lo mismo, y (5) actualmente Costa Rica tiene 15 estándares voluntarios
para equipos de eficiencia energética y el Ice tiene
un laboratorio acreditado para certificar que los
equipos cumplen con los estándares.
Sin embargo, todavía hay obstáculos importantes:
3.
4.
1.
2.
Bajo precio de la electricidad: La señal de
precios es esencial para el manejo de la demanda eléctrica. El precio de la electricidad
no refleja el costo actual de la generación
eléctrica. El modelo de precios está basado
en las características del usuario y no en
los costos de producción ni los patrones de
consumo. Las tarifas de generación y distribución históricamente han respondido a razones sociales o políticas oportunistas pero
no a criterios técnicos. Desde 1990 el Ice y la
Autoridad Reguladora de Servicios Públicos
(Aresep) iniciaron un proceso de rebalanceo
de tarifas, el cual continúa pero es lento y
complicado porque es muy político (Salazar,
2011).
Falta de claridad sobre los beneficios e implicaciones de un programa nacional de
manejo de la demanda eléctrica: A niveles
estratégicos en reuniones informales en el
Ice y Minaet se ha reconocido que una estra-
5.
tegia de manejo de la demanda eléctrica es
ventajosa para Costa Rica, pero la falta de
cuantificación de su potencial le resta atractivo. Adicionalmente, en el país el concepto
de manejo de la demanda eléctrica suele limitarse a medidas de eficiencia energética,
para ayudar a reducir el nivel de carga y el
problema energético estacional. Sin embargo, se deja por fuera acciones para promover
el manejo de carga, que son útiles para reducir los picos diarios de consumo (Sauer et
al., 2001).
Ausencia de un marco jurídico estable que
promueva el manejo de la demanda eléctrica:
Las empresas eléctricas no están obligadas a
implementar acciones del lado de la demanda ni tienen incentivos para hacerlo. El marco actual se queda en promover la conservación de energía. No hay competencias claras,
no hay órgano ejecutor ni coordinador.
Ausencia de capacidad administrativa para
ejecutar políticas: Se percibe que los actores
del sistema están fragmentados y que nadie
toma la responsabilidad real por el conjunto. La Dirección Sectorial de Energía carece
de la capacidad administrativa y financiera
para monitorear y ejecutar programas, por
lo que los esfuerzos de conservación de energía son cortoplacistas y carentes de evaluación (Ramírez y Mora, 2010; Cepal, 2009).
Falta de recursos financieros: Este factor ha
sido un obstáculo para implementar acciones
de conservación de energía y también lo sería para implementar programas de manejo
de demanda eléctrica. Es muy evidente la
desconexión entre el discurso y la capacidad
humano-financiera de las autoridades competentes para llevar a los hechos el discurso.
Otros obstáculos que dificultan el avance de
políticas de manejo de la demanda eléctrica son:
6.
7.
8.
Estructurales: falta de un sistema de etiquetado y estándares que le faciliten al consumidor tomar decisiones informadas; falta
de incentivos económicos, y falta de experiencia del sector comercial bancario sobre
cómo estructurar y promover créditos.
Empresas eléctricas: percepción de que el
manejo de la demanda eléctrica afecta el
negocio de las empresas eléctricas al reducir la electricidad vendida; alta inversión
en tecnología y capacidad administrativa;
riesgo de planificar el servicio eléctrico considerando ahorros energéticos generados
por el manejo de la demanda eléctrica; falta
de conocimientos técnicos, y altos costos de
transacción y agregación para ver ahorros
energéticos significativos.
Usuario final: falta de conocimiento sobre
tecnologías y buenas prácticas; miedo de
costos ocultos; ausencia de una evaluación
comprensiva de sus beneficios, y potencial
de ahorro poco atractivo.
Acciones clave para
desarrollar una cultura
de manejo de demanda
eléctrica
El manejo de la demanda eléctrica es una
propuesta que requiere una visión a largo plazo,
ubicar al país y al sector eléctrico dentro de los retos globales de las próximas décadas y tener consciencia de que se deben analizar e implementar
nuevas estrategias para avanzar en la discusión
de reforma del modelo eléctrico.
Según se explicó anteriormente, el manejo
de la demanda eléctrica puede traer beneficios a
cada eslabón de la cadena de producción eléctrica:
generación, transmisión y distribución a los consumidores. En ese sentido, la propuesta es establecer un compromiso nacional de ahorro energético
Raquel Salazar
Manejo de la demanda eléctrica para aumentar la sostenibilidad del sector eléctrico en Costa Rica
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69
Diciembre 2012. Número 44
anual para obligar e incentivar a las empresas
eléctricas a implementar programas de manejo
de demanda eléctrica y así promover el desarrollo
de un mercado nacional de productos y servicios
en eficiencia energética mejorando la competitividad del sector eléctrico y del país en general.
Para llegar a ello se identificó una ruta que
apunta a crear las condiciones necesarias para
establecer un programa de manejo de la demanda
eléctrica en Costa Rica. Esta ruta de acción plantea seis pasos claves. Establecer una cultura de
manejo de demanda eléctrica es un proceso lento
y dinámico, las acciones están interrelacionadas
entre sí, por lo que no es un proceso lineal a pesar
de que así se describe:
1.
3
Establecer el tema de manejo de demanda eléctrica en la agenda política: La falta
de interés político puede estar relacionada
con el desconocimiento sobre las ventajas
de implementar acciones del lado de la demanda eléctrica. Para iniciar una discusión
constructiva y seria sobre las posibilidades
de implementar una política de manejo de
demanda eléctrica es recomendable: (a) generar un movimiento para congregar actores y grupos sociales interesados en hacer
presión política para generar un cambio
cultural dirigido al aprovechamiento más
eficiente de nuestros recursos eléctricos, y
(b) investigar sobre las ventajas de implementar programas de manejo de demanda
eléctrica3 y documentar su caso de negocios.
El manejo de la demanda eléctrica debe ser analizado
individualmente según cada uno de los actores. Por ejemplo, en el grupo de las empresas eléctricas hay grandes
diferencias entre la situación del Ice y el resto de las distribuidoras estatales y las cooperativas de electrificación
(porcentaje de generación eléctrica, volumen de clientes,
subsidios, áreas y sectores de distribución rural/urbano,
residencial/industrial). Consecuentemente, los beneficios
y los obstáculos para cada una de estas empresas pueden variar. Es necesario: recolectar información sobre
las necesidades, características y patrones de consumo
70
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
2.
3.
4.
Esta información es necesaria para construir confianza entre los reguladores, las
empresas eléctricas y otros actores interesados. Además, para sustentar el argumento
de que el manejo de la demanda eléctrica es
un recurso viable, costo-eficiente y una alternativa para complementar la estrategia
de expansión de generación.
Creación de un ente operativo encargado de
impulsar el manejo de la demanda eléctrica:
Una entidad interesada en impulsar continua y sistemáticamente las condiciones necesarias para desarrollar el manejo de la
demanda eléctrica es clave para que el tema
prospere. En ese sentido sería importante
garantizar la independencia política de la
organización y el financiamiento nacional
para el desarrollo de la agenda en manejo
de demanda eléctrica. Este ente también
debería tener capacidad técnica para supervisar la obtención de resultados de las acciones en manejo de la demanda eléctrica.
Precio de la electricidad: El proceso de corrección de tarifas debería continuar. Todavía hay subsidios que no consideran los
costos de distribución, generación y transmisión. Es evidente que la fijación de las tarifas es un tema muy sensible, pues impacta
las finanzas del Ice y la seguridad social del
país. Sin embargo, es ampliamente aceptado que las tarifas más eficientes son las que
mejor reflejan el costo real de generación y
se debe avanzar en ese sentido. Adicionalmente, es claro que un programa de manejo de la demanda eléctrica necesita señales
claras de precios para sostenerse.
Creación de un marco regulatorio para establecer ahorros energéticos: Quizás uno de
los temas más importantes de abordar en
de los consumidores, estudio de mercado y análisis de
penetración de tecnologías eficientes, análisis costo-beneficio de portafolios de generación con y sin programas de
manejo de la demanda eléctrica.
este nivel de discusión es el marco regulatorio para facilitar una cultura de gestión de la
demanda eléctrica; principalmente hay dos
enfoques: un marco basado en instrumentos
públicos y otro basado en la lógica del mercado. En el primero el Gobierno impone la
obligación de ahorro energético sobre actores
que no necesariamente tienen un incentivo
natural para desarrollar esta actividad; por
consiguiente, le concede a las empresas eléctricas incentivos para implementar acciones
en el lado de la demanda. Mientras que la
idea principal de una política de manejo de
demanda eléctrica desde una óptica de mercado es sentar la responsabilidad de generar ahorros energéticos en entidades que no
tengan pérdidas financieras si el consumo de
electricidad se reduce; los actores que reciben la mayor responsabilidad de implementar acciones para gestionar la demanda tienen una motivación financiera para hacerlo,
por lo que no hay recuperación de costos a
través de tarifas ni apoyo económico del Gobierno. Es claro que la realidad no se arregla
con una ley, muestra de lo cual es la inefectividad de la Nº 7447. Sin embargo, incluir
en una ley la obligación de gestionar la demanda y el establecimiento de metas cuantitativas de ahorro energético mostraría de
forma inequívoca el compromiso del Gobierno de apoyar una cultura eléctrica que tenga
como pilar lograr una demanda eléctrica más
eficiente. Además, genera mayor estabilidad
y evita la intermitencia de programas por
cambios de Gobierno. Lo anterior a su vez da
seguridad a las empresas eléctricas y a los
consumidores sobre el futuro, lo cual podría
contribuir a reducir la inacción. También
ayudaría a establecer una línea política clara
para desarrollar otras acciones complementarias. Obligaría a las empresas distribuidoras a abandonar la planificación tradicional
centrada en extender la capacidad de gene-
5.
6.
ración y moverse a incorporar otras formas
más modernas de planificación. Por último,
la ley podría asegurar financiamiento a largo
plazo, que es un elemento esencial para desarrollar un modelo eléctrico que incluya el
manejo de la demanda.
Financiamiento: Señales de precio adecuadas, políticas apropiadas y la creación de un
ente operador no son suficientes para crear
una cultura de manejo de la demanda eléctrica. Principalmente se necesita voluntad
política para destinar financiamiento permanente y permitir la implementación del
marco jurídico. Las posibilidades de financiamiento e incentivos están relacionadas con el
enfoque político para implementar programas de gestión de la demanda eléctrica. Hay
dos posibilidades: (a) dar a los actores obligados mecanismos de recuperación y (b) no
facilitar ninguno de estos mecanismos, pero
invertir en crear las condiciones para fomentar el desarrollo del mercado de productos y
servicios en eficiencia energética.
Otras medidas complementarias: Es importante trabajar en otras medidas para
facilitar la implementación de acciones en
el lado de la demanda eléctrica: desarrollo
de mecanismos de comunicación como estándares y etiquetas, regulaciones de eficiencia energética para edificios y acuerdos
voluntarios. Adicionalmente, continuar con
investigación para identificar las barreras
del mercado y evaluar su magnitud con el
objetivo de determinar si es posible diseñar
políticas públicas para reducir esas fallas de
mercado sin comprometer el bien común.
Conclusión
Para mejorar la sostenibilidad del sistema
energético nacional se requiere algo más que asegurar la expansión de la capacidad de generación.
Raquel Salazar
Manejo de la demanda eléctrica para aumentar la sostenibilidad del sector eléctrico en Costa Rica
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71
Diciembre 2012. Número 44
No hay una única solución, se necesita una estrategia multidimensional que integre en la planificación del servicio eléctrico estrategias del lado
de la oferta y la demanda.
La sostenibilidad del futuro energético
apunta a la integración de redes inteligentes, la
generación distribuida, la alta penetración de
energías renovables no convencionales y las tecnologías eficientes. Contar con una política de
manejo de la demanda eléctrica con visión de largo plazo puede ser un buen marco para alinear
esas estrategias y así facilitar su implementación
e integración. Por ello, si la gestión de la demanda eléctrica no se incluye como un componente
esencial del nuevo modelo eléctrico, desde ya el
esquema está atrasado.
Lograr que se reconozca la importancia de
desarrollar un sistema eléctrico que incluya como
uno de sus componentes esenciales la gestión de
la demanda es un reto grande pero atractivo. Es
preciso buscar nuevos enfoques para avanzar en
la discusión; el manejo de la demanda eléctrica
podría ser un punto de encuentro y un motor de
cambio en el debate energético, pues podría traer
beneficios para los diferentes grupos de interés.
Trabajar el tema a nivel de política pública es necesario, pues hay un efecto cascada. Primeramente, es clave que el Estado establezca las
condiciones macro para obligar o incentivar a las
empresas eléctricas a implementar un programa
de manejo de demanda eléctrica, y que ellas a su
vez promuevan acciones del lado de la demanda
en el usuario final.
En este artículo se ha discutido el potencial
de incorporar la lógica del manejo de la demanda
eléctrica como elemento esencial en el sistema de
planificación del sector eléctrico y posibles acciones para desarrollar una cultura alineada con esa
lógica. No obstante, la acción más inmediata es
crear interés por discutir la conveniencia o no de
desarrollar este paradigma.
72
La teoría de manejo de la demanda eléctrica
es un tema que como mínimo merece ser discutido seriamente. Atrevámonos a investigar nuevas
alternativas para mejorar la sostenibilidad de
nuestro modelo eléctrico. Costa Rica ha sido líder
regional en temas de energía, ¿por qué renunciar
a esa posición?
Referencias bibliográficas
Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). (2009). Situación y perspectivas de la eficiencia energética en América Latina y El Caribe. Chile:
Cepal.
Chato, L. (2011). Diagnóstico del Pronace 2003-2008 y aportes para un nuevo Pronace. Borrador Final. Sin publicar.
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para nuestro país. San José: Minaet.
Gehring, K. (2002). Can Yesterday’s Demand-Side Management Lessons Become Tomorrow’s Market Solutions?
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Gellings, C. (1995). Then and now. The perspective of the
man who coined the term ‘DSM’. Energy Policy. Pp.
285- 288.
Ice (Instituto Costarricense de Electricidad). (2009). Plan de
expansión de generación eléctrica. Período 2010-2021.
San José: Ice.
Ramírez, A. y Mora, F. (2010). Política pública sobre materia
ambiental en Costa Rica: ordenamiento territorial y
energía, 2009. San José: Estado de la Nación.
Salazar, R. (2011). Demand side management in Costa Rica:
Exploring regulatory measures for its implementation. Suecia: IIEEE.
Sani, S. (2004). Conservation vrs. Generation. ReFocus. Pp.
52–54.
Sauer, S., Seger, S., Herrera, A. y Chen-Apuy, L. (2001) Demand-side management for the residential sector of
the San José, Costa Rica, metropolitan region. Energy for Sustainable Development, vol. 3. Pp. 60–80.
Villegas, J. y Loaiza, V. (2011, marzo 6). Gobierno ampliará horario de restricción vehicular en San José. La
Nación. Disponible en: http://www.nacion.com/201104-06/ElPais/NotasSecundarias/ElPais2739285.aspx
Wikler, G. (2000). Policy Options for Energy Efficiency Initiatives. The Electricity Journal. Pp. 61–68.
Yu, Y. (2010). Policy redesign for solving the financial bottleneck in demand side management in China. Energy
Policy. Pp. 6101–6110.
NORMAS MÍNIMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE
ARTÍCULOS A LA REVISTA AMBIENTALES CON
VISTAS A SU PUBLICACIÓN
Formato de presentación
El artículo ha de ser presentado
en soporte informático –a espacio sencillo– en lenguaje Word.
Resumen y abstract
El artículo debe estar precedido
por un resumen de no más de
120 palabras (no debe contener
información adicional al artículo, ni debe ser de presentación de
él, sino meramente resumen) con
su traducción al inglés, o sea, el
abstract..
Palabras claves y key words
Debajo del resumen habrá de
colocar las palabras clave; debajo del abstract las key words
que indiquen al lector los temas
principales del documento.
Tamaño
El artículo no debiera exceder
las 9 000 palabras (lo que vendría a ser, digamos, unas 12
páginas tamaño carta a espacio
sencillo escritas en letra Times
New Roman tamaño 11).
Apoyos gráficos
Las figuras e ilustraciones coloreadas que el artículo contuviera habrán de ser entregados
en dos versiones, ambas en for-
Raquel Salazar
Normas editoriales
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mato JPG: la primera en alta
resolución, en blanco y negro, y
la segunda en mediana resolución y a color (esta última para
la versión digital de la revista).
Respecto de tales figuras e ilustraciones es importante que en
el texto venga señalado, entre
corchetes, los lugares en que
preferiblemente deben aparecer.
Los cuadros sí pueden entregarse en el mismo archivo del texto
del artículo en lenguaje Word.
A los gráficos, figuras, cuadros
e ilustraciones que se incluya
debe corresponder una o varias
referencia(s) en el texto.
Estilo de los subtítulos
En el artículo puede haber subtítulos de tres rangos distintos
–todos escritos en minúsculasque deben distinguirse claramente:
 Los subtítulos de primer
rango deberán escribirse en letra relativamente
grande.
 Los de segundo rango en
letra de tamaño menor que
la de los de primer rango,
pero más grande que la del
texto del artículo, y en negrita.
 Los de tercer rango en letra
del mismo tamaño que la
del texto del artículo y en
cursivas (sin negrita).
Citas textuales
Citas textuales no han de ponerse en cursivas, ni usando sangría ni en párrafo aparte, sino
entrecomillando.
Notas al pie de página
Aparte de las referencias bibliográficas, y solo en casos imprescindibles, podrá hacerse notas
a pie de página con el fin de ir
aclarar o ampliar lo muy necesario al lector.
Uso de cursivas y uso (excepcional) de comillas (nunca
negritas, ni subrayado)
Se usará cursivas para enfatizar
conceptos, pero no negritas ni
subrayado ni mayúsculas. Vocablos no aceptados por la Real
Academia Española de la Lengua han de escribirse también
en cursivas.
Uso de números y unidades
de medida
Cuando las cantidades sean escritas numéricamente ha de
73
Diciembre 2012. Número 44
usarse un espacio en blanco
para separar los grupos de tres
dígitos en la parte entera del número.
Las unidades de medida, en caso
de consignarse abreviadamente,
habrán de escribirse en singular
y en minúsculas. Ejemplo: “... la
bestia, de 100 k de peso, recorrió
90 m antes de caer exangüe...”.
En cualquier cifra con decimales, entre estos y las unidades se
usa coma (esto rige también en
cuadros y figuras).
Las unidades de medida, en caso
de consignarse abreviadamente,
habrán de escribirse en singular
y en minúsculas.
Uso de acrónimos
Los acrónimos lexicalizados y devenidos nombres propios (como Unesco y Minaet, por
ejemplo) se escriben con solo la
letra inicial en mayúscula. Los
acrónimos lexicalizados que son
nombres comunes (como ovni y
mipyme, por ejemplo) se escriben con todas las letra minúsculas. Los acrónimos no lexicalizados y que, por tanto, se leen destacando cada letra por separado
(como UCR y FMI, por ejemplo)
se escriben con todas las letras
mayúsculas.
Originalidad
Los artículos publicados en la revista deben de ser estrictamente
originales, es decir, no pueden
haber sido publicados con anterioridad en ninguna otra revista
o medio de comunicación escrito.
74
Revista Semestral de la Escuela de Ciencias Ambientales
Información del autor
Dado que la revista, en la primera página de cada artículo hace
una muy breve presentación del
autor, en dicha página, abajo del
nombre del autor, habrá de consignarse la especialización científica y los cargos –académicos,
gubernamentales o de otro tipo–
de él. Ejemplo: El autor, biólogo
especialista en manejo de vida
silvestre, es director del Instituto de Investigaciones sobre Animales Hipotéticos.
Referencias
bibliográficas
(dentro del texto)
A partir del Manual de la American Psychological Association
(APA) (2010), se exponen los siguientes lineamientos con respecto a la citación de referencias
bibliográficas.
Existen dos modalidades de presentación para las referencias
bibliográficas intercaladas en el
texto:
Acuña (2008) asegura que el sistema de áreas protegidas.
Los problemas ambientales han
resultado el principal foco de
conflicto (Morales, 2009).
1. Obra con un autor
Entre paréntesis, se coloca el
apellido del autor al que se hace
referencia separado por una
coma del año de publicación de
la obra:
(Pacheco, 1989)
2. Obra con múltiples autores
Cuando la obra posee dos autores, se citan ambos siempre, separados por la conjunción “y”:
(Núñez y Calvo, 2004)
Cuando la obra posee tres, cuatro o cinco autores, se cita todos
los autores en la primera referencia; posteriormente, solo se
coloca el apellido del primer autor seguido de “et al.”, sin cursiva y con punto después de “al.”:
(Pérez, Chacón, López y Jiménez, 2009) y luego, (Pérez et al.,
2009)
3. Obra con autor desconocido o
anónimo
Si la obra carece de autor explícito habría que consignar, en vez
de este, entre comillas las primeras palabras del título: (“Onu
inquieta”, 2011). Otra opción es
colocar el nombre del volumen
en que va contenida y, seguidamente, la fecha de publicación,
separada por una coma: La Nación (2011).
Solo cuando se incluye una cita
textual debe indicarse la(s)
página(s):
(Pérez, 1999, p. 83)
Presentación de la bibliografía
Al final del artículo, debajo del
subtítulo Referencias bibliográficas –que es de segundo rango
(ver arriba), habrá de consignarse todas las obras referenciadas,
en letra un tanto menor que la
del texto del artículo.
1. Libro
Primero se anotará el apellido
del autor, luego, precedido de
una coma, la inicial de su nombre; después, e inmediatamente luego de un punto, el año de
publicación de la obra entre
paréntesis; seguidamente, y en
cursivas, el título de la obra;
posteriormente, y después de un
punto, el lugar de publicación de
la obra (si la ciudad es internacionalmente conocida no hace
falta señalar el país; pero si no,
solo el país), y, finalmente, antecedido por dos puntos, el nombre
de la editorial:
Pérez, J. (1999). La ficción de las
áreas silvestres. Barcelona: Anagrama.
2. Artículo contenido en un libro
Se enuncia el apellido del autor
seguido de una coma y la inicial
del nombre con un punto; inmediatamente, entre paréntesis,
la fecha y, fuera ya del paréntesis, un punto. Enseguida ha de
ponerse la preposición “En”, y,
luego, el apellido seguido de una
coma y la inicial del nombre del
editor o compilador de la obra;
entre paréntesis “Ed.” o “Comp.”
como sea el caso; inmediatamente, separado por una coma se
indica el nombre del libro con
cursivas y, entre paréntesis, las
páginas del artículo precedidas
por la abreviatura “p.” o “pp.”
seguido de un punto; posteriormente, el lugar de publicación
de la obra, y, antecedido por dos
puntos, la editorial:
Mora, F. (1987). Las almitas. En
Ugalde, M. (Ed.), Cuentos fantásticos (pp. 12-18). Barcelona:
Planeta.
3. Artículo contenido en una revista
Se indica el apellido del autor;
precedido por una coma, se coloca la letra inicial de su nom-
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bre; luego de un punto, entre
paréntesis, la fecha y un punto;
el título del artículo finaliza con
punto. El nombre de la revista
se enuncia en cursivas, lo mismo
que el número de volumen, separado de este por una coma; posteriormente, delimitado por paréntesis, se indica el número de
la edición, que se separa por una
coma de las páginas que constituyen el artículo, en seguida, se
coloca el punto final:
Fernández, P. (1999, enero). Las
huellas de los dinosaurios en
áreas silvestres protegidas. Fauna prehistórica, 6(39), 26-29.
4. Artículo contenido en un periódico
Si la referencia fuera a un diario
o semanario, habría de procederse igual que si se tratara de una
revista, con la diferencia de que
la fecha de publicación se consignará completa iniciando con el
año, separado por una coma del
nombre del mes y el día, todo entre paréntesis. Antes de indicar
el número de página se coloca la
abreviatura “p.” o “pp.”:
Núñez, A. (1999, marzo 16). Descubren vida inteligente en Marte. La Nación, p. 3A.
5. Autores múltiples
Cuando el texto referenciado
tenga dos autores, el apellido
de cada autor se separa por una
coma de la inicial de su nombre;
además, entre un autor y otro se
pondrá la conjunción “y”:
Otárola, A. y Sáenz, M. (1985).
La enfermedad principal de las
vacas. San José: Euned.
Tratándose de más de tres autores, se coloca el apellido de cada
autor separado por una coma de
la inicial de su nombre con un
punto; y, entre uno y otro autor
media una coma. Antes del último autor se coloca la conjunción
“y”:
Rojas, A., Carvajal, E., Lobo, M.
y Fernández, J. (1993). Las migraciones internacionales. Madrid: Síntesis.
6. Material en línea
En caso de que el material consultado provenga de internet, la
referencia se realiza en el mismo
orden y con los mismos elementos de una fuente impresa y, al
final, precedido por un punto, se
coloca la frase “disponible en”
seguido de la dirección electrónica, sin punto al final.
Es necesario consignar la fecha
de visita a la página web que
se cita en los casos en que esta,
por su “política editorial”, suela
transformar o suprimir sus contenidos inopinadamente:
Brenes, A. y Ugalde, S. (2009,
noviembre 16). La mayor amenaza ambiental: dragado del río
San Juan afecta el río Colorado
y los humedales de la zona. La
Nación. Disponible en http://
wvw.nacion.com/ln_ee/2009/
noviembre/16/opinion2160684.
html
7. Sin autor ni editor ni fecha
Si el documento carece de autor
o editor, se colocará el título del
documento, al inicio de la cita. Al
no existir una fecha, se especifi-
75
Diciembre 2012. Número 44
cará entre paréntesis “s.f.”, abreviación de sin fecha. La fuente se
indica anteponiendo “en”.
En caso de que la obra en línea
haga referencia a una edición
impresa, incluya el número de la
edición entre paréntesis después
del título:
Heurístico. (s.f.). En diccionario
en línea Merriam-Webster’s (ed.
11). Disponible en http://www.mw.com/dictionary/heuristic
Titulares Revista Voces Nuestras. (2011, febrero 18). Radio
Dignidad, 185. Disponible en
http://www.radiodignidad.org/
index.php?option=com_conte
nt&task=view&id=355&Item
id=44
Existe la posibilidad de utilizar
los paréntesis cuadrados para
aclarar cuestiones de forma, colocándolo justo después del título, y poniendo en mayúscula la
primera letra: [Brochure] , [Podcast de audio], [Blog], [Abstract],
etcétera:
Cambronero, C. (2011, marzo
22). La publicidad y los cantos
de sirena. Fusil de chispa [Blog].
Disponible en http://www.fusildechispas.com
76
Comunicaciones personales
o entrevistas
La mención en el texto de comunicaciones personales o entrevistas se hará así: luego de una
apertura de paréntesis se consigna la inicial del nombre, se coloca un punto seguido del apellido
del entrevistado, sucedido éste,
inmediatamente, por una coma
y, posteriormente, por la frase
“comunicación personal”; luego
se coloca el nombre del mes y el
día, que se separa con una coma
del año en que se efectuó la comunicación cerrando, entonces,
el paréntesis:
(L. Jiménez, comunicación personal, septiembre 28, 1998)
Las comunicaciones personales
no se consignan en la sección de
“Referencias bibliográficas”.
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