Jurisdicción: Social Recurso de Suplicación núm. 1779/2005. Ponente: Ilmo. Sr. D. José María Benavides Sánchez Molina DESPIDO PROCEDENTE: faltas de puntualidad o de asistencia: ausencias injustificadas: erróneo cómputo del plazo de incorporación tras el parto; nulo: desestimación: ausencia de discriminación: concurrencia de causas disciplinarias. El TSJ desestima el recurso de suplicación interpuesto por la parte actora contra Sentencia del Juzgado de lo Social núm. 5 de Málaga, de fecha 01-03-2005, en autos promovidos sobre despido. En Málaga, a 27 de octubre dos mil cinco. La Sala de lo Social en Málaga del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, compuesta por los Ilmos. Sres. citados al margen y EN NOMBRE DEL REY ha dictado la siguiente: SENTENCIA En el recurso de Suplicación interpuesto por Ángeles, contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social núm. 5 de Málaga, ha sido ponente la Ilmo. Sr. D. Jose Maria Benavides Sanchez de Molina. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO Que según consta en autos se presentó demanda por Ángeles, sobre DESPIDO, siendo demandado Roberto Verino Difusión SA y parte el Ministerio Fiscal, habiéndose dictado sentencia por el Juzgado de referencia en fecha 1-3-05, en los términos que se recogen en su parte dispositiva. SEGUNDO En la sentencia aludida se declararon como hechos probados los siguientes: I.-Que por Dª Ángeles, mayor de edad con D.N.I NUM000, con Domicilio en Marbella, ha venido prestando servicios para la empresa Roberto Verino Difusión S.A desde el 23 de enero de 2002, con la categoría de dependiente en el centro de trabajo sito en Marbella y percibiendo una retribución de 845, 15 euros mensuales incluida prorrata de pagas extra. II.-Que la actora estuvo en situación de incapacidad laboral transitoria desde el 17 de junio de 2003 al 11 de junio de 2004, fecha en la que causó alta; el día 12 de junio de 2004 dio a luz, disfrutando del permiso de maternidad. III.-El día 13 de octubre inicia un proceso de incapacidad temporal, aportando un familiar la baja en el centro de trajo. IV.-La empresa despide a la actora el día 29 de octubre de 2004, mediante carta de fecha 28 de octubre de 2004, por incumplir la normativa sobre la entrega de partes de baja y su confirmación, y por ausencia injustificada a su puesto de trabajo desde el día 2 de octubre hasta el día 13 de octubre. (obra en autos y se da por reproducida). V.-Que se ha celebrado acto de conciliación ante el CMAC con fecha 10 de diciembre de 2004, en virtud de demanda formulada el día 26 de noviembre de 2004, con el resultado de intentada sin efecto. VI.-La demanda se ha presentado con fecha 10 de diciembre de 2004. TERCERO Que contra dicha sentencia anunció Recurso de Suplicación la parte demandante, recurso que formalizó, siendo impugnado de contrario. Recibidos los autos en este Tribunal se proveyó el pase de los mismos a ponente para su examen y resolución. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO Contra la sentencia de instancia que desestima la demanda deducida por la actora en reclamación por despido, la representación letrada de la trabajadora interpone recurso de suplicación que articula en un único motivo amparado en el apartado c) del art. 191 de la Ley de Procedimiento Laboral ( RCL 1995, 1144, 1563) en orden al examen y revisión del derecho aplicado. Por el primer motivo de censura jurídica la parte recurrente denuncia infracción de los arts 53-4 y 55-5 del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) según la reforma introducida por la Ley 39/99 de 5 de noviembre ( RCL 1999, 2800) de conciliación de la vida familiar y laboral de personas trabajadoras y jurisprudencia recaída sobre la materia con cita de la sentencia del TS Sala 4ª de fecha 26-2-04 ( RJ 2004, 1013) , en relación con el art. 48-4 del Estatuto de los Trabajadores. Sostiene que la actora disfrutó de un descanso de maternidad por una duración de 16 semanas entre los días 12 de junio y 12 de octubre de 2004, fecha a partir de la que percibía la situación legal de protección al entregar un parte de baja por incapacidad temporal de fecha 13 de octubre siguiente, tras lo cual la empresa le remite carta de despido disciplinario el día 29 de octubre alegando ausencia injustificada al trabajo entre los días 2 y 13 de octubre. Entiende que la controversia no es esa presunta falta de asistencia sino el despedirla incurriendo en causa de discriminación y de protección a la trabajadora en situación legal de maternidad, solicitando se declare nulo dicho despido. Motivo de censura jurídica que no procede acoger, la Sala tiene declarado con reiteración que cuando se invoque por el trabajador que un despido es discriminatorio o lesivo de cualquier derecho fundamental, aportando para ello indicios que generen una razonable sospecha, apariencia o presunción a favor del alegato discriminatorio, incumbe al empresario la prueba de la existencia de un motivo razonable del despido. No se le impone que pruebe la no discriminación o la no lesión del derecho fundamental, sino que acredite la existencia de los hechos motivadores de la decisión extintiva, así como su entidad desde el punto de vista de la medida extintiva adaptada, de manera que, cuando se ventila un despido «pluricasual», en el que confluyen una causa, fondo o panorama discriminatorio y otros eventuales motivos concomitantes de justificación, es válido para excluir que el mismo pueda considerarse discriminatorio o contrario a los derechos fundamentales que el empresario acredite que la causa alegada tiene una justificación objetiva y razonable que permita excluir cualquier propósito discriminatorio o contrario al derecho fundamental invocado. En otras palabras, en aquellos casos en que la trascendencia extintiva es susceptible de distinta valoración, el empresario ha de probar, tanto que su medida es razonable y objetiva, como que no encubre una conducta contraria a un derecho fundamental, debiendo alcanzar necesariamente dicho resultado probatorio, sin que baste el intentado. Todo ello con base en el criterio expuesto en la sentencia del Tribunal Constitucional núm. 135/1990 ( RTC 1990, 135) , citada en la mencionada de la Sala. En el caso de autos, partiendo del relato histórico de la sentencia impugnada firme por incombatido, consta que la actora estuvo en situación de ILT desde el 17-6-03 al 11 de junio de 2004, fecha en que causó alta; el día 12 de junio de 2004 dio a luz, disfrutando de un permiso de maternidad y que el día 13 de octubre siguiente inició un nuevo proceso de incapacidad temporal, aportando un familiar la baja al centro de trabajo. Es cierto que el sistema instaurado por Ley 39/99 incorpora una protección más intensa que la que deriva de la doctrina del TC y de los arts. 96 y 179.2 LPL sobre distribución de la carga de la prueba en supuestos en que se alegue la violación de derechos fundamentales, como ya lo apunta la STC 17/03 ( RTC 2003, 17) aunque no aplica la Ley 39/99 por razones temporales. Las posibilidades de calificación quedan reducidas a la procedencia o la nulidad, sin la intermedia de la improcedencia, lo que constituye una medida de protección reforzada para las trabajadoras embarazadas y para los trabajadores que ejercen derechos laborales vinculados a exigencias familiares. No es preciso ya en estos casos acreditar indicios, sino que basta con demostrar la condición de gestante o hallarse en el disfrute de cualquiera de esos derechos especialmente protegidos, sin que el demandante tenga que ocuparse de acreditar ninguna otra circunstancia. Por lo que se refiere a la carga de la prueba que incumbe al demandado, debe probar precisamente la concurrencia de la causa de extinción alegada, la cual por supuesto debe ser ajena al embarazo y al disfrute de los permisos y excedencias regulados en la Ley. Ya no bastará la demostración de un motivo que no justifique totalmente la decisión del empresario para excluir la calificación de nulidad. Pero para que pueda operar tal protección es necesario que se dé el supuesto de hecho previsto en la Ley, es decir, que se produzca el despido durante alguna de las situaciones que se relacionan en el art. 55.5.b) del ET. Sólo en tal caso es de aplicación esta nueva y reforzada protección, porque la Ley tutela de manera más intensa estas situaciones y derechos relacionados con la maternidad o paternidad, cuidado de hijos, o de menores o familiares en determinados casos. Pero si el despido no se ha producido en coincidencia temporal con los supuestos protegidos por la Ley no es aplicable este sistema y hay que acudir, si se entiende que ha habido lesión de derechos fundamentales, al método de distribución de carga de la prueba conforme a lo anteriormente expuesto. Como se ha indicado, el despido de la actora tuvo lugar meses después de la terminación de la suspensión por maternidad y sin que se hallase la demandante disfrutando de reducción de jornada o excedencia conforme requiere el art. 55.5.b) en relación con los arts. 37.4 y 5 y 46.3 del ET ( RCL 1995, 997) . Por ello ha de desestimarse el motivo articulado. SEGUNDO Como segundo motivo de censura jurídica denuncia la parte recurrente infracción del art. 54-2 a) del Estatuto de los Trabajadores ( RCL 1995, 997) respecto a las presuntas faltas repetidas e injustificadas de asistencia al trabajo de la actora entre los días 2 al 13 de octubre de 2004, ya que según el citado precepto para que sean causa de despido disciplinario han de darse dos requisitos, la gravedad y la culpabilidad y en el presente supuesto la actora se encontraba en la creencia que se encontraba en tales fechas aún disfrutando del permiso de maternidad de cuatro meses como pensaba y no de 16 semanas, incorporándose en la fecha que creía correcta, por lo que no se dan dichos requisitos, debiéndose aplicar la teoría gradualista que establece la jurisprudencia acudiendo al criterio la proporcionalidad a la hora de aplicar la presente falta cometida. Tampoco procede estimar esta petición subsidiaria de declaración de improcedencia del despido de que ha sido objeto, La sanción de despido al ser la última en trascendencia y gravedad de entre las que pueden imponerse, ha de ser reservada para los supuestos de incumplimiento contractual del trabajado dotado de gravedad y culpabilidad en términos de violación trascendente de un deber de conducta ( SSTS 20 marzo 1991 [ RJ 1991, 1882] y 28 junio 1988 [ RJ 1988, 5486] ), partiendo de la idea cardinal de que los «más elementales principios de justicia exigen una perfecta adecuación entre el hecho, la persona y la sanción, con pleno y especial conocimiento del factor humano» ( STS de 21 marzo 1988 [ RJ 1988, 2333] ), de tal forma que en la valoración de esta conducta no cabe emplear criterios objetivos, sino que han de ponderarse de manera particularizada todos los aspectos concurrentes (subjetivos y objetivos), aplicando un planteamiento individualizador y valorativo de las peculiaridades de cada caso concreto, teniendo en cuenta los antecedentes y circunstancias coetáneas, que enjuicie la infracción de manera gradualista y buscando la necesaria proporción ante la infracción y sanción; pero ello partiendo de la idea cardinal de que el contrato de trabajo sujeta a las partes al mutuo deber de acomodar su comportamiento a las exigencias derivadas del principio único de la buena fe, que es elemento normativo delimitador del contenido obligacional derivado del contrato de trabajo y que impone una conducta arreglada a pautas de lealtad, honradez, probidad y de respeto a la confianza que legítimamente el uno deposita en el otro, conforme evidencias los arts. 5.a) y 20.2, 21 febrero 1991, 20 marzo 1991, 16 mayo 1991 ( RJ 1991, 4171) , 2 abril 1992 ( RJ 1992, 2590) , 10 diciembre 1992 ( RJ 1992, 10074) ). A los efectos de valorar la gravedad y culpabilidad de la infracción pasan a un primer plano la categoría profesional, la responsabilidad del puesto desempeñado y la confianza depositada, agravando la responsabilidad del personal directo ( SSTS de 12 mayo 1988 [ RJ 1988, 3615] y 19 diciembre 1989 [ RJ 1989, 9250] ). Ahora bien se trata de determinar si la falta calificada como muy grave puede ser objeto de justificación o atemperase de la gravedad, puesto que el empresario, por su parte, no tiene que acreditar otra cosa que la realidad de la ausencia del trabajador en los días correspondientes y que son causa de su incumplimiento, siendo, por tanto, el empresario quien soporta el «onus probandi» de cada una de las faltas cometidas, aunque no le corresponde indagar el motivo de la ausencia. Corresponde, en cambio al trabajador la prueba de esa justificación por ser quien la alega, finalmente se destaca, en cuanto a la justificación de la inasistencia, la necesidad de comunicación previa, calificándose de injustificadas las ausencias habidas sino existe imposibilidad objetiva y demostrada para ello. TERCERO Los hechos declarados probados imponen como conclusión jurídica que la trabajadora ha incurrido en las faltas injustificadas al trabajo que se le imputan y que el despido ha de calificarse como procedente, conforme a los arts. 54.2 y 55.3 del ET ( RCL 1995, 997) , puesto que los hechos describen, lo cual justifica cumplidamente la sanción impuesta, al haber incurrido en el incumplimiento, grave y culpable, de su deber de trabajar, por el tiempo (al menos diez días) que señala la narración; sin que en modo alguno pueda imputarse a la empresa, ni precipitación ni oportunismo para sancionar con el despido, pues el erróneo computo del plazo de incorporación tras el parto no tienen por qué perjudicar al empresario y si precisaba de mayor tiempo de ausencia, debió solicitarla en debida forma, y no faltar al trabajo como así hizo, cuyos acertados fundamentos asume la Sala. FALLAMOS Que debemos desestimar y desestimamos el recurso de suplicación promovido por la representación letrada de Ángeles, contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social núm. 5 de Málaga de fecha 1-3-05, en autos seguidos a instancias de dicha parte recurrente contra Roberto Verino Difusión SA, siendo parte el Ministerio Fiscal, sobre DESPIDO, y en consecuencia debemos confirmar y confirmamos la sentencia recurrida. Notifíquese esta resolución a las partes y al Ministerio Fiscal advirtiéndoles que contra la misma cabe Recurso de Casación para la Unificación de Doctrina ante la Sala 4ª del Tribunal Supremo, el que deberá prepararse en el plazo de los diez días siguientes a la notificación de este fallo. Líbrese certificación de la presente sentencia para el rollo a archivar en este Tribunal incorporándose el original al correspondiente libro. Así por esta nuestra sentencia, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.