Descargamos - Voces de Colombia

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Voces
de Colombia
Cronicas y semblanzas en medio de la guerra
Voces de Colombia
Crónicas y semblanzas en medio de la guerra
editorial
contenido
Primera edición: mes y año
Derechos de reproducción
Editorial, año
Presentación
7
Introducción
9
Mugrosito
1 3
A Roque
2 9
Crónica de una batalla perdida
3 3
Julián
4 5
País de impresión
Impresores
Oliver
4 9
ISBN
Jenny
6 1
Este libro se compuso en caracteres
BaskervilleT, Trebuchet MS y Calligraphic 810 BT
Poesía
6 9
Presentación
El libro “Voces de Colombia, crónicas y semblanzas en medio de la guerra” es una posibilidad
excepcional para investigadores sociales y lectores,
interesados en conocer con una mirada desde adentro, la vida de la guerrilla “Ejército de Liberación Nacional” de Colombia y a su vez darse la oportunidad
de conocer el conflicto que vive éste país a través de
sus protagonistas.
El siguiente texto recoge seis diferentes historias,
ninguna de ellas fué alterada, la intensión ha sido la
de brindarle a los lectores la posibilidad de conocer
la vida guerrillera desde el interior con sus descarnados relatos de combates, ajusticiamientos, la vida
interna de la guerrilla y su relación con la comunidad, algunas de ellas se entrecruzan: muestran la
mirada de estudiantes que deciden incorporarse a
la lucha guerrillera, sus motivaciones y aspiraciones,
también una autobiografía de un militante del ELN,
hombres que aprenden a leer en la guerrilla, y que
nos permiten una manera de entender y crearse una
opinión propia del conflicto en que se debate Colombia en los últimos 50 años, para así entender uno de
los escenarios más conflictivos en la América latina
de hoy, que se puede convertir en la piedra de toque
para un conflicto de insospechada magnitud.
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Introducción
Colombia, país con algo más de 40 millones de
habitantes y con una vida como república de 190
años, se ufana de ser una de las democracias más
estables en toda América Latina sólo alterada, tres
años, por una dictadura militar a lo largo del siglo
XX. Ha sido el escenario para la irrupción de varios
grupos guerrilleros desde la década de los sesenta.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc–ep (1963) y el Ejército de Liberación Nacional
ELN (1964), estos dos grupos Insurgentes, el primero
nació como autodefensa campesina liderada por el
partido comunista. El segundo de tendencia guevarista bajo el influjo de la revolución Cubana. Las dos
Organizaciones han tenido diversos cambios a través
de su historia la primera deslindaría de la égida del
Partido Comunista hacia finales de los ochenta y la
segunda integraría toda una corriente de sacerdotes
revolucionarios, las dos fueron creando una forma
de construcción guerrillera que las haría muy similares en cuanto a su disciplina y formas de combatir
pero que básicamente se diferencian hoy más por su
accionar político en medio de las coyunturas que por
presupuestos político–ideológicos, aunque cada una
parte de historias y matrices diferentes.
En la década de los Noventa, donde se desarrollan
algunos de los relatos aquí expuestos, se desarrollará
una de las ofensivas más fuertes en contra de las orga-
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nizaciones guerrilleras, en donde serán de importancia nodal los grupos paramilitares causantes en ese
período de más de cuatro millones de desplazados y
una cifra que supera la muerte de 260.000 civiles en
asesinatos selectivos y masacres. Al iniciar el siglo
XXI con la puesta en marcha del Plan Colombia y
la injerencia norteamericana se hizo más evidente
y hoy se completa otra década más donde no se ha
podido destruir a las organizaciones Insurgentes y
estas logran mantener los suficientes elementos para
atizar el conflicto por otra década más.
Las historias aquí contadas se desarrollan en el
centro del país: su capital Bogotá y dos de sus departamentos (provincias), Cundinamarca y Tolima.
El norte del Tolima, zona demarcada por la Cordillera Central y el valle del Río Magdalena será la
región donde se asentara el Frente Bolcheviques del
Líbano tomando el nombre de una insurrección fallida en 1929, cuyo epicentro sería la ciudad del Líbano,
que hoy cuenta con alrededor de 20.000 habitantes.
A diferencia del imaginario de una guerrilla alejada
de las zonas urbanas, en zonas fronterizas y selváticas esta es una región con una densidad poblacional
muy alta. Región cafetera desde inicios del siglo XX
con una tradición liberal y luego comunista en algunos de los municipios de la región.
Cundinamarca el departamento con el mayor
número de municipios (125), con extensas zonas tu-
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rísticas dispuestas a suplir la demanda de descanso
y recreación de Bogotá su capital con más de nueve
millones de habitantes, absorbe la producción agropecuaria y es la cuenca poblacional para Bogotá desde hace más de 40 años. Allí funcionarán dos de las
estructuras guerrilleras de los Frentes Isaac Zabala
y Oscar Fernando Serrano Rueda a los que hacen
mención los relatos más adelante expuestos.
Si bien los textos hacen referencia, entre otras facetas, a acciones violentas de la forma más escueta,
buscan mostrar la realidad de la manera más imparcial posible, pero nos es imposible eludir la gran cantidad de sueños y esperanzas que expresan tanto los
protagonistas como quienes narran estas historias y
se nos hace inadmisible creer que la fuerza económica o militar sea capaz de borrar la expresión más
pura de la lucha por lo justo del desinterés y la lucha
por la felicidad, indudablemente así como para nosotros es imposible mantener la imparcialidad después
de conocer estas historias esperamos que los lectores
en las diferentes latitudes tampoco sean indiferentes
ante el conflicto colombiano que todavía se debate
en esta esquina del continente y que se atreve a luchar por un mañana mejor para la inmensa mayoría
de colombianos.
“Los encargados de la recolección y quienes tuvimos la
oportunidad de conocer a algunos de los protagonistas que
hoy ya no están entre nosotros.”
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MUGROSITO
CAPITULO 1
LA CASA
Cuando el teniente del Ejército dio la orden a los soldados para que procedieran
a tumbar la cocina del rancho, mis padres casi que de rodillas y lágrimas en los
ojos le rogaban que por favor no lo hicieran, pues era nuestro único patrimonio, un
rancho de madera con una cocina construida de material. Sin embargo los soldados
procedieron a cumplir la orden, me interpuse en forma violenta contra el teniente
descargándole un ladrillo en la cabeza. La orden fue cambiada al instante ¡CAPTÚRENLO! con mi gallada de niñez enfrentamos a piedra a los soldados y en minutos
junto con otros habitantes del barrio perseguíamos a piedra a la tropa. No nos dispararon, se fueron... Por este tiempo contaba con doce años y cursaba quinto de
primaria y este sería uno de los hechos culminantes de mi niñez que me marcarían
para el resto de mi vida.
Mi padre era constructor, y con un pequeño capital se dedicaba a comprar lotes,
levantar una casa, venderla y volver a empezar; construía casas pero nosotros no
teníamos casa, vivíamos de lote en lote y en cada uno de ellos fuimos naciendo los
cuatro hermanos; yo, solo tengo recuerdos vagos del último lote en el barrio Álvarez
de Bucaramanga; Compañera... No... Pisaba barro para fabricar adobes, limpiaba
la herramienta, cargaba agua, junto a mis hermanos mayores. La casa quedo muy
bonita, papá la vendió para reiniciar el ciclo, pero todo se vino a pique cuando prestó
el dinero con la esperanza de que se lo regresarían a los 30 días; pasaban las semanas y el dinero no regresó. Se llegó entonces la hora de entregar nuestra mansión el
Barrio Álvarez y no teníamos ni un lote seguro a donde marcharnos.
Papá tomó una decisión, una gran decisión, recogeríamos los trastes y a la madrugada siguiente haríamos la invasión de unos terrenos del Municipio. Era el año
1962, para esa fecha contaba con seis años. Fue una noche de mucho ajetreo empacando los trastes para el viaje; a las 3 de la mañana ya teníamos todo subido en
el camión, la familia también estaba lista, mamá, mis hermanos mayores de 11 y 8
años y el menor de 3; era un viaje un poco al vacío, a la incertidumbre, a enfrentar
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los problemas que se nos presentaran. Papá dio órdenes precisas: habrá que trabajar
a toda prisa levantando el rancho para que cuando llegue el Ejército no nos puedan
sacar.
Cuando el camión se detuvo en la carrera 5 entre calles 30–31, me impresionó la
oscuridad de la madrugada y al fondo del terreno cuatro ranchos, en uno de ellos
ya había candela en el fogón y una señora se apresuraba a preparar el tinto; yo tenía
miedo por el peligro que había explicado papá.
Descargamos el camión en una carrera infernal; papá trazó los puntos donde se
debían hacer los huecos para las bases del rancho, todos trabajábamos en silencio
esperando que a cualquier momento nos cayera el Ejército, amaneció y ya los huecos estaban hechos, mi trabajo consistía en sacar tierra de los huecos con la mano,
doña Carmen la vecina nos trajo café caliente y los pocos habitantes del “barrio” se
fueron sumando casi que por instinto de solidaridad a nuestra labor; con mamá nos
apurábamos entonces en soplar candela para preparar el desayuno para los “trabajadores”; cuando llegó la noche nuestra familia ya tenía casa, muy bonita por cierto.
La construimos a unos 8 metros de una tapia vieja que daba sobre la calle y ese espacio nos quedó como patio y jardín; le pusimos el Número F–5, pues era el quinto
rancho construido en la invasión que con el correr de los meses se llamaría Barrio
12 de OCTUBRE, ubicado entre los barrios Girardot, Santander y San Pío XII.
Cuando eran las 5 de la tarde paso una señora rifando una olla a presión, papá
nos anotó a los dos hermanos menores, yo escogí el número 11; a las 8 de la noche
estaba pendiente de que jugara la Lotería de Santander y de tal suerte que salí gritando, papá, mamá ¡¡¡Me la gané, me la gané!!! fue una gran alegría, al día siguiente
nos trajeron la olla a presión que aún hoy acompaña a mi mamá.
Cuando el Ejército se hizo presente, varias semanas después para desalojarnos;
ya no estábamos tan solos, pues ya había una romería de invasores y nosotros encontramos trabajo, levantando rancho para los invasores, esa era la razón por lo
cual todos los ranchos de la primera fila del barrio fueran idénticos, pues la gente
contrataba con papá la fabricación y cuando llegaban al amanecer con sus trasteos
ya el rancho estaba levantado. Pues bien, el Ejército venía con orden de la Alcaldía
para el desalojo, pero viendo la cantidad de pobladores, se marcharon en busca
de nuevas instrucciones. Organizamos la Junta de Acción Comunal y se inició el
proceso de legalización del barrio. ¡¡¡NUNCA PUDIMOS LEGALIZAR... NUNCA NOS PUA papá le dieron un puesto de trabajo estable en el Municipio, como celador de
las plazas de mercado y la plaza de ferias. Las relaciones familiares entre papá y
mamá no eran muy buenas, recuerdo que papá golpeaba a mamá y esto generaba
una gran tensión en la casa, sobre todo con mis hermanos mayores, pues todos salíamos en defensa de mamá; pero en general vivíamos muy felices, disfrutábamos de
todas las pequeñas cosas que teníamos al alcance. En un extremo del patio construimos un cuarto para la cocina, pues el humo del fogón invadía todo el rancho; este
cuarto fue construido de madera y latas de zinc al igual que todo el rancho. Hicimos
un gallinero y un palomar y mamá comenzó a criar animales, en el centro del patio
quedó el jardín de caracuchos y rosas. Con el tiempo cada uno de nosotros tenía
su gallina y su pareja de palomas, a todos les teníamos nombres y nadie permitía
que le fueran a vender su animal, nunca en casa se mató un ave para el consumo de
la familia debido al cariño que les teníamos. Las aves que no tenían propiedad de
nadie en particular, las llevábamos con mamá a venderlas en la plaza de mercado
central. A nuestra familia se habían sumado dos primos más que venían de Cúcuta
por parte de la familia de mamá, de tal forma que éramos 6 varones en la casa.
Mi hermano mayor Eduardo se dedicó a trabajar la construcción; el segundo de
la camada, Belman, era la lumbrera de la casa para el estudio, en realidad llegamos
a hacer conciencia de que era muy importante que él saliera adelante en el estudio;
a él no le correspondía ningún oficio en casa, solo estudiar y a fe que siempre nos
correspondía, pues a lo largo de sus años de estudios siempre fue el mejor o estuvo
entre los mejores, tanto en sus estudios de primaria, secundaria y luego cuando
entró a la Universidad.
Yo a su vez figuraba como el niño consentido de papá y mamá, y más que consentido hoy hago conciencia que era el hijo de más confianza para superar las dificultades y problemas de la casa. Bajo mi responsabilidad estaban mi hermano menor
Chepe y mis dos primos Álvaro y Daniel. Mamá se quejaba de que hubiese querido
tener una niña y por eso a veces jugaba conmigo tratándome como una niña encargada de las labores de la casa.
Escuchábamos la Vuelta a Colombia y éramos hinchas a morir de los diferentes
corredores; mis hermanos mayores de Cochise Rodríguez y posteriormente de Rafael Niño; mis primos de Rubén Darío Gómez y luego de Álvaro Pachón, con mamá
éramos seguidores del Chato Javier Suarez y luego de Miguelito Samaca; como dije
vibrábamos con las pequeñas cosas del rancho; las peleas de las palomas, de los
gallos, las camadas de pollitos; mamá por la noche contaba cuentos que eran una
especie de novelas de nunca acabar, pues cada noche entregaba partecitas del relato,
estando todos arrejuntaditos alrededor de su cama.
Por aquellos años de infancia padecía de asma y era una preocupación para la
familia cuando me daban unos estados asmáticos de los que casi no me recuperaba;
mamá me dio de toda clase de remedios caseros que le aconsejaban los vecinos:
cocos enterrados 3 meses, totumo serenado, babosas fritas, huevos de caimán, en
fin todo lo imaginable me lo dieron pero no me alentaba; tampoco yo sentía que empeorara, seguía mi labor de igual forma en la casa. Perdí segundo de primaria por
fallas reiteradas, en primero llegué a acumular 36 fallas en el año a causa de la enfermedad; cuando reingresé a 2 primaria en la escuela del barrio Santander recuerdo
que en la primera semana de clases se aparecieron unas señoras, la directora nos
mandó formar a todos en el patio, las señoras ofrecían unos cupos para ir a estudiar
a Barranquilla internados un año en el Castillo de Salgar, como había escuchado
que cambiando de clima se me pasaría el asma, fui el único en dar un paso adelante
cuando preguntaron que quién quería irse, todo era gratis. Mamá se asustó cuando
llegué gritando que me iba para Barranquilla pues pensó que el asma me había
enloquecido, pero luego de verificar en la escuela estuvo de acuerdo y cuando papá
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DIERON DESALOJAR!!!
llegó del trabajo también dio su aprobación. A las 6 de la mañana del día siguiente
pasó el bus y me recogió, nunca más volví a sufrir un ataque de asma. Las profesoras
querían que me quedara un año más pero mamá no estuvo de acuerdo.
En 1968 se produjo un gran temblor en Bucaramanga, se cayeron varias casas
de la ciudad, en nuestro barrio no paso nada; se cayó un muro de la plaza de ferias y como papá estaba de celador allí nos mando a recoger ladrillos; trabajamos
unos tres días limpiando, recogiendo y transportando el material distante unas 20
cuadras del rancho, cargamos hasta cuando papá consideró que ya habían los suficientes como para construir la cocina en material, en reemplazo de la madera. Fue
así como levantamos en material el cuarto para la cocina y fue por este hecho que
el teniente dio la orden de tumbarla pues estaba prohibido construir en material en
un barrio de invasión.
El barrio no tenía ningún servicio, nos alumbrábamos con vela y una lámpara
de gasolina, el agua teníamos que ir a buscarla por una falda abajo hasta la quebrada, más o menos un kilometro de distancia, la traíamos en cantina y al hombro;
allí abajo hicimos varios lavaderos de ropa y una pila comunitaria para almacenar
el agua, allí bajaban todas las señoras a lavar; las basuras las arrojábamos a una
erosión que avanzaba amenazante contra el barrio y no éramos ya un solo barrio
con 800 casuchas, sino dos barrios, pues en otro baldío cercano se levantaron más
casuchas y se fundó el Barrio 23 de Junio. En general los trabajadores de los dos
barrios eran trabajadores informales, recicladores de basura, vendedores de periódicos, loterías, helados, lustrabotas; muy pocos padres de familia tenían trabajo
estable, los estudiantes de primaria eran muy escasos y de bachillerato sobraban
dedos de una mano para contarlos, entre ellos el orgullo de nuestra casa, nuestro
hermano Belman.
En aquellos días llegaron personajes muy raros por lo desconocidos, pero muy
queridos para mí; llegó un cura, AURENTINO DE JESÚS RUEDA SEPULVEDA , quien
desde su llegada entró a reforzar la organización comunitaria de los barrios, ordeno
los campeonatos deportivos, regularizó la misa los domingos, y en pocos días se
ganó el cariño y el respeto de todos los habitantes de los barrios, trabajaba como una
hormiga ayudando en lo posible a cada una de las familias más necesitadas.
Llegó también una brigada de estudiantes de la UIS, con peluquero, sastre, profesores y médico a bordo, prestaban sus servicios en forma gratuita a la comunidad,
enseñaban a la gente, charlaban bastante con los integrantes de la acción comunal,
el médico resulto ser mi primo HUGO GALVIS VERA , ya este extraño médico había
bajado algunas veces a nuestro rancho cuando se apareció con toda su brigada, lo
queríamos a morir en el barrio, el primo era en realidad un estudiante de medicina
no graduado; una noche se nos apareció en las horas de la madrugada muy preocupado porque tenía que llevar un sapo al día siguiente para pruebas de laboratorio
y aún no lo había conseguido; la noticia se regó como pólvora y en menos de una
hora ya habían más de 50 sapos y aún en las horas de la mañana continuaban llegando animales para la tarea del doctor, todo el barrio se movilizó a solucionar la
necesidad.
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Luego con el transcurrir de los días vino la Asamblea de los dos barrios y el
discurso de mi primo, la piel se me erizó cuando comenzó hablar: COMPAÑEROS
Y AMIGOS, NO ES JUSTO QUE USTEDES TENGAN QUE IR POR EL AGUA ABAJO A LA
QUEBRADA. MERECEMOS AGUA POTABLE Y EL GOBIERNO TIENE LA RESPONSABILIDAD DE BRINDÁRNOSLA . El cura reforzó la idea y propuso una pila comunitaria
en el centro del barrio conectada al acueducto municipal, el presidente de la Junta
Comunal Don Ignacio Núñez remató colocando los escasos fondos de la Junta al
servicio de la obra; construimos un tanque con varias llaves alrededor y por una
zanja de más de 100 metros metimos un tubo hasta quedar a unos 20 centímetros
de las tuberías del agua. Tres días después nuevamente Asamblea Comunal y de
nuevo mi primo: COMPAÑEROS YA CASI TODO ESTÁ LISTO, PERO TIENE QUE SER
LA MISMA EMPRESA DEL ACUEDUCTO QUIEN VENGA A INSTALAR EL AGUA PARA
QUE LUEGO NO VENGAN A DECIR QUE ES UN ROBO. COMPAÑEROS MAÑANA TODOS
DEBEMOS MARCHAR AL CENTRO DE LA CIUDAD, HASTA LAS INSTALACIONES DEL
ACUEDUCTO Y OBLIGARLOS A QUE VENGAN A HACER LA INSTALACIÓN FINAL . El
resto fueron aplausos, vivas, gritos y la decisión de marchar al día siguiente, preparados para resistir los días que fuese necesario.
Creo que fuimos todos los habitantes de los dos barrios en una marcha increíble, armados de piedras, palos, machetes y pancartas nos tomamos el centro de la
ciudad y frente a las oficinas de las empresas públicas vinieron los discursos y la
comisión negociadora; tres horas después nos habían instalado el agua. El regreso
fue una sola sonrisa, un solo grito de triunfo, un solo abrazo, fue en aquel día, en
aquella marcha que comenzó a madurarse la historia del BARRIO ROJO O PUEBLO
ARRECHO.
Ahora el barrio estaba más organizado, éramos más amigos, habían grupos de
limpieza e higiene, de obras, de deportes, de cultura, de reclamos; vivíamos lo mejor
que podíamos, habían galladas y grupitos de amigos; algunos muchachos cansados
de buscar trabajo comenzaron a robar y a fumar marihuana, era lo que ofrecía el
Gobierno, el Estado o qué sabía yo; para aquel entonces de todas formas sí me quedó
claro que AL LADRÓN NO LO HACE LA OCASIÓN SINO LA NECESIDAD. Ya los muchachos no eran sardinos, eran jóvenes parejas con hijos y las necesidades se multiplicaban; quienes no robábamos sino circunstancialmente queríamos a nuestros ladrones
que hacían en cierta forma un trabajo social y no antisocial; pues si robaban víveres
repartían a las señoras más pobres, y con más hijos, lo mismo si era ropa o utensilios
del hogar, otros artículos los vendían a bajo costo; por estos hechos los ladrones para
nosotros eran gente buena en términos generales, no habían peleas en el barrio, ni
nadie robaba a nadie, las relaciones eran de estrecha colaboración, las familias se
prestaban entre sí casi todo: un gajo de cebolla, una cucharada de aceite, una pizca
de sal, una herramienta de trabajo y hasta una camisa para ir a una cita importante.
Algunas señoras, viudas en su mayoría y otras con marido, se fueron dedicando a
la prostitución; al principio yo no entendía por qué las señoras en horas de la tarde
salían lo mejor vestiditas que podían y regresaban ya bien avanzada la noche; como
todas eran vecinas, es decir amigas del barrio, preguntaba y ellas me explicaban
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en qué consistía su trabajo; que gran lección de moral, de ética, de amor de madre
que me dieron aquellas mujeres; procuraban al máximo que sus hijos pequeños no
se diesen cuenta de la realidad, pero estaban dispuestas a todo, hasta poner en tela
de juicio su dignidad de mujer antes que dejar que a sus hijos se les sucediese nada
por falta de unos centavos; claro que también comprendí que ellas, como dice la sociedad y la religión, eran putas y rameras pero NO POR LA NECESIDAD DE MACHOS,
SINO POR LA NECESIDAD DE SU HOGAR; que grandes eran aquellas mujeres.
Mi galladita estaba formada por una docena de muchachos, yo era el jefe, y
podría asegurar que más estudiantes tenía, de pronto esa era nuestra característica
principal, teníamos los mejores deportistas para las carreras de atletismo, a pesar de
mi asma cuando niño no perdía carrera, luego ya repuesto corría más y sin el temor
de que al llegar a la meta me diera ningún ataque, jugábamos de todo aunque para
las demás competencias no éramos los mejores; nos relacionábamos con todos los
grupos sobre todo por cuestiones de tareas de escuela o de colegio, los pocos muchachos que estudiaban cada vez que no entendían algo venían donde nosotros, se
lo llevábamos a mi hermano Belman que ya se había tornado, no solo en el orgullo
de la familia, sino la lumbrera de todo el barrio. Él no pertenecía a ninguna gallada
y era tal vez la persona más aislada de la comunidad, poco a poco se iba metiendo
en otro mundo, otros amigos, otros vecinos, de sus compañeros de colegio o de
universidad.
Los robos que hicimos generalmente era en Diciembre y generalmente era buscando una muda de ropa para estrenar; estas acciones las hacíamos un poco en forma ordenada, contra los almacenes del centro de la ciudad, ubicábamos el almacén
y su disposición interior, entrábamos en tropel cada cual recogiendo su plante y
salíamos en desbandada por el centro. Nunca detuvieron a nadie. Al Ley, íbamos a
robar cosas menores, jabón, cepillo de dientes, crema, ropa interior, salíamos igual,
a toda carrera y en desbandada.
El robo más importante fue a la polvorería, que se establecía en la ciudad por
época navideña, tal vez la idea surgió por cuanto nunca teníamos algo que quemar
más que el muñeco de año viejo; compré unas pólvoras y ubique a los muchachos
en un montecito detrás de las casetas de venta; como en esa zona era prohibido
quemar pólvora por el peligro que representaba, comencé a quemar mis pólvoras
en medio de las casetas de venta, todos los vendedores abandonaron sus puestos y
se me vinieron encima a regañarme y mientras tanto los muchachos llenaron sus
tercios y emprendieron la huida; nos amaneció quemando pólvora aquel año nuevo
del 70 para el 71.
Entre tanto la vida continuaba en sus quehaceres diarios, con mi hermano menor y los dos primos estábamos de pié a las cuatro de la mañana para aprontar el
agua de consumo diario, primero de la quebrada y ahora de la pileta, este trabajo
nos demandaba tiempo de una hora y media todos los días, como es apenas lógico,
o mejor dicho no todos los días, pues cuando llovía teníamos canales para recoger
el agua, esos días el tanque amanecía lleno y solamente teníamos que abastecer el
agua para las comidas y la cocina. En general con aquella pequeña tropa hacíamos
todos los oficios de la casa; el único oficio pesado que le correspondía a mamá era la
lavada de la ropa, de resto todo lo hacíamos nosotros por oficios, turnos y días a la
semana, es decir que había oficios que no todos podían hacer, como lavar o planchar
la ropa con plancha de carbón, y que por lo tanto no nos podíamos turnar, esa era
por ejemplo una responsabilidad mía.
Sin darnos cuenta íbamos avanzando en los grados de la escuela y luego del
colegio, trabajaba laboralmente, primero vendiendo panelitas, donde no alcanzaba
a ganar 15 centavos diarios que fue mi primer sueldo, cuando cursaba primero de
primaria; luego vendía empanadas, más tarde helados, lustrabotas papá nunca me
lo permitió o mejor dicho, nunca me ayudó a hacer el cajón; cuando ya estaba en 5
de primaria, conseguí un trabajo en una fábrica de velas y jabones Roca, mi oficio
era cortar velas para que quedaran todas de igual tamaño con una sierra eléctrica,
conseguí ese trabajo pues un día cuando venía de la escuela vi el letrero de ¡Hay
Vacantes!, me presente y de inmediato me contrataron, era un oficio muy peligroso
pues los anteriores operarios se habían cortado los dedos con la sierra, según me
contaron los demás trabajadores; me pagaban 15 centavos por cada cien velas cortadas y en mi primer turno logré cortar cerca de 10.000 o sea que ganaba 15 pesos
diarios; yo trabajaba con mucho empeño pues más que un trabajo para mí era un
reto ganar más dinero que mi papá para evitar las peleas con mi mamá, así yo le
entregaba todo el dinero a mamá con la recomendación de que no molestara a papá.
En realidad el viejo era muy juicioso, tomaba de vez en cuando y cuando mamá me
enviaba a traerlo siempre, siempre me obedecía de inmediato, traía mercado y nos
compraba algunas cosas, en realidad el problema era que el salario no le alcanzaba
y mamá siempre pensaba que el ganaba más; papá siempre me mostraba los sobres
donde le entregaban el sueldo de la quincena tratando de explicarme que en realidad no ganaba más. Por esta razón yo estaba al tanto del sueldo diario de papá, por
aquel entonces 12 pesos diarios. En la fábrica no me corte los dedos pues esa noche
le conté a mi mamá en qué consistía mi trabajo; de inmediato me hizo una manilla
y me la coloco en la muñeca de la mano y al día siguiente fue conmigo a la fábrica
y me hizo un cordón de seguridad con alambre, que me enganchaba en la manilla
cuando empezaba a trabajar; así, cuando me descuidaba y la mano se me iba a meter
a la sierra, la cuerda me jalaba y yo me concentraba nuevamente en la labor; llegue a
cortar hasta 18.000 velas en una jornada; nunca me gaste un peso pues en absoluto
todo se lo entregaba con gran orgullo a mamá.
Cuando llevaba unos 17 meses trabajando, los otros operarios entraron a solicitar
un aumento de salario, yo solicite 20 centavos por cada cien velas cortadas, para esa
fecha contaba con 13 años y ese Lunes los trabajadores no quisieron entrar a trabajar
hasta que no les arreglaran el problema salarial, en general todos ganaban entre 5
y 15 centavos por cada cien velas terminadas para el mercado, no había Sindicato,
no había asesoría, era una cosa más bien espontánea; uno por uno fueron entrando
los compañeros hablar con el patrón, no sé si les arreglaron o no, lo cierto es que a
mí el patrón no me quiso aumentar; con mi mamá había consultado el problema
pues era a ella a quien le correspondía definir si me mantenía en mi propuesta o no
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y ella me dijo: mijito, 20 centavos, ese trabajo es muy peligroso y si no le aumentan
pues no trabaje más, que ya veremos cómo nos las arreglamos; me mantuve en la
propuesta y perdí el trabajo, me despidieron, cuando salí de la fábrica ya la mayoría
de compañeros estaban laborando; salí un poco triste pero con la cabeza en alto y
muy orgulloso de mamá, perdí el empleo pero no la valoración de mi trabajo. Todos
los días seguía pasando por la fábrica que estaba ubicada cerca de la casa, camino
a la escuela José Camacho Carreño; dejo constancia eso si que por aquellos días yo
no era ni Comunista, ni Guerrillero, ni Sindicalista, era solo un niño trabajador
preocupado por los problemas familiares.
El barrio entre tanto continuaba con sus luchas socioeconómicas por el mejoramiento del bienestar, había que seguir peleando por la energía eléctrica, el alcantarillado, la legalización de los terrenos de cada rancho. Nuestra casa fue la primera
en tener alcantarillado y energía eléctrica; a puerta cerrada cavamos un túnel desde
el patio de la casa hasta el caño matriz, que pasaba por debajo de la carrera quinta,
fueron unos 10 metros de túnel, hicimos la conexión al caño matriz; es de anotar
que esto lo habíamos pensado con bastante anterioridad, pues cuando en el sector
hubo necesidad de cambiar la tubería, nosotros trabajamos para el Municipio en
esta empresa de abrir zanjas de 3 metros de profundidad por donde paso la nueva
cañería frente a nuestra casa, por eso nos había empezado a dar vueltas la idea en
la cabeza, pero lo que nos daba miedo era la situación anterior con el teniente; notando los muchachos de la gallada mi ausencia, un día se asomaron a buscarme y
claro de inmediato preguntaron: ¿para qué es ese hueco?. Para enterrar al H.P. que
pregunte respondió mi papá, que nunca dejo de tratar un poco duro a mis amigos.
Fue así como a nuestro rancho le instalamos sanitario, lavamanos, lavaplatos y el
desagüe del patio; Poco a poco los vecinos se fueron dando cuenta del gran adelanto
de nuestro rancho y la gente más se animaba a peliar por el alcantarillado; mi primo
Hugo, el Cura Aurentino y la JAC enviaban memoriales, se reunían con el Alcalde,
el Consejo, pero todo era en balde nunca aprobaron ninguna obra.
Sobrevino entonces para el barrio una situación inesperada e impredecible por
aquellos años, en el amanecer de un Domingo de Diciembre del 70, a las 5 de la mañana cuando estaba preparando el desayuno para despachar a papá para el trabajo,
sentí unos golpes fuertes en la puerta de la calle; de inmediato respondieron, ¡HOLA
el cura no sé cómo se evadió, pero junto a nosotros fue de los únicos que salimos
ilesos de ese atropello. En general todos permanecieron en las instalaciones de las
5 Brigada, al frente de la cual se encontraba el Coronel Álvaro Violencia Tovar, durante un espacio entre 5 y 10 días, al término de los cuales comenzaron a regresar
los hombres al barrio, luego de ser reseñados e interrogados sobre la guerrilla del
ELN de los Vázquez. Nadie quedó detenido.
No comprendía exactamente lo que sucedía o la causa de aquella situación; en las
paredes de algunas esquinas de los barrios aledaños, de pronto observaba el nombre
de esa guerrilla: EJERCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL , pero no alcanzaba a comprender su significado, pues para mi según los estudios de historia en la escuela, el
Ejército de Liberación, había sido el Ejército Libertador de Simón Bolívar y sus heroicas batallas contra la Corona Española; por esto se me hacía muy raro que aún en
este tiempo quedasen tropas de esa época, a fe que no entendía que se quería decir.
Si bien mi primo Hugo y el Cura comprendían que era lo que estaba pasando; ellos
nunca me dijeron una sola palabra, ni de este ni de ningún otro tema; la relación
conmigo era general e impersonal como con casi todos los pobladores del barrio,
aunque pensaba que ellos si llevaban relaciones más personales con un grupo reducido con un grupo de personas, pero en términos generales nadie comentaba que
ellos pudiesen ser guerrilleros; aunque si no los hubiesen comentado seguramente
que todo el barrio sería guerrillero al menos de corazón. El cerco general al barrio,
por parte del Ejército, se repitió durante tres años y con la misma intensidad y forma
operativa; no caí en ninguna de las tres redadas pues mamá siempre estaba lista con
la puerta del armario.
El 28 de Mayo de 1971, se presentó el hecho más doloroso para mi infancia; estando en clase a las 6 de la tarde cuando cursaba tercero bachillerato, me trajeron la
infausta noticia de la muerte de mi primo Hugo en un trágico accidente. A pesar de
que nunca me hablaba en primera persona pues siempre estaba ocupado; para mí,
poco a poco se había convertido en el modelo, el caudillo, el referencial.
Poco a poco nos fuimos acercando a la casa del hermano caído; llegaron los
Universitarios, los familiares de la novia y ya más avanzada la noche comenzaron
a llegar los habitantes de los barrios de tugurios; era un dolor colectivo muy profundo, LA PRESENCIA DE TODO AQUEL PUEBLO NO ERA UN CUMPLIDO, NO ERA UN
H.P, POR QUE NO VA A PATIAR LA PUERTA DE SU MADRE!
Somos el Ejército, abra la puerta tal cual por cual. ¡PUEDE SER EL EJERCITO O EL
GRAN PUTAS PERO VAYA PATEE A SU MADRE!
FORMALISMO, NO, ESTABAMOS LLORANDO AQUELLA NOCHE PORQUE SENTÍAMOS
QUE UN PEDAZO DE NUESTRAS VIDAS SE HABÍA DESPRENDIDO y que hacia adelante
Los golpes arreciaron y la puerta empezó a caer, cuando corrí hacia el cuarto,
ya mamá me tenía la puerta del armario abierta, me encerré al lado de mi primo
Hugo y mamá echo llave. Cuando la puerta cayó entro el Ejército y se llevaron a
papá, mis hermanos y mis primos, se los llevaron en calzoncillos pues no tuvieron
tiempo de vestirse; pero el caso es que no era una situación particular, todo el barrio
estaba cercado de ejército y todos los hombres fueron detenidos esa madrugada; un
muchacho de nombre Arsecio, intento huir y le pegaron un tiro en la espalda. Poco
a poco los camiones se fueron llenando de hombres y adolescentes en calzoncillos;
nada volvería a ser igual sin la presencia de nuestro gran líder. Como a las 2 de la
mañana me correspondió el turno de pasar frente al féretro y creo que el sollozo que
se escapo del alma no se apagó hasta varios meses después... Mamá cortó todas las
rosas y flores del jardín y marchamos al lado del hermano hasta su última morada,
no podría calcular hoy cuantas gentes se deslizaban en aquel río humano, pero si
puedo asegurar que las lágrimas derramadas aquellos días no volverían a regar tan
abundantemente el campo santo del Cementerio Universal. Mi tío Alejandro, padre
de Hugo, un año antes había acordado con papá hacer un panteón para la familia,
mi tío colocaría el dinero y papá la mano de obra; con mi hermano mayor habíamos
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construido aquel hermoso panteón y habíamos estado muy alegres terminando la
obra por lo que recibimos muchos elogios; como imaginar entonces que unos meses
después estaríamos allí, ¡estrenando la obra con el alma destrozada! Vinieron los discursos y por último tomó la palabra un dirigente estudiantil, que terminó diciendo:
Y COMO DECÍAMOS AYER HERMANO, ¡HOY TE DESPEDIMOS CON UN ETERNO CHAO
MANO! ¡Ah! se nos hizo un nudo en la garganta, no hubo más lágrimas pues todas se
CAPITULO 2
EL COLEGIO
nos habían agotado, cayó un silencio casi que absoluto, en ese estado comenzamos
a abandonar el cementerio. Hugo se nos había marchado ¡para siempre!
Digo que esto fue determinante en mi vida, pues aquel infante juró en silencio
ante la ausencia de su primo que estudiaría medicina y continuaría la obra del hermano caído. Fue este un golpe muy fuerte con el que la vida me hizo madurar entre
la infancia y la juventud; ahora se descorría el velo ante mis ojos en forma dramática: el Cura se desapareció del barrio y ya no era el padre Aurentino sino el cura
guerrillero JAIR del ELN; otros muchachos del barrio se marcharon para el monte,
mi primo no solo era el estudiante de medicina, sino el guerrillero eleno que junto
al cura habían sido los encargados de concientizar al barrio.
El nombre del barrio se hizo entonces más importante para la ciudad, si bien
no nos llamaban por el nombre sino que nos decían el BARRIO ROJO O PUEBLO
ARRECHO, yo pasé casi que de inmediato a hacer parte del consejo estudiantil de
mi colegio e integrante de la Junta Comunal del barrio; los hechos cada vez se precipitaban más y más, pues con las detenciones masivas, el odio contra el ejército se
fue acrecentando y la gota que rebozó la copa se sucedió cuando la policía detuvo a
nuestro ladrón más importante, Antonio Salamanca (Toño), se les voló luego de que
herido lo habían subido a una patrulla, y corrió hasta el barrio, la policía trato de
recapturarlo, pero en ese momento y de repente todos los que estábamos en el barrio
armados de piedras, palos, botellas y machetes salimos en defensa de nuestro ladrón
bueno y desde aquellos días nunca más permitimos que uniformados de la policía
o el ejército se movieran tranquilos por el sector; la lluvia de piedras y guijarros era
abundante cada vez que un motorizado se desplazaba por el sector. Para evitar los
cercos masivos, toño robó una trompeta que de ahora en adelante sería la alarma
general.
Quiero terminar este primer capítulo reafirmando que a pesar de los trabajos,
vacíos y limitaciones, junto a mis padres, hermanos, amigos y vecinos del barrio era
inmensamente feliz y siempre he recordado aquellos años con nostalgia y alegría,
aprendí todo tipo de juegos: Hacíamos y elevábamos cometas, jugábamos maras,
fútbol con bolas de trapo, organizábamos carreras de atletismo, gambeta, trompos,
yoyo, jugábamos a venados y cazadores, a tipos y apaches que luego cambiamos de
nombre para jugar a policías y guerrilleros.
Cuando terminé 5to de primaria en la Escuela José Camacho Carreño había comenzado a tomar conciencia de que era un buen estudiante; estudiar en esa escuela
y estar entre los mejores del grupo era un cierto prestigio en la ciudad a nivel de la
primaria, ahora había que pensar en el bachillerato y la ilusión de pasar el examen
de admisión en el Instituto Técnico Nacional de Comercio, y tenía que ser allí, pues
allí habían estudiado mi primo Hugo y estaba terminando el bachillerato mi hermano Belman, realmente no era un colegio prestigioso en la ciudad, carecía de una
planta física importante, como sí había otros en la ciudad; en términos despectivos
se decía que nuestro colegio era el orinal del Colegio de Santander.
Luego de lograr el objetivo de ingresar, me di cuenta de que en el colegio para
conservar la calidad y su prestigio frente a otros planteles, utilizaba un gran colador
que se aplicaba en el primer grado; pues habían 15 grupos de primero y solamente
dos o tres del segundo grado en adelante; la mortandad efectivamente fue dramática en todos los grupos; en mi curso pasamos el año tres alumnos, ocupé el primer
puesto y quedé aplazado en cívica, otros dos compañeros, pasaron aplazados en dos
materias, matemáticas y español. Perdí Cívica, cátedra que dictaba el rector del Colegio y que en un 90% se basaba en la temática de la letra del Himno Nacional y su
respectiva explicación histórica, era una hora semanal y el rector en muchas oportunidades incumplía a las clases; total que al rector parece que no le agradó mucho
la interpretación que tenía nuestro himno patrio. Con todos los sobrevivientes de
primero se conformaron tres grupos de segundo grado.
El colegio estaba ubicado en una de las dos entradas a la UIS, de tal forma que
cualquier actividad deportiva, cultural, científica o política que se realizara, nosotros éramos los primeros en saberlo, pues se utilizaban en forma conjunta las carteleras de las dos instituciones. Por aquella época se vivía un período de auge de la lucha
estudiantil en defensa de la Universidad Pública y en contra de la implementación
de las políticas imperialistas que eran implementadas por los gobiernos de turno.
Muchos estudiantes de la Industrial habían logrado algún contacto con la guerrilla
de los Vázquez que era un movimiento insurgente en ascenso y prestigioso sobre
todo en el Departamento de Santander; varios de los mejores estudiantes se habían
marchado al frente de batalla en el monte siguiendo el ejemplo de Camilo y el CHE.
Muchos de ellos no regresarían jamás pues perdieron la vida en la confrontación
desigual con el ejército, los más sobresalientes y recordados en los predios universitarios eran: Iván Calderón, Miguel Pimienta, Henry Serrano,... Eran estas algunas
cosas que yo podía comprender de lo que sucedía en la UIS; cuando participe en la
primera pedrea en el caballo de Bolívar en la carrera 27, estaba en el 2 grado; a raíz
de los disturbios que se veían venir ese día en el Colegio suspendieron las clases y
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nos despacharon para la casa; le di a guardar los libros a un compañero y me fui a
meterme en la marcha universitaria, a poco empezó la pedrea pues el Ejército llego
pronto, 2 piedras cargaba en la mano cuando sonó un tiro de fusil disparado por un
soldado, vi cuando la bala chocó contra el piso por unas chispas que sacó al rastrillar
el pavimento y al instante un muchacho que estaba delante mío cayó al piso... Con
el corazón en la boca corrí y corrí lo más veloz que podía, paraba y volvía a correr,
en la casa a donde entré unas señoras me brindaron agua de panela y ya un poco
más calmado regresé al Colegio; la tropa se había marchado y los universitarios me
contaron que al compañero la bala le había fracturado la tibia, pero que lo habían
recogido y lo llevaron a la Clínica La Merced, distante dos cuadras; que habían
continuado tirando piedra y que el Ejército se marchó. Un poco asustado aún y
muy admirado con la valentía de los estudiantes de la UIS, reclamé mis libros y me
marché a casa; me alentaba sin embargo saber que era de los pocos estudiantes que
me había quedado a la pedrea. No le conté nada a mamá.
En el Colegio hice grandes amigos, me sentía orgulloso de mi barrio y antes que
tratar de aparentar descuidaba aún más mi vestimenta, muchas veces a pesar de
tener zapatos me colocaba las alpargatas y la muda de ropa me duraba para toda
la semana; a pesar de mi origen barrial muchos compañeros se hicieron grandes
amigos míos, incluso me visitaban en el rancho. Si bien me llevaba bien con casi
todo el mundo, la relación con Carlos Alberto Gamarra era casi de hermandad, él
era hijo natural y la mamá trataba de sostenerlo trabajando de modista, se quedaba
en el rancho, comía con nosotros, usaba mi ropa, éramos una llave muy fuerte para
todos los menesteres del Colegio y de la vida; ambos estábamos excluidos de pagar
matrícula y pensión por ser los mejores del curso, para los demás compañeros daba
la impresión de que estábamos enfrascados en un mano a mano por la supremacía,
pero nosotros no nos dábamos cuenta de la tal disputa y éramos en realidad uña y
mugre para todas las actividades. Los dos ingresamos al Consejo Estudiantil, tirábamos los discursos, franjeábamos a los profesores, representábamos al Colegio en los
concursos intercolegiados sobre diferentes materias y nos repartíamos los triunfos;
el Colegio ganó un buen prestigio; él sobresalía por su capacidad para la filosofía,
el español y por su prodigiosa memoria, le decíamos Aristóteles y Biblioteca Ambulante; yo, sobresalía por las matemáticas, me apodaban Pitágoras, éramos un poco
conocidos a nivel de los otros Colegios por los concursos ganados y esto nos hacía
un poco imprescindibles para el Colegio, por esta razón a pesar de los problemas
que se nos presentaron, nunca el Colegio nos expulsó.
Carlos, fue mi primer profesor de Marxismo–Leninismo, con un grupo de compañeros más allegados de diferentes grados comenzamos a asistir a las charlas de
economía política, materialismo histórico y filosofía que en general dictaba Carlos.
En la medida que fui asimilando la economía comencé a ayudar con las charlas de
esta materia, por lo general no íbamos a misa pero si nos reuníamos los Domingos
en la capilla de San Vicente de Paul a estudiar, producto de esto fue que comenzamos a publicar una revista política titulada ANTORCHA y firmada por el grupo PROLETARIZACION; la revista la editábamos con gran esfuerzo en un planígrafo.
Los mayores problemas que se nos presentaron, se debieron en lo fundamental
a las diferencias que comenzamos a tener con los profesores por el contenido de sus
materias: sicología, derecho laboral, religión, filosofía, historia e incluso geografía
fueron materias de grandes debates. Éramos bastante estudiosos y nos repartíamos
temas por adelantado para el debate, con algunos profesores llegamos a acuerdos de
aceptar que sobre determinados planteamientos no habían verdades absolutas y que
eran posibles varias interpretaciones; pero con otro la situación se puso demasiado
tensa pues no se aceptaban nuestros puntos de vista, fue el caso de religión y sicología, donde los profesores llegaron a suspendernos la entrada a clase por todo el año,
y como ya se había instaurado el decreto de la pérdida de la materia por fallas, nos
tocó llegar a acuerdos con el Rector para no asistir a clase, no registrar las fallas y
colocarnos calificaciones a pulso.
Cuando terminé el 5to grado, me marché para Venezuela a rebuscarme unos
Bolívares a como diera lugar pues la situación económica cada día se tornaba más
pesada, nos fuimos con un compañero de gallada del barrio, solamente llevábamos
lo de los pasajes de ida y no teníamos ningún sitio para llegar, cuando tratamos de
pasar por San Antonio, la Guardia nos regresó, así que entramos hasta la frontera
por la vía Chinacota–Ragonvalia y desde allí a pie a las Delicias en territorio Venezolano, por esta vía a San Cristóbal, nos “hospedamos” en la caseta de un guachimán que custodiaba una obra de construcción. Al día siguiente nos dieron empleo y
por la tarde le solicitamos al patrón que nos cancelará por adelantado ese día, pues
llevábamos tres días aguantando física hambre, el hombre accedió. Como maestro
de obra nos pagaban en el año 1974, 35 Bolívares que no era mucho para lo que
esperaba ganar en mi gira, por eso en los días libres nos íbamos a recorrer la ciudad
en busca de otras oportunidades y en ese trajín nos llevamos dos meses, noviembre
y diciembre, a mediados de enero, 15 días antes de la fecha prevista para mi regreso
al Colegio, se nos presentó la oportunidad: nos contrataron en Rubio, para colocar
un piso de madera, un piso de parques, nos comprometimos a entregar la obra en
10 días, era la casa de un Senador de la República, la casa estaba deshabitada, pero
todos los enseres estaban bajo llave en el primer piso, la obra era en el segundo y
tercero, firmamos el contrato por $10.000 Bolívares. Trabajábamos parejo día y
noche, dormíamos en la casa. Con ganzúa abrí la puerta del primer piso y allí preparábamos las comidas; a los 10 días terminamos, el Senador quedó muy contento con
la calidad del trabajo, nos canceló y luego en un descuido le desvalijamos algunos
utensilios de su mansión y nos largamos para Cúcuta. Había conseguido dinero
para financiarme por lo menos unos dos semestres en la Universidad.
Pasé por Villa del Rosario a visitar a mis tías, entregándoles algunos presentes;
regresé a mi ciudad a finales de enero del 74, una buena cantidad de mis ganancias
las entregué a mamá para sus quehaceres, además parte del botín robado en casa
del Senador y algunos objetos que traje de contrabando desde Venezuela. Fue una
aventura que me llenó de confianza para seguir enfrentando la vida y que me ayudó
a reflexionar sobre el inmenso amor a nuestra patria, a mi pueblo y a mi ciudad.
Realmente los ojos se me empañaron cuando en el bus me alejaba y escuchaba la
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canción QUE SERÁ , aquella que dice “Pueblo mío que estas en la colina, tendido
como un viejo que se muere...”
Ahora estaba en sexto y me preparaba para entrar a estudiar a la UIS, fue un
año muy agitado, pues además de seguir editando nuestra revista y realizando las
labores políticas del Colegio, nos habíamos empeñado en revivir la Coordinadora
Estudiantil de Secundaria, a nivel de todos los Colegios de la Ciudad; seguíamos
siendo brillantes en el estudio, pero las ausencias se hicieron más numerosas, con
Carlos no pudimos participar en los quehaceres de la preparación de la excursión al
finalizar el año, finalmente recuerdo que a pesar de esto los demás compañeros nos
ofrecieron los cupos, creo que Carlos fue, yo no tuve tiempo.
También por aquellos años era el tiempo para celebrar el concurso de los mejores
bachilleres del concurso Coltejer, y por una decisión arbitraria de mi directora de
grupo, la profesora de sicología, no pude participar. En realidad este se convirtió
en el hecho más grave de la disputa con aquella profesora, pues de inmediato los
compañeros nombrados para tal fin, se solidarizaron conmigo y anunciaron su no
participación, y sobre todo Carlos que era nuestra carta ganadora. Total que fue una
cuenta de cobro muy pesada para la profesora, le insistí a Carlos para que participará y solo accedió a última hora; ocupó el 2 puesto y ganó una de las dos casillas para
ir al evento nacional del cual se retiró luego de presentar el primer examen, pues
valoró que más que un concurso de bachilleres era un evento de las más burda politiquería goda, con Ardila Lulle a la cabeza. Nosotros si bien no éramos ricos, tampoco
nos faltaba dignidad y entereza para enfrentar estas situaciones, de tal forma que
nunca seríamos lagartos para arrodillarnos ante las prometidas becas en Europa.
Como dije antes las fallas fueron muy numerosas, de tal forma que cuando terminé el año lo había perdido por ausencia en 6 materias. Sin embargo nos habíamos
presentado a Medicina en la UIS y habíamos pasado como los mejores, el Rector reconsideró la situación y solamente me dejó aplazado en Física y Química, materias
que habilité con excelente resultado.
Nos habíamos presentado a la carrera de Medicina pues valorábamos que era la
carrera que más posibilidades nos brindaría para realizar nuestro trabajo social en
los barrios; por nuestras aptitudes y perfiles no era nuestra carrera, pero nosotros
soñábamos con nuestros consultorios populares y desde allí con nuestra dinámica
social y política; casi todos los demás compañeros del grupo Proletarización también pasaron en la UIS a diferentes carreras.
En aquellas vacaciones del 74 y antes de ingresar a la Universidad tomamos la
decisión de cambiarnos de barrio, a papá el municipio le había adjudicado una casa
en el barrio Mutis, desde hacía más de cinco años; pero en general en la familia
había acuerdo de que para esa casa no nos iríamos pues el estado en que las entregaban y su tamaño eran condiciones precarias comparadas con la elegancia de
nuestro rancho. Por eso lo que definimos fue trabajar para remodelarla y ampliarla;
hicimos un fondo común y logramos el objetivo en 3 meses, regalamos el rancho a
unos familiares que vivían en el barrio y nos “despedimos” de nuestros vecinos de
un poco más de 12 años.
Es de anotar que la planta de profesores de mi colegio era un grupo calificado,
por ser este un colegio de carácter nacional, en donde los profesores debían de llenar
ciertos requisitos para ganar vinculación, sin embargo por estos años ya se veía venir
el descuido a la educación pública y ganaba terreno en forma acelerada la educación
privada en el campo de la secundaria, eran pasos de implementación de la reforma
a la educación secundaria y luego universitaria; en las palabras de hoy se diría que
son pasos importantes en la Modernización del Estado, donde éste se desprende de
campos que no le son rentables para abrirle paso al capital privado, haciendo de la
educación un negocio más. Esto se notaba en el desinterés que le fueron tomando
los mejores profesores a continuar en el colegio, ellos lo explicaban en palabras
sencillas: con dos horas de cátedra que dictamos en un colegio privado ganamos
tanto como aquí donde trabajamos de medio tiempo o de tiempo completo; total
que la tendencia de los mejores profesores era a dejar el colegio dictando cada vez
menos horas de clase y empleándose en otras instituciones privadas, entiendo que
varios de los profesores de aquellos años maravillosos son hoy los autores de varios
textos de secundaria: Doña Marina Euuse es la autora del texto de física, Carmelo
García del texto de cálculo y matemáticas, Juan de Dios Martínez del texto de química; seguramente que hay otros más pero luego de salir del colegio no me quedó
tiempo para revisar textos y autores. Finalmente al igual que en todos los colegios
oficiales los mejores profesores salieron de la educación pública y se marcharon a los
planteles privados y los colegios oficiales se llenaron de profesores temporales, mal
remunerados y sin ningún incentivo para la investigación.
Este texto queda inconcluso, Diego es asesinado en Bogotá en abril de 1996.
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A ROQUE
Recordar a los compañeros que nos han acompañado en esta lucha es
siempre doloroso pero es también un re-encuentro con ellos, con nuestros
sentimientos con nosotros como elenos y una forma de rescatar lo mejor de
nuestro pueblo de nuestros sueños.
“El 20 de octubre son dados de baja 4 guerrilleros en el norte del Tolima”, así
mencionan los noticieros la trágica noticia, allí mueren los compañeros Viviana,
Roque, Julián y Jenny estos tres últimos provenían de Bogotá. Queremos dedicar
estas cuartillas a Roque un compañero, del frente Urbano Oscar Fernando Serrano
Rueda, singular, especial que nos aporto a muchos en la cotidianidad, en el estudio,
la familia, y el trabajo revolucionario…
Néstor Valderrama nació en Bogotá en 1965, provenía de una familia de extracción popular, su madre trabajo en una caseta en la zona industrial y su padre se
desempeño en varios oficios entre el rebusque y el comercio. Estudió en el INEM allí
tuvo los primeros acercamientos con la izquierda, más con la música y su cultura…
como decía él: “nada del otro mundo”. Estudió sociales en la Universidad Libre, la
academia y su actitud reflexiva y crítica lo llevará a buscar otros caminos en la vida.
Ingresa más tarde a la U. Nacional a estudiar Sociología. Para encontrar y construir
la propuesta cultural de vida, como la llamaba él, que le permitiera encontrarse con
la coherencia entre el decir y el hacer.
En su vida como estudiante participa en encuentros, jornadas de solidaridad,
marchas, seminarios, viaja por América Latina con su morral, su pelo largo, poco
dinero y muchos sueños… llega hasta Argentina y vuelve. Su sentido crítico lo va
guiando a tomar otras decisiones; es necesario pasar a otro nivel de compromiso…
Los sectores populares, la lucha armada, en este camino en 1992 se integra a La
Fuerza Militar de aquella época, al ELN. Participa en el atentado contra Rudolph
Hommes, ministro de hacienda del gobierno de Cesar Gaviria, reconocido por la
implementación de varias medidas de corte Neoliberal. Luego pasa al trabajo popular, se va a vivir a un barrio en las afueras de Bogotá, “no podía ser de otra manera”,
había que superar el internismo, estar con nuestro pueblo y acompañarlo en su lucha
—Mejores condiciones de vida y una propuesta Integral que permitiera a hombres y
mujeres construir una nueva sociedad—.
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He aquí varias de las anécdotas que nos recuerdan como era Roque, muestran la
singularidad de valores, el sentido del humor, lo juicioso y riguroso en el estudio, la
búsqueda y lucha por ser fiel a sus principios, la posición radical frente a un orden
social —que se nos presenta como inmutable y natural, pero que la historia y la acción de hombres y mujeres hace posible cambiar— y el deber para quienes creemos
que debemos aportar a construir un mundo más humano y feliz para todos.
Recordando sus acercamientos a la Izquierda un día planteaba su postura frente
a lecturas que no correspondían con la historia de nuestro país y su idiosincrasia,
decía algo así: “cuando estaba en el colegio y se realizaron varios paros en el INEM,
simpatizaba ya con la izquierda, y me invitaron a unas reuniones, en la primera me
hablaron de Stalin, Trosky, Revisionismo, la Internacional, no entendí nada, sin
embargo decidí ir a la siguiente reunión, allí ya hablaron que no compartían la lucha armada y el proceso en Cuba… pensé: es lo único que tengo claro y ¿me quieren
confundir?, así es que no volví y pase un buen tiempo antes de retomar la actividad
política.”
El sentido del humor para relatar y dirimir discusiones lo usaba constantemente, sobre todo en el debate con otras posturas políticas; en una ocasión mientras se
hallaba en la cafetería de la Universidad, con varios compañeros de estudio, Isidro
V. —del cual era muy amigo— se levanta de mal genio y le pega dos patadas a uno
de los compañeros que hacían parte de la charla, él se queda quieto al igual que los
demás, luego Roque dice “éstos pacifistas sí que son peligrosos”. En otra ocasión, en
su casa, su Mamá le reprochaba haber roto un plato una y otra vez, hasta que el ya
exasperado le dice: “pero mamá ¿qué es más importante un plato o su hijo? el agudo
sentido de humor iba acompañado de un profundo sentido crítico, de izquierda, en
contra de la cosificación de las relaciones personales, poniendo ante todo un sentido
profundamente humano y solidario, antes que el pragmatismo y el afán de consumo
y lucro que impone el sistema capitalista, volviendo más importante el tener que el
ser y la propiedad antes que el goce.
Para él fue muy gratificante encontrar las lecturas de Agnes Heller —definía
la lucha constante contra la reproducción de las relaciones económicas en nuestra
cotidianidad—, de Michael Lowy —con la reivindicación del marxismo dentro de
una perspectiva que pone al hombre y la mujer como creador de una nueva realidad
social, como agentes importantes en la definición de la historia y no la simple sumatoria y lucha de intereses económicos, superando y conservando el determinismo
económico de la lectura ortodoxa del marxismo—y siguiendo el pensamiento de
nuestra América: José Martí, Pedro Enríquez Ureña, José Carlos Mariategui y el
Ché.
Alguna vez hablando con él, cuenta que estaba leyendo Papillón y la importancia
de hacernos a la idea de poder caer en la cárcel pues varios conocidos nuestros habían sido detenidos y debíamos estar preparados para una situación así, el contaba
cómo le tenía un terror a las ratas y nos relata un fragmento donde el protagonista
del libro logra convivir con una de ellas, le parecía importante para enfrentar una
situación de este tipo.
Participó en la primera Escuela Nacional Urbana donde uno de los instructores
era el Comandante Manuel Pérez, fue el mejor escuelante y como estímulo se le
asigna izar la bandera de La Organización y le sede el puesto a un compañero histórico de Bogotá.
El enemigo lo ubica y allana en su casa, esa noche se quedó en el barrio donde
desarrollaba el trabajo político con una familia “es muy tarde, mejor quédese con
nosotros”, esa decisión le salvó de haber sido detenido esa noche. No se habían creado las condiciones para que Roque viviera en la clandestinidad en la ciudad, cosa
que nos reprochó en su momento, sin embargo decide pasar una experiencia en el
Frente Bolcheviques del Líbano, el Comandante Jairo relata en “Crónica de una
Batalla Perdida” el tiempo que estuvo con ellos.
En algún momento un compañero de Bogotá lo cuestiona y le dice que es hora
de volver, él dice que todavía no es el momento, está contento conociendo y aprendiendo muchas cosas en la convivencia con la Organización, su tiempo en el frente
no había terminado; allí encontró lo que había buscado desde hacia tiempo atrás, la
coherencia entre el decir y el hacer, la radicalidad con los intereses del pueblo, allí
se encontraría a sí mismo como ser humano y como proyecto para él, para los suyos
y para su pueblo.
El Ejército embosca a la comisión después que ha estado en varias casas campesinas, mueren las compañeras Viviana y Jenny y los compañeros Julián Y Roque,
cuatro compañeros de grandes cualidades humanas y políticas, que vivieron una
opción de vida: recogieron las enseñanzas que de niños habían adquirido, tenían
un profundo sentimiento de amor a nuestra gente, conocían la historia de lucha de
nuestro pueblo y supieron poner los intereses colectivos sobre los individuales, reconociendo los valores y las aspiraciones del colombiano a través de la propuesta ética
y política del Ejército de Liberación Nacional.
Quedaron inconclusas muchas charlas, proyectos y muchos abrazos por el afán
de la tarea cumplida por no entender la lógica del tiempo que es superior a la dinámica moderna y de la competencia que nos impone el mercado, pues el tiempo
siempre estuvo allí fue el enemigo quien corto la vida de aquellos que se atrevieron a
pensar y a tomar los caminos que fuesen necesarios para una transformación social
en nuestro país.
Que estas cuartillas sirvan para hacer un homenaje a los compañeros y compañeras que han dado la vida para un mejor mañana para todos y todas.
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CRÓNICA DE UNA BATALLA
PÉRDIDA
Desde el surgimiento del grupo (Isaac Zabala) se fue perfilando en cada uno
de los pocos hombres las características que exigen al eleno actual; rescatando su
historia y heroísmo, el valor, arrojo, disciplina, racionalidad política y la ubicación
global del proceso.
El grupo tiene una historia corta, aproximadamente dos años y de constituida
como estructura 10 meses; pero cada uno siente y hace propia su pertenencia a la
estructura. Por las características en que surge y se desarrolla es atípica al resto del
conjunto nacional: nace en otras tierras, ha ganado su autonomía económica, mantiene su posición inicial que le imprimió Sergio, su primer responsable cuando vino
desde Héroes de Santa Rosa, y ha aprendido a dislocarse y funcionar en comisiones
de trabajo.
Es meritoria la ayuda, apoyo y trabajo conjunto que los compañeros del Bolcheviques han brindado para su surgimiento y desarrollo. Existen contradicciones
propias que bien analizadas y tratadas han permitido reconocerse como tal. El grupo es heterogéneo y allí han llegado compañeros de otras estructuras que traen su
aporte, se acoplan, se hermanan y recogen el legado y la misión encomendada por
la Organización: estar en el corazón de Colombia.
Así han llegado varios compañeros al grupo, unos ya se sienten veteranos, históricos, y otros son más nuevos, pero sienten el compromiso y el calor de caminar
juntos. Así llegaron Roque, Marco, Milena, Juan Carlos y Viviana, sedientos de esa
desenfrenada libertad y rebeldía que caracterizan a los revolucionarios auténticos.
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“ROQUE”
Nestor Valderrama Pacheco.
“MARCO”
Julián Andrés Cajiao Ordoñez.
Vino del Frente Urbano Oscar Fernando Serrano Rueda. Sociólogo de profesión,
llegó a mediados de junio de 1998. Participó en la Escuela Nacional de Militantes
Urbanos realizada en 1996; dónde contribuyó a la redacción de sus memorias.
De extracción popular, familia humilde y trabajadora; fueron su madre y sus
hermanos mayores quienes sacaron adelante el hogar y su formación. Ingresó a la
Organización desde el Frente Estudiantil a la fuerza militar permanente desde fines de 1992. Participó como chofer de repliegue en la tarea nacional que llamamos
"chancho"; luego se fue a trabajar en los barrios populares de Bogotá, en varias partes dónde veíamos necesario. Desde hacía 5 años venia dedicando todo su esfuerzo y
potencial humano a la revolución. Como es normal, por ser urbano le dio dificultad
adaptarse a las dinámicas del campo, se perdía fácil, se resbalaba en el pantano, se
enredaba en los bejucos, no se ubicaba en los terrenos y en especial le daba dificultad las marchas y desplazamientos nocturnos.
Por su nivel académico se preocupaba porque los compañeros aprendieran de él,
a veces polemizaba con algunos sobre la proyección del revolucionario en lo político,
militar y lo organizativo. Tenía una gran motivación por aprender el arte militar y
el dominio del campo. Estuvo con nosotros en el campamento hasta la realización
de la Escuela de Militantes Armando Tribales del área cafetera, en Junio de 1998.
Allí cumplió su papel de suministro junto a Blacho y fue instructor sobre la temática
de Frente Urbano.
Roque era un compañero muy analítico, de temperamento pausado, profundo de
racionamiento, inspiraba una gran confianza por su calor humano y serenidad. Fue
responsable de la comisión guerrillera, ese era su reto, dirigir y orientar lo que a él
más le gustaba: la organización del campesino. Con él se le dio vida a los primeros
colectivos de base y se hicieron las primeras reuniones comunitarias. Fueron 3 cortos meses de trabajo ahí en la base campesina, conociendo las veredas, sus caminos
y sus necesidades. Cada día íbamos haciendo anotaciones de cómo interpretar y
transformar la realidad de esta parte de nuestra querida patria.
Preocupado por mejorar las condiciones de vida de los campesinos, que por estos
lados son administradores y los dueños de las fincas no viven ahí, se le veía junto
al resto de compañeros arreglando huertas, galpones, desmatonando potreros, etc.
Esas rutinas en las bases de apoyo fueron las que se previeron pero que falto superar.
Le entregamos el radio de comunicaciones y así nos coordinamos mejor; aunque
siempre le costó adaptarse a los cuidados y disciplina de este medio y recurso. Se
vinculó a la dinámica del campo junto a Milena, buscando más seguridad por los
seguimientos que el enemigo ya tenía de él. Sus familiares lo visitaron varias veces
en su nueva morada. Amaba intensamente a su pequeño hijo al igual que a la revolución.
Fue otro compañero que se vinculó en el trabajo estudiantil, lo conocí por Arturo, quién fue el compañero que lo incorporó y le dio la primera formación en la
Organización. Era sociólogo y abogado, profesión que nunca ejerció.
Para quienes tuvimos la fortuna de conocerlo, Marco o José Emiliano fue un destacado líder, jalonador y organizador estudiantil. En diciembre de 1995 estuvo en
un taller de mandos urbanos dónde fue el mejor del polígono. Contribuyó a reiniciar
el trabajo estudiantil con otra metodología.
Por su afán de sobresalir y estar siempre en disposición, lo seleccionamos como
conductor para la aproximación y repliegue de las rampas que íbamos a instalar
sobre la embajada norteamericana. Cayó preso en marzo de 1996 por delación,
luego de 22 meses de prisión dónde supo aprovechar el tiempo con su valiosa labor
organizativa junto a otros compañeros, logró fortalecer su compromiso ideológico.
Lo sacamos con Arturo y sus familiares "fianzado".
Muy animado, contento por su proyección y preocupado por su pequeño y nuevo
hogar en gestación. Marco era un compañero analítico, agudo en el conocimiento,
temperamental, compulsivo y visionario. Estuvo en la escuela de militantes Armando Trivales y fue uno de los más destacados. Deseaba ganar una visión global del
proceso para continuar aportando a la revolución; por eso vimos necesario que se
vinculara a la comisión de Trabajo Político–Organizativo. Estábamos por conformar una subcomisión para que se ubicara en la cabecera municipal y atendiera las
necesidades existentes. Por lo pronto era ir a contactar unas relaciones, recorrer
unas veredas ágilmente y volver, hacer unos 3 recorridos para luego iniciar un proceso de asentamiento en la zona.
Aquel 12 de octubre estuvo pendiente de la llegada de sus familiares: sus padres,
compañera e hijo, "ese pelado es idéntico a su padre, inquieto" me decía con su sonrisa ingenua y tierna, los amó insaciablemente. Cuando supo que su compañera e hijo
no llegaron estuvo con sus padres, pero me busco junto a Roque y frente a nosotros
lloró como un niño y me dijo "viejo...que hago por mi hogar, se me va a desbaratar...
ayúdenme" Roque conmovido no decía nada, y empecé a contarle anécdotas y a
darle valor; se calmó junto a nosotros llegando a un acuerdo, que tan pronto termináramos las tareas pendientes de esos días saldría por 2 ó 3 días apoyado por Arturo
a resolver su situación personal.
Hacía varios días él estaba muy animado por la proyección que le habíamos dado
a su vida revolucionaria, nuestro primer comandante de la Organización lo había
solicitado para el trabajo internacional, le comuniqué que se trasladaría donde él
a comienzos de enero para que le informara de su nueva tarea. "No se equivocaron
con esa decisión, yo le responderé, me siento orgulloso que me hayan tenido en
cuenta", me dijo efusivamente, de ahí en adelante se la pasaba preguntándome insinuantemente particularidades de su nueva misión junto a su compañera e hijo.
Estaba henchido de la contextura académica, ideológica y política de la Organi-
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zación que deja el saber... esa aureola de autosuficiencia y orgullo... junto a nosotros
se le fue impregnando de modestia, sencillez, humildad, honor etc., y estaba aceleradamente aflorando en él un vehemente hombre nuevo. Habíamos ganado una gran
confianza y hermandad que todo lo consultábamos y compartíamos.
"En el ELN, encontré la realización de mi vida porque encontré otros compañeros que traían un proceso colectivo al que me he sumado para servir con mi modesto
esfuerzo a la libertad de mi patria". Esa idea que nos la repitió varias veces la había
convertido en la principal motivación de su vida.
Sus padres colocaron en su lápida algo similar a lo que fue su vida: "vivió para
los humildes, y murió por ellos".
“MILENA”
Jenny Gutiérrez Romero.
También venía del sector estudiantil, del Frente Oscar Fernando Serrano Rueda.
Estuvo en varios talleres rurales que hicimos. Se vinculó a la guerrilla rural porque
era la compañera de Roque y lo amaba igual que a nuestra causa. Era de contextura
frágil y tierna, también le costó adaptarse a la vida del campo. Sufría de una dermatitis química en las manos por el jabón de lavar pero ella se daba sus formas de
hacer sus quehaceres sin diferenciarse de los demás compañeros; sufría mucho en
las marchas largas y hacia todo lo posible por no quedarse rezagada. Ambos junto
a Roque se ayudaron en sus momentos de dificultad. Muy recursiva y de bastante
iniciativa para el trabajo Político–Organizativo. Muchos campesinos y en especial
los niños hoy la recuerdan, de esta manera mitigaba sus quebrantos y recobraba su
rebosante alegría.
Hacía apenas 8 días un viejo guerrillero del llano la encontró en una casa campesina ayudando a realizar una tarea de química de una colegiala que estaba de
vacaciones, y el compañero nos repetía: "Que hermoso ver a la guerrillera con sus
cananas al cinto integrada de esa forma a la comunidad, como una sola familia;
así la revolución siempre será inderrotable". Hubo otro acontecimiento que nos recordaba por esos días "Un guerrillero, Jefferson, fue hasta la finca para guardar el
vehículo en el potrero, que detalle más lindo con la comunidad, jamás lo olvidare".
Nos recordaba el legendario guerrillero.
Milena, estuvo los últimos días integrada a la solución de algunas problemáticas
afectivas en la comunidad y a las dinámicas juveniles con un grupo de 14 niños
que asistían para compartir canciones, cuentos y poemas, dinámicas de integración
para contribuir a la formación y disciplina de los niños.
Un día un padre de familia borracho en el pueblo dijo: "No podemos dejar que
a nuestros hijos los instruyan los guerrilleros, ¿porqué no hacen eso con nosotros?".
Luego los compañeros visitaron al campesino y pidió disculpas por los comentarios
mal hechos en público; sus hijos continuaron muy animados a las jornadas del grupo juvenil.
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“JUAN CARLOS”
Giovanni Arley Duque López.
Un compañero joven que llegó del Frente Guerrillero Carlos Alirio Buitrago luego de 3 meses de incorporado. Inexperto pero con unas ganas inmensas de aprender
a superarse, compañero del oriente antioqueño alegre pero también cascarrabias.
Al comienzo desubicado del papel que tenía que cumplir, la mayoría del tiempo
estuvo en el campamento y allí nos fue demostrando su disposición y compromiso.
Junto a otro hermano se procesaron como milicianos hasta su incorporación. Tenía
una familia numerosa como la mayoría de familias antioqueñas.
Muy ágil en sus movimientos, cuando salíamos a cumplir misiones le gustaba
saltar las alambradas y se dormía escuchando música.
Se enamoró con Viviana quién estaba sancionada por eso les tocó esperar 2
meses hasta poder oficializar su relación afectiva. El 5 de octubre cumplieron la
sanción y estuvieron pendientes de que informáramos al colectivo de su relación y
los juntáramos para compartir el inicio de su matrimonio guerrillero.
El 18 de octubre por cuestiones de trabajo habíamos organizado un encuentro
debido a que ella estaba en la comisión de trabajo Político–Organizativo; pero no
se pudieron encontrar porque Viviana estaba con Milena trabajando en otra zona.
Así que Juanca —como le decíamos cariñosamente— regresó con nosotros hasta otro
momento.
Siempre se la pasaba preocupado por las necesidades de otros compañeros y las
colectivizaba. Animaba a los compañeros y los aconsejaba. Los últimos días demostró lo que quería ser: un eleno destacado un Zabala en proyección. Fue emulado
junto a Olimpo como uno de los más destacados del momento. Era enemigo de estar
polemizando o discutiendo con agravios con los compañeros. Recuerdo el suceso de
Milton con las arepas. Estaba Milton de ranchero, Juanca y Edinson tenían que salir
temprano a una misión: hacer un camino hacia otro campamento, entonces fueron
al rancho y le dijeron: "Milton nos llevamos estas arepas", el compañero se irritó,
tiró el cuchillo al piso y les dijo: "llévenselas, al final eso no es mío", pero en el fondo
le descuadraron la ración que pensaba servir al resto del grupo, media arepa con
chocolate. Recuerdo sus palabras de siempre "Que hay que hacer". Era incansable y
así como trabajaba también comía.
“VIVIANA”
Damaris Castañeda.
Llegó a la guerrilla junto a otros familiares aburridos de su casa y en búsqueda
de aventuras y de proyectar su vida. Llegaron al comenzar diciembre de 1997. Muy
joven, se crío con sus abuelos, junto a otros hermanos menores y un poco lejos de su
madre a quién amaba mucho. Fue reina de la vereda.
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En la guerrilla inicialmente tubo el acoso de los compañeros por la decisión que
formalizara su relación afectiva y a más de uno le creo expectativas y prefirió seguir
sola. Hubo un momento en que llegó a tener 8 compañeros como pretendientes y
varios se daban la forma como asediarla, protegerla y hacerla suya. Había uno que
se pasaba haciéndole guardia varias noches hasta que ella me dijo que si era que desconfiábamos de ella, son tus pretendientes que te vigilan, le dije. Así se acostumbró
a dormir sola y se esforzaba por hacerse respetar en medio de la recocha del resto de
compañeros. Varios se fueron desencantando hasta que llegó Juanca, ella se sintió
más protegida y segura, y sintió que había llegado el momento de decidirse.
Por su infancia y tierna juventud desolada tenía la tentación por la adulación y el
consentimiento del resto de compañeros, ese era su mejor fortificante. A veces rayaba con la mamadera de gallo y el irrespeto, hasta que en una evaluación los mismos
compañeros le dijeron, luego que un compañero le toco las nalgas y se puso furiosa:
"tienes que bajarle a la recocha con algunos compañeros".
Viviana entusiasmada en la comisión de trabajo Político–Organizativo se encontró con lo que ella pensaba hacer; fácilmente le llegaba a los compañeros campesinos, les ayudaba a los quehaceres y le contaba sus motivaciones e inquietudes. Un
día emocionada me llamó y me dijo: "tengo 2 inquietudes: 1: hay una compañera
de base que me pidió la vinculación y quiere saber cómo la vamos a procesar, nadie
sabe, ni su compañero y tiene una niña". Le orienté que mantuviera la relación hasta
que despejáramos más la situación familiar de la pareja. 2: Ya usted sabe que es de
lo mío, y sonrío. Preocupada por el futuro con Juanca. "No te preocupes, cumple la
sanción y luego vemos como oficializamos la relación y la ubicación del trabajo."
EL DÍA TRÁGICO
Teníamos una reunión aplazada en varias ocasiones, desde agosto habíamos intentado realizarla, pero habían evasivas, uno de los participantes estuvo el 18 de
octubre precisando detalles y asegurando puntualidad para el día 20 (MARTES). Se
tenía que garantizar la seguridad, y sobre un trayecto se recogía a los 3 personajes.
Un error fue haber repetido por 3 ocasiones el mismo lugar.
Con Julio y Juanca caminamos unas 2 horas y media hasta llegar dónde estaba la
comisión. En la casa de apoyo nos brindaron limonada. Estábamos despidiéndonos
con Julio de Juanca que se iba para otro sitio donde lo esperaba Viviana. Julio le llevaba los cigarrillos y la mechera, y yo le llevaba en el bolso operativo unos interiores
para cambiarse luego del baño; tan emocionado estaba que no se acordó, nosotros
caminamos unos 30 metros y volvimos a mirarlo a ver si se acordaba, hasta que toco
decirle "Juanca... ¿y no pensabas bañarte?". Se regresó corriendo donde estábamos
y recogió sus cosas.
Nosotros seguimos caminando hasta encontrar a los compañeros que ya estarían
con los invitados, era aproximadamente la 1:20 pm. En el camino encontramos a
Roque que había salido a recogernos, nos indicó el camino hacia un rastrojo dónde
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encontramos a Marco y uno de los invitados, nos saludamos. Julio se fue a remplazar
a Blacho que estaba de guardia a un lado del camino. Habíamos conversado unos
40 minutos extrañados por la ausencia e incumplimiento de los otros 2 personajes,
en esos momentos llegó Julio con pánico gritando: "la plaga... viene la plaga, están a
400 metros". Nos despedimos del personaje, recogimos las cosas y me lleve a Roque
y Marco por un rastrojo a media falda, mientras Julio iba a recoger otras cosas que
habían quedado en la casa de apoyo.
Hicimos un campotraviesa por el monte, cruzamos por una quebrada y subimos
por un potrero enrastrojado hasta que teníamos visibilidad hacia el camino por
donde creímos cruzaría el enemigo. Seguimos ascendiendo con cuidado debido a
que el rastrojo ahí es bajo y ralo, así llegamos hasta un filo desde donde alcanzamos a mirar a Julio en otra casa. Roque se fue con él y seguimos con Marco por un
maizal abajo hasta cruzar otra quebrada honda, ganamos un potrero en lo alto del
filo donde estaba la casa de encuentro, estaban Viviana y Juanca... seguros que el
repliegue iba bien.
Desde ahí observamos con binóculos el camino y ningún movimiento de la tropa
enemiga. Por el radio se informó a los otros compañeros de la presencia de la plaga
en la zona para que se prepararan. Ahí almorzamos frijoles, arroz y papa.
Juanca y Viviana salieron a avisarles a Martínez y otros compañeros que estaban
desmatonando un potrero. Eran las 4:15pm cuando nos despedimos, dejando claro
que más tarde se juntarían con otros compañeros para enfrentar el operativo: pensando que la plaga se había quedo en la hacienda y más tarde subirían. Pasamos con
Julio por otra casa de apoyo y nos brindaron limonada, nos invitaron a seguir pero
les dijimos que íbamos de afán. Le informamos a la compañera que la plaga estaba
en la zona y que tomara medidas. Nos fuimos hasta donde estaba el compañero de la
casa trabajando en el papal, desde ahí observamos que iba caminando Blacho hacia
el sitio indicado para el repliegue. A un lado del filo estaban otros campesinos en el
bagón, trabajando también. Hablamos unos 10 minutos con el compañero campesino de algunas necesidades que tenía, también le informamos de la plaga y seguimos
hacia abajo. En el camino nos encontramos con otros 3 campesinos que estaban
trabajando en el papal, uno de ellos se nos acercó preguntando por Jaime, por un
revolver que le había entregado hacía unos días para repararlo. Lo tranquilizamos
manifestándole que estaba arreglado y que pronto se lo haríamos llegar. También le
advertimos de la presencia del enemigo. Continuamos el camino, al cruzar la última
quebrada ya iba subiendo con dificultad, mis piernas no me respondían del cansancio, Julio se percató y fuimos ascendiendo lentamente y con dificultad. Faltando
unos 15 minutos para encontrarnos con los compañeros del campamento inició el
voraz y temerario ataque... Unos escasos tiros de fusil y luego vinieron las descargas
nutridas de granada de fusil, mortero, MGL y ametralladora M-60. Era exorbitante y
avasallador el rugido y la cadencia de fuego. Pensamos que de pronto habían visto
o ubicado a algún compañero. Duró aproximadamente 15 minutos el ataque y todo
quedo en silencio...
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Luego supimos por Blacho, uno de los sobrevivientes, que los compañeros iban
desplazándose hacia el sitio de encuentro acordado, él iba en la vanguardia, lo seguía Viviana, Marcos, Juanca, Milena y Roque. Estaban cerca a la maicera de los
campesinos, esperaron que los trabajadores subieran a la casa para que no los detectaran en el camino. Eran las 5:20 pm, los campesinos se recogieron del trabajo y los
compañeros se decidieron a cruzar; iban caminando por la parte baja del bagón y se
escucharon los primeros disparos de fusil, en ese momento los compañeros salieron
corriendo hacia adelante, Marco y Juanca pasaron a Blacho. El rugir de las descargas de fusil, granadas de fusil, MGL y ametralladora M-60 se concentró en ellos.
Blacho se arrastro bastante hasta que ganó el rastrojo, allí encaletó el equipo y la
subametralladora UZI, que luego la recuperaron los milicianos. En ese momento escuchó que algo cayó, caminó unos 5 metros y encontró a Marco tendido boca arriba,
lo llamo; él levanto la cabeza y le dijo "me muero..." tenía el abdomen ensangrentado,
los disparos los tenía por la espalda. Siguió por el rastrojo a pesar del fuego concentrado, caminó a oscuras hasta la 1 de la madrugada y decidió descansar.
En la madrugada se aproximó hacia una base de apoyo, se cambió y continuó
el desplazamiento hacia el lado opuesto del enfrentamiento. En algunas casas los
campesinos asustados no quisieron brindarle ayuda. Estando en esto, llegaron los
helicópteros y empezó el segundo enfrentamiento. Los 2 comandos que salieron en
la noche estaban hostigando desde 2 posiciones al helicóptero que estaba decolando,
mientras que otro sobrevolaba y empezó a ametrallar. Unos campesinos que trabajaban desmatonando unos potreros salieron corriendo con sus azadones al hombro
mientras uno gritaba: "¡tire los azadones que nos están confundiendo!".
El día anterior mientras acribillaban a los compañeros, nosotros empezamos a
encaletar cosas; se preparaban para salir 2 comandos: uno al mando de Oliver y
otro con Jaime; iban con el objetivo de esperar que fuera de noche, pasadas las 11,
para hostigar desde 2 posiciones. Otros compañeros nos replegamos para la parte
superior, caminamos toda la noche, casi sin prender linternas y con mucho sigilo.
En la madrugada esperábamos encontrarnos con Cristian y el resto de compañeros
que subirían por otro lado, según lo orientado por Oliver.
Llegamos a las 4 de la madrugada y el frío era inclemente y severo, decidimos ubicarnos en lo alto de un montículo, del cansancio tendimos a la entrada del monte los
plásticos y nos acostamos como pudimos para reposar nuestra actividad frenética.
Allí nos amaneció, me levante y empecé a buscar otro sitio para hacer el cambuche
y continuar descansando. Exploré bien el pequeño monte y empecé a hacer el plan,
el banqueo con el machete para organizar el cambuche, más tarde los compañeros
también se trasladaron para otros sitios.
A las 6 de la mañana del 21 de octubre escuchamos 4 disparos de armas cortas
en el sitio donde el día anterior fue el desigual combate. A las 9:15am llegaron 2 helicópteros a la zona, uno se quedo sobrevolando y otro inició el ascenso para aterrizar
y empezó un nutrido tiroteo, eran los compañeros del comando de Jaime, donde
se había incorporado Martínez, estaban hostigando el helicóptero, se escuchaba el
traqueteo de la M-60, el enemigo había lanzado una granada de humo para indicar
el sitio de decolaje del helicóptero, ya habían ubicado a los compañeros en el pinar,
donde estaban hostigando, y el otro helicóptero con la ametralladora punto 50 cayó
con su rugido ensordecedor, mientras los compañeros arremetían a una escuadra
de la contraguerrilla Pijaos que se aproximaba hacia ellos. Los compañeros dándole
vuelta a los palos evadieron los voraces disparos de la punto 50.
Cuando estaba ascendiendo el helicóptero con alguno de los cuerpos inertes de
nuestros compañeros en bolsas plásticas, una ventanilla del helicóptero se expuso
muy cerca al comando dónde estaba Oliver y lo encendieron con sus fusiles, un
soldado a la altura de diez metros se precipitó a tierra; ahí fue donde se le hicieron
algunas bajas al enemigo; pero por el rugir de los aparatos y los combates por el otro
extremo, a los compañeros no los ubicaron.
El comando de hostigamiento se replegó sin dificultades. A la media hora volvieron los helicópteros por el otro viaje. Antes del decolaje hicieron un ametrallamiento
sobre la zona, ahí quedaron en los potreros varios novillos heridos y muertos. El
comando de Oliver, muy cerca de donde estaban unos treinta soldados, sin ser detectados observaban los movimientos, y el resto de compañeros decidieron qué hacían.
Ahí fue el sitio donde acribillaron a los compañeros.
El 22 de octubre en la tarde nos reunimos nuevamente parte del grupo, excepto
Cristian y el resto de compañeros decidimos movernos al día siguiente. Enviamos
una avanzada por el sitio donde pensábamos cruzar, y otros dos compañeros a contactar a la comisión de Cristian. Se demoró el almuerzo, por eso tuvimos que aplazar
la avanzada hasta las 4:00 pm. El resto de compañeros salimos a las 5:30pm, fue un
cruce lento, silencioso y sin linterna, porque tuvimos que pasar muy cerca de dos
patrullas que se mantenían en el área. Habíamos consultado hacía ya varios días
sobre la situación de seguridad en otra zona para hacer el cruce, por eso nos tocó
estar haciendo reportes en medio de la marcha.
Llegamos a los potreros a eso de las 11pm, y empezó a llover intensamente, nos
colocamos las carpas y empezamos a bajar lentamente cogidos de las carpas para no
perdernos, sólo en los relámpagos nos veíamos y quedábamos en la oscuridad más
terrible, pasamos tres alambrados hasta que llegamos a la carretera, la lluvia era
intensa. Ya cuando salimos de la carretera y nos desviamos dejó de llover un poco. A
la 1 de la madrugada llegamos a la casa de apoyo, allí unos compañeros de base nos
ayudarían a caminar en la noche hasta poder llegar en la madrugada a otra casa de
apoyo para aproximarnos, descansar en el día y poder continuar la marcha.
Un camino difícil, fangoso, con bastantes bagones o canelones que se hacen en
los caminos de herradura, la mayoría de los compañeros silenciosos, otros renegaban, se hacían bromas. Da tiempo para pensar en la familia, los seres queridos y
también en el sistema burgués y el gobierno. Una broma nos saca de las meditaciones cuando alguien dice: "bueno para traer a Pastrana por acá"; tenía el barro en las
rodillas y una bota refundida en el pantano pero pudimos llegar a eso de las 5:00
am. Ya casi aclarando el día el compañero de base nos acogió solidariamente, nos
ubicó para que descansáramos, nos bañáramos, y él mismo fue e hizo el desayuno
muy nutritivo y ágil: sancocho de gallina.
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Allí descansamos el día hasta esperar a los cuatro compañeros que se reportarían
en la noche por el mismo trayecto, nos fuimos guiados por el mismo compañero
que nos ayudó en el cruce la noche anterior. Hasta ahí todo bien, llegaron los compañeros, entre ellos venía Blacho, recogimos su informe y organizamos el próximo
trayecto para el día siguiente en la noche. Aquí hicimos nuestra primera evaluación,
hicimos memoria de nuestros compañeros, aún la nostalgia nos avasallaba a todos,
una dura lección para el grupo, pero todos entendimos que trascender la emotividad
era necesario para poder retomar el trabajo y el camino que los compañeros dejaron
junto a nosotros. Con más sutileza y verraquera elena volveremos y nos sembraremos en esta querida tierra que nos acogió.
Enviamos a Olimpo en una mula con algunas cosas que llevábamos de sobrepeso, lo mandamos para explorar y hacer contacto con los compañeros en la otra zona,
debía devolverse inmediatamente. Es otro trayecto difícil, muy fangoso, frecuentemente nos caíamos en el lodo. A mitad de camino algunos compañeros cansados
querían que nos quedáramos a descansar, estaba lloviendo, todo era cuestión de
cansancio. Me opuse porque la situación de seguridad allí era incierta y riesgosa “no
hay casas de apoyo ni sitios conocidos para acampar”, por eso tocó animar a los compañeros para seguir. Hicimos el esfuerzo hasta llegar a la madrugada, 5am. Todavía
oscuro nos aproximamos a la casa donde un compañero de base muy solidario nos
acogió. Allí descansamos... baño y comida para nuestra pesadilla sin fin.
Nos encontramos con el otro grupo del Frente Bolcheviques del Líbano, en honor
a los compañeros caídos juntamos 2 estructuras militares para salir a combatir al
enemigo en la zona.
Días después los campesinos recorrieron la zona del enfrentamiento y encontraron cabellos, dientes con pedazos de maxilar y los sesos de los cadáveres, las gafas
de Roque. Los belicosos se ensañaron con sevicia con los cuerpos y cadáveres de
nuestros compañeros, se los llevaron destrozados porque saben que eso nos duele,
pretenden producir miedo y pánico en la comunidad como parte de su política de
terrorismo de estado.
Ahora comprendemos que ellos maniobraron por el monte y no se movilizaron
como acostumbran por la carretera. El enemigo se ubicó en la entrada al monte en 2
filos por donde nosotros varias veces nos movíamos. Alcanzaron a verlos, contarlos
y ver que iban con armas cortas. Eran 6 compañeros, ellos eran 2 patrullas de contraguerrilla, los Pijaos, que siendo sensatos podían rodearlos, darles alto y rendirlos.
Pero la decisión era presentar este "trofeo" como un gran combate. Se ensañaron con
sevicia descomunal, es probable que algunos compañeros hayan quedado heridos y
allí duraron toda la noche torturándolos. No se explica de otra forma el estado en
que quedaron sus cuerpos y los disparos que hicieron en la madrugada.
Para nosotros la fuerza militar enemiga nuevamente, como es su costumbre, violó el derecho internacional humanitario, irrespetó su dignidad, en vez de socorrer
sus heridas los maltrataron, insultaron y remataron, no entienden que el miedo y
el terror jamás podrá desaparecer las ideas y el sacrificio de quienes mueren por
la patria. Nuestro pueblo sigue abonando con semillas de esperanza a sus hijos
martirizados. Podemos afirmar que por más crueldad del enemigo nuestro pueblo
responde con mayor rebeldía. El símbolo de muerte utilizado por los militares y
paramilitares, la motosierra, en sus genocidios como guadaña, es el mejor abono
para aflorar con sangre la rebeldía popular. Por todo esto se hace más meritoria la
memoria de los compañeros caídos. Por su heroísmo, su resistencia y consecuencia
a la causa de los pobres. Su semilla será redimida en correspondencia al sacrificio
que afrontaron en ese desigual combate.
Vale recordar las palabras y el ejemplo de las madres de la plaza de mayo. Ellas
son mujeres populares argentinas que luego de la contrarrevolución en 1976 comenzaron a organizarse. Perdieron a sus maridos, hijos, nietos, a muchos de sus
familiares. Ellas tenían claro que: "más daño no nos pueden hacer. Sólo queda que
nos maten... Da igual, moriremos dando ejemplo al mundo. Nuestro ejemplo no será
estéril… Nosotras tenemos que estar felices y satisfechas. Felicidad de poder reivindicar a nuestros hijos como revolucionarios y que mucha gente los reconozca hoy
por haber luchado para que nuestro país deje de estar tan sometido y se libere. Los
militares a cambio, cada vez son más cadáveres, los muertos son ellos porque nadie
los quiere, todos los insultan y los repudian".
Los revolucionarios somos la expresión de los pueblos que luchan por la superación de la crisis humana y social generada por los sistemas sociales cuya prioridad
es el capital y no el hombre. La muerte no nos roba los seres amados, en especial a
los revolucionarios, al contrario nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.
Somos la proyección futura de los pueblos por lograr construir nuestra propia identidad, bienestar, seguridad e independencia de los imperios y monopolios capitalistas,
por eso representamos la esperanza y la vida de los pueblos trabajadores.
Montañas del norte del Tolima, octubre 31 de 1998.
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JULIÁN
SE ECHÓ AL MONTE LA
UTOPÍA...
Julián Andrés Cajiao, bogotano, ingresó a sociología en la Universidad Nacional,
llevaba adelantado unos cuatro semestres de derecho en la Universidad Católica,
educado en un colegio que quedaba en el San José de Bavaria, sector de clase media–alta, con novia en la Javeriana, padre arquitecto con una pequeña constructora,
éste lo había educado en la exigencia; con amigos y un mundo donde la necesidad
nunca fue la compañía, tal vez el trabajo y el esfuerzo estuvieron en los valores inculcados por sus padres… Pero qué fue lo que impulsó, a un joven de estrato cuatro,
para que su camino fuera la lucha revolucionaria. Tuvieron que ver con los primeros
acercamientos con la Teología de la Liberación en el colegio, las primeras pintas en
la Carrera séptima con 160, las salidas a la calle del cartucho con varios amigos, la
música de Fito Páez y un sentimiento de justicia que lo llevaron a ir tomando otras
decisiones y su indudable vocación de líder fue determinante para los caminos que
asumiría.
Siempre se puede notar en la sonrisa o en los ojos de un@ revolucionari@ su
condición de persona honesta. Honesta en su quehacer político, en su vida familiar
o íntima. Eso reflejaba Julián en su mirada, tenía la actitud de superación constante
que a muchos nos cuesta adquirir y mantener. Quería ser ejemplo siempre, de disciplina, de trato con los compañeros, de sacrificio… pero de una forma tan natural que
se sentía, eran parte de su verdadera personalidad. Estaba muy orgulloso de pertenecer a la Organización porque sabía que ser eleno te da un estatus de dignidad que
muchas personas en la sociedad no alcanzan a entender.
Tan se sentía en familia que alguna vez nos iba a presentar a su novia y estaba
nervioso, como esperando que tuviera aceptación, con tal sencillez y humildad que
no lográbamos entenderlo; esto no sucedió, pero igual mucho nos habló de ella “estudia en universidad privada pero es buena gente”, dijo para hacerle eco a su actitud
de sencillez.
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Podía tener todo en la sociedad de consumo; (también tenía esa pinta de burguesito con la que engañaba a más de una), pero prefirió luchar por la sociedad del “a
todos todo”. Convivimos en un apartamento, recorrimos muchas tardes buscando
un lugar para establecernos que fuera económico, él convenció a la señora de bajarle
al arriendo, un apartamento que tenía más ratas que el senado y las pulgas saltaban
a nuestros platos de comida; ni siquiera expresaba asco; nos bañábamos en un hilo
de agua a las 5 de la mañana y como si llevara tiempos acostumbrado a las situaciones incómodas nunca se escuchó malestar de parte de él.
Mientras muchos luchábamos por sacar una carrera en la universidad, él ya llevaba dos adelantadas y con buenos méritos, no se medía en la inmediatez sino que
se proyectaba así mismo y a los compañer@s sin pronunciar palabras de más, sólo
con su actuar nos convencía de estar siguiendo su ritmo de trabajo. Sabíamos de
su forma de asumir los compromisos adquiridos, bien sea con el colectivo o con la
Organización, no había descanso hasta conseguir el objetivo, la tarea debía hacerse
o hacer el máximo esfuerzo por hacerla, esa confianza podíamos tenerla en él.
Cuando estuvo preso intercambiábamos cartas y jamás sentimos en sus palabras
lo horrible de perder la libertad, sobre todo cuando se trata de una prisión colombiana; a pesar de ello siempre nos enteramos de lo mucho que había hecho en prisión.
Cada cosa que aprendía entre más sencilla más lo hinchaba de orgullo, de la misma forma todo lo que sus compañeros hacían tenía mucha relevancia y de él salían
palabras de aliento y felicitación por cada acto.
Tal vez por eso siempre sentimos que “bombillo” aportó mucho en la historia del
trabajo estudiantil, desde la elaboración de la primera revista en la que se opuso a
recoger la plata de la impresión y eso significó hacer tareas más osadas para lograr
las siguientes ediciones, sacamos nueve corriendo riesgos más allá de escribir contra
el sistema, riesgos que nos llevaban cada vez a imponernos mayores tareas, como lo
hicimos en nuevas actividades diferentes al tropel.
Por la dedicación y el compromiso que imprimíamos a las tareas y gracias a su
impulso desde la primera cita hasta la evaluación es que llegábamos a nuestras casas
con el júbilo de haber calado ideológica y políticamente en lo que hacíamos. Bombillo, sin él tenía su imagen: esta es nuestra vida, nuestro proyecto; aunque ya no podía
acompañar el proceso de manera física siempre estuvo pendiente, preguntando por
la situación y defendiendo ese pequeño gran trabajo que habíamos construido.
Tenía la magia para dar a conocer más sus virtudes que sus posibles defectos y
por tanto reunía los afectos de muchos en la Organización a tal punto que su estadía
en la cárcel afectaba realmente a sus compañeros más cercanos.
Consecuente… siempre muy consecuente, demostrando que lo que decía era exactamente lo que pensaba y por eso sale de la cárcel y se establece al lado de la guerrilla, pues no estaba dispuesto a sufrir otra detención, no sería digno de él. Durante su
vida en el monte siguió siendo el mismo, aquél que exigía y daba de sí mismo todo
por mantener el trabajo, alguna vez en una escuela al lavar la loza descuidamos las
armas y de la manera más sencilla y didáctica posible nos hizo caer en cuenta de
nuestro error, de echo en los días de escuela y fuera de ellos, no volvió a ocurrir.
A pesar de ello, o tal vez por ello, el cambio de compañeros no le sentó bien.
Demasiado exigente para aquellos que no tienen las comodidades de la ciudad, demasiado crítico para aquellos que llevan días, meses e incluso años con la zozobra
de la guerra cada noche, muy perfeccionista mientras aprendía a trabajar con las
uñas por largos períodos. Debíamos aprender que en la revolución y sobre todo en
la guerra se encuentran individuos forjados de múltiples maneras y por tanto con
todos los matices posibles, pero que son elenos y eso es lo importante.
Con los defectos que nos hace seres humanos y que nos obligan a estudiar todos
los días, a repensar y buscar avanzar, Julián tenía la esencia elena que tanto odia
nuestro enemigo: dignidad en la mirada, autoridad al hablar y por sobre todo en
algunos momentos en la guerra era un ser con nostalgia por vivir en la paz, con su
hijo, a quien adoraba y rogaba por tener cerca, pero antes la muerte se confabuló
con la confianza y le dio méritos al burgués.
No podían morir simplemente, tal vez esperaron su súplica, tal vez querían borrar de sus mentes que lo que la mirada de Marcos (su nombre en la guerrilla)
reflejaba, estaba realmente en su alma; por eso se llenan de odio, por eso se ensañan, porque no pueden ni podrán borrar la verdad que anida en el alma de aquél
eleno convencido, que utiliza su mente para hacer realidad su capacidad de amor
por el prójimo. Ya no lo podrán borrar porque no sólo deja un hijo que sabrá de su
honestidad y de su dignidad, también deja semillas que se multiplican, de su pecho
sangrante la tierra recoge la savia que fortalecerá los árboles que no nos permitirán doblegarnos y cuyas ramas seguirán dando frutos para alimentar el HOMBRE
NUEVO que pueda generar una nueva sociedad tal vez no tan transparente como
es el ideal pero si más justa y digna.
Tu voz sigue gritando, tu sueño sigue entero, porque moriste peleando…
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¡¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE COMPAÑERO!!!
OLIVER
A finales de 1996 Diego propuso la tarea de liberar a Oliver de la cárcel la Picota, donde estaba pagando una condena de 45 años. Por intermedio de Luisa, una
compañera que estuvo detenida y que estando en la cárcel por rebelión conoció y se
enamoró de Oliver, nos llegó la idea de que era posible de que ellos tramitaran un
permiso de salud para ir a Planificación familiar, para una consulta, ellos se inventaron que querían tener un hijo y que Oliver necesitaba hacerse un “espermograma”,
para ver si podía tener familia. Estuvimos pendientes de la comunicación y organización de todo lo necesario, seleccionamos a los compañeros (cros) que participarían
en la tarea. Ese día llegó el vehículo con el chofer y dos guardias, bajaron a Oliver
con esposas en las manos, subieron al segundo piso donde estaba el consultorio. Nosotros, habíamos previsto que lo importante era controlar el segundo piso, pero dejamos un cro en el primer piso y otros cros en la calle observando el vehículo donde
llegaron, pero en ese momento se fue el carro. Le quitaron las esposas a Oliver para
que pagara la consulta y luego pasó al consultorio, lo recibió el médico y les solicitó
a los guardias que esperaran afuera. En ese momento, de los 4 cros que estaban en el
segundo piso dos redujeron a los guardias, les quitaron las armas e inmediatamente
salió Oliver. El resto de cros controlaban a la gente que estaba en el segundo piso,
para que no se preocuparan y se quedaran tranquilos. El celador que estaba en el
primer piso no se dio ni cuenta, bajaron sin hacer ningún movimiento raro, todo
normal en el primer piso y en la calle. Como no había vehículos para el repliegue,
unos lo hicieron en taxi, otros en buses, con todas las medidas se bajaron y tomaron
otros vehículos en otras direcciones, tratándose de alejar del sitio, la calle 34 con la
Caracas o carrera 14. Habíamos obtenido un gran éxito en la liberación de un cro
que estuvo vinculado al Frente Camilo Torres Restrepo y hacía más de 2 años estaba
detenido cuando lo capturaron en Pelaya.
Los diarios y la radio reportaban el hecho, lo guardamos en el apartamento donde vivía Diego con Camila hasta que se enfriara un poco el acontecimiento. A los
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pocos días le hicieron su camuflaje y llegó al FBL. Llegó con Diego, Camila y Luisa.
Para ese momento en Cundinamarca estaba Mauricio con otros pocos cros. Después
de la muerte de Yesid (Isaac Zabala) otros cros estábamos en el Tolima en el FBL,
reorganizando y apoyando la proyección del proyecto. Vestido con un pantalón
blanco y camisa a rayas, con varias pulseras y cadenas, efectos de su vida carcelaria,
contrastaba con el resto de cros, pero ésta primera imagen fue transformándose con
nuestro apoyo y lucha ideológica.
Con nosotros estuvo en la tarea del cuidado de dos retenciones, fueron las primeras que hacía el proyecto del I. Zabala; allí tuvimos la posibilidad de conocer más a
Oliver. Con Luisa su cra hicimos un plan de formación, ella era de Bogotá y estuvo
estudiando artes, el esfuerzo en especial era alfabetizar y elevar el nivel cultural de
algunos cros, Oliver era para ese momento analfabeto. Pero su afán de superación,
su disposición y compromiso, fueron los valores fundamentales que le permitieron
transformarse así mismo. Ya habíamos realizado un taller con Isaac y todos los cros
que pertenecían al proyecto, con el propósito de retomar su reconstrucción, así que
decidimos concentrarnos en esa labor junto a los cros del FBL; entonces Isaac con
un grupo de cros se constituyeron en CTPO, (comisión de trabajo político–organizativo) y su tarea consistía en apoyarnos logísticamente, garantizar la seguridad y
organizar la comunidad. Ellos innovaron métodos que el FBL desconocía para ese
momento, que luego en las evaluaciones fueron tenidos en cuenta, en especial el
evitar las rutinas de funcionamiento en las casas, más conspiratividad, atender la
organización de la comunidad y seguridad en la noche y mucha recursividad con
los productos de la zona, así se ganaron los apelativos de la Comisión: “Los Gatos”,
“La Comisión Bollo de Yuca”, etc.
Fueron casi 8 meses de contacto diario, cotidiano, donde se pudieron dimensionar sus capacidades y su proyección, en medio del estudio y trabajo, en una ocasión
nos dijo que cuándo le daríamos una oportunidad para participar en una tarea militar, le respondimos que todo tiene su momento. Junto a nosotros fue llenándose de
valores, actitudes y asumió responsabilidades. Inicialmente asimiló mucho la filosofía y práctica estoica de nuestra Organización y del grupo. Estuvimos estudiando
al Che, le fascinaba la historia de los Mau Mau, Campesinos Guajiros de Cuba que
peleaban de pie. El grupo fue creciendo por los aportes que enviaban las estructuras
o por las incorporaciones compartidas que había con el FBL , los cros referentes de
éste nuevo proceso eran Isaac y Mauricio. Después de culminar las retenciones nos
trasladamos de zona con el fin de ir construyendo otra de retaguardia para el frente.
Por esos días resultó la tarea del helicóptero transportador de valores de Palocabildo, no estuvo Oliver pero eso lo entusiasmaba. Es difícil hablar de Oliver sin tener
en cuenta la historia del Zabala, él hizo parte de su historia, de su reconstrucción.
Al poco tiempo lo captamos para la dirección del grupo y llegó su momento de demostrarnos todas sus capacidades.
En la nueva zona Oliver salió con Patricia y otros compañeros a hacer trabajo
político organizativo (TPO) y reconocimiento de terreno. Por esos lados hicimos una
escuela de combatientes, crecíamos y teníamos que conseguir recursos para dotar a
los cros. En un operativo que hizo el enemigo por esos lados estaban Oliver, Luisa y
Andrés, se refugiaron en un rastrojo para esperar los movimientos que el enemigo
haría, ya era de noche y sin prender linternas se internaron sin dejar huellas, llegaron a descansar en un sitio, para después buscar dónde dormir. Estaban descansando y comentando del operativo sentados en un plástico, Oliver le había dicho a Luisa
que se levantara un momento mientras sacaba una piedra que estorbaba debajo del
plástico, fue en ese preciso momento, que se escuchó un disparo. Luisa se acababa
de suicidar; sacó un revólver y se dio un tiro por la boca. Ni Oliver ni Andrés alcanzaron a prever el acontecimiento, quizá por el temor que ella temía a una nueva
captura, por el terror que vivió en su detención, ella prefería morir a ser nuevamente
detenida. En un primer momento, ese suceso les destrozó los sentimientos, casi no
durmieron, pero al día siguiente informaron y junto a otros cros y con alguien más
de la comunidad le dieron sepultura temporal.
En diciembre del 97 hicimos una evaluación del trabajo y concluimos que ya
existía nuevamente la estructura, habían 23 cros, con la ayuda de Isaac se empezaron a hacer las elaboraciones y diseños de construcción del Área Central, se reeligió
la dirección democráticamente: Mauricio y Oliver. Nuevamente nos reubicamos en
otra zona y con nuevos acuerdos con los cros del FBL . Aquí fue donde pudimos reorganizar mejor el trabajo y garantizar otras actividades que no habíamos hecho en
otros sitios. A comienzos del 98 llegaron como aporte nacional 10 fusiles nuevos: AK
y Norinco, munición, granadas de mano y otros recursos que permitieron al grupo
entrar a otra dinámica. Entramos a hacer preparativos para la Escuela de militantes del Área Cafetera, allí participaron cros de L1 y del FIZ, entre ellos Mauricio y
Oliver. Él tenía dificultades para la lectoescritura, no fue de los mejores, pero su
disposición y compromiso se acentuaban. Posteriormente realizamos el taller del
primer nivel de salubristas, para ese momento nos llegaron 3 compañeros del Frente Carlos Alirio Buitrago (FCAB): Giovanni, Marcela y Juan Carlos, a vincularse al
proyecto I. Zabala.
Después, Oliver se dio a la tarea de hacer el corredor a Caldas, inicialmente con
un objetivo económico, pero nosotros sí entendíamos su importancia estratégica.
También fue exitosa su labor y se realizó “labrador”. Fuera de la retención se consiguió un fusil 7 mm de perilla, que junto a otro que encontramos en la comunidad
que lo conservaban desde los tiempos de la violencia del 60, fueron ingresando como
armas antiaérea. Con los compañeros de la estructuras del Oscar Fernando Serrano
Rueda teníamos mucha actividad de cooperación, podíamos decir que gran parte
de éste esfuerzo de reconstrucción es de los compañeros que directa e indirectamente hicieron parte de ésta historia: Javier, Roque, David, Alfredo, Nicolás, Fredy,
Salvador, Carlos, Marcos, Milena, y tantos compañeros estudiantes, trabajadores
populares que han mantenido esa actitud. Realizamos varios talleres de racionalización del trabajo popular con los compañeros del trabajo estudiantil.
En una de éstas tantas actividades apareció Diego o Martín, vino a uno de estos
talleres, pero el objetivo principal era rendir un informe de la zona del trabajo de C/
marca, donde estuvieron unos cros del FCAB hace unos años tratando de buscar un
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asentamiento, hacer una valoración y un plan para retomar ese trabajo como nuevo
asentamiento del FIZ. Con Mauricio se hizo esta gestión, y quedó entusiasmado, se
comprometió a hacer las primeras exploraciones. Eso aceleró el nuevo momento de
la historia del FIZ ya que se empezó con la selección de los mejores cros que acompañarían a Mauricio, porque su emotividad a veces nos presentaba rupturas de
procesos que no permitían darle continuidad, de ahí la diferencia si eran todos, los
mejores, los más procesados, una parte, etc. Oliver se quedó con nosotros garantizando el crecimiento, la consecución de recursos y la formación de los cros.
En la zona de asentamiento de retaguardia construimos una CTPO al frente estaban Roque y Patricia. Allí cometimos varios errores que no supimos prever. La Comisión no tenía mucha movilidad en el terreno, empezó a dar rutina sobre algunas
veredas, la falta de experiencia de trabajo de Roque y nuestro funcionamiento muy
cercano a ellos terminaron con la tragedia del 20 de octubre de 1998, donde caen
Roque, Marcos, Milena, Juan Carlos y Viviana, los únicos sobrevivientes fueron
Vladimir, Patricia y Martínez. Oliver tuvo una gran iniciativa ese día de contraatacar al enemigo así que se organizaron dos comandos que al día siguiente, pelearon
y le hicieron bajas al enemigo.
A raíz de estos acontecimientos nuevamente nos trasladamos de zona; pero con
el interrogante de si la abandonábamos o de volvíamos con otra dinámica. Oliver
se regresó con una escuadra a darle atención a la zona y a buscar objetivos militares
en las tropas enemigas. Nos llegó la información de una rutina que tenían los dos
policías de Murillo todas las mañanas cuando iban a revisar el ganado al matadero.
Seleccionamos 2 compañeros más y se hizo el diseño operativo, solamente entraron
al pueblo tres, los otros se quedaron esperando cerca. Estaba aún muy temprano
y les tocó entrar a varias cafeterías a tomar tinto y hacer tiempo mientras se abría
el matadero; por el frío y la costumbre se consiguieron unas ruanas típicas y así
pudieron camuflar mejor las armas. Como a las 5:45 a.m. ya estaban entrando alguna personas, unas alistaban a los animales a sacrificar maniatándolos y otras que
madrugan a recoger sangre porque no tenían para la carne, en total habían unas 15
personas cuando entraron los dos policías también con ruana y sus fusiles galil, uno
de ellos escuchando radio. Un cro tomó posición de la puerta de entrada, como se
planificó, mientras Oliver y Julio esperaban el momento oportuno; los policías con
papel en mano revisaban los registros del ganado y Oliver le hizo la seña acordada a
Julio, en el momento que se separaran los policías cada uno escogería el suyo; entre
rejos y ganado tendido maniatado se acercaron como a curiosear cuando un policía
llamó al otro para observar más de cerca los papeles, cuando el otro se dio la vuelta
se escuchó una detonación, fue Oliver el que inició; el otro alcanzó a decir: “¿Qué
pasó?” y se escuchó el otro disparo, en diferencia de segundos estaban los dos policías tendidos en el piso, la gente gritaba y corría hacia fuera mientras Oliver y Julio
les recuperaban los fusiles y los chalecos con sus proveedores, hasta el radio que
se quedó prendido se lo trajeron. Cuando salieron a la calle, la gente iba corriendo
y ellos atrás les gritaban que no se preocuparan que todo había terminado, alcanzaron a algunos, cruzaron por otra cuadra para obviar el puesto de policía, iban
rápido, cubriéndose, pero no hubo ninguna respuesta, afortunadamente porque la
protección del replique que habíamos planificado con Oliver, no la llevó y se arriesgó así. Ya en la salida del pueblo caminaron unos 5 minutos y un tractor de arado los
recogió y los llevó otros 15 minutos hasta que una señora los invitó a tomar tinto, se
bajaron compartieron unos momentos y siguieron en el mismo tractor por otros 10
minutos. Se sentían seguros con las armas, pero lo acordado era coger un camino
o campotraviesa y evitar algún choque o enfrentamiento. Pero Oliver ya estaba impregnado de ese estoicismo y temeridad que lo fueron caracterizando en adelante.
Llegaron con alegría los segundos fusiles recuperados, porque los primeros llegaron
con el asalto del Helicóptero.
Teníamos la información de que una patrulla del Ejército estaba estacionada en
el cruce de la carretera Murillo–Líbano exactamente en el Agrado. Oliver propuso
hacer un hostigamiento con algunos cros que tuvieran experiencia, pero en especial
llevar cros para foguear, así que seleccionamos 10; la idea era precisar la información en el terreno y hacer el ataque en la noche. Estaban a la margen derecha de la
carretera, sobre un filo, por las características del terreno se podía atacarlos desde
3 posiciones; en el día se hicieron las observaciones necesarias y a los cros se les
hizo un croquis para mejor ubicación; en la noche hicieron la aproximación sigilosamente, cada quien en su sitio, miraban los relevos del guardia, los movimientos
que hacía y su ubicación; a la 1 a.m. se inició con una granada de fusil, la tropa
tuvo tiempo de reorganizarse y se peleó durante 20 minutos; desafortunadamente
no llevamos ramplas, ni cilindros para lanzar cargas, hizo falta un megáfono para
exigirles rendición y decirles que estaban rodeados. Los cros se replegaron sin novedad, la tropa no amaneció allí y nunca supimos de las bajas que les causamos, las
noticias no dan cuenta de lo que no les conviene. De todas maneras los cros llegaron
contentos, contando su experiencia, llena de anécdotas y del saber en concreto qué
es un combate.
En la zona antigua, donde inicialmente estuvo el proyecto, o sea en Cumaca y
Tibacuy, teníamos varias caletas por revisar o trasladar; además, estaba pendiente
hacer justicia con la muerte de Yesid (Isaac Zabala), el fundador del proyecto. Con
esa misión se trasladaron Oliver y Cristian, apoyados con cros organizados de la
comunidad. Recuperaron algunas armas cortas, hamacas, carpas, uniformes y las
organizaron para ser trasladadas, luego, se dedicaron a ubicar al señor Garzón, Secretario de Gobierno de la Alcaldía, comprometido en la muerte de Yesid. Tenía una
panadería de su propiedad y allá se fueron a esperarlo, se sentaron a tomar gaseosa y
tan pronto entró el personaje se sentó en otra mesa con otra persona, cerca donde estaban ellos, Oliver le dijo a Cristian con voz baja: “voy a pagar la cuenta y me cubre
desde la puerta”, pagó la cuenta, se dio media vuelta, sacó la pistola que la llevaba
lista y le metió 9 tiros; se replegaron sin ninguna novedad, luego nos enteramos que
ese día confidencialmente las Farc iban a hacer la misma tarea.
En una ocasión se fue a Santa Isabel a verificar una información para recuperar
un dinero de una entidad financiera, se fue acompañado de una gente de la comunidad. En el pueblo se hicieron las observaciones necesarias, luego se subió a un bus de
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Rápido Tolima y en el cruce de Junín detuvieron el bus, lo bajaron y lo retuvieron,
tenía otra identidad por el cambio de documentos que le habíamos hecho, por eso se
sostuvo en que era comerciante, no le encontraron nada encima que lo comprometiera. Allí lo interrogaron bastante, lo golpearon y le hicieron ofrecimientos, pero ya
su experiencia y serenidad en esas lides le dieron tranquilidad al ver que le iban a
seguir un proceso jurídico. Ya desde la cárcel en Ibagué nos llamó y nos contó lo sucedido, le colocamos un abogado y esperamos, manteníamos buena comunicación
y correspondencia; no le informamos al grupo para evitar comentarios y preocupaciones, además de que la información se filtrara. A los 22 días nos llamó contento
e informó que dónde podíamos recogerlo, cuando llegó, nadie sabía lo sucedido, él
mismo les contó luego todas las amarguras que pasó allá nuevamente, preocupado
porque algún guardia lo reconociera, solamente un recluso trasladado de la Picota
lo reconoció, pero llegaron a un acuerdo y no pasó nada.
A finales de 1998 salió con una escuadra de cros con el objetivo de emboscar una
patrulla que había entrado a la zona; se informaron con la comunidad, se aproximaron a la carretera, dejaron los equipos encaletados, ya eran las 7 p.m. se acercaron a
una casa que está debajo de la carretera para precisar mejor, estaba la luz prendida.
Entró Julio con Fulanito por el frente y avanzaron al patio, vio a la señora de la casa
y por la ventana la saludó y le preguntó: “cra, buenas noches, ¿por aquí no pasó el
ejército?”, la cra asustada y sin hablarle, le hacía señas que se fuera, se fue retirando
hacia atrás, se escucharon ruidos por la platanera que está cerca de la casa y se prendió el combate, fue nutrido; casi cuerpo a cuerpo, retumbaban los fusiles, nuestras
macocas, que para esos casos son efectivas, y las granadas de mano. Gritos de lado
y lado animando el combate; es herido Carlos, un compañero de Bogotá, estaba
muy contento y animado antes de partir, Oliver se le aproximó arrastrándose, se lo
colocó en su espalda y lo ayudó a salir un trayecto, le decía: “no hable, quédese callado”, pero seguramente el dolor de la herida y el desespero en medio del combate, lo
confundieron, cuando Oliver le dijo que se deslizara y rodara hacia donde estaban
los otros cros Carlos rodó hacia otro lado, como el combate fue a corta distancia lo
remataron. A Manuelito lo cogió la onda explosiva de una granada y lo levantó del
piso, lo dejó confundido un rato, se perdió de los cros pero salió solo y a los dos días
se reportó por otra zona. Luego, supimos de la muerte de Fulanito, quizá fue el primero en caer muerto, era quien estaba junto a Julio. Luego, por información de la comunidad, nos enteramos que sacaron a la carretera 8 cadáveres y otros heridos, que
allí estaban dos de nuestros cros muertos. El enemigo hizo varios comentarios del
valor y la fiereza de los cros en el combate; eran parte del estoicismo y la temeridad
que Oliver le impartía a la fuerza y la forma como se entregaba al combate. Nosotros
le criticamos estas actitudes de improvisación y riesgos innecesarios, algunos cros
que estuvieron allí con él le decían “aventurero”, él les replicaba de “miedosos”.
Una de las experiencias más osadas que tuvo Oliver, fue una tarea realizada en
Santa Isabel. El objetivo era recuperar un dinero de una entidad bancaria donde
simultáneamente había que hostigar al Puesto de policía. Se fue con los cros a hacer
la verificación sobre el terreno, entraron al pueblo armados con Patricia y Julio, del
parque donde queda la entidad bancaria al puesto de policía hay unas 6 cuadras,
los cros caminaron casi todo el pueblo, se fueron por detrás del puesto de policía y
siguieron lateralmente unas dos cuadras. Ya la policía estaba alertada y habían salido 2 policías y el comandante del puesto a interceptarlos una cuadra arriba donde
ellos tenían que pasar. Cuando llegaron a la esquina para dirigirse nuevamente al
parque se percataron de la presencia de los policías que estaban en la esquina posiblemente esperándolos, no se regresaron sino que tuvieron tiempo de improvisar
un plan: Oliver se fue por el centro de la calle y si los paraban respondería a uno
de los policías que tenía un fusil, Patricia se fue por el andén y Julio se abrió al otro
extremo; se fueron aproximando así y el cabo del puesto les dijo: “Señores, por favor
una requisa”, en ese momento Oliver se hizo que sacaba los papeles y los encendió a
plomo y como no traía tiro en la recámara se agarró del fusil de uno de los policías,
lo mismo hizo Julio con el otro policía que tenía fusil, el cabo tenía revolver y se
prendieron a tiros con Patricia a unos 3 metros, en esas es herida Patricia en el brazo
derecho, el cabo se despreocupó de ella y se fue donde estaba forcejeando Oliver
con el otro policía, con el revólver en la mano trataba de dispararle a quemarropa
en la cabeza, pero Oliver se le esquivaba, en esos momentos de forcejeos, el cabo le
dispara a Oliver y lo hiere en el pecho, empieza a perder el aire, debilidad, escupe
sangre pero no se soltaba del fusil del policía; en esos momentos Patricia gana iniciativa, se acercó donde estaba forcejeando Julio con el otro policía y le disparó en
la cabeza, cayó, Julio cogió el fusil, se lo cerrojeó al policía que estaba con Oliver,
pero no disparó, así que lo tomó por el cañón y con toda su fuerza se lo descargó
en la cabeza, Oliver pudo tomar el fusil y rematar al policía, el cabo ya no tenía
munición en el revólver y salió corriendo, le dispararon y quedó también tendido en
el piso. Cogieron los fusiles, sin los chalecos, debido a los afanes por las heridas de
Oliver y Patricia, caminaron hacia el parque, ya el resto de policías habían salido y
subido a interceptarlos, mientras Oliver y Patricia hacían contención, Julio le dijo
al chofer de una camioneta que la prendiera para salir. Afortunadamente lograron
abrirse paso y salieron del pueblo. Con suerte, el tiro que tenía Oliver solo le afectó
una parte del lóbulo superior izquierdo, que con reposo y terapia, mejoró. Patricia
tuvo fractura de uno de los huesos del brazo. Fue una improvisación riesgosa que no
debió de realizarse, pero que se logró recuperar armamento.
Hubo un tiempo en la vida de Oliver que padeció de mucha inestabilidad afectiva, habían comentarios, cuestionamientos, nosotros hicimos varias reflexiones colectivas sobre el particular, tratando de ayudarle a superar. Nos dimos cuenta que
no había superado un problema que traía desde hacía tiempo, su falta de capacidad
de autocrítica y de reconocer sus errores. Justificaba esas prácticas erróneas y exigía
pruebas concretas. Más tarde cuando conoció a Andrea, su vida fue cambiando
en ese particular; ambos se ayudaban y complementaban, se querían mucho y eso
potenció más su compromiso. Ella empezó trabajando en tareas logísticas; la ingresamos al equipo con otros cros, pero la mayoría de tareas las hacía su padre, por el
conocimiento del terreno, más recursividad; por eso de común acuerdo decidimos
que él continuara haciendo parte del equipo de logística con Oliver, inicialmente le
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decíamos el Polaco, después se convirtió en Andrés, muchas de nuestras tareas son
parte de sus esfuerzos.
Junto al FBL se realizaron varias actividades, tenía reconocimiento, confianza y
seguridad con toda la fuerza; con varias unidades de las dos estructuras se planificó
una campaña de ataques a la fuerza enemiga, de hostigamientos, emboscadas, propaganda armada, retenes, etc. Dentro de estas actividades estaba el ocupamiento
del puesto de policía del Convenio. Hicimos la exploración por la parte de atrás
del puesto, teníamos la posibilidad de colocar una carga explosiva para iniciar el
ataque; se hicieron todos los preparativos, con mucha dificultad los cros colocaron
una carga de unos 10 kilos de dinamita con un mecanismo de encendido eléctrico,
pero en el momento de iniciar el ataque éste no accionó y ya toda la gente estaba
en posición y nos dimos cuenta, por algunos movimientos del guardia del puesto,
que alguna gente del pueblo que estaba despierta empezó a filtrar la información;
se inició el combate por espacio de más de una hora. Allí perdimos al cro Jairo, era
una de sus primeras experiencias, los cros lo sacaron herido y al poco rato falleció;
le dieron sepultura. No sabemos de las bajas que le causamos al enemigo, pero esa
falla técnica de la carga fue decisiva, y no se previó otra opción, se actuó sobre la
confianza, por eso se falló.
En el norte del Tolima sobre las vías Honda–Ibagué, Armero–Líbano, Murillo–
Líbano y Mariquita–Manizales, fueron muchos los retenes que condujo Oliver a la
fuerza exitosamente, con objetivos económicos, de propaganda, de sabotaje, etc.
Fue un cro que recorría los caminos, la zona, su territorio; así supo ganar un gran
dominio territorial y era una de sus grandes ventajas ante el enemigo.
Participó en la primera Escuela Nacional de Oficiales, donde su evaluación no
fue de las mejores pero para él fue de un gran estímulo y siempre recordaba las
enseñanzas, las tenía presentes a cada momento. Pudo visitar a su familia y regresó
muy contento.
En varias zonas del norte del Tolima, estaban los rumores y comentarios de algunos terratenientes y comerciantes, apoyados por el ejército y la policía, de iniciar
el financiamiento de los paramilitares. A la cabeza de ese proyecto estaba Juan
Paredes, padre de un oficial del Ejército, que tenía la rutina de ir a una de sus fincas
cerca de Padilla. Oliver lo plantío como un objetivo político y militar, para sentar un
precedente. Nosotros estuvimos de acuerdo, Colocó un retén sobre la vía Líbano–
Padilla y en plena vía aplicó la justicia revolucionaria contra quienes promueven,
organizan y financian el paramilitarismo: arma que utiliza el estado para combatir
a las comunidades que apoyan el proyecto revolucionario y están de acuerdo con
el cambio. En venganza su hijo inició una serie de operativos militares dirigidos
especialmente a la casería de Oliver.
Para finales de marzo del 2000, se organizó su traslado a C/marca. Se fue con la
idea de ir a apoyar a Mauricio y a potenciar el trabajo en esa zona. Desgraciadamente Mauricio es detenido a la semana en Bogotá, a Oliver le tocó, en forma apresurada
y sin mucho conocimiento, asumir la responsabilidad de toda la fuerza. Se coordinó
con Ernesto para que temporalmente lo apoyara. Nos informó de la solicitud de tras-
lado de Armando, uno de los cros de mayor conocimiento del trabajo en la zona. Al
poco tiempo nos plantío traslado, tenía problemas de salud. Entendíamos las dificultades, los problemas y su falta de acompañamiento, por eso le dijimos que esperara
para hablar personalmente y le adelantamos la decisión de apoyar el proyecto. Al
poco tiempo nos encontramos, había 33 compañeros; la mayoría bien uniformados,
hacían falta armas y dotaciones de intendencia. Junto a él y otros cros hicimos los
nuevos diseños para esa nueva etapa que íbamos a vivir.
Con la llegada de los primeros cros de otras estructuras y las armas en diciembre
del 2000, se llenó de entusiasmo y en especial al sentirse acompañado. Se hizo un
taller de formación para los incorporados y para los mandos medios, se hizo el plan
de trabajo, el reglamento y se conformó la dirección, luego vino la reunión ampliada
del área, el diseño para su reestructuración y él se fue llenando de toda esa visión y
responsabilidad. Oliver, siendo miembro de la dirección, como buen sastre sacaba
tiempo para resolver algunas necesidades del grupo, confeccionaba las hamacas,
carpas, etc.
En febrero del 2001, fue a un control de salud y luego regresó al FBL, con el fin
de revisar unas caletas, organizar la administración de unas propiedades y hacer
justicia sobre los sucesos del 20 de octubre del 98. No conocía el sitio de las caletas,
pero hablamos e hicimos unos croquis para que se orientara. Ya en el terreno junto
a Jaime hicieron dos viajes y no lograron encontrarlas, hablamos vía radial y no fue
posible, pero con un croquis nuevo, que le envíe con Andrés, las encontraron. Hizo
las gestiones administrativas como se acordó y fueron a localizar al señor Luis Blandón, responsable de la muerte de los cros que cayeron en Canaan. No lo encontraron
en la casa, un familiar les informó que estaba ordeñando… allá lo encontraron, hablaron un poco de unas deudas nuestras, de unos compromisos asumidos, del doble
trabajo de informante del ejército y lo ajusticiaron.
En Cundinamarca Oliver contribuyó a explorar nuevo terreno, a darse a querer
y resolver las necesidades de las comunidades, en especial en Albán, Villeta, Guayabal de Síquima, Vianí, Bituima y Chaguaní. Fue el primero, junto a su escuadra,
que conquistaron el cariño y aprecio de la comunidad de Guaduas, zona agropecuaria, de gran tradición de lucha. Realizó junto a varios cros retenes en las vías
Honda–Bogotá y Cambao–Bogotá; retenciones y sabotajes al sistema eléctrico. Fue
un gran interlocutor político para varias de las administraciones municipales. Había innovado varios métodos y dinámicas de trabajo y estaba en su mejor momento
de eficiencia.
Su último combate lo realizó el 19 de junio del 2001, a las 12:20 p.m. contra la
unidad de las Farc que el día anterior, de manera traidora, atacó a su escuadra
que estaba cubriendo la seguridad en una posición estratégica de la zona en una
vereda de Chaguaní, estaba furioso y su temeridad estaba en su límite, parecía
estar jugando con la muerte. Reforzamos su escuadra con otros cros y decidimos
el contraataque, fue hora y media de combate con una inferioridad de hombres y
armamento, y solo con la ventaja de la sorpresa y el dominio del terreno, así fue que
se logró imponer y salir victorioso, con ninguna baja de parte nuestra y un gran
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ahorro de munición; por informes de la comunidad supimos que en las filas de las
Farc hubo varios muertos, heridos y desertados; estos son combates infructuosos e
innecesarios de la revolución.
Esta situación con las Farc nos hizo cambiar algunos de nuestros planes, hicimos
varias reestructuraciones orgánicas, él en particular tenía que cumplir en lo inmediato con una tarea estratégica que la estábamos organizando, pero que día a día se
nos aplazaba. Hizo un retén a 5 minutos de Guaduas en la salida para Honda, el día
3 de Julio a las 6 p.m.; se demoró mucho tiempo, una hora. En esa zona el enemigo
tiene una capacidad de reacción rápida, pero el dominio del terreno y apoyo de la
comunidad, le hacían dar confianza. Nos informó que pensaba hacer otro retén con
objetivo económico. El día 6 de julio se despidió como de costumbre de los cros, se
fue con Javier a tratar de localizar a un ladrón de la zona, era la segunda vez que lo
estaba intentando, pero nuevamente nada. Aprovechó para hacer la exploración en
la carretera, salieron a la vía sin ningún camuflaje, con botas, su bolso operativo verde, su pañoleta camuflada al cuello, su sombrero de tela, su barba rojiza y su nueva
mascota “Caribe”: un perro cachorro que se lo había regalado alguien de la comunidad. Llevaban sus armas medio camufladas por sus ropas, caminaron unos 2 Km.
en dirección a Guaduas, se regresaron; los carros y motos en ese sitio son muy frecuentes, suponemos que hubo gente que lo reconoció e igualmente una patrulla de
transito alcanzó a verlos y al parecer informó. Llegaron al sitio por donde salieron y
siguieron en dirección a Honda, era aproximadamente la 1 p.m., buscando una tienda para tomar gaseosa caminaron como 1 Km. hasta que la encontraron. Oliver se
tomó 3 gaseosas por la sed que tenía, en ese momento un vehículo campero blanco
con vidrios polarizados, que ya andaba en su búsqueda, estaba retrocediendo hacia
ellos, Oliver como siempre se abalanzó hacia ellos sin percatarse que era el enemigo.
Abrieron las puertas del vehículo y empezaron a disparar sus fusiles, Javier alcanzó
a martillar la Uzi que llevaba camuflada, pero el tiro no salió y se agachó debajo de
las mesas y sillas hasta meterse a la casa, por detrás de ésta lo esperaba un policía
apuntándole, el sitio estaba rodeado, retrocedió un momento y se lanzó a una altura
de unos 4 metros y cayó en un tanque que estaba cubierto por unas hojas de zinc,
los disparos le silbaban cerca y corrió en zic zac por un buen rato hasta que se sintió
a salvo. Llegó en la tarde donde estaban los otros cros para dar el informe, pero con
la confusión si habría muerto Oliver o estaría herido. Luego vinieron las noticias
y la comunidad que verificó y lloró junto a nosotros, no podíamos comprender su
muerte, se fue de nosotros cuando más lo necesitábamos; queda para nosotros el
compromiso, su ejemplo y entrega a la causa de los humildes y explotados, por los
que él murió.
Montañas de Colombia, 2001-08-07.
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JENNY
RELATO A VARIAS MANOS
Labor completamente difícil y dolorosa, pero a la vez profundamente gratificante, tratar de recordar con palabras a una persona querida y cercana, máxime si esa
persona ya no se encuentra en este mundo con nosotros.
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Jenny, mujer universitaria que como pocos, pero al fin muchos, ingresan a la
universidad con la intención de utilizar la academia como herramienta para la solución de los problemas sociales. En su transcurso universitario entiende, de la mano
de otros compañeros, que la academia es importante pero estéril si no se vincula
con la realidad, la cotidianidad de la sociedad y el componente que defendemos, la
clase popular.
Pero esa inquietud no se daba solo con el ingreso a la universidad venía de antes;
venía desde su bachillerato en el colegio CAFAM de Bogotá, donde en sus trabajos de
clase mostraba su inconformismo por la utilización de la mujer como objeto sexual
en la publicidad y particularmente en la de las cerveceras; guardó estos trabajos con
celo pues si bien, a sus profesores no les interesó o mejor, fueron ciegos ante lo que
una estudiante de bachillerato quería decir, ella sabía en el fondo que tenía razón y
que por allí en alguna parte habrían muchos y muchas que igual estaban inconformes y estarían dispuestos a hacer algo al respecto.(que alegre se sentía el día que ante
algunos compañeros saco su preciado trabajo y nos lo dio a conocer, el momento
había llegado, allí estaba junto con quienes harían algo al respecto).
Así ingresó a la universidad pública, pasando de la ESAP a la Nacional, su paso ya
venía marcado, la inquietud se transformaba en necesidad, iba ya buscando, la forma de participar directamente en la revolución, por esto su temprano ingreso a los
grupos estudiantiles, pues era evidente que no era una estudiante común, era una
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mujer que a gritos quería participar en el proceso revolucionario, que si bien no tenía
el entendimiento y claridad necesaria, intención y ganas de conocer y aprender le
sobraban, por eso siempre estaba de primera para decir “yo lo hago, yo lo intento,
bueno pero me enseñan, bueno pero alguno va conmigo”.
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Cuando la conocimos era estudiante Universitaria, amante de la lectura, las artes
y las preguntas profundas, que como cuando un niño cuestiona, llevan al adulto a
interrogarse el porqué de las cosas; a veces con preguntas simples y otras con una
profundidad inquietante, solía interrogar a la vida esta joven de 21 años. Su vida
era tejida por diversas actividades en las que debía distribuir su tiempo: el estudio,
la formación artística, la vinculación laboral, sus quehaceres en diversos barrios de
Bogotá y en general la vida cotidiana compartida con su madre y su hermano, y por
supuesto su compañero sentimental, sus amigos y amigas.
En el estudio ella no era, digámoslo de esta manera, una estudiante “lambona”
particularmente tenía una forma de ver las cosas en la que, a diferencia de muchos
otros compañeros, predominaba, tal vez por su naturaleza y su espíritu inquieto,
un interrogante permanente sobre la relación que se podía establecer entre la realidad nacional de las comunidades pobres de este país, el país mismo y la formación
académica recibida en las universidades. Una preocupación trascendente por encontrar los presupuestos fundamentales que le permitieran a la sociedad nacional
transformarse en pensamiento y acción en aras del bienestar de la población menos
favorecida y de la democracia; pero también, por buscar presupuestos filosóficos,
políticos, éticos y culturales que realizaran esa idea del hombre y de la mujer nuevos.
En esencia, las ideas fundamentales y las prácticas políticas para cambiar el país y
la sociedad en general, desde una perspectiva humanista.
Estas ideas las pregonaba cada día con más fuerza y vehemencia, en la medida
en que su vida se llenaba de experiencia. EL SOCIALISMO como referente para el
ordenamiento de la sociedad, parecía ser entonces, a juicio de ella, la realización
de esta aspiración, en tanto diversas experiencias a nivel mundial y la misma lucha
nacional lo posicionaban como el ideal hacia el que se debían orientar los esfuerzos
individuales y colectivos, si de transformar la sociedad se trataba.
Por esos días recuerdo, durante los momentos compartidos, las conversaciones
sobre muchas de estas cosas, no porque ella hubiera sabido que pensaba de la misma manera, sino porque la vida y nuestras aspiraciones, nos pusieron a compartir
ideales y de hecho nos llevaron a trabajar juntos en muchas cosas. En la conversa que
entablábamos, en muchas ocasiones salía a flote no sólo la cotidianidad de nuestras
vidas, sino también la de aquellos personajes que también habían contribuido a este
sueño: CAMILO TORRES RESTREPO, entre muchos otros era uno de los personajes
cuya referencia era ineludible, en tanto el ambiente universitario, o por lo menos en
los círculos sociales frecuentados, perduraba su esencia espiritual y material; ideas,
escritos y su vida misma, daban cuenta de ello. Tal vez por todo eso, termino estu{ 62 }
diando, no una, sino dos carreras; ambas en la universidad pública. Finalmente la
termino absorbiendo una de ellas.
Por esos días, “le picó el gusano” de las artes escénicas e ingresó al grupo de
teatro de la U, enfrentándose con las carencias histriónicas de su ser, pero también
con las que le aporta a uno el sistema educativo, que a lo largo de los años le termina matando a uno el gusto por esas cosas, en tanto no son aspectos esenciales de la
formación educativa. Muchas risas eran arrancadas de nuestras gargantas no sólo
en los ensayos, sino también en los momentos en los que el director reclamaba a
grito herido el resultado de semanas y semanas de trabajo. Posteriormente, luego de
conocer otros amigos y amigas, se le presentó la oportunidad de satisfacer el gusto
por la música y se decidió por el aprendizaje de guitarra, exigiendo los dedos y la
garganta de la “instructora” pasaba noches y días enteros, dependiendo del tiempo
de la compañera que le enseñaba, intentando rasgar la guitarra. La primera canción
que le escuche interpretar, era la misma que exigía a su amiga todas las veces que
podía: AL ALBA de Luis Eduardo Aute.
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Cuando la realidad la llevó o nos llevó a la necesidad de que se responsabilizara
de espacios y trabajos, siempre estaba muy preocupada por no poder cumplir, pidiendo concejo de cómo actuar, qué hacer, qué decir, cómo escribir, pues tenía tal
humildad para reconocer en cada compañero una posibilidad de aprender e incluso
de admirar.
El camino no era fácil pues incluso dentro de las organizaciones revolucionarias
se reproducen, aunque en menor medida, cargas culturales como el machismo, contra el que reconocía debía dar fuerte lucha también.
Los que pudimos conocerla de manera cercana vimos su interés por compartir lo
que consideraba bueno e importante en cualquier aspecto, no era raro que al llegar
dijera: “aprendí a cocinar tal o cual plato, si quieren lo preparo; vi tal película, deberíamos verla; leí este articulo, me parece que deberíamos discutirlo”.
Su transcurso en la O fue marcado por muchos sobresaltos, dada la persecución
intensa que se vivía y la cercanía que tenía, por diversas razones, con diferentes
espacios de trabajo, esto no le permitió estabilizarse por largo tiempo en un trabajo,
compartió los barrios y el trabajo estudiantil, realmente conocía la diferencia; reconoció que en el trabajo de barrio debemos estar inmersos dentro de él y no se puede
realizar un trabajo honesto y eficiente compartiendo juntos espacios, dado que ser
estudiante universitario es un privilegio en esta sociedad. De esta manera y siendo
consecuente con su análisis se dedicó al trabajo estudiantil.
Allí nos compartió su gusto por el arte y la música, la poesía y sus comentarios
de Mario Benedetti y de Oliverio Girondo eran infaltables, tan infaltables como
las canciones de Silvio que nos hizo escuchar hasta el borde de la locura. Debido al
momento que se vivía de múltiples capturas cercanas, de manera jocosa comentaba: “si me cogen me dedico a la pintura en la cárcel”. Realmente no dejó de tener
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contacto con los barrios y con gente y compañeros extraídos de allí, se manifestaba
sorprendida de la militancia y compromiso a toda prueba de estos compañeros “con
compañeros así se siente uno orgulloso de estar aquí” comentaba.
Por el momento que se vivía fue involucrada en otro espacio de trabajo, al poco
tiempo por problemas de seguridad debió vincularse al frente guerrillero. Su vida
personal estuvo marcada como la de casi todos nosotros: por un lado los afectos y
responsabilidades familiares y por otro el deber histórico que no debemos ni queremos eludir, un conflicto en el que aun nadie tiene la fórmula para solucionarlo. Así
que como la mayoría de nosotros optó por alejarse un poco físicamente para protegerlos de posibles líos y esperar el desarrollo de las cosas para ir tomando decisiones
a como se fueran presentando las necesidades.
Siempre amiga, siempre dispuesta a ayudar y con una necesidad grandísima
de sentirse parte importante, así muy dolorosa su muerte pero mucho más terrible
hubiera sido no haberla conocido. Quisiéramos que su muerte no hubiese ocurrido,
pero en su corta vida vivió como quiso, revolucionaria y dejando huella en nuestras
conciencias y corazones, murió como siempre quiso: con dignidad, al lado de su
compañero y en el fragor del combate… como ELENA .
Después de un tiempo hablábamos cada vez menos. Eventualmente nos encontrábamos en la U, otras en la ruta del bus y finalmente en un trabajo urbano en
Ciudad Bolívar. Por esos días me dijeron que iba a llegar una nueva compañera a trabajar con nosotros y teníamos expectativa, pues no hubo mayores detalles de quién
se trataba. Fue una gran sorpresa verla llegar a trabajar y compartir en el terreno
muchas inquietudes comunes sobre la vida cotidiana de las comunidades urbanas y
sobre el ejercicio práctico de la política, más allá de las ideas que uno pudiera tener
al respecto hacer en la práctica política le cambiaba a uno el panorama construido
desde los libros y desde otras experiencias.
La cosa era a otro precio y más lento y complejo de lo que uno pudiera llegar a
imaginarse.
Luego de eso, nos vimos poco, casi nada. Las pocas veces que lo hicimos fue para
ver cómo estaba, cómo iba el trabajo suyo en los barrios y cuáles eran las experiencias y las inquietudes existentes.
Lo predominante era la emoción que le generaba a ella el trabajo comunitario y
el ejercicio práctico de la política, pero también la embargaba la impotencia de no
poder contribuir en el corto plazo a transformar las condiciones materiales de vida
de la población y por el contrario ver que día tras día la “situa” empeoraba. Que el
neoliberalismo, que la dependencia, que la pérdida de la soberanía nacional, que
el gobierno, en fin… muchas variables entraban en juego a la hora de intentar interpretar la realidad y ver qué se podía hacer. En eso, día tras día se fortalecía más
la convicción y la utopía, en la que el cambio social y la construcción de una nueva
sociedad fundada en tres ejes estratégicos permitieran cambiar esta situación:
SOCIALISMO: Para que cada quien tuviera según su trabajo y según su capacidad,
y para que la gente decidiera su futuro según sus aspiraciones como sociedad. También para que el trabajo no fuera enajenado como le sucedía a ella.
PODER POPULAR : Para que se cumpliera aquello de que el pueblo manda y el
pueblo decide, dando lugar a la nueva democracia y al nuevo gobierno.
LIBERACIÓN NACIONAL: Para que la nación dejara de ser dependiente, fuera soberana y por fin, lograra la independencia. De esta manera, nuca más las potencias
extranjeras intervendrían en nuestra sociedad y podríamos definir nuestro futuro.
Esto lo expresaba ella con convicción y con esa convicción moriría…
Como decía, cada vez nos veíamos menos, luego de un tiempo, dejamos de compartir pupitre. Ella dejo de tomar algunas materias hasta que finalmente no volvió
más a la Universidad. Alguna vez que nos encontramos me contó que andaba trabajando en unos barrios y que además estaba en una difícil situación económica.
Había dejado su casa para irse a vivir con su compañero y por esos días estaba buscando trabajo. Me compartió también la desesperanza que la embargaba a ella y a
su madre por el futuro de su hermano, un joven que había terminado desempleado,
propenso al consumo de drogas y padre de un hijo, como muchos jóvenes, al parecer sin futuro. Al poco tiempo me enteré, que luego de muchas discusiones había
logrado convencerlo de ingresar a estudiar una carrera técnica, para de esa manera
intentar transformar su futuro.
Eso sí, lo único que seguía sin ninguna dificultad, por lo menos aparente, era su
convicción y su firmeza. Ya no era la joven que había conocido aquella primera vez
en la inducción universitaria: tímida y poco conversadora. Ahora proyectaba esperanza, firmeza y ganas de vivir, a pesar de las dificultades. Ese día, conversamos
mucho sobre la Universidad, sobre su vida, pero cada vez menos sobre otras cosas,
se había vuelto reservada con unos aspectos de su vida, cuando yo la indagaba sobre
ciertos temas, con timidez, se sonrojaba y evadía las preguntas. Se turbaba tanto,
que afloraba un dejo de tartamudez en su lenguaje.
Las versiones sobre ella a veces me llegaban a través de amigas y amigos comunes y no comunes: que está en algún lado, que peleo con el compañero, que está
sin trabajo, que nos vimos anoche y me pidió que cantara ALBA , dijo una amiga,
que pidió reintegro dijo otra. Finalmente pasaron varios meses antes que volviera a
saber de ella.
Por esos días yo ya casi dejaba la Universidad, me faltaban algunas materias y
curiosamente llevaba casi un mes sin ir al Campus. Un día regrese y como novedad
había gran agitación: reuniones, marchas y tropeles, producto eso sí de lo mismo:
la reforma universitaria y la política nacional. Me encontré con unos compañeros
y hablamos. Preguntaron que donde andaba, que si ya sabía… extrañado indague,
a los pocos minutos un compañero llorando, luego otro, me preocupe. Finalmente
me entere.
Tres compañeros junto con otros habían muerto en el norte del Tolima. Como
así pregunte: Julián, Néstor y Jenny. Sí, me confirmaron, habían muerto en un combate entre el Ejército Colombiano y el Ejército de Liberación Nacional ELN. Una
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sensación de vacío embargó mi espíritu y las lágrimas no se hicieron esperar. En
pocos minutos, la soledad era mi compañera y me encontraba alejado de todos, consumiendo mi tristeza, a las pocas horas volví a reunirme con algunos compañeros
con el fin de establecer lo que había sucedido…
Según los indicios, Jenny se encontraba hacía varios meses militando en el ELN
y se había trasladado al norte del Tolima para integrarse al Frente Guerrillero “Bolcheviques del Líbano”. Al encontrarse en una vereda de esa región, fueron sorprendidos por tropas del Ejército Nacional Colombiano siendo abatidos varios compañeros. Ella junto con algunos compañeros al parecer salieron vivos. Pocas horas
(o minutos) después fueron capturados y llevados a un sitio desconocido para mí,
en el que fueron torturados y asesinados fuera de combate. Sus cuerpos, luego de
muchos días, fueron trasladados a Bogotá para finalmente ser sepultados por sus
familiares.
Después de esto, fueron claras algunas cosas para mí. El silencio de ella frente
a algunas cosas relacionadas con su vida, el retiro de la Universidad, la menos frecuente reunión con los compañeros y compañeras de la U y sus actividades políticoorganizativas en la ciudad. También fue clara la opción de vida y la realización en la
práctica de un camino para realizar las aspiraciones de las que ella hablaba: la lucha
armada y la vinculación al ELN. Con la certeza del ALBA al salir el sol y alumbrar
a todos por igual, ella se entrego en cuerpo y alma a la lucha revolucionaria, tal vez
hubiera aportado mucho más en otros campos del proceso, pero esa fue su valerosa
determinación. Se acercaba a los 24 años.
A la memoria de JENNY GUTIERREZ MORENO
Compañera y Revolucionaria
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Poesía
A Julián, Jenny y Néstor.
A quién le hago el reclamo por toda esa vida,
que quedo así trunca y tanta,
para una muerte sabida, pero nunca, nunca esperada.
A quién le hago el reclamo por la despedida
que aplazamos siempre…
creyendo que cualquier mañana estaba pronto.
A quién le hago el reclamo por la vida que andamos juntos
al menos de acuerdo,
por ese amor nacido en la certeza y alimentado de los instantes.
A quién le reclamo pues,
por lo mucho que quisimos hablarnos, escribirnos, leernos, sabernos…
eso que queda albergado en la memoria, pero ahora ¿cómo lo van a saber?
A quién le averiguo que pasa con ustedes
por donde andan,
cómo saben de nosotros.
A quién le argumento lo profundamente necesaria que resulta hoy
su presencia física, tangible…
así sepamos que queda aquí lo más profundo de ustedes.
A quién confío estas dudas y respuestas que sólo podrían ser para ustedes,
a quién muchachos y muchacha,
siempre vivos siempre firmes y ciertos, le digo todo esto.
Cuándo la vida no tiene reversa, claro, sigue
y va con ustedes también, pero no la tiene siquiera
para el último, ¿para el indispensable abrazo?
Claro que si de reclamar se trata, ustedes, nosotros
sabemos quiénes nos adeudan este dolor, tantos dolores,
tanta muerte y tanta miseria…
Y sabemos también cómo se hace ese reclamo,
y sabemos que lo estamos haciendo.
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