Protocolo de investigación Escuela de Administración Universidad del Rosario 1. Información General Nombre del Proyecto Línea de Investigación Programa de investigación Descriptores / palabras claves1 Respuestas estratégicas del Grupo Empresarial Antioqueño en un entorno de conflicto armado y social en el período 1998 - 2015 Estrategia Investigador principal (nombre completo y apellidos) Estrategia y Entorno Turbulencia, Conflicto, Entorno, Respuestas Estratégicas Andrés Alberto Mariño Arévalo Contacto Correo Coinvestigadores Duración Fecha esperada de Inicio y terminación 4 años Junio de 2015 a Julio de 2019 Clasificación del área científica o disciplinar Costo general del proyecto Tiempo de dedicación semanal (agregando todo el recurso humano) andres.marino@urosario.edu.co 12 horas 2. Resumen Ejecutivo de la propuesta (1 página) Colombia ha vivido uno de los conflictos armados más largos e intensos del hemisferio occidental en el último siglo. Por primera vez desde su inicio, se vislumbra una posibilidad real de paz con los grupos guerrilleros. El país entero aguarda con esperanza el final de una confrontación armada que lleva más de cincuenta años, y que ha generado pobreza y destrucción. Es tal la posibilidad de paz que en diferentes escenarios se están planteando las acciones necesarias para generar aportes efectivos, que permitan superar las condiciones sociales, políticas y económicas que han alimentado el conflicto durante décadas. Se abren las puertas a un escenario de posconflicto, lo que supone un reto fundamental no sólo para el Gobierno colombiano, sino para la sociedad en general, 1 Identifique palabras claves que definen el proyecto y que permitan ubicarlo en sistemas de información 2 en la búsqueda de una transformación estructural de la sociedad colombiana. El Departamento de Antioquia se ha convertido en uno de los ejes de crecimiento empresarial e industrial para el país. Según la Cámara de Comercio de Medellín, se estima que para 2015 el crecimiento del PIB del Departamento será de 4,5%, frente a un 3,6% que se espera a nivel nacional (Cámara de Medellin, 2015). A su vez, el Departamento aporta cerca del 15% al PIB nacional. Una de las puntas de lanza del desarrollo antioqueño radica en su organización empresarial, materializada especialmente a través del Grupo Empresarial Antioqueño. Las últimas dos décadas, han sido particularmente dinámicas en cuanto a mutaciones políticas, sociales, económicas y culturales en Antioquia. Las negociaciones del Caguán dieron pie al inicio de una nueva etapa del conflicto social y armado en Colombia, con las respectivas consecuencias sobre el fenómeno del paramilitarismo y las bandas criminales en todo el país. Si bien una gran parte del territorio nacional ha sufrido los efectos del conflicto, Antioquia tiene la peculiaridad de haber sufrido con intensidad el accionar de todos los actores del conflicto armado. A pesar de los impactos sociales, políticos, culturales y económicos que esto ha tenido para el Departamento, Antioquia ha sido testigo de la consolidación del Grupo Empresarial Antioqueño (G.E.A.), cuyas empresas han emprendido procesos de expansión que le han permitido internacionalizarse. Este es el caso de Nutresa que para el año 2013 ya exportaba sus productos a 70 países. Dado el contexto de conflicto social y armado que ha sufrido Antioquia, y tomando como punto de referencia el inicio de los diálogos del Caguán que da inicio a una nueva etapa del conflicto en Colombia y el nuevo contexto que se ha configurado a raíz de los diálogos de La Habana, resulta fundamental estudiar cuáles han sido las respuestas estratégicas de las empresas en un contexto como el referenciado a lo largo de dicho período. Esto permitirá definir el rol que jugarán las empresas colombianas en la construcción de un escenario de paz, sentando las bases para el accionar empresarial orientado hacia el crecimiento organizacional con un impacto social. Dadas las características del Departamento de Antioquia y la importancia de las empresas del G.E.A. para la economía departamental y nacional, se plantea la pregunta que orienta esta investigación: ¿Cómo las empresas del G.E.A. han respondido estratégicamente a los cambios del entorno en un contexto de conflicto social y armado en Colombia en el período 1998 – 2015, y cómo estas respuestas pueden aportar en la definición de un rol de las empresas en una escena de posconflicto? 3 Para dar respuesta a esta pregunta, esta investigación abordará algunas posturas teóricas referentes a la relación organización – entorno, para comprender la importancia del entorno sobre el accionar de las organizaciones. Igualmente, se abordarán los conceptos ofrecidos por las teorías de la violencia y el conflicto, y que permitirán comprender con mayor profundidad las mutaciones del entorno a partir del contexto dado por el conflicto social y armado. Esto requiere hacer una construcción del entorno específico de las organizaciones en el período referenciado, así como de las respuestas estratégicas ofrecidas por las organizaciones del G.E.A. al mismo. La investigación propuesta será cualitativa y de tipo constructivista, orientándose por el macromolde crítico que aspira a develar y descubrir las condiciones propias de una sociedad en una época determinada, apoyándose en construcciones históricas, a fin de guiar un accionar específico. La noción del macromolde crítico es transformadora, y en ese sentido aspira a que la investigación genere aportes que sirvan a una transformación real a partir del problema estudiado desde la gestión, lo que implica romper con la lógica positivista de separación entre el objeto de estudio y el investigador. 3. Descripción de la propuesta El Grupo Empresarial Antioqueño (G.E.A.): una aproximación general El empresariado antioqueño responde a una dinámica familiar y social que data de mediados del S.XIX. En esa época, la minería tuvo un importante auge en el departamento de Antioquia. Minas como El Zancudo en Titiribí, fueron epicentro del desarrollo regional (Molina, 2003), y dieron pie a los primeros movimientos migratorios en el departamento. La constitución de “El Zancudo” como una empresa con composición accionaria (una de las primeras en el continente), le permitió un proceso de rápida expansión. Una gran cantidad de trabajadores se movilizó para obtener un trabajo en la mina, ante las condiciones económicas favorables que un trabajo allí les garantizaba. La minería cumplió un papel de movilizador de diversas actividades económicas. Según Restrepo (2011), el auge de la minería llevó a la contratación de extranjeros, que sirvió no solamente para la implementación de modelos administrativos hasta el momento desconocidos, sino para la formación gerencial de las nuevas generaciones, que incluso llevó a la creación de instituciones como la Escuela de Minas en Medellín. Por otra parte, el desarrollo de la minería exigió el desarrollo de avances tecnológicos para la época, que permitieron suplir la demanda de repuestos para la actividad minera. Por último, la movilización de 4 una gran cantidad de mano de obra, llevó a que se incentivara el desarrollo de Bancos en Antioquia, que llegaron a tener incidencia a nivel nacional, algo poco común para la época. Por otra parte, la geografía que inicialmente era vista como un impedimento para la provisión de explosivos y herramientas para las minas, y el transporte de alimentos para satisfacer la demanda de las minas, se superó con la incorporación de los arrieros como el medio de transporte más utilizado, lo que permitió no solamente superar los obstáculos geográficos, sino construir una identidad regional sólida (Ferro, 2003), que iba desde las riberas del Río Magdalena hasta las zonas montañosas de Antioquia. El Magdalena se consolidaba como el lugar por el cual llegaban los productos de Europa, pero también como la puerta de salida hacía otros países, impulsando el incipiente comercio exterior del Departamento. Los largos recorridos obligaban a establecer un período largo de espera entre el pedido y el arribo de las provisiones, lo que obligó a establecer la confianza como un eje fundamental en las relaciones comerciales entre mineros y arrieros. Las largas distancias recorridas fueron aprovechadas por los arrieros para poder ejercer actividades de intercambio comercial a lo largo del camino, y así evitar enfocarse únicamente en la provisión de los productos requeridos por las minas. A esto se sumó el auge de los cultivos de café, que incentivó la actividad agrícola en el departamento, y fortaleció el rol de los arrieros para el traslado de productos. Esto permitió que la actividad de los arrieros diera origen a las casas comerciales en diferentes pueblos de Antioquia que consolidaron la estructura empresarial antioqueña hasta nuestros días, basándose en actividades mineras, agrícolas y comerciales principalmente. La creación de pequeñas empresas familiares era común a lo largo de todo el Departamento (Álvarez, 2003), y la demanda creciente de productos llevó a establecer mecanismos asociativos para el crecimiento de estas empresas, y el surgimiento de otras nuevas, con la participación de figuras de gran incidencia en la política nacional como los presidentes Mariano Ospina Rodríguez, Carlos Restrepo y Pedro Nel Ospina (Restrepo, 2011). El crecimiento de las empresas antioqueñas se da a la par de la consolidación del Departamento, y a comienzos del S. XX como resultado del desabastecimiento a raíz de la Primera Guerra Mundial surgieron empresas como Postobón, Coltejer, Noel, Coltabaco, Fabricato, Tejicóndor, Argos, Imusa, Colpapel y Cervunión, entre otras. Estas empresas, a diferencia de las primeras que surgieron en el Departamento, tuvieron una concepción de mercado mucho más amplia que se ve reflejada en sus 5 nombres, como Nacional de Chocolates. Estas empresas tienen una característica especial: no sólo contaron con el aporte de capitales familiares, sino que algunas empresas aportaron capital para la creación de otras empresas. Una nueva oleada de surgimiento de empresas se dio a raíz de la Segunda Guerra Mundial, siguiendo los preceptos de sustitución de importaciones dado el desabastecimiento originado por la Guerra. En este momento aparecieron, entre otras, empresas como Haceb, Suramericana, Pintuco, SAM, RCN, Caracol y Zenú. Estas empresas tuvieron como característica especial que fueron concebidas como sociedades anónimas para cotizar en bolsa, y no solamente surgieron por la participación de capitales familiares, sino que hubo injerencia de capital internacional (incluso algunas surgieron como filiales de empresas multinacionales), pero que en esencia garantizaba que la propiedad empresarial estuviera en manos de antioqueños. Sin embargo el sistema bursátil colombiano era absolutamente débil, y había sufrido un cambio de tipo reglamentario fundamental en el Gobierno del General Rojas Pinilla con la "inclusión de un impuesto sobre las acciones en las sociedades anónimas, decretado a partir de 1954 para cubrir el déficit fiscal, impulsar la construcción de vivienda y financiar a las Fuerzas Armadas (...) las medidas tributarias se moderaron pero se mantuvo el gravamen sobre las sociedades anónimas" (Atehortúa, 2010, p. 41). Esta modificación reglamentaria afectó notablemente la configuración de los grupos empresariales colombianos. En un primer escenario, le permitió a la Familia Santo Domingo tomar el control de Bavaria. Esto afectó al empresariado antioqueño en el año 1968 cuando fue víctima de intentos de “tomas hostiles” por parte de la Familia Santodomingo, y Carlos Ardila Lülle principalmente, quienes aprovechando la poca claridad en la propiedad de las empresas antioqueñas, marcada por la propiedad familiar y empresas accionistas de otras empresas (Rodríguez-Romero), lograron un gran porcentaje de acciones de empresas representativas para el empresariado antioqueño como Suramericana, Nacional de Chocolates, Coltejer, Fabricato y Argos, entre otras. El objetivo de la Familia Santodomingo y de Carlos Ardila Lülle era lograr consolidar su participación en el sector de cervezas y gaseosas respectivamente. Ya para 1978, estos grupos habían tomado la propiedad de Cervunión y Postobón, lo que permitió consolidar sus ejes estratégicos en torno a la producción de cervezas y bebidas gaseosas para estos grupos. En el proceso de tomas hostiles empresas como Caracol, RCN y Coltejer, también terminaron en manos de estos empresarios. 6 Ante esta situación, y para prevenir que se repitiera, se dio origen a “una declaración privada como ‘Movimiento en defensa de la sociedad anónima y del patrimonio industrial de Antioquia’, apoyada por diferentes empresas que destinaron recursos a competir por el control de aquellas otras que estuvieran en la mira de los especuladores” (Restrepo, 2011, p. 198). Éste movimiento estuvo liderado por diecisiete empresarios y miembros de juntas directivas de empresas antioqueñas, que estructuraron una estrategia conocida como “enroque” para la defensa del patrimonio industrial antioqueño: Se diseñó la estrategia del “enroque”, una jugada de ajedrez, mediante la cual se protege al Rey, que en este caso, era Suramericana (todas las empresas se convierten en accionistas de las otras y con ello a los inversionistas foráneos les es casi imposible adquirir el control de cualquiera de ellas), si más del 51% de la propiedad accionaria estaba en “manos amigas”, estas empresas harían la función de protección de la torre en el ajedrez (Martínez, 2011, p. 55) Este movimiento permite dar inicio a lo que se conoció como el Sindicato Antioqueño, y más adelante como Grupo Empresarial Antioqueño (G.E.A.), que, de acuerdo con Nicanor Restrepo (2011), surtió cuatro etapas desde su origen como agrupación en 1978 hasta el 2004: 1) la de surgimiento entre 1978 y 1985, a partir de las tomas hostiles y que permitió consolidar la propiedad de las empresas del grupo en torno al control accionario de la mayoría de empresas por parte de Suramericana, Nacional de Chocolates y Argos, empresas que corresponden a los sectores fundamentales de la estructura empresarial antiqueña, es decir, el comercio, la agricultura y la minería; 2) Entre 1996 y 1990 se da una “etapa de consolidación” en el que los ingresos del G.E.A. ya representaban un 4,74% del PIB; 3) Entre 1990 y el año 2000 se da una etapa de expansión, que le permite contar, al finalizar el período, con 117 empresas, y que se orienta al inicio de operaciones a nivel internacional; 4) La última etapa se denomina de “focalización”, siguiendo las lógicas de recentraje llevadas a cabo por los principales grupos empresariales del país, y que buscan un foco estratégico y eficiencias operativas. Dada la importancia de las empresas del G.E.A. para la economía colombiana, estas han jugado un papel fundamental en el devenir político del país. El G.E.A. tuvo a Nicanor Restrepo, uno de sus hombres insignia, como constante invitado a los procesos de paz adelantados por diferentes gobiernos. La primera ocasión fue en 1984, cuando, como presidente de Suramericana, hizo parte de la comisión nacional verificadora del cese al fuego, tregua y paz con las FARC. Además, el mismo Restrepo hizo parte de un espacio de diálogos adelantados con la guerrilla del EPL en 1985 como miembro de las comisiones de paz y diálogos. En el gobierno de Ernesto Samper, los empresarios antioqueños limitaron su participación al Consejo Nacional de Paz. En cambio, durante el gobierno de Andrés Pastrana en el marco de los diálogos con 7 las FARC, Nicanor Restrepo hizo parte del grupo de portavoces del presidente que definieron los temas a tratar en el margo de las negociaciones con las FARC. Finalmente, en el proceso de paz que el gobierno de Juan Manuel Santos adelanta en la actualidad, el G.E.A. simplemente manifestó su acuerdo desde ProAntioquia, un espacio creado para generar opinión política, y que según una investigación del periodista Juan Esteban Lewin (2013), “se ha convertido en el think tank a través del cual el empresariado sienta su posición sobre temas claves de políticas públicas” (¶ 13), y cuya junta directiva está compuesta por los empresarios más representativos del G.E.A., el presidente de ISA, del Grupo Éxito, y el rector de EAFIT. Es tal su incidencia, que en varias oportunidades el presidente Juan Manuel Santos ha asistido al cierre de sus asambleas. La última ocasión fue en febrero de éste año con motivo del homenaje que los empresarios antioqueños le hicieron a Nicanor Restrepo tras su fallecimiento. Y no es para menos, teniendo en cuenta que el apoyo de ProAntioquia al proceso de paz actual resultó fundamental para obtener el visto bueno del empresariado antioqueño y de buena parte del empresariado colombiano (Lewis, 2013). En ese contexto, ProAntioquia es un espacio que el G.E.A. asume como estratégico para sus estrategias de crecimiento y expansión. Breve contexto del conflicto armado y social en Colombia Safford y Palacios (2002) identifican cuatro períodos de violencia en Colombia: el primero de ellos, el periodo de la violencia entre los dos partidos políticos tradicionales. Un segundo periodo que se origina en conflictos agrarios, y que dieron lugar a la aparición de las guerrillas liberales. La tercera etapa de violencia guerrillera, surge tras la transformación de las guerrillas liberales que animadas por el auge de la revolución cubana en América Latina, dieron un viraje ideológico hacia el comunismo. Como resultado, aparecen en escena las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército Popular de Liberación (EPL), y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), entre otros grupos guerrilleros. Los autores identifican una cuarta etapa que inicia en los años ochenta, y que continúa hasta nuestros días. Se trata de una violencia ligada a la aparición de grupos narcotraficantes y paramilitares que han tenido un gran impacto en la configuración política y económica del país en la actualidad. En los años 80, la guerrilla ya ocupaba una gran parte del territorio nacional, supliendo la ausencia del Estado en algunas regiones. Esta situación generó una preocupación en algunos grupos de latifundistas 8 y ganaderos –del norte del país, principalmente-, y que veían amenazadas sus propiedades por el avance guerrillero. Bajo ese contexto, algunos de ellos impulsaron la creación de grupos de “autodefensa” que hasta 1982, fueron considerados como legales en Colombia, y disponían de entrenamiento militar por parte del Ejército colombiano. Este fue el origen de los grupos paramilitares que con una ideología anticomunista, decidieron combatir por la vía armada el avance guerrillero, escudándose en un discurso de ausencia estatal. Al tiempo que emergían los paramilitares, surgieron grupos de narcotraficantes en Antioquia, que bajo la dirección de Pablo Escobar tomaron el control del tráfico de drogas desde Colombia hacia Estados Unidos y Europa principalmente. El fenómeno del narcotráfico reforzó las estructuras paramilitares, que se encargaban de “asegurar” las rutas utilizadas por los traficantes, así como de prevenir el acoso de los guerrilleros, que veían amenazado su control territorial, y que manifestaban su desacuerdo con el tráfico de drogas hacía finales de la década de los ochenta. En medio de la lucha por el control territorial, los grupos paramilitares arremetieron con violencia contra los grupos guerrilleros, y la población civil que habitaba en las regiones donde estos últimos hacían presencia. Uno de los principales escenarios de la expansión paramilitar fue la región del Urabá, que hasta inicios de la década de los 90 era controlada por las guerrillas de las FARC y el EPL. Este último grupo tenía un importante apoyo en los trabajadores de la región por su impulso a los sindicatos de la industria bananera. La fuerte presencia guerrillera en la zona, los conflictos laborales continuos, se convirtieron en el “incentivo” para la aparición de grupos paramilitares. En el marco de éste proceso, el EPL firmó un acuerdo de desmovilización con el Gobierno (El Tiempo, 1991), que le permitió integrarse a la vida social y política bajo la creación del partido Esperanza, Paz y Libertad. Sin embargo, las FARC siguieron en armas, y vieron la desmovilización del EPL como una “traición”, lo que llevó a una persecución de los ex militantes del EPL en la región del Urabá. Algunos de ellos, para salvaguardar sus vidas de la persecución de las FARC, otros por las pocas oportunidades reales de reinserción, vieron el paramilitarismo como una opción, y pasaron a engrosar las filas de estos grupos, dando inicio a una larga guerra llena de masacres y señalamientos en esta región. De acuerdo con una investigación desarrollada en el año 2.007 por la entonces periodista Claudia López y que fue censurada por el diario El Colombiano (Las2orillas, 2013), la arremetida en el Urabá 9 antioqueño sirvió como modelo para replicar la expansión paramilitar en el departamento de Antioquia, lo que implicó una lucha en tres frentes: Primero la militar que consistía en desarrollar una eficacia criminal y de terror que abriera el paso. Segundo la territorial que consistía en arrebatar territorios al enemigo; las FARC, el ELN y después al que se atravesara, incluyendo sus antiguos aliados. Y tercero la política que consistía en asegurar que partidos y políticos afines a la causa consolidaran poder político y electoral que facilitara y protegiera lo que la trayectoria iba logrando (¶4). Tras la expulsión de los grupos guerrilleros de algunos territorios, la intensificación de la guerra se da en diferentes regiones del país afectando la población civil que sufre cada vez más las consecuencias de los enfrentamientos. En la confrontación, el discurso político como base del conflicto armado se empieza a diluir, enfatizando el discurso militar que ya no sólo comparten los grupos armados. Este lenguaje empieza a ser adoptado por algunos políticos influyentes a nivel regional, lo que permite que éste se instaure en el imaginario colectivo de la sociedad colombiana. Al trasladar el conflicto armado de lo político a lo militar, las guerrillas y los paramilitares se vieron obligados a reforzar éste aspecto asumiendo costos mucho más elevados que los que debían asumir antes, para sostener la estructura militar que el conflicto les exigía, lo que conlleva a la aparición de nuevas formas de financiamiento para estos grupos, principalmente, la extorsión, el secuestro, y el tráfico de drogas (Álvarez y Rettberg, 2008). Debido a la intensidad del conflicto y a las consecuencias que estaba asumiendo la sociedad civil, el presidente Andrés Pastrana propuso en 1998, una “Zona de distensión” para el inicio de conversaciones con la guerrilla de las FARC. El proceso inició en enero de 1999, y contó con la participación del Secretariado de las FARC, el acompañamiento de la comunidad internacional, y la presencia de personalidades entre los que se encontraban el ex ministro y constituyente Álvaro Leyva, el empresario Nicanor Restrepo (cabeza visible del Grupo Empresarial Antioqueño para ese entonces), y la ex embajadora y ex ministra María Emma Mejía, entre otros. Tras poco más de 3 años de negociaciones, el proceso fue suspendido por el Gobierno el 21 de febrero de 2002. El escalamiento de las acciones guerrilleras desde 1998, como producto del nuevo escenario estratégico planteado por la guerrilla, definida por esta como la “Nueva Forma de Operar”, y que consistía en pasar de una “guerra de guerrillas” a la ocupación de espacios, condicionó el avance de los diálogos, y terminó por llevarlos al fracaso ante la imposibilidad de construir escenarios de discusión sobre el 10 alcance de la paz, en medio de un escenario de guerra. Esto abrió el camino para los discursos que privilegiaban el fin de la guerra por la vía armada. Fue así que Álvaro Uribe Vélez alcanzó la presidencia en el año 2002, bajo la bandera de la seguridad democrática, y con el antecedente del apaciguamiento de las guerrillas en Antioquia durante su gobernación. Entre los años 2003 y 2006, tuvo lugar una controvertida desmovilización de grupos paramilitares, que argumentaron que la presencia institucional, y la capacidad de las Fuerzas Armadas era suficiente en ese momento para hacerle frente a la amenaza guerrillera. Sin embargo, los espacios que eran controlados por los paramilitares fueron rápidamente ocupados por las denominadas Bandas Criminales –BACRIM-, heredando el control político y militar que tenían los paramilitares, dejando grandes dudas sobre la verdadera desarticulación de la estructura paramilitar. Tras 8 años de gobierno, las estrategias utilizadas por el Gobierno de Álvaro Uribe reconfiguraron el accionar de los grupos guerrilleros, reduciendo su número de integrantes pero sin llevarlos a su desaparición. Sin embargo, el mayor problema se da en el ámbito social: diversos organismos oficiales son señalados de violaciones a los Derechos Humanos, y la sociedad colombiana sufre escenarios de polarización política que recrudecen el conflicto social que vive el país. Ante la imposibilidad de doblegar a los grupos guerrilleros por la vía armada, Álvaro Uribe busca un tercer período a través de reformas a la Constitución. Ante la negativa de la Corte Constitucional para buscar la aprobación de un tercer período por medio de un referendo, surge la candidatura de Juan Manuel Santos, quien hizo parte del gabinete de Uribe como Ministro de Defensa, y quien finalmente es elegido en segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El presidente Santos, reconoce la dificultad de finalizar el conflicto por la vía militar, por lo que inició diálogos con las FARC en Cuba, que a pesar de las dificultades que han atravesado, continúan tras casi 3 años, y se encuentra en una etapa de “desescalamiento” del conflicto. El conflicto armado ha sido el escenario en el que han tenido que desenvolverse las empresas colombianas a lo largo de los últimos 60 años. Algunas regiones han tenido un impacto mayor de los actores del conflicto armado que otras, pero en general, las organizaciones han debido adaptarse a esas condiciones emergentes del entorno. Dentro de esa adaptabilidad, se pueden identificar algunas acciones que han impactado positiva y negativamente a la sociedad civil. 11 Como se mencionó, uno de los lugares de mayor intensidad del conflicto en la década de los 90 fue el Urabá antioqueño. Una de las empresas célebres en la relación “empresas – conflicto armado” en Colombia, es Chiquita Brands que afrontó acusaciones de financiación de grupos paramilitares por 1,7 millones de dólares (Bunse y Colburn, 2009). Tras aceptar la financiación de grupos paramilitares, la empresa recibió una multa por 25 millones de dólares por parte un Tribunal Federal de los Estados Unidos (González-Pérez, 2010). Sin embargo en el oriente antioqueño, región que sufrió por décadas la violencia guerrillera y paramilitar, se encuentra una experiencia positiva por parte de ISA e ISAGEN. Las grandes inversiones en infraestructura para la modernización en la prestación de servicios energéticos, estas empresas sintieron que la población se alejaba de ellos, y que su irrupción en la región beneficiaba el discurso de grupos armados. Sin embargo, para finales de la década de los noventa, y como parte de su programa de RSE, la empresa decidió aportar recursos e impulsar la creación de PRODEPAZ, que permitió generar procesos de autonomía en la región, para la promoción de modelos de desarrollo humano integral y perdurables que afectaran los procesos económicos, políticos y sociales. Estas dos experiencias ejemplifican lo que se señaló anteriorment: existen experiencias positivas y negativas alrededor de las acciones del empresariado en Colombia respecto al conflicto armado. Esto realza la importancia de estudiar las respuestas que las empresas han tenido frente a las condiciones impuestas por el conflicto armado y social, protagonizado por diferentes actores y que han afectado profundamente a toda la sociedad en su conjunto. Antioquia resulta fundamental en el proceso de conflicto armado en Colombia, pues es una de las regiones que ha tenido el accionar de grupos armados guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y bandas criminales, pero a la vez, se consolida como uno de los ejes industriales más importantes del país. La Cámara de Comercio de Medellín, estima que para 2015, el crecimiento del PIB del Departamento será de 4,5%, frente a un 3,6% que se espera a nivel nacional (Cámara de Medellin, 2015). A su vez, el Departamento aporta cerca del 15% al PIB nacional. La importancia e influencia que han tenido los factores del entorno (social, político, económico, tecnológico y cultural) en el nacimiento y la configuración del G.E.A. reafirman la necesidad de abordar un estudio que permita comprender cómo el G.E.A. se ha adaptado a las condiciones ofrecidas por un entorno de conflicto social y armado. Los primeros años del S. XXI fueron testigos de un incremento del accionar guerrillero, paramilitar y narcotraficante a lo largo y ancho del departamento, a 12 la vez que el G.E.A. emprendía procesos de expansión e internacionalización que lo han consolidado como uno de los conglomerados empresariales más importantes del país. Esta investigación busca identificar las respuestas que el G.E.A tuvo a éste contexto, y su accionar a partir de las condiciones establecidas por el conflicto. Adicionalmente, pretende identificar qué impacto tuvieron estas respuestas en la sociedad antioqueña, asumiendo que la relación entre las organizaciones y su entorno es recíproca. De esta manera, se podrá determinar si pueden identificarse acciones que permitan abrir un campo de acción al empresariado colombiano y que aporte en los procesos de construcción de paz que emprenderá el país en los próximos años. Esto lleva a plantear como pregunta de investigación: ¿Cómo las empresas del G.E.A. han respondido estratégicamente a los cambios del entorno en un contexto de conflicto social y armado en Colombia en el período 1998 – 2015, y cómo estas respuestas pueden aportar en la definición de un rol de las empresas en una escena de posconflicto? a. Objetivo Objetivo General - Formular una definición del rol de las empresas colombianas en un escenario de posconflicto, a partir de la caracterización de las respuestas estratégicas del G.E.A. a los cambios del entorno en el contexto del conflicto social y armado colombiano en el período 1998 – 2015. Objetivos Específicos - Identificar las principales acciones del empresariado colombiano frente a las condiciones impuestas por el conflicto social y armado. - Describir el contexto del conflicto social y armado para las empresas colombianas en el período 1998 – 2014, específicamente para las del G.E.A. - Identificar los cambios políticos, legales, socioeconómicos y culturales del entorno como consecuencia del conflicto social y armado, para las empresas del G.E.A. en el período estudiado. - Caracterizar las respuestas estratégicas a los cambios del entorno en un contexto de conflicto social y armado de las empresas del G.E.A. entre 1998 y 2014. 13 - Sintetizar los elementos fundamentales de una propuesta del rol de las empresas colombianas en un escenario de posconflicto. b. Fundamentación teórica Para poder llevar a cabo la investigación propuesta, la fundamentación teórica consta de 2 partes que se consideran fundamentales: La primera respecto a la comprensión de la violencia y el conflicto, de acuerdo con las propuestas desarrolladas por Johan Galtung. Por otra parte se abordan algunas propuestas respecto a la relación organización – entorno, tomando el marco de análisis propuesto por Jean-Paul Lemaire. Dadas las particularidades e incertidumbre propias del entorno para cualquier organización, la conceptualización sobre turbulencia empresarial está implícita en la relación organización – entorno. - Violencia y conflicto Para poder comprender un contexto como el propuesto en esta investigación, resulta fundamental entender la fenomenología de los conflictos y cómo estos se materializan a través de la violencia. Para Jiménez-Bautista (2012, p. 14), “el ser humano es conflictivo por naturaleza, pero pacífico o violento por cultura”. Para éste mismo autor, “la violencia es vivida como la ruptura de un “orden establecido”, de una armonía preexistente, de unas condiciones de vida en las que se realizan las expectativas de existencia de la especie humana” (p. 15). La UNESCO (1992), a través del Manifiesto de Sevilla afirma que la violencia no obedece a una determinación biológica del ser humano. Por el contrario, la violencia concebida como un ejercicio de poder es una invención social, por lo que es posible superarla y alcanzar la paz: “la violencia es, por consiguiente, evitable y debe ser combatida en sus causas sociales (económicas, políticas y culturales) (…) los comportamientos violentos son, desde luego, una evolución condicionada por el entorno social (económico, político y cultural) donde nos encontramos” (Jiménez-Bautista, 2012, p. 16). La violencia encuentra sus orígenes en una ruptura con aspectos sociales, económicos, políticos y/o culturales, y allí mismo debe ser combatida. Al respecto, Galtung (1985) afirma que la violencia surge cuando las necesidades básicas no son cubiertas, y “podría corresponderse a todo aquello que, siendo evitable, impide, obstaculiza o no facilita el desarrollo humano o el crecimiento de las capacidades potenciales de cualquier ser humano” (Jíménez-Bautista, 2012, p. 18). 14 La violencia ha adoptado diferentes formas a lo largo de la historia. En el mundo moderno, la violencia se materializa principalmente a través de la existencia de conflictos armados, que está tipificado de acuerdo con su intensidad en menor, intermedio o guerra, en función de la cantidad de muertes que se producen en el desarrollo de las confrontaciones. En la actualidad, el conflicto armado colombiano está catalogado como intermedio, tras haber permanecido en estado de guerra durante un largo período de tiempo (Jiménez-Bautista, 2012). Para comprender la naturaleza de un conflicto, es necesario comprender las raíces que lo originaron. Para lograr esto, los investigadores alrededor del tema de paz han tratado de tipificar los tipos de violencia, y Galtung (1998, 2003) propone una de las clasificaciones de mayor aceptación, al hablar del triángulo de la violencia compuesto por: a) la violencia directa, b) la violencia estructural, y c) la violencia cultural. La violencia directa hace referencia a aquella que genera un daño directo sobre la víctima por parte de quien la ejerce, y se presente entre seres humanos, bien sea de forma individual, o a través de agrupaciones. Esta violencia sigue un “proceso sujeto-acción-objeto, sin que casi nada obstaculice la ejecución del mismo. En consecuencia, para evitarla bastaría con que el sujeto o los sujetos que quieren ejecutarla decidieran en sentido contrario eliminar dicha violencia” (Jiménez-Bautista, 2012, p. 32). Si bien la violencia directa abarca un amplio conjunto de tipologías de agresiones, la guerra constituye su ejemplo más ‘tradicional’. Por su parte la violencia estructural podría ser considerada como una forma de violencia indirecta, en la medida en que encuentra sus orígenes a través de las instituciones o de condiciones estructurales propias de la conformación de la sociedad. Se manifiesta a través de la injusticia social, materializada a través de la insatisfacción en los ámbitos económico, social, político y cultural, que condicionan el funcionamiento de una sociedad en la medida en que impide la satisfacción de las necesidades de la población. Una de las características de la violencia estructural es que puede ser ejercida sin que la persona víctima de este tipo de violencia sea consciente del ejercicio de la misma. Por último, la violencia cultural “intenta comprender todas las facetas culturales, que de una u otra forma, apoyan o justifican las realidades y prácticas de la violencia” (Jiménez-Bautista, 2012, p. 37). Esto quiere decir que la violencia cultural comprende un conjunto de normas, tradiciones, ideas que hacen que para una determinada cultura el ejercicio de la violencia sea legitimado. 15 En el caso de Colombia se puede entender que existe un conflicto social que encuentra sus orígenes en una violencia estructural, dado el aparataje social y político existente que refleja el 14º puesto que ocupa Colombia entre los países más desiguales del mundo de acuerdo con estudios presentados por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo – PNUD (El Tiempo, 2015), que lleva a la exclusión económica de la población sumida a la pobreza, pero que a la vez lleva a exclusión social, política y cultural, y que es constante en la conformación de la sociedad colombiana desde sus orígenes. La violencia estructural en Colombia ha llevado a profundos conflictos de tipo político y socioeconómicos que han llevado al surgimiento de manifestaciones de violencia directa entre diferentes grupos armados (guerrilla y paramilitares, por ejemplo). En el caso de la guerrilla, su discurso está sustentado en la inconformidad con la estructura social existente, y que genera la violencia estructural a la que se ha hecho referencia. Los paramilitares surgen como una supuesta respuesta a la existencia de los grupos guerrilleros, pero al mismo tiempo como parte del andamiaje que permitió la consolidación de la economía del narcotráfico, en el marco de una crisis social que lleva a una gran cantidad de pobladores de zonas rurales específicamente a enrolarse en los grupos armados como la única opción económicamente viable para su supervivencia ante la falta de oportunidades en la sociedad. Las condiciones mismas del conflicto, así como algunos discursos anclados en el imaginario social han llevado a “aceptar” o cuando menos a justificar la existencia de grupos paramilitares, con lo que se involucra la violencia cultural como un componente fundamental en el conflicto social y armado que vive Colombia. Santa Barbara, Dubee y Galtung (2009) resaltan que el sector empresarial puede jugar un papel importante en la superación de las condiciones estructurales que generan violencia en una sociedad, conociendo las necesidades de la población, construyendo relaciones equitativas y minimizando el impacto ambiental de sus operaciones. No propone una modificación de fondo en la naturaleza de las organizaciones empresariales, sino en su forma de relacionarse con su entorno. - Relación entorno – organización Las organizaciones se encuentran inmersas en un entorno que las afecta, y que, guardando las proporciones, es afectado por ellas. Después de la perspectiva clásica de la organización, en la cual ésta era vista como un sistema cerrado y aislado de lo que ocurría en su entorno, se ha potenciado el valor de analizar al entorno y sus impactos en la organización. Desde la propuesta de Teoría General de Sistemas de Bertalanffy (1989), se propende por una comprensión más amplia de los sistemas, a partir 16 de los procesos de integración e interacción de sus componentes, dejando de lado la lógica mecanicista y tradicional bajo la cual se había estudiado a las organizaciones, apoyado en los entornos aparentemente estables en los que se encontraban las organizaciones a comienzos del S. XX. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y la reconstrucción de Europa, buena parte del mundo occidental vivió la denominada época de oro del capitalismo, gracias al fortalecimiento industrial, que a partir de prácticas proteccionistas en una buena parte de los países, permitió la consolidación de las economías nacionales capitalistas, en el marco de la Guerra Fría. La empresa privada cobra importancia y recibe el impulso de los gobiernos nacionales, entendida como un generador de ingresos y empleo, y en consecuencia, como un impulsador de crecimiento social y económico. Si bien ya se asume un impacto de la organización en el entorno, se asume que es un entorno estable, teniendo en cuenta las políticas proteccionistas, así como el ofrecimiento de garantías políticas y legales para su funcionamiento en los diferentes países. Sin embargo, en 1973 la situación cambió. Llegó la crisis de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que afectó la industria a nivel mundial, y se erigió como el evento que llevó al inicio del desmonte de los Estados de Bienestar. Esto rompió con el entorno lleno de certidumbre y estabilidad que existía hasta el momento, y abrió las puertas a la aparición de prácticas de libre comercio y apertura económica a lo largo y ancho del planeta (Hobsbawm, 2003). Las organizaciones existieron hasta ese momento, en un entorno cargado de certidumbre que ofrecía un marco de acción a mediano, e incluso, largo plazo, y ante el cual, simplemente debían reaccionar bajo una lógica de causa y efecto (Etkin & Schvarstein, 2005). Como ya se señaló, en ese período de tiempo, se consolidaron muchas de las grandes empresas en los países en vía de desarrollo: las políticas proteccionistas, el favorecimiento del Estado a la industria, permitió la estructuración de los grupos empresariales, que adquirieron un gran poder político y económico, lo que les permitió incidir directamente en el entorno, además de verse afectados por éste, configurando relaciones bajo una perspectiva de recursividad organizacional (Morin, 2001), en el que la empresa se ve afectada por el entorno, pero a su vez, está en capacidad de afectarlo, comprendiéndolo bajo una lógica de doble vía y alejado de las nociones de equilibrio y estabilidad bajo el que fueron concebidas las organizaciones hasta mediados de la segunda parte del Siglo XX (Navarro, 2000, Ferrandon, 2004). 17 En relación con esto, se puede abordar la propuesta de entorno dada por Lemaire (1997), quien establece el entorno en función de tres aspectos fundamentales: los aspectos político – reglamentarios, socioeconómico y tecnológicos, tal como se puede observar en la figura 1. Figura 1. Mutaciones del entorno. Fuente: Rodríguez y Duque (2008), basados en Lemaire. En la propuesta de Lemaire, cada uno de los aspectos que configuran el entorno ejercen una presión sobre las organizaciones, y se espera que estas reaccionen ante cada una de las mutaciones del entorno, a través de respuestas estratégicas. El gráfico muestra la acción del entorno sobre las empresas, sin embargo, obvia la presión que también puede ser ejercida por estas sobre el entorno, en función de su tamaño y su impacto (como es el caso de la gran empresa y los grupos empresariales). Más allá del impacto que tenga cada una de las mutaciones de estas variables del entorno sobre las organizaciones, las empresas “deben responder estratégica y dinámicamente a los cambios a los cuales se ven abocadas” (Rodríguez y Duque 2008, p. 149), respuesta que debe integrar los condicionamientos, restricciones y necesidades del entorno, así como de la organización, para que a través de estas respuestas estratégicas, la organización asuma una acción permanente de proyección y crecimiento (López y Mariño, 2010), generando afectaciones en su entorno. 18 Las organizaciones y el entorno que las rodea no son estáticos, son dinámicos por naturaleza. Por esto es importante involucrar el concepto de turbulencia, que según Rivera (2010) fue popularizado en la disciplina originalmente por Igor Ansoff “al manifestar que es la razón de ser del management, y que estaba en el líder gestionar las sorpresas y las discontinuidades propias de esta condición” (p. 88). Sin embargo, no se puede generar una confusión entre las características del entorno y turbulencia. Para Rivera, el concepto de turbulencia está influido por factores internos y externos, por lo que la relación de la organización con el entorno constituye tan solo uno de los componentes de la turbulencia y no lo engloba en su totalidad. Esto hace manifiesta la necesidad de analizar el dinamismo de la relación organización – entorno, sin perder de vista las mutaciones que se presentan al interior de la organización. c. Metodología De acuerdo con lo dicho por Gueguen (2005, p. 1), “las investigaciones en estrategia utilizan con frecuencia una operacionalización del entorno de las empresas”, en parte dado el afán de tomar conceptos de otras disciplinas sin una adecuada contextualización, y que afecta la calidad de las investigaciones realizadas. En éste sentido es fundamental abordar el estudio a partir de una aproximación que establezca claridad conceptual, para poder integrar adecuadamente las nociones que provengan de cada una de las disciplinas que se integren al estudio. Para Gueguen, el entorno es polimorfo, y en consecuencia su análisis debe ser específico para cada organización, dando cuenta de los factores que le son propios. Según Gueguen, esto puede acarrear dificultades metodológicas al aproximarse al entorno, teniendo en cuenta la multidimensionalidad que implica el análisis de los actores y los niveles del entorno, y la inconsistencia propia de la subjetividad que puede rodear a los componentes del entorno. En función de las dificultades expuestas, resulta pertinente abordar un estudio de tipo constructivista, con un enfoque cualitativo. Losada y Casas (2010), plantean la noción de marcomoldes para formular la manera de aproximación al problema a investigar. Los macromoldes “inician la aproximación a los fenómenos por analizar a partir de presuposiciones” (p. 50), y más específicamente, en torno a presuposiciones de orden epistemológico, ontológico, axiológico y metodológico. Los autores identifican cuatro macromoldes: el hermenéutico, crítico, empírico-analítico y el posmoderno. La investigación propuesta se orientará por el macromolde crítico que aspira a develar y descubrir las condiciones propias de una sociedad en una época determinada, apoyándose en construcciones 19 históricas, a fin de guiar un accionar específico. La noción del macromolde crítico es transformadora, y en ese sentido aspira a que la investigación genere aportes que sirvan a una transformación real a partir del problema estudiado, lo que implica romper con la lógica positivista de separación entre el objeto de estudio y el investigador. A partir de esto se proponen unas técnicas de recolección de datos, fuentes de información y técnicas de análisis de la información recopilada, en función de unas unidades de análisis establecidas. Fuente Técnicas de Recolección de Datos Entrevista semi- Empresarios nacionales estructurada Entrevista semi- Empresarios regionales estructurada Entrevista semiestructurada Entrevista semiestructurada Grupos de discusión Entrevistas a Técnica de Análisis Análisis discurso Atlas T Análisis discurso Unidad de Análisis del Construcción de las posiciones del empresariado colombiano respecto al entorno de conflicto social y armado (y de construcción de la paz) Construcción de las del características e historia del G.E.A. Identificación de las variables fundamentales del proyecto a la luz de las respuestas estratégicas frente a las mutaciones del entorno. Actores políticos de la vida nacional. Atlas T Identificación de Álvaro Leyva Durán (Político y experto en Análisis del los cambios del paz en Colombia. Ex integrante de la Mesa Discurso entorno entre 1998 de Negociación del Gobierno de Andrés – 2014. Pastrana) Mauricio Cárdenas Santamaría (Ministro de Hacienda). Juan Carlos Pinzón (Ex Ministro de Defensa). Actores sociales que han tenido alguna Atlas T Identificación de relación con la empresas seleccionadas para Análisis del los cambios del el desarrollo de éste proyecto de Discurso entorno en el investigación, y que habitan en la zona de período 1998 – influencia. 2014. 20 profundidad Análisis comparativo de los resultados de las entrevistas semiestructuradas de los actores políticos y empresariales. Revisión bibliográfica Documentos sobre la historia del conflicto social y armado en Colombia en el período comprendido entre 1998 y 2014. Documentos sobre la historia del G.E.A. Bibliografía sobre conflicto y violencia. Bibliografía sobre estrategia y análisis del entorno. d. Resultados esperados Como parte de los compromisos con el desarrollo de éste proyecto, se establece la publicación de 1 artículo en revista indexada y 2 ponencias anuales. El producto final del proyecto será un libro. 4. Justificación de la propuesta con relación al proyecto del profesor y a la línea al cual se inscribe Presenta de manera explícita la relación del proyecto con las líneas y programas de investigación y su impacto al tema central de interés de la Escuela que es la “Perdurabilidad”. El proyecto de investigación propuesto se inscribe en la línea de investigación de estrategia, teniendo en cuenta lo dicho por el documento maestro de la línea: “la estrategia busca explicar la forma como se relaciona la organización con su entorno, los cambios originados en dicho entorno plantean nuevos escenarios para las organizaciones y en esta medida, nuevas concepciones, modelos y herramientas deben ser generadas” (Escuela de Administración, 2013, p. 1). Dadas las condiciones descritas del contexto que orientará la investigación, la noción de turbulencia empresarial será fundamental para abordar el estudio propuesto, y reflexionar acerca del comportamiento estratégico de las empresas objeto de esta investigación en el entorno que las rodea. En este sentido, resulta pertinente inscribir esta investigación en el programa de “Estrategia y contexto”, que “pretende aportar explicaciones relacionadas con el entorno, la importancia de los grupos de interés en el campo de la estrategia, asuntos relacionados con la internacionalización de las 21 empresas, y fenómenos como la turbulencia y la incertidumbre” (Escuela de Administración, 2013, p. 4). Esta investigación permitirá comprender cómo a través de las respuestas estratégicas ofrecidas a un entorno hostil e incierto, el G.E.A. logró perdurar a lo largo del tiempo, y no con criterios de ‘supervivencia’, sino con procesos de crecimiento y expansión que le han permitido consolidarse como una de las estructuras empresariales más sólidas e importantes del país en la actualidad. Esta investigación hace parte de una investigación del Grupo de Trabajo en Paz y Conflicto de la Universidad del Rosario en Colombia, que obedece a una iniciativa institucional de vincular a la academia a los procesos que se llevan a cabo en todo el país para la construcción de paz y la superación del conflicto social y armado. 5. Referencias bibliográficas Álvarez, V. (2003). De las sociedades de negocios al “Sindicato Antioqueño”. Un camino centenario: Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XIX – XX. Tomo I. Bogotá: Editorial Norma. Álvarez, S., Rettberg, A. (2008). Cuantificando los efectos económicos del conflicto: una exploración de los costos y los estudios sobre los costos del conflicto armado colombiano. Colombia Internacional, 67, 14 – 37. Atehortúa, A. (2010). El golpe de Rojas y el poder de los militares. Folios. Pp. 33 – 48. Bertalanffy, L. (1989). Teoría General de Sistemas. México: Fondo de Cultura Económica. Bunse, S., Colburn, F. (2009). 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