SALA PENAL - TRIBUNAL SUPERIOR Protocolo de Sentencias Nº Resolución: 395 Año: 2015 Tomo: 10 Folio: 2866-2876 EXPEDIENTE: 2083399 - ACUÑA, HUGO REINALDO Y OTROS PSSAA DEFRAUDACION A LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA ETC-CUERPO DE COPIAS - CUERPO DE COPIAS SENTENCIA NÚMERO: TRESCIENTOS NOVENTA Y CINCO En la ciudad de Córdoba, a siete días del mes de setiembre de dos mil quince, siendo las diez horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora Aída Tarditti, con asistencia de los señores Vocales doctores Sebastián Cruz López Peña y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, a los fines de dictar sentencia en los autos “ACUÑA, Hugo Reinaldo y otros p.ss.aa. defraudación a la administración pública, etc. -Recurso de Casación-” (SAC 2083399), con motivo del recurso de casación interpuesto por los Dres. Alejandro A. Pérez Moreno y Javier Pueyrredón, en su calidad de defensores del imputado Alejandro Teijeriro, en contra del Auto Interlocutorio número nueve, de fecha seis de abril de dos mil quince, dictado por la Cámara Criminal y Correccional de la ciudad de Cruz del Eje, Provincia de Córdoba. Abierto el acto por la Sra. Presidente, se informa que las cuestiones a resolver son las siguientes: 1°) ¿Ha sido indebidamente fundada la resolución cuestionada en cuanto a la confirmación del auto que mantiene la prisión preventiva dictada en contra del imputado Teijeiro? 2°) ¿Qué resolución corresponde dictar? Los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. Aída Tarditti, Sebastián López Peña y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel. A LA PRIMERA CUESTIÓN La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo: Expediente Nro. 2083399 - 1 / 22 I. Por Auto Interlocutorio n° 9, del seis de abril de dos mil quince, la Cámara Criminal y Correccional de la ciudad de Cruz del Eje, Provincia de Córdoba, resolvió –en lo que aquí interesa-: “…I. Rechazar los recursos de apelación interpuestos por los Dres. Alejandro Augusto Pérez Moreno y Javier Pueyrredón, en representación de Alejandro Teijeiro..., confirmando en consecuencia al AUTO NÚMERO DOS obrante a fs. 1509/1526, con costas a cargo de los imputados apelantes…” (fs. 1618 vta.). II. Los Dres. Alejandro A. Pérez Moreno y Javier Pueyrredón, defensores del prevenido Alejandro Teijeiro, interponen recurso de casación en contra del citado fallo, escogiendo el motivo formal de la vía escogida -art. 468 inc. 2 del CPP- (fs. 1626). Tras realizar consideraciones en torno a la impugnabilidad objetiva y subjetiva de la decisión recurrida, sostienen, por un lado, que la cámara ha denegado arbitrariamente la libertad a su defendido -citan jurisprudencia en apoyo-. Por otro lado, estiman violados los principios constitucionales de inocencia, debido proceso y defensa en juicio (fs. 1626 vta. / 1627 vta.). Manifiestan que la resolución puesta en crisis no analizó ni contestó cada uno de los agravios por ellos expuestos con anterioridad, motivo por el cual, por medio del presente recurso reiteran cada uno de los argumentos ya esgrimidos, sin que ello implique una reedición de la motivación (fs. 1627). En este punto, sostienen que el a quo reeditó parcialmente los argumentos del juez de control y no remitió a los mismos, motivo por el cual –a su ver-, sólo reeditó algunos fundamentos porque a los otros no los tiene por válidos. En base a ello, consideran que el tribunal de apelación, tácitamente le dio la razón a su queja respecto de la cual la imputación de nuevos hechos (peligrosidad criminal) jamás puede per se representar un riesgo para el proceso. Cuestionan también, la legalidad y el valor convictivo de los testimonios de Liliana del Expediente Nro. 2083399 - 2 / 22 Carmen Bustamante y de Antonio Martín Carrera. Ello así, en virtud de que se desprenden de sus dichos situaciones de reconocimiento de participación en el evento investigado, lo que no habría sido puesto en conocimiento de la justicia por los referidos testigos de no haberlos obligado a declarar como tales (fs. 1630). En efecto, Antonio Martín Carrera, prestó declaración bajo juramento de ley, autoincriminándose, pues de sus propias manifestaciones surge su intervención -en el hecho nominado tercero-, en carácter de partícipe necesario de Administración Fraudulenta contra la Administración Pública, todo por lo cual su declaración deviene nula, de nulidad absoluta. Sostienen que Carrera con sus actos permitió, participó y se benefició con el manejo o desmanejo económico municipal, y por lo tanto, sin su participación no se hubiese podido cometer el delito (fs. 1630 vta. / 1631). Agregan que los estacioneros Carrera (padre e hijo), son proveedores del municipio, debiendo por ello conocer acabadamente el mecanismo interno a los fines de que la Municipalidad efectúe un pago, es decir, primero se debe cumplir la contraprestación y luego, previa autorización de economía y tribunal de cuentas, contra factura se emite el respectivo cheque (fs. 1631 vta.). Asimismo, arguyen que para que el municipio se haya visto perjudicado u obligado –dinerariamente-, primero los Carrera tuvieron que prestarle dinero en efectivo a la Municipalidad, recibiendo a cambio cheques -por un monto mayor al préstamo otorgado-, presentando dichos cheques al cobro, todo ello a sabiendas de su irregularidad (fs. 1631 vta.). Por otro lado, luego de transcribir parte de los fundamentos esgrimidos por el a quo en la resolución puesta en crisis, consideran que el tribunal de apelaciones incurrió en severas arbitrariedades al efectuar una doble valoración en la calidad de su defendido. Ello así, toda vez que no puede ser acusado del delito de administración fraudulenta en contra de la administración pública quien no ostenta un cargo público o equiparable, Expediente Nro. 2083399 - 3 / 22 por lo que decir que por ser funcionario es más peligroso, redunda en una arbitraria doble valoración, la que provoca una sanción inequitativa y carente de sustento lógico (fs. 1629). En dicha línea argumental, alega que resulta absurdo sostener que el hecho de ser una persona culta y con conocimientos lo hace más riesgoso para el procedimiento (fs. 1629). En otro orden de ideas, refieren que su pupilo procesal no emitió nuevos cheques en reemplazo de otros –supuestamente emitidos ilícitamente-, con la finalidad de hacer desaparecer prueba, sino porque el propio Carrera (hijo) solicitó que le canjearan cheques que se le adeudaban, alegando entonces, que tal situación no fue buscada por Teijeiro para desaparecer prueba, sino que libró los cheques en consideración a la deuda documentada y exigida por Carrera –principal proveedor del municipio- (fs. 1634 / 1634 vta.). Arguyen que el ejecutivo municipal, no podía nutrirse de información certera, toda vez que los asientos contables, chequeras y órdenes de pago, se encuentran secuestradas en la fiscalía interviniente o inmovilizadas en el Tribunal de Cuentas. En base a ello, y según lo informado por el Secretario de Gobierno y Coordinador de Gabinete, entienden que Teijeiro se encontraba facultado a librar los referidos cheques en reemplazo de los tres supuestos cheques que poseía y pretendía cobrar Antonio Carrera, y que de no haberse realizado tal novación, seguramente el Municipio hubiera sido ejecutado mediante el denominado Juicio Ejecutivo (fs. 1634 vta. / 1635). Del mismo modo, se agravian al sostener que, no surge de las constancias de autos relación alguna entre la supuesta amenaza de muerte, recibida anónimamente por la testigo Bustamante, y el imputado Teijeiro. Igualmente, tampoco se encuentra acreditado que dicha amenaza haya sido producto de la connivencia entre los encartados de la causa, alegando en tal sentido que se trata de un episodio totalmente Expediente Nro. 2083399 - 4 / 22 ajeno al marco de la presente investigación (fs. 1632 vta.). Asimismo, manifiestan que resulta absurdo que el intendente de la ciudad de Deán Funes, se encuentre privado de su libertad por haber consentido el cambio de ámbito laboral de la agente Bustamante, el cual fue solicitado por ella misma, no pudiendo ser considerado, bajo ningún punto de vista, dicho acto administrativo como un entorpecimiento de la instrucción, como entendió el a quo (fs. 1633 / 1634). Por otra parte, entienden que en virtud de lo manifestado por el Juez de Control, en relación a que no existe riesgo de fuga por parte de Teijeiro, sumado a que de las constancias de la causa tampoco surge riesgo para la investigación -toda vez que el proceso está finalizado, no restan actos procesales por cumplir ni quedan pruebas por recabar, al tiempo que Teijeiro se encuentra separado de su cargo y hay tres pedidos de juicio abreviado inicial en curso-, no hay motivos para que su pupilo procesal se encuentre privado de su libertad (fs. 1629 / 1629 vta.). Hace reserva del caso federal (fs. 1636). III. Adelanto que corresponde rechazar el recurso de casación y mantener la prisión preventiva del encartado Alejandro Teijeiro, por las razones que expongo a continuación. 1. En forma liminar, cabe resaltar que el recurso de marras ha sido interpuesto en contra de una resolución equiparable a sentencia definitiva, y por lo tanto, impugnable en casación. Ello así por cuanto resultan tales las decisiones que antes del fallo final de la causa mantienen una medida de coerción, en razón que pueden irrogar agravios de imposible reparación posterior, dada la jerarquía constitucional de la libertad personal de quien cuenta con la presunción de inocencia. Esta posición ha sido adoptada por este Tribunal Superior en innumerables precedentes, en consonancia con la doctrina judicial establecida por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (TSJ Sala Penal, "Aguirre Domínguez", S. n° 76, 11/12/1997; "Gaón", S. n° 20, 25/3/1998; "Segala", S. Expediente Nro. 2083399 - 5 / 22 n° 145, 2/1/2006; "Beuck", S. n° 227, 22/10/2009; "Miranda", S. nº 263, 12/9/2913; entre muchos otros; CSJN, Fallos 280:297; 290:393; 300:642; 301:664; 302:865; 306, V. I.:262; 307:549; 308:1631; 311, Vol. I.:359). 2. En cuanto a los extremos en relación con los cuales debe cumplimentarse el deber de fundamentación de las decisiones judiciales cuando ellas atañen a la coerción personal del imputado, esta Sala ha afirmado que "la prueba sobre la existencia del hecho y las circunstancias que permiten inferir el riesgo procesal son condiciones que deben concurrir simultáneamente para la justificación de la coerción, debiendo la fundamentación del pronunciamiento que dispone la medida proyectarse en forma autónoma con relación a cada uno de ellos" (T.S.J., Sala Penal, "Conesa", S. n° 97, 20/11/02; "Bianco", S. n° 111, 19/11/03; "Montero", S. n° 1, 14/2/05; "Medina Allende", S. n° 9, 9/3/06; "Segala", antes cit., entre otras). 3. La defensa parece introducir dos aristas de análisis. Por un lado, alega que las declaraciones prestadas por los testigos Liliana del Carmen Bustamante y Antonio Martín Carrera, resultan nulas por ser autoincriminantes en violación a lo dispuesto por el art. 18 de la CN. Por otro lado, básicamente, se agravia por estimar que la prisión preventiva del imputado Teijeiro no es absolutamente indispensable para asegurar los fines del proceso (art. 281 a contrario sensu CPP), e impugna la resolución de marras por estimar que contiene una fundamentación arbitraria sobre la medida de coerción, en concreto, sobre las circunstancias a partir de las cuales se deriva el riesgo procesal. A ello se ceñirá, en consecuencia, el análisis que sigue. a. En forma preliminar, corresponde señalar que esta Sala ha sostenido en reiteradas oportunidades que la remisión resulta un método válido para fundar una resolución, en tanto sean asequibles las razones de las que se dispone (TSJ., Sala Penal, "Rivero", S. n° 33, 9/11/1984; "González", S. n° 90, 16/10/2002; "Mié", S. n° Expediente Nro. 2083399 - 6 / 22 27/4/2007, “Ferreyra”, S. nº 70, 26/3/2013, -entre otros-; CSJN., "Macasa S.A. v/ Caja Popular de Ahorro, Seguro y Crédito de la Provincia de Santiago del Estero y/o Presidente del Directorio y/o Responsable", Fallos 319:308). En consecuencia, no es de recibo el reproche respecto del cual la resolución puesta en crisis no contestó cada uno de los agravios por ellos expuestos. En efecto, soslaya la defensa que el Tribunal de Apelación, al analizar los indicios de peligrosidad procesal, en algunos casos –amenazas anónimas y descenso de categoría-, reeditó los argumentos vertidos por el Juez de Control y el Fiscal de Instrucción y amplió los mismos; y en otros casos –emisión de nuevos cheques-, remitió, sin más, a los fundamentos expuestos por el Ministerio Público Fiscal y por el Juzgado de Control en sus respectivas resoluciones (fs. 1616/1618 vta.). Así las cosas, a los fines de examinar los restantes reproches defensivos, corresponde ponderar las razones brindadas por el Juez de Control –en las distintas resoluciones dictadas- y por el Fiscal de Instrucción, con lo cual éstas ingresan a la motivación del auto recurrido, completando su fundamentación y enervando la crítica deducida. b. Presupuesto sustancial de la prisión preventiva -nulidad de testimoniosLos recurrentes se agravian por estimar que las declaraciones prestadas por los testigos Liliana del Carmen Bustamante y Antonio Martín Carrera –principales colaboradores con el Ministerio Público en la presente investigación y prueba fundamental en la que se basa la medida de coerción-, resultan nulas por resultar autoincriminantes, en violación a lo dispuesto por el art. 18 de la CN, mas sus agravios quedan en una mera enunciación desprovista de contenido en tanto no procuran demostrar las razones en que sustentan su pretensión. Y no sólo eso, sino que además, desconocen los fundamentos ofrecidos por el Juzgado de Control, al resolver la oposición formulada por la defensa del imputado Facchin –Auto N° 2 del 11 de febrero de 2015- (fs. 1523 vta. / 1524 vta.), los que Expediente Nro. 2083399 - 7 / 22 fueron ratificados, luego, por la Cámara de Acusación de Cruz del Eje –Auto N° 9 del 6 de abril de 2015- (fs. 1617), a partir de los cuales establecen, razonablemente, que las declaraciones testimoniales objetadas no resultan autoincriminantes, toda vez que en ningún momento los referidos testigos adquirieron la calidad de imputados, por cuanto no fueron formalmente imputados de delito alguno y tampoco sindicados como tales por algún otro acto concreto de persecución penal en su contra. No está de más aclarar que la Constitución de la Provincia de Córdoba, en su art. 40, in fine manifiesta que "…carece de todo valor probatorio la declaración del imputado prestada sin la presencia de su defensor…", pero esa no es la situación en la que se encontraban los testigos Bustamante y Carrera al brindar –voluntariamente- sus testimonios, toda vez que ello supone que se haya iniciado la persecución penal en contra de un individuo y que al momento de su declaración cuente con la presencia de un defensor técnico. Así es receptado también por la ley adjetiva local (C.P.P., Ley 8123, arts. 258 y ss.). En cuanto al momento que una persona adquiere la calidad de imputado son claros los precedentes “Esteban” S. n° 162 del 21/12/1998, “Jarma” S. n° 46 del26/05/2005 y “Cejas”, S. n° 403 del 20/10/2014, de ésta Sala Penal, a los que me remito en honor a la brevedad. Debe repararse también que el quejoso, al colocar en crisis las declaraciones de mención, omitió considerar que el a quo descartó que sus dichos posean elementos incriminantes y no sólo eso, sino que además, señaló que aún en el caso en que se recurriera a la supresión mental hipotética de los supuestos párrafos considerados autoincriminantes por la defensa, en nada modificaría la investigación penal dirigida contra los imputados de la causa (fs. 1524 / 1524 vta.). Ahora bien, tampoco le asiste razón a la defensa cuando alega el carácter de partícipe Expediente Nro. 2083399 - 8 / 22 necesario de Carrera en los hechos investigados, aduciendo que si éste no hubiese prestado dinero al Municipio los delitos no se hubiesen podido llevar a cabo. En este punto soslayan los impetrantes que, si bien del propio testimonio de Carrera surge claramente que le prestó dinero a la Municipalidad, lo cierto es que de la motivación por él brindada, surge su buena fe, así, a fs. 279 vta. refirió “…en un comienzo el dicente no tenía ninguna inversión para el dinero que ahorraba por lo que podía prestarlo sin inconvenientes, y le prestaba el dinero porque era gente del pueblo, que iban diariamente al bar, tanto Acuña, Clerico, Teijeiro, y pensaba que él con esos préstamos estaba ayudando al municipio local…”. Nótese que esos mismos argumentos –creencia de que necesitaban el préstamo para abonar sueldos y demás gastos de la Municipalidad-, fueron vertidos por todos y cada uno de los prestamistas del Municipio (fs.105/106, 231, 347, 439). Asimismo, pierden de vista que, los intereses que Carrera y el resto de los prestamistas cobraban al Municipio (según la testigo Bustamante en un primer momento cobraban un 10 % mensual y luego lo hacían por un interés menor -fs. 146-; y según Carrera él cobraba entre un 2 y un 4 % mensual -fs. 279-), no resultaban exorbitantes, por lo cual mal podría concluirse que se vio beneficiado por la administración infiel llevada a cabo por el encartado Teijeiro y el resto de los coimputados de la causa. Frente a ello, se advierte claramente que, con el presente reproche, el quejoso no hace otra cosa que exponer su disconformidad con lo resuelto en el caso y que los testimonios cuestionados resultan plenamente válidos. c. Presupuesto procesal de la medida de coerción (riesgo procesal) Descartada la nulidad de dos de los principales testimonios de la causa, corresponde analizar ahora los elementos que resultan indicativos de peligro procesal y que justifican el mantenimiento de la medida de coerción dictada en contra del imputado Teijeiro. Expediente Nro. 2083399 - 9 / 22 * Conforme ya sostuviera esta Sala, por expreso mandato constitucional toda persona sometida a proceso por un delito debe ser tenida por inocente hasta que se demuestre lo contrario, por lo que la peligrosidad procesal constituye la razón fundamental por la que puede ordenarse la prisión preventiva. Por ella debe entenderse el riesgo que la libertad del imputado puede entrañar para los fines del proceso seguido en su contra, esto es, su posible afectación de los objetivos de descubrimiento de la verdad real –interponiendo obstáculos para su logro– y de actuación de la ley penal sustantiva –impidiendo el normal desarrollo del juicio o el cumplimiento de la pena eventualmente impuesta, al sustraerse de la autoridad– (Cafferata Nores, José I. y Tarditti, Aída, Código procesal penal de la provincia de córdoba comentado, Mediterránea, Córdoba, 2003, t. 1, p. 649; cfr. T.S.J., Sala Penal, "Navarrete", S. nº 114, 18/10/2005, "Spizzo", S. n° 66, 7/7/2006; "Berrotarán" S. n° 99, 7/9/2006; "Fruttero", S. n° 170, 2/7/2009, entre otros). *Ahora bien, conforme a las directrices fijadas por la Corte Suprema y por esta Sala en el caso "Loyo Fraire" (S. n° 34, 12/3/2014), deben analizarse las circunstancias vinculadas con la peligrosidad procesal en concreto, con prescindencia de la gravedad del delito y del pronóstico hipotético de una pena de cumplimiento efectivo. Esto es, aquellas que se vinculan con los riesgos de entorpecimiento de la investigación o de elusión de la acción de la justicia, contexto en el cual deben considerarse también las características personales del imputado. Ello entonces con el baremo de concreción y proporcionalidad en miras de alternativas menos costosas para el traído a proceso. En otras palabras, debe determinarse si en el caso específico la medida es absolutamente indispensable para asegurar aquellos fines y, dado su carácter excepcional, si no existe un remedio menos gravoso e igualmente idóneo para alcanzar el objetivo propuesto. Expediente Nro. 2083399 - 10 / 22 De este modo, aquí se resolverá si la fundamentación del tribunal a quo respeta tales criterios. * Para comenzar, analizaremos el contexto en el cual debe realizarse el juicio de peligrosidad en concreto, para después determinar si los indicios valorados por la cámara son suficientes, en ese marco, para derivar el riesgo procesal justificativo de la medida de coerción. - Repárese, en primer término, que el Fiscal de Instrucción interviniente ordenó la prisión preventiva del imputado Teijeiro con fecha quince de diciembre de dos mil catorce (fs. 1371/1446), la cual fue confirmada por el Juzgado de Control mediante Auto N° 2 de fecha once de febrero de dos mil quince (fs. 1509/1526), y por la Cámara del Crimen Correccional y de Acusación de la Ciudad de Cruz del Eje por medio de Auto N° 9 de fecha seis de abril de dos mil quince (fs. 1592/1619). En efecto, la necesidad de la medida de coerción fue discernida por distintos órganos judiciales, los que coincidieron en la existencia de indicios concretos de riesgo para los fines del proceso que justifican el dictado de la misma. - De otro costado, la lectura de la prisión preventiva da cuenta de la participación del prevenido Alejandro Teijeiro en los delitos de defraudación por administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública continuada –hechos nominados primero, segundo, tercero, cuarto y quinto-, y abuso de autoridad –hecho nominado décimo primero- (arts. 45, 173 inc. 7 en función del 174 inc. 5, 55 “a contrario sensu”, y 248 del CP) (fs. 1371/1446). - Tampoco puede escapar al presente análisis –aunque no resulte suficiente por sí solo para justificar una prisión preventiva– que al imputado de mención se le atribuyen –como se mencionó en el párrafo precedente-, la comisión de delitos de mediana gravedad, con una escala penal en abstracto que parte de un mínimo de 2 años de prisión. Expediente Nro. 2083399 - 11 / 22 En este sentido, conforme ya expuso esta Sala en cercanos precedentes referidos a medidas de coerción (“Arce”, S. nº 285, 13/8/2014; “Palacios”, S. nº 322, 4/9/2014; “Chacón”, S. nº 413, 28/10/2014), es claro que la gravedad del delito no basta para justificar la prisión preventiva, esto es, para demostrar en concreto el peligro que la libertad del imputado significa para los fines del proceso: el descubrimiento de la verdad y la actuación de la ley. Sin embargo, esa insuficiencia –se aclaró en los citados precedentes– no significa que no tenga ningún tipo de incidencia en el examen que necesariamente debe efectuarse de los indicios y contraindicios de peligrosidad procesal. Se trata, como se dijo en “Loyo Fraire”, del “primer eslabón de análisis” que debe ir necesariamente acompañado de indicios concretos. De esa manera, puede afirmarse que ante un delito de suma gravedad bastará un respaldo indiciario mínimo para acreditar el riesgo procesal, mientras que uno de escasa gravedad exigirá un respaldo indiciario fuerte. Lo que nunca podrá afirmarse, en cambio, es que la gravedad del delito baste por sí misma para el dictado de la medida: deberá siempre demostrarse, a partir de circunstancias concretas de la causa, la existencia de peligros para los fines del proceso. En este punto, no se puede perder de vista que a Teijeiro se le atribuye la comisión de varios delitos continuados, los que además concursan materialmente con otro hecho delictivo, y, claramente, el legislador quiso que la reiteración delictiva fuese más severamente penada, por lo que previó un incremento en la escala penal en su máximo, resultante de la suma de las penas máximas de aquellos delitos cometidos, de manera tal de posibilitarle al juzgador una brecha más amplia en el momento de aplicar la sanción penal. De ello se sigue -tal como sostuvo el a quo-, que ese margen más amplio de punibilidad, sumado a la gravedad de los hechos delictivos, la modalidad comisiva y fundamentalmente la extensión del daño causado –perjuicio económico ocasionado a la administración pública-, hacen presumir que en caso de condena, la Expediente Nro. 2083399 - 12 / 22 misma no será de ejecución condicional. *Bajo el marco anteriormente citado –mediana gravedad de delito-, hay que considerar los específicos indicadores de peligro procesal que se desprenden de la tramitación del proceso, y es así como no le asiste razón a los impetrantes cuando esgrimen la falta de elementos objetivos de peligro concreto, por cuanto las constancias de auto echan por tierra tal argumento defensivo. - El tribunal de apelaciones consideró, razonablemente, que las cualidades funcionales con que contaba el imputado –persona en ejercicio del máximo cargo público de la ciudad, con una gran experiencia y conocimiento respecto al manejo de la cosa pública, toda vez que fue intendente durante varios períodos-, sumado a las relaciones personales que detentaba, lo colocaron en una posición que le permitió reconocer, la ilicitud de las conductas llevadas a cabo, lo que revela una decisión más consciente en contra del derecho, y no sólo eso, sino que además, esos conocimientos, preparación, experiencia y madurez en los quehaceres financieros y contables de la municipalidad, le permitieron detectar y conocer cuáles eran las pruebas que eventualmente podían comprometerlo (fs. 1616 vta./ 1617). En este punto vale aclarar que, el Tribunal de Apelaciones, con su análisis no incurrió, bajo ningún punto de vista en una doble valoración, tal como pretende la defensa. Ello así, toda vez que, si bien “el ser funcionario público” es un elemento constitutivo del tipo penal “Administración Fraudulenta”, lo cierto es que el a quo, simplemente, valoró las distintas acciones demostrativas de riesgo procesal –que se analizaran a continuación-, a la luz del contexto en que fueron cometidos los hechos y de las condiciones personales y funcionales que detentaba el incoado, y no a los fines de aplicar una sanción inequitativa como pretende la defensa (fs. 1616 vta.). - El a quo –remitiendo a los fundamentos brindados por el Sr. Fiscal de Instrucción y por el Juez de Control- destacó indicios concretos de peligrosidad procesal. Expediente Nro. 2083399 - 13 / 22 A. Así, tomó en consideración, la circunstancia concreta de que Teijeiro, con claro propósito de hacer desaparecer prueba, el día 06/11/2014, emitió nuevos cheques en reemplazo de otros anteriormente emitidos, a los fines de refinanciar un empréstito municipal obtenido por fuera de las formas establecidas en la Ley Orgánica Municipal, y no como señalan los impetrantes en función del pago por la provisión de combustible. Este agravio ya fue planteado por los recurrentes al momento de presentar control jurisdiccional en contra del decreto de fecha 26 de noviembre de dos mil catorce, por medio del cual la Fiscalía de Instrucción ordenó la detención de su pupilo procesal. La defensa insiste en postular que Teijeiro libró los cheques de mención en función de una deuda documentada y exigida por el principal proveedor del Municipio –Carrera-, lo cual, a su ver, resulta corroborado con el informe emitido por el Secretario de Gobierno y Coordinador de Gabinete de la Municipalidad. En este punto, desoyen los extensos y razonables fundamentos ofrecidos por el Juez de Control, en Auto Interlocutorio número 48, de fecha uno de diciembre de dos mil catorce –los cuales también fueron expuestos por el Fiscal de Instrucción al dictar la prisión preventiva-, quien luego de valorar el cúmulo probatorio obrante en la presente causa - testimonios brindados por Antonio Martín Carrera (fs. 279 y 1213), oficio emitido por el Secretario de Gobierno y Coordinador de Gabinete Municipal (fs. 1219), declaraciones de Gustavo Martín Ruíz (fs. 85), de Liliana del Carmen Bustamante (fs. 144), Informe del Tribunal de Cuentas (fs. 1153/1171), acta de secuestro de las facturas de la estación de servicios “Shell Don Antonio” (fs. 1220)-, concluyó que el imputado no sólo emitió los cheques en cuestión a los fines de hacer desaparecer prueba, sino que además, intentó darles un viso de legalidad a los mismos, a través del informe realizado por el Secretario de Gobierno y Coordinador de Gabinete Municipal (fs. 1219), quien manifestó que dichos cartulares fueron Expediente Nro. 2083399 - 14 / 22 entregados al propietario de la Estación de Servicio “Shell Don Antonio”, proveedora habitual del municipio, en concepto de pago por la adquisición de combustible, en función de trescientas cuarenta y cinco facturas obrantes en tesorería. Repárese que dicho informe, no sólo difiere con lo manifestado por el propio interesado –Carrera- y con los elementos probatorios mencionados supra, sino también con el testimonio de José Rafael Ramos, quien a fs. 1359 manifestó que “…en el año 2011, entre los meses de octubre y noviembre, el mencionado Teijeiro le manifestó que necesitaba dinero para el municipio… y que iba a recurrir a la banca privada y/o particulares, a lo que el dicente le contestó que eso no se podía hacer y que no obstante ello, Teijeiro comenzó con esa modalidad para hacerse de dinero… El dicente empezó a ser asesor municipal desde el tres de septiembre de 2014, luego de las imputaciones ordenadas en contra de las autoridades municipales y por esos días Teijeiro le manifestó que necesitaba reemplazar tres cheques al Sr. Luchi Carrera, a lo que el declarante se negó pues se trataba de reemplazar otros cheques a su vez ya reemplazados y provenientes de préstamo de dinero. Que otro día cuando el dicente no pudo venir a ésta Ciudad, se enteró que los cheques de mención ya habían sido reemplazados y entregados al Sr. Carrera…”. En virtud de ello, soslaya la defensa que el informe del Secretario de Gobierno y Coordinador de Gabinete Municipal, del cual ellos se valen a los fines de argumentar que Teijeiro se encontraba facultado a librar los cheques en cuestión, es valorado por el a quo como un “…verdadero encubrimiento… que deberá ser investigado oportunamente por el Ministerio Público Fiscal…” (fs. 29, Control Jurisdiccional solicitado por los Dres. Alejandro Pérez Moreno, etc., SAC 2193432, Cuerpo 1 –Auto Interlocutorio n° 48). Resulta claro entonces que la nueva emisión de cheques no lo fue a los fines de cancelar una deuda por la adquisición de combustible, como así tampoco se trató de un Expediente Nro. 2083399 - 15 / 22 nuevo hecho delictivo por parte del imputado Teijeiro, sino que dicho acto fue perpetrado con la intención de obstaculizar la presente investigación, motivo por el cual, se vuelve a equivocar la defensa cuando alega que el a quo confundió peligrosidad criminal o material y peligrosidad procesal. Por tales motivos, se advierte que los quejosos, al reeditar su reproche, en cada una de las oportunidades procesales que se les presentan, no hacen otra cosa que exponer su disconformidad con lo resuelto en el caso. B. Lo mismo ocurre al alegar las razones por las cuales consideran, por un lado, que el cambio de ámbito laboral de la principal testigo de la causa –Liliana Bustamanteconstituye un mero acto administrativo que no llegó a ejecutoriarse; y por el otro, que no existe relación alguna entre las amenazas anónimas recibidas por la testigo de mención y el imputado Teijeiro. Ambos reproches se muestran huérfanos de argumentos superadores o demostrativos del yerro del Tribunal de Apelación. Así, el a quo, al expedirse sobre el primero de ellos, manifestó razonablemente que Teijeiro, nuevamente asumido como intendente y estando el proceso investigativo en plena actividad, procedió a dictar un decreto a través del cual descendió de categoría a la testigo Bustamante, lo que fue interpretado correctamente por el Sr. Fiscal y el Sr. Juez de Control como un intento de presión hacia aquella –por haber declarado en contra de los coimputados-, y constitutivo de un claro y concreto indicio de peligrosidad procesal; aprovechando el poder que tenía como máxima autoridad y exorbitando el mismo, desplegó una conducta con claro propósito obstruccionista hacia el proceso. Agregando que el hecho que el acto administrativo de descenso de categoría no haya alcanzado a ejecutoriarse, no tiene entidad a los fines de neutralizar la conducta riesgosa, toda vez que lo que debe valorarse son las conductas desplegadas y su finalidad, independientemente del resultado obtenido (fs. 1617 vta. / 1618). Expediente Nro. 2083399 - 16 / 22 Para llegar a dicha conclusión, tanto el tribunal de apelaciones, como el Ministerio Público y el Juez de Control, se valieron de los dichos de la testigo Bustamante (fs. 1013/1014), del Decreto Municipal 266 refrendado por el imputado Alejandro Teijeiro (fs.1222), de la copia del recibo de haberes de la testigo Bustamante en la Categoría nº 18 (fs. 1223 y 1226), de la nota suscripta por la referida Bustamante, con patrocinio letrado, dirigida al titular del Área de Personal de la Municipalidad de Deán Funes (fs. 1224), y del dictamen de la Dra. María Laura Carunchio, Asesora Letrada de la Municipalidad de la Ciudad de Deán Funes (fs. 1227). En este punto, soslaya la defensa que si bien la testigo Bustamante, el día 29 de septiembre de dos mil catorce, había solicitado mediante nota el cambio de área de trabajo, debido a estrés laboral que afectó su salud, lo cierto es que el Departamento Ejecutivo Municipal, a cargo del imputado Teijeiro, hizo lugar a su pedido, pero, lejos de asignarla a un área donde pudiera mantener su cargo y su sueldo intactos, intentó descenderla de categoría, lo cual implicaba un grave perjuicio económico a la testigo, el cual no llegó a concretarse, pero no a instancias del Ejecutivo Municipal, sino en virtud de que la propia damnificada presentó una nota reclamando que la mantengan en su cargo, debido a que por el transcurso del tiempo había adquirido la estabilidad en el mismo. Ahora bien, al pronunciarse sobre las amenazas recibidas por la testigo Bustamante, el Tribunal de Apelaciones consideró, razonablemente, que si bien es cierto que por el momento no pudo determinarse quién fue el autor e ideólogo de las amenazas anónimas, el sentido común y la lógica indican que no puede descartarse a las personas imputadas, porque son las únicas que tienen un interés directo en amedrentar a dicha testigo de cargo (fs. 1617 vta.). A esa conclusión se arribó en base al testimonio de la testigo Liliana Bustamante –al cual le asignó notable credibilidad-, el que se vio corroborado con el informe obrante a Expediente Nro. 2083399 - 17 / 22 fs. 1031 de autos, del cual se desprende el listado de las llamadas entrantes a su celular, una de las cuales, tuvo una duración de veinte segundos -que sería la llamada anónima efectuada-. Dicha llamada fue realizada desde el teléfono de un sujeto de apellido Vivas, radicado en la localidad de Lucio V. Mansilla, desconociéndose quién fue la persona que realizó la misma o que le solicitó a Vivas que la realizara, pues entre este individuo y la testigo Bustamante no se ha acreditado vínculo alguno (fs. 1439 vta.). Nótese asimismo, que Bustamante, en su declaración obrante a fs. 1013/1014, relata, en primer lugar, haber recibido la noticia de que la habían descendido de categoría (27/10/2014). Aquí es preciso remarcar que si la testigo no hubiese visto el cambio de área laboral y el descenso de categoría como un castigo o amedrentamiento, por haber declarado en contra de las autoridades, no se explica por qué motivo dio noticia de dicho suceso al Fiscal interviniente. En segundo lugar, y no menos importante, surge del testimonio mencionado que en la misma época en que la bajaron de categoría, recibió una amenaza anónima –vía telefónica-, en la que una voz masculina le manifestó “…dónde se encuentra Franco, haciendo referencia al hijo de la dicente, por lo que ésta responde soy Liliana, escuchando que su interlocutor le manifiesta “vas a ser boleta”, e inmediatamente después al preguntar “cómo”, cortan la llamada…” (30/10/2014). Y eso no es todo, seguidamente, agrega la testigo, que el encartado Acuña le manifestó que uno de los abogados de Teijeiro y el abogado de Facchín habían manifestado que a ella la debían hacer mierda por lo que había declarado (31/10/2014). Tales manifestaciones lograron amedrentar a la víctima, quien teme por su integridad física, pero sobre todo por su hijo Franco Alexis Bustamante, de 13 años de edad, quien suele andar solo en la calle. De ello surge claramente, y sin mayores esfuerzos interpretativos, no solo la Expediente Nro. 2083399 - 18 / 22 connivencia existente entre los encartados de la presente causa, sino también, la finalidad de intimidar a la testigo, lo cual, a esta altura de la investigación, se puede relacionar directa o indirectamente con Teijeiro y con el resto de los coimputados. Más aún, si tomamos en consideración que la testigo al narrar los hechos –descenso de categoría, amenazas anónimas y amenazas proferidas por Acuña-, concatena unos a otros, vinculándolos además, sin lugar a dudas, a los ilícitos investigados en los presentes actuados, de los cuales, vale recordar, ella es la principal testigo. Por todo ello, es razonable concluir que las amenazas de que fue víctima la testigo y el descenso de categoría laboral, no pueden ser analizadas en forma aislada –como pretende la defensa-, sino a la luz del material probatorio colectado en autos y del resto de los indicios señalados supra. Así examinadas, dichas circunstancias pasan a engrosar el largo listado de acciones llevadas a cabo por Teijeiro para perjudicar el proceso y la investigación. A los fines de brindar una acabada respuesta a los reproches traídos por los recurrentes, resta mencionar que las consideraciones vertidas por el Tribunal de Apelación, no se contradice con lo manifestado por el Juez de Control, como pretende la defensa, toda vez que, si bien dicho órgano jurisdiccional refirió que “…no se acreditó la connivencia del resto de los imputados para tal fin…”, continuó diciendo que las amenazas relatadas por la testigo Bustamante, sumadas a los numerosos indicios precisos y concordantes señalados, resultaron determinantes al momento de formar convicción para tener por acreditada la existencia de riesgo procesal, lo cual es soslayado por los impetrantes (fs. 28, Control Jurisdiccional solicitado por los Dres. Alejandro Pérez Moreno, etc., SAC 2193432, Cuerpo 1 –Auto Interlocutorio n° 48-). Lo hasta aquí expuesto, resulta por demás demostrativo de que el sustrato sobre el que los recurrentes construyen su queja se erige como la manifestación de una mera discrepancia con la ponderación de las circunstancias de la causa. Expediente Nro. 2083399 - 19 / 22 C. Por otro lado, si bien –como sostiene la defensa-, Teijeiro se encuentra separado de su cargo, lo cierto es que no le asiste razón cuando alega que la investigación se encuentra concluida y que no restan pruebas por recabar. Ello se desprende del extenso decreto de Prisión Preventiva, en el cual el Fiscal de Instrucción refiere que algunas circunstancias referidas al nominado quinto hecho aún se están investigando (fs.1445). Asimismo, en otro párrafo de la mencionada resolución manifiesta que, en caso de recuperar la libertad, los imputados intentaran continuar obstruyendo la correcta averiguación de la verdad real, objeto de tutela cautelar, la que aún se encuentra incompleta (fs. 1445 vta.). Invocando finalmente, que se desconoce a la fecha adonde fueron a parar los ocho millones de pesos tomados de particulares de esta Ciudad y otras localidades, restando aún investigar dineros recibidos por la Municipalidad para la obra pública, lo que es de público conocimiento que no se realiza (fs. 1446). Igualmente, el hecho de que la investigación se encuentre concluida respecto de algunos de los coimputados –quienes solicitaron juicio abreviado inicial-, no significa que esté concluida para todos, como pretende la defensa. Ello así, en virtud de que se trata de una causa compleja, en la cual se investigan varios hechos y a varios imputados distintos. 4. Pero aun en el caso en que la investigación se encontrara concluida, no le asiste razón a la defensa cuando alega que se diluyeron los indicios de peligrosidad. En primer lugar, porque es fundamental preservar las manifestaciones de los testigos de cualquier influencia o contaminación, lo cual, solo resulta viable con la privación de la libertad del imputado, toda vez que lo contrario entrañaría un riesgo para el proceso, en tanto le posibilitaría influir en terceros y actuar sobre la prueba a fin de aliviar su situación en el plenario. Y en segundo lugar, porque si bien, el Juez de Control, infirió la falta de peligro de fuga, por considerar que el imputado es una persona conocida Expediente Nro. 2083399 - 20 / 22 públicamente, que tiene residencia fija, arraigo familiar, bienes registrables a los fines de ofrecer caución real, y que carece de antecedentes personales, lo cierto es que, por un lado, dichas circunstancias resultan insuficientes para neutralizar el riesgo del proceso; y por otro lado, soslaya la defensa, que el comportamiento obstruccionista del proceso, observado en el imputado, en lo que va de la investigación penal preparatoria, proyecta desconfianza acerca del sometimiento al accionar de la justicia. En definitiva, de todas las circunstancias reseñadas se puede inferir en forma directa el peligro procesal que implicaría la libertad del encartado, lo que justifica la imposición de la medida cautelar de privación de libertad. En efecto, el prevenido tuvo actitudes tendientes a entorpecer la investigación, lo cual refleja, a todas luces, su clara voluntad de dejar de motivarse en las normas, haciendo caso omiso a los límites que le marco la autoridad judicial, luego de ser notificado de que estaba siendo investigado. Por todo ello, la medida de coerción pues, debe ser confirmada. Así voto. El señor Vocal doctor Sebastián López Peña, dijo: La señora Vocal preopinante da, a mi juicio las razones necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido. La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo: Estimo correcta la solución que da la señora Vocal Dra. Aída Tarditti, por lo que adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma. A LA SEGUNDA CUESTIÓN La señora Vocal doctora Aída Tarditti, dijo: Como resultado del acuerdo precedente, corresponde rechazar la impugnación deducida por los Dres. Alejandro Pérez Moreno y Javier Pueyrredón, defensores del imputado Alejandro Teijeiro. Con costas (art. 550/551 del C.P.P.). Expediente Nro. 2083399 - 21 / 22 Así, voto. El señor Vocal doctor Sebastián López Peña, dijo: La señora Vocal preopinante, da a mi juicio, las razones necesarias que deciden correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual sentido. La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo: Estimo correcta la solución que da la señora Vocal del Primer Voto, por lo que, adhiero a la misma en un todo, votando, en consecuencia, de igual forma. En este estado, el Tribunal Superior de Justicia, por intermedio de la Sala Penal; RESUELVE: Rechazar la impugnación deducida por los Dres. Alejandro Pérez Moreno y Javier Pueyrredón, defensores del imputado Alejandro Teijeiro. Con costas (art. 550/551 del C.P.P.). Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y los señores Vocales de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí de lo que doy fe. TARDITTI, Aida Lucia Teresa VOCAL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA LOPEZ PEÑA, Sebastián Cruz BLANC GERZICICH de ARABEL, Maria de las Mercedes VOCAL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA VOCAL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA PUEYRREDON de MONFARRELL, María Raquel SECRETARIO JUZGADO 1RA. INSTANCIA Expediente Nro. 2083399 - 22 / 22