¿QUIÉN TIRAR HOY LA BASURA? ¿Quién tiene que tirar hoy la basura?-preguntó el padre desde la cocina. Los niños estaban jugando con Neón en el salón. -A mí no, yo fui ayer- dijo Ada. -Pues entonces hoy le toca a Lara-gritó alegremente Leo. Lara ya lo sabía, por eso no había abierto la boca. Hoy era el peor día. Los miércoles no sólo había que tirar la basura normal, sino que había que hacer un segundo viaje para llevar la bolsa "de lo amarillo" y la bolsa del papel y cartón. Se levantó de la alfombra y dirigiéndose al perro dijo: -¡Venga Neón, vamos a la calle! ¿Dónde habéis dejado su correa? Nadie contestó porque estaban jugando a "estatuas mudas y quietas". Fue hacia la cocina con el perro detrás, moviendo la cola. -Papá, mamá, dadme deprisa lo que haya que tirar, que estamos jugando y quiero volver antes de que Ada diga que ha ganado otra vez. Siempre se las apaña para engañar a Leo. -Bueno, no tantas prisas-dijo la mamá. Ya sabes que al ser hoy miércoles, primero llevas la bolsa de materia orgánica. -Esa que tú llamas basura normal-canturreó el padre. -Vale y se viene conmigo Neón-dijo Lara. -Ten dos bolsas"recoge-cacas" y átalas a la correa-dijo la madre. La niña salió con la basura y el perro de la familia. Al principio le parecía que era muy divertido poder ir sola y todo eso de" ya voy siendo mayor". Ahora un rollo. Y lo peor, peor, peor es cuando es miércoles y hay que hacer dos viajes. Estos pensamientos tenía la niña cuando un pequeño duende, no mayor que el tamaño de su mano, se le plantó delante en el centro de la acera. -¿Puede saberse por qué vas tan molesta a hacer una cosa tan útil? Lara dio un salto hacia atrás porque casi le pisa y además porque se llevó un susto de los gordos. -¿Tú quién eres? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me hablas a mí? ¿Los otros pueden verte? -¡Alto ahí! ¡Muchas preguntas de golpe! De momento tienes que conformarte con saber que tienes una misión importante. Siempre y digo siempre que tengas que hacer algo, debe ser con ganas. Si no, nada sale bien. Tengo entendido que cuando tires esta bolsa, tienes que volver con más residuos para tirar en otros contenedores. La niña no era capaz de reaccionar y su boca se mantenía abierta como la de un cascanueces a punto de entrar en acción. El mini duende que dijo llamarse Elro, volvió a la casa pegando saltitos en zigzag delante de ella. Contento como unas castañuelas estaba Neón, que no había visto nunca un humano tan pequeño. Se estaba imaginando al duende con correa y como su propia mascota. Sería la envidia en el parque de perros. Lara entró en la cocina con una extraña expresión en la cara. Su padre no se dio cuenta, estaba agachado cogiendo las bolsas a la vez que decía: -Ésta al contenedor amarillo y ésta al azul, ya sabes. Por cierto, no dejes la puerta abierta como ahora cuando has llegado. La niña y el perro volvieron a la calle con el cargamento de bolsas. Elro estaba en la esquina. De repente empezó a cantar a voz en grito que en su caso, debido a su tamaño, no era mucho grito: -Papel al azul, plástico al amarillo. Si tú quieres reciclar primero tienes que separar. Al azul, papel y cartón. Al amarillo, plásticos, latas y briks. Cuando se dieron cuenta habían llegado a los contenedores al ritmo de la pegadiza cancioncilla. Lara tiró las bolsas y empezó a cantar, ella sí a voz en grito, de vuelta a casa. Al llegar a la esquina Elro dijo: -Ya sabes que yo ando por aquí. Cuando no quieras ir sola...empieza a golpear tus muslos y a dar palmadas como te he enseñado...Puede que vuelva. Al entrar por la puerta del salón tuvo que volver a escuchar: -¡He ganado otra vez!