16 | Diario del AltoAragón / Viernes, 6 de mayo de 2016 PRIMAVERA PARA EL RECUERDO Manuel Sarasa Barrio. D.A. El ensayo clínico de la vacuna de alzhéimer avanza y se extenderá a varios centros de Europa Manuel Sarasa, director de Araclon Biotech, satisfecho con la fase I MYRIAM MARTÍNEZ HUESCA.- La segunda fase de los ensayos clínicos de la vacuna del alzhéimer diseñada por el doctor Manuel Sarasa y el laboratorio Araclon Biotech se va a llevar a cabo en una veintena de centros de diversos países de Europa con la implicación de más de un centenar de pacientes, después de que la primera fase, que se ha llevado a cabo en la Fundación ACE de Barcelona, cumpliera el objetivo de demostrar que el preparado es seguro y tolerable. El Ayerbense Manuel Sarasa, catedrático de la Universidad de Zaragoza y director científico de Araclon Biotech, compañía participada mayoritariamente por Grifols, lleva 27 años dedicado en cuerpo y alma a la investigando esta enfermedad. La imaginación, sensibilidad, inteligencia y esfuerzo son algunos rasgos que caracterizan la personalidad de un hombre que ha hecho de su profesión un modo de vida y que constituye un referente en este campo a nivel internacional. El interés que siempre le ha suscitado la memoria desde el punto de vista bioquímico, unido al reto que suponía tratar de desentrañar los secretos de una enfermedad que no tiene cura DAA le condujeron a investigar el alzhéimer. Persona creativa como todos los grandes científicos, Sarasa decidió centrar su investigación en las primeras fases del desarrollo de esta patología y no en las últimas, como hacían la mayoría de sus colegas. Empezó a trabajar con embriones de mamíferos, pero luego decidió recurrir a los de pollo, porque le ofrecían más posibilidades al desarrollarse fuera del seno materno y poder manipular los huevos. “Fue sorprendente descubrir que la proteína beta-amiloide implicada en la enfermedad que también tiene el pollo es igual, cien por cien, a la que tienen los humanos -señala el aragonés-, mientras que no sucede así con la de las ratas y ratones, que son mamíferos y son los animales de laboratorio más comunes”. Al ser ambas proteínas idénticas, el investigador pensó que el anticuerpo obtenido a partir de esta proteína de pollo podría servir para el diagnóstico y tratamiento del alzhéimer. Eran los inicios del año 2000 y fue un importante momento de inflexión en una investigación que se había iniciado en 1989. Hubo otros hitos importantes en el proceso, como detectar la presencia de la proteína betaamiloide 40 en el núcleo de las placas seniles y también en otra lesión característica como son los ovillos neurofibrilares, donde antes sólo se había tenido en cuenta la existencia de proteína tau. Además, al analizar cerebros con alzhéimer con máximo grado de neurodegeneración, se constató que era necesaria la acumulación de Ab-40 para la existencia de la demencia. “Todas estas cuestiones y otras nos llevaron a considerar esta proteína como la principal causa de la enfermedad. Por eso, la La fase I ha demostrado que la vacuna es segura y tolerable vacuna ABvac40 (iniciales que hacen referencia a la beta-amiloide y también al laboratorio Araclon Biotech) está diseñada para tratar de modular los niveles de esa proteína, que no obstante puede tener una función fisiológica que aún no se conoce bien”. Las fases I y II de los ensayos clínicos La primera fase de los ensayos clínicos de la vacuna se inició en 2014 y se ha realizado en la Fundación ACE de Barcelona, el centro reclutador de enfermos de Alzheimer más importante de toda Europa. El objetivo no era evaluar su efectividad, sino comprobar que la vacuna no es tóxica, que es segura y tolerable, y esta aspiración se ha cumplido ya que no se ha registrado ningún resultado adverso. La Agencia del Medicamento autorizó que cuatro pacientes recibieran la mitad de la dosis del tratamiento previsto durante seis meses. Después entraron cuatro personas más, con la dosis planteada por Araclon Biotech, y finalmente se incorporaron otras dieciséis, también con la dosis completa. Dos tercios recibieron el principio activo y el resto, placebo. Esta primera fase ha implicado, además, un seguimiento de los pacientes durante el periodo de un año. “Teníamos que comprobar que la vacuna no es tóxica, que es segura y tolerable”, recalca el doctor. La segunda fase de los ensayos, que está a la espera de recibir el visto bueno de la Agencia del Medicamento, se llevará a cabo en una veintena de centros repartidos en su mayoría por España, pero también por Suecia, Italia, Inglaterra y Francia. Mientras que en la primera fase de los ensayos los afectados se encontraban en un estadio leve o moderado de la enfermedad, en esta segunda se abordarán pacientes en una fase inicial de la patología. “Creo que esta es la clave, porque el tratamiento debe ser sobre todo preventivo. Es difícil cambiar el curso de la enfermedad, por eso es tan difícil diseñar tratamientos”, indica el científico. La segunda fase tiene como objetivo determinar la pauta que habrá que seguir para el tratamiento, el número de “pinchazos” que son precisos y si es necesaria una dosis de recuerdo o no. “La vacuna estimulará el sistema inmunitario, se producirán anticuerpos y esas moléculas neutralizarán la Ab40 -explica el doctor-. La tercera fase se extenderá a todo el mundo, países y razas, con centenares de personas”. Mientras sigue avanzando todo este proceso, el doctor Sarasa y el laboratorio Araclon Biotech que dirige, con un cualificado grupo de investigadores, muchos de ellos aragoneses y entre ellos varios oscenses, continúa trabajando en asuntos de “cocina” de la vacuna y también en unos tests cuantificadores de la proteína beta amiloide, que ayudarán al diagnóstico y la prevención de la enfermedad. En este proyecto colaboran centros punteros de América, Australia y España, “y los resultados son muy esperanzadores, aunque queda un largo camino por delante”. El hecho de que la gente esté pendiente de sus resultados le estimula como parte de este reto personal que supone para él la vacuna del alzhéimer. “A mi me fastidiaría morir sin ver que esto se va a solucionar, porque yo creo que se puede conseguir si se hacen las cosas bien -afirma-. Lo que me desespera es lo lento que va todo, pero es un reto y una satisfacción demostrar que la idea que tiene uno es la correcta, aunque también lo es cuando alguien te enseña algo y eso te ayuda incluso a cambiar de opinión. De todas formas, hoy por hoy, creemos que vamos por el buen camino, no hay nada que me haga pensar otra cosa. Sin embargo, estamos todavía en fases preliminares. Como siempre he manifestado, la prudencia debe ser el criterio a seguir para valorar el posible éxito o no de este proyecto”.