El Gobierno planea reordenar los montes de la Reserva Las medidas que plantea, que todavía están en fase de borrador, supondrán modificaciones en la gestión de los cotos f. fernández-cueto Santander. La intención del Gobierno de Cantabria de modificar sustancialmente el panorama cinegético en la región por medio de dos decretos que en estos momentos están en fase de borrador ha causado cierta alarma entre el colectivo de cazadores. En estos decretos, que en la actualidad están siendo objeto de debate y que están en condiciones de asumir las alegaciones y sugerencias que deseen aportar las sociedades de cazadores, afectarían tanto a los cotos como a la Reserva del Saja. Una de las principales modificaciones que implicarán estos decretos tiene a la Reserva del Saja como protagonista. El Gobierno planea una reordenación completa de la distribución de los lotes de caza y contempla además posibles cambios en la distribución de las comarcas cinegéticas. Respecto a los montes, el Ejecutivo regional prevé pasar de los 81 lotes actuales a 115. El nuevo reparto, que implicaría la división de los actuales montes, pretende que los diferentes lotes no ocupen terrenos de más de un municipio y que estén delimitados por referencias físicas claras (ríos, carreteras, etcétera). El problema que, a juicio de los cazadores, puede plantear este nuevo reparto es que muchos de los actuales montes quedarían divididos en parcelas mucho más pequeñas (hasta en tres en varios casos) que apenas permitirían el desarrollo normal de una batida. Por lo que respecta a las comarcas, el Gobierno plantea tres alternativas. La primera, dejar las cosas como están, es decir, mantener las cinco zonas actuales (Liébana, Rionansa, Cabuérniga, Campoo y Valdeiguña). La segunda, hacer una comarca más, integrada por los municipios de Cabezón, Herrerías, Cartes, Mazcuerras y Valdáliga. Y la tercera, sustituir la de Valdeiguña por otra comarca con todos los municipios que no estén íntegramente en la Reserva, es decir, los del Norte y el Este de este espacio cinegético. Los cambios también afectarán a las cuadrillas, cuyo número mínimo de componentes pasa de 25 a 35 y el máximo, de 30 a 40. En los cotos Respecto a los cotos, según informan desde la Plataforma en Defensa de la Caza, una de las intenciones del Ejecutivo es «establecer un sistema de planificación y gestión que otorgue una mayor autonomía y responsabilidad a sus titulares», eso sí, «apoyados por técnicos competentes», aspecto este que puede suponer un problema, ya que este tipo de personal cualificado no está al alcance de cualquiera, lo que haría que, en la practica, ese objetivo de mayor autonomía no pudiera cumplirse, al crearse una situación de dependencia de las sociedades humildes hacia uno o dos grupos potentes que son los que pasarían a tener el control real del panorama cinegético. Se propone en el texto «la colaboración en la gestión de diferentes cotos a través de Iniciativas de Gestión Coordinada (IGC)», las famosas mancomunidades que en su momento defendió la Plataforma. Otro de los aspectos modificados es el relacionado con los Planes Técnicos de Aprovechamiento Cinegético (PTAC), que pasarían a tener una vigencia de cinco años. En todos ellos se deberán justificar especialmente la metodología, parámetros demográficos y criterios utilizados para la planificación y gestión. Esto obliga a las sociedades a dependen forzosamente de técnicos cualificados, bien sea recurriendo a profesionales independientes o ponerse en manos de quien se los proporcione a un precio más asequible. Los cotos deberán contar con sus propios santuarios f. f.-c. Santander. Los decretos que promueve el Gobierno contemplan la creación de Zonas de Reserva, santuarios, que deberán ocupar al menos el 10% de la superficie del coto, con una superficie mínima, que no podrá ser inferior a las 100 hectáreas. Serían superficies de terrenos aptos para la caza, que quedarían excluidos de la actividad cinegética de forma temporal o permanente. Además, los campeonatos de caza salvaje sólo podrán ser realizados sobre sorda. Desaparecerían así los tradicionales campeonatos de caza menos con perro, en los que, en período hábil, podría ser abatido cualquier ejemplar considerado caza menor. En lo que respecta a las modalidades de caza, llama la atención, que en la caza al salto (toda la caza menor, menos la liebre), sólo pueden participar un cazador o dos como máximo, con máximo de tres perros por cazador. Así que las cuadrillas de tres o más ya pueden ir pensando en separarse. Por último, estos decretos prevén que «en la práctica de todas las modalidades cinegéticas que conlleven el uso de armas, sólo podrán participar los cazadores autorizados, sin que puedan estar presentes de forma activa o pasiva ninguna otra persona». Es decir, no podrá haber acompañantes.