'iTTff"TTffPTf"'ff"'illT-F"*"™'™""''™"'*'^""— B*^' t^ ^ S í i e í ^ í ^ ^ ^ í ^ S K ^ ! í i ^ « ^ ^ í ^ i ^ x s E : ^ i ^ í ^ i 3 g s s g ^ ^ t ¡Extío! ¡Éxito! ¡Éxito! dG la U • F• en ¡os A • salones KURSAAL y CATALUÑA ¡Inenarrable éxito! de El Sueno de nn Vals Colosal film basado en la célebre opereta de Osear y de El Slraus Último orígínalísíma producción pantalla interpretada por el coloso de la EMIL JANNINGS. U. F. A. (Universum film - AkfiengesGllschaft) Telegramas y Telefonemas: UFA Madrid: Antonio Maura, 16 Barcelona: Plaza Cataluña, 9 [wsi.ms.^mA^^mí^^^A^^fmfmfmímjmjmjmjmímjMM ••^,:' 5 vv%rtAA/vv^HvsvvusrtrtAnirjVhflrtn.A^ViJ%iVvvv-vv%^^ A Ñ O II NÚM. 3 7 Gerente: Isidro Bulto Casanovas Administrador y A p o d e r a d o : J. Olive! Vive» Redacción y Administración; Director lilerario ; Mateo Santoi Redacíor jefe : Marlinez d e Ribera Direclor musical : Maestro G- Faura Director técnicoarlfstico: S. T o r r e s B e n e l París, 134 y ViUarrocl, 186 - TeUíono 734 G. - BARCELONA Oficinas en Madrid: Horfaleza, 46, pral. Delegado: D o m i n g o R o m e r o Director: L n í * G ó m e z Meta 14 DE ABRIL DE 1927 llllllllllll INNIJIlllllllllllllllllllllItlIllllilllllllllllllllllNllllllinillI C O R R E S P O N S A L E S E X C L U S I V O S DE V E N T A : iiiiiiNiiiujiiiiririiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiitiiiiiiLiiiiinii _, En MADRlDi D , Munuel F e r n ü n d E z , P o j c o R e c o l e t o s . 14, q u i o s c o En ZJLRAGOZA" L J I P r o l e c l o r a " , Calle d e S o n D i e g o , 3 "-* En VALENCIA í D . Mtitiucl Dasl H u e a o , Calle B a l l c s l c r o j , 4 D En SBV1I,L'\: O. G u i l l c i m o R e n g e l . Calle d e R i v e r o , giTloíco itiiiiiiriiiiiiiN]iiiniiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiii>iiiiiiiiiiiuiuiiiiiiiiiiiiiiijiiii]i]iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii»iuiiiiiiiiiitiiiiiiiiii iiiiiiiiiiJiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitniíMtririiiiiiiiiiiNiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiittiiitiiiiiij] A N T O N I O MORENO EN ESPAÑA Su arie^ su Aiiloniü ^[o!•eIlO ha estado unos días eu Ea¡lUfia. Lü Mftro-GoldwvD, a cuyo elenco [iflrtencce, aJiuucii> su probable Uü^ndu por nicciio de mm gacetilla.a la Prensa c'in4?motográíica. Pero ni se pi-ecisalia IB íeclm, üi se daban seguridades Dcspíiclo a -eslc viaje. La noüuiü, pues, lenía más carácter de pro. -: paijaiida que de otra coso. Sin embargo, resultó cierla. Y Antonio Moreno, el lamoso a d o r de la pantalla, eslnvo cuarenta y ocho horas e n Barcelona, de rignrosiJ incógnito. Luego marchó a Madrid, donde alguien, aféelo , a él, rompió este incógnito, se- :, g u r a m c n l c contra su voluntad, pues Aulonio Moreno es hombre de u n a modestia exagerada y huye del exhibicionismo. De n o ser así, B a r c d o n a !e habría hecho un recibimiento tan fervoroso y entusiasta como el que les tributó tiempo atrfis a Douglas Fah-banks y a la encant:adora y geutU Mary Pick-Eord, su esposa. líl arte, de Antonio Moreno podría deíinirse con sólo dos vocablos : sobriedad y pasión. El geslo, el ademán, el porte, la manera de caracterizarse: lodo es sobrio e n este gran actor. Tiene plena conciencia de q u e el a r t e no es u u juego en el que se busca lucir la Cgura, la beileza, el traje de iri'eprochahk' corte. Mo tiene coqueteos de ¡BP-:,-^. i;aliin que se sabe guapo. Es arrogante, varonil, pero no presume, como la mayoría de ios E! uran galancB y actores, de hermoso, presiinción francamente repulsiva en un hombre por el aii'e femenino, ambiguo, que les da. El arte, para Antonio Moreno, es algo m á s serio que un juego o q u e i m cot[iieleü: es llevar la realidad, la vida, a un jilano superior, estiliüco. P e r o si e s sobrio siempre, en las escenas de amor, su lemperamonto pasional, de español neto, üc desborda. Ningún galán, n m g ü n actor de la pantalla le iguala en estas escenas. >'¡ el desaparecido Rodolfo Valentino, ni Ramón Novarro, ni nadie, Los que liayan visto celebridad y su uMare Moslruinn, [ins darían la razón. Antonio Moreno vive, mtegramente, las escenas de que es intérprete y eleva a realidad la fie- modestia .(íslndio?^ cinemato^^ráticüií de California. Tuvo que emj>c/,iir por simpliücaí' s u noml)re y llamarse Antonio Moreno a secas p a r a facilitar su pronunciación a los americanos. Pürrpn; el sayo, entero, e s Anluriio Tiarrido y Moreno-Monteagudo. Pero a u n sin el tiGarrido» y sin el «Monteagudo», este aclor Conserva su nombre, cuando la mayoría de los artistas extranjeros que llegan a la fabulosa ArniSrica, tienen que sustituir el suyo por un pseudónimo, como Rodolfo Valentino y como Luis Alonso, otro español que trabaja en los Estudios de los Angeles, donde "se Llaman Gilbcrt Roland. A n loni o Moren o alcanzó con i'elativa rapidez, celebridad como actor de cine. Y conserva su puesto en primera lÍTiea, mientras otros, a los que acompañó a lo largo de su carrera artística u n a propaganda llena de estruendo, desaparecen y son olvidados por el público. eirin. Una de las cualidades del cai'iieler de .•Vntonio Moreno, es la modestia. No le gusta falsear s u vida con hechos extraordinarios y con avenluras fantásticas, que lleven tiacia ól la atención de las gentes. A un periodista madrileño que le ha interviuvado estos dÍRS, le ha d i c h o : •—Tengo treinla y nueve oíloa. .Nací en .Madrid, en la calle de Alocha. Mi primer oOcio, fué el de panadero. Contaba entonces eapaflol, ocho o nueve años. He vivido m u c h o tiempo e n Andalucía: e n Sevilla, en Cádiz, en La Línea, en Algeciras... Y siempre me he tenido que ganar el pan... Antonio Moreno dice esto con naturalidad, olvidíindose de que es u n hombre famoso, Nada de r e l a U r aventuras galantes, anécdotas de ninguna clase, ejñsodios brillantes. Sil vida escueta y sencilla como él. disto, en lili arlisla tan famoso como Antonio Moreno, es algo insólito, demostrativo de una gran modestia y de una gran sinceridad. Asi es el artista y así es el hombre. -^^^ a c t o r d e la p a n t u l l a , A n t o n i o M o r e n o , s a l u d a ni pi'ihlico c!e3de l a s p á g i n a s d e " P O f U L A f í F I L M " . tiacc veinticuatro años que Antonio Moreno marchó a .\nnírica. Llegó allí sin saber leer siquiera. Tuvo (jue luchar muclio, y en loa olicios niiis humildes, ¡nirn ganarse el sustento. Pei'o al lili venció su voluntad, como vence er! lodas las batallas que se dan e n la vida. .•Vprendió, en .América, las primeras lelTas. Am[>lió y perfeccionó sus estudios. Cultivó sn esf>iritu con una lectura asidua y disciplinada. Y luego, su tesón y su temperamento, le abrieron las herméticas puertas de los ñ.^flHl^w.•bVw^rt^^^•'-%%v%vvunAnJ^flArtA;v^AJVLp%^.•w^i v^V4A^^vvv^Si^1•v^•v^.^•v^.%^^w^nJwv;rtrtrtrtAi^ftJVtfv^ ^^A/vw^iñ^^^Artft/srf^^^^^^wwwvhWSAñi^FW%w^Lftrtrtfl^^^^^^^tfVli Nuestros v^^rtw%w^ftrt^w^^wwAww^^^^^^pws^'.A.vvwtf'^%ftAfti lectores colaboran (En C'^ia sección sólo publicaremos ¡os trabajos breves que nos envíen espontáneameníe y que merezcan el honor de ser reproducidos en letras de moldea La crisis cinematográfica lizando las n I anu facturas uorteamei'icanas, para que tenga que extenrlernie en esle asunto, y detenerme, adeniAs. eti la enumeración de sus maravillosas e incontables su|)erprodueciones. De lodo esto i'esiilta que, |ior ahora, la crisis cinemolográfien de .^míriea no ajiarece en parle alguna. c'V cJel cinematógrafo francés, alemán, eajiafiol, ruso etc.. qué podemos decir? Parece que Financia, lejana ya la lielire gueiTcra, que asoló a líuroiia |ior espaeio de más de cuali'o años, al conlrario de sn hermana llalia, ha despertado, pocí> a poco, de su letargo arlístieo, y aliora, íi'ei'uentenii'iite, leemos crónicas y arlíenlos que acusan una actividad sin lirniles, conFecc,i(.mando sus ma[luFacluras gran in'imei'o de cintas de diversas calidades, la mayor parte de las veces, sobresállenles, con ánimos de aea[)arar de nuevo los mci'caclos. 1-te las películas alemanas, podemus decir casi lo mismo, y de lodos es bien conocida la [nagnifica técnica con qne elaboran sus films, Icniea que la misma ¡Vorleamériea envidia, líeeientes aún. eslán los gramliosos éxitos alcanzados por varias películas de la categoría de "Fansloii, (iVarieté>i y nlguiuis oli'as. La indiish'ia cinematográfica ab-mana, desligada ya lie los desastrosos efectos de (¡ue hemos hablado, sigue su camino. Su firodncción no es cuantiosa. Pero es selecta y merecedora, por lo tanto, de ocupar digiiaraeute u n lugar en la historia del cine. El arte mado español, a pesar -de no tener uu [lasado tan glorioso, como el de los anteiliclios [)aises, sin embargo, va adquiriendo un incremenlo en estos tres o cuatro años últimos, que antes no poseía, y el cual no lardará mucho en moslrarse firmo, prodigioso y dominante. Varias de las películas de marca IIP.CÍOnal, preseatadas durante la actual tenipo]'ada. denotan el prestigio qne va alcanzando el celuloide en nuestra patria, para que tenga necesidad de conlinuar hablando de ello. Los demás países, finalmente, siguen su curso normal, cada uuo hacia el ideal plausible de colocarse al frente del niovimíenlo eínematográlico, presentando de tanto en lanío films de éxilo y recuerdo imperecedero, contribuyendo así, 'en mavor o menor grado a la ]irosperir!ad y rlesenvolvimienlo del importante arle que nos 'ocupa. Feliciíéumrms, queridos leelores, de qne no sea cierta la crisis admitida ¡lor el meiieiouado arlícnlo y seamos sinceros y justos con nosoíros mismos. La imagen de la justicia, esle deber absoluto y constante, aunque lan seneilto, loma una forma matei'ial y sensible en el dei'echo de propiedad, derecho que es aliuienlado y brolado de las sordas rivalidades, entre las uacioiuís, suseiladas a propósito <le la posesión ríe una inflnslria propia, que su[lere a todas las demás, ¡ Cinemalogralistas ! Siempre será ¡lOco enanLo hagamos para desterrar las opinioaes pesimistas y desalentadoras de alginios criticDS, qne nunca veu con buenos ojos los esfuerzos, potentes y fecundos, qne, muchas veces, realizan las casas productoras de películas de todo el mundo, para rjue su marca sea ta prefei'ida de todas las personalidades del ramo y de lodos los ¡lúblicos. Ilfi muy pOL'QS din?, qne an la piíprina se'maiiíil, C[ue L'1 poi'iódico ropionnl i(Le Ven cié CBtnlunyau iJcriii'a a la fhiciiialo.ín'afiü, leí, cn-^iinlmpiilp, en las noticias del extrmijfro referenles a línlin, unos dnlos niic inn'dtm resurairsf! en la eonsidevación ríe quí' hoy por lioy lu crisis del cirii'malúgraro, no nrertn solunieiile a aqui'l país, sinr> que es g t n e r a l , sin cxcluii- ríe ello, a Auií-rina. A la k'Clui'o de lo que nnlcccde, no jnidc uietios i|nt' [lensar, a pesnr de ser un colnho]'ailoi' insiiriiifiriinlí', en jiistifirar lales ideas ianzadíis al ñire ptir mi |iui'iodi3ta, se^uraiuen1P, deniasiiitio ;iesimisla. lis posible que |ineda arlmilirse, en nues(]'0i (Kns, eslo. r[ue fíriuivnle a decir, que hoy el síplimo ai'le tío existe, y menos aún, en el inniiílo en general. ¡I.ejos, líiny lejos de nosotros laa errónea y nhsurria suposición I ¿Oníí pensaría de ello la llorecienie Norleiitnériea, que con sns famosas ciudades llollvwood y Los Anííoles, despiíle nrm aureola ile hrillanlez y pcosperidnil sobre el desenvolvimiento de su industria ex1eiisí-:imoP PnscnioR iinn ojonda resnecto al nchial nspcrlo que o[rnce el maravilloso arle unnlo. Así romo nadie ignora que la 'niííez es la edad de lüs esperani^as y de las ilusiones, y que i s l a s se apoyan firineipalmenle en la imafrinación, a la par í¡iie le [trosítan nueva vida, debemos nosoh'os nliincritar esta predisposición, a la esperaiií^a, ya (]ne juzgar, ftfinra, el e=fado de la riiieinntogrnfia de Espafia. de Tnslalcrva y de algnnos oíros países, podemos caJiliraido de emi^rrsa sin fundamento, ya que se halla en un modo de ser inranlil. esto es. de aclual íorniación y desarrollo. .\=iniisnio, tieliemos preservar cuidadosam e n t e de las esneranras ambiciosas y tomerarins de alginms erílicos que exlravían su imaginación por el campo de las ilusiones vanas V quimíricas, y, acaso, absurdas y ridfciiFns. Muchos ejemcloü aclaratorios, podría citar acerca del finrlicular, eslo es, sobre la manara de pensar, eso s(, hablando siempre en lírminos .senerales, de alL?nrios críticos, pero el lemoi' de hacer demasiado árida y extensa esln rnalerin. me obliga a no exlenrlei'me en cnnsidecacioups, que sallan a simple visla. Tjnicnm''tilp nniero adveidir que en nueslros tiempos disertamos y crilicanms demapiario. Fsla comezón de diseriar y criticar, corla el vueln al enlu insmo y, liieso, vienen eonclnsiones lan ab?ni'<las, canni la de qne el c í a ; estíi en un pei'íodo de verdarlera crisis, y qnc ueeesila, |!or lo lanlii. rejuvenecerse, renaeei'sp. Ffertlvnmeníe, algo liav de verdad, j'espeeto csle retiaeiinierito einenialogr.'ínco, y se observa, rfue es neccsariamenle obliiialorio en ciertas naciones. El mejor eiemplo niie podr,mos rilar nos lo ofrece Tlalia. llalia, la 'lación que cnri sa enlhira ha inHuído lan po'Ierosamente en la historia de la hnmanidnd qne eoiijnntamenie con Francia, antes de la guerra, eonipiriía la solieranía del mundo en lo qne se reliej'c al sónlimo ai'Le, ni terminar aquella horrorosa contienda el filiri ilaliarm quedó aniquilado, impotente para conservaí' la snnrcmccía de la pclírnla enroiiea, y menos a.i'>Ti de recuperar el preominenle puesto perTarragona, lEí27. dido. Entonces los norteamericanos nos ofrecían sus primeras producciones, la mavnrfa de las veces, ron escaso valor, eomnarailas con las grandes jiclíeulas que llevaban realzadas los iialiíiims. Pero los yanquis, venciendo todas las dificiillades que iban encorili'ando a y\i paso, por causas sobrado conoeirlas de mis leelores, se colocaron, casi inmeflialamenle, a la vanguardia de lodos los demás países, lugai' que hoy día siguen conservando con laníos o mayores bríos y pujanzas, corno r n a i r o o cinei) años alrfis, mejorando siempre, en el transcni'so del (iemno. los efectos de l(^cnica, inlerprclación y dii'eceit'jn, hasta un grado que asombra a los uiAs doclos y entendirlos. Todos iriis leelores, seguramente, conocerán la admirable y acertada labor que vienen rea- • ' J E S O S ALSINA Comentando La distinguida pei'souatidad literaria que, bajo el pseuílónimo de Felipe Centeno, ejerce de cronista cinematográfico en (•La Vauguardiai) figura en el u limero de aquellos a quienes, de entre cuajilos de cosas de ta pantalla escriben, leo siempre con mayor agrado e interés. Y es n a t u r a l : sus escritos en este sentido no desmei'ecen de quien ocupa un pueslo, uu huejí puesto, en la ^república de las letras»: estilo, claridad, sinceridad y sobre lodo, buen criterio, constituyen sus priucipales méritos. Ahora, b i e n : el comentario publicado últimamente en el periódico barcelonés untes mencionado, bajo el título de «La obsesión de lo sugeslivu» y lirmado por Feli|ve Centeno, constituye, sencillamente, no sólo uu gran acierto y demosti'aeióu plena de la lógica de quien lo escribió, sino lamliién uua lección harto bien enfocada — y ti'iste, ¿jior (]ué no decirlo;'—- paj'a quienes no deberian ser palabras vanas, indudablemente, hubiese sirio no dar lugai' a que liivieseu que decirsverdarles lan amargas. Sí, en efecto ; bis verdadei'os enemigos ..el arte mudo no son precisamenle aquellos jue hablan de él mil pestes, ni aquellos que empuHan el «i'ojo lápiz de la censura)!, ni los que van al atisbo de eseándalos o crímenes ^i'iisaeionale^ pai'a qni' ¡'argüe con eUfis, por inductor, perverlidor, ile[U'avado, iíunoral, elcétei-a, el [lobrecito cine, ni lam[)oco el ju'iblico ignorante, ni el mal actor, ni... No, peñores ; los verdoderos enemigos del a r l e mado, o siquiera los peores, son los que nos menciona Felipe O n t e i u ) : aquellos qne, atacados de la eufei'iuedad del adjetivo, lo aplican basta reducii- a la nada su valoi'; son los que prelendeu faviirecer a lodo el mundo — ; los angelitos I—, tj-atando, en error lamentable, de atraer a las gentes con el cebo de kulo lo que es susce|itible de sugestionarlas, aunque ello sea a costa de la verdad, de la moral, de la honradez. A los que así proceden, de no admitir que a su favoi' puede que existan ciertas aletuiantcs en la gravedad del delito, que verdadero delito es, sería cosa de vernos en el duro caso de tener que aplicarles un adjetivo no muy satisfactoria para ellos. Más, permítaseme decir que aún hay un delito tan gi'ave, sino mayoi' y de ]ieor delincuencia que los anteriores, y que por re[)resentar no sólo un peliffro, amo iinn ferfiñcnzo para el Cine, creo que eslá exigiendo, no un rasgo m á s - d e la censura, n o ; lo que exige, lo que merece, lo que debe aplicársele, es nn latigazo duro, mortal a ser posible, por parle de lodos quienes laboran por el Cine con verdadero interés. Y a este golpe definitivo debieran cooperar lodos los verdaderos cinefilos, todns los i[uc opinan, o mejor dicho, razonan horw'adameníe, todos aquellos a (juienes indigna que e! Arte rte la pantalla ^ que verdadero arte podría ser — vaya adquiriendo caila vez nuis — ésla es la verdad — aires de puro — innoble — negocio... El arlíeiilo de Felipe Centeno, ha despcrfado en mí desagradables recuerdos, como ver é i s ; y rebuscando, en vii'lurl de ellos, entre [lapeles, he dado al liu con una cuartilla en la cual se destacan sólo, sobro su blancura, las siguientes p a l a b r a s : EL COGÍIE NÜMEltO 13 "Modei'nísima arlaptación cinematográfica de la famosa novida de Xavier de Monle[)Ín (! I!) ^ SaschaFílm, Viena, •— Concesionarios... Esta mención debía darme, en otros tiempos, asunto para uno de mis frecuentes Irabajos que gusto de hacer sobre cinemalografia, Pero pasaron aquéllos sin que yo diese fin •—ni p r i n c i p i o — al trabajo de i'eferencia, y la cosa |ias¿ también rápidai]ienie de actualidad. Mas ahoi'a viene a encnta el referirnos a ella. A su costa vov a... "analemizarji. Allá va, ijRecüriláis, lectores de PopuL\a FILM, aquella pesGda broma que nos gastó IDouglas Fairbanl<s, hace ya algún tiempo, con el esperpento que nos fué servido con í l Ululo fionqioso y prorncledor de "Los Ircs mosqueteros»!' Si así es, convendréis conmigo en que aquello fué algo de muy muí gusto. ^Qué <'traiiqu¡lo>i espectador, en semejante ocasión, se atrevería a sostener la existencia de un film que, en esle aspecto, superase a aquél? Pues, b i e n : sf, existe, pi'obablemente no uno, sino varios por desgracia; cargue, pues, la modernísima adaptación {1 H ! I) de «El noche n.° 13)i con mis cerssuras (que aunque sólo sea como espectador tengo pcrfcclo derecho a prodigárselas), no sólo para =f, sino lambJén para sus iguales en delincuencia. Verdaderamente, es cosa triste tener que expresarse en esta forma. Ki yo gusto de {Continuará, VWWWtfW%^VSft^W^ftíVWWWWWiftArtflrtnJVWV^ 2 '^^^^^^^^'^^•^^•'^•''^•V^i'^^VV^VV^^^^^^^ flrtrti P O L E M A R I O Don BMíto Peiflio y nosotras. - La MWi Esiifil s mm\i [onilillg Pipeí nos íá la m . • í ata... ¿pe? Es norma nuestra de eipmpi'c no ütücur o las pcrsíitm? L'ii su viita |triva(ia ^- (jiu^ poi-fen-ece al iiiiliviflLto^, ptro sí oii su viflíi pública — ijiic purtetifue n la íocieclad—. Y aún para di¡•¡L'ir uno dn esto=;. a[iir[iiPí. la luicGmos en írii'Tna foniüdidu y cuiuulo lo juzfíaiTifis dn jiislicia y, ¡loi- lo lanío, si pci-juclicial para cl <j(3c lia obrado con ligereza, herii'finloso para loa di;más, r.oiiíoi'nie a este criterio, inspirado liiiifü[nenir »n niiepfrn ajnor a la verdad, Fsalimos en dct'eti?a tic la ciiií'niatograría esimñola, con i'l iirfieiilü itLrilior nepalivan. ñt', Jenn r><?sjardiiis y lupgo con otros íticlJo? de rciiareión, •íiimo protesta a que don ricnito Pcrojo, la xflhii'ie^e y malfralara desde las planas ile a(";oniir'(liai> y riCine-Afiroiríi, do París. Kueslra campaña, ]ior sor jncta, halló oco fii Fcfinida i'n ppriódiroc del pro^ti^io y la ]-iopnlnridnd de Kllernhln de Mndi'idi> y' de «El Iliinvioii. df^ nai'Cí'loTia. P-ero. es liísliinn que otro? rotativo? y i'^vitiac la sil-eiiriai'aii. porque lodos !(-ni>nios el deber de salir en defení;a del qne se alaea injustamente. Ya lo hemos dicho, poro conviene repetirlo [>íir,i que no ?e oívidr, Para don líenito Perojo, no exilien en EspRfm nirts que Ires actores do la pantalla: Manuel San Germán, Juan de Ordnfm y Jrisé Monl'cneEro. Y una ?o5a a c t r i z : Conchita Piqner. Fs decir, los principales inff^rpi'etes de sns ¡lelíciilas. Para (•]. Carmen Viance, Marina Torrf's. T=-ahel Alemany, Elisa y Aurora Tíniz Romero, Celia Escudero, Erna ilecker, ,To?enna Ta|)ias, Ana Siria. María Comendador, Jos''^ Xietn. Pedi'n Elviro, Antonio Ci! Várela, Jnan Nadal. Javier Hivei'a, Fanslino líretaHo, Fernando Fresno, y otras y otros notables artistas de la paiifalla española^ no son nadie. Kn cnanto a dirpctores, el señor Perojo, sólo citaba a d o s : Josf^ Bneb y Florinn Rey. Pero sus films — añndín — p n s a u raídamente las rronlera?. Se olvidó lamhién, de nombres tnn destarados en la cineniafoL-rafia nacional, como Apustín (lareia Carrasco, Manuel Nnriefra, Luis R, Alonso, Fernando Dclfiado, César Fernando?, Ardavin.., etc. Llevar estas [alsas referencias de la industria y^ el arfe einematopríífico en España, a nn país exlron.ipi'o, es tender a su desprestigio, realizar labor ncpativa. como decía nuesl'ro colaborador .Tcnn ncsjardins, poco patriótica, como dccimrts nosotros, ¿Se colabora asi por la prosperidad y el desarrollo de la cinemaín.uraíia naeionalí' Entendemos que no. Y aiín hay más, ?ío contento el señor Pei'ojo con esas declaraciones, rjue le eeboremos en cara mientras no las rectifique en el mismo lugar en que las hizo |uiblicas — en «iComcedia» y en «Ciníí-Mii'oii'D — publicó un artículo en olra revista francesa — ¿e?, que tampoco existe para íl la Prensa eincmato.ííriifiea en España?—, «La Cinr^inatoEíi'apliie Franf^flise», niímero correspomlienle al VI de marzo, páginas 14 y 16, en el que requiere, con jiretpxio de contesl'ar al aj'lículo de .lean Dcsjardins, que reproduce íiilepro, la opinión de la Prensa einemntogrüíicB fj'aneesa, con respecto a un perio<lista que predice en un país vecino — e l nuestro — la grierra contra la influencia francesa. lie eíiuí, lo que rccortauio.a y pegamos de nEl Noticiero del Lunes», ajiarccido el día A del actúa!: C o n c h i t a P i q u e r y " E l nefiro q u e í e n í a el alma blanca" besjiufis del líxito sin |U'eredenLes alcanzado por esfa genial y niultifonue nrÜsla <'n la película española oEl negro (|tie tenía el alma blanca'i, se imjiouía una interviú, y tras el consabido formulario de pi'efiuntas, -ofrecemos hoy a nuestros lectores las respueííl'as de Conchita, sin quitar ni jioiuu- una coma, por creerlas muv sincei'as e interesantes. —Me contrató la Goya Film por conducto de don Juan l^igucra y pafrándome muy espléndidamente. —d-? —bf... Pero no sólo de pan vive el hombre, y menos la mujer, sobre todo cuando es artista. -No cifré minea mi ideal en el dinero, .^ino en algo más alto, que cuando se consigne, también se traduce en pesetas y muy noblemente f,'auadas. Y esto es tan cierto, tan irrefutable, que cuando la Goyn Film me oíreció hace muy poco un nuevo contrato para filmar fiPipiola>\ de los ilusti'es hei'manos Quintero, me iiefíiié a acc|)tarlo, con toila la pena de mi corn/.ón, por no serme posible el ti'abajar nuevameníe bajo la ddirecciómi de don Benito Perojo. —Si, señor. No se puede negar que «El negro r[ue tenía el almii hlancaí» es la mejor y la iiniea pclicula «españolan digna de codearse con las mejores producciones norteamericanas en lo que se. refiere a tecnicismo, escenarios, hn, tVucos, etc., e t c . ; pero deho advertir a usted, en honor a la verdad, que todo esto, tan a<lmirftble, tan perfecto, tan a la americana, no es español por dcsfrracia, sino íranc*^s, pues en París se hizo todo y bajo la dirección absoluta de un señor írancís rfue es cl mejor técnico y opci'ador de toda Europa. Este es el que ha hí'cbo KEI neizro que tenía el alma blanca", ayudado por la prodigalidad de la Gova Film, que ha invertido cerca de medio millón i!e pélelas, —Í--P —i Pero lu") hemos tcTiido diri'ccii'ni artística I,,. El señor Perojo, homtirc de muy buena voluntad, perfecto caballero, activo organizadoi' y excelente aniipo mío, es inca|ia/. de dirigir «arlístieamenleii una ¡if^Iícula, y ahí está la de «El negi'o que ti>nía el alma bianca», en la que los pertíonajes míis impoidantes iioreccinos sombras, espectros, pasmarotes, para decii'lo pronto v bien. —d-í' —-No, señor, Perojo ni liaría ni nos dejaba hacer, pues lanijioco acefiíaha nuestras ini- BOLETÍN de votación para el Concurso de P O P U L A R PRECIOS Firma: DE Trimetfre, 2'50 p e t e ta> / Ex 1 r a n í e r o : 15 p e i e f a » ^ I ' u e í ; se equivoca usted. No tuve que hacer el mein,ir esfuerzo para llorar nde verdad» ante la cámara cinematográfica. Los dos meses que estuve en París impj'csionando la ])elienla, me los t>a5é lloi'ando «iior dentro», disgustadísima por la pasividad, la lenlitiirl a que nuesti'ij rfdirecloni nos obligaba, sin decirnos lo i[uc letifaraos ipjc hacer y sin pcrmiririios fiacer lo que que]'fanios, teniendo en cuenta que lauto el rnilable actor señor Carrasco como yo no éi'amos dos aficionados, Y tal era mi estado de íínimo, i]ue cuando tenía (fue llorar, se me saltaban las liifrrinias inmediatamente. —Del priblico y la crítica estoy encantadísima. No creo merecer tanto por ahora. Sé «jue en esta película n o estoy liieti, o no estoy como yo i[uisiera estar, y para que rm parezca falsa modestia, diré también que soy la que mejor esl¡'i, a [lesar del papel de niña "gigoo que me tocó en el reparto, jines no aparezco una sola VC7. en la pantalla ijue no sea para manifestar mi repulsiÓTi por el negro y para lloi'iquerir. ¡A cualr[uiera le doy ese papetilo!... Sobre la nmnera de desenvolverme en «El negro que tenía el alma blanca» ha estado muy justo el señor don Cristóbal de Castro en una eutrapelia que publicó en «La Libertad». No me datm uinfíiin b o m b o ; jtero puso el dedo en la llaga. —St, señor. El que hacía de negi'o era bastante simplifico: pero no es artista, ni negro, ni bailnrin. Esfe es un detalle «de la buena direcciónji. Todos los rpte hayan visto esta película habrán ohsei'vado que en cada porte de la (ifilmi), y son diez, apaix'ce el negro de una manera distinta, Y es que como era un negro (fpintadon, unas veces estaba den'asiado obscuro, otras nuis c l a r o ; ahora brilloso y después mate. Además, como no sabe bailr.r el más sencillo «ebarlestoun, en las partes niils difíciles de esfe bailo le sustituyó un negro de verdad y excelente bailarín, A mí no me substituyó nadie. —í...? —Tiene usted razón. No puedo negar que estoy m u y amargada. Es la primera ¡udícula r[ue yo hnuo «pn España^, y para lerminar, he de repetirle que más que al dinero amo al arte, y un buen puñado de miles de péselas no puede bastarme para mi entera satisfacción. —r:...P —Sí. señor. Tengo varios ofrecimientos, ent,re ellos uno muv halapüeño de nn notable literato y autor dramático español: otro del director francés eon el que hice «El negro que tenía el alma bhinean, y el míis fentpdnr. cl de los_ señores N o g u e r a ' y Ripol!. capitalistas valencianos que me ofrecen conlrnfo por cinco años para la nueva Compañía Turia-Film. Y como creo que va h e coulcstado n todas las preguntas de usted, no me resla más í[ne ]ionerme a su flisposieión y estrechar su m a n o . CoxcuíTA PIQL"ERi> * ** Nombre del VÍ ¡ y todo porque deícndemos la cinematografía nacional 1 Sin embarco, nuestros ataques a don Benito Perojo no han sido tan concretos como el que le c!i]'if;e la bellísima y excelente actriz de la pantalla española, Conchita Piquer, desde «El Noticiero del Lunes», de Madrid. | Conchita P i q u e r ! ¡La única estrella española que hay en España, según el señor Perojo I Y aun ésla, que debiera estar halagada, se revuelve contra ¿I en un .¡¿esto de dÍ2;nÍdad y de camaradería, en un noble impulso de amor a n u e s t r a cinematografía. ESPAÑA: F I L M ciutivüs, sin duda porque no se le habían ocurrido a él, Y ahora.,, | ¡ q u é ^ preguntamos nosotros a ios que creían exagerados nuestros atai|ues a don Benito Perojo, cuando ni ?i(]uicro concretamos tanto como la gentil Conchita Piquer, pi'iucipal figura en la última producción del señor Perojo. Tenemos razón, ^mo es así> Pues adelante eon nuestro propósito de velar por e) prestigio de la cinematografía nacional, impiílicndo que quienes m.'^s obligados estfin a deferiilcrla, porque de ella viven, intenten rebajarla fuera de España, con la intención de que su personalidad resalte por encima de las olraa sin méritos para ello. SUSCRIPCIÓ N S«meitre» 4*75 aAo * Paifo peícías / Afi por adelanlado o, 9'00 péselas Envíese el importe de la suscripción por giro postal o en sellos de correo. "t^^tr^^^t^j'^^fi'^^^tP^^j^^^^^^trir^^^^^trj'^^^j'tñ^^ 3 POR MISS G L A D Y S Tailleur Para el "golf" Jüíílos lindos ictailleurgo, con que [juesLras delicadas mujcrcitas, traían de maíítíulinjzar la forma Í6menina, Jo mismo son iítik'5 para el pu=eo iiialinal, [jue para el campo de doporU's. JÍI que ofrecemos eíi esta ¡lAgiiia, es uno de los modelos más comentados en la "Saísoii nonvelleii de esle año, por su atrevida elcganeia qiui realza soberbiaiiient'e la forma femenina. La fiilda es lisa, muy corta y ajustada, y la chaqueta redonda y amplia, ron solapas de «sxnoli.ing)i aljierias sobre una pechera de cuello bajo. Un fieltro adornado por una ;i[ita de moaré blanca y por adornos del mismo color, acaban de SLiavizai" esta linda figurita de iiíemnie de France», que ha im[)uesto su originalidad en esta primavera rjue comienza. Nada mi^s encantador para una niujercita bie[i lornmda, que estos «lailleurs", que destacan la liíiea. Nada máa deliciosamente femenino que este modelo para el «golf» en el que resalta graciosamente la delicadeza de la línea, presa en el tricot combinado con seda estampada que sirve como lema de adorno a la franja de la ciutura. Cu pañuelo de seda de colores chillo, V.Í colocado al cuello con cierto desgaire, y un bndo y gracioso ctpetit chapeauo, completan este modelo de golf, uno de los más bellos que prepara la temporada de primavera. El delicado iopriti> de este modelo ha llamado la atención en los grandes centros de la moda, que le han adoptado atraídos por su sencillez y por la comodidad que encierra. Las que adopten este modelo pueden estar seguras de que, además de ajustarse a la moda máa rigurosa, destacarán su belleza, pues su forma no afea ninguna línea del cuerpo. El pijama y la moda £1 pijama cuyo grdJieo'ofrecemos a nuestras lectoras, se dilerencia de los ya conocidos, en casi su totalidad. El paíitalóu de satén negro o azul maritio, es el mismo que ofrecían los modelos ya conocidos. Jíl (ikimoJiO", completamente distinto, es de seda adornada con dibujos japoneses y llega hasta la mitad de la pierna, lo cual presta a la fifíura una estética más íeinenina, a la par que la viste con una elefiancia exótica, pues este «ikimono» parece iiiüiienciado por la forma oriental, más sunLuosametite llamativa que la de nuestros países de Occidente, Es al mismo tiempo, sencillo y íficil de resolver. No debe olvidarse el tono del «kiniono'i evitando siempre los contrastes chillüues entre el matiz dé la seda y el del dibujo que la adorne, los cuales no deben de repeler el negro o el azul marino del satén en que se ha de realizar el pantalón. CORREO FEMENINO Capidülo de TO.'Í;. —líl <"-scr¡lor por esíA fiuTft de Espiiña y auiitiun tiene Hnrcelfliia, riira voz PP le ve \x\r aqiii, b;in cürit.ado no os cierLo. Puedo usted tra viento y niurea, quien pri^iíiint-a casa aliierla en IM que do í l la asPi?urarlo con- rii7i(e;/p, — iPnhre npptite feínme»! | Vous voulez le pliiisir íi'aimcr I — MD parcco muy bien; pero tfnud (rran niid.ida PII r.n drjíirlo ver. Tul como vos preti'ndfifi lleEar al ohji'to ^iniaJo es muy pnllErroso. Modoraos y esperad. Eslo es más rácJJ y Ju> eiuiiprometi; liinio. -:; A/arijiosii. — Es muy femenino viiestro temperament o ; pem está expunsío a i.'aer duiUro de l.a red del íaziid'.ir. Ya casi liabais caldo. Vuestra prejninía me lo da a enlcnder. j Quó quercis aite os coaícsto? La táetit^a no me parece a:al; sin embargo, me hacóia el efecto de «ias maripíis^ia de bellfaiuio.s colores atravceadn.s por un alfiler en la caja de cristal de iin foleccionistii. Me parece que el coleccionista OH lia cazudo esta vez. pese a vuestra volubilidad. UJI camliin de tártioii liarfji la derrota más lionrosa. j N o os parece? Esie número ha. sido visado por la censura. v^J^iVV^A^wvv!^bfl•vvwvv!JVW^J^Artd^iVvv^ísnJv^rtrtrt^ 4 J^^rtrtrt^^rtrtrtArtrtAAAArt/vvvv^l%•^^^^SJv^Al^vvvv'^^^^^^^^^^^^^•^^^^^^^^^'^^í^u^^^^^vv^^yvvvuvwwww^wvw. í Vá 10 a m e © i o s ! TAúsica de los maestros ?íugo y Sscofet SCH0TI3. ¿Desea usted realmente estar bien informado en cuantos asuntos se relacionan con el arte de la pantalla? Si es así, suscríbase sin pérdida de tiempo a P O P U L A R FILM que es la revista más amena, mejor informada de todas y la que cuenta con una colaboración literaria selectísima. VVVVVVVWVWtfWiArtJ^VWWJVWWWWW%ArtA 7 •^^^^^^^y\njv>^^'j'jvv'^^^^v'^j\>ri^>^iri^ir>^i^m',^,^,ri^i,^iJVt^>^»r<f^i^wr^ F R N ¥ Gráficos de La Isla de los Sueños", bellísimo film de la U. F. A. A l> A N t A L L A La Isla délos Sueños Interpretada por Alfonso Fryland, Liene H a i d y Harry Liedtke, v^fl••wvwn••tfVu^.%^v^%vvv1•^rt^vvv^ft^^ffAJ^^vvvv^^ftft¿^^v^iVtf^ff^•^^^ O l i n A C l O N E l EKTRi^lllE R A Í (DE NUESTROS /egrí debe caracterizar papeles de acuerdo con $u propia personalidad «Pola Kegri es una de las artistas más síiii:eras tic la pantalla. Obligarla a PQraclerizar papeles coiitrai'ioF; a sii lenipoi-amenlo ai'tísfico es oblif!ai'[ri al arlilicio. Del nrlilicio solamente, piíclí'iiios eonf=e£;Liir mediajios resultarlos, [íersonajes sin vida, que no coiiveiieen a nadie. Parfj ijue Pola Negi'i ponga en juego sus múltiple" nieursos arlísücoí: y dé todo lo c|ue es capaz de dar, es necesario que cai'acLericc papeles que est^'n de acuerdo eocí su pj'opia pci'Porialidad. Kslo es: que pueda 'íer en la escena, lo que ella es en In vidai>. lista afirniaeióu, jirocedc de labios a ti Ionizados. Traíase de jíric Poiumer, el jiroductor europeo de rnás ]irestigio en el mundo enfero, que ha dirigido a la célebre ocíi'iz en un gi'an número de ¡lelíeulas y que acaba de pi'uriueii' «Ilolel lui|ieriabi, la última creación de la gran artista para la Pnramouut. KPola Negri, tiene lodos los elementos de rina gran acti'iz dramática--coiilinúa el célelu'f; productor de películas, bien conocido pLU' f<Yar¡edad>i, KLU última carcajada» y «El gabinete del Dr, Culigari» —. Es sincera en ludas PUS emociones; tiene profundidad de alma; es en extremo seiisiliva y sabe api'e^•ill^ en su valor los estados de ánimo que expresan pena o alegría. .Muy pocos artistas pueden intiirprclar es fas emociones como t'lla. Muy pocos, famliién, podríin dar o un papel la variedad exquisila que ella imprime a sus creaciones. Pero, por favor, no la oliligueinos a que interjirete algo que no sienta, algo qne no vaya de acuerdo COTI SU temperamento, que sea una eoiitradicción de su pi'rsoualidad. Dejémosla ser ella misma, actuar en lo panlalía cual lo hubiera hecho en la vida al eucunfrarse en la misma circunstancia. De esta manera estaremos seguros de i|ue su actuacií'm será impecable, de que ío i[ue prodnzca, l.eudní qae sej- íoj'zosamente una ubi'a moeslni. 1)^ Papeles adecuados al temperamento de Pola Negri? Muchos y vai'iados. Es artista múlliple. Pero no qnerainos hacer de ella lina actriz americana. Pola Negri, es, escni'ialmente, europea, con sentir europeo, con jiensamieiito curt>[)eo. Jlacor que interprcle cnalqnier papel que no represente el Viejo Mundo, es hacei' que sea lo que no es. Y en üsle ceso no podemos espci'ar de ella lo que se le podría exigir a cualquier otra actriz de su tnlia, ]iero sin [jersonalidad tan definida. i'rEsf'ogida para el pi\pel que naturalmente le corresponde, no enconfraremos oira que pueda igualársele. Pero si f'ie.íie que ser arfift' cial delante de la cámara foLográfica, liabremos hecho de eUa una buena artista, como tantas otras, sin personalidoá y sin vidan. Bancroft caracterizará un papel de importancia El célebre actor George Bancroít, acaba de ser escogido jiara que caj'acterice uno de los papeles mus im|)oi'tantes de la nueva producción de la Parniuounf i[it¡tuloda <iThe Underworldií. Bancroft, iut'erpretará, eo esta obra, uu capitáti de una cuadrilla de malhechores, rebeldes a la ley y a los maitdalos de la sociedad. Hombre de corazrtu frío y de pocos esi'i'iipnlos, su palabra es ley para los que con él viven del pillaje, muriendo como vive: rebelde a todo y sin anepentirse de su pasado. *Se- espera que en tal cai'ácler, George Bancroít alcanzará el escalón más alto de su larga cajTera ai-tística, creyéndose que su actuación Ecril aún superior a la desarrollada ^ i.:No ea usted auscripLor de POPULAR FILM!' Pues suscríbase hoy miamo y apreciará pronto las ventajas que esto le r e porta. REDACTORES ESPECIALES) en ifThe Ironsidos", «Los Jinetes del Correo» y idloubg Riders», obras que lo hicieron famoso. iíu la juisma obra aparecci'án Ricai'do Corlez y Evelyn Drent, en los papeles principales, estando a cargo del director Artliur Rosson la pi'oduccióu de esta magníllca película, la cual será lilmada bajo la inmediata alenciúti de Hedor Turfiball. R i c h a r d D i x , e n ''Paraíso para dos'' Kparaíso para dos» se intitula la nueva producción de Richard Dix, en la cual aparece como hei'oína la bella Betly Bronson, bien conocida y admirada de nuestro piíblico. A estos nombres es uecesnrio añadir el de André Ueranger, y vai'ios otros artistas de reconocido mérito. La producción de «Paraíso para dosD, se llevai'á a cabo en el estudio de la Paramount, de Long Island, bajo la atención inmediata de William LeBaron. Wallacc Bcery pide ayuda para resolver un problema ¿I'oi' qué siempre se desci-ibe a las coristas comiendo «lastre» P Tai es la pregunta que ha hecho Wallace tleery a sus compañeros de trabajo, que con él e tan filmando uCasey al batei\ El célebre actor no puede comprender qué clase de alimento es ese y suplica a sus amigos se sirvan darle una explicación. ^ Al lector no se le conoce, al suecriptor, ai. Y del conocimiento nacen nuestros deberes para quienes nos ayudan. —lie- niiradd en todas las enciclopedias exislentes y cu lodos los libros de cocina eu busca de la solución de tal problema sin conseguirlo. «Laslreíi no es ningiJn alimento y me maravillo de que Eanlo en la escena leaIral como en la muda, se desci-iba a la graciosa y picaresca corista comicJido un alimenlo que en realidad no existe. Ün gracioso que oyó el razonomiento del fírau aclor se acercó y lo dijo, sotiriente: —Por esa misma razón de que no existe tul alimento, es que siempre se la pinta comiéndolo, y muchas voces dándose tales hartazgos que iiarece que va a... desmayarse. Frank Lloyd está a punto de terminar la impresión de «Los hijos del Divorcio*'. Bebé Daniels, lambién entregará muy pronto al laboratorio su liltima película, «Un beso en un laxi». La próxima semana, Jack Holt y Betty Jevvel filmarán la última escena de «El Jinete Mislerioso», nueva producción de Zane Grey. También líaynioiul Grifl'ith esta adelantando mucho <tTodas las mujeres son herniosas)', mientras que Jaiues Cruzc da los últimos retoi[ucs a «Looie llie Fourleenth», Atlolpbe Menjuu, ya sabe que su «En Iraje de eLíquetai) será un rotundo éxito y Belty Bronson se sonrie ante las magníficas escenas de su (díitzy». Próximamente se comenzará «Temerosa de amar», con Florence Vidor, como protagonista; "Correo rápido», con Eddie Cantor; Kmil Jannings tiene bastante adelantada «El hombre que se olvidó de Diosi>; Pola JNegri lambién está trabajando en «Confesiónn; jiísther Ralston está haciendo los preparativos para ««Modas para sen oras D, mientras que Héctor Tumbuh ya tiene lodo ultimado para comenzar la impresión de «Deer Drivei>, y Clara Bow se prepara para filmar tiRough ilouse Rosie». Además de estas obras, que serán superproducciones, se sabe que otro gran número de ellas comenzarán a sor filmadas muy en breve. Una famosa bailarina rusa en "Hotel Imperial" Acábase de descubrir otra famosa bailarina rusa de tiempos del injperio, entre los «cxtrasu que loun;n parte c]i la impresión de rdlolel Imperial", la última película de Pola Negri. Llámase Julielte Méndez y fué uua de las bailarinas del Teatro Tmpej'ial, durante el reinado del úlliruo Czar. Madame Méndez, entró eu el estudio como uno de los diez aríistas que bailan una danza rusa festejando la victoria de las tropas rusas en su avance solu'e Austria. AI estar Iraliajando en el escenario, fué reconocida [lor un ex oficial de marina ruso, que también loma [larte en la imjiresión de esta obra y que en un tiempo ocupó un alio puesto en la corte. En cousirleración a que el gobierno bolchevique tiene ofrecido un premio por la cabeza de este oficial, uno de los últimos defensores del Czar, no se ha dado a conocer su verdadero nombre, siendo tastarite diílcil reconocerlo en el carácter de oficial del ejército ruso en que aparece en estji grandiosa producción de la célebre artista polaca, Clara B o w y Esther Ralston, gozan de lo lindo en la impresión de "Los Hijos del George Bancroft caracteriza en la pantalla lo que antes Divorcio" vivió en la realidad En muy pocas películas como en (ÍLOS Hijos del Divorcio», las bellas artistas Clara llo\v y Esther Ralston han tenido la oportunidad de divei'tirse de lo liado al lilmnr sus escenas, Bailes y fiestas sociales en los que el lujo rivaliza con los banquetes y la belleza de los trajes realza el encanto de las hermosas, se suceden coutinunmente, daiulo ocasión a estas artistas de poder lucir poiadelantado, los modelos traídos expresamente de París para ellas y que se sabe han de ser de rigurosa moda en la próxima primavera. Además de las artistas ya mencionadas, caraclerizan papeles de importancia en esta película, los conocidos astros de la esccna'muda Gary Cooper. Einar tlansou y Norman Trevor. El estudio Lasky en gran actividad Jamás el estudio Lasky de Hollywood, ha estado en más actividad que en la actualidad. Deniro de muy pocas semanas se habrá concluido de filmar veintidós grandes produccioues, consideradas como lo más selecto de la temporada. Aunque en distinta época y con diferente propósüo, lo cierto es que George Bancroít vuelve a vivir de nuevo un trozo de su vida pasada al tomar parte en la impresión de «Rougli Ridersji, leyenda adaptada a la pantalla de las aventuras del célebre escuadrón de caballería del mismo nombi'e que lomó parte tan importante en la guerra hispano-americana. En la película, Mr. Bancroít aparece como utio de los soldados que siguen a Hoosevelt hasta la loma de San Juan. 'En la realidad de la vida, fué uno de los marinos de la escuadra qae bloqueó la Isla de Cuba al mantlo del ñlmiranle Dewey, .'Vdcmás de Mr. Ranci'oft. c^iract'erizan papeles de imporlancia en esta obi'a conocidos artistas, Mary Astor, Charles Farrell, Charles Emmet M'ack y Koah Beei'y, La producción está a cargo de Victoi' Fleming. ^ NO MALGASTE EL DINERO ^ en novelas cinematográficae. POPULAR FILM publica un argumento completo todas laa semanas. ^rtAVv^v^*svtf^iWVVwvvl.vuvvvlAVWVwwwsJvvw^ lO Museo fotográfico de Popular FLORENCE Film VIDOR una de las actrices que más se destacan en el elenco de la Paramount, intérprete de varias grandes películas de la citada marca. ^V^^^^^^^^^in^^%^^^^%r^tr^^^^jv<^jv^>r^^^ 13 Argumento de la seman ¡Vía Libre! I Kl tfiicUdü IÍL'I íurroL'ari'iL a travt'B de Iws desierlon de! Ot'-'ili! dfi liw feludiis Unidus. aliiiyeíitó el ppüpro ilü Jüs iiniiiis l'iHcü-rojas; pcvo bÍMii DronHi riparnciú (Uro, Mil las )>nrt¡<Í!is de liaiidnleras l)l¡iiicus rinc <i<^nirriliih.'iii ,v .•íiniiifialiiiii loa trenes, caiisandi) sríiinic* (lañüK y ¡ilarmiL ^•I\\IÚ los riiiirhproí*. Tiiíi d(> las (iiííi.rilop JHÍ'IS i\n,sliíradiis pur ídítas. bnii(hií; dtí íiudflCL's ;i!;:illi\ul.t!.i, íTii el di! Heeodo DrsierLo. Los ganTÚíis de lii via y los ¡nruiuinislas di' lodan los trenes se jiL^abiiii la vida a iliario. Vti din r ciía e3 sn] enire lus inoiitiifiaft rofosaE líUi: iiiiifiiiííatL con SQ hosquedad i:l dislrilo de Recodo lli'íicrlo. El tren de nicícatif-íiis náiiifro cinco corría haiia su destino a ioiia luardia. Al dar nna vuelta ¡i una de las iiiuciiOft recodos de la vía, el maquinisLa vi6 atravesadas Síd)re la via nna serie de vigas BObrc las cuales se «valanzaha el tren. No halíta üeinpo para evitar la eatiist-rofe .v (liri(íii''ndose a! íoyonerf), le diJHi, al tiempo de liaecr tuncioiiar los poderoso? fre^ ui)s íicl tren en a(¡uel!a ocaKión jitiiiilc? : —¡áalta, ai ctüieres salvar la vida. LüH dos hoiulircs aüandonanin la mániíina monieniDri anUfi de llegar al obstáculo. Se diÍnij¡iTon sus ouLTpos en E1 vacía y PC les vio caer junio la vía, quedando sin scnlido. I'oeo después, una banda de forajidos rnifi sobre el Iren. fronte 3r ilierou etienta del siniestro los Kuardas di' la via y lelefoncaron a la estación más pru.viíaa, en la que reinaba una paz ijae jxKlia dar envidia a la orlaviana. —:l>iahlo; — exrlainú el empleado al recibir la noticia -~. VA iiiercancias ni'riiero cinco lia «¡da asaltado. Td a dar la noticia a! seüor Inspector. —¿Oftude cstaiii el In.'^pectíir, alioraí — imi DaneiaK lo mibri. PreKuntfidselo a él. JJili Üaneini; es un Ruarda-e^taciiiti valiente liasia c| punto de (laríe mícdHi a si nsisino. —; Itiil! iDóndo cslá el inspector Macludr —illa pasado al?o «raver —í>i ; li» sido asaltado el mercancías ni'unern ciiicn. ]!:ll pelaba .¡usando con sa revólver, —Dísiilo n! inspector, que ya les arrcKlarenioB la.s etienlas a e^os canaliar:. —.Supongo rpie tendríiB liastantcR municiones... —Ilüinbrc, s i ; poro la verdad es (lue nanea sé cuando eslá bien eargado este maldilo cacharro. —Si llepan los Ijandidos — dijo irónico el empleado — procura tú contenerlos a tiro limpio mieutraa yo aviso a Jlacldud, —No te preocupes : estando yo aqui no se apioxiaiaii sinuiera. .Torjie Jlarloiid, el nufivo Inspector del Distrito de líeeodo Desierto, recién salido de la academia de Tn(íenieros, cslá ya. convencido de que los problemas ferroviarios no se resuelven rodos en los libros. En el lu)eo lieinpo que lleva trente de aquella via se ha eonvencido que hay una serie de individuos a los que eoiiviencn loda avjueila serio de siniceiros, merced a los ciiulcs realizan pinprfies neiríaios. Tranqaüo se encontral-a en su despacho, cuando el eaipleado de la cctsi<-lón puse en sus manos el siguiente despacho : "inspector Maeloud. riEI tren de mercancins número cinco ha sido descarrilado en el kiiílmctro óAS». .Salió precipitadamenle para preparar el aaxllio y pronto en ana m.lquina a teda presión ae lansHli hacia el lugar del siniestro, en compaQía de Bill Dancing y varios hombres más. —No me eabe la menor dada, do que estos siniestros deben de estar dirifíidos personalinenn; por alguien de la misma couipiñia, que hemos de desculirir, —Señor ílacloud —inlerrunipió Bill—obre usied con CTuiela : este es un problema demasiado diricil para un hoitibre nuevo en el oficio. —EPO ni) (e importe, lllll. ¿Estás dispuesto a ayodarme a desenmascarar al criminal, afrontando todos Uiü peligro.í— iín cuahiiiier cosa qno ocurra — contestó el valiente—yo estaré siempre detrás de usted, seüor Macloud. —Me satisfa- • esa ayuda que piensas, prestar a mis espaldas. No tardaron mucho en llegar al tren de nicrcanofas número cinco, sobre el que liaiila cnido ron toda su cuadrilla el capataz de la vía, Muriay Sinclair, un bravucón por la apariencia y un ave de rapiáu en realidad, que provoca y aprovecha los desastres, husmeaado el hntin, como los cuervos. Había puesto centinelas que lo avisasen de lo que ocurría en los alrededores, ,v no tardó mucho en llegar liasui él uno de sus liomhres con la noticia: —llii inspector Maeloud viene! --iMucbactios I — gritó Sinclair reuniendo a sus hombres—, Todos a la espectativa. Ilabrenios de dar una lección a esto muñeco. Cuando Macloud lleeó ¡lasia el lusar en que se linllaban los hon.bres de Sinclair y vio romo iban la.s niercanciRS p-snndo de le* vajrones caídos a los carros de Sinclair, no pudo menos de exclamar: —i l'ero, quú (¡aquL-o es esleí ¿Se trata de algún 'botín do guerra'r —No es nada de eso, sefinr Inspector— respondió alrlvo Sinclair—. Vo dejo a mis muchachos que aprovechen lo que e.ítá averiado y no puede ser útil a n^dio. H\aiiiiná Macloud las cajas, y preguntó a Sjiuclair : —1 V sus inucliachos usjín medias de seda? — conlinuó dirigiéndo.'^e imperativamente al canalla—. ¡Esas mercancías no ostún averiadas I ] Quíteselas usted I --¡Vuélvanse a su trabajo I — ordenú Sinclair a su:; hombres— Y luego dirigiéndose a su segundo, le dijo cu voz queda; —¡Ya arregíarú a este ¡iispeetorcillu I ¡llíív. n;arcliar a toda la genlel Al darse cuenta Macloud do la importancia de lo que ialoniaban hacer patear por averiado, gritó enrarecido, dirigiéndose al capata>!: —He sillo nombrado para viícilar este distrito y voy a om|>ezar por despedir a usted. —Lo veremos; asted no podrá hacer nada aipii sin conlar conmigo. —Lo primero que harfi será hacerle e.'ípedieuie, para que ae vaya ustení a coinen^r a.saltos a lus inliermiti, si le da la gana. —; Muchachos I — continuó, eiii hacer caso de las amenazas que mascullaba el capataz—. Esta vía ha de quedar libre asites de dos horas. Quemad lodos ¡os i'^comhros. En esto estaban, cnando se presentó a caballo la dueña del rancho de Piedra Honda, Stnrgariía Duníiing y su primo Tom Dunning, administrador ¡leí rancho. Se acercaron a Slacloud, diciendo. —Teniiajnos que hubiese descarnlada ua tren de pasajeros. ¿Dónde está el señor Sinclair: —No está muy lejos de aqui eso caballero-cnnte-^1ó nioleslo y imn cierto retintín, el joven inspectorNo tardaron mucJio en encontrar a Sinclair, —¿Quién es esa fiera? —preguntó la joven al caj>atn>:. —líl señor Macloud, nuevo inspecior que lia venido a substituir a líicardo Smith, y quiere ccliarine de la linea. —¿:^ué le ha hecho usted? —Nada absolutamente. El odio data del tiempo en que Sriiith y .vo cortejábamos a Jlarión y ésta se casó cxiamigu. Despees, S;i:ith influyó cun meiiliras en el ánimo de Marión y elln se separó de m i ; pero 61 huyó coiiio un conejo y cuino tiene miedo de venir aquí, lia enviado u Jlaclnud p ira que me eeiie. —1 3ué canalla 1 — interrumpió Tom Dunnijig, - P I T O no pe £:ildrán con la suya... -Cálmese, S i n c l a i r - i n t e r v i n o Murgarita—, pero no ee deje aii'opellar, Kj nos necesita puede usted conl-ar con nosotros. ;\] retirarse, viéronso obligados, ambos primos, a pasar por el lado del Inspector, al que no saladaron siquiera. MarRarila, sin darse euenla, dejo caer el pañuelo que recogió i\I.icload cíni unn ponrisa comprensiva entre los labios. A i)aTt!r de aquel día, en el lejano distrito do Recodo Desierto, se perdió la tranquilidad. Circulaban a diario lus rumores n;ás nlarniaates y no habla n;iÍB ley que la pistola de loa foragidos y perdonavidas. Iji Dirección General de la Compañía Ferroviaria, .-e vio obligada a intervenir directamente, pues las bandati de ladrones y aspí-inos hacían imposlhlo el tránsito por aquellos parajes lejanos. Ixis directores de los Ferrocarriles del Oesl-o. en Nueva York, sólo tienen couio tema do sus conversaciones, los asaltos que sufren lo« tienes en el distrito de Recodo Desierio. Acaba de IlcRar a sus manos un telegrama de Macloüd concebido en los siguientes términos : nDirector Bunk. — Neiv Vori;. Acaba de ocurrir el cuarto descarrilamiento intcn clonal. Conviene obrar enérgicamente, Macloud, lnspecUjT.il l.iis directoreti acuerdan recurrir al inspector Ricardo Smilh, hombre sereno y valeroso, cuya energía y di])lomacia le ha convertido en e! hojiibre de connauzíi de la compañía. —AmiüTO ümilh —le dico c! director apenas llega a Producción " P r o - D i s - C o " . Distribuida por Julio César, S. A. -< Interpretada por H. B. Warner y Lilliam Rích. su despacho—, usted, ron su aaiao de hierro en guante de seda, es el único in.-pecldr que puede acabar con esoj desórdenes de llecoiU, Desierta. Le daniOM plenos poderes, de acuerdo con l.-is auíoridadivs. y se pimdrá en caniino para el Ocsie. donde tiene usted tanto prestigio. —Estoy a las órdenes de iisled, señor direclor. —jlísiá usted enterado de lo que ocurre? —Si; lo s6 por n.¡ buen aiaigo .Macloud. —Pues, póngase inaiedialainenle en cauñno. Va sabe que cuenta usted con todo el apoyo de la Compañía. -Al día siguiente, Suiith descendía del tren en la estación de Recodo Desierto, anie la expectación de todos los antittiios conocidos, algunos do los cuales no hubiese jiynás querido conocerle. —i Es Ricardo Smiili I— decían mirándo-ie aterrados los unos. ——lIEicardo Smith! —repetían los otros con una sonrisa de cíimplarencia, scgunw de que bajo su prot<!C¡•ión vivirinr tranquilos. Pronto llegó la noticia a Sinciair, Uno de sus secuaces so lo comunicó : —I Ricardo Smilh, eslá a q u í ! - l e dijo muy quedo. L'o relámpago de odio fulguró en sus papilas agrandadas por el ma' efcclo que le produjera la noticia. —Llama a Jlala^ongro y al Rebeco que están en Roen Pelada —ordenó al que le comunicara la nueva—,¡Diles que vengan en seguida I Camino del despacho de Macloud, qne !o había salido a esperar, iban éste y Sij]iih. —He diclif) a ílartón qae usled Tenía y se ha inipreslouado inuclio — decía Macloud. —I l'obre Mariónr No se nierfce la triste vida que le impusiera su destino. Sincluir es un canalla, —j Estará usted enierado que le he hecho saltar de la compañía? -Sí. —Creo que él es el causante do todos los siniestros y el jefe de lo banda de asesinos que actúa en I{eeo:li. Desierto. - V a le arreglaré todas las caentas. Tengo CMÍ él pendicnles algunas que no he olvidado a pesar del tiempo que pasú. Ahora, déjame, JEacloud. Voy a saludar a Marión- Espérame en tu despacho y vele pre parando para la partida, quíi ha de eer dura. —Vendo con u.4od el fin del mundo está a la viielia de la esquina. - G r a c i a s por el concepto en que me lienes, miichnclio. —Adiós. Smith. —Adiós, Maclond. ILista hiegn. -Marión, la espo-iia de Sinclair, se ganaba la vida lahoriasamenle, después de fiaber.^> separado de sn marido, lira buena y pur serlo, era imposible que piidifso coarorm.'ir.se con ser la esposa de aquel canalla. Ui único linuibre que pudo liacerse nn liuecn en su corazón, fué Sinitli, que aún Ui ¡levaba fija en su mclíioria y en su cornKón. La primera visita quo Smith hizo al llegar al polilado, fuú para ella. Unidos de las manos se miraron en silencio. Sobre sus abrías pesaba la fatalidad, como !a losa de un sepulcro. Lo qae podían decirse sus palaliras no era liada comparado con lo que a sus almas decía aquel silencio. Sinclair, había visto como Smith penetraba en la casa de su esposa y penetró en ella poco despees dique Smilh ¡o hiciefip. Temerosa Marión, dio un grito al ver entrar a su marido- Conocía de sobra a ios das liombres y sabia el odio que .-íc profesaban, —jQué vienes a hacer aqaif —preguntó altiva a Sinclair. —íNo te parace, esposa ¡ o i a - p r e g u n t ó ísle a su vez — ([uo liarías mejor en hacerle esa pregunta al señor Smith? —No te alarmes, Jtarión — intervino éste—.Yo procuraré arreglar este asiinlo pacilleamenie, —SI.: será irc.ior que lo arregle el señor Smith — di.io Sinclair iróuicamenle-. 1.a üllima vez que nos vimos, si no recuerdo mal, salió huyendo de liccodo Desicrlo. —SI; dices bien Quizá tuve mie<lo de que tú me echaras, nmigo Sinclair; lo couíieso. Lo decía mordiendo las palabras, seguro de si mismo y sin abandonar su peculiar sonrisa, Sinclair estaba dcsconoerlado, —Si viene usted por la Compañía le advierto que yo estoy hace días fuera de ella, gracias a Macloud, Ya no liene nece.siiiad de buscarme entre sus empleados. Si quiere verme, no está lejos do aquí mi domicilio. Se lo advierlo, porque en osla Ciísa no debe usted poner los pies. —Vu pondré los pies donde me convenga, mi buen amigo, — repuso iaiperhirbable Smith —y además arreg b r é las ('o.-^as a guslo de la Cotnpaüia y ateniéndoiiie a órdenes precisas. — Va, van.os. t sted quiere arreglar las cosas conmigo, pero dejando a Macloud que haga su juego, —No tengo autorización para ju/gar a :\lacloiid.., —Pues aquí hay muchos hombres que pueden jazgarle y echarle fuera sin autarÍKación niagiina. —Sí, ya sé que eres poderoso y temido en esta región ; pero yo uo te temo, ün cumio a Macloud, déjale en paz, Ser¿ mejor para ti, porque si le matas, liaremos tú y yo un camiJconalo do ilro muy divertido. Ya saljes que sé dóndo los liomhres tienen el corazón. —jlís una amcnaía? v^vvvvv^ii%%^vu^i^Artrti^ftJvsffJ^vvvvvv^AVv^fl^A 14 •^AArtAi%^JV^Artd%^ArtrtrtAftAArtAí^nA^rtAftflAAAív^^%vv^^ —Tóiiiiiii coniD nuieriis. .MB RS igual. Adiós Slítriún, Ya vendré otro nito a saludarte. Appnus Siiiiüi haiiia trünspuesio la puerLii, SB acercó Sinclair a. su ¡•.-misa, dii-ieiidu: —Ksuucha. il.'irii'hn : j o le ciiiiDro más fixia nunca y Umso celti3 liasLa del aire qur rrepiras. ^Quieres reuiiirn: LUIIIIIÍKÜ OI m ví-/.? —[-JS tiirde Sincl.'iir: itiMiaolii mi amar par;i KiRiiiprt con tu mixli) iii' proceiier. Ea mrüe, y ya liiiKia lii )>rnseiu'ia me niulesta. Dújaine vivir un paz y procura iKi ui'ert'arle.ptir i^ta caaa, que uo quiero que los i'uiiiL^iitiiriiiH unau iiue.slros rjoriibrcs, ni para Imiirarlus.. I.ii purUiHü, una bla.^ri'inia y una auicuam, siyuiú " • aa palalinis de Marión rjuf cayñ sobrí; auu i-ilia lioramio uiuargaineiitu, pues sabia que aciUL'jli>s úi}¿ homl)TC-s nt inliaban a jnuertu y ario <ii; los du9 li;il>ía de caer. Temía por Smíth. pues conocía lo Iraiclur que i'ra 311 ci^prjBO. Temía y lloral>a por ¿I: : Fué el lUiicu hombre que supo hablaría al coraKÓn I ];ulre Maykmd .v MaruarÍLi Iluiiaing. s(i liabia i^lalilL'cidrí una corricriti} de ¿imputia muíua, qac IÍÍS arrablrabn a larpos paseos a caballo a través del ÍJÚHqae. Su juvÉ^iitud, la bolle/a de ella y eJ carúder airayente de él, luibiaii ubrado el milaiíro. Soarisaa, miradas (le amor, que ilian iKico a poco ncercaiido a ea.-. cfirazoncs, florecinn en Un labios de ella y en los ojns de él, rada día más Bujelo a la dulce muñeca que ol primer día que le vio no luvo para él niiís quo nna mueca (le deaprerio y que en la oetunlidad. se liabia ri'udido al nncanto (te su atractiva masruliuidad, si'rvna y reposnda. Aquella Urdo, liabiaii ))asi:adH> ,va mudm y KC hablan parudo a descansar a! pió (k- nn rii!>ol, —íCcjniice asted e«la prenrla? — prepruntú él, después de un laríro silencio, mostríindola e! pariuoli) que ella peniiera el día en que se cuaocieron. —Si : ea un pañiioli) mti>. jl'ero c<lnm eslá en su poder? —r'asualidades de ];i suerte. lUariíft la mano MarRarila para recibirlo; pero .Uacloud volvió a ffuardarlri, ditirniiola sonriente : —liradas. í-iji» de^isilia sa!>er si cr;» suyo. Margarilii retiró la nmno, halagada, e filzo con.ii .=ii m> liubiera cnnipreiididn t^w .¡ueno. Va de viiplla hacia el rancho, prejíunié .Margarilíi a su aconipahaute ; —Señor Macloud, jno cree usted que debiera adrnitir de nuevo a Sinclair? — Í Y no cree usted, señorila, que antes de salir en su defenfca, seria mejor investÍRnr la conduela de ífinrlair? Callaron í^mbos diiranle el retólo del Irayecln ^' se drspidiercm sin volver a cruzar una palalira. —jllasifi mañanaP—premunió él. —No lo í*. Creo que no podré .lalir maftana, —be lia eníadndo —Be dijo a si mismo Jtaeloud, apenas JíarRarlIa se había ¡ile.iado unos inetroa —. iQu('' lo van'os a harer? y se volvió cabi/Jmio liaeln en domicilio, .-íln pensar qne le esperaba una mala nueva. r.a^ hnndoleroa inibínn ineendiailo un puente de la via de líecodo Desierto. Era, sin duda, el eailcl de desafio i'on qne Sinclair saludaba la prc.íeneia de Sai i til. Fué preciso inlerrun^plr el trtiíico y harer uu iendido provisional a íravcs del rancho Pirdr.T Houda, del que era propletaiia Marprariía, a la que aciidiii Marlüud para sliplicarJa que pernütíese dlcliu tendido, Dióle el peranso Mariíarlta y el joven insjtei'tor, de acuerdo con Smilh, dio a sus «entes la« •Irdenea precisas para que coaien/aaen el traKndo. f'unndo apenas haliinn conienz^tdo. presenl/ise on el luKar donde liifí olireros trabajaban, el primo de Marparila, que nada sabia del asuiUo, y BE, fué enfurecido por la irrupciíin. inLcÍ;i el capataz : —^ Quién le ha dado a usted p<-rtniso para atravesar el rancho? —preRiinló a Pmlth el hiieno de Toni líunnim;. —Kl señor Maclnud, previa promesa de un permifio de Iránsiio firmado por la señorita Dunníng. —Ya vcrejiiijs a ver si ese permiso existe. Dudo qui' mi prima liu.va hecho nada sin consultarme. —Lo siento mucho ~ repuso S m l t - b - p e r o no puedo anitListlarrne con cMo. l'sted y ella lo ¡xidr/in disculir eso, a mi solamente me intere.sa que "acaben pronto htó iraha.ios. ¡Adelante, muchachos! Hay qao acabar hoy mÍsu;o. filando ocurría e?ln, Macloud estaba en el rancho ¡'ledra Tlondn tratando de convencer a Margarita para ([ue la ñnr.ase el permiso. —Tic de cousultnr con mi primo,. No quiero que se moleste— decíale ¿•sta. —Va se lo dini usted despuís. Considere que ya ¡nía Rentes esMn trabajando en sus predios y podía esto liar ocasién a alKiin dl.sgastQ. —Despaeio, aniliío mío. Usted quiere acaparar mu[•has cosas mías : el pafiiieln, mi ñrma... Rso es muy poco: soy niüs ambicioeo. Aspiro a nlfto míis. — Í A quéf — prefíiintó MarKarita, hajando loa ojoH. ~A hacerte mía para toda la vida. A dedicarle lodos mis pensamientos y todas las enerfilas de mi corazón. No SÉ lo qac ha ocurrido en mi alma, llesde el jirimer día en que te conocí, ge le rindió pnra siempre y no vive más que bajo la c-aricia de tus ojos. —i.) orce; —:Mi ílacRariln I —;SÍ, luya I ¡Tuya siempre I iTuya toda la viial Se habían unido sus atniaa en un beso, líl amor sonreía en .lus aliras. Kn aquel momento penetró como una tromba Toai Dunninií, el primo de ílarcrarifa, que sin tener en cuenta que hablaba con ana visita de la dueüo y señora de la mansión, exclamó desconsideradainenle : —.Mande usted salir inuiodialamenle a sus Jiombres del liancho, o alíiuno quedarA inucrlo en él. —Calma, señor; mis hombres tienen la autorización de la señorita Dunninií. —No (¡enes razón ninpruna para hablar así a este seüov. primo Tom : he dado nd permiso y voy a ratiflearln, firmando ente documento, —¡Pero, Margarita!... —Soy mayor de edad y dueña do nds aetus. Tenita asted. señor Macloud el documento firjuado y obre en completa libertad. —Gracias, Margarita, Voy a llevar oí^to documento a SmiUi, para que eatis tranquilo y vendré en seguida, para hacerle ana proposición lerminanLe. Vete pencando en la eontcstación. —Te espero, JOCRO. E¡ primo de 3!arj,'arita, no sabia dónde eaconder su ridíciilü. A él no le iniportalia ni poco ni miicln) el tendido de la vía por los predios. Si si: hatUa pucKtJi eii aquella lexilura íué por complacer a SJaeiair, que quería a tilda cwsl.i desbaratar las planea de Smith, qae en ;i<iuel momento llegaba al rancho en husca di^ Macloud, at que, seiíún se había enterado, quería asesinar Sinclair CMi ayuda tlcl bandido Malasangre. Cuando Rinlth entralta en el rancho por la parte Este, Macloud salla a Rahipe tendido por la iipuesta, sin jiensar que apostado en su cimino le esperaba el canalla, qae inlcntaha saprimirle de una vez para sh'iiipre. Saiith Ralopatia tras de ÍÍUS pa,«os y la.mhién ^tariíarlia, que en la jjrecipitaeiún de Smjth, hahia Hulado algo que la hacía temer por la vida de su novio. Un tiro que sonó cercajii>, IIIKO (¡ue Suulh aprel.ise el (iaK<i de su cahalEodura. líl lu'jrJi) Maiasangre, que a pe.sar de tener sólo an ojo vela como cien para la caza del homlirc u mansalva, había, sin duda, disparado sobre Mflcioud, a! que lio t;irdó mucho en alcanzar Smith, e.Ntraiiiíadose al encontrarle sano y tialvo. —jila encontrado ust-ed a un tuerlo por el caoiino!-Xo. —; Dónde iba ust*d ahora F —\ buscarle para poner en M¡a manos el permiso ílcreado, y a comprarme oten sombrero, porque este me lo han aRujereado, Kn aquel instante llegaba, píilida y emoiúonada Mnrgarita. —jTe ha pítsiido algo, ,Torge? —No, MarRarita : no temas. .Me liaa querido dar un sublu. —Señor Macluud, no crea usted que mi prirnu tenga nada que ver en i s l o ; no es niuRún asesino. —Sabemos «c dónde viene la piedra. Convendría, Mi.ss IJanning que se retirase usted de estos parajes. No es lugar a propósito para una aeñorita. —f.file íicompaña usted, Jorge—•Hasta el lili del mundo. Smilh, se despidió de eilos con uaa sonrisa y ae dirigió a la taberna más favon'cida por la canalla, ea !a f|ue etíper;dja encontrar al tuerto Malasangre, como eíerlivaiiieiite fué. AI verle enlrar los p irrnqaianoa. fueron alir¡endi> paso, pues cotiuclan que Sjuilh tenia inaias pulRas. lii más .sorprendido fué el tuerto, qiio.no tardó niuclift en salir por la ventana, a pesar de su valor reconocido, al mismo tiempo que se oían loe siguientes palabras de Sn.illi; —SI te vuelvo a ver por el Recodo, mañana, antea de salir el soi, r-slarós en el infierno asándote para el alnii)er?:o del diablo. No lardó aquel canalla en alejarse do líecodo Desierto; pero queda dejar bien sentada su fama anles de marciiarae y anles de salir ih'l distrito asesinó a un polire ranchero, sobre cuyo cadáver quedó un pohre P O P U L A R FILM publica todas las semanas, en forma de novela cinematográfica, los A R G U M E N T O S de las películas más grandiosas e importantes que se estrenan en España. Por 20 CÉNTIMOS, que es el precio de POPULAR FILM , tiene usted la meior revista de cine que se edita en España y el extenso A R G U M E N T O de una gran producción cinematográfica, escrito en forma literaria e ilustrado con varias escenas de la película. •hijo, niño do sieto años, que más tardo Ricardo Sniílb tensólo caanto pudo, prometiendo .vengar el cadáver de aquel hondire asesinado a mansalva. lín el ánimo de MarRarita ilian desaparociendo las duda.s ipie, respecto a SajÜli y Macloud habla é;eml>rado yini'hiir. Cada día ganalva roas Smitli en t-u concei>lo. Al antlRuo c^apalaK de la eompañia le pasaba lu conlrarin. Planeando el modo de acabar con Smith y Jlacloud. se li;illaba aquella larde, en ciimpaíiía de sua secuaces Malasangre y el líeljeco, en el Puso ilel Diniílo, an ealle.ión sin salida en loí montes del recodo, cuando vieron aparecer solo y al parecer no muy bien armado a S:iiith, Al ver que venia hacia, ellos, encargó Sinclair a sus iiombrea que no lo dejasen escapar con vida, que iba a cerrale el paso. En realidad iha a ponerse a salvo, pues sabía qae la primera bala de Kmilli .siíria para él. Cu.-Mido los doa canallas le tuvieron cerca, >i- dirigieron a él ron irónico aeeido : —Parece qm! va ii llover... —Si, eso parece — conlesti'i Smith imperturbable- . ílo.íor seni que os volvíii.s lii y IUK buenos auiigii.^ <'onmlgci a Itei'odo, anles de iiue os uiojéi.-. Os iHidriáis reífiriar. —No tengo Inconveniente en ir a Jtei'Oiln e.'íchnió el Tiierlii —: pero mía amÍRos, ípara qm^ quien' que vayan? - P a r a que nos expliquen el asidlu ilel úlliiii" In-a ,\ el iifiesinalij del rancho ItagRS, Dan dcícar^'a de loa bJindldus SIRUÍÓ a sus palabras, pero ya la había previsto .\' habla hecho .sallar a su caliallo para evitarla anles lU- que luvicraii tii'uqni de rcctjticar la puntería. Saiilh era un gran jinet» ,\- un gran liradnr y iiomio tambó al Tuerto de un hala/o, mieuiras u^l lielieco huía a todo galope hacia l;i salida del Paso ih'l Diablo, donde h: recibieron ios lionilire^ de SnUth, preparados ni efeclo. J>espaés de las declaraeioni'f- th' este snjfl.qo, no había «iás remedio ([ue apn'.-^ar a .Sinclair, y Hmitli fué a coniimieárr^elo a Jlarión : —.Marión, me veo obligado a arrestar a Sinclair. Lna de loa dos tiene qae desaparecer de Recodo. Peni .íi quieres que sea yo el rpu' jne vaya, no suíraa por uil y vamo« a darnos el útlijnü "Adióa». —No te vayas, iüi'ardo. Cumplí: con tu deber, --(¡racias, Marión. Hasta mañana, qae Lendráa iioticins mías. A la nii.-ma hora que oslo sucedía en zasn de SEarióii, entralia en el rauclio Piedra Honda, Sinclair, para pwlir la ayuda de Torn Dunning, el primo de Margarita. —Tratan de perderme, ec^ñor DunninR —le dijo al e n t r a r - , líl Rebeco ha declarado una porción de falsedades contra mí. .Macloud y Sinllh me creen ya seguro; fiero esloy dispm'.slo a cerrarles la boca para siecapre, —Sinclair —repuso el señur DunninR—-no puedo consentir que intento ustcíJ nada contra esf>3 caballeros. Voj' a detenerle a ustvil iqi jni cJiísa hasta (pío lleguen a prenderle. Sinclair salía hacia la paerla aaesLando Mibre la frente de 'Pom, que intentaba detenerle, un golpe con la culata de sa revólver. Al mido, acudieron Margarita y sus criados, qae prfuito supieron de lahioa del herido que .Sinclair intentaba asesinar a Macloud y a Smilh, La misma Margarita corrió a comunieárselo o Smilli desafiando la teicjpectad. —Sinclair va caunno del líeeodo con intención de ase-sinar a Macload — le dijo al encontrarle-. ¡Por Dios, deñéntlale asled, —No se apure, sefiorlta; esta noche estaríL inutilizada la fiera pira siempre. Vftyaso tranquila a casa y cuente con la vhifa de Macloud a nrimera hura. Poro después entraba Smith en la taberna en la qm^ Sinclair se liabia resguardado do la lluvia, después de íiaher inl.enlado Iropcííjir ei'it Maeloud, para acabar con él. Smith, com si *^o traíase de tímiar ana cerve7a, so sentó en la misma mesa del canalla, íjue le esperabu con la mano ea la culata del revólver, y le di.io : —Murray Sinclair. Tengo aulorinación de! sheriff del distrito para delenerte. ;Qaeflas arrestadiH —Sí, íverdnd? —Si, mal que te pese. Pue<ies int.eidar matarme, porque yo no pienso mancharme las manos con tu sangre de ladrón. T.o que más te conviene, es venirte picificainenlo conmigo, jwrqne voy a meterte eti la cárcel. —i\ asi podrá asied hacer suya a Mariftn iverdad? I No lo conseguirá iisicd i'u su vida! Y levantó el revólver sobre el indefenso Smith para dar cuenta de su vida; pero en aquel momento, sonó un dii^paro y Sinclair e;iyi'i muerto de un balazo en el cornxón. A Bill Dancing, el guarda de estación, que coutenplnha la escena de.edc faera jugando con su revólver .-e le escipi) el liro, scRún él. —: Por casualidad: jXada más que por cnsualidail Con la di'.-i.-iparición de aquel liandido, volvió la p'iz 3 liccoiío Desierto donde no pasaron muchos dias. cuando ana alegre mañana, se unieran en santo lai.o. ,Iorge Macloud y Margarita Dunnig, a cuya casa «e Imbía trasladado Marión, desde la maerto do su marido. Al día .ílguienie de la Ixida de los dos enamorados y mientras ítill flleceionaba en el manejo del revólver al hijo del ranchero Uugga. adoptado por la pareja, .se présenlo Smith en busca de i^t-rión ; -Venía a decirte adiós. Marión... Vw.i lágrima se desprendió de Icní ojos de Marión, —.í Te v;is 'f —Si, me voy, pero no llores ni le digas a nadie el objeto de mi vi'-je. Marcho a dar cuenta a mis jefes de que el distrito está lraiu|UÍlo y a pedirles permiso para venir a cariarme contigo, Reinaha la felicidad en todos loa corazones. I[ablan triunfado los iiuenus y el amor era encargado de premiar su esfiieii'.o, ;E1 airorl dQué mejor premio, para aquellos hombres luerícsl' FIN vvwv^AA^v^^.^J^AAi•^^vvvv^AAAAAA;sA^^A/vvbVv^ 15 VW%%?AVWVVV--^/V%V%nrt.%rtiArti^A%^iVV^VUVVVtAA¿VVVVVVVVVUft^W^ ;: (jTengo .nr condiciones para ser artista de cine? •'w- BARTOLOMÉ CAPO GENARO CASADO PÍO SOLERA Edad: 16 afti» : — Estalura : 1*1300 m. P e t a : 50 k. — Cabello ncKro. — Ojo* pardo». — Cultiva íiitliol y nalaclún. Ednd ; 20 añoB. — E s t a t u r a ; i"625 iii. Peso : 55 k, — Cabello rubio. — Ojo* cjisLiiBoa. — Cultiva íutbol, nutación y •gult'Hi^ión, Rcifld : la añciB. — EaUtura : l'C30 m. Peso : 57 k. — Calwllo cistnño. ~ Ojoi tti;srr<>s. — Culüva íutbol y eegTima. ••^B^RH^^^H^^ - H^^*^' ^^^^^BC ^^HHUliK,^ j .i) " 1^. B'-'v ^^KÁ^^^j^a^^^^^^^^H K" *£d^ EnUARDO ORDOKEZ MARÍA VICTORIA D£ LA ROSA SALVADOR PÉREZ ROMA Eíad : 15 aíios. — Estalura: 1'730 m. r'fsu : 65 k. — Cabello castalio. — O.ios piirdiiB. — Cultiva fútbol, niiLauic'iii, i»aIÍHRS y peíot-a vasca. — Conoce pintura y dibujo. E<¡ad : 16 añas. — Eslaiura : 1'650 m. IVsn : 52 k. — Cabííllo y ojoa negroHCultiva natación, equil^iún y aatomovÜLamo. Edad: 20 aíios. — Estalura: 1"7M m. Peso: 67 k. — Cabello y ojos castañoa. Cultiva la sijiinasia y el teatro. JTJLlXr^ VALLES BAUTISTA BORRAS MARIANO GARCÍA Edad: 22 nfios. — Eal-atiira : 1*680 ni. Peso : 66 k. — Cultiva el bnxno, natación, motorismo y aiLtoinoviiiaino. Edad i 24 aDoH. — E.itflturtt : i'5ü0 m. PcBO : 55 k. — Cabello y ojos castiiíioa. Culliva nataciúiL y egaitJicióu. — Profeflional del boxeo y del tjaile. Edad: 21 aBoM. — Estatura 1,700 in. Vvso: 70 k. — tíabello retrro. — Oioa pardos. — Cultiva fútbol. ^^^V^W^^^^^n^^W^^^Í'^Í^W^^^^^^^^l^íW^WV 16 ^